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EEUU "mató" a Bin Laden para

que "Al Qaeda" siga viviendo


El reciclamiento de la "guerra contraterrorista"

Washington se sacó de encima a un trasto usado y ya inservible


(Bin Laden), y sentó las bases estratégicas y doctrinarias de un
reciclamiento y modernización de la "guerra contraterrorista" a
escala planetaria: "Matamos a Bin Laden, pero Al Qaeda sigue
viva y se multiplica mucho más peligrosa que antes", es el
mensaje implícito de la Casa Blanca gerenciada por Obama. En
síntesis, EEUU "mató" a Bin Laden, pero el "terrorismo islámico"
lo sobrevive y engendra nuevas crías (y "amenazas terroristas")
como el huevo de la serpiente. Como diría George W. Bush: Ese
es el plan.

Por Manuel Freytas (IAR Noticias)

Resumamos: El domingo (1 de mayo 2011), y con una impresionante cobertura


mediática en vivo a escala global, EEUU "mató" oficialmente Bin Laden, pero
advirtió al mundo que Al Qaeda y el "terrorismo islámico" siguen en pie y con su
capacidad de "ataques terroristas" multiplicada.

En síntesis, con la "muerte" de Bin Laden la "guerra contraterrorista" se recicla y


reactualiza planetariamente sobre el "miedo" multiplicado a los atentados
Al Qaeda sin límites territoriales ni continentales.

Esa es la clave del surrealista (y oportunista) anuncio de Obama sobre la muerte


del mitológico "líder" de Al Qaeda fabricado por las usinas de la CIA en la
década de los ochenta (Ver: Bin Laden: un soldado de la CIA -
http://www.iarnoticias.com/secciones/especiales/binladen_cia.html )

No hay cadáver, no hay pruebas de la muerte, y hay sólo dos argumentos


convergentes que justifican el anuncio:

1) EEUU necesita nuevos fundamentos estratégicos para seguir


desarrollando la "guerra contra el terrorismo".

2) Obama necesita enterrar a Bin Laden para ganar las elecciones en el


2012.

En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta


Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los
acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por
la preservación del orden imperial regente.

Desde el 11-S, en el 2001, el "terrorismo" se constituyó en una herramienta clave


del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del
"nuevo orden" emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva
York.

Hay tres razones estratégicas de fondo que justifican la permanencia de la


"guerra contraterrorista" como principal hipótesis de conflicto mundial:

1) Expansión de la industria armamentista (corporaciones del Complejo Militar


Industrial).

B) Justificación doctrinaria de las guerras preventivas por conquistas de


mercado (ocupaciones militares).

3) Clave argumental para el posicionamiento hegemónico de EEUU en el


nuevo ordenamiento geopolítico y militar globalizado.

Bush pudo mantenerse durante dos períodos en la Casa Blanca, con el


aprovechamiento del 11-S y la leyenda de Bin Laden "amenazando" desde su
escondite inexpugnable, y Obama va por su reelección "matando" a Bin Laden y
creando la leyenda de una Al Qaeda potenciada de mil cabezas que extiende
sus "amenazas terroristas" por todo el planeta.

En la agenda de la inteligencia militar estadounidense Bin Laden obedece a


dos tipos de construcciones. Una verdadera, asociada con las redes secretas
del terrorismo, y otra fabricada para consumo mediático.

En la primera, se indica que su formación de soldado terrorista proviene de los


sótanos históricos de entrenamiento de la CIA. Y en la segunda, las evidencias lo
señalan como un espectro fantasmal sobre el cual se montaron innumerables
campañas de prensa internacional para generar miedo con el "terrorismo".

El líder de Al Qaeda fue fabricado de acuerdo a las necesidades del "nuevo


enemigo", que el imperio necesitaba mostrar a la sociedad después de los
atentados del 11-S, y que la inteligencia norteamericana utilizó para conseguir
consenso local e internacional a sus nuevas políticas de invasión militar

La nueva consigna lanzada por Obama el domingo: Muere Bin Laden, pero Al
Qaeda se potencia y comienza a engendrar crías como el huevo de la serpiente.

Mientras anuncia la "muerte" de Bin Laden Washington, a coro con las potencias
imperiales, advierte a los cuatro vientos que Al Qaeda se apresta a una escalada
de "atentados terroristas" para vengar a su jefe.

El Departamento de Estado advirtió este lunes a los ciudadanos estadounidenses


que tras la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, ellos se han
convertido en objetivos potenciales de la "violencia antiestadounidense" en
todo el mundo.

"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación, urgimos a los


ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos (el
"terrorismo") pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes
fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones
masivas", puntualiza el comunicado.

Por su parte, el abanderado inicial de la "guerra contraterrorista", el ex presidente


George W. Bush, advirtió que "La lucha contra el terror continúa, pero esta
noche Estados Unidos ha mandado un mensaje inequívoco: no importa cuánto se
tarde, se hará justicia".

"Es un triunfo rotundo para la justicia, la libertad y los valores compartidos por
todas las naciones democráticas que luchan hombro con hombro con
determinación contra el terrorismo", afirmó el primer ministro de Israel,
Benjamin Netanyahu.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, calificó de "éxito


significativo" la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una
operación de las fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán, y reafirmó el
compromiso de los aliados para "impedir que Afganistán se convierta de
nuevo en un santuario para el terrorismo".

No obstante la "euforia" reinante entre los lideres imperiales, una generalizada


duda sobre la autenticidad del anuncio se extiende mundialmente a partir de la no
existencia de pruebas sobre la muerte de Bin Laden.

Reciclamiento de la "guerra contraterrorista"

El grotesco anuncio sin pruebas ni cadáver de la "muerte" de Bin Laden


(sólo posibilitado por la complicidad de los gobiernos y de los medios de
comunicación, y por la ausencia de contrainformación y de análisis totalizado de
los fundamentos del uso estratégico de la "guerra contra terrorista") es sólo el
reverso de una estrategia que continúa desde el 11-S hasta aquí.

EEUU, con la administración Bush tras el 11-S, no solamente instaló un nuevo


sistema de control político y social por medio de la manipulación mediática con el
"terrorismo", sino que además inauguró un "nuevo orden internacional"
(sustitutivo de la "guerra fría" con la ex URSS) basado en la "guerra
contraterrorista" que sirvió de justificación a las nuevas estrategias
expansionistas del Imperio norteamericano y de las trasnacionales capitalistas.
Obama, con este anuncio, continúa esa estrategia por otras vías.

Desde el punto de vista geopolítico y estratégico, el "terrorismo" no es un objeto


diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de
Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea vienen
utilizando (en Asia y Europa) para mantener y consolidar la alianza USA-UE en el
campo de las operaciones, para derrotar a los talibanes en Afganistán,
justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia
nuclear, y generar un posible nuevo 11-S para distraer la atención de la crisis
recesiva mundial.

A nivel geoeconómico se registra otra lectura: Si se detuviera la industria y el


negocio armamentista centralizado alrededor del combate contra el "terrorismo"
(hoy alimentado por un presupuesto bélico mundial de US$ 1,460 billones)
terminaría de colapsar la economía norteamericana que hoy se encuentra en
una crisis financiera-recesiva de características inéditas.

Esta es la mejor explicación de porqué Obama, hoy sentado en el sillón de la


Casa Blanca, ya se convirtió en el "heredero forzoso" de la "guerra
contraterrorista" de Bush a escala global.

La misma interpretación se puede inferir para las potencias de la Unión Europea


que adhieren a los planes globales de la "guerra contraterrorista", así como
para China, Rusia y las potencias asiáticas cuyos complejos militares facturan
miles de millones con armas y tecnología destinadas al combate contra el
"terrorismo".

Como se sabe, los "planes contraterroristas" son el principal rubro de


facturación de los presupuestos armamentistas a escala global y conforman
la mayor tasa de rentabilidad de las corporaciones de la guerra que giran
alrededor de los complejos militares industriales de EEUU, Europa y Asia.

En el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y


poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a territorio
europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal", que iniciara la
administración Bush tras los atentados del 11-S.

Tras la imposición planetaria del combate contra el terrorismo (principalmente


islámico) la "psicosis terrorista" inundó las portadas de la prensa internacional
y se extendió por aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar
donde se produjeran concentraciones masivas de personas.

Este escenario, con las potencias centroasiáticas (que compiten por áreas de
influencia con el eje USA-UE) adhiriendo a la "guerra contraterrorista" liderada
por EEUU, marca con claridad como Al Qaeda y el hoy extinto Bin Laden (un
invento histórico de la CIA) ensambla en un solo bloque al sistema capitalista
más allá de sus diferencias sectoriales.

La "simbiosis" funcional e interactiva entre Bush y Al Qaeda tiñó ocho años


claves de la política imperial de EEUU. A punto tal, que a los expertos les resulta
imposible pensar al uno sin el otro.

El 11-S como justificación de nuevas invasiones

Durante ocho años de gestión, Bin Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una
"herramienta de Estado" para Bush y los halcones neocon que convirtieron al
"terrorismo" (y a la "guerra contraterrorista") en su principal estrategia de
supervivencia en el poder.

Bush y el lobby judío de halcones neocon, edificaron consenso y apoyo interno


agitando y denunciando el peligro del "terrorismo islámico" como amenaza
permanente a la "seguridad nacional" de EEUU. Dentro de esa bolsa metían a
todos los que se le oponían.

En términos geopolíticos y militar-estratégicos, con la utilización de la leyenda


mediática de Bin Laden y el peligro del "terrorismo internacional", a partir del
11-S el Imperio norteamericano (potencia locomotora unipolar del planeta desde
la caída de la URSS) sustituía aspectos claves de su supervivencia como
Estado imperial.
Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia
militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar
un conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los
intereses del que la emplea.

Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en
EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las
invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.

Así, entre los varios objetivos encubiertos de las campaña con la "amenaza
terrorista internacional" lanzada por la Casa Blanca y las potencias centrales
europeas en infinidad de ocasiones, después del 11S , sobresalía nítidamente el
de preparar el "clima" y la justificación para iniciar operaciones militares en alta
escala en las zonas petroleras de Medio Oriente, Eurasia y África, tal cual
hoy se comprueba con la "guerra petrolera" desatada contra Libia.

Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido


históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en
planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio
de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.

Hay suficientes pruebas históricas en la materia: El 11-S sirvió de justificación


para las invasiones de Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña
de reelección de Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la
ONU la tesis de "democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el 7-J
en Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas rojas" le sirvieron
a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera hipótesis de conflicto
mundial, e imponer a Europa los "planes contraterroristas" hoy
institucionalizados a escala global.

Decenas de informes y de especialistas -silenciados por la prensa oficial del


sistema- han construido un cuerpo de pruebas irrefutables de que Bin Laden y Al
Qaeda se convirtieron en instrumentos genuinos de la CIA estadounidense que
los ha utilizado para justificar las invasiones a Irak, Afganistán y Pakistán,
para instalar la "guerra contraterrorista" a escala global.

La "versión oficial" del 11-S fue cuestionada y denunciada como "falsa y


manipulada" por un conjunto de ex funcionarios políticos y de inteligencia, así
como de investigadores tanto de EEUU como de Europa, que constan en
documentos y pruebas presentados a la justicia de EEUU que nunca los investigó
aduciendo el carácter "conspirativo" de los mismos.

(Ver: Documentos e informes del 11-S – Al Qaeda y el terrorismo "tercerizado"


de la CIA:
http://www.iarnoticias.com/secciones_2005/norteamerica/0088_cia_terroris
mo_tercerizado_12oct05.html
La CIA ocultó datos y protegió a los autores del 11-S: 
http://www.iarnoticias.com/secciones_2005/norteamerica/0083_cia_enc
ubrio_autores_11s_06oct05.html 

Ex ministro alemán confirma que la CIA estuvo implicada en los atentados del
11S:
http://www.iarnoticias.com/secciones_2005/norteamerica/0038_ex_ministro
_aleman_11_s_16may05.html

Informe del Inspector General del FBI: Más evidencias de complicidad del
gobierno con el 11-S:
http://www.iarnoticias.com/secciones_2005/norteamerica/0044_informe_fbi_
sobre_el_11s_20jun05.html )

El aparato de la prensa sionista internacional, a pesar de su marcada tendencia


"anti-Bush", jamás se hizo eco de estas investigaciones y denuncias que se
siguen multiplicando, mientras que sus analistas sólo toman como válida la
"versión oficial" instalada en la opinión pública a escala global.

El establishment del poder demócrata que hoy controla (y que ejerce la


alternancia presidencial con los republicanos en la Casa Blanca) jamás mencionó
la existencia de estas investigaciones y denuncias en una complicidad tácita de
ocultamiento con el gobierno de Bush.

Simultáneamente, y durante los ocho años de gestión de Bush, los demócratas


no solamente avalaron las invasiones de Irak y de Afganistán y votaron todos los
presupuestos de la "guerra contraterrorista", sino que también adoptaron como
propia la "versión oficial" del 11-S.

Este pacto de silencio y de encubrimiento entre la prensa y el poder imperial


norteamericano preservó las verdaderas causas del accionar terrorista de Bin
laden y Al Qaeda, cuyas "amenazas" periódicas fueron publicadas sin ningún
análisis y tal cual fueron difundidas por el gobierno de EEUU y sus organismos
oficiales como la CIA y el FBI.

Y la "muerte" de Bin Laden reafirma una tendencia ya probada: La "guerra


contraterrorista" no fue una política coyuntural de Bush y los halcones neocon,
sino una estrategia global del Estado imperial norteamericano diseñada y
aplicada tras el 11-S en EEUU, que ya tiene una clara línea de continuidad con el
gobierno demócrata de Obama.

2 de mayo del 2011.


http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/contrainform
acion/0029_muerte_bin_laden_02may2011.html

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