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G1. GENERALIDADES
Ha sido considerada por muchos autores, como un tejido de sustancia intercelular líquida,
aunque en realidad es un tipo especializado de tejido conectivo, y lo más acertado parece re-
conocerla como un líquido que tiene en suspensión coloides y cristaloides, células, fragmentos
de células y gases.
Los coloides forman una seudosolución y están fundamentalmente representados por las
proteínas, en tanto que los cristaloides forman una solución verdadera y están representados
por las sales y por los minerales. Las células de la sangre son los glóbulos rojos y los blancos y
los fragmentos de las células son las plaquetas.
Por lo tanto, tenemos que la sangre está constituída por dos elementos: uno líquido que se
denomina PLASMA y otro sólido que son las células y las plaquetas.
La sangre sirve de vehículo para transportar alimentos, productos de secreciones de todas las
células del organismo, fármacos, productos de desecho y gases entre muchas otras cosas.
Interviene además, en el mantenimiento de la temperatura corporal.
G2. PROPIEDADES
La sangre es un líquido viscoso, microscópicamente de color rojo (rojo escarlata la sangre ar-
terial y rojo obscuro la sangre venosa), que circula por los vasos y que al extraerse de ellos se
coagula espontáneamente, separándose en sus dos elementos que son el coágulo y el plasma,
siendo éste último, un líquido amarillo cetrino, mejor conocido como «suero sanguíneo».
La densidad de la sangre es de 1,055 a 1,060 y el pH es de 7,50 (ligeramente alcalino).
El volumen total de la sangre de un individuo adulto, para unos es de 1/13 del peso corporal, y
para otros es del 8% del peso del mismo; en todo caso, más o menos es de cinco a seis litros,
el volumen normal más frecuente.
Los elementos figurados de la sangre son los glóbulos, tanto los blancos, cuanto los rojos, así
como las plaquetas (Fig. G-1). Los glóbulos blancos o leucocitos cumplen sus funciones fuera
del aparato circulatorio y utilizan el torrente sanguíneo como vía de transporte para llegar a
sus destinos; existen dos categorías principales de leucocitos, los granulocitos (los neutrófilos,
los eosinófilos y los basófilos) y los agranulocitos (monocitos y linfocitos). Los glóbulos rojos o
eritrocitos son las células más abundantes, carecen de núcleo y actúan siempre dentro del
aparato circulatorio, en el transporte de oxígeno y de dióxido de carbono hacia todos los
tejidos del organismo y desde ellos, respectivamente. La sangre circulante también contiene
fragmentos celulares denominados plaquetas o trombocitos, que son pequeñas estructuras de
ovales a redondeadas, derivadas de los MEGACARIOCITOS de la médula ósea, con función en
la hemostasis, es decir, en el mecanismo de coagulación de la sangre (la función de las pla-
quetas ocurre dentro del torrente circulatorio).
A los elementos figurados de la sangre, se los estudia por dos métodos principales que son: el
frotís y el recuento.
Fig. G-1. Gráfico que muestra un extendido de sangre (coloreado por May-Grün-wald y
Giemsa), lo que realmente permite estudiar la morfología de las células. Aspecto general del
frotis (véase más abajo).
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G3.1. EL FROTÍS
O extendido de sangre (Fig. G-2), consiste en extraer por punción del pulpejo del dedo una gota de
sangre, y en extenderla en una placa o lámina de vidrio, de modo que quede una fina película. Mediante
la ayuda de una segunda placa y aproximada a la gota que está en la primera, se extiende la sangre por
capilaridad por debajo del reborde la segunda, para luego proceder a retroceder algunos milímetros hacia
el extremo más próximo en la primera placa; a continuación, y en movimiento contínuo, con la placa
superior inclinada unos 45 grados, se extiende la sangre sobre todo a lo largo de la primera placa,
quedando así una película fina del frotis sanguíneo, que se somete a coloración para proceder a la
observación microscópica. Con ésto, se consigue una imagen clara y precisa de los glóbulos blancos y de
los glóbulos rojos, en cuanto a su forma, a su tamaño, al aspecto de los núcleos de los blancos, a su
citoplasma, etc., lo cual permite emprender en el estudio de ellos.
El recuento permite obtener las cifras normales de glóbulos blancos o leucocitos que está entre 5.000 y
10.000 (7.000 por término medio) por mm3 de sangre, de glóbulos rojos o eritrocitos, que está entre los
5’000.000 y 5’500.000 por mm3 de sangre, (con variaciones, que como veremos más adelante, según la
edad, el sexo, etc.), y de plaquetas con un valor que está entre 250.000 a 500.000 por mm3 de sangre.
Se los conocen también con el nombre de leucocitos (del griego leucos = blanco), y son
denominados así, por cuanto carecen de color propio (ya que en fresco se los ve incoloros).
Los leucocitos son células completas (ya que poseen membrana, protoplasma y núcleo). En
término medio, su número es de 7.000 por mm3 de sangre, cantidad que varía con las
diferentes horas del día, con la edad, con los diferentes estados de salud, etc. Cuando la cifra
pasa de 10.000 se dice que hay «leucocitosis», y cuando baja de 5.000 se habla de
«leucopenia»; los dos son signos clínicos patológicos importantes.
Hay algunas variedades de leucocitos, y de este hecho se han valido los hematólogos para es-
tablecer la llamada FÓRMULA DIFERENCIAL, que incluye valores relativos de estas células.
Establecida así la clasificación de los leucocitos, tenemos en ellos cinco variedades; las tres
primeras pertenecientes a los granulocitos y las dos últimas a los agranulocitos: neutrófilos,
acidófilos, basófilos, lincocitos y monocitos. El porcentaje que cada uno de éstos presenta en
cien leucocitos, constituye la fórmula diferencial, la cual constituye un índice hemático impor-
tante, por cuanto sus alteraciones son signos patológicos de gran ayuda diagnóstica en clínica.
Neutrófilos.............................................. 60 al 70 %
Acidófilos ................................................01 al 03 %
Basófilos ..............................................……0,5 %
Lincocitos ...............................................20 al 30 %
Monocitos ...............................................03 al 08 %
La fórmula diferencial es la relativa por cada cien leucocitos; la fórmula diferencial absoluta es
la que se obtiene multiplicando el porcentaje de cada variedad por la cantidad total de leuco-
citos (el recuento por cada mm3 de sangre) y dividiendo para 100. Así por ejemplo, si en una
muestra de sangre se han encontrado 65 glóbulos blancos neutrófilos y el recuento total de
leucocitos por mm3 es de 7.000, la cifra total de esta variedad de leucocitos granulocitos (los
neutrófilos), es de 4.450 (65 x 7.000 = 455.000 y ésto ÷ 100 = 4.450). Lo mismo podemos
hacer con cada una de las variedades de los leucocitos.
La fórmula diferencial se la establece mediante el estudio del frotís sanguíneo (tema C3.1.), en
tanto que, el recuento globular (tema C3.2.) permite conocer las cifras absolutas.
Se los llama también polimorfonucleares, o segmentados, aunque heterófilos, como denominación más
moderna, parece lo más conveniente, pese a que actualmente nadie usa este nombre.
Miden, aproximadamente de 10 a 14 micras de diámetro (Fig. G-3), son de forma redondeda, con un
núcleo dividido en tres a cinco lóbulos y en la fórmula diferencial tienen un valor del 60 al 70%.
Cuando maduros, los neutrófilos tienen un núcleo formado por varios lóbulos (que son masas cromáticas
redondeadas unidas entre si por pequeñas bandas o hilos), cuyo valor oscila entre dos y cinco (la
cantidad de lóbulos aumenta con la edad del leucocito); en tanto que en sus primeras etapas de
desarrollo, las formas juveniles presentan un núcleo redondeado, o en forma de banda, o con una
muesca, como bastón o como herradura, que carece de las divisiones del núcleo y se denominan en
cayado.
El neutrófilo se desarrolla en el tejido mieloide de la médula ósea, y una vez que se forma, y antes de
salir al torrente circulatorio, pasa por ciertas etapas del desarrollo en la misma médula; de modo que, el
primer tipo se denomina METAMIELOCITO NEUTRÓFILO, éste al madurar, comienza a presentar el núcleo
cada vez más hundido, hasta adoptar la forma de la herradura, en cuyo caso se denomina en banda o en
bastón; para pasar a la sangre, éste se segmenta, presentando en el estado maduro que ya vimos, con
dos a cinco lóbulos cromáticos, los cuales se presentan menos teñidos, que las formas juveniles.
Basados en lo anterior, Arneth y Schilling idearon índices especiales que llevan sus respectivos nombres
y, que tienen importancia durante le evolución y diagnóstico de algunas enfermeda-des, sobre todo
infecciosas. Los índices de Arneth y Schilling se basan en el núcleo; el primer índice de Arneth, hace
alusión en el número de lobulaciones y, por ésto se divide a los neutró-filos en especies I, II, III, IV y V,
con lóbulos de uno a cinco, respectivamente. El segundo índice de Schilling, clasifica a los neutrófilos por
la forma de sus núcleos en: juveniles, en ban-da, cayado, herradura o bastón y maduros a los lobulados.
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En los dos índices, las formas juveniles tienen número menor de lóbulos que las formas medianamente
maduras.
Sucede luego que, cuando por necesidades orgánicas especiales que veremos más adelante, se requiere
de mayor cantidad de neutrófilos en el torrente sanguíneo, la médula aumenta su producción y los envía
cada vez en mayor número, hasta que llega un momento en que pasan a la sangre también las formas
juveniles y se las observa en el frotis.
Fig. G-3. Gráfico que muestra un leucocito neutrófilo pentalobulado (envejecido), con
coloración de May-Grün-Wald y Giemsa.
Al aparecer las formas jóvenes en la sangre, el índice se desvía hacia la izquierda, en tanto que, se
desvía a la derecha, con el aparecimiento de las formas maduras; pudiendo tratarse en el primer caso de
una infección aguda, como la de una apendicitis, en la que aumentan los neutrófilos, y en el segundo
caso de una infección crónica, como la tuberculosis, cuando aumenta el número de monocitos.
Si se controla por varios días la presentación de estos índices y ellos se modifican, volviendo a su
posición normal, se supone que la infección se ha superado, en tanto que si persiste o aumenta su
desviación, hay para creer que sigue la infección.
El citoplasma de los neutrófilos se presenta granuloso, como espolvoreado por finos gránulos específicos,
que se presentan de coloración lila o violeta, y por la afinidad de muchos de ellos a algunos colorantes,
se los denomina AZURÓFILOS; estos gránulos tienen de 0,1 a 0,2 micras de diámetro, son las más finas
de las granulaciones que se presentan en los leucocitos granulosos. Actualmente, parece que dichas
granulaciones se tratan de lisozomas, llenos de ciertas enzimas hidrolíticas, aunque se observa también
en el citoplasma de los neutrófilos fagosomas. Otros investigadores creen, que también se encuentran
gránulos tóxicos.
Las funciones de los neutrófilos se basan en sus dos propiedades fundamentales: la DIAPÉDESIS y la
FAGOCITOSIS. La primera, es la capacidad que tienen estas células de atravesar los endotelios capilares;
y la fagocitosis, es la capacidad de englobar en su interior a una gran variedad de cuerpos extraños
(células muertas y microorganismos, en especial bacterias). En razón de estas dos propiedades, los
neutrófilos intervienen en los procesos inflamatorios.
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G4.1.1. La inflamación: aunque este es un normalidad, desapareciendo paulatinamente los
tema de los textos regulares de patología clínica, mismos, estado que ocurre cuando se ha
trataremos de expresar algo de ella. Cuando el superado la agresión local. Se dice, entonces,
organismo es agredido por un agente extraño de que la inflamación pasa por tres e-tapas:
cualquier tipo (infec-cioso, tóxico, físico, químico, AGRESIÓN, LESIÓN y REPARACIÓN. En algunos
biológico, microbiano, etc.; en especial para casos, siempre menores en número, la
éstos últimos se cree que hay una atracción inflamación pasa a una infección, en cuyo caso,
química denominada “quimiotaxia”), se en el sitio de la agresión, no se producirá la
producen en el sitio de la agresión una serie de recuperación final, sino la supuración, con
fenómenos que constituyen las distintas etapas formación de pus.
de la inflamación. El término significa «prender
fuego», y se debe a que en el sitio agredido se Los leucocitos neutrófilos intervienen en la
producen cuatro signos que caracterizan al inflamación, (Fig. G-4), de la siguiente manera:
proceso, y ellos son: CALOR, RUBOR, TUMOR y con la vasodilatación, los endotelios de los
DOLOR, algunos autores le añaden un cuarto capilares (arteriales y venosos) lesionados se
signo que es LA DISMINUCIÓN o AUSENCIA DE LA vuelven pegajosos y los polimorfonucleares se
FUNCIÓN del área aquejada. El calor se produce adhieren a su superficie interna. En seguida
por aumento de la circulación de la zona hacen uso de su capacidad de diapédisis
afectada, que hace que aumente la temperatura (insinuándose entre las células endoteliales,
local. El rubor es debido a la vasodilatación pasan hacia el sitio de la agresión), en donde y
consecuente al primer signo. El tumor es por su capacidad de fagocitar, comenzará la
consecuencia de la vasodilatación y del aumento fagocitosis y una que se inicia con este proceso,
de la circulación, que determinan el paso del los fagosomas, que tienen enzimas hidro-líticas
líquido de la sangre al tejido agredido, destruirán a los cuerpos extraños y a algunos de
produciendo finalmente edema. El edema, el ellos mismos y la agresión será superada. En
aumento de la circulación y la vasodilatación oca-siones, la reproducción de los
presionan a los filetes nerviosos y vuelven al microorganismos (especialmente las bacterias)
sitio doloroso. La disminución o ausencia de la continúa y el exceso de enzi-mas determina la
función es una consecuencia de la limitación de muerte, no solo de los agentes sino incluso de
los movimientos, justamente por la presencia del los polimorfonucleares, los cuales ya muertos se
dolor. acumulan y se transforman en pus (no se
producirá la reparación final sino la supuración,
Todo proceso inflamatorio después de presentar que caracteriza, especialmente a las infecciones
los signos que se han descrito, y en la mayoría bacterianas).
de los casos, retrocede paulatinamente hacia la
Son más grandes que los neutrófilos (Fig. G-5), ya que miden de 10 a 15 micras, pero mantienen una
similitud en la forma, ya que ambas células son redondeadas. Su número es de uno a tres por ciento en
la fórmula diferencial.
El núcleo presenta dos lóbulos, libres o unidos por material cromático. El citoplasma presenta
granulaciones específicas, refringentes y voluminosas (de 0,5 a 7 micras de diámetro), de color rojo o
anaranjado, rodeadas por una membrana y son densas.
Los eosinófilos parece que intervienen en los fenómenos de anafilaxia y alergia, pues se ha visto
aumentar su número, en aquellos sitios, asiento de reacciones alérgicas, así como en la sangre de
individuos que sufren procesos alérgicos. La cortisona que disminuye los procesos alérgicos también los
hace disminuir en la sangre, además de que conforme avanzan las horas del día y se incrementan los
valores de cortisol sanguíneo, el número de células disminuye. Parece también haber alguna relación
entre histamina y eosinófilos, pues se ha visto que algunas especies la contienen y se cree o que la
producen o que la absorben cuando las células cebadas o mastocitos la secretan. Últimamente se ha
comprobado, el que los eosinófilos se sienten atraídos hacia los sitios en donde reaccionan antígenos y
anticuerpos, ya que su función sería fagocitar estos complejos de antígeno y anticuerpo. También
aumenta su número en individuos parasitados.
Su número es apenas del 0,5% en la fórmula diferencial. Su forma es igualmente redonda y su tamaño
es de 10 a 12 micras (Fig. G-6). Aproximadamente, la mitad de la célula está ocupada por el núcleo, que
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puede estar segmentado por dos o tres lóbulos, pero casi siempre es irregular y más pálido que en las
variedades anteriores; persistentemente se presenta enmascarado por la gran cantidad de gránulos del
citoplasma, que se los observa de color azul obscuro, por ser basófilos y parecidos a las de las células
cebadas, por lo mismo presentan metacromacia. Los gránulos tienen membrana.
En cuanto a la función, parece que los basófilos contienen aproximadamente la mitad de la histamina que
hay en la sangre. Además, tanto los basófilos como los eosinófilos tienen la propiedad de abandonar el
torrente circulatorio por influencia de algunas hormonas de las suprarrenales, y que en diversos
aspectos, parecen intervenir en problemas de alergias y situaciones de alarma (estas funciones no han
sido categóricamente comprobadas).
Fig. G-4. Esquemas que demuestran la migración de los neutrófilos (que salen de los
pequeños vasos dilatados y congestionados), con el fin de atacar a las bacterias que han
penetrado a los tejidos a través de una herida.
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La opinión general sobre estas células era que constituían productos terminales sin función, con
tendencia a salir de la sangre para, con algún motivo desconocido, congregarse en tejidos conectivos,
que presenten inflamación crónica. Con la radioautografía y las técnicas histológicas más modernas, ha
sido posible seguir su evolución y estudiarlos detalladamente y se ha comprobado el que ellos son la base
celular que interviene en las reacciones inmunológicas, lo que hace que se constituyan en la dificultad
más importante que deba vencerse para lograr los cultivos de tejidos y el transporte de órganos.
Fig. G-5. Gráfico que muestra un leucocito eosinófilo con abundante citoplasma y gránulos
acidó-filos. Coloración de May-Grünwald y Giemsa.
Fig. G-6. Gráfico que muestra un leucocito basófilo que muestra un núcleo no lobulado y con
grandes gránulos que cubren el citoplasma y el núcleo. Coloración de May-Grünwald y
Giemsa.
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Su número es de 20 a 30 por cada 100 leucocitos; su tamaño varía entre 5 a 9 micras, entre
los pequeños y los grandes linfocitos; su forma es redondeada y, la célula se presenta ocupada
en su mayor parte, por un voluminoso núcleo, intensamente pigmentado y apenas tiene
alrededor de él una fina capa de citoplasma, ligeramente granuloso. El núcleo redondo,
presenta casi siempre una oquedad en uno de sus lados, ocupa casi toda la célula (Fig. G-7), y
está rodeado por un fino borde de citoplasma, claro, de color azul, en el que se distinguen
algunos gránulos azurófilos aislados. La vida de los linfocitos se calcula en 90 días.
Fig. G-7. Gráfico que muestra un leucocito linfocito que muestra un escaso citoplasma muy
basófilo y un núcleo denso, que puede presentar una pequeña escotadura. Coloración de
May-Grünwald y Giemsa.
G4.4.3. Las células NK o las son muy Poseen re-ceptores F, pero carecen de
escasas son de dos tipos: células madre determinantes de su-perficie celular y son
hemopoyéticas pluripotenciales y células responsables de la citotoxi-cidad no
citotóxicas (o natural killer). específica contra células infectadas por
virus y tumorales. También intervienen en
Las células citotóxicas (natural killer, NK) la cito-toxicidad, células dependientes de
perte-necen a la población de células nulas. anticuerpos (ADCC).
Por su estructura microscópica, se desprende el que, por el poco citoplasma que poseen, el
que son células con ninguna actividad de síntesis y por lo mismo sin actividades metabólicas,
por lo que parece, que no tienen funciones activas dentro de la sangre, sin que por ello, se
trate de descartar la capacidad potencial de la célula madre.
El descubrimiento de los linfocitos en la linfa, hizo que se los denominara así. Este líquido
orgánico toma la denominación de linfa por su aspecto lechoso, dada la enorme concentración
de kilomicrones que posee, con una baja concentración de proteínas, se la encuentra en los
capilares linfáticos y. Pero en la linfa se hallan también los linfocitos que han pasado de los
tejidos conectivos, en donde se los encuentra formando parte del líquido tisular. Los capilares
linfáticos se reúnen formando vasos mayores, denominados linfáticos, similares a las pequeñas
venas (solo que contienen linfa en lugar de sangre), los cuales llegan a pequeños órganos
denominados ganglios linfáticos que, tienen dos curvaturas, una convexa por la que llegan
dichos vasos, que serían los aferentes, y otra cóncava, por donde salen los eferentes, que
continúan uniéndose con otros, para constituir conductos cada vez mayores, hasta desembocar
en un gran colector de la linfa , que es el conducto torácico, el que a su vez va a terminar en
las grandes venas, cercanas al corazón.
En la estructura íntima de los ganglios linfáticos existe una serie de pasadizos trabeculados, en
donde se encuentran células fagocitarias reticuloendoteliales, y pequeños nódulos en donde se
van a originar los linfocitos, a partir de sus células precursoras, los LINFOBLASTOS, que son
células voluminosas, embrionarias, que origina otra intermedia, llamada PROLINFOCITO, del
cual se formarán los linfocitos en estado de pasar a la circulación, lo que lo hacen, pasando
primero por la linfa que atraviesa los ganglios y por ella a la sangre. Ésto se ha comprobado,
por el gran incremento del que es objeto la concentración de linfocitos de la linfa entre los
vasos aferentes y los eferentes de los ganglios.
G4.4.4. Los linfocitos y las reacciones como células desencadenantes, que ponen en
inmunológi-cas: Se demostró el hecho de que, marcha las reacciones inmunológicas.
los linfocitos eran las células del cuerpo con
capacidad para reconocer antígenos y ser El que un linfocito reaccione ante la presencia de
afectados por ellos, por lo que se los calificó un antígeno, es porque está considerada como
«célula competente» para sufrir cambios,
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subsiguientes a la estimulación antigénica, la cuerpo a otra del mismo cuerpo; as{i por
cual es conocida como “inducción”, para lo que ejemplo, el de piel de una porción a otra del
es necesario, que el linfocito haya llegado a mismo individuo. El homoinjeto o haloinjerto, es
cierto grado de madurez. el que se realiza de un individuo a otro de la
misma especie; así por ejemplo, un riñón o un
La competencia del linfocito para reaccionar corazón de un individuo humano a otro humano.
ante la estimulación inductiva del antígeno, se Finalmente, los heteroinjertos son los que se
traduce en cambios que determinan su aumento hacen entre individuos de diferentes especies;
de volumen a células «pironinófilas» (llamadas así por ejemplo, el riñón de un animal al hombre
así por su afinidad a ciertos colorantes), las que o a otra especie.
además de dividirse, tienen la capacidad de
producir los anticuerpos respectivos contra el De estos tipos de injertos, los autoinjertos o
antígeno estimulante. Vale penar mencionar autólogos no tienen ningún problema para
aquí, que los rayos X que actúan sobre los prender, cuando ellos se han realizado con la
linfocitos, hace disminuir en ellos esta facultad debida técnica; pero, las otras variedades de
de reaccionar. injertos, al ser realizados, aún con las técnicas
debidas, a los pocos días de hechos sufren el
La capacidad de los linfocitos de originar las proceso o fenómeno de rechazo, y se observa
globulinas especiales, que como ya sabemos, que en el sitio de la implantación de un tejido,
constituyen los anticuerpos del tipo de las por ejemplo de piel, aparece un infiltrado celular,
gammaglobulinas, comúnmente denominadas que impide la adhesión del mismo al lecho del
INMUNOGLOBULINAS, ha sido discutida en el injerto en el receptor. De este infiltrado, el
sentido de la especificidad y de la generalidad; mayor número de células son los leucocitos,
ésto es, que si cada linfocito específicamente especialmente los linfocitos. Sucede que
está capacitado para producir un solo tipo de implantando el tejido, hay una linfocitosis, y a
anticuerpo? o si los linfocitos pueden producir en través de este proceso se lleva el informe por la
general todos o muchos de los anticuerpos, que linfa a los ganglios linfáticos, los cuales se ponen
el organismo humano necesita para sus en contacto con el antígeno que resultan ser las
defensas? células superficiales del tejido injertado. El
ganglio linfático reacciona, produciendo grandes
La hipótesis más aceptable es la de que, RNA células pironinófilas, las que se cree proliferan y
mensajero actúa bajo la dirección del DNA de los producen grandes cantidades de pequeños
cromosomas y lleva el código impartido por éste, linfocitos, los cuales son activados para la
de modo la orden de nucleótidos codifica el tipo destrucción de las células del tejido extraño, que
de inmunoglobulina del anticuerpo. En el caso de actuó como antígeno. Algunas de estas células
la especificidad del anticuerpo, y si se mantiene se las denomina células de rechazo de injertos, y
el hecho de que se producen varios anticuerpos presentan un poco más de citoplasma y una
en cada linfocito debería haber en el RNA una buena cantidad de ribosomas libres y ejercen un
gran variedad de órdenes de nucleótidos, de efecto citocida sobre las células del tejido
manera que cada una codifique una buena injertado.
variedad de anticuerpos. Por lo tanto, es más
fácil aceptar la hipótesis de que cada familia de Además de los linfocitos, se encuentran en el
linfocitos se especializa en la producción de un sitio del transplante, macrófagos, que no se
solo tipo de anticuerpo, como sucedía con las sabe, si van para destruir al injerto o bien para
células plasmáticas del tejido conjuntivo, ya que cuando en el sitio se produzcan deshechos del
el linfocito al adquirir la capacidad de reaccionar tejido y se observan también células plasmáticas
ante un determinado antígeno, pierde la que así como polimorfonucleares.
podría haber tenido contra otro u otros.
¿Cómo se evita la reacción de rechazo al injerto?
Aunque parece también admitido el que el timo, Los investigadores de este campo han sugerido
en donde se forma gran parte de los linfocitos, algunas medidas al respecto. Es importante, la
salen éstos con un gran entrecruzamiento de selección de los donadores y la titulación de los
genes de los cromosomas, no solo en cada antígenos, en relación con el receptor, siendo los
linfocito, sino incluso en toda la población de más indicados los gemelos univitelinos, ya que
linfocitos, de lo que se deduce que, pueden por ellos poseen todos sus elementos antigénicos
lo menos haber ciertos grupos de linfocitos que exactamente iguales, aunque encontrar parejas
pudieran ocuparse de cualquier antígeno de este tipo es realmente bastante difícil. Se
imaginable susceptible de agredir al organismo. sugiere también, como medida el uso de las
radiaciones para exterminar las cepas de
En cuanto a las células pironinófilas, que se linfocitos que producen anticuerpos y, una
forman en el conjuntivo también hay problemas tercera medida sugerida es el empleo de drogas
sin resolver… que inhiban la mitosis y la producción de
linfocitos. Con las dos medidas últimas, hay el
Relación entre los linfocitos y el rechazo al problema de que se impide el desarrollo de
transplante de tejidos y órganos: En el todos los otros elementos celulares y dejan al
organismo humano se pueden realizar tres tipos individuo desprotegido contra todo tipo de
de injertos; autoinjertos, homoinjertos y agresiones, incluyendo las banales. Finalmente,
heteroinjertos. Los autoinjertos o injertos se ha optado por inyectar a los receptores,
autólogos son los que realizan de una parte del sueros antilinfocitarios preparados con
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anticipación en animales de experimentación, mediante la inyección a éstos de linfocitos del
receptor.
El núcleo es generalmente redondo u ovalado y casi siempre presenta una muesca por un lado,
dándole la forma de riñón o herradura, es pálido por menor cantidad de cromatina. El
citoplasma de los monocitos es relativamente abundante y de color gris pálido y contiene
peroxidasa; a diferencia de los linfocitos, a veces, presenta gránulos finos de color lila, que son
azurófilos.
Fig. G-8. Gráfico que muestra un leucocito monocilo que muestra su abundante y pálido
citoplasma, con pequeños y escasos gránulos azurófilos. Coloración de May-Grünwald y
Giemsa.
Estas células gozan de las propiedades de la diapédesis y de la fagocitosis, por lo cual tienen
gran movilidad, que se traduce en su amiboidismo (capacidad de emitir pseudópodos). La
madurez de los monocitos se alcanza solo cuando abandonan el torrente circulatorio y
penetran en los tejidos, en donde pueden transformarse en macrófagos o histiocitos,
pareciendo además el que pueden ser originarios de los fibroblastos.
Origen de los monocitos: cuatro parecen ser las fuentes originarias más probables; a partir de
los linfocitos, que al crecer, se transforman en monocitos. Una segunda fuente parece ser una
célula madre, probablemente llamada “MONOBLASTO”, que los originaría a partir de los tejidos
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hematopoyéticos. Un tercer origen son las células reticuloendoteliales desprendidas de los
capilares sinusoides. Y finalmente, para algunos, ellos se originarían de la médula ósea, como
hipótesis sostenida desde la antigüedad, pero no comprobada definitivamente.
O eritrocitos, o hematíes, son células anucleadas (por este hecho, hay autores que los llaman
fragmentos de células), discoidales, blandas y flexibles, que de perfil muestran una forma
bicóncava, de color amarillo y de 6,5 a 8,5 micras de diámetro (término medio 7,5 micras)
(fig. G-9 y G-10). Su número establecido por el recuento globular es de más o menos de
5’000.000 por mm3, con variaciones con el sexo (5,5, millones en el hombre y 4,8 en la
mujer), con la altitud (en las zonas altas para compensar la deficiencia de oxígeno en el aire,
aumenta su número en la sangre), con la edad (mayor número en el recién nacido, alrededor
de 6 millones, lo cual desciende a medida que se madura, hasta llegar a las cifras del adulto).
La estructura histológica del glóbulo rojo le da mayores facilidades para que cumpla con su
función; en primer lugar, al ser bicóncavo, aumenta su superficie de absorción, al no tener
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núcleo, los gases están más próximos a la superficie. Así mismo, su forma le protege para no
ser lesionados en su tránsito a través de los capilares.
Sucede a veces, que estas mezclas son muy estables, como ocurre con los productos tóxicos,
como el monóxido de carbono, con el cual forma una mezcla más estable que es conocida
como carboxihemoglobina, que al no poder disolverse, produce asfixia hística por falta de
vehículos (los eritrocitos), para la conducción del oxígeno hacia los tejidos.
El eritrocito está lleno de un complejo coloidal homogéneo, lo que hace que la célula sea blanda y
elástica. El 60 % de ella es agua y el 35 % es una proteína conjugada, llamada HEMOGLOBINA. Se la
llama conjugada, por estar formada por la proteína globina unida al pigmento hem, y en general se dice
que toda hemoglobina que resulta ser coloreada por el hem, es un pigmento. Además, hay otra proteína
y algo de material graso. El cambio en la composición de la hemoglobina puede determinar alteraciones
en la forma de los eritrocitos, como en el caso de los eritrocitos falsiformes.
El eritrocito además, altera su forma y tamaño, cuando se encuentra en soluciones no isotónicas, como lo
es el plasma. En una solución hipotónica, pasa agua, de fuera del glóbulo hacia adentro de éste, por lo
que se presenta en forma globulosa, hinchado, más grande, hasta que puede llegar a estallar, fenómeno
que se denomina hemólisis. En una solución hipertónica, parte del agua del eritrocito pasa al espacio
fuera de él, y el mismo se presenta como arrugado, reducido, lo que se denomina crenocitosis.
Además de las soluciones hipotónicas, pueden determinar hemólisis, algunos compuestos químicos, como
los solventes de los lipoides, los venenos de algunas serpientes y el plasma de algunas especies
animales.
Finalmente, la propiedad de hemolizarse es diferente entre los eritrocitos de la misma especie, por lo que
se admite, que entre ellos existe mayor o menor “fragilidad” para ser hemolizados por un mismo agente.
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. 15
Además del recuento ya conocido, y en relación con los eritrocitos, pueden determinarse en la sangre,
varios índices, que sirven de ayuda diagnóstica y pronóstica en la clínica. Entre estos índices están: el
volumen globular, el volumen corpuscular medio y la dosificación de hemoglobina.
Anemia es un término no muy exacto (ya que significa sin sangre), para calificar al estado corporal que
cursa con una baja en la concentración de hemoglobina, de tal manera que se perturba el transporte de
oxígeno.
Hay diferentes causas de anemias y por lo mismo diferentes tipos de anemias. Una vez que se cumple el
período de vida de los eritrocitos (100 a 120 días), ellos son destruídos y eliminados de la circulación por
fagocitosis de las células reticuloendoteliales del hígado, del bazo y de la médula ósea, lugares en los
cuales se desintegra la hemoglobina; el pigmento hem pasa a formar parte de la bilirrubina, y la proteína
metabolizada, de modo que una parte es reutilizada en la formación de hemoglobina de glóbulos
neoformados, en tanto que otra parte, es sintetizada como miohemoglobina y enzimas respiratorias.
Por lo tanto, si los eritrocitos deben desaparecer de la circulación, ellos deben ser sustituídos por la
formación de nuevos eritrocitos y su número en la sangre se establecerá del equilibrio entre su
producción y su destrucción. La anemia se produce cuando uno de los dos procedimientos se altera; es
decir, habrá anemia, cuando la destrucción esté aumentada o la producción esté disminuída. Para
establecer cual de los dos procesos es el causante de la presencia de esta patología, los laboratoristas se
ayudan de un sencillo procedimiento, que es la observación en la sangre, de una variedad de eritrocitos
que se producen como etapa media en su génesis y que son los llamados RETICULOCITOS.
El origen del eritrocito está en la célula embrionaria, el eritroblasto, del cual se origina el eritroblasto
basófilo, luego el eritroblasto policromatófilo y finalmente el eritroblasto maduro (ver ésto más adelante
al habar de la médula ósea). Como se ve por la nomenclatura, pasan de basófilos a acidófilos y mientras
el eritroblasto es una célula nucleada, el eritrocito es anucleado. Por lo tanto, en las etapas intermedias
hay basofilia y restos nucleares, ésto hace que raramente se observe al microscopio, un eritrocito con
restos de basofilia y núcleo que se manifiestan como un retículo en el citoplasma y por ello, el eritrocito
se denomina “reticulocito”. Si se observa la presencia de esta célula en la sangre, es porque la
producción ha aumentado y lógicamente la destrucción es anormal; en tanto que, si no se observan
retioculocitos, la producción es deficiente. La siguiente observación de los frotis, determinará su
normalización en casos de causas pasajeras (por ejemplo, hemorragias), y su persistencia en casos de
causas de otra naturaleza.
Los eritrocitos maduros en una anemia, presentarán anomalías de forma y coloración, lo que origina
varios tipos de anemias. Por alteraciones en la forma de los glóbulos, las anemias pueden ser
macrocíticas, normocíticas o microcíticas respectivamente, si las células son más grandes, de tamaño
normal o de menor tamaño Por alteraciones en la coloración de los glóbulos, las anemias pueden ser
hipercrómicas, normocrómicas e hipocrómicas, si las células presentan más coloración, se presentan con
coloración normal o con menor coloración, respectivamente. Lo más común, es que haya una
combinación de las dos anormalidades en cuanto a forma y coloración, ya que pueden haber anemias
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macrocíticas normocrómicas, o normocíticas hipocrómicas, o microcíticas hipercómicas, etc. (El cuadro G-
1, muestra algunas variedades de anemias)
En cada grupo sanguíneo, aglutininas y aglutinógenos son de denominación opuesta, y son los
aglutinógenos, los que dan los nombres a los grupos sanguíneos.
El grupo O, presenta aglutininas alfa y beta en el plasma y no tiene aglutinógenos en los eritrocitos; el
grupo A presenta aglutinina beta en el plasma y aglutinógeno A en los eritrocitos; el grupo B presenta
aglutinina en el plasma y aglutinógeno B en los eritrocitos; y, el grupo AB no presenta aglutininas en el
plasma y presenta los dos aglutinógenos A y B en los eritrocitos (ésto se demuestra en el cuadro G-2). La
aglutinación se produce al mezclar sangres que tienen aglutininas y aglutinógenos del mismo tipo; ésto
es aglutinina alfa con aglutinógeno A y aglutinina beta con aglutinógeno B.
AGLUTINÓGENO FRECUENCIA DE
GRUPO AGLUTININAS
S APARECIMIENT
SANGUÍNEO (plasma)
(hematíes) O
O alfa y beta --------------------- 45 %
A beta A 42 %
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B alfa B 8 -10 %
AB --------------------- AB 2–4%
Cuadro G-2. Los cuatro grupos sanguíneos y la frecuencia de aparecimiento en los seres
humanos.
NOTAS: -Las aglutininas alfa y beta en realidad son anticuerpos anti A y anti B.
-Los aglutinógenos son antígenos presentes en la sangre.
Ésto tiene importancia en cuanto se trata de transfunciones sanguíneas, pues no todo donador de sangre
puede darla a cualquier receptor; por ello, el del grupo O que no tiene aglutinógenos en sus hematíes si
no solo aglutininas en su plasma, puede darla a cualquiera de los grupos; el del grupo A puede dar solo a
los de su propio grupo y a los del grupo AB; el del grupo B puede dar solo a los de su propio grupo y a los
del grupo AB; y, el del grupo AB puede dar solo a los de su propio grupo. De ésto se desprende el que, el
grupo O es dador universal, ya que puede dar a los de su grupo y a los de cualquiera de los otros grupos
y el grupo AB es receptor universal, ya que puede recibir de los de su grupo y de cualquiera de los otros
grupos (cuadro G-3).
TRANSFUSIONES
GRUPO SANGUÍNEO DONA A RECEPTA DE
O O, A, B, AB O
A A, AB O, A
B B, AB O, B
AB AB O, A, B, AB
Cuadro G-3. Los cuatro grupos sanguíneos y la frecuencia de aparecimiento en los seres
humanos.
= donante
universal
= receptor
universal
Se han hecho estudios sobre todo en relación con la sangre; uno de ellos demuestra los grupos o tipos
sanguíneos que poseen los padres y los que pueden heredar los hijos (la herencia del tipo o grupo
sanguíneo, está dentro de las Leyes de Mendel). Algo de ésto se demuestra en el siguiente cuadro
(cuadro G-4).
Cuadro G-4. Grupos sanguíneos que poseen los padres, los que pueden heredar los hijos
y los que no los pueden heredar.
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De estos cuatro grupos fundamentales y por otros factores de análisis, se han hecho subdivisiones. De los
nuevos factores, es digno de mención el factor Rh, es un factor que se encuentra en el simio Macacus
Rhesus y que está presente en la especie humana, en un 85% (Rh positivo). Este factor, introducido en el
organismo humano que no lo posee (Rh negativo), tiene la propiedad de originar la formación de
anticuerpos antiRh, que son aglutinantes para sangre Rh+.
Una situación problemática es la que suele presentarse durante los embarazos, ya que puede suceder,
que el hijo herede la presencia del factor Rh (y por lo mismo, ser positivo) del padre, siendo su madre Rh-.
Al establecerse la circulación fetoplacentaria, la madre Rh- recibe del hijo la presencia del factor Rh+, lo
que da origen a que ella forme anticuerpos antiRh, que tendrán que actuar sobre la sangre del niño, y
producirán una enfermedad del recién nacido, que se la denomina eritroblastocis fetal, que consiste en
las destrucción de los eritrocitos del niños, lo cual es una anomalía incompatible con la vida, si no se
practica inmediatamente después del nacimiento una exosanguineotransfusión.
O trombocitos, son pequeños cuerpos ovoides, con tamaño de dos a cinco micras, sin núcleo y
con una membrana (fig. G-11 y G-12), y que existen en la sangre circulante en un número de
250.000 a 500.000 por mm3 de sangre.
A las plaquetas se las observa compuestas por dos elementos: una pequeña masa periférica,
de una substancia basófila, débil, de aspecto hialino, conocida como HIALÓMERA, y en la por-
ción central de la misma, otra parte, que se tiñe intensamente de rojo o púrpura, conocida co-
mo CROMÓMERA, CROMATÓMERA o GRANULÓMERA, denominación ésta última que se la da,
por la presencia de unos gránulos en su interior.
La función primera de las plaquetas es la de adherirse a las paredes endoteliales de los vasos,
cuando ellos presentan una pequeña lesión, con el fin de repararla. Cuando las lesiones son
mayores, enormes cantidades de plaquetas se acumulan, tapan los sitios de lesión y obturan,
mediante tapones, denominados trombos y de esta manera cohíben pequeñas hemorragias.
Estos mecanismos que cierran los vasos sangrantes, se denominan HEMOSTÁTICOS. Y, dos
fenómenos intervienen en ellos: la aglutinación y la coagulación y en las dos actúan las
plaquetas.
La salida de sangre de un vaso lesionado se tapona gracias a un proceso llamado hemostasia que tiene
lugar en 3 fases: (1) En un primer momento, tiene lugar una vasoconstricción local, favorecida por la
liberación de serotonina y otras sustancias vasoconstrictoras que provienen de las plaquetas; de esta
manera, se reduce la pérdida de sangre. (2) La segunda fase consiste en la aglutinación de las plaquetas
y la formación de un agregado plaquetario que tapona rápidamente la zona lesionada; este tapón es
temporal y se transforma en un coágulo gracias a la transformación del fibrinógeno, proteína soluble, en
fibrina, insoluble. (3) Este proceso constituye la tercera fase de la hemostasia, denominada coagulación:
se producen una serie de reacciones en cadena que, gracias a la liberación de diversos factores presentes
en la sangre y liberados por el tejido lesionado, y a las plaquetas, determinan la síntesis de fibrina. Las
moléculas de fibrina constituyen una red tridimensional en la que quedan atrapados los elementos que
componen la sangre (plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos), y que se conoce como costra (Fig. G-
13 y G-14).
La tercera fase se desencadena, cuando las plaquetas, lesionadas por una agresión, producen una
sustancia llamada TROMBOPLASTINA o TROMBOQUINASA, que conjuntamente con otros factores
activadores del plasma y tisulares, actúa sobre una proteína, normalmente presente en el plasma, la
PROTROMBINA, a la que la transforma en TROMBINA. Formada ésta, actúa sobre otra proteína existente
en estado normal en el plasma, el FIBRINÓGENO, que se transforma en FIBRINA, todo lo cual tiene lugar
en presencia de calcio ionizado (Ca++), que así mismo está normalmente en la sangre. La fibrina es un gel
filamentoso, que al precipitarse como finos filamentos, forma una red, que aprisionará en su malla a los
elementos figurados de la sangre, para dar origen al coágulo, el por acción de las mismas plaquetas, se
retraerá para expulsar el suero.
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Hay substancias anticoagulantes, usadas para efectos de investigaciones en la sangre; así mismo, hay
venenos de serpientes que realizan esta función, lo mismo sucede con la baja temperatura y los
recipientes lisos.
Es la parte líquida de la sangre y, desde el punto de vista químico consta de un 90% de agua y
de un 10% de sólidos (Fig. G-15). Entre estas sustancias vamos a citar a las proteínas (del 7
al 8%); los lípidos forman aproximadamente el 0,6%; los glúcidos se encuentran en una
proporción del 0,10%; existen mínimas cantidades de ácido láctico; las substancias minerales
forman el 1%; existen pigmentos que dan coloración al plasma; y finalmente las sustancias
nitrogenadas de desecho están en también en pequeñas cantidades.
También en el plasma hay lípidos o grasas, especialmente relacionados con los fosfolípidos
como el colesterol y la lecitina; el colesterol (uno de los más importante y que se encuentra en
proporción de 0,15 a 0,25%), tiene gran importancia actualmente en medicina, ya que su
exceso puede depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos provocando endurecimiento
de ellas y a la postre una enfermedad llamada arterioesclerosis. La lecitina se halla en un muy
bajo porcentaje (del 0.10 al 0,30%). Las comidas que contienen abundantes grasas provocan
la aparición, en el plasma sanguíneo, de pequeños glóbulos de grasa, llamados quilomicrones
que están dotados de movimiento y que dificultan el estudio del plasma sanguíneo en los
exámenes de laboratorio; siendo ésta es una de las razones por las cuales se aconseja realizar
tales exámenes con el paciente en ayunas.
Los glúcidos están representados especialmente por la glucosa (que se encuentra en una
proporción del 0,08 al 0,12%), y que cumple un rol descollante en la producción de energía
para el metabolismo de todos los órganos.
Los pigmentos que dan color al plasma sanguíneo son endógenos y exógenos; entre los
primeros tenemos a la bilirrubina y al urobilinógeno, y entre los segundos tenemos al
caroteno, de alimentos ricos en lipocromo. A los dos primeros se les conoce como pigmentos
endógenos porque son producidos en el interior del organismo, al tercero se lo conoce como
pigmento exógeno ya que proviene de fuera del organismo e ingresa al él formando parte de
alimentos como la zanahoria, el zapallo, etc.
La bilirrubina tiene particular interés, en medicina, porque cumple una serie de actividades
relacionadas con diversos órganos tales como el hígado, al cual le sirve como materia prima
para elaborar una sustancia llamada bilis.
La sangre, y específicamente el plasma permite hacer un análisis de todas las sustancias que
circulan en él, de acuerdo a lo que se ve a continuación en el cuadro G-5.
Cuadro G-5. Los principales componentes sanguíneos, sus valores y significados normales y
patológicos.
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CUADRO RESUMEN DE LOS ELEMENTOS FIGURADOS DE LA SANGRE
Aunque existe gran variedad de criterios entre los distintos autores respecto a la nomenclatura
de las células sanguíneas encontradas en la médula ósea, la descripción que se hará a con-
tinuación se basa en la tinción de los colorantes utilizados en hematología y en el, a muestro
parecer, texto que más lógica tiene en la explicación sobre el particular, como es la Histología
de Finn Geneser.
La médula ósea activa está llena de células madre en fase de división y de precursores de las
células maduras, sobre todo de eritrocitos, lo que le confiere a la médula un color rojo, que
explica que a veces se la denomine médula roja. Al pasar el tiempo, la médula ósea de los
huesos largos periféricos se hace progresivamente menos activa se infiltra por grasa, de modo
que en los mamíferos maduros la mayor parte de la médula es inactiva y se ve de color
amarillo, por lo que se le denomina médula amarilla, la cual puede reactivarse en caso de
necesidad.
La médula ósea consiste en una red de senos vasculares y de fibroblastos muy ramificados y
que contiene en los intersticios células hematopoyéticas. La producción de células sanguíneas
en la médula ósea es muy grande, ya que se estima la producción diaria en algo así como 2,5
billones de eritrocitos, un número semejante de plaquetas, entre 50 y 100 billones de
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Gustavo Mora Venner
granulocitos (un billón / Kg de peso / día), así como una gran cantidad de monolitos y
linfocitos inmunológicamente vírgenes. Además de su función hematopoyética, la médula ósea
junto con el bazo y el hígado, es uno de los sitios principales de retirada de la circulación de
los eritrocitos anómalos o viejos. La médula ósea también tiene un papel central en el sistema
inmune (equivalentes en los mamíferos, a la bursa de Fabricio en los pájaros), ya que es el
lugar de diferenciación de los linfocitos B, y en ella se encuentran gran cantidad de células
plasmáticas secretoras de anticuerpos.
En las extensiones de médula ósea son muy difíciles de reconocer las fases más precoces de la
hematopoyesis, y los detalles y características de cada fase del desarrollo se han conocido
empleando técnicas de fijación y tinción que no son utilizadas en la práctica diaria. El reconoci-
miento de dichas fases tiene poco valor práctico, salvo en determinadas condiciones patoló-
gicas en las que ciertas características morfológicas de cada tipo celular se alteran.
¿Cuáles son los métodos de estudio de la médula ósea y de la sangre? En forma general, el
método estándar de examen de la sangre
La médula ósea es el órgano hematopoyético central desde los últimos meses de vida fetal y
durante toda la existencia de la vida postnatal, y todas las células sanguíneas se originan a
partir de una célula madre común, que se denomina CELÚLA MADRE HEMATOPOYÉTICA
PLURIPOTENCIAL (CMHP); esta célula se la define como a una célula capaz de dar origen a
cualquiera de las células sanguíneas y de mantener su propia existencia por divisiones
mitóticas. Las CMHP representan solo una porción muy pequeña de la cantidad total de células
nucleadas de la médula ósea (menos de 1 por cada 100.000), y en condiciones normales solo
del 5 al 10% sufren divisiones, dado que el resto permanece en estado latente, en la fase G 0
del ciclo celular. De todos modos, la cantidad de CMHP presentes en la médula es suficiente
para mantener un estado de equilibrio, donde el número de células sanguíneas maduras que
muere, es reemplazado por una cantidad igual. La capacidad proliferativa de las CMHP se
incrementa cuando son estimuladas a hacerlo (por medio de diversos factores, según veremos
más adelante), en relación con un aumento de la necesidad.
Por división de las células madre hematopoyéticas pluripotenciales, se forman nuevas células
madre pluripotenciales, por lo que se mantiene la cantidad original, y son estas células las que
se diferencian en CÉLULA MADRE LINFOIDE (CML) y en CÉLULA MADRE MIELOIDE (CMM); esta
célula madre mieloide también se conoce como unidad formadora de colonias de granulocitos-
eritrocitos-monocitos-megacariocitos (UFC-GEMM) o (CFU-GEMM, por sus singlad del inglés:
colony forming unit-granulocyte-erythrociyte-monocyte-megakariocyte). Estas dos células, a
diferencia de las CMHP, son solo multipotentes, puesto que dan origen a linfocitos y al resto de
elementos figurados mieloides de la sangre y, no tienen capacidad para renovarse por tiempo
indeterminado, como ocurre con sus antecesoras (mire la figura G.16).
Dr. Gustavo Mora Venner Pág. 27
Célula madre
de linfocitos B Linfocito B maduro no
(CMLB) comprometido
Célula Madre
Linfoide (UNIPOTENTE)
(CML) Célula madre
(MULTIPOTENTE) de linfocitos T Linfocito T no maduro no
(CMLT) comprometido
Unidad Formadora
de Granulocitos MIELOBLASTO
Eosinófilos eosinófilo
(CFU-Es)
Célula
Madre Unidad Formadora
Hematopo de Granulocitos MIELOBLASTO
yética Unidad Formadora Neutrófilos
de Granulocitos
neutrófilo
(CFU-G)
Pluripoten Neutrófilos y
cial Monocitos
(CMHP) (CFU-GM) Unidad Formadora
de Monocitos MONOBLAST
(CFU-M) O
(UNIPOTENTE)
Fig. G-16. Esquema de la hematopoyesis con los distintos estadios. Nótese los
distintos fondos, tanto para células multipotentes, cuanto para
células bipotentes y unipotentes.
Por la proliferación de células madre multipotentes (CMM) se forman células madre unipoten-
tes (CMU), y un solo grupo de células madre bipotentes, específicas de línea. La CML da origen
a las CÉLULAS MADRE DE LINFOCITOS B (CMLB) y a las CÉLULAS MADRE DE LINFOCITOS T
(CMLT), las que darán origen a su vez, a la línea celular de los linfocitos T y de los linfocitos B,
respectivamente. Las células madre de los linfocitos B, permanecen en la médula ósea, donde
tiene lugar la maduración de los linfocitos B no comprometidos, mientras que las células madre
de los linfocitos T, abandonan la médula ósea y son transportados por el torrente sanguíneo
hasta el timo, donde tiene lugar la maduración de los linfocitos no comprometidos (según se
aprenderá en tejidos inmunes).
De las células madre mieloides (CMM) o también llamadas unidades formadoras de colonias de
granulocitos-eritrocitos-monocitos-megacariocitos (UFC-GEMM), se diferencian las células ma-
dre específicas de las líneas de eritrocitos, de megacariocitos (que dan origen a los tromboci-
tos), de granulocitos y de monocitos.
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La CÉLULA MADRE de ERITROCITOS UNIPOTENTE (CME), específica de línea, también se
denomina BFU-E (del inglés burst forming unit erythrocite, o unidad formadora de estallido de
eritrocitos; empleándose esta denominación por cuanto este tipo de CFU prolifera con
extraordinaria fuerza en los cultivos celulares), es continuada por una CFU-E, que es una célula
específica de línea, también unipotente, ya que es la última célula madre de la línea celular
eritroide, puesto que da origen a los eritroblastos, que nos son células madre (ya que no
forman colonias), sino las primeras células reconocibles por su morfología en la línea
eritrocítica.
En el grupo de los trombocitos, la primera célula madre unipotente específica de línea es una
BFU-Meg, que prolifera y se diferencia a CFU-Meg, la última célula madre de la línea de los
trombocitos, que por proliferacion y diferenciación da origen a los megacarioblastos.
El proceso de eritropoyesis desde la célula madre hasta eritrocito dura una semana
aproximadamente. La velocidad de eritropoyesis viene regulada por la hormona
eritropoyetina producida en el riñón y por la disponibilidad de elementos en la
médula roja de elementos como son el hierro, el ácido fólico, la vitamina 812 y los
precursores proteicos.
El islote eritroide es la unidad formada en la médula ósea por uno o dos macrófagos
rodeados por los precursores eritrocitarios. En los aspirados de médula ósea se
destruyen los islotes eritroides por lo que se precisa de estudios ultraestructurales
para demostrar su constitución. Las membranas plasmáticas de los macrófagos
muestran grandes prolongaciones citoplasmáticas e invaginaciones profundas en las
que se acomodan las células eritroides en división. Conforme se va diferenciando, la
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célula eritrocitaria migra a lo largo de las prolongaciones citoplasmáticas del macrófago dejando su lugar
a células menos maduras. Al acercarse la madurez el eritroblasto entra en contacto con el endotelio de
los sinusoides cercanos y atraviesa su citoplasma para acceder a la circulación. El núcleo es eliminado
antes de acceder a la circulación y es fagocitado por los macrófagos perisinusoidales. Los estudios de
cultivos celulares indican que las células endoteliales, los macrófagos y los fibroblastos son esenciales
para la eritropoyesis, siendo los fibroblastos responsables de la síntesis de varios factores de crecimiento.
El primer precursor reconocible del eritrocito es el proeritroblasto (mire el final de la figura G-16 en la
línea de los eritrocitos), que es una célula grande con muchas organelas en el citoplasma pero sin
hemoglobina (parte 1 de la figura G-17). El citoplasma tiene cúmulos de azul claro a azul profundo sobre
un fondo azul grisáceo pálido. El núcleo rojo borgoña, intenso, es redondo, con un fino retículo de
cromatina, con 3-5 nucléolos gris pálido.
El normoblasto precoz o eritroblasto basófilo (parte 2 de la figura G-17), presenta un citoplasma azul
pálido con un fondo de tinte rosa grisáceo y con cúmulos azulados; el núcleo es rojo borgoña, redondo,
algo más grueso que en el estadio anterior, puede haber un nucléolo.
El reticulocito (parte 5 de la figura G-17), aparece como un eritrocito circulante normal; sin embargo, si se
tiñe con colorantes supravitales (como por ejemplo, el azul de metileno), aparece un retículo azulado
(compuesto, en su mayor parte, por retículo endoplásmico rugoso).
El mieloblasto genera el promielocito (parte 2 de la figura G-18, izquierda), que se caracterizan por la
aparición de pequeños y oscuros gránulos azurófilos que, por desarrollarse antes que los gránulos
específicos, se denominan gránulos primarios. Como se ha descrito antes estos gránulos son lisosomas
grandes. El núcleo es redondo, azul rojizo, con hebras de cromatina que aparecen más gruesas que en el
estadio anterior; por lo general se observa un nucléolo.
El mielocito neutrófilo (parte 3 de la figura G-18, izquierda), tiene un citoplasma azul claro, con oscuros
gránulos azurófilos y granulos neutrófilos (específicos), más pequeños; se distingue una región de Golgi,
clara y paranuclear. El núcleo, por lo general es redondo, algo aplanado y excéntrico, con un retículo de
cromatina, bastante grueso y donde no se distinguen nucléolos.
Después está el metamielocito neutrófilo (parte 4 de la figura G-18, izquierda), con un citoplasma similar
al del estadio anterior, salvo que es más pálido y la zona de Golgi se anida en la indentación del núcleo; y
éste es de forma arriñonada excéntrico, con un oscuro y denso retículo de cromatina, y sin nucléolos.
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La célula neutrófila en cayado (parte 5 de la figura G-18, izquierda), es la última célula antes de que el
neutrófilo salga a la circulación, y se caracteriza por presentar un citoplasma algo más azul que el del
neutrófilo maduro y gránulos azurófilos y neutrófilos (específicos), y un núcleo con forma de herradura y
azul oscuro, con un retículo de cromatina muy grueso y sin la presencia de nucléolos.
En la génesis del linfocito (LINFOPOYESIS), sólo se reconocen dos fases precursoras el linfoblasto y el
prolinfocito. La característica más típica de la linfopoyesis es la reducción progresiva del tamaño celular, y
a diferencia de otros tipos celulares, los linfocitos también pueden proliferar fuera de la médula ósea,
como sucede en los tejidos del sistema inmune en respuesta a una estimulación antigénica específica.
El precursor del megacariocito en la médula ósea es el megacarioblasto, que sufre siete replicaciones
nucleares y citoplasmáticas sin división celular (endomitosis) con cada una de las cuales aumenta su
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ploidía, la lobulación nuclear y el tamaño celular. La maduración del citoplasma implica la aparición de
gránulos, vesículas y membranas de demarcación con pérdida progresiva de ribosomas libres y retículo
endoplásmico rugoso. El citoplasma del megacariocito se divide en tres zonas: (1) una zona perinuclear
que contiene el aparato de Golgi y las vesículas asociadas, el retículo endoplásmico rugoso y liso, los
gránulos en desarrollo, los centriolos y los túbulos fusiformes (esta zona permanece junto al núcleo tras el
desarrollo de la plaqueta); (2) una zona intermedia que contiene un amplio sistema de vesículas y túbulos
intercomunicados a los que se denomina sistema de demarcación de membrana (DMS) que está en
continuidad con la membrana plasmática, y que tiene como fundamento, delimitar campos para las
plaquetas en desarrollo (es decir, plaquetas potenciales) (al menos parte del DMS deriva del aparato de
Golgi); y, (3) una zona marginal externa que está ocupada por filamentos del citoesqueleto y que es
atravesada por membranas que la conectan con el sistema de demarcación de membrana.
Las plaquetas no se forman a través de evaginaciones como se solía creer, sino por fragmentación del
citoplasma del megacariocito con liberación de los campos plaquetarios demarcados que, al igual que las
plaquetas, muestran tamaños muy desiguales. Las plaquetas se liberan al menos de dos modos distintos;
en la médula ósea los megacariocitos muestran seudópodos, a los que se denomina proplaquetas, hacia
la luz sinusoidal, cada uno de los cuales representa un campo plaquetario que luego se fragmenta hacia
la circulación; y, los megacariocitos también parecen entrar intactos a los sinusoides de la médula ósea
para llegar al lecho vascular pulmonar, donde se fragmentan en plaquetas.
En forma general, se han identificado cuatro factores estimulantes de colonias: CSF multilínea (multi-
CSF), también llamada interleuquina 3 (IL-3), CSF de granulocitosmacrófagos (GM-CSF), CSF de
granulocitos (G-CSF), y CSF de macrófagos (MCSF). El multi-CSF es producido por linfocitos T helper y
quizá también por las células de la estroma, si bien ésto no se ha demostrado, y estimula las células
madre mieloides y tal vez también las células madre pluripotentes. La estimulación favorece la formación
de todos los elementos mieloides de la hemopoyesis. Los demás factores estimulan las respectivas CFU
nombradas y actúan más tarde en el proceso de hemopoyesis, ya sea sobre células madre bipotentes
(CFU-GM) o unipotentes, específicas de línea. GM-CSF, GCSF Y M-CSF se forman en las células del
estroma, en la médula ósea, pero también se produce GM-CSF en los linfocitos T helper activados. En los
últimos estadios interviene además la eritropoyetina (EPO), el factor de crecimiento hemopoyético más
conocido, de gran importancia para la eritropoyesis normal. EPO actúa sobre CFU-E (pero no sobre BFU-
E). Otro factor de crecimiento, ya aislado, es la trombopoyetina, que estimula la proliferación y la
maduración de los megacariocitos.
La condición para que actúen los factores de crecimiento sobre los distintos estadios de la eritropoyesis
es que exista la expresión de los receptores específicos correspondientes en la superficie de las células
blanco. Cuando las distintas células de la hemopoyesis se comienzan a diferenciar por una vía
determinada, le sigue la expresión de receptores específicos para las citoquinas que dirigen a la célula en
esa dirección. Es posible que existan varios microambientes de células del estroma diferentes, y que en
cada medio actúen determinadas combinaciones de factores de crecimiento y quizá también de
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moléculas de la matriz extracelular, que se fijan a las moléculas de adhesión celular sobre el tipo de
célula hemopoyética que sufre diferenciación y crecimiento en ese momento en ese medio y que, en
consecuencia, lo retiene por un tiempo. La modificación de la expresión de las moléculas de adhesión en
la superficie de la célula, relacionada con la diferenciación puede después causar la liberación de la célula
madre del medio local y su desplazamiento con el torrente sanguíneo hacia microambientes de células
del estroma secundarios, donde continúa la proliferación y diferenciación hacia los estadios siguientes de
la hemopoyesis. Posiblemente estos microambientes existen para cada tipo de célula madre, desde las
pluripotentes hasta las células madre unipotentes específicas de línea.
En la formación de los monocito (MONOPOYESIS), hay evidencias considerables de que los monocitos y
los granulocitos tienen un precursor común, la unidad formadora de colonias granulocito-monocitica (CFU-
GM) cuyo crecimiento precisa de la existencia de factores estimulantes de colonias (CSFs) que tienen una
misión similar a la de la eritropoyetina en la eritropoyesis.
Se reconocen dos precursores morfológicos de los monocitos, monoblastos y promonocitos que sufren al
menos tres divisiones celulares antes de alcanzar la fase de monocito maduro. La monopoyesis se
caracteriza por la reducción del tamaño celular y la indentación progresiva del núcleo. Los monocitos
maduros abandonan la médula ósea inmediatamente después de su síntesis sin que se disponga de un
pool de reserva como el de neutrófilos. Los monocitos permanecen unos tres días como término medio en
la circulación antes de pasar por diapedesis de modo aparentemente aleatorio a los tejidos de los que no
pueden salir para reincorporarse a la circulación.
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ANEXO 3 - C
Por lo tanto, si los eritrocitos deben Los eritrocitos maduros en una anemia,
desaparecer de la circulación, ellos deben presentarán anomalías de forma y
ser sustituídos por la formación de nuevos coloración, lo que origina varios tipos de
eritrocitos y su número en la sangre se anemias. Por alteraciones en la forma de los
establecerá del equilibrio entre su glóbulos, las anemias pueden ser
producción y su destrucción. La anemia se macrocíticas, normocíticas o microcíticas
produce cuando uno de los dos respectivamente, si las células son más
procedimientos se altera; es decir, habrá grandes, de tamaño normal o de menor
anemia, cuando la destrucción esté tamaño Por alteraciones en la coloración de
aumentada o la producción esté disminuída. los glóbulos, las anemias pueden ser
Para establecer cual de los dos procesos es hipercrómicas, normocrómicas e
el causante de la presencia de esta hipocrómicas, si las células presentan más
patología, los laboratoristas se ayudan de un coloración, se presentan con coloración
sencillo procedimiento, que es la normal o con menor coloración,
observación en la sangre, de una variedad respectivamente. Lo más común, es que
de eritrocitos que se producen como etapa haya una combinación de las dos
media en su génesis y que son los llamados anormalidades en cuanto a forma y
RETICULOCITOS. coloración, ya que pueden haber anemias
macrocíticas normocrómicas, o normocíticas
El origen del eritrocito está en la célula hipocrómicas, o microcíticas hipercómicas,
embrionaria, el eritroblasto, del cual se etc.
origina el eritroblasto basófilo, luego el
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