Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1.PRESENTACIÓN:
1
2.AVENTURA DE LOS MOLINOS.
Aparecen Don Quijote y Sancho.
DON QUIJOTE.- (Señalando al lejos) ¡Mira, Sancho, ya tenemos una aventura a la vista!
SANCHO.- (Mira sin entender) ¿Una aventura, mi señor Don Quijote?
DON QUIJOTE.- (Con la mano en su hombro y paciencia) Pero, abre los ojos, Sancho, abre
los ojos y observa. (Le señala donde es) ¿No ves en aquella colina más de
treinta o cuarenta gigantes que mueven los brazos?
SANCHO.- (Saca y mete el cuello varias veces, sin ver, mira con la mano de visera, al lateral.
Se rasca la cabeza.) Lo que veo, mi señor, son treinta o cuarenta molinos de viento
que mueven las aspas.
Don Quijote, enfadado, se tira de los pelos, mira al cielo y abre los brazos, se gira…
Sancho pone cara de dolor en cada golpe que se oye dentro, como si los recibiera él
mismo. Después de un gran ruido, Sancho también sale corriendo de la escena.
SANCHO.-(Corre a socorrerle) ¡Ay, mi amo, mi amo! Ya le dije que no eran gigantes sino
Molinos. ¡Y qué molinos!
2
3.PRESENTACIÓN SEGUNDA.
Al quedar la escena vacía los narradores adelantan unos pasos
NARRADOR 2.- (Andando casi a gatas) ¿Eh? ¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa?
DON QUIJOTE.-(Ayudado por Sancho)¡Ay,ay! ¡Ay,amigo! ¡Amigo Sancho! ¡Aay, amigo Sancho!
SANCHO.- (Lo sujeta con paciencia) ¿Qué, mi amo? ¿Qué?
DON QUIJOTE.- Ha sido algún mago que quiere impedir mis aventuras...
SANCHO.- Un mago, mi amo, un mago.
DON QUIJOTE.- Un mago que ha cambiado los gigantes por molinos de viento, Sancho…
SANCHO.- (Cargando con él) Claro mi amo. Un mago. Un mago muy mago, pero un mago.
3
4.ENCUENTRO CON LOS DUQUES.
DAMA 1.- Y , ...aquí tenemos a Sancho Panza, (exagerando su cargo) ¡el más fiel escudero.!
DAMA 2.- (Como un anuncio) A quien su amo ha prometido hacerle ¡gobernador de alguna
ínsula!
SANCHO.- (Ofendido porque cree que quieren burlarse de él) – Naturalmente, soy Sancho
Panza, el escudero, y también he tomado parte en las aventuras de mi amo,
CABALLERO 2.- (Mirando con burla a los otros) Claro, claro, como buen escudero (Termina
llevándose la mano a la boca para simular la risa)
SANCHO.- (Palpándose el lomo) Sobre todo en lo que se refiere a los golpes. (Risas
contenidas) Y no hace falta que se rían vuestras mercedes...
4
Don Quijote, detrás de Sancho, para “llamarlo al orden”, le pone una mano en el hombro
y éste sin mirar ni saber quién es, se la quita de encima.
DUQUESA.- Excuse nuestra alegría, pues nos reíamos de... ¡de sus golpes!
5
5.PRESENTACIÓN DEL GOBERNADOR.
Los Narradores pasan la hoja. Sala del palacio del duque, en la
”Ínsula Barataria”. Entran el Secretario, los Bachilleres, y
demás damas y caballeros.
NARRADOR 1.- Y de esta forma llegó Sancho a una aldea de unos mil habitantes, propiedad
del duque.
NARRADOR 2.- (Tira de imaginarias cuerdas de campanas) Tocaron, y tocaron, y tocaron ... y
tocaron las campanas...
PAJE 1.- (Solemnísima reverencia de los tres, Sancho trata torpemente de imitar). Este es el
sillón.
PAJE 2.- Este es el sillón que sirve.
PAJE 3.- Este es el sillón que sirve de silla
PAJE 1.- Este es el sillón que sirve de silla al señor.
PAJE 2.- Este es el sillón que sirve de silla al señor gobernador
PAJE 3.- Este es el sillón que sirve de silla al señor gobernador que gobierna
LOS TRES.- Este es el sillón que sirve de silla al señor gobernador que gobierna la Villa.
SECRETARIO.- (Cantando)
Sancho gobernará
ya siempre nuestra isla.
El trono le dará
la altura que precisa.
Con jolgorio y con mucha solemnidad, repiten todos la tonadilla. Al acabar, vuelven los
pajes. El 1, entre los otros dos, trae un cojín con una gran llave.
6
LOS TRES.- Este es el cojín que trae la llave de la puerta de la Villa que gobierna el señor
Gobernador.
Con ridícula solemnidad los “importantes, “ (siempre con la curiosidad del Narrador 2),
entregan la llave a Sancho. Buscan donde dejarla, aquí, allí, terminando por colgársela en
el cuello.
SECRETARIO.- (Cantando)
Sancho gobernará
ya siempre nuestra ísla.
Con la llave abrirá
al mundo nuestras vidas.
De nuevo repiten todos con la misma solemnidad. Los pajes salieron de escena para
volver enseguida con una gran vara adornada. (Llevará una cuerda para poderla colgar en el
sillón)
PAJE 1.- (Entre los tres sujetan la vara en forma de bandeja) Esta es la vara.
PAJE 2.- Esta es la vara que vale.
PAJE 3.- Esta es la vara que vale para valorar.
PAJE 1.- Esta es la vara que vale para valorar los asuntos.
PAJE. 2.- Esta es la vara que vale para valorar los asuntos del gobierno
PAJE 3.- Esta es la vara que vale para valorar los asuntos del gobierno que gobierna.
LOS TRES.- Esta es la vara que vale para valorar los asuntos del gobierno que gobierna el
señor Gobernador.
SECRETARIO.- (Cantando)
Sancho gobernará
ya siempre nuestra isla.
Con la vara obtendrá
mucha sabiduría
Cantan todos.
SECRETARIO.- (Tose y hace señas a los demás de que se pongan serios y formales) Señor
gobernador, en esta ínsula es costumbre,
7
SANCHO.- Muy bien, muy bien. Costumbres, costumbres y tradiciones.
CABALLERO 3.- Claro, claro; las costumbres.
SECRETARIO.- Pues bien, señor, el día en que un nuevo gobernador toma posición de la
villa...(Duda y mira a unos y a otros, que, disimuladamente, le animan a
seguir)
SANCHO.- Continúe, continúe, señor...señor...(Se pone de pie, todos ríen y disimulan) ¿quién es
usted?
SECRETARIO.- (Con gran reverencia que Sancho trata de imitar y le hace tambalear, risitas
de todos) Su Secretario, señor.
CABALLERO 3.- ¡El secretario! (Con más solemnidad) ¡El Se cre tario!
SANCHO.- (Se sienta, se rasca la cabeza, como no entendiendo) ¡ Ah!, si es el secretario...
SECRETARIO.- (No puede disimular la risa) Continúen, continúen vuestras mercedes,
señores Bachilleres...
BACHILLER. 1- (Hace una leve reverencia al Secretario, Sancho lo imita con dos o tres
cabezadas rápidas de risa) Verá señor, al nuevo gobernador se le plantean
algunos problemas de difícil solución.
SANCHO.- (Se rasca) De difícil solución... (Se levanta y pasea acariciando la llave)
(Todos se miran y sonríen)
BACHILLER 2.- Problemas que el señor gobernador ha de juzgar y resolver delante del
pueblo.
SANCHO.- (Se gira a él rápido, asustado) ¿Delante del pueblo?
BACHILLER 1.- (Leve inclinación de cabeza, Sancho repite torpemente) Delante del pueblo,
mi señor.
CABALLERO 3.- Delante del pueblo, claro, claro. Delante del pueblo.
PAJE 1.- El gobernador
PAJE 2.- EL gobernador gobierna
PAJE 3.- El gobernador gobierna delante del pueblo
BACHILLER 2.- Y así, la gente sabrá si debe alegrarse o entristecerse con la venida del
nuevo gobernador.
SANCHO.- (Negando con la cabeza y la mano) No, no... Se repite este juego varias veces.
CABALLERO 3.- ¡Cómo! ¡cómo!...
SANCHO.- De acuerdo, de acuerdo... (Los presentes muestra admiración, o se tapan la boca
ahogando las risas)
SECRETARIO.- (Aplaudiendo ridículamente) ¡Bravo, mi señor!
BACHILLERES.- Bien, muy bien.
SANCHO.- (Se ha acomodado en el sillón) Decidme los problemas, que yo pondré toda mi
buena voluntad por resolverlos.
SECRETARIO.- Es una excelente decisión, mi señor.
CABALLERO 3.- Excelente, brillante .. ¡Magnífica...!
BACHILLER 1.- (Aguantaba la risa) El pueblo quedará admirado ...
SANCHO.- Así lo haré, tanto si el pueblo se entristece como si revienta de risa.
8
6.JUICIO DE LAS CAPERUZAS.
SASTRE.- Mi señor Gobernador, este hombre vino ayer a mi casa con un pedazo de paño.
LABRADOR.- Sí señor, esto es verdad, fui ayer a su casa ...
ESPOSA.- (Interrumpe, muy enfadada) ¡Pero mirad, mirad lo que ocurrió.!
9
sastre) .- Os traemos este paño para que me hagáis una caperuza.
ESPOSA.- (No se aguanta) ¡Así es! ¿Podéis hacer una caperuza con este paño?. (le pone el
paño delante de las mismas narices)
El sastre, cuelga la imaginaria prenda que cosía en un imaginario perchero, bajo
la atenta mirada de la curiosa esposa, coge el paño, lo abre, por delante por detrás,
trata de estirarlo, lo roza con las uñas, etc. El matrimonio mete sus narices por abajo,
por arriba, entre los brazos del sastre, etc... La esposa con las manos en jarras,...De
vez en cuando el sastre se da cuenta, les mira y ellos disimulan mirando a otro lado…
SASTRE.- Sí, puedo hacerla. Pero os costará cinco reales. (Devuelve el paño y la esposa se lo
arrebata de mala manera y arrastra al marido a un lado para deliberar. La esposa
mira al sastre y consulta con su esposo con mucho cuchicheo, gesticulación,
encorvarse, incorporarse...)
LABRADOR.- (Se acerca al sastre) Está bien, de acuerdo. Queremos la caperuza.
ESPOSA.- (Amenaza con el dedo delante de las narices del sastre) ¡Pero sólo os daremos
cuatro reales!
SASTRE.- (Mira a la esposa que se le ha quedado estática señalándolo con el dedo) Os la haré
por cuatro reales.
LABRADOR.- De acuerdo, hasta mañana.
ESPOSA.- (Coge la mano del sastre y le coloca el paño en ella) ¡Ahí tenéis el paño!
(Muestra, enérgica, cuatro dedos ) ¡Cuatro reales!
SASTRE.- (Resignado) Hasta mañana.
LABRADOR.- (Aparte, a su esposa) Esto no me gusta. No ha protestado por el precio.
ESPOSA.- Eso significa que piensa quedarse con el paño que sobre y así ganará todavía más.
LABRADOR.- Seguro que sobra paño para otra caperuza.
ESPOSA.- (Con sus manos en jarra) Vamos, vamos. ¡Un momento, sastre!
SASTRE.- (Con el paño en el suelo, unas imaginarias tijeras, intentaba cortar, pero siempre
se arrepentía y lo intentaba de otra forma) ¿Qué queréis?
Mientras el labrador habla, la esposa se ha agachado y recoge, con genio, el paño del
suelo; se acerca a escuchar lo que dicen.
LABRADOR.- ¿Me habéis dicho que con esta tela me podéis hacer una caperuza?
ESPOSA.- (Interrumpe y mostrándole el paño abierto) ¿Y dos? ¿A que podéis hacer dos?
LABRADOR.- (Mostrando él el paño) ¿No os parece que aprovechando bien el paño saldrían
dos caperuzas?
ESPOSA.-(Se Apodera de nuevo de la tela que agita) ¡Claro que puede!
SASTRE.- (Recoge el paño, mira a la esposa y lo observa) Veamos. Sí. Pueden salir dos
caperuzas.
ESPOSA.- ¡Claro que sí, que salen!
LABRADOR.- Pues,... mirad, hacedme dos caperuzas.
SASTRE.- De acuerdo, pero os costará cuatro reales más. (La esposa asiente, enérgica.)
LABRADOR.- Hacedlas. Por eso no discutiremos ahora.
10
La esposa se queda observando la tarea del sastre que, tratando el paño con mucha
delicadeza y muy ceremoniosamente, lo vuelve a colocar en el suelo, coge las tijeras,
etc…
ESPOSA.- (Repiten los “apartes”) No sé, no sé... En seguida ha dicho: “sí, sí; pueden salir dos
caperuzas” (Observan, desconfiados la labor del sastre que no se decide a cortar.
LABRADOR.- Seguro que todavía me robará algún trozo.
ESPOSA.- (Cogiéndole del brazo, hacia él, de nuevo) Vamos. ¡Eh, eh!
SASTRE.- (Lo interrumpen cuando, contento, se había decidido a cortar) ¿Qué pasa ahora?
repitiendo la esposa la misma operación de recoger el paño rápidamente y
mostrarlo)
LABRADOR.- Somos nosotros.
SASTRE.- Eso ya lo veo.
LABRADOR.- El de las caperuzas.
SASTRE.- El de las caperuzas, sí. (Aparte) Y la del genio
ESPOSA.- Hemos pensado...
SASTRE.- Y... ¿pensáis muy a menudo?
ESPOSA.-(Rascándose la cabeza) A veces no se puede evitar.
LABRADOR.- Pues he pensado que si apuráramos el paño, (La esposa lo muestra extendido)
quizá saldrían tres caperuzas
SASTRE.- (Recoge la tela) ¿Queréis que os haga tres caperuzas con este pedazo de paño?
ESPOSA.- (Mira el paño y al sastre mientras éste lo examina de nuevo) ¿Es que no salen?
SASTRE.- Sí, es posible. Sí.
LABRADOR.- Yo creo que sí, si lo intentáis.
ESPOSA.- (Dándole un codazo al marido) ¡Claro que sí!
SASTRE.- Puesto que me lo pedís, haré tres caperuzas.
LABRADOR.- ¿No encontráis ninguna dificultad en hacer tres caperuzas con este pedazo de
paño?
ESPOSA.- (Otro codazo, mirando al Sastre) Ninguna, ¿verdad?
SASTRE.- No, esto no es ninguna dificultad para mí. Puedo hacerlas, pero os resultará más
caro.
LABRADOR.- Ya os he dicho que, ahora, el dinero no me importa.
ESPOSA.- (Enérgica) Haced las caperuzas.
ESPOSA.- Oiga, oiga, señor Sastre. (Se incorpora y la esposa repite la recogida del paño).
LABRADOR.- (Pensativo) ¿Me habéis dicho que no había ninguna dificultad?
SASTRE.- No, ninguna. (Codazo de la esposa al marido para animarle a que prosiga)
LABRADOR.- ¿Y si os dijera que en lugar de tres hicierais cuatro?
11
Le esposa, que sostiene el paño en una mano, muestra con la otra, clara y
ostensiblemente, casi en las narices del sastre, cuatro dedos .
SASTRE.- (Retira muy tranquilamente la mano de la esposa) Si queréis puedo hacer cuatro
caperuzas.
ESPOSA.- (Coge una mano del Sastre y le planta el paño en ella) ¡Cuatro!
LABRADOR.- Haced cuatro, pues, y no hablemos más.
12
LABRADOR.- (Aparta a su mujer) Más bien creo que es él quien me ha de pagar el precio del
paño. (La mujer cruza los brazos y hace un gesto indicador de “claro que sí” )
Silencio. Breve pausa en la que Sancho se levanta y pasea. Los personajes nobles de la
isla se miran y sonríen disimuladamente, disfrutando del conflicto. El sastre debe
aprovechar para, disimuladamente, colocarse las caperuzas, e introducirse la mano en
la pechera)
13
7.JUICIO DE LOS ESCUDOS DE ORO.
SECRETARIO.- (Palmeando cómicamente) Que entre el segundo caso.
Entra un viejo, 1, que trae una caña y otro viejo, 2, sin caña ni bastón que viene
acompañado de una joven.
VIEJO 2.- Hace mucho tiempo que este hombre vino a pedirme dinero prestado. Le dejé diez
escudos de oro.
SANCHO.- (Sorprendido) ¿Diez escudos de oro?
SECRETARIO.- Eso ha dicho, señor gobernador
NARRADOR 1.- (Dudándolo) Pero, ¿existen diez escudos de oro?
PAJE 1.- (Asintiendo con la cabeza) Existen.
PAJE 2.- (Ídem) Existen diez escudos.
PAJE 3.- (Ídem) Existen diez escudos de oro.
VIEJO 2.- Así es, señor. Y pasaba el tiempo y no me los devolvía. Se los he pedido una y otra
vez y no me los ha devuelto nunca (Al Narrador 2 le da un ataque de tos)
…y…(tos) y… (tos) y… (tos)
SANCHO.- (De pié, enérgico y molesto) ¿Pueden traer agua?
PAJE 1.- (Cuadrándose firme, el Narrador 2 sigue con tos) ¡Que traigan agua incolora!
PAJE2.- ¡Que traigan agua incolora e inodora!
PAJE 3.- ¡Que traigan agua incolora, inodora e insípida!
NARRADOR 2.- (Después de limpiarse la boca con la manga, tranquilamente) ¡Me ahogaba!
SANCHO.- (Sentándose y acomodándose) ¿Por dónde íbamos?.
BACHILLER 1.- El anciano decía que no le habían devuelto los diez escudos de oro…
HIJA.- ¡Y así es, señor!
VIEJO 2.- (Dirigiéndose al Viejo 1, enfadado) Y ahora dice que me los ha devuelto
HIJA.- ¡Pues lo escudos no los hemos visto!
VIEJO 2.- ¡Yo no me acuerdo!
VIEJO 1.- (Tranquilo, seguro) Porque no te acuerdes…
VIEJO 2.- (Después de mirarlo de mala manera ) ¡Y juraría que no me los ha devuelto!
HIJA.- ¡Y él dice que juraría que sí!
14
VIEJO 2.- Y yo digo que no.
HIJA.- Y él juraría que sí.
VIEJO 2.- Y yo que no, y él que sí, y yo que no, y él que sí, y yo que ...
(El Narrador 2, ha ido señalando con el índice al Viejo 1 y al 2, según éste decía : “y él…
y yo”… A su vez la hija, negaba graciosamente con la mano, cuando tocaba negar, y
asentía con la cabeza cuando tocaba que sí.)
15
LOS TRES PAJES.- (Mirando hacia arriba, suspiran pacientes) ¡Se le escapó!
VIEJO 1.- Yo… (Todos miran al Narrador 2 que niega, tímidamente, con un índice, mientras
se coloca el otro debajo de la nariz para evitar estornudar de nuevo)
VIEJO 2.- ¡Vamos, jura de una vez!
PAJE 1.- ¡Vamos , jura con la vara! (Sancho se impacienta)
PAJE 2.- ¡Vamos, jura con la vara que vale!
PAJE 3.- ¡Vamos, jura ....
SANCHO.- (Interrumpiendo enérgico) ¡Silencio! (Al Viejo 1) Prosigue. (Los tres pajes se
llevan, al unísono, las manos a la boca y, haciendo el cierre de cremallera,
permanecerán con los labios cerrados.)
VIEJO 1.- Juro que he devuelto a mi compañero los diez escudos de oro que le había pedido .
VIEJO 2.- ¿Qué me los ha…? (Gesto enérgico de Sancho, que se pone de pie. La hija oye
el juramento se coloca delante del Viejo 1, vuelve rápidamente a su sitio.)
SANCHO.- Me parece que es un buen juramento. (El Narrador 2 repite la acción de mirar a
todos y asentir con la cabeza) Y tu, ¿ qué dices? (El PAJE 1 hace intención de
comenzar la retahíla pero Sancho le fulmina con la mirada y, como antes, los
tres se cubren la boca con las manos.)
VIEJO 2.- (Pensativo) Digo que si mi compañero jura que me ha devuelto los escudos …
VIEJO 1 .- (Afirmando también con la cabeza) Lo juro, lo juro…
VIEJO 2.- Pues debe ser verdad y que yo he perdido la memoria.
SECRETARIO.- (Después de mirar y hacer gestos de complicidad a los demás, a Sancho, que
pasea ) Y el señor gobernador, ¿qué opina de todo este asunto?
SANCHO.- (Desorientado) Yo...como gobernador de esta ínsula...digo...digo… (Nuevo
estornudo del Narrador 2 con la consiguiente reacción de todos)
NARRADOR 2.- ¡Aaaaatchíss! (Tímidamente) Se me escapó (Los pajes, como antes, miran al
cielo, suspiran y hacen un gesto de “se le escapó”)
SANCHO.-Digo…(Se le ocurre una idea, se dirige al Viejo 1 que se alarma). Escucha, buen
hombre, ¿te importa dejarme tu caña para dictar sentencia? (Sorpresa en todos.
Miradas maliciosas entre El Secretario y Los Asistentes. )
BACHILLER 1 .- ¡La caña para dictar sentencia!
BACHILLER 2.- (Sonriendo maliciosamente) Original manera de administrar justicia!
SECRETARIO.- A fe mía que no había visto nada igual. (El Narrador 2 ha ido girando
enérgico
la cabeza a un lado y a otro para mirar a quien hablaba.)
SANCHO.- Si mi vara le ha servido para jurar, la suya puede servirme para impartir justicia.
SECRETARIO.- (Mirando a los demás que asienten, divertidos ) Bien razonado.
VIEJO 2.- (Más calmado, deja la caña a Sancho) Claro que sí; no faltaría más...
SANCHO.- (Pasea) Muy bien. ...Muy bien...(Pasea) Pues...(El Narrador 2 se muerde las uñas)
He pensado (Pasea) he pensado (El narrador 2 se impacienta más) que...que… que
para compensarte del dinero, que parece haber volado, (Pasea. El Narrador 2, se
desespera ante tanta incertidumbre)... que parece haber volado...(Se aproxima al
Viejo 2 y le pone una mano en el hombro) Pues puedes quedarte con esta caña.
(Se la entrega).
SECRETARIO.- (Por la bajini, como los demás comentarios) ¡Una caña!
BACHILLER 2.- ¡Le ha dado una caña!
16
BACHILLER 1.- ¡La caña del pobre viejo!
VIEJO 1.- Señor gobernador, es una caña sin valor.
SANCHO.- Bueno, bueno. ¡Está sentenciado!
VIEJO 1.- Si queréis, le compraré un bastón mucho más bonito.
SANCHO.- ¡He dicho la caña!
VIEJO 2.- No importa, no importa. ¿Qué haría yo con una caña? Todavía ando muy derecho,
gracias a Dios.
SECRETARIO.- (Con retintín) Señor Gobernador, ¿arrebatáis una simple caña a un anciano?
SANCHO .- (Al viejo 2 que continúa con la caña) Rompe la caña y verás. (El Viejo 2 rompe la
caña y aparecen las diez monedas. Se apresura a recogerlas, mientras el 1 se
retira, avergonzado. Murmullo de aprobación. )
VIEJO 1.- (Guardándose las monedas) ¿Cómo lo habéis sabido? (Murmullo)
SANCHO.- Muy sencillo.
NARRADOR 1.- ¿Muy sencillo?
SANCHO.- (Aproximándose al Viejo 2) He visto que antes de jurar te daba la caña y por esto
he pensado que el dinero estaría dentro.
NARRADOR 2.- (Como antes, alza los brazos y se golpea en los muslos) ¡Claro!
PAJE 1.- (Que no pueden aguantar más sin intervenir) ¡Claro!
PAJE 2.- ¡Claro está!
PAJE 3.- ¡Claro está que está claro! (Ríen todos.)
17
8.FINAL.
NARRADOR 1.- Y aquí terminan algunas de las divertidas aventuras que le ocurrieron a
Sancho gobernando la Ínsula Barataria.
NARRADOR 2.- (Adelantándose al primer término)
Y Sancho así demostró,
¡ Y además con lucidez!
Que no es tonto quien actúa
con cordura y sencillez.
PAJES.- (Cantando)
Sancho nos demostró
con mucha sensatez
el ingenio que tiene
también la sencillez.
Cantando, el Narrador 1 ha ido al libro y pasa una página donde se lee FIN.
telón
18
7.LA PREGUNTA.
CRONISTA: ¿Es posible que nuestros señores los duques hayan elegido para gobernarnos a
ese bruto destripaterrones con barba de tres semanas?
PERSONA 1: Ese gobernador es el gran Sancho Panza.
CRONISTA: ¿Él es el escudero de ese loco al que llaman don Quijote de la Mancha?
PERSONA 2: El mismo. Según parece, el tal Don Quijote le tenía prometido el gobierno de
una ínsula a su escudero que, por lo visto, no está mucho más cuerdo que su amo.
PERSONA 3: Y los duques no han podido imaginar más divertida burla que hacerle creer al
bueno de Sancho que este lugar es su ínsula prometida.
PERSONA 1: Y dejar que la gobierne unos días para ver hasta dónde llega su ignorancia, en
eso de administrar justicia y vivir como señor en un palacio.
CRONISTA: Entonces todos estos que le rinden honores ¿conocen el secreto?
PERSONA 2: Unos sí y otros no.
PERSONA 3: Para que así esta mentira parezca más de verdad.
PERSONA 1: Tenéis que tratarle con cortesía y anotar por escrito todo lo que hace y dice
Sancho Panza.
PERSONA 2: Para que lo pueda leer la señora duquesa, …
PERSONA 3: …que no sabe cómo aguantarse la risa.
CRONISTA: Bueno, escribiré esta inimaginable aventura.
CABALLERO 1: (Se dirige al gobernador) Es la costumbre que todo el que toma posesión de
esta famosa ínsula está obligado a responder a una pregunta que sea algo dificultosa.
CABALLERO 2: Por la respuesta el pueblo conocerá a su nuevo gobernador, y así se alegrará o
se entristecerá con su venida.
SANCHO: Pues venga esa pregunta. Y si no acierto, al que da lo que tiene, no se le pida más.
CABALLERO 1: Pues es el caso, señor, que a la entrada de esta villa hay un puente, …
CABALLERO 2: …y en la mitad del puente hay una horca…
CABALLERO 1: … Y está mandado que a todo el que pase el puente se le pregunte adónde va.
CABALLERO 1: Si contesta la verdad, se le deja ir libremente;…
CABALLERO 2: … pero si contesta mentira, se le debe ahorcar allí mismo.
CABALLERO 1: Pues bien, esta mañana llegó al puente un hombre, y al preguntarle los
centinelas adónde iba, contestó: “Voy a morir en esa horca”.
CABALLERO 2: Y ahí está lo grave, señor gobernador: que no hay manera de cumplir la ley.
CABALLERO 1: Porque si se le deja libre resultará que se le deja habiendo dicho mentira, …
CABALLERO 2: …y si se le ahorca resultará que se le ahorca habiendo dicho verdad. ¿Cuál es
vuestra sentencia?
SANCHO: (Se rasca la cabeza resoplando) Vamos despacio. ¿Manda la ley que al que diga
verdad se le deje ir libre y al que diga mentira se le ahorque?
CABALLERO 1 Y 2: ¡Así es!
19
SANCHO: Y ese hombre, al preguntarle ¿adónde vas? Contesta: morir en esa horca.
CABALLERO 1 Y 2: ¡Así es también!
SANCHO: Luego si se le deja ir libre no se cumple con la ley porque ha dicho mentira, y si se
le ahorca tampoco se cumple con la ley porque ha dicho verdad.
CABALLERO 1: ¡Asimismo!
SANCHO: ¿Y eso es todo? Si no hay manera humana de ahorcar a medio hombre dejando en
libertad al otro medio,… lo que sobra es la ley. Con que perdónese a ese hombre.
CABALLERO 1 Y 2: ¿Han oído, señores?
TODOS: ¡Dios guarde a nuestro gobernador!
CABALLERO 1: ¡Viva mil años nuestro gobernador!
TODOS: ¡Viva! ¡Viva!
CRONISTA: No tiene un pelo de tonto este gobernador, y no seré yo quien le meta un dedo
en la boca. Por burla se le ha nombrado pero como sigua así puede ser que salgan burlados los
burladores. ¡Anoto! ¡Anoto!
20
8.LA COMIDA.
SANCHO: Basta de pleitos y si de verdad queréis a vuestro gobernador, denme algo de
comer, que no soy de piedra.
MAYORDOMO: ¡Traigan aquí la mesa del señor Gobernador! (los criados traen una mesa rica
de platos cubiertos y manteles, hay tres médicos con varitas en la mano).
CRIADO 1: (trae el aguamanos y se lo ofrece de rodillas) ¡Mi Señor Gobernador!
SANCHO: ¿Qué diablos es esto?
CRIADO 1: El aguamanil, señor, para daros agua a las manos antes de la comida.
SANCHO: Nunca acostumbro yo; pero si es costumbre de la ínsula, bueno. (Se lava las puntas
de los dedos)
CRIADO 2: (Va a ponerle un babero) ¡Mi Señor Gobernador!
SANCHO: ¿Babero también? Nunca pensé que fuera tan difícil esto de empezar a comer en
los palacios?
CRIADO 2: Es la costumbre, Señor.
SANCHO: ¿Qué demonios miráis vosotros? (Se dirige a los doctores que lo vigilan todo)
DOCTOR 1: (Se colocan sus gafas) A usted miramos, señor, para saber por vuestra figura
qué convendrá mejor a vuestro estómago.
DOCTOR 2: Que somos los médicos de este gobierno y no podemos permitiros tomar nada que
dañe vuestra preciosa salud.
DOCTOR 3: ¡Servirle de esa fruta al señor gobernador! (Sancho coge un gran racimo de uva y
a la segunda uva los médicos le golpean con la varilla)
LOS 3 DOCTORES: ¡Basta!
SANCHO: ¿Cómo que basta si no había empezado?
DOCTOR 1: La fruta es peligrosa por ser demasiadamente húmeda.
DOCTOR 2: Sólo hay que comerla al principio de las comidas y sólo para mojar los labios.
DOCTOR 3: ¡Entren esas perdices estofadas!
SANCHO: ¿Perdices tenemos? Vengan en buena hora, que me aliviarán mejor que ninguna
fruta. (Destapa el plato y aspira con deleite, toma con las manos un muslo, antes de hincarle el
diente)
LOS 3 DOCTORES: ¡Basta!
SANCHO: ¡Cómo que basta si todavía no había empezado!
DOCTOR 1: Este manjar hay que comerlo con tiento.
DOCTOR 2: Toda hartura es mala, ya lo dice el gran maestro Hipócrates.
DOCTOR 3: ¡Retírese pronto ese peligro! ¿Qué plato es ese otro?
CRIADO 3: Conejo guisado.
DOCTOR 1: Fuera ese guiso también.
DOCTOR 2: Que el conejo es manjar peliagudo.
DOCTOR 3: Y demasiado bruto para estómagos delicados.
21
SANCHO: ¿Delicado mi estómago? Despacito señores doctores, que más miedo tengo yo a el
hambre que a hartarme. Con que quitarse de delante y tengamos la fiesta en paz. ¡Trae ese
vino, muchacho!
CRIADO 1: (Sirve una copa) Mi señor gobernador… (y el médico 1 lo detiene)
DOCTOR 1: ¿Vino queréis decir? No, que el vino nubla el cerebro…
DOCTOR 2: … altera los pulsos y desata los malos humores del organismo.
DOCTOR 3: ¡Libre Dios del vino a nuestro gobernador!
SANCHO: (Se contrae)
DOCTOR 1: Ya lo dijo Hipócrates.
DOCTOR 2: Un sabio, señor.
DOCTOR 3: ¡Y qué sabio!
SANCHO: ¿Y era tonto el que dijo que “ajo crudo y vino puro pasan el puerto seguro”? Ese es
el sabio que yo quiero y no los doctores como ustedes, que de tanto cuidarme me quitarán la
vida. (Van desfilando platos, el doctor husmea y los va rechazando a golpe de varilla, van
dando la vuelta a la mesa delante de las narices de Sancho) ¿Qué plato es ese?
CRIADO 3: Salpicón de vaca con nabos y cebolla.
SANCHO: ¿Cebollas has dicho? Santa palabra querida.
DOCTOR 1: ¡Fuera de aquí eso!
DOCTOR 2: ¡Eso, fuera!
DOCTOR 3: ¿Y ese otro?
CRIADO 3: Ternera en adobo.
DOCTOR 1: ¿Caliente y con especias? Gran enemigo de la vida.
DOCTOR 2: ¡Fuera ese adobo! ¡Y ese otro plato también!
DOCTOR 3: ¡Y el siguiente! ¿Tenemos postre?
CRIADO 3: Menestra de cabra.
DOCTOR 1: Cogedla por los cuernos …
DOCTOR 2: Vuelva esa cabra al monte sin ensuciar estos manteles.
DOCTOR 3: ¿Queda algo más?
CRIADO 3: Puchero con arroz, señor.
SANCHO: ¡Alabado sea Dios! Ahora nadie podrá decir que no; que con todo los avíos que trae
un puchero me tendré que topar con algo que me guste y me aproveche.
DOCTOR 1: Que se aleje ese mal pensamiento.
DOCTOR 2; ¡Fuera los pucheros, que es comida de muertos de hambre!
DOCTOR 3: Y dejar libre las mesas de los palacios donde todo debe ser muy fino. ¡Retírese
ahora mismo ese puchero.
SANCHO: Entonces queréis decirme ilustrísimos doctores ¿qué es lo que yo puedo comer?
DOCTOR 1: Ahora, después de la fruta y los vapores de perdiz que habéis tomado…
DOCTOR 2: …bien será que terminéis con un gran vaso de agua y …
DOCTOR 3: …una ligera tajadita de carne de membrillo, que os ayude a una buena digestión.
SANCHO: (Enfurecido) Grandísimo consejo pero fuera ahora mismo de mi vista si no cojo un
garrote y no dejaré médico sano en toda la ínsula. ¡Fuera de aquí, enemigos de la salud! ¡Fuera!
MAYORDOMO: ¡Conténgase, señor, conténgase! (Los doctores huyen).
SANCHO: Mire, señor, si hay forma de que yo coma algo o si no quedarse su gobierno: que
oficio que no da de comer, cargue el diablo con él.
22
MAYORDOMO: No desespere su señoría, yo daré órdenes terminantes para que mañana no
vuelva a ocurrir esto.
SANCHO: Para hoy las necesitaba yo: que el hoy ya está aquí y el mañana aún no lo vi.
MAYORDOMO: Imposible sin licencia de los médicos.
SANCHO: Me parece a mí que no es tan gustoso oficio este de ser gobernador como yo
imaginaba.
MAYORDOMO: ¡Levántese la mesa y vuelva a tomar su bastón de mando!
23
24