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La flacidez es la pérdida de colágeno y elastina, sustancias que proporcionan el

sostén, la elasticidad y firmeza a toda la piel del cuerpo. Existen diversas


causas que la generan, una de ellas es el paso de los años, no obstante,
existen otras que son independientes de la edad y en las que inciden otros
factores.

Uno de los factores que influye en la aparición temprana de la flacidez es la


alimentación inadecuada que se caracteriza por:
1. Ser carente en proteínas que son imprescindibles en la formación de
tejidos.
2. Consumo excesivo de grasas, azúcar y harinas, produce un cuerpo de
consistencia flácida, aunque no haya exceso de peso.
3. Obviar el desayuno que ocasiona respuestas fisiológicas similares a las
que se observan en el ayuno prolongado. Bajo esta situación, el cuerpo no
se queda sin desayunar, por lo tanto empieza a buscar fuentes de energía
inmediata haciendo uso de las reservas de proteínas que se encuentran en
el tejido muscular. Ello se hace más perjudicial cuando la persona empieza
el día con ejercicios sometiendo a su cuerpo a un estrés continuo que
acelera no sólo el proceso de flacidez sino la oxidación y envejecimiento.
4. Realización de dietas sin asesoría continua de un profesional de la salud
y nutrición donde se logra una disminución brusca del peso, traen como
consecuencia que al reducir el volumen de grasa, la piel que ha perdido
elasticidad, queda colgando o formando pliegues.
Si bien es cierto, la flacidez suele presentarse en adultos, también se puede
dar a edades tempranas por llevar una vida sedentaria ya que la falta de
ejercicio conduce a una pérdida permanente de masa ósea (hueso) y muscular.

Entre otros aspecto, se encuentra la exposición a los rayos solares durante


períodos prolongados y la morfología de la piel. Así por ejemplo, los rostros
angulosos y con poca grasa bajo la piel presentan menos incidencia a esta
condición que los que contienen grandes cantidades de grasa en las mejillas o
bajo el mentón que al tener mayor volumen y peso pueden presentar relajación
a edades más tempranas.

Consejos para evitar la flacidez:

En primer lugar, se recomienda incorporar alimentos ricos en vitaminas C, D y


E, entre ellos se encuentran: frutas y verduras (con mayor énfasis: mandarina,
papaya, naranja y manzana), pescado, nueces, pistachos, almendras y
pecanas por su aporte de grasa insaturada que contribuye al efecto
antienvejecimiento y mejora significativamente la apariencia de la piel.

Además, consumir agua y evitar el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco.

Finalmente, la realización de ejercicios aeróbicos son excelentes para


mantener y mejorar la elasticidad. El respecto, el pilates es uno de los mejores
tonificantes del cuerpo que se conocen que induce a la relajación, aumenta la
oxigenación y mejora la capacidad cardiorrespiratoria. Todo ello genera el
efecto antioxidante que se desea para lograr verse y sentirse bien.

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