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Los siete secretos del buen orador

Mucha gente teme más enfrentarse a hacer una exposición o


discurso que a la muerte. ¿Parece increíble, verdad? Pero es cierto.
Hacer una exposición –tanto si es delante de una gran audiencia
como delante de tus compañeros de trabajo en una sala de
reuniones- puede ser motivo de estrés incluso para el más curtido
en estos quehaceres. Tener credibilidad y saber expresar tus ideas
de manera clara, concisa y rotunda, puede ya no sólo realzar tu
imagen sino también la de tu empresa. Por el contrario, si la gente
te percibe como alguien poco elegante, mal preparado e incluso
nervioso e incómodo, puede perjudicar seriamente tu imagen o tu
carrera profesional.

Te presentamos un método contrastado para hablar bien en público;


está basado en la experiencia personal de una orador habituado a
realizar cientos de discursos, clases y prácticas. Cuando prepares
tus exposiciones sigue los siete hábitos descritos a continuación;
podrás coger confianza y seguridad al dirigirte a tu audiencia –tanto
si es tu primera vez como si ya tienes experiencia pero no
seguridad.

1. Conoce tus objetivos, tus recursos y tu público: Si lo que te


propones es informar a la audiencia, entonces debes darles
información nueva y útil. Si, además, lo que quieres es persuadir,
entonces necesitas hacer que la gente crea en tu mensaje o hacer
que participen.
Sé claro acerca de tus objetivos. En otras palabras, empieza por
tener claro cómo concluirás tu discurso. También debes
preguntarte: ¿quiénes componen la audiencia?, ¿son compañeros
de profesión o son clientes potenciales?, ¿por qué están aquí?, ¿de
dónde son?, ¿qué edad tienen?, ¿cuál es su actitud respecto a tu
objetivo?, ¿qué conocimientos tienen y qué necesitan saber? Dar
cierta información a una audiencia indebida limita las posibilidades
de alcanzar tus objetivos.

Averigua todo lo que puedas sobre tu público antes de preparar tu


discurso. Incluso los más experimentados profesionales de la
oratoria a veces se olvidan de hacer sus “deberes” y acaban
saliendo con la sensación de haber hecho el ridículo. Hay
numerosos ejemplos de discursos en los cuales la información dada
estaba o muy por encima del nivel de conocimiento de la audiencia
o muy por debajo.
Conocer los recursos que están a tu alcance también es importante.
¿Formas parte de un equipo u organigrama de conferenciantes?,
¿De qué hablarán los demás conferenciantes?, ¿Cuántos oyentes
habrá?, ¿Qué recursos visuales hay disponibles?, ¿Cuánto tiempo
tienes para exponer?, ¿A qué hora del día darás el discurso? La
respuesta a estas preguntas son factores cruciales para ayudarte a
confeccionar tu exposición.

Finalmente, resume tu objetivo o tema en una sola frase. Esto te


ayudará a centrarte durante el proceso de preparación.

2. Prepárate adecuadamente: Una vez clarificados tus objetivos,


llega el momento de preparar tu exposición. El primer paso es
recoger toda la información necesaria. Tampoco es cuestión de
abrumar a la audiencia con una barbaridad de datos (a no ser que
sea necesario), pero sí que deberás buscar analogías, metáforas,
historias relacionadas, ejemplos, técnicas que llamen la atención de
la audiencia, casos y demás cosas que sustenten y ratifiquen los
hechos y números.
Una vez tengas el material pertinente, empieza a organizarlo de
modo que haya una progresión lógica de las ideas. No te
expandas más de la cuenta, pues el mensaje tiene que ser fácil de
captar. El uso de conectores te ayudará a reforzar las ideas y a
repetirlas sin ser repetitivo.

Deja la introducción y la conclusión para lo último, una vez que


hayas escrito el contenido del discurso. Procura que la primera sea
impactante, haciendo hincapié en los beneficios de la exposición; la
conclusión final debe tener fuerza y ser memorable.

3. Hazte un borrador: Imagínate lo que ocurriría si hubieses


preparado el guión de un gran discurso... y que luego te robasen la
maleta.
Siempre deja una copia del borrador final en casa o en la oficina
para que alguien pueda mandártelo por fax en caso de una
emergencia. Este borrador final debería ser un resumen y tener un
mínimo de 18 puntos marcados. Subraya, en distintos colores, la
información que la audiencia debería saber, la que tendría que
saber y la que podría saber. No utilices fichas o notas, pues
pueden llevarte a tener que rebuscarlas y dar una imagen de poco
preparado de c. Escribe sólo en los dos tercios superiores de
cada hoja, o de lo contrario tu mirada y voz se vendrán abajo y la
audiencia perderá interés en lo que dices.

4. Practica, practica y practica: al menos entre unas tres o seis


veces, leyéndolo en voz alta y cada vez con un tono distinto para
no perder la espontaneidad. Practicar mentalmente -esto es,
leyendo el discurso para tus adentros, donde resultas ser elocuente-
no te ayudará tanto como si lo lees en voz alta.
Si vas a hacer tu exposición de pie, entonces practícala del mismo
modo y en una habitación que se asemeje al escenario donde la
harás. Si no puedes practicar en el escenario donde expondrás,
improvisa. Dispón las sillas del mismo modo que lo estarían en
dicho escenario. Si puedes, practica con alguien delante de ti, ya
que sus comentarios pueden ayudarte a pulir el discurso. Grábate a
ti mismo con una cámara. Recuerda que si tú no encuentras
interesante lo que dices, los demás tampoco.

5. Llega con antelación: Asegúrate de que todo en la sala está en


orden, que el micrófono funciona, y comprueba cualquier ayuda
visual que vayas a utilizar. Nunca está de más el traerte contigo
alguna bombilla o cableado extra por si se presentara alguna
dificultad técnica. A ser posible, mira de hacer las presentaciones tú
mismo y de dar la mano a tus oyentes a medida que estos vayan
llegando. Esto ayudará a que sean más receptivos a tus
explicaciones. Prepárate antes de empezar respirando hondamente
y haciendo algún estiramiento, pues controlará tu adrenalina y te
relajará.

6. Técnicas comunicativas: Como buen orador, te interesa que tu


audiencia capte los signos de comunicación que utilizarás; es lo que
se conoce como "las tres uves": Visuales, Verbales y de Voz (tono
de voz). A pesar de que las tres son importantes, para algunos de
tus oyentes lo que digas no será tan importante como la manera
en que lo dices; del mismo modo, otros se dejarán influenciar más
por tu imagen o por tus expresiones faciales o corporales. Tu
credibilidad como orador o conferenciante estará determinada por
tu buen manejo de las tres uves.

• Técnicas Visuales - Eso que se suele decir de que la manera


de vestir de un hombre o una mujer dice mucho sobre su
carácter es, en este caso cierto. Lo primero que percibe el
público es tu imagen. Antes de que hayas abierto la boca
algunos ya te habrán juzgado basándose tan solo en tu
imagen o en tu “look”. Si vas a hacer una exposición en una
reunión de negocios, ir bien trajeado será justo lo que
necesitarás. Si te han invitado a participar en una charla,
habla antes con el organizador del evento. Nunca te van a
decir nada por vestir “demasiado profesional”, aunque la
audiencia no vaya tan arreglada. Si llevas algún complemento
o accesorio, procura que no llame demasiado la atención y
distraiga a tus oyentes. No lleves nada que haga ruido, como
por ejemplo pulseras o pendientes. Tanto hombres como
mujeres deben de comprobar que la ropa quede bien y sea
cómoda a la vez.

Tu lenguaje corporal también es un elemento de


comunicación que el público percibe. No te pongas de brazos
cruzados o los agites nerviosamente. Utiliza los gestos para
enfatizar ciertos puntos, pero ten cuidado en no gesticular
demasiado con los brazos. Lo más adecuado es adoptar una
postura inclinada, sin balancearse mucho ni moverse para
adelante y para atrás. Un buen orador utiliza el contacto
visual con algún miembro de la audiencia para aguantar la
mirada y así transmitir una idea. También se puede conectar
con la audiencia moviendo la cabeza para enfatizar algo que
se ha dicho. Si mueves la cabeza de vez en cuando, algunos
de tus oyentes también lo harán, ya que se establece un
vínculo.

-Técnicas de Voz - Si alguna vez has escuchado a alguien con un


tono de voz monótono, sabrás lo difícil que es prestar atención a lo
que se nos dice. Por lo que respecta a la voz, hay seis apuntes a
tener en cuenta: timbre, tono, ritmo, fuerza, intervalo y dicción.
También es importante hablar claro. Si hablas aceleradamente o
hablas bajo, tus oyentes tendrán que esforzarse demasiado para
escucharte. Varía tu tono y velocidad y adapta lo que dices para
salvar cualquier diferencia regional o dialectal. Mantén la cabeza
alta cuando hables y no la bajes para leer tus notas
constantemente, pues al mirar hacia abajo se te oye menos.
Enfatiza o da más fuerza a ciertas palabras buscando un efecto,
pero no olvides incorporar alguna pausa (intervalos) para que tus
oyentes tengan tiempo de entender los puntos importantes que les
transmites. Una buena dicción es esencial –si no estás seguro de
cómo se pronuncia una palabra no la uses.
• Técnicas Verbales - Hay tres cosas a recordar acerca de la
comunicación verbal o lenguaje utilizado: utiliza un lenguaje
descriptivo y simple; usa frases cortas y evita palabras de
jerga.

7. Aborda las Preguntas y Respuestas debidamente: Habiéndote


preparado para tu discurso, estarás listo para contestar cualquier
pregunta. Hazlo de la manera más breve y concisa posible. Es
mejor parafrasear la pregunta antes de contestarla. Esto te
ayudará a que te quede claro y a entender lo que te preguntan. Es
probable que te encuentres con alguien cuyo único objetivo es
ponerte a prueba o que te pongas a la defensiva. Si no sabes la
respuesta, se lo dices. No te la inventes. Le dices a tu interlocutor
que ya mirarás de averiguar la respuesta para comunicársela en
otra ocasión.

El saber cómo crear y comunicar buenas exposiciones o discursos


aumentará tu habilidad para dar una imagen positiva. Estos
secretos son el primer eslabón para ayudarte a conseguir un nivel
competitivo como orador.

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