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Existen señales de que la conciencia pública con respecto a los impactos corporativos
sobre la sociedad está aumentando [1]. Una encuesta global patrocinada por la industria
en 1999 advirtió que, en general, los ciudadanos sienten que proteger el medio ambiente
y la salud y seguridad de los empleados son responsabilidades corporativas más
importantes que producir una ganancia [2]. En los EE.UU., una encuesta llevada a cabo
por Business Week/Harris en 2000 notó con cierta alarma que 40% “está de acuerdo” y
32% “está relativamente de acuerdo” en que “las empresas han ganado demasiado poder
sobre demasiados aspectos de la vida en los Estados Unidos” [3]. De igual manera, hay
indicaciones de que los movimientos progresistas alrededor del mundo están
concentrándose cada vez más en el papel de la corporación, incluso entre los grupos
liberales para los cuales este es un terreno nuevo.
* Presionar a las corporaciones u otros actores privados para que detengan, limpien o
proporcionen compensación por una práctica dañina.
* Presionar al gobierno [por la adopción de] una política u otra acción socialmente justa o
ambientalmente sensata.
Sin embargo, el dinamismo del poder arraigado generalmente frustra de varias maneras
importantes (y en muchos casos vuelve inútiles) los esfuerzos reformadores a corto plazo
dirigidos a tratar problemas específicos. Primero, los esfuerzos por el cambio
generalmente enfrentan una extraordinaria gama de obstáculos incorporados en la forma
de información errónea, acciones legales, vigilancia, etc. gubernamental y corporativa;
carencia de recursos; apatía, ignorancia y preocupación del público; parcialidad y falta de
atención de los medios de comunicación; etc. [7].
Segundo, incluso donde la acción pública tiene éxito, hay por lo menos cuatro clases de
dinámica sistémica que comúnmente evitan el cambio fundamental:
1. Cambios en la producción. La restricción de un daño frecuentemente resulta en el
aumento de otros. Por ejemplo, la prohibición del DDT en los EE.UU. llevó a una amplia
adopción de los clorpirifos.
Por último, la dinámica sistémica puede simplemente abrumar los esfuerzos por lograr las
reformas debido a la cantidad de daños que produce. En los EE.UU., por ejemplo, hay
unos 85,000 químicos registrados para su uso –la mayoría sin haber sido evaluados o con
evaluaciones inadecuadas- con 2,000-3,000 nuevas substancias registradas cada año [12].
Los daños y riesgos de los químicos industriales solos son enormes; sin embargo existe
una asombrosa selección de otros problemas sociales y ecológicos: trastornos ambientales
(como el calentamiento global [13], la reducción de la capa de ozono y la extinción de
especies), penurias para los pequeños productores (por ejemplo, pérdida de granjas
familiares), instituciones no democráticas (tales como los sistemas políticos
distorsionados por el dinero y la Organización Mundial del Comercio), militarismo e
intervención (desde Irak hasta Haití), males sociales (como falta de vivienda, hambre,
pobreza, crimen y discriminación) y violación de los derechos humanos y animales, entre
mucho otros problemas. ¿Es posible ponerse al día? ¿Qué tan significativos son los
impactos irreparables? ¿En qué momento los esfuerzos por el cambio se vuelven muy
pocos y muy tardíos?
¿Cuáles son entonces las causas subyacentes de los daños que deben ser tratadas?
Muchas explicaciones de las causas de los daños pasan por alto que las sociedades son
sistemas integrados de patrones de comportamiento, valores y creencias
institucionalizados y organizados. Esto significa que, al mismo tiempo en que los factores
como la falta de conciencia, la avaricia, el dinero, la tecnología, Primeros Ministros
peligrosos y corporaciones indiferentes pueden ser causas intermedias de daños, es
importante observar el funcionamiento de una sociedad determinada como un todo, o lo
que pudiéramos llamar la “estructura del daño”.
Las corporaciones están obligadas a maximizar las ganancias o el valor de las acciones, o
enfrentan la eliminación por los competidores [22]. En los EE.UU., los funcionarios y
directores que no trabajan para maximizar el valor de las acciones de hecho están sujetos
a la acción legal por violar las obligaciones fiduciarias de actuar en el mejor interés de la
corporación.
Concentrarse en primer lugar en las ganancias significa que las decisiones se basan
explícitamente en la consideración de los propios costos y ganancias de la empresa,
mientras que los costos y beneficios para la sociedad (o “externos”) tales como la
contaminación o el uso de materiales reciclados, son ignorados en gran parte. La teoría de
la microeconomía moderna prescribe específicamente esto: para maximizar las ganancias,
las empresas individuales deberían continuar fabricando un producto hasta que la unidad
(o el marginal) de ganancia percibida sea igual al costo de la empresa para producirlo.
Incluso las decisiones de invertir en el desarrollo comunitario, la caridad y otros
programas de “responsabilidad corporativa” generalmente son tratados como
“inversiones” y están limitados a proyectos para los cuales hay un “caso comercial” [23].
La competencia entre las empresas que buscan maximizar sus ganancias hace que algunas
corporaciones se vuelvan más grandes que otras. Mediante el crecimiento y la expansión,
las fusiones, adquisiciones y otra consolidación dentro y entre sectores, muchas
corporaciones se han vuelto extremadamente grandes y muchas industrias ahora están
dominadas por pocos productores. Algunas corporaciones dominan en múltiples
industrias. Por ejemplo, los seis productores agroquímicos más importantes controlan
aproximadamente 65% del mercado de los pesticidas de los EE.UU. [26] y cuatro de ellos
son líderes en semillas transgénicas. En general, sólo el 1% de las empresas controla el
80% de la producción del sector privado de los EE.UU. [27].
Hoy en día los alimentos son producidos en granjas de gran escala, con procesos
intensivos de máquinas y químicos especializados en productos animales individuales o
cultivos híbridos de alto rendimiento -una parte de un sistema segmentado que supone
diversos aportes (tales como semillas), granjas, almacenamiento, procesamiento,
distribución, fabricación de alimentos y mercadeo, seguros y préstamos. La agricultura
industrial afecta profundamente los procesos de cultivo de plantas y la cría de animales
con base ecológica, impidiendo las interacciones beneficiosas entre los cultivos y las
relaciones complementarias entre el cultivo de plantas y la cría (por ejemplo, el estiércol
de la granja usado para la fertilización del suelo), limitando las rotaciones de cultivos que
aumentan la fertilidad del suelo, creando blancos uniformes para las plagas y debilitando
los organismos beneficiosos de la tierra, los polinizadores y los depredadores naturales de
las plagas. Estas condiciones requieren el uso de fertilizantes sintéticos y pesticidas que
afectan aún más la fertilidad de la tierra, matan a los insectos beneficiosos y aceleran el
desarrollo de la resistencia a las plagas, creando un ciclo sistémico de una dependencia
cada vez mayor de tales químicos. Otros impactos incluyen: el agotamiento de la tierra; la
pérdida de tierra arable; el uso de la energía; el impacto sobre la vida silvestre; la
contaminación del aire y el agua; la reducción de la capa de ozono; el calentamiento
global; la pérdida de diversidad genética; alimentos malos para la salud; abuso y pobreza
de los trabajadores agrícolas; semillas transgénicas; pérdida de la independencia de los
agricultores; fracaso de la granja y la ruptura de las comunidades rurales [29].
Podría decirse que el crecimiento continuo necesario para mantener estables las
economías de mercado, particularmente a una escala global, está fundamentalmente
enfrentado con el bienestar ambiental [38]. El crecimiento continuo promedio de tan sólo
3% anual significaría que la producción industrial en todo el mundo se duplicaría cada 25
años –evidentemente un ritmo insostenible [39]. A lo largo de los próximos 50 años se
proyecta que la expansión agrícola sola cause la degradación de los ecosistemas y la
extinción de especies sin precedentes [40].
Como hemos visto, las corporaciones mantienen un poder económico decisivo. Sin
embargo, ellas también ejercen una amplia influencia política y otras influencias sociales.
De hecho, en los EE.UU., una variedad de casos en los tribunales les han concedido a las
corporaciones derechos como “personas” según la ley [41]. Numerosas leyes, políticas y
acuerdos internacionales también les han otorgado a las corporaciones derechos
inaccesibles para los individuos [42].
Es importante notar que muchos líderes empresariales piensan acerca de esta influencia
no sólo en términos de la política del gobierno (tales como subsidios, infraestructura,
amnistías tributarias, privatización y desregulación), sino a nivel de la estructura social.
Durante el final de la Revolución Industrial en los EE.UU., por dar un crudo ejemplo
temprano, los industrialistas enfrentaron una severa crisis de bajo consumo, con fábricas
que producían más bienes de los que el público quería o podía comprar [43]. Un
banquero, inversionista y asesor del gobierno advirtió: “Hemos aprendido a crear
riqueza... [pero] no hemos aprendido a impedir que esa riqueza nos estrangule” [44]. Para
incrementar el consumo, los industrialistas ocupados en la “planificación social” [45]
amplia socavan los valores del ahorro y la independencia de los inmigrantes y la clase
trabajadora basados en la comprensión del campo en desarrollo de la psicología social (en
el cual un pionero declaró que “ahora es posible controlar y regimentar las masas según
nuestros deseos sin que ellas lo sepan”[46]). A través de la publicidad, la industria se dio
a la tarea explícita de infundir insatisfacción personal y miedo a la censura social entre el
público, basado en percepciones tales como “mi idea de mí mismo es más bien mi propia
idea de lo que el vecino piensa de mí”[47]. Estos esfuerzos por el cambio social dieron
lugar a la publicidad, las relaciones públicas y la cultura contemporánea de consumo
masivo modernas.
[Continuará.]
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Este artículo aparecerá en una próxima edición especial de la revista International Journal
of Occupational and Environmental Health.
[1] Con “corporativos” nos referimos a cualquiera de varias clases de empresas que
existen de manera separada de sus propietarios. Una corporación puede ser del sector
privado o público (gobierno) y puede ser propiedad privada o pública (esto es, las
acciones son comerciadas públicamente). Cuando se use posteriormente, “corporativo” y
“corporaciones” se referirá a las corporaciones del sector privado con fines de lucro.
[2] The millennium poll on corporate social responsibility [executive briefing]. Toronto:
Environics International Ltd.; 1999.
[3] Bernstein A, Arndt M, Zellner W, Coy P. Too much corporate power? Business Week
11 de septiembre de 2000.
[4] Por supuesto también hay otros, tales como el movimiento global Via Campesina, que
hace exigencias inmediatas en el contexto de llamamientos y acciones por un cambio más
amplio.
[7] Con respecto a la oposición explícita al activismo, vea: Marx GT. External efforts to
damage or facilitate social movements: some patterns, explanations, outcomes, and
complications. En: Zald M, McCarthy J. The Dynamics of Social Movements.
Cambridge, MA: Winthrop Publishers; 1979.
[8] La biopiratería se refiere al uso de patentes y otros medios para apropiarse del
conocimiento y los recursos genéticos de la agricultura tradicional y las comunidades
indígenas.
[9] Para obtener más información sobre los cultivos de ingeniería genética, vea: Ho M,
Ching L. The case for a GM-free sustainable world. London: Institute of Science in
Society; 2003.
[10] Los alimentos orgánicos industriales en general comparten muchos de los impactos
ambientales y sociales del sistema de los alimentos industriales. Horizon, por ejemplo,
produce alimentos altamente procesados, los envía a grandes distancias y debilita a los
productores locales.
[11] Sligh M, Christman C. Who owns organic?: the global status, prospects, and
challenges of a changing organic market. Pittsboro, NC: Rural Advancement Foundation
International USA; 2003. Vea también: Pollan M. Behind the organic-industrial complex.
New York Times 13 de mayo de 2001.
[12] Wakefield J. Human exposure assessment: finding out what's getting in. Environ
Health Perspect enero 2000; 108(1):A24-6.
[13] Un estudio reciente concluyó que el calentamiento global pudiera ser el doble de
severo de lo que ha predicho la Comisión Intergubernamental del Cambio Climático.
Stainforth DA, Aina T, Christensen C, Collins M, Faull N, Frame DJ, et al. Uncertainty
in predictions of the climate response to rising levels of greenhouse gases. Nature 27
enero 2005; 433.
[15] Dow and Habitat for Humanity: changing lives one home at a time. Disponible en:
URL:http://www.dow.com/dow_news/feature/2004/06_18_04/index.htm. Visitado el 22
de septiembre de 2004.
[16] Para obtener una perspectiva general accesible de la teoría social clásica y
contemporánea, vea: Jones P. Introducing Social Theory. Cambridge, UK: Polity Press;
2003. Para obtener una perspectiva general similar de la economía política, vea: Sackrey
C, Schneider G. Introduction to Political Economy. Somerville, MA: Dollars and Sense;
2002.
[17] Algunas de las ideas que siguen fueron tomadas de la bibliografía de “Treadmill of
Production”, originada por Allan Schnaiberg. Para obtener una perspectiva general, vea:
Special issue on the environment and the treadmill of production. Organization &
Environment, septiembre de 2004; 17(3).
[18] Bleifuss J. Know thine enemy: a brief history of corporations. In These Times 8 de
febrero de 1998.
[19] U.S. Internal Revenue Service. Statistics of income -- 1920. Washington, DC:
Government Printing Office; 1922.
[20] En total había unas 5,891,000 corporaciones. U.S. Internal Revenue Service. IRS
data book, FY 2003. Publicación 55b. Washington, DC: U.S. Department of Treasury;
2004. De éstas, aproximadamente unas 1.5 millones son corporaciones sin fines de lucro.
O'Neill M. Nonprofit Nation: A New Look at the Third America. 2da. ed. San Francisco:
Jossey-Bass; 2002.
[22] Otros factores, tales como la compensación no relacionada con las ganancias,
también pueden tener un papel en el manejo del comportamiento corporativo.
[24] Monks R, Minow N. Power and Accountability. New York: HarperCollins; 1991.
pág. 24.
[25] Por ejemplo, el economista A. C. Pigou desarrolló un enfoque para tratar las
exteriorizaciones en el cual los costos son interiorizados mediante impuestos productores
iguales al valor de los impactos externos. Es importante hacer notar que los enfoques de
las exteriorizaciones ambientales dentro de las economías de la corriente dominante
hacen énfasis en la idea de ponerle precio a (si no privatizar) los elementos del medio
ambiente, de manera que las exteriorizaciones se vuelvan reguladas por el mercado.
Aunque estos esquemas ignoran la imposibilidad de asignar valores apropiados a cosas
como ríos y bacterias, ellos de todas maneras apoyan los esfuerzos por una mayor
conversión de la naturaleza en mercancía.
[26] The Freedonia Group. Pesticides to 2006 (Freedonia Industry Study; vol 1523).
Cleveland, OH: The Freedonia Group; 2002.
[27] Eitzen S, Baca-Zinn M. Social Problems. 8th ed. Boston: Allyn and Bacon; 2000.
pág. 27.
[28] Nótese que la competencia aún tiene lugar en los mercados menos competitivos. Los
mercados altamente concentrados generalmente están caracterizados por la competencia
oligopolística.
[29] Para conocer una crítica amplia de la agricultura industrial, vea: Kimbrell A, editor.
Fatal harvest: the tragedy of industrial agriculture. Washington: Island Press; 2000.
[30] Para obtener más información sobre esto, vea: Ikerd J. Sustainable farming:
reconnecting with consumers. Proceedings of Agricultural Leadership Foundation of
Hawaii Agricultural Conference; 24 octubre 2002; Honolulu, HI. Disponible en:
URL:http://www.ssu.missouri.edu/faculty/jikerd/papers/HawaiiSAhtml.
[31] Foster JB. Global ecology and the common good. En: Grover WF, Pescheck JG,
editores. Voices of dissent: critical readings in American politics. 5th ed. New York:
Longman; 2004.
[32] La tecnología “que ahorra mano de obra” por supuesto puede resultar en un
mejoramiento en la calidad de vida, pero también obliga a los productores independientes
a buscar mano de obra asalariada, reduce la capacidad del proceso laboral, mantiene una
reserva de trabajadores desempleados y subempleados, debilita a los trabajadores como
clase, aumenta la escala de producción y crea barreras para la competencia, entre otros
impactos importantes. Sobre los impactos laborales, vea: Braverman H. Labor and
monopoly capitalism. New York: Monthly Review Press; 1974.
[33] Para obtener el resumen de las investigaciones de un defensor sobre los riesgos de la
irradiación de los alimentos, vea: Public Citizen. The problems with irradiated food: what
the research says. Disponible en:
URL:http://www.citizen.org/documents/Research_(PDF).PDF. Visitado el 22 de
septiembre de 2004.
[34] Este término describe un campo emergente en el cual los biólogos usan la ingeniería
genética para crear nuevos organismos. Vea: Ball P. Synthetic biology: starting from
scratch. Nature 7 octubre 2004; 431:624-626.
[35] Sobre la nanotecnología, vea: ETC Group. The big down: from genomes to atoms.
Ottawa: ETC Group; 2003.
[36] Vea por ejemplo: Salford LG, Brun AE, Eberhardt JL, Malmgren L, Persson BR.
Nerve cell damage in mammalian brain after exposure to microwaves from GSM mobile
phones. Environ Health Perspect junio 2003; 111(7):881-3.
[37] Para obtener la descripción que hace un proponente sobre el retraso de la regulación
que gobierna el comercio del espacio en los EE.UU. y la “regulación limitada” de la
nueva Ley de Enmienda de los Lanzamientos Espaciales Comerciales (Commercial
Space Launch Amendments Act) de 2004 (ahora en el comité del Senado), vea:
Commercialization of space: Commercial Space Launch Amendments Act of 2004.
Harvard Journal of Law & Technology 2004; 17(2).
[38] Para conocer un caso convincente, vea: Foster JB. Ecology against capitalism. New
York: Monthly Review Press; 2002.
[39] Foster JB. Global ecology and the common good. En: Grover WF, Pescheck JG,
editores. Voices of dissent: critical readings in American politics. 5th ed. New York:
Longman; 2004.
[41] Para obtener más información sobre la persona corporativa, vea: Mayer CJ.
Personalizing the impersonal: corporations and the Bill of Rights. Hastings Law Journal
marzo 1990; 41(3).
[42] Para obtener más información sobre el desarrollo del poder corporativo en los
EE.UU., vea: Nace T. Gangs of America: the rise of corporate power and the disabling of
democracy. San Francisco: Berrett-Koehler; 2003.
[43] Gran parte de lo siguiente está basado en: Ewan S. Captains of consciousness:
advertising and the social roots of the consumer culture. New York: McGraw-Hill; 1976.
[46] Edward Bernays (sobrino de Sigmund Freud), citado en: Ewan S. Captains of
consciousness: advertising and the social roots of the consumer culture. New York:
McGraw-Hill; 1976. pág. 83.
[47] Floyd Henry Allport citado en: Ewan S. Captains of consciousness: advertising and
the social roots of the consumer culture. New York: McGraw-Hill; 1976. pág. 36.
[48] Bohan S. Movers, shakers from politics, business go Bohemian: annual Sonoma fete
draws Bushes, Kissinger, Powell, Gingrich. Sacramento Bee 2 agosto 1999. Para obtener
más información sobre la conciencia que se tiene de la clase dominante, vea: Domhoff
W. Who rules America: power and politics in the year 2000. Mountain View, CA:
Mayfield Publishing; 1998.
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