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Para la época en que el Jesús el Mesías llega a esta tierra la tierra de Israel
estaba gobernada por el imperio Romano, tal como lo enfatiza Lucas en el cap
2 versúiculo 1, mencionando a Cesar Augusto primer emperador romano.
Al igual que iniciando su ministerio Juan el bautista, el imperio romano era
regido por el emperador Tiberio Cesar, según lo relata Lucas en el capítulo 3
versículo 1.
Asi que la historia de la iglesia y por ende de la cristiandad transcurre bajo la
influencia de este poderoso imperio.
Es de vital importancia señalar que el idioma predominante para la época de
Jesús y años siguientes era el Griego, podemos evidenciarlo en la inscripción
que Poncio Pilatos mando a escribir y a colocar en la cruz que decía Jesús Rey
de los Judíos cuya escritura se hizo en tres lenguas, el hebreo el griego y el
latín, según el relato de Lucas capítulo 23 versículo 38.
Empecemos analizando la palabra griega usada por Jesús para hacer
referencia a la iglesia, la palabra griega Ekklesia usada comúnmente por los
griegos para hacer reuniones de la sociedad con la finalidad de tomar
decisiones concernientes al ámbito social, económico político y legislativo.
Ahora bien, esta iglesia señalada por Jesús tuvo su nacimiento en el día de
Pentecostés (50 días) que era una fiesta judia celebrada anualmente, en la
ciudad de Jerusalem, relatada por el libro de los hechos, fue este día donde
se derramo el don del Espíritu Santo, y que para tal fecha habían en
Jerusalén personas de todas las naciones de la tierra. Y este ultimo
señalamiento es importante porque se cree que luego de este día el nombre de
Jesús y de sus apóstoles fue conocido en muchas partes del mundo, llegando
así el evangelio a la ciudad de Roma capital del imperio.
Ahora bien, con el paso de los años el evangelio se fue profundizando por todo
el imperio, resaltabndo entonces el accionar en la ciudad de Jerusalén por el
grupo de los apostoles que estuvieron con Jesús, y por los confines de todo el
mediterraneo con el accionar encarnado en la persona de pablo.
Así como cristo fue acusado de declararse enemigo del Cesar, esta misma
acusación siguió a sus seguidores, fueron acusados de promover el
incumplimiento a los edictos del rey, y perseguidos dichos apóstoles por sus
propios conciudadanos judíos.
Es significativo mencionar lo dicho por lucas en el libro de los hechos, en el
capítulo 18 que el emperador Claudio había mandado que todos los judíos
saliesen de Roma, ya que la propagación del evangelio estaba en contra de las
prácticas idolátricas, la vida desenfrenada, inmoral y las aberraciones sexuales,
que la sociedad romana de entonces, aceptaba como naturales.
Cabe destacar, que a pesar de que la iglesia de cristo sufrió gran persecución
en este imperio, nunca falto quien llevara la palabra ante los gobernantes
romanos, y se dice que en mas de una ocasión hasta el mismo emperador al
escuchar la palabra de Dios temblaba de miedo.
Se dice que antes de la batalla del puente Milvo, año 312, Constantino hizo
poner en el escudo de sus soldados un signo mágico, que pudo ser un símbolo
de la religión solar de su padre, o si se trataba del símbolo cristiano de la cruz.
La Iglesia católica afirma que en la víspera había tenido una visión de una
brillante cruz bajo la que se podía leer "in hoc signo vinces" (bajo este signo
vencerás), y, después de conseguir la victoria bajo su protección, se convirtió al
cristianismo.
Por el Edicto de Milán (313) acabó con el culto estatal pagano en Roma,
decretó el fin de las persecuciones contra los cristianos y la devolución a éstos
de los bienes expropiados. Aunque no convirtió al cristianismo en religión oficial
del Estado (un paso que daría Teodosio en el 391), concedió importantes
privilegios y donaciones a la Iglesia, apoyó la construcción de grandes templos
y dio preferencia a los cristianos a la hora de seleccionar a sus colaboradores.
A cambio, otras comunidades religiosas comenzaron a ser perseguidas dentro
del Imperio, como sería el caso de los judíos. Temeroso de que las disputas
teológicas rompieran la unidad de la religión cristiana, puso el poder a
disposición de la jerarquía eclesiástica para combatir las numerosas herejías
de la época.
Teodosio I el Grande