Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 1

Pregón 2010

Toda Úbeda sueña que llegue mañana. Las calles sueñan con las
suaves pisadas de penitentes y costaleros. Los olivos que tanto dan a
nuestra tierra sueñan con ser los testigos del Gethsemaní ubetense, y
ofrecer su sombra a Jesús Orante. Los cer ros sueñan con ser cuesta y
sentir las rápidas pisadas de unos costaleros que llevan a una Madre
que busca a su Hijo muerto. El Sol sueña con brillar todos los días,
triunfar sobre las nubes y arrancar destellos en rasos, oros y metal. La
Luna sueña con llenar su círculo, y así poder alumbrar la Noche mas
Oscura. El aire sueña con llenarse de incienso y música. La música
sueña con hacerse oración. Las flores tiemblan de emoción en sus
cajas y en sus sueños eligen su destino, los iris sueñan con un Cristo
muerto en los brazos de su madre, los claveles blancos con una
Virgen llena de Amor...

Las túnicas, libres ya de sus lugares de invernada, sueñan con sentir

de nuevo un corazón, que les dirá, sin necesidad de ver, cuando pas a
Cristo a su lado. Las capas sueñan con la caricia de la brisa, y de los
dedos de algún niño que empieza a descubrir la Semana Santa. Los
tambores, ateridos de los ensayos, sueñan con el calor de las
multitudes que los esperan anhelantes. La torre de la Trinidad sueña
con ver aparecer por su calle una alegre banda de penitentes con
doradas capas que la despertará de su letargo. Los árboles de la
Corredera sueñan con la caricia de las palmas que pasan rozándolos.

Úbeda entera sueña, pero ha sido un sueño inquieto, del que ha

despertado a veces para ver la Chiquitilla del Gavellar, al A mor de los
Amores, a San Miguel... Desde hace semanas, tiene el sueño agitado ,
no deja de oír tambores por doquier, e incluso ha creído ver algún
Cristo llevado por devotos hermanos que rezaban…
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Nuestras benditas imágenes sueñan con salir a la calle y encontrarse

contigo, conmigo, y con todos los que no van a verle durante el año.
Las iglesias sueñan con llenarse del revuelo de los penitentes que
preparan la procesión, y del recogimiento de los que asisten a los
oficios. Santa María... Santa María recuerda aquellas semanas santas
de bullicio, llena de tronos y con un paso incesante de gente, y sueña
con el día en el que se vea de nuevo abierta...

Toda Úbeda está soñando

Y nosotros... ¿qué soñamos nosotros?

Cuando era un niño, en alguna ocasión le pregunté a mi madre como
era el cielo. Ella me explicó que lo fundamental del Cielo, lo que hace
de él un paraíso, es sentir siempre la presencia de Dios.

Nosotros soñamos con ver al Señor y a Su Bendita Madre pasar por

nuestra calle, bajo nuestro balcón , en lo alto de la Lonja de la
Trinidad, en el Claro Bajo, en Evaristo Sánchez o en la Plaza de San
Lorenzo, sentir Su peso sobre nuestro cuello o nuestros hombros,
mirar hacia atrás por los estrechos agujeros del capirucho y verlo tras
nosotros, encontrarle en una esquina y que por un instante nos
devuelva la mirada, dedicarle nuestra música, verlo reflejado en los
ojos de nuestros hijos o de nuestros mayores. Soñamos con sentir Su
reconfortante presencia, la presencia de Dios junto a nosotros.

Nosotros soñamos con que, a partir de mañana, y durante siete días,

sabremos lo que se siente al estar en el cielo.

Dignísimas autoridades, amigos , hermanos todos en Cristo.

No puedo continuar sin agradecer sus amables palabras a mi amigo

Juan Manuel. Sé con que ilusión cogiste el encargo, y cuanto trabajo
te ha costado poder completarlo .
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Habréis leído, u oído que he subido a este estrado por tener tales o
cuales méritos. Pero para mí no hay mayor mérito que ser uno de
vosotros. Como vosotros, he vuelto cansado pero contento tras la
procesión, me han dolido lo s hombros, los pies o los riñones , me he
emocionado al ver a mi hijo salir vestido de penitente. He apuntado a
mi mujer a mi cofradía, y hemos acudido al guión cogi dos de la mano,
me he deprimido al finalizar la Semana Santa, me he emocionado al
ver salir Jesús, me han pisado y os he pisado en la Cuesta de la
Merced. Me he puesto delante vuestro para hacer fotos...

Quiero agradecerle a mi amigo José Ramón el poder estar aquí, junto

a vosotros, para expresaros mis sentimientos, una oportunidad que
muchas veces había soñado, y que en estos meses me ha llenado de
orgullo, pero también de responsabilidad, y, por qué no decirlo, de
temor. Pero, llegado este día, me pregu nto que necesidad hay de
pregonar lo que a estas alturas está más que pregonado. ¿Que
pregón hace falta, cuando dentro de 24 horas estaremos oyendo la
traca final del Borriquillo? ¿No ha sido suficiente pregón los toques
que llegan todas las noches a nuest ros oídos, estemos donde
estemos en Úbeda? ¿Qué mejor pregón que la multitud de carteles
que podemos ver en los escaparates o todos los actos, llenos de
sentimiento y devoción, que pudimos disfrutar ayer? Cerrad un
momento los ojos, y pensad donde estaréis , o donde os gustaría estar
mañana a estas horas. ¿No veis como se acercan capiruchos blancos,
moviéndose rítmicamente? ¿No os parece oír los toques de la banda?
¿No empezáis a oler a incienso? Escuchad un momento vuestro
corazón. No suena igual. Sabe que llega la Semana Santa. Creo que
lo sabría incluso si estuviéramos en un bosque, sin calendarios ni
relojes. El pregón ya lo lleváis dentro, ¿para qué pregonar lo que hasta
vuestro corazón intuye?

Me encuentro, además, en la tesitura de explicarles lo ine xplicable, de

definirles lo indefinible, de asir lo inasible. ¿Como explicar con
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palabras como me siento hoy, en este gozoso día de vísperas? ¿como

mostrarles los sentimientos que me invadirán cuando me vea como mi
mujer viste a mi hijo de penitente? Como dijo Pascal, “El corazón tiene
razones que la razón no entiende” . Heme aquí, enfrentado a la
paradójica tarea de pregonar lo que no necesita pregón, explica ndo lo
que no tiene explicación.

Pero ya que os habéis molestado en venir, al menos os contaré algo

para entreteneros en la espera, un cuento que tiene relación con lo
que ha de suceder mañana, y que se llama:

“El niño que quería ser penitente y terminó

siendo pregonero”

La historia comienza en una ciudad bella, bella como pocas, asomada

al valle del Guadalquivir, repleta de iglesias, palacios y calles
empedradas. Una ciudad en la que los niños salen por las tardes a las
calles a jugar, en la que los semáforos son algo que sólo se ve por la
tele, y en la que, por supuesto, se vive la Semana Santa com o en
ninguna.

En esta ciudad vive un niño al que le gusta la Semana Santa. Le gusta

como a las plantas les gusta el Sol o mejor aún, como a los peces les
gusta el agua. Nuestro niño sueña, literalmente, con ver penitentes
todo el año. A estas horas está más nervioso, más ilusionado que el
día antes de su cumpleaños. Sin embargo, tiene un problema. La
Semana Santa es corta, demasiado corta, cuando llega casi se ha
acabado. Para nuestro niño, esa semana es una sucesión de
procesiones vistas, principalmente desde su privilegiado balcón, y
alguna más desde la calle. Y cada vez quiere ver más. Ha oído que la
Virgen de la Soledad, sube llevada en volandas por sus costaleros en
un tiempo record... y que después se despide llena de lágrimas de su
Hijo Muerto, le han dicho que Jesús sale con los primeros rayos del
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Sol, le han hablado de un Cristo impresionante, muerto en la cruz, que

no pasa por las mismas calles que el resto, y ni siquiera lleva banda...
Hay tanto por ver... pero él es pequeño y aún no puede ir a t odo lo que
quisiera, tiene poco a poco que ir descubriendo la Semana Santa,
pues durante todo un año tendrá poco más que su memoria para
soportar el lento paso del tiempo hasta el siguiente Domingo de
Ramos.

Nuestro protagonista se ha mudado de Mesones a la Corredera, así

que este año no puede ver la Procesión General. Si quiere ver a
Jesús, tendrá que ser por la mañana. Pero s u madre le ha avisado de
que no pondrá el despertador, p ues su padre está enfermo, y en un
día de fiesta no hay necesidad de despe rtarlo. Para nuestro niño es
imprescindible levantarse. ¿ Como puede pasar otro año sin ver al
señor de Úbeda bajo su balcón? Debe despertarse por sus propios
medios. Parece difícil, pero ¿ Quien puede dormir en esa situación ? Se
acuesta pronto. Apenas duerm e, está tan nervioso como la noche en
la que intentó permanecer despierto para ver llegar a los Reyes
Magos. Se despierta varias veces, con el temor de perderse el
momento, tratando de distinguir si la claridad se filtra ya por las
rendijas de la persiana, de escuchar algo que le indique que Jesús ya
llega. Entre sueños oye un ligero murmullo. Aún en duermevela,
escucha el sonido agudo, penetrante de una campanilla, que se
acerca, cada vez más fuerte. Cuando unas trompetas lloran a los
lejos, todo su cerebro se pone alerta, los tintineos de los varalillos lo
acaban de despertar… Jesús está a punto de pasar bajo su balcón...
se levanta de un salto de la cama gritando “Mamá, Papá, Jesús
Nazareno”. El resto de la familia no tiene más remedio que levantarse,
excepto su padre, al que le quedan pocos meses para ver cara a cara
al Nazareno

Con una Semana Santa tan corta y tan limitada, es precisa una
planificación previa... Por eso pasa los días antes de Semana Santa
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con sus amigos, estudiando los recorridos, para comprobar por donde
atajar cada vez que vea la procesión... aquí nos podemos quedar
atrapados, por aquí el atajo es demasiado largo ... Con todo
controlado, comienza una Semana que es una auténtica carrera, en la
que no se puede perder ni un minuto, da igua l si termina con enormes
rozaduras, o si destroza los bajos del pantalón recién estrenado ¡lo
primero es lo primero! Pero atajar no es suficiente, nuestro niño nunca
tiene bastante, hay que buscar otros métodos.. Cuando consigue ver
el Borriquillo 32 veces, se da por satisfecho, con la íntima convicción
de que nadie podrá nunca batir ese record.

Para nuestro niño, la Semana Santa es algo mas que bandas, tronos y
penitentes. Desde pequeño, su madre le ha explicado que es lo más
importante que tiene la Sema na Santa: se celebra la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús para salvarnos. Por eso su madre le enseña a
rezar o santiguarse cada vez que ve pasar una imagen, aunque sea
una pequeña jaculatoria, y lo lleva a visitar los monumentos en los que
permanece el Santísimo, entre los oficios del Jueves y del Viernes
Santo.

La Semana Santa, como ya dijo Juan Pasquau en su pregón, le da la

primera revelación de la fugacidad de la existencia... cuando desde su
balcón ve las capas blancas de las Angustias, que baja n por la
Corredera, y la gente que se apresura a coger sitio en la Cuesta de la
Merced, sabe que queda poca, muy poca, demasiado poca Semana
Santa.

El niño que salió de penitente

Nuestro protagonista ve con envidia a los demás niños salir de

penitentes. Se cambiaría, sin dudarlo, por cualquiera de los niños del
corrillo... Pero aún no es su momento. A mí me gusta pensar que a
veces no eliges tú a tu Cofradía, son tus titulares los que te eligen para
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que le acompañes. Y justo eso es lo que le pasa a nuestro niño. Su

momento llega, al fin, de las manos de su vecino, Juan Carlos
Méndez, entonces presidente de una recién fundada Buena Muerte. El
Cristo le cautiva desde la primera vez que lo ve, seguramente por su
dulzura, pues más parece estar dormido que mue rto. Llega el gran
día, el Jueves Santo que queda grabado con letras de oro en su
historia personal. Muy nervioso, se pone por primera vez la negra
túnica, junto con sus hermanos. Un ojo inexperto diría que su primera
procesión es un desastre. Sólo puede ver por un ojo, y eso siempre
que no mueva mucho la cabeza. El farol es como estos que ven
ustedes aquí 1, pesa demasiado para sus 11 años, por lo que varias
veces le dice a su hermana que no puede mas... su hermana le
responde: “si quieres nos salimos” él siempre contesta lo mismo... “No,
espera un poco”... Sin embargo, la conclusión que saca es justo la
contraria. Antes de terminar la procesión, con u n buen cardenal en el
hombro, quizás incluso antes de haber empezado la procesión, ya
sabe que seguirá toda su vida saliendo de penitente, mientras Dios le
de fuerzas para hacerlo.

Y no es para menos: ha acompañado al Señor. Ahí es nada... Ya no

es un espectador. Ahora forma parte de todo el grandioso entramado
de fe y devoción que es la Semana Santa. A partir de ahora , desde
que oye por la mañana del Jueves los alegres ligeros de la Oración,
pasa el día como en volandas, le parece mentira que al fin haya
llegado el momento mas esperado del año, el momento de acompañar
a Cristo por las calles de Úbeda

Nuestro cofrade aprende el gozo de llegar, nervioso, al lugar de

reunión, de encontrarse el camino a otros penitentes como él , de
reconocer muchas caras en el guión , todos unidos, por el amor a los
titulares.

1
Faroles de la Noche Oscura, que están presentes en el escenario.
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A nuestro amigo le gusta pensar que cuando nos vesti mos de

penitentes, nos convertimos en hermanos y caminamos unidos, como
uno solo, olvidando rencillas y problemas, dando testimonio de fe, en
un mundo tan falto de ella. Dentro de cinco días tienen ustedes una
oportunidad incomparable para comprobarlo. Colóquense, poco
después de comer, en lo alto del aparcamiento de la Plaza de
Andalucía, y asegúrense una buena vista del Rastro. Podrán ver el
marcial guión de la Columna, al son de su gran banda, seguramente
con la marcha “Voluntaria” resonando entre la mul titud congregada.
Eso sí, lleguen temprano, que serán muchos los que quieran compartir
con ustedes uno de los momentos clave de nuestra Semana Santa. Lo
primero que verán es la cruz, símbolo de nuestra redención, que lo
preside todo, tras ella, una banda v iene anunciando por las calles que
la procesión está a punto de comenzar. Seguirán largas filas de
penitentes, en hermandad, como una gran familia, con todo lo que
significa esta palabra, mostrando con orgullo su fe y su devoción.
Muchos de ustedes pensar án que no es así, entre los cofrades hay
muchos que dejan de desear como cristianos. Pero nuestro amigo
recuerda que Cristo, cuando estuvo en la Tierra, buscó a los
pecadores para estar junto a ellos y convertirlos. Y que quizás, todos
estos pecadores salen, salimos de penitentes porque necesitamos
hacer penitencia por nuestros muchos errores, necesitamos sentirnos
por unas horas junto a Jesús, necesitamos sentir que nos ama y que
nos perdona.

Nuestro protagonista, ya no tan niño, se encuentra un año con la

lluvia, que impide la salida de su procesión. Ese año aprende que la
penitencia para un cofrade no está en llevar un pesado farol, o un
pesado varal, o ir con los pies descalzos, o pasar frío, o cansarse .
Como dijo Jesús, “mi yugo es llevadero y mi car ga ligera” 2,... la
penitencia para un cofrade está en no salir en la procesión. No hay
mayor sacrificio, ni mayor castigo. Ese año remolonea en la iglesia

2
Mt 11,30
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todo lo puede, no quiere separarse tan pronto de su Cristo, siente que

algo le falta por no haber podido compartir mas tiempo con él... y
siente en su corazón que Cristo se queda triste en la iglesia, pues no
podrá acercarse a tantos que lo necesitan…

De entre todos los momentos que nuestro penitente pasa en la Buena

Muerte, solo os voy a contar dos. En uno, nuestro penitente es
elegido, o mejor, escogido por el Cristo de la Buena Muerte para ser
sus pies por unas horas. Está sacando al Cristo de la estrecha
plazoleta. La imagen no cabe, literalmente, por la entrada de la calle
San Juan de la Cruz en la q ue se agolpan varias filas de personas.
Jesús sigue avanzando. La gente se agacha, y los costaleros elevan
sus manos para que Cristo pase, por encima de las cabezas . Varias
manos se levantan, tocan la cruz, y vuelven a sus dueños que se
santiguan con devoción. Al verlo, nuestro amigo se alegra
enormemente de que su Cristo no lleve trono, y así estar tan cerca de
su gente. Además ¿Qué mejor trono que los cuatro hermanos que lo
llevan?

El otro momento se repite, año tras año cuando concluye la procesión.

Entra en la iglesia, con todas las luces apagadas. Sin quitarse el
capirucho, se queda cerca de la entrada para disfrutar de la llegada
del Cristo, que avanza poco a poco por el callejón al ritmo de los
tambores destemplados. El trompeta, nuestro querido Jua n Vico, toca
“Silencio y Oración”. Nuestro amigo está cansado, le duelen los pies,
el hombro, tiene sueño. Pero no quiere que Juan acabe. Quiere que la
procesión dure mucho mas, quiere poder disfrutar mas rato de la
presencia de su Cristo. Los ecos del últ imo sonido reverberan por la
nave de iglesia. Por un momento todo es silencio , el tiempo se ha
detenido. Pero la procesión debe terminar. Los tambores vuelven a
sonar, el Señor continúa su marcha hacia el presbiterio. Nuestro
amigo, en cuanto Jesús descans a ya sobre sus soportes, se acerca a
besarle los pies, a alargar unos minutos la inevitable despedida. Y le
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viene a la memoria la frase tantas veces oída: ... “Un año más, y un
año menos”.

Cazador de momentos

El año en que nuestro amigo al fin sal e de penitente es un año muy

especial para él, pues hay algo más que llevaba tiempo deseando
hacer: fotos a los santos. Ese Domingo de Ramos, cuatro días antes
de estrenarse como penitente, estrena su primera cá mara, con un
único carrete de veinticuatro fotos perfectamente repartidos, para cada
uno de los pasos ubetenses. Desde entonces, año tras año, cada
Domingo de Ramos vuelve a ser un niño que estrena cámara y no
quiere perderse ningún paso . Muchos de vosotros os preguntaréis que
sentido tiene llevar treinta años haciendo fotos a las mismas
procesiones. Mi buen amigo, mi socio, como yo lo llamo, Eugenio
Santa Bárbara, dio en la clave con un artículo suyo en el Anuario. Los
fotógrafos somos cazadores. Año tras año va mos en busca de una
presa mayor que la del anterior. Comenzamos son objetivos
modestos, que terminan siendo ambiciosos: ver lo que nadie ve, y
captar algo tan etéreo como es la esencia de la Semana Santa.
Transmitir sensaciones, emociones, sentimientos. Conseguir una sola
foto que justifique todas la s horas con cámara y trípode al hombro.

Nuestra Semana Santa está llena de momentos especiales, en los que

el aire se impregna de devoción y fervor, y la belleza lo inunda todo.
Hay un momento que para cualquier fotógrafo es un reto como ningún
otro: la preparación y salida de la General desde la Plaza de Vázquez
de Molina. ¿Como captar con una imagen tanta belleza, tanta
emoción, tanto sentimiento? Bajar a la plaza Vázquez de Molina es
para nuestro fotógrafo un ejercicio de placer y de dolor. De dolor,
porque cada momento captado supone diez momentos perdidos. Si
escoge sacar el Senatus de los romanos bajar por Juan Montilla, se
pierde al majestuoso misterio de la Santa Cena ante el Salvador. Si se
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para por un momento para contemplar el bello rostro de la Virgen de la

Amargura, no podrá captar como un hermano sube a encender las
velas de la Virgen de los Dolores. .. Y mientras todo esto pas a, se está
perdiendo a la Virgen de la Soledad rodeada de fervor y veneración en
su barrio... y toda una ciudad entreg ada a sus bandas en la Plaza de
Andalucía. De placer, porque es difícil para un amante de la fotografía
no sentirse conmovido ante tanta belleza, tanta, que no es fácil se
asimilar, que casi duele contemplarla.

Cuentan que hace siglos, cuando el escritor Stendhal viajó a

Florencia, al llegar a la Basílica de la Santa Cruz , sufrió un desmayo
como consecuencia del impacto que sufrió al contemplar tanta belleza.
Así nació el síndrome de Stendhal, que causa en personas
especialmente sensibles vértigo, confusión e incluso alucinaciones
cuando son expuesto a una sobredosis de belleza artística. Tuvo
suerte este escritor, sólo vio la Basílica de la Santa Cruz. Imaginaos
ahora que llega a Úbeda un Viernes Santo, a las 7 de la tarde, y
descubre una Plaza renacentista, un prodigio de armonía y elegancia.
Nuestras magníficas imágenes, la completan, convirtiéndola en la más
bellas de las iglesias, repleta de devotos y con una bóveda de
estrellas nacientes. De pronto, oye unos tambores que se acercan,
entre un bullicio de exaltación... Contempla e l Cristo de la Columna
salir del Ayuntamiento a hombros de sus portadores , la serena belleza
de la Humildad llegar a la Plaza, la anatomía perfecta de la Caída...
mientras, cae la tarde, el cielo pasa del azul intenso al azul oscuro, y
la Plaza comienza a iluminarse con cientos de ve las. Ríos de luz bajan
por el Pasaje de Jesús, el color de la cera ardiente empieza a verse
reflejado en rostros llenos de dolor. El caos comienza a tomar forma,
movido por hilos invisibles. Como broche de oro, sale Jesús muerto,
sobre una fría losa, rodeado de un fuego que produce fantasmales
sombras en las paredes de piedra dorada. Si Stendhal ve todo esto,
de la impresión no se lo llevan al Hospital de San Juan de la Cruz,
sino directamente al Cementerio de San Ginés. Es difícil digerir
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tanta belleza junta. A nuestro amigo se le han saltado las lágrimas de

emoción y le ha dado gracias a Dios por haberle regalado ese
momento. Pocas cosas hay mas bellas , ni en Úbeda ni fuera de ella,
que el comienzo y la preparación de la General, es un tesoro que nos
dejaron nuestros antepasados, un monumento inmaterial que hace a
Úbeda una ciudad aún mas bella, aún mas grande, aún mas especial.
Y cuando uno tiene un tesoro así, tiene que conservarlo, como sea

Esperando la Semana Santa

En Semana Santa, nuestro amigo se siente como los plantas del

desierto que florecen por unos pocos días a la más mínima lluvia. El
resto del año ve arrastrarse el calendario, en una Cuaresma
interminable, que entonces no t ienen mas actos que las Fiestas
Principales a las que acude para conseguir las preciadas estampas , y
el pregón. Sin conciertos, ni actos culturales , ni vídeos, ni DVDs, ni
Cds, ni cruzdeguia, ni foro, ni internet, ni revistas cofrades, ni Tele
Úbeda, los niños y jóvenes de hoy en día no pueden imaginar como
pasa nuestro cofrade la Cuaresma, con un estado de ánimo que va de
la impaciencia a la desesperación. Al menos, tiene sus fotos y
estampas, que ve una y otra vez.

Nuestro cofrade estudia ahora en Granada, y sus compañeros le han

colocado un examen justo después de Sem ana Santa, a pesar de sus
protestas. Os lo podéis imaginar, después de lo que llevo contado, un
Domingo de Ramos, a las 6 de la tarde, con los nervios de punta,
tratando de concentrarse en axiomas, proposiciones, teoremas y
corolarios. Todo esto junto a un balcón de su casa, por el que
continuamente echa miradas fugaces para ver que pasa en la calle.
En esas llega su madre a ofrecerle el habitual vaso de leche de la
merienda, pues sabe que en cuanto salga el Borriquillo nuestro amigo
se perderá de vista hasta la traca. “¿Leche?” piensa para sus adentros
“lo que yo necesito es una tila”. De pronto, entre mirada y mirada
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fugaz al balcón, al fin lo ve, al fin ha acabado la espera de un año... un

penitente de túnica verde, con su capa dorada brillando al sol, y su
capirucho bajo el brazo... , y otro.. y otro... todo empieza de nuevo. Ha
comenzado la Semana Santa, así que se despide del examen y se
larga a ver el Borriquillo. Por cierto, el examen, como se pueden
imaginar, lo suspende. Y les prometo que lo intent a, pero lo que no
puede ser, no puede ser...

La cara del Domingo de Ramos tiene para nuestro amigo su cruz el

Domingo de Resurrección, al que llega tras haber asistido a la
celebración que mas le gusta de todo el año, la Vigilia Pascual. A
pesar de la alegría de la Resurrección, de los alegres colores, de las
marchas de aire festivo, incluso de que, como es habitual, luce el Sol,
su corazón se va nublando conforme pasaban las horas, y la
procesión va completando su recorrido. Por ello, en cuanto se lo
permiten en casa, atrasa la comida hasta que se encierra el
Resucitado o bien come rápido para no perderse la entrada. Allí se
encuentra con muchos como él, locos por la Semana Santa, apurando
el último trago. Pero se acaba, es ineludible, no puede alargar la más,
incluso si se va con el guión del Resucitado, lo que algún año ha
hecho, solo puede retrasar unos minutos mas lo inevitable, tendrá que
esperar otro interminable año hasta volver a ver penitentes. Esto que
les cuento sucedió hace muchos años, la situaci ón ahora es muy
distinta. A nuestro amigo, sin embargo, le espera la nada durante
muchos meses, solo tendrá unas poquitas procesiones de gloria. El
panorama es desolador, así que para sobrellevarlo se reúne con los
amigos, que no lo llevan mucho mejor que él y hablan horas y horas
sobre la Semana Santa vivida...

Pero entre uno y otro Domingo, son muchos los momentos que va
guardando en su corazón: la impresionante salida del Cristo de la
Expiración, por encima de la multitud, sobre una nube de incienso, al
que llega a acompañar de penitente algún año de la mano de su buen
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amigo Paco Jurado, la subida de la Soledad, l a despedida que los los

Romanos dedican a sus titulares tras la General , y muchos otros que
no contaré para no alargarme

Un cargo es una carga

Unos años después, el Cristo de la Noche Oscura le llama para que le

acompañe. No es fácil sustraerse a la llamada de este Cristo muerto,
que conmueve al verlo tan herido, tan derrotado. Entr a de la mano del
inolvidable Pepe Arándiga un hombre con un co razón tan grande que
sorprende no verlo sobresalir de su pecho. Pepe lo hace directivo, y
así comprueba en sus carnes que “un cargo es una carga”, y más aún
en una cofradía en la que salir con un báculo puede suponer no llevar
al Cristo. Durante toda la pr ocesión anhela el momento de ponerse
bajo las andas, oír la llamada de Bernabé, poner su hombro bajo el
varal, y sentir el peso sobre los hombros, mientras trata de llevar el
paso con el báculo del capataz, un martilleo incesante marcando el
ritmo como un corazón, el de Cristo a punto de morir. Esta mañana,
nuestro amigo ha acudido al traslado de la Noche Oscura, y a su
mente han vuelto las sensaciones: el silencio de la gente, las caras de
asombro, los gestos de devoción... el cansancio, y la última oració n,
rezada en la iglesia con las luces apagadas, una oración que noche
tras noche reza antes de dormir: En las tinieblas densas de mis dudas
y ansiedades...

Y fue sentenciado

Nuestro cofrade, disfruta en estos años de la Semana Santa en toda

su plenitud, ya conquistados los horarios, y aún lleno de las fuerzas de
la juventud, puede entrar y salir a su antojo, sin perderse ni un
momento. No es suficiente para él acompañar a las cofradías desde
su salida hasta su entrada, a veces, como le sucede en la Santa
Cena, en la que tiene buenos amigos, acude a la reunión de la banda,
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para así poder disfrutar de sus toques, y los acompaña con la excusa
de grabarlos en vídeo. Salvo un rápido descanso en su casa para
cenar (mientras ve la procesión por el balcón), sigu e disfrutando de la
preciosa túnica, del buen hacer de su banda, del magnífico misterio,
calle tras calle. Por supuesto, la entrada en El Salvador no e s el final,
aún continúa hasta el lugar del hornazo, que generosamente
comparten con él. Días y noches ded icados por completo a la Semana
Santa, a veces hasta altas horas, pues tras la procesión viene la
tertulia, que puede acabar en casa de un amigo, a las 5 de la mañana,
redactando el acta fundacional de una cofradía que nunca verá la luz.

En varias ocasiones nuestro amigo participa en fundaciones

frustradas, hasta que el Cristo de la Sentencia le llama. Conoce a
unos niños, como él lo había sido, que aman su Semana Santa, y le
hablan de un proyecto de nueva cofradía. Los niños , Pedro, Manolo y
Fran, tienen las ideas muy claras, y no se preocupan de como será la
túnica, el trono, el recorrido. No, hablan de trabajar, conseguir dinero,
y así poder hacerlo todo realidad. Si en la Buena Muerte nuestro
amigo nace como cofrade, y en la Noche Oscura aprend e la
importante labor de un directivo, en su nueva hermandad, aprende lo
que es volcarse, vivir por y para una cofradía. Aprende que una
cofradía es grande gracias al trabajo de sus hermanos, y si consiguen
ir a una, poniendo su devoción por encima de todo , pueden acometer
lo que se les ponga por delante. Por su cofradía se queda noches sin
dormir en la caseta, se cae de una escalera mientras pone flores,
barre, friega, retira arena con una pala..., hace mucho, pero menos
que muchos otros. Y desde entonces no puede por menos que
admirar la entrega con la que la gente se da a las cofradías. Aprende
que la Semana Santa es grande porque vosotros la hacéis grande. Y
se da cuenta de que si hubiera que pagar todo lo que hacéis gratis, la
procesiones nunca saldría a la calle.
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En la Sentencia también aprende que hay otra Semana Santa, que

dura de Pascuas a Ramos, otra Semana Santa de chiringuitos, barras,
conciertos, actos culturales, mas barras, convivencias, casetas, cenas,
juntas, mas barras, cotillones, montaje de alta res, montaje de sillas
para la General, rincón cofrade, mas barras, revistas, Vía Crucis, mas
casetas, viajes, mas juntas, y mas barras todavía. Y aprende muchas
cosas. No sólo a montar y desmontar barras en tiempo record .
Aprende que la caseta es algo mas que un medio para ganar dinero,
tu caseta es el lugar al que puedes ir solo, pues siempre encontrarás
amigos con los que compartir mesa y charla. Aprende la cofradía se
vive mes a mes, día a día.

Después de todo esto, nuestro amigo se sorprende cuando oy e que

las cofradías ya no tienen mecenas. Él conoce a decenas, a cientos.
Los mecenas de hoy en día no sueltan grandes cantidades de dinero,
pero están cinco días metidos en la caseta, o ponen ladrillos en la
casa de hermandad, o la pintan, o ponen la inst alación eléctrica,
buscan anuncios para la revista ó van de pueblo en pueblo con la
banda para conseguir dinero. Vosotros, vosotros amigos sois los
mecenas de hoy, donando vuestro tiempo para que vuestra cofradía
gane dinero, o no tenga que gastarlo. Y tod o esto por amor, por amor
a vuestros titulares, y a vuestra cofradía. En vosotros se hacen ciertas
las palabra de Jesús “os reconocerán en el amor”. Un amor
desinteresado, que no espera nada propio y que compartirá todo,
porque cuando una cofradí a compra algo para la procesión, todo el
mundo podrá disfrutarlo. Cuando dejéis este mundo, y os presentéis
en el otro con vuestra túnica, o vuestra faja, o vuestra corneta bajo el
brazo, el Señor os sabrá recompensar.

Con su cofradía también lo pasa mal, sufre, s e desespera, pasa malos

ratos, igual que todos vosotros, pero también vive momentos
inolvidables, que merecen todos los malos ratos que ha pasado.
Cuando llega el Cristo de la Sentencia a Úbeda es uno de ellos, pues
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 17

hasta el último momento lucha n por conseguirlo, y temen que no sea

así. El día anterior a la bendición aguardan en la iglesia muchos
hermanos, impacientes. La imagen aparec e aún envuelta en sábanas
que poco a poco destapan. Ahí está Él 3... su rostro lo dice todo, solo
quedaba callar y contemplar . ¿No merece todo el trabajo que nuestro
amigo ha tenido? Los sentimientos lo desbordan y brotan las lágrimas,
las lágrimas de alegría y de emoción . Años después ve esas misma
cara, esas mismas lágrimas, esos mismos ojos rojos en otros
hermanos, porque todos los somos, en el Prendimiento, la Virgen de
las Lágrimas, los Costaleros, y se sonríe, y se siente feliz por ellos,
pues sabe lo que sienten.

Al saber nuestro amigo, que este año salen por primera vez los
costaleros, le viene a la memoria su primera procesión. Al terminar,
todos los hermanos abraza dos, casi todos llorando, una experiencia
maravillosa, la culminación de mucho trabajo, muchos sueños. Amigos
costaleros. Disfrutad de este año. Sé que vais a estar nerviosos
deseando que todo sea perfecto , que habéis sufrido problemas e
incomprensiones...pero también sabéis, como yo, que va a merecer la
pena. Que cuando se abra la puerta de Santa Clara, y salga vuestro
Cristo a la calle, os llenaréis de emoción. Y cuando volváis a la iglesia,
os felicitaréis, os abrazaréis, y volveréis satisfechos a vuestra casa, a
pesar de que siempre habrá cosas que mejorar, pues sabréis que
habréis cumplido con el cometido que os ha dado Dios: llevarlo a la
calle.

A la mente de nuestro amigo vienen sus hermanos de las Lágrimas,

los ve trabajar en silencio, y les desea que pronto su Madre enjugue
sus Lágrimas y les premi e sus desvelos, con el privilegio de salir con
ellos en procesión.

3
Al lado del pregonero está el busto en barro del Cristo de la Sentencia.
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 18

Pero a nuestro amigo aún le queda una fundación: la hermandad

virtual de cruzdeguia. Siendo un enamorado de la Semana Santa,
pocas cosas le gustan mas que hablar de ella, y darla a conocer. Asi
que ni corto ni perezoso, con su cámara y su ordenador busca a otro
tan loco como él, y se dispone a dejar constancia de todos y cada uno
de los actos cofrades que se celebran en Úbeda, y de camino crear
mediante el foro una comunidad virtual cofrade, tan denostada como
visitada, pero que ha sido un lugar donde compartir experiencias,
lamentar desapariciones, alegrarnos con nuestros amigos, aprender,
estar siempre al día de todo lo que suceda, estemos donde estemos .

Y al fin, como dice el título de la historia, a nuestro amigo lo nombran

pregonero, y con su mejor intención les cuenta a ustedes una historia.
Una historia que terminará cuando le vistan su túnica por última vez,
para realizar su última procesión, que espera que le lleve con tantos
cofrades buenos que deben de estar ya con Dios .

No adelantemos acontecimientos, pues el siguiente capítulo de la

historia comenzará mañana, un capítulo lleno de alegría y sentimiento,
en el que nuestro protagonista saldrá con su mujer y su hijo a ver las
procesiones y a participar en ellas y a hacer fotos, muchas fotos. Y a
nuestro cofrade, al que le enseñaron a ser agradecido, no puede por
menos que dedicar el resto de su tiempo a dar las gracias de todo
corazón.

Gracias

Gracias, en primer lugar, a mi mujer. Gracias, Eva, a ti te dedico este

pregón, pues si alguien se lo merece eres tú. Sin ti, sin tu apoyo, sin tu
ánimo, jamás lo hubiera escrito. Gracias p or aguantar con buena cara
y cubrir todo lo que no podía hacer en esta Cuaresma de locura que
he tenido. Tu patrona, la Virgen de las Angustias, que siempre ha
estado en mi casa me ha bendecido con una mujer que me entiende,
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 19

incluso cuando me pongo muy pes adísimo con los santos, que tú
sabes que es a menudo, a alguien que es capaz de llevar con una
sonrisa vivir al lado de un tonto de capirote. Nunca había imaginado
que tendría una suerte tan grande como la tenerte a mi lado. Gracias
también por todo lo que me has enseñado sobre la Semana Santa,
sobre todo que en las cofradías no hay labores grandes y pequeñas,
que todo, por pequeño que sea, agrada a Dios y tendrá su
recompensa.

Gracias a todos los que apoyáis a los cofrades, a vuestra pareja, a

vuestro hermano, a vuestra mujer. Cuando sale una procesión a la
calle, no lo hace solo por los que han montado, limpiado, o ensayado,
hay otros muchos que no habéis pasado por la casa de hermandad.
Sin embargo, vuestra labor ha sido fundamental para que salga la
procesión. Cuando un cofrade toma una carga, tiene a su lado a una o
varias personas que tomáis la carga con él, y la lleváis con amor,
como un Cirineo invisible. Vuestra labor no se ve, ni si quiera
conocemos vuestra cara, pero liberáis de trabajo a los cofrades para
que realicen la maravilla que es nuestra Semana Santa.

Cuando veáis el Viernes Santo la melodiosa banda de la Caída, con

su paso lento y cadencioso, sabréis que hay otra banda que no toca,
pero que lo ha dispuesto todo para que ellos sí puedan tocar. Si os
fijáis los podréis ver a veces en las aceras, mirando con orgullo. O
pasado mañana, cuando veáis y disfrutéis del buen trabajo de los
costaleros de la Gracia, bajando por la empinada cuesta de San
Lorenzo, ante una multitud llena de fervor y pasión, la Reina del Lunes
Santo no llevará una, sino dos cuadrillas. Una debajo, y otra que
nunca se meterá bajo el paso, ni siquiera ha ensayado, pero soporta
igualmente el peso sobre sus hombros. El peso de quedarse con los
niños, el peso de decir “Tú v ete, que ya me encargo yo”, el peso de
prescindir de vuestra compañía tantas tardes... Amigos cirineos, la
Semana Santa de Úbeda es vuestra obra. Y la Virgen, llena de Gracia,
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 20

y Jesús, que cayó tres veces , se acordaran de vosotros cuando

lleguéis a su reino.

Algunos de estos cirineos no están aquí, se han quedado en la casa

para que vosotros podáis venir. Os voy a pedir algo, cuando lleguéis a
la casa, dadle de mi parte un abrazo mu y fuerte, y las gracias, porque,
aunque no lo sepan, sin ellos no habría Semana Santa.

Gracias a ti mamá, por haberme dado unos sólidos fundamentos

cristianos, que ojalá que yo sepa inculcar a mi hijo. Gracias por
haberme apoyado y alentado siempre para que siguiera trabajando
por las cofradías.

Gracias a todas las madres, padres, abuelos, porque vosotros nos

enseñasteis a amar la Semana Santa, espero que sepamos estar a la
altura. La Semana Santa que tenemos es obra vuestra, nuestra
obligación, como en la parábola de los talentos, es dar el cien por uno,
mejorarla día a día. Gracias por prepararnos con cariño la túnica,
gracias por enseñarnos los nombres de las imágenes, gracias por
contarnos la historia del Señor en la Procesión General, gracias por
consolarnos cuando nuestra procesión no sale por culpa de la lluvia.
Vosotros cumplís las palabras de Jesús “Dejad que los niños se
acerquen a mí”.

Gracias a mi hijo, y a todos los niños, porque nos enseñáis a ver la

Semana Santa con vuestros ojos, a esperar ilusionado s al primer
penitente, a salir corriendo detrás de una banda, vuestra ilusión es
nuestra ilusión, y vuestra emoción es nuestra emoción. A partir de
mañana, cuando os pongáis la túnica y nos deis la mano , le daremos
gracias a Dios por habernos concedido la dicha de vivir ese momento .

Gracias a los costaleros, o p ortadores, o achuchatronos, o lo que

sean, por ser los pies de Jesús y de la Virgen, tenéis una labor
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 21

fundamental: llevar a nuestros titulares a la calle, vosotros hacéis que

Jesús se vuelva a encontrar al publicano, a la Magdalena, a Zaqueo,
en cada esquina, hacéis que la Virgen vuelva a confortar a los
afligidos. Transformáis vuestro esfuerzo en amor, y vuestro amor en
emoción, emoción de ver, un año más, a nuestras benditas y queridas
imágenes en la calle. Cuando oigáis una voz cascada diciendo
“Gracias, Dios mío, por haberte visto un año más”, sabréis que habéis
sido el instrumento de Dios.

Gracias a todos los que tenéis un cargo en la Semana Santa, alguien

os debe dar las gracias porque vaya semanitas lleváis... que si la
banda de música pide mas... q ue si de donde sacamos dinero para las
flores, que si faltan cuatro costaleros, que a ver quien va a sacar el
estandarte en la General, que como vamos a pasar por aquí con los
baches que hay … pronto llegará la recompensará por vuestro
esfuerzo. Os digo a todos que cuando la próxima semana disfrutéis de
cualquier procesión en la calle, al Prendimiento haciendo la imposible
curva de la Cuesta del Sacristán, a la Esperanza con su nuevo palio, o
a las Angustias llenar con su dolor el mediodía del Viernes Santo ,
pensad por un momento cuanto hay que agradecer a los que tantos
desvelos, tantas tardes echadas por alto, tantas noches de reuniones,
y tantas horas en la cama sin dormir se ha n llevado para conseguir
que Dios siga presente en nuestras calles.

Gracias a todos los músicos, sean del instrumento que sean. La

música nos acerca a Dios, expresa lo inexpresable, y nos provoca
emociones como pocas otras cosas pueden hacerlo. Que sería de
nuestra Semana Santa si la Voluntaria no sonara al subir la Columna
el Rastro, si el Miserere no despertara de su letargo a los pájaros en
una fría mañana de Viernes Santo, si los elegantes y serios toques de
la banda del Santo Entierro no nos prepararan para ver al Yacente, si
los lamentos no nos recordaran que hace siglos que lloramos al ver a
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 22

Jesús avanzar con la Cruz a Cuestas, si las armoniosas marchas de

las Penas no ayudaran a los costaleros a ser los pies del Señor...

Gracias a ti, cofrade de a pie... a ti que nunca te veremos en las

noticias, como no sea en una foto de grupo, a ti cuyo nombre nunca
aparecerá solo en la revista de la hermandad. Seguramente no
conocemos tu nombre, pero sí tu cara... tu cara nos suena, nos hemos
visto muchas veces mientras preparábamos casetas, al pasar por los
altares de Corpus recién mon tados, te hemos visto al desmontar los
pasos, o bajo ellos. Te da igual si salís a hombros o a ruedas, si tu
Virgen lleva palio o no, si el presidente se llama Antonio o Juan,
cuando te llamen para atender a tu cofradía, dejarás lo que tengas y
acudirás. Cuando llegue Semana Santa te pondrás tu capirucho, y
cogerás tu vela, tu tulipa, tu farol, tu faja o tu bombo, e irás con
devoción acompañando a tu titular. Y tu Virgen, o tu Cristo, cuando te
vea llegar, se sonreirá por dentro, porque te conoce, porque ve tu
corazón, y sabe que lo tienes lleno de amor por él.

Muchas gracias a todos vosotros, directivos, presidentes, penitentes,

músicos, costaleros, a los que salís y a los que apoyáis a los que
salen, a los que hacéis artículos, a los que investigáis para que se
conozcan todos los detalles de la cofradía, a los que hacéis las fotos o
vídeos y los colgáis en Internet para que por todo el año podamos
disfrutar de la belleza de nuestra Semana Santa, a los que habéis
venido y a los que no, porque seguís preparando todo, gracias a
todos. Gracias a vuestra generosidad, se da de comer al hambriento,
se viste al desnudo, se da posada al peregrino. Gracias a vosotros, en
estos momentos en que a los cristianos se nos quiere echar del
espacio público, las calles de Úbeda volverán a convertirse en
Jerusalén, gracias a vosotros Úbeda sigue girando en torno a su
Semana Santa, sigue emocionándose con sus Cristos y sus Vírgenes.
Gracias a vosotros muchos que estarían alejados de la iglesia, se
acercan a ella, aunque no sea tanto como nos gustaría, y tienen
Pregón Oficial de Úbeda 2010 - Rafael Merelo Guervós - Página 23

siempre a la Virgen y a Dios en la mente... Gracias a vosotros porque

habéis luchado y habéis conseguido que Úbeda sea una ciudad de
Semana Santa. Gracias a vosotros, durante una semana, Dios será
nuestro centro y nuestra guía, y la cruz nuestra insignia.

Por todo ello, quiero acabar pidiéndoos a todos un aplauso por todos
los que trabajáis por la Semana Santa, por todos vosotros. Gracias
desde lo mas profundo de mi ser, porque vosotros habéis hecho de mí
lo que soy. Por vosotros fui un niño enamorado de la Semana Santa,
por vosotros me sentí feliz cuando salí de penitente por primera vez.
Gracias a vosotros podré disfrutar de la belleza de una Plaza que
prepara la Magna Procesión General. Gracias a vosotros me
conmoveré al ver a una Virgen Sola despedirse de su hijo muerto,
gracias a vosotros lloraré de emoción cuando vea salir el Señor de la
Sentencia.... Gracias a vosotros hoy soy el niño que espera que llegue
la Semana Santa. Gracias a vosotros estoy aquí, en este atril ,
hablándoos de mi amor por la Semana Santa, abriéndoos mi corazón.
Gracias a vosotros, a partir de mañana, y durante una semana, sabré
como es estar en el cielo. Las gracias y el aplauso os lo debo yo a
todos vosotros

Muchas gracias.