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Servicio Bíblico Latinoamericano

Mayo de 2011 – Ciclo A

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Domingo 1 de mayo de 2011


2º Domingo de Pascua
José obrero

Hch 2,42-47: La primera comunidad cristiana


Salmo responsorial: 117: Den gracias al Señor porque es bueno, porque es
eterna su misericordia
1 Pe 1,3-9: Nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva
Jn 20,19-31: La incredulidad de Tomás

S i la resurrección de Jesús no tuviera efecto alguno en la vida del


discípulo, es decir, si la Resurrección no tuviera como sentido final la
re-creación del ser humano y por tanto la re-creación de un nuevo
orden, entonces eso de la Resurrección de Jesús no habría pasado de
ser un asunto particular entre el Padre y su Hijo. Pero, como la
resurrección de Jesús es la base y fundamento de una comunidad y el
horizonte hacia el cual tiende toda la creación, por eso tanto el
evangelio de hoy como la primera lectura de Hechos, tratan de
iluminarnos sobre cuál es ese horizonte y cuáles, por tanto, son los
efectos inmediatos, reales y concretos de la Resurrección.
Las fallas, los tropiezos y las caídas en el proceso de
construcción de una comunidad igualitaria y justa no hay que verlos
como la demostración de que no se puede lograr esa construcción;
esos aspectos negativos se pueden percibir como el signo de que
ciertamente no es fácil, pero en todo caso no es imposible, máxime si
hay plena conciencia de que ése es el proyecto de Dios y que por ese
proyecto Jesús hasta derramó su sangre y entregó su vida. Pero,
también por ese proyecto, el Padre lo resucitó, para que quienes
confesamos ser seguidores suyos veamos si nos comprometemos o
no con ese “su” proyecto que él quiere compartir con nosotros y que
ciertamente él respalda y acompaña en todo momento. Ese es el
principal sentido de la Resurrección y eso es lo que los discípulos no
entienden de manera inmediata.
Justamente el evangelio de hoy nos da la pista para entender
que el descubrimiento de los efectos y alcances de la resurrección de
Jesús no se comprenden rápidamente, de un momento a otro. Una
vez que los dos discípulos han comprobado que Jesús “no está” en la
tumba y una vez que María Magdalena les anuncia que Jesús está
vivo y que ha hablado con él (cf. Jn 20, 1-18), los discípulos siguen
encerrados. Dos veces en el pasaje de hoy escuchamos estas dos
expresiones, “los discípulos estaban con las puertas bien cerradas”
(v.19) y “ocho días después los discípulos continuaban reunidos en su
casa” (v.26), lo cual es signo de que esto es un proceso de
maduración de la fe. No nos dice el evangelista que los discípulos “no
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creyeran” en el Resucitado; con excepción de Tomás, todos lo habían
visto y creían en él; pero una cosa es creer y otra abrirse a las
implicaciones que tiene la fe, y ese es el proceso que le toma a la
comunidad de discípulos un buen tiempo, tiempo por demás en el que
Jesús, con toda paciencia y comprensión, está ahí cercano,
acompañando, animando y ayudando a madurar la fe de cada
discípulo.
Tal vez a nosotros, como creyentes de este tiempo, nos hace
falta madurar aún mucho más el aspecto de la fe; tal vez nuestros
conceptos tradicionales aprendidos sobre Jesús y su evangelio no nos
permiten ver con claridad cuál es el horizonte de esa fe cristiana que
confesamos tan folclóricamente y que, por tanto, no impacta a nadie.
Valdría la pena hacer el ejercicio de desaprender; vaciar
completamente nuestro ser, nuestro corazón, hacer lo de Tomás,
viendo el caso de Tomás desde la óptica más positiva, claro está; es
decir, si no lo juzgamos de entrada como “el incrédulo”, sino como el
que quiere creer y poner en práctica su fe, pero que desde su vacío
interior necesita ser llenado por la presencia de su Señor. Éste es el
camino que estamos llamados nosotros hoy a recorrer.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 128 de la serie


«Un tal Jesús», de los hnos. LÓPEZ VIGIL, titulado «Lo que hemos visto
y oído». El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí:
http://untaljesus.net/texesp.php?id=1600128 Puede ser escuchado
aquí: http://untaljesus.net/audios/cap128b.mp3

Siendo hoy «Primero de Mayo», añadimos varios elementos


complementarios sobre san José Obrero y el día del Trabajo:

• En el «Primero de mayo» el día de la Causa obrera, recordemos


que en la biblioteca de los Servicios Koinonía
(http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/teologica/GIRARDIAmorCr
istiano.zip) está disponible el libro de Giulio GIRARDI titulado «Amor
cristiano y lucha de clases», una lúcida reflexión (muy breve) sobre la
implicación social concreta del amor cristiano.

• Será bueno recordar también el verso del poeta:

Y EL VERBO SE HIZO CARNE

En el vientre de María
Dios se hizo hombre.
Y en el taller de José
Dios se hizo también clase.
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(Pedro Casaldáliga, "Fuego y ceniza al viento. Antología
espiritual", Sal Terrae, 1984, pág. 11; también en "Al acecho del
Reino. Antología 1968-1988", Nueva Utopía, Madrid 1989, pág. 293.
En la biblioteca de Koinonía: servicioskoinonia.org/biblioteca).

• Para profundizar en la figura de José, recomendamos escuchar


y debatir el episodio 141 de la serie «Un tal Jesús», y debatir sobre el
tratamiento que los hnos. López Vigil han dado a la figura de José. El
guión y su comentario pueden ser tomados de aquí:
http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1600141 Puede ser
escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap141b.mp3
Se puede contraponer esta imagen de José con la que presenta
un libro clásico digno de ser revisitado: «Teología de san José», de
Bonifacio Llamera, BAC, Madrid 1953. Y se puede comparar/relacionar
ambas imágenes con el libro que acaba de publicar Leonardo BOFF
«São José, a personificação do Pai» (Verus, Campinas, São Paulo,
2005, 214 pp).
La serie «Otro Dios es posible» ofrece una entrevista titulada
«¿José, esposo de María?» (capítulo 13), que cuyo texto y audio puede
ser leído/escuchado aquí:
http://www.emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=110013

Para la revisión de vida


La historia de Tomás quiere enseñarnos que no era más fácil
creer en Jesús por haber sido contemporáneo suyo, y que los que
crean sin haber visto serán dichosos. ¿De verdad siento yo en mi
vida la alegría de creer? ¿Vivo mi fe como fuente de gozo, o la
veo a veces como una carga más o menos pesada?

Para la reunión de grupo


- Tomás no cree, porque no ve. Y cuando llega a ver, ya cree... ¿Es
posible «creer» cuando ya «se ve»? La vieja definición del
catecismo decía que «fe es creer lo que no se ve». ¿Quién tiene
la razón?
- ¿Qué relación (semejanzas, diferencias...) hay entre la fe
humana (creer a alguien) y la fe religiosa (creer en Dios)?
¿Creemos «a» Dios, o «en» Dios?
- En una visión de conjunto, Lucas nos presenta lo fundamental
de la Comunidad cristiana de todos los tiempos: escuchar la
Palabra, participar en la «fracción del pan» (=Eucaristía), oración
y vida en común. Hoy día, en bastantes regiones de la Iglesia
Católica, el 80% de los fieles no puede participar en la eucaristía
semanal por falta de sacerdote, y no hay ministros ordenados
suficientes porque sólo se admite al mismo a personas que
tengan simultáneamente vocación al celibato, y que sean
varones. ¿Qué reflexiones nos sugiere esta situación?
- Si se tiene posibilidad de conseguirlo, hacer un círculo de estudio
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o un debate en torno al libro de Jesús EQUIZA, La Eucaristía,
¿privilegio del clero o derecho de la comunidad?, Editorial Nueva
Utopía (fax: 34-91-44.545.44), Madrid 2001 segunda edición, 201
pp.

Para la oración de los fieles


- Para que la Iglesia sea más la Comunidad que vive y anuncia el
Evangelio, que un grupo con fuerza social. Roguemos al Señor.
- Para que todos los pueblos avancen por los caminos de la
justicia, la paz y la igualdad entre todas las personas.
Roguemos...
- Para que nunca perdamos la esperanza ante las dificultades de
la vida, y seamos siempre conscientes de que el Amor de Dios es
más fuerte que la muerte. Roguemos...
- Para que el Señor aumente cada día nuestra fe y nuestra
confianza en El, y sepamos descubrir los mil gestos de su amor
que a diario se producen a nuestro alrededor. Roguemos...
- Para que nuestra solidaridad con los pobres y oprimidos de la
sociedad anime su esperanza. Roguemos...
- Para que todos nosotros vivamos nuestra fe en Cristo resucitado
en una Comunidad que comparta lo que es y lo que tiene.
Roguemos...

Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, que llenas cada año nuestro corazón de
gozo y alegría con las fiestas pascuales; haz que nuestra fe no
vacile, que nuestra vida sea siempre coherente con esa fe, y que
trabajemos siempre por tu Reino, sabiendo que al construirlo ya
lo estamos viviendo. Nosotros te lo pedimos gracias a Jesús, hijo
tuyo y hermano nuestro. Amén.
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Lunes 2 de mayo de 2011


Atanasio

Hch 4,23-31: Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y


anunciaban con valentía la palabra de Dios
Salmo responsorial: 2: Dichosos los que se refugian en ti, Señor
Jn 3,1-8: El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios

L a Resurrección de Jesús pone en entredicho el orden de cosas, el


status quo vigente, haciéndolo tambalear y haciendo renacer un
nuevo ser humano, y por ende un nuevo orden. He aquí el gran
desafío para el cristiano, porque es precisamente a través de
personas abiertas a ese influjo como opera la fuerza renovadora de la
resurrección.
A eso apunta el diálogo entre Jesús y Nicodemo. Si no hay
disposición personal para permitir esa fuerza renovadora, y si no hay
interés por ponerse al servicio de esa re-creación, el acontecimiento
de la Resurrección no tiene efectos concretos. Es muy significativa la
aclaración que hace el evangelista: “Es de noche”, y también la
calidad del personaje: Es un personaje principal de Israel; a lo largo
del diálogo, Jesús afirma “tú eres maestro de Israel…”. La noche es en
el evangelio de Juan, símbolo de oscuridad. Y bien, Nicodemo, aunque
es Maestro, no ve con claridad el camino y por eso recurre a Jesús; él
está convencido de que Jesús puede iluminar su camino, pues “si no
viniese de parte de Dios, no podría enseñar ni hacer semejantes
signos”.
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Martes 3 de mayo de 2011


Felipe y Santiago apóstoles

1 Cor 15,1-8: El Señor se le apareció a Santiago, después a todos los


apóstoles
Salmo responsorial: 18: A toda la tierra alcanza su pregón
Jn 14,6-14: Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y no me conoces?

G racias a los apóstoles hemos recibido también nosotros la fe en


Jesús muerto y resucitado. Los cristianos de todos los tiempos
debemos sentir esa grave responsabilidad de transmitir fiel y
alegremente la fe que hemos heredado a través de ellos. No podemos
seguir predicando a un Jesús desencarnado, o a un Jesús legendario
que nació, vivió y murió “bajo el poder de Poncio Pilato”; nuestro
anuncio, y el testimonio que lo respalda, tiene que ser igual al de
Jesús mismo. Con su vida y su enseñanza él reflejaba al Padre y por
eso le confidenció así a Felipe, “quien me ha visto a mí, ha visto al
Padre”.
La generación de Jesús, “acostumbrada” por la fuerza a una
figura de un Dios distante e insensible al dolor y a las tragedias
humanas, pudo descubrir en cada palabra y en cada gesto de Jesús el
rostro paterno/materno de Dios, su cercanía, su ternura y su bondad.
¿Qué esperamos nosotros, o qué debemos agregar a nuestra
predicación para que el creyente de hoy vuelva a sentir ese contacto
claro y directo con el Dios de Jesús?
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Miércoles 4 de mayo de 2011


Ciriaco, Mónica

Hch 5,17-26: Los hombres que encerraron en la cárcel están en el templo


enseñando al pueblo
Salmo responsorial: 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Jn 3,16-21: Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por él

E l verdadero plan de Dios, su verdadera voluntad manifestada en


su Hijo es la vida, la salvación. Desgraciadamente, el concepto de la
“entrega” de su Hijo al mundo no ha tenido la mejor de las
interpretaciones en la historia de la teología y deL estudio bíblico. El
evangelista quiere decir que el proyecto del amor de Dios ha llegado
a su plenitud en el momento en que ha donado al mundo a su propio
Hijo, no para juzgar ni condenar, sino para que el mundo, viendo en él
las obras de Padre, pueda encontrar el verdadero y justo camino de la
realización y pueda llegar así a una plenitud de vida.
Dios no entregó a su Hijo para que muriera por el mundo;
estaríamos hablando de un padre cruel. Se trata del máximo gesto de
donación y de la mayor oportunidad para conocer a Dios tal cual es:
amor, misericordia, bondad.
No siempre los planes de Dios son comprendidos y asumidos por
la humanidad. El proyecto de Dios, desde siempre encontró y sigue
encontrando contradictores y opositores; sin embargo, no por eso hay
que abandonar la misión confiada por Dios a través de su Hijo.
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Jueves 5 de mayo de 2011


Máximo

Hch 5,27-33: Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo


Salmo responsorial: 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Jn 3,31-36: El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano

N o sería fácil para los discípulos de Juan el Bautista entender cuál


había sido el papel de su maestro; es de suponer que tanto la
predicación del Bautista y su praxis como la de Jesús, suscitó
controversias en los inicios del cristianismo; de ahí que todos los
evangelistas coincidan en la necesidad de ilustrar de algún modo el
papel de Juan, para que, una vez establecido el rol de cada uno, se
entendiera a quién había que seguir y posteriormente anunciar: A
Jesús.
Todo esto es importante para nosotros hoy a pesar de que no
tenemos ninguna duda sobre quién es el Mesías. Ahí justamente está
la dificultad mayor: Sabemos quién es el Mesías, qué y cómo hay que
anunciarle, y no lo logramos completamente. El problema tal vez es
que “hablamos” de Jesús, pero nos referimos a él basados en el
conocimiento racional; sin embargo no lo proyectamos como lo que
es: Es el Hijo de Dios vivo, el que puede transformar nuestra vida,
darle sentido y valor, si superamos el mero aspecto racional y
abrimos el corazón para que él mismo nos transforme desde dentro.
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Viernes 6 de mayo de 2011


Heliodoro

Hch 5,34-42: Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el


nombre de Jesús
Salmo responsorial: 26: Una cosa pido al Señor: habitar en su casa
Jn 6,1-15: Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron

U nánimemente los evangelistas subrayan que después de que


todos se saciaron del pan partido y compartido, llenaron varios
canastos con lo que sobró. El planteamiento de Jesús, el signo que
acaba de obrar, es sumamente claro: La sociedad del momento, las
estructuras que la sustentan, son tan injustas y desiguales que
muchísima gente padece hambre y otras mil necesidades; pues bien,
el signo de los panes apunta a que haya para todos y llegue a sobrar.
Ese es el motivo por el cual el pueblo piensa proclamarlo
inmediatamente rey; mas eso no es lo que Jesús busca.
Sería conveniente analizar hasta qué punto el cristianismo actual
está llamado a defender esta propuesta de Jesús como la salida
efectiva y pronta a las continuas crisis económicas, pero sobre todo a
los problemas de alimentación, techo y otras dificultades por las que
atraviesa gran parte de la humanidad. Es hora ya de abandonar la
interpretación tradicional espiritualista del pasaje de la multiplicación
del pan. Aquí hay una propuesta de un ser humano nuevo y de una
sociedad concreta re-creada.
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Sábado 7 de mayo de 2011


Augusto, Lucio, Flavia Domitila

Hch 6,1-7: Eligieron a siete hombres llenos de Espíritu Santo


Salmo responsorial: 32: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros
Jn 6,16-21: Vieron a Jesús caminando sobre el lago

S i despojamos el relato de la multiplicación del pan de una visión


milagrera, fantástica y espiritualizante, entenderemos mejor la
travesía del lago y la caminata de Jesús sobre el agua. El lago, la
barca, los discípulos, representan a la comunidad, que intenta
avanzar en el camino de construcción del proyecto heredado de
Jesús, el proyecto del compartir y de la solidaridad, como una
alternativa de vida en medio de un sistema que sólo proporciona
división y empobrecimiento. Pero las cosas no son fáciles; por más
energía que haya, por más ganas que se tengan de avanzar, las
dificultades y contradicciones siempre están ahí para entorpecer el
camino. Ese es el lago encrespado y revuelto que pone en peligro la
estabilidad de la barca-comunidad y la vida de los discípulos.
En tal situación, lo único que trae seguridad al discípulo y a la
comunidad es la presencia de Jesús, no siempre clara y nítida para el
discípulo. Es entonces cuando Jesús se revela con el “soy yo”,
expresión típica de la forma como Dios se revela.
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Domingo 8 de mayo de 2011


3º Domingo de Pascua
Vícto, Acacio

Hch 2,14.22-33: Primera predicación pospascual de Pedro


Salmo responsorial: 15: Señor, me enseñarás el sendero de la vida
1 Pe 1,17-21: Los rescataron a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin
defecto
Lc 24,13-35: Los discípulos de Emaús

E n la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles,


encontramos a Pedro pronunciando su primera predicación
pospascual, dirigida tanto a los judíos presentes como a todos los
habitantes de Jerusalén. El sermón es de tipo kerigmático, con la
presentación de tres aspectos de la vida de Jesús, que componen el
credo de fe más antiguo del cristianismo: un Jesús histórico,
acreditado por Dios con milagros, prodigios y señales; su muerte a
mano de las autoridades judías, y finalmente, su resurrección obrada
por Dios para salvación de toda la humanidad. Pedro termina su
discurso con un sello de autenticidad: de todo esto, «nosotros somos
testigos» (Hch 2,32). Creer en Jesús resucitado era reconocerlo como
Mesías, lo que según las Escrituras, abría las puertas para su segunda
venida y el fin del mundo. Esto explica las actitudes de recogimiento
y miedo que llevan a los discípulos a encerrarse bajo llave. Sin
embargo, Pentecostés cambia para siempre las cosas, pues antes que
miedo por el fin del mundo, el Espíritu les indica que el mundo apenas
comienza, y que la iglesia que acaba de nacer tiene el compromiso de
contribuir en la reconstrucción de este mundo con la clave del amor.
Así comenzó la Iglesia su misión, cambiando los miedos del fin del
mundo, por la alegría, el optimismo y el compromiso de hacer que
cada mañana el mundo nazca con más amor, justicia y paz.
La referencia a la primitiva comunidad cristiana nos hace
descubrir la importancia que la praxis del amor y de la solidaridad
tuvo en el surgimiento del cristianismo. No fue sin más una teoría,
sino un cambio de vida, una praxis, una transformación social, lo que
estaba en juego. Importante tenerlo presente, cuando tantos piensan
que el cristianismo es cuestión de aceptar intelectualmente un
paquete de verdades, teorías o dogmas.
En la segunda lectura, el apóstol Pedro hace un llamado a
mantener la fidelidad a Dios aún en situaciones de destierro,
desplazamiento, marginación o exclusión, porque Dios, en un nuevo
Exodo, nos libera de una sociedad sometida a leyes injustas e
inhumanas, que protegen sólo al que paga con oro o plata. Esta
liberación fue asumida por Jesús con el sello de su propia sangre,
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como una opción de amor, consciente y voluntaria, por los hombres y
mujeres del mundo entero. El precio que debemos pagar a Jesús por
tanta generosidad, no es con oro ni plata, sino, dando vida a los
hermanos que siguen muriendo, víctimas de la injusticia y la
deshumanización. Eso será realmente «devolver con la misma
moneda».
En el evangelio, dos discípulos, que no eran del grupo de los
once (v.33) se dirigen a Emaús. Probablemente se trata de un hombre
y una mujer, casados, (también había mujeres discípulas), que
regresaban a su pueblo natal frustrados por los últimos
acontecimientos de la capital. Mientras conversaban, Jesús se acerca
y comienza a caminar con ellos, al fin y al cabo es el Emmanuel. Pero
ellos no pueden reconocerlo, sus ojos están cerrados. ¿Por qué?
Porque en el fondo todavía tenían la idea de un mesías profeta-
nacionalista, que conquistaría el mundo entero para ser dominado por
las autoridades de Israel, un mesías necesariamente triunfador... Por
eso, estaban viendo en la cruz y en la muerte del maestro, el fracaso
de un proyecto en el cual habían puesto sus esperanzas.
Serán las Escrituras las primeras gotas que Jesús echa en los ojos
del corazón de estos discípulos, para que puedan ver y entender que
no es con el triunfalismo mesiánico, sino con el sufrimiento del siervo
de Yavé, como se conquista el Reino de Dios; un sufrimiento que no
es masoquismo, sino un cargar conscientemente con las
consecuencias de la opción de amar a la humanidad, actitud difícil de
entender en una sociedad dominada por un poder de dominio que
mata a quien se interpone en su camino. Por la vida, hasta dar la
misma vida, es el testimonio de Jesús ante sus dos compañeros.
El relato de los discípulos de Emaús es una pieza bellísima,
evidentemente teológica, literaria. No es, en absoluto, una narración
ingenua directa de un hecho tal como sucedió. Es una composición
elaborada, simbólica, que quiere dar un mensaje. Y como todo
símbolo, que no lleva adjunto un manual de explicación, permanece
«abierto», es decir, es susceptible de múltiples interpretaciones. Y
desde cada nuevo contexto social, en cada nueva hora de la historia,
los creyentes se confrontarán con ese símbolo y extraerán nuevas
lecciones...
En una página adjunta
(http://servicioskoinonia.org/biblico/textos/emaus.htm) presentamos
una glosa a este texto de Lucas, leído desde la situación psicológica
de los «militantes latinoamericanos en los 90». La situación,
actualmente, por fortuna, ha cambiado, pero las situaciones de
depresión, de derrota y de desánimo, lamentablemente forman parte
esencial de nuestra vida, por lo que puede ser interesante leer la
interpretación que allí se ofrece del tema de Emaús desde América
Latina.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 127 de la serie


«Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Por el camino
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de Emaús». El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí:
http://untaljesus.net/texesp.php?id=1600127 Puede ser escuchado
aquí: http://untaljesus.net/audios/cap127b.mp3

Para la revisión de vida


- Pedro proclama lo esencial de su fe, y lo que debe ser también
el núcleo de nuestra fe: que Jesús fue rechazado y muerto por su
compromiso con el amor y la justicia, pero que Dios se puso de
su parte resucitándolo, y que él y los demás apóstoles son
testigos de esta «parcialidad» de Dios. ¿Me siento yo también
testigo de que la razón la lleva el amor y la justicia? ¿Acaso en
otra cosa consiste el ser cristiano?

Para la reunión de grupo


- El contexto histórico del testimonio de los apóstoles sobre la
resurrección de Jesús es siempre un ambiente de persecución:
las autoridades "políticas y religiosas" de Israel persiguen a
quien crea y sobre todo a quien proclame esa resurrección. ¿Por
qué? Este porqué puede orientarnos mucho para saber el
significado que proclamar la resurrección tenía en aquel
contexto. Hoy nadie persigue a quien proclame la resurrección
de Jesús o simplemente a Jesús y su mensaje. ¿Por qué? Este
porqué puede iluminarnos sobre la vigencia o la pureza actual
del mensaje que predicamos como «resurrección de Jesús».
- Los relatos de las apariciones de Jesús, y su resurrección misma
ha sido entendidos muy literalmente, como narraciones directas
de hechos físicos acontecidos exactamente así... Ello ha llevado
en el pueblo cristiano (en nosotros) la creación de un imaginario
sobre la resurrección y el más allá de la muerte también muy
"cuasi-físico", como si fuera enteramente conocido o
cognoscible, describible, desprovisto de todo misterio... ¿Cabe
hoy mantener el sentido profundo de la fe en la resurrección de
una forma más crítica, sin hablar a la ligera de la misma,
reconociendo que no "sabemos" casi nada de ella, y
sospechando que mucho de lo que clásicamente hemos dicho al
respecto sea sólo imaginación, símbolos inadecuados y no
-desde luego- descripciones cuasi-físicas que haya que
considerar como "materia de fe"?
- Léase el artículo de Jon Sobrino «El resucitado es el resucitado»
(http://servicioskoinonia.org/relat/219.htm) y coméntese ese
enfoque de interpretación del significado de la resurrección de
Jesús.
- En todo caso: ¿cómo entender pues hoy el contenido profundo
de la fe en la resurrección? ¿Y qué significaría hoy «dar
testimonio de la resurrección»?
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Para la oración de los fieles
- Para que la Iglesia dé testimonio de su fe y su esperanza,
anunciando de palabra y obra al Dios de vivos que ha resucitado
a Jesús. Oremos...
- Para que toda la humanidad avance en el camino de la paz, la
justicia y el respeto a los derechos humanos. Oremos...
- Para que las desigualdades y las injusticias sociales nos hagan
ver la necesidad de transformar nuestra sociedad, haciéndola
conforme al Reino de Dios. Oremos...
- Para que cesen el hambre, la pobreza, la discriminación, la
explotación, la guerra, la violencia. Oremos...
- Para nos esforcemos en tener un conocimiento cada día más
profundo de las Escrituras que nos lleve a sentir más cercano a
Dios y a ser más solidarios con los hermanos. Oremos...
- Para que nuestra comunidad viva la Eucaristía de manera que
nos lleve a mayores exigencias y compromisos. Oremos...

Oración comunitaria
Dios Padre nuestro: te rogamos que tus hijos e hijas nos
llenemos de gozo y esperanza al celebrar el triunfo pascual de
Jesús. Que este gozo nos fortalezca para permanecer fieles al
amor y a la Justicia, seguros de que también triunfarán. Nosotros
te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.

Te invocamos, Fuerza y Misterio del Universo, a quien


reconocemos como energía original, Padre y Madre, Dios
Universal. Nosotros creemos que en Jesús de Nazaret, y en los
maestros espirituales de todas las religiones del mundo, Tú has
salido al encuentro de la humanidad, para hacernos entrever el
misterio inescrutable en que vivimos, nos movemos y hacia el
que caminamos. Respetuosos con tu silencio, expresamos
nuestro deseo de contribuir a que todo ser humano descubra
que Tú eres Vida y nos llamas a la Vida. Te lo expresamos
caminando tras los pasos de Jesús de Nazaret, hijo tuyo y
hermano nuestro. Amén.
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Lunes 9 de mayo de 2011


Pacomio, Gregorio Ostiense

Hch 6,8-15: No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que


hablaba
Salmo responsorial: 118: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Jn 6,22-29: Trabajen por el alimento que perdura para la vida eterna

N i los discípulos ni la gente entendieron muy bien el signo de la


multiplicación del pan, lo cual quedó reflejado en la escena del lago;
y, como nadie entendió, la reacción inmediata es proclamar a Jesús
como el profeta escatológico, “el que había de venir a este mundo”,
o, en el peor de los casos, proclamarlo como rey.
Ése no es el plan de Jesús, y Juan lo advierte muy bien a la
comunidad que él anima. El seguimiento de Jesús no es para buscar
en él la respuesta a las necesidades materiales. Se busca a Jesús para
ver -ver y entender- sus signos y para dejar que sus palabras
penetren el corazón y lo dispongan para comenzar a generar un
modelo de hombre y de mujer renovados, concientes de la necesidad
de transformar la realidad en que se vive. No es que Jesús esté en
desacuerdo sobre la necesidad de luchar por lo material, sino que eso
que llamamos material no puede reducir al ser humano
exclusivamente a la lucha por la subsistencia material; como persona,
tiene que aspirar a su realización aquí y ahora.
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Martes 10 de mayo de 2011


Juan de Avila, Antonino

Hch 7,51-8,1a: Señor Jesús, recibe mi espíritu


Salmo responsorial: 30: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
Jn 6,30-35: No fue Moisés, sino que es mi Padre quien les da el verdadero
pan del cielo

L a gente que iba detrás de Jesús quería ver cosas extraordinarias


para poder creer. Según estas personas, nadie había logrado obrar
algo tan maravilloso como lo logró Moisés en el desierto, cuando
alimentó al pueblo con maná. Sin embargo, y a pesar de ser algo tan
extraordinario según su mentalidad, sus antepasados murieron; es
decir que ¿acaso lo verdaderamente maravilloso y extraordinario no
sería que el maná los hubiera vuelto inmortales?
Pues Jesús corrige el error de sus opositores; no fue Moisés, fue
el Padre quien les dio el pan del cielo; sin embargo, no era ése el pan
definitivo; por eso “murieron”, el que sí da la vida en verdad es el
mismo Jesús. El auditorio no entendió muy bien qué era lo que quería
decirles Jesús, pues ellos siguieron con la idea de un milagro que los
hiciera inmortales. Por eso, muy a la ligera, le piden: “Señor, danos
siempre de ese pan”. Y ése es el momento propicio para Jesús, para
revelarse como el pan verdadero: “Yo soy el pan de vida”; pan que no
hay que consumirlo como el alimento mágico en el que piensan los
oyentes de Jesús, sino un pan que hay que asimilarlo viviéndolo e
imitándolo.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 11 de mayo de 2011


Anastasio, Ignacio de Laconi

Hch 8,1b-8: Al ir de un lugar para otro, iban difundiendo el Evangelio


Salmo responsorial: 65: Aclama al Señor, tierra entera
Jn 6,35-40: Ésta es la voluntad del Padre: Que todo el que ve al Hijo tenga
vida eterna

J esús recalca la incredulidad de sus oyentes. Acaba de proclamar


que él es el pan de la vida, pero, aunque le ven a él en persona, no le
creen. Sin embargo, Jesús es consciente de que la actitud incrédula
de sus oyentes no podrá frustrar los planes de Dios. Así tampoco
quedará obstruido el camino del Evangelio por el hecho de que
muchos no crean en Jesús.
A pesar de los múltiples obstáculos, resistencia y rechazos a
Jesús y a su propuesta de vida, siempre habrá quien se deje tocar por
su palabra y sus acciones; siempre habrá corazones dispuestos y
mentes abiertas a aceptar su proyecto como vía de realización
personal y comunitaria. Éstos que creen ahora, y los que en el futuro
lleguen a creer, tienen la garantía de que en Jesús tienen la vida
eterna.
Hoy nos toca a nosotros estar firmemente convencidos de que en
nuestro seguimiento a Jesús vamos encontrando el camino de nuestra
autorrealización como personas; que nuestra vida tiene en verdad
sentido, porque precisamente vamos detrás de la Verdad misma que
es Jesús, el único que da vida abundante y eterna.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 12 de mayo de 2011


Nereo, Aquiles, Pancracio

Hch 8,26-40: Siguió su viaje lleno de alegría


Salmo responsorial: 65: Aclama al Señor, tierra entera
Jn 6,44-52: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

L os antepasados del pueblo de Jesús no entendieron cabalmente el


signo del maná, allá en el desierto, en sus inicios como pueblo libre.
El plan de Dios, cuando los rescató del poderío egipcio, fue construir
con aquella masa de esclavos un modelo alternativo de vida nueva
basado en la fraternidad, la solidaridad y la igualdad. Dios insiste en
que aquel alimento que “caía del cielo” debía ser compartido de
manera equitativa; que nadie debía tomar más de lo necesario, ni
guardarlo para el día siguiente, porque día tras día había para todos.
Se trata del querer de Dios expuesto al pueblo como una alternativa
que podría garantizarle vida para siempre.
Como ya dijimos, aquellos antepasados no supieron mantenerse
fieles a ese querer divino; dieron rienda suelta a la ambición y a la
codicia, y terminaron víctimas de su propia infidelidad y
desobediencia. Jesús, que conoce profundamente la voluntad del
Padre, se presenta y se ofrece como ese pan que perdura; es decir,
muestra una forma alterna de vida que puede llevar a sus seguidores
a su realización, a no sentir más el hambre y la sed.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 13 de mayo de 2011


Fátima

Hch 9,1-20: Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi


nombre a los pueblos
Salmo responsorial: 116: Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio
Jn 6,52-59: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida

E l diálogo de Jesús con los judíos acerca del pan de vida va


subiendo cada vez más de tono; cuando él les habla del pan de vida
eterna ellos le piden: “Señor, danos siempre de ese pan”; en cambio,
Jesús les va aclarando de qué se trata, y poco a poco se va viendo
que sus oyentes se van cerrando cada vez más a lo que Jesús les
ofrece.
El evangelista plantea a su comunidad la necesidad de escuchar
a Jesús con mente y corazón dispuestos a aceptar su mensaje y a
dejarse transformar por él. Comer y beber el cuerpo y la sangre de
Jesús es aceptar su humanidad, pero al mismo tiempo es aceptar que
en esa humanidad completa, se está manifestando la misma
presencia de Dios; es decir, que Jesús encarna en su dimensión
humana la voluntad y el querer de Dios. No es posible aceptar en
Jesús sólo una dimensión, puesto que él no es divisible; hay que
aceptarlo en su integridad, “comerlo” completamente, para poder
también ser capaces de transparentar en el mundo el plan salvífico
de Dios a la manera de Jesús.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 14 de mayo de 2011


San Matías apóstol

Hch 1,15-17.20-26: Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los


once apóstoles
Salmo responsorial: 12: El Señor lo sentará con los príncipes de su pueblo
Jn 15,9-17: No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien les eligió

E l seguimiento y el testimonio que estamos llamados a dar es


sumamente sencillo, según lo escuchamos en el evangelio de hoy;
basta con amarnos tal como lo expresa Jesús: “Permanezcan en mi
amor; si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor”; y,
a renglón seguido, Juan pone en boca de Jesús el único mandamiento
en el cual queda asumida “toda la ley y los profetas”: “Amarse los
unos a los otros”.
No tiene ningún sentido hablar de más normas y de más leyes, si
antes no estamos seguros y convencidos del amor que vivimos.
Después de cada una de nuestras obras, de cada acción, de cada día
que termina, deberíamos preguntarnos siempre qué papel está
desempeñando el amor en mi vida y en la vida de la comunidad; qué
cerca o qué lejos estamos del único mandamiento de Jesús.
Decíamos que es sumamente sencillo el objetivo para el cual
Jesús nos llama; pero no porque sea simple es fácil de llevar a la
práctica; en veintiún siglos de existencia del camino cristiano ¡cuán
lejos nos encontramos de ese ideal de amor y de fraternidad querido
por el Maestro!
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 15 de mayo de 2011


4º Domingo de Pascua
Isidro labrador, Juana de Lestonnac

Hch 2,14a.36-41: Dios lo ha constituido Señor y Mesías


Salmo responsorial: 22: El Señor es mi pastor, nada me falta
1 Pedro 2,20b-25: Han vuelto ustedes al pastor de sus vidas
Jn 10,1-10: El buen pastor.

L a 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, pertenece al


discurso de Pedro, ante el pueblo reunido en Jerusalén, a raíz del
hecho de Pentecostés. Después de interpretarles el fenómeno de las
lenguas diversas en que hablaban los discípulos invadidos por el
Espíritu Divino, Pedro les evoca la vida y la obra de Jesús, les anuncia
el "Kerygma", la proclamación solemne de la Buena Nueva, del
Evangelio: Cristo ha muerto por nuestros pecados, ha sido sepultado
y al tercer día Dios lo hizo levantarse de la muerte librándolo de la
corrupción del sepulcro y sentándolo a su derecha, como habían
anunciado los profetas. Se trata ya, evidentemente, de una primera
elaboración teológica del llamado «kerigma», o síntesis o núcleo de la
predicación.
Lógicamente, esa formulación del kerigma está condicionada por
su contexto social e histórico. No es que porque aparezca en el Nuevo
Testamento ya haya de ser tenida como intocable e ininterpretable.
Las palabras, las fórmulas, los elementos mismos que componen ese
kerigma, hoy nos pueden parecer extraños, ininteligibles para nuestra
mentalidad actual. Es normal, y por eso es también normal que la
comunidad cristiana tiene el deber de evolucionar, de recrear los
símbolos. La fe no es un «depósito» donde es retenida y guardada,
sino una fuente, un manantial, que se mantiene idéntico a sí mismo
precisamente entregando siempre agua nueva.
En muchos países tropicales son casi desconocidos los rebaños
de ovejas cuidadas por su pastor. Eran y son muy comunes en el
mundo antiguo de toda la cuenca del Mediterráneo. Muy
probablemente Jesús fue pastor de los rebaños comunales en
Nazaret, o acompañó al pastoreo a los muchachos de su edad. Por
eso en su predicación abundan las imágenes tomadas de esa práctica
de la vida rural de Palestina. En el evangelio de Juan la sencilla
parábola sinóptica de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7) se
convierte en una bella y larga alegoría en la que Jesús se presenta
como el Buen Pastor, dueño del rebaño por el cual se interesa, no
como los ladrones y salteadores que escalan las paredes del redil
para matar y robar. Él entra por la puerta del redil, el portero le abre,
El saca a las ovejas a pastar y ellas conocen su voz. La alegoría llega
Servicio Bíblico Latinoamericano
a un punto culminante cuando Jesús dice ser "la puerta de las ovejas",
por donde ellas entran y salen del redil a los pastos y al agua
abundante. Por supuesto que en la alegoría el rebaño, las ovejas,
somos los discípulos, los miembros de la comunidad cristiana. La
alegoría del Buen Pastor está inspirada en el largo capítulo 34 del
profeta Ezequiel en el que se reprocha a las autoridades judías no
haber sabido pastorear al pueblo y Dios promete asumir Él mismo
este papel enviando a un descendiente de David.
La imagen del Buen Pastor tuvo un éxito notable entre los
cristianos quienes, ya desde los primeros siglos de la iglesia,
representaron a Jesús como Buen Pastor cargando sobre sus hombros
un cordero o una oveja. Tales representaciones se conservan en las
catacumbas romanas y en numerosos sarcófagos de distinta
procedencia. La imagen sugiere la ternura de Cristo y su amor solícito
por los miembros de su comunidad, su mansedumbre y paciencia,
cualidades que se asignan convencionalmente a los pastores, incluso
su entrega hasta la muerte pues, como dice en el evangelio de hoy
"el buen pastor da la vida por sus ovejas".
La imagen de «ovejas y pastores» ha de ser manejada con
cuidado, porque puede justificar la dualidad de clases en la Iglesia.
Esta dualidad no es un temor utópico, sino que ha sido una realidad
pesada y dominante. El Concilio Vaticano I declaró: «La Iglesia de
Cristo no es una comunidad de iguales, en la que todos los fieles
tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de
desiguales, no sólo porque entre los fieles unos son clérigos y otros
laicos, sino, de una manera especial, porque en la Iglesia reside el
poder que viene de Dios, por el que a unos es dado santificar,
enseñar y gobernar, y a otros no» (Constitución sobre la Iglesia,
1870). Pío XI, por su parte, decía: «La Iglesia es, por la fuerza misma
de su naturaleza, una sociedad desigual. Comprende dos categorías
de personas: los pastores y el rebaño, los que están colocados en los
distintos grados de la jerarquía, y la multitud de los fieles. Y estas
categorías, hasta tal punto son distintas entre sí, que sólo en la
jerarquía residen el derecho y la autoridad necesarios para promover
y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. En cuanto a
la multitud, no tiene otro derecho que el de dejarse conducir y seguir
dócilmente a sus pastores» (Vehementer Nos, 1906). La verdad es
que estas categorías de «pastores y rebaño», a lo largo de la historia
de la Iglesia han funcionado casi siempre -al menos en el segundo
milenio- de una forma que hoy nos resulta sencillamente inaceptable.
Hay que tener mucho cuidado de que nuestra forma de utilizarlas no
vehicule una justificación inconsciente de las clases en la Iglesia.
El Concilio Vaticano II supuso un cambio radical en este sentido,
con aquella su insistencia en que más importante que las diferencias
de ministerio o servicio en la Iglesia es la común dignidad de los
miembros del Pueblo de Dios (el lugar más simbólico a este respecto
es el capítulo segundo de la Lumen Gentium del Vaticano II).
Como es sabido, en las últimas décadas se ha dado un retroceso
claro hacia una centralización y falta de democracia. La queja de que
Servicio Bíblico Latinoamericano
Roma no valora la «colegialidad episcopal» es un clamor universal. La
práctica de los Sínodos episcopales que se puso en marcha tras el
concilio, fue rebajada a reuniones meramente consultivas. Las
Conferencias Episcopales Nacionales, verdadero símbolo de la
renovación conciliar, fueron declaradas por el cardenal Ratzinger
como carentes de base teológica. Los «consejos pastorales» y los
«consejos presbiterales» establecidos por la práctica posconciliar
como instrumentos de participación y democratización, casi han sido
abandonados, por falta de ambiente. La feligresía de una parroquia, o
de una diócesis, puede tener unánimemente una opinión, pero si el
párroco o el obispo piensa lo contrario, no hay nada que discutir en la
actual estructura canónica clerical y autoritaria. «La voz del Pueblo,
es la voz de Dios»... en todas partes menos en la Iglesia, pues en
ésta, para el pueblo la única voz segura de Dios es la de la Jerarquía.
Así la Iglesia se ha convertido -como gusta de decir Hans Küng- en «la
última monarquía absoluta de Occidente». A quien no está de
acuerdo se le responde que «la Iglesia no es una democracia», y es
cierto, porque es mucho más que eso: es una comunidad, en la que
todos los métodos participativos democráticos deberían quedarse
cortos ante el ejercicio efectivo de la «comunión y participación». En
semejante contexto eclesial, ¿se puede hablar ingenuamente de «el
buen pastor y del rebaño a él confiado» con toda inocencia e
ingenuidad? El Concilio Vaticano II lo dijo con máxima autoridad:
«Debemos tener conciencia de las deficiencias de la Iglesia y
combatirlas con la máxima energía» (Gaudium et Spes 43).
En la Iglesia de Aquel que dijo que quien quisiera ser el primero
fuese el último y el servidor de todos, en algún sentido, todos somos
pastores de todos, todos somos responsables y todos podemos
aportar. No se niega el papel de la coordinación y del gobierno. Lo
que se niega es su sacralización, la teología que justifica
ideológicamente el poder autoritario que no se somete al
discernimiento comunitario ni a la crítica democrática. ¿Qué la Iglesia
no es una democracia? Debe ser mucho más que una democracia. Y,
desde luego: no ha de ser un rebaño.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 104 de la serie


«Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «El pastor y el
lobo». El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí:
http://untaljesus.net/texesp.php?id=1500104 Puede ser escuchado en
esta dirección: http://untaljesus.net/audios/cap104b.mp3

Para la revisión de vida


- La imagen del Buen Pastor debe evocar en nosotros a esa
persona que cuida y protege las ovejas encomendadas a su
cuidado. ¿Tengo yo esa sensación de paz, seguridad y confianza
que debe darme el sentirme en buenas manos, en las manos de
Dios Padre que "pastorea mi alma"?
Servicio Bíblico Latinoamericano
Para la reunión de grupo
- Jesús resucitado es nuestro Maestro y Pastor, que nos muestra el
camino que nos lleva a la Vida. Pero, a pesar de las advertencias
de Jesús, luego nos hemos echado encima muchos «pastores»,
que muchas veces sólo son asalariados, o funcionarios, cuando
no ambiciosos y engreídos, que quieren suplanta al único Pastor
y que "sólo se predican a sí mismos". No puede ocurrir que, en la
práctica, el pastoreo de Jesús queda opacado por tantos otros
pastores intermedios que acaben impidiéndonos tener con él una
relación tan directa con él como la que puede tener cualquier
otro "pastor intermediario". ¿No habría que rescatar la idea de
que, en realidad, Pastor sólo hay uno y todos nosotros tenemos
igual derecho de relación directa con él?
- La "apertura a los gentiles" que se dio en los tiempos primeros
del cristianismo, no es un tema cerrado y concluido. Tiene
proyecciones ulteriores en la historia colectiva de los discípulos,
que siempre tienen que ir saliendo de sus guetos y abriéndose a
nuevas formas de "gentilidad". ¿Será que también hoy la Iglesia
está -estamos- muy encerrada en su lenguaje, en sus cosas, en
un envejecido e inamovible estilo de celebrar, de creer, de
organizar... que mantiene alejados a muchos "gentiles" de hoy
día que, de buena gana entrarían en nuestra comunión si
nosotros abriéramos las cerrajas que nos encierran? Hoy los
gentiles que esperan se les una buena nueva (nueva) sobre la
resurrección de Jesús, son el mundo de la increencia, de los
alejados, los no practicantes, los que huyen de nuestra fría
iglesia hacia experiencias religiosas más cálidas... ¿Qué se
debería abrir? ¿Qué se debería abandonar? ¿Qué se debería
incorporar?
- Leer y comentar los párrafos del Vaticano I y de Pío XI transcritos
en el comentario de más arriba. Compararlos con lo que dice el
Vaticano II en el capítulo segundo de la Lumen Gentium, o
concretamente en su número 32. Comentar.

Para la oración de los fieles


- Para que quienes ejercen su ministerio en la Iglesia lo hagan
desde el servicio y no desde el autoritarismo o el afán de
dominio. Roguemos al Señor...
- Para que los pobres y explotados de nuestra sociedad
encuentren también en los cristianos apoyo y solidaridad.
Roguemos...
- Para que todos aquellos que escuchan la voz del Señor
llamándoles al servicio de la Comunidad, respondan con valentía
al don del Espíritu. Roguemos...
- Para que el Señor Jesucristo, que ha vencido el dolor y la muerte,
se acuerde de los pobres, afligidos, enfermos y moribundos, y a
nosotros nos haga solidarios con ellos. Roguemos...
Servicio Bíblico Latinoamericano
- Para que los gobernantes estén siempre atentos a las
inquietudes y necesidades de los pueblos, y den justa respuesta
a sus aspiraciones de paz, justicia e igualdad. Roguemos...
- Para que todos los que sufren persecución por causa de su
fidelidad al Reino, se mantengan firmes y nunca duden del Amor
de Dios, que resucita a los muertos. Roguemos...

Oración comunitaria
Pastor bueno, puerta de la Vida, cuida de todos nosotros, y ya
que nos alegramos por la alegría de la Pascua, danos fuerza para
trabajar con coraje por el Reino, y el gozo de verlo crecer poco a
poco en el mundo, de modo que la fraternidad universal sea
cada día más real entre nosotros. Nosotros te lo pedimos con la
mirada puesta en Jesús de Nazaret, hijo tuyo y hermano nuestro.
Amén.

Dios, nuestro Padre-Madre, que has dado a la Iglesia el gozo


pascual de la Resurrección; concédenos también la paz y la
confianza de saber que, en medio de los problemas y las
dificultades de la vida, que nunca faltan, estamos siempre en tus
manos, pues nos has hecho hijos e hijas tuyos y nada hemos de
temer. Nosotros te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Buen
Pastor. Amén.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 16 de mayo de 2011


Juan Nepomuceno, Ubaldo

Hch 11,1-18: También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión


que lleva a la vida
Salmo responsorial: 41: Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo
Jn 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas
O bien Juan 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas

J esús no es sólo la puerta del aprisco; también es el pastor, y no un


pastor cualquiera, como hay tantos, que a duras penas ejercen su
labor porque no tienen más qué hacer; él es bueno, sabe lo que
necesita cada oveja, sabe en qué condición se encuentra cada una,
las conoce por su nombre, las llama y ellas le siguen sin temor ni
desconfianza.
Ya el Antiguo Testamento había aplicado a Yahvé esa imagen del
pastor ideal, único capaz de defender hasta el límite a sus ovejas; ello
porque los pastores de carne y hueso que estaban al frente del
pueblo, no daban la talla, descuidaban sus deberes y su función de
guías.
Pues bien, esa es la realidad con la que se enfrenta Jesús: Unos
pastores codiciosos, envidiosos y abusivos, que “no respetan ni a Dios
ni al prójimo” y que, sin embargo, están ahí, haciendo creer que han
sido designados por Dios y que, antes que nada, son servidores
suyos. En contraste con esos pastores, Jesús se presenta a sus
seguidores como el verdadero y único pastor bueno, porque está en
capacidad de dar hasta su vida por sus ovejas.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 17 de mayo de 2011


Pascual Bailón

Hch 11,19-26: Se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles


el Señor Jesús
Salmo responsorial: 86: Alaben al Señor, todas las naciones
Jn 10,22-30: Yo y el Padre somos uno

D eclarándose a sí mismo como el único pastor con quien las ovejas


pueden sentirse seguras, Jesús declara la ineptitud y la falsedad de
los que se tienen a sí mismos como pastores del pueblo. La reacción
más inmediata que provoca Jesús con estas palabras es que sus
oyentes se dividen en dos bandos: Los que creen en sus palabras y
aceptan que en verdad él es el enviado de Dios, y el bando de
quienes sólo ven en él a un endemoniado y loco.
Para este segundo grupo, a quienes comúnmente Juan denomina
“judíos”, Jesús es un embaucador y mentiroso. Sin embargo, como
nos muestra hoy el evangelio, aun estos mismos judíos empedernidos
lo abordan hoy en el marco de la celebración de la fiesta de la
Dedicación, para interrogarlo: “¿Hasta cuándo nos tendrás en
suspenso? Si eres el Mesías, dilo claramente”.
Jesús no se vuelve atrás; una vez más declara que sí, que ya lo
ha dicho; pero subraya que sus oyentes no pueden entenderlo, ni
pueden ver en él al enviado de Dios, por una razón muy sencilla: No
creen.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 18 de mayo de 2011


Rafaela María Porras, Juan I

Hch 12,24 - 13,5a: Apártenme a Bernabé y a Saulo


Salmo responsorial: 66: ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos
los pueblos te alaben
Jn 12,44-50: Yo he venido al mundo como luz

L as reacciones, tan contrarias a lo que se esperaba después de un


testimonio así de claro y directo como el de Jesús, son las que utiliza
Juan para ilustrar la oscuridad y las tinieblas en que se halla su
pueblo; pero más especialmente, sus líderes y guías. De ahí que el
contenido de las palabras de Jesús comienza a orientarse hacia el
tema de la luz como contraposición a la oscuridad y tinieblas en que
viven sus oyentes.
Como ya lo ha hecho Jesús en otros pasajes del evangelio de
Juan, él se autoproclama como esa luz que les hace falta a quienes lo
escuchan: “Yo soy la luz”, luz que no ha venido a juzgar ni a
condenar, sino a rescatar y a iluminar el camino de quienes dicen
creer en Dios. Quien recibe esta luz está salvado, ha entrado en la
órbita de una humanidad nueva, regenerada por el enviado de Dios;
pero quien la rechaza, no es condenado por Dios ni por su Hijo
Jesucristo; él mismo se condena, se extravía del camino, porque no
sabe a dónde va.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 19 de mayo de 2011


Pedro Celestino

Hch 13,13-25: Dios sacó de la descendencia de David un salvador: Jesús


Salmo responsorial: 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor
Jn 13,16-20: Quien recibe a mi enviado me recibe a mí

E l evangelio de hoy corresponde a las palabras de Jesús en el


contexto del lavatorio de los pies a sus discípulos, con lo cual Jesús ha
realizado el signo más claro y pedagógico de lo que él espera de
ellos. A la luz de ese testamento espiritual de Jesús cobran sentido y
valor las palabras que escuchamos hoy: “El que sirve no es más que
su señor, ni el enviado es más que quien lo envía”. Esta sentencia
podría estar reflejando un llamado de atención del evangelista a los
cristianos de su comunidad, que posiblemente estarían cayendo en la
tentación de ponerse por encima de los demás, aparentando ser más
que sus hermanos. Estaríamos hablando específicamente de los
dirigentes de las comunidades.
Es que hasta nuestros días no es extraño que en ciertos
ambientes se perciba esa discriminación entre los que tienen
funciones de dirección y los que son dirigidos. El gran desafío para
nosotros hoy consiste en actualizar permanentemente ese mandato
de Jesús; mantener siempre presente que nosotros no somos ni los
dueños de la gracia, ni los amos y señores de la misión.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 20 de mayo de 2011


Bernardino de Siena

Hch 13,26-33: Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús


Salmo responsorial: 2: Tú eres mi Hijo: Yo te he engendrado hoy
Jn 14,1-6: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida

E n la pregunta de Tomás condensa el evangelista las dudas e


incertidumbres del que quiere seguir a Jesús, pero no ve claro el
camino para seguirlo: “No sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos
conocer el camino?” Y eso que Tomás ha tenido la oportunidad de
convivir con Jesús, no sabemos exactamente por cuánto tiempo; pero
sabemos que es uno de los Doce. La pregunta refleja, entonces, la
situación de la comunidad de Juan; tienen referencias de Jesús, pero
en el momento definitivo, ¿hacia dónde hay que ir? ¿Qué hay que
hacer? Juan les garantiza que Jesús es el verdadero camino, él es la
verdad misma, y es la vida.
También es posible que nosotros alguna vez hayamos sentido
desconcierto y quizás un poco de desorientación; es que hay tantos
“profetas” y “mesías” en nuestro tiempo, quizás más atractivos que
el mismo Jesús; pero, ¿a dónde conducen?
Luego para nosotros vale lo mismo la respuesta de Jesús a
Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Roguemos para que
siempre nos mantengamos en ese camino; que nunca nos alejemos
de esa verdad.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 21 de mayo de 2011


Felicia y Gisela

Hch 13,44-52: Sepan que nos dedicamos a los gentiles


Salmo responsorial: 97: Los confines de la tierra han contemplado la
victoria de nuestro Dios
Jn 14,7-14: Quien me ha visto a mí ha visto al Padre

E l diálogo de Jesús con los discípulos revela el contraste que hay


entre la imagen de Dios que estos hombres y mujeres de su tiempo
habían recibido de parte de la oficialidad religiosa y la que están
recibiendo ahora a través de Jesús. Y queda de manifiesto que no es
nada sencillo para ellos establecer con toda certeza de qué lado se
encuentra la imagen genuina de Dios. Es que en todas las épocas de
la historia humana y especialmente en lo concerniente a la dimensión
religiosa, sucede siempre un fenómeno muy especial: Mientras Dios
busca revelarse del modo más patente y claro, los “funcionarios” de
la religión siempre han encontrado la manera de establecer barreras
e impedimentos que eviten ese acercamiento directo y simple a Dios.
Pues bien, en Jesús se manifiesta ese deseo sempiterno de Dios de
caminar hombro a hombro con sus hijos e hijas, de ungirse de
humanidad sin temor A perder su dignidad divina; pero es tan
absolutamente humano, que tal vez por ello los discípulos no pueden
captar esa presencia.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 22 de mayo de 2011


5° de Pascua.
Joaquina Vedruna, Rita de Casia

Hch 6,1-7: Elección de los siete diáconos


Salmo responsorial: 32: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti
1 Pe 2,4-9: Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real
Jn 14,1-12: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida

E n la comunidad lucana descrita en la primera lectura, los


apóstoles tienen plena conciencia que no lo pueden hacer todo y que
necesitan valerse de otros para atender a las necesidades urgentes
de la comunidad pero sin desatender el ministerio de la Palabra. Pero
ellos no imponen. Invitan a la comunidad a escoger sus propios
servidores, animadores. Les presentan a siete personas que son
«autorizados» por los apóstoles para satisfacer las necesidades de la
comunidad. No son servidores de segunda. Son personas encargadas
o enviadas a realizar ministerios diferentes. Pero todos estaban
empeñados en la difusión de la Palabra y en el crecimiento numérico
y cualificado de la comunidad.
Así mismo, el autor de la carta de Pedro quiere subrayar el papel
de todos los miembros de la comunidad creyente en la construcción
del templo vivo de Dios. Jesús es la piedra viva, el fundamento, la
base para construir la casa de Dios. Sobre esa piedra se instalan las
demás piedras, los seguidores de Jesús. De manera pues que no
somos sólo espectadores de la construcción. Somos artífices y al
mismo tiempo materia fundamental para alcanzar la construcción del
gran edificio humano, levantado sobre la roca, Jesucristo, sostenido
por la columna del Espíritu Santo y estructurado con la activa
cooperación de cada uno de los bautizados. El sacerdocio, más que
un honor, un privilegio, una casta... es un dinamismo desatado por el
Espíritu para el servicio de la comunidad eclesial. Todos somos
ministros, todos sacerdotes, todos servidores en una densa
experiencia fraternal al servicio del Reinado de Dios.
El evangelio de Juan revela la situación crítica que vive la
comunidad naciente provocada por el ambiente hostil y peligroso en
que se va desarrollando. Jesús no sólo es la piedra fundamental, sino
que Jesús es también camino, verdad y vida. Los discípulos están
confundidos ante las Palabras de Jesús. En los anteriores versículos
Jesús ha anunciado la traición de Judas y la negación de Pedro. Este
episodio refleja la situación de crisis de los discípulos porque no
entienden el camino de Jesús. Las palabras que Jesús pronuncia
pretenden alentarles en la esperanza, fortalecerlos en medio de la
Servicio Bíblico Latinoamericano
angustia, devolverles el horizonte de vida.
Jesús es camino, es decir, es proyecto, horizonte de vida para
muchos. Su muerte está llena de sentido porque en ella se manifiesta
el amor de Dios por la Humanidad y les devuelve la razón de vivir en
momentos de confusión y desesperación.
Jesús es verdad: la mentira, el engaño, la corrupción se apodera
del corazón de la persona humana. La Palabra anunciada y
testimoniada por Jesús, que es la Palabra del Padre, se convierte en
criterio de verdad, en transparencia que devuelve la luz.
Es vida: frente a las fuerzas de la muerte que causan terror,
Jesús da sentido a la vida, se revela como Señor de la vida y vencedor
de la muerte. Y en él todos los que apuestan a favor de un proyecto
de vida, de verdad y amor como horizonte que puede salvar a la
Humanidad del caos, la injusticia, la corrupción, la exclusión y la
maldad.
Quién cree en Jesús cree en el Padre y será transparencia del
Resucitado. En el fondo eso es ser cristiano, que es una forma de ser
en plenitud hijos/hijas de Dios. Pero la propuesta de Jesús no es un
asunto meramente individual, intimista, espiritualista. El proyecto de
su seguimiento es exigente y radical. También la persona cristiana,
integrada al cuerpo comunitario, debe ser camino, verdad y vida.
Estamos llamados a ser una alternativa de vida, junto con otras
alternativas de vida -representadas por otras personas y
comunidades inspiradas por otras religiones- en medio de un mundo
desorientado que con frecuencia no encuentra el sentido de la
existencia. Somos servidores de la Vida aún en medio de la muerte
que siembra el egoísmo humano cuando desatiende la sabiduría que
se manifiesta «por los muchos caminos de Dios». La desatención a
esta sabiduría divina manifestada por tantos caminos, repercute en
las crecientes injusticias sociales y guerras que pretenden justificarse
con apelos a la defensa de la libertad y de la seguridad, o a la
imposición de la democracia o de la «libertad de comercio»... pero
que en el fondo esconden mezquinos intereses económicos y
hegemónicos de las grandes potencias y plagan de hambre y de
miseria a los pueblos pobres.
Nuestra misión, pues, como personas cristianas, es juntarnos con
muchas otras personas y comunidades creyentes, practicantes de
otras religiones, y ser alternativa de vida, de resistencia y esperanza
para todos.
En una época como la que vivimos, marcada por la entrada en
curso en un nuevo paradigma, el paradigma pluralista, hemos de leer
y proclamar con cuidado tanto la expresión de Pedro de un «linaje
escogido», como la expresión de Juan, que él pone en labios de Jesús:
«Yo soy ‘el’ Camino»... Esta última sobre todo no deja de ser una
expresión propia de un lenguaje confesional, un lenguaje de amor y
de fe, cultual, y en ese contexto hay que entenderla. No hay que
perder de vista que, en otro sentido, son muchos los caminos de Dios,
sus caminos, que no son nuestros caminos, y que nos pueden
Servicio Bíblico Latinoamericano
sorprender siempre con el descubrimiento de nuevos caminos de
Dios. Recomendamos la lectura de la serie «Por los muchos caminos
de Dios», de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo,
en la colección «Tiempo axial»
(http://latinoamericana.org/tiempoaxial).

El evangelio de hoy no es dramatizado en la serie «Un tal Jesús»,


de los hermanos LÓPEZ VIGIL. En la página http://www.untaljesus.net
puede recogerse algún otro que el animador de la comunidad juzgue
oportuno.

Para la revisión de vida


Caminos de Dios hay muchos, no uno solo. No es bueno
considerarse poseedor del único camino y despreciar los otros
caminos. Lo que Dios quiere es que amemos nuestro camino, el
que Él ha puesto a nuestra disposición, y que lo sigamos
convencidamente. ¿Es mi caso? ¿Amo mi camino? ¿Minusvaloro
los demás caminos?

Para la reunión de grupo


- La iglesia naciente sabe hacer frente a las dificultades con que
se encuentra con auténtica creatividad; ¿colaboramos para que
la iglesia encuentre soluciones nuevas a los nuevos problemas
con los que se encuentra en el mundo con actual?; ¿aceptamos
que la iglesia es capaz de innovar o pensamos que siempre ha
de estar mirando al pasado para encontrar en él las soluciones a
sus problemas actuales?
- Juan elabora su evangelio cargado de teología y de proclamación
de fe. Hasta hace unos 70 años el cristianismo católico consideró
las palabras puestas por Juan en boca de Jesús como
literalmente históricas, y pronunciadas además por una persona
que tenía plena y absoluta conciencia de sí misma como hijo de
Dios. Hoy día, ningún biblista piensa así. ¿Dialogar en el grupo –
con ayuda de algún experto- sobre «la conciencia de Jesús».
- Cuando Jesús dice que es el Camino… no está queriendo decir
que no haya en absoluto ningún otro camino… Él mismo valorizó
la fe de otras personas creyentes que no formaban parte del
Pueblo escogido de Israel. ¿«Todos los caminos llevan a Dios»…
aun sin pasar por Roma?

Para la oración de los fieles


- Para que toda la Iglesia siga siendo en medio del mundo el
Camino, la Verdad y la Vida que fue y es Jesús para todos
nosotros. Oremos.
- Para que sepamos orientar a las personas, especialmente a los
jóvenes, que buscan su camino en la vida. Oremos.
Servicio Bíblico Latinoamericano
- Para que seamos, con nuestro ejemplo de solidaridad con los
pobres y necesitados, luz orientadora de los que buscan la
verdad. Oremos.
- Para que seamos fomentadores y transmisores de vida entre
quienes andan en sombras de muerte. Oremos.
- Para que con creatividad y solidaridad, construyamos el templo
de piedras vivas que es la comunidad. Oremos.
- Para que corroboremos siempre nuestras palabras con el
testimonio vivo de nuestra propia vida. Oremos.

Oración comunitaria
Oh Dios, misterio incomprensible, presencia inasible, amor
inefable. Ayúdanos a comprender que la Verdad está más allá de
nuestras formulaciones, que la Vida eres Tú mismo, y que los
Caminos que conducen a Ti son infinitos. Nosotros
concretamente te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo y hermano
nuestro. Amén
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 23 de mayo de 2011


Desiderio

Hch 14,5-17: Les predicamos para que dejen los dioses y se conviertan
Salmo responsorial: 113: No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu
nombre da la gloria.
Jn 14,21-26: El Defensor que enviará el Padre os enseñará todo

E n las preguntas que van haciendo los discípulos se puede ver qué
lejos se hallan de una percepción precisa o una comprensión exacta
sobre Jesús y su propuesta de vida. “¿Por qué te vas a manifestar…?”
Según esto, ellos esperan esa manifestación extraordinaria y
espectacular del Mesías.
Como quien dice, ni las palabras ni los signos que los discípulos
hasta aquí han visto y oído les han servido para ir experimentando
esa manifestación de Dios en Jesús. En la respuesta a Judas, Jesús
declara que es cuestión de entendimiento, comprensión y de amor.
Quien es capaz de vivir la experiencia del amor, es capaz de ir viendo
y descubriendo en cada acontecimiento, por simple que sea, la
presencia y la acción siempre amorosa y tierna de Dios. Pero el
“mundo” no está capacitado para ello. Según Juan, existe el “mundo”
y existe la “comunidad” de los que no son del mundo. El “mundo”
significa todo lo que es contrario al querer de Dios. Por supuesto que
Dios se reveló, y continúa revelándose, al mundo; sin embargo, no
todos pueden percibir esa acción divina.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 24 de mayo de 2011


Vicente de Lerins, Susana, María auxiliadora

Hch 14,18-27: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de
ellos
Salmo responsorial: 144: Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu
reinado
Jn 14,27-31a: Mi paz les doy

A demás de la unidad que deben mantener los discípulos, además


del amor en que deben vivir, reciben también el don de la paz: “La
paz les dejo, les doy mi paz”; pero no una paz cualquiera, como la
que da el mundo. ¿Qué diferencia puede haber?
Una cosa es la convivencia pacífica, los pactos de no agresión, la
ausencia de armas y de guerras; esto será lo que Juan entiende como
la paz del “mundo”; una paz concertada sobre un papel, sobre
frágiles acuerdos que de un momento a otro terminan en guerras, tan
típicas y comunes entre los “dueños” y “señores” de este mundo. Por
supuesto que eso no es lo que quiere dejar Jesús a sus discípulos.
¿Entonces, dónde está la diferencia?
No se trata de conformar una comunidad de “ángeles” -que eso
tampoco es lo que propone Jesús-, se trata sí de ir más allá de la
forma como el mundo vive ese complejo sistema de relaciones. Jesús
propuso ya el amor como la vía más segura y práctica para poder
construir el “pluriverso”, que tanto necesitamos y que es, en
definitiva, lo que da sentido a nuestra identidad humana.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 25 de mayo de 2011


Vicenta López Vicuña, Beda

Hch 15,1-6: Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los


apóstoles
Salmo responsorial: 121: Vamos alegres a la casa del Señor
Jn 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

E n contraste con las discusiones suscitadas en el seno de las


comunidades primitivas sobre si era necesario o no mantener las
costumbres recibidas del judaísmo y otros aspectos que les reforzaran
su nueva identidad cristiana (primera lectura), el evangelio nos dice
que basta sólo una cosa: Mantenerse unidos a Jesús, y para ello
emplea Juan la figura de la planta de la uva, de la vid. Jesús es esa
planta, o el tronco más exactamente, y sus discípulos son las ramas;
quien quiera dar fruto no puede desprenderse del tronco, porque,
separados de él, no es posible hacer nada.
Estas palabras las dirige Jesús a sus discípulos después de que
les ha lavado los pies y después de que les ha dado la certeza de no
perderse si lo toman a él como único camino, como la verdad misma
que confiere la vida, y después de que les ha otorgado el don de la
paz. No quedan, pues, los discípulos como barcas a la deriva; tienen
elementos más que suficientes para poner en práctica lo que hará
que brille siempre en ellos esa presencia actuante del Maestro.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 26 de mayo de 2011


Felipe Neri, Mariana Paredes

Hch 15,7-21: A mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se


convierten a Dios
Salmo responsorial: 95: Anuncien las maravillas del Señor a todas las
naciones
Jn 15,9-11: Permanezcan en mi amor, para que su alegría llegue a plenitud

A l final de su camino, Jesús puede hablar con propiedad y


autoridad sobre la alegría y felicidad que ha alcanzado por la vía de la
entrega de su vida a la causa del Reino. Alegría y felicidad que al
mismo tiempo él propone también para sus seguidores: “Les he dicho
esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices”. No
tiene sentido, entonces, buscar las fuentes de la alegría y la felicidad
al margen de Jesús y su evangelio de vida; en esto nos hemos
equivocado demasiado como cristianos; ante las primeras dificultades
y contradicciones solemos poner en tela de juicio el sentido y la
finalidad de nuestra vocación cristiana y misionera.
Cierto que la vocación al servicio del Reino no contempla el dolor
y la persecución como “pre-requisito”; sin embargo, estarán siempre
ahí, porque la calidad del mensaje, el sentido que busca, deja al
descubierto a todos los que se oponen al plan de amor y de justicia
querido por Dios; y la única forma de reaccionar de éstos es el
rechazo a través de la violencia.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 27 de mayo de 2011


Agustín de Cantorbery

Hch 15,22-31: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponerles


más cargas que las indispensables
Salmo responsorial: 56: Te daré gracias ante los pueblos, Señor
Jn 15,12-17: Esto les mando: Que se amen unos a otros

J esús enseña y realiza signos mediante los cuales el oyente puede


inmediatamente ver y ser conciente de su propia imagen, y de este
modo generar la conciencia necesaria para que surja
espontáneamente la necesidad de rebelarse contra un modelo social
injusto y comience a buscar la forma de organización que sí conviene
al ser humano: La organización fraterna, igualitaria, justa. Ésa es la
finalidad del proyecto de Jesús: Hombres y mujeres que nos
empeñemos juntos en la tarea de construir un modelo de sociedad
nuevo, y habría que añadir un modelo eclesial nuevo, donde todos
quepamos.
Ese modelo de sociedad sólo es posible si se basa en el amor, tal
como nos lo dice hoy el evangelio. Sólo si nos amamos lograremos
experimentar en profundidad el gozo de ser amigos de Jesús; él es
nuestro amigo, quiere lo mejor para nosotros; no nos mira como
siervos, porque ya él mismo lo dijo, “el siervo no sabe lo que hace su
señor”; él nos llama sus amigos, nos siente como sus amigos y está
dispuesto a emprender en nosotros y con nosotros la lucha por una
sociedad mejor.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 28 de mayo de 2011


Emilio, Justo, Germán

Hch 16,1-10: Ven a Macedonia y ayúdanos


Salmo responsorial: 99: Aclama al Señor, tierra entera
Jn 15,18-21: No son ustedes del mundo, sino que yo les he escogido
sacándoles del mundo

J esús demuestra su amor y su amistad con los suyos incluso


previniéndoles sobre lo que les sucederá por ser sus amigos; y no
vaticina para ellos un futuro “color de rosa”; todo lo contrario, el amor
que Jesús ha prodigado al mundo ha sido rechazado con odio y con
violencia, y, de igual modo, sus seguidores correrán también el
mismo destino. Sin embargo, Jesús no siente amargura, ni les
transmite esta verdad de un modo pesimista, para desanimarlos; al
contrario, en el rechazo, en la persecución, en la contradicción, está
la alegría de saber que se está siendo fiel al querer de Dios; es la
constatación de que las palabras y las acciones no se acomodan -no
se pueden acomodar-, al modo de ser de un mundo injusto,
discriminatorio y excluyente. El rechazo al amor no es “gratuito” ni
“porque sí”: Es porque las acciones del amor dejan al desnudo las
obras del mal y del egoísmo y hacen que quienes pretenden aparecer
como buenos y grandes señores, resulten ser realmente los autores y
promotores del mal.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 29 de mayo de 2011


6º Domingo de Pascua
Maximino, Hilda

Hch 8,5-8.14-17: Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo


Salmo responsorial: 65: Aclama al Señor, tierra entera
1 Pedro 3,15-18: Como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida
Juan 14,15-21: La promesa del Espíritu Santo

L a 1ª lectura, tomada del libro de los Hechos, nos presenta a


Felipe predicando a los samaritanos en su capital. Es una noticia
inusitada si tenemos en cuenta la enemistad tradicional entre judíos y
samaritanos, tan presente en los evangelios, en pasajes como la
parábola del buen samaritano (Lc 10,29-37), o la conversación de
Jesús con la samaritana (Jn 4,1-42) o en otros pasajes más breves (Mt
10,5; Lc 9,51-56; 17,16; Jn 8,48). Los judíos consideraban a los
samaritanos como herejes y extranjeros (Cfr. 2Re 17,24-41) pues,
aunque adoraban al único Dios y vivían de acuerdo con su ley, no
querían rendir culto en Jerusalén, ni aceptaban ninguna revelación ni
otras normas que las contenidas en el Pentateuco. Los samaritanos
pagaban a los judíos con la misma moneda pues los habían hostigado
en los períodos de su poderío y habían llegado a destruir su templo en
el monte Garizim. Por todo esto nos parece sorprendente encontrar a
Felipe predicando entre ellos, en su propia capital, y con tanto éxito
como testimonia el pasaje que hemos leído, hasta concluir con un
hermoso final: que su ciudad, la de los samaritanos, "se llenó de
alegría".
Esta obra evangelizadora que rompe fronteras nacionales, que
supera odios y rivalidades ancestrales, provocando en cambio la
unidad y la concordia de los creyentes, es obra del Espíritu Santo,
como comprueban los apóstoles Pedro y Juan, que con su presencia
en Samaria confirman la labor de Felipe. Se trata de una especie de
Pentecostés, de venida del Espíritu Santo sobre estos nuevos
cristianos procedentes de un grupo tan despreciado por los judíos.
Para el Espíritu divino, no hay barreras ni fronteras. Es Espíritu de
unidad y de paz.
La 2ª lectura sigue siendo, como en los domingos anteriores, un
pasaje de la 1ª carta de Pedro. Escuchamos una exhortación que con
frecuencia se nos repite y recuerda: que los cristianos debemos estar
dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos la
pida. ¿Por qué creemos, por qué esperamos, por qué nos empeñamos
en confiar en la bondad de Dios en medio de los sufrimientos de la
existencia, las injusticias y opresiones de la historia? Porque hemos
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experimentado el amor del Padre, y porque Jesucristo ha padecido
por nosotros y por todos, para darnos la posibilidad de llegar a la
plenitud de nuestra existencia en Dios. Por esta misma razón el
apóstol nos exhorta a mostrarnos pacientes en los sufrimientos,
contemplando al que es modelo perfecto para nosotros, a Jesucristo,
el justo, el inocente, que en medio del suplicio oraba por sus
verdugos y los perdonaba. La breve lectura termina con la mención
del Espíritu Santo por cuyo poder Jesucristo fue resucitado de entre
los muertos.
A quince días de que termine la cincuentena pascual, la Iglesia
comienza a prepararnos para la gran celebración que la concluirá: la
de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. La
manifestación pública de la Iglesia. Podríamos decir que su
inauguración. En la lectura del evangelio de san Juan, tomada de
los discursos de despedida de Jesús que encontramos en los capítulos
13 a 17 de su evangelio, el Señor promete a sus discípulos el envío de
un "Paráclito", un defensor o consolador, que no es otro que el
Espíritu mismo de Dios, su fuerza y su energía, Espíritu de verdad
porque procede de Dios que es la verdad en plenitud, no un concepto,
ni una fórmula, sino el mismo Ser Divino que ha dado la existencia a
todo cuanto existe y que conduce la historia humana a su plenitud.
Los grandes personajes de la historia permanecen en el recuerdo
agradecido de quienes les sobreviven, tal vez en las consecuencias
benéficas de sus obras a favor de la humanidad. Cristo permanece en
su Iglesia de una manera personal y efectiva: por medio del Espíritu
divino que envía sobre los apóstoles y que no deja de alentar a los
cristianos a lo largo de los siglos. Por eso puede decirles que no los
dejará solos, que volverá con ellos, que por el Espíritu establecerá
una comunión de amor entre el Padre, los fieles y El mismo.
El «mundo» (en el lenguaje de Juan) no puede recibir el Espíritu
divino. El mundo de la injusticia, de la opresión contra los pobres, de
la idolatría del dinero y del poder, de las vanidades de las que tanto
nos enorgullecemos a veces los humanos. En ese mundo no puede
tener parte Dios, porque Dios es amor, solidaridad, justicia, paz y
fraternidad. El Espíritu alienta en quienes se comprometen con estos
valores, esos son los discípulos de Jesús.
Esta presencia del Señor resucitado en su comunidad ha de
manifestarse en un compromiso efectivo, en una alianza firme, en el
cumplimiento de sus mandatos por parte de los discípulos, única
forma de hacer efectivo y real el amor que se dice profesar al Señor.
No es un regreso al legalismo judío, ni mucho menos. En el evangelio
de San Juan ya sabemos que los mandamientos de Jesús se reducen a
uno solo, el del amor: amor a Dios, amor entre los hermanos. Amor
que se ha de mostrar creativo, operativo, salvífico.

El evangelio de hoy no es dramatizado en la serie «Un tal Jesús»,


de los hermanos LÓPEZ VIGIL. En la página http://www.untaljesus.net
puede recogerse algún otro que el animador de la comunidad juzgue
Servicio Bíblico Latinoamericano
oportuno.

Para la revisión de vida


Con frecuencia entendemos el amor que nuestra fe nos pide
como una cuestión de sentimientos; pero, de ser así, ¿cómo
entender el amor al enemigo, que nos pide Jesús? El amor
cristiano no es tanto un sentimiento del corazón como una
actitud de vida ante el prójimo, sea amigo o enemigo. ¿Cómo
muestro yo mi amor a Dios y al prójimo, con sentimentalismos o,
como Él nos dice, cumpliendo su voluntad?; ¿vivo mi fe como un
«asunto del corazón» o como un asunto de mi vida entera?;
¿recuerdo y vivo aquello de «obras son amores y no buenas
razones»?

Para la reunión de grupo


- En el evangelio de hoy Jesús nos promete la compañía del
Espíritu en la comunidad. ÉL nos llevará a la verdad completa, y
gracias a Él no estaremos solos. Sin embargo, en la historia de la
Iglesia –y probablemente, en nuestra propia infancia- nuestra
formación cristiana dejó a un lado al Espíritu. Dios, sin más
especificación, era Dios Padre, y Cristo era el protagonista del
proyecto del Padre. El Espíritu con frecuencia brillaba por su
ausencia. ¿A qué se debe este olvido del Espíritu en nuestra
historia cristiana? ¿Qué consecuencias ha podido traer?
- Por otra parte, es verdad que decir de un grupo que es
pentecostal, espiritual, pentecostalista o espiritualista,
carismático… son calificaciones con frecuencia entendidas como
negativas. ¿Por qué? ¿En qué peligros se basa este temor?
- El Espíritu es la fuerza que nos capacita para cumplir la tarea
que Dios nos asigna a personas y comunidades; sin Espíritu, la
religión se queda en magia; con Espíritu se convierte en vida;
¿cómo celebra nuestra Iglesia los sacramentos: como ritos
mágicos, como celebraciones folclóricas? ¿En qué sentido?

Para la oración de los fieles


- Por la Iglesia, para que siempre sea consciente de que su vida no
está en sus normas e instituciones sino en dejarse llegar por el
Espíritu, y no se anuncie a sí misma sino el Reino de Dios.
Roguemos al Señor.
- Por todos los creyentes, para que sintamos siempre el gozo y la
alegría de haber recibido la Buena Noticia y sintamos también el
impulso de anunciarla a los demás. Roguemos al Señor.
- Por todos los que ya no esperan nada ni de Dios ni de los
hombres, para que nuestro testimonio les abra una puerta a la
esperanza. Roguemos al Señor.
- Por los jóvenes, esperanza del mundo del mañana, para que se
Servicio Bíblico Latinoamericano
preparen a construir un mundo mejor, más solidario, más justo y
más fraterno. Roguemos al Señor.
- Por todos los pobres del mundo, para que los cristianos, con
nuestra fraternidad solidaria, seamos causa real de su esperanza
en verse libres de sus limitaciones. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que formemos una verdadera
comunidad en la que se alimente nuestra fe y nuestra
esperanza, de modo que podamos transmitir nuestro amor a los
demás. Roguemos al Señor.

Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, que en Jesús de Nazaret, nuestro hermano,
has hecho renacer nuestra esperanza de un cielo nuevo y una
tierra nueva; te pedimos que nos hagas apasionados seguidores
de su Causa, de modo que sepamos transmitir a nuestros
hermanos, con la palabra y con las obras, las razones de la
esperanza que sostiene nuestra lucha. Por Jesucristo.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 30 de mayo de 2011


Fernando, Juana de Arco

Hch 16,11-15: El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía
Pablo
Salmo responsorial: 149: El Señor ama a su pueblo
Jn 15,26—16,4a: El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí

J esús reafirma una vez más la necesidad de fortalecer la identidad


entre él mismo y sus discípulos; es decir, hace un llamado a la
fidelidad, a mantenerse firmes, pase lo que pase. Para la época de la
redacción de Juan, los cristianos habían sido ya expulsados de la
sinagoga; esto es, habían tenido que abandonar el seno del judaísmo
para comenzar a construir su propia identidad cristiana, su propio
“camino”. Quizás para muchos cristianos la expulsión de la sinagoga
pudo haber significado el acabóse, el fin del movimiento cristiano. Sin
embargo en los grandes líderes de las comunidades primitivas parece
que hay una aceptación, si se quiere gozosa, de este hecho, pues va
permitiendo la libertad y la autonomía. De ahí la insistencia del
evangelista en mantenerse unidos a Jesús como las ramas al tronco,
de amarse mutuamente, de mantener siempre vivo y actuante el don
de la paz que han recibido de parte del Señor, y de esperar contra
cualquier cosa el don definitivo del Espíritu.
El discípulo que ama y que conserva la unidad, no teme
persecución alguna.
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Martes 31 de mayo de 2011


Visitación de la Virgen María

Sof 3,14-18: El Señor será el rey de Israel, en medio de ti


O bien, Rom 12,9-16b: Contribuyan en las necesidades del Pueblo de Dios;
practiquen la hospitalidad
Interleccional: Isaías 12,2-6: ¡Qué grande es en medio de ti el Santo de
Israel!
Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

L ucas pone en labios de María lo que todo creyente de corazón


sencillo debe, no solamente proclamar con sus labios, sino realizar
también a través de su esfuerzo y su lucha de cada día; es una
invitación a no continuar “tragándose” el cuento de que una sociedad
tan injusta como la de María -y como la nuestra- sea el reflejo de
algún designio o querer de Dios; y lo que es más revolucionario
todavía, el Magnificat revela una imagen de Dios absolutamente
diferente a la imagen de Dios que manejan los opresores. ¿Será,
entonces, que hay un Dios para cada uno? Evidentemente no. Luego
con la imagen de este Dios que se revela en los humildes y sencillos
hay que desmontar y desenmascarar a ese dios que se crean los
poderosos y que imponen a todo el pueblo, y al cual “aman”, porque
continuamente bendice sus intereses. Esa es la idea de los dioses
falsos, de los ídolos, que los profetas atacaron tan vehementemente.
No se trata tanto de imágenes o figuras físicas labradas en madera o
piedra, cuanto de una idea, una concepción distorsionada de Dios que
se impone a la gente como verdadera y única. (La Biblia de nuestro
pueblo. Coment. in situ)
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