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INTRODUCCIÓN
1. Introducción
La coordinación de las protecciones de los sistemas de potencia se ha definido como arte y ciencia,
ya que para la aplicación de los diferentes relevadores y sus ajustes se requiere entender el
funcionamiento del sistema de potencia y emplear la experiencia, el ingenio, y las capacidades del
ingeniero en protecciones. Para analizar el comportamiento de los sistemas de potencia, puede ser
suficiente la aplicación de la teoría básica para explicar el funcionamiento del sistema ante algunos
fenómenos que se presentan como: el cálculo de corrientes y voltajes de cortocircuito, el
funcionamiento de los relevadores y transductores, los efectos de las fallas y las sobre tensiones por
maniobra en estado estable y transitorio.
La función primordial del sistema de protección es aislar instantáneamente, del resto del sistema,
cualquier elemento sujeto a un cortocircuito, o cuando dicho elemento opera en una condición
anormal que pueda causar daño o sufra cualquier otro fenómeno que altere el estado normal del
sistema. Una segunda función de la protección, es proporcionar señalización que ayude al personal
a determinar la localización y el tipo de falla.
La rapidez de respuesta es una característica esencial de los sistemas de protección por relevadores.
Por lo anterior, los esquemas de protección se diseñan para operar sin intervención humana. Las
consignas que debe seguir un esquema de protección son las siguientes:
Para seguir estos lineamientos, se deben examinar todos los tipos de falla posibles o condiciones
anormales de operación que se puedan presentar en el sistema. Se debe analizar la respuesta
requerida del esquema de protección ante cada una de estas condiciones para diseñar los equipos
que proporcionen esta respuesta. Además, se debe analizar la posibilidad de que el propio esquema
de protección falle en su operación y suministrar la función de protección de respaldo para actuar
ante esta eventualidad. Estas condiciones hacen que los esquemas de protección en general sean
extensos y sofisticados.
1.1 Estructura funcional del sistema eléctrico de potencia.
Desde el punto de vista de operación del sistema, este se puede considerar formado por tres capas
operativas, como se muestra en la Figura 1.1.
En el primer nivel se consideran los elementos del sistema eléctrico que se encargan de producir,
transmitir y distribuir la energía eléctrica. Después aparece el nivel de control que se encarga de
mantener la frecuencia y voltaje dentro de una banda deseada en todos los puntos de la red,
cuidando la seguridad y economía del sistema completo; esta capa consiste por si misma de un
conjunto jerarquizado de elementos locales y centralizados.
La forma en que se interconectan los diversos elementos del sistema tiene un impacto notable sobre
el diseño del esquema de protección. Un sistema radial solo tiene una fuente que alimenta un
conjunto de cargas; este esquema es típico de sistemas de distribución o un sistema industrial. La
construcción de un sistema radial es económico, pero poco confiable ya que la desconexión de la
fuente interrumpe el servicio a todos los clientes. Si se abren los interruptores principales o los
seccionadores, entonces, se interrumpe la carga conectada después de este dispositivo. Dado que en
estos sistemas la corriente fluye solamente en una dirección, la protección de un sistema radial es
más sencilla que en un sistema anillado, además, los sistemas radiales generalmente están
eléctricamente alejados de las fuentes de generación, por esta razón, los cambios en la generación
no provoca grandes variaciones en las corrientes de falla.
Un sistema anillado tiene múltiples fuentes y mallas entre los generadores y las cargas. En estos
sistemas se tiene mayor flexibilidad para mantener el servicio a los clientes cuando se presentan las
fallas, ya que la pérdida de un generador o línea tiene un impacto limitado sobre la confiabilidad
del suministro. Al diseñar esquemas de protección para un sistema anillado se deben tomar en
cuenta las contribuciones de corrientes de falla que se presentan a través de los elementos
adyacentes a la falla, debida a la existencia de fuentes de generación en distintos puntos de la red.
Además, los cambios en la topología de la red y capacidad de generación afecta considerablemente
las magnitudes de corriente que contribuyen a la falla.
El objetivo básico del sistema de protección es desconectar del sistema de potencia el elemento en
problemas, tan rápido como sea posible para que el resto del sistema continúe en servicio. Es
importante señalar que el término “protección” no indica o implica que el equipo de protección
puede prevenir las fallas. Los relevadores de protección sólo actúan después de que ocurre una falla
o condición anormal, con suficiente intensidad para provocar su operación. Entonces, el término
“protección” no indica prevención, su función es minimizar la duración del problema, daños, y
tiempo fuera de servicio del elemento o elementos del sistema involucrados. En la aplicación de
relevadores de protección, existen cinco conceptos básicos que son los fundamentos de su filosofía
y se describen a continuación.
1.3.1 Confiabilidad
La seguridad se define como “el grado de certeza de que un relevador o el sistema de protección no
operará para una condición anormal para la cual no fue diseñado”.
La mayoría de los esquemas de protección se diseñan para eliminar una gran cantidad de fallas. A
medida que aumenta la cantidad de fallas que puede liberar el esquema, la seguridad en su
operación se degrada. Sin embargo, siempre se prefiere garantizar la desconexión de los elementos
fallados sobre la posibilidad de operaciones incorrectas; en otras palabras, se prefiere desconectar
equipos de más que mantener una falla conectada por más tiempo del recomendable. Esta filosofía
no se aplica en los casos donde se tiene un número de alternativas limitado para transferir potencia
en un sistema, como es el caso de un sistema radial o un sistema operando en estado de emergencia.
1.3.2 Selectividad
Se refiere al principio de que los relevadores no deben operan para fallas para los cuales no son
destinados. La selectividad es un término que describe el funcionamiento interrelacionado de
relevadores, interruptores y otros dispositivos de protección. La selectividad total se obtiene cuando
se desconecta del sistema la mínima cantidad de elementos o equipo en condiciones de falla u
operando en una condición anormal, esto es definido en términos de regiones de un sistema de
potencia, llamadas “zonas de protección”.
El requisito de seguridad, mediante el cual se trata de garantizar que un esquema de protección no
opere para fallas para las que no fue diseñado que operara, se definen en términos de zonas de
protección, que son regiones del sistema de potencia para las cuales el esquema debe operar. El
relevador será considerado seguro si responde solamente a fallas que ocurran dentro de su zona de
protección
Los sistemas de potencia están divididos en zonas de protección, tal como se muestra en la Figura
1.2, en las regiones siguientes:
Mientras que los TC permiten detectar una falla dentro de la zona protegida, los interruptores
cumplen la función de desconectar los elementos dentro de la zona protegida para aislar la falla. La
frontera de una zona protegida es definida por un transformador de corriente y un interruptor.
Cuándo el TC y el interruptor están separados, se debe tener cuidado en el sistema de
comunicaciones para lograr los disparos de los interruptores deseados.
1.- Todos los elementos del sistema deben estar incluidos en al menos una zona protegida. Una
práctica sana de protección es que los elementos más importantes estén contenidos en al menos dos
zonas protegidas.
2.- Las zonas de protección deben traslaparse para evitar que algún elemento se quede sin proteger.
Sin este traslape, la frontera entre dos zonas protegidas puede quedar sin protección. La región de
traslape debe ser pequeña de modo que la posibilidad de ocurrencia de una falla en la zona de
traslape se minimice, ya que la ocurrencia de tal falla ocasionará la desconexión de un segmento
mayor del sistema de potencia.
Aunque es deseable aislar las fallas lo más rápido posible, basándose en la información
proporcionada por las ondas de corriente y voltaje que pueden distorsionar durante transitorios,
siempre se incurre en alguna pérdida de tiempo debido a la necesidad de relevador de diagnosticar
adecuadamente la falla de acuerdo a la información disponible. Por su velocidad de operación, los
relevadores se clasifican como sigue:
1. Relevadores instantáneos, son aquellos que operan tan pronto como han tomado una decisión de
disparo, y su rapidez varía de un ciclo a un segundo dependiendo de la construcción.
2. Relevadores con retraso de tiempo, que son aquellos en los que se introduce un retraso de tiempo
entre el momento en que se toma la decisión de disparo y la acción efectiva de desconexión. Los
retrasos también dependen de la construcción de los dispositivos.
3. Relevadores de alta velocidad, que son relevadores que operan debajo de un tiempo especificado;
con la tecnología actual, este tiempo está en alrededor de 50 milisegundos o tres ciclos en un
sistema de 6OHz.
4. Relevadores de ultra-alta velocidad, que son dispositivos que operan en 4 milisegundos o menos.
Un sistema de protección puede fallar y consecuentemente no aislar una falla, debido a esto es
indispensable proveer un esquema alterno que garantice la desconexión de la falla. Estos esquemas
son llamados de respaldo. La protección principal de una zona protegida es llamada sistema de
protección primaria. Esta protección debe operar lo más rápido posible y desconectar la menor
cantidad de elementos del sistema. En sistemas de extra-alta tensión es común duplicar los
esquemas de protección primaria para prevenir fallas de operación en cualquier elemento del
primer esquema; generalmente se usa equipo de fabricantes diferentes a fin de eliminar la
probabilidad de que se tenga una operación inadecuada por la misma causa que falló el primer
esquema, los tiempos de operación de ambos esquemas es el mismo.
Con respaldos remotos, el esquema tiene independencia de los relevadores, transductores, baterías,
etc. del esquema primario que están respaldando. Sin embargo, dependiendo de la complejidad del
sistema, puede ser que el respaldo no vea todas las fallas contra las que se desea respaldar;
adicionalmente la operación de respaldos remotos puede desconectar más fuentes del sistema de las
permisibles. Los respaldos locales no tienen estas deficiencias, pero comparten equipos con el
esquema primario, cuya falla puede también afectar la operación del esquema de respaldo.
1.3.4 Simplicidad
1.3.5 Economía
Es fundamental obtener la máxima protección por el mínimo costo. Sin embargo, cuando se obtiene
el menor costo inicial para el sistema de protección puede ser en detrimento de la confiabilidad del
sistema. Además, puede involucrar mayores dificultades para su instalación, así en su operación y
en altos costos de mantenimiento. Entonces, el costo de la protección debe ser evaluado sobre la
base del costo del equipo que protegerán, costo de salida o pérdida del equipo protegido debido a
una protección inapropiado.
Aunque algunas veces se entiende por sistema de protección solo al conjunto de relevadores, en
realidad un sistema de protección consta de otros subsistemas que contribuyen a la detección y
remoción de fallas. Los subsistemas principales de un sistema de protección son los transductores,
relevadores, baterías e interruptores. Los transductores son transformadores de corriente y de
voltaje que proporcionan señales proporcionales a las originales pero a valores de control, además
de brindar aislamiento eléctrico entre el sistema de potencia y el sistema de protecciones; los
relevadores son los elementos que deciden ejecutar las operaciones de conexión y desconexión de
elementos.
1.4.1 Banco de baterías
Los bancos de baterías garantizan la existencia de voltajes operativos en caso de fallas cercanas a
una instalación y que pueden provocar voltajes anormales en las salidas de corriente alterna de la
subestación. Estos bancos se conectan permanentemente mediante un sistema de recarga a la línea
de corriente alterna de la subestación, y en condiciones normales, se apoyan en este cargador. El
cargador debe tener una capacidad suficiente para mantener todas las cargas que se alimentan por el
banco de baterías.
A su vez, los bancos se dimensionan para mantenerse en operación normal durante 8 a 12 horas
después de un apagón total. Aunque los bancos de baterías son confiables, en ocasiones y en
subestaciones importantes estos equipos se duplican para garantizar la operación correcta del
sistema de protección.
1.4.2 Interruptores
La liberación de una falla en el sistema de potencia depende de la acción coordinada de la
operación del interruptor y del relevador. El interruptor tiene el objetivo de aislar la falla mediante
la interrupción de la corriente cuando ésta pasa cerca de un cero. Actualmente, los interruptores
utilizados en sistemas de extra alto voltaje pueden interrumpir corrientes de falla desde 100,000
Amperes. En la Figura 1.3 se muestra los subsistemas que forman el sistema de protección.
Normalmente ante una falla, se observan corrientes mayores que las normales. Cualquier corriente
de magnitud superior a un cierto valor puede considerarse la condición de que existe una falla o una
condición anormal dentro de la zona de protección de un relevador; este nivel es llamado ajuste de
arranque del dispositivo. Para cualquier corriente arriba del nivel de arranque, el relevador opera, y
para corrientes por debajo de este nivel de arranque, el relevador debe mantenerse sin operar.
Isec/Itap
• Comparación de magnitud
Este principio de operación se basa en la comparación de una o más cantidades operativas entre si,
por ejemplo, un relevador de balance de corrientes puede comparar la corriente en un circuito con
la corriente en otro, los cuales deberían ser iguales o proporcionales en magnitud para condiciones
normales de operación. El relevador operará cuando la división de corrientes en los dos circuitos
varíe de una tolerancia determinada.
En la Figura 1.5 se muestran dos líneas en paralelo conectadas en sus extremos a los mismos nodos.
Se puede utilizar un relevador de comparación de corrientes que compare las magnitudes de las dos
corrientes de línea IA e IB. Si |IA| es mayor que |IB| + ε y la línea B no está abierta, entonces, el
relevador reportará una falla en la línea A y la abrirá, (ε es una tolerancia determinada).
Una lógica similar se puede utilizar para disparar la línea B si la corriente excede la de la línea A,
cuando esta última no está abierta. Otro ejemplo, donde se puede aplicar este tipo de relevador es
cuando los devanados de una máquina tienen dos subdevanados idénticos en paralelo por fase.
Figura 1.5 Dos líneas en paralelo conectadas en sus extremos a mismos nodos
• Comparación diferencial
La comparación diferencial es uno de los métodos más sensibles y efectiva para proporcionar
protección contra fallas. El concepto de comparación diferencial es sencillo y se puede entender
analizando el devanado de un generador como se muestra en la Figura 1.6. Ya que el devanado en
estos dispositivos es eléctricamente continúo, la corriente de entrada I1, debe igualar a la corriente
que sale por el otro extremo I2. En este ejemplo, es posible utilizar un relevador de comparación de
magnitud para detectar una falla en el devanado protegido; cuando se presenta una falla en algún
punto en el devanado, las corrientes I1 e I2 serán diferentes.
En forma alterna, se puede obtener la suma algebraica de estas dos corrientes entrando al devanado
protegido (I1-I2), y usar un relevador detector de nivel para identificar la presencia de una falla.
Este tipo de relevadores compara el ángulo de fase relativo entre dos cantidades de corriente
alterna. Los relevadores con este principio de operación se usan para determinar la dirección de una
corriente respecto a una cantidad de referencia. Por ejemplo, el flujo de potencia normal en una
dirección dada resultará en un ángulo de fase entre el voltaje y la corriente, variando alrededor de
su ángulo de factor de potencia, esto es, alrededor de 30 grados. Cuando el flujo fluye en dirección
opuesta, este ángulo será de 180 mas o menos 30 grados.
De forma similar, para una falla en la dirección de operación y no operación, el ángulo de fase de la
corriente con respecto al voltaje será de “-ϕ” y “180-ϕ”, respectivamente. Donde ϕ es el ángulo de
impedancia del circuito fallado y será de cerca de 90 grados para sistemas de potencia.
En la Figura 1.7 se muestra dos líneas de transmisión, que se utiliza para explicar la diferencia en
las relaciones de fase creadas por una falla, y por la demanda de la carga conectada. Esta
evaluación se realiza mediante relevadores que respondan a diferencias entre las dos cantidades de
entrada, en este ejemplo se usa el voltaje y corriente de falla.
Figura 1.7 Comparación de ángulo de fase para fallas en una línea de transmisión
• Protección piloto