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LA REGENERACION O (EL NACER DE NUEVO)

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Introducción: La regeneración, Juan wesley, George Whitefield

I. ¿Que es la regeneración o el nuevo nacimiento? 6


1.1.c La regeneración o el nuevo nacimiento. 7
1.2.c Nacer Nuevo. 12
1.3.c ¿Por qué es tan necesario el Nuevo Nacimiento? 13

II. La Muerte Espiritual 15

1.3.1.c ¿Cómo describe la Biblia aquellos que son no-regenerados? 16


1.3.2.c La Regeneración se usa en un sentido limitado y en un sentido más extenso. 17

III. La Regeneración, Obra de Dios.


1.4.c El siguiente razonamiento no puede discutirse. 28
1.5.c La Obra de la Regeneración. 29
1.6.c Regeneración y Fe. 33
1.7.c Implantación en Cristo. 38
1.8.c No una naturaleza Divina-humana. 42
1.9.c La unión mística con Emmanuel. 46
1.10.c ¿Cómo se obra el Nuevo Nacimiento? 50
1.11.c Por la gracia y misericordia de Dios. 51
1.12.c EL medio utilizado para el nuevo nacimiento. 54
1.13.c ¿Puede el hombre creer al evangelio por su sola voluntad? 56
1.14.c El orden de la salvación. 52

V. Los Beneficios del Nuevo Nacimiento 58

1.15.c Es hijo de Dios. 58


1.16.c Ê . 60
1.17.c a 
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1.18.c Ê      . 62

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VI. Cómo saber si soy Regenerado

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Conclusión
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La regeneración, o el nuevo nacimiento, es una obra de la gracia de Dios por la cual el
creyente se convierte en una nueva criatura en Cristo Jesús. Es un cambio de corazón
llevado a cabo por el Espíritu Santo a través de la convicción de pecado, a la cual el
pecador responde en arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo. El
arrepentimiento y la fe son experiencias inseparables de la gracia de Dios. El
arrepentimiento es un darle la espalda al pecado de una forma genuina y volverse hacia
Dios. Fe es la aceptación de Jesucristo y el compromiso de la persona completa a El
como Señor y Salvador. A través de la historia de la iglesia encontramos testimonio de
personas que en su búsqueda de Dios experimentaron la experiencia de ser regenerado o
nacido de nuevo, hombres que marcaron su generación, su enseñanza bíblica a un
permanecen a través de los tiempos,

Esta el testimonio de Juan wesley que narra como fue regenerado o nacido de nuevo en
su vida ministerial, fue en una reunión del 24 de mayo en 1738, que por fin Juan
recibió la seguridad de su salvación y la fe que tanto anhelaba escribió después en su
diario: ³Por la noche fui de muy mala gana a una sociedad en la calle de Aldersgate,
donde alguien estaba leyendo el prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos. A eso
de las 9 menos cuarto, mientras estaba describiendo el cambio que Dios obra en el
corazón por medio de la fe en Cristo, sentí en mi corazón un ardor extraño. Sentí la
seguridad de que Él había quitado mis pecados, y me había salvado de la ley del pecado
y la muerte. George Whitefield el nuevo nacimiento o la regeneración de Whitefield fue
ayudado por la obstetricia espiritual de un obispo santo que lo dirigió a Juan 7:37:
«Todo el que tenga sed, venga a mí». Whitefield clamó en voz alta: « ¡Yo tengo sed!», y
recordó que cuando Jesús pronunció estas palabras, su lucha estaba casi concluida. Él
mismo se dio cuenta también que por primera vez en su vida había renunciado a usar
cualquier medio para obtener el favor de Dios, y había reconocido explícitamente su
desamparo. De inmediato, recibió la certeza de su nueva naturaleza en Cristo y de su
nueva situación ante Dios. Esto fue en 1735. Él dijo muchos años más tarde:

«Siempre que voy a Oxford, no puedo dejar de visitar el punto donde Jesucristo se me
reveló por primera vez y me dio el nuevo nacimiento».

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Palingenesia y anagennao son dos vocablos griegos que se traducen por regeneración
y renacer respectivamente. Palingenesia es un sustantivo y anagennao es un verbo.
Estas dos palabras, que aparecen mencionadas sólo dos veces cada una en todo el
Nuevo Testamento, se complementan y por tanto deben considerarse juntas para un
correcto entendimiento de la verdad del nuevo nacimiento o regeneración.

Palingenesia es una palabra compuesta formada por el prefijo palin y la palabra


genesia. Palin significa otra vez y génesis quiere decir nacimiento, génesis,
generación. Palingenesia entonces significa volver a nacer, ser generado de nuevo. Por
lo tanto, a la hora de traducir palingenesia es correcto el uso de la palabra regeneración
que, precisamente, significa volver a generar. Palingenesia aparece en Mateo 19: 28 y
en Tito 3: 5, donde se dice que Dios nos salvó mediante el lavamiento de la palingenesia
(regeneración) del Espíritu Santo´. Involucrando la comunicación de una nueva vida,
siendo los dos poderes activos para producirla «la palabra de verdad» (Jn_1:18;
1Pe_1:23), y el Espíritu Santo (Joh_3:5, 6); el loutron, baño, lavamiento, es explicado
en Eph_5:26 «habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra». El
nuevo nacimiento y la regeneración no constituyen etapas sucesivas en la experiencia
espiritual; se refieren al mismo acontecimiento, aunque lo contemplan en diferentes
aspectos. El nuevo nacimiento destaca la comunicación de vida

Involucrando la paz y prosperidad de los gentiles. Sin embargo, es evidente, en base a


Rev._20:7,8, que el sometimiento universal a la autoridad de Cristo no significará la
total exclusión del mal. Solo en los nuevos cielos y la nueva tierra, «en los cuales mora
la justicia», estarán totalmente excluidos el pecado y el mal.

No obstante, la palabra palin-génesis por sí misma no nos revela toda la verdad respecto
de la regeneración.

En efecto, cuando se habla de volver a nacer la tendencia es pensar en volver a nacer


con el mismo nacimiento. De hecho, así pensó Nicodemo cuando preguntó a Jesús:
¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el
vientre de su madre y nacer? (Jn. 3: 4). Pero Jesús no estaba hablando de volver a
nacer con el mismo nacimiento, sino de volver a nacer con otra clase de nacimiento. Y
en este punto radica la importancia del verbo anagennao.

Esta palabra, que también es compuesta, está formada por la preposición ana y el verbo
gennao que significa nacer y engendrar. Es el prefijo ana, no obstante, el que indica de
qué clase de nacimiento estamos hablando. Ana quiere decir que la acción de nacer
tiene una dirección hacia arriba. Por ello, aunque Jesús en su conversación con
Nicodemo usó solamente el verbo gennao, habló sin embargo de nacer de lo alto (Jn. 3:
3). Nacer de lo alto tiene, pues, el mismo sentido de anagennao ¡Nacer de arriba!

Es el apóstol Pedro el que usa dos veces anagennao en su primera carta (1: 3, 23).
Aunque se traduce en ambos textos como renacer, ahora sabemos que anagennao es
más que simplemente gennao y más que palingenesia.

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Por lo tanto, la regeneración o el nuevo nacimiento no consiste en nacer de nuevo, sino
en nacer con un nuevo nacimiento; consiste en experimentar un nuevo origen: No de la
carne, sino del Espíritu; no de abajo, sino de arriba; no terrenal, sino celestial.

Aunque existiese la posibilidad de volver a nacer muchas veces del vientre materno,
cada vez sería exactamente lo mismo. Jesús lo dijo así: Lo que es nacido de la carne,
carne es (Jn. 3: 6). El nuevo nacimiento es nacer de agua y del Espíritu; es ser
engendrado de lo alto, de Dios.

        

Jesús dijo a Nicodemo en Juan 3:3 De cierto, de desierto te digo, que el que no naciere
de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nos estaba hablando a todos nosotros cuando
dijo eso. Nicodemo no era un caso especial. Usted y yo hemos de nacer de nuevo, de
lo contrario, no veremos el reino de Dios. Eso significa que no seremos salvos; no
formaremos parte de la familia de Dios. Y no iremos al cielo. Vamos a ir al infierno si
no nacemos de nuevo. Eso es lo que Jesús dice después en este capitulo sobre la persona
que cree en Cristo: la ira de Dios está sobre el. (Jun. 3:36). No es ningún chiste.
Jesús dice usa palabras duras para realidades duras. Esto es lo que hace el amor. Lo
contrario se llama consentimiento.

Nicodemo era uno de los fariseos, los líderes judíos más religiosos. Jesús les dijo en
mateo 23:15 y 33: ¡Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócrita! Porque recorréis s mar
y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho le hacéis dos veces mas hijo del
infierno que vosotros ¡Serpientes, generación de víboras!

¿Cómo escapareis de la condenación del infierno? por lo tanto el tema del nuevo
nacimiento no es pocas cosa. Es central. La eternidad esta en juego cuando hablamos
del nuevo nacimiento. A menos que uno nazca de nuevo, no podrá ver el reino de Dios.

En primer lugar, la enseñanza de Cristo acerca del nuevo nacimiento nos confronta con
nuestra irremediable condición espiritual, moral y legal, separados de la gracia
regeneradora de Dios. Antes de que nos suceda el nuevo nacimiento, estamos
espiritualmente muertos; somos moralmente egoístas, y rebeldes; y somos legalmente
culpables ante la ley de Dios; estamos bajo su ira cuando Jesús nos dice que nuestra
condición actual es irremediablemente insensible, corrupta y culpable. Porque no
tenemos su asombrosa gracia en nuestra vida, no nos gusta escuchar esa evaluación de
nosotros, por lo cual nos perturba lo que dijo Jesús nos dice sobre la necesidad de nacer
de nuevo.

En segundo lugar, la enseñanza acerca del nuevo nacimiento es perturbadora porque se


refiere a algo que senos hace a nosotros, no que nosotros hacemos. Juan 1:3 enfatiza
esto. Se refiere a los hijos de Dios como aquellos que no son engendrados de sangre,
ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Dios es el causa el
nuevo nacimiento, no nosotros Pedro hace hincapié en lo mismo bendito el Dios y padre
de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia no hizo renacer . (1 p.
1:3).

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Nosotros no causamos el nuevo nacimiento. Dios es el que causa el nuevo nacimiento.
Todo lo espiritualmente bueno que hagamos es resultado del nuevo nacimiento, no su
causa. Esto significa que el nuevo nacimiento se escapa de nuestras manos. No tenemos
el control. Y por eso nos confronta con nuestra inutilidad y nuestra absoluta
dependencia de alguien fuera de nosotros mismo. Eso es perturbador. Se nos dice que
no veremos el reino de Dios si no nacemos de nuevo. Y se nos dice que no podemos
nacer de nuevo por nosotros mismos.

La tercera razón por la que la enseñanza de Jesús acerca del nuevo nacimiento es
perturbadora es, pues, que nos confronta con la absoluta libertad de Dios. Separados de
Dios, estamos espiritualmente muertos en nuestro egoísmo y nuestra rebeldía. Somos
por naturaleza hijo de ira (Ef. 2:3).

Nuestra rebeldía es tan profunda que no podemos detectar ni desear la gloria de Cristo
en el evangelio (2 cor. 4:4). Por tanto, si vamos a nacer de nuevo, tendrá que depender
total y finalmente de Dios.

Su decisión de darnos vida no será una repuesta halo que nosotros hagamos como
cadáveres espirituales, sino que lo que hagamos será una repuesta al hecho de que el nos
dio vida.

Para la mayoría de las personas, a l menos al principio, esto es perturbador. Efesios 2:4-
5: pero Dios, que es rico en misericordia por su gran amor con que nos amo, aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo es exaltado en
verdad, sino que da vida donde Cristo es exaltado en verdad. Esa es mi esperanza: que
estos capítulos no solo perturben, sino que estabilicen y salven.

Vayamos ahora a la pregunta: que sucede en el nuevo nacimiento Tratare de poner las
respuestas en tres declaraciones; 1). Lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la
adquisición de una nueva religión, sino una nueva vida. 2). Lo que sucede en el nuevo
nacimiento no es puramente afirmar lo sobrenatural en Jesús, sino experimentar lo
sobrenatural en nosotros mismo. 3) lo que sucede en el nuevo nacimiento no es la
mejoría de la vieja naturaleza que es realmente usted, y que ha sido perdonada y limpia,
y una naturaleza realmente nueva que es formada por el Espíritu de Dios que mora en
nosotros. Analícemelos una a la vez.

En el nuevo nacimiento, no adquirimos una nueva religión, sin una nueva vida. Los
primero tres versículos de Juan 3 dicen así: Había un hombre de los fariseos que se
llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo:
Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas
señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Juan se asegura de que sepamos que Nicodemo es fariseo y líder de los judíos.
Religiosamente, los fariseos eran los más rigurosos de todos los grupos judíos. A este,
Jesús dijo (en el v. 3): de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios. De una manera incluso más personal, dice en el versículo 7:
³ Os es necesario nacer de nuevo.

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Por tanto, uno de los argumentos de Juan es: toda la religión de Nicodemo, todos sus
asombros estudios, disciplinas y leyes farisaicas no pueden reemplazar la necesidad del
nuevo nacimiento.

Lo que Nicodemo necesita, y lo que usted y yo necesitamos, no es religión sino vida. El


motivo de referirse al nuevo nacimiento es que el nuevo nacimiento trae una nueva vida
al mundo. En cierto sentido, claro Nicodemo está vivo. Esta respirando, pensando,
sintiendo, actuando. Es un ser humano creado a imagen de Dios. Pero evidentemente,
Jesús cree que esta muerto. No hay vida espiritual en Nicodemo. Espiritualmente, el no
ha nacido. Necesita vida, no más actividades religiosas ni más celo religioso. Tiene
abundancia de eso.

Recuerde lo que Jesús dijo en Lucas 9:60 al hombre que quería seguirlo después de
enterrar a su padre Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos. Esto
significa que hay personas que están físicamente muertas que necesitan que la entierren.

Y hay personas espiritualmente muertas que necesitan que las entierren. En otras
palabras, Jesús pensaba en términos de personas que andan por ahí con mucha vida
aparente, pero que están muertas. En sus parábola sobre el hijo pródigo, el padre dice:
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido. (LC. 15:24)

Nicodemo no necesitaba religión, necesitaba vida espiritual. Lo que sucede en el


nuevo nacimiento es que la vida, que antes no estaba ahí, surge. La nueva vida se
produce en el nuevo nacimiento. No se trata de actividad religiosa, ni disciplina ni
decisión. Se trata de una vida que surge. Esa es la primera manera de describir lo que
sucede en el nuevo nacimiento

Segundo, lo que sucede en el nuevo nacimiento no es puramente afirmar lo sobrenatural


en Jesús. Sino experimentar lo sobrenatural en uno mismo. Nicodemo dice en el
versículo 2: ³Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestros, porque nadie
puede hacer estas señales que tú haces si no está Dios con el ³.

En otras palabras, Nicodemo ve en el ministerio de Jesús una actividad divina


genuina. Admite que El es de Dios y que hace las obras de Dios. A esto, Jesús no
responde diciendo: ³Ojala que todo el mundo en Palestina pudiera ver la verdad que tú
ves en mi´. Más bien dice: ³Te es necesario nacer de nuevo o, de lo contrario, nunca
veras el reino de Dios.´

Ver señales y maravillas, asombrarse con ellas y dar el crédito al hacedor de milagros,
admitiendo que viene de Dios no solo salva a nadie. Ese es unos de los grandes peligros
de las señales y las maravillas: uno no necesita un corazón nuevo para asombrarse
como ellas. La naturaleza humana vieja y caída está dispuesta a decir que el hacedor de
milagros es de Dios. El diablo mismo sabe que Jesús es el hijo hacedor de milagros
enviando por Dios y hace milagros (Mr. 1:24). No, Nicodemo, ver a Jesús como el
hacedor de milagros enviando por Dios no es la llave para entrar en el reino . De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

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En otras palabras, lo que importa no es puramente afirmar lo sobrenatural en Jesús,
sino experimentar lo sobrenatural en uno mismo. El nuevo nacimiento es sobrenatural,
no natural. Las cosas que ya existen en este mundo no lo pueden explicar. El versículo 6
hace hincapié en la naturaleza sobrenatural del nuevo nacimiento.

Jesús dice otra vez en el versículo 8: ³El viento sopla de donde quiere y oyes su
sonido, mas ni sabe de dónde vienen, ni a donde va, así es todo aquel que es nacido del
espíritu ³, El espíritu no forma parte de este mundo natural, está por encima de la
naturaleza. Es sobrenatural. De hecho, es Dios .Sopla hacia donde quiere. Nosotros no
lo controlamos. Es libre y soberano. Es la causa inmediata del nuevo nacimiento. Por
todo esto, Nicodemo, Jesús dice que lo que sucede en el nuevo nacimiento no es
puramente afirmar lo sobrenatural en ³El sino experimentar lo sobre natural en ti.

Te es necesario nacer de nuevo y no de una manera natural (metafóricamente hablando),


sino de una manera sobrenatural. Dios Espíritu Santo debe venir a ti y producir nueva
vida. En el capitulo siguiente, echaremos un vistazo a las palabras del versículo 5:´De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios. ¿A qué se refiere aquí el agua y el Espíritu? ¿Y como nos ayuda eso a
entender lo que sucede en el nuevo nacimiento?

Pero en lo que nos queda de este capítulo, deseo hacer una conexión importantísima
entre se nacido de nuevo por el Espíritu y tener vida eterna mediante la fe en Jesús. Lo
que hemos visto hasta ahora es que el nuevo nacimiento, es el Espíritu Santo obra
sobrenaturalmente para producir vida espiritual donde no existía Jesús lo dice de
nuevo Juan 6:63. El espíritu es el que da vida la carne para nada aprovecha.

Sin embargo, el Evangelio de Juan aclara algo más: el mismo Jesús es la vida que el
mismo Espíritu Santo da. O podríamos decir: la vida espiritual que El da, solamente la
da en conexión con Jesús. En la unión con Cristo, experimentamos vida sobrenatural,
espiritual. El señor dijo en Juan 14.6: Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie
viene al padre sino por mí. En Juan 6:35 dijo. Yo soy el pan de vida Y en Juan 20:31,
el apóstol dice.

Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para
que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Por tanto no hay vida espiritual no hay vida eterna separada de la conexión con Jesús y
la creencia en Jesús .tendremos mucho más que decir acerca de la relación entre el
nuevo nacimiento y la fe en Cristo.

Pero por ahora, lo podemos expresar así: en el nuevo nacimiento, el Espíritu santo nos
une con Cristo en una unión viva.

Cristo es vida. Cristo es la vida de donde fluye la vida. Nosotros somos los pámpanos
(Jn: 15:1.-17) lo que sucede es el nuevo nacimiento es la creación sobrenatural de la
nueva vida espiritual, que se crea a través de la unión con Jesucristo.

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El Espíritu Santo nos lleva a una conexión vital con Cristo, quien es el camino, la
verdad y la vida. Esa es la realidad objetiva de lo que sucede en nuevo nacimiento. Y
desde nuestro lado, la manera como experimentamos esto es que la fe en Jesús se
despierta en nuestros corazones.

La vida espiritual y la fe en Jesús suceden juntas. La nueva vida hace posible la fe, y
puesto que la vida espiritual siempre despierta la fe y se expresa a sí misma en la fe, no
hay vida sin fe en Jesús. Por tanto, nunca debemos separar el nuevo nacimiento de la fe
en Jesús. Del lado de Dios, somos s unidos a Cristo en el nuevo nacimiento. Eso es lo
que hace el espíritu Santo. Desde nuestro lado experimentarnos esa unión mediante la fe
en Jesús. Es así como Juan los conecta en su primera epístola: ³porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo, y esta es la victoria que ha vencido al mundo nuestra fe
(1Jn:5:4). ³Nacido de Dios´ es la clave para la victoria. La ³Fe´ es la clave para la
victoria .Ambos son ciertos porque la fe es la manera como experimentamos ser nacidos
de Dios.

Ser nacida de Dios siempre trae fe consigo. La vida dada en el nuevo nacimiento es la
vida de fe. Los dos nunca se separan. Considere como lo dice Juan 5:11-12´y este es el
testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna en su, y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al hijo, tiene a la vida el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida, por
tanto, cuando Jesús dice: el espíritu es el que da vida ³Jn.6:63)... ³y el que no naciere
del Espíritu (Jn 3:5,8) y ³ para que creyendo tengáis vida ´ (Jn.20:31), quiere decir
que en el nuevo nacimiento, el Espíritu Santo nos da nueva vida espiritual de manera
sobrenatural, porque nos conecta con Jesucristo mediante la fe.

Porque Jesús es la vida. Por lo tanto cuando contestamos la pregunta ¿Que sucede en el
nuevo nacimiento?, nunca no separamos estos dos dichos de Jesús en Juan 3: el que
no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios ³(v.3) y ³El que cree en el Hijo
tiene la vida eterna . (v.36) lo que sucede en el nuevo nacimiento es la creación de la
vida en la unión con Jesús. Y en parte, dios hace esto mediante la creación de la fe, es
como experimentamos nuestra unión con Cristo.

2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

El öa a
  ö ocupa un lugar muy importante en la doctrina cristiana
evangélica. Siempre hablamos de la necesidad del Nuevo Nacimiento, de hecho nos
clasificamos, a diferencia de otros grupos como 'Cristianos Nacidos de Nuevo'. Esta
forma de auto describirnos nos hace sentir más bíblicos y más cercanos a Dios, por lo
tanto creo que es sumamente importante que entendamos esta gran doctrina bíblica.

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Un término sinónimo con 'Nuevo Nacimiento' es 'Regeneración'. La palabra


'Regeneración' significa volver-a-crear. Es una referencia al acto por medio del cual el
hombre caído es re-creado internamente a una condición que le permita tener comunión
con Dios.

La 'Regeneración' ha sido descrita de distintas formas por distintos teólogos pero la idea
central es casi idéntica. Michael Bremmer en su artículo u 
 hace la siguiente
observación: Es importante comenzar mencionando que la palabra 'regeneración' no
describe un fenómeno idéntico con todos los escritores. Algunos escritores usan [la
palabra] regeneración para describir la renovación espiritual de la imagen de Dios en el
hombre. Juan Calvino, por ejemplo, utiliza [la palabra] regeneración en este muy amplio
sentido: "En una palabra, entonces, por arrepentimiento Yo entiendo regeneración, la
única meta de la cual es formar en nosotros una nueva imagen de Dios, la cual fue
ensuciada, y del todo eliminada por la trasgresión de Adán" (2) Mas tarde algunos
teólogos del siglo 17 utilizaron regeneración y la conversión sinónimamente. El muy
talentoso teólogo Puritano, Juan Owen escribe: "Ahora concerniente a toda esta obra,
Yo afirmo, que el Espíritu Santo hace uso del tal en la conversión ó regeneración de
todas las personas adultas, ya sea por la palabra predicada, o por alguna otra aplicación
de luz y verdad a la mente derivada del mundo" (3) Y otros entienden el llamamiento
efectivo y la regeneración como idénticos. La Confesión de Fe de Westminster (4), por
ejemplo, refleja esta visión. Mas recientemente, el teólogo Reformado Antonio
Hoekema en su excelente capitulo sobre regeneración escribe: "Yo prefiero pensar que
la regeneración (en el sentido estricto) y el llamamiento eficaz son idénticos.

Así que en todo caso, cualquiera sea la visión que se tenga de la regeneración, esta tiene
que ver con algo que ocurre en el interior del individuo pecador. Pero en este estudio
buscamos definir la 'regeneración' o el "Nuevo Nacimiento' desde una perspectiva
completamente bíblica sin confundirlo con otras operaciones que también son parte de
la salvación pero no son necesariamente el 'Nuevo Nacimiento'. Así que para comenzar,
creo que como mejor podemos definir el Nuevo Nacimiento, es de la siguiente forma:

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El Nuevo Nacimiento es parte esencial en la salvación de las personas. Sin este evento
tan importante no existe esperanza alguna para salvación. Jesús dijo a Nicodemo que el
nuevo nacimiento era una "necesidad" sin la cual no había posibilidad alguna de ser
parte del reino de Dios:

Juan 3:1

Y HABÍA un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.
2 Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por
maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con Él. 3
Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no
puede ver el reino de Dios. 4 Dísele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo
viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8
El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni á
dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Este acto de regeneración proporciona al recién nacido la capacidad para 'ver' y


'entender' las cosas de Dios. Sin el nuevo nacimiento o regeneración nadie sería salvo
jamás. Pablo dice que los "incrédulos" no creen a consecuencia de su separación de
Dios:

Efesios 4:17-19

17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los


otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el
entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que
perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con
avidez toda clase de impureza.

Pablo, nos declara cual es la condición del hombre que no cree a Dios, el dice que es
porque "tienen el entendimiento entenebrecido -son ignorantes en cuanto a lo espiritual.
¿Porque? Porque están "ajenos de la vida de Dios", es decir, no son regenerados y como
tales tienes "el corazón duro". Cada vez que se habla de dureza de corazón, es una
referencia a la carnalidad, a la condición caída del hombre en su estado natural lo que
no le permite 'entender lo espiritual para poder creerlo'. El hombre no "recibe" las cosas
espirituales de Dios a causa de la dureza de su corazón (por que no ha nacido de nuevo).

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principio de la creación Dios hizo al hombre recto y en un estado de libertad pero


cuando Adán pecó, la raza humana completa se vio afectada no solo judicialmente
(ROM. 5:12, 19) sino también personalmente (Sal. 51:7). Desde entonces todos los
seres humanos que nacen en este mundo, vienen 'espiritualmente muertos'. Eso significa
que lo que los unía a Dios ha desaparecido. El hombre nace en 'separación' de Dios a
causa del pecado que mora en cada uno. La razón por la que la regeneración es tan
importante es porque el hombre sin Dios, está muerto en delitos y pecados. Esta muerte
separa al hombre de Dios y toda la comunión con Él.

Efesios 2:5 Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo; por gracia sois salvos

Aquí vemos que el apóstol Pablo habla de la regeneración como una 'resucitación' de
entre los muertos. Eso es, si estábamos muertos en delitos y pecados, entonces lo
PRIMERO QUE Dios tuvo que hacer fue resucitarnos espiritualmente para que
pudiéramos entender, ver, oír y recibir lo espiritual y de esa manera poder tener
comunión con Él por medio de la fe.

Aunque el hombre 'No regenerado' puede tener y de hecho casi siempre tiene tendencias
religiosas, el no puede tener una verdadera comunión con el verdadero Dios y por lo
tanto no puede ser salvo, todos sus intentos por acercarse a Dios o dioses, son fútiles,
escasos y sin éxito verdadero. El hombre aunque sea religioso y moral en su
comportamiento se encuentra alejado de Dios y es ajeno a la comunión con Él. De
hecho el hombre no regenerado en su religión solo 'busca lo suyo', 'su camino' y 'su
parecer'. Cuando le es presentado con la verdad espiritual de Dios, el hombre no
regenerado las considera locuras y no las puede entender.

1 Corintios 2:14 Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque
se han de examinar espiritualmente.

Un hombre animal (no-regenerado) puede tener cierta iluminación académica o


intelectual acerca de Dios y hasta puede tener algún atractivo emocional, pero si no es
renacido, todos estos sentimientos pasarán y terminará buscando su propio camino ya
sea dentro o fuera de la congregación de los creyentes. Un ejemplo de esto lo
encontramos en los falsos maestros. Estos son movidos solo por el deseo personal de
promover su nombre y su agenda. Es el orgullo y el reconocimiento de sus seguidores lo
que les mueve a actuar, no la gloria de Cristo. Pueden tener todo el vocabulario y todas
las apariencias de un verdadero creyente, pero en fin la realidad es que al no ser
internamente regenerados, sus frutos darán a conocer quienes son verdaderamente.

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c

—$ % &%  '(   $)

Se utilizan diversas descripciones que apuntan a los mismos. La Biblia describe los 'no
regenerados' de la siguiente manera:

1.c duros de cerviz [barra de hierro tu cerviz y frente de bronce] (Deut. 9:6,13;
10:16; Isa. 42:4; 48:4; Hch. 7:51)
2.c duros (dureza) de corazón (Deut. 29:19; Isa. 46:12; Sal. 81:12-18)
3.c duros de rostro (Eze. 2:4)
4.c corazón de piedra (Eze. 11:29; 36:26)
5.c corazón empedernido (Eze. 2:4)
6.c corazón sin entendimiento (Deut. 29:4)
7.c corazón inclinado hacia el mal (Gen. 6:5)
8.c corazón malvado (Jer. 3:17; 7:24)
9.c corazón incircunciso (Deut. 10:16; Hch. 7:51)
10.ccorazón perverso, engañoso (Jer. 17:9)
11.cde oídos incircunciso (Hch. 7:51)
12.csordo espiritual (Deut. 29:4)
13.cciego espiritual, corazón y ojos cerrrados (Deut. 29:4; Isa. 44:17)
14.cmuerto [espiritual] (Mt. 8:22; Efe. 2:1)

La descripción del hombre no-regenerado tiene una relación directa en los efectos de
vida, acción y pensamiento de la persona... ¿Qué efectos en el individuo la condición
µno-regenerada¶ mencionada arriba?:

1.c entendimiento entenebrecido (Efe. 4:18; 2 Cor. 4)


2.c falta de arrepentimiento (Rom. 2:5)
3.c No ama a Dios con todo el corazón y toda el alma ( Deut. 30:6)
4.c la incredulidad/ falto de fe se aparta de Dios (Heb. 3:12)
5.c desobediencia (Lev. 26:40-41)
6.c no escuchan a Dios (Jer. 7:24-37)
7.c es religioso (Marcos 3:4-6)
8.c infidelidad (Salmo 78:8)
9.c lejos de la justicia [injustos] (Is. 46:4)
10.cresiste el Espíritu Santo (Gen. 6:3; Hch. 7:51)
11.cignorancia de Dios (Ef. 4:18)
12.cCaminan en sus propios consejos (Salmo 81:12)
13.crebeldía (se rebelan contra Dios) (Eze. 2:3-5)
14.cobras malas (Jer. 4:4)
15.cno tienen temor de Dios (Rom 3:18)
16.cajenos de la vida de Dios (Efe. 4:18)

Entonces el hombre para que pueda recibir y entender a Dios, necesita ser regenerado,
nacer de nuevo, nacer de lo alto. Eso es lo que dijo Jesús a Nicodemo y a todos
nosotros.

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c
 #% *   +       $ $ ,    $ -
. .

Se usa en un sentido  
 cuando denota el acto exclusivo de Dios de

 ,
el cual es el primer acto divino por el cual Dios nos transfiere de la muerte a la vida,
desde el reino de la oscuridad al reino de Su amado Hijo. En este sentido la
regeneración es el   
 
 Dios viene al nacido en iniquidad y muerto en
transgresiones y pecados, plantando el principio de una nueva vida espiritual en su
alma. Por consiguiente, él nace de nuevo.

Pero esta no es la interpretación de la Confesión de Fe, que se dice: ³Nosotros creemos


que esta verdadera fe, forjada en el hombre por el oír la Palabra de Dios y por la
operación del Espíritu Santo, lo regenera y hace de él un hombre nuevo, llevándolo a
vivir una nueva vida y liberándolo de las cadenas del pecado.´ Aquí la palabra
³ 
,´ usada en su sentido 
!
completo
" 


 

 
  
!  
 
  
 
 

  

   # 
  "
     
     
  




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! 
   

   
  

Respetando las diferencias entre ambos²anteriormente la obra de la gracia era


representada tal como el alma      la observaba; mientras que ahora la obra
misma se describe

 

.

Por supuesto, un niño no sabe nada de la génesis de su propia existencia, ni del primer
período de su vida,     
 
. Si tuviera que contar la historia de sus
propios recuerdos, comenzaría desde el tiempo en que se sentó en la silla alta y
proseguiría hasta cuando como hombre adulto salió al mundo. Pero, habiendo sido
informado por otros de sus antecedentes, vuelve a sus recuerdos y habla de sus padres,
familia, tiempo y lugar de nacimiento, cómo creció, etc. Por consiguiente, hay una
notoria diferencia entre los dos relatos.

Observamos la misma diferencia en el tema ante de nosotros. Antiguamente era


costumbre describir nuestras experiencias, según la manera escolástica romana, a partir
de       . Siendo personalmente ignorantes de la implantación de
una nueva vida y recordando sólo las grandes alteraciones espirituales, las cuales nos
llevaron a la fe y al arrepentimiento, fue natural fechar el comienzo de la obra de la
gracia, no desde su regeneración, sino desde la convicción del pecado y la fe,
procediendo luego a la santificación y así sucesivamente.

Pero esta representación  


, más o menos incompleta, no nos puede satisfacer
ahora. Era de esperar que los partidarios de la ³voluntad propia´ abusaran de él,
infiriendo que el origen y primeras actividades del trabajo de salvación provienen del
hombre mismo.

Un pecador al escuchar la Palabra, se impresiona profundamente; se persuade por sus


amenazas y promesas; se arrepiente, se levanta y acepta al Salvador. Por consiguiente,
no hay más que una mera persuasión moral que oscurece el glorioso origen de la vida
nueva.

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c
Para resistir esta repulsiva deformación de la verdad, Maccovius, ya en los días del
sínodo de Dort, abandonó este más o menos crítico método, para hacer de la
regeneración el punto de partida. Él siguió este orden: ³Conocimiento del pecado,
redención en Cristo, regeneración y sólo entonces la fe.´ Esto fue consistente con el
desarrollo de la doctrina de la Reforma, puesto que tan pronto como se abandonó el
método subjetivo, fue necesario retornar a la  
 


en repuesta a
la pregunta: ³¿Qué ha aportado Dios al alma?´ Y entonces quedó en claro que Dios nos
empezó por guiar al pecador al arrepentimiento, puesto que el arrepentimiento debe ir
precedido por la convicción del pecado; ni por llevarlo a escuchar la Palabra, porque eso
requiere de un oído dispuesto. Por consiguiente, el primer acto conciente y
comparativamente cooperativo, está siempre precedido por el acto original de Dios, que
planta en él el primer principio de la vida nueva, acto en el cual el hombre se encuentra
completamente pasivo e  .

Esto llevó a distinguir entre 


  
  
gracia. La primera denota la obra de
Dios en el 
, creando en él vida nueva sin su conocimiento; mientras que el
segundo, denota la obra realizada al  
 con su completo conocimiento y
consentimiento.

La primera gracia fue naturalmente llamada regeneración. Sin embargo, no hubo


unanimidad completa al respecto. Algunos teólogos escoceses lo pusieron de esta
manera: Dios comenzó la obra de la gracia con la implantación de la "

  "
(fides potentialis), siguiendo con la nueva gracia del 
" (fides actualis) y
con el   
 " (fides habitualis). Sin embargo, esto es sólo una diferencia
aparente. Sea que se llame a la primera actividad de la gracia, la implantación de la
³"

  
 "´ o ³    
,´ en ambas instancias significa que la
obra de la gracia no empieza con la fe ni con el arrepentimiento ni la constricción, sino
que estos son precedidos por el acto de Dios que da poder a los desvalidos, audición a
los sordos y vida a los muertos.

Para hacernos una correcta idea sobre la obra de la gracia en sus diferentes fases,
tomemos nota de las siguientes etapas o hitos sucesivos:

%
 

  


, comúnmente llamada  
 en
el sentido limitado o implantación de la "


". Este acto divino se forja en el
hombre a distintas edades; ¿cuándo? Nadie puede saberlo. Sabemos por la referencia de
Juan el Bautista que incluso se puede forjar en el vientre materno. La salvación de los
infantes muertos nos obliga, junto a Voetuis y a todos los teólogos profundos, a creer
que este acto original puede darse a muy temprana edad.

%

      
  


, mientras que el pecador todavía
continúa en pecado en lo que a su conciencia se refiere.

Aquellas personas que recibieron el principio de vida a temprana edad no están más
muertos, sino vivos. Morir antes de la conversión no los pierde, los salva. A temprana
edad ellos manifiestan inclinaciones santas, a veces realmente maravillosas. Sin
embargo, no tienen fe conciente, ningún conocimiento de los tesoros que poseen. La
nueva vida está presente, pero dormida, guardada no por el portador, sino por el
Dador²al igual que la semilla en el terreno durante el invierno y como la llama

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c
incandescente bajo las cenizas que aún no enciende la madera; como un torrente
subterráneo que finalmente aflora a la superficie.

El 

 hecho por La Palabra y el Espíritu,  
& 
 . Aun esto es un
acto divino comúnmente realizado a través del servicio de la Iglesia. Se dirige no a los
sordos sino a los oyentes; no a los muertos, sino a los vivos, aunque aún estén dormidos.
Procede de la Palabra y del Espíritu, porque no sólo la facultad de la fe, sino que la fe
misma²es decir, el poder y ejercicio de la facultad²son regalos de la gracia. La
facultad de la fe no puede ejercitar la fe por sí misma. Ella de nada nos sirve al igual que
la facultad de respirar cuando el aire y el poder respirar son retenidos. Por consiguiente,
la prédica de la Palabra y la obra interna del Espíritu son operaciones divinas
extraordinarias y correspondientes. Con la predicación de la Palabra, el Espíritu
energiza la facultad de la fe y así el llamado se hace efectivo y el durmiente se levanta.

El llamado de Dios produce 


   
 y 
  "
, dos actos del
mismo ejercicio de fe. Con esto, la obra de Dios puede representarse nuevamente ya sea
subjetivamente u objetivamente. Subjetivamente, le parece a los santos que la
convicción de pecado y el corazón contrito vienen primero y que luego él obtiene el
sentido de ser justificado por fe.

Objetivamente, esto no es así. La realización de su perdida condición ya fue un acto de


fe audaz. Por cada acto subsiguiente de fe, él se convence aun más de su miseria y
recibe más abundantemente de la plenitud que se encuentra en Cristo, su garante.
Respecto a la cuestión de si la condena del pecado no debe preceder a la fe, no es
necesario hacer la diferencia, ya que ambas representaciones se refieren a lo mismo.
Cuando un hombre puede decir por primera vez en su vida ³Creo,´ él está al mismo
tiempo completamente perdido y completamente salvado, siendo justificado en su
Señor.

Este ejercicio de fe tiene por resultado 


  ; en esta etapa del camino de la
gracia, el hijo de Dios se vuelve claramente    de la vida implantada. Cuando
un hombre dice y siente el ³yo creo´ y no lo recuerda pero Dios lo confirma, la fe es
seguida inmediatamente por la conversión: la implantación de la vida nueva precede al
primer acto de fe, pero la conversión le sigue. La conversión no se vuelve un hecho
mientras el pecador sólo ve su condición perdida, sino cuando él
 '
sobre dicho
principio, pues sólo entonces el hombre viejo comienza a morir y el hombre nuevo
empieza a levantarse; y estas son las dos partes de toda conversión real.

En principio, el hombre se convierte sólo 


 (, es decir, al momento de rendirse a
Emanuel. Después de eso, él    

 , o sea, tan seguido como él
descubra conflicto entre su voluntad y la del Espíritu Santo. E incluso esto no es obra
del hombre, sino la obra de Dios en él. ³¡Cámbiame Tú a mí, oh Señor, y seré
cambiado!´ Sin embargo, existe una diferencia, ya que en el primer ejercicio de
regeneración y fe él fue
, mientras que en la conversión la gracia le permitió ser
activo. Uno es convertido y uno se convierte a sí mismo; el uno está incompleto sin el
otro.

Por consiguiente la conversión se funde en la santificación. Este también es un acto


divino y no humano; no un crecer hacia Cristo, sino una absorción en Su vida, a través
de las raíces de la fe. En niños de doce o trece años fallecidos poco después de la

ccccc c
c
conversión, la santificación no aparece. Pero ellos toman parte de ella, tanto como los
adultos. La santificación tiene doble significado: primero, la santificación como obra
terminada de Cristo, que se da y atribuye a todos los elegidos; y segundo, la
santificación que desde Cristo se forja gradualmente en los convertidos y se manifiesta
de acuerdo a los tiempos y circunstancias. No hay  sino
santificación; tal como
hablamos a veces sobre la lluvia que se acumula en las nubes de

y luego cae
como gotas en los sedientos campos de

.

La santificación se termina y cierra en la  


, al momento de la muerte.
En la separación del cuerpo y alma, la gracia divina completa la muerte al pecado. Por
consiguiente, en la muerte se realiza una obra de gracia, que permite a la obra de
regeneración su despliegue máximo. Si hasta entonces, considerándonos fuera de Cristo,
todavía estamos perdidos en nosotros mismos y yacemos en medio de la muerte, la
muerte misma termina con todo esto. La fe se  
 , la excitación del
pecado se desarma y estamos por siempre fuera de su alcance.

Finalmente, nuestra glorificación en el último día, cuando la bienaventuranza interna se


manifieste en una gloria externa y por medio de un acto de omnipotente gracia, el alma
se reunifique con su cuerpo glorificado y sea colocado en una gloria celestial tal, que se
convierta en un estado de perfecta felicidad.

Esto muestra cómo las operaciones de la gracia están entrelazadas cómo eslabones en
una cadena. El trabajo de la gracia debe comenzar con el avivamiento de los muertos.
Una vez implantada, la vida todavía somnolienta debe ser despertada por  

.
Habiendo sido despertado, el hombre se encuentra en una nueva vida, es decir, él se
sabe justificado. Estando justificado, él deja que la nueva vida resulte en conversión. La
conversión fluye en santificación. La santificación recibe la piedra angular a través del
rompimiento del pecado en la muerte. En el último día, la glorificación completa el
trabajo de la divina gracia en todo nuestro ser.

Por consiguiente, se desprende que aquello que sigue está contenido en aquello que lo
precede. Un infante regenerado que ha fallecido, muere al pecado en la muerte de forma
tan cierta como un hombre de cabeza cana y ochenta años. No puede haber la primera
sin incluir la segunda y última. Por consiguiente, la obra completa de la gracia puede
representarse como un nacimiento para el cielo, y una continua regeneración a ser
completada en el último día. Por lo tanto, puede haber personas ignorantes de todas
estas etapas indispensables, como los hitos para el topógrafo, pero no se pueden colocar
para oprimir las almas de los simples. Aquel que respira profundo, inconsciente de sus
pulmones es muchas veces el más saludable.Tocante a la pregunta de si las Escrituras
hacen referencia a estas disposiciones sobre los adultos, nos remitimos a la palabra de
Jesús: ³El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios´
(Juan 3. 5); por lo cual podemos inferir que Jesús fecha toda operación de la gracia
desde la regeneración: primero la vida y luego la actividad de la vida.

³Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.´²Juan 6.44

De lo precedente, se hace evidente que la gracia preparatoria es diferente en distintas


personas; tal distinción debe hacerse entre los muchos regenerados en los primeros días
de la vida   
 

edad más avanzada.

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c
Por supuesto, nos referimos sólo a los elegidos. En los no elegidos la gracia salvadora
no opera; por consiguiente, la gracia preparatoria está totalmente fuera de cuestión. Los
primeros nacen, con pocas excepciones, 
  
. Ellos no entran a la alianza de la
gracia más tarde en la vida, pues pertenecen a ella desde el primer momento de su
existencia. Brotan de la semilla de la Iglesia y, en su momento, ellos mismos se
transforman en la semilla de la futura Iglesia. Por esta razón, el primer germen de la
nueva vida es impartido a la semilla de las Iglesias (la cual está, por desgracia, siempre
mezclada con mucha paja) ya sea antes o inmediatamente después de su nacimiento.

La iglesia reformada estaba tan firmemente arraigada en esta doctrina que se atrevió a
establecerla como la regla prevaleciente, creyendo que la semilla de la Iglesia (no la
paja, por cierto) recibió el germen de la vida aun antes del bautismo; por lo cual ya se
encuentra santificado en Cristo; y recibe en el bautismo el sello, no de algo que está aún
 
 sino sobre aquello que 
     . Por consiguiente, la pregunta
litúrgica a los padres: ³¿Reconoce usted que, aun cuando sus hijos fueron concebidos y
nacidos en pecado y, por consiguiente, son sujetos de condenación en sí mismos, aun así
son santificados en Cristo y, por lo tanto, como miembros de Su Iglesia, deben ser
bautizados?´

En períodos subsiguientes, menos firmes en la fe, los hombres han evitado esta doctrina,
no sabiendo qué hacer con las palabras ³son santificados.´ Se ha interpretado diciendo
que los niños como hijos de miembros de la alianza son también pertenecientes a dicho
pacto y por ello con derecho al bautismo. Pero el más riguroso y profundo sentido
común de nuestra gente ha sentido siempre que este mero ³ser pertenecientes a´ no hace
justicia al rico y completo significado de la liturgia.

Si usted averiguara el significado de estas palabras en la oficina del bautismo, ³son


santificados,´ no con los más débiles epígonos, sino con los héroes de las enérgicas
generaciones que han peleado victoriosamente las batallas del Señor contra Arminio y
sus seguidores, usted descubriría que aquellos devotos e instruidos teólogos tales como
Gysbrecht Voetious, por ejemplo, nunca, ni por un instante vacilaron en romper con
estas explicaciones a medias, sino que hablaron abiertamente, diciendo: ³Ellos tienen el
derecho al bautismo, no porque sean 
 como miembros de la alianza, sino
porque, como regla, ellos ya poseen esa primera gracia; y por tal razón y sólo por tal
razón se lee: µQue   hijos están
 "
 en Cristo y por lo tanto, como
miembros de O , deben ser bautizados.¶´

Por esta confesión la iglesia reformada probó estar de acuerdo con la palabra de Dios y
no menos con los hechos mismos. Con pocas excepciones, aquellas personas que
posteriormente prueban pertenecer a los regenerados, no comienzan la vida con ruidosos
exabruptos de pecados. Más bien, es la regla que los hijos de padres cristianos
manifiesten desde temprana edad un deseo y gusto por las cosas sagradas, un caluroso
celo por el nombre de Dios y emociones internas que no pueden ser atribuidas a una
naturaleza maligna.

Aun más, esta gloriosa confesión dio el sentido correcto a la educación de los niños de
nuestras familias reformadas, conservándolo en gran parte hasta el tiempo presente.
Nuestra gente no vio en sus hijos unos retoños salidos de una vid silvestre a ser
injertados quizás más adelante y con los cuales poco se podía hacer hasta su posterior
conversión a la manera del Metodismo,[1] sino que vivieron con silenciosa esperanza y

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c
santa confianza en que el niño a ser entrenado ya estaba injertado y, por lo tanto, era
digno de ser criado con el más tierno cuidado. Admitimos que, posteriormente, desde
que el carácter de nuestras iglesias reformadas ha sido debilitado por la iglesia nacional,
como una iglesia para las masas, este oro ha sido tristemente ensombrecido; pero su
pensamiento original y vital, fue bello y estimulante. Hizo que el trabajo regenerador de
Dios precediera al trabajo del hombre; al bautismo le dio su rico desarrollo, e hizo que
el trabajo de educar no dependiera del azar, sino de una cooperación con Dios.

Por consiguiente, reconocemos cuatro clases entre la generación que se levanta en la


Iglesia:

Todas las personas elegidas regeneradas antes del bautismo, en quienes la vida
implantada yace oculta, hasta que se convierten en un tiempo posterior.

1.c Personas elegidas, no sólo regeneradas en la infancia, pero en quienes la vida


implantada se manifiesta tempranamente y madura imperceptiblemente hacia la
conversión.
2.c Personas elegidas, nacidas nuevamente y convertidas más adelante en la vida.
3.c Los no-elegidos o la paja.

Examinando cada uno de estos cuatro, con especial referencia a la gracia preparatoria,
llegamos a las siguientes conclusiones:

Respecto a los elegidos de la  



, por la misma naturaleza del caso, la gracia
preparatoria tiene escasa cabida aquí, en su sentido limitado. En su forma directa, es
impensable en relación a los no nacidos o a los recién nacidos. En tal caso es sólo
indirecto²o sea, frecuentemente le es grato a Dios darle a esos niños padres cuyas
personas y naturalezas practican un tipo de pecado menos franco, en su lucha con la
gracia, que otras formas de pecado. No como si tales padres tuvieran algo de lo cual el
niño pudiera ser injertado, porque aquello que nace de la carne es carne; nada limpio de
lo que no es limpio. Es siempre la vid silvestre que espera el injerto del Señor. ¡No! La
gracia preparatoria en este caso siempre aparece del hecho que ese niño recibe de sus
padres una forma de vida adaptada a su llamado celestial.

Lo mismo se aplica a los elegidos de la  


clase. Aun cuando concedemos que el
llamado divino trabaja sobre ellos durante sus tiernos años mientras se prepara para la
conversión, no se prepara para la regeneración a la cual sigue. El llamado no surte
efecto salvo que la facultad de oír se implante primero. Sólo aquel que tiene oreja puede
oír lo que el Espíritu le dice a las iglesias y a su propia alma. Por consiguiente, en este
caso la gracia preparatoria es apenas perceptible. Por cierto que hay numerosos agentes
que

imperceptiblemente lo preparan para su conversión, pero esto es diferente a la


preparación para la regeneración, de la cual estamos hablando ahora.

Hablando correctamente, la gracia preparatoria en su sentido limitado, se aplica sólo a la




 de los elegidos. Compromete toda su vida con todos sus giros y cambios,
relaciones y conexiones, alturas y profundidades, eventos y adversidades. No como si
todos estos pudieran producir el más leve germen de vida o la posibilidad de
avivamiento. ¡No! El germen de la vida no puede surgir de la gracia preparatoria, como

ccccc c
c
tampoco la preparación de diez cunas con una docena de canastos de ropa y un armario
lleno de costosa ropa de niño puede llevar con malabares a un solo infante a cualquiera
de esas cunas. La chispa vital se produce sólo por el acto del poderoso Dios,
independientemente de toda preparación. Pero, desde su nacimiento, Dios cuida esa vid
silvestre y controla el crecimiento de sus retoños salvajes hasta que en la hora de Su
goce, cuando Él le injerta la verdadera vid, llega a ser todo lo que debió ser.

Esto termina la discusión, porque en relación a la 



 
, ellos serán
completamente separados del trigo y esparcidos por el abanico que esta en Su mano; por
consiguiente, la gracia preparatoria está fuera de cuestión.

De esto se hace evidente que la propia obra del Espíritu Santo respecto a la gracia
preparatoria es escasamente perceptible.

Cada aspecto de la obra presentada hasta ahora no apunta directamente a la operación


del Espíritu Santo, ni a la del Hijo, sino que casi exclusivamente a la del Padre, porque
las circunstancias del nacimiento de un niño²el carácter hereditario de su familia y más
específicamente de sus padres, y el curso futuro de su vida hasta el momento de su
conversión²pertenecen al ámbito de la divina providencia. El lugar asignado de nuestra
habitación, nuestra generación y familia, la formación de nuestro ambiente inmediato,
las influencias previamente establecidas para afectarnos²todas pertenecen al liderazgo
de la providencia de Dios, atribuidas por las Escrituras a la obra del Padre. El Señor
Jesús dijo: ³Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere.´ Y aunque
esta atracción del Padre tiene un propósito superior y debe ser entendido
espiritualmente, aun así indica generalmente que la determinación de esas cosas, las que
regulan posteriormente la dirección y curso de las cosas, es atribuible en forma
particular a la Primera Persona.

Notamos la obra del Espíritu Santo en estas materias sólo porque Él anima toda vida
personal puesto que Él es el Espíritu de Vida y Aquel que coopera con el Padre en esa
providencia especial que se refiere a los elegidos. Porque aunque en nuestras mentes
podemos analizar la obra de la gracia, no debemos nunca olvidar que la realidad eterna
no corresponde completamente a esta parte de nuestro análisis.

Por consiguiente, en los elegidos la obra de la providencia y la gracia usualmente fluyen


juntas siendo una y la misma cosa. Nuestra iglesia ha tratado de expresar esto, en su
confesión de una providencia 
 que incluye.

cccccc
c
    / %$  

³El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas igualmente ha hecho Dios.´Proverbios
20: 12

³El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Dios.´ Este testimonio del
Espíritu Santo contiene todo el misterio de la Regeneración.

Una persona no regenerada es sorda y ciega; no sólo como el tronco o el bloque sino
. Porque ni el tronco ni el bloque es corrupto o ruin, pero una persona no
regenerada está completamente muerta y presa de la más temible disolución.

Esta confesión, rígida, inflexible y absoluta, debe ser el punto de partida en nuestra
discusión, o bien fallaremos en entender los alcances de la regeneración. Esta es la
razón por la cual toda herejía que ha permitido de una u otra forma que el hombre tenga
parte²generalmente la parte más grande²en la obra de la redención, siempre se ha
comenzado cuestionando la naturaleza del pecado. ³Indudablemente,´ dicen ellos ³el
pecado es muy malo´²un mal horrible y abominable, pero seguramente hay algún
remanente de bien en el hombre. Ese hombre noble, virtuoso y amigable no puede estar
muerto en transgresiones y en pecado. Eso puede ser cierto en algunos villanos o
bribones detrás de las rejas, o en ladrones inescrupulosos o asesinos, pero en realidad no
puede aplicarse a nuestras honorables mujeres y caballeros, a nuestras bellas niñas,
rubicundos niños y atractivos hijos. Estos no son proclives a odiar a Dios y a sus
vecinos, sino que están dispuestos con todo su corazón a amar a todos los hombres y a
rendir a Dios la reverencia que le es debida.

Por consiguiente, ¡adiós a toda ambigüedad en esta materia! Este método de suavizar las
verdades amargas, ahora tan en boga entre la gente afable, no lo podemos avalar.
Nuestra confesión es y siempre será que por su naturaleza el hombre está muerto por
trasgresiones y pecado, y que yace bajo la maldición, maduro para el justo juicio de
Dios y todavía en maduración para una eterna condenación. Seguramente su ser como
hombre está intacto por lo cual protestamos contra esa representación que dice que el
pecador está en este aspecto como el madero o el bloque. ¡No! Como hombre él es
incomparable; su ser está intacto, pero su naturaleza es corrupta y en esa naturaleza
corrupta él esta muerto.

Lo comparamos con el cuerpo de una persona que ha muerto de una enfermedad


ordinaria. Tal cuerpo retiene 

todas las partes del cuerpo humano. Está el ojo
con sus músculos y el oído con sus órganos de audición. En el examen post-mortem, su
corazón, el baso, el hígado y los riñones, todos parecen perfectamente normales. Un
cuerpo muerto puede aparecer a veces tan natural que uno se tienta a decir: ³Él
muerto, sino durmiendo,´ y sin embargo, a pesar de lo perfecto y natural, su 

(

está corrompida con la corrupción de la muerte. Lo mismo es verdad con el pecador. Su
ser permanece intacto y completo conteniendo todo lo que constituye

un hombre, pero su 



(
está corrompida, tan corrompida que está muerto, no
sólo aparentemente, sino completamente muerto, muerto en todas las variaciones que
pueden ser establecidas con el termino ³muerto.´

cccccc
c
Por consiguiente, sin la regeneración, el pecador es completamente inútil. ¿Qué sentido
tiene una oreja sino es para oír, un ojo sino para ver? Por eso el Espíritu Santo testifica
³El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Dios.´[2] Y como en
el mundo de las cosas espirituales las orejas sordas y los ojos ciegos no avalan nada, la
Iglesia de Cristo confiesa que toda operación de la gracia salvadora debe ser precedida
con el avivamiento del pecador, abriendo sus ojos ciegos y desbloqueando sus oídos
sordos; en resumen, por la implantación de la facultad de fe.

Y como aquel hombre que sentado en la oscuridad, puede ver tan pronto como se le
abren sus ojos, así nosotros, sin mover ningún pelo respiramos y somos trasladados del
reino de la oscuridad al reino de la luz. ³Trasladados´ no denota aquí un ir exactamente,
ni ³ser trasladado´ significa un cambio de lugar, sino simplemente que la vida entra a la
muerte, de igual modo que aquel que estaba ciego ahora puede ver.

Este maravilloso acto de regeneración puede ser examinado en dos clases de personas:
en el "
  y en el
 .

La manera más segura de examinarlo es en el infante: no porque la obra de la gracia sea


diferente en un infante de lo que es en un adulto, puesto que es de igual forma en todas
las personas favorecidas de este modo; pero para la observación consciente en un
adulto, las obras de regeneración están tan mezcladas con aquellas de la conversión, que
se hace difícil distinguir entre las dos.

Pero esta dificultad no existe en el caso del niño inconciente, como por ejemplo en Juan,
el hijo de Zacarías y Elizabeth. Dicho infante no tiene conciencia, como para crear
confusión. El tema se da en una forma pura y sin mezcla. Con ello estamos capacitados
para distinguir entre la regeneración y conversión en un adulto. Es evidente que en caso
de un infante como Juan, que todavía no ha nacido, no puede haber más que mera
pasividad²es decir, el niño sobrellevó algo, pero él mismo no hizo nada. Algo se le
hizo
 ) y  )! pero no  ); y toda idea de cooperación queda absolutamente
excluida.

Por consiguiente, en la regeneración el hombre no es ni  




 ni * 


,
sino meramente el objeto a forjar; el único trabajador en esta materia es Dios. Por esta
misma razón, ya que Dios es el único Trabajador de la regeneración, debe entenderse
completamente que su trabajo no comienza sólo con esta regeneración.

¡No! Mientras que el pecador esta todavía muerto en trasgresiones y pecados, antes que
la obra de Dios haya comenzado, él ya es un elegido y ordenado, justificado y
santificado, adoptado como hijo de Dios y glorificado. Esto es lo que llenó a San Pablo
de éxtasis y alegría cuando dijo: ³A los que antes conoció, también los predestinó para
que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito
entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó, y a los que
llamó, a estos también justificó, y a los que justificó, a estos también glorificó.´
(Romanos 8: 29,30) Y esto no es la recitación de lo que ocurrió en el regenerado, sino la
feliz suma de todas las cosas que Dios efectuó por nosotros
   & )
 . Por
consiguiente, nuestra elección, preordenación, justificación y glorificación preceden al
nuevo nacimiento. Es cierto que en la hora de amor, cuando la regeneración debió
efectuarse en nosotros, las cosas llevadas a cabo fuera de nuestra conciencia, debieron
ser reveladas a nuestra conciencia de la fe; pero en lo concerniente a Dios, todas las

cccccc
c
cosas estaban listas y preparadas. El pecador muerto, a quien Dios regenera, es ya para
la divina conciencia un niño querido, elegido, justificado y adoptado. Dios sólo aviva a
Sus queridos niños.

Dios por supuesto justifica a los impíos y no a los justos. Él llama a los pecadores al
arrepentimiento y no sólo a los justos, pero debe recordarse que esto se plantea desde el
punto de vista de nuestra propia conciencia de pecado. El aún no-regenerado, no se
siente a sí mismo como hijo de Dios, ni justificado, tampoco cree en su propia elección
y, en efecto, muchas veces lo niega; mas él no puede alterar las cosas que divinamente
han sido labradas en él para su beneficio, es decir, que ante el divino tribunal de justicia,
Dios lo declaró justo y libre, mucho antes que él mismo declarara ante el tribunal de su
propia conciencia. Mucho antes que él creyera, fue justificado ante el tribunal de Dios
completamente para ser justificado " ante su propia 
.

Pero, no importando cuán magnífico e insondable sea el misterio de la elección²y


ninguno de nosotros será capaz jamás de contestar la pregunta de por qué uno ha sido
elegido para ser un vaso de honra y otros para ser dejados como vasos de ira²en el
tema de la regeneración no enfrentamos ese misterio en absoluto. El que Dios regenere
a unos y no a otros ocurre según una regla fija e inalterable. Él viene con la
regeneración a todos los elegidos, y a los no-elegidos Él los pasa de largo. Por
consiguiente, este acto de Dios es   . Ningún hombre tiene el poder de decir,
³Yo  volveré a nacer de nuevo,´ o de impedir la obra de Dios, o de poner obstáculos
en su camino, o de hacerlo tan difícil que la regeneración no pueda realizarse.

Dios efectúa su divina obra a Su manera, es decir, Él persevera con tal realeza, que
todas las criaturas juntas no podrían robarle ni a uno de sus elegidos. Si todos los
hombres y demonios llegaran a conspirar para arrancarle un hombre brutal, de entre los
elegidos por su poder salvador, todos esos esfuerzos serían en vano. Tal como hacemos
a un lado una telaraña, de tal forma Dios se reiría de todos sus esfuerzos. El poderoso
taladro perfora la plancha de acero de forma no más silenciosa ni con menos esfuerzo
con el que Dios silenciosamente y majestuosamente penetra el corazón de quienquiera
sea Su Voluntad, para cambiar la naturaleza de Su elegido. La palabra de Isaías respecto
a la noche estrellada²³Levantad en alto vuestros ojos y mirad quién creó estas cosas;
Él saca y cuenta Su ejército; a todos llama por sus nombres  "

 „
 


(
   "(
!       .´ (Isaías xl. 26) puede aplicarse al
firmamento en el cual los elegidos de Dios brillan como estrellas: ³Porque por la
grandeza de Su fuerza y poder, ninguno falló.´ Todos los que han sido ordenados para
la vida eterna son avivados a la divina hora asignada.

Esto implica que el trabajo de regeneración no es un trabajo moral, es decir no se realiza


por medio de consejos o exhortaciones. Aún tomado en el sentido más amplio incluida
la conversión, como por ejemplo, los cánones de Dort lo usan de vez en cuando, la
regeneración no es un trabajo moral en el alma.

No es simplemente un caso de mal entendido el que estando la voluntad del pecador


todavía incorrupta sólo se requiera de instrucción y consejo para inducirla a tomar la
elección correcta. ¡No! Tal consejo y admonición está totalmente fuera de cuestión
respecto al hijo nonato de Zacarías, y de los miles de infantes de padres creyentes de
quienes en Dort se estableció correctamente que de ellos se puede suponer que murieron

cccccc
c
en el Señor, es decir, habiendo nacido de nuevo, y respecto a aquellos regenerados antes
del bautismo, pero convertidos más adelante en la vida.

Por esta razón es que es tan necesario examinar la regeneración (en su sentido limitado)
en un infante y no en un adulto, en quien es necesario incluir la conversión.

   0 # $ $  1

1.c Todo hombre, incluidos los infantes, nacen muertos en trasgresión y pecado.
2.c De estos infantes, muchos mueren antes que se vuelvan conscientes de sí
mismos.
3.c De estas flores recogidas, la Iglesia confiesa que muchos son salvos.
4.c Estando muertos en el pecado, no pueden ser salvados sin haber nacido de
nuevo.
5.c Por consiguiente, la regeneración efectivamente ocurre en personas que no están
conscientes de sí mismas.

Siendo estas aseveraciones indiscutibles, es evidente, por lo tanto, que la naturaleza y


carácter de la regeneración puede determinarse más correctamente examinándolo en
estas personas aún inconscientes.

Tal infante nonato es totalmente ignorante del lenguaje humano; no tiene ideas, no ha
escuchado prédicas del Evangelio, no puede recibir instrucción, alertas u exhortaciones.
Por consiguiente, la influencia moral está fuera de cuestión; y esto nos convence de que
la regeneración no es una moral, sino un acto metafísico de Dios, tanto como la creación
del alma de un infante nonato que se lleva a cabo independientemente de la madre. Dios
regenera al hombre completamente sin su conocimiento previo.

Qué es lo que constituye el acto de regeneración, no se puede decir. Jesús mismo lo dice
así, porque dice: ³El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu´ (Juan 3: 8). Y por lo
tanto, es adecuado investigar este misterio con la mayor discreción. Aun en el reino
natural el misterio de la vida y sus orígenes están casi enteramente más allá de nuestro
conocimiento. Los más letrados médicos son totalmente ignorantes respecto a la manera
en que la vida se hace presente. Una vez presente, él puede explicar su desarrollo, pero
de la instancia que precede a todas las demás él no conoce absolutamente nada.
Respecto a esto, él es tan ignorante como el más inocente de los niños campesinos. El
misterio no puede ser penetrado simplemente porque está más allá de nuestra
observación, es perceptible sólo cuando la vida ya existe.

Esto se aplica con mayor fuerza al misterio de nuestro segundo nacimiento. La


reexaminación post-mortem puede detectar la localización del embrión, pero
espiritualmente incluso esto es imposible. Las manifestaciones subsecuentes son
instructivas hasta cierto punto, pero aun entonces mucho es incierto e indeterminado.
¿Por medio de qué infalible estándar podemos determinar cuánto de la vieja naturaleza
forma parte de las expresiones de la nueva vida? ¿No hay hipocresía? ¿No hay
condiciones inexplicadas? ¿No hay obstáculos al desarrollo espiritual? Por consiguiente,
las experiencias al respecto no pueden aprovecharse; aunque pura y simple, sólo puede
revelar el desarrollo de lo que es y no el origen de la vida no nacida.

cccccc
c
La única fuente de verdad en esta materia es la Palabra de Dios y en esa Palabra el
misterio no sólo permanece sin ser revelado sino que velado, y por buenas razones. Si
fuéramos a llevar a cabo la regeneración, si pudiéramos agregarle o quitarle, si
pudiéramos adelantarlo u obstaculizarlo, entonces las Escrituras seguramente nos
habrían instruido suficientemente respecto a ello. Pero como Dios se ha reservado esta
obra completamente para sí mismo, el hombre no necesita resolver este misterio, como
tampoco el de su primera creación o aquel de la creación de su alma.

 %$    

³De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas
son hechas nuevas.´²2 Corintios 5: 17.

En nuestro artículo anterior vimos que la regeneración es un acto real de Dios, en la cual
el hombre es absolutamente pasivo e incapaz, acorde a las antiguas confesiones de la
Iglesia. Examinemos ahora reverentemente esta materia en detalle, no para penetrar en
cosas muy elevadas para nosotros, sino para cortar errores y aclarar nuestra consciencia.

La regeneración no es afectada sacramentalmente por el sagrado bautismo, aliviando la


inhabilidad del pecador y ofreciéndole otra oportunidad para elegir a favor o en contra
de Dios, como sostienen los éticos.

Ni tampoco es una mera rectificación del entendimiento, ni un simple cambio de


disposición o inclinación, haciendo que los indispuestos se dispongan, para adecuarse a
la sagrada voluntad de Dios.

Tampoco es un cambio de ego, ni como muchos mantienen, un dejar al ego


imperturbable y la personalidad inalterada, colocando simplemente al ego malvado a la
luz y reflexión de la justicia de Cristo.

Los dos últimos errores deben refutarse y rechazarse tan positivamente como los dos
primeros.

En la regeneración el hombre no recibe otro ego, es decir, nuestro  $  no
cambia ni se modifica, pues antes y después de la regeneración es el mismo ego, la
misma persona, el mismo ser humano. Aun cuando el pecado corrompe terriblemente al
hombre, su  permanece intacto. Nada falta. Todas las partes constitutivas que lo
distinguen de otros seres están presentes en el pecador.

No su ser, sino su naturaleza se vuelve totalmente corrupta. Naturaleza y ser no son lo


mismo. Aplicado a una máquina de vapor, el r es la máquina misma, con sus
cilindros, tubos, ruedas y tornillos, pero su

(
es la
  se manifiesta tan
pronto como el vapor entra a los cilindros. Aplicado al hombre, el ser es aquello que lo
hace hombre y naturaleza es aquello que manifiesta el carácter de su ser y de su trabajo.

Si el pecado hubiese arruinado el ser del hombre, este no sería más un hombre y la
regeneración sería imposible. Pero desde que su ser, su ego, su persona permanecen
intactos y la profunda corrupción afecta sólo su naturaleza, la regeneración, es decir, la
restauración de su naturaleza, es posible y esta restauración se efectúa por medio de un

cccccc
c
nuevo nacimiento. Dejemos esto firmemente establecido. En la regeneración no
recibimos un nuevo ser, ego o persona, sino que nuestra 

(
renace.

La mejor y más satisfactoria ilustración de la manera en que la regeneración se lleva a


cabo está en el curioso arte de la enjertación. El exitoso injerto de un retoño de una
parra en brote sobre una vid silvestre da por resultado un buen árbol creciendo sobre un
tronco silvestre. Esto se aplica a todos los árboles frutales y árboles florales. Lo
cultivado puede injertarse sobre lo silvestre. Dejado por sí solo, lo silvestre nunca
rendirá nada bueno; la pera silvestre y la rosa silvestre permanecen atrofiadas, sin frutas
ni flores. Pero deje que el jardinero injerte una rama de un peral sabroso sobre un peral
silvestre o una doble rosa sobre una rosa silvestre y el primero dará frutas jugosas y el
segundo magníficas flores.

Este milagro de la injertación ha sido siempre un misterio para los hombres que piensan.
Es un misterio. El tronco que se ha de injertar es absolutamente silvestre; con sus raíces
succiona la sabia y la fuerza hacia sus células silvestres. Pero ese pequeño injerto tiene
el poder para convertir la savia y fuerzas vitales en algo bueno, posibilitando que el
tronco silvestre dé frutos nobles y preciosas flores. Es cierto que el tronco silvestre
resiste vigorosamente la reformulación de su naturaleza mediante los vástagos que
existen por debajo de lo injertado, y si tiene éxito, su naturaleza silvestre se esforzará
para que la savia no pase a través del muñón. Pero manteniendo bajo control esos
retoños salvajes, la savia puede ser forzada hacia el muñón, con excelentes resultados.
Forzando el tronco viejo, el injerto llegará gradualmente hasta las raíces y nosotros
llegaremos a olvidar que el árbol fue alguna vez silvestre.

Esto claramente representa la regeneración hasta lo que se puede representar


objetivamente de este misterio divino. Porque en la regeneración algo se planta en el
hombre, algo que por su naturaleza no tiene. La caída no sólo lo sustrajo de la esfera de
la divina rectitud, a la cual la regeneración lo trae de vuelta, sino que la regeneración
efectúa una modificación radical en el hombre como hombre, creando una diferencia tan
grande entre él y el no-regenerado que finalmente lo llegan a ser polos opuestos.

Decir que entre el regenerado y el no-regenerado no hay diferencia, es equivalente a


renegar de la obra del Espíritu Santo. Generalmente, sin embargo, no se notan al
principio las diferencias, como tampoco en el árbol injertado. Los gemelos yacen en la
misma cuna uno regenerado y el otro no, pero no podemos ver la menor diferencia entre
ambos. El primero puede incluso tener genio peor que el último, pero se ven
exactamente igual. Los dos surgen del mismo tronco salvaje. Ninguna navaja precisa ni
microscopio puede detectar la menor diferencia, porque aquello que Dios ha forjado en
el niño favorecido es totalmente espiritual e invisible, sólo discernible por Dios.

Este hecho debe ser confesado definitivamente y enfáticamente en oposición a aquellos


que dicen que la semilla de la regeneración es material. Este error ocupa el mismo
terreno que la herejía maniquea con respecto al pecado. Esto último hace del pecado un
microbio; y esto hace que la semilla de la regeneración sea una suerte de germen
perceptible de vida y santidad. Y esto falsea la verdad contra la cual, entre muchos, el
doctor Böhl protestó enérgicamente.

La semilla de la regeneración es intangible, invisible, puramente espiritual. No crea  


hombres en un mismo ser, pues antes y después de la regeneración no hay más que un

cccccc
c
ser, un ego, una personalidad. No un hombre viejo y uno nuevo, sino un solo hombre²
por ejemplo, el hombre viejo
  de la regeneración y el hombre nuevo  ) de
ella²el cual es creado en perfecta rectitud y santidad por Dios. Porque aquello que es
nacido de Dios no puede pecar. Su semilla permanece en él. ³Las cosas viejas ya
pasaron,´ y he aquí, ³Todas son hechas nuevas´ (2 Co. v. 17).

Sin embargo, la naturaleza del ego o personalidad ha cambiado verdaderamente, y de tal


manera que, aun poniendo la nueva naturaleza como principio, esta continúa 



a través de la 
naturaleza. El árbol injertado no es dos árboles, sino uno. Antes de la
enjertación era una rosa silvestre; después, una cultivada. Aun así, la nueva naturaleza
debe obtener sus nutrientes a través de la 
naturaleza; lejos del injerto, el tronco
permanece silvestre.

Por consiguiente, antes y después de la regeneración, yacemos en medio de la muerte,


tan pronto como nos consideramos fuera de la divina semilla. Por lo cual, tratando de
evitar una falsa posición, debemos ser cuidadosos de no entrar en otra; tratando de
escapar, el barco siamés del hombre viejo y del hombre nuevo, y manteniendo la unidad
del ego antes y después de la regeneración, no debiéramos empezar a enseñar que la
regeneración deja a nuestra persona sin cambios, que no afecta al pecador en sí mismo,
sino que meramente lo traslada hacia la esfera de una entrañable rectitud. ¡No! Las
Escrituras hablan de una 
 

! un nuevo 
  , un ser 

 y

. Y esto no puede reconciliarse con la noción que el pecador debe permanecer


 

Respecto a la cuestión de qué hay en el muñón que tiene la potencia de regenerar al


tronco silvestre, ni el botánico mejor informado puede descubrir la fibra o el líquido que
pueda tener ese poder. Él sólo sabe que cada muñón tiene su propia naturaleza y que
posee la potencia de producir otra rama o árbol de la misma naturaleza por su poder
formativo.

Y esto se aplica a la obra de la regeneración. En el centro de nuestro ser, nuestro ego, la


personalidad gobierna nuestra naturaleza, disposición, forma de ser y existencia,
compartiendo su impresión, su forma, carácter y calidad espiritual a lo que somos,
trabajamos y hablamos. Ese centro controlador de todo es por naturaleza pecaminoso y
malvado. Bajo sus formas más ocultas, es todo excepto recto. Por consiguiente,
voluntaria o involuntariamente presionamos sobre nuestro ser y labramos la estampa de
la iniquidad. De acuerdo con la edad y desarrollo, esta naturaleza del ego esculpe en el
mármol de nuestro ser un hombre
  y 
  correspondiente a la imagen
contenida en nuestra naturaleza de la cual procede. En la regeneración, Dios ejecuta en
este centro controlador de nuestro ser, un acto maravilloso convirtiendo su naturaleza,
esta fuerza formativa, en algo enteramente diferente. Consecuentemente nuestro ser,
trabajo y hablar, son de aquí en adelante controlados por otro predicamento, ley de vida
y gobierno. Y esta nueva fuerza formativa esculpe otro hombre en nosotros, un nuevo y
santo hijo de Dios, creado en rectitud.

Pero este cambio no se completa de inmediato. El árbol injertado en marzo puede


permanecer inactivo durante el mes entero, porque aún no hay trabajo en su naturaleza;
pero es seguro que, tan pronto como ocurra cualquier acción, esta será de acuerdo a la
nueva naturaleza injertada.

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c
Y así es aquí. La nueva vida injertada puede yacer durmiendo por una temporada, como
un grano de trigo en la tierra, pero cuando empiece a trabajar será de acuerdo a la
naturaleza de la vida nueva. Por consiguiente, la regeneración implanta el germen de
vida del nuevo hombre, a quien contiene en toda su plenitud, y del cual continuará tan
ciertamente como el trigo contenido en el grano del cual procede.

Para apoyarnos en la representación de este misterio, nos asistiremos de los grandes


teólogos de las iglesias reformadas, quienes han presentado el divino plan de la
regeneración en las siguientes etapas:

(1) En Su propia mente, Dios concibe al hombre nuevo a quien (2) Él identifica como
persona particular, creando así al hombre nuevo; (3) Él coloca el germen de este nuevo
hombre en el centro de nuestro ser, (4) y en tal centro, Él efectúa la unión entre nuestro
ego y esa vida en germinación; (5) en ese germen vital, Dios coloca el poder formativo,
el cual en Su tiempo Él hará que se haga presente, por el cual nuestro ego se manifestará
a sí mismo como hombre nuevo.

   ,2 

³Pues habéis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra


de Dios que vive y permanece para siempre.´²1 Pedro 1: 23.

Hay una objeción posible en lo que se ha dicho anteriormente respecto a la


regeneración. Es evidente que la Palabra de Dios y, por consiguiente los símbolos de la
fe, ofrecen una representación modificada de estas cosas, las cuales consideradas
superficialmente
 condenar nuestra representación. Esta representación que no
considera a los + sino a los
  debe ser establecida: Dentro de un círculo de
personas inconversas, Dios hace que la palabra sea predicada por medio de Sus
embajadores de la cruz.

Por la predicación les llega el 



. Si hay personas elegidas entre ellos para los
cuales ahora es el tiempo del amor, Dios acompaña al llamado &  con el llamado
 . Consecuentemente, ellos dejan sus caminos del pecado para ir por el camino de
la vida. Y así son engendrados por Dios.

San Pedro presenta esto de la siguiente manera: ³Habiendo renacido, no de semilla


corruptible sino incorruptible por la palabra de Dios que vive y permanece por siempre´
(1 Pedro 1: 23); y también San Juan cuando declara: ³Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios´ (Romanos 10: 17). Esto armoniza completamente con lo que
San Pablo escribe respecto al bautismo sagrado, a lo que él llama el lavado de la
³regeneración,´ porque en esos días los judíos y gentiles eran bautizados en el nombre
de nuestro Señor Jesús inmediatamente después de su conversión por medio de la
predicación de los apóstoles.

Por esta razón, nuestros padres dijeron en su Confesión (artículo 24): ³Nosotros
creemos que esta verdadera fe, habiendo sido traída al hombre por haber escuchado la
palabra de Dios y por la operación del Espíritu Santo, ambas regeneran y hacen nuevo al
hombre.´

ccccc c
c
De la misma forma enseña el Catecismo de Heidelberg (Ver asunto 65): ³Tal fe
procede del Espíritu Santo, quien obra nuestra fe en nuestros corazones por la
predicación del Evangelio y lo confirma por el uso de los sacramentos.´

Y también los cánones de Dort, Encabezados Tres y Cuatro de Doctrina sección 17:
³Tal como la todopoderosa operación de Dios por la cual Él prolonga y mantiene
nuestra vida natural, no excluye, sino que requiere el uso de medios por los cuales Dios
y Su infinita misericordia y rectitud han elegido ejercer Su influencia; de igual modo, la
antes mencionada sobrenatural operación de Dios, por la cual somos regenerados, de
ninguna manera excluye o subvierte el uso del Evangelio; el cual el muy sabio Dios ha
ordenado que sea la semilla de la regeneración y alimento para el alma.

Por lo cual, tal como los Apóstoles y los maestros que les siguieron han instruido
piadosamente a la gente respecto a esta gracia de Dios, para su Gloria y para el
abandono de todo orgullo, y que en el entretanto sin embargo descuidaron de no
guardar, por los sagrados preceptos del Evangelio en el ejercicio de la Palabra, los
sacramentos y la disciplina; así también, aún hasta estos días, se encuentra lejos de los
instructores e instruidos, el presumir tentar a Dios en la Iglesia por la separación de lo
que Él y Su beneplácito han unido en lo más íntimo. Porque la gracia se confiere por
medio de admoniciones; y mientras más prontamente realicemos nuestra labor, más
evidente usualmente será la bendición de Dios trabajando en nosotros y más
directamente avanza Su obra.´

Y ahora, para erradicar cualquier suspicacia que tengamos contra esta representación,
declaramos abierta y definitivamente que le damos nuestro más sincero apoyo.

Sólo rogamos que se considere que en esta representación, tanto las Escrituras como los
símbolos de la fe, apuntan a los misterios subyacentes, a la magnífica obra de Dios que
se esconde en un misterio inescrutable, sin el cual todo esto se convierte en nada.

Los cánones de Dort describen este misterioso, inescrutable y maravilloso trasfondo,


muy elaborada y bellamente, en el artículo 12, Encabezados Tres y Cuatro de Doctrina:
³Y esta es la regeneración tan altamente celebrada en las Escrituras y denominada una
nueva creación; una resurrección desde la muerte, un hacer vivir, el cual Dios obra en
nosotros sin nuestro apoyo. Pero esto no se ve afectado de ninguna manera meramente
por la predicación externa del evangelio, por disuasión moral, ni por un modo de
operación que, después Dios ha realizado Su parte, todavía deja en manos del hombre el
ser regenerado o no, el ser convertido o seguir inconverso; sino que es evidentemente
una obra sobrenatural, muy poderosa y a la vez muy placentera, asombrosa, misteriosa y
inefable, no inferior en eficacia a la creación ni a la resurrección de los muertos, como
lo declaran las Escrituras inspiradas por El Autor; de modo que todos en cuyos
corazones Dios obra de esta maravillosa manera estén ciertamente, infaliblemente y
eficazmente regenerados, y efectivamente crean. Con lo cual la voluntad así renovada,
no sólo es actuada e influenciada por Dios, sino que como consecuencia de esta
influencia se hace activa en sí misma. Por lo cual también el hombre por sí mismo dice
correctamente creer y arrepentirse, en virtud de la gracia recibida.´ Y también en el
artículo 11: ³Pero cuando Dios logra Su buena satisfacción en los elegidos, u obra en
ellos una verdadera conversión, Él no sólo hace que el Evangelio se predique
externamente a ellos y poderosamente ilumine sus mentes, por el Santo Espíritu, sino
que también puedan entender correctamente y discernir las cosas del Ê    !

ccccc c
c
  
 "

    Espíritu regenerador. Él domina los más íntimos
escondrijos del hombre; Él abre el closet y suaviza el corazón endurecido, circuncida
aquello que no ha sido circuncidado, infunde nuevas cualidades a la voluntad, la cual
hasta ese momento se hallaba muerta. Él revive; de malvados, desobedientes y
refractarios los vuelve buenos, obedientes y flexibles; lo mueve para que, al igual que
un buen árbol, pueda generar frutos de buenas acciones.´ El Catecismo de Heidelberg
apunta a esto, en el párrafo 8: ³A menos que seamos regenerados por el Espíritu de
Dios.´ Y también en la Confesión, artículo 22: ³Creemos que para lograr el verdadero
conocimiento de este gran misterio, el Espíritu Santo inculca en nuestros corazones una
fe sincera y recta, que abraza a Cristo Jesús con todos Sus méritos.´

Este misterioso trasfondo que nuestros padres en Dort llamaron ³Su dominio de los más
íntimos escondrijos del hombre por la eficacia del Espíritu regenerador,´ es
evidentemente lo mismo que nosotros llamamos ³la divina operación que penetra hasta
el centro de nuestro ser para implantar el germen de la nueva vida.´

¿Y cuál es esta obra misteriosa? De acuerdo al testimonio universal basado en las


Escrituras es una operación del Espíritu Santo en el ser más profundo del hombre.

Por consiguiente, la pregunta es si el acto regenerativo !



+
    al
acto de escuchar la Palabra. Esta pregunta debe ser bien entendida, ya que conlleva la
solución de este aparente desacuerdo.

Nosotros respondemos: El Espíritu Santo puede realizar este trabajo en el corazón del
pecador
  ! 
    ) de la predicación de la Palabra. El llamado interno
puede asociarse con el llamado externo o le puede seguir. Pero aquello que precede al
llamado interno, es decir, la apertura del oído sordo para que este pueda oír, no depende
de la predicación de la Palabra y, por consiguiente, puede preceder de dicha
predicación.

La correcta discriminación en este aspecto es de la máxima importancia.

Si designo todo el trabajo  de la gracia, desde la conversión hasta la muerte,
como ³regeneración,´ sin ningún miramiento a su misterioso pasado, entonces  y
 decir junto con la Confesión (artículo 24): ³Que esta fe, habiendo sido labrada en
el hombre por escuchar la Palabra por y la operación del Espíritu Santo, ambos cosas lo
regeneran y hacen de él un hombre nuevo.´

Pero si distingo en esta obra de la gracia, de acuerdo a los planteamientos de los


sacramentos, entre el   de la nueva vida, para lo cual Dios nos dio el sacramento
del sagrado Bautismo, y su   ! para lo cual Dios nos dio el sacramento de la Santa
Cena, entonces la regeneración cesa inmediatamente después que el hombre nace
nuevamente, y aquello que sigue se llama ³
 "
.´

Para diferenciar claramente entre aquello que el Espíritu Santo forjó en nosotros
   o     : la regeneración se refiera a aquello que fue forjado en
nosotros inconscientemente, mientras que conversión es el término que aplicamos al
despertar consciente a esta nueva vida implantada en nosotros.

cccccc
c
Por consiguiente, la obra de la gracia de Dios fluye a través de estos tres estados
sucesivos.

1.c La regeneración en su  
etapa, cuando el Señor planta una nueva vida en
el corazón muerto.
2.c La regeneración en su  
etapa, cuando el hombre renacido se convierte.
3.c La regeneración en su 
etapa, cuando la conversión se funde con la
santificación.

En cada uno de estas tres, Dios realiza una obra maravillosa y misteriosa en el ser
interno del hombre. De Dios proceden el avivamiento, la conversión y santificación, y
en cada etapa Dios es el Operador, sólo que con las siguientes diferencias: en el
avivamiento Él trabaja , encontrando y dejando al hombre
 ; en la conversión
Él nos  
 
  pero nos hace
  ; en la santificación Él trabaja en
nosotros de tal manera que nos 


 
      a través de Él.

Describiendo esto aún más finamente, decimos que en la primera etapa, aquella del
avivamiento, Dios trabaja   ; en la segunda etapa, aquella de la conversión, Él
 
  , por ejemplo, la predicación de la Palabra; y en la tercera etapa, aquella
de la santificación, Él usa medios además de nosotros, a quienes Él usa como medios.

Condensando lo antes dicho, hay un gran acto de Dios en el que recrea al corrupto
pecador y lo hace un hombre nuevo²el exhaustivo acto de la regeneración. Este tiene
tres etapas: avivamiento, conversión y santificación.

Para el ministerio de la Palabra es preferible considerar sólo los últimos dos, la


conversión y la santificación, ya que estos son los medios designados para llevarlo a
cabo. El primero, la regeneración, es preferentemente una materia de meditación
privada, ya que en ella el hombre es pasivo y sólo Dios activo, y también porque en este
acto la grandeza de la operación divina es más evidente.

Por consiguiente, no hay conflicto u oposición. Refiriéndonos sólo a la conversión y


santificación, según la Confesión, artículo 17, la no detención del oído sordo que
precede a la posibilidad de oír la Palabra no se niega. Y penetrando en la obra que
antecede a la conversión, ³En el cual Dios obra en nosotros sin nuestro apoyo´ (Art. 12
del canon de Dort), no se niega, sino que se confiesa que, esa conversión y santificación
siguen a la apertura del oído sordo y que, propiamente tal, la regeneración sólo se
completa en la muerte del pecador.

No suponga que ponemos a estos dos en conflicto. Al escribir la biografía de Napoleón,


sería suficientemente simple mencionar su nacimiento, pero uno también podría
mencionar aquellas cosas que ocurrieron antes de su nacimiento. De igual manera en
este aspecto: me puedo referir ya sea a las dos partes de la regeneración, conversión y
santificación, o también podría incluir algo de lo que precede a la conversión y hablar
también del avivamiento. Esto no implica antagonismo, sino que una mera diferencia de
exactitud. Es más exhaustivo, respecto a la regeneración, hablar de las tres etapas:
avivamiento, conversión y santificación, aun cuando es más habitual y práctico hablar
sólo de estas dos últimas.

cccccc
c
Nuestro propósito, sin embargo, nos llama a una mayor amplitud. El propósito de este
trabajo no es predicar la Palabra, sino el de destapar los fundamentos de la verdad, y así
detener la construcción de murallas torcidas sobre los fundamentos, como lo hacen los
éticos, racionalistas y súper naturalistas.

La exhaustividad del tratamiento requiere preguntar no sólo cómo y qué escucha el


pecador avivado, sino también quién le ha dado oídos capaces de escuchar.

Y esto es en lo que más hay que insistir, puesto que nuestros niños no deben ser
ignorados en este aspecto. En 1618 en Dort, nuestros niños fueron tomados en cuenta y
nosotros no debemos negarnos esta placentera obligación.

Y aquí yace un peligro real. Porque hablar de los pequeños, sin considerar la primera
etapa de la regeneración²es decir, el avivamiento², causa confusión y perplejidad de
la cual no hay escapatoria.

La salvación depende de la fe, y la fe del escuchar la Palabra; por consiguiente, nuestros


hijos fallecidos están perdidos, porque no pueden escuchar la Palabra. Para escapar de
este tenebroso pensamiento, se dice usualmente que los niños se salvan en virtud de la
fe de los padres²un mal entendido que confundió grandemente nuestra concepción del
bautismo en su totalidad e hizo de nuestra forma bautismal algo que nos dejaba
perplejos. Pero tan pronto como distinguimos el

 , como etapa de la
regeneración, de la   y
 "
! se hace la luz. Porque desde que el
avivamiento es un acto inasistido de Dios en nosotros, independiente de la Palabra y
frecuentemente separado de la segunda etapa, la  , por un intervalo de varios
días, no hay nada que impida que Dios realice su obra aun en los bebés, y que el
aparente conflicto se disuelva en una bella armonía. Aun más, a penas observe a mis
hijos inconversos aún sin ser regenerados, su entrenamiento debe correr en la dirección
de un cuestionable Metodismo.[3] ¿Qué sentido tiene el llamado, mientras suponga y
sepa que ³esta oreja aún no puede oír´?

Tocando el tema respecto a ³la fe,´ estamos plenamente preparados para aplicar la
misma distinción en esta materia. Usted sólo tiene que discriminar entre el 
o la
"


"!el 
"y el obrar
". El primero de estos tres, o
sea, la "

de la fe, se implanta en la primera etapa de la regeneración²es decir, en
el avivamiento;  de la fe se comunica en la segunda etapa de la regeneración²
es decir, en la conversión; el 
 de la fe, se forja en la tercera etapa²es decir, en la
santificación. Por consiguiente, si la fe se forja sólo al escuchar la Palabra, la
predicación de la Palabra no crea la "

 de la fe.

Mire solamente lo que nuestros padres confesaron en Dort: ³Aquel que obra en el
hombre el querer y el hacer, produce tanto la 


 y también
 
´ (Tercer y Cuarto encabezado de La Doctrina, artículo 14).

O, para expresarlo en una manera aun más fuerte: cuando la Palabra se predica, yo lo sé;
y cuando la oigo y la creo, yo sé de dónde viene el obrar de la fe. Pero la implantación
de la facultad de la fe es una cosa completamente diferente. Nuestro Señor Jesús dice de
esto: ³El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene,
ni a dónde va´;[4] (Juan 3: 8) y como el viento, así es también la regeneración del
hombre.

cccccc
c
# — 

³Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de su muerte, así


también lo seremos en la de su resurrección.´²Romanos 6: 5.

Habiendo discutido la regeneración como acto de Dios llevado a cabo en un pecador


perdido, malvado y culpable, examinaremos ahora un asunto más sagrado y delicado:
¿cómo afecta este acto divino a nuestra relación con Cristo?

Consideramos este punto más importante que el primero, ya que toda concepción de la
regeneración que no hace plena justicia a la ³unión mística con Cristo´ es antibíblica,
erradica el amor fraterno y provoca orgullo espiritual.

El santo apóstol declara: ³Yo vivo, ! sino Cristo vive en mí, y la vida que vivo
ahora en la carne, la vivo por la fe del Hijo de Dios. [Gálatas 2: 20] La idea de que un
santo pueda tener una vida fuera de la unión mística con Emanuel, no es más que una
ficción de la imaginación. El regenerado no puede vivir una vida más que aquella
consistente en la unión con Cristo. Dejemos esto firme y fuertemente establecido.

Las expresiones de las Escrituras ³fuimos plantados juntamente con Él y ³ramas de la


vid,´ las cuales se deben tomar en su significado más completo, son metáforas
enteramente diferentes a las que usamos. Estamos confinados a metáforas que expresan
nuestro entendimiento por analogía; pero no se pueden aplicar ni expresar
completamente el ser de la cosa; de ahí viene el concepto del tercer término de la
comparación. Pero las figuras usadas por el Espíritu Santo expresan una 

conformidad, una unidad de pensamiento divinamente expresado en el mundo espiritual
y visible. Por consiguiente Jesús podía decir ³Yo soy la vida verdadera

[Juan 15: 1], es decir, ³Toda otra vid es sólo una figura. La Vid verdadera soy Yo, y
sólo Yo.´

Siendo excesivamente sobrio y selectivo en Su discurso metafórico, el Señor Jesús no


dice que una rama se 
en la vid, simplemente porque eso no ocurre en la
naturaleza, es decir, en la creación de Dios. En Juan 15: Jesús ni siquiera toca la
cuestión de como uno se convierte en rama. Ese es trabajo del Padre. Mi Padre es el
Labrador. En Juan 15: 3 Él solamente habla de una persona que, al no permanecer en Él,
se marchita y será quemada.

Ni siquiera Romanos 6: 5 habla de ir a Jesús, y Romanos 11: 17-25 sólo lo hace


parcialmente. El primero habla de haber sido plantado con Él, pero no dice ³cómo´; y ni
siquiera se menciona ³injertar.´ En el último, donde se habla de ramas de olivo
quebradas, de olivos silvestres injertados sobre un buen olivo y finalmente de ramas
quebradas restauradas al olivo original, no se hace ninguna referencia a la implantación
de individuos en Cristo, tal como lo vamos a probar pronto.

Aun así, esta figura sólo es aplicable parcialmente. En efecto, en Romanos 11: San
Pablo, con su característico discurso y estilo osado, invierte, por un fin comparativo, la
obra de Dios en la naturaleza; porque mientras que en la realidad el brote cultivado se
injerta en un tronco silvestre, él simula en dicha instancia que el brote silvestre se injerta
sobre un pie o tronco bueno. Un golpe audaz sin duda, y muy beneficioso para nosotros,

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c
porque hace posible ver de forma clara y distintiva la  

 
 , .
Pero eso es todo.

Porque, nótelo cuidadosamente, esta figura no se debe forzar demasiado. Es un error


tomarla para referirse a la regeneración del pecador individual. Porque una persona una
vez implantada en Cristo no puede ser separada de Él. ³Ninguna persona puede
arrancarlo de mis manos [Juan 10: 28, 29]; ³A quienes Él ha justificado, a ellos Él
también a glorificado´ [Ro8: 30].

Sin embargo, se hace referencia aquí a las ramas que son quebradas y que luego son
injertadas nuevamente. Si esto se refiriere a individuos particulares, entonces los judíos,
quienes durante la vida de San Pablo denegaron al Señor, deben haber sido personas
regeneradas que cayeron y retornaron antes que murieran.

Si este hubiera sido el significado dado por San Pablo, los eventos subsiguientes habrían
rebatido sus palabras y revocado todo el tenor de sus otras enseñanzas. Pero él
simplemente dice que las    - 
, quienes estaban en el Pacto de la Gracia,
habían perdido su posición en ella por sus propias faltas; y que, aun fuera del pacto,
ellos debían ser preservados a través de las épocas siguientes, y que en el curso de la
historia, el camino sería abierto incluso para ellos, para ser reintroducidos al Pacto de la
Gracia. Esto muestra que Ro:11. 17-25 no enseña acerca de la regeneración de personas
individuales, y que el buen olivo no habla de Cristo, porque el que es implantado en
Cristo, nunca puede ser cortado de Él, y que el que es cortado de Él, nunca le
perteneció. ¿Acaso no creemos en la perseverancia de los santos?

Puede objetarse que en Juan 15: se hace referencia a las ramas que son descartadas de la
vid; a lo cual nosotros respondemos: primero, que esto no quita la dificultad de que los
judíos apóstatas de los tiempos de San Pablo nunca fueron injertados nuevamente; y
que, en segundo lugar, con Calvino sostenemos que Jesús, hablando de la ramas
desechadas, hace referencia a personas que, como Judas,

 estar implantadas; de
otra manera, sus propias palabras, ³Nadie puede arrebatarlos de Mi mano, [Juan 10. 28-
29] no se sostienen ni por un momento.

Arribamos, por consiguiente, a esta conclusión: que ni en Juan 15., ni en Romanos 11.,
se hace referencia alguna a la regeneración personal, en su sentido limitado; ya que
Romanos 11. habla de llegar a ser implantados, no introduce la idea del injerto, ni hace
la menor alusión a la manera en la cual este ³llegar a ser implantado´ se logra.

Es innecesario decir que no pocos exegetas juzgan como incorrecta la traducción,


³implantados  .!´ omitiendo las palabras en cursiva. No expresamos aquí nuestra
opinión respecto a este tema, pero se muestra claramente que Romanos 6. no tiene nada
que decir respecto a la manera en la cual nuestra unión con Cristo se lleva a cabo.

De hecho, las Escrituras nunca aplican la figura de injerto a la regeneración. Romanos


11. trata sobre la restauración de las personas y naciones al pacto de la gracia. Romanos
vi. habla sólo de una íntima unión, y Juan 15. nunca alude a las ramas silvestres que se
vuelven buenas por ser plantadas en Cristo. Estas figuras ponen por delante la unión con
Cristo, pero no enseñan nada con respecto a la manera en que esta se lleva a cabo. Las
Escrituras son completamente silenciosas respecto a esto; y como no hay otra fuente de
información, la inventiva humana es completamente inútil. Aun la experiencia cristiana

cccccc
c
no arroja luz sobre esto, porque no puede enseñar nada que las Escrituras no hayan
enseñado ya. Y nuevamente, podemos fácilmente percibir la unión con Cristo donde
existe, pero no podemos verla donde no existe, o donde se está recién formando.

Sin embargo, esta unión con Cristo debe enfatizarse fuertemente. Los teólogos que
representan la verdad divina, deben poner mucho más énfasis en esta materia. Y aun
cuando Calvino pudo haber sido el más rígido entre los reformadores, aun así, ninguno
de ellos ha presentado la   
, esta unión espiritual con Cristo, tan
incesantemente, tan tiernamente y con tanto ardor santo como él. Y tal como Calvino,
así lo hicieron todos los teólogos reformados desde Beza a Comrie, y desde Zanchius a
Köhlbrugge. ³Sin Cristo, nada; por esta unión mística con Cristo, todo´; tal era su
consigna. Aun ahora el valor de un predicador debe medirse por el grado de su
prominencia, según la unión mística con Emanuel en su presentación de la verdad. Las
fuertes declaraciones de Köhlbrugge, ³Uno puede nacer de nuevo, uno puede ser un hijo
de Dios, uno puede ser un sincero creyente, pero sin esta unión mística con Cristo, uno
no es nada en sí mismo, nada más que un perdido y malvado pecador,´ fue siempre la
gloriosa confesión de nuestras iglesias. De hecho, es lo que nuestra forma de
administración de la Santa Cena tan bien expresa: ³Considerando que buscamos nuestra
vida fuera de nosotros mismos, en Cristo Jesús, reconocemos que yacemos en medio de
la muerte.´

Pero es una errado enseñar sobre esta base²como se reporta que lo hacen algunos de
nuestros jóvenes ministros²y despectivo a la obra del Espíritu Santo, que la
regeneración   
 

     , y que toda la obra se realiza completamente
"
de nosotros, como algunos han dicho, ³Que no necesitamos ni siquiera ser
convertidos, porque aun eso ha sido hecho por nosotros de forma vicaria por el Señor
Jesús.´ Decir que no hay diferencia entre una persona regenerada y una no-regenerada,
es contradecir las Escrituras y negar la obra del Espíritu Santo. Por lo cual, nos
oponemos fuertemente a esta noción. Por supuesto que hay una diferencia. La primera
ha entrado en la unión con Cristo y la última no. Y de esta unión depende ; hace la
diferencia en los hombres, así como lo es entre el cielo y el infierno.

Ni puede decirse lo contrario: ³Que una persona regenerada, aun sin la unión con Cristo,
es otra o mejor que un incrédulo´; porque esto separa lo que Dios ha unido. Fuera de
Cristo, en el hombre nacido de mujer, no hay nada más que oscuridad, corrupción y
muerte.

Por consiguiente, afirmamos enfáticamente la indisoluble unicidad en estos dos: ³No


hay regeneración sin establecer la unión mística con Cristo´; y otra vez: ³No hay unión
mística con Emanuel salvo en un regenerado.´ Estos dos no se pueden separar nunca; y
en el largo camino entre el primer acto de la regeneración y la completa santificación, a
la   
no se le debe quitar la vista, ni por un momento.

Los teólogos éticos probablemente estarán de acuerdo en todo lo que hemos dicho sobre
esta materia; y, sin embargo, de acuerdo a nuestra más profunda convicción, ellos lo han
degenerado completamente y no han comprendido este precioso artículo de fe. Con toda
certeza, enfatizan fuertemente la unión con Cristo; incluso nos dicen que hacen esto más
que nosotros, manteniendo que es irrelevante si un hombre está en lo cierto o no,
respecto a las Escrituras, mientras esté unido a Cristo. En tal caso, no hay necesidad de
ninguna fórmula, confesión, artículo de fe o incluso fe en las Escrituras.

cccccc
c
Un prominente ético, profesor en la Universidad de Utrecht, ha declarado abiertamente:
³Aun cuando llegara a perder todas las Escrituras, y aun cuando no pueda verificarse la
verdad de ninguna de las narrativas del Evangelio, no estaría en absoluto afectado,
porque aún estaría en posesión de mi unión con Cristo; y teniendo eso, ¿qué más puede
desear un hombre?´ Esto tiene un sonido tan piadoso y tan cierto tomado en abstracto,
que muchas consciencias deben estar de acuerdo, sin tener la menor sospecha de la
apostasía que contiene con respecto a la fe de los padres.

Si alguien nos preguntara si no creemos que el alma unida con Jesús tenga todo lo que
se pueda desear, casi negaríamos una respuesta, pues él sabe mejor. No, por supuesto,
alma favorecida, teniendo aquello que ya no necesitas más; vete en paz, tres veces
bendecido por Dios.

Pero como la unión mística con el Hijo de Dios es un artículo de fe tan preciado y de
tanto peso, deseamos que todo hombre lo trate de la forma más seria y examine si la
unión que dice poseer, es realmente la misma unión mística con el Señor Jesucristo que
las Escrituras prometen a los hijos de Dios, y de la que han gozado a través de los
tiempos. 

  0(3 

³Yo en ellos, y Tú en mí.´²Juan 17. 23

La unión de los creyentes con el Mediador es, entre todas las materias de la fe, la más
tierna, invisible, imperceptible a los sentidos, e insondable; escapa a toda visión interior;
rehúsa ser dividida o ser representada de cualquier forma objetiva; en el sentido más
completo de la palabra, es mística²  
, como lo llamó Calvino, siguiendo el
ejemplo de la Iglesia primitiva.

Aun así, no obstante cuan misteriosa sea, ningún hombre está en libertad de interpretarla
de acuerdo a sus propias nociones; de hecho, es necesaria una fuerte vigilancia para que
no se efectúe un contrabando injurioso al interior del santuario divino, bajo una
apariencia piadosa de este místico amor. Hemos, por lo tanto, alzado nuestra voz contra
las falsas representaciones de las sectas místicas anteriores y la de los teóricos éticos del
tiempo presente.

Expliquemos primero las enseñanzas éticas sobre este punto.

Sus creencias comienzan de la antítesis existente entre  y el $ . Dios es el


Creador; el hombre, una criatura. Dios es infinito; el hombre es finito. Dios habita en lo
eterno; el hombre habita en lo temporal. Dios es santo; el hombre es impío, etc.
Mientras existan todos estos contrastes, así enseñan ellos, no puede haber unidad, no
puede haber reconciliación, no puede haber armonía. Así como la filosofía panteísta
acostumbraba hablar de tres etapas sobre las cuales fluye el curso de la vida: primero,
aquella de la proposición (tesis), luego aquella del contraste (antítesis), y finalmente,
aquella de la reconciliación, combinación (síntesis) ²de igual modo los éticos, enseñan
que entre Dios y el hombre, existen estas tres: tesis, antítesis y síntesis.

En el primer lugar, está Dios. Ésta es la tesis, la proposición. Opuesto a esta tesis en
Dios, la antítesis, el contraste, aparece en el hombre. Esta tesis y antítesis encuentran su

cccccc
c
reconciliación, síntesis, en el Mediador, quien es a la vez finito e infinito, quien carga
con nuestra culpa, santo, temporal y eterno.

Es sólo recientemente que citamos la siguiente oración del pequeño libro del profesor
Gunnings, ³El Mediador entre Dios y el Hombre´ (Pág. 28): ³Jesucristo es el Mediador
equidistante entre los judíos y los gentiles; y también entre todas las cosas que necesiten
mediación y reconciliación; y entre Dios y el hombre, espíritu y cuerpo, cielo y tierra,
tiempo y eternidad.´

Esta representación contiene el error fundamental de la teología ética. Ella interfiere con
los límites que Dios ha establecido. Los borra. Provoca que finalmente todos los
contrastes desaparezcan y, por este mismo hecho, se convierta, sin quererlo, en el
instrumento divulgador del panteísmo de la escuela filosófica. Sin entender este sistema,
uno puede enamorarse fuertemente de él. Este fermento panteísta está fuertemente
asentado en nuestro corazón pecaminoso. Las aguas del panteísmo son dulces, su sabor
religioso es peculiarmente agradable. Hay una intoxicación espiritual en este vaso; y
una vez embriagado, el alma pierde su deseo por la sobria claridad de la divina Palabra.
Para escapar de los embrujadores encantos panteístas, uno necesita la estimulación de
una experiencia amarga. Una vez despierta, el alma se alarma ante el temible peligro a
la cual la sirena lo expuso.

No, el contraste entre Dios y el hombre  debe cesar; el contraste entre el cielo y la
tierra  se puede colocar sobre la misma línea que la de los judíos y gentiles; el
contraste entre lo finito e infinito  debe ser borrado por el Mediador. El tiempo y la
eternidad se deben establecer como idénticos. Deben ser traídos a 
 por
el 
. Eso es todo y nada más. ³Poner al alcance la reconciliación´ es la obra
asignada al Mediador y eso solamente. Y esa reconciliación no es entre el tiempo y la
eternidad, el infinito y lo finito, sino exclusivamente entre una criatura 

y el
Santo Creador. Es una reconciliación que no podría haber ocurrido si el hombre no
hubiera caído; es necesaria solamente por su caída; una reconciliación no  
 al ser
de Cristo, sino Suya 
 , vale decir, por algo independiente de Su ser.

Y ya que la esencia de la verdadera santidad se basa no en la   de los límites y


contrastes establecidos divinamente, sino en la "
reverencia por la misma; y en
este terreno, la criatura diferenciada del Creador, no se puede sentir a sí misma como
uno con Él, sino absolutamente distinta de Él, queda en claro que este error de los éticos
afecta la esencia de la santidad.

La iglesia de los primeros tiempos descubrió este mismo principio en Origen, y


subsiguientemente en Eutico; y nuestros padres del último siglo lo encontraron en
Hernhutters y fuertemente se opusieron a él. Sólo porque carecemos de conocimiento e
inteligencia, estas doctrinas éticas han sido capaces de esparcir tan rápidamente aquí, en
Alemania, Suiza e incluso en Escocia, su tendencia panteísta sin que nos demos cuenta.

¿Y cómo afecta este mal a su cristología? La afecta en tal medida que es enteramente
diferente de aquella de las iglesias reformadas. Aunque nos dicen: ³No estamos de
acuerdo en nuestra visión de las Escrituras, pero estamos de acuerdo en nuestra
confesión de Cristo,´ esto es absolutamente falso. Su Cristo no es el Cristo de las
iglesias reformadas. El Cristo, de las iglesias reformadas, de acuerdo a las Escrituras y a
la iglesia ortodoxa de todos los tiempos, lo confiesan a Él, como Hijo de Dios, eterno

cccccc
c
Partícipe de la naturaleza divina, quien en el tiempo, en adición a la naturaleza divina,
adoptó la naturaleza humana, uniendo estas dos naturalezas, en la unidad de una
 a.

Él las une de tal manera, sin embargo, que estas naturalezas continúan cada una por sí
mismas, no se funden y no comunican los atributos de uno al otro. Por consiguiente, dos
naturalezas se unen íntimamente, en la unidad de una persona, pero continuando hasta el
final, e incluso ahora en el cielo, en dos 

(
! cada una con sus propiedades
particulares. ³Él es uno, no por conversión de la Divinidad en carne, sino al 
 la
condición humana y llevándola a Dios´ (Confesión de Atanasio, art. 35). Y
nuevamente: ³Él es uno, no por mezcla de sustancias, sino por unidad de persona´ (art.
36).

De igual manera, confesamos en el artículo 19 de nuestra Confesión: ³Creemos que por


esta concepción la persona del Hijo está inseparablemente unida y conectada a la
naturaleza humana, de modo que no hay dos Hijos de Dios, no dos personas, sino dos
naturaleza unidas en una misma persona;




(
     
 
  
. Entonces, tal como la naturaleza divina se ha mantenido siempre 

,
sin comienzo de días o fin de la vida, llenando el cielo y la tierra; de igual modo,
tampoco la naturaleza humana ha perdido sus propiedades, sino que $
 



, teniendo principio de días, teniendo naturaleza finita y reteniendo todas
las propiedades de un cuerpo real. Y aun cuando Él, por Su resurrección, ha dado
inmortalidad al mismo hombre, sin embargo, Él no ha cambiado la realidad de Su
naturaleza humana, por mucho que nuestra salvación y resurrección también dependan
de la realidad de Su cuerpo. Pero estas dos naturalezas fueron unidas tan cercanamente
en una persona que no fueron separadas ni aun por Su muerte.´

Por la influencia que el entrenamiento de Schleiermacher entre los hermanos moravos, y


su desarrollo panteísta y dogmática luterana han ejercido sobre los éticos, ellos predican
a un Cristo que no es el Cristo ante el cual la iglesia ortodoxa de todo los tiempos ha
doblado la rodilla; y cuya confesión ha sido siempre preservada incorrupta por los
reformados y, especialmente por nuestros teólogos nacionales. Pues sus conclusiones
son las siguientes:

1ro. Que la encarnación del Hijo de Dios debió haber ocurrido, aun si Adán no hubiera
pecado.

2do. Que Él es el Mediador no sólo entre el pecador y el Santo Dios, sino que también
entre lo finito y lo infinito.

3ro. Que las dos naturalezas se mezclan y comunican sus atributos uno al otro en tal
medida que de Él, que es tanto Dios y hombre, procede aquello que es divino-humano.

4° Que esta naturaleza divina-humana también es comunicada a los creyentes.

Este error se reconoce inmediatamente por el uso de la palabra divino-humano. No es


que condenemos su uso en toda instancia. Al contrario, cuando no se refiere a las


(
sino a la  
, su uso es legítimo, porque en la misma persona las dos
naturalezas están inseparablemente unidas. Sin embargo, en nuestros tiempos es mejor
ser cautelosos con dicha palabra. Divino-humano tiene actualmente un significado

ccccc c
c
panteísta, denotando que el contraste existente entre Dios y hombre no existió en Jesús,
pero que en Él, la antítesis entre lo divino y lo humano no se encontró.

Esto es totalmente anti bíblico, y resulta ser, en sus consecuencias finales, pura teosofía.
Pues de hecho el resultado es una fusión de las dos naturalezas: una naturaleza divina en
Dios y una naturaleza humana en el hombre, y una naturaleza divina-humana en el
Mediador. De modo que, si el hombre no hubiera caído, el Mediador habría aparecido
aun así en una naturaleza divina-humana.

Esta es una doctrina verdaderamente horrenda. Pone en lugar del Salvador de nuestros
pecados, a otra persona enteramente diferente; el contraste entre el Creador y la criatura
desaparece; la naturaleza divina-humana del Cristo se coloca realmente por encima de la
naturaleza divina misma. Porque el Mediador en su naturaleza divino-humana posee
algo de lo cual carece en la naturaleza divina, o sea, su reconciliación con los humanos.

Esto muestra cuánto más lejos de lo que generalmente se cree se han apartado los éticos
de la pura confesión del Señor Jesucristo. Según ellos, hay en la persona del Mediador
un tipo de 
 naturaleza, un tipo de 
naturaleza, un tipo de naturaleza
 , que se llama ³humano-divina.´ La unión con Cristo se encuentra (no
subjetivamente, sino objetivamente) en el hecho que el Señor Jesucristo vierte en
nosotros ese nuevo, tercer y superior tipo, es decir, la naturaleza divino-humana. Por
consiguiente, los regenerados son los que han recibido este nuevo, tercer y superior tipo
de naturaleza. Esto no tiene conexión con el pecado, pero habría aparecido aún en la
ausencia de pecado. La reconciliación de los pecadores es algo adicional, y no toca las
raíces de esta materia.

La real y principal cosa es, que el Mediador entre lo ³finito y lo infinito´ (para usar las
mismas palabras del profesor Gunning) imparte esta nueva, tercera y superior naturaleza
divino-humana, sobre los que tenemos la naturaleza menor, la naturaleza humana.

No es que la naturaleza humana deba removerse, y que la naturaleza divino-humana


tome su lugar. No, por supuesto; pero, de acuerdo a los teólogos éticos, la naturaleza
humana está originalmente planeada y destinada a ser ennoblecida, refinada y exaltada
de esta forma. Y tal como la estaca de la planta, bajo la influencia del sol desarrolla y
produce flores de selección, de igual forma la naturaleza humana se desarrolla y
despliega, bajo la influencia del Sol de la Justicia, hacia su superior naturaleza.

Que esto deba lograrse por medio de la  


    

  
. Si no
hubiera existido caída en el paraíso, y ningún pecado después de la caída, no habría
existido regeneración, y nuestra naturaleza caída de menor grado habría pasado
espontáneamente a esa naturaleza superior de tipo divino-humana. Y esto es, en el
círculo de los éticos, la base de una mucho más elogiada   
con el Cristo.

La iglesia invisible es, de acuerdo a su punto de vista, aquel círculo de personas en los
cuales esta superior y más noble tintura de vida se ha inculcado, y otros no tan
favorecidos todavía permanecen sin ella. De ahí, su falta de aprecio por las iglesias
visibles; pues, ¿no es la tintura divino-humana de la vida lo que determina a este
círculo? Por eso su preferencia por lo ³inconsciente´; la confesión consciente y
expresión del pensamiento es irrelevante; el asunto principal es estar dotado de esta
nueva, superior y más refinada naturaleza divino-humana. Esto explica su postura,

ccccc c
c
generalmente altanera, hacia aquellos que no comparten sus opiniones. Ellos pertenecen
a una suerte de aristocracia espiritual; son de más noble descendencia, están
relacionados con formas más refinadas, viviendo una vida superior, desde la cual con
ojos compasivos, miran hacia abajo a aquellos que no sueñan sus sueños de vida con
tintes superiores.

Baste con decir aquí que las iglesias reformadas no pueden avalar esta representación de
la   
, sino que deben rechazarla positivamente.

"4 

³Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.´²Colosenses I. 27.

La unión de los creyentes con Cristo, su Cabeza, no se pone en efecto por el inculcar en
el alma una tintura de vida divino-humana. a$

*$

. Hay una muy
santa Persona que unifica en sí mismo la vida divina y humana; pero ambas naturalezas
se mantienen sin mezclarse, sin fusionarse ni homogenizarse, reteniendo cada una sus
propias propiedades; y como no hay una vida divino-humana en Jesús, no puede
instaurarlas en nosotros.

Debemos reconocer de corazón, que hay una cierta conformidad y similitud entre la
naturaleza divina y la humana, porque el hombre fue creado a imagen de Dios: por eso
San Pedro podía decir: ³para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina´ (2 Pedro 1. 4); pero de acuerdo a todos los expositores cuerdos, esto sólo
significa que al pecador se le imparten los atributos de rectitud y santidad, que
originalmente él poseyó en su propia naturaleza en común con la naturaleza divina, pero
que perdió por el pecado.

Comparado con la naturaleza de las cosas materiales y con aquella de los animales y
demonios, hay ciertamente una característica de similitud entre la naturaleza divina y la
humana, pero esto no se debe entender como si borrara los límites entre la naturaleza
divina y humana. Por consiguiente, no dejemos que se abuse más de la gloriosa palabra
de San Pedro con el fin de justificar un sistema filosófico que no tiene nada en común
con la sobriedad y simplicidad de la Sagrada Escritura.

Lo que San Pedro llama ³ser partícipe de la naturaleza divina´ se menciona en otro
lugar cuando se habla de llegar a ser  $   Pero aun cuando Cristo es el /
de Dios y nosotros somos llamados $ de Dios, esto no hace que la Filiación de
Cristo y nuestra filiación se encuentren en el mismo plano y sean de la misma
naturaleza. No somos más que hijos

 , aun cuando tenemos otros
descendientes, mientras que Él es el mismo y Eterno Hijo. Mientras Él es esencialmente
el eterno Hijo, partícipe de la naturaleza divina que en la unidad de Su persona se une
con la naturaleza humana, nosotros somos solamente    a una    de la
naturaleza divina que hemos perdido por pecado.

Por consiguiente, ³ 



   $!0 y 1   /   ´ son
contrastantes, como también es lo siguiente: ³ 


(

   !´ y
³  
   


(


cccccc
c
El amigo que comparte el luto desconsolado de una madre, no es desconsolado mismo
en sí mismo, sino que a través del amor y compasión, él se ha vuelto partícipe de ese
luto. De manera similar, los creyentes, al aceptar estas grandes y preciosas promesas, se
convierten en partícipes de la naturaleza divina, aun cuando en sí estén totalmente
desprovistos de dicha naturaleza. Partícipe no denota que lo uno posee en sí mismo, que
sea de él mismo, sino una comunicación parcial con aquello que no le pertenece a él
sino a otro. Por consiguiente, esta palabra gloriosa y apostólica no debiera usarse más
en su sentido panteísta. Como es ilícito decir de que somos hijos esenciales de Dios,
debemos humildemente confesar, a través de Cristo, ser sus hijos adoptivos, ya que no
es lícito decir que por fe nos hemos convertido en portadores de la naturaleza divina;
pero debemos estar satisfechos con la confesión que, a través de nuestra hermandad de
amor, Dios nos ha hecho partícipes de las emociones vitales de la naturaleza divina,
hasta el punto en que nuestras capacidades humanas sean capaces de experimentarlas.

Esto nos trae de vuelta a la   


con Cristo, la cual, siendo un misterio
impenetrable, debiera definirse suficientemente como para no hacernos caer en error.
Mencionamos, por lo tanto, sus puntos vitales y así plasmamos nuestra confesión con
respecto a ella:

1ro. El   punto es que el Señor Jesús no requiere que seamos purificados ni


santificados para poder unirnos a Su persona.

Jesús es un Salvador no para los justos, sino para los pecadores. Y por esta razón, Él
adoptó la naturaleza humana; no como lo enseñan los bautistas, por haber recibido un
nuevo cuerpo creado desde el cielo, como el cuerpo paradisíaco de Adán, sino para
hacerse partícipe, como los niños pequeños, de nuestra carne y huesos. Lo mismo es
verdadero de Su unión con los creyentes. Él no espera hasta que sean puros y santos,
para luego desposarse espiritualmente con ellos; sino que Él se desposa de modo que se
pueden convertir en puros y santos. Él es el rico novio, y el alma es la novia pobre. Él
viene en las relucientes túnicas de Su rectitud y la encuentra negra, fea, en su deshonra.
Él no dice, ³Límpiate, hazte sabia y rica, y como novia rica, Yo me casaré contigo´;
sino, ³Yo te tomo a ti tal como eres; y te digo, en tu sangre, Vive. Aunque seas pobre,
cazándome contigo, te haré coparticipe de Mí y de Mi tesoro. Pero un tesoro tuyo, no
poseerás jamás.´

Este punto se debe establecer firmemente. El Señor Jesús se une, no a los justos, sino a
los pecadores. Él se casa no con los puros e inmaculados, sino con los contaminados y
sucios.

Cuando el santo apóstol Pablo habla de una novia que el presentará sin mancha ni
arruga, él se refiere a algo enteramente diferente; no a Su matrimonio con el individuo,
sino al matrimonio del Señor Jesús con su Iglesia como un todo. Mientras la Iglesia
continúe en la tierra, separada de Él, ella es Su novia, hasta que en la plenitud del
tiempo, terminada la separación, Él la traiga a la rica y completa comunión de la vida
unificada en la gloria.

2do. El   punto al cual pedimos poner atención es el cuándo de dicha unión
comienza. Decir que esta   
es el resultado de la fe solamente, es sólo
parcialmente correcto. Porque las Escrituras enseñan muy claramente que ya estábamos
en el Señor Jesús cuando Él murió en el Calvario, y cuando Él resucitó de entre los

cccccc
c
muertos; que ascendimos con Él al cielo y que por dieciocho siglos hemos estado
sentados con Él, a la diestra de Dios. Por consiguiente, debemos distinguir
cuidadosamente entre las cinco etapas por las cuales se despliega la unión con Emanuel.

La  
de estas cinco etapas yace en el decreto de Dios. Desde el mismo momento
en que el Padre nos entregó a Su Hijo, fuimos realmente de Él, y se estableció una
relación entre Él y nosotros, no débil ni floja, sino muy profunda y extensa, de modo
que todas las relaciones subsiguientes con Emanuel surgen solamente de esta
fundamental relación de raíz.

La  
etapa está en la Encarnación, cuando, adoptando nuestra carne y entrando
en nuestra naturaleza, Él hace de esa relación esencial y preexistente algo real; cuando
el vínculo de la voluntad divina pasa, o sea, desde el decreto a la existencia real. Cristo
en carne lleva a todos los creyentes en las ancas de Su gracia, como Adán llevó a todos
los hijos del hombre en las ancas de su carne. Por consiguiente, las Escrituras enseñan,
no figurativamente ni metafóricamente, sino en el sentido real, que cuando Jesús murió
y resucitó, nosotros morimos y resucitamos con Él y en Él.

La 
etapa comienza cuando nosotros mismos, no aparecemos en nuestro
nacimiento, sino en nuestra regeneración; cuando el Señor Dios comienza a obrar
sobrenaturalmente en nuestras almas; cuando en la hora del amor, el Amor Eterno
concibe en nosotros al hijo de Dios. Hasta entonces, la unión mística se ocultaba en el
decreto y en el Mediador; pero, en la regeneración y por medio de ella, aparece la
persona con quien el Señor Jesús lo establecerá. Sin embargo, no la regeneración
primero y luego algo nuevo; es decir, unión con Cristo, sino que en el mismo momento
de concretarse la regeneración, esa unión se vuelve un hecho internamente acabado.

Esta tercera etapa debe distinguirse cuidadosamente de la cuarta, que no comienza con
el avivamiento, sino con el primer ejercicio consciente de fe, puesto que, aun cuando la
facultad de fe fue implantada en la regeneración, puede permanecer inactiva por largo
tiempo; y sólo cuando el Espíritu Santo le permite actuar, produciendo una fe genuina y
la conversión en nosotros, se establece subjetivamente la unión con Cristo.

Esta unión  es el fruto subsecuente de un mayor grado de santidad, pero coincide con
el  
". La fe que no vive en Cristo no es fe, sino su opuesto. La fe
genuina se forja en nosotros por el Espíritu Santo y todo lo que Él imparte en nosotros
lo obtiene de Cristo. Por consiguiente, puede haber una aparente o pretendida fe, sin la
unión con Cristo, pero no una fe real. Por lo tanto, es un hecho cierto que el primer
suspiro del alma, en su primer ejercicio de fe, resulta de la maravillosa unión del alma
con su Garante.

No negamos, sin embargo, que hay un incremento gradual de la realización consciente,


de un sentir vívido y de un regocijo libre de esta unión. Un niño posee a su madre desde
el primer momento de su existencia; pero el sensato regocijo en el amor de su madre
despierta gradualmente, y se incrementa con los años hasta que él plenamente sabe del
tesoro que Dios le ha dado en su madre. Y así, la consciencia y el regocijo de lo que
tenemos en nuestro Salvador se hace gradualmente más clara y profunda, hasta que
llega un momento que nos damos cuenta plenamente cuán ricos Dios nos ha hecho en
Jesús. Y por esto, muchos llegan a pensar que su unión con Cristo se remonta a ese
momento. Esto es así sólo aparentemente. Aun cuando pueden volverse  
 

cccccc
c
   de su tesoro en Cristo, la unión misma existía (incluso subjetivamente)
desde el momento de su primer grito de fe.

Esto nos lleva a la 


 y ' 
etapa, o sea, la muerte. Regocijándonos en Él con
alegría innombrable y plena de gloria, y aún no viéndole a Él, queda mucho más por
desear. Por consiguiente, nuestra unión con Él no logra su máximo despliegue hasta que
toda carencia haya sido suplida y lo veamos a Él como es; y en esa visión de gozo
seremos como Él, porque entonces nos dará todo lo que tiene. Por consiguiente, la fe
nos hace partícipes primero de Él mismo y luego de todos sus regalos, como el
Catecismo de Heidelberg, claramente lo enseña.

3ro. El  punto hacia el cual enfocamos nuestra atención, es la naturaleza de esta
unión con Emanuel.

Tiene una naturaleza 


 a sí misma; puede 

  con otras uniones, pero no
puede explicarse completamente por ellas. Magnífica es la unión entre el cuerpo y el
alma; más magnífica aun es la unión sacramental del Sagrado Bautismo y la Cena del
Señor; igual de magnífica es la unión vital entre la madre y el hijo en su sangre, así
como la unión entre la vid y sus ramas en crecimiento; magnífica la unión de marido y
mujer; y mucho más magnífica la unión con el Espíritu Santo, establecida por Su
morada en nosotros. Pero la unión con Emanuel es distinta a todas estas.

Es una unión invisible e intangible; el oído no la percibe o falla en percibirla y elude


toda investigación; sin embargo, es una unión y comunión real, por la cual la vida del
Señor Jesús nos afecta y controla directamente. Al igual que el bebé nonato que vive en
la sangre de la madre, cuyo corazón late fuera de él, así vivimos nosotros en la vida de
Cristo, cuyo corazón late, no en nuestra alma, sino "
     , en el cielo de
arriba, en Cristo Jesús.

4to. En el 
  lugar, aun cuando la unión con Cristo coincide con nuestra relación de
pacto con Él como Cabeza, aun así, no es ) 
a ella. Nuestras relaciones de
comunión con Cristo son muchas. Hay una hermandad de sentimiento e inclinación, de
apego y cariño; somos discípulos del Profeta, somos Su posesión comprada con Su
sangre, los súbditos del Rey y miembros del Pacto de Gracia, del cual Él es Cabeza.
Pero en vez de absorber la   
, todas ellas se basan en esto. Sin este vínculo
verdadero, todos los demás son sólo imaginarios. Por consiguiente, mientras sabemos,
sentimos y confesamos que es glorioso estar escondidos de forma segura bajo en la
Cabeza de la Alianza, es más dulce, más precioso y delicioso vivir en la mística
comunión del Amor.


— %   

Así que tenemos muy claro que sin " Nuevo Nacimiento" no puede haber Salvación,
todos los evangélicos están de acuerdo con esto. La pregunta que sigue es, ¿que debe
hacer una persona para nacer de nuevo? Muchos cristianos contestaran que la persona
debe de 'creer al evangelio' y entonces así será renacido. Bueno, lo cierto es que esto
aunque parece una respuesta lógica y desde la perspectiva humana quizás la es, no es así
bíblicamente.

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¿Que queremos decir? Decimos que no es la fe del hombre lo que produce el 'Nuevo
Nacimiento' sino que todo lo opuesto es cierto; es el 'Nuevo Nacimiento' el que hace
posible que halla fe en las personas. No es que el que cree en Jesús luego nace de
nuevo, sino que es aquel que 'ha nacido de Dios' quien puede creer que Jesús es el
Cristo. Juan lo dice muy claro y sin ambigüedades, "el que cree que Jesús es el Cristo,
ha nacido de Dios"

1 Juan 5:1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha


nacido de Dios, y todo el que ama al padre, ama también a
sus hijos.

El Nuevo nacimiento no viene a consecuencia de la 'decisión' del hombre cuando este


cree. La voluntad, propósito, libre albedrío o nacionalidad del hombre no tiene nada
que ver con la 'Regeneración', absolutamente nada

Juan 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12


Mas á todos los que le recibieron, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios, á los que creen en su nombre: 13
Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad
de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios.

Vemos que los que öö son los que ö  ö son los mismos que ö
 
 
 ö, es decir por descendencia ni nacionalidad terrenal öa


! es decir no es porque alguna persona quiso o propuso tal cosa de su
propio interés o libre voluntad o albedrío, ö

ö es decir no es algo
que tiene que ver con asuntos ni deseos ni propósitos, ni decisiones de hombre de
manera sexual ó natural o volitiva, sino que es engendro por la única voluntad ö
 ö. Es un fenómeno 'espiritual' que ocurre en el área espiritual de la persona. Es un
cambio real y verdadero que ocurre en el interior del individuo y que aunque no puede
ser explicado ni entendido de manera carnal si puede ser entendido de manera espiritual.

Romanos 9

7 Ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; más:


En Isaac te será llamada simiente. 8 Quiere decir: No los
que son hijos de la carne, éstos son los hijos de Dios; más
los que son hijos de la promesa, son contados en la
generación. 16 Así que no es del que quiere, ni del que
corre, sino de Dios que tiene misericordia.

Así es, el hombre es nacido de nuevo por voluntad propósito de Dios exclusivamente.
Es Dios quien toma la iniciativa en regenerar, renacer ó resucitar a los que están
muertos para que puedan responder al llamado del evangelio.

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5," $$ 

Un ejemplo claro de este acto de resurrección espiritual está descrito en el libro de Juan
cuando Jesús estaba frente a la tumba de Lázaro. Cuando Jesús llegó a la tumba de
Lázaro ya hacia cuatro días que este había muerto. Era humanamente imposible que
pudiera vivir, no había esperanzas de vida para él, sin embargo, Jesús obró un
milagro

Juan 11:38 Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo,


vino al sepulcro. Era una cueva, la cual tenía una piedra
encima. 39 Dice Jesús: Quitad la piedra. Marta, la
hermana del que se había muerto, le dice: Señor, hiede ya,
que es de cuatro días. 40 Jesús le dice: ¿No te he dicho
que, si creyeres, verás la gloria de Dios? 41 Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y
Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy
que me has oído. 42 Que yo sabía que siempre me oyes;
mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije,
para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo
dicho estas cosas, clamó á gran voz: Lázaro, ven fuera. 44
Y el que había estado muerto, salió, atadas las manos y
los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un
sudario. Díceles Jesús: Desatadle, y dejadle ir.

Una pregunta importante: ¿Lázaro vino a Cristo muerto o vivo y si vino vivo, cuando
vivió, antes o después de responder al llamado del maestro? Si miramos la enseñanza
espiritual de este milagro podemos ver como solo Cristo puede hacer algo que el Lázaro
no podía hacer, Lázaro podía salir de la tumba, (tipo de las tinieblas del diablo) y
obedecer al llamado de Jesús de salir fuera hacia la luz (tipo del reino de Cristo), solo
después que había recibido la vida. Nada pudo haber hecho antes. Estuvo cuatro días
muerto en la tumba, pero solo cuando Cristo obró el milagro de resurrección en él fue
que pudo salir de donde se encontraba y venir a Jesús. Esa es la gloria de Dios de la que
habló Jesús a Marta. En la salvación del hombre solo Dios que resucita a los muertos
para que respondan se lleva la TODA la gloria... (SOLI DEO GLORIA.)

La historia de la resurrección de Lázaro es una bella ilustración donde podemos ver


como Dios obra en el plano espiritual trayendo los pecadores del reino de las tinieblas a
la luz de Cristo. Solo después que recibimos vida podemos ver la luz y oír al llamado de
Cristo de venir a el.

Tito 3:3. Porque también éramos nosotros necios en otro


tiempo, rebeldes, extraviados, sirviendo á concupiscencias
y deleites diversos, viviendo en malicia y en envidia,
aborrecibles, aborreciendo los unos á los otros. 4 Mas
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres, 5 No por obras de
justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su
misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración,
y de la renovación del Espíritu Santo; 6 El cual derramó

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c
en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro
Salvador, 7 Para que, justificados por su gracia, seamos
hechos herederos según la esperanza de la vida eterna.

La razón de nuestra salvación de acuerdo a la Biblia es que cuando 'éramos rebeldes,


extraviados, sirviendo las concupiscencias, y los deleites, aborreciendo los demás,
ENTONCES "Dios nuestro salvador" manifestó su bondad, no por obras de justicia que
hubiésemos hecho, sino POR SU MISERICORDIA NOS SALVO por medio del
LAVAMIENTO DE LA REGENERACION y LA RENOVACION DEL ESPIRITU
SANTO. Dios toma la iniciativa en la salvación del hombre, El no espera que nosotros
cambiemos para luego salvarnos, sino que nos cambia para salvarnos.

La regeneración no es un premio otorgado o una respuesta de Dios a la fe de los que


creen, tampoco es producto de obras de justicia que el hombre haga sino que es obrado
por la gracia de Dios en los escogidos 'para que crean'. Es Dios quien abre el corazón de
aquellos que escuchan el evangelio para que puedan recibir las palabras y el mensaje de
salvación como en el caso de Lidia a quien Dios le abrió su corazón.

Hechos 16:14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba


a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de
púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón
para que respondiera al mensaje de Pablo.

Un corazón 'cerrado' es sinónimo de un corazón 'no-regenerado' y por eso difícilmente


entienda las cosas espirituales. La Biblia describe los resultados de un corazón que está
cerrado. Hablando de los "idolatras" que hacen imágenes de metal y de madera, Dios
dice que el corazón "cerrado" no tiene entendimiento espiritual:

Isaías 44:17 y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se


postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo:
Líbrame, porque mi dios eres tú. 18 No saben ni
entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y
su corazón para no entender. 19 No discurre para consigo,
no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto
quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne,
y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me
postraré delante de un tronco de árbol?

No está hablando de 'ojos' ni el 'corazón' físicos de la persona sino de su condición


espiritual. La ceguera espiritual es la descripción de una persona 'no-regenerada'; y así
estaba Lidia. Y aunque el texto dice que "adoraba a Dios", eso significa que era
'religiosa', una 'prosélito' del Judaísmo, pero no era una mujer regenerada. Para que ella
pudiera recibir al Mesías que Pablo predicaba, Dios tuvo que hacer una operación en
ella, la regeneración de su espíritu, y eso fue lo que hizo, abrió su corazón para que
'comprendiera' lo que Pablo decía y fue salva en aquel mismo día creyendo al evangelio.

La Biblia es muy clara que el hombre por sus propias fuerzas y en su condición natural
no puede venir a Dios, no puede agradarle, ni tampoco quiere (Romanos 8:6-8). Todos
los hombres sólo han buscado su bienestar y su propio camino y Dios tiene que abrir sus
ojos espirituales y darles vida (regeneración) para que puedan creer.

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c
Romanos 3:9-11:9 ¿Qué pues? ¿Somos mejores que ellos?
En ninguna manera: porque ya hemos acusado á judíos y
á Gentiles, que todos están debajo de pecado. 10 Como
está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien
entienda,

No hay quien busque á Dios; 12 Todos se apartaron, á una


fueron hechos inútiles; No hay quien haga lo bueno, no
hay ni aun uno: 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con
sus lenguas tratan engañosamente; Veneno de áspides está
debajo de sus labios; 14 Cuya boca está llena de
maledicencia y de amargura; 15 Sus pies son ligeros á
derramar sangre; 16 Quebrantamiento y desventura hay en
sus caminos; 17 Y camino de paz no conocieron: 18 No
hay temor de Dios delante de sus ojos.

El 'Nuevo Nacimiento' espiritual del pecador es una forma alegórica de hacer referencia
a este evento que ocurre en el interior de la persona que ha de ser salva. Se utiliza como
tipo el acto del nacimiento natural de las personas. Y tal como en el área natural, los
recién nacidos vienen a la vida sin tener ningún consentimiento o palabra al respecto,
así también es en el ámbito espiritual. Cuando un bebé nace no lo hace porque el se
propuso ser engendrado y nacer haciéndose a sí mismo una nueva criatura. El niño fue
formado en el vientre de la madre no por decisión propia sino por decisión de sus
padres. El niño fue engendrado sola y únicamente por decisión paternal. Fueron los
padres quienes tomaron la decisión y la iniciativa en el proceso del Nuevo Nacimiento.
Fueron ellos quienes decidieron traer una nueva criatura al mundo. Así mismo ocurre en
el área espiritual, es Dios quien toma ese interés y esa iniciativa de traer un 'Nuevo
Nacido' al mundo de los creyentes, es él quien lo engendra y es él quien le da vida y le
hace una 'Nueva Criatura'.

" $0$#   

Es cierto que Dios es Todopoderoso y no necesita 'herramientas' para hacer nada, sin
embargo, El ha determinado que ha de obrar por 'medios'. La manera o el medio por el
cual Dios obra la regeneración en el pecador es por medio de la Palabra, o sea la
predicación del evangelio. Es la palabra de Dios la que 'con el poder del Espíritu Santo'
puede obrar el cambio al corazón del hombre. La palabra de Dios es poderosa (Rom.
1:16) para causar fe salvadora. Cristo mismo dijo ³mis palabras son espíritu y son
VIDA´. Cuando el mensaje es predicado, la palabra de Dios trae VIDA al corazón es
por eso es poderosa, porque vivífica los muertos. Por cierto, lo que hace la palabra es
hacer µrenacer¶ al pecador:

Santiago1:18

En el ejercicio de su voluntad. El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que
fuéramos las primicias de sus criaturas.

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c
1 Pedro 1:23 Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una
que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.

La Biblia es clara en cuanto a este punto y no muestra ambigüedades: La tarea de la


Palabra ES DAR VIDA. Así es como la Palabra de la cruz salva, dando vida para que el
que oye con oídos 'naturales' pueda escuchar con oídos 'espirituales', y eso lo hace Dios
por gracia. Por eso dice Pablo: "NOS DIO VIDA cuando estábamos muertos en delitos
y pecados." Anteriormente vimos que el no-regenerado es "sordo" espiritualmente
hablando, por eso la Palabra de Dios 'abre el oído' de manera que el hombre pueda
'escuchar' con entendimiento. La Biblia nos declara "17 Así que la fe es por el oír, y el
oír, por la palabra de Dios." (Romanos 10:17). Es muy interesante que este pasaje tan
utilizado por muchos dice que lo que causa la fe es POR "el oír", pero muchos no se dan
cuenta que el oír viene "POR" medio de la Palabra de Dios. Es decir, la palabra es la
que trae el oír, o abre el oído - eso es regeneración - de nuevo repetimos, las palabras de
Dios "son espíritu y VIDA".

La Biblia nos dice que Dios nos hizo renacer / resucitar POR LA PALABRA; Pero
también nos damos cuenta en la Escritura que NO TODOS son renacidos por EL
PODER DE la Palabra. Pablo a los Corintios, la Palabra de la cruz es locura a los que se
pierden, sean judíos o sean griegos; PERO A LOS LLAMADOS de entre los judíos y
los griegos, la predicación del Evangelio es poder de Dios. Otra vez, La PALABRA es
suficientemente poderosa para salvar ³A LOS QUE SON LLAMADOS.´

1Corintios 1:24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de
Dios y sabiduría de Dios.

Pablo hace clara la diferencia, todos reciben el mensaje con sus oídos naturales, Y
TODOS lo rechazan; MAS PARA LOS LLAMADOS (lo que indica que no todos son
llamados), para estos y solamente para estos, la Palabra de Cristo es PODER.

Sobre el poder de la palabra por medio del Espíritu Santo para 'dar vida' a los muertos
podemos disfrutar del un relato similar al que mencionamos arriba acerca de Lázaro en
el que apreciamos la profecía hecha en el libro de Ezequiel. Dios lleva al profeta en una
visión sobre la salvación de la casa de Israel lo cual es referente a nuestra era presente
de la iglesia:

Ezequiel 37

1 La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en


medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Y me hizo pasar cerca de ellos por todo
en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos
en gran manera. 3 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor
Jehová, tú lo sabes. 4 Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos
secos, oíd palabra de Jehová. 5 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí,
yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. 6 Y pondré tendones sobre vosotros, y
haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y
viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. 7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo
un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada
hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel
cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al

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espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor:
Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y
profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron
sobre sus pies; un ejército grande en extremo. 11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos
estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y
pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. 12 Por tanto, profetiza, y diles:
Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré
subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy
Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.
14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y
sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.


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Quizás usted sigue pensando todavía que el hombre aunque este muerto en pecados, aun
así puede creer al evangelio por su libre albedrío. Bueno lo cierto es que el hombre
puede creer pero no de una manera que le salva. Eso se conoce como 'fe salvadora¶. La
'fe salvadora' implica no solamente un 'acto' de un momento o temporada sino una
continua fidelidad y confianza hacia Dios en base a lo comprendido por el evangelio. El
hombre puede tener fe momentánea y emotiva, eso es cierto. La Biblia dice que aun
1   !0pero el hombre no puede tener 'fe salvadora' permanente, por
esa razón necesita ser regenerado para que pueda creer verdaderamente en Dios y ser
salvo. Si el hombre pudiera tener 'fe salvadora' de sí mismo, entonces significaría que
tiene capacidad de entender las cosas espirituales y por lo tanto el "Nuevo Nacimiento'
sería innecesario. Pero Jesús dijo:

Juan 5:21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y


les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.

Juan 6:43 Y Jesús respondió, y díjoles: No murmuréis


entre vosotros. 44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre
que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día
postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos
enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre,
y aprendió, viene á mí.

Si nadie puede venir a Cristo si el Padre no le trae, entonces vemos que es necesaria la
intervención divina en la obra de salvación para que el hombre pueda venir (creer) a
Cristo. Pero además de decláranos que para el hombre natural las cosas de Dios "son
locura", la Biblia nos enseña que el hombre, en su estado carnal, "no puede ni quiere
buscar a Dios": Romanos 8:5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que
son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu. 6
Porque la intención de la carne es muerte; más la intención del espíritu, vida y paz: 7
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la
ley de Dios, ni tampoco puede. 8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á
Dios.

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c
Pablo deja muy claro que "los que están en la carne no pueden agradar a Dios"; ¿Y
cómo se agrada a Dios? La Biblia dice que "sin fe es imposible agradar a Dios"
(Hebreos 11:6); así que el hombre carnal (en la carne) no puede agradar a Dios porque
no puede tener fe. Los que están en la carne no se "sujeta a la ley de Dios, ni tampoco
puede". Al hombre que está en la carne no le interesan las cosas espirituales y por lo
tanto no tiene fe salvadora, además de esto, " la fe es fruto del espíritu" (Gálatas 5:23),
¿Cómo es posible que una persona sin el Espíritu tenga algún fruto del Espíritu? La
Biblia nos dice que de por sí " la fe y el creer son don de Dios" (Efesios 2:8; Fil.
1:29).

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El 'Ordo Salutis' se refiere al órden en que ocurren los eventos de la salvación en la


persona. Jesús dijo a Timoteo que nadie puede 'ver' o 'entrar' al reino de Dios si primero
no nace de nuevo. Anteriormente vimos como Lázaro fue 'resucitado' antes que pudiese
'venir a Cristo' respondiendo su llamado. Dijimos que era un cuadro espiritual donde se
simbolizaba la salvación. Pablo nos trae este simbolismo a la realidad cuando nos
relata su conversión y llamado a predicar el evangelio:

Hechos 26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el


Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Pero
levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he
aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las
cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a
ti, 17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes
ahora te envío, 18 para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí,
perdón de pecados y herencia entre los santificados.

En este relato Pablo nos presenta el 'órden de la salvación' de la siguiente manera:

1.c (Evangelismo) - Pablo es 'enviado' a predicar la Palabra


2.c (Regeneración) - Por medio de la predicación se abren los ojos
3.c (Conversión) - Las personas se dan cuenta de su condición y se apartan del
pecado
4.c (Fe/ creer) - Las personas se tornan a Dios y le reciben
5.c (Justificación) - Reciben perdón de pecados
6.c (Adopción) - Son admitidos al grupo de creyentes, los santificados
7.c (Glorificación) - Finalmente recibirán la 'herencia' juntamente

Así es como Dios hace las cosas. En un órden perfecto e innegable de manera que para
que las personas puedan convertirse y creer al evangelio, PRIMERO deben ser abiertos
sus ojos por medio de la Palabra de Dios y LUEGO de recibir entendimiento divino se
convierten a Dios y tienen fe para perdón de pecados.

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£ &  7$   

Además de ser capacitado para 'ver', 'entrar', 'entender' y 'creer' en el Reino de Dios el
Nuevo Nacimiento trae un sinnúmero de grandes bendiciones al creyente.

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La Biblia nos dice que a causa del Nuevo Nacimiento, el pecador recibe 'potestad' para
ser hecho 'hijo de Dios':

Juan 1

11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas á


todos los que le recibieron, les dió potestad de ser hechos
hijos de Dios, á los que creen en su nombre: 13 Los cuales
no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni
de voluntad de varón, mas de Dios.

Los que öö son los que ö  ö estos son los mismos que ö 
 
 
 

! 

!
 ö,
por eso es que le reciben y creen en su nombre. A estos son los que les fue dado
potestad de ser hechos 'Hijos de Dios'. Esta clasificación de Hijos de Dios es muy
distinta a la clasificación global que tienen todos los hombres como hijos de Dios.
Todas las criaturas, podemos decir son 'hijos de Dios' en un sentido amplio y global
pues por ser hechos, en este caso los hombres, a imagen de Dios, tienen características
que le hacen Hijos de Dios y están relacionados los unos con los otros.

Existen por lo menos " cinco" clasificaciones para la frase 'hijo de Dios':

La Primera es la más especial y es atribuida a la relación única de Cristo con


Dios como teniendo la misma naturaleza, como siendo igual a Dios Padre,
siendo Señor, dueño, heredero y teniendo preeminencia sobre todo y en todo.

La Segunda es por 'creación' y esta encierra todo lo creado en el mundo


espiritual, incluyendo a Satanás.

La Tercera es por creación a la imagen de Dios de todos los habitantes de la


tierra de todas las épocas.

La Cuarta es por elección y ésta incluye todos aquellos que son escogidos por
Dios para salvación. También se refiere como 'Pueblo de Dios' a aquellas
personas que aun no han conocido 'experimentalmente' el evangelio, sino que lo
harán en un futuro. Los no escogidos no entran en esta clasificación por lo tanto
en este aspecto son 'hijos del diablo'.

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c
La Quinta es por conocimiento directo de Dios al momento de la Salvación ó
conversión.

Así que entre todos los hijos de Dios "por creación" existen otros hijos de Dios "por
elección y previo conocimiento de Dios" de entre todas las naciones del mundo. Estos
hijos de Dios en este estado, antes de su conversión ó salvación son llamados también
"pueblo de Dios". Es decir son hijos de Dios desde el punto de vista creativo (amplio) y
también lo son desde el punto de vista de propósito divino (elección), pero no desde el
punto de vista directo (regeneración/ conversión) el cual se refiere a la relación
consciente y real del hombre con Dios. Es a este tipo de relación a la que se refiere la
Biblia en Juan 1:11-12 cuando dice ö    
 $$ $  ö.
Esta hablando o haciendo referencia al sentido estricto de 'relación subjetiva y
experimental con Dios' estos son los 'hijos de Dios' (creados y escogidos) que llegan a
convertirse en 'hijos de Dios' (salvados) por medio de una relación definida y
consciente, veamos la siguiente cita como ejemplo.

Juan 11 49 Y Caifás, uno de ellos, sumo pontífice de aquel


año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; 50 Ni pensáis que
nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no
que toda la nación se pierda.51 Mas esto no lo dijo de sí
mismo; sino que, como era el sumo pontífice de aquel
año, profetizó que Jesús había de morir por la nación:52 Y
no solamente por aquella nación, mas también para que
juntase en uno los hijos de Dios que estaban derramados.

Los que habían de ser juntados en uno eran los hijos de Dios, los escogidos, y son estos
los que creen en su nombre una vez el mensaje de Cristo es predicado. Son estos a los
que les es dada potestad de ser hechos hijos de Dios.

Romanos 9 26 Y será, que en el lugar donde les fue dicho:


Vosotros no sois pueblo mío: Allí serán llamados hijos del
Dios viviente.

Así que la regeneración nos da el beneficio de convertirnos en 'hijos de Dios' teniendo


una relación directa con él y pasando a ser participes de todas sus promesas.

Romanos 8 16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á


nuestro espíritu que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios, y coherederos de
Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados.

Efesios 2 19 Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni


extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros
de la familia de Dios,

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El Nuevo Nacido ha pasado a formar parte de la familia de Dios. Antes aunque en el
sentido amplio era hijo, no era parte de la familia de Dios. Ahora después de su
Regeneración ha pasado a formar parte de la familia de Dios por medio de la cruz de
Cristo.

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El 'Nuevo Nacimiento', también nos da la bendición de ser vencedores

1 Juan 5:4 porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es
la victoria que vence al mundo: nuestra fe.

Esta es una declaración bíblica que no podemos pasar por alto. Pues la razón por la que
somos vencedores, según el texto bíblico es porque hemos sido "nacidos de Dios". En el
mundo tendremos aflicción, pruebas, tentaciones, dificultades y adversidades de todo
tipo ya sean espirituales o físicas, y nuestra victoria está garantizada. Nótese que dice, lo
que es nacido de Dios "vence"; no dice "puede vencer". Esta verdad también está
presentada en romanos respecto a los que son 'amados de Dios'.

Romanos 836 Como está escrito: Por causa de ti somos


muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de
matadero. 37 Antes, en todas estas cosas hacemos más que
vencer por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual
estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39
Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá
apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro.

La única razón por la que fuimos 'Nacidos de Nuevo' en primer lugar, fue porque Dios
en su soberanía y en su amor nos escogió para salvación desde antes de la fundación del
mundo. Así que el 'Nuevo Nacimiento' es resultado directo del amor incondicional y
eterno de Dios por nosotros. 

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Una de las características que distinguen al 'regenerado' es que a causa de su relación


con Dios, este no peca, no puede pecar pues su naturaleza no es humana sino espiritual.
¿Que estamos diciendo? Lo que declara la Biblia, que ³lo que es nacido de la carne,
carne es´, pero ³lo que es nacido del Espíritu espíritud es´:

Juan 3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8 El

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viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni
á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Cuando alguien nace por orden carnal, es carne. La semilla    de su padre carnal
está en él y le hace un ser carnal y pecador y como tal se comporta y como tal funciona;
está sujeto a los principios de esa naturaleza carnal y pecaminosa, pero Dios no es de
este orden carnal, Dios no peca ni hay pecado en él.

El 'Nuevo Nacimiento' trae una nueva naturaleza a los hijos de Dios, les hace participes
de la naturaleza divina. Dios no peca. El que es nacido de Dios es un ser espiritual y la
semilla de Dios está en él.

2 Pedro 1 3 Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad


nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que
nos ha llamado por su gloria y virtud: 4 Por las cuales nos son dadas
preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción
que está en el mundo por concupiscencia.

1 Juan 3:9 Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque
la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado,*
porque ha nacido de Dios.

Esto no significa que el cristiano nacido de nuevo no peca físicamente, lo que significa
es que el pecado no está en el pues la semilla sin pecado de Dios que es ¡Cristo!,
permanece en él; y no puede pecar. La 'regeneración' es un fenómeno que vino después
de la cruz de Cristo. Por esta razón, el pecado no tiene poder sobre nosotros pues ha
sido quitado por medio de la cruz

Hebreos 9:26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces
desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos,
se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el
pecado mediante el sacrificio de sí mismo.

1 Pedro 4:1 Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también
ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto
con el pecado

¿Cómo ha sido quitado de en medio el pecado? Ha sido por medio de la muerte de


Cristo. Ya no tenemos problema con el pecado pues no puede hacer daño eterno al
creyente 'Nacido de Nuevo'. El Cristiano Regenerado ha tomado parte con la muerte y la
resurrección de Cristo y por lo tanto está muerto al pecado

Efesios 2 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en
pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!

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Romanos 6 1 ¿PUES qué diremos? ¿Perseveraremos en pecado para que
la gracia crezca? 2 En ninguna manera. Porque los que somos muertos al
pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que
somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?

Romanos 6 11 De la misma manera, también ustedes considérense


muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Esa es la maravilla del 'Nuevo Nacimiento' o 'Regeneración'. Antes estábamos 'muertos


en pecados' pero ahora estamos 'muertos al pecado'. ¡Existe una gran diferencia! Ya el
pecado no puede enseñorearse de nosotros y matarnos espiritualmente.

Romanos 614 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no


estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Gloria damos al padre que nos ha dado vida nueva y nos ha hecho muertos al pecado.
No significa que el cristiano no tenga que preocuparse por el pecado en su vida y
separarse de la conducta antigua y vivir como es digno de un creyente, sino que el
pecado no tiene potestad alguna para matar al creyente 'nacido de nuevo'
espiritualmente, esta vida nueva que ha recibido por medio del Nuevo Nacimiento es
'eterna' no se acaba y por lo tanto 'no puede ser matada' por el pecado.

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Por último el 'Nuevo Nacido' le pertenece a Dios y por eso es El mismo quien le protege
y le libra del maligno.

1 Juan 5:18 Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado:


Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo.

Dios no permite que el maligno le toque. Ese es el cumplimento de la oración modelo


que dice "no me dejes caer en tentación y líbranos del maligno'. Dios cuida
efectivamente a los que han "Nacido de Dios" pues Cristo mismo le protege y le cuida
del mundo y del diablo.

Juan 17 14 Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado


porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No te
pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. 16 Ellos
no son del mundo, como tampoco lo soy yo.

No es sorpresa que los Nacidos de Nuevo sean guardados del maligno por Dios, no lo
es. Esa es precisamente la firme contestación del Padre a la oración que hizo nuestro
Señor al Padre: 'No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.'

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—% ,   $ 

La manera de saber si somos 'Regenerados' o no es por medio de nuestro fruto. Existe


una manera de saber si hemos sido regenerados, esta manera es por medio de la
revelación bíblica dada en la Palabra. Creo que para saberlo tenemos que hacernos
ciertas preguntas. La Biblia dice:

Romanos 8:16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu


que somos hijos de Dios.

El mismo Espíritu de Dios nos testifica de que somos hijos de Dios. ¿Pero como es este
testimonio? ¿Cómo nos testifica? Este testimonio no es una experiencia especial y
mística ni tampoco es un cosquilleo que sentimos en cierto momento dado. Tampoco es
algo de lo cual no podemos estar seguros. Este testimonio es por medio de la
confirmación de la Palabra de Dios en nosotros y de la convicción del Espíritu en
nuestras vidas.

[        

El 'Nacido de Nuevo' siente amor y devoción sin división hacia Dios y todo lo que el
representa. La Biblia dice que la razón por la que nosotros amamos a Dios es porque él
nos amó primero. De esta manera tenemos 'testimonio' de que Dios nos ha hecho
renacer pues el nos mueve a amarle.

1 Juan 4
10
En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á
Dios, sino que él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en
propiciación por nuestros pecados.

¿Que hace una persona que ama a Dios? Bueno aquellos que han estado 


alguna vez saben que uno desea pasar el más tiempo posible con la persona que ama,
pasa tiempo conversando con ella o con él. Pasa tiempo queriéndole conocer mas y
mejor y desea que la relación crezca; y no hace nada que pueda ofenderle. Piensa en
todo momento sobre esa persona y no puede esperar el día para verle cara a cara.

El mismo fenómeno ocurre en la relación con Dios. El que ha nacido de nuevo siente
deseo de conocer a Dios mas y mejor. Quiere pasar tiempo comunicándose con él en
oración. Trata de saber como es y lo que piensa por medio de la lectura de la Palabra.
Crece en su relación con Dios, a todos le habla de esta bella relación que tiene y del
gran amor que ha encontrado y desea que otros también le conozcan y no puede esperar
que llegue el día para verlo cara a cara pero mientras ese día llega, no hace nada que
pueda ofenderle por eso se separa del mundo y se guarda en santidad para Él. ¡Eso es
amar a Dios!

Efesios 4 15 Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en


todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;

1 Juan 2 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el


mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

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1 Juan 5 3 Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son penosos.

  

El 'Nacido de Nuevo' no solo Ama a Dios sino que ¡le teme! El 'Nacido de Nuevo'
reconoce que Dios es todopoderoso, que es juez y es celoso, Dios no comparte su gloria
con nadie. El creyente necesita tener siempre presente la naturaleza de Dios y 'temerle'.
Algunos dicen que este 'temor' no es miedo sino 'respeto'.

Hechos 9
31
Las iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea y
Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor; y con
consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas.

Pablo, hablando de los pecadores dice

Romanos 3 17 Y camino de paz no conocieron: 18 No hay temor


de Dios delante de sus ojos.

Y a los creyentes dice:

2 Corintios 5 11 Estando pues poseídos del temor del Señor,


persuadimos á los hombres, mas á Dios somos manifiestos; y
espero que también en vuestras conciencias somos manifiestos.

2 Corintios 7 1 ASI que, amados, pues tenemos tales promesas,


limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu,
perfeccionando la santificación en temor de Dios.

Efesios 5 21 Sujetados los unos á los otros en el temor de Dios.

Filipenses 2 12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis


obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más
ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor;

Hebreos 1228 Así que, tomando el reino inmóvil, vamos á Dios


agradándole con temor y reverencia; 

[      

El 'Nacido de Nuevo' ha despreciado al mundo y sus ofertas, a puesto a Dios en primer


lugar, se ha negado a sí mismo, ha dejado todo por seguir a Cristo y darle gloria. El
'Nacido de Nuevo' busca la gloria de Dios y no la suya. Como Juan el Bautista dice: "es
necesario que yo mengue para que Cristo crezca".

2 Corintios 5 Porque no nos predicamos á nosotros mismos, sino


á Jesucristo, el Señor; y nosotros vuestros siervos por Jesús. 6

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Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la
luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo. 7 Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para
que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros:

Es a Dios quien deseamos dar gloria y todo lo que sea para la gloria de Dios, eso
hacemos. No andamos hablando a la ligera ni pretendiendo tener conocimiento que no
nos ha sido dado. Cuando Dios habla, hablamos y cuando Dios calla, callamos.

[  

    

"En esto conoceréis que sois mis discípulos, que se aman los unos a los otros". Esa fue
la prueba de Jesús. Nadie que no ame a Dios por encima de todas las cosas, puede amar
a su prójimo como a sí mismo. El hombre natural no tiene el amor de Dios y por ende
tampoco puede amar a su prójimo como a si mismo. Todo ha de pasar pero el 'amor'
permanece para siempre. Esta característica de amor incondicional es el que distingue al
Nacido de Nuevo.

2 Juan 1 5 Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos
a los otros. Y no es que les* esté escribiendo un mandamiento
nuevo sino el que hemos tenido desde el principio. 6 En esto
consiste el amor: en que pongamos en práctica sus
mandamientos. Y éste es el mandamiento: que vivan en este
amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.

[        

El amor es demostrado en primer lugar hacia aquellos que forman parte de la familia de
Dios, a los creyentes. Es este amor el que le motiva a funcionar dentro de la iglesia, no
juzgando a su hermano sino corrigiendo los errores y cubriendo las faltas solo con el
amor que ama al prójimo como a sí mismo. El amor del Nuevo Nacido es como el amor
de Cristo "haya pues en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús " es
humilde y sumiso. Solamente cuando amamos como Cristo, nos podemos hacer sumisos
los unos a los otros.

2 Corintios 2 11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos


entregados á muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús
sea manifestada en nuestra carne mortal. 12 De manera que la
muerte obra en nosotros, y en vosotros la vida.

1 Juan 3 17 Más el que tuviere bienes de este mundo, y viere á su


hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el
amor de Dios en é?

  
  

El creyente Nacido de Nuevo ama a los pecadores y sufre por ellos. Desea que todos
vengan al conocimiento de Cristo. Ese sentir viene a causa de que sus sentidos

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espirituales han sido despertados para conocer la realidad de lo que es estar en
comunión con Dios.

1 Pedro 2 9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,


gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de
aquel que os ha llamado de las tinieblas á su luz admirable.

2 Timoteo 210 Por tanto, todo lo sufro por amor de los escogidos,
para que ellos también consigan la salvación que es en Cristo
Jesús con gloria eterna.

[ 
 

 

Una de las indicaciones más importante del 'Nuevo Nacido' es su forma de ver el
pecado. No en una forma moralista como algo simplemente inmoral y feo que va en
contra de las leyes éticas de conducta decente sino como un asalto a la pureza de Dios.

[Ê
  

Tiene que ver con perspectiva, muchas personas viven vidas limpias o puras a causa de
tener un alto nivel de conducta y aunque eso está bien, no significa que sea fruto del
Nuevo Nacimiento. La persona 'Regenerada' ve el pecado como más que la violación de
una ley moral ó un delito sino que lo ve como un ataque en contra la persona de Dios.
La persona 'Regenerada' ve el pecado como tal como un ataque a la santidad divina. El
pecado le repugna y lucha en contra del. El pecado no da gloria a Dios pero enciende su
ira. Las personas pueden ser 'reformadas' para dejar ciertos tipos de conducta
pecaminosa pero no es hasta que son 'regeneradas' que pueden dar gloria a Dios con su
conducta. Esa es la motivación del 'Nacido de Nuevo', la gloria de Dios y el
agradecimiento por su obra en él

Tito 3 1 AMONÉSTALES que se sujeten á los príncipes y


potestades, que obedezcan, que estén prontos á toda buena obra. 2
Que á nadie infamen, que no sean pendencieros, sino modestos,
mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. 3
Porque también éramos nosotros necios en otro tiempo, rebeldes,
extraviados, sirviendo á concupiscencias y deleites diversos,
viviendo en malicia y en envidia, aborrecibles, aborreciendo los
unos á los otros. 4 Mas cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 No por obras
de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia
nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación
del Espíritu Santo; 6 El cual derramó en nosotros abundantemente
por Jesucristo nuestro Salvador, 7 Para que, justificados por su
gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida
eterna. 8 Palabra fiel, y estas cosas quiero que afirmes, para que
los que creen á Dios procuren gobernarse en buenas obras. Estas
cosas son buenas y útiles á los hombres.

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El Regenerado no solo se encuentra indignado con el pecado en la sociedad y en las


otras personas sino que este se encuentra en una creciente lucha contra el pecado en su
cuerpo. No mira la paja del ojo ajeno sino que se preocupa por la viga en su propio ojo
(Mateo 7:1.). El pecado en su cuerpo le hace sentir incomodo y se encuentra que cada
vez se haya pecando mas de lo que desea. Es esa lucha contra el pecado personal la que
le mueve a la santidad de vida y a descansar en Dios.

Romanos 7 14 Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual. Pero


yo soy meramente humano, y estoy vendido como esclavo al
pecado. 15 No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que
quiero, sino lo que aborrezco. 16 Ahora bien, si hago lo que no
quiero, estoy de acuerdo en que la ley es buena; 17 pero, en ese
caso, ya no soy yo quien lo lleva a cabo sino el pecado que habita
en mí. 18 Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa,
nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz
de hacerlo. 19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal
que no quiero. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien
lo hace sino el pecado que habita en mí. 21 Así que descubro esta
ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. 22
Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; 23
pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay
otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de
mi mente, y me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién
me librará de este cuerpo mortal? 25 ¡Gracias a Dios por medio de
Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo
me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está
sujeta a la ley del pecado.

El 'Nacido de Nuevo' se ha arrepentido de sus pecados. Es importante reconocer que sin


'arrepentimiento de pecados' no hay salvación

Romanos 2 4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y


sigues ignorando que su benignidad te guía á arrepentimiento? 5
Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para
ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo
juicio de Dios; 6 El cual pagará á cada uno conforme á sus obras:

Apocalipsis 2 4 Pero tengo contra ti que has dejado tu primer


amor. 5 Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y
haz las primeras obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu
candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Es imposible ser salvos y no arrepentirnos de nuestros pecados, pasados y presentes.

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Solo los que han Nacido de Nuevo pueden ser guiados por el Espíritu. Dios es el
Espíritu que mora dentro de ellos y les mueve a la obediencia.

Romanos 8:14

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,


los tales son hijos de Dios.

Cuando una persona no recibe la Palabra así como está escrita, cuando no es obediente a
esta sino que busca racionalizarla y acomodarla a su propio precepto podemos saber que
NO ha Nacido de Nuevo. Si el Espíritu de Dios está en la persona, esta será guiada a la
verdad y aceptará esta verdad. Si la Biblia dice que el cielo es rojo, así el Nacido de
Nuevo lo cree y lo predica. Si la Biblia declara algo que va en contra de las costumbres,
las tradiciones, las perspectivas humanas y los deseos y teorías carnales, el Nacido de
Nuevo, se somete 'alegremente', acepta y predica la declaración de la Escritura.

Lo más importante para Dios es la "obediencia". Si alguien piensa ser creyente 'Nacido
de Nuevo' y no se somete a la revelación de la Palabra es 'desobediente' y es
mentiroso

1 Samuel 15 22 Y Samuel dijo: ¿Tiene Jehová tanto


contentamiento con los holocaustos y víctimas, como en
obedecer á las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención
que el sebo de los carneros:

1 Juan 2 3 ¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a


Dios? Si obedecemos sus mandamientos. 4 El que dice,
Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal
es mentiroso, y no hay verdad en él;

1 Juan 5 1 TODO aquel que cree que Jesús es el Cristo, es


nacido de Dios: y cualquiera que ama al que ha
engendrado, ama también al que es nacido de él. 2 En esto
conocemos que amamos á los hijos de Dios, cuando
amamos á Dios, y guardamos sus mandamientos. 3 Porque
este es el amor de Dios, que guardemos sus
mandamientos; y sus mandamientos no son penosos.




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Las palabra de Jesús ³ Os es necesario nacer de nuevo´ (Juan. 3:7) tocan el centro
mismo de los problemas mundiales. No habrá paz definitiva, ni justicia definitiva, ni
triunfo sobre el odio, el egoísmo y el racismo sin ese cambio profundo en la naturaleza
humana.

Todos los demás diagnósticos y remedios son superficiales. Puede que hasta sean
valiosos, como las leyes que restringen a las personas para que no hagan lo peor de lo
que son capaces. Pero sin el nuevo nacimiento, nadie cambia de raíz, entonces nuestro
egoísmo innato echara a perder todos los sueños.

El remedio de Jesús encaja en las profundidades de nuestro trastorno. Si tan solo


hiciéramos cosas malas por causas de las malas circunstancias entonces podría haber
una esperanza de que cambiando las circunstancias cambiarias nuestra conducta. Sin
embargo, nuestro problema no es sencillamente que hacemos cosas malas, como
difamar a los demás, hacer trampa en privado, descuidar nuestra responsabilidades,
rechazar a los que son diferentes, hacer un trabajo de muy mala calidad, torcer la
verdad, graficar nuestro deseos a expensas de los demás, ignorar a los demás pobres y
no tener consideración alguna por nuestro Hacedor.

Nuestro problema es que lo que hacemos deriva de quienes somos ³ ¿Acaso se


recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así todo buen árbol da bueno
frutos, pero el árbol malos da frutos malos´ (Mt. 7:16-17). ³ porque de la abundancia
del corazón habla la boca´ (Mt12:34). Esa es la explicación de Jesús de por que los
seres humanos producen frutos malos. No se trata de que haya habido una sequia. No, el
árbol esta muerto. El remedio radical de Jesús nunca tendrá sentido hasta que asumamos
la responsabilidad de su diagnostico sobre lo mejor del hombre.

Gálatas 615 Porque en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión,


sino la nueva criatura.

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BIBLIOGRAFIA.

REVISTA AGUA DE VIDA

MINISTEROVIDA EXTERNA, INC .

JOHN PIPER. MÁS VIVO QUE NUNCA

SEMINARIO REINA VALERA. LA REGENERACION

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