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1º Congreso Provincial de Ciencias Jurídicas.

Colegio de Abogados de La Plata

13 y 14 de Septiembre 2007

Comisión nº 1.

Subcomisión a) Derecho Constitucional.

Tema 2: Los nuevos derechos y su impacto en la

tradición disciplinar.

Autor: Eduardo E. Curutchet.

Título: Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos sobre Derechos Indígenas.

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Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

sobre Derechos Indígenas (*)

Sumario: I) Introducción. II) Los dos ejes centrales de atención de la Corte Interamericana; III. Estándares
relativos a la protección del “derecho a la vida”: 3.1 Los casos relevados; 3.2 El sustrato normativo; 3.3
Concepción amplia acerca del bien jurídico tutelado (el derecho a la vida): a) El derecho de toda persona
a no ser privado de su vida; b) El derecho a una vida digna y c) El derecho a desarrollar la propia
identidad cultural; 3.4 Adopción de medidas provisionales de protección; 3.5 El derecho a conocer la
verdad y su impacto en los ordenamientos jurídicos internos; 3.6 La especificidad indígena y el
reconocimiento de la identidad cultural, en relación con las infracciones al derecho a la vida: a) En la
determinación de los beneficiarios o sucesores de las víctimas directas; b) En la determinación de las
reparaciones por daño moral; IV. Estándares relativos a la protección del “Derecho de Propiedad”. 4.1 Los
casos relevados; 4.2 La propiedad comunitaria indígena se encuentra protegida por el art. 21.1 de la
CADH; 4.3 Importancia del reconocimiento de la propiedad Comunitaria indígena; 4.4. Los Derechos
territoriales indígenas reconocidos por la Corte; a) Tierras ocupadas tradicionalmente por la comunidad
indígena; b) Tierras de las que fueron desposeídos contra su voluntad: b1) Tierras no ocupadas por
terceras personas, b2) Tierras ocupadas por terceras personas. 4.5 La especificidad indígena: el
reconocimiento de la identidad cultural, en relación con sus derechos territoriales. V Conclusiones.

I. Introducción:
Los derechos de los pueblos indígenas, sus comunidades y miembros,
en el contexto de los estados nacionales, han atravesado distintas épocas que
van desde su negación, su invisibilidad y hasta su más reciente
1
reconocimiento.
Dicho tratamiento jurídico ha sido una consecuencia de los diversos
discursos de los Estados nacionales de las Américas para con sus pueblos
preexistentes, los que han adoptado progresivamente variados matices,
transitando desde políticas genocidas a las más refinadas políticas etnocidas2,
y de estas se ha dado el gran paso hacia el reconocimiento de la existencia
cultural alterna.

(*) La presente ponencia es parte de un trabajo en elaboración, que continua una línea de investigación
iniciada el año 2005 en el seno de un seminario interdisciplinario e intercultural organizado por el Instituto
de Derecho Constitucional del Colegio de Abogados, bajo el titulo “En busca de los derechos perdidos.
Discursos constitucionales sobre pueblos originarios”, realizado en agosto-septiembre-octubre de 2005 en
la sede del Colegio platense, por un equipo docente coordinado por el Dr. Miguel Angel Benedetti, en el
cual participara como auxiliar docente el autor de esta ponencia.
1
En el foro internacional, principalmente a través del Convenio 169 del OIT del año 1989, y en los
Estados a través de un proceso de reconocimiento constitucional vivido en Latinoamérica especialmente a
partir de la década del 80: Argentina (1994), Bolivia (1994), Brasil (1988), Colombia (1991), Ecuador
(1998), Guatemala (1985), México (2001), Nicaragua (1987/1995), Panamá (1972), Paraguay (1992),
Perú (1993) y Venezuela (1999).
2
Es decir del exterminio físico al exterminio cultural, de la reducción física a la reducción cultural, en un
intento de homogeneizar las culturas indígenas, de reducirlas a un modelo universal.

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Y solo en esta última etapa, que podríamos situar a partir de la década
del 80 del siglo pasado, se les comenzó a visualizar como sujetos de derechos
propios y específicos.
Esta relación (estado nacional-pueblos indígenas) reconoce una historia cargada de
tensiones, que no hemos de repasar en estas páginas, pero baste con mencionarlo por
ahora, para advertir que esas tensiones no han desaparecido con el simple
reconocimiento estatal de algunos derechos a favor de aquellos.

No se trata de quitar mérito a la protección jurídica alcanzada en el fuero


interno e internacional, aspecto que, dicho sea de paso, luce actualmente un
marcado estancamiento3. Solo tratamos de demostrar la brecha que aun existe
entre el reconocimiento esos derechos y su efectiva observancia práctica.4
A este plano se ha trasladado aquella “tensión” en la actualidad, al
margen de la puja constante por el reconocimiento de más y mejores
derechos.5
Ocurre que los derechos de los Pueblos Indígenas de América, son ante
todo derechos que se ejercen frente a los Estados Nacionales, quienes deben
además proveer a su protección también frente a particulares.
Y es en esta etapa de implementación, que la retórica de las declaraciones ha sido
insuficiente.

Téngase presente, por ejemplo, que la Corte Suprema de Justicia de la


República Argentina, a diferencia de otras Cortes Supremas de Latinoamérica,

3
Víctor Toledo Llancaqueo escribe con ánimo crítico acerca del “fin de un ciclo”, refiriéndose al
agotamiento del “período de avances en el reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas y
reformas blandas en América Latina” (Ver su trabajo “Políticas Indígenas y Derechos Territoriales en
América Latina: 1990-2004. ¿Fronteras indígenas de la globalización?”, en la Obra colectiva “Pueblos
Indígenas, Estado y Democracia” Pablo Dávalos, compilador., pág. 73 y ss., Ed. CLACSO).
4
De ello se da cuenta en forma clara en el Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, Sr. Rodolfo Stavenhagen, al sostener que “.
Pese a estas medidas legislativas y reformas institucionales se advierte la existencia de una “brecha de
implementación” entre la legislación y la realidad cotidiana... es decir, el vacío entre la legislación
existente y la práctica administrativa, jurídica y política....” (E/CN.4/2006/78, de fecha 16 de febrero de
2006).
5
Que se manifiesta en el plano Universal, a través del proyecto de Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y en el plano regional a través de las negociaciones en
torno del texto de la Declaración Americana Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que esta a
cargo del Grupo de Trabajo del Consejo Permanente de la OEA. Este proyecto se encuentra ciertamente
estancado, a pesar de los Jefes de Estado, como en otras oportunidades, manifestaran en la Declaración
de Mar del Plata, en el marco de la cuarta cumbre de las Américas - 5-11-05-lo siguiente: “Reafirmamos
nuestro compromiso de respetar los derechos de los pueblos indígenas y nos comprometemos a concluir
exitosamente las negociaciones de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas...”.

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hasta el momento no ha dictado ni una sola sentencia que aborde frontalmente,
y reconozca, los derechos fundamentales de los pueblos indígenas, en especial
el derecho de propiedad comunitaria sobre las tierras que tradicionalmente
ocupan.
Por ello consideramos e intentaremos demostrar en este trabajo que el
Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos
contemplado en la Convención Americana de Derechos Humanos6 se ha
convertido en la actualidad, contra muchos pronósticos, en la principal y más
valiosa herramienta para reducir la brecha antes referida, es decir para
producir un acercamiento verdaderamente significativo entre lo que las normas
jurídicas han reconocido a los pueblos indígenas y las diversas situaciones de
privaciones de todo tipo que deben atravesar a diario.7
En el presente trabajo abordaremos solo los precedentes de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte”), y dejaremos
para otra oportunidad el análisis de los casos procesados por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (en adelante simplemente “la
Comisión”), que no han sido posteriormente resueltos la Corte.

6
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, fue suscripta en San José de Costa Rica el 22 de
noviembre de 1969 y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. En el sistema interamericano de
protección dos son los órganos encargados de la promoción y protección de los derechos humanos en
América: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. La Comisión fue en realidad prevista ya en el art. 112 de la Carta de Organización de los
Estados Americanos, donde se le asigno la función principal de promover la observancia y la defensa de
los derechos humanos y de servir como órgano consultivo de la OEA. Fue luego efectivamente creada en
el año 1959 e inició sus funciones en 1960, cuando el Consejo de la OEA aprobó su Estatuto y eligió sus
primeros miembros. Luego en la Convención Americana se le asignan funciones específicas de contralor
y vigilancia del cumplimiento de las obligaciones asumidas por los Estados mediante dicho Instrumento.
Sin embargo conserva también facultades de contralor asignadas desde su creación, lo que le permite
investigar y procesar casos individuales relativos a Estados que no son parte de la Convención. En
cambio la Corte fue creada directamente por la Convención Americana y comenzó a funcionar en el año
1979. La Corte tiene competencia contenciosa o consultiva, en casos relativos a aplicación e
interpretación de la Convención, e incluso puede dictar medias de reparación y medidas provisionales.
Tiene también competencia para intervenir en casos relativos a violaciones a los derechos de libertad
sindical contemplados en el art. 8.a del Protocolo de San Salvador; en casos de violaciones a la
Convención sobre Desaparición Forzada de Personas, competencia que se extendió pretorianamente a
casos relativos a la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura. La Convención
Americana fue aprobada por Argentina mediante ley 23.054, aceptando la jurisdicción de la Corte y
Comisión mediante la misma ley en el año 1984 (arts. 1 y 2 respectivamente). A su vez mediante la
reforma constitucional de 1994, dicho instrumento internacional fue dotado en nuestro ordenamiento
jurídico de jerarquía constitucional (conf., art. 75 inc. 22 C.N.).
7
Aunque aun se aprecian las falencias del sistema, en cuanto a la ausencia de medias específicas de
cumplimiento forzoso de sus sentencias.

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Analizaremos casos indígenas fundados en violaciones de la
Convención Americana de Derechos Humanos (CADH).8
Sin embargo, en esta oportunidad no haremos una exposición extensiva
de presupuestos fácticos y jurídicos de cada caso en particular, sino que
trataremos de sistematizar su exposición y extraer de su conjunto los
estándares internacionales de protección de los derechos de los pueblos
indígenas más destacados.
II. Los dos ejes centrales de atención de la Corte Interamericana:
Al realizar este abordaje de los casos indígenas procesados por la Corte,
hemos advertido que los dos grandes ejes que han motivado el control
trasnacional de las conductas y omisiones de los Estados Americanos por
incumplimiento de la C.A.D.H. en relación con los Pueblos, Comunidades y
miembros de comunidades indígenas, han sido el derecho a la vida (art. 4.1
CADH) y el derecho de propiedad (art. 21.1 CADH).9 Tangencialmente se
abordó también el derecho sucesorio e incluso sus derechos políticos.10
Ahora bien, no nos parece ocasional que esos sean los dos grandes
ejes, pues se trata de dos derechos humanos fundamentales y de cuya
salvaguarda depende la realización de otros derechos. Además, cuando se
trata de los pueblos originarios de las Américas, ambos derechos se
encuentran íntimamente correlacionados.
Al respecto ha dicho la Corte que el derecho a la vida es un derecho
fundamental, por cuanto de su salvaguarda depende la realización de los

8
El sistema Interamericano de protección no posee instrumentos internacionales específicos sobre la
derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, mediante una interpretación evolutiva y dinámica de las
disposiciones de la CADH, interpretada al ritmo de avance de la “Conciencia Jurídica Universal”, la Corte
a extendido notablemente el significado, alcance y protección de sus disposiciones, al punto de
desprender derechos específicos de los pueblos indígenas, de sus disposiciones generales.
9
Ello sin soslayar la impecable articulación, en cada sentencia, de las siguientes disposiciones del
CADH: artículos 8.1 (garantías judiciales), 25.1 (protección judicial), siempre en conexión con el art. 1.1
(Obligación de Respetar los Derechos) y 2 (Deber de Adoptar disposiciones de derecho Interno) de la
CADH. Sin embargo nos concentraremos, a los efectos de la presente exposición, en los arts. 4.1 y 21.1,
sin dejar de referirnos, cuando corresponda, a aquellas disposiciones.
10
Sobre la aplicación de las culturas y derecho consuetudinario indígena para determinar los sucesores
de las victimas por violación del derecho a la vida, no referiremos en el próximo parágrafo. En relación a
los derechos políticos, nos remitimos al caso YATAMA vs Nicaragua, Sentencia del 23 de junio de 2005
Allí la Corte resolvió, en lo sustancial, que la restricción de participar en un proceso eleccionario a través
de un partido político, aplicada a una organización indígena, en tanto resulta ajena a sus usos,
costumbres y tradiciones, importa una “restricción indebida al ejercicio de un derecho político, que implica
un limite innecesario al derecho a ser elegido”, y constituye por ello una violación al art. 23 de la CADH
(ver especialmente parágrafos 214 a 229).

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demás derechos, en tanto que al no respetarse este derecho, todos los demás
derechos desaparecen, pues se extingue su titular.11
Algo similar ocurre con los derechos de propiedad indígenas, pues otros
derechos básicos de los pueblos indígenas dependen a su vez del respeto y
reconocimiento de sus territorios, tales como el derecho a la identidad cultural,
y la supervivencia misma de las comunidades indígenas y sus miembros.12
Es por esto que se comienza a comprender que los derechos indígenas
son en rigor, derechos territoriales, en el más amplio sentido de la expresión.13
Como se advierte, existe una intima interrelación entre ambos derechos,
pues sin respeto por el derecho a la vida en sentido estricto, extinguido su
titular, se extingue toda posibilidad de ejercicio de su derecho de propiedad, y a
la inversa, puede ocurrir, aunque ya no necesaria e irremediablemente, que se
extinga el sujeto, por impedimento de acceso a sus tierras y territorios y con
ello a sus modos tradicionales de subsistencia. Sin territorios se encuentra
seriamente comprometido el derecho a una vida digna de las comunidades
indígenas, tal como ha quedado de manifiesto en los casos procesados por el
sistema interamericano de protección de los derechos humanos que
mencionaremos más adelante.14

11
Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, sentencia del 2-9-04, párr 156; Caso de los Hermanos
Gómez Paquiyaurí, sentencia del 8-7-2004, parr.128; Caso Myrna Mack Chang, sentencia del 25-11-
2003, párr. 152; Caso de Los Niños de la Calle (Villagran Morales y Otros), sentencia del 19-11-1999,
párr. 144, Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, sentencia del 17-6-2005, parr. 161, Caso Comunidad
Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, Sentencia del 29 de marzo de 2006, parr. 150, Caso Escué
Zapata Vs Colombia, sentencia del 4 de julio de 2007, parr. 40.
12
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa, sentencia del 17-6-2005, parr. 147.
13
Víctor Toledo Llancaqueo se refiere a cinco (5) usos de la noción de territorios, todos integrantes de
“una misma categoría conceptual densa y polivalente”: 1) Como jurisdicción; 2) como espacios
geográficos de tierras a demarcar y/o restituir y titular en propiedad; 3) Como la totalidad de su hábitat,
comprensiva de sus recursos naturales; 4) Como biodiversidad y conocimientos indígenas y su traducción
en derechos de propiedad intelectual, y como 5) Territorios simbólicos e históricos. ( Toledo Llamaqueo,
Víctor “Políticas Indígenas y Derechos Territoriales en América Latina: 1990-2004. ¿Fronteras indígenas
de la globalización?”, en la Obra colectiva “Pueblos Indígenas, Estado y Democracia”, pag. 87 Pablo
Dávalos, compilador. Ed. CLACSO).
14
Mas allá de la mencionada interconexión o interdependencia entre ambos derechos, se advierte
también que, en ocasiones, las disputas territoriales y los despojos violentos fueron la motivación
principal de las violaciones contra el derecho a la vida de los pueblos y/o comunidades (masacres) y
líderes indígenas.

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III. Estándares relativos a la protección del “derecho a la vida”
3.1 Los casos relevados: En el primer grupo de casos procesados por la
Corte15, donde se trató de una violación al derecho a la vida, encontramos los
siguientes, que ordenamos cronológicamente en el siguiente cuadro:
Derecho a la vida
Aloeboetoe Vs Suriname (10-9-1993)
Caso Bámaca Velásquez Vs Guatemala (25-11-2000 y 22-2-2002)
Pueblo Indígena Kankuamo Vs. Colombia (5-7-2004, 30-1-2007)
Pueblo Indígena Sarayaku Vs Ecuador (6-7-04 y 17-6-2005)
Masacre Plan de Sánchez Vs Guatemala (29-4-04 y 19-11-04)
Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay (17-6-2005)
Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs Paraguay (20-3-2006)
Caso Escué Zapata vs. Colombia (4-7-2007)

Aclaramos desde ahora que no todos los casos referenciados en el


cuadro que antecede son sentencias de fondo de la Corte16, sino que haremos
referencia también a medidas provisionales17 y sentencias que versan

15
Si bien no analizaremos en esta oportunidad a los casos procesados por la Comisión, y que aun no
fueron sometidos consideración de la Corte –o que por cuestiones de competencia no podrían llegar a
ese estadio-, sin embargo no les restamos importancia y mencionaremos al menos los siguientes: 1)
Miskitos vs. Nicaragua. En la Resolución aprobada por la Comisión en su sesión 814 del 62 período de
sesiones del 16-5-1984-, la Comisión, tras haberse cerrado el proceso de solución amistosa, destaca la
necesidad de investigación y castigo a los responsables de las muertes producidas en la localidad de
Leimus a manos de soldados del Ejercito Sandinista. En la resolución se hace referencia también al
problema de sus tierras ancestrales y a la necesidad de prever una adecuada participación de la
población miskita en la administración de la zona de la Cosa Atlántica de Niaragua, antecedente
insoslayable de la posterior reforma Constitucional de Nicaragua de 1987, que, en su Capítulo Vi,
reconoce los “Derechos de las comunidades de las Costa Atántica”; 2) Caso Masacre “Caloto” vs.
Colombia, caso 11.101 Conforme surge de la Resolución nro. 36/00 del 13 de abril de 2000, el caso trata
sobre la ejecución extrajudicial a manos de agentes del estado de un grupo de personas que resultan ser
miembros de la comunidad indígena Paez del norte de Cauca. El Estado reconoció durante el tramite del
caso su responsabilidad internacional. La matanza comenzó con el fusilamiento de los líderes indígenas y
el posterior fuego indiscriminado contra el resto de la comunidad. Luego fueron quemados sus ranchos,
enseres y animales de la comunidad. El trasfondo del caso deja entrever una puja de tierras entre
indígenas y particulares: la motivación de la matanza era el desalojo de los indígenas.
16
Si lo son: 1) Aloeboetoe Vs Suriname, sentencia del 10-9-1993; 2) Bamaca Velásquez Vs Guatemala,
sentencia del 25-11-2000; 3) Masacre Plan de Sánchez vs Guatemala, sentencia del 29-4-2004; 4)
Comunidad Indígena Yakie Axa Vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, 5) Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa Vs Paraguay, sentencia del 20-3-2006 y 6) el caso Escué Zapata vs Colombia, sentencia
del 4 de julio de 2007. Las sentencias referidas en los puntos 1, 4 , 5 y 6 contienen a su vez las
reparaciones otorgadas en esos casos por la Corte. Las sentencias 2 y 3 son exclusivamente sentencias
de fondo, habiéndose fijado las reparaciones pertinentes en sendos pronunciamientos posteriores, de
fecha 22-2-2002 y 19-11-2004, respectivamente.
17
Como las adoptadas en los casos Pueblo Indígena Kankuamo vs Colombia (medidas provisionales
adoptadas con fecha 5-07-2004 y 30-1-2007 y Pueblo Indígena Sarayaku (medidas provisionales

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exclusivamente sobre reparaciones18, cuando se hubo dictado una resolución
posterior y especial sobre este aspecto.
Aclaramos también volveremos sobre algunas de estas sentencias, las
que tratan además en forma directa los derechos territoriales indígenas, en el
próximo parágrafo.
3.2 El sustrato normativo: El artículo 4.1 de la C.A.D.H. dispone:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie
Puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
En torno de esta disposición fundamental, muchas veces avasallada en
perjuicio de los pueblos indígenas19, la Corte ha ido elaborando una nutrida
jurisprudencia, cuyos estándares de protección –generales y particulares-
trataremos de sintetizar a continuación:
3.3 Concepción amplia acerca del bien jurídico tutelado (el derecho a la
vida):
En razón de su carácter de derecho humano fundamental, la Corte ha
adoptado un criterio amplio de interpretación del “derecho a la vida”,
descartando los enfoques restrictivos.20 De esta forma la protección prevista en
el art. 4.1. CADH comprende:
a) El derecho de toda persona a no ser privado de su vida, (derecho a la vida
en sentido estricto): Toda persona tiene el derecho a no ser privada
arbitrariamente de su vida. A su vez este derecho implica obligaciones
negativas (de abstención) por parte del Estado, en especial para evitar que los
agentes del estado atenten contra el derecho a la vida21, pero también

adoptadas por la Corte con fechas 6-07-2004 y 16-06-2005, en ambos casos a pedido de la Comisión y
sin que la Corte se encuentre conociendo sobre el fondo de estas causas.
18
Tales son: Bámaca Velásquez Vs Guatemala, sentencia del 22-2-2002 y Masacre Plan de Sánchez
vs. Guatemala, sentencia del 19-11-2004.
19
De comunidades enteras y también de sus líderes indígenas, tal como lo demuestras los numerosos
casos procesados por la Comisión y por Corte.
20
Al respecto en el caso “Sawhoyamaxa” la Corte realiza una breve síntesis de los principios generales
elaborados en torno del derecho a la vida al sostener : “El derecho a la vida es un derecho humano
fundamental, cuyo goce pleno es un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos.
De no ser respetado, todos los derechos carecen de sentido. En razón de dicho carácter, no son
admisibles enfoques restrictivos del mismo. De conformidad con el artículo 27.2 de la Convención este
derecho forma parte del núcleo inderogable, pues se encuentra consagrado como uno de los que no
puede ser suspendido en casos de guerra, peligro público u otras amenazas a la independencia o
seguridad de los Estados Partes.” (párr. 150)
21
En el caso “Bámaca Velásquez” se resolvió que “... los Estados Partes no sólo deben tomar medidas
para evitar y castigar los actos criminales que entrañen la privación de la vida, sino también evitar que
sus propias fuerzas de seguridad maten de forma arbitraria. La privación de la vida por las autoridades

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obligaciones positivas (de acción)22. Al respecto, tiene dicho la Corte que para
garantizar efectivamente los derechos consagrados en la Convención
Americana, el Estado Parte, tiene la obligación, erga omnes, de proteger a
todas las personas que se encuentren bajo su jurisdicción. Esto significa que tal
obligación general se impone no sólo en relación con el poder del Estado sino
también en relación con actuaciones de terceros particulares, para prevenir
que terceras personas atenten contra el derecho a la vida23. Este principio es
sumamente relevante en la materia, puesto que en centroamérica las
comunidades indígenas son muchas veces objetos ataques, asesinatos y
reclutamiento forzoso por parte de grupos armados irregulares.
b) El derecho a una vida digna: En un aspecto más amplio, la Corte ha
interpretado que la disposición del art. 4.1. CADH comprende no sólo el
derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida arbitrariamente, sino
también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que le
garanticen una existencia digna24, lo que incluye la adopción de medidas
positivas para prevenir la violación de este derecho.25

del Estado es una cuestión de suma gravedad.... “ (párr. 172). Efraín Bámaca Velásquez fue un indígena
maya - etnia mam- y comandante de un grupo guerrillero de Guatelama, que fue detenido a manos de
agentes del estado luego de un enfrentamiento con el ejército ocurrido el 12-3-1992, fue sometido a
torturas y finalmente fue “desaparecido” y presuntamente ejecutado extrajudicialmente.
22
Reiterando su jurisprudencia, en el Caso Escué Zapata Vs Colombia, sentencia del de 4 de julio de
2007, la Corte sostuvo que “ La observancia del artículo 4, relacionado con el artículo 1.1 de la
Convención Americana, no sólo presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente
(obligación negativa), sino que además requiere que los Estados adopten todas las medidas apropiadas
para proteger y preservar el derecho a la vida (obligación positiva), conforme al deber de garantizar el
pleno y libre ejercicio de los derechos de todas las personas bajo su jurisdicción” (Parr. 40)
23
Caso de las Comunidades del Jiguamiandó y del Curbaradó. Medidas Previsionales. Resolución del 6-
3-2003, considerando 11; Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Medidas
Provisionales. Resolución del 18-6-2002, considerando 11;Caso del Pueblo Indígena de Sarayaku.
Medidas Provisionales. Resolución del 6-6-2004, considerando 10; Caso del Pueblo Indígena Kankuamo.
Medidas Provisionales. Resolución del 5-7-2004, considerando 11; Caso Eloisa Barrios y otros. Medidas
Provisionales. Resolución del día 23-11-2004, considerando 12; Caso del Pueblo Indígena de Sarayaku.
Medidas Provisionales. Resolución del día 17-6-2005, considerando 11, Masacre Plan de Sánchez,
Medidas Provisionales del 8-9-2004, considerando 10
24
Caso Pueblo Indígena de Sarayaku. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 6 de julio de 2004, considerando 11; y Caso Pueblo Indígena de Kankuamo.
Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 5 de julio de
2004, considerando 12, Caso Masacre Plan de Sánchez, Medidas Provisionales, Resolución del 8 de
septiembre de 2004, considerando 11; Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni. Medidas
Provisionales, Resolución del 6 de septiembre de 2002, Considerando 8; Caso Comunidad Indígena
Yakye Axa, Sentencia del 17-6-2005, párr. 161; Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y
otros), sentencia del 19-11-1999, párr. 144, y Caso "Instituto de Reeducación del Menor". Sentencia de 2
de septiembre de 2004, párr. 156.
25
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs Paraguay, parr. 153.

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En el caso “Yakye Axa” la Corte estableció la violación del derecho a la
vida, en este amplio sentido, en perjuicio de los miembros de las comunidades
indígenas que debieron sobrevivir en condiciones infrahumanas a la vera de
una ruta, mientras gestionaban infructuosamente en el derecho interno sus
reclamos de reivindicación de tierras26, pero no estableció la violación al
derecho a la vida de los que efectivamente perdieron la vida en esas
condiciones de subsistencia, apegándose así a una concepción estrecha del
derecho a la vida. Esta determinación restringida, que había sido adoptada por
cuatro votos contra tres27, fue abandonada luego en el caso “Sawhoyamaxa”.
Sin embargo la Corte precisó, en este último caso, que estas obligaciones
positivas no deben imponer al Estado “una carga imposible o
desproporcionada. Para surja esta obligación positiva, debe establecerse que
al momento de los hechos las autoridades sabían o debían saber de la
existencia de una situación de riesgo real e inmediato para la vida de un
individuo o grupo de individuos determinados, y no tomaron las medidas
necesarias dentro del ámbito de sus atribuciones que, juzgadas
razonablemente, podían esperarse para prevenir o evitar ese riesgo”
(Sawhoyamaxa, parr.155)28. Es decir, la Corte exige al menos la presencia de
una factor subjetivo de atribución de responsabilidad ( la negligencia ante el
conocimiento previo).
c) El derecho a desarrollar la propia identidad cultural: Siguiendo este principio
de interpretación amplia del derecho a la vida, en votos en disidencia y también
en votos razonados, han sostenido distinguidos jueces de la Corte que “la
identidad cultural es un componente o agregado del propio derecho a la vida
lato sensu; así, si se afecta la identidad cultural se afecta inevitablemente el
propio derecho a la vida de los miembros de la referida comunidad
indígenas”29. A ello agregó el Juez Cançado Trindade que “En lo que

26
Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay., parr. 168.
27
Votaron en disidencias los Jueces A. Abreu Burelli, A.A. Cançado Trindade y M.E. Ventura Robles.
28
Una breve observación sobre esta exigencia puede verse en Gialdino, Ronaldo E. “El rescate de la
diferencia. Las comunidades indígenas en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos” en J.A. 2006-III, Fascículo 10, pag. 21. El autor se pregunta en dicho trabajo “Qué puede ser
desproporcionado o no prioritario para el Estado cuando debe atender a lo elemental, a la vida misma de
quienes se encuentran bajo su jurisdicción” .
29
Voto Disidente conjunto de os Jueces A.A. Cançado Trindade y M.E. Ventura Robles en el caso de la
Comunidad Indígena Yakye Axa vs Paraguay, sentencia del 17-6-2005.

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concierne a los miembros de comunidades indígenas, la identidad cultural se
encuentra estrechamente vinculada a sus tierras ancestrales”.30
De esta forma se aprecia la intima correlación a la que hacíamos referencia,
entre el derecho a la vida, y los derechos territoriales indígenas, desde que el
desconocimiento de sus derechos territoriales afecta, entre otros derechos
básicos, su derecho a la identidad cultural.31
3.4 Adopción de medidas provisionales de protección:
Debido a ese carácter fundamental que reviste, cuando lo que se
encuentra en riesgo es la vida o la integridad de las personas, la Corte es
competente para dictar medidas provisionales de protección, de acuerdo a las
facultades que a tal efecto le confiere el artículo 63.2 de la CADH.32
A solicitud de la Comisión la Corte ha dictado reiteradas medidas
provisionales de protección en casos en que se encontraba en riesgo la vida e
integridad de los miembros de comunidades indígenas.
Así ha dictado medidas para proteger la vida, integridad personal e
incluso libertad de circulación de los miembros del Pueblo Indígena de
Sarayaku33 y de los miembros del Pueblo Indígena Kankuamo.34
Lo que se destaca en estas medidas provisionales es la adopción de un
criterio amplio de protección por parte de la Corte en cuanto a los sujetos
destinatarios de las medidas. Así, “ la Corte ha ordenado la protección de una
pluralidad de personas que no han sido previamente nominadas, pero que sí

30
Voto Razonado del Juez A.A. Cançado Trindade, en el caso de la Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 28.
31
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, especialmente párr. 147.
32
El art. 63.2 CADH textualmente dispone: “En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga
necesario evitar daños irreparables a las personas, la Corte en los asuntos que esté conociendo, podrá
tomar las medidas provisionales que considere pertinentes. Si se trata de asuntos que aun no estén
sometidos a su conocimiento podrá actuar a solicitud de la Comisión”.
33
La vida e integridad física de los miembros del pueblo indígena kichwa de Sarayaku se encontraba
amenazada tanto por el accionar de agentes del estado como por particulares relacionados con la
empresa de capitales argentinos, “Compañía General de Combustible” que tenia permiso otorgado por el estado de
Ecuador para la exploración y explotación petrolera de una superficie de 200.000 hectáreas de tierra, llamada Bloque
23, en la provincia de Pastaza, Ecuador, siendo que el 65% de este bloque comprende el territorio ancestral del pueblo
indígena kichwa de Sarayaku.
34
En este caso por la ubicación geográfica del pueblo indígena Kankuamo, -Sierra Nevada de Santa Marta, de la
región del Caribe de Colombia- sus miembros se encontraban expuestos a constantes actos de violencia y amenazas
por parte de grupos armados al margen de la ley que operan en la zona. Esto ha generado que los gobernadores y
líderes de los cabildos indígenas de la región hayan sido víctimas de amenazas, atentados y asesinatos. Asimismo,
numerosas familias han debido desplazarse con el fin de proteger su vida, padecen el bloqueo de alimentos y los
jóvenes indígenas se veían expuestos al reclutamiento forzado por parte de estos grupos armados.

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son identificables y determinables y se encuentran en una situación de grave
peligro en razón de su pertenencia a una comunidad”.35
De esta forma decretó medidas de protección a favor de los miembros
del pueblo indígena kichwa de Sarayaku, estimado en “aproximadamente 1.200
personas” y de los miembros del pueblo indígena Kankuamo “integrado
aproximadamente por 6.000 personas”.
Este criterio amplio sin embargo no ha prosperado al momento de
determinar a las presuntas victimas de las violaciones de los derechos
humanos, pues en estos casos la Corte ha seguido un criterio mucho más
estricto.36
3.5 El derecho a conocer la verdad y su impacto en los ordenamientos jurídicos
internos:
Cuando la violación del derecho a la vida provino de hechos criminales,
como asesinatos de lideres indígenas o masacres de pueblos enteros, y que
aun no han sido resueltos ni investigados adecuadamente, la Corte ha dicho
que las victimas tienen “el derecho de conocer la verdad”.37
Y esto implica el deber de “investigar efectivamente los hechos... a fin
de identificar, juzgar y sancionar a sus autores materiales e intelectuales...”.38
A su vez, ha afirmado la Corte que “El Estado debe garantizar que el
proceso interno tendiente a investigar, juzgar y sancionar a los responsables de
los hechos surta los efectos debidos. Además, deberá abstenerse de recurrir a
figuras como la amnistía, la prescripción y el establecimiento de excluyentes de
responsabilidad, así como a medidas que pretendan impedir la persecución
penal o suprimir los efectos de la sentencia condenatoria”.39
3.6 La especificidad indígena y el reconocimiento de la identidad cultural, en
relación con las infracción al derecho a la vida:

35
Caso Pueblo Indígena Kankuamo. Medidas Provisionales. Considerando 9.;Caso Pueblo Indígena de
Sarayaku, Medidas Provisionales, considerando 9.
36
Ver por ejemplo, Caso Plan de Sánchez vs. Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19-11-2004,
párr. 62 o Caso Escué Zapata vs Colombia. Sentencia del 4 de julio de 2007, párr. 131.
37
Caso Plan de Sánchez vs. Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19-11-2004, párr.97.
38
Ibídem, párr.98.
39
Caso Plan de Sánchez Vs Guatemala, Sentencia de Reparaciones, del 19.11.2004, párr. 99; Caso Tibi,
Sentencia del 7 de septiembre de 2004, Serie C nro. 114, parr. 259; Caso de los Hermanos Gomez
Paquiyauri, sentencia del 8 de julio de 2004, Serie C nro. 110, párr. 232, Caso 19 Comerciantes,
sentencia del 5 de julio de 2004, Serie C nro. 109, párr. 263, Caso de la Comunidad Moiwana vs,
Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 206.

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La diversa identidad étnica y cultural de los pueblos indígenas, su
particular cosmovisión, exige del sistema jurídico occidental particulares
soluciones y respuestas a sus reclamaciones, en infinidad de variables
desconocidas desde el punto de vista “blanco-occidental”.
En la dinámica del reconocimiento y protección jurídica de sus
particulares formas de vida, y de sus culturas, la Corte recoge sus usos y
costumbres, que han tenido indudable gravitación en las sentencias analizadas.
Veremos entonces en que medida la Corte ha tenido en cuenta y ha
otorgado concreta protección jurídica a la identidad étnica y cultural indígena, al
momento de procesar violaciones al derecho a la vida:
a) En la determinación de los beneficiarios y/o sucesores de las víctimas
directas:
La Corte ha considerado que frente al fallecimiento de una persona, por
violación del derecho a la vida, surge el deber del Estado de afrontar una
indemnización a favor de los herederos las víctimas. Es decir, se considera que
la indemnización nace en cabeza de la víctima directa y se transmite a sus
sucesores.40
Ahora bien, al momento de determinar concretamente las personas
destinatarias de dichas indemnizaciones, la Corte ha tenido en cuenta en
algunos casos el derecho consuetudinario indígena, para la determinación de
los causahabientes.
Así en el caso Aloeboetoe y Otros vs. Suriname41, la Corte recurrió a la
costumbre Saramaca para determinar los beneficiarios de la indemnización

40
Caso Aloeboetoe y Otros vs. Suriname, sentencia del 10-9-1993, parr. 54; Caso Bámaca Velásquez vs.
Guatemala, sentencia sobre Reparaciones del 22-2-2002, parr. 30, 32;
41
El Estado de Suriname había reconocido ante la Corte su responsabilidad internacional (parr. 11) por
violación al derecho a la vida e integridad de un grupo de miembros de la tribu Saramaca. A la hora de
determinar los sujetos que percibirían las indemnizaciones por violación de esos derechos, que la Corte
consideró como sucesorios (parr. 54), la Comisión reclamaba la aplicación de las costumbres de la Tribu
Saramaca (que define como de estructura familiar matriarcal y con frecuente poligamia) y el Estado la
aplicación de su derecho civil. En una postura intermedia y luego de descartar la aplicación del derecho
civil del Estado por considerar que no se aplicaban y eran ineficaces frente a la tribu Saramaca (parr.58),
la Corte resolvió, recurriendo a los principios generales del derecho que los sucesores serian los hijos y
cónyuges y a falta de estos sus ascendientes, pero agrega la corte que los esos términos (hijos, cónyuge
y ascendientes) “deben ser interpretados según el derecho local. Este derecho, como ya se ha indicado
no es el derecho surinamés, porque no es eficaz en la región en cuanto a derecho de familia.
Corresponde pues tener en cuenta la costumbre Saramaca. Esta será aplicada para interpretar aquellos
términos en la medida en que no sea contraria a la Convención Americana. Así al referirse a ascendientes
la Corte no hará ninguna distinción de sexos, aun cuando ello sea contrario a la costumbre saramaca”
(parr. 62)

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(sucesores de las víctimas fallecidas). De esta forma la Corte acepto como
sucesores a las cónyuges de matrimonios no inscriptos e incluso, y teniendo en
cuenta que en la comunidad era frecuente la poligamia, aceptó como
sucesores a más de un cónyuge por cada víctima, junto con los hijos habidos
con cada una de ellas.
A su vez en la causa Bámaca Velásquez la Corte accede a la
“...inclusión como beneficiarios de la indemnización correspondiente al señor
Bámaca Velásquez, además de la señora Harbury, al señor José León Bámaca
Hernández y a las señoras Egidia Gebia y Josefina, ambas Bámaca Velásquez,
con base .... sobre la costumbre maya de que el hijo mayor suele hacer aportes
al sostenimiento de sus padres y hermanos....La Corte estima que tanto por la
posición de Bámaca Velásquez como hermano mayor, hecho relevante dentro
de la cultura mam, etnia mam, así como por las condiciones socio-económicas
de su familia, la víctima... hubiese contribuido económicamente al
sostenimiento de su padre y sus hermanas,.... como es propio de la cultura
maya en que toda la familia es uno.”42 (parr. 52).
En el caso “Sawhoyamaxa” la Corte directamente estableció que el
monto del resarcimiento por el fallecimiento de la victimas directas deberá ser
entregada y distribuido entre los familiares de las víctimas conforme a las
propias prácticas culturales de la Comunidad Sawhoyamaxa, es decir,
conforme a los usos, costumbres y derecho consuetudinario de la
Comunidad.43
b) En la determinación de las reparaciones por daño moral: En las
reparaciones del daño moral por violaciones al derecho a la vida, se ha tenido
en cuenta, entre otros factores, la importancia que tiene en la cosmovisión
indígenas el culto a sus muertos y los distintos ritos funerarios que
acostumbran practicar.

42
Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala. Reparaciones. Sentencia 22-2-2002, párr. 52.
43
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs, Paraguay, sentencia del 29-3-2006, parr. 209 y 226.

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Así, resulta ser un agravante el hecho de no poder haber realizado
estos ritos44 o bien el hecho de haber podido cumplir con estas costumbres
solo después de un prolongado tiempo.45
Se ha tenido en cuenta también, al momento de fijar el daño inmaterial
de las victimas, la afectación que implica para la reproducción y transmisión de
las culturas indígenas la privación de ceremonias, ritos u otras manifestaciones
tradicionales durante un tiempo determinado, así como la muerte de mujeres y
anciano, transmisores orales dela cultura maya achí, lo cual provoca un vacío
cultural.46
IV. Estándares relativos a la protección del “Derecho de
Propiedad”:
4.1 Los casos relevados: El segundo eje en torno del cual ha girado la
jurisprudencia de la Corte47, ha sido el derecho de propiedad indígena, lo que
nosotros preferimos llamar, derechos territoriales indígenas.48

44
En el caso Masacre Plan de Sánchez, la Corte, al fijar en equidad el valor de las compensaciones por
daño moral, sostuvo que “se debe tener en consideración que las victimas no pudieron enterrar
debidamente a sus familiares ejecutados en la masacre ni practicar los ritos funerarios según sus
costumbres. Asimismo, se debe tomar en cuenta la especial significación que para la cultura maya, y en
articular, para la maya achí, tienen los ritos funerarios, y la dimensión del daño que produjo a las víctimas
que éstos no fueran respectados (Caso Masacre Plan de Sánchez Vs Guatemala, sentencia sobre
reparaciones del 19 de noviembre de 2004, parr. 87, apartado “a”).
45
Caso Escué Zapata vs Colombia. Sentencia del 4 de julio de 2007, párr. 153. Allí la Corte sostuvo que “
“Asimismo, aunque la Corte valore positivamente la entrega de los restos de víctima a sus familiares y
Comunidad, lo cual posibilitó el entierro de la víctima conforme a las tradiciones, usos y costumbres del
pueblo Paez, tiene en cuenta que los familiares esperaron cuatro años al Estado para que los restos del
señor Escué Zapata les fueran entregados. Esta espera prolongada tuvo repercusiones de carácter
espiritual y moral en los familiares, puesto que conforme la cultura Nasa “desde que el niño nasa nace se
siembra el cordón umbilical en la Madre Tierra […] para que germine la vida. Ahora, cuando se muere
igual lo sembramos, no lo enterramos, para qué ahí esté la vida. Pero al llevarlo es irrespetar a la cultura,
a la Madre Tierra. Llevarlo de su seno es como cortar el vientre de una mujer que lo vio engendrar,
procrear y crecer. Es una afectación cultural bastante grande, igual genera la desarmonización y el
descontrol del territorio”.
46
Caso Masacre Plan de Sánchez Vs Guatemala, sentencia sobre reparaciones del 19 de noviembre de
2004, parr. 87, apartado “b” .
47
Sin embargo no queremos dejar de mencionar algunos antecedentes de casos tratados por la
Comisión, referidos a los derechos territoriales de los pueblos indígenas podemos citar, entre otros, los
siguientes: 1) Comunidad Yanomami vs Brasil (Caso nro. 7615) Resolución 12/85 del 5 de marzo de
1985: La comisión analiza el caso a través dela Declaración Americana, ya que Brasil no había ratificado
la Convención. El conflicto comienza con la construcción de la autopista transamazónica que atraviesa el
territorio de los indios Yanomani (en el Estado de Amazonas) en el año 1973, que los obligó a abandonar
sus territorios y buscar refugio en otras localidades. Compañías mineras comienzan a operar en sus
territorios, agravando así el desplazamiento de miles de ellos. Se comienzan gestiones para delimitar
como territorio indígena un Parque Yanomani. El Gobierno de Brasil da muestras de su voluntad de definir
este territorio con una superficie de aproximadamente 9 millones de hectáreas, sin embargo a la época
de la citada Resolución de la Comisión esa gestión no se concreto. El caso muestra crudamente la intima
correlación entre los derechos territoriales indígenas y el derecho a la vida. En efecto. la penetración
masiva de personas extrañas en sus territorios tuvo consecuencias devastadoras sobre las comunidades
indígenas: ruptura de sus organizaciones sociales milenarias, instalación de practicas de prostitución,
miles de muertes por epidemias, etc. La Comisión concluye recomendado al Estado de Brasil que

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Los casos analizados, a los efectos de la presente ponencia, son los
siguientes:
Derechos territoriales
Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs Nicaragua (31-9-01)
Comunidad Moiwana vs. Suriname (15-6-2005)
Comunidad indígena Yakye Axa Vs Paraguay (17-6-05)
COMUNIDAD INDÍGENA SAWHOYAMAXA VS. PARAGUAY (20-3-2006)

4.1 El sustrato normativo:


El sustrato jurídico de las decisiones que analizaremos, esta dado, en lo
sustancial, por el artículo 21.1 de la C.A.D.H., que expresamente dispone:
“Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede
subordinar tal uso y goce al interés general”
4.2 La propiedad comunitaria indígena se encuentra protegida por el art.
21.1 de la CADH49:

proceda a adoptar medidas de protección de la vida y la salud de los indios yanomami y en particular que
proceda a delimitar y demarcar el Parque Yanomami. 2) Comunidades Indígenas Enext Lamenxay y
Riachito de Paraguay, concluido por solución amistosa, según informe de la Comisión del 29-9-1999.
Fue el primer caso con solución amistosa que reconoce y reestablece derechos de propiedad a
comunidades indígenas. El caso se relaciona con una demanda de reivindicación de territorios indígenas
del gran Chaco Paraguayo. El Estado de Paraguay se comprometió a adquirir y transferirles a las
comunidades citadas mas de 20.000 hectáreas. El caso es similar al Caso de la Comunidad “Yakie Axa” y
al caso de la Comunidad Sawhoyamaxa, a los cuales nos referiremos en el presente. Cabe aun
mencionar otro caso de similares características que fue también declarado admisible por la Comisión el
20-2-2003: 3) Caso de la Comunidad Indígena Xakmok Kásek del puebo Enxet c/Paraguay. 4)
Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo Vs Belice. Resolución del 12 de octubre de 2004
(adviértase el significado simbólico de la fecha de esta resolución): La Comisión, en base a la
Declaración, recomendó al Estado de Belice, en lo sustancial, que adopte medidas necesarias para
“delimitar, demarcar y titular o aclarar y proteger por otra vía el territorio en el cual el Pueblo Maya tiene
un derecho de propiedad comunal, de acuerdo a sus prácticas consuetudinarias de uso de la tierra y sin
perjuicio de otras comunidades indígenas..” 5) Comunidad Aborígenes Lhaka Honhat (nuestra tierra) vs
Argentina: La Comisión ha declarado la admisibilidad del caso mediante resolución de admisibilidad del
21 de octubre de 2006. El caso se relaciona con los perjuicios sufridos por las comunidades indígenas
que conforman la Asociación Lhaka Honhat y, que habitan los lotes fiscales Nº 14 y 55, Municipio de
Santa Victoria del Este, Departamento de Rivadavia, Provincia de Salta, al no haber sido consultadas
sobre la realización de distintas obras de infraestructura dentro del marco del proyecto de integración al
MERCOSUR, a partir de 1995. Se invoca también la inexistencia en el ordenamiento jurídico argentino de
un procedimiento efectivo para delimitar, demarcar y titular las tierras indígenas bajo un "título único”.
48
Con ello queremos destacar, como lo ha hecho la Corte, que a diferencia de la propiedad privada de los
particulares “.. los derechos territoriales indígenas abarcan un concepto mas amplio y diferente que esta
relacionado con derecho colectivo a la supervivencia como pueblo organizado, con el control de su hábitat
como una condición necesaria ara la reproducción de su cultura, para su propio desarrollo y para llevar a
cabo sus planes de vida..”(Caso de la Comunidad Yakye Axa vs Paraguay, sentencia del 17-5-2005, párr.
146).
49
No podemos dejar de recordar que en la causa “Guari” (del año 1929) la CSJN sostuvo que en el
derecho argentino no existe la propiedad comunitaria, sino solo las formas de dominio previstas en el
Código Civil.

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En su leading case, el caso de la Comunidad Mayagna (Sumo)
Awas Tingi vs Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, luego de recordar que
durante el estudio y consideración de los trabajos preparatorios de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos se reemplazó la frase
“toda persona tiene el derecho a la propiedad privada, ....” por la de “toda
persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes....”. Es decir, se optó
por hacer referencia al “ uso y goce de los bienes” en lugar de “propiedad
privada”50 y que los términos de un tratado internacional de derechos
humanos tienen sentido autónomo, de modo que son instrumentos vivos
cuya interpretación tiene que adecuarse a la evolución de los tiempos y,
en particular, a las condiciones de vida actuales”51, la Corte sostuvo que:

“Mediante una interpretación evolutiva de los instrumentos


internacionales de protección de derechos humanos, tomando en cuenta
las normas de interpretación aplicables y, de conformidad con el artículo
29.b de la Convención - que prohíbe una interpretación restrictiva de los
derechos - , esta Corte considera que el artículo 21 de la Convención
protege el derecho a la propiedad en un sentido que comprende, entre
otros, los derechos de los miembros de las comunidades indígenas en el
marco de la propiedad comunal, la cual también está reconocida en la
Constitución Política de Nicaragua.”52

Incluso aclara la Corte qué entiende por propiedad comunitaria


indígena, y lo hace en estos términos:
“Dadas las características del presente caso, es menester hacer
algunas precisiones respecto del concepto de propiedad en las comunidades
indígenas. Entre los indígenas existe una tradición comunitaria sobre una
forma comunal de la propiedad colectiva de la tierra, en el sentido de que la

50
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 145.
51
Ibidem, párr. 146.
52
Ibídem, parr. 148. Al respecto pensamos, como Gialdino, que para la Corte el reconocimiento de la
propiedad comunitaria se desprende directamente del art., 21 del la CIDH, (interpretación autónoma y
evolutiva de por medio), no dependiendo de que el Estado hubiera o no efectuado un recocimiento
expreso en su fuero interno de la propiedad comunitaria indígena. (ver Gialdino., obra citada., pag. 14).

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pertenencia de ésta no se centra en un individuo sino en el grupo y su
comunidad.....”53
La Corte reconoció también el derecho a la propiedad comunitaria
indígena en los casos de la Comunidad “Yakye Axa”54, “Sawhoyamaxa”55 y
“Moiwana”.56
4.3 Importancia del reconocimiento de la propiedad Comunitaria
indígena:
Como lo venimos sosteniendo, el reconocimiento de la propiedad
comunitaria indígena, se vincula estrechamente con sus tradicionales formas
de vida, de modo que este reconocimiento no solo favorece el desarrollo
cultural, sino incluso la supervivencia misma de la comunidad y de sus
miembros.57
Al respecto a dicho la Corte que “...la estrecha relación que los indígenas
mantienen con la tierra debe de ser reconocida y comprendida como la base
fundamental de sus culturas, su vida espiritual, su integridad y su supervivencia
económica. Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es
meramente una cuestión de posesión y producción sino un elemento material y
espiritual del que deben gozar plenamente, inclusive para preservar su legado
cultural y transmitirlo a las generaciones futuras”.58
“La cultura de los miembros de las comunidades indígenas corresponde
a una forma de vida particular de ser, ver y actuar en el mundo, constituido a
partir de su estrecha relación con sus tierras tradicionales y recursos naturales,
no sólo por ser estos su principal medio de subsistencia, sino además porque
constituyen un elemento integrante de su cosmovisión, religiosidad y, por ende,
de su identidad cultural”.59

53
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 149.
54
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, especialmente párrafos
137y 143.
55
Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr.128, en
particular párr. 120.
56
Caso de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia dewl 15-6-2005, en especial párr. 133.
57
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 147
58
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 149,
caso Comunidad Moiwana vs. Suriname, sentencia del 15 de junio de 2005, párr. 131; ídem Caso
Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 131.
59
Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, párr. 135; Caso Comunidad indígena Sawhoyamaxa vs.
Paraguay, sentencia del 29 de marzo de 2006, párr. 118.

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4.4 Los derechos territoriales indígenas reconocidos por la Corte:
A los fines meramente didácticos, expondremos los estándares
concretos de protección elaborados por la Corte, en torno de la propiedad
comunitaria indígena, de acuerdo a los siguientes supuestos:
a) Tierras ocupadas tradicionalmente por la comunidad indígena: Es el caso
de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni.
En estos supuestos la Corte reconoce que la mera posesión de la tierra,
es suficiente para obtener el reconocimiento oficial de la propiedad
comunitaria, es decir que “la posesión tradicional de los indígenas sobre sus
tierras tienen efectos equivalentes al título de pleno dominio que otorga el
estado”.60
En consecuencia las obligaciones del Estado, y como correlato los
derechos concretos de las comunidades indígenas sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan, son:
1) De carácter positivas: Comprenden la obligación primaria del estado de
proceder a la delimitación, demarcación y titulación,61 lo cual incluye el
consecuente registro de la propiedad comunitaria indígena.62
2) De carácter negativas: Fundamentalmente y hasta tanto se concrete esa
obligación primaria, se impone la obligación del Estado de abstenerse
ejercer -por sí o por medio de terceros que actúen con su tolerancia o
aquiescencia- actos que pudieran afectar la existencia, el valor, el uso o el
goce de los bienes que eventualmente quedarían comprendidos dentro de
dicha delimitación geográfica.63
La jurisprudencia de la Corte no distingue según que estas tierras figuren
formal y registralmente a nombre del Estado (como en el caso Mayagna Awas
Tigni) o a nombre de particulares. Lo importante aquí es la “posesión”

60
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 151, Caso
Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr.128,; Caso de la
Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 133;
61
Caso Comunidad Maygana (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 153
62
Ibídem, parr. 151
63
Caso Comunidad Maygana (Sumo) Awas Tigni vs Nicaragua, sent. 31-8-01, parr. 173, punto resolutivo
4; y en especial el Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tigni. Medidas Provisionales de fecha 6-9-
2002. Idem Caso de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, párr. 133; párr. 211

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indígena de estos territorios, ejercida, como se verá, según sus usos y
costumbres.
A su vez y por aplicación del artículo 2 de la CADH el Estado, debe
adecuar su legislación interna de modo tal de ofrecer procedimientos
administrativos y/o jurisdiccionales adecuados para la delimitación,
64
demarcación y titulación de tierras.
Si bien la Corte ha resuelto que a ella no le compete determinar cuáles
son las tierras que corresponden entregar a las comunidades indígenas65,
delegando esta obligación en el Estado, ha fijado sin embargo algunos
estándares respecto de cómo debe hacerse esa delimitación y demarcación de
las tierras indígenas. Pues debe hacerse contemplando:
• la plena participación de las comunidades interesadas y tomando en
consideración su derecho consuetudinario, valores, usos y costumbres;66
• que la posesión de su territorio tradicional generalmente esta marcado
en forma indeleble en su memoria histórica de los pueblos indígenas y la
relación que mantienen con la tierra es de una calidad tal que su
desvinculación de la misma implica riesgo cierto de una pérdida étnica y
cultural irreparable.67
b) Tierras de las que fueron desposeídos contra su voluntad:68
Cabe aun hacer una sub-clasificación dentro de esta categoría de tierras
desposeídas, según que estas tierras estuvieren o no ocupadas por terceras
personas:
b1) Tierras no ocupadas por terceras personas: Es el caso de la
Comunidad Moiwana69, en el cual los miembros del pueblos N`djuka debieron
abandonar sus territorios tradicionales a consecuencia de actos de violencia
ejercidos en su contra, aunque esas tierras no fueron ocupadas por otras

64
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tignivs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, parr. 164, Caso
de la Comunidad Moiwana vs., Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 209.
65
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 215, Caso de la
Comunidad Moiwana vs Suriname, sentencia del 15-6-2005, parr. 133, 210.
66
Caso Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tignivs. Nicaragua, sentencia del 31-8-2001, párr. 138 y 164.
67
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 215 párr. 216.
68
Se destaca en la jurisprudencia de la Corte este requisito de haber sido desposeídos “por causas
ajenas a su voluntad”.
69
Se trata en rigor de una comunidad tribal.

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personas.70 En estos casos las comunidades indígenas mantienen el derecho
de propiedad y en consecuencia subsisten las mismas obligaciones estatales
previstas en el caso anterior (delimitación, demarcación, reconocimiento oficial
de la propiedad y su registro).71 Pero en este supuesto se destaca
particularmente el “derecho al regreso”, que debe ser respetado por el Estado.
El estado debe remover todos los obstáculos que impidan el regreso72, incluso
aquellas causas puramente espirituales o condicionamientos culturales, como
en el presente caso, deben removidas por el estado.73
b2) Tierras ocupadas por terceras personas:
Sobre este supuesto giran los casos “Yakye Axa” y “Sawhoyamaxa”. De
su lectura se desprende la existencia un derecho primario: el derecho a
reivindicar estas tierras, es decir tienen derecho a recuperar sus tierras.74
Este derecho no depende de un reconocimiento expreso en el orden
interno.75
Ahora bien, la Corte ha definido algunas limitaciones y ha hecho otras
precisiones sobre este derecho a recuperar sus tierras ancestrales, a saber:

70
Ocurre que desde la cosmovisión del pueblos N`djuka, que es correctamente receptada por la
sentencia de la Corte, a pesar de haber concluido los actos de violencia, sus miembros no podían
regresar a sus aldeas hasta tanto no se hiciera justicia por la masacre de sus pares, pues “mientras la
ofensa esté sin castigo, los espíritus enfurecidos de los fallecidos pueden atormentar a sus familiares
vivos” (Caso de la Comunidad Moiwana vs Suriname, sentencia del 15-6-2005, par. 86.10.),
Permanecieron entonces en condición de desplazados (en campos de refugiados en la Guyana Francesa
o en el interior de Suriname), sufriendo condiciones de pobreza y privación desde su huida de la aldea de
Moiwana, ya que no han podido practicar sus medios tradicionales de subsistencia (parr.86.18), A su vez,
si no se efectúan los diferentes rituales mortuorios de acuerdo con la tradición N’djuka, esto es
considerado una trasgresión moral, la cual no sólo provoca el enojo del espíritu de quien falleció, sino
también puede ofender a otros ancestros fallecidos de la comunidad (párr. 86.9)
71
Ibídem, párr. 131, 133, 209, 210, y 211.
72
Ibídem, parr. 120.
73
Al respecto y con sustento en el artículo 22 CADH (Derecho de circulación y residencia), la Corte
sostuvo que “En resumen, sólo cuando se obtenga justicia por los hechos del 29 de noviembre de 1986
los miembros de la comunidad podrán: 1) aplacar a los espíritus enfurecidos de sus familiares y purificar
su tierra tradicional; y 2) dejar de temer que se hostilice a su comunidad. Esos dos elementos, a su vez,
son indispensables para el regreso permanente de los miembros de la comunidad a la aldea de Moiwana,
que muchos – si no todos –desean.” (Ibídem, párr. 118).
74
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, parr. 128.
75
Es lo que se desprende de la lectura del parr. 127 del caso Swhoyamaxa, donde la Corte hace
referencia a que ya había resuelto en el caso “Yakye Axa” que los “miembros de la comunidad estaban
facultados, incluso por el derecho interno, a presentar solicitudes de reivindicación de tierras
tradicionales..” Destacamos entonces el término “incluso”, que en nuestro entender es utilizado por la
Corte para señalar que aun cuando no existiera esta reglamentación o reconocimiento interno, igualmente
es operativo el derecho a reivindicar sus tierras, con fundamento en el art. 21.1 de la CADH. Refuerza
esta interpretación el hecho de que en la causa “Yakye Axa” se cita expresamente el art. 13 del Convenio
169 y en el caso “Sawhoyamaxa” no.

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1) Este derecho no permanece indefinidamente en el tiempo: Pero sí
subsiste mientras exista aquella relación espiritual y material entre la
comunidad y sus tierras. “Mientras esa relación existe, el derecho a la
reivindicación permanecerá vigente, caso contrario, se extinguirá”76. Aclara la
Corte que esa relación con la tierra debe ser posible, es decir no debe
habérseles impedido por causas ajenas a su voluntad que impliquen un
obstáculo real de mantener dicha relación.77
2) Que no exista un motivo “objetivo y fundado” que impida la
reivindicación: La Corte pone en cabeza del Estado la obligación de realizar
acciones necesarias para devolverles las tierras a los miembros de los pueblos
indígenas que a pesar de no tener la posesión, mantienen vigente aquélla
relación espiritual y material a la que hacíamos referencia. Sin embargo esta
obligación estatal cesa “cuando el estado se vea imposibilitado por motivos
objetivos y fundamentados, de adoptar medidas para devolver las tierras
tradicionales y los recursos comunales a las poblaciones indígenas”78. La Corte
ha precisado, sin embargo, que el hecho de que las tierras reclamadas estén
en manos privadas79, no constituye un motivo objetivo y fundamentado para
denegar la restitución, y que en tal caso el Estado debe valorar la “necesidad,
proporcionalidad y logro de un objetivo legítimo en una sociedad democrática
(utilidad pública e interés social) para restringir el derecho de la propiedad
privada, por un lado, o el derecho a las tierras tradicionales, por el otro”80.
Tampoco es obstáculo a la reivindicación el hecho de que las tierras se

76
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 131.
Aclara la Corte que esta relación se manifiesta de diversas formas y puede incluir el uso o presencia
tradicional, ya sea a través de lazos espirituales o ceremoniales; asentamientos o cultivos esporádicos,
caza, pesca, o recolección estacional o nómada; uso de recursos naturales ligados a sus costumbres y
cualquier otro elemento característicos de su cultura.
77
Ibídem, párr. 132.
78
Ibídem, párr. 135.
79
Cuando hubiesen sido “legítimamente trasladas a terceros inocentes”.
80
Ibídem, parr. 138, Caso Comunidad Indígena Yakey Axa, vs Paraguay, parr. 14.

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encuentren razonablemente explotadas por aquellos particulares81; ni la
existencia de acuerdos bilaterales entre Estados.82
Cuando el Estado se vea imposibilitado, de acuerdo a lo que hemos
dicho, de restituir las tierras indígenas reclamadas, deber ”entregarles tierras
alternativas de igual extensión y calidad, que serán escogidas de manera
consensuadas con los miembros de los pueblos indígenas, conforme a sus
propias formas de consulta y decisión ”.83
A su vez, por aplicación del artículo 2 de la CADH deben instituirse
procedimientos adecuados en el marco de los sistemas jurídicos nacionales
para procesar las reivindicaciones de tierras de los pueblos indígenas84.
Aclarando que ésta es una obligación de “resultado”.85
Estos procedimientos deben dar la posibilidad de ser resueltos en un
plazo razonable y deben ser efectivos, entendiendo por tales a aquellos que
otorgan “una posibilidad real de devolución de sus tierras”86, mediante
procedimientos “accesibles y simples”, llevados por órganos que cuenten con
las condiciones técnicas y materiales necesarias para dar oportuna respuesta a
las solicitudes.87
4.5 La especificidad indígena: el reconocimiento de la identidad cultural, en
relación con sus derechos territoriales

81
La Corte descarta este argumento de la “productividad” como obstáculo a la expropiación de esas
tierras, pues no debe mirarse “la cuestión indígena exclusivamente a través de la productividad de la tierra
y del régimen agrario”, Sawhoyamaxa, párr. 139.
82
Ibídem, párr. 140. En el caso Paraguay había alegado que el “propietario” de las tierras reclamadas por
la comunidad indígena “esta amparado por un Tratado entre la República del Paraguay y la República
Federal de Alemania...” (párr. 137)
83
Ibídem. Párr. 135. En el caso Yakye Axa, la Corte, citando el art. 16.4 del Convenio 169 de la OIT,
había contemplado también la posibilidad de que la comunidad decidiera en forma alternativa el pago de
una “justa indemnización” (parr. 150 y 151), sin embargo esta opción no aparece entre las formas de
reparación (ver par. 217, 218) ni en los puntos resolutivos de la sentencia (ver especialmente puntos 6 y
8) que contemplan la creación de un fondo para la adquisición de las tierras en cuestión, pero no que los
indígenas puedan optar por recibir el fondo mismo. Esta aparente contradicción, fue superada en el caso
Sawhoyamaxa, ya que en este último no se hace ya referencia a esta opción.
84
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 102, 225,
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 131.
85
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 100.
86
Caso de la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 108.
87
Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17-6-2005, parr. 102; Caso de
la Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, sentencia del 29-3-2006, párr. 109.

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En los casos reseñados la Corte se aproxima con mayor énfasis a una
interpretación integral de la cosmovisión indígena, como punto central de sus
fallos en materia de derechos territoriales.88
Es por eso que, en el leading case citado, la Corte afirma que “El
derecho consuetudinario de los pueblos indígenas debe ser tenido
especialmente en cuenta, para los efectos de que se trata. Como producto de
la costumbre, la posesión de la tierra debería bastar para que las comunidades
indígenas que carezcan de un título real sobre la propiedad de la tierra
obtengan el reconocimiento oficial de dicha propiedad y el consiguiente
registro.”89
Es decir que no se les debe exigir la presentación de títulos formales de
propiedad, bastando el hecho mismo de la ocupación tradicional de sus
territorios. Este hecho originario, una vez comprobado, opera como causa y
título formal de sus derechos de propiedad comunitaria sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan.
A su vez, y de la misma forma que el derecho consuetudinario indígena
tiene incidencia en la determinación de los sucesores de las víctimas –en casos
de violación al derecho a la vida, en sentido strictu sensu-, los usos y
costumbres indígenas deben ser consultados al momento de determinar la
extensión de los territorios indígena que serán objeto de demarcación y
delimitación.
Esta determinación debe hacerse atendiendo a los patrones
tradicionales de usos y ocupación de las tierras indígenas, recordando que
muchas veces la ocupación indígena puede aparecer en forma imperceptible
desde la óptica de la legislación civil90, y se evidencia muchas veces “en los

88
Así lo reconocen expresamente los Jueces Cançado Trindade, Pacheco Gomez y Abreu Burelli en su
voto razonado conjunto del Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni.
89
Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs Nicaragua, párr. 151.
90
Al respecto el perito José Alberto Braunstein, sostuvo en el caso “Yakye Axa” que “Con respecto a la
posesión de la tierra indígena debe señalarse que la forma que adopta la misma es sensiblemente distinta
a la regulada en los códigos jurídicos y por lo tanto, también lo son los signos que identifican dicho acto.
La ocupación se manifiesta de manera diferente y no siempre es evidente por el modo cultual de
producción que no incluye la práctica de transformación masiva de la naturaleza, y por el notable ajuste
con el medio que estos pueblos adquirieron a lo largo de las generaciones. A pesar de la sutileza con que
aparecen los signos de la posesión, los sitios de asentamiento periódico, las aguadas, los pozos, los
territorios de cazas, las zonas de recolección o de pesca, los casi imperceptibles cementerios, etc, está
marcados de forma indeleble en la memoria histórica de estos pueblos. Esa memoria histórica,

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nombres otorgados a determinados lugares... tales como sitios de
asentamiento periódico, pozos, lagunas, bosquecillos, palmares, espatillares,
zonas de recolección y de pesca, cementerios, etc. Estos puntos geográficos
se conservan en la memoria histórica de los pueblos indígenas... “.91
Desde este punto de partida –la cosmovisión indígena- se deben tener
muy en cuenta los factores culturales que, en conexión con otros hechos,
pudieran obstruir el pleno goce y ejercicio de sus derechos territoriales. El caso
Moiwana es un claro ejemplo de ello.
V. Conclusiones:
Como primera conclusión es preciso resaltar la penetración de la
jurisdicción internacional en el ámbito de los ordenamientos jurídicos estatales.
Los derechos indígenas constituyen quizás el ámbito en el que más se ha
hecho notar la presencia de esta jurisdicción internacional, poniendo de
manifiesto en muchos casos la brecha que aun existe entre los derechos
declarados y la realidad cotidiana de los pueblos indígenas.
En el procesamiento de los reclamos indígenas, el debido respeto a su
identidad cultural exige que se construyan las respuestas desde la propia
cosmovisión indígena, y no ya desde las instituciones jurídicas clásicas del
orden interno, las que quedan relegadas a un plano meramente supletorio en
este aspecto.
Se encuentra comprometida la responsabilidad internacional de la república
Argentina, en el contexto del sistema interamericano de protección de los
derechos humanos, en tanto no ha previsto procedimientos adecuados para
solucionar los reclamos territoriales de los pueblos indígenas, en especial no ha
previsto un procedimiento de delimitación, demarcación y reconocimiento en
propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan, como
tampoco ha previsto en su fuero interno un procedimiento que posibilite a los
pueblos y comunidades indígenas reivindicar sus tierras tradicionales de las
que hubieren sido desposeídos.

indisociable de la geografía, es la principal señal de posesión tradicional”. Caso Comunidad Yakye Axa
vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 38 “d”.
91
Caso Comunidad Yakye Axa vs. Paraguay, sentencia del 17 de junio de 2005, párr. 50.4.

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En definitiva, los estándares internacionales de protección que surgen de
los casos indígenas procesados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, tendrán necesariamente un impacto importante en el orden interno,
en especial en los procesos legislativos y en la Jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nació, para quien estos criterios constituyen una
guía insoslayable de interpretación de los preceptos de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.92

92
En la causa “Giroldi” (fallos 318:514) la Corte Suprema se refiere a “la opinión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos”; en la causa “Bramajo” (fallos 319:1840) “alude a la
“jurisprudencia” de los tribunales internacionales; con referencia al caso “Giroldi” en el considerando 7 de
su voto particular de la causa “Espósito” (causa E.224.XXXIX) sostiene el Ministro Fayt que “está fuera
de discusión el carácter vinculante de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanaos”
cuando se trata de resguardar las obligaciones del Estado Argentino en el sistema interamericano. Con
más claridad sostuvo Petracchi en el considerando 11 de su voto dado en la causa “Videla” (Fallos
326:2805), y luego la mayoría de la Corte en la causa “Simón” (causa 1767, XXXVIII), que “la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como las directivas de la Comisión
Interamericana, constituyen una imprescindible pauta de interpretación de los deberes y obligaciones
derivados de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”

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