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EL CAPITAL SOCIAL COMO MOTOR DE DESARROLLO ECONÓMICO

Sander Rangel

Las teorías del desarrollo han experimentado una renovación considerable en los
últimos años, acercándose a fuentes de pensamiento que hasta hace poco habían
permanecido ajenas a sus líneas principales de razonamiento. Los conceptos
sobre desarrollo humano, desarrollo político o desarrollo sostenible quieren
expresar la apertura hacia nuevas dimensiones que permitan una comprensión
más integral de los problemas del desarrollo.

La noción capital social, ha hecho fortuna como uno de los desarrollos


conceptuales más prometedores, para explicar las causas del desarrollo o del
subdesarrollo y proponer alternativas, más allá de las inversiones tradicionales en
capital físico o humano. El capital social expresa el valor de prácticas informales
de conducta derivadas de valores integradores de relación basados en la
reciprocidad y la confianza.

Desde mediados de los años noventa, el concepto de capital social empezó a


gozar de gran auge entre investigadores de distintas disciplinas incluida la
economía. Aparentemente, la idea de capital social surgió de manera intuitiva, sin
que hubiera sido definida con precisión. En economía, ha sido usada con distintos
significados: el stock agregado de todas las formas de capital de un sistema
económico, el capital destinado a la presentación de servicios sociales, el capital
acumulado por medio de la inversión pública y el valor de las relaciones sociales
(Wall, 1998 pág. 303).

Aunque las citas más antiguas con esta connotación, se encuentran en los textos
de Lyda Hanifan (1920, citada por Woolcock 1998) y Jane Jacob (1961), estas
autoras sólo mencionaron de manera pasajera el término sin profundizar en su
definición. Los primeros esfuerzos por definir y conceptualizar el capital social
corresponden a los trabajos de Bourdieu (1986), Coleman (1990) y Putman
(1993).

El interés de Bourdieu por el tema del capital social, hace parte de un programa
de investigación sociológico y antropológico que trata el intercambio mercantil
como una forma más de intercambio, y que sea capaz de identificar cómo las
distintas formas de capital se transforman en otras. En su perspectiva, el capital
(en todas sus formas) es equivalente al poder y su distribución configura la
estructura social. Richard Putman, centró su interés en el compromiso cívico, es
decir, el nivel de participación social en organizaciones de pequeña escala y poco
jerarquizadas que contribuyen al buen gobierno y al progreso económico,
generando normas de reciprocidad generalizada. James Coleman, define el
capital social en términos funcionales, es decir, no por lo que es sino por las
funciones que desempeña, señala que el capital social es un bien público en el
sentido de que sus beneficios no sólo son captados por los actores involucrados
en una determinada relación social sino por otros.

Mientras los enfoques comunitarios y de redes, tienden a tratar el capital social


como una variable independiente que da lugar a diversos resultados, la visión
institucional lo ve como una variable dependiente. El primer enfoque sostiene que
la capacidad de los grupos sociales de movilizarse por intereses colectivos,
depende precisamente de la calidad de las instituciones formales con las cuales
funcionan (North 1990) La visión sinérgica, integra el desafiante trabajo
proveniente de los ámbitos institucionales y de redes. Sin embargo, los Estados,
las empresas y las comunidades, por si solas, no poseen los recursos para
promover un desarrollo sostenible y de amplio alcance; se requieren
complementariedades y asociaciones entre diferentes sectores dentro de ellos. El
papel del estado en cuanto a facilitar resultados positivos de desarrollo, es el más
importante y problemático.

El punto de vista más amplio sobre el capital social, incluye el ambiente social y
político que conforma la estructura social y permite el desarrollo de normas. Este
análisis extiende la importancia del capital social hasta las relaciones y estructuras
institucionales más formalizadas; por ejemplo el gobierno y el régimen político, la
aplicación del derecho, el sistema judicial, y las libertades civiles y políticas. Esta
perspectiva, no sólo toma en cuenta las virtudes y los vicios del capital social y la
importancia de la formación de relaciones dentro y entre comunidades, sino
también reconoce que la capacidad de varios grupos sociales para actuar en su
propio interés depende crucialmente del apoyo (o la falta de apoyo) que reciban
del estado y del sector privado.

Existe diversidad de estudios que demuestran la relación entre capital social,


desarrollo económico y pobreza. Knack y Keefer (1995 y 1997), relacionan el
capital social con la calidad de las instituciones políticas, legales y económicas de
una sociedad. Sobre la base de diversos índices de calidad institucional
recopilados por organismos inversionistas y grupos de derechos humanos; estos
estudios muestran que magnitudes como “confianza generalizada”, “imperio de la
ley” y “cualidades burocráticas,” se asocian de manera positiva con el crecimiento
económico. En un estudio reciente, Knack (1999:28) concluye que “el capital social
reduce las tasas de pobreza y mejora, o al menos no empeora, la desigualdad de
ingresos”1.

El factor de desarrollo y confianza institucional, juega un papel importante en la


formación de capital social. Piedad Patricia Restrepo (1999) sostiene que existe un
círculo virtuoso ó vicioso que articula la relación entre capital social y confianza en
las instituciones. A este respecto, afirma que “es esencial subrayar que aunque no

1
Knack, Stephen. “Social Capital, Growth, and Poverty: A Survey of Cross- Country Evidence. World
Bank. Washington. D.C. 1999. Pág.207.
existe un punto de inicio ideal para el circulo virtuoso, es más factible un desarrollo
institucional eficiente para crear confianza que lo contrario2”. Según la
investigadora, es muy difícil acumular capital social en países caracterizados por
bajo desarrollo institucional que minan la confianza de la población en sus
gobernantes.

El grado de confianza y la asociatividad, son variables fundamentales en la


formación del capital social en una comunidad. Existen algunos estudios empíricos
que demuestran la fortaleza de esta relación. Portes, López de Silanes, Shleifer y
Vishny(1997) realizaron un estudio en seis países donde encontraron una
correlación significativa entre el grado de confianza existente y factores como la
eficiencia judicial, la ausencia de corrupción y la calidad de la burocracia.

Knack y Keefer (1996), tomaron una muestra de diecisiete países donde


encontraron una fuerte correlación estadística entre confianza, normas de
cooperación cívica y crecimiento económico. Un resultado importante, es que
según estos investigadores, el capital social formado gracias a la cooperación y la
confianza, es mayor en las sociedades menos polarizadas en cuanto a la
desigualdad de los ingresos y a las diferencias de raza.

Sin embargo, para lograr recomendaciones normativas concretas que permitan


utilizar el capital social como herramienta de desarrollo, es necesario contar con
una mayor investigación comparativa, en la que para medir variaciones dentro y
entre países respecto de la disminución de la pobreza, el desempeño
gubernamental, los conflictos étnicos y el crecimiento económico, se emplean
medidas más precisas del concepto que permitan expresar lo cualitativo en
cuantitativo.

CONCEPTO DE CAPITAL SOCIAL

El capital social expresa relaciones de reciprocidad y mutualidad, por lo tanto, el


capital social, que siempre será capital colectivo, contribuye al desarrollo social en
tanto forma parte de una estructura social y facilita ciertas acciones de individuos
integrados a esa estructura social. La cohesión social es importante para lograr
mayor éxito en lo social.

El Capital Social es definido por su función, no es una entidad simple o aislada,


sino una trama de diferentes entidades con dos características en común: son
parte de algún aspecto de la estructura social y facilitan ciertas acciones de los
individuos integrados a dicha estructura. Se crea a través de las relaciones
interpersonales, las cuales cambian para facilitar la acción. Es menos tangible
que el capital físico y humano y no es una entidad física. Es fruto de la

2
Restrepo, Piedad Patricia.” Instituciones, Organizaciones y Capital Social: factores explicativos del
crecimiento ó atraso de las naciones”. Lecturas de Economía. No 50. Medellín. Enero- Junio 1999. Pág.145.
acumulación por la repetición del intercambio y se basa en la confianza. El capital
social y las instituciones no son lo mismo, pero se interrelacionan, a mayor
confianza en las instituciones mayor será el capital social. Ambas se parecen en el
problema de la confianza, aunque para el capital social el problema de la
confianza es crítico.

El capital social es un concepto evolutivo, compuesto por diversos elementos


como la confianza, valores éticos, conciencia cívica, asociatividad y cohesión
social, logrando integrar diversos componentes de la sociedad para lograr mayor
prosperidad socio- económica en forma sostenible.

A partir de la definición de capital social, que implica e incorpora las relaciones


entre las personas, las cuales inciden en el cambio de los individuos hacia la
acción, se puede afirmar que no habrá cambio hacia la acción si no existe
solidaridad, la cual significa sentido de pertenencia a una estructura social, si no
hay sentido de pertenencia poco aportarán los individuos al desarrollo. El capital
social es un factor productivo. El equilibrio entre lo económico y lo social lleva al
desarrollo equilibrado o al desarrollo social.

Desde la perspectiva de la teoría de la acción racional, Coleman (1938) considera


que la confianza es el sustento de las relaciones de reciprocidad en que se basa el
capital social, de ahí el carácter que reviste este como recurso inmerso en las
relaciones sociales, del que se pueden obtener beneficios individuales. Asimismo,
la norma de reciprocidad basada en la confianza, al lado de diversas normas
sociales que favorecen determinadas conductas y constriñen otras, ayuda a
resolver problemas relacionados con los bienes públicos en una comunidad, de
ahí que el capital social también pueda beneficiar a colectividades y esté, por ello,
dotado de una naturaleza colectiva3

A partir del reconocimiento de la norma de reciprocidad relacionada con la


confianza, Putman plantea que el capital social consiste en aquellas
“características de la vida social traducidas en la forma de normas de reciprocidad,
redes, asociatividad, confianza y compromiso cívico que mejoran la eficacia de la
sociedad facilitando la acción coordinada”. En este marco, las organizaciones
voluntarias son vistas como instrumentos para la formación de capital social ya
que, en virtud de repetidas interacciones, facilitan las conexiones sociales y la
cooperación y engendran la confianza entre sus miembros.

Robert Putman hace énfasis en las asociaciones como mecanismos pedagógicos


y con funciones de generalización de normas sociales y de conversión de la
confianza interpersonal en confianza generalizada: “La participación en
asociaciones secundarias produce comunidades cívicas, cuyos miembros se

3
Coleman, James (1990) Foundation of social theory. Cambridge: Belknap. Press
comprometen en acciones colectivas para mutuo beneficio y que demandan un
gobierno sensible” (1994). Las redes de compromiso cívico promueven la
cooperación porque incrementan los costos de no cooperar; facilitan la
comunicación y mejoran los flujos de información; refuerzan las normas de
reciprocidad, representan un pasado de colaboración y proveen un proyecto para
la cooperación futura (Knight, 2001).

Putman indica que en algunos casos que en algunos casos los beneficios de la
cooperación se extienden más allá del interés inmediato de las personas que
hacen la inversión y, en otros, el beneficio se restringe a quienes participan
(Putman y Goss, 2002). En el campo de las organizaciones en tanto formas de
capital social, esto significa que algunas tienden a promover los intereses
materiales, sociales o políticos de sus propios miembros, mientras que otras se
preocupan por los bienes públicos. Grupos en la primera categoría generalmente
son los que se organizan en torno a la clase, el género o la pertenencia étnica y
existen para preservar o reforzar los lazos sea de nacimiento o de circunstancia.
Llama a esta distinción organizaciones que miran hacia dentro o hacia fuera
(2002)4

Respecto de las organizaciones de la sociedad civil, Anheier y Kendall (2002)


recuerdan que los miembros de organizaciones arraigadas en comunidades con
proximidad geográfica, con intereses y/o valores compartidos, conocen los
esquemas mentales, las situaciones de vida, aspiraciones y problemas de otros
miembros, lo cual favorece la confianza y la cooperación.

Los planteamientos de Putman respecto de las variables pedagógicas de las


organizaciones y de sus efectos en la generación de compromiso cívico han sido
objeto de diversas críticas; quienes destacan la importancia del contexto en que se
desarrolla la confianza indican que la membresía en organizaciones puede
conducir a la creación y mantenimiento de confianza si las formas de inclusión
social y participación refuerzan las creencias en la legitimidad del orden social y
en el sistema político y si fortalecen la confianza en el funcionamiento de la
sociedad como un sistema predecible.

Para esta visión, la relación entre confianza y capital social depende de la


estructura de la sociedad civil y la legitimidad del sistema político; es decir, que la
membresía en asociaciones voluntarias estará asociada con la confianza
únicamente si existe confianza general en el sistema (Anheier y Kendall, 2002).
Sin embargo, está crítica no cancela ni resuelve el problema de los mecanismos
de generación de confianza de las asociaciones voluntarias.

4
Putman, Robert (1993), The Prosperous Community: Social Capital and Public Life, En The American
Prospect. Mayo 1996.Pág. 18- 21
Desde otro ángulo, diversos autores han coincidido en que la explicación de
Putman sobre las fuentes de la confianza es insuficiente para comprender cómo
se genera y mantiene ésta, y en que tampoco explícita el modo ni los mecanismos
por medio de los cuales esto ocurre (Levi; Farell y Knight, 2003); asimismo, hacen
hincapié en que la confianza se crea desde arriba: las instituciones políticas que
son percibidas como justas y razonables eficientes, incrementan la probabilidad de
que los ciudadanos cooperen (Levi, 1998; Rothstein, 1998).

De igual modo, se ha puesto en duda la vinculación entre confianza y


organizaciones y se ha señalado que quienes más confían en los otros tienden a
participar más en las organizaciones, de ahí que no se pueda afirmar que éstas
incrementen la confianza de los individuos (Stolle, 1998). Y, en caso de que lo
hagan, no todas las asociaciones muestran las mismas cualidades de fomento a
conductas, actitudes y valores de civilidad que faciliten la generalización de la
confianza hacia las instituciones y estimulen el compromiso cívico (Levi, 1998;
Stolle, 2001).

A partir de estos cuestionamientos, varios investigadores han avanzado en el


análisis sobre cómo las asociaciones, contribuyen a generar confianza en distintos
ámbitos (Knight y Farell, 2003). Particularmente en los que se refiere al
compromiso cívico, Stolle ha puesto en duda el hecho de que todas las
asociaciones tengan la misma capacidad para favorecer la confianza generalizada
y facilitar el compromiso cívico.

Muchas veces se confunde el concepto de capital social y asociatividad, es por


eso que se caracteriza la asociatividad como una propiedad de la acción
comunicativa, es decir como caracterización por la acción orientada al
entendimiento5, optar por tal definición tiene varias consecuencias lógicas, la
primera es la toma de partido por un concepto de acción social que posees un
contenido reflexivo, es decir basar el concepto de asociatividad en la reflexividad
del vínculo social, esto para distinguir el concepto de asociatividad del capital
social a nivel el que, según una de las definiciones más actualmente utilizadas,
acuñadas por Woolcook y Narayan, se refiere a las normas y redes que permiten a
las personas actuar colectivamente (2000: 225), esta definición como
correctamente señalan los autores parte desde las fuentes y no de las
consecuencias del capital social6, pero muestran una debilidad en el mismo
argumento que presentan

LA MEDICIÓN DEL CAPITAL SOCIAL.

Las investigaciones que se han realizado sobre Capital Social, han intentado
medir el efecto que éste ejerce sobre el desarrollo sostenible y económico de
5
Wool cook, Michael (1998), Social capital and economic development: Toward a theoretical synthesis and
policy framework, En: Theory and Society, 27, Pág. 151- 208.
6
Ibidem
algunos países. Es por esta razón que varias organizaciones a nivel mundial no se
han dedicado solamente a teorizar, sino ha crear estándares de medición que
evalúen el comportamiento y el desarrollo del capital social al interior de las
sociedades.

Dado este interés, muchas organizaciones nacionales e internacionales han


enfocado sus estudios a la medición de capital social; entre éstas, algunas
reconocidas como: El Banco Mundial con el World Development Report7, la
Organización de las Naciones Unidas con el PNUD8, Departamento Nacional de
Planeación Nacional en acompañamiento a la metodología Barcas, la CEPAL, la
ONG CHF Internacional con su programa de Asistencia Humanitaria a
Poblaciones en situación de desplazamiento9 y la Contraloría General de la
República, entre otras.

La participación de estas entidades en la elaboración de estos proyectos,


demuestra la relevancia que adquiere el desarrollo del Capital Social a través de
sus dimensiones, en la creación de Sociedades fuertes, las cuales según la
ecuación causal10 de Putnam, generarían a la vez una economía pujante y de
mayor conveniencia para el país en términos de desarrollo económico a largo
plazo.

A través del tiempo, los estudios anteriormente mencionados han llegado al


análisis de poblaciones vulnerables y de especial cuidado en temas referentes a la
pobreza, calidad de vida y desplazamiento, Colombia ha sido uno de ellos. En
Colombia se puede reconocer el estudio realizado por John Sudarsky, quien se
dedicó a la medición del capital social a través de la metodología BARCAS11; esta
investigación permitió reconocer que el capital social acompañado de la
motivación al logro, son dos factores que al interactuar positivamente generan una
sociedad cívica moderna; en la cual se podrían presentar las tasas de crecimiento
que un país en desarrollo requiere.

Luego de revisar la literatura sobre capital social, Sudarsky, elaboró un listado de


las variables y dimensiones. Posteriormente, diseñó un instrumento de medición
7
Esta investigación fue sustentada por el Banco Mundial en un trabajo económico y sectorial, en
nuevas actividades operacionales y en la medición de la pobreza en los hogares individuales. Para
la elaboración de este estudio se tomó como caso representativo la prueba piloto realizada en
Albania y Nigeria durante el año 2002.
8
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Su objetivo es promover investigaciones
que conduzcan a la formulación de metodologías que ayuden a generar una sociedad con más
capital humano y por supuesto, con un desarrollo sostenible del mismo.
9
Este programa se realizó en Colombia desde mayo de 2001, ha brindado especial atención a
23.000 familias (65.0000 personas), en 15 ciudades capitales y más de 80 municipios.
10
Sociedad Fuerte – Economía Fuerte, Sociedad Fuerte – Estado Efectivo.
11
Elaborado durante los años de 1995 a 2001 y llamado también “El Barómetro del Capital Social
en Colombia”. Este proyecto de investigación fue desarrollado para el Departamento Nacional de
Planeación”.
de un modelo básico partiendo de preguntas básicas de cuyas respuestas
surgieron las variables agrupadas en dimensiones entre las que se destacan la
participación cívica, la confianza institucional, el control social, la solidaridad y
mutualidad entre otras. Para su estudio, el investigador nacional utilizó diez
dimensiones (sin contar con las demográficas) y sesenta y siete variables.

El principal limitante, es que Sudarsky, no explica adecuadamente como consigue


la estructura utilizada para medir el capital social ni define su concepto. Uno de los
trabajos que más se ha acercado a un estudio empírico satisfactorio de medición,
es el de Keefer y Snack, 1997) quienes tomaron elementos comunes de capital
social en todas las definiciones para desarrollar su metodología.

Los avances en la medición del capital social, a nivel mundial se han alcanzado, a
través de entidades internacionales como The World Bank; que por medio del
World Development Report 2000/0112 concluye, que la adaptación local de las
pruebas piloto realizadas en diferentes lugares, para medir el capital social, es el
elemento más importante a tener en cuenta en la elaboración de la encuesta de
medición. Ya que se ubica dentro del contexto que se está analizando y, por
ende, conduce a realizar las modificaciones necesarias en la encuesta; este
aspecto es indispensable porque reduce el tiempo y los problemas en la
comunicación, evita reacciones imprevistas por parte de los encuestados y,
conduce a un mayor nivel de confianza y entendimiento de la prueba.

Otra de las organizaciones multilaterales que ha aportado a la medición del capital


social, es la Organización de las Naciones Unidas por medio del PNUD’13. Esta
entidad ha desarrollado su labor, fundamentalmente, en el estudio y análisis del
desarrollo humano a nivel mundial, encontrando en su medición que “solo 105
países tienen un desarrollo humano alto, 86 hacen parte del amplio grupo de
países con desarrollo humano medio y finalmente 34 se encuentran en desarrollo
humano bajo”14.

Se puede decir, que para fortuna nuestra, Colombia se encuentra en el puesto 74,
con lo cual según el Informe sobre Desarrollo Humano del 2003 se aproxima al
conjunto de países que se esfuerzan por tener en toda su población un nivel
aceptable de calidad de vida. Este informe nace del cálculo del Índice de
Desarrollo Humano (IDH) creado en el PNUD.

12
Reporte del Desarrollo Mundial. Este documento condujo a la generación de un grupo de
dimensiones que se observaron en la prueba piloto en Nigeria y Albania.
13
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Su objetivo es promover investigaciones
que conduzcan a la formulación de metodologías que ayuden a generar una sociedad con más
capital humano y por supuesto, con un desarrollo sostenible del mismo.
14
Organización de las Naciones Unidas – Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
“Informe sobre desarrollo humano 2003”, Estadísticas.
Este índice está basado en la medición de los “logros en términos de esperanza
de vida, educación e ingresos reales ajustados”15. Pero para calcularlo, se ha
enfatizado desde el año 2002 en determinar los “círculos virtuosos y viciosos entre
crecimiento económico y desarrollo humano en los diferentes estados […]
integrando el concepto de desigualdad al interior del índice de desarrollo
humano”16; para mejorar este último y la labor de los gobiernos comprometidos
con el capital social en su respectivo país.

5. ESTUDIOS EMPIRICOS REALIZADOS PARA MEDIR EL CAPITAL SOCIAL

Uno de los inconvenientes (que se convierte en un limitante fundamental para


estudiar el tema de capital social), es la gran diversidad de conceptos y
definiciones que se pueden encontrar en un sin numero de textos y artículos
especializados sobre el tema. También es necesario mencionar, la dificultad de
“medir” de una manera adecuada y satisfactoria variables subjetivas (propias del
capital social), lo que ha generado debates y controversias entre los
investigadores que utilizan diferentes metodologías e instrumentos para
cuantificar el grado de capital social alcanzado por una comunidad, por una región
o un país.

Lo anterior, no significa que la creación y mantenimiento de condiciones


necesarias para fortalecer el capital social, no sea un objetivo inalcanzable en las
políticas socio económicas a nivel municipal, distrital ó nacional, sino que las
características culturales y políticas de la población, establecen condicionamientos
metodológicos particulares, que se reflejan en los alcances y limitaciones de los
innumerables estudios realizados sobre el tema.

En este apartado, se mencionaran algunas de las investigaciones que han


elaborado instrumentos para medir el grado de capital social partir de las
dimensiones de confianza y asociatividad lograda entre los miembros de una
comunidad ó país.

Knack y Keefer (1996) establecieron las relaciones estadísticas entre confianza,


crecimiento económico y normas de cooperación cívica en un grupo importante de
países, encontrando que el capital social apoyado en niveles de confianza y
asociatividad, es mayor en aquellas sociedades caracterizadas por bajos
diferenciales de desigualdad económica y étnica.

De otro lado. Narayan y Pritchet (1.997) detectaron que los hogares rurales de
Tanzania que tenían mayores ingresos, eran proclives a integrar mejores y más
eficientes organizaciones colectivas que les permitían incrementar la productividad
de la tierra y conocer adecuadamente los mercados. En esta misma dirección,

15
Ibíd. PNUD 2003.
16
ONU – PNUD “Informe sobre Desarrollo Humano, México 2002”, Prefacio.
Karachi, Kennedy y Lochner (1997) lograron establecer un grado de correlación
significativo entre el grado de confianza entre los habitantes de Alameda County
(EUA) y la desigualdad en la distribución de las rentas; la misma correlación se
observa entre la tasa de mortalidad promedio y la participación en asociaciones
voluntarias.

.Fafechamps y Minten (1.999) citados por Vargas Forero (2.002) encuestaron a


790 comerciantes agrícolas de Madagascar y encontraron que el éxito de sus
negocios dependía en gran medida de la reputación y los lazos de confianza que
establecen con sus clientes y competidores.

Un testimonio sobre los beneficios de la asociatividad y la confianza comunitaria,


se encuentra en un suburbio de la ciudad de Lima (Perú) llamado Villa Salvador.
En 1971, varios centenares de personas desplazadas de otras regiones de ese
país y habitantes de tugurios de Lima, invadieron tierras públicas. La comunidad
creo un modelo organizativo basado en la participación activa y que representa los
intereses de toda la población. Lograron en menos de veinte años construir 50.000
viviendas, 64 centros educativos y 32 bibliotecas populares, una red de farmacias
y centros de servicios de salud, cooperativas de mercados, asociaciones de
pequeños industriales y comerciantes.

Kliksberg, explica este interesante testimonio de capital social en función de la


riqueza cultural de la comunidad heredada de sus ancestros. “Los campesinos de
los Andes carecían de toda riqueza material, pero tenían un rico capital social.
Llevaban consigo la cultura y la tradición indígena, y una milenaria experiencia
histórica de cooperación, trabajo comunal y solidaridad”17. Esta circunstancia,
contribuyo a desarrollar sentimientos de confianza entre los miembros de las
comunidades y fomento una visión asociativa que se tradujo en participación
activa por autogestión. Lo anterior, muestra una vez más la relevancia del stock de
capital social con que cuanta una comunidad antes de iniciar un proyecto
asociativo, que al manifestarse, se convierte, según lo establecido por Becker
(1976), en una función de utilidad dinámica. Aunque los habitantes de Villa
Salvador no han logrado superar los umbrales de la pobreza, crearon un perfil de
sociedad comunitaria muy particular.

Un estudio de caso muy similar al que se desarrollará en esta investigación, fue el


elaborado por Forni, Siles y Barreiro en el año 2.003 en dos barrios pobres (Alem
y José Paz) de Buenos Aires. El objetivo principal de ese trabajo fue el de
cuantificar el capital social de nexo, de vinculo y de puente existente en los
hogares y en las organizaciones comunitarias de base de estos barrios. Los
investigadores coinciden con Putnam (1993) cuando consideran que la pobreza no
solamente esta circunscrita a la carencia extrema de bienes físicos, sino a

17
Kliksberg Bernardo. Hacia una Economía con Rostro Humano. Asunción. 2002
deficiencias de bienes socio-emocionales. En este aspecto específico, juegan un
papel fundamental las organizaciones religiosas, comunales y estatales.

La muestra para realizar la investigación en los barrios de Buenos Aires, estuvo


compuesta por 203 hogares seleccionados por muestreo aleatorio simple. Para el
caso de los jefes de hogar, se diseño una encuesta probabilística, mientras que a
los lideres comunitarios se les aplicó una entrevista semi- estructurada que
buscaba identificar las características de las organizaciones y el grado de relación
establecida a través de redes para medir el vinculo a nivel inter-organizacional.

Para construir un instrumento de medición de capital social, el trabajo en


referencia utilizo cinco dimensiones ó variables básicas: La visión del área local,
referente a las percepciones individuales frente a la cobertura de los servicios
públicos, de salud, el sistema educativo, la policía, el transporte, etc. Esta
dimensión incluyo además aspectos sociales graves como la violencia, el uso de
drogas y alcohol al interior de los barrios. La segunda dimensión, incluyo las
redes sociales (familiares, amigos, vecinos, asociaciones comunitarias entre otras)
relacionada con la tercera dimensión denominada apoyo social, que apunto a
determinar el grado de densidad ó cercanía de las redes sociales.

La conformación y el sostenimiento de redes sociales, depende de una variable


que es considerada como el elemento dinamizador del capital social en cualquier
comunidad: La confianza y el grado de reciprocidad entre sus miembros y
organizaciones. Está fue la cuarta dimensión del trabajo desarrollado en Buenos
Aíres. La última, hace referencia al compromiso cívico, medido por la participación
activa de los habitantes en su propia comunidad y en su percepción acerca de la
posibilidad de influir en asuntos importantes para la misma y la información que
cada individuo tiene sobre los asuntos comunitarios considerados prioritarios.

El estudio en mención, resalta (lo mismo que en Villa Salvador) la importancia de


que existan redes sociales anteriores que faciliten la conformación de tejido
asociativo en la comunidad. Se concluye, que las familias a partir de las relaciones
que establecen entre si, son capaces de generar capital social de nexo, resultado
del nivel de confianza y compromiso que se crea entre ellas. Se observo también
que las diferentes organizaciones comunitarias al establecer relaciones de diversa
intensidad con otros actores sociales, conforman redes a partir de las cuáles se
genera y acumula capital social de unión.

A nivel de nuestro país, es importante resaltar la investigación realizada en el año


2.002 por la consejería presidencial, denominada capital social y gestión en el
programa “empleo en acción”. El estudio precisa el marco general en el cuál se
desarrolla la gestión pública y los aportes que ésta le hace a la recuperación de la
confianza en las instituciones del estado por parte de los ciudadanos y a la
cohesión social, así como los aportes de las ONGs al proceso de ejecución de
recursos públicos, a la formación de capital social y de valor agregado para las
relaciones sociales.

La muestra de análisis, se diseño teniendo en cuenta la representatividad regional,


ciudades consideradas prioritarias, número de proyectos por ciudad y facilidad de
acceso. Se escogieron catorce municipios de ocho departamentos y se incluyo a
Bogotá. Posteriormente, se aplicaron 204 encuestas a beneficiarios del programa,
22 a ONGs y 12 a proponentes. Las variables utilizadas para medir el capital
social fueron: confianza, conciencia cívica, cooperación, valoración y
asociatividad.

Como indicadores de la variable confianza, se estableció la credibilidad en el


programa, en las instituciones y en los compañeros; la conciencia cívica, se midió
a través del grado de conocimiento de los derechos y deberes ciudadanos,
respeto por las normas y bienes comunes. Como indicadores de cooperación, se
utilizaron la ayuda a otras personas en el trabajo, la reciprocidad percibida y el
aumento de la disposición de ayuda durante la ejecución del proyecto. La variable
valoración, se estableció a partir de la percepción de apoyo por parte del grupo, y
el deseo de continuar trabajando con el mismo. Como la mayoría de otros
trabajos, se escogieron la vinculación a organizaciones, la participación en
reuniones y la posibilidad futura de aumentar dicha participación, como
indicadores de la variable asociatividad.

Los resultados de la muestra, reflejaron que el 97% de los encuestados cree en el


cumplimiento de los acuerdos con las instituciones. El 90% considera ser
respetuoso por los bienes comunes, sin embargo, solo el 21% cree que los demás
respetan las normas. En general, los indicadores obtenidos son relativamente
altos. El nivel de confianza y de valoración en todos los municipios donde se
elaboró la encuesta, presentan los mayores indicadores en relación con los demás
elementos considerados. Los resultados obtenidos, mostraron que la asociatividad
como elemento articulador del proceso de formación de capital social, presentó los
niveles más bajos.

Llama la atención, que a pesar de existir niveles de confianza elevados, está no


se manifiesta en participación activa y permanente en organizaciones. A diferencia
de los resultados de los estudios sobre capital social realizados por Sudarsky y
Cuellar (a los que nos refiriéremos adelante), en este estudio las condiciones de
capital social encontradas, son favorables.

En un trabajo de investigación mas reciente, Polanía (2.005), elaboró un modelo


estadístico para medir en las cuatro principales ciudades del país, el efecto de la
formación de capital social sobre el nivel de ingreso de los hogares. Para ello,
utilizó la encuesta social de Fedesarrollo de 2.002. La variable asociatividad, se
utilizó para determinar la medida de capital social; como indicadores, la
investigadora estableció el número de organizaciones horizontales y verticales18.

Continuando con el anterior trabajo, se considera que la participación en


asociaciones voluntarias, depende de características familiares como edad, región
de origen, nivel educativo de los miembros del hogar, genero, estado civil del jefe
de hogar y nivel de ingreso alcanzado. Este último, se desprende de la función:

Yi = f ( βΧi + µ i )

Donde, Xi es un vector de características observables del hogar, β es el vector


de parámetros correspondientes que mide los efectos de cada una de las
características contenidas en Xi, sobre su ingreso Yi. µ i representa el efecto de
las características no observables sobre el ingreso. La densidad en asociaciones
voluntarias, se establece como una función de forma:

bi = f ( φΖi + vi )

Donde, bi es la densidad de capital social, Ζi es un vector de características


observables del individuo y del hogar que afectan la decisión de participación, φ
es un vector de parámetros correspondientes que mide los efectos de cada una de
las características contenidas en Z i sobre el nivel de participación y vi representa
el efecto de las características no observables sobre éste. El vector de
características Z i, difiere para la participación en organizaciones horizontales y en
organizaciones verticales.

El modelo empírico, mostró que el promedio de asociaciones voluntarias tanto


verticales como horizontales a las que pertenece un hogar urbano en Colombia, es
bajo en comparación con lo que se conoce para países como Bolivia, Tanzania e
Indonesia. La participación de los hogares con jefatura femenina en
organizaciones horizontales es significativamente mayor que los hogares con
jefatura masculina. Existe una relación directa entre los hogares de mayores
ingresos y los que participan en organizaciones voluntarias y no hay diferencia
cuando se considera sólo la participación en organizaciones horizontales. El efecto
del capital social vertical sobre el ingreso es cinco veces más alto que el capital
social horizontal, aunque no es estadísticamente significativo; sin embargo, los
hogares con miembros que tienen un mayor nivel de educación, participan más en
organizaciones verticales.

18
Las organizaciones ó asociaciones horizontales, son las establecidas por grupos que tienen características
demográficas similares. Sus miembros interactúan permanentemente y comparten intereses comunes: vínculos
con familia, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, incluyendo grupos religiosos, cívicos y barriales. Las
asociaciones verticales, se refieren a la capacidad de relacionarse con agentes (instituciones formales)
externos a la comunidad (bancos, entidades públicas, centros de salud, sindicatos). Son relaciones jerárquicas
que establecen distribuciones de poder desigual.
El estudio en mención, concluye que el ingreso de los hogares no afecta al capital
social y este no es relevante en la decisión de participar en organizaciones
horizontales. Estas son indispensables para contar con un ingreso estable que
permiten además enfrentarse con menor vulnerabilidad ante choques
inesperados. Los hogares que participan más en este tipo de organizaciones, son
más pequeños y el jefe de hogar es casado, este cuenta con niveles de educación
bajos, el hogar tiene miembros que han emigrado a otras regiones y cuenta
también con personas desempleadas. Todas estas características, son contrarias
en los hogares que participan más en organizaciones verticales.

Asumiendo el riesgo de hacer comparaciones en estudios que emplearon


metodologías y escenarios diferentes, se puede observar que tanto el estudio de
Polanía como el del programa “empleo en acción”, coinciden en que el grado de
asociatividad encontrado en los hogares estudiados es bajo; sin embargo esta
última investigación a diferencia de la primera, no incluye en la medición de capital
social la variable confianza, que como es sabido impulsa a los hogares a
interesarse en participar activamente en organizaciones familiares, de amistad ó
comunales.

Sin duda, el estudio más conocido sobre capital social en Colombia, es el


elaborado por Sudarsky (1999) quien utilizó para su cálculo un instrumento
conocido con el nombre de BARCAS (barómetro de capital social). Los objetivos
establecidos, estaban orientados a identificar las redes y las dimensiones que
generan capital social en nuestro país y desarrollar una metodología apropiada
para su medición.

El proyecto de investigación, fue llevado a cabo por el Departamento Nacional de


Planeación entre los años de 1995 y 2001, bajo las premisas de la Constitución
Política de Colombia de 1991. Además, tuvo muy en cuenta los aportes de
Coleman y Putnam en la formulación de las dimensiones que debían participar
dentro de la medición del capital social.

La herramienta BARCAS propone diez dimensiones que pueden producir capital


social, pero que dentro del análisis de cada una, se observa que el factor capital
social, está relacionado con un factor independiente al que Sudarsky llamó
‘FENOVAL’(fuentes de información no validas). Este último, “revela cuando una
persona tiene fe en una fuente de información sin que la persona tenga como,
esencialmente por su aislamiento social, comprobar con algún grupo de referencia
si tal información es cierta”19, es decir, esta es la confianza individual de la que
Putnam hablaba.

19
c.f. SUDARSKY, John o.p. cit. Pág. 3.
La muestra objeto de estudio, fue elaborada manteniendo criterios de
proporcionalidad con la población nacional, por edad (mayores de 18 años),
género, nivel educativo, estrato, regiones y tamaño de municipio. La muestra se
trabajo con el objetivo de llegar a un umbral mínimo de representación para cada
departamento, tratando de prescindir del mayor número de encuestas (3090 en
total).

Como Colombia es un país en el cual todavía existen una serie de formaciones


premodernas como otras que se acercan más al esquema de transformación hacia
una sociedad posmoderna; Sudarsky elaboró un esquema en el que se observan
dos visiones del Individualismo, uno negativo caracterizado por la envidia, y una
visión positiva que equivale al concepto de necesidad de Logro. Este
individualismo es combinado con una Comunidad Positiva o esquema
comunal20(cuadrante 3) y, también con una Comunidad Negativa (1) equivalente a
lo que hoy llamamos Familista Amoral21. Luego se pasa al cuadrante con alto
Logro (2) para finalmente terminar en el cuadrante donde existe alta motivación al
Logro pero también se tiene Asociación, o sea la Sociedad Cívica Moderna (4) que
equivale al ideal. Este modelo supone que existe un elemento que podríamos
llamar Capital Social pero podrían aparecer otros elementos; este Capital Social
se compone de una serie de dimensiones, las dimensiones a su vez de variables y
las variables de ítems o preguntas en el formulario.

VISIONES DEL INDIVIDUALISMO


NEGATIVA POSITIVA
(1)
EFECTIVIDAD COMUNITARIA

Familistas
Amorales,
NEGATIVA

Deterioro (2) Alto n


Comunal, Logro,
individuali Modernidad
smo
intermitent
e.
POSITIVA

(4)
(3) Asociación
Comunal Cívica
Moderna

20
Bajo este esquema todavía no se ha dado el proceso de individuación.
21
Este concepto fue utilizado por primera vez por Banfield (1958) en el estudio del sur de Italia, en donde
encontró que la lealtad familiar era extremadamente fuerte. Por el proceso histórico de conquista desde la
época de Aníbal y las guerras púnicas, con los diferentes imperios que habían surgido, se había destruido
cualquier noción de bien común.
Otro punto importante en la investigación es entender el proceso a través del cual
las sociedades pasan por la transición de modernidad a postmodernidad.
Colombia en este caso se moderniza a través de un proceso llamado
Modernización Intermitente, en el cual se destruyen las bases comunales (3) para
producir un avance en la dirección (1) el cuadrante de familista amoral, luego se
pasa por el cuadrante de alto logro y finalmente a la sociedad cívica moderna (4).
Como se puede observar el proceso de desarrollo de Capital Social no es lineal.
EL análisis por cuadrantes permite estudiar si hay algo que permitiría el paso
directo de la ruta (3-4) de la Comunal a la Sociedad Cívica Moderna sin pasar por
la trayectoria (3-1-2-4) producto de la modernización intermitente. Al observar el
avance logrado de un cuadrante a otro, hay otra situación que se debe considerar:
es muy posible que en los espacios generados por el cambio de una etapa a otra
se pueda estar destruyendo Capital Social, sin que se genere en igual proporción
un proceso de reconstrucción de solidaridades.

La metodología Barcas maneja diez dimensiones principales, que pueden


desagregarse como anteriormente explicamos; esta organización facilita llegar a
niveles específicos y muy puntuales. Las diez dimensiones utilizadas son las
siguientes:

 Participación Cívica: Participación activa o no activa en organizaciones


voluntarias civiles.
 Confianza Institucional: Confianza en una amplia gama de instituciones.
 Solidaridad y Mutualidad: Grado de solidaridad que se experimenta de
diferentes fuentes o, en el caso contrario: atomización, que equivaldría a la
ausencia de la misma.
 Relaciones Horizontales: Ayuda de personas que se encuentran a un mismo
nivel o en las mismas condiciones.
 Jerarquía o Articulación Vertical: Vinculación con organizaciones que articulan
verticalmente la sociedad como la Iglesia, los gremios, los sindicatos los
partidos políticos.22
 Control Social: Control de la sociedad sobre el Estado. En primer lugar mide la
confianza en organizaciones que controlan el Estado, como el congreso, la
fiscalía o los medios; en segundo lugar el conocimiento y uso de los
mecanismos de participación que permiten controlar el Estado y, en tercer
lugar la rendición de cuentas.
 Republicanismo Cívico: El ciudadano responsable de lo público.
 Participación política: Bajo la medición de democracias: representativas (que
tanto lo representan los representantes), la participativas (conocimiento y uso
de mecanismos de participación), la votación y las habilidades políticas.
 Información y Transparencia: Respecto a la suficiencia y Calidad de la
información recibida para ejercer la ciudadanía.
22
Hay algunos autores como Olson 1965, quien considera que estas organizaciones son un obstáculo para el
desarrollo y otros que las consideran marginales al desarrollo de capital social (Putman).
 Medios: Este contiene dos elementos a su vez: Actividades con los medios
(llamar a un medio en vivo para participar en él) y la confianza en periódicos o
televisión. Al realizarse un análisis de los datos en este aspecto se encontró
que este espacio no contenía solo el factor del capital social sino además
apareció uno distinto e independiente llamado Fuentes de Información no
Válidas (Fenoval23).

Sudarsky, llega a conclusiones no muy alentadoras: Colombia presenta un nivel


de capital social bajo; la participación ciudadana en actividades políticas y en
organizaciones voluntarias es escasa. El investigador, llama la atención en los
efectos negativos que puede tener para el bienestar de los hogares, el hecho que
al interior de los mismos, no exista cohesión entre sus miembros como
consecuencia de procesos de comunicación ineficientes y de baja periodicidad.
Estas circunstancias se vuelven aun más relevantes, si se tiene en cuenta que las
organizaciones horizontales (las relaciones del individuo con instituciones
formales) se fundamenten en el fortalecimiento y desarrollo de las organizaciones
verticales (lazos familiares, entre vecinos y amigos).

Finalmente, Cuellar (2.000) realizó un estudio donde muestra la percepción de los


colombianos frente a la coyuntura del país, el sistema político imperante, las
instituciones democráticas y las organizaciones formales en general. El estudio,
surgió a partir del análisis de la encuesta mundial de valores (World Values
Survey) del año 1997.

Para medir el capital social de cada departamento, la investigadora utilizó un


indicador denominado “índice de actividad asociativa” que refleja la participación
de los individuos en organizaciones voluntarias. Según el estudio, el motivo
principal que lleva a las personas a asociarse es la desconfianza en las
instituciones. Las personas muestran indiferencia frente al respeto por las normas,
creen que la violencia y la intimidación, son métodos eficientes para resolver
conflictos. Por lo anterior, el capital social encontrado en los hogares que sirvieron
de muestra (a la que no se le realizó una justificación estadística) es muy bajo. El
estudio (en la parte del capital social) carece de una estructura metodológica
sustentada en la teoría sobre el tema y estadísticamente, presenta vacíos
relacionados con la consistencia de los coeficientes calculados. Sin embargo, se
demuestra una correlación inversa entre confianza y capacidad asociativa.

Llama poderosamente la atención, que aun con las limitaciones metodológicas


propias de los estudios que han medido el capital social, mas las diversidades
étnicas, culturales y socioeconómicas de las poblaciones a las que se les aplicó
los diferentes instrumentos, los niveles de asociatividad encontrados en los
trabajos realizados en nuestro país y a los que hemos hecho referencia
anteriormente, son bajos. Este resultado, demuestra la validez de los fundamentos
23
Este factor releva cuando una persona tiene fe en una fuente de información (el estado, medios, etc.) sin que la persona
tenga como comprobar por su aislamiento la veracidad de la información.
teóricos que relacionan a la confianza y la asociatividad como elementos que
deben ir de la mano en la creación y sostenimiento del capital social. Sin embargo,
la evidencia empírica (por razones que no son explicadas adecuadamente en los
estudios) muestra que los niveles de confianza no trascienden hacia la formación
de organizaciones de carácter voluntario. Sino se da una relación estadística
positiva entre estas dos variables, no es posible encontrar (como se menciona en
los estudios citados) niveles adecuados de capital social.
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