Antonio Bonet: Edificio Paraguay y Suipacha (Buenos Aires, 1939)
En 1939, poco tiempo después de su arribo a la Argentina y de la fundación del
Grupo Austral, el arquitecto catalán exiliado se asocia con Lopez Chas y Vera Barros para la realización de una “Casa de estudios para artistas”, tal como reza la primera publicación de esta obra en el Austral 3. El edificio se erige en la esquina de las calles Paraguay y Suipacha, situada en una zona comercial céntrica de Buenos Aires, y como tal, inscripta dentro de las leyes de la cuadrícula y la parcelación que caracterizan la zona. El programa, diseñado por los autores, incorpora cuatro locales comerciales en planta baja y siete estudios de diferentes tamaños y superficies en las plantas restantes. La planta baja adopta una altura suficiente (4.05) para que, por encima del conjunto puerta-escaparate, se filtre abundante luz al interior de unos locales relativamente estrechos. La planta primera juega también con una doble altura (4.50) que permite encajar una alcoba en una planta intermedia de cada estudio, a la cual se accede por una escalera caracol. Finalmente, en el ático se sitúan dos estudios de diferentes dimensiones, siendo sensiblemente mayor el que discurre paralelo a la calle Paraguay. La estructura es de pilotis de hormigón armado, con una serie de voladizos intermedios, rematada mediante una “bóveda” corrida de hormigón de 7 cm. El voladizo final se obtiene por medio de una losa en ménsula y las losas de las alcobas interiores en los estudios se cuelgan mediante tensores de 20 mm. El edificio pretendía ser un manifiesto de otro tipo de construcción racionalizada, construída mayoritariamente en seco, lo cual queda evidenciado en el diseño de la fachada. Esta se presenta dominada por tres grandes estratos horizontales organizados a partir de la fuerte presencia del marco estructural de hormigón blanco, en el interior de los cuales se mueven los distintos episodios de la fachada que dan cuenta de las funciones interiores. En planta baja, los escaparates de antepechos metálicos perforados y vidrios curvos serpentean nerviosamente a la sombra del cuerpo superior, recordando la conquista de la planta libre. En la planta primera, una trama metálica diseñada con una gran precisión de detalle permite distribuir tres calidades de piel de cristal: transparente, translúcida, o pan de verre de ladrillo de vidrio, y también tres formas de apertura: fija, corredera, basculante. La curvatura de la esquina se resuelve con un paño de lamas de metal y corcho que se hace eco del arco de la esquina, creando uno de los motivos más potentes del edificio. La planta segunda continúa la modulación de la primera pero la fachada se ahueca en la esquina y junto a la medianera. No hay duda que esta opera prima de Bonet se inscribe en la estela de su referencia más inmediata, la casa-estudio de Le Corbusier en el Edificio de la calle Nungesser-et- Coli(1935) pero también de las experiencias barcelonesas de Bonet en el estudio de Sert-Torres Clavé. Sin embargo, Bonet parece situarse un paso más allá en la incorporación de recursos técnicos más complejos y de un sabor surrealista en la solución del mobiliario, como es el caso del sillón BKF. FAP