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PARA ENTENDER EL CINE

Se cree que la televisión es el medio de comunicación más poderoso e influyente, y esto podría
ser cierto si sólo atendiéramos a la cantidad de programación ofrecida y al tiempo que le dedicamos
diariamente. Pero como el poder de un medio radica en su contundencia (o calidad), el cine supera con
creces a la televisión (y a todos los medios) por sus muy particulares características de proyección.
Además, la complejidad del cine es difícil de igualar por cualquier medio, puesto que es el único que
puede producir obras de arte y porque cuenta con un lenguaje extremadamente depurado.
De lo anterior se deduce que para entender al cine debemos partir del conocimiento de su
naturaleza, analizando detalladamente cada una de sus facetas:

• Medio masivo de comunicación.


• Expresión artística.
• Proceso industrial.
• Entretenimiento.
• Lenguaje.

1. EL CINE: MEDIO MASIVO DE COMUNICACIÓN.

La comunicación es el acto de relación entre dos o más sujetos, mediante el cual se evoca en
común un significado. Para entender esta idea se han desarrollado algunos modelos gráficos, siendo
uno de los más simplificados el siguiente:

EMISOR MENSAJE RECEPTOR

RETROALIMENTACIÓN

Si afirmamos que el cine es un medio de comunicación, entonces debe contar con todos los
elementos del esquema anterior. Veamos:
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Emisor: La compañía productora y el director de la película.


Mensaje: La película misma.
Receptor: El público.
¿Dónde queda la retroalimentación? En este punto nos encontramos con uno de los problemas
más graves de los medios masivos de comunicación, porque si el mensaje va en una sola dirección y el
emisor no recibe respuesta, no estamos hablando de comunicación, sino de información. Generalmente
la retroalimentación a los medios masivos es muy difícil, incompleta o hasta mecánica: ¿Cómo le
hacemos saber a una compañía productora o a un director si su película nos gustó o interesó? El único
termómetro es la taquilla: vamos a verla o no. Este tipo de respuesta es muy simple, y no se puede
hablar estrictamente de retroalimentación. Para saber cómo responder a un medio masivo, tenemos que
buscar, entre las muchas teorías de la comunicación, alguna que nos ofrezca una guía para resolver este
problema. Una de las propuestas más interesantes la ofrece la teoría de la audiencia y el efecto.
Esta teoría afirma que “es prioritario analizar la participación de los sujetos en la elaboración
del significado de los mensajes que recibe; estos significados están abiertos a cierta negociación, según
la situación y los recursos de la audiencia”. Traslademos esta idea al cine. Toda película (o mensaje)
lleva dentro de sí una gran cantidad de significados, mismos que no siempre captamos y entendemos.
Pero si contamos con los recursos suficientes (conocimientos sobre cine) y estamos en la situación
adecuada (por ejemplo, si somos parte de un grupo de amigos que gusta de ver y comentar películas),
podremos entender lo que la película (y por ende el director y la compañía productora) quiso decir.
Esto ya podría interpretarse como una respuesta o retroalimentación: seguramente nunca podremos
establecer contacto con el realizador de una cinta para comentarle nuestras impresiones sobre su obra,
pero sí podremos comprender lo que quiso decir a través de ella y aceptar o rechazar sus ideas.

2. EL CINE: EXPRESIÓN ARTÍSTICA.

El arte es una expresión original y trascendente que requiere de habilidades técnicas y de


talento creativo, para cumplir con el objetivo de ofrecer una interpretación particular del mundo a
través de experiencias estéticas, emocionales y/o intelectuales. De acuerdo a esta definición, se
entiende por qué el cine forma parte del selecto grupo de las bellas artes, puesto que cuenta con la
potencialidad de cubrir los requisitos descritos. Lo que aún está a discusión es si el cine es una síntesis
de las bellas artes clásicas, o bien es un arte totalmente nuevo.
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Los defensores de la primera teoría sustentan que el cine, para constituirse como arte, ha
acudido a las demás manifestaciones artísticas en busca de elementos que a la larga ha hecho propios:
• De la escultura toma la noción del relieve, y lo obtiene a través de la iluminación y de
determinados movimientos de cámara.
• De la arquitectura toma la perspectiva y la composición.
• De la literatura toma estructuras narrativas y cientos de historias para ser filmadas.
• De la pintura toma el manejo del color.
• De la música toma el ritmo (y, desde luego, la música misma).
• De la danza toma lo que es su esencia: el movimiento.
Por su parte, los que definen al cine como un arte totalmente nuevo manifiestan que las artes
clásicas están divididas en dos grupos bien definidos: artes del espacio (escultura, arquitectura y
pintura) y artes del tiempo (danza, música y literatura). El cine conjuga ambas dimensiones: es el arte
del espacio en el tiempo.
Independientemente de la definición correcta, lo importante es que hay que defender la
naturaleza artística del cine, puesto la tendencia a hacer un cine espectacular y vacío es cada vez más
frecuente en la actualidad. También existe un fenómeno difícil de reconocer por las audiencias poco
conocedoras: el cine-artesanía, es decir, aquellas películas con pretensiones artísticas que simplemente
reproducen estéticas y propuestas ajenas, sin ofrecer nada nuevo.

3. EL CINE: PROCESO INDUSTRIAL.

El cine no sólo se diferencía de las bellas artes por ser el único arte del espacio en el tiempo,
sino también por ser la actividad artística que requiere de más recursos para su realización (con
excepción de algunas obras arquitectónicas). En este punto el cine encuentra su mayor servidumbre,
puesto que para poder existir tiene que haber antes una industria que sea capaz de proveer los
elementos necesarios para la realización de un filme, que por lo general es bastante caro.
Para la realización de cualquier película es necesario que un director se haga acompañar por un
grupo de personas que lo ayude en la realización las múltiples y bien diferenciadas actividades de un
rodaje. Con frecuencia se llegan a contabilizar decenas y hasta cientos de técnicos y artistas
involucrados en el proceso; a esta situación hay que agregarle el tiempo de filmación, que se extiende a
lo largo de varias semanas o meses, además del alto precio de la tecnología y los elementos de apoyo:
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cámaras, rollos de película, revelado y copiado, edición del material filmado, alquiler de locaciones,
escenografías, vestuario, maquillaje, efectos especiales, publicidad, etc.
Para el financiamiento y administración de los recursos es necesario un equipo de producción,
del cual dependerá directamente la filmación a lo largo de sus tres etapas: pre-producción (desarrollo
de una idea argumental, escritura de un guión, contratación de personal, búsqueda de locaciones y
estudios y compra o alquiler de material técnico); producción (el rodaje propiamente dicho) y post-
producción (edición visual y sonora, musicalización y corrección computarizada de imágenes y
sonidos).
Terminado el proceso de producción, la película está lista para llegar a los cines. Sin embargo,
ante la inmensidad del mercado cinematográfico mundial, deben cumplirse dos pasos para lograrlo: la
distribución (encargada de la publicidad y el copiado de la cinta para distribuirla por áreas geográficas,
además del doblaje o de anexar subtítulos al filme, según sea el caso) y la exhibición (alquiler de la
cinta a las salas cinematográficas). Una vez terminado este largo proceso, aún quedan opciones para su
explotación: la venta de los derechos para difusión en videocasete, en televisión por cable y en
televisión abierta.
Tras la breve descripción de los elementos involucrados en la producción, distribución y
exhibición de una película, se comprende a plenitud el por qué de una gran industria para enfrentar los
gastos del proceso. En teoría no sólo es una exigencia, sino una virtud del cine, pues a partir de esa
industria es posible la creación de muchas obras. Sin embargo, en la realidad se descubre que la
naturaleza de la industria cinematográfica no difiere en nada de las otras pertenecientes al mundo
contemporáneo, caracterizadas por un afán mercantilista que frecuentemente desatiende la satisfacción
de las auténticas necesidades del ser humano.
Garantizar el ingreso de mayores ganancias a costa de lo que sea parece ser el principio básico
de gran parte de la industria cinematográfica, sobre todo si hablamos de Hollywood, la “meca del
cine”. El resultado de tal política es la satisfacción de intereses comerciales en detrimento del cine de
propuestas: es bien sabido que los productores, para garantizar la rentabilidad de sus películas, evitan
cualquier complicación de forma o contenido para no aburrir a los espectadores, cada vez más
aficionados al cine chatarra. De tal forma, lo que busca la industria no es innovar, sino reciclar hasta
el infinito fórmulas que en determinado momento han tenido éxito, con la consecuente mecanización
del proceso creativo.
La audiencia ya no es, entonces, un grupo de personas, sino tan sólo un mercado cuya única
reacción que se toma en cuenta es su mayor o menor presencia en la taquilla. De este modo se explica
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lo difícil que es crear películas alternativas, pues éstas no apelan a la moda o a la mercadotecnia, sino
al intelecto del espectador, que en la mayor parte de los casos no cuenta con los conocimientos
suficientes ya no digamos para exigir, sino para tan sólo desear nuevas propuestas.
Las películas verdaderamente ambiciosas sufren un auténtico calvario para llegar al espectador:
nadie las quiere patrocinar; si alguien se arriesga, es difícil encontrar quién las distribuya; si finalmente
alguien lo hace, nadie quiere exhibirlas (¿qué exhibidor está dispuesto a programar en cartelera una
película de arte en lugar de un probado éxito de temporada?). Si corren con suerte, serán proyectadas
una o dos semanas, o de plano pasarán directamente a su comercialización en formato de video o a su
exhibición en un canal cultural de bajísima audiencia.
Como un ejemplo de lo anterior, basta darle un vistazo a la cartelera comercial. En las más de
120 salas cinematográficas de la ciudad de Puebla se estrenan cada año, en promedio, unas 200
películas, de las cuales un 75% suelen ser norteamericanas, 10% mexicanas, 10% francesas y
apenas 5% corresponde a otros países.
Si el público en su mayoría supiera reconocer y valorar el buen cine, con contenidos de calidad
y propuestas realmente interesantes, habría más personas interesadas en el cine alternativo.
Por ello, todas las personas involucradas en la industria cinematográfica deben de intentar, hasta
donde sus posibilidades financieras les permitan, cumplir con su función social; el gobierno, por su
parte, debe de incentivar a la industria a producir, distribuir y exhibir buen cine, creando institutos
especializados en esta labor o introduciendo mecanismos fiscales que beneficien y motiven a los
particulares que así lo hagan, además de leyes que impongan al menos un tiempo mínimo en pantalla
para las obras valiosas.

4. EL CINE: ENTRETENIMIENTO.

La pobre calidad de la mayoría de los filmes que llegan a ser exhibidos tiene su origen en una
paradoja: cualquier película puede, en potencia, ser una obra artística o un espectáculo atractivo. No es
muy frecuente la interacción de estas dos características, pues en esencia se contraponen: mientras que
el arte busca la reflexión, el espectáculo espera llamar la atención a partir de recursos vistosos y
sorprendentes.
Al no requerir de su audiencia grandes niveles de actividad intelectual, el espectáculo resulta
divertido y libre de complicaciones para la mayoría. De lo anterior se entiende el por qué de la
mayoritaria preferencia popular hacia el cine vacío, pero lleno de entretenimiento.
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Pero... ¿qué debe entenderse por entretenimiento? En un sentido amplio, encontramos que el
entretenimiento implica escapar o alejarse de los problemas, descansar, ocupar el tiempo libre, liberar
emociones, buscar estimulación sexual y... conseguir un placer intelectual. Desgraciadamente este
último punto es el más olvidado por la gente al momento de buscar entretenimiento, y hay que definir
el por qué de esta situación.
El filósofo griego Platón analizó el alma humana, dividiéndola en tres: razón, voluntad y
apetitos. En un esquema similar, podríamos hablar de tres móviles en el espectador común: intelectual,
sentimental y pasional. Ahora bien: ¿cuál de ellos es el más poderoso dadas las características del
mundo actual?
Hoy en día la humanidad está más interrelacionada que nunca gracias a los medios masivos.
Pero a pesar de los avances en el campo de la comunicación lo cierto es que las personas tienden cada
vez más a la individualidad y el aislamiento. La cultura del éxito, que obliga a cualquiera a ser alguien
como meta primordial, nos ha llenado de un espíritu de desconfianza mutua y rivalidad sin límites. Su
moneda de cambio es la posesión de bienes materiales: tanto tienes, tanto vales. Y para vender
cualquier cosa, por inútil que sea, la publicidad no ha dudado en crear un paraíso artificial, en el que las
máximas promesas son status, placer y poder, los ingredientes de la felicidad.
En un hábitat tan egoísta, inequitativo y lleno de falsos ídolos, el hombre se encuentra reducido
a la soledad y frustración. Por ello, los sentimientos y las pasiones más extremas son un excelente caldo
de cultivo para la industria cinematográfica comercial: a través del cine es posible encontrar el amor, la
justicia y la felicidad, y a la vez desfogar nuestras más oscuras y reprimidas insatisfacciones. Las
películas ofrecen una especie de ensoñación que aleja permanentemente a las personas de su realidad.
Aísla a la persona debido a uno de los requisitos indispensables para la buena proyección
cinematográfica: la oscuridad, elemento que juega un papel de muro entre el espectador y los demás.
La oscuridad contribuye a la mayor concentración, pues quita del campo de la percepción elementos
ajenos a la película que se exhibe. Entonces la mirada está obligada a dirigirse a la pantalla, en una
situación que puede calificarse de parahipnótica (similar al sueño). Así, el espectador está en una clara
actitud receptiva y consecuentemente la imagen se apodera de él, sin permitirle un discernimiento o
dificultándoselo.
Corazón y vísceras, y no el cerebro, son los receptores más atentos de la mayor parte de la
audiencia. Con base en esta situación, podemos retomar la definición de entretenimiento y descubrir lo
que el espectador busca en el cine: escapar de su realidad a través del sueño que ofrece el cine, sentirse
el protagonista de una historia romántica en la que el amor sí existe y es perfecto, saciar su sed de
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justicia con un final feliz, liberar su odio y frustraciones eróticas a través de filmes llenos de violencia
gratuita y sexo placentero y sin límites...
Conseguir un placer intelectual es la parte más interesante y propositiva de la definición de
entretenimiento. No implica que el público se aburra, más bien requiere de que el espectador posea
ambición intelectual para que pueda divertirse mientras aprende. Pero para ello se requiere, en primer
lugar, entender al entretenimiento no como un acto de enajenación, sino como una acción tendiente al
esparcimiento relajado que a la vez debe nutrir a la persona con auténticas ideas y valores.

5. EL CINE: LENGUAJE.

A pesar de que el lenguaje cinematográfico resulta desconocido e incomprensible para la


mayoría de la audiencia, en realidad es muy sencillo de comprender y analizar. En el lenguaje escrito
hacemos uso de palabras para fabricar oraciones, y unimos éstas para formar párrafos. De la misma
forma, el cine utiliza sus posibilidades técnicas para crear un conjunto de signos y símbolos enlazados
para hacer comprensible un filme.
El lenguaje cinematográfico interrelaciona tres elementos: imagen, movimiento y espacio en el
tiempo, mismos que dan origen a la IMAGEN CINEMATOGRÁFICA:

I M A G E N C I N E M A T O G R A F

I M A G E N M O V I M I E N T O E S P A C I O E N E L T I E M P O

e le m e n t o s e le m e n t o s
e s e n c i a l e si n t e g r a n t e s d e n t r o
d e la e s p a c io t ie m p o
d e l
c á m a r a f ílm ic o f ílm ic o
e n c u a d r e

e s c a l a c o lo r

á n g u lo s o n id o

il u m i n a c i ó cn o m p o s ic ió n

5.1 LA IMAGEN.
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La imagen es toda representación figurada y relacionada con el objeto representado por analogía
o semejanza perceptiva. Cuenta con seis elementos, tres esenciales y tres integrantes:

ELEMENTOS ESENCIALES:

1) La escala: Es la relación que existe entre la superficie que ocupa en la pantalla una imagen
dada y la superficie total de la pantalla. Esta escala está determinada por el tamaño de lo fotografiado,
por la distancia entre el objeto y la cámara y por el objetivo (lente) que se emplea.
El fundamento básico de la escala es el plano, una toma contínua filmada por la cámara (fija o
móvil) en una sola sesión; una serie encadenada de planos que tienen lugar en el mismo escenario y que
corresponden a una misma acción forman la escena, y varias escenas en el mismo tiempo, escenario o
continuidad narrativa forman un episodio unificado en una película, que lleva el nombre de secuencia.
Los equivalentes de estos términos en la literatura podrían ser: frase, párrafo y capítulo; la puntuación
tendría su contraparte cinematográfica en el corte, o cambio de plano. En este punto hay que hacer
mención de una posible variante en la sintaxis fílmica: el plano-secuencia, largo y sumamente
complejo, que incluye movimientos de cámara y acción sin cortes.
Entre las múltiples variantes del plano destacan, como los más usuales:
• Plano panorámico: La figura humana o el objeto ocupan sólo una pequeña fracción del
cuadro; se utiliza para ubicar al espectador en el lugar de los hechos y ambiente que los
rodea, o bien para indicar movimiento.
• Plano general: La cámara está más cerca de los sujetos y ya se pueden distinguir los
rasgos faciales; se utiliza principalmente para presentar un grupo de gente.
• Plano completo: Muestra entera la figura humana, haciendo coincidir los límites
superior e inferior de la pantalla con la cabeza y los pies de la figura.
• Plano medio: En la que se recorta la imagen del personaje ya sea a la altura de las
rodillas (plano americano), de la cintura (plano medio típico) o del pecho (plano de
busto).
• Primer plano: Presenta sólo el rostro y los hombros del sujeto.
• Gran acercamiento: Magnificación de la cara del personaje.
• Plano de detalle: Incluye sólo una parte de la totalidad de un objeto, rostro o segmento
corporal.
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Cuando hay varias escalas en un mismo plano, se dice que hay profundidad de campo.
2) El ángulo: Se dice que la cámara está en ángulo cuando no hay coincidencia entre su lente y
la línea del horizonte. Las angulaciones típicas son:
• Picada y contrapicada: La cámara inclinada hacia abajo o hacia arriba.
• Vista de pájaro y vista de piso: La cámara mira hacia abajo o hacia arriba 90 grados.
• Holandés: Colocación de la cámara en ángulo con respecto al eje vertical del sujeto
fotografiado.
3) La iluminación: Es el manejo de la luz, de acuerdo a los siguientes estilos:
• De manchas: ilumina ciertas partes del escenario, con poca semejanza a la distribución
natural de la luz.
• De zonas: Ilumina zonas escalonadas, de menor a mayor intensidad.
• De masas: Imita el efecto de la luz natural.

ELEMENTOS INTEGRANTES:

1) El color: Sirve para llamar la atención del espectador y centrarla en una parte determinada de
la imagen, para favorecer el ritmo de una narración y expresar más fuerte y significativamente ciertos
momentos climáticos.
2) El sonido: Engloba diálogos, efectos incidentales y música.
3) La composición: Es la distribución conveniente de personas y objetos dentro de la imagen.
Los elementos tanto esenciales como integrantes permiten el equivalente al énfasis literario:
resaltar la importancia de personajes u objetos, o cualquiera de sus partes.

5.2 EL MOVIMIENTO.

Para que la imagen en pantalla adopte una naturaleza cinematográfica, es necesario que exista el
movimiento, del que existen dos tipos:
1) Movimiento dentro del encuadre: Está dado básicamente por la evoluciones que realizan
los actores dentro del cuadro que la cámara capta.
2) Movimiento de la cámara: La cámara, y no el actor, es la que se desplaza, variando el
encuadre de las figuras. Esta clase de movimiento puede darse de dos formas:
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• Paneo: Cuando la cámara se vuelve sobre su propio eje, ya sea horizontal o


verticalmente, o balanceándose.
• Travelling: Cuando la cámara se desplaza hacia delante o hacia atrás, hacia arriba o
hacia abajo, hacia los lados o hace un recorrido especial montada sobre una grúa.

5.3 EL ESPACIO EN EL TIEMPO.

Todos los elementos involucrados en la imagen y el movimiento facultan al cine para la


creación de espacios y desplazamientos en el tiempo, de tipo virtual.
1) El espacio fílmico: La pantalla de cine sólo tiene dos dimensiones: ancho y largo. Para
lograr la tercera dimensión, la profundidad, se busca el relieve, unificando la perspectiva lineal
(común al dibujo), la cromática (propia de la pintura) y focal (de la fotografía) con una cuarta
modalidad, la perspectiva cinética.
2) El tiempo fílmico: Tiene la cualidad de ser variable y flexible, a diferencia del tiempo real.
Se le puede manipular a voluntad, para dar lugar a las siguientes variantes:
• Tiempo en adecuación: Cuando hay conformidad entre el tiempo de acción y el tiempo
de proyección (corresponde al plano-secuencia).
• Tiempo en condensación: Resume lo más importante de la acción gracias al montaje y
la elipsis (omitir lo no indispensable); por ello, es la modalidad más utilizada.
• Tiempo en distensión: Alargado subjetivamente.
• Tiempo en continuidad: Cuando fluye en la misma dirección que el tiempo real.
• Tiempo en simultaneidad: Cuando se alternan dos o más tiempos de la acción.
• Tiempo en flashback: Cuando la acción retrocede a épocas y situaciones anteriores. La
información que nos presenta el director en este fragmento será importante para entender las
motivaciones o la psicología de los personajes.
• Tiempo en flashforward: Es cuando la acción se adelanta a eventos que ocurrirán en el
futuro y que están directamente relacionados con hechos del tiempo presente de los
personajes.
• Tiempo psicológico: Una combinación de tiempos débiles (poco interés) y tiempos
fuertes (mucho interés), que alternados hacen olvidar al espectador la medida del tiempo
real.

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