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Apuntes de derecho penal Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

CAPITULO VII
TEORIA DE LA ACCION

I. DERECHO PENAL DE ACTO Y DERECHO PENAL DE AUTOR.

La expresión "derecho penal de acto" alude a la fisonomía que presenta este sector
del ordenamiento jurídico, en cuanto concibe la conducta humana como eje de toda la
estructura del delito y como requisito indispensable para que el Estado ejerza cualquier
reacción punitiva en contra del individuo.

Se habla, pues, de derecho penal de acto en contraposición a derecho penal de


autor, es decir a cualquier pretensión de fundar la reacción estatal, no en la ejecución de un
acto voluntario y externamente apreciable, sino en las situaciones personales del individuo,
en sus cualidades o en sus procesos internos que no transcienden al mundo que lo rodea.

La distinción entre derecho penal de acto y derecho penal de autor no es sólo una
cuestión de índole sistemática (con connotaciones únicamente jurídicas), sino que es un
asunto con una clara dimensión política e ideológica. Porque sólo el derecho penal que se
funda en una conducta materializada en actos externos, susceptibles de ser probados en un
proceso penal, puede ser limitado y controlado conforme a los principios legitimadores de
la reacción estatal. Un derecho penal de autor, en cambio, en la medida en que no da
cabida a tales límites, conduce necesariamente a una concepción totalitaria de la reacción
punitiva.

Una concepción del derecho penal que privilegia el rol protagónico del "acto"
exige que los tipos se estructuren sobre la base de fórmulas verbales concretas, como matar
o robar; no bastando una simple referencia al sujeto como el hecho de ser homicida o
ladrón. Proscribe, asimismo, la posibilidad de castigar los pensamientos, las emociones,
las ideas y aún la resolución de delinquir, si tales procesos internos no se traducen en actos
externamente apreciables. Impide, finalmente, conceder efectos penales a los sucesos
puramente causales, en que el hombre interviene como objeto y no como ser dotado de
inteligencia y voluntad.

II. LA ESTRUCTURA DEL CONCEPTO DE ACCION.

El derecho penal debe tomar como base la estructura de los actos humanos, tal
como ellos ocurren en la realidad. Desde esta perspectiva, toda actuación del hombre tiene
una dimensión interna y otra externa. La actuación del individuo se proyecta en el mundo
exterior, básicamente a través de movimientos corporales; pero lo hace guiado por su
voluntad, imprimiendo una dirección final a sus actos. Porque toda actuación humana
tiene un sentido, que se traduce en el objetivo que se pretende alcanzar.

Este esquema, que es aplicable a todos los actos del hombre, rige también en el
campo de las actuaciones delictivas, porque es una situación que el derecho no puede
desconocer. Tomando como base la doble dimensión (interna y externa) del acto humano,
la acción, en tanto que elemento sustancial del delito, puede definirse como cualquier

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comportamiento de la persona, materializado en un movimiento corporal externamente


apreciable, dirigido consciente y voluntariamente a un fin.

1. El aspecto interno de la acción.

Como ya lo señalamos, toda actuación humana aparece presidida por una voluntad
final (también llamada "finalidad") que se forma en la esfera del pensamiento del sujeto.

Presupone un proceso bastante complejo que incluye la representación anticipada


(o "previsión") del objetivo; la selección de los medios más adecuados para conseguirlo;
la selección de los aspectos circunstanciales (como el tiempo o el lugar) que resulten más
apropiados; la consideración de los efectos concomitantes que van unidos a la
consecución del objetivo o al empleo de los medios; la ponderación de los riesgos, como
así también de las ventajas o desventajas que puede tener consigo la actuación, etc.

Una vez concluido ese proceso se forma en el individuo la resolución o voluntad de


obtener el fin, que es lo que da vida al aspecto interno de cualquier conducta, en general; y
de la conducta delictiva, en particular.

La voluntad final no debe ser confundida con la motivación. Esta última está
representada por la satisfacción que el individuo pretende obtener con su actuación y que
es, en definitiva, lo que lo impulsa a actuar. La motivación, por tanto, puede existir en
forma previa a la resolución de delinquir y, por este motivo, no forma parte de la estructura
del concepto de acción. Aunque puede tener relevancia a nivel de la tipicidad o de la
culpabilidad, la motivación no es un elemento indispensable para determinar si existe o no
acción en cada caso concreto.

2. El aspecto externo de la acción.

Está representado por un movimiento corporal externamente apreciable, es decir,


susceptible de ser captado por los sentidos. Consiste, por tanto, en la ejecución del plan
que va implícito en la resolución de delinquir.

El aspecto externo de la acción suele consistir en una multiplicidad de actuaciones


(desde la compra del arma hasta su utilización en contra de la víctima), todas las cuales
admiten, sobre la base de la finalidad que las preside y en función de un tipo concreto, ser
reunidas e identificadas como manifestación externa de una misma conducta.

La exigencia de ser externamente apreciable la acción, se cumple, como ya


dijimos, por su susceptibilidad para ser captada por los sentidos. De ahí que no sólo es
acción lo que el hombre hace, sino también lo que éste dice. La expresión del lenguaje,
sea oral o escrita, también importa un movimiento corporal y puede dar lugar a conductas
con efectos penalmente relevantes, como suele ocurrir, por ejemplo, en el delito de
injurias.

El aspecto externo de la acción se materializa en el movimiento corporal que


ejecuta el individuo, al margen de sus efectos sobre el mundo exterior. Aunque las
acciones delictivas suelen producir (no todas lo hacen) una alteración en el mundo que

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circunda al delincuente, este resultado no forma parte de la estructura de la acción, sino


que es su consecuencia. Así como la motivación no integra el concepto de acción por ser
anterior a ella, el resultado tampoco lo integra por ser posterior.

III. AUSENCIA DE ACCION1

Puesto que el derecho penal sólo se ocupa de acciones voluntarias, no habrá acción
penalmente relevante cuando falte la voluntad. Esto sucede en tres grupos de casos:

1. Fuerza física irresistible

Hay fuerza física irresistible -y, por tanto, ausencia de acción- cuando el individuo
es tratado como objeto, es decir, cuando se le priva de un modo absoluto de la posibilidad
de comportarse conforme a su propia voluntad. Si, por el contrario, el individuo conserva,
al menos, una posibilidad de opción, la fuerza que se ejerce en contra de él no es física,
sino moral (porque el estímulo de la fuerza, aunque haya violencia física, no opera sobre el
cuerpo del sujeto, sino sobre su mente) y en ese caso no se elimina la acción, sino la
culpabilidad. En consecuencia, lo que determina que la fuerza sea física (excluyente de la
acción) o moral (excluyente de la culpabilidad), no es la naturaleza del estímulo, sino el
efecto que éste produce en la persona en contra de quien se ejerce.

La fuerza física puede provenir tanto de la actuación voluntaria de otra persona


(alguien empuja a otro, para que éste con su cuerpo aplaste a un menor), como de la propia
naturaleza (alguien provoca ese mismo resultado tras ser embestido por un animal o por la
acción del viento). Sin embargo, quedan excluidos los impulsos irresistibles de origen
interno (por ejemplo, un arrebato o un estado pasional), porque se trata de actos en los
cuales no está ausente totalmente la voluntad, aunque pueden dar lugar a una causal de
inculpabilidad.

Si bien queda excluida la acción respecto de quien sufre fuerza física irresistible, el
individuo que la ejerce es tratado penalmente como autor del delito. Este, en el fondo,
utiliza a otra persona como objeto, tal como podría haber utilizado -pensando en el
homicidio- un arma de fuego o una piedra.

2. Movimientos reflejos

"Los movimientos reflejos, tales como las convulsiones epilépticas o los


movimientos instintivos de defensa, no constituyen acción, ya que el movimiento no está
en estos casos controlado por la voluntad. El estímulo del mundo exterior es percibido por
los centros sensores que lo transmiten, sin intervención de la voluntad, directamente a los
centros motores. Distintos de los movimientos reflejos son las reacciones impulsivas o
explosivas, en los que la voluntad participa, así sea fugazmente, y que por lo tanto no
excluyen la acción. Un case de esta índole sería el del atracador que, nervioso, aprieta
1
Párrafo redactado tomando como base las explicaciones de Muñoz Conde - García
Arán: Derecho Penal, pp. 206-207. Sin embargo, no todas las afirmaciones que aquí se
plantean corresponden al pensamiento de estos autores.

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instintivamente el gatillo al observar un gesto equívoco de huida o defensa en el cajero del


banco".

3. Estados de inconsciencia

También falta la acción en los estados de inconsciencia, tales como el sueño, el


sonambulismo, la embriaguez letárgica, etc. En estos casos los movimientos que se
realizan no dependen de la voluntad y, por consiguiente, no pueden considerarse accione
penalmente relevantes. Se discute si la hipnosis puede dar lugar a uno de estos estados. La
opinión dominante se inclina por la negativa, aunque teóricamente no está excluida la
posibilidad del que el hipnotizador llegue a dominar totalmente al hipnotizado, sobre todo
si éste es de constitución débil, surgiendo en este caso una situación muy próxima a la
fuerza irresistible.

Las tres causales de ausencia de acción anteriormente reseñadas no figuran entre


las eximentes que contempla el Código Penal. Sin embargo, nadie discute que ellas
excluyen el delito por faltar, precisamente, la conducta. Esta conclusión se funda en que si
el propio Código define el delito como "acción" (artículo 1º), no precisa establecer una
norma que expresamente diga que en caso de faltar uno de lo componentes de cualquier
acción humana, resulta excluido el delito. Una disposición en tal sentido sería,
simplemente, superflua.

EJERCICIOS:

1. Juan decide matar a su abuela Marta, porque tiene en mente heredar una cuantiosa
suma que ella tiene depositada en un banco. Un día, después de mucho meditar,
decide que lo más apropiado será suministrarle una dosis de veneno la próxima vez
que ella venga a visitarlo. Quince días después, Marta visita a Juan, y éste pone en
práctica su plan. Ese mismo día, Marta muere. Tres meses más tarde, Juan cobra
el dinero y con él adquiere un hotel que empieza a explotar comercialmente. ¿Cuál
es la finalidad, cuál la motivación, cuál el aspecto externo de la acción y cuál el
resultado en la actuación de Juan?
2. Repite el mismo ejercicio anterior, esta vez con un ejemplo relativo al delito de
aborto que tú mismo (a) vas a inventar.
3. Inventa una situación concreta de fuerza física irresistible y otra, de fuerza moral
irresistible. Determina cuáles serían las consecuencias penales de una y otra.
4. Determina, al menos, siete motivaciones distintas que podrían dar lugar a un
homicidio.
5. En tu concepto, ¿qué elemento del delito resulta excluido en el caso de quien
incurre en un resultado delictivo a consecuencia de una situación que le provoca
pánico?
6. Respecto del tipo contemplado en el artículo 144 inciso primero del C. Penal,
inventa una situación concreta en la que resulte excluida la acción y otra en la que
resulte excluida la culpabilidad.
7. ¿Qué relación existe entre los conceptos de acción y conducta?

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