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Política Indígena y Extinción de los

Indios de la Tierra del Fuego:


Selk’nam u Onas

Trabajo presentado a la Cátedra de Cultura Fueguina, 1998


Universidad de Chile
Ulises Cárdenas Hidalgo
ulises.cardenas@gmail.com

Política Indígena y Extinción de los Indios de Tierra del Fuego


Selk’nam u Onas

1.Antecedentes Generales

Antes de adentrarnos al fenómeno de la extinción entre los grupos


indígenas de tierra del fuego, desearíamos hacer una serie de consideraciones en
relación a este fenómeno.

Las comunidades indígenas Selk’nam u onas y Haush de tierra del


fuego fueron las protagonistas del peor caso de etnocidio y genocidio que pudo
haberse registrado en América en los tiempos modernos ya que en un plazo que no
excede los 50 años estas etnias vieron diezmada su población en un 97%.

Gusinde señalaba en la década de los veinte que el total de población


indígena en tierra del fuego en su período de mayor apogeo bordeaba los 4.000
individuos (mitad del siglo XIX), pero en la época en que este religioso austríaco
realizo sus estudios antropológico ésta se había reducido a la cantidad de 280.

¿Qué fue lo que produjo este dramático descenso demográfico?,


¿Cuales fueron las causas que produjeron que los grupos cazadores pedestres de
Tierra del Fuego se extinguieran de la faz de la tierra?, son algunas de las
interrogantes que intentaremos responder en el presente capítulo. Pero antes de
empezar a enumerar las causas de la extinción consideramos que es de capital
importancia realizar una revisión a la política que habían adoptado los gobernadores
del siglo pasado.

También debemos destacar que la extinción de la etnia Haush no será


analizada detalladamente ya que son pocas las informaciones que se tienen acerca
del tal grupo étnico, pero creemos que deben haber experimentado procesos muy
similares a los de las comunidades selk’nam u onas.

2. Política Indígena

Desde que la ocupación chilena se hizo latente en 1843 con la


fundación del Fuerte Bulnes, la Isla Grande de Tierra del Fuego no constituía una
área digna de exploración y de colonización ya que era habitada por indígenas
“salvajes y antropófagos”. Tuvieron que pasar más de 30 años para que una serie de
expediciones desmintieran el prejuicio antes señalado (v.gr. Expedición del Francés
Eugenio Pertuisset en 1874).

Una de las expediciones que más consecuencias tendría para el futuro


de los indios de tierra del fuego la dirigió el Teniente Ramón Serrano Montaner
(1879) quien señalaba que los naturales fueguinos eran de carácter pacífico, este
personaje tiene el mérito de haber sido uno de los primeros individuos en divulgar
en Punta Arenas los hallazgos auríferos realizados en algunos sistemas fluviales de
la Tierra del Fuego, hecho que posteriormente fue comprobado por una misión en
1881.

En términos de la política hacia los grupos fueguinos debemos señalar


que el primer gobernador de Magallanes que manifestó una preocupación por
entablar relaciones con los aborígenes fueguinos fue don Diego Dublé Almeida, y
según Martinic este personaje tuvo “el mérito de haber sido el único mandatario
colonial y territorial de Magallanes que manifestó un interés propiamente
indígena”(Martinic, 1979:55).

Como señalábamos anteriormente uno de los hechos que más


determinancia tendría para el futuro de los indios de Tierra del Fuego fue el hallazgo
de oro en algunos ríos de la isla. Producto de lo anterior la isla fue testigo de una
brutal invasión de mineros y hombres que lo único que deseaban era encontrar el
preciado metal y obtenerlos a toda costa. La zona geográfica que más protagonismo
concentraría en el mencionado fenómeno sería el sector septentrional y occidental de
la Isla Grande. Como consecuencia de esto y considerando que la sierra de
Boqueron había sido el hogar desde tiempos inmemoriales de una parcialidad
selk’nam (Chonkoiuka), esta población fue la que recibió el impacto más dañino.
Varios autores señalan que durante este período se produjeron una serie de
enfrentamientos entre las poblaciones autóctonas y las recién llegadas,
enfrentamiento que por lo general se caracterizaban por la muerte de los integrantes
de grupo nativo.
Producto de los ataques, algunos mineros comenzaron a alarmarse y
demandaron protección de la autoridad competente. Fue el Gobernador Sampaio en
1882 el encargado de acoger la anterior petición y como consecuencia de esto tomo
una serie de medidas entre las que destaca el envío de la goleta “Luisa” con
materiales y soldados para prestaran auxilio a los trabajadores contra el ataque de los
indios, así como la construcción de las primeras edificaciones que posteriormente
constituirían los que se llamaría el Pueblo de Porvenir.

En general observamos que en este período las políticas emanadas de


la gobernación de Magallanes se caracterizaban por proteger a los mineros y castigar
a los indios, sin defender a estos últimos de los terribles ataques a los que eran
sometidos por parte de los blancos.

Después de la “fiebre del oro” otro factor que se tradujo en políticas


hacía los indígenas fue la colonización ganadera de Tierra del Fuego, fenómeno al
que se le puede atribuir la mayor responsabilidad en la extinción de los selk’nam u
onas.
Ya hacía el año de 1885 el gobierno había comenzado a entregar los
primeros territorios para la colonización pastoril. De esta forma la firma Werhahn y
Cía. se hizo acreedora de 123.000 ha. Posteriormente la firma Fuego Sheep Farming
Company recibió 180.000 ha, 170.000 ha la Philip Bay Sheep Farming Company,
y finalmente la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego hacía el año 1893 sumaba
la cantidad de 1.009.000 ha.

Los conflictos y enfrentamientos que se generaron en esta época


guardaban relación con el robo de ganado por parte de los indígenas, los cuales no
establecían diferencias entre el guanaco colorado o guanaco blanco. Producto de
tales actos muchos indígenas fueron cruelmente asesinados, sus esposas violadas y
sus hijos entregados como curiosidades a las respetadas familias de Punta Arenas.
La dimensión real que tomo esta matanza se inscribe como uno de los capítulos más
amargos en la historia de los atropellos de los derechos de las poblaciones indígenas
de América.

En general podemos calificar este período, siguiendo a Martinic, como


el de la “política de omisión”, destacando gobernadores como Sampaio y Señoret.
En relación a esta situación es conveniente señalar que el mismísimo gobernador
Señoret llevo a cabo un remate de indígenas en Punta Arenas (165 onas), los que
habían sido deportados de la Isla Grande de Tierra del Fuego gracias a las acciones
de Mauricio Braun, entonces directos gerente de la Sociedad Explotadora. Este
hecho constituyo uno de las más terribles violaciones a los derechos humanos que se
hayan llevado a cabo en nuestro País.
Debido a que las acciones de tales individuos no pasaron
desapercibidas para la sociedad en general, se llevo a cabo una investigación que
había sido ordenada por el Ministro de Relaciones Exteriores, Colonización y Culto
don Luis Barros Borgoño y en la que fue designado como ministro en visita el juez
de Valparaíso señor Manuel Cruz. Hecha la investigación, el señor Cruz sobreseío
el caso remitiéndose a señalar que los indígenas sobrevivientes (50) deberían ser
trasladados a la misión de San Rafael en la Isla Dawson.

Producto del descontento social al que se vio enfrentado el gobernador


Señoret, éste se vio en la obligación de reformular su política hacía los indígenas y
este cambio se materializo en un documento que había sido elaborado por un amigo
del gobernador Dr. Lautaro Navarro. De esta forma el documento denominado
“Tierra del Fuego y sus Naturales”, intentaba constituir un instrumento que aliviaría
en parte la penosa situación por la que estaban atravezando los Selk’nam, ya que
contenía conceptos fundamentales que apuntaban hacia la supervivencia de estos
indígenas y de su civilización. Según Martinic “la concepción del plan constituía la
expresión típica del humanismo paternalista propio de la época que pretendía
hacer de los indígenas más objetos que sujetos de civilización”(Op.Cit.,88)

Lamentablemente la anterior propuesta no fue bien recibida por parte


de la sociedad ganadera, los que vieron en este texto un serio riesgo que amenazaba
sus intereses económicos. De esta forma se puede señalar que los ganaderos y
estancieros lo único que deseaban conseguir era la expulsión de los Indios de Tierra
del Fuego a cualquier costo.

En síntesis el hecho de que la gobernación de Magallanes amparara y


colaborara en la explotación y el mal trato que recibieron nuestros indígenas por
parte de los ganaderos, se constituye como una de las acciones más genocidas y
etnocidas que pudieron haber ejecutado los gobernadores Guerrero, Bories y
Señoret.

3. Causas de la Extinción de los Indios de Tierra del Fuego

Al igual que en el caso de los kaweskar, la extinción selk’nam sólo


debe ser contemplada desde la óptica que considera la concurrencia de una serie de
factores que se desarrollaron paralelamente y que a la larga producirían la
desaparición casi completa de la etnia selk’nam.
3.1 Desarrollo de la Actividad aurífera

Con el descubrimiento de oro en la región septentrional de la Tierra del


Fuego, por la expedición de Ramón Serrano en 1879, se dio inicio a una verdadera
fiebre por el metal dorado.

Hacia 1880 un importante grupo de mineros se encontraban instalados


en labores extractivas, en las zonas de los ríos y canales de la sierra de Boquerón, en
la parte noroccidental de bahía Inútil, como también en la desembocadura del río
ubicado en la Bahía de San Sebastián.

Los mineros establecidos en Boqueron no tardaron en penetrar al


interior del territorio en busca de mejores lugares para la explotación del preciado
metal, de esta forma se produjeron los primeros encuentros con los indios los que se
caracterizaban por la violencia extrema, el rapto y violaciones de mujeres, y la
muerte en general de gran número de individuos.

Junto a estos buscadores de oro, llego el aventurero rumano Julio


Popper, el que junto a un grupo de cincuenta hombre se instala en la costa norte de
la Bahía de San Sebastián donde encontraron el preciado metal y levantaron un
poblado al que denominaron Páramo. Tal fue el poder que alcanzo a tener este
personaje que llego a acuñar monedas y sellos postales los cuales tenían validez en
su propio dominio. Es interesante destacar el hecho de que aún descendientes de selk
´nam tienen en su mente el recuerdo de tan siniestro personaje que después se
convertiría en uno de los más temibles cazadores de indios. Observemos lo que nos
dice un sobreviviente de la etnia selk’nam “Popper, un hombre educado, un
ingeniero, matando indios y todavía tiene la desfachatez de hacerse sacar la
fotografía. Y mataba por matar, porque en ese tiempo cuando Popper cazaba él no
tenía ovejas, si el era buscador de oro. Mataba por matar, de gusto. El cosechaba
el oro y lo mandaba a los ministros en Buenos Aires...” (Garibaldi citado en
Chapman, 1990:61-62).

En relación a Popper debemos señalar que fue un hábil estratega ya


que era una persona que intentaba aparentar por una parte ser un gran defensor de
los derechos de los selk’nam, mientras que por otra realizaba acciones en completa
contradicción con los principios y planteamientos que expresaba en las sesiones del
Instituto Geográfico Argentino de Buenos Aires.

Finalmente lo que debemos tener muy en claro es que las muertes de


selk’nam durante este período constituyeron una cantidad inferior a la que unos
años más tarde provocarían los estancieros, una vez que la fiebre del oro decayó.
3.2 Colonización Ganadera

Isla Grande de Tierra del Fuego fue testigo a fines de la década de los
noventa del nacimiento del latifundio, ya que durante este período fueron entregadas
en concesión inmensas porciones de terreno a diversas firmas ganaderas. Es en este
contexto en donde empieza a desarrollarse una verdadera batalla entre los antiguos
habitantes de Tierra del Fuego y los recién llegados estancieros y ganaderos.

La introducción de la oveja genero una de los mayores trastornos en la


economía selk’nam, economía que milenariamente se había articulado en torno al
guanaco colorado. Este última especie comenzó a desaparecer paulatinamente
cuando los campos comenzaron a ser cercados con alambre y ante esta situación los
indígenas optaron por consumir a la nueva especie que había sido internalizada por
ellos como “guanaco blanco”.

De esta forma apreciamos como la etnia selk’nam fue fruto del


desarraigo, canalizando su rabia y dolor hacía el hombre blanco el cual violaba a sus
mujeres, raptaba a sus niños, asesinaba a sus congéneres, usurpaba sus tierras,
mataba sus animales y los reemplazaba por nuevas especies.

Gusinde señalaba que la consecuencia de la anterior situación fue una


guerra desproporcionada, cobarde y desigual en la que “Los colones estaban
armados con rifles y gozaban del apoyo de las fuerzas armadas de los gobiernos de
Sudamérica, mientras que los indígenas no tenían más que sus arcos” (Gusinde,
1989:9)

Este mismo autor señalaba que algunos estancieros ejecutaron una


serie de medidas tendientes a eliminar la población , entre las que se contaban el
“envió como obsequio a los desamparados indígenas de carne ovina envenenada ex
profeso con estrictinina...a los niños apresados se les inyectaban diferentes
gérmenes patógenos antes de devolverlos a sus campamentos...que se introdujeron
perros especialmente entrenados que se utilizaron en las batidas contra los
indígenas y que el inglés Sam Islop se vanagloriaba de tener en uso correas de
cuero provenientes de la piel de las espaldas de los selk’nam asesinados”(Op.Cit.
9-10).

También debemos considerar el horroroso papel que desempeñaron los


Cazadores de Indios, los cuales se convirtieron en verdaderos mercaderes que bajo
el amparo de las compañías ganaderas se dedicaron a la labor de limpiar los campos
asesinando al mayor número posible de indígenas. Estos personajes por el pago de
una libra esterlina, entregaban la cabeza de un indio a los estancieros, las cuales
muchas veces fueron a para a diferentes museos de Europa. Cabe señalar a este
respecto que el Museo Antropológico de Londres cancelaba la no despreciable suma
de cuatro libras esterlinas por cráneo de aborigen en pro del progreso de la ciencia.
Posteriormente esta práctico cayo en desuso y se opto por ofrecer la libra sólo
presentado un par de orejas, o algún órgano vital de los aborígenes (senos, testículos
etc.).

Popper, Chancho Colorado (Mc Lenan), San Islop, constituían los más
temidos cazadores de indios de tierra del fuego, actividad que les permitió acumular
una buena suma de dinero, pero que también se constituiría como una variable
necesaria de considerar a la hora de analizar el etnocidio y genocidio de las
comunidades Fueguinas.

3.3 Conflictos Internos

Producto de que la Isla Grande de Tierra del Fuego fue ocupada por el
hombre blanco para llevar a cabo la tan deseada colonización ganadera, muchos
parcialidades y grupos de la etnia selk’nam tuvieron que desplazarse desde los
ámbitos septentrionales y occidentales hacia los más meridionales y boscosos. Como
consecuencia de lo anterior se rompió uno de los principios más importantes en la
vida de todo grupo nativo: su concepción territorial. De esta forma los haruwen
fueron violados lo que generó una serie de disputas y conflictos internos los que se
tradujeron en la muerte de casi todos los miembros de un grupo.

Chapman en relación a los conflictos internos nos señala que muchos


selk’nam “murieron en guerras que ellos mismos se hacían. Esas luchas intestinas
eran más frecuentes en esta época pues a medida que los terrenos de caza iban
siendo cercados por los mismos ganaderos, el terreno restante era más y más
disputado entre los mismos indígenas”(Chapman, 1990:19)

Es interesante mencionar lo que nos indica Lucas Bridges en su clásica


obra “El Último Confín del Mundo” en relación al fenómeno antes aludido “Cuando
los blancos comenzaron a establecerse en la tierra de los onas, muchos de los
aborígenes se vieron obligados a invadir los territorios de caza a que decían tener
derecho otros grupos de los indios del sur, los que a su vez se vieron forzados a
internarse en las montañas. Todo esto provocaba rivalidades y peleas en mayor
grado que antes de la intrusión de los blancos, y por consiguiente las grandes y
amistosas reuniones escaseaban”(Bridges, 1975:438).

Por lo tanto consideramos que los conflictos internos, fundamentados


en toda una concepción territorial-espacial, constituyeron un fuerte factor de
reducción demográfica.
3.4 Misión de San Rafael

Un factor clave en la extinción de la etnia selk’nam la jugaron las


Misiones Salesianas de La Candelaria en Argentina y de San Rafael en la Isla
Dawson. Estos religiosos guiados por Monseñor Giussepe Fagnano llegaron a Chile
a fines de la década de los ochenta y solicitaron al gobierno de Balmaceda la
concesión de algún terreno para llevar a cabo la labor evangelizadora. Ante esta
situación el Estado decidió concederle a la mencionada orden la Isla Dawson por el
lapso de 20 años.

La misión de San Rafael constituyo un verdadero campo de


concentración al cual fueron deportados una gran cantidad de aborígenes de fuego-
patagonia, los que nunca volverían a ver sus ancestrales tierras y dominios (ver
anexo)

Con ayuda de las hermanas de la Orden de María Auxiliadora, los


salesianos llevaron a cabo una serie de medidas tendientes a civilizar y cristianizar a
los aborígenes con el objetivo de adaptarlos a los modos de vida occidental.

Los salesianos fueron motivados a ejecutar sus estrategias de


conversión por parte de los ganaderos y estancieros ya que éstos últimos
visualizaban a Dawson y a la misión como el mejor mecanismo para deshacerse de
la población nativa de tierra del fuego. Incluso llegaron a pactar con el Padre
Fagnano la cantidad de 1 libra esterlina por cada selk’nam deportado a San Rafael.

El hacinamiento, el sedentarismo y cambios en los hábitos culturales


(cambios en las dietas alimenticias y el los hábitos de vestir) generaron en conjunto
una grave crisis de las condiciones de salud de los selk’nam la que se tradujo en la
alta tasa de mortalidad (ver anexo).

Siguiendo a Aliaga podemos señalar que “Aparentemente la Misión de


Dawson concluyó en nada...de este modo la extinción inexorable de los onas fue en
cierto sentido acelerada al reunirlos en las casas de la misión. Sin embargo, frente
a los asesinatos sistemáticos de los cuidadores de ganado, a la política de omisión
de las autoridades públicas, al contagio de diversas enfermedades que el contacto
con los blancos les provocaba y al atraso de la medicina, la Misión de la Isla
Dawson se yergue como una empresa heroica del cristianismo, donde el ocaso de
una raza no disminuye el gesto martirial del misionero”(Aliaga, 1981:260).

Sintetizando podemos señalar que la misión de San Rafael por una


parte se constituyo como un espacio y ámbito de vida ya que represento un lugar que
posibilito la supervivencia de la etnia selk’ nam, pero por otra parte fue el
escenario de una serie de decesos producto de las epidemias y enfermedades que
diezmaron a gran parte de la población de la Misión de San Rafael.

3.5 Enfermedades

Finalmente queremos dar a conocer lo que, a nuestro juicio, representa


el factor que más contribuyo a la crisis biológica y cultural del grupo selk’nam: Las
patologías fisiológicas.

Varios autores plantean que uno de los factores que más daño le
profirió a la población nativa de América latina fueron las enfermedades, pero un
fenómeno que destaca en relación a este, es el hecho de que la responsabilidad que
se le puede atribuir al hombre blanco es, en este caso, difusa e indirecta, ya que
generalmente la contaminación con los gérmenes se realizo de forma imperceptible.

Nuestros indios a raíz de haber experimentado una serie de cambios de


hábitos y patrones culturales (Alimenticios, de vestimenta, de circulación espacial
-nomadismo v/s sedentarismo), no pudieron desarrollar las necesarias defensas
naturales que les permitieran lidiar contra estas nuevas patologías, constituyendo de
esta forma huéspedes ideales para el mantenimiento y la propagación de
determinadas bacterias y virus.

Enfermedades como el sarampión, influenza, neumonía, tuberculosis,


difteria, tifus, viruela, gripe, escarlinata e infecciones venéreas produjeron entre los
indios de tierra del fuego mucho dolor y muerte, enfermedades que eran
consideradas Koliot-kwaki, ya que su presencia se explicaba sólo por el hombre
blanco.

Es interesante señalar que ,incluso en el presente siglo, hay registros


que indican la presencia de una serie de enfermedades entre los descendientes de los
grupos indígenas de Tierra del Fuego. En relación a esto es ilustrativo citar lo que
Kiepja, mejor conocida como Lola, le indicaba a Anne Chapman, cuando se refería a
una epidemia de sarampión que se desarrollo por el año 1925 “Muertos - muertos -
muertos. ¿ Cuántos muertos ?, no sirve el Koliot xo’on (el médico blanco). El
cementerio está lleno. Tanta gente murió. Todos los días; todo el día muertos
vienen (pasaron llevados), vienen en camiones llenos de muertos - mujeres - chicos.
Todos murieron de koliot-kwaki (enfermedad de los blancos); chiquitos juntos con
sus mamás-pobrecitos. Sufren (sufrieron). Señoritas, mujeres grandes no casadas
todavía, muchachos jóvenes. El cementerio es grande”(Chapman, 1990:30, el
destacado es nuestro).
Finalmente ¿Qué podemos concluir con los antecedentes
mencionados? Sólo que en Chile durante el siglo pasado se llevo a cabo la peor y
más sanguinaria extinción biológica y cultural -genocidio y etnocidio- de la que se
haya tenido noticia durante los tiempos modernos, situación que es analogable con
aquella ocurrida hace 500 años y que también se caracterizaría por el choque entre
dos mundos totalmente distintos.
Política Indígena y Extinción de los Indios de los Canales de la
Patagonia Occidental
Kaweskar o Alacalufe

1.Contextualización General

Los Kaweskar constituyeron la entidad étnica más numerosa que


habito en los canales australes de la Patagonia occidental siendo a la vez el grupo
humano que ocupaba los más extensos terrenos del mencionado sector. Su ámbito de
acción se circunscribía desde el Golfo de Penas (47° Latitud Sur) hasta el estrecho
de Magallanes, cerca de la península de Brecknock (54° 30’ Latitud Sur) o del canal
Cockburn, en la costa occidental de la Tierra del Fuego (Chapman, 1986; Ortiz-
Troncoso, 1996).

Este grupo nómade se caracterizaba por ser de adaptación marítima,


articulando de este modo una economía de caza-pesca y recolección de especies
provenientes del océano pacífico, no excluyendo de esta forma los productos
provenientes del ámbito terrestre (hongos y bayas), ya que éstos complementaban su
base de recursos subsistenciales. Su medio de transporte original era la canoa
confeccionada de trozos de corteza de árbol, y es en este medio de transporte en
donde se desplaza la familia completa por medio de los canales australes (Gusinde,
1989).

Su vestimenta se caracterizaba por estar hecha de cueros de lobos


marinos de dos pelos y nutrias, pelajes que son impermeables a la acción del agua y
que constituían por lo tanto una buena protección en un medio ambiente con altas
tasas de pluviosidad.

En términos demográficos es difícil establecer cifras tanto del período


precontacto como postcontacto, ya que por el hecho de practicar un nomadismo
constante las cifras oscilan enormemente de acuerdo a los registros y a los autores,
pero se puede señalar que en la primera mitad del siglo XIX la población del área
de los archipiélagos occidentales podría haber alcanzado unos 4.000 individuos, la
que al finalizar el siglo llegaría sólo a 500. Durante el presente siglo (1925) el grupo
ya se había reducido a la cifra de 150 individuos, mientras que en 1946, según
Joseph Emperaire el grupo presentaba sólo 100 integrantes puros (Emperaire, 1963).
En 1953 se pudo constatar la presencia de sólo 60 Kaweskar en Puerto Edén,
cantidad que según Ch. Clairis disminuyo en 1971 a la cantidad de 47 individuos
(Ortiz-Troncoso,1996: 142).
Las cifras entregadas nos grafican claramente el alarmante descenso
poblacional que experimentó este grupo étnico, descenso del orden del 97,5% que a
nuestro parecer sólo se explica por la presencia de un factor: El hombre occidental,
principal responsable de la paulatina y silenciosa extinción de un grupo que en las
postrimerías del siglo XX registra sólo 101 representantes (Aylwin, 1995:57).

En las siguientes líneas vamos a realizar una caracterización sucinta,


desde una perspectiva histórica, que nos señalara los principales factores que
participaron tanto en la dramática caída poblacional, como en el abandono de los
modos de vida tradicional.

2.Primeros Contactos con el Hombre Blanco

Los habitantes de los canales australes de la Patagonia occidental


comenzaron a recibir los primeros contactos con el hombre occidental desde el siglo
XVI en adelante, época ésta de los grandes descubrimientos geográficos que
marcaría el inicio de los así llamados tiempos modernos.

Joseph Emperaire (1963), en su clásica obra sobre los kaweskar “Los


Nómades del Mar”, nos entrega una serie de antecedentes en relación al contacto
con el hombre blanco, antecedentes que este autor engloba en dos fases temporales,
uno la del contacto con los chilotes y blancos que se iniciaría a fines del siglo pasado
(1880) terminando en la tercera década de este siglo (1930), mientras que la otra
fase postulada por este autor se yuxtapondría en sus momentos iniciales con los
momentos más tardíos de la anterior fase, caracterizándose por un gran incremento
del tráfico de la ruta de los archipiélagos y el consiguiente contacto con los blancos.
Emperaire estructuraba de esta forma el proceso de aculturación sufrido por la etnia
kaweskar, sin considerar la importancia que pudieron tener los primeros contactos
con el hombre blanco y que nos hacen retraernos en términos temporales en tres o
cuatro siglos. Lo anterior fundamenta el hecho de que nosotros postulemos otra fase,
que a nuestro juicio sería la primera en presentarse y que explicaría las reales
motivaciones que tuvo el hombre blanco, en este caso el europeo, en explorar estas
lejanas latitudes del globo terráqueo.

2.1 Contactos con Navegantes del Siglo XVI, XVII y XVIII


El primer contacto que se produjo entre occidentales y kaweskar tuvo
lugar en el mes de abril de 1526 en la Bahía de Solano, Cabo San Jorge. Este
encuentro lo protagonizo Fray García Jofre de Loayza el cual estaba a cargo de la
expedición que tenía como objetivo principal la exploración de las tierras australes
para determinar su potencial económico (v.gr. presencia de reinos con oro).
Producto de que la zona presentaba un paisaje extremadamente pobre sin grandes
recursos naturales susceptibles a ser explotados, así como a los más primitivos seres,
los occidentales no le tomaron mucha importancia a estos territorios. Lo anterior
explica muchos fenómenos, entre los que cabe señalar el hecho de que este grupo
étnico haya sido unos de los pocos grupos de fuego-patagonia que pudo sobrevivir
hasta la presente década, pero a la vez explicaría el aislamiento a la que fue sometida
durante largos años.

Entre los demás navegantes que divisaron Kaweskar en el siglo XVI


cabe señalar el encuentro que se produjo entre estos habitantes y Simón de Alcazava
en 1535. En el año de 1555 el gobernador de Chile, don García Hurtado de
Mendoza, recibió de manos del Virreinato del Perú la autorización para extender la
soberanía hasta el estrecho de Magallanes, y de esta forma ordeno a Juan Ladrillero
la empresa de exploración de estos territorios. Ladrillero señalaba en ésta época en
relación a los naturales con los que se había encontrado que eran “Los indios...más
miserables y groseros del continente americano”(Gusinde, 1989: 24).

En esta época una característica de estos encuentros es que nunca


constituyeron una relación (en igual posición), sino que más bien eran contactos
breves y de tipo ocasional. Francisco Cortes en 1558 y el pirata británico Francis
Drake en 1578, protagonizaron contactos que pueden caracterizarse como de este
tipo. Entre 1579-1580 el Virrey del Perú envío a Pedro Sarmiento de Gamboa para
observar y controlar el movimiento de los piratas ingleses y es así como se
generaron una serie de encuentros entre las poblaciones autóctonas y los
conquistadores.

John Byron en 1740 entrego una buena descripción de las Islas


Guatecas y de los Chonos, pero fue sólo en 1764 (2° viaje) en el que tuvo contactos
breves con los Kaweskar.

Finalmente el capitán Fitz-Roy en 1831 estuvo en contactos con


poblaciones fueguinas y de la Patagonia occidental, ya que el gobierno británico
quería realizar una serie de investigaciones en la Tierra del Fuego, Estrecho de
Magallanes y Patagonia Occidental. Recordemos que es durante este viaje en donde
se llevan a Europa a bordo del Beagle a 4 indios de fuego-patagonia, tres de los
cuales resultaron ser kaweskar (Fuegia Basket, York Minster y Boat Memory)
mientras que el restante era del grupo yámana (York Minster). Luego de una estadía
de un año en Gran Bretaña regresaron a su hogar en el mismo barco, el que traía
consigo a Charles Darwin.

Siguiendo a Gusinde nos atrevemos a indicar que en la mayoría de los


primeros informes emana el hecho de que en los primeros contactos “los salvajes
salían ingenuamente al encuentro del blanco, pero tal ingenuidad era
recompensada con abusos inhumanos” (Op. Cit.)

En resumen podemos señalar que este período se caracterizaba por el


trato absolutamente esporádico con navegantes provenientes de las principales
potencias marítimas coloniales (España, Holanda, Gran Bretaña y Francia). En lo
anterior subyace el hecho de que este sector geográfico (Patagonia Occidental) sólo
haya sido considerado como una vía de comunicación entre el Atlántico y el
Pacífico, no existiendo ningún intento y proyecto de colonización de los
mencionados sectores, produciendo por lo tanto que la interacción fuera escasa,
episódica y poco significativa. La anterior situación, a juicio de Ortiz-Troncoso
“hizo que el contacto europeo-indígena, ya presente en toda su crudeza en otras
regiones de América, quedase allí postergado...así la población indígena austral no
tuvo que sufrir la imposición de sistemas laborales que pudiesen acarrear graves
disminuciones de la población, como estaba ocurriendo en las zonas mineras de los
andes y en las regiones agrícolas del área del caribe”(Ortiz-Troncoso, 1996: 145).

2.2 Contactos con hombres blancos y Chilotes del Siglo XIX

Desde fines del siglo XIX el panorama descrito en el párrafo anterior


varía substancialmente, ya que se empieza a incrementar el tráfico de las naves
marítimas por las rutas de la Patagonia occidental, produciendo a la vez que el
contacto entre los kaweskar y blancos tuviera un carácter más reiterativo.

Un fenómeno que se desarrollo de forma explosiva en esta época fue el


comercio de pieles de pinnipedos, entre los que destacaban los lobos marinos de dos
pelos, pero también interesaban los cueros de nutrias y del coipu. El pelaje de éstos
animales era un bien muy deseado y la caza de tales animales organizaba verdaderas
expediciones en las que participaban mayoritariamente población de la Isla Grande
de Chiloe. Los principales centros de los cuales salían las goletas chilotas eran Punta
Arenas, Chiloe y Puerto Montt, centros que a su vez se convirtieron en verdaderos
polos de migración de la población aborigen.

Una característica que destaca de esta nueva etapa es la violencia


empleada por parte de los blancos y los chilotes en contra de la etnia kaweskar, ya
que ésta fue diezmada cruelmente producto de varios factores entre los que se
cuentan asaltos a las familias aborígenes por el sólo objetivo de robarles los cueros,
así como el rapto de individuos jóvenes y la violación recurrente de las mujeres. Lo
anterior explica un comportamiento que está bien ilustrado por Emperaire cuando
este autor señala que “Los alacalufes tenían una verdadera aversión con los chilotes
por los daños que le provocaban”(Emperaire, 1963).

Paralelo a estos hechos de violencia, los occidentales y chilotes


implementaron otras estrategias con el objetivo de conseguir las tan preciadas pieles
y ésta consistió en la introducción de una serie de elementos y artículos culturales
propios de la vida occidental, articulando de este modo una especie de trueque
asimétrico con los naturales. Un ejemplo de lo anterior lo constituye el hecho de que
los kaweskar intercambiaban sus capas de nutria y coipu recibiendo a cambio
ponchos, frazadas, prendas de vestir, alcohol (aguardiente), y alimentos típicos de
las dietas occidentales, los que en conjunto producirían la lamentable consecuencia
que es una de las temáticas centrales del presente trabajo de investigación: La
Extinción, en este caso de la población Kaweskar.

Por otra parte en Europa se puso de moda a fines del siglo XIX el
exhibir a grupos de indígenas primitivos para mostrar a los supuestos civilizados los
extraños modos de vida y costumbres, pero lo que principalmente destacaba era su
peculiar forma corporal. En este contexto, sensación causo en Europa un grupo de
11 Kaweskar que habían sido traídos y capturados por el capitán Schweers y que la
firma Hagenbeck de Hamburgo mostró en diversas ciudades de Europa. Este grupo
se presento en París en el “Jardín d’ acclimatation”, para después ser exhibidos en
Alemania en diversos jardines zoológicos. Cabe destacar que la Sociedad
Antropológica de Berlín el 14 de noviembre de 1881 realizó una reunión
extraordinaria con el objetivo de efectuar un detallado examen somatológico de los
individuos. De este grupo sólo regresaron a su patria 6 ya que a mediados de 1882
los restantes murieron en Zurich producto de enfermedades respiratorias
inflamatorios y venéreas que habían adquirido en el transcurso de su permanencia.
Un médico que estuvo a cargo de los enfermos sólo se limito a decir “Nuestro
Fueguinos llegaron sanos desde su tierra, el mal lo contrajeron en Europa”.

También debemos destacar el significativo papel que jugo a fines del


siglo XIX las misiones salesianas, particularmente la Misión de San Rafael ubicada
en la Isla Dawson. Esta misión respondía a la política evangelizadora que estaba
llevando a cabo la iglesia católica entre los aborígenes de fuego-patagonia, y albergo
en sus primeros cinco años sólo a población kaweskar de los sectores aledaños de la
mencionada Isla, pero en el transcurso de los años se volvió en una verdadero
reducto del que no saldrían nunca los indios de tierra del fuego. Tampoco debemos
olvidar los intentos emprendidos por parte de las Misiones Anglicanas para civilizar
y evangelizar a las poblaciones Kaweskar, destacando de esta forma la labor llevada
a cabo por el reverendo Thomas Bridges en 1880.
2.3 Contactos con hombres blancos comienzos del Siglo XX.

Ya situados en nuestro siglo, una serie de acontecimientos de


significativa importancia ocurrieron en los canales australes y que afectaron de un
modo u otro la vida de nuestro queridos kaweskar, pero en este ítem sólo nos
referiremos a los que se produjeron a comienzos del presente.

La zona de los canales y archipiélagos de la Patagonia occidental fue


testigo mudo desde finales del siglo pasado del cada vez más constante y fluido
tráfico de naves marítimas que deseaban llegar al pacífico. En relación a esto
debemos recordar que aún no habían sido habilitados pasos marítimos que acortaran
las distancias de navegación entre la costa occidental de América y el Atlántico.
Sólo a partir de la década de los veinte tal situación variaría, ya que en 1920 se
inauguró el famoso Canal de Panamá que produjo un fuerte cambio en las
tradicionales rutas marítimas que habían sido utilizadas desde antaño. Producto de lo
anterior la zona del estrecho de Magallanes comenzaría a ser testigo del cese
paulatino del tráfico naviero producto de la construcción de la nueva ruta que redujo
significativamente los costos y el tiempo de los viajes.

Considerando lo anterior es evidente que a comienzos de siglo el


contacto con nuestros naturales haya aumentado considerablemente, ya que estos
llevados por la sana curiosidad se acercaban a las embarcaciones con el objeto de
conseguir del hombre blanco alguna baratija u objeto que satisfaciera cualquiera de
sus necesidades. Por otra parte las poblaciones occidentales al ver a los indios en
condiciones tan miserables e inspirados en la ética humanista, suministraron y
realizaron una serie de aportes materiales que más tarde actuarían como verdaderos
agentes catalizadores que producirían en conjunto la crisis biológica y cultural de la
etnia kaweskar. Paralelo a esto se fue desarrollando una relación de dependencia por
parte del Kaweskar hacía la cultura occidental, ya que éstos consideraban que era
necesario obtener una serie de elementos de la cultura occidental (alcohol, alimentos
etc.). Por lo tanto observamos en lo anterior como se fueron generando una serie de
factores de dependencia entre los que podemos señalar el trueque de bienes, la
mendicidad y el alcoholismo por mencionar sólo los más importantes.

También es conveniente destacar el hecho de que a comienzos de siglo


y por razones económicas la actividad de las galotas chilotas y de los cazadores de
pieles disminuye notoriamente, pero esto no significó que los efectos de tales
factores hayan terminado paralelamente. Por el contrario muchos de las
consecuencias de la relación antes señalada encontrarían su mayor desarrollo en el
presente siglo, por ejemplo las enfermedades venéreas, principales responsables, a
juicio de varios autores, de la extinción kaweskar, manifestarían sus principales
secuelas para esta comunidad indígena mediados del presente (Emperaire, 1963;
Gusinde, 1989).

Según Gusinde, la parcialidad más afectada por el intenso tráfico en la


zona del estrecho de Magallanes fue el grupo meridional, y fue este grupo siguiendo
a este autor el más perjudicado por el contacto con el blanco. Por otra parte, esta
intensa actividad naviera constituía un factor constante de peligro para los kaweskar,
ya que las embarcaciones levantaban un gran oleaje que hacía colapsar las pequeñas
canoas de nuestros nativos. Debido a lo anterior los kaweskar se vieron obligados a
circunscribir su ámbito de acción hacia los canales más septentrionales de la
Patagonia occidental.

En términos de las relaciones y contactos llevados a cabo desde


mediados de siglo, éstas serán mencionadas en el ítem correspondiente a la política
indígena de mediados del siglo XX.

3. Extinción de la etnia Kaweskar: Principales Factores

En este acápite señalaremos los principales factores, que desde nuestro


punto de vista han producido el colapso de este grupo cultural. Por otra parte,
queremos invitar al lector a una profunda reflexión en relación a la siguiente
interrogante ¿ Por qué la etnia Kaweskar constituyo uno de los pocos grupos
culturales de Fuego-Patagonia que pudo sobrevivir al contacto con occidente ?.
Creemos que la pregunta anterior no posee una respuesta simple y sencilla, ya que a
nuestro parecer sólo la conjugación de una serie de factores explica la supervivencia
de este grupo indígena.

Por una parte debemos considerar el aislamiento a que se vio sometida


esta población producto de que la zona en la cuál desarrollaba sus principales
actividades culturales (zona de los archipiélagos de la Patagonia occidental) era a los
ojos de los occidentales (europeos y posteriormente chilenos) pobre en recursos
naturales dignos de explotación. De ahí deriva el hecho capital de que no se hayan
considerado políticas que implementaran la construcción de centros urbanos de real
envergadura. Por otro lado, el mismo régimen cultural de vida de los canoeros
-nomadismo-, constituyo un factor clave a la hora de la permanencia de las
tradiciones culturales, ya que de esta forma no pudo ser concretada una
occidentalización (posterior chilenización) planificada en forma regular. Varios
autores señalan que era común que grupos de Kaweskar abandonaran los enclaves y
puertos militares repentinamente para así emprender sus tradicionales actividades
de subsistencia (caza, pesca y recolección) por largos períodos de tiempo
(Emperaire, 1963; Gusinde, 1989). Pero en todo caso realizar una afirmación en
términos de plantear de que fueron las estrategias adaptativas de este grupo las que
posibilitaron su supervivencia cultural, es un planteamiento que debe ser analizado
rigurosamente, tomando en cuenta la información provenientes varias disciplinas
científicas.

A continuación señalaremos los principales factores que explican el


ocaso del pueblo Kaweskar. En todo caso no somos partidarios de considerar a tales
factores como causas independientes en el proceso de extinción, por el contrario
adherimos al planteamiento que supone que sólo la recurrencia simultánea de tales
factores pudo gatillar el fenómeno que produciría la terrible crisis cultural y
biológica por la que atravesó - y por qué no decir, atraviesa - la población indígena
de los canales australes.

3.1 Enfermedades Occidentales:

Producto del contacto con la civilización occidental se produjo un


inevitable “choque microbiano”, que a la larga se traduciría en el dramático
descenso poblacional que experimentarían en general todas las comunidades
indígenas de Fuego-Patagonia. Hay que atribuir a este factor la mayor cantidad de
muertes que se registraron entre nuestros nativos, ya que ellos no tuvieron ni el
tiempo ni la capacidad para desarrollar las defensas naturales necesarias para frenar
el avance de estas nuevas patologías que tomaron el carácter de epidemias
generalizadas. La tuberculosis, la gripe, neumonía, sarampión, escarlatina, influenza,
difteria, tifus y viruela constituyeron algunas de las principales enfermedades que
diezmaron seriamente la población kaweskar.

Una consideración interesante en relación al párrafo anterior es que


muchas de estas enfermedades se desarrollaron favorablemente producto del cambio
de hábitos culturales. Por ejemplo, el uso más creciente de prendas de vestir
occidental significo el paulatino abandono de las capas y cueros de lobos marinos y
nutrias, esta situación hunde sus raíces en la época en que los chilotes y blancos
intercambiaban los pelajes por frazadas y prendas de vestir. Emperaire en 1963
señalaba en relación a esto que “Los daños que se atribuyen a la ropa y a las
frazadas de importación no deben ser imaginarios [...] En un país en que llueve 280
días al año y en donde el viento sopla casi constantemente, es preferible una capa
protectora de grasa sobre la piel desnuda y algunos mantos de pieles de animales
antes que vestidos todo el tiempo húmedos o empapados...Este vestuario debe ser
responsable de una parte de las afecciones pulmonares”(Emperaire, 1963: 86-87)

Otro cambio de hábito que pudo haber producido una baja en las
defensas fisiológicas de la población lo constituye el hecho de haber abandonado sus
actividades de subsistencia, y por ende los recursos utilizados en la dieta tradicional
(moluscos, peces etc.) fueron reemplazados por alimentos occidentales (legumbres,
pan etc.) los que produjeron una inevitable crisis de nutrientes. Por lo tanto,
observamos que debido a cambios de los hábitos culturales determinadas patologías
occidentales encontraron un caldo de cultivo ideal para desarrollarse.

Varios autores, a pesar de lo planteado en los párrafos precedentes,


postulan que la principal causa de la crisis demográfica kaweskar, y por ende de la
extinción de este grupo, la constituyen las enfermedades venéreas. Estas patologías
produjeron que la crisis demográfica se debiera a una no renovación del grupo, más
que a una mortalidad catastrófica. Gusinde señalaba que la introducción de las
enfermedades venéreas había que imputarla a la inescrupulosa chusma de loberos y
cazadores de pieles blancos. Pero considerando otros antecedentes podemos señalar
que tales patologías se siguieron propagando durante el presente siglo, en relación a
esto es conveniente señalar lo que nos indica Alberto Achacaz, uno de los últimos
kaweskar puros en la actualidad. Este personaje señalaba en 1995 que “Lo que si es
cierto es que los blancos nos contagiaron “stank se”, muchas enfermedades
venéreas...Dicen que los marinos de los buques japoneses, que venían a cazar
ballenas, andaban por los canales y venían a contagiar a las mujeres; los que se
enfermaban sufrían diarreas y cagaban pura sangre...así moría mucha gente”(Vega
Delgado, 1995:59).

Emperaire en relación a las enfermedades venéreas señalaba que éstas


eran las responsables de la degeneración fisiológica de la población alacalufe, ya
que a ellas deben atribuirse el gran número de casos de niños muertos a temprana
edad y sin duda la casi totalidad de los casos de esterilidad reproductiva. Este autor
señalaba a mediados de siglo que la principales enfermedades venéreas serían la
sífilis, el ictus hemiplejico de origen sifilítico y la heredo-sífilis. Es conveniente
señalar en relación a esto, que investigaciones actuales han demostrado la presencia
de Treponematosis (Sífilis endémica o Pián) en poblaciones arcaicas costeras del
norte de nuestro país (5.000 a. P.), por lo tanto es necesario efectuar, en un tiempo
no muy lejano, algunas aclaraciones en relación al rol que pudo haber poseído la
sífilis como un factor de extinción de las poblaciones kaweskar.

Por último es conveniente señalar el papel que, a nuestro juicio,


constituyo el alcoholismo, entendido éste como una patología social. Este elemento
debió haber desempeñado un papel nebuloso en el proceso extinguitivo de la etnia
Kaweskar, ya que su consumo pudo haber originado una serie de conflictos internos
en las comunidades canoeras, a la vez que debe haber actuado en conjunto con otras
patologías fisiológicas para producir la crisis poblacional.

3.2 Migración Poblacional:


Un factor que debió haberse presente de forma bastante recurrente
hasta nuestros días lo constituye la migración poblacional. Este factor se presento
desde los primeros contactos con los blancos, ya que los europeos y después los
chilotes y cazadores, raptaban a los mejores individuos de la etnia con el fin de
llevarlos a los barcos como marinos, y una vez en este lugar los llevaban a los
centros urbanos (Punta Arenas, Puerto Montt etc.). Emperaire denominaba a este
factor como “Las Partidas” y según él constituía sólo el 15 % de las causas de la
desaparición de la etnia Kaweskar, pero una consideración interesante que realiza
este autor en relación al rapto de gente joven es el hecho de que estas personas
“representaban una selección fisiológica y psicológica”, por lo tanto se privaba a la
comunidad de sus mejores elementos.

Otro punto ha considerar en este factor es que por los ya mencionados


procesos históricos este grupo empezó a disgregarse ya que muchos miembros de las
comunidades de los canales australes se vieron seducidos por los modos y estilos de
vida de la civilización occidental que tenían sus referentes más cercano en los
principales centros urbanos de la zona. Es interesante destacar el hecho de que en
1995 sesenta y cuatro de los 101 kaweskar existentes habían decidido por vivir y
concentrar sus actividades en la ciudad de Punta Arenas, mientras que en Puerto
Edén y en Puerto Natales la cifra se reducía a la cantidad de veinticuatro personas
respectivamente. Lo anterior nos lleva a considerar y analizar el fenómeno de la
paulatina aculturación que deben estar experimentado estos individuos, pero tal
fenómeno no se desarrollara más ampliamente ya que es de una complejidad muy
elevada que sólo investigaciones antropológicas minuciosas podrán dar cuenta en
forma integral.

3.3 Accidentes Fatales:

Por último debemos considerar el papel secundario que debieron jugar


variados tipos de accidente que deben haber reducido a la población kaweskar. Una
consideración en relación a este factor es que éste no necesito la presencia del
hombre blanco para manifestarse, ya que éstos acompañaron a nuestros indios desde
los primeros días de su existencia. La modificación que pudo haber introducido el
hombre blanco podría circunscribirse a la adquisición de implementos para concretar
las acciones delictuales (v.gr.armas de fuego).

El volcamiento de canoas, que involucraba la muerte de todo el grupo


familiar, constituía uno de los accidentes más terribles que podían ocurrir en la vida
de un canoero. Por otra parte, la caída desde los acantilados debido a la necesidad de
recolectar huevos y cazar a determinadas especies de aves, privaba a la comunidad
de los individuos masculinos, igual situación ocurría en las actividades de pesca y
recolección de moluscos, diferenciándose de la anterior sólo en el hecho de que en
éstas últimas las afectadas que morían por inmersión eran preferentemente personas
del sexo femenino.

No debemos olvidar el papel que pudo jugar el alcohol en estos


accidentes, ya que la ingesta de tal elemento pudo haber provocado más de alguno
de los accidentes antes señalados. Por otra parte no debemos mirar en menos el rol
del elemento etílico en relación a los asesinatos. Según Emperaire dentro de lo que
él denomina “muertes violentas” destaca el número de asesinatos registrados desde
comienzos de siglo, ya que para un total de 335 muertos, veinticuatro de éstos se
habían producido por esta acción. Los principales móviles de las actitudes homicidas
fueron el robo y el amor, móviles que a la larga produjeron las más altas tasas de
asesinatos entre los mismos integrantes de la etnia kaweskar.

Finalmente podemos señalar que la enumeración de los mencionados


factores sólo debe ser entendida en términos globales, ya que la extinción tanto
biológica como cultural del grupo alacalufe es el resultado de la presencia de tales
factores pero de forma concurrente.

A continuación nos detendremos someramente en una temática que


guarda una intima y estrecha relación con la extinción del grupo alacalufe, tanto en
términos biológicos como culturales. Nos referimos a la política indígena, ésta será
considerada desde una perspectiva histórica que tomará en cuenta los principales
sucesos políticos atingente al mundo nativo y que se han desarrollado desde la
colonia hasta nuestro días.

4. Política Indígena:

Introducirnos en la temática de la política, en especial de aquella que


guarda relación con el mundo indígena, en este caso la población Kaweskar, merece
hacer una serie de consideraciones y alcances generales. Desde nuestro punto de
vista creemos que nunca hubo una verdadera política que se preocupara por las
demandas de las poblaciones originarias, sino que más bien constituyeron armas
legales en contra de los pueblos originarios no sólo de Chile, sino que de toda
Latinoamérica. La promulgación en 1993 de la mencionada Ley Indígena N°
19.253, no cambia en mucho el panorama descrito anteriormente, ya que sólo
constituye un esfuerzo tardía por parte el Estado en reparar la deuda histórica que
tiene con los pueblos indígenas.

En el caso particular de la población y etnia kaweskar vemos que las


políticas que se ejecutaron por parte de las autoridades tanto nacionales, como
regionales no se tradujeron en un verdadero bienestar para las comunidades, Por el
contrario éstas constituyeron estrategias e instrumentos por los cuales se intentaba
asimilar, integrar y por que no decirlo, aniquilar a las etnias aborígenes.
Con el objeto de hacer más comprensiva la acción de los aparatos
gubernamentales en relación a la problemática enunciada, consideramos que es
conveniente realizar breves caracterizaciones de algunos períodos históricos que
ilustraran la relación que tuvo el estado con los Kaweskar, para finalizar con el
diagnóstico actual de la mencionada población.

Política Indígena años 1840-1910

Durante el siglo pasado, el contexto político del país, muy


convulsionado por una serie de crisis (guerra del pacífico, decadencia del oro blanco
etc.), se manifiesta tempranamente hacia el año 1843 ya que durante este año Chile
tomo posesión efectiva del vasto patrimonio patagonico-fueguino que había
heredado de la antigua capitanía de Chile. Durante este año se asentaron los
primeros Chilenos en la ya conocida zona de Punta Arenas, que en esa época recibía
la denominación de Fuertes Bulnes. Lo anterior también se explica en el hecho de
que el estado de Chile estaba llevando a cabo una política de colonización de los
territorios apartados. Según Martinic en las zonas aledañas al fuerte vivían entre
10.000 y 11.000 indígenas los cuales fueron testigo de los primeros contactos
recurrentes con la población Chilena. Cabe señalar que durante esta época el
contacto establecido con las poblaciones kaweskar, siguiendo a Martinic, fue
“puramente ocasional y de carácter punitivo”(Martinic, 1979).

En este contexto destacan una serie de hechos anecdóticos que


sucedieron entre los gobernadores de Magallanes y los aborígenes de los canales
australes. Estos hechos se caracterizaron siempre por el enfrentamiento entre ambos
grupos, y es así como podemos mencionar los ataques que según las crónicas
profirieron los indígenas a los blancos (v.gr. enfrentamiento con el Teniente
Barragán en 1846, en 1871 con Bergatín Propontis, en 1873 se produjo lamentable
contacto entre los indios y el gobernador Oscar Viel). Tales hechos, según los
documentos históricos se habían producido por el robo de ganado de los campos de
la Patagonia occidental. Incluso hubieron voces que señalaban que los alacalufes
eran la raza más perversa y salvaje de la Patagonia.

Estos enfrentamientos siguieron produciéndose desde la década de los


cuarenta hasta finales de siglo, y en general se caracterizaban por el abuso de poder
de parte de los gobernadores de Magallanes y el mal trato conferido a los indígenas.
De ahí que no deba sorprendernos que una causa que pudo diezmar la población en
términos demográficos haya sido la situación señalada, ya que se tienen claros
antecedentes que señalan que la población indígena fue la más afectada.
Gobernadores como Guerrero Bascuñan y Señoret se caracterizaron
por articular una “política indígena” que sólo pretendía articular medidas punitivas
en contra de los canoeros. Por lo tanto podemos afirmar que , siguiendo a Martinic,
“durante este período no se conoció esfuerzo alguno por parte de los
gobernadores destinados a establecer una relación siquiera humanitaria...por lo
tanto se les ignoro a su suerte mientras no perturbaran la vida o la hacienda de los
colonizadores o del Estado” (Op. Cit.)

Por otra parte, nunca fueron severamente juzgados y sancionados los


cazadores de pieles y chilotes, que en algunos casos llegaron a exterminar a familias
enteras. En relación a esto último la autoridad nunca manifestó preocupación,
inclusive sabiendo que estos hechos ocurrían.

Finalmente debemos señalar el papel que cumplió la política


evangelizadora que se llevo a cabo en fuego-patagonia desde finales de la década de
los ochenta. Fueron los Salesianos los que ejecutaron la anterior política, y para esto
le solicitaron al gobierno la concesión de la Isla Dawson por un determinado período
de tiempo. Posteriormente ésta orden religiosa recibió la ayuda de las Hermanas de
María Auxiliadora, efectuando en conjunto un intenso trabajo que se desarrollaría a
lo largo de 20 años. Cabe destacar que esta misión durante sus primeros cinco años
de existencia sólo presentaba a población nativa de la Etnia Kaweskar, recibiendo a
mediados de la década de los noventa a gran número de indios selk’nam los cuales
eran deportados de la Isla Grande de Tierra del Fuego.

Política Indígena 1940

A fines de la década de los treinta, ya entrados en nuestro siglo, se


instala en Puerto Edén (zona de Yetarkte) una radio estación de la Fuerza Aérea de
Chile. Al norte de este sector, años más tarde, se edificaría el faro San Pedro. Serían
estos dos sectores geográficos en donde se concentraría la población kaweskar de
este siglo.

Cumpliendo con el objetivo de realizar una visita protocolar a la


ciudad de Punta Arenas, el avión del entonces Presidente de la República don Pedro
Aguirre Cerda, hace una escala en Puerto Edén. El mandatario quedo muy
impresionado al ver la situación de miseria y pobreza por la que atravesaba la
población kaweskar, y ante esta situación y producto de su ética humanista, Pedro
Aguirre Cerxda dicta un decreto de protección para los indios de los archipiélagos
de los Canales Australes. Este decreto señalaba que la Fuerza Aérea de Chile sería la
institución responsable de la protección y el auxilio de los indios kaweskar, pero esta
política en vez de favorecer el desarrollo y el bienestar de la comunidad indígena,
constituyo una de las peores estrategias que pudo haber adoptado el Estado de Chile
en relación a este grupo étnico, ya que como consecuencia inevitable se genero la
relación de dependencia de parte del kaweskar hacia el chileno. Paralelo a esto
nunca se articularon políticas particulares de salud publica que pudieran frenar la
cada vez más creciente crisis demográfica.

Es conveniente señalar que entre una de las políticas adoptadas por el


gobierno de turno, la que más comentarios recibió en su época fue la relacionada
con el Kaweskar Lautaro Edén Wellington. Este individuo en la época de la visita
del mandatario tenía sólo 10 años y había sido criado por un sargento de la FACH.
Producto de la visita presidencial se adopto la providencia de educar al muchacho,
“civilizarlo” y darle una buena instrucción para que después éste personaje se
constituyera como el líder del pueblo. Para lograr tales medidas, el gobierno mando
a Lautaro a la Escuela de Aviación de la Fuerza Aérea de Chile en Santiago, lugar
en donde fue apadrinado por el Presidente de la República, y en donde obtuvo el
titulo de suboficial mecánico de aviación.

Ocho años después Lautaro regreso a Puerto Edén totalmente


cambiado producto de haber sido educado a la manera occidental, por lo tanto no ha
de extrañarnos el hecho de que a su regreso haya observado peyorativamente a su
pueblo y a su gente. Pero tal situación no se mantendría para siempre, ya que al
pasar de los años Lautaro comenzó a redescubrir su identidad kaweskar, identidad
que resurgió violentamente después de haber sostenido una seria discusión con su
superior, el capitán Geymer. Producto de tal encuentro Lautaro abandono su trabajo
en la radio estación y se retiro hacia los canales, sumándose posteriormente a un
gran número de Kaweskar.

En resumen podemos señalar que si bien durante esta época se


articularon una serie de políticas que supuestamente irían en beneficio de las
comunidades kaweskar, éstas se tradujeron en estrategias gubernamentales
ineficientes e ineficaces que no pudieron reparar los graves problemas por los que
estaban atravesando los naturales de las canales australes de la Patagonia occidental,
generando a la vez una serie de consecuencias que también cumplirían un papel
gravitante en relación a la extinción de este grupo étnico.

Política Indígena 1960

Durante la fines de la década de los sesenta, el Estado de Chile,


representado por la intendencia regional de Magallanes, estimulo una política
destinada a la creación de poblados en localidades apartadas del sector patagonico, y
es así como en 1969 se crea a pocos kilómetros de la radioestación de la Fach (sector
de Yetarkte) el poblado de Puerto Edén. Don Mateo Martinic B., siendo entonces
Intendente Regional de Magallanes, es el personero estatal que toma la decisión de
erradicar a los kaweskar a este nuevo poblado.

Las consecuencias inmediatas de esta política fue el establecimiento de


algunos servicios públicos como la Escuela, el Cuartel Policial y otros, cuyos
objetivos a largo plazo era Chilenizar a la población kaweskar. Los informes
consignan que durante esta época sólo quedaban 43 kaweskar, mientras que el resto
de la población estaba constituida por blancos y chilotes.

Paralelamente a estos sucesos la Fach siguió desarrollando su política


paternalista, suministrando atención alimentaria y medica que según Aylwin era
deficiente. Lo anterior se sumaba a la grave situación de miseria y abandono que
experimento la población kaweskar de Puerto Edén.

Política Indígena 1990

Con fecha 28 de Septiembre de 1993, Chile se sumo a los países


latinoamericanos que promulgaban la creación de un texto legal sobre las
poblaciones indígenas. De esta forma el entonces Presidente de la República don
Patricio Aylwin Azocar aprueba, promulga y sanciona en la ciudad de Nueva
Imperial, la Ley N°19.253 “Ley Indígena”. Este documento legal fue confeccionado
por la Comisión Especial de Pueblos Indígenas (CEPI) y tenía como principales
propósitos el establecer normas sobre la protección, fomento y desarrollo de los
Indígenas. A diferencia de las antiguas políticas generadas por los regímenes
pasados que generalmente se orientaban hacia la integración y la asimilación de las
poblaciones aborígenes, esta nueva ley indígena establecía por sobre los anteriores
conceptos el principio general de la participación.

El mencionado texto señala en su titulo primero, artículo 1° que...”El


Estado reconoce como principales etnias de Chile a: la Mapuche, Aimará, Rapa
Nui, la de las Comunidades Atacameñas, Quechuas y Collas del norte del país, las
Comunidades Kaweskar o Alacalufe y Yámana o Yagán de los canales australes. El
Estado valora su existencia por ser parte esencial de las raíces de la Nación
Chilena, así como su integridad y desarrollo, de acuerdo a sus costumbres y
valores”(Ley N°19.253, 1993:5)

Con el objetivo de llevar a cabo e implementar las principales políticas


de desarrollo que el mencionado texto legal contiene, el gobierno de Chile se vio en
la necesidad de crear una instancia gubernamental que concretizara las políticas
antes señaladas. A raíz de esto surge la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena (CONADI), institución que es la encargada de llevar a la practicar y
coordinar los servicios estatales en pro de la consecución de sus objetivos.
La ley indígena en relación a los grupos nativos que son objeto de esta
investigación señala en su artículo 73 que... “Se establece la protección y desarrollo
de las comunidades indígenas supervivientes de la XII Región.” Y en relación a los
planes que adopte la Conadi estos deberán contemplar “a)Apoyo en salud y
salubridad, b) sistemas apropiados de seguridad social, c) capacitación laboral y
organizativa y d) programas de autosubsistencia de sus miembros”.(Op. Cit, 33).

Con el propósito de concretizar de manera eficiente las medidas antes


señaladas, la Conadi, por medio de la oficina de asuntos indígenas de la región,
tendrá a su cargo la elaboración de un plan especial para el desarrollo y la protección
de estas comunidades.

Por otra parte, otra de las disposiciones particulares en relación a los


indígenas de los canales australes, plantea que la Conadi (Art.74) “Procurará:, a)
estimular la participación de ellos en los planes y programas que les atañen.
b)obtener su reasentamiento en sus lugares de origen u otros apropiados, c)
establecer zonas especiales de pesca y caza y áreas de extracción racional de
elementos necesarios para su supervivencia y desarrollo y d) conservar su lengua e
identidad” Tales medidas a nuestro parecer no se han implementado completamente,
y muchas consideraciones a éstas pueden ser observadas en la obra de José Aylwin
“Comunidades Indígenas de los Canales Australes”.

Situación Actual de las Comunidades Kaweskar

Actualmente la población kaweskar suma la cifra de 101 individuos la


mayoría de los cuales han migrado a los centros urbanos de la XII Región. En Punta
Arenas hacia 1995 se contabilizaban un total de 64 individuos, mientras que en
Puerto Edén y Puerto Natales la cifra en conjunto no superaba la cantidad de 24
personas. En este contexto destaca la presencia de dos Kaweskar (ver anexo
entrevista a José Tonko).

Las principales demandas de la etnia kaweskar giran hoy en torno a las


áreas marítimas y a la entrega de títulos de dominios. En relación a la primera es
conveniente destacar, que siendo la cultura kaweskar una cultura de adaptación
marítima, el consumo de los recursos marítimos constituye una de las bases
principales de la economía de la sociedad kaweskar. La presencia de la famosa
“marea roja” ha constituido un serio riesgo para la salud pública de la población
kaweskar, así como ha actuado como un factor que ha generado una severa crisis de
la economía kaweskar.
Las demandas más sentidas por los kaweskar son las que giran en
torno a la tierra, ya que nuestros indios no poseen ningún titulo de dominio debido a
que sus casas están emplazadas en terrenos de propiedad del SERVIU. Por otra
parte, otro factor que constituye un obstáculo en torno a los pedidos títulos de
dominios, es el hecho de que todas las casas de Puerto Edén están ubicadas dentro
de la franja de los 80 mts contados desde la línea de las mareas de la costa, terrenos
cuya tuición corresponde a la Subsecretaria de Marina.

La falta de agua potable, sumado a las carencias de medicamentos y


atención médica calificada son otros factores, que se han arrastrado históricamente y
que han producido, en suma a los anterior, la paulatina desaparición tanto biológica
como cultural de los antaños canoeros de los canales australes de la Patagonia
occidental: Los Kaweskar.

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