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RESEÑA DE LA CLASE DE FERNANDO VITALE

El sábado 30 de abril recibimos a Fernando Vitale, quien además de dar la primera clase
del Seminario, venía a encontrarse con nuestra Delegación de la cual es, desde fin del
año pasado, su interlocutor. Este año procuramos ocuparnos de una queja, una que, ante
las dificultades de algunos textos o conceptos, espera resolverlas subrayando el carácter
introductorio del seminario. En esa dirección tomamos como eje la pregunta ¿Qué es
un analista? y Como Introducirlo.
Fernando Vitale partió de la experiencia freudiana y para ello se valió del Seminario XI.
Desde allí definió la acción del analista como el intento de atrapar algo de lo real
mediante lo simbólico. Para dejar claro desde el inicio que, en esa intención queda una
incógnita, que se trasmite desde Freud, y que llamamos deseo del analista. Esto a
contrapelo de las demás disciplinas, especialmente científicas, en donde esa incógnita
procura ser despejada como garantía de objetividad. En el psicoanálisis, y desde Freud,
la transmisión de esa F(x) es la garantía de su eficacia y aún de su supervivencia.
Recordó, para situar la introducción, el encuentro entre el deseo de Freud y el deseo de
la histeria como la puerta de entrada al psicoanálisis, en tanto en ese encuentro se
ponen de relieve las relaciones del deseo con el lenguaje. Repasó luego algunas
versiones del inconsciente para mostrar que, lo específico del inconsciente freudiano, no
está contemplado en ninguna de ellas. Como tampoco la sola referencia a las leyes del
lenguaje, presentes ya en el inconsciente de Levi Strauss, dan cuenta de lo que se pone
en marcha esa estructura.
La pregunta por esa fuerza, es equivalente a la pregunta por la causa. Advirtiendo sobre
el uso de la metáfora de la fuerza que conlleva el riesgo de opacidad. Distinguió luego,
determinación de causa, para remarcar que esta remite a una serie infinita de hiancias.
Especialmente aquella donde la neurosis empalma con algo de lo real.
En la articulación entre la causa y las determinaciones inconscientes se realiza algo del
deseo de la histérica que es tomado como objeto.
¿Cómo se localiza la causa? fenomenológicamente es una discontinuidad. Recordó el
relato de los sueños, en donde, allí donde falta un significante se localiza la causa. Citó
el célebre párrafo del Seminario XI donde la causa se ubica por relación a un tropiezo,
una falla, fisura, “no hay más causa de la que cojea”.
Ubicó luego dos momentos, uno primero, en el que se rompe la ilusión del yo de la
continuidad del sentido, y un segundo en el que, luego del intento de recuperar el
significante que restaure la brecha abierta, queda un resto refractario a ese intento. Le
llamó primera pérdida y segunda pérdida, y situó el trabajo analítico entre ambas.

Σ // //
Primera segunda
pérdida pérdida
$ a
trabajo analítico

Aquí la pregunta por la causa se actualiza como: ¿Qué intencionalidad hay en ese
intervalo? Allí se produce la apertura del Inconsciente. El yo cree que maneja
significados para expresar significaciones, pero en esa hiancia entre la primera pérdida
que abre el síntoma o el lapsus y la segunda, donde cae el resto de la operación, allí se
puede hablar de deseo o de sujeto.
Esa causa que se abre entre ellas es sexual, entendiendo lo sexual como lo no realizado.
Una sexualidad factible de ser realizada, pero que se encuentra con un rechazo, lo que
Freud llama represión. Algo parece querer ser allí, pero fracasa.
Afirmó que lo más difícil de tolerar en la lectura de Freud es justamente esa doble
hiancia, en donde evocamos la verdad. Verdad a la que amamos porque da una
esperanza de que se realice lo que entonces se promete.
Mostró como estas referencias fundamentales se pueden encontrar ya en los primeros
escritos Freudianos, como el manuscrito K, El Olvido de Sueños, o El Proyecto,
De estos textos toma la idea de Freud de una idea inconciliable, traumática, a la que
llama: idea hiperintensa. Para mostrar su importancia afirmó que las diferentes formas
clínicas pueden tomarse como respuestas a esa idea. Y lo que Freud llama: daño del yo,
con la división subjetiva, Por un lado la idea inconciliable, hiperintensa y por otro el
campo del Otro. Ahí, entre esos dos polos, encontramos esa función que se trasmite
desde Freud, esa F(x) que el deseo del analista procura despejar. Pero el inconsciente no
puede restañar la hiancia abierta por la idea hiperintensa, es un trabajo fallido. No hay
recuperación significante que complete lo que posteriormente va a llamar la no relación
sexual. Desde esta perspectiva, no hay introducción que no sea a ese trayecto, entre la
primera pérdida, y la segunda y prepararse para hacerlo.

José Luis Tuñón.

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