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13 y 14 de Septiembre 2007
Comisión nº 1.
tradición disciplinar.
Sumario: I) Introducción. II) Los dos ejes centrales de atención de la Corte Interamericana; III. Estándares
relativos a la protección del “derecho a la vida”: 3.1 Los casos relevados; 3.2 El sustrato normativo; 3.3
Concepción amplia acerca del bien jurídico tutelado (el derecho a la vida): a) El derecho de toda persona
a no ser privado de su vida; b) El derecho a una vida digna y c) El derecho a desarrollar la propia
identidad cultural; 3.4 Adopción de medidas provisionales de protección; 3.5 El derecho a conocer la
verdad y su impacto en los ordenamientos jurídicos internos; 3.6 La especificidad indígena y el
reconocimiento de la identidad cultural, en relación con las infracciones al derecho a la vida: a) En la
determinación de los beneficiarios o sucesores de las víctimas directas; b) En la determinación de las
reparaciones por daño moral; IV. Estándares relativos a la protección del “Derecho de Propiedad”. 4.1 Los
casos relevados; 4.2 La propiedad comunitaria indígena se encuentra protegida por el art. 21.1 de la
CADH; 4.3 Importancia del reconocimiento de la propiedad Comunitaria indígena; 4.4. Los Derechos
territoriales indígenas reconocidos por la Corte; a) Tierras ocupadas tradicionalmente por la comunidad
indígena; b) Tierras de las que fueron desposeídos contra su voluntad: b1) Tierras no ocupadas por
terceras personas, b2) Tierras ocupadas por terceras personas. 4.5 La especificidad indígena: el
reconocimiento de la identidad cultural, en relación con sus derechos territoriales. V Conclusiones.
I. Introducción:
Los derechos de los pueblos indígenas, sus comunidades y miembros,
en el contexto de los estados nacionales, han atravesado distintas épocas que
van desde su negación, su invisibilidad y hasta su más reciente
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reconocimiento.
Dicho tratamiento jurídico ha sido una consecuencia de los diversos
discursos de los Estados nacionales de las Américas para con sus pueblos
preexistentes, los que han adoptado progresivamente variados matices,
transitando desde políticas genocidas a las más refinadas políticas etnocidas2,
y de estas se ha dado el gran paso hacia el reconocimiento de la existencia
cultural alterna.
(*) La presente ponencia es parte de un trabajo en elaboración, que continua una línea de investigación
iniciada el año 2005 en el seno de un seminario interdisciplinario e intercultural organizado por el Instituto
de Derecho Constitucional del Colegio de Abogados, bajo el titulo “En busca de los derechos perdidos.
Discursos constitucionales sobre pueblos originarios”, realizado en agosto-septiembre-octubre de 2005 en
la sede del Colegio platense, por un equipo docente coordinado por el Dr. Miguel Angel Benedetti, en el
cual participara como auxiliar docente el autor de esta ponencia.
1
En el foro internacional, principalmente a través del Convenio 169 del OIT del año 1989, y en los
Estados a través de un proceso de reconocimiento constitucional vivido en Latinoamérica especialmente a
partir de la década del 80: Argentina (1994), Bolivia (1994), Brasil (1988), Colombia (1991), Ecuador
(1998), Guatemala (1985), México (2001), Nicaragua (1987/1995), Panamá (1972), Paraguay (1992),
Perú (1993) y Venezuela (1999).
2
Es decir del exterminio físico al exterminio cultural, de la reducción física a la reducción cultural, en un
intento de homogeneizar las culturas indígenas, de reducirlas a un modelo universal.
3
Víctor Toledo Llancaqueo escribe con ánimo crítico acerca del “fin de un ciclo”, refiriéndose al
agotamiento del “período de avances en el reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas y
reformas blandas en América Latina” (Ver su trabajo “Políticas Indígenas y Derechos Territoriales en
América Latina: 1990-2004. ¿Fronteras indígenas de la globalización?”, en la Obra colectiva “Pueblos
Indígenas, Estado y Democracia” Pablo Dávalos, compilador., pág. 73 y ss., Ed. CLACSO).
4
De ello se da cuenta en forma clara en el Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, Sr. Rodolfo Stavenhagen, al sostener que “.
Pese a estas medidas legislativas y reformas institucionales se advierte la existencia de una “brecha de
implementación” entre la legislación y la realidad cotidiana... es decir, el vacío entre la legislación
existente y la práctica administrativa, jurídica y política....” (E/CN.4/2006/78, de fecha 16 de febrero de
2006).
5
Que se manifiesta en el plano Universal, a través del proyecto de Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y en el plano regional a través de las negociaciones en
torno del texto de la Declaración Americana Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que esta a
cargo del Grupo de Trabajo del Consejo Permanente de la OEA. Este proyecto se encuentra ciertamente
estancado, a pesar de los Jefes de Estado, como en otras oportunidades, manifestaran en la Declaración
de Mar del Plata, en el marco de la cuarta cumbre de las Américas - 5-11-05-lo siguiente: “Reafirmamos
nuestro compromiso de respetar los derechos de los pueblos indígenas y nos comprometemos a concluir
exitosamente las negociaciones de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas...”.
6
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, fue suscripta en San José de Costa Rica el 22 de
noviembre de 1969 y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. En el sistema interamericano de
protección dos son los órganos encargados de la promoción y protección de los derechos humanos en
América: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. La Comisión fue en realidad prevista ya en el art. 112 de la Carta de Organización de los
Estados Americanos, donde se le asigno la función principal de promover la observancia y la defensa de
los derechos humanos y de servir como órgano consultivo de la OEA. Fue luego efectivamente creada en
el año 1959 e inició sus funciones en 1960, cuando el Consejo de la OEA aprobó su Estatuto y eligió sus
primeros miembros. Luego en la Convención Americana se le asignan funciones específicas de contralor
y vigilancia del cumplimiento de las obligaciones asumidas por los Estados mediante dicho Instrumento.
Sin embargo conserva también facultades de contralor asignadas desde su creación, lo que le permite
investigar y procesar casos individuales relativos a Estados que no son parte de la Convención. En
cambio la Corte fue creada directamente por la Convención Americana y comenzó a funcionar en el año
1979. La Corte tiene competencia contenciosa o consultiva, en casos relativos a aplicación e
interpretación de la Convención, e incluso puede dictar medias de reparación y medidas provisionales.
Tiene también competencia para intervenir en casos relativos a violaciones a los derechos de libertad
sindical contemplados en el art. 8.a del Protocolo de San Salvador; en casos de violaciones a la
Convención sobre Desaparición Forzada de Personas, competencia que se extendió pretorianamente a
casos relativos a la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. La Convención
Americana fue aprobada por Argentina mediante ley 23.054, aceptando la jurisdicción de la Corte y
Comisión mediante la misma ley en el año 1984 (arts. 1 y 2 respectivamente). A su vez mediante la
reforma constitucional de 1994, dicho instrumento internacional fue dotado en nuestro ordenamiento
jurídico de jerarquía constitucional (conf., art. 75 inc. 22 C.N.).
7
Aunque aun se aprecian las falencias del sistema, en cuanto a la ausencia de medias específicas de
cumplimiento forzoso de sus sentencias.
8
El sistema Interamericano de protección no posee instrumentos internacionales específicos sobre la
derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, mediante una interpretación evolutiva y dinámica de las
disposiciones de la CADH, interpretada al ritmo de avance de la “Conciencia Jurídica Universal”, la Corte
a extendido notablemente el significado, alcance y protección de sus disposiciones, al punto de
desprender derechos específicos de los pueblos indígenas, de sus disposiciones generales.
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Ello sin soslayar la impecable articulación, en cada sentencia, de las siguientes disposiciones del
CADH: artículos 8.1 (garantías judiciales), 25.1 (protección judicial), siempre en conexión con el art. 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar disposiciones de derecho Interno) de la
CADH. Sin embargo nos concentraremos, a los efectos de la presente exposición, en los arts. 4.1 y 21.1,
sin dejar de referirnos, cuando corresponda, a aquellas disposiciones.
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Sobre la aplicación de las culturas y derecho consuetudinario indígena para determinar los sucesores
de las victimas por violación del derecho a la vida, no referiremos en el próximo parágrafo. En relación a
los derechos políticos, nos remitimos al caso YATAMA vs Nicaragua, Sentencia del 23 de junio de 2005
Allí la Corte resolvió, en lo sustancial, que la restricción de participar en un proceso eleccionario a través
de un partido político, aplicada a una organización indígena, en tanto resulta ajena a sus usos,
costumbres y tradiciones, importa una “restricción indebida al ejercicio de un derecho político, que implica
un limite innecesario al derecho a ser elegido”, y constituye por ello una violación al art. 23 de la CADH
(ver especialmente parágrafos 214 a 229).
11
Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, sentencia del 2-9-04, párr 156; Caso de los Hermanos
Gómez Paquiyaurí, sentencia del 8-7-2004, parr.128; Caso Myrna Mack Chang, sentencia del 25-11-
2003, párr. 152; Caso de Los Niños de la Calle (Villagran Morales y Otros), sentencia del 19-11-1999,
párr. 144, Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, sentencia del 17-6-2005, parr. 161, Caso Comunidad
Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, Sentencia del 29 de marzo de 2006, parr. 150, Caso Escué
Zapata Vs Colombia, sentencia del 4 de julio de 2007, parr. 40.
12
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa, sentencia del 17-6-2005, parr. 147.
13
Víctor Toledo Llancaqueo se refiere a cinco (5) usos de la noción de territorios, todos integrantes de
“una misma categoría conceptual densa y polivalente”: 1) Como jurisdicción; 2) como espacios
geográficos de tierras a demarcar y/o restituir y titular en propiedad; 3) Como la totalidad de su hábitat,
comprensiva de sus recursos naturales; 4) Como biodiversidad y conocimientos indígenas y su traducción
en derechos de propiedad intelectual, y como 5) Territorios simbólicos e históricos. ( Toledo Llamaqueo,
Víctor “Políticas Indígenas y Derechos Territoriales en América Latina: 1990-2004. ¿Fronteras indígenas
de la globalización?”, en la Obra colectiva “Pueblos Indígenas, Estado y Democracia”, pag. 87 Pablo
Dávalos, compilador. Ed. CLACSO).
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Mas allá de la mencionada interconexión o interdependencia entre ambos derechos, se advierte
también que, en ocasiones, las disputas territoriales y los despojos violentos fueron la motivación
principal de las violaciones contra el derecho a la vida de los pueblos y/o comunidades (masacres) y
líderes indígenas.
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Si bien no analizaremos en esta oportunidad a los casos procesados por la Comisión, y que aun no
fueron sometidos consideración de la Corte –o que por cuestiones de competencia no podrían llegar a
ese estadio-, sin embargo no les restamos importancia y mencionaremos al menos los siguientes: 1)
Miskitos vs. Nicaragua. En la Resolución aprobada por la Comisión en su sesión 814 del 62 período de
sesiones del 16-5-1984-, la Comisión, tras haberse cerrado el proceso de solución amistosa, destaca la
necesidad de investigación y castigo a los responsables de las muertes producidas en la localidad de
Leimus a manos de soldados del Ejercito Sandinista. En la resolución se hace referencia también al
problema de sus tierras ancestrales y a la necesidad de prever una adecuada participación de la
población miskita en la administración de la zona de la Cosa Atlántica de Niaragua, antecedente
insoslayable de la posterior reforma Constitucional de Nicaragua de 1987, que, en su Capítulo Vi,
reconoce los “Derechos de las comunidades de las Costa Atántica”; 2) Caso Masacre “Caloto” vs.
Colombia, caso 11.101 Conforme surge de la Resolución nro. 36/00 del 13 de abril de 2000, el caso trata
sobre la ejecución extrajudicial a manos de agentes del estado de un grupo de personas que resultan ser
miembros de la comunidad indígena Paez del norte de Cauca. El Estado reconoció durante el tramite del
caso su responsabilidad internacional. La matanza comenzó con el fusilamiento de los líderes indígenas y
el posterior fuego indiscriminado contra el resto de la comunidad. Luego fueron quemados sus ranchos,
enseres y animales de la comunidad. El trasfondo del caso deja entrever una puja de tierras entre
indígenas y particulares: la motivación de la matanza era el desalojo de los indígenas.
16
Si lo son: 1) Aloeboetoe Vs Suriname, sentencia del 10-9-1993; 2) Bamaca Velásquez Vs Guatemala,
sentencia del 25-11-2000; 3) Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala, sentencia del 29-4-2004; 4)
Comunidad Indígena Yakie Axa Vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, 5) Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa Vs Paraguay, sentencia del 20-3-2006 y 6) el caso Escué Zapata vs Colombia, sentencia
del 4 de julio de 2007. Las sentencias referidas en los puntos 1, 4 , 5 y 6 contienen a su vez las
reparaciones otorgadas en esos casos por la Corte. Las sentencias 2 y 3 son exclusivamente sentencias
de fondo, habiéndose fijado las reparaciones pertinentes en sendos pronunciamientos posteriores, de
fecha 22-2-2002 y 19-11-2004, respectivamente.
17
Como las adoptadas en los casos Pueblo Indígena Kankuamo vs Colombia (medidas provisionales
adoptadas con fecha 5-07-2004 y 30-1-2007 y Pueblo Indígena Sarayaku (medidas provisionales
adoptadas por la Corte con fechas 6-07-2004 y 16-06-2005, en ambos casos a pedido de la Comisión y
sin que la Corte se encuentre conociendo sobre el fondo de estas causas.
18
Tales son: Bámaca Velásquez Vs Guatemala, sentencia del 22-2-2002 y Masacre Plan de Sánchez
vs. Guatemala, sentencia del 19-11-2004.
19
De comunidades enteras y también de sus líderes indígenas, tal como lo demuestras los numerosos
casos procesados por la Comisión y por Corte.
20
Al respecto en el caso “Sawhoyamaxa” la Corte realiza una breve síntesis de los principios generales
elaborados en torno del derecho a la vida al sostener : “El derecho a la vida es un derecho humano
fundamental, cuyo goce pleno es un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos.
De no ser respetado, todos los derechos carecen de sentido. En razón de dicho carácter, no son
admisibles enfoques restrictivos del mismo. De conformidad con el artículo 27.2 de la Convención este
derecho forma parte del núcleo inderogable, pues se encuentra consagrado como uno de los que no
puede ser suspendido en casos de guerra, peligro público u otras amenazas a la independencia o
seguridad de los Estados Partes.” (párr. 150)
21
En el caso “Bámaca Velásquez” se resolvió que “... los Estados Partes no sólo deben tomar medidas
para evitar y castigar los actos criminales que entrañen la privación de la vida, sino también evitar que
sus propias fuerzas de seguridad maten de forma arbitraria. La privación de la vida por las autoridades
del Estado es una cuestión de suma gravedad.... “ (párr. 172). Efraín Bámaca Velásquez fue un indígena
maya - etnia mam- y comandante de un grupo guerrillero de Guatelama, que fue detenido a manos de
agentes del estado luego de un enfrentamiento con el ejército ocurrido el 12-3-1992, fue sometido a
torturas y finalmente fue “desaparecido” y presuntamente ejecutado extrajudicialmente.
22
Reiterando su jurisprudencia, en el Caso Escué Zapata Vs Colombia, sentencia del de 4 de julio de
2007, la Corte sostuvo que “ La observancia del artículo 4, relacionado con el artículo 1.1 de la
Convención Americana, no sólo presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente
(obligación negativa), sino que además requiere que los Estados adopten todas las medidas apropiadas
para proteger y preservar el derecho a la vida (obligación positiva), conforme al deber de garantizar el
pleno y libre ejercicio de los derechos de todas las personas bajo su jurisdicción” (Parr. 40)
23
Caso de las Comunidades del Jiguamiandó y del Curbaradó. Medidas Previsionales. Resolución del 6-
3-2003, considerando 11; Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Medidas
Provisionales. Resolución del 18-6-2002, considerando 11;Caso del Pueblo Indígena de Sarayaku.
Medidas Provisionales. Resolución del 6-6-2004, considerando 10; Caso del Pueblo Indígena Kankuamo.
Medidas Provisionales. Resolución del 5-7-2004, considerando 11; Caso Eloisa Barrios y otros. Medidas
Provisionales. Resolución del día 23-11-2004, considerando 12; Caso del Pueblo Indígena de Sarayaku.
Medidas Provisionales. Resolución del día 17-6-2005, considerando 11, Masacre Plan de Sánchez,
Medidas Provisionales del 8-9-2004, considerando 10
24
Caso Pueblo Indígena de Sarayaku. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 6 de julio de 2004, considerando 11; y Caso Pueblo Indígena de Kankuamo.
Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 5 de julio de
2004, considerando 12, Caso Masacre Plan de Sánchez, Medidas Provisionales, Resolución del 8 de
septiembre de 2004, considerando 11; Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni. Medidas
Provisionales, Resolución del 6 de septiembre de 2002, Considerando 8; Caso Comunidad Indígena
Yakye Axa, Sentencia del 17-6-2005, párr. 161; Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y
otros), sentencia del 19-11-1999, párr. 144, y Caso "Instituto de Reeducación del Menor". Sentencia de 2
de septiembre de 2004, párr. 156.
25
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, parr. 153.
26
Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay., parr. 168.
27
Votaron en disidencias los Jueces A. Abreu Burelli, A.A. Cançado Trindade y M.E. Ventura Robles.
28
Una breve observación sobre esta exigencia puede verse en Gialdino, Ronaldo E. “El rescate de la
diferencia. Las comunidades indígenas en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos” en J.A. 2006-III, Fascículo 10, pag. 21. El autor se pregunta en dicho trabajo “Qué puede ser
desproporcionado o no prioritario para el Estado cuando debe atender a lo elemental, a la vida misma de
quienes se encuentran bajo su jurisdicción” .
29
Voto Disidente conjunto de os Jueces A.A. Cançado Trindade y M.E. Ventura Robles en el caso de la
Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay, sentencia del 17-6-2005.
30
Voto Razonado del Juez A.A. Cançado Trindade, en el caso de la Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 28.
31
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, especialmente párr. 147.
32
El art. 63.2 CADH textualmente dispone: “En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga
necesario evitar daños irreparables a las personas, la Corte en los asuntos que esté conociendo, podrá
tomar las medidas provisionales que considere pertinentes. Si se trata de asuntos que aun no estén
sometidos a su conocimiento podrá actuar a solicitud de la Comisión”.
33
La vida e integridad física de los miembros del pueblo indígena kichwa de Sarayaku se encontraba
amenazada tanto por el accionar de agentes del estado como por particulares relacionados con la
empresa de capitales argentinos, “Compañía General de Combustible” que tenia permiso otorgado por el estado de
Ecuador para la exploración y explotación petrolera de una superficie de 200.000 hectáreas de tierra, llamada Bloque
23, en la provincia de Pastaza, Ecuador, siendo que el 65% de este bloque comprende el territorio ancestral del pueblo
indígena kichwa de Sarayaku.
34
En este caso por la ubicación geográfica del pueblo indígena Kankuamo, -Sierra Nevada de Santa Marta, de la
región del Caribe de Colombia- sus miembros se encontraban expuestos a constantes actos de violencia y amenazas
por parte de grupos armados al margen de la ley que operan en la zona. Esto ha generado que los gobernadores y
líderes de los cabildos indígenas de la región hayan sido víctimas de amenazas, atentados y asesinatos. Asimismo,
numerosas familias han debido desplazarse con el fin de proteger su vida, padecen el bloqueo de alimentos y los
jóvenes indígenas se veían expuestos al reclutamiento forzado por parte de estos grupos armados.
35
Caso Pueblo Indígena Kankuamo. Medidas Provisionales. Considerando 9.;Caso Pueblo Indígena de
Sarayaku, Medidas Provisionales, considerando 9.
36
Ver por ejemplo, Caso Plan de Sánchez vs. Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19-11-2004,
párr. 62 o Caso Escué Zapata vs Colombia. Sentencia del 4 de julio de 2007, párr. 131.
37
Caso Plan de Sánchez vs. Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19-11-2004, párr.97.
38
Ibídem, párr.98.
39
Caso Plan de Sánchez Vs Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19.11.2004, párr. 99; Caso Tibi,
Sentencia del 7 de septiembre de 2004, Serie C nro. 114, parr. 259; Caso de los Hermanos Gomez
Paquiyauri, sentencia del 8 de julio de 2004, Serie C nro. 110, párr. 232, Caso 19 Comerciantes,
sentencia del 5 de julio de 2004, Serie C nro. 109, párr. 263, Caso de la Comunidad Moiwana vs,
Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 206.
40
Caso Aloeboetoe y Otros vs. Suriname, sentencia del 10-9-1993, parr. 54; Caso Bámaca Velásquez vs.
Guatemala, sentencia sobre Reparaciones del 22-2-2002, parr. 30, 32;
41
El Estado de Suriname había reconocido ante la Corte su responsabilidad internacional (parr. 11) por
violación al derecho a la vida e integridad de un grupo de miembros de la tribu Saramaca. A la hora de
determinar los sujetos que percibirían las indemnizaciones por violación de esos derechos, que la Corte
consideró como sucesorios (parr. 54), la Comisión reclamaba la aplicación de las costumbres de la Tribu
Saramaca (que define como de estructura familiar matriarcal y con frecuente poligamia) y el Estado la
aplicación de su derecho civil. En una postura intermedia y luego de descartar la aplicación del derecho
civil del Estado por considerar que no se aplicaban y eran ineficaces frente a la tribu Saramaca (parr.58),
la Corte resolvió, recurriendo a los principios generales del derecho que los sucesores serian los hijos y
cónyuges y a falta de estos sus ascendientes, pero agrega la corte que los esos términos (hijos, cónyuge
y ascendientes) “deben ser interpretados según el derecho local. Este derecho, como ya se ha indicado
no es el derecho surinamés, porque no es eficaz en la región en cuanto a derecho de familia.
Corresponde pues tener en cuenta la costumbre Saramaca. Esta será aplicada para interpretar aquellos
términos en la medida en que no sea contraria a la Convención Americana. Así al referirse a ascendientes
la Corte no hará ninguna distinción de sexos, aun cuando ello sea contrario a la costumbre saramaca”
(parr. 62)
42
Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala. Reparaciones. Sentencia 22-2-2002, párr. 52.
43
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs, Paraguay, sentencia del 29-3-2006, parr. 209 y 226.
44
En el caso Masacre Plan de Sánchez, la Corte, al fijar en equidad el valor de las compensaciones por
daño moral, sostuvo que “se debe tener en consideración que las victimas no pudieron enterrar
debidamente a sus familiares ejecutados en la masacre ni practicar los ritos funerarios según sus
costumbres. Asimismo, se debe tomar en cuenta la especial significación que para la cultura maya, y en
articular, para la maya achí, tienen los ritos funerarios, y la dimensión del daño que produjo a las víctimas
que éstos no fueran respectados (Caso Masacre Plan de Sánchez Vs Guatemala, sentencia sobre
reparaciones del 19 de noviembre de 2004, parr. 87, apartado “a”).
45
Caso Escué Zapata vs Colombia. Sentencia del 4 de julio de 2007, párr. 153. Allí la Corte sostuvo que “
“Asimismo, aunque la Corte valore positivamente la entrega de los restos de víctima a sus familiares y
Comunidad, lo cual posibilitó el entierro de la víctima conforme a las tradiciones, usos y costumbres del
pueblo Paez, tiene en cuenta que los familiares esperaron cuatro años al Estado para que los restos del
señor Escué Zapata les fueran entregados. Esta espera prolongada tuvo repercusiones de carácter
espiritual y moral en los familiares, puesto que conforme la cultura Nasa “desde que el niño nasa nace se
siembra el cordón umbilical en la Madre Tierra […] para que germine la vida. Ahora, cuando se muere
igual lo sembramos, no lo enterramos, para qué ahí esté la vida. Pero al llevarlo es irrespetar a la cultura,
a la Madre Tierra. Llevarlo de su seno es como cortar el vientre de una mujer que lo vio engendrar,
procrear y crecer. Es una afectación cultural bastante grande, igual genera la desarmonización y el
descontrol del territorio”.
46
Caso Masacre Plan de Sánchez Vs Guatemala, sentencia sobre reparaciones del 19 de noviembre de
2004, parr. 87, apartado “b” .
47
Sin embargo no queremos dejar de mencionar algunos antecedentes de casos tratados por la
Comisión, referidos a los derechos territoriales de los pueblos indígenas podemos citar, entre otros, los
siguientes: 1) Comunidad Yanomami vs Brasil (Caso nro. 7615) Resolución 12/85 del 5 de marzo de
1985: La comisión analiza el caso a través dela Declaración Americana, ya que Brasil no había ratificado
la Convención. El conflicto comienza con la construcción de la autopista transamazónica que atraviesa el
territorio de los indios Yanomani (en el Estado de Amazonas) en el año 1973, que los obligó a abandonar
sus territorios y buscar refugio en otras localidades. Compañías mineras comienzan a operar en sus
territorios, agravando así el desplazamiento de miles de ellos. Se comienzan gestiones para delimitar
como territorio indígena un Parque Yanomani. El Gobierno de Brasil da muestras de su voluntad de definir
este territorio con una superficie de aproximadamente 9 millones de hectáreas, sin embargo a la época
de la citada Resolución de la Comisión esa gestión no se concreto. El caso muestra crudamente la intima
correlación entre los derechos territoriales indígenas y el derecho a la vida. En efecto. la penetración
masiva de personas extrañas en sus territorios tuvo consecuencias devastadoras sobre las comunidades
indígenas: ruptura de sus organizaciones sociales milenarias, instalación de practicas de prostitución,
miles de muertes por epidemias, etc. La Comisión concluye recomendado al Estado de Brasil que
proceda a adoptar medidas de protección de la vida y la salud de los indios yanomami y en particular que
proceda a delimitar y demarcar el Parque Yanomami. 2) Comunidades Indígenas Enext Lamenxay y
Riachito de Paraguay, concluido por solución amistosa, según informe de la Comisión del 29-9-1999.
Fue el primer caso con solución amistosa que reconoce y reestablece derechos de propiedad a
comunidades indígenas. El caso se relaciona con una demanda de reivindicación de territorios indígenas
del gran Chaco Paraguayo. El Estado de Paraguay se comprometió a adquirir y transferirles a las
comunidades citadas mas de 20.000 hectáreas. El caso es similar al Caso de la Comunidad “Yakie Axa” y
al caso de la Comunidad Sawhoyamaxa, a los cuales nos referiremos en el presente. Cabe aun
mencionar otro caso de similares características que fue también declarado admisible por la Comisión el
20-2-2003: 3) Caso de la Comunidad Indígena Xakmok Kásek del puebo Enxet c/Paraguay. 4)
Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo Vs Belice. Resolución del 12 de octubre de 2004
(adviértase el significado simbólico de la fecha de esta resolución): La Comisión, en base a la
Declaración, recomendó al Estado de Belice, en lo sustancial, que adopte medidas necesarias para
“delimitar, demarcar y titular o aclarar y proteger por otra vía el territorio en el cual el Pueblo Maya tiene
un derecho de propiedad comunal, de acuerdo a sus prácticas consuetudinarias de uso de la tierra y sin
perjuicio de otras comunidades indígenas..” 5) Comunidad Aborígenes Lhaka Honhat (nuestra tierra) vs
Argentina: La Comisión ha declarado la admisibilidad del caso mediante resolución de admisibilidad del
21 de octubre de 2006. El caso se relaciona con los perjuicios sufridos por las comunidades indígenas
que conforman la Asociación Lhaka Honhat y, que habitan los lotes fiscales Nº 14 y 55, Municipio de
Santa Victoria del Este, Departamento de Rivadavia, Provincia de Salta, al no haber sido consultadas
sobre la realización de distintas obras de infraestructura dentro del marco del proyecto de integración al
MERCOSUR, a partir de 1995. Se invoca también la inexistencia en el ordenamiento jurídico argentino de
un procedimiento efectivo para delimitar, demarcar y titular las tierras indígenas bajo un "título único”.
48
Con ello queremos destacar, como lo ha hecho la Corte, que a diferencia de la propiedad privada de los
particulares “.. los derechos territoriales indígenas abarcan un concepto mas amplio y diferente que esta
relacionado con derecho colectivo a la supervivencia como pueblo organizado, con el control de su hábitat
como una condición necesaria ara la reproducción de su cultura, para su propio desarrollo y para llevar a
cabo sus planes de vida..”(Caso de la Comunidad Yakye Axa vs Paraguay, sentencia del 17-5-2005, párr.
146).
49
No podemos dejar de recordar que en la causa “Guari” (del año 1929) la CSJN sostuvo que en el
derecho argentino no existe la propiedad comunitaria, sino solo las formas de dominio previstas en el
Código Civil.
50
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 145.
51
Ibidem, párr. 146.
52
Ibídem, parr. 148. Al respecto pensamos, como Gialdino, que para la Corte el reconocimiento de la
propiedad comunitaria se desprende directamente del art., 21 del la CIDH, (interpretación autónoma y
evolutiva de por medio), no dependiendo de que el Estado hubiera o no efectuado un recocimiento
expreso en su fuero interno de la propiedad comunitaria indígena. (ver Gialdino., obra citada., pag. 14).
53
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 149.
54
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, especialmente párrafos
137y 143.
55
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr.128, en
particular párr. 120.
56
Caso de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia dewl 15-6-2005, en especial párr. 133.
57
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 147
58
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 149,
caso Comunidad Moiwana vs. Suriname, sentencia del 15 de junio de 2005, párr. 131; ídem Caso
Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 131.
59
Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, párr. 135; Caso Comunidad indígena Sawhoyamaxa vs.
Paraguay, sentencia del 29 de marzo de 2006, párr. 118.
60
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 151, Caso
Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr.128,; Caso de la
Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 133;
61
Caso Comunidad Maygana (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 153
62
Ibídem, parr. 151
63
Caso Comunidad Maygana (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 173, punto resolutivo
4; y en especial el Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni. Medidas Provisionales de fecha 6-9-
2002. Idem Caso de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, párr. 133; párr. 211
64
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tignivs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, parr. 164, Caso
de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 209.
65
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 215, Caso de la
Comunidad Moiwana vs Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 133, 210.
66
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tignivs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 138 y 164.
67
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 215 párr. 216.
68
Se destaca en la jurisprudencia de la Corte este requisito de haber sido desposeídos “por causas
ajenas a su voluntad”.
69
Se trata en rigor de una comunidad tribal.
70
Ocurre que desde la cosmovisión del pueblos N`djuka, que es correctamente receptada por la
sentencia de la Corte, a pesar de haber concluido los actos de violencia, sus miembros no podían
regresar a sus aldeas hasta tanto no se hiciera justicia por la masacre de sus pares, pues “mientras la
ofensa esté sin castigo, los espíritus enfurecidos de los fallecidos pueden atormentar a sus familiares
vivos” (Caso de la Comunidad Moiwana vs Suriname, sentencia del 15-6-2005, par. 86.10.),
Permanecieron entonces en condición de desplazados (en campos de refugiados en la Guyana Francesa
o en el interior de Suriname), sufriendo condiciones de pobreza y privación desde su huida de la aldea de
Moiwana, ya que no han podido practicar sus medios tradicionales de subsistencia (parr.86.18), A su vez,
si no se efectúan los diferentes rituales mortuorios de acuerdo con la tradición N’djuka, esto es
considerado una trasgresión moral, la cual no sólo provoca el enojo del espíritu de quien falleció, sino
también puede ofender a otros ancestros fallecidos de la comunidad (párr. 86.9)
71
Ibídem, párr. 131, 133, 209, 210, y 211.
72
Ibídem, parr. 120.
73
Al respecto y con sustento en el artículo 22 CADH (Derecho de circulación y residencia), la Corte
sostuvo que “En resumen, sólo cuando se obtenga justicia por los hechos del 29 de noviembre de 1986
los miembros de la comunidad podrán: 1) aplacar a los espíritus enfurecidos de sus familiares y purificar
su tierra tradicional; y 2) dejar de temer que se hostilice a su comunidad. Esos dos elementos, a su vez,
son indispensables para el regreso permanente de los miembros de la comunidad a la aldea de Moiwana,
que muchos – si no todos –desean.” (Ibídem, párr. 118).
74
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, parr. 128.
75
Es lo que se desprende de la lectura del parr. 127 del caso Swhoyamaxa, donde la Corte hace
referencia a que ya había resuelto en el caso “Yakye Axa” que los “miembros de la comunidad estaban
facultados, incluso por el derecho interno, a presentar solicitudes de reivindicación de tierras
tradicionales..” Destacamos entonces el término “incluso”, que en nuestro entender es utilizado por la
Corte para señalar que aun cuando no existiera esta reglamentación o reconocimiento interno, igualmente
es operativo el derecho a reivindicar sus tierras, con fundamento en el art. 21.1 de la CADH. Refuerza
esta interpretación el hecho de que en la causa “Yakye Axa” se cita expresamente el art. 13 del Convenio
169 y en el caso “Sawhoyamaxa” no.
76
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 131.
Aclara la Corte que esta relación se manifiesta de diversas formas y puede incluir el uso o presencia
tradicional, ya sea a través de lazos espirituales o ceremoniales; asentamientos o cultivos esporádicos,
caza, pesca, o recolección estacional o nómada; uso de recursos naturales ligados a sus costumbres y
cualquier otro elemento característicos de su cultura.
77
Ibídem, párr. 132.
78
Ibídem, párr. 135.
79
Cuando hubiesen sido “legítimamente trasladas a terceros inocentes”.
80
Ibídem, parr. 138, Caso Comunidad Indígena Yakey Axa, vs Paraguay, parr. 14.
81
La Corte descarta este argumento de la “productividad” como obstáculo a la expropiación de esas
tierras, pues no debe mirarse “la cuestión indígena exclusivamente a través de la productividad de la tierra
y del régimen agrario”, Sawhoyamaxa, párr. 139.
82
Ibídem, párr. 140. En el caso Paraguay había alegado que el “propietario” de las tierras reclamadas por
la comunidad indígena “esta amparado por un Tratado entre la República del Paraguay y la República
Federal de Alemania...” (párr. 137)
83
Ibídem. Párr. 135. En el caso Yakye Axa, la Corte, citando el art. 16.4 del Convenio 169 de la OIT,
había contemplado también la posibilidad de que la comunidad decidiera en forma alternativa el pago de
una “justa indemnización” (parr. 150 y 151), sin embargo esta opción no aparece entre las formas de
reparación (ver par. 217, 218) ni en los puntos resolutivos de la sentencia (ver especialmente puntos 6 y
8) que contemplan la creación de un fondo para la adquisición de las tierras en cuestión, pero no que los
indígenas puedan optar por recibir el fondo mismo. Esta aparente contradicción, fue superada en el caso
Sawhoyamaxa, ya que en este último no se hace ya referencia a esta opción.
84
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 102, 225,
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 131.
85
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 100.
86
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 108.
87
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 102; Caso de
la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 109.
88
Así lo reconocen expresamente los Jueces Cançado Trindade, Pacheco Gomez y Abreu Burelli en su
voto razonado conjunto del Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni.
89
Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua, párr. 151.
90
Al respecto el perito José Alberto Braunstein, sostuvo en el caso “Yakye Axa” que “Con respecto a la
posesión de la tierra indígena debe señalarse que la forma que adopta la misma es sensiblemente distinta
a la regulada en los códigos jurídicos y por lo tanto, también lo son los signos que identifican dicho acto.
La ocupación se manifiesta de manera diferente y no siempre es evidente por el modo cultual de
producción que no incluye la práctica de transformación masiva de la naturaleza, y por el notable ajuste
con el medio que estos pueblos adquirieron a lo largo de las generaciones. A pesar de la sutileza con que
aparecen los signos de la posesión, los sitios de asentamiento periódico, las aguadas, los pozos, los
territorios de cazas, las zonas de recolección o de pesca, los casi imperceptibles cementerios, etc, está
marcados de forma indeleble en la memoria histórica de estos pueblos. Esa memoria histórica,
indisociable de la geografía, es la principal señal de posesión tradicional”. Caso Comunidad Yakye Axa
vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 38 “d”.
91
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 50.4.
92
En la causa “Giroldi” (fallos 318:514) la Corte Suprema se refiere a “la opinión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos”; en la causa “Bramajo” (fallos 319:1840) “alude a la
“jurisprudencia” de los tribunales internacionales; con referencia al caso “Giroldi” en el considerando 7 de
su voto particular de la causa “Espósito” (causa E.224.XXXIX) sostiene el Ministro Fayt que “está fuera
de discusión el carácter vinculante de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanaos”
cuando se trata de resguardar las obligaciones del Estado Argentino en el sistema interamericano. Con
más claridad sostuvo Petracchi en el considerando 11 de su voto dado en la causa “Videla” (Fallos
326:2805), y luego la mayoría de la Corte en la causa “Simón” (causa 1767, XXXVIII), que “la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como las directivas de la Comisión
Interamericana, constituyen una imprescindible pauta de interpretación de los deberes y obligaciones
derivados de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”