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ese a la imagen tan difundida de desiertos inhóspitos y sin vida, la región
más norteña de México, que tiene su frontera con los Estados Unidos de
América (EE.UU.), corresponde a una zona con gran diversidad de espe-
cies y ecosistemas entre los que destacan los desiertos Sonorense y Chihuahuense,
y los humedales como el Delta del Río Colorado y la Laguna Madre.
El Convenio de La Paz, firmado en 1983, estableció que la franja fronteriza
del lado mexicano se extiende desde la frontera internacional Mexico-EE.UU.
hasta una línea imaginaria ubicada a 100 kilómetros al sur de la misma EE.UU.
(Chávez y Suárez 1998). En esta zona se tienen registradas hasta la fecha en el
Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SNIB) 4,052 especies
de plantas, de las cuales 3,874 son plantas vasculares, que representa alrededor
de 18% de la flora vascular conocida para México (Villaseñor 2003). Además,
se han registrado 44 especies de hongos, 454 especies de invertebrados, prin-
cipalmente crustáceos, 260 especies de peces y 1,870 especies de vertebrados
terrestres (44 anfibios, 184 reptiles, 1,467 aves y 175 mamíferos). Esta biodi-
versidad es extremadamente alta aún cuando existen sesgos importantes en
el conocimiento más detallado de la región (mapa 1).
Por la biodiversidad que alberga la zona, y en particular los altos niveles de
endemismo de diversos grupos de organismos, se han decretado importantes
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Mapa 1. Registros georreferenciados de ejemplares en la frontera México - EE.UU. para diferentes
grupos taxonómicos en el SNIB (entre paréntesis se indica el número de registros): hongos (223);
plantas: algas (491), briofitas (20), pteridofitas (248), gimnospermas (328), angiospermas (15,874);
invertebrados: artrópodos (642), crustáceos (723), otros invertebrados (176); vertebrados: peces
(3,411), anfibios (1,554), reptiles (8,212), aves (8,340), mamíferos (3,678). Del número total de
especies registradas 68 son endémicas y 235 se encuentran enlistadas en alguna categoría de
riesgo en la NOM-059-Semarnat-2001
áreas protegidas (AP), como las del Alto Golfo de California, El Pinacate y
Gran Desierto de Altar, Laguna Madre y Delta del Río Bravo, Maderas del
Carmen, y Cañón de Santa Elena, entre otras. La biodiversidad documentada
en las AP en la franja fronteriza reporta 85 especies de plantas y animales en
peligro de extinción, así como 450 especies raras o endémicas, y otras 700
especies migratorias neotropicales; podemos citar como ejemplos al pez ca-
chorrito del desierto (Cyprinodon macularis), el águila real (Aguila chrysaetos)
y las culebras endémicas Natrix erythrogaster transversa y Coluber constrictor
stnegerianus (Chávez Alzaga et al. 1998).
En el contexto de la biodiversidad de la frontera del norte (FN) de Méxi-
co, el área se extiende a lo que Rzedowski (1991) denominó “Megaméxico
1”, que abarca todo el territorio nacional e incluye además las zonas áridas
sonorense, chihuahuense y tamaulipeca que se extienden en los EE.UU., y que
corresponde a un intento por describir de manera integrada la riqueza, los
endemismos y los procesos biogeográficos en donde los procesos evolutivos
han dado origen a una flora moderadamente rica y de formas biológicas es-
pecializadas. Este concepto resulta útil para entender el fenómeno de combi-
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Prioridades para la conservación de la biodiversidad
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EE.UU. (Cohn 2007) al eliminar corredores biológicos y ecosistemas, lo que
pone en estado crítico su conservación a largo plazo. Las barreras físicas ,como
los muros y los cercos, ponen en riesgo a muchas poblaciones de animales. Se
ha documentado, por ejemplo, que los cercos veterinarios que cubren miles
de kilómetros en Botswana han causado la elevada mortandad de animales
silvestres con reducciones importantes en las poblaciones en los últimos 20
años (Mbaiwa et al. 2006). También se ha demostrado una alta mortalidad en
aves a causa de los cercos (Baines et al. 2007), en particular para las no vola-
doras o aquéllas que usan estratos bajos de la vegetación. Más aún, el muro en
la frontera mexicana, además de fragmentar a las poblaciones bióticas, tiene
el potencial de afectar el comportamiento y ritmo circadiano* de animales
silvestres y la fisiología en plantas (Grigione et al. 2004, Rich et al. 2006) por
el efecto del alumbrado nocturno.
* Los ritmos circadianos son aquellos ritmos biológicos que tienen una frecuencia próxima a la diaria,
es decir, entre 20 y 28 horas.
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Prioridades para la conservación de la biodiversidad
Cuadro 1. Ejemplos de especies de vertebrados terrestres en los sitios de alta y muy alta prioridad
para la conservación de la biodiversidad en la frontera norte de México
(Continúa)
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Cuadro 1. Ejemplos de especies de vertebrados terrestres en los sitios de alta y muy alta prioridad
para la conservación de la biodiversidad en la frontera norte de México (continúa)
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Prioridades para la conservación de la biodiversidad
Mapa 2. Sitios de muy alta y de alta prioridad para la conservación de la biodiversidad en la frontera
norte de México. Se muestran las zonas con mayor cambio de uso de suelo (zonas de uso agrícola,
pecuario y forestal), las principales carreteras y las localidades de las principales poblaciones en la
frontera norte
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26.05%) y las regiones terrestres prioritarias (RTP, 43.46%) (mapa 3). La mayor
coincidencia se dio con las RTP, que reflejan amplias zonas de importancia
para la biodiversidad e integridad ecológica funcional. Por ejemplo, algunas
son regiones con endemismo florístico muy alto (RTP 10, 83), otras presentan
los últimos remanentes de tipos de vegetación restringida o amenazada (RTP
9,10, 12) o tienen la presencia de especies endémicas, en peligro de extinción
o de alto valor cinegético como el venado bura (Odocoileus hemionus), los
osos (Urus arctos y U. americanus eremicus), el castor (Castor canadensis) y
el águila real, entre otras especies (RTP 14, 41, 49, 72, 73, 83; véase Arriaga
Cabrera et al. 2000).
Por otro lado, los sitios de muy alta prioridad que no coincidieron con
ninguna AP, RTP, RHP o AICA también destacan por tener tipos de vegetación
primaria restringida o amenazada (e.g. chaparral, bosques de pino, encino
y táscate) y se caracterizan por la alta riqueza de grupos taxonómicos (e.g.
cactáceas, pinos, encinos y mamíferos endémicos) y la presencia de especies
raras, endémicas o amenazadas que alcanzaron valores muy altos de metas de
conservación, como el ciprés de Guadalupe y el cóndor de California.
En los sitios de alta y muy alta prioridad se identificaron 168 especies
de vertebrados terrestres que destacan por su rareza y endemicidad, ya sea
porque sus áreas de distribución son muy pequeñas en toda la extensión del
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Prioridades para la conservación de la biodiversidad
Cuadro 2. Ejemplos de especies de plantas en los sitios de alta y muy alta prioridad para la
conservación de la biodiversidad en la frontera norte de México
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y la vegetación de desiertos arenosos y halófila, que se encuentran en formas
primarias y secundarias, las cuales pueden ser importantes a considerar en
estrategias de conservación.
Por otra parte, se requiere información sobre el estado de las poblaciones
de la mayoría de las especies que aquí se enlistan para evaluar qué consecuen-
cias puede tener en el corto plazo la construcción del muro fronterizo sobre
la genética y viabilidad de las poblaciones. Indiscutiblemente, el cambio de
hábitat en la zona fronteriza representa una amenaza para la evolución de
los ecosistemas naturales. Se desconoce cómo pueden afectar los cambios en
los elementos del paisaje, por ejemplo, debido a la incorporación de especies
leñosas cuando existe la transformación de pastizales naturales a matorral o
por el impacto de especies introducidas que alteren la composición de insectos
u otros recursos para la fauna que depende de ellos (Hernández et al. 2006).
De acuerdo con el análisis de ordenación de los sitios de muy alta prioridad,
la composición de especies que albergan estos sitios prioritarios a lo largo
de la FN es diferente conforme nos movemos de este a oeste, y guarda una
Figura 1 (página siguiente). Análisis de ordenación (DCA) de los sitios de muy alta prioridad. Este análisis
permite ubicar los sitios de muestreo a lo largo de ejes cuantitativos con base en su composición de
especies. Los sitios que se encuentran cercanos en el diagrama tienen una composición similar. En el
eje 1, se aprecia un gradiente que representa un cambio en la composición de especies a lo largo de
la franja fronteriza de oeste a este. La mayor diferencia a lo largo de este eje se observa entre los sitios
que se encuentran en ecorregiones N4 (INEGI-CONABIO-INE 2007) del oeste y las del este del país. A
lo largo del eje 2 se aprecia una separación de los sitios que coinciden con zonas de planicies costeras
y humedales en el este de la franja (9.5.1.2 y 9.5.1.1) con respecto a las demás ecorregiones. Diez de
las 16 ecorregiones N4 fronterizas traslapan con los sitios de alta y muy alta prioridad; en orden oeste-
este son: 11.1.1.3 Lomeríos y planicies con matorral xerófilo y chaparral; 11.1.3.1 Sierras y Lomeríos
con bosques de coníferas, encinos y mixtos (de Juárez); 10.2.2.6 Desiertos del Alto Golfo (Altar, El
Pinacate, corredor Mexicali-San Felipe, cuencas de Asunción, Sonoyta y San Ignacio-Aribaipa); 12.1.1.1
Lomeríos y Planicies con matorral xerófilo, pastizal y elevaciones aisladas con bosques de encinos y
coníferas; 10.2.4.1 Planicies del centro del Desierto Chihuahuense con vegetación xerófila micrófilo-
halófila; 10.2.4.2 Lomeríos y sierras bajas del Desierto Chihuahuense Norte con matorral xerófilo,
micrófilo-rosetófilo ; 10.2.4.4 Elevaciones mayores del Desierto Chihuahuense con vegetación xerófila,
bosques de coníferas, de encinos y mixtos; 9.6.1.2 Lomeríos y sierras con matorral xerófilo y bosques de
encino; 9.5.1.2 Planicie Costera Tamaulipeca con vegetación xerófila o sin vegetación aparente; 9.5.1.1
Humedales de la Laguna Madre. Este ejercicio nos permite concluir que es indispensable considerar
los sitios de muy alta prioridad de cada una de de las ecorregiones para asegurar la conservación de
un mayor número de especies y de ecosistemas
Prioridades para la conservación de la biodiversidad
estrecha relación con las ecorregiones N4 (figura 1). Este resultado sugiere
que el enfoque de conservación no debe hacerse exclusivamente a través de
sitios puntuales, sino considerando regionalizaciones que consideren criterios
ecológicos y evolutivos para asegurar la continuidad de los procesos que en
dicha región se presentan. En este sentido, se enfatiza la necesidad de mantener
los flujos entre ecosistemas y ecorregiones libres de barreras artificiales.
A manera de conclusión
Enfrentamos grandes retos de conservación de la biodiversidad en México,
los cuales pueden acentuarse en la FN por la construcción del muro. En este
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trabajo hemos mostrado que hay una gran diversidad en el norte del país que
requiere que se refuercen las acciones para su conservación; en particular
para numerosas especies que son exclusivas de esta región, pero también de
las ecorregiones que se extienden más allá del territorio nacional.
La cooperación internacional ha sido recurrente en muchos de los traba-
jos que aquí hemos citado para favorecer a la conservación de muchas de las
especies que se distribuyen en esta zona, algunas de las cuales han sufrido
drásticas reducciones en sus poblaciones en alguno de los dos países, por lo
que se enfrentan retos aún mayores para mantenerlas viables.
Este trabajo muestra que una parte importante de la biodiversidad de
México habita en la zona más norteña y que se requiere fortalecer su conser-
vación y manejo, para lo cual los ejercicios de planeación son de gran utili-
dad. Sin embargo, el muro no parece la solución más viable al problema de
migración ilegal a los EE.UU. y los problemas ambientales asociados (Cohn
2007), pero sí una amenaza más a las que ya enfrentan la flora y fauna de la
zona fronteriza de México.
Agradecimientos
Agradecemos a Rocío Esquivel, Ignacio March, César Cantú, Jorge Soberón,
Gerardo Ceballos, Adolfo Navarro, Óscar Flores, Leticia Ochoa, Víctor Sán-
chez-Cordero, Marcia Tambutti, Melanie Kolb, Pedro Díaz Maeda, Jesús Alar-
cón y a quienes han integrado la información básica que ha sido fundamental
para el análisis, especialmente a Juan Manuel Martínez, Elizabeth Moreno,
Cecilia Fernández, Susana Ocegueda, Diana Hernández, Rocío Villalón y
Ariadna Marín. También agradecemos al personal del SSIG de la Conabio
y el apoyo en todas las tareas logísticas para el desarrollo de los talleres de
Nubia Morales, Gloria Espinosa y Magali Santillán.
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