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LA EDUCACIÓN POPULAR

La Historia de la Educación nos recuerda que la práctica intencional de enseñar y


de aprender fue inicialmente privilegio de élites de la sociedad. Paulatinamente se
fue tomando conciencia que toda persona debería educarse para poder tener
desempeños productivos, culturales y sociales, requeridos por el desarrollo del
grupo social y clase de pertenencia.

La educación surgió como una intencional práctica social de enseñar y de


aprender. Nació con un valor de uso en la práctica social, que no era sino formar
para requeridos desempeños. Cuando la sociedad adquirió la conciencia de que
sus integrantes eran “ciudadanos”, la educación se convirtió en la dimensión
formativa de todo ciudadano. Con el surgimiento de los Estados-Naciones aparece
–en los siglos XVII-XIX- la escuela pública y laica donde las mujeres también
tuvieron que batallar para ser incluidas. El Estado se hacía carga de la educación
básica y ya no las iglesias. Este movimiento se le denominó de educación popular.

El movimiento anarquista de los trabajadores –fines del siglo XIX e inicios del siglo
XX- desarrolla la conciencia ciudadana y, con ella, se da cuenta que debe
reclamar masivamente el derecho a la educación pública; pero al mismo tiempo
tener capacidad de decidir sobre lo que se debe enseñar y aprender. Lo que
acabamos de señalar significó un tránsito importante en la forma de entender la
educación popular. De una visión meramente cuantitativa y de cobertura de
“educación para el pueblo”, se pasó al de “Poder del mismo Pueblo organizado,
respecto a la intencionalidad de sus propias prácticas formativas”.

En adelante la Educación Popular puso el acento en los objetivos populares


históricamente determinados, aunque algunos la quisieron reducir a un simple uso
de métodos y técnicas activas.

En la segunda mitad del siglo XX se fue consolidando el denominado movimiento


de humanismo. El humanismo no solamente preconiza el “desarrollo de la
condición humana”, sino que los humanos son “sujetos” de su propia
transformación. Nace una crítica profunda sobre diversas formas
deshumanizantes (pobreza, desempleo, vivienda precaria, etc.) y sobre los
modelos de sociedad que están detrás.

En el proyecto de país que nos impulsa e identificará en el mundo entero


es una propuesta marcada por el socialismo; un socialismo que no es el del siglo
XIX, que remite a la teoría marxista pero no es lo mismo, que tampoco es el
socialismo cubano sino que será el venezolano, nos obliga, a pensar y elaborar
cómo es este socialismo del siglo XXI no sólo en teoría sino en praxis.

El brasileño Paulo Freire siendo abogado se hizo educador. Él es el gran


intérprete latinoamericano de todo el movimiento antecedente de la Educación
Popular, en las décadas del 70, 80 y 90. Sistematiza como nadie el trabajo
formativo para que todo hombre y mujer sean capaces de participar –de manera
consciente y organizadamente- en la gesta de crear mejores condiciones de vida,
en un modelo de sociedad alterno al capitalismo y al neoliberalismo actual. En
realidad, Freire resume el humanismo marxista y el humanismo cristiano y señala
la urgencia de que toda práctica formativa de un grupo deba hacerse con la
participación del grupo y en la búsqueda de sus objetivos inmediatos y
estratégicos. Paulo Freire es el educador popular latinoamericano por excelencia.

De los diversos avances y precisiones de la Educación Popular en América Latina,


destacamos cuatro:

En Educación Popular, el desarrollo de la condición humana es gravitante; pero


los humanos somos social, cultural e históricamente determinados. Lo humano
debe considerarse no sólo como un concepto universal, sino como una realidad
con rasgos peculiares de tiempo y espacio. Toda práctica formativa debe ser
decidida por el grupo, de acuerdo a sus rasgos socio-culturales y en función a los
propósitos establecidos por ellos mismos

La Educación Popular aporta en función de los objetivos inmediatos y estratégicos


de los sectores populares. No solamente se interesa por cuestiones cotidianas y
de necesidades de sobrevivencia de los sectores populares, sino y
fundamentalmente apuesta por el cambio de sociedad; de allí que es
necesariamente política. No basta que la práctica educativa llegue a todos y que
tenga calidad y aún equidad. Es importante de que tenga una pertinencia histórica.
Es decir que la enseñanza y el aprendizaje apuntes hacia objetivos inmediatos
inmediatos y estratégicos de nuestro Pueblo.

El aporte de la Educación Popular para lograr los objetivos inmediatos y


estratégicos se da en la medida que toda práctica educativa (en EP) se orientan a
mejorar el nivel de MOVILIZACIÓN-CONCIENCIA-ORGANIZACIÓN de los
sectores populares para conseguir sus OBJETIVOS INMEDIATOS Y
ESTRATÉGICOS. Solamente de esta manera, la práctica educativa servirá -con
criterio estratégico- a mejorar la condición humana.

También en las instituciones educativas formales, los maestros comprometidos


pueden hacer que los aprendizajes que promueven con los educandos se orienten
al desarrollo de la Movilización-Conciencia-Organización para lograr los objetivos
inmediatos y estratégicos de nuestro Pueblo. Por eso, hablamos de Educación
Popular dentro y fuera del aula.

Nuevo contexto

Durante el siglo XX en el Perú, el modelo capitalista se afianzó en el Perú. Con la


radicalización neoliberal en nuestra sociedad, también se acentuó el desarrollo
desigual. La práctica educativa fue perdiendo paulatinamente su valor de uso. Es
decir, los estudios ya no se relacionan de manera directa con los desempeños
requeridos en la sociedad y el trabajo. Junto con el desarrollo del modelo
capitalista, la práctica educativa fue adquiriendo más bien un “valor de cambio”. Se
estudia “para tener un empleo”. El “empleo” pasó a ser una categoría de
intermediación entre “educación-trabajo”. Ya no se da un nexo directo “educación-
trabajo”. La fórmula “educación-empleo-trabajo” se impone.

El tránsito hacia la fórmula “educación-empleo-trabajo” todavía no culmina en el


Perú. Supone que se estudia para obtener un empleo y trabajar; pero no es así.
Actualmente se estudia simplemente para postular a un “empleo”. Se estudia para
hacer “méritos” y poder presentar los papeles que demanda el mercado de trabajo.
La educación del modelo hegemónico postula la educación como uno de los
rasgos de la “meritocracia”.

Al final de la primera década del siglo XXI, la Educación Popular no solamente


debe contextualizarse en términos de modelo de sociedad, sino también de
modelo de educación.

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