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Mar del Plata, 20 de Abril de 2011

A la sociedad argentina:
Quienes redactamos esta declaración somos miembros del sistema científico-tecnológico
argentino y hemos participado del Segundo Congreso Nacional de Ecología y Biología de Suelos,
reunido en Mar del Plata los días 18, 19 y 20 de abril de 2011. El suelo, también llamado “la última
frontera biológica” es un ecosistema difícil de estudiar, del cual aún solo se conoce un pequeño
porcentaje de las especies que allí habitan y menos aún sobre las relaciones que entre ellas se han
establecido a lo largo de millones de años de evolución. El suelo además de ser un desafío para los
investigadores, que intentan conocer quien los habita y como funciona, se ha convertido
actualmente en el protagonista de acciones políticas contrapuestas. Por un lado, aquellas que
reconocen la fragilidad de este sistema y buscan conservarlo, y por otro desde una posición
fragmentada, se lo explota hasta el agotamiento y virtual desaparición.
Como investigadores científicos estudiamos el suelo, su ecología y sus procesos y
consideramos que el conocimiento que contribuimos a generar es un bien social y como tal debe
estar a disposición y en beneficio de todos. Como ciudadanos nos sentimos comprometidos con la
sociedad y sus problemas y creemos que el conocimiento generado puede contribuir a analizar
dichos problemas, buscar soluciones y tomar decisiones políticas en relación a ellos.
Consideramos que aunque el conocimiento científico, por su propia naturaleza y dinámica,
está sujeto a constante revisión, discusión y crítica, puede realizar un aporte significativo a la hora
de discutir las problemáticas sobre las que diversas organizaciones sociales nos han consultado: la
relativa al uso del suelo para la producción agropecuaria y el modelo de explotación aplicado en
forma preponderante en la actualidad.
En general estos tipos de usos tienden a acentuar las diferencias sociales. Es decir, mientras
que por una parte se incrementan la producción y exportaciones agrícolas y las empresas maximizan
sus ganancias, por la otra crecen los pueblos sometidos a pulverizaciones, empeoran las condiciones
laborales de los trabajadores rurales, se pierden fuentes de trabajo y se pone en riesgo la seguridad
alimentaria.
Los resultados científicos expuestos en este congreso demuestran, entre otras cosas, que:
1. El manejo orgánico de la agricultura produce un menor impacto en la
abundancia de los ácaros del suelo (importantes microartrópodos que intervienen en la
incorporación de materia orgánica al suelo) en comparación con los sistemas agrícolas
convencionales tanto bajo siembra directa como con labranza convencional.
2. La aplicación de agroquímicos reduce la abundancia y diversidad de las
comunidades de animales del suelo. Dichos animales regulan los procesos ecológicos del
suelo y previenen su deterioro, tanto en su estructura y propiedades físicas como en su
fertilidad.
3. Una proporción considerable (que puede superar el 50 %) de los plaguicidas
aplicados a los cultivos hortícolas llega directamente al suelo donde puede producir efectos
dañinos sobre los microorganismos (bacterias y hongos) y la fauna edáfica.
4. Algunos de los agroquímicos usados en los actuales sistemas dominantes de
producción agropecuaria producen alteraciones en la fijación del nitrógeno y disminuyen la
variedad y cantidad de hongos del suelo beneficiosos para las plantas.
Estos y otros resultados indican que el actual modelo agropecuario dominante compromete
el propio proceso productivo a mediano y largo plazo y afecta negativamente la integridad y
funcionalidad del ecosistema del suelo y por lo tanto compromete la sustentabilidad. Recordemos
que los suelos actuales son el resultado de procesos físicos, químicos y biológicos que han actuado
durante miles de años y que su recuperación ante este tipo de deterioro puede ser extremadamente
lenta o inexistente, por lo cual el suelo debe considerarse a los fines prácticos como un recurso no
renovable a escala humana cuando se lo maneja con prácticas equivocadas.
La actual explotación que se realiza en Argentina hace que estemos exportando los
nutrientes de nuestros suelos en forma de forrajes utilizados para alimentar animales mientras
padecemos problemas de nutrición deficitaria en amplios sectores de la población.
Estas preocupaciones se conjugan con las manifestadas por organizaciones de médicos1,
vecinos y productores2 acerca de los efectos dañinos directos sobre la salud humana de muchos de
los agroquímicos ya referidos, los cuales llegan a nosotros a través de los alimentos o directamente
a través del aire y el agua a partir de las pulverizaciones de los cultivos.
En definitiva, en solidaridad con estos reclamos y teniendo en cuenta las evidencias
científicas obtenidas hasta el momento, aconsejamos adoptar un principio precautorio con respecto
al uso de los plaguicidas y otros agroquímicos. También creemos que es necesario abrir una
profunda y amplia discusión acerca de las políticas públicas de fomento y planificación para tender
a un modelo productivo menos peligroso para la salud tanto humana como ambiental. Como
científicos estamos dispuestos a participar aportando lo que sabemos, lo que la comunidad científica
internacional ha investigado y los resultados de los nuevos estudios y evaluaciones que puedan
surgir como necesidad de estas discusiones.
Creemos necesario tomar conciencia de los riesgos que estamos corriendo y de la
responsabilidad que tenemos para con nuestros contemporáneos y para con las generaciones futuras.
Asamblea Promotora de la Sociedad Argentina de Biología y Ecología del Suelo

1
Informe del 1º ENCUENTRO NACIONAL DE MEDICXS DE PUEBLOS FUMIGADOS. Facultad de Ciencias
Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. 27 y 28 de Agosto de 2010, Ciudad Universitaria, Córdoba.
2
http://parendefumigar.blogspot.com/

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