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DE GUSTAVE FLAUBERT
El objetivo de cualquier novela realista (y después de la naturalista) es crear una visión lo más
real y objetiva posible de la realidad. Para lograr este objetivo el autor emplea diferentes
recursos temáticos y técnicos (formales) de los cuales podemos encontrar ejemplos en este texto
que hemos de comentar.
En primer lugar observemos cómo el autor, rechazando los postulados del Romanticismo,
rechaza la imaginación y la fantasía. Al contrario de las obras románticas, en el realismo se
retrata la realidad más cotidiana, los detalles más precisos de la vida corriente, y se toma como
base social la burguesía. En el texto observamos cómo el adulterio se ha convertido ya para
Rodolphe en una rutina mientras que para Emma sigue siendo una aventura maravillosa. El
adulterio es uno de los temas favoritos del realismo pues se convierte en símbolo de una
sociedad hipócrita, basada en el interés y la simulación y que, al mismo tiempo, se muestra
inflexible con aquellos que desean la felicidad y la libertad al margen de su rigidez.
Es característica del realismo la precisión en el retrato de los personajes. Este texto se centra
en el retrato psicológico de Rodolphe. Por una parte empieza a cansarse de los excesos
románticos de Emma, de su teatralidad exagerada; pero, por otra parte, le sigue subyugando su
belleza, su fragilidad y, sobre todo, sigue con ella porque su orgullo de varón se ve halagado por
el torrente de pasión que ha despertado en una burguesita de condición muy inferior a la suya.
Emma vive la relación como si de una novela se tratase y percibe cualquier
acontecimiento como una aventura, y como una amenaza: el pequeño ruido desencadena en ella
toda una fantasía de enfrentamiento entre el amante y el marido ofendido. Además vive con la
idea de que Rodolphe es su amor legítimo: por ello le exige prendas que simbolicen el
compromiso (el anillo, el mechón de cabellos…) y esta actitud es precisamente la que Rodolphe
encuentra cargante y ridícula. Emma ha superado completamente el platónico enamoramiento
de Léon y ahora su lugar de encuentro se ha convertido en el lugar donde se consuma la caída
de Emma.
Uno de los principios básicos del realismo es alcanzar la objetividad. Para lograrlo el autor
dispone de varios recursos de carácter técnico que tienen a hacer desaparecer al narrador, así
como sus opiniones. Veamos algunos ejemplos sobre nuestro texto:
a.- narrador en tercera persona.- Supone el grado máximo de objetividad, indica la máxima
distancia posible entre el narrador y la materia narrativa. En la novela realista el narrador debe
permanecer al margen de la acción (en la medida de lo posible). La novela es testimonio,
análisis de la sociedad; por lo tanto, el narrador sólo puede mostrar, nunca juzgar.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por mantenerse neutral, en ocasiones el narrador se deja
llevar y juzga los comportamientos de sus personajes. En este caso el narrador muestra la
exageración de la conducta de Emma a través del propio Rodolphe, que está cansándose de los
extravíos románticos que se repiten constantemente: “…Por otra parte, se estaba poniendo muy sentimental.
Habían tenido que intercambiarse retratos, se habían cortado mechones de cabello, y Emma pedía ahora un anillo, un verdadero
anillo de matrimonio en señal de alianza eterna. A menudo le hablaba de las campanas del atardecer o de las «voces de la
naturaleza»; después, de su madre y de la de él. Rodolphe la había perdido hacía veinte años. Emma, sin embargo, le consolaba con
remilgos de lenguaje, como se hubiera hecho con un niño abandonado, a incluso le decía a veces, mirando la luna:
-Estoy segura que desde allá arriba, las dos juntas aprueban nuestro amor…”
b.- narrador omnisciente.- si el objetivo es crear una imagen verosímil y total de la realidad
no se puede partir de un narrador con sabiduría reducida. El narrador debe poder penetrar en los
pensamientos más íntimos del personaje, mostrárnoslo tal cual es, en toda su miseria o su
grandeza. Esto sólo se puede lograr a partir de un narrador omnisciente.
Observemos cómo el narrador es capaz de penetrar en el interior de los personajes,
mostrándonos sus sentimientos, el significado de sus actos o lo que su relación ha significado
para ambos (la cursiva es nuestra): “…Ella hubiese deseado verle más serio, a incluso más dramático, llegado el caso,
como aquella vez en que creyó oír en el paseo de la huerta un ruido de pasos que se acercaban…”, “…Y Rodolphe remató la frase
con un gesto que significaba: « Lo aplastaría de un papirotazo.»…”, “…Si Emma había hablado en serio, resultaría muy ridículo,
pensaba él, incluso odioso, pues no tenía ninguna razón para odiar al buenazo de Charles, no estando lo que se dice consumido por
los celos; y, a este propósito, Emma le había hecho un gran juramento que él no encontraba tampoco del mejor gusto…”
Sin embargo este texto se basa más en la descripción de sentimientos y actitudes. Por
este motivo el diálogo está prácticamente ausente del fragmento. Solo hay un breve ejemplo que
muestra el contraste entre las actitudes de Rodolphe y Emma: mientras para la adúltera la
hipotética aparición del marido ofendido es vivida como una catástrofe, Rodolphe contempla
esta posibilidad con desprecio, un desprecio que nace de su posición social (que le convierte en
superior), de su fuerza física y del conocimiento de la insignificancia de Bovary, que nunca
podrá ser una amenaza para él: “…-Alguien viene -dijo ella.
Rodolphe apagó la luz.
-¿Tienes tus pistolas?
-¿Para qué?
-Pues... para defenderte -replicó Emma.
-¿De tu marido? ¡Ah!, ¡pobre chico!...”
Sí hallamos en el texto palabras literales del personaje insertas en el discurso del narrador (“…A
menudo le hablaba de las campanas del atardecer o de las «voces de la naturaleza»…”). Sabemos que se trata de
comentarios hechos por los personajes y transcritos por el narrador de manera literal porque
están marcados como tales por las comillas. En este caso sirven para ridiculizar la actitud de
Emma que parece recitar frases aprendidas de las novelas románticas que leyó en su juventud,
de cuyos argumentos apasionados se empeña en formar parte.
d.- discurso indirecto-libre.- esta es otra de las innovaciones técnicas (formales) del realismo
que contribuyen a dotar de verosimilitud al texto, pues muestran –dentro del discurso del
narrador- los pensamientos literales del personaje, su corriente de consciencia (sin comillas,
sin verbos de lengua o pensamiento introductorios).
e.- documentación e investigación previas.- no se puede intentar dar una imagen verosímil de
una realidad sin comprenderla; y no se puede comprender algo que no se conoce. Los autores
del realismo (y, sobre todo los del naturalismo) realizan una tarea previa de investigación que
les permita dominar todas aquellas facetas de la realidad que se desea mostrar.
Conclusión.- A través de este comentario hemos intentado mostrar que el texto se puede insertar
dentro de la corriente literaria del realismo, pues cumple muchas de sus características más
significativas.