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Volumen I: Emprendedorismo
Año 2007
Ìndice
1.1 Introducción
Cincuenta años después, hay un nuevo mundo y las personas que nacen en
ese momento no consiguen imaginar el mundo en que vivieron sus abuelos, nacidos en el
mismo país.
1.2 Transformación
1.2.1 Una de esas transformaciones ocurrió en el siglo XIII, cuando en el mundo europeo,
casi de la noche a la mañana, se centraliza todo en la ciudad, con el surgimiento de los
gremios urbanos, que pasaron de ser los grupos sociales dominantes; con el renacimiento
del comercio de larga distancia; con la nueva arquitectura gótica, eminentemente urbana;
con la nueva pintura de los artistas de Siena; cuando Aristóteles volvió a ser la fuente de
la sabiduría; con la universidades urbanas pasando a ser los centros de la cultura en lugar
de los monasterios en su aislamiento rural; con los frailes franciscanos y dominicanos
surgiendo como divulgadores de la religión católica; con los escritores del Dante,
marcando la perfección de la literatura europea.
1.2.2 Doscientos años más tarde, la transformación siguiente ocurrió en el período entre
la invención de la imprenta por J. Gutenberg en 1455, con letras móviles y la reforma
Protestante de Martín Lutero en 1517. En ese período se produce el florecimiento del
Renacimiento, alcanzando su auge entre 1470 y 1500, en Florencia y Venecia; el
descubrimiento de América por los europeos; la creación de la Infantería Española, primer
comenzó cincuenta años después: con los Comentarios de Copérnico, escritos entre 1510
y 1514, con “Príncipe” de Maquiavelo escrito en 1513, con la síntesis y la trascendencia
de todo el arte renacentista hecha por Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina,
pintado entre 1508 y 1512 y con el restablecimiento de la Iglesia Católica en el Concilio de
Trento, en la década de 1540.
Cuáles son las nuevas preguntas y problemas que surgirán, y en qué áreas
residen las grandes preguntas.
Es la Revolución de La Administración.
Pasaron casi dos siglos hasta el inicio del 1500 para que la invención de
Bacon (lentes) tuviese una segunda aplicación: lentes para corregir la miopía.
Al contrario de ideólogos del siglo XlX como Hegel y Marx, que eran
“simplificadores terribles”, ahora sabemos que importantes hechos históricos raramente
tienen apenas una causa o apenas una aplicación.
La teoría más conocida del Capitalismo fue expuesta en los primeros años
del siglo XX por el sociólogo alemán Max Weben (1864-1920), ahora desacreditada en
líneas generales, porque no hay evidencia para comprobarla.
En Oriente existían, las mismas dos teorías del conocimiento. Para Confucio
el conocimiento significaba saber qué decir y saber cómo decirlo como vía para el
progreso y el éxito en la Tierra.
Esa idea tuvo que esperar más de 200 años, hasta 1830, cuando un químico
alemán Justus Von Liebig (1803-1873), aplicó la ciencia a los inventos; primero a
fertilizantes artificiales y enseguida a una manera de preservar una proteína animal: el
extracto de carne.
Fue ese cambio en el significado del conocimiento que generó el moderno capitalismo,
inevitable y dominante.
Hasta el final de 1750, una empresa de gran escala era pública y no privada.
Una rapidez sin precedentes, con que fue transformada la sociedad, generó
conflictos y tensiones sociales de nuevo orden.
Pero ellos buscaban las fábricas exactamente porque esas condiciones aún
eran mejores que las de antes en una sociedad rural, estática, tiránica y hambrienta.
Aún así tenían una calidad de vida mejor. Sin embargo la industrialización,
desde el inicio, tiene un significado de perfeccionamiento material en vez de una
orientación hacia la famosa miserabilidad de Marx, la velocidad de cambio fue tan
preocupante como profundamente traumática.
La nueva clase, los “proletarios”, alienados para usar el término usado por
Marx, pues para sobrevivir, las personas estaban totalmente dependientes del acceso a
los “medios de producción” al que pertenecían y eran controlados por los capitalistas.
Por eso, Marx previó que se concentraría cada vez más la propiedad en
manos de menos personas, más poderosas y que empobrecería cada vez más un
proletariado importante, hasta que un día el sistema entraría en colapso por su propio
peso, siendo los pocos capitalistas remanentes los derrumbados por los “proletariados”
que no tenían nada que perder.
Sabemos actualmente que Marx fue un falso profeta, lo que aconteció fue
exactamente lo opuesto a lo que él previó. Sólo es posible decir eso en una visión
retrospectiva.
Trabajo era lo que hacían los esclavos. La única forma para que un
trabajador produjese más, era trabajando más horas, o trabajando con más ritmo.
El propio Marx compartía esa idea con economistas e ingenieros del siglo
XlX.
Fue puramente accidental el hecho de que F. W. Taylor, un hombre rico e
instruido, trabajara como operario. Una deficiencia visual lo fuerza a desistir de ir para
Harvard y trabajar en una fundición de hierro.
Siendo extremadamente talentoso, Taylor luego ascendió a jefe. Y sus
invenciones en metal hicieron que se tornara en un hombre rico, siendo muy joven.
Lo que hizo Taylor fue comenzar los estudios sobre el trabajo, fue su choque
contra el odio mutuo y creciente entre capitalistas y trabajadores, que pasó a dominar el
final del siglo XlX.
Taylor, en otras palabras, veía, lo que Marx, Disraeli, Bismark y Henry
James también veían.
Pero él también percibía lo que ellos no consiguieron ver: que el conflicto no
era necesario.
Taylor propuso hacer que los trabajadores sean más productivos de modo
que fuesen remunerados dignamente.
La motivación de Taylor no era eficiencia, no era generar lucros para los
propietarios.
Hasta su muerte él sostenía que el principal beneficiario de los frutos de la
productividad debería ser el trabajador y no el propietario. Su mayor motivación era la
creación de una sociedad en que los propietarios y los trabajadores capitalistas y
proletarios pudiesen dividir intereses comunes del aumento de productividad y construir
una relación armónica en la aplicación de los conocimientos al trabajo.
Las personas que más se aproximaron a ese entendimiento fueron los
empleadores y los líderes sindicales japoneses después de la Segunda Guerra Mundial.
Pocas personalidades intelectuales en la historia tuvieron más impacto que
Taylor y pocas fueron tan intencionalmente mal entendidas o citadas incorrectamente con
tanta asiduidad.
En parte, Taylor sufrió porque la historia probó que él estaba acertado y los
intelectuales equivocados.
los arsenales y astilleros del gobierno, una prohibición que duró hasta después de la
Segunda Guerra Mundial.
Taylor no mejoró la situación ofendiendo a los propietarios de su tiempo,
tanto como ofendió a los sindicatos.
Taylor insistía en que los trabajadores y no los propietarios debían llevar la
mayor parte de las ganancias producidas por la “Administración Científica”.
Para acrecentar el insulto o injuria su “cuarto principio”, exigía que el estudio
del trabajo sea hecho en conjunto con el trabajador.
Finalmente Taylor defendía que la autoridad en la fábrica no debía basarse
en la propiedad, debía basarse apenas en el mayor conocimiento que ahora llamamos
“Administración profesional”, que era una ofensa para los capitalistas del siglo XlX.
Taylor y alguno de sus colaboradores más próximos, entre ellos Karl Barth,
fueron llamados socialistas, izquierdistas y anticapitalistas radicales.
El axioma de Taylor de que todo trabajo manual calificado o no podría ser
analizado y organizado por la aplicación de conocimientos, parecía absurdo a sus
contemporáneos.
El mayor impacto de todo lo que dijo Taylor fue con respecto al
entrenamiento.
Cinco años antes de Taylor, Adams Smith aceptaba que por lo menos
cincuenta años de experiencia serían necesarios para que una región adquiera las
habilidades necesarias para ofrecer productos de alta calidad, por ejemplo, la producción
de instrumentos musicales en Bohemia y en Sajonia y las fábricas de seda en Escocia.
Setenta años después de Smith, aproximadamente en 1840, un alemán
August Borsig (1804-1854), una de las primeras personas fuera de Inglaterra en construir
una locomotora a vapor, inventó el sistema alemán de aprendizaje que combina la
experiencia práctica en la fábrica bajo la orientación de su maestro con fundamentos
teóricos en la escuela. Ésta es aún la base de la productividad individual de Alemania. El
aprendizaje de Borsig duraba de tres a cinco años.
Enseguida, primero en la Primera Guerra Mundial y sobre todo en la
Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos aplicó sistemáticamente la teoría de Taylor a la
capacitación de “hombres de primera clase” en pocos meses. Esto explica por qué los
Estados Unidos fueron capaces de derrotar a Japón y Alemania.
Ya en 1950 ó 1960, para obtener una renta de clase media en los Estados
Unidos, en Gran Bretaña y en Alemania no era necesario tener graduación universitaria.
Un joven trabajando en una industria, después de algunos meses, podía ganar una renta
de clase media, resultado de la explosión de la productividad.
Llevó cien años, desde mediados del siglo XVlll hasta mediados del siglo
XlX, para que la Revolución Industrial se difundiera por todo el mundo. Cerca de setenta
años fueron necesarios, de 1880 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial para que la
Revolución de la Productividad se difundiera por todo el mundo.
Fueron necesarios menos de cincuenta años, desde 1945 hasta 1990, para
que la Revolución de la Administración se difundiera por todo el mundo.
Detrás de las tres fases del cambio para el conocimiento “La Revolución
Industrial”, “La Revolución de la Productividad” y “La Revolución de la
Administración”, hay un cambio fundamental en el significado del conocimiento:
Pasamos del conocimiento en singular al conocimiento en plural.
Como dice un viejo dicho: “Usted desea invitar a una persona instruida a
almorzar en su mesa, pero no le gustaría que la persona instruida quedara sola con usted
en una isla desierta donde usted necesita a alguien que sepa hacer las cosas.
l objetivo del conocimiento para Sócrates, como fue dicho antes, era el
autoconocimiento, los resultados eran internos.