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EL DERECHO PENAL JUVENIL EN LATINOAMÉRICA

Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Panamá y Perú.

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo reúne los puntos más importantes de las entrevistas


realizadas por los administradores de Futuros Abogados Latinoamericanos a
importantes juristas del área del Derecho penal, más específicamente, Derecho
penal juvenil.

Se describe la situación legislativa actual de cada país, se analiza la situación


de hecho real con relación a la sensación de la ciudadanía, y finalmente, se
ofrecen posibles soluciones a ser implementadas por el Poder Ejecutivo y el
Legislativo, en nuestra opinión, los responsables que deben tomar cartas en el
asunto.

ARGENTINA

Eugenio Raúl Zaffaroni es catedrático emérito de la Universidad de


Buenos Aires y uno de los tratadistas más importantes de la ciencia penal
iberoamericana. Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la
Universidad del Litoral (1964), y actual ministro de la Corte Suprema de
Justicia de Argentina desde 2003.

Régimen Penal Juvenil en Argentina

El Régimen penal de menores en Argentina es inconstitucional, porque tiene


casi sesenta años, fue remodelado por la llamada ley de la dictadura militar y
está anclado en el viejo sistema “tutelar” y por tanto carente de garantías
procesales y penales, contra lo establecido en las convenciones
internacionales incorporadas a nuestra Constitución desde 1994.

Toda tutela es inquisición. Se tuteló a los indios, a las mujeres, a los africanos y
miren cómo les fue. Con los niños y adolescentes pasa lo mismo. Se los tutela
para encarcelarlos sin proceso y sin probar siquiera si lo que se les imputa lo
cometieron. Basta el “estado de riesgo” u otros eufemismos, o sea, se puede
hacer cualquier cosa con los niños pobres, con los otros no, por supuesto. Es
criminalización indiscriminada de la niñez pobre, con un discurso
aparentemente humanitario.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?
Lo preocupante en América Latina a mi juicio, es la pobreza, la polarización de
riqueza, la marginación de niños y adolescentes, el escaso esfuerzo puesto por
los políticos para fomentar su incorporación laboral y estudiantil y el brutal
descenso de las condiciones de salud y educación producto de la
irresponsabilidad de los años noventa y que aún no se ha remontado.

La primera medida que deben tomar los gobiernos de la región en el ámbito


específico de lo penal es reformular y repensar sus policías y acabar con la
criminalidad organizada en las propias fuerzas policiales, que son las que
acuerdan con las organizaciones criminales actividades delincuenciales
convergentes o complementarias, que van desde su utilización para tráficos
ilícitos de cualquier cosa hasta práctica de robos y otros delitos, como la
complementariedad en el hurto y robo de automotores que proveen a los
revendedores de piezas.

¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

Sobre el real incremento de la criminalidad nada sabemos porque a nadie le


interesa. Lo único que les interesa a los políticos es lo que los medios masivos
dicen y éstos dicen lo que quieren, subiendo y bajando a gusto y placer el
sentimiento de inseguridad, independientemente de cuántos cadáveres hay. En
particular cuando la manipulación del miedo se ha convertido en una técnica de
gobierno, en una “governance”.

¿Puede decirme por qué la “inseguridad” desaparece de los medios cuando


hay un tema político central? ¿O cuando aparece la gripe “A”? ¿O cuando
aparece un brote de dengue? ¿Acaso los virus o un escándalo real o inventado
hacen bajar los cadáveres? A nadie le interesan en serio los muertos, salvo
que se proyecten en la televisión. ¿Alguien se preocupa por los muertos en el
tránsito, que son infinitamente más que los muertos en asaltos? ¿Alguien se
preocupa por las muertes intrafamiliares, que son muchas más que las muertes
entre desconocidos? ¿Alguien se preocupa por saber qué sucede con el
suicidio? Son muertos, cadáveres, pero a los medios no les dicen casi nada, ni
siquiera que están muertos. Son muertos silenciosos. Parece que nadie quiere
pensar en la vida, sino en matar más, más prisión, más motines, más masacres
y algún comunicador o politicastro de opereta con la pena de muerte.
BOLIVIA

Gaby Suárez Sánchez está en ejercicio de la judicatura desde el año 1983,


es Juez de la Niñez y Adolescencia desde el año 1994 hasta la actualidad.
Su labor también se desempeña a nivel internacional, ocupando el cargo
de Vice Presidente de los Jueces de la Infancia y Juventud del
MERCOSUR. Además de ejercer la carrera judicial es docente de la
Universidad NUR.

Régimen Penal Juvenil en Bolivia

En Bolivia nos hemos adecuado a la Convención sobre los Derechos del Niño,
las Reglas de Beijing y las Leyes de RIAD, que son instrumentos
internacionales que han establecido los principios y la nueva visión de la
justicia penal juvenil. Hemos hecho una adecuación legislativa después de que
Bolivia ratificara la Convención sobre los Derechos del Niño en el año 1990.
Dejamos de lado un sistema tutelar, existían los Tribunales Tutelares del Menor
compuestos por un psicólogo, un abogado y un trabajador social, un sistema
que yo llamo “inquisitorial” en el cual cuando se denunciaba a un joven que
había sido encontrado cometiendo un delito se lo juzgaba muchas veces según
su apariencia física. Si ellos creían que el menor tenía cara de inocente, lo
dejaban ir, en cambio si aparecía otro con cara de “delincuente”, según ellos, lo
mandaban a un reformatorio o a un hogar del Estado, encerrado de por vida.
Todo eso hemos dejado atrás con el nuevo sistema, nos hemos adecuado a los
requerimientos internacionales y nos hemos basado, sobre todo, en los
derechos de la niñez que también son derechos humanos. Actualmente la
justicia penal juvenil, se sustenta en los principios de humanidad, legalidad y
proporcionalidad, ya que el Código Niño, Niña, Adolescente (CNNA) establece
que “La medida aplicada al adolescente será siempre proporcional a su edad, a
la gravedad de la infracción y a las circunstancias del hecho”[i], es decir, una
infracción que comete un joven que tiene todas sus necesidades cubiertas no
va a tener la misma sanción que una infracción cometida por un joven que no
tiene nada.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

Debe analizarse el origen de esta delincuencia, y una sus raíces en Bolivia es


la pobreza del país, la falta de oportunidades, de fuentes de trabajo, que
muchas veces sólo hay para los que tienen recursos económicos, la
desintegración familiar acentuada en los últimos años por la migración
indiscriminada que hemos tenido al exterior del país, sobre todo a España y
Argentina, con un costo social muy elevado.
Es una dura realidad y el Estado tiene que establecer políticas sociales
adecuadas para solucionar estos problemas, y una política criminal efectiva
para reeducar a los adolescentes que hay en los centros de privación de
libertad.

¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

Definitivamente es una realidad. A diario en los medios de comunicación vemos


asaltos, agresiones físicas y sexuales, y muchas otras clases de delito.
Antes, la mayor cantidad de casos que nos llegaban al juzgado eran por
infracción a la Ley No. 1008 de Sustancias Controladas, el tráfico y transporte
de estas sustancias. Esto se debía a que, como muchos dicen, Santa Cruz es
la tierra prometida de Bolivia, entonces grandes cantidades de jóvenes vienen
en busca de trabajo y se encuentran con otra realidad que no es la que
esperaban. Se quedan deambulando y tratando de sobrevivir, entonces
aparecen las personas inescrupulosas para utilizarlos en el tráfico de
sustancias controladas, ofreciéndoles miserables cantidades de dinero a
cambio de sucios trabajos, logrando inclusive que atenten contra sus propias
vidas.

Actualmente el mayor índice de delitos son los de agresión sexual, siendo el


más bajo el de robo que es el que vemos a diario. Otro dato curioso, es que
mayormente son varones los que infringen la ley, tanto así que el centro de
privación de libertad para mujeres se ha cerrado, ahora se las manda a un
hogar.

[i] Artículo 239 del Código Niño, Niña, Adolescente, de Bolivia.

CHILE

JAIME VIVANCO SEPULVEDA, es abogado por la Facultad de Derecho de


Santiago de la Universidad de Chile; ha sido catedrático de Derecho Penal
en dicha Facultad entre 1957 y 1979. Habiendo pasado a radicarse este
último año en Iquique, puerto del extremo norte de Chile, en 1991, junto a
otros tres colegas, interviene activamente en la fundación de la Escuela
de Derecho de la Universidad Arturo Prat de Iquique, donde continúa
dictando clases de Derecho Penal.

Régimen Penal Juvenil en Chile

Está separado del Código Penal mediante la Ley Nº 20.084, publicada el 7 de


Diciembre del año 2005 que “Establece un sistema de responsabilidad de
los adolescentes por infracciones a la ley penal”, regula el procedimiento
acusatorio para la averiguación y establecimiento de dicha responsabilidad, la
determinación de las sanciones procedentes y la forma de ejecución de éstas.

Empezó su tramitación en el Congreso Nacional el año 2002, en cumplimiento


evidente del compromiso contraído por nuestro país al ratificar en septiembre
de 1990 el Tratado de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño,
suscrito en Nueva York el 20 de Noviembre de 1989.

El Art.3º prevé que “La presente ley se aplicará a quienes al momento en que
se hubiere dado principio de ejecución del delito sean mayores de catorce y
menores de dieciocho años, los que para los efectos de esta ley, se
considerarán adolescentes.

En cuanto a las sanciones en general, el Art.6º de la ley de adolescentes,


dispone que “En sustitución de las penas contempladas en el Código Penal y
en las leyes complementarias, a las personas condenadas según ésta ley sólo
se les aplicará la siguiente Escala General de Sanciones Personales para
Adolescentes: a) Internación en régimen cerrado con programa de reinserción
social; b) Internación en régimen semicerrado con programa de reinserción
social; c) Libertad asistida especial; d) Libertad asistida; e) Prestación de
servicios en beneficio de la comunidad; f) Reparación del daño causado; g)
Multa, y h) Amonestación.”

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

Quisiera adherir sin vacilaciones a lo que en este trabajo ha afirmado el gran


tratadista argentino de Derecho Penal Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, “Lo
preocupante en América Latina a mi juicio, es la pobreza, la polarización de
riqueza, la marginación de niños y adolescentes, el escaso esfuerzo puesto…
para fomentar su incorporación laboral y estudiantil y el brutal descenso de las
condiciones de salud y educación. . .”

Ante un problema de tamañas dimensiones e interrelaciones, es obvio que


debe prepararse una política criminal juvenil por un grupo grande de personas
u organismos con mayor preparación, pero nos encontramos con que la
preparación o profesionalización específica para ello la da la Criminología y no
la ciencia o dogmática penal, que es lo que comúnmente se estudia en forma
aislada en las Facultades o Escuelas de Derecho en nuestro país, puesto que
la Criminología, como ciencia auxiliar del Derecho Penal es una disciplina
fáctica que trabaja de modo empírico con los métodos de las ciencias sociales
y naturales, de manera que la finalidad de la Criminología se dirige a alcanzar
un grado razonable de control de la criminalidad a través de medidas de
prevención y tratamiento, apuntando mas recientemente no sólo a las causas
de la delincuencia, sino más bien al funcionamiento del sistema de justicia
penal en conjunto, vale decir, a la táctica de las instancias de control social
(policía, ministerio público, tribunales), a la posición de la víctima en la génesis
y eventual resolución del conflicto (victimología), a la manera de cómo el
sistema penal se percibe por los diversos grupos sociales y sobre el costo
social de la criminalización. [i]

¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

Intuitivamente, pareciera una realidad, pero su grado de convicción es difícil de


aventurarlo, ya que también es evidente que en torno al tema existe una gran
presión mediática, sobre todo si consideramos que es más fácil manipular a un
pueblo asustado que a uno seguro de lo que realmente está pasando.

[i] Efectos de la estigmatización, etcétera (cfr.”Lecciones de Derecho Penal”,


parte general, 2ª edición, de Politoff-Matus-Ramírez, pg.87 y sgts).

Arturo Zegarra Williamson es Profesor de derecho penal de la


Universidad Arturo Prat, Iquique Chile, Defensor regional en la
Defensoría penal publica Tarapacá, Candidato a doctor en derecho por
Universidad del País Vasco y estudios de post grado en Gerencia
Publica, Derecho Penal, Reforma Procesal Penal, y Criminología.

Régimen Penal Juvenil en Chile

Hasta antes de la ley 20.084, los menores no eran considerados personas, sino
que solo en ciertos casos tenían responsabilidad penal si actuaban con
discernimiento entre la edad de 16 a 18 años. Se les aplicaba la ley normal
como a cualquier persona que había cometido delito. Incluso en las cárceles
había secciones de menores al interior de los penales normales.

La Ley 20.084 establece un régimen especial para jóvenes de 14 a 18 años e


introduce modificaciones sustanciales en cuanto al proceso y también en
cuanto a la finalidad de la pena.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

Existe un poco de esquizofrenia en cuanto al delito en estos momentos en


nuestros países, en Latinoamérica en particular, el tema de la seguridad
ciudadana cobra una fuerza increíble y pareciera ser que la única manera de
poder atender al delito es con cárcel.
Las instituciones deben acompañar en el proceso a los jóvenes, que la pena no
sea la simple reclusión si no que esté acompañada de programas y que las
instituciones puedan ponerlos en práctica para que finalmente sean exitosos y
se logre que estos jóvenes no vuelvan a delinquir. El problema radica en la
calidad de las instituciones.

Uno de los problemas que ha habido en la aplicación de esta ley es la


existencia de una oferta bastante restringida, en cuanto a aquellas
organizaciones que deben trabajar en los programas de acompañamiento por
un lado, y por otro la habilitación de centros que reúnen las condiciones
requeridas para que se cumplan los objetos de esta ley.

ECUADOR

Farith Simon es catedrático de la Facultad de Jurisprudencia de la


Universidad San Francisco de Quito. Se graduó como Doctor en
Jurisprudencia por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y es
actualmente candidato a Máster en Derechos de la Infancia y
Adolescencia por la Universidad Internacional de Andalucía. Se destaca
su participación en procesos como la ratificación de la Convención de los
Derechos del Niño en 1989, la redacción de la Ley de la Juventud en el
2001 y la redacción del Código de la Niñez y la Adolescencia en el año
2002.

Régimen Penal Juvenil en Ecuador

La última reforma del año 2003 del Código de la Niñez y Adolescencia


estableció con claridad la separación entre situaciones de vulnerabilidad o
protección de derechos y adolescentes acusados de delitos. En la sección de
adolescentes acusados de delitos se estableció un sistema garantista basado
en un sistema acusatorio con todas las garantías, donde hay responsabilidad
penal juvenil. Ese sistema de responsabilidad penal juvenil ha introducido en la
legislación ecuatoriana la diferenciación entre los adolescentes entre 12 y 18
años de edad, que siendo inimputables para las sanciones del Código Penal
son responsables penalmente a la luz del Código de la Niñez y Adolescencia, y
los menores de 12 años (en términos jurídicos del CNADO niños y niñas) que
son inimputables e irresponsables. Es decir, tenemos un sistema de
responsabilidad penal juvenil diferenciado en edades y rodeado de garantías
del debido proceso.

Eso no significa que sea un sistema totalmente adecuado, porque hay un


problema normativo respecto a la independencia del juzgamiento inicial. El
mismo juez que aprueba abrir el proceso penal contra un adolescente es el que
después lo juzga por la infracción.

Otro problema del sistema es que el mismo juez de la niñez y adolescencia es


el responsable de aplicar las normas de protección y garantía. Esto hace que
los temas de responsabilidad penal juvenil se encuentren en una prioridad
menor en los despachos judiciales, que en la mayor parte se encuentran
abarrotados por el tema de alimentos y los temas de familia.

¿Y la capacitación del juez?

El entrenamiento de los jueces de adolescentes para responsabilidad penal


juvenil es otro tema. Me parece que hay dos problemas. El primer problema es
que los antiguos presidentes de tribunales de menores se convirtieron en
jueces de la niñez como resultado de una norma transitoria del Código de la
Niñez y Adolescencia, manteniendo una mentalidad completamente tutelar. En
muchos casos son personas con un entrenamiento jurídico inadecuado, que
carecen del conocimiento indispensable del Derecho y de las particularidades
del Derecho de Infancia y Adolescencia para estos casos. El segundo problema
es que los nuevos jueces, los que han ingresado al sistema, son personas a las
que no se les ha asegurado la capacitación específica en la materia, como
manda la ley.

Aunque hay excepciones de jueces cuyos fallos demuestran que son


respetuosos del debido proceso y que tienen la lógica del régimen de garantías
para adolescentes infractores, diría yo que el sistema está formado por
personas que no tienen el entrenamiento jurídico necesario. Eso se traduce en
la calidad de sus fallos y del manejo de los procesos que tratan.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

El tema de la prevención corresponde en mayor medida al ejecutivo. Debe


asegurar la posibilidad de que los adolescentes elaboren proyectos de vida,
tengan opciones de desarrollo, accedan a educación, servicios básicos y una
calidad de vida que les permita tener un proyecto a futuro y una vida rodeada
de garantías básicas como salud, educación y vivienda. El compromiso debe
ser que las nuevas legislaciones que se aprueben en América latina tengan un
sistema profundo de protección y garantía de derechos. Pero no un sistema
para satisfacerse a sí mismo; un sistema para garantizar los derechos que se
establecen, para crear condiciones para que las familias puedan dar lo
necesario para sus hijos, que pueda apoyar temporalmente a esas familias
cuando no están en condiciones de dar lo necesario para que haya oferta
educativa suficiente y ofertas ocupacionales cuando son adolescentes más
grandes. El sistema debe garantizar alternativas de uso del tiempo libre.
¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

En el Ecuador no hay información que diga que los adolescentes son


responsables de delitos graves o delitos violentos; ni que se ha incrementado
de manera dramática la delincuencia juvenil y que hay que dar una respuesta.
Hay otros países, como los países centroamericanos, donde el fenómeno de
las maras o de las pandillas es tan grave y tan extendido, donde los
adolescentes son el número mayor de personas que forman parte de esas
maras y pandillas. Pero tampoco estadísticamente está demostrado que la
criminalidad adolescente ha llegado a tal punto que tiene que ser un problema
generalizado.

En el Ecuador no tiene sustento afirmar que la delincuencia juvenil es una de


las problemáticas sociales más graves porque no existe información estadística
al respecto. De hecho, de los adolescentes que entran al sistema son
poquísimos los que entran por delitos violentos. Por ejemplo, en delitos contra
la propiedad tampoco es alto el número de adolescentes responsables que
ingresan al sistema. Es posible que el sistema sea deficiente para captar los
casos de criminalidad juvenil.

MÉXICO

Emma Mendoza Bremauntz, doctora en derecho, egresada de la


Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la cual realizó su
licenciatura y maestría en Derecho. Es catedrática desde hace más de
treinta años e imparte actualmente las materias de Criminología, Derecho
Penitenciario y Menores Infractores en el Posgrado en Derecho de la
UNAM. Fue Directora de la entonces única prisión de mujeres de la
Ciudad de México e igualmente fue Directora General de Prevención y
Readaptación Social a nivel Federal.

Régimen Penal Juvenil en México

En México, previo a la reforma al artículo 18 de la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos publicada en el Diario Oficial de la Federación en
2005[i], el objetivo del procedimiento en el régimen penal de los menores
infractores era solo lograr su readaptación social, no mencionaba la existencia
de un delito ni la probable responsabilidad, carecía de carácter adversarial y de
principio de contradicción; con la citada reforma desaparece este modelo mixto
tutelar-garantista, instaurándose a nivel constitucional un Sistema Integral de
Justicia para Menores, modelo que se aplicará a aquellos jóvenes a los que se
les atribuya la realización de una conducta típica que tengan entre doce y
dieciocho años de edad.

El propósito de un sistema como este –para la procuración y administración de


justicia en adolescentes- es observar y cumplir la garantía de debido proceso,
como: el reconocimiento a los adolescentes como titulares de derechos;
vigilancia y protección de sus relaciones con tutores; el interés superior del
menor procurando su desarrollo pleno, bienestar y dignidad; la formación
integral dirigida a la orientación tanto educativa, psicológica, física y moral
para fortalecer su función constructiva en la sociedad y en consecuencia la
reinserción del adolescente a su familia y a la comunidad.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

Con criterio no represivo, visualizando la socialización y educación, además


con atención de prevención del delito bio-psico-social y prevención del vicio,
con una alimentación adecuada para un buen desarrollo mental. Con apoyo de
padres, y maestros, con responsabilidad social pero no penal.

¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

Los niveles de delincuencia han subido, no en la manera de proporción que


dice el periódico ni en proporción al aumento de población, lo que sube es la
violencia en la forma de cometer los delitos y le dan mucha publicidad, en
realidad si hay inseguridad y es alta pero no en la proporción de periódicos que
lo que hacen es invitar a la violencia en donde no había, se han preocupado
más por la delincuencia organizada que por delitos comunes, debe ponerse
más atención en ese aspecto.

¿Es correcto usar el término adolescentes dentro de este régimen o el de


menores infractores?

El de menores infractores es adecuado en términos jurídicos, dan al menor


seguridad jurídica ya que adolescentes es una etapa biológica de difícil
precisión aparte viola el artículo 1° de la Convención Sobre los Derechos del
Niño.

¿Qué medidas de tratamiento se privilegian más, el internamiento o el


externo?
El de internamiento porque ha incrementado el número de niños
institucionalizados, no se ha desarrollado logística en el tratamiento en familias
para que el chico no cometa delitos, hay más cárceles de niños que lugares
donde privilegian la prevención a menores, deben participar los órganos de
gobierno a cumplir con los programas para obtener resultados, es
indispensable el apoyo post-institucional para que los menores reincidan.
[i] Diario Oficial de la Federación publicado el miércoles 18 de junio del 2008.

PANAMÁ

Carlos Alberto Vásquez Reyes es senador de la Unión Iberoamericana de


Colegios y Agrupaciones de Abogados (UIBA), miembro honorario del
Colegio de Abogados de Iowa y de Puerto Rico. Fue Presidente del
Colegio Nacional de Abogados de Panamá del 2001 al 2005, Defensor del
Pueblo encargado en el 2007, Jefe de la Asesoría legal en 2007 y
administrador en 2006 de la Agencia Panamá – Pacífico.

Régimen Penal Juvenil en Panamá

Mediante Ley Nº 40 de 26 de agosto de 1999, la República de Panamá adoptó


el régimen especial de responsabilidad para la adolescencia, con el propósito
de dar solución a los problemas que se afrontaban en esta materia con el
Código Penal y legislación relacionada reafirmando con ello, el cumplimiento de
la Convención de los Derechos del Niño, respetando así el interés superior de
los niños y adolescentes.

Este régimen al prever garantías procesales y penales asegura los derechos de


aquellos menores de edad que aparezcan como imputados de hechos
delictivos.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

La principal propuesta para la concreción de acciones y determinación de


estrategias para que los Estados puedan atender esta situación
indefectiblemente debe surgir con la formulación y ejecución de la política
pública en materia de prevención de los delitos.

¿La inseguridad, es realidad o una sensación social?

Si bien en el caso panameño, conforme a las estadísticas criminales, los delitos


cometidos por menores está por el orden del uno por ciento (1%) no menos
cierto, es que la ciudadanía siente que estos deben ser sancionados igual o
con mayor severidad que a los adultos.

Esta percepción es mucho mayor al evidenciarse que en los crímenes más


espeluznantes y otros hechos graves el protagonista suele ser un menor, casi
siempre impulsado por un mayor de edad.
PERÚ

Ayde Ortiz Diaz es abogada por la Universidad San Luis Gonzaga de Ica.
Magíster y Doctora en Derecho por la Universidad Federico Villarreal de
Lima y Fiscal provincial civil y de familia de Puno..

Régimen Penal Juvenil en Perú

El régimen penal para menores en el Perú es inadecuado por cuanto la


normativa debe estar ajustada a la realidad del lugar donde se aplica, no quiero
decir que para cada región debe existir una ley específica lo que obviamente
estaría fuera de todo contexto legal, sino más bien que este régimen debería
poder aplicarse en cualquier provincia del país. Por ejemplo si hablamos del
Código del Niño y el adolescente en cuanto al Art. 217 inc. B, prestación de
servicios a la comunidad, existen lugares donde no hay un ente rector que
vigile y les de un trato adecuado a los adolescentes. En consecuencia la ley se
vuelve inaplicable en esos lugares.

¿Cómo se debe encarar el problema de la delincuencia juvenil en


Latinoamérica?

Que se modifiquen las medidas aplicables por el régimen penal para


adolescentes y niños tomando en cuenta el lugar donde viven los menores, el
aspecto socio económico y sobre todo la reincidencia.

Que se propenda a la creación de Albergues para adolescentes infractores,


mujeres y varones dirigidos a la resocialización de los infractores con equipos
multidisciplinarios en todos los distritos judiciales. Por ejemplo, en el
departamento de Puno para albergar a menores infractores se tiene que viajar
hasta la ciudad de Arequipa, cuando los hechos ameritan internamiento,
empero ocurre que cuando los menores infractores cometen infracciones de
poca relevancia son internados en los Hogares de menores, lugar inadecuado
por cuanto en dichos centros se albergan menores que no tienen padres.

Respecto de adolescentes infractoras, nuestro problema en la ciudad de Puno


es que ellas deben ser internadas en el Albergue de Santa Margarita en Lima
que es el único que existe.

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