Bastián Abarca Hoffmann, Universidad Diego Portales. Chile.
“Me llaman loco y yo los llamo
locos; y los maldigo púes he perdido este juicio solo porque ellos tienen mayoría de votos” Roy Porter.
A partir de mediados del siglo XIX comienzan los cambios en el plano
de la salud mental, si hacia 1852 se contaba con un centro de rehabilitación, el cual era un cuartel militar ubicado en el barrio Yungay, al pasar los meses se hizo necesario la implementación de todo un sistema para atacar el “foco de locura” ubicado principalmente en la calle. Muchas veces a los enfermos mentales eran confundidos con vagabundos, ladrones y otros. A mediados de siglo, comienza la transformación de los espacios, limpiar el espacio público será un objetivo principal para los sujetos que ostentan el poder del país, esta acción es motivada e influenciada por el pensamiento europeo principalmente el Frances. La reducción de los espacios de locura sería provocada por una nueva dimensión en la concepción de orden y progreso, esta vez en el espacio público. Para desarrollar la idea de espacio(s) de locura y la transición de los discursos, se hace necesario describir el contexto Mundial para después dar paso al proceso que se llevara a cabo en Chile, presentar y desarrollar ciertos conceptos de individuos que contribuyen a mi investigación. Algunos de estos hombres son: Dr. Garafulic y Dr. Enrique escobar participantes del texto De casa de orate a instituto Psiquiátrico, además del teórico Michel Foucault a través de su vasta obra de textos como El orden del discurso, Microfísica del poder entre otros. Peter Burke con su texto Formas de hacer Historia, Visto y no visto Después de de la Revolución francesa, la clase dominante paso a ser la Burguesías, la cual conforma un nuevo orden, pensamiento e interés que no responden al antiguo régimen, sino más bien responde a la creación de una nueva estética, atmosfera y voluntad de vida que desea el saber. Este deseo cambiara todos los ámbitos de vida del ser humano, la esfera que nos interesa y destacamos en este trabajo seria la esfera intelectual chilena, en la conformación de un nuevo discurso que creara una nueva realidad histórica. “Todas las instituciones, públicas y privadas, la vida entera, adoptarán las modalidades propias del espíritu burgués (…) serán los estratos superiores y cultos los que afirmaran con más claridad y decisión el nuevo estilo de la vida histórica” (Heise, 1974:142). Este papel preponderante de la burguesía se daría entre el siglo XVIII y mediados del XX. Chile no fue indiferente a estas influencias de pensamiento y realidad histórica del “estilo burgués” presente en la época, lo que destacamos de este estilo son: “El individualismo liberal, el espíritu científico, la filosofía racionalista, el positivismo, el pragmatismo, la creencia en la técnica y en el proceso indefinido, la sobreestimación de las riquezas y el laicismo” (142) El contexto latinoamericano a mediados del siglo XIX, responde a una explosión económica de los países que poseen fácil acceso al mar, lo que permitió la rápida consolidación de una burguesía mercantil, la cual competía con la oligarquía criolla. Esta burguesía mercantil enriquecida por “la aceleración y el aumento de las materias primas en relación con los centros de poder industrial europeos, particularmente Inglaterra, Francia y Alemania dio lugar al crecimiento explosivo de las ciudades” (Ayala, 2008:568). Todos los cambios del siglo están promovidos por ideas de modernización que se expresan con la palabra <<Progreso>>, ideología y mito a la vez (569). La recepción y transferencias de las ideas de Europa ha América no fueron en todas partes iguales debido a las diferencias geográficas, sociales, económicas y otras, de cada país. La corriente del positivismo, se puede considerar como la idea de mayor recepción dentro de América latina, el éxito de la revolución industrial permite el bienestar, además genera un conocimiento científico respaldado paradójicamente por la fe hacia el progreso, el hombre se concibe como amo y señor de la naturaleza, entiendo a este nuevo hombre como: señor de los hombres de culturas primitivas, además los conceptos de centro y periferia respaldan el racismo que nacerá en la época. Pensar que estas ideas se dieron de manera homogénea sería un error, ya que los países que tuvieron mayor recepción de estas ideas, fueron los que ingresaron al mercado capitalista a fines del XIX. Argentina es posible que sea el país de mayor recepción del positivismo, diferenciándose de otros países “Posiblemente haya sido Argentina el país en que el positivismo alcanzo a constituirse en una doctrina con un respaldo que falto en el resto de nuestros países: El desarrollo de formas de saber científico creativo, particularmente biológico” (Ayala, 2008:575). Exponentes del positivismo en Argentina sería José Ingenieros y Ramos Mejía. En el contexto chileno, los hombres de espíritu científico, filosofía y letras, rompieron lazos con la iglesia transformándose en focos autónomos, sin relación con instituciones eclesiásticas, se desliga de la institución que construye historia y vida en el país, es un paso rotundo para los ilustrados que comienzan gestionar explicaciones lógicas y coherentes a procesos biológicos, aún más importante se entrega respuesta a la muerte, ya no desde una argumentación mística o que se vale de la Fe religiosa En Chile, hombres como Barros Arana y Rodulfo A.Phillipi introducen en la enseñanza de los jóvenes, materias como Biología, Física y Química que rompen con el orden tradicional entregado en tiempos de la colonia, estas acciones parece tener la aceptación de la mayoría de los hombres ilustrados “los hombres de ciencia empiezan a disputarle al clero su antiguo prestigio social. Claudio Gay, Ignacio Domeyko, Carlos Moesta, Lorenzo Sazié, Rodulfo A. Phillipi reemplazan a los sacerdotes y doctores en teología del siglo XVIII” (Heise, 1974:146). Ya se puede apreciar el alma científica del siglo XIX y uno de los lugares que representa esta alma, se gesta el 28 de abril de 1891, fecha en que se funda la “Societé Scientifique du chili” en Santiago, algunos de sus gestadores son: Alberto Obrecht (1891), Máximo Cienfuego(1899), Enrique Mac--ver entre otros. Las capacidad intelectual sobrepasa toda expectativas de la investigación, ya que como se encuentra documentado se “Ha celebrado 10 congresos científicos de carácter internacional, se han publicado 38 volúmenes de Anales o Actas con valiosas investigaciones originales. La biblioteca científica de la sociedad cuenta con diez mil volúmenes y desde su fundación se han verificado incontables conferencias públicas de divulgación, foros y sesiones de estudio” (146). Esta gran cantidad de material intelectual, es confeccionado para fines del siglo XIX, desde un punto de vista materialista es bastante novedoso todo ese trabajo, ya que la sociedad científica está ubicada a márgenes del centro del pensamiento moderno, además en un país que no explota un capitalismo mercantil de grandes proporciones. En Chile, se lleva a cabo una adopción del conocimiento del siglo decimonónico que afectara a la realidad histórica. Ya nada será como antes. Los autores que influyen en la clase alta de la época son: Comte, Darwin y Spencer. Este último capta gran interés dentro de la esfera intelectual de fines del siglo XIX, ya que entrega “Un alcance mucho más amplio a la teoría evolucionista de Carlos Darwin (…) Todos los conceptos Spenceriano –Tales como el de la inestabilidad de los homogéneos o el de la evolución- (…) Estadistas, profesores, periodistas y legisladores actúan bajo la sugestión de las doctrinas evolucionistas de Spencer” (147). Los conceptos europeizantes envolvieron a la clase alta que vive la crisis política de 1891, la filosofía de Spencer en Chile se encuentra materializada por seguidores que son parte de el “club del Progreso” fundada en 1888 que posee una revista llamada el “Progreso” los miembros del club organizan una tertulia spenciariana donde discuten las ideas del teórico además poseen otra revista llamada “Revista Chile” que tiene como objetivo difundir los pensamientos del teórico. En la literatura también se manifiesta este espíritu, Los representante que rompen con la línea colonial serian Sarmiento y José Victorino Lastarria este último representante de la generación del 42’ la cual esta impulsada por romanticismo, que presenta una visión renovada de la política que se lleva a la práctica. La renovación y la conformación de Revistas como “La Revista de Santiago” presentan la nueva intención de la época, una mirada a difundir y pronunciar lo que se piensa, eso sí guardando las proporciones, ya que estas revistas solo se manejan a nivel de la clase alta de la sociedad chilena. En conclusión, el espíritu científico se ha empoderado de los sujetos de la elite de la sociedad chilena, los diferentes ámbitos que se han desarrollado desde mediados del siglo XIX permiten apreciar una nueva línea de saber, que se aplicara en la vida cotidiana de los sujetos. El contexto nos permitirá entender, por que se llevan a cabo ciertas prácticas en ámbitos especializados, como el tratamiento de la locura y las herramientas para controlar sus hábitos. En el siglo XIX, ocurren cambios en los espacios físicos que no se producían desde tiempos de la colonia, Latinoamérica responde ha estos cambios motivados por sus cambios económicos “En América Latina la movilidad de la población siempre reflejo los cambios económicos dictados por el mercado externo (…) Durante el siglo XIX, urbanización, industrialización, crecimiento del consumo interno y cambios en el sistema de mano de obra, con el inicio del proceso migratorio, contribuirán a las nuevas alteraciones que se pueden percibir en la organización general de la sociedad”(Vázquez, 2003:422-423). Los cambios en el espacio no responderán necesariamente aún cambio generalizado, ya que existe un acuerdo entre los historiadores de que los hábitos y costumbres de la mayoría se mantendrán, a pesar de la influencia de nuevos sujetos en la sociedad provocada por las migraciones, quizás por la continuidad en el poder de las instituciones estatales. Las villas y poblaciones serán los lugares en que se desarrollaran los procesos de urbanización, industrialización, concentración de la mano de obra y control de sanidad, por los procesos anteriormente nombrados. Estos procesos afectan directamente a la familia, como núcleo de la sociedad. Por lo tanto, será intervenido por las instituciones de la época para su bienestar. El espacio público y privado de los sujetos, ya no es el mismo por las transformaciones económicas (expansión del mercado capitalista) y Política (ideas liberales-científicas) estos cambios se traducen en modificaciones de los hábitos de la vida cotidiana, estas modificaciones poseen directrices recibidas desde Europa “el modelo de vivir, habitar, constituir una familia y las necesidades materiales básicas tomaron nuevas formas, según las especificidades de la región” (435). El cambio en los espacios de los sujetos es inevitable, el comienzo de una nueva etapa es inminente.“El espacio público de la calle fue, sin duda, lo que más se transformo con las innovaciones del siglo XIX (…) En este ir y venir. Se comerciaba, se hacia política, se trabajaba se flirteaba y se divertía sin, con todo, olvidarse de reforzar las desigualdades entre los diversos estratos sociales y funciones existentes en la sociedad” (440) La calle es un espacio determinante para todo ciudadano, es el lugar donde se lleva a cabo la vida de todos los sujetos, algunas de estas vidas se encuentran registradas, por ser considerados más importantes que otras. Por su parte, los “no registrados” fueron dejados de lado, por qué no respondían a las nuevos hábitos de moralidad que la elite deseaba imponer. En conclusión el espacio público deja entre ver las relaciones de poder, las redes de poder y la relación de Dominantes/Dominados del siglo XIX en Chile, (específicamente Santiago), Lo revelado, es acompañado de los nuevos procesos como la urbanización e industrialización. La mayoría de las ideas y procesos corresponden a ideas extranjeras que forman parte de la modernización que posee un discurso biologicista en este ámbito. La Modernidad en Latinoamérica tiene su estallido en el siglo XIX y Chile no es la excepción. Este proceso tiene influencias en todas las áreas, evaluando su desarrollo en eficiencia y eficacia. Se entiende por modernidad: “Proyecto de civilización tecnológica basado en la ciencia y en la emancipación de la razón tanto de la religión como de las prácticas tradicionales. Expresando una autonomización de los individuos, ella esencialmente apunta a una racionalización de los procesos sociales en orden a dominar la naturaleza, poniéndola al servicio del hombre, generando altos niveles de consumo y riqueza” (Corvalán, 2006:263). Este proyecto de civilización posee una ideología entendida como “una manera particular de representar y construir la sociedad que reproduce las relaciones desiguales de poder, las relaciones de dominación y de explotación” (Van Dijk, 2005:392). La traducción de las relaciones de poder, se articulan a través de dos conceptos principales de la ideología moderna estos son: Progreso y razón logrando representar la idea de un diseño coherente para presentar e involucrar a todos los sujetos de la sociedad de fines del siglo XIX. El primer concepto de la ideología dominante es la razón que “eclosiona en forma de ciencia y técnica y se materializa en una eficiente ordenación de todos los procesos según la lógica de medios y fines” (Corvalán, 2006:263). Por otra parte, el segundo concepto es progreso el cual “se manifiesta como un cambio constante que ahonda el dominio de la naturaleza, su puesta al servicio del hombre y la perfectibilidad indefinida de este” (263). La idea de modernidad abrazada por una ideología de progreso y razón influye en la historiografía volviéndola fría y reduciendo su expresión en gráficos y tablas que presentaban la realidad. Pero hoy en día es necesario re-pensar la historiografía de Chile, por ello me interesa buscar rincones de la historia que fueron modificados, pero no necesariamente descritas por la historiografía moderna, ya que sus intereses eran otros. La locura es lo que encuentro en esos rincones. Los lineamientos discursivos modernos que penetran el pensamiento de la elite chilena a mediados del siglo XIX, provoco un despertar de los sentidos del ser humano, permitiendo conformar una nueva realidad histórica. A partir de la mitad del siglo XIX, los espacios de la locura en Chile se van reduciendo hasta llegar a [un] espacio de locura, Al disminuir los espacios se reduce el poder del discurso que se emite dando paso ha un nuevo discurso con más poder, que marcara a los individuos que se encuentran en este nuevo espacio creado. El nacimiento de [un] espacio de locura institucionalizado permite en primera instancia ejercer el deseo de poder del discurso científico moderno, para luego ser difundido hacia la sociedad chilena con el deseo de mantener el control y orden de principios del siglo XX Los espacios de locura, se define como espacios donde habitan los Locos, sujetos que ponen en crisis la razón, hombres que no operan con racionalidad, sino que vociferan el delirio por las calles, presentando para la época la antitesis del proyecto nacional que se desea implantar, el cuál consta de un modelo racional de perspectiva biologista. La historiografía moderna ha omitido la mitad de la vida de los hombres, la locura es parte de esa mitad no contada de manera oficial. En Chile, los espacios de la locura fueron dispersos desde la colonia hasta mediados del siglo XIX, este período abarca casi tres siglos, en los cuales no hubo cambio sobre el tema en cuestión, uno de los elementos que permitió la diseminación de la locura por el territorio nacional, fue la ubicación periférica de Chile, un territorio pobre para el imperio español, una geografía difícil que no permitió una administración exitosa, además de numerosas batallas con grupos indígenas que no permitieron la consolidación de la conquista y por último los desastre naturales. Los sujetos afectados por la locura no estuvieron exentos de control y regulación, los agentes a cargo del control y regulación cambian a partir de 1852. Antes de la gestación de la institución psiquiatrita, la cuál limita los espacios de la locura, fue la familia del enfermo la encargada de su cuidado, en la mayoría de los casos. La locura es responsabilidad domestica en tiempos de la colonia, este periodo para el Dr. Juan Garafulic lo califica de Prespsiquiátrica “abarca desde la época de la colonial hasta los primeros años de la naciente república, de la que hay escasa información y, durante la cual, como por lo demás en todos los países del mundo occidental” (Medina, 2002,61). En el periodo colonial chileno, “los locos eran pocos numerosos y vagaban libremente por los campos y pueblos, otros poco serán encerrados en hospitales y el resto, los menos numerosos eran encerrados en sus casas” (46). La reacción de la sociedad con respecto a la enfermedad mental serán varias al pasar el tiempo, Bernard Hart en 1912 indica en orden cronológico de cómo se entenderá la locura, en primera instancia de carácter demoníaco y político, ya a fines del XIX será fisiológico y posterior psicológico, tomando en cuenta esta cronología, desde el período de la colonia hasta mediados del siglo XIX son las explicaciones demoníacas y actitudes políticas frente a la locura, la explicación del por qué de la enfermedad. La locura se entiende como un castigo divino, esta explicación es similar a otras partes del mundo, en que el trastorno “era causado por invasión de espíritus, hechicería, malignidad demoníaca, mal de ojo o violación de tabúes; la posesión era a la vez juicio y castigo” (Porter, 2003:23). El castigo divino para el enfermo consta de “una tremenda e inexorable y vergonzosa desgracia que se enfrenta con encierros, cadenas, exorcismos, plegarias, medicamentos cabalísticos y muchas otras formas dictadas por el empirismo” (Medina, 2002:61). Así se combatía la locura, un tratamiento resguardado por la ignorancia y la creencia religiosa que perpetuaba el silencio y dolor de los insanos. El espacio que ocupa la locura en la colonia es diverso, algunas familias se hacen cargo de sus enfermos y las que no pueden cuidarlos dejan deambular a los locos a su suerte, por campos y calles del país. En esos viajes pedirían limosnas para sobrevivir, otros sujetos serán recluidos en centros médicos, conventos y otros. El lugar por excelencia de los insanos es la calle, pero también de ladrones, prostitutas, borrachos que se movilizan junto con los insanos, por las calles siendo confundidos unos con otros. En conclusión la calle será el lugar para todo aquel que no cumple un rol en la sociedad, por lo tanto será tachado de marginal. En el periodo colonial se ha identificados tres grupos de locos: furiosos, deprimidos y tranquilos. Los cuáles se les trata de distintas maneras por su capacidad de relacionarse con el resto, en el artículo de Alfredo Aroca (2010), se explica el trato que se les da. A los furiosos, se los amansaba mediante ayunos, palos y duchas frías. De no resultar, se los instalaba en el cepo. Como última medida, se les fijaba a un muro, mediante una cadena corta. Los deprimidos, eran cuidados en su domicilio y se les aislaba en una habitación separada del resto de la familia y se les ocultaba de sus relaciones sociales. Los tranquilos, alternaban con la familia y las amistades, pues no constituían peligro. Los tratos que reciben los locos están fuera de un pensamiento racional, los “tratamientos” se encuentra bajo la premisa religiosa, entendiendo a la locura como una invasión diabólica, un castigo divino hacia el hombre del período colonial, el tratamiento para su mejoría consiste en crueles castigos y el encierro. La identificación de tres grupos de locos puede ser aplicado de manera general, pero el tratamiento o trato hacia los insanos es distinto, ya que existe una fracción de la sociedad que posee los recursos necesarios, para enviar a su familiar enfermo al Hospital San Andrés de Lima por vía marítima, la fracción exitosa es la oligarquía y el grupo de los comerciantes exitosos de la ciudad. Se puede hacer una doble lectura sobre esta acción. La primera, es la intención de la familia hacía el enfermo, al enviarlo a un lugar especializado se espera que esté bien cuidado y una futura recuperación de su enfermedad. Otra interpretación que puedo desprender de esta acción, es el exilio del sujeto enfermo que deshonra la familia y se desea ocultar. En primera instancia se piensa en la salud del enfermo, pero el objetivo principal es expulsar al “loco” a las fueras de la sociedad, para no afectar el prestigio de la familia. El enfermo se marcha acompañado del olvido, su único compañero a lo largo de su vida. Los espacios de la locura en el período colonial son diversos, pero la calle es el espacio principal de los locos, aunque también se debe destacar las casas, calabozos, conventos etc. Los espacios físicos que trataron de contener a los enfermos y sus discursos desde el período de la colonia hasta mediados del siglo XIX no cumplieron su propósito, por ello se debió construir un nuevo espacio que logrará absorber ha esta masa enferma y concentrarla en un solo lugar, así poder controlarlas y sanarla, como también mantener el control de las calles que se tornaban un foco infeccioso y no moral para los sujetos que cumplen las reglas, el o los insanos no sirven para la construcción de una nación moderna ya que “El loco es aquel cuyo discurso no puede circular como el de los otros: llega a suceder que su palabra es considerada nula y sin valor, que no contiene ni verdad ni importancia, que no puede testimoniar ante la justicia, no puede autentificar una partida o un contrato” (Foucault, 2008:16). El encierro en un solo lugar, será la solución para mantener masa enferma de la sociedad, no importara si son furiosos, tranquilos o melancólicos de igual manera serán encerrados para su estudio en el manicomio nacional, en calle olivo inaugurado el 8 de septiembre de 1858, pero ocupado el 15 de octubre del mismo año, en esa ocasión se trasladaron 80 enfermos que existían en el manicomio de barrio Yungay. En conclusión, antes de 1852, fecha en que se inaugura en barrio Yungay, una Casa de Orate que tiene como misión el tratamiento de enfermos mentales, pero sin atención especializada. Los espacios son dispersos, pero si pensamos en un orden jerárquico, la calle es el espacio por naturaleza de los hombres que vociferan sus delirios, otros lugares en que se movilizaba la locura son casas, específicamente los dormitorios, lugares en que se encierran a los locos y como último hay registros de ciertos locos que se encerraron en hospitales y conventos. Podemos decir que los espacios que retuvieron la locura en el período pre- psiquiátrico, no lograron del todo capturar la locura y ser una solución al problema, sino que fueron envases que contuvieron a los insanos, pero la proliferación de estos, desbordaron los espacios en que se encerraban. Por eso, se debe formalizar un espacio para los miserables, en consecuencia se emite la orden de construcción de una institución para el cuidado de los locos, los espacios deberán reducirse y la exclusión de los insanos se legitimara por una visión médica respaldada por la institución. No solo se reduce el espacio de la locura, por la construcción de un espacio para ellos; sino que además, cambiara la concepción de loco, si se pensó como castigo divino ahora se pensara como una falla biológica del ser humano. La ubicación periférica de Chile, tuvo consecuencias en los adelantos científicos como también en la propagación de ideas, ya comunes en otros lugares. El Virreinato del Perú, era el lugar de intelectuales y adelantos científicos que de manera posterior replicaban en Chile, por ejemplo la Universidad de San Felipe, fundada en 1747, fue creada casi dos siglos después que la de San Marcos de Lima además sólo en 1758 se instituyo la Cátedra de prima de Medicina. El interés por la Medicina en los hombres de la época era inferior a otras carreras como la jurídica y eclesiástica, al acabar el período colonial solo se había doctorado menos de 10 médicos, no olvidar a extranjeros residentes en el país que se unen a la orden de San Juan de Dios con intenciones de sanar. La consolidación y organización de la nueva República trajo consigo mejoras en la parte médica. El Dr. Guillermo C. Blest, medico de origen irlandés, narra en 1826 la condición de Chile en el ámbito de la salud y la califica como “deplorable”, la conformación de la República tiene como consecuencia una restructuración que tiene como objetivo el progreso del país. El progreso en un país tiende ha mejorar la condición de vida de sus habitantes, el área medica chilena se encuentra rezagada alrededor de medio siglo, “es indiscutible que todos los pueblos cultos, celosos de su progreso y que se interesan por la salud pública, dedican particular interés a la salud mental” (Medina, 2002:50). En Chile no existe un interés por la salud mental, es por ello la proliferación de la locura y la dispersión de esta por diversos espacios anteriormente señalados. El Dr. Guillermo C. Blest indica “En 1826 el estado “deplorable” en que se hallaba la ciencia médica nacional, situación que atribuyo no a incapacidad de los habitantes sino al mismo sistema educacional hasta entonces imperante, orientado a una enseñanza anticuada, superficial, deductiva y verbalista, además carente de un programa de educación arreglado y progresivo” (96). Los primeros indicios de cambio de esta situación se registran en 1833 con la creación de una nueva escuela de medicina, los primeros cursos funcionaron en el instituto nacional y Hospital san Juan de Dios, el estudio se oriento hacia un método inductivo a partir de anatomía, fisiología y patología. La consolidación de estos cambios se confirman con inauguración de la Universidad de Chile en 1842 que de Escuela de Medicina paso a la categoría de Facultad, en 1869 se creó la sociedad Médica de Santiago y en 1872 la Revista Médica de Chile, la sociedad y la Revista siguen de manera ininterrumpida sus funciones hasta hoy en día. La Casa de Orate de San Andrés en Lima creada en 1552 fue el modelo para la construcción de la Casa de Orate en 1852 y posterior ubicación en 1858 en calle olivo, la misión de la institución es la defensa social, apartar al elemento peligroso o anti-social de la comunidad, estos elementos serán calificados de enfermos mentales, los criterios políticos de la Casa es ser un deposito de enfermos con la finalidad de secuestrar al enajenado, por ello su estructura de tipo carcelaria, en la cuál se desarrollará una vida para locos conformando “La Ciudad de los locos” (Leyton, 2008). La creación social de [un] espacio de locura, en el cuál los insanos simularán una vida semejante a la que esta fuera de las murallas de la Casa de Orates será el resultado de la reducción de los espacios de locura. El panorama político en la década de los 70’ esta influenciado por las ideas liberales, por ello en Chile desde 1872 hasta 1910 gobernaran ocho presidentes liberales, los cuales buscaran un Estado docente y coherente, además del afán de secularización. Las migraciones campo-ciudad y los incipientes movimientos obreros por reivindicaciones salariales aumentaron los habitantes de la cuidad de los locos. Las influencias liberales del último cuarto del siglo XIX penetraron en todo ámbito desde lo económico hasta la institución psiquiatrita. La puesta en marcha de una revolución en el ámbito de la educación médica permite al Dr. Julio C. Zilleruelo en 1896 pronunciar en su artículo “Estudios sobre la Hospitalización de la Locura”. La condición en que se encuentra la salud pública y hablar sobre el aporte que debe hacer cada uno para el tratamiento de la locura ya que indica que Chile es un pueblo civilizado “Hoi que nuestra hijiene Pública parece entrar a ocupar el puesto que merece en todo pueblo que se precia de civilizado, estamos obligados, cada uno en su esfera, a contribuir con el pequeño grano de arena para la gran obra en que están empeñados todos los médicos del día cual es la de prevenir las enfermedades antes de curarlas. Uno de los ramos que ha pasado más desapercibido entre nosotros ha sido el referente a la hospitalización i tratamiento de la locura, como si el número de estos desgraciados que hai en nuestro país no fuera bastante crecido para llamar la atención de los hombres de ciencia” (Zilleruelo,1896). El tema de la locura, ya no pasa desapercibido, el número de enfermos aumenta cada vez más y el tratamiento para sanar es necesario para el progreso del país. El manicomio será el espacio de los “locos”, lugar que representa un foco de contaminación para las generaciones posteriores, la misión de la institución será rehabilitar a los enfermos, pero aquellos que no pueden mejorar estarán de por vida en este lugar, encerrados para velar la seguridad de la sociedad, ya que la misión de la institución es apartar al anormal de lo normal. La institución será la encargada del control y regulación de los insanos a partir de 1852, eso sí no en su totalidad, ya que es la primera “casa de locos” del país. La fecha 8 de Agosto de 1852 marca un antes y un después para la psiquiatría chilena, ya que se formaliza su práctica, pero la idea de un lugar para cuidar a los enfermos, podemos ubicarla en 1834 con la construcción de piezas destinadas ha guardar colchones y a hospitalizar psicóticos, no fue suficiente esta medida, así que en 1839 “el gobierno trato de encontrar otra más adecuada solicitando a la junta Directora de Hospitales (…) lo informase en que establecimiento podrían internarse los enfermos mentales” (Medina, 2002:62). Es la primera vez que en el periodo de la República, un gobierno se preocupa por los locos, se trato de confeccionar un “Hospital de locos” pero fracaso y la iniciativa no tuvo trascendencia, en su lugar existía el llamado Hospicio de Santiago en la parte sur-oriente, esta institución surge como complemento de la legislación penal vigente que prohibía la mendicidad de los sujetos, por eso este lugar fue destinado a albergar a un público pobre, enfermo alrededor de 550 personas entre hombres, Mujeres, ancianos, epilépticos y otros. Este lugar no tenía atención médica especializada. Para la construcción de un recinto para locos debieron pasar casi más de diez años, en 1848 el teniente coronel Don Francisco Ángel Ramírez viajo al Perú por motivos de Estado, es ahí donde observa la Casa de Locos de San Andrés, al volver a Chile persiste en la construcción de una casa de orates. En 1850 se le designa intendente de Santiago, en su período se construye la Casa de Locos del barrio Yungay, pero su mantenimiento no es posible, las condiciones son miserables. En 1853 la casa cuenta con 41 enfermos, estos son recluidos por los primeros años, la Casa de locos “tuvo exclusivamente el carácter de establecimiento de reclusión para enajenados que constituían una molestia para sus familiares o un peligro para la sociedad” (63). Al pasar el tiempo, la casa no fue un lugar estable para el cuidado de los enfermos, pueden ser la falta de dinero como también la poca dedicación por parte de los profesionales, uno de ellos es el Sr. Ugarte el cual indica que renuncia por falta de tiempo y valor: para permanecer un solo día más al frente de infelices, mis semejantes, hacinados cual inmundos cerdos en un rincón de la República y en peor estado que los más infames criminales. El testimonio de Ugarte nos indica claramente, el lugar del loco en la mitad del siglo XIX, un espacio sucio donde no hay luz, para poder alumbrar y llevar a estos sujetos a la mejorar. La construcción de la Casa de Orates de Nuestra Señora de los Ángeles en 1852, coincide con la segunda etapa descrita por el Dr. Garafulic, influenciada por el pensamiento francés, los exponentes son Esquirol y Pinel del Hospital Nacional de Charenton, encargados de tratar la locura como enfermedad, además este período para el Dr. Enrique Escobar, sería el periodo fundacional que abarca de 1852 hasta 1891 que consta de la formación de la psiquiatría, el autor cuenta las penurias y acontecimientos desagradables de la época de fundación, no nombra los progresos o resultados de esta etapa, debe ser por el limitado financiamiento y la tecnología que poseen en la Casa de Orate. Al edificar la Casa de Orates, también se edifica la Historia de la psiquiatría en Chile, por otro lado la inauguración de esta casa, representa el inicio del encierro de los locos. La reducción de los espacios es un hecho, a partir del 8 de Agosto de 1852, es el comienzo de la institucionalización de la locura. En una primera etapa, no es eficiente para el fin que ha sido construida, pero marca a nivel espacial un quiebre, al construirse un espacio para gente insana, además ocurre la segmentación de terrenos, en este lugar habrán guardianes que vigilaran, controlaran, regularizaran y evitaran la unión o relación entre el espacio social y el espacio social construido que se encuentra en la Casa de orate y posterior manicomio, este vigilante será un agente de poder en la época, difícil de combatir u omitir, quizás podríamos indicar que conforma un circulo de poder, más allá del poder político o económico. El poder de las ciencias en el siglo XIX, respalda ha este agente que construirá nuevos espacios para su práctica, además dejara obsoletos los espacios coloniales y sus enunciados. Mitos y leyendas serán reemplazados por explicaciones racionales de lo sucedido. El agente encargado de racionalizar y reducir los espacios de locura será el medico. La figura de la época es Augusto Orrego Luco (1848-1933), el sociólogo Genaro Godoy nos cuenta que este hombre es literato, científico, historiador, político, creador de revistas y cuyo hogar era centro de la tertulia intelectual, sintetizaba los mejores rasgos del pensamiento liberal y puede ser considerado como la expresión viviente de la cultura chilena de la época. Orrego Luco fue médico de la Casa de Orates desde 1874 hasta 1879 y sin exagerar es el hombre de la medicina a finales del siglo XIX, su trabajo es fructífero y ayudo al progreso de la psiquiatría chilena, sus trabajos discutían a Piaget como también forjaba nuevas perspectivas para el estudio psiquiátrico. La psiquiatría chilena evoluciona bajo las ideas de la psiquiatría occidental, la inspira las escuelas francesas en el siglo XIX, cuando esta llevaba la vanguardia con personajes como Esquirol, Baillarger, Falret, Morel, Magnan y Moreau hasta mediados de 1920. La institución con las nuevas directrices europeas trabajo con los enfermos en lugares reducidos, la Casa de Orate fue un lugar que permitió el trabajo innovador de médicos como Augusto Barros Luco que se encontraban en un nivel intelectual avanzado, comparable al europeo en materia de medicina, además permitió descongestionar o limpiar las calles del Santiago de fines del siglo XIX. La ubicación del recinto fue en primer lugar en el barrio Yungay, sector desolado ocupado para las chacras, después emigro para la Chimba, un poco más allá del río Mapocho sector de marginalidad para la época, lugar fuera de las normas es ahí donde se lleva la vida bohemia. La Casa de Orate de calle olivo es el resultado de las ideas liberales que influyeron a finales del siglo XIX, el pensamiento positivista que marca, este último cuarto de siglo propuso la racionalidad como solución para los problemas. Las influencias racionalistas vividas en nuestro país tuvieron consecuencias en todos los ámbitos, en el área de nuestro interés produjo la reducción de los espacios de locura, sí en algún momento la locura se movilizo a su placer por nuestro territorio nacional, es a partir de la inauguración de la Casa de Orates el 8 de Agosto de 1852 que comienza un proceso de lucha de espacios, el comienzo de un proceso que se verá consolidado desde la última década del siglo XIX. • AROCA, Alfredo. “Historiografía de la locura. El péndulo de la historia”, Revista Observaciones Filosóficas N° 10, 2010.
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