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Los derechos humanos

Una conquista irrenunciable


Autor: Luís de la Barreda Solórzano

En todas las épocas nos han tocado —como señala sabiamente Jorge Luís
Borges— tiempos difíciles: han proliferado las injusticias, los abusos y los crímenes.
Pero siempre nos hemos empeñado en mejorar la realidad que nos ha tocado vivir. Es
que —como escribió Shakespeare— los hombres estamos hechos de la sustancia con
que se trenzan los sueños. Nuestros anhelos hemos de realizarlos en el lugar y en el
momento que vivimos. Aquí y ahora hemos de vivir y convivir lo mejor posible. Y la
mejor vida posible supone la protección efectiva de los derechos humanos, los cuales
son un instrumento de los gobernados para defenderse de los abusos de los
gobernantes.

Los derechos humanos son uno de los más destacados de nuestros productos
civilizados, y nosotros, los que hoy nos tenemos por civilizados, somos en buena parte
el producto de esos derechos. Éstos se basan, por emplear palabras de Voltaire, en el
"amor al género humano, virtud desconocida a los que engañan, a los pedantes que
discuten sin escuchar y a los fanáticos que persiguen". Su causa ha convencido a la
parte más activa e influyente de la sociedad, y ello bastará para que ésta sea
transformada. No ha persuadido, en cambio a los nostálgicos del autoritarismo o de los
privilegios de la arbitrariedad ni a los partidarios de la congelación del orden jurídico.
Los derechos que hoy disfrutamos no son eternos, conquistados de una vez y para
siempre, sino derechos frágiles que hay que defender día con día. Conocerlos es el
primer paso para asumir esa defensa.

La libertad de creencias religiosas

En la época colonial, los hombres no podían decidir libremente sobre sus


manifestaciones religiosas. Así, una libertad tan íntima y profunda estaba
sometida al designio de las autoridades.

La libertad Los seres humanos siempre se han inquietado ante fenómenos que
religiosa no pueden explicarse o comprender, se han preguntado cómo se
consiste en originó el mundo y han especulado acerca de la posibilidad de otra
poder vida más allá de la muerte. En todos los tiempos, y aun cuando
expresar sin muchos de los misterios y de los enigmas de la naturaleza se han
cortapisa las ido desentrañando científicamente, son muchas las personas que
creencias han adoptado la idea de la existencia de varios dioses, en tiempos
acerca de la remotos, o, más recientemente, de uno solo. A este ser supremo se
divinidad. le atribuyen omnipotencia y omnipresencia, y se lo considera
creador del universo y de ámbitos metafísicos en los que se puede
seguir viviendo después de la muerte. La creencia en Dios se
Hombres de sustenta en la fe, es decir en un sentimiento o intuición que no
distintos requiere de demostración o de confirmación experimental, si bien
credos algunos pensadores han intentado demostrar racionalmente la
pueden existencia del ser divino.

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convivir
pacíficament
e gracias a
la tolerancia.

Es fundamental
ejercer
nuestro Nuestra libertad de conciencia nos lleva, de acuerdo con
derech convicciones íntimas y profundas, a creer o no creer en un dios y, si
o al creemos en él, a concebirlo de una u otra manera. Nadie nos
libre puede impedir esa libertad. Lo que sí se puede es coartar las
culto manifestaciones que surgen de esa creencia. Durante la Edad
sin Media en Europa y durante la época colonial entre nosotros, las
afectar autoridades imponían a todos la obligación de practicar la religión
los católica so pena de terminar en la hoguera si se incurría en
derech expresiones contra los dogmas religiosos o en conductas que se
os de apartaran de los ritos aceptados por la Iglesia. Hoy se considera en
tercero todas las constituciones de los países democráticos que cada quien
s. tiene derecho a practicar la religión de su preferencia y a expresar
Cualqui sus ideas religiosas, o bien a no practicar religión alguna y a
er proclamar que no se cree en ningún dios (véase el art 24 de
religión nuestra Constitución). Por supuesto, en materia de creencias
es religiosas el asunto no es tan simple: además de los creyentes y los
respeta ateos, hay muchos que son escépticos, es decir que ponen en
ble duda, sin afirmarla ni negarla categóricamente, la existencia de un
siempr dios.
e que Muchos crímenes se han cometido pretextándose móviles
no religiosos. A quienes faltan al respeto o persiguen a otros por no
afecte compartir su fe, se los conoce como fanáticos, exaltados o
los intolerantes de una creencia. Contra el fanatismo religioso escribió
derech Voltaire páginas inmortales en las que defiende la tolerancia como
os de un valor que permite a los hombres de distintos credos convivir
nadie pacíficamente. Lo que nos debe importar de alguien son sus
ni virtudes humanas: su solidaridad, su inteligencia, su creatividad, su
pretend calidez, su generosidad, su honestidad. Hay creyentes buenos y
a malos, y ateos buenos y malos. Para estimar a alguien no debe
impone importarnos cuál es su fe o si no la tiene. Ello depende de una
rse opción de conciencia, de inspiración inescrutable, que debemos
coerciti respetar.
vament
e.

Los derechos humanos, Una conquista irrenunciable


Autor: Luis de la Barreda Solórzano
D.R. © 1999, de la presente edición. Dirección General de Publicaciones. Calz. México Coyoacán
371, Xoco, C.P. 03330 México D.F. ISBN: 970-18-2326-5. Impreso y hecho en México.
http://lectura.ilce.edu.mx:3000/sites/3milenio/losdere/htm/frame1.htm

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La ética
Autor: Mercedes Garzón Bates

Nos proponemos presentar, de manera sencilla y breve, algunos de los temas que tradicionalmente se ha
considerado fundamentales en la ética y otros que aparecen como los asuntos de discusión y estudio
más actuales dentro de esta disciplina. La intención básica es exponer dichos temas de tal forma que se
presten más a la reflexión crítica que a un acercamiento dogmático, pues consideramos que todo texto no
sólo informa, sino también transforma nuestra perspectiva vital. De esta manera, la estructura de la
presente obra se basa en una serie de preguntas que conducen al análisis de problemas conectados
entre sí, pero con un cierto grado de independencia que permite examinarlos tanto aisladamente como en
conjunto. Hemos querido, además, mantener abierta la comunicación que las interrogantes de la ética
establecen con otras ciencias, sea la sociología, la economía, la psicología o la ciencia política, para
lograr una visión interdisciplinaria.

Es importante señalar que, en estas páginas, tratamos de destacar el sentido provocador de la ética y
alejarnos de toda visión prescriptiva o normativa que la confunda con la moral. La ética, para nosotros, no
tiene como preocupación central saber lo que debemos hacer, sino preguntarnos si somos capaces de
atrevernos a hacer y ser lo que queremos.

¿Somos naturaleza o cultura?


A diferencia de los animales, que sólo actúan por instinto, somos creadores, transformamos nuestro
entorno y así generamos cultura, la cual representa una síntesis de valores.

Lo primero que podemos señalar acerca de nosotros mismos, hombres y


mujeres insertos en un mundo social, es que hemos rebasado el nivel
Todas las características natural, donde el animal satisface instintivamente sus necesidades y se
del animal se relaciona de manera inmediata con su entorno. El animal no se detiene
encuentran en ante las cosas que encuentra. Una vez saciado su apetito, abandona el
nosotros pero objeto que colmó su necesidad.
metamorfoseadas Nos distinguimos de los animales justo porque nuestras posibilidades de
en cultura e sobrevivencia suponen dominar la naturaleza y transformarla socialmente
historia —no somos individuos aislados, vivimos con otros y necesitamos de esta
relación para existir— por medio de una actividad práctica, el trabajo, con
el cual se producen medios de vida para la subsistencia. Esto implica no
sólo la creación de un mundo distinto del natural, sino también la
aparición de un ente* que se transforma y se produce a si mismo pues,
además de ser parte de la naturaleza, es y crea cultura.
Somos creadores, entonces, no sólo de nosotros mismos, en cuanto
diferentes a los demás entes, sino del mundo que nos rodea: mundo
histórico, cultural y social, que se transforma y cambia constantemente.
El mundo cultural —la política, la economía, la organización social— que
se construye a partir de la transformación de la naturaleza es el que en
cada momento histórico que nos presenta como distinto y es el que
tratamos de interpretar y comprender con mayor urgencia.

Cuando tratamos de Para el primitivo, es la naturaleza inmensa el origen del temor: así, las
explicar y primeras tienden no sólo a someter sino también a darle un sentido a ese
dominar la todo natural. Pero esa naturaleza, al ser transformada, es ya cultura,
naturaleza, porque es naturaleza trabajada y explicada un ente que no es ya
pretendemos naturaleza pura, sino un ente histórico, social y cultural que intenta tanto
tener seguridad dominar como explicar la naturaleza, en busca de frente a ella.
frente a ella; tal Encontramos aquí el origen del mito, la religión, el arte, la filosofía y la
es el origen del ciencia.
mito, la religión, Somos históricos, modificamos la naturaleza y al transformarla nos

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creamos a nosotros mismos. Nos enfrentamos a ella para apropiárnosla y
nos distinguimos de los animales desde el momento en que un ente
natural no crea cultura. No sólo nos diferenciamos de ellos por nuestra
racionalidad; la razón es nada más un componente de nuestra
constitución, pero toda nuestra estructura emocional, efectiva es distinta
el arte, la de la del animal. Todas las características del animal se encuentran en
filosofía y la nosotros pero metamorfoseadas en cultura e historia. La filosofía, la
ciencia. religión, la ciencia y el arte no tienen su origen únicamente en la razón
sino que nacen de necesidades emocionales y afectivas.
La más ruda punta de flecha, así como las más sofisticadas
computadoras y bombas atómicas, son la "mostración" palpable (no la
demostración siempre discutible) de que esta producción de objetos se
realiza social e históricamente.

La dimensión de nuestros actos


A la construcción de nuestro propio modo de ser, de nuestra forma de vida concreta, es a lo que
llamamos "estructura ética" del comportamiento.

En el acto animal existe un ajustamiento completo con el medio en que


actúa; sus instintos le dictan cómo actuar en cada caso. A este carácter
del acto le llamaremos "justeza"; la situación estimulante, de un lado, y
la capacidad biológica, del otro, determinan unívocamente una
respuesta.
Nosotros, ante un estímulo, ignoramos cómo actuar; sabemos
únicamente que tenemos que actuar. Dentro de ciertas posibilidades,
todas "irreales", hemos de elegir una y hacerla real. Ésta es una
primera dimensión de nuestra libertad, a la que llamaremos ontológica,
pues se refiere a nuestra específica estructura de ser, distinta de los
demás seres vivos. Tenemos que considerar la realidad antes de actuar
en ella; esto significa moverse en la "irrealidad" en la cual nos
formamos un esquema del acto y elegimos las maneras de llevarlo a
"no sabemos cómo actuar,
cabo.
sabemos
Podemos decir que estamos "condenados a la libertad", ya que ésta es
únicamente que
la que nos distingue de los animales; por ello, la libertad es una
tenemos que
característica específica de nuestros actos. Somos seres que, si bien
actuar"
pertenecemos a la naturaleza por nuestras determinaciones biológicas
y físicas, estamos, sin embargo, más allá de ella en cuanto creamos un
mundo social y cultural que debemos explicarnos en su totalidad y en
cada acto concreto.
Por lo tanto, a diferencia de los entes puramente naturales, no estamos
completos si nos limitamos a una existencia sólo física y biológica.
Tenemos que completarnos, creando un mundo distinto y
construyéndonos a nosotros mismos. Nuestra vida no está dada por
potencias extrañas, pues la conquistamos, encontramos, logramos y
adquirimos lentamente por medio de nuestras acciones. Éstas se
dirigen a fines posteriores, con lo cual la naturaleza se transforma en
cultura y la creación de la vida de cada individuo en existencia social.

Esta acción libre, que rebasa el plano meramente natural, implica lo que
Al animal le está dado el llamaremos "constitución ética de nuestra conducta", por lo que
ajustamiento; nosotros entendemos a la ética no sólo como la reflexión en torno al
tenemos que ajustarnos, es comportamiento de los individuos en sociedad, sino también como la
decir, tenemos que elegir un estructura de ser que hace que nuestros actos sean radicalmente
acto, aun cuando sea una distintos a los de los demás entes.
sola la posibilidad, puesto A partir de Aristóteles, ética significa modo de ser, carácter. Ésta es la

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traducción original de la palabra griega éthos. Lo ético comprende las
disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y su
moral; ética es carácter, pero no en el sentido psicológico o biológico de
"temperamento", dado en las estructuras de la especie o nacido con
nosotros para toda la vida, sino en el de modo de ser o forma de vida
que podemos elegir el no
que vamos adquiriendo, apropiando e incorporando a lo largo de
hacer nada. Esta "libertad
nuestra existencia.
ontológica" es condición de
Es el hábito, la repetición de actos iguales, el que, en el
posibilidad de nuestros actos.
comportamiento, nos forma el carácter, es decir, la personalidad que
hemos conquistado a través de la vida, lo que hemos hecho de
nosotros mismos. Aquí encontramos un círculo. El carácter o la
estructura ética nace de la repetición de actos iguales y ésta, a su vez,
se convierte en el principio interno de nuevos actos.

Elección, responsabilidad y compromiso


Nosotros constituimos nuestras propias existencias a partir de la elección que efectuamos en el momento
de actuar.

Como hemos visto, no tenemos determinadas plenamente nuestras


acciones, pues siempre, con mayor o menor conciencia, elegimos entre
varias posibilidades. Al vivir en sociedad, encontramos una serie de
normas morales y deberes impuestos frente a los cuales tenemos que
adaptar nuestras acciones, nuestro comportamiento, aunque también
podemos desobedecerlos o transgredirlos. Es decir, en cada caso
elegimos ya entre cumplir o no determinada regla de conducta. De tal
manera, en cada situación concreta tenemos que decidir entre reiterar la
elección previa de cumplir la norma o el dejar de observarla. Sin
embargo, aun cuando haya una decisión previa de acatar siempre los
principios morales, en ciertos casos puede surgir un conflicto entre dos
normas concretas, por lo que también debemos elegir cuál de ellas
obedecer.
Así, vamos creando nuestra propia existencia a partir de cada una de
nuestras elecciones, las que a su vez nos van constituyendo un
determinado modo de ser que tratamos de mantener a lo largo de
nuestra vida y con el cual nos comprometemos. Por otra parte, nuestras
elecciones no son individuales, ya que siempre implican a otros, por lo
que son también, en última instancia, sociales. Sin embargo, en la
medida en que soy yo el que elige, soy responsable de los resultados de
la acción a la que me lleve mi decisión. Ser responsables quiere decir ser
conscientes de lo que estamos eligiendo, comprometiéndonos ante lo
que elegimos.

Entendemos por la Nuestras elecciones, nuestras decisiones, a partir de las cuales


responsabilidad realizamos, nuestros actos, nos van construyendo como mentirosos o
una elección veraces, cobardes o valientes, honrados o criminales. Somos, entonces,
efectuada lo que hacemos de nosotros mismos a través de nuestras elecciones.
consciente y sin Cabe aclarar que en casos extremos donde el sujeto no es consciente de
coartar nuestra sus actos (por demencia, retraso mental o minoría de edad) no podemos
propia libertad, hablar de responsabilidad ni podemos juzgar acciones como actos
una vez morales, pues para que un acto pueda recibir el calificativo de moral
considerado el menester que sea realizado por un individuo que consciente y libremente

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peso de la
historia, la salud se responsabilice de sus actos, a pesar de que en el nivel del
del cuerpo y los comportamiento cotidiano repitamos de manera automática e
límites de inconsciente las normas establecidas.
nuestra psique.

La clasificación de los valores


Otra característica importante de los valores consiste en que se presentan distribuidos en escalas que los
jerarquizan de inferiores a superiores, dictadas por la preferencias.

Una escala de valores responde a la pregunta: ¿qué valores debo preferir o


realizar de estos posibles que se me presentan? No se responde con lo que yo,
de hecho, elijo, sino con lo que yo considero preferible elegir, aun cuando no lo
haga. Claro está que no existe una escala fija e inmutable de valores. La
preferencia de unos valores sobre otros depende de la situación en la cual elijo.
Por ejemplo, un artista colocará en lo más alto de su escala el valor belleza. Las
sociedades también poseen sus escalas de valores, las cuales se establecen
según la situación específica de cada una de ellas.
Tanto los individuos como los grupos sociales concretos actúan guiados por
escalas de valores, que dan las pautas de los juicios acerca de los demás.
Dado lo relativo de las escalas, que varían de una comunidad a otra y de una
cultura a otra, trataremos de ensayar una clasificación de valores que no
pretenda establecer una jerarquía, sino únicamente mostrar a qué nivel se
dirigen, en atención a los elementos que nos constituyen como una libertad
situada, por lo que tal caracterización no va de lo inferior a lo superior y sólo
comprende los valores horizontalmente, en su mutua interrelación.
Nuestro cuerpo es ya naturaleza dotada de valor, por lo que la conservación de
nuestra propia vida y la salud corresponde a valores dirigidos al nivel natural.
Así como no pueden existir los valores si no existimos para creados y
descubrirlos en su irrealidad de posibilidades, así tampoco puede haberlos sin
una naturaleza en la cual sean realizados y que los soporte.
Nuestra existencia individual supone tanto el ser natural como nuestra
condición histórica y cultural, por lo que encontramos valores que atienden a la
satisfacción individual. La felicidad personal puede representar este tipo de
valores.
La posibilidad de
Nos constituyen también todos los valores heredados por nuestra tradición
afirmarnos como
cultural, el arte, las leyes y la educación, de los cuales nos nutrimos y que son
libres implica
el soporte para nuestro desarrollo individual y social.
también la
posibilidad de
crear otros
Nos alimentamos de los valores de la misma manera como el animal se nutre
valores, distintos
de cosas externas naturales. Estos valores nos producen y nos conforman
de los ya
desde el momento en que nacemos pero, en la medida en que nuestra
establecidos
estructura se propone siempre deseos irreales, la posibilidad de afirmarnos
como seres libres implica también la posibilidad de crear otros distintos de los
ya establecidos. A esta capacidad de transformar y modificar los valores la
llama Nietzsche transvaloración, y nos sitúa en un espacio sin rostro definido,
donde enfrentamos los valores tradicionales para subvertidos y nos abrimos a
un horizonte incierto a partir del cual pueden surgir otras posibilidades de
existencia social concreta.

Moral y religión

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Aunque toda religión implica una moral, no necesariamente la moral se sustenta en la cosmovisión
religiosa.

En la medida en que la moral regula el comportamiento de los individuos


en sociedad, por fuerza se establecen relaciones entre ella y otras
creaciones del pensamiento. Tales relaciones pueden expresarse de
diversas formas, ya sea en el sentido de que la moral se apoye en otros
conjuntos de ideas o entre en conflicto con ellos. Por eso, trataremos de
delimitar el campo de acción de cada una de esas esferas del pensamiento
y la actividad del hombre, con el objeto de distinguir los diversos aspectos
en que se relacionan y evitar que se confundan.

Casi desde sus orígenes, moral y religión se han encontrado íntimamente


Toda religión propone al
ligadas. Una de las primeras formas de explicación de la realidad fueron los
hombre un cierto
mitos, o religiones naturales, las cuales daban fundamento a las normas
tipo de
que regulaban la vida social. Es necesario distinguir, sin embargo, desde
comportamiento,
sus orígenes, lo que correspondería estrictamente a la moral y lo que
una determinada
llamamos religión.
forma de vida
Por religión entendemos, en un sentido muy amplio, la creencia en fuerzas
o entes sobrenaturales; éstos serían el origen, la causa o el fundamento de
todo lo existente, de todo lo real. Toda religión, además, propone al hombre
cierto tipo de comportamiento, una determinada forma de vida, por lo que
también postula una serie de normas de conducta que los individuos tienen
que observar y cumplir. Estas reglas serían dictadas por la o las
divinidades (ya que existen religiones monoteístas y politeístas) que cada
religión considera como lo absoluto.

Así, la obligatoriedad de la norma deriva precisamente del hecho de que


esta última ha sido dada, ordenada o impuesta por un ente suprahumano.
De ese modo, por ejemplo, en la religión cristiana, que es la común a la
cultura occidental, encontramos los llamados Diez Mandamientos de la Ley
de Dios, que deben ser cumplidos y acatados por todos aquellos que
profesen dicha fe, so pena de recibir el castigo divino. Toda religión,
El fundamento de la moral entonces, implica una moral, prescribe una forma de conducta. Sin
se encuentra embargo, no toda moral implica una concepción religiosa.
en las
necesidades Aun cuando en sus orígenes moral y religión aparecen estrechamente
de los ligadas, sus campos se han ido separando y delimitando a lo largo de la
individuos historia. Puede darse el caso de que la moral se funde en una o varias
históricos y divinidades; es en este sentido como decimos hallarnos frente a una moral
socialmente heterónoma que encuentra el origen y la obligatoriedad de sus normas en
determinados. una concepción religiosa, si bien ya hemos visto que por moral heterónoma
La moral, en entendemos toda moral basada en algo ajeno a la propia voluntad del
este sentido, individuo.
no es
identificable La filosofía de Kant, por ejemplo, fundamenta la moral en la autonomía de
con la religión. la voluntad. Así, se distingue de la moral religiosa en el sentido de que
tiene su propio campo de acción y encuentra su origen en la misma
conciencia o voluntad del individuo.

Como ya hemos indicado, la moral tiene por objeto regular las relaciones
entre los individuos inmersos en la vida social y surge de las necesidades
de convivencia de la misma sociedad.

Moral y economía

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De la misma manera en que producimos los medios de subsistencia (es
decir, que creamos una serie de productos materiales para satisfacer
necesidades), nos es necesario crear o producir las formas de
relacionarnos socialmente, de explicarnos el mundo y esas mismas
relaciones. En tal sentido, la forma en que producimos nuestra vida
material determina el modo de comportarnos dentro de la sociedad, así
como la interpretación que tenemos de ello.

Por eso, a un determinado tipo de economía (o modo de producción


social) corresponde una moral específica que trata de regular los
La forma en que producimos comportamientos sociales de los individuos de acuerdo con una
nuestra vida estructura económica particular. Así, la economía impone los límites de
material determina nuestra actividad y condiciona, en gran medida, nuestra conducta. Por
el modo de tanto, es necesario explicar la relación entre economía y moral, sin caer
comportarnos en determinismos economicistas, ya que una y otra se implican
dentro de la mutuamente, pero no de manera arbitraria o mecánica.
sociedad
Lo que caracteriza a nuestras sociedades capitalistas neoliberales es el
basarse en la producción ilimitada de mercancías (el consumo) y el
tener el lucro personal (la ganancia económica) —que se identifica con
el éxito individual— como único fin. Para que este sistema pueda
funcionar, es necesario crear en cada individuo un carácter competitivo
y egoísta, capaz de mantener esta organización narcisista en la cual
todos trabajan para sí mismos y en contra de los otros. Al mismo
tiempo, surge un tipo de moral que nos permite vivir con "buena
conciencia" estas relaciones donde prevalecen el individualismo y el
consumo ("compro, luego existo").

Así, nuestras sociedades provocan el surgimiento de un carácter que,


incluso en los niveles más profundos de nuestra singularidad, fomenta y
ayuda tanto a la producción en gran escala como a la "satisfacción del
deseo", por medio de un hedonismo consumista. Esto significa que, de
La moral y la economía se algún modo, la moral tiende a formar un tipo de individuo que valora,
complementan; al sobre todas las cosas, la actividad productiva conducente al éxito
crecimiento económico personal. De esta manera, domina tanto una moral
ilimitado de productivista, como el mito de que el "éxito" se valora por la cantidad de
mercancías y a la dinero que se posee.
ganancia
económica se Vemos así cómo se complementan la moral y el modo de producción:
suma el este último impone determinados ideales (el enriquecimiento
hedonismo económico) al conjunto de la sociedad y la moral forma un carácter
consumista, que específico y un individuo adecuado para funcionar en el sistema y hacer
refleja la moral marchar a éste. Por tanto, el tipo de trabajo requerido en una formación
planetaria del final económica, de hecho, ya está formando también el carácter de quien lo
de siglo. realiza.

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¿Salvemos al planeta?
La llamada conciencia ecológica no es nueva. Puede rastrearse en los postulados de la ilustración (siglo
XVIII) y, específicamente, en J.J. Rousseau, quien proclamaba la necesidad de un "retorno a la
naturaleza".

A final de cuentas, el
ecologismo ha Los daños ocasionados por el progreso tecnológico —catástrofes debidas
generado una a las industrias petrolíferas, químicas o nucleares y agravamiento de la
industria que contaminación de la atmósfera del planeta ("lluvias ácidas", "agujero" en
cuenta incluso la capa de ozono, "efecto invernadero") han dado lugar a los valores
con un importante centrados en la naturaleza, a la conciencia verde, cuyo objetivo es la
soporte de defensa del entorno y divulgar el principio de responsabilidad planetaria.
organizaciones Si bien el movimiento ecologista se apoya en la protección de la
civiles (u naturaleza, la gestión equilibrada de los ecosistemas, la reconciliación del
organizaciones desarrollo industrial y la preservación del entorno, y pretende imponer
no límites a la acción técnica y capitalista, también ha propiciado el
gubernamentales, surgimiento de una ecoindustria de productos "biodegradables", dietas
ONG) que actúan sanas, higiene biológica, terapias suaves y turismo verde que conducen al
también como control soft de la naturaleza, convierten la ecología en un "factor de
gestores de la producción" y, por tanto, contribuyen al desarrollo de los negocios, la
propia conciencia industria y el mercado.
ecologista.

Moral y política

Las relaciones entre la moral y la política son muy diversas y mantienen


puntos de coincidencia y de contradicción notables. Ello se debe
La sentencia de Nicolás
a que tanto una como otra tienden a abarcar y dirigir nuestro
Maquiavelo (1469-
comportamiento social, si bien la política pone su acento en el
1527), según la cual el
punto de vista general del poder para organizar la existencia
fin justifica los medios,
social, mientras la moral adopta la perspectiva del individuo
señala claramente la
social que ha interiorizado unas normas y las vive como propias.
discrepancia entre
El término política, en un primer sentido, designa las formas de
moral y política.
organización y de convivencia en una sociedad estructurada en
un Estado.

De hecho, es en el nivel de la política acorde con esta acepción donde se


sitúa el poder de mantener o de cambiar de manera radical una situación
En el nivel de la política se
determinada, no sólo en lo que respecta a cuestiones morales sino en lo
sitúa el poder de
que se refiere a la sociedad en general.
mantener o cambiar
Estos dos ejemplos ilustran las posibilidades extremas donde se oponen
de modo radical una
la moral y la organización política. Cuando la sociedad se
situación dada, no sólo
encuentra en una situación de equilibrio, la moral y la política se
respecto a cuestiones
complementan mutuamente, al apuntar una hacia lo general y la
morales, sino en lo
otra a lo particular. Así, pues, la moral contribuye a fortalecer y
que se refiere a la
unir la organización política: a su vez, ésta ayuda a mantener
sociedad en general
las normas morales, muchas veces, incluso, convirtiéndolas en
ordenamientos jurídicos.

Encontramos también otra significación del término política,


El moralismo abstracto exige la estrictamente referida a la serie de instrumentos o medios para

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obtener y mantener el poder dentro de un conglomerado social, en
función de lo cual se establece cierto tipo de relaciones entre moral y
política. Pero en los casos en que existen luchas fuertes en una
sociedad, suele surgir un moralismo abstracto que se priva de los
instrumentos con los cuales podría defender una situación
pureza de la acción, determinada.
mientras el realismo Por otra parte, en ciertos casos la moral queda relegada por completo
político plantea la debido a la forma como se considera que es posible alcanzar el poder
mera eficacia sin o conservarlo. A esta posición extrema esa la que se ha dado en
principios. Son las dos llamar realismo (o cinismo) político, por basarse en el principio de la
posiciones extremas eficacia para lograr los fines, sin que importe la violación de cualquier
en las relaciones entre norma moral. Cabe aclarar que el realismo político no toma en cuenta
moral y política. que todo fin político implica una finalidad moral, un concepto del
individuo y su libertad que marca los límites de su acción. Así, al
actuar en nombre de la eficacia, olvida su propia finalidad y ello le
impide alcanzarla, en la medida en que, en última instancia, lo que se
propone la lucha por el poder es establecer un orden de vida
diferente del anterior.

Tanto el moralismo abstracto como el realismo político constituyen las


posiciones extremas en las relaciones entre moral y política. El
primero exige la pureza de la acción y el segundo la mera eficacia sin
principios. Estos dos planteamientos son totalmente opuestos y, en
definitiva, no proponen una justa relación entre moral y política; sólo
pueden concebirse en la realidad si se marcan límites uno al otro,
puesto que una pureza sin eficacia no puede realizarse y una eficacia
que no afirme valores no planteada ningún cambio social real y
deseable.

La ética
Autor: Mercedes Garzón Bates
Primera edición:1997
Producción: CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES
Dirección General de Publicaciones D. R. © 1997, de la presente edición
Dirección General de Publicaciones
Calz. México Coyoacán 371, Xoco, C.P. 03330. México, D.F. ISBN: 970-18-0249-7
Impreso y hecho en México
http://lectura.ilce.edu.mx:3000/sites/3milenio/etica/htm/frame1.htm

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