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Revista SAAP . Vol.

2, Nº 2

La razón populista
Ernesto Laclau
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, 312 páginas

Facundo Vega

Acaso hayan sido pocas las empresas El populismo posibilita la estruc-


intelectuales que al mentar la transfor- turación de la vida política a través de
mación de un plexo teórico, intentaran discursos que articulan elementos
reparar un estado de excepción lingüís- lingüísticos y no lingüísticos. Esta ope-
tico con ingente denuedo. Sumado a ello, ración permitirá construir una neo-obje-
la differentia specifica de La razón po- tividad respecto al concepto estudiado,
pulista persigue construir una nueva con- pero esta vez, desprendida de condenas
vención en torno al populismo, el cual éticas. Por ende, para este particular
probablemente luego de esta obra no postestructuralismo deconstruccionista,
deba ser concebido como una mera dia- la indeterminación de la realidad social
triba. Sin embargo, al exaltar el valor de será correspondida por la vaguedad
los significantes, ¿no obtura resolutiva, constitutiva a la construcción de signifi-
previsible y esencialmente la existencial cados políticos relevantes.
decisión política? Gracias a la ascendencia de Sigmund
La cifra de la eminente exégesis Freud, Ernesto Laclau pondera la supera-
laclauniana se interroga sobre la lógica ción del estudio psicológico de la canaille,
de formación de las identidades colec- de forma que la sugestión deja el sitial a
tivas, en un viraje desde la aprehensión la libido propia a la naturaleza del víncu-
conceptual a la nominación centrada en lo social. Así, “los lazos emocionales que
el afecto. De este modo, se considera unen al grupo son, obviamente, pulsiones
que el populismo no remite a un fenó- de amor que se han desviado de su obje-
meno delimitable sino a una lógica so- tivo original y que siguen, de acuerdo con
cial, puesto que es considerado un modo Freud, un modelo muy preciso: el de las
de construir lo político. Ahora bien, identificaciones (...) la investidura en el
para actualizarse, el mismo se vale de objeto de amor significa que la libido nar-
recursos retóricos que constituyen iden- cisista se transfiere al objeto. Esto puede
tidades populares. Sin más, mediante adoptar diferentes formas o mostrar va-
una cosmología de la novedad, Laclau rios grados, y su común denominador
sostendrá que “lejos de ser un parásito sería la idealización del objeto que se vuel-
de la ideología, la retórica sería de he- ve, así, inmune a la crítica” (p. 77-78). A
cho la anatomía del mundo ideológi- criterio del autor de Hegemonía y estrate-
co” (p. 27). gia socialista, el sentimiento de identifica-

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ción comporta a los liderados in pari en oposición, las populares constituyen


materia con el líder. En suma, al estimar una subjetividad social amplia. Ahora
el momento equivalencial como el ci- bien, la aproximación al populismo se
miento mismo del tejido social, Laclau funda en tres dimensiones: “la unifica-
aseverará que “(...) el relato que hemos ción de una pluralidad de demandas en
presentado es el de los sucesivos es- una cadena equivalencial; la constitución
fuerzos para hacer compatibles las ló- de una frontera interna que divide a la
gicas sociales homogeneizantes (o sociedad en dos campos; la consolida-
equivalenciales de) con el funcionamien- ción de la cadena equivalencial me-
to real de un cuerpo social viable. La diante la construcción de una identi-
dualidad homogeneización/diferen- dad popular que es cualitativamente
ciación se mantuvo, pero adoptó cada algo más que la simple suma de los la-
vez menos el carácter de un dualis- zos equivalenciales” (p. 102). La expan-
mo” (p. 86). sión de la lógica de la equivalencia, pues,
A partir de aquí, Laclau mienta su estriba en el trazado de una frontera an-
propósito más específico, considerar el tagónica de tal forma que el populismo
populismo como la vía real para com- sustancia una claudicación parcial de la
prender la constitución ontológica de lo particularidad. De esta manera, según
político. Al valorar el discurso como Laclau, a diferencia del discurso
ámbito relacional, la construcción de institucionalista, en el populista tiene
identidad se encuentra tensionada en- lugar una exclusión radical dentro del
tre la lógica de la diferencia y la de la espacio comunitario; por lo tanto en él
equivalencia. Sin más, “(...) esto signifi- la plebs (los menos privilegiados) recla-
ca que en el locus de la totalidad halla- ma ser el único populus (el cuerpo de
mos tan sólo esta tensión. Lo que tene- todos los ciudadanos) legítimo. Es de-
mos, en última instancia, es una totali- cir, una particularidad aspira a funcio-
dad fallida, el sitio de una plenitud in- nar como la totalidad comunitaria en un
alcanzable. La totalidad constituye un espacio fracturado por el antagonismo
objeto que es a la vez imposible y nece- constitutivo. En este caso, la hegemonía
sario” (p. 94). En este caso, una diferen- es producto de la construcción de una
cia, sin dejar de ser particular, asume la identidad popular y esta última se en-
representación de una totalidad incon- cuentra internamente dividida: por un
mensurable, y así Laclau define la iden- lado es una demanda particular, por el
tidad hegemónica como la operación lin- otro es el significante de una universali-
dante al significante vacío que requiere dad más amplia. Luego, si la cadena
una investidura radical propia de la di- equivalencial como totalidad es extensa,
mensión afectiva. El estro de La razón la identidad popular funciona como un
populista considera entonces al pueblo significante con tendencia al vacío. Ello
no a la manera de una expresión ideoló- es así porque toda unificación populista
gica sino como una relación real entre acontece en un terreno social súmamente
agentes sociales vertebrado sólo a través heterogéneo y allí, el nombre del líder
de demandas populares. Si las deman- en tanto singularidad da identificación
das democráticas permanecen aisladas, a la unidad del grupo.

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En la medida en que La razón popu- gonismos sociales nos vemos confronta-


lista tematiza el pasaje de las demandas dos con una heterogeneidad que no es
particulares a una global, precisa una dialécticamente recuperable” (p. 188). En
transición lejana a la lógica, la dialécti- este punctum, cobra vigor la querella que
ca y la semiótica y cara a la nominación Laclau realiza a las tematizaciones de
presente en la investidura radical. Esta Slavoj Zizek. De acuerdo al primero, la
última no es más que el hacer de un ob- historia no redunda en un proceso
jeto la encarnación de una plenitud autodeterminado y ello porque todas las
mítica valiéndose del afecto y de la con- luchas son, por definición, políticas, de
tingencia. En clave laclauniana: “no exis- modo que la heterogeneidad constituti-
te ninguna plenitud social alcanzable va del lazo social implicará que la socie-
excepto a través de la hegemonía; y la dad y el pueblo sean constantemente
hegemonía no es otra cosa que la inves- reinventados. Lo político, pues, institu-
tidura, en un objeto parcial, de una ple- ye lo social. Luego, al adensar su
nitud que siempre nos va a evadir por- teorización, Laclau estima que “la
que es puramente mítica (en nuestras emergencia del pueblo depende de
palabras: es simplemente el reverso po- las tres variables que hemos analiza-
sitivo de una situación experimentada do: relaciones equivalenciales repre-
como “ser deficiente”)” (p. 148). sentadas hegemónicamente a través de
Luego de considerar la lógica del ob- significantes vacíos; desplazamientos de
jeto a y la lógica hegemónica como las fronteras internas a través de la pro-
equipolentes, se sueltan marras respec- ducción de significantes flotantes; y una
to del marxismo tradicional. Si éste heterogeneidad constitutiva que hace
concebía el acceso a una totalidad imposibles las recuperaciones dialécticas
sistemáticamente cerrada, el enfoque he- y otorga su verdadera centralidad a la
gemónico hace añicos aquel esencialismo; articulación política” (p. 197).
puesto que sustenta un horizonte totali- Como resulta notorio, el continuum
zador que está dado por una parcialidad otorga atención a la representación. Aun
—la fuerza hegemónica— que asume la así, aquí pervive un locus de tensión dado
representación de una totalidad mítica. que coexisten dos movimientos: el que se
Para ello, esta lógica política se sostiene dirige desde los representados al repre-
sobre un discurso impreciso y fluctuante, sentante y el inverso, desde el represen-
y una demanda ya popular adquiere tante a los representados. Ahora bien, si
centralidad volviéndose el nombre de algo con Claude Lefort se arriba a la transfor-
que la excede. mación simbólica del imaginario políti-
Cabe destacar que en la tematización co que asumió la descorporeización ma-
de la heterogeneidad social el autor de terializada en el poder en tanto esencial-
Emancipation(s) llama a olvidar a Hegel. mente vacío, en la teorización de Laclau,
Así, sostiene que: “(...) el antagonismo la vacuidad se produce mediante el fun-
no es inherente a las relaciones de pro- cionamiento de la lógica hegemónica, de
ducción sino que se plantea entre las re- modo que resulta un tipo de identidad y
laciones de producción y una identidad no una ubicación estructural. Sólo de ese
que es externa a ellas. Ergo, en los anta- modo se interpone su dictum: no hay una

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relación necesaria entre la tradición libe- Pour finir, La razón populista paten-
ral y la democrática sino una articulación tiza acuerdos y desacuerdos teóricos res-
histórica contingente. La democracia sólo pecto a disímiles empresas intelectuales
puede fundarse en la existenz de un suje- contemporáneas. En primer lugar, Slavoj
to democrático, la vacuidad, entonces, Zizek es considerado un estandarte no-
apunta a la plenitud ausente de la comu- vedoso del marxismo tradicional que
nidad encarnándose en una fuerza reduce la unidad popular a unidad de
hegemónica. clase. Si el autor de The Sublime Object of
Posteriormente al status nascens del Ideology cargó tintas contra el kantiano,
texto, sus hipótesis se contrastan bajo multiculturalista y resignado intento
el análisis del populismo estadouniden- laclauniano, la respuesta comporta que
se, el kemalismo turco y el —más cerca- en Kant efectivamente existe el rol regu-
no vivencialmente— peronismo de la lador de la Idea y la aproximación infi-
resistencia. De cualquier manera, el co- nita al mundo nouménico, pero ello no
rolario de su postestructuralismo ocurre en el caso de una identificación
deconstruccionista comporta en Laclau hegemónica. Lo antedicho tiene como
la aseveración de que en oposición al grund revisar las homologías artificiales
anunciado fin de la política, lo que ha que remiten al eclecticismo del análisis
de producirse es “(...) la llegada a una de Zizek, ligado por un lado al psicoa-
era totalmente política, dado que la di- nálisis y al descubrimiento freudiano del
solución de las marcas de la certeza quita inconsciente y por el otro a la filosofía
al juego político todo tipo de terreno de la historia hegeliana/marxista. Al
apriorístico sobre el que asentarse, pero, acusarlo por su trascendentalismo
por eso mismo, crea la posibilidad po- economicista, Laclau afirma que Zizek
lítica de redefinir constantemente ese no provee ninguna teoría del sujeto
terreno” (p. 275-276). emancipatorio aunque reivindique el
En la tensa interposición entre la valor de la lucha anticapitalista. De cual-
universalidad del populus y la parciali- quier manera, en La razón populista se
dad de la plebs, la peculiaridad del pue- sindica que: “él permanece dentro del
blo alza la razón populista como razón campo de la inmanencia total —que, en
política tout court. De este modo, Laclau términos hegelianos, sólo puede ser una
persigue contrariar la asunción del fin inmanencia lógica—, mientras para mí,
de la política ínsita tanto en el evento el momento de la negatividad (investi-
revolucionario total/reconciliacionista dura radical, opacidad de la representa-
como en la práctica gradualista admi- ción, división del objeto) es irreductible.
nistrativa. Así, allende la escisión infra- Ésta es la razón por la cual, en nuestra
estructura-superestructura, sostiene: “la visión el actor histórico central —inclu-
historia no es un avance continuo infi- so aunque en cierto punto pueda empí-
nito, sino una sucesión discontinua de ricamente ser una “clase”— siempre va
formaciones hegemónicas que no puede a ser un “pueblo”, mientras que para
ser ordenada de acuerdo con ninguna Zizek siempre va a ser una “clase” tout
narrativa universal que trascienda su court. En tanto que aquí él está más cer-
historicidad contingente” (p. 281). ca de Hegel que de Lacan, pienso que

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yo me acerco más a Lacan que a Hegel” ducir todas las diferencias a parcialida-
(p. 297). des dentro del todo comunitario; su
En segundo lugar, a diferencia de lo politics, en cambio, supone una distor-
expresado en cuanto a Zizek, en Impe- sión inerradicable, puesto que es una
rio, la obra de Antonio Negri y Michael parte que funciona al mismo tiempo
Hardt no existe una preeminencia como el todo. A pesar de las similitudes,
ontológica trascendental, sino que las Laclau estima que la errancia en Rancière
luchas sociales convergen en la multi- remite por un lado a que considera las
tud. Esta inmanencia radical es visible posibilidades de la política en liaison
en un imperio sin límites ni centro. únicamente con la emergencia de una
Según Laclau, en Imperio desaparece la política emancipatoria y por el otro, a la
construcción política de modo que la excesiva preeminencia de la noción
multitud sólo consigue la unión en el —heterodoxa— de lucha de clases.
estar en contra propio de la deserción Allende el final, resta vislumbrar si
universal. Si en la teorización de aquél uno de los más prolíficos intentos
la unidad a partir de la heterogeneidad exegéticos que se haya realizado sobre
presupone la interposición de lógicas la obra de Ernesto Laclau muestra una
equivalenciales y la producción de lógica esparrancada al estado de reso-
significantes vacíos, en la de Negri y lución. Pues la exterioridad constituti-
Hardt es resultado de la tendencia na- va del sistema pasada por el tamiz
tural a la rebelión que desprecia el pro- deconstruccionista, ¿configura una al-
ceso político. A la vez, “en lo que se ternativa radical al racionalismo
refiere a la idea de una totalidad impe- esencialista? ¿El dinamismo de la he-
rial sin un centro —una especie de eter- gemonía presenta una antítesis al fun-
nidad spinozeana— de la cual hubie- cionamiento autorreproductivo, regular
ran desaparecido los polos internos de y previsible del sistema que cuestiona;
poder, ella no es más adecuada. Nos el cual en la era de la globalización es
basta ver lo que ha ocurrido en el esce- —tal como la voz del filósofo político
nario internacional a partir del 11 de decisionista sostiene— el de la circula-
septiembre de 2001” (p. 300). Enton- ción irrestricta de los significantes? Por
ces, a diferencia de la inmanencia fin, ¿resulta el postestructuralismo
spinozeana/deleuzeana, Laclau opone laclauniano un feble deudor de la onto-
una trascendencia fallida, es decir, la logía de la discursividad, enalteciendo
trascendencia presente como una ausen- la (razón) política (populista) como ac-
cia dentro de lo social. tividad total y anulándola en ese mis-
Por último, se vislumbra el encuen- mo instante? Si bien lo expresado no
tro respecto a Jacques Rancière. Al cons- doblega la novedosa construcción ex-
truir su concepto de pueblo, el francés puesta, repetimos, aún luego de ella:
señala un mésentente entre la filosofía “Das Wesensverhältnis zwischen Tod
política y la política, en tanto la primera und Sprache blitzt auf, ist aber noch
intenta neutralizar los efectos sociales ungedacht” (“La relación esencial en-
negativos de la segunda. La police tre muerte y lenguaje centellea, pero
rancièreana abreva en el intento de re- aún no está pensada”).

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