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ANÁLISIS POLÍTICO No.

47
Septiembre/Noviembre del 2002

INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS Y Diana Marcela Rojas


RELACIONES INTERNACIONALES (IEPRI) EDITORA VERSIÓN ONLINE

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Carlos Germán Sandoval


ASISTENTE EDITORIAL VERSION ONLINE
Francisco Leal Buitrago
FUNDADOR ASESORES EDITORIALES INTERNACIONALES

William Ramírez Tobón Klaus Meschkat ALEMANIA


DIRECTOR María Isaura Pereira de Queiroz BRASIL
Daniel Pécaut FRANCIA
Miguel García Sánchez Eric Hobsbawm INGLATERRA
EDITOR Norbert Lechner CHILE
Thomas Fischer ALEMANIA
Gonzalo Sánchez Gómez Charles Bergquist ESTADOS UNIDOS
ASESOR EDITORIAL Catherine LeGrand CANADA

Jimena Holguín Castillo UNIBIBLOS Impresión


ASISTENTE EDITORIAL
CONTENIDO

ESTUDIOS
¿Hacia una nueva orientación de la agricultura cubana?
PIERRE RAYMOND

La comunidad simbólica del manto de Iris o la huella de un sueño


GEORGES LOMNÉ

DEMOCRACIA
Clientelismo y ciudadanía: los límites de las reformas democráticas en el departamento de
Sucre
CRISTINA ESCOBAR

Exclusividad, autoridad y Estado


ANN MASON

COYUNTURA
La mediación de la ONU: expectativas, probabilidades y riesgos
LAURA GIL SAVASTANO

RESEÑAS
Elections as Instruments of Democracy Majoritarian and Proportional Visions, de Bingham
Powell
MIGUEL GARCÍA SÁNCHEZ
estudios
¿Hacia una
nueva
orientación de
la agricultura
cubana? *

O B S E R VA C I O N E S P R E L I M I N A R E S
h a s t a h o y, c ua l q u i e r p r o y e c t o d e
transformación social liberadora se ha realizado
dentro de un marco nacional. Aun en la eventuali-
dad –altamente improbable y, en todo caso, total-
mente desprovista de actualidad– de una
revolución a escala mundial, cada porción de este

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mundo, cada nación, cada patria conservaría su es-
pecificidad: cultura, historia, costumbres, tipo de
formación técnica de sus gentes, condiciones natu-
rales, grado de desarrollo de sus fuerzas producti-
vas, entre otras cosas. Por esta razón, los problemas
de esta unidad geográfica, histórica y cultural debe- [3]
rán resolverse en gran parte a nivel de esa misma
Pierre Raymond unidad, teniendo en cuenta, claro está, sus relacio-
Profesor de la Facultad de Estudios
nes con el resto de su entorno universal.
Ambientales y Rurales de la Pontificia
Universidad Javeriana e investigador
Tal fue, y es el caso, de Cuba. Inicialmente,
independiente cuando creyó poder definir su futuro en el seno
del llamado bloque “socialista”, y aun hoy cuan-
do debe inventar su porvenir en un entorno hos-
til: hostilidad beligerante de Estados Unidos,
larvada enemistad de la mayoría del resto del
mundo que rechaza los valores y proyectos del so-
cialismo cubano y busca traerla de vuelta al reba-
ño más o menos dócil de un tercer mundo
sometido a las potencias mundiales.
Este artículo es elaborado por un especialista
en la agricultura colombiana y pretende presen-
tar una serie de interrogantes nacidos de un pri-
mer contacto con las realidades agrarias cubanas
que sirven como punto de partida para una in-
vestigación más detallada de éstas.

*
Documento elaborado a partir de las E V O LU C I Ó N D E L A A G R I C U LT U R A C U B A N A
reflexiones preliminares a la redacción D E S D E L A R E V O LU C I Ó N H A S TA L A C R I S I S
de un informe sobre la evolución de la D E LO S A Ñ O S N O V E N TA
agricultura cubana. Conviene
agradecer a Rémy Herrera (CNRS, Una economía obstinadamente dominada
París), Isaac Joshua (Universidad de por el azúcar
París-Orsay) y Alain Bunge por sus La economía rural cubana es heredera de un
aportes críticos. Traducido del francés pasado que sigue pesándole, sin que sea fácil ima-
por Juan Carlos Rodríguez Raga. ginar cuándo podrá finalmente liberarse de él.
Luego de que la población autóctona fuera del embargo impuesto por Estados Unidos.
diezmada, y después de dedicarse a diversas acti- El efecto de este embargo fue decisivo puesto
vidades comerciales y estratégicas útiles a sus que Cuba se abastecía casi exclusivamente en Es-
amos españoles, Cuba comenzó a convertirse en tados Unidos. Carburantes, semillas, fertilizantes,
una región realmente azucarera hacia mediados máquinas agrícolas, todo venía del cercano nor-
del siglo XVIII, y sólo confirmó plenamente esta te. Las repercusiones son particularmente pro-
orientación con la independencia de Santo Do- nunciadas en el caso de los equipos mecánicos,
mingo (luego Haití). En ese momento asumió ya que pronto comenzaron a faltar las piezas y,
en el mercado azucarero mundial el lugar que desde 1962, un tercio de los tractores del país
ocupaba hasta entonces dicha colonia francesa. quedaron inmovilizados.
En ese proceso, los emigrantes que casi siempre Esta situación condujo a una crisis del co-
venían de allá con las maletas llenas, tanto de sus mercio exterior y de la balanza de pagos; la úni-
utensilios como de sus esclavos, desempeñaron ca solución realmente al alcance de los cubanos
un importante papel. residía en los ingresos del azúcar. Ciertamente
El azúcar era entonces producido en planta- era deseable la diversificación, pero, según ex-
ciones esclavistas. De igual forma, estos latifun- plica Fidel, se cometería un error si, por culti-
dios practicaban a menudo la ganadería var arroz, se perdiera la posibilidad de plantar
extensiva, lo que representó para los propieta- caña en la misma superficie, con un rendimiento
rios la ventaja de asegurarse una presencia en el seis veces mayor que el del arroz. En suma, este
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conjunto de sus dominios con la provisión de razonamiento condujo a privilegiar la produc-


carne y sobre todo de cueros, otra de las princi- ción de azúcar para asegurarse el abastecimiento
pales mercancías que Cuba ofrecía al mercado de alimentos con esos ingresos. Esta argumenta-
mundial. ción, basada en el poder de compra del azúcar,
Una vez llegado el momento de la más tardía se vio debilitada por la evolución de los precios
de las independencias americanas, Cuba pasó de de este producto en relación con el de otros pro-
[4] una dominación a otra. Desde entonces, la eco- ductos de base.
nomía cubana, y en particular su producción Además, el regreso al azúcar fue favorecido
azucarera, se definió en función de las necesida- por la propuesta de la Unión Soviética de garan-
des de la economía norteamericana, e incluso en tizar la compra de este producto, sin límite de
parte se halló bajo el control directo de los capi- duración y a un precio favorable, al abrigo de las
tales estadounidenses. fluctuaciones del mercado mundial.
Es así como, en vísperas de la Revolución, el Los dirigentes cubanos concibieron entonces
60% de las tierras cultivadas en Cuba estaban un proyecto de desarrollo a partir de una acu-
sembradas de caña de azúcar en gigantescos lati- mulación de capital basada en los ingresos del
fundios donde un precario personal asalariado azúcar. El país se lanzó a un frenesí azucarero,
había remplazado la esclavitud que había sido dándole la espalda al objetivo inicial de la diver-
abolida tardíamente. Regresaremos más adelante sificación y dirigiendo sus esfuerzos a la realiza-
a la cuestión de la propiedad. Por ahora, limitán- ción de una zafra de diez millones de toneladas
donos al azúcar, recordemos que una de las pri- en 1970. Se invitó al país a no usar inmediata-
meras ambiciones de la Revolución fue, desde mente los ingresos del azúcar para mejorar su ni-
1959, sacudirse de este yugo más que centenario. vel de consumo, con el fin de poder consagrarlos
Se elaboraron entonces proyectos de diversifica- a la edificación de una base industrial sólida
ción sobre los cuales regresaremos más adelante. como fundamento de su prosperidad futura.
Sin embargo, las circunstancias, las restriccio- Lejos de elaborar una estrategia que incluyera
nes del mercado mundial, así como la resistencia un lento desprendimiento del azúcar, ya que era
de las estructuras heredadas del pasado, se con- evidente que no podía ser tan rápido como se ha-
virtieron rápidamente en obstáculos para esta bía esperado inicialmente, el país reforzó, por el
noble intención. En 1961-1962 empezó una crisis contrario, su especialización azucarera. Es así
causada por los efectos conjuntos de una sequía como, en 1982, la superficie dedicada a la caña de
prolongada (y Cuba es con frecuencia víctima de azúcar era 30% mayor que la de 1959; el 75% de
este tipo de plaga), de una baja en el precio del las tierras cultivadas tenían plantaciones de caña,
azúcar en el mercado mundial, de los errores de en comparación con 66% en 1947 y 60% en 1958.
neófito que sus dirigentes, jóvenes e inexpertos, Dado que un mercado libre ejercería una pre-
no podían evitar, y, sobre todo, de los comienzos sión en el sentido de una demanda de víveres,
estudios
este dominio azucarero tuvo que ser impuesto a dad era escasa en Cuba: el censo realizado en
la economía para mantenerse. Es ésta una de las 1959 para la puesta en marcha de la reforma
razones por las que fue necesario la creación del agraria no detectó a más que 20.200 propietarios
Plan, y, por consiguiente, la proscripción del de menos de cinco caballerías (una caballería co-
mercado. rresponde a 13,43 hectáreas)2, lo cual no refleja-
En ésta, como en muchas otras ocasiones, ve- ba la situación real, ya que la mayoría de los
remos cómo las circunstancias han permitido un campesinos no eran siquiera pequeños propieta-
matrimonio entre las necesidades del desarrollo rios sino ocupantes sin título, arrendatarios o
económico –al menos tal como son interpretadas aparceros sin contrato.
por los dirigentes cubanos– y el marxismo en su La Revolución quiebra el monopolio de una
versión soviética, al cual se acerca la isla por ínfima minoría, en gran medida extranjera, so-
cuenta de la alianza con la URSS. bre las tierras de Cuba. Esto fue lo que a la vez la
Esta producción azucarera se llevó a cabo en apartó inmediatamente de Estados Unidos y le
las grandes granjas estatales que se construían en garantizó un amplio respaldo popular. Fue ade-
este momento de la historia de Cuba, como vere- más una verdadera reforma agraria, a diferencia
mos más adelante. Estas granjas y el azúcar se de la mayoría de las que conocería América Lati-
beneficiaban significativamente del esfuerzo de na, ya que ésta fue rápida, efectiva, radical, todo
inversión que realizaba el país en ese momento. esto ligado al hecho de que el poder había cam-
Riego, compra de equipos y de insumos, gastos biado de manos. Por una parte, esta reforma ga-

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energéticos, todo contribuyó a la expansión azu- rantizó la propiedad de todos los ocupantes
carera. precarios. Por otra, nacionalizó las tierras de los
Los resultados no estuvieron, empero, a la al- latifundistas, salvo cuando estaban ocupadas por
tura de los esfuerzos realizados. Mientras que la campesinos, lo cual muestra la particularidad de
superficie cultivada había aumentado en un quebrar un monopolio privado para crear un
30%, la producción no había crecido más que el monopolio público.
36%, lo que revelaba una progresión muy medio- Esta hibridación, ya mencionada, del marxis- [5]
cre de la productividad a pesar de las enormes mo soviético con el marxismo tropical, esta situa-
inversiones realizadas en el sector azucarero. Eso ción fue percibida como una oportunidad bien
nos remite al problema, tratado más adelante, de particular para Cuba. El país podría así realizar
las dificultades de las granjas estatales, y nos más fácilmente su transición hacia la agricultura
muestra que la preeminencia del azúcar ha teni- socialista, al tener como punto de partida una
do altos costos para Cuba. A pesar de que los agricultura esencialmente de plantaciones y es-
programas de diversificación de los primeros tancias ganaderas, es decir, un sistema de gran
años contemplaban el cultivo de la soya, ésta aun propiedad en el cual bastaría con cambiar el ré-
hoy debe adquirirse principalmente en los mer- gimen jurídico y la gestión. Para los dirigentes
cados mundiales. Por su parte, el poder de com- cubanos, la reivindicación de la “tierra para
pra del azúcar ha bajado entre 33 y 43% entre quien la trabaja” no fue más que una etapa ha-
1958 y 1989, en términos de granos de soya o de cia la propiedad social de la tierra. Además, no
sus derivados, (aceite, harina, tortas para la fabri- se aplicó sino al campesino sin tierra o al
cación de piensos)1 minifundista. El obrero agrícola, por naturale-
za, no podía aspirar a las restricciones que re-
El peso del legado del latifundio presentaba un vínculo y una responsabilidad
Al describir la situación de las plantaciones permanentes con un terreno; su atadura al sue-
azucareras hemos mencionado el peso del lati- lo, tenue, menos comprometida, con menos res-
fundio en las estructuras agrarias cubanas. Sin ponsabilidad, fue en cierta forma una liberación
entrar en detalles históricos que escaparían del con respecto a la condición campesina.
marco de esta exposición, contentémonos con Esta reforma agraria tuvo lugar en dos etapas,
indicar que en 1959 2,8% de los propietarios po- y en 1963 el balance final fue el siguiente: el
seían el 73,3% de las tierras. La pequeña propie- 60,1% de las tierras pasaron a ser propiedad del

1 Véase Figueras Pérez, Miguel Alejandro. Aspectos estructurales de la economía cubana. La Habana: Ediciones de
Ciencias Sociales, 1994, p. 162.
2 Véase Rodríguez, José L. “Agricultural Policy and Development in Cuba”. En: World Development. No. 1, Vol.15,
1987, p. 24.
Estado, y el 39,3% restante estaba en manos de cial para el corte de caña, aunque resuelve el pro-
campesinos, esto es, 155.000 familias3. blema de la falta de mano de obra estacional du-
Como hemos visto, fue el Plan el que definió rante la zafra y alivia el esfuerzo de los hombres,
la producción de las granjas estatales. Luego de acentuará el éxodo rural y contribuirá a la penuria
haber prescrito una diversificación, el Plan cam- de los obreros agrícolas que hoy sufre Cuba.
bió de rumbo y orientó todo hacia el azúcar. Los Aunque la reforma agraria hubiera distribuido
resultados de la producción no retornaban a los entre los campesinos las tierras que éstos trabaja-
trabajadores de estas granjas sino que retorna- ban, la Revolución no dio tregua en su esfuerzo
ban indirectamente por los beneficios que obte- por que éstos se integraran a su vez a esta “forma
nía el país en su conjunto, por la vía de la superior de producción”. Regresaremos a este
acumulación de capital que estos permitían; de punto al abordar la cuestión campesina.
hecho, si este retorno se hubiera dado directa- Se estima que estas granjas estatales, para po-
mente, se hubieran establecido importantes der hacer rentables las inversiones y para reali-
desigualdades entre los trabajadores de las dife- zar al máximo las economías de escala que se
rentes granjas estatales según su dotación ini- esperaban de ellas, debían ser muy grandes. Se
cial o su tipo de actividad (como en el caso de constituyeron mediante la agrupación de varios
las granjas de ganadería extensiva, cuyo conside- latifundios. En 1987, medían en promedio
rable capital sólo beneficiaría a una pequeña 17.400 hectáreas. Para dar un ejemplo de su gi-
cantidad de obreros). gantismo, las granjas estatales productoras de
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Para socializar los resultados era necesario arroz medían en promedio 23.700 hectáreas, las
que la comercialización fuera llevada a cabo, no de ganado 24.865 hectáreas y las de caña de
por la granja, sino por un organismo del Estado. azúcar 13.110 hectáreas5. El gigantismo parecía
He ahí una de las razones por las que el comer- hacer parte de la concepción de modernidad
cio fue rápidamente nacionalizado. que se había adoptado. Es así como los nuevos
Estas granjas del Estado fueron concebidas ingenios que se construyeron en los años ochen-
[6] como una “forma superior de la producción”, y ta, dotados de una capacidad de molienda de en-
abrieron en efecto el camino a una agricultura tre 14.000 y 16.000 toneladas por día, resultarían
auténticamente moderna que usaba plenamente poco eficaces. Las distancias entre los cortes y los
los progresos científicos y técnicos, es decir, una ingenios, y las esperas que debía sufrir la caña,
agricultura mecanizada, abundante en el uso de hacían perder a los jugos parte de su sacarosa,
insumos agroquímicos. Fidel Castro precisó su sin contar los costos de transporte de la materia
concepción sobre este asunto en 1982: prima, tema que adquiriría toda su importancia
cuando, después de 1990, aparecieron las penu-
Cuando hablo de formas superiores [de produc- rias energéticas6. Este gigantismo también se vio
ción], siempre he pensado (...) que la empresa en las fincas lecheras, avícolas y de porcicultura,
estatal es superior. Me gustó, siempre me ha gusta- cuyo funcionamiento dependía además de im-
do, la idea de que la agricultura se desarrollara portaciones masivas de concentrados.
como la industria y de que el obrero agrícola fuera Ahora bien, estas granjas estatales no iban a
como un obrero industrial. El obrero industrial no mostrar su superioridad en los hechos. A pesar
es dueño de la industria, ni es dueño de la produc- de ser durante mucho tiempo las hijas mimadas
ción; es dueño como pueblo, como parte del pue- del régimen, de haberse beneficiado de grandes
blo es dueño de esa industria, como parte del dotaciones de capital fijo y circulante, al con-
pueblo es dueño de esa producción4. frontar el aumento de su producción con el de
las superficies se podía observar que el mejora-
Observemos aquí que la mecanización, en espe- miento de su productividad era simplemente

3 Véase Valdés Paz, Juan. Procesos agrarios en Cuba, 1959-1995. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1997,
pp.130-131.
4 Discurso de clausura del sexto congreso de la ANAP, 17 de mayo 1982.
5 Véase Figuereo Albelo, Víctor M. “Reestructuración del sistema agrario en los noventas: desafíos de la
agricultura mixta”. En: Monereo, Manuel, et al. Cuba construyendo futuro. Madrid: El Viejo Topo, 2000, pp.
157,159.
6 En este momento de la evolución del país, el bajo precio de la energía suministrada por la Unión Soviética no
permitió que los dirigentes se inquietaran por los aspectos eventualmente negativos del gigantismo agrícola e
industrial.
estudios
irrisorio. Un estudio muestra que sus tractores hábitos de trabajo negativos, autoritarismo de los
trabajaban en promedio 4,7 horas al día, y que funcionarios, verticalidad y centralismos excesivos.
una parte de este tiempo de uso correspondía a La desgracia consistió en que, aun si las inten-
actividades de transporte7. Vale la pena pregun- ciones y el contexto habían cambiado, estas
tarse también de qué sirvieron las 800.000 tone- grandes granjas estatales fueron en cierta forma
ladas suplementarias anuales de fertilizantes que la continuación del legado funesto de la historia
se utilizaron principalmente en los cañaverales colonial, con sus prolongaciones criolla e impe-
durante los años ochenta, en comparación con rialista: grandes explotaciones sobre cuya orien-
los años cincuenta. tación no tenían mucho qué decir quienes las
Los campesinos asociados en cooperativas de trabajaban. Ciertamente, en muchos aspectos se
producción de caña, a pesar de disponer de me- manifestaban cambios profundos analizados an-
nos medios de producción que las granjas estata- teriormente. Sin embargo, en este contexto, el
les, tenían una productividad superior en los años obrero seguía siendo un ejecutor pasivo, poco
ochenta8. La calidad de los productos también motivado, negligente, y los mismos administra-
deja mucho que desear. Es así como en 1983, ante dores carecían relativamente de iniciativa. Defi-
los resultados mediocres de las granjas estatales, nitivamente, la gran explotación no fue un
se decidió entregar el cultivo del tabaco al sector marco favorable para el desarrollo de la auto-
campesino. Y los cítricos cubanos también tuvie- nomía, de la toma de responsabilidad, de la
ron serios problemas de calidad cuando les co- democracia participativa. Las dificultades que

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rrespondió enfrentar el mercado mundial después encontraría el proyecto de transformar los
de la pérdida de sus clientes de Europa del Este. obreros y otros trabajadores de las granjas estata-
Aún peor, las granjas estatales no llegaron si- les en productores autogestionarios mostró hasta
quiera a producir los salarios distribuidos: de- qué punto el sistema anterior era poco
bían recibir fuertes subvenciones del Estado para participativo9.
balancear sus presupuestos. El Estado, mediante Toda esta construcción, en gran parte artifi-
subsidios, compensó las pérdidas que constituían cial, producto de una proyección ideológica en [7]
la regla en las grandes granjas, castigando así la la que se mezclaba un marxismo de influencia
capacidad de inversión a escala nacional. La soviética, un “progresismo” técnico y recuerdos
irresponsabilidad administrativa y económica no del latifundismo, terminaría por aflojarse no
se enfrentó con correctivos de fondo y se hizo por un cuestionamiento interno sino por la caí-
moneda corriente. Conviene subrayar que los da de los países llamados “socialistas” que sub-
precios –fijados por la administración– a los cua- vencionaban el funcionamiento, o más bien las
les se pagaba el azúcar y otros productos despa- disfuncionalidades, de la economía cubana.
chados obligatoriamente hacia los sistemas de
comercialización del Estado, generalmente no El lugar del campesinado en la economía
permitían cubrir los costos de producción. Esto socialista cubana
condujo a la situación, bien ilógica y económica- Originalmente, como lo hemos visto, el cam-
mente irracional, de crear un déficit para en se- pesinado no ocupaba más que un lugar débil en
guida verse abocado a subvencionarlo. el mundo rural cubano. Éste era ocupado por el
Por otro lado, si todo debía estar planificado, latifundio, trátese de la plantación esclavista o de
fue poco el espacio que se le dejó a la iniciativa y a la estancia de ganadería extensiva. El campesina-
la autonomía locales y populares. Sólo cuando se do se encontraba entonces en una situación mar-
abrió la página de la creación de las cooperativas ginal, sobre tierras consideradas sin importancia
sobre las tierras del Estado, se reconocieron económica por los terratenientes que, de cual-
finalmente muchos errores negados en el pasado: quier modo, hostigaban permanentemente a los

7 Véase Cruz, Victor, et al. Algunos aspectos de la mecanización agrícola. La Habana: Juceplan, 1989.
8 En 1981: 61,3 toneladas por hectárea contra 53,8; en 1982: 61 contra 53,9; en 1983: 63,6 contra 56,7. Véase
Feuer, Carl Henry. “The Performance of the Cuban Sugar Industry, 1981-1985”. En: World Development. No. 1,
Vol.15, 1987, p. 73.
9 Todo esto, evidentemente, en lo que concierne a la producción agrícola, que no se prestaba para una división
del trabajo tan marcada como la producción industrial, y que se distribuyó sobre territorios a menudo muy
extensos a trabajadores dedicados a actividades similares y que no ganaban nada con ser ubicados
centralmente.
campesinos aunque fuera para recordarles su de- vadores de tabaco) y por su papel en la Revolu-
recho de propiedad; o bien porque una produc- ción, pero se temía su lado individualista, rebel-
ción nueva despertaba de repente su interés, de a todo, incontrolable. De ahí la preocupación
como el tabaco o el café, y por consiguiente era por eliminar progresivamente el hábitat disper-
posible sacar algún provecho de producciones so. Esta política tuvo como objetivos garantizar
que, por ser demasiado delicadas, sólo podían un mejor acceso de los campesinos a los servicios
ser emprendidas por pequeños productores. An- sociales y dar a los rurales todas las comodidades
tes de la Revolución, un aparcero del café podía urbanas, en un esfuerzo por brindar una igual-
deber hasta el 40% de su producción por tener dad de oportunidades. Pero también permitió
la desgracia de trabajar en la tierra ajena. ejercer un control más eficaz sobre la que se con-
Este campesinado, de ubicación inestable y sidera una clase que no ha sido del todo ganada
tenencia precaria, rara vez tuvo la posibilidad para los ideales de la Revolución. Sin embargo,
de desarrollar los suelos y los paisajes, todo lo esta política presentó el inconveniente de alejar
que hace de las culturas campesinas tan nota- a los agricultores de sus parcelas, haciendo que
bles conocedoras y creativas transformadoras y los cuidados de los cultivos fueran menos segui-
acondicionadoras de su entorno. Esto, en gran dos y eficaces. La situación se complicó por el
parte, había sido imposible en Cuba. En primer hecho de que se incitaba al campesinado a cam-
lugar, debido a la desaparición de los mejores bios cuya finalidad no era compartida por algu-
conocedores del medio, los indios; en seguida nos de sus miembros. Tal es el caso en particular
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por las limitaciones que el latifundio había im- de la incitación a fundirse en cooperativas de
puesto a los escasos agricultores; finalmente, por producción y del nuevo sistema de comer-
la débil diversidad de la producción, centrada cialización, con sus despachos obligatorios de
esencialmente en ciertos productos de exporta- productos a precios fijados por el Plan. Se ve en-
ción. Esta situación fue claramente expresada tonces cómo se desarrolló una desconfianza mu-
por Arredondo, quien en 1945 escribió en Cuba, tua entre el campesinado y la Revolución.
[8] isla indefensa: En el fondo, la Revolución propuso un mode-
lo que no valoraba en su justa medida el dina-
Así se va forjando un campesinado de características mismo del campesinado. No concebía su
muy peculiares. No le interesa mejorar la propie- potencial económico ni su capacidad de asimila-
dad, pues las bienhechurías pasarían a poder del ción del progreso técnico, además de la forma
dueño de la tierra. No veía ninguna utilidad en la más sutil que la gran explotación. No se da cuen-
siembra de árboles maderables (...) Tampoco tenía ta que el campesinado era depositario de un sa-
interés en cultivar adecuadamente la tierra. ¿Para ber tradicional y consideraba que el progreso
qué, si la mayor utilidad la iba a recibir el dueño? El sólo podía provenir de las ciencias y de su aplica-
cultivo extensivo, la ausencia de mejoramiento téc- ción mediante la educación y la extensión. En
nico, el empirismo eran factores consustanciales de 1975, Fidel Castro subrayó la necesidad de
una agricultura anormal.
desarrollar una agricultura cada vez más técnica e
De hecho, el personaje característico de los intensiva. Ello no puede lograrse sobre la base del
campos cubanos no es el campesino. Tampoco el minifundio. En éstos no se pueden introducir la
terrateniente: éste vive en la capital regional o en aviación agrícola, las combinadas, las grandes má-
La Habana, o mejor en Estados Unidos. No; fue quinas, los sistemas de riego en gran escala suscep-
originalmente el esclavo y luego, hasta la víspera tibles de mecanización y automatización, ni otras
de la Revolución, el obrero agrícola: en 1959 ha- muchas técnicas, que permiten el aprovechamien-
bía en Cuba 3,2 veces más obreros agrícolas que to máximo del terreno y elevan la productividad
campesinos10. por hombre y por hectárea11.
La Revolución, que había ido de la mano de
un mundo rural que la sostuvo, adoptó una acti- En otra ocasión, afirmó que
tud compleja en relación con los campesinos.
Por una parte, se observó un cierto respeto por debemos ser pacientes. Si hemos soportado (...) los
los herederos de las revueltas de vegueros (culti- latifundios y los minifundios durante siglos, ¿qué

10 Véase Valdés Paz, Juan. Ob. cit, p. 114.


11 Informe central al primer congreso del Partido Comunista de Cuba, 17 de diciembre de 1975.
estudios
nos importa esperar 10, 15, 20, 30 o 40 años para inmensa mayoría de las tierras actualmente en
casos aislados? Si el propietario de una pequeña manos de campesinos esté organizada en una for-
explotación quiere hacer de ella una pieza de mu- ma superior de producción”14. Las CPA fueron
seo, allá él12. consideradas como formas de transición hacia la
forma verdaderamente superior que es la granja
Se percibe aquí la certidumbre de que la agri- estatal. Así, poco a poco, se redujo el sector aisla-
cultura campesina era un vestigio de una forma- do de campesinos privados que no habían adheri-
ción social superada, digna de un “museo”, y que do a una CPA. Del 39,9% de las tierras que
la Revolución, si bien podía ser “paciente” con ese pertenecían a campesinos independientes en
modo de producción retardatario, si bien podía 1963, no quedaba más que un 20% en 1983.
tomarse el tiempo de dejarlo desaparecer sin atro- Esta lenta eliminación no es, qué gran ironía
pellarlo, no estaba menos segura de que debe ser de la historia, otra cosa que la prolongación de
superado por la granja industrial del Estado. En las antiguas tendencias a la marginalización del
suma, se veía al campesinado como un grupo so- campesinado cubano, aunque por motivos bien
cial que parecía reticente al progreso y continua- diferentes. Es causa más del problema, ya men-
ba atrasado con respecto a los avances de la cionado, de la creciente penuria de mano de
técnica y de la historia. Una vez más encontramos obra rural en Cuba.
la convergencia entre un cierto marxismo y las
concepciones de las elites criollas. El problema de la producción de víveres

análısıs polítıco nº 47
La paciencia, no obstante, la conducía a espe- Desde tiempo atrás la producción de víveres
rar que, poco a poco, se liberaran las tierras por fue deficiente. El punto de partida de esta situa-
envejecimiento de la población rural o por el éxo- ción residió también en la eliminación de los
do de los jóvenes que, por sus calificaciones, eran agricultores primarios y luego en la instalación
destinados a encontrar trabajo en la ciudad o en de una economía de plantación que optó por
la agricultura moderna. Sin embargo, detrás de importar la mayor parte de lo que necesita para
esta paciencia se ejercía una discreta presión para la alimentación de sus esclavos. Lo que proveía [9]
que los campesinos cedieran sus tierras y su fuerza el ganado (esencialmente desarrollado para la
de trabajo a formas cooperativas de producción exportación de cueros) y los aparceros no era
impulsadas desde de la mitad de la década de los suficiente. Así, según la “Balanza Comercial de
años setenta. En 1975, Fidel Castro expresó al 1852”, citada en la edición de 1960 del ensayo de
Humboldt sobre la isla de Cuba, los productos
campesinado, que todavía posee 30% de la tierra alimenticios representaban el 45% del valor total
cultivable, bastante fragmentada y dispersa por de las importaciones cubanas15. Se destacaba la
todo el país, la necesidad imperiosa que tenía importancia del arroz, las harinas, los cereales,
nuestro pueblo de promover formas superiores de los granos y la carne seca. En consecuencia, a pe-
producción agrícola, tanto en el orden social como sar de la importancia de las exportaciones de
técnico, por las dos vías posibles: la integración a azúcar, la balanza comercial acusó un déficit de
los grandes planes agrícolas de la nación y las coo- 8,5%. Entre 1849 y 1858, se importaban 230.000
perativas13. quintales de carne de res, 70.000 de tocino y
255.000 de arroz. El humanista alemán hizo un
Nació así la idea de las Cooperativas de Pro- comentario que aún es aplicable a la situación
ducción Agropecuaria, CPA. El movimiento que contemporánea a propósito de la importancia de
se creó entonces debía prolongarse “hasta que la la importación de alimentos:

12 Discurso de Fidel en el quinto congreso de la ANAP en 1971. Citado en: Benjamin, et al. Cuba: Quelles
Transformations Sociales? París: L’Harmattan, 1987. Esta cita es traducida de un original en francés y puede no
corresponder literalmente a la formulación original.
13 Informe central al primer congreso del Partido Comunista de Cuba, 17-dic-1975.
14 Discurso de clausura del sexto congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, ANAP, 17 de
mayo de 1982.
15 Estos valores fueron más o menos constantes a lo largo de la primera mitad del siglo XIX: la alimentación
representaba el 42% de las importaciones en 1827-1831, 39% en 1837-1840, etc. Véase Zeuche, Max. “Notas
retrospectivas sobre la sociedad agraria cubana en los siglos XIX y XX”. En: Burchardt, Hans Jürgen (editor).
La última reforma agraria del siglo: la agricultura cubana entre el cambio y el estancamiento. Caracas: Nueva Visión,
2000, p.26.
Esta falta de subsistencias caracteriza una parte de comienzo de los ochenta, hubo un estímulo para
las regiones tropicales, en que la imprudente acti- que las granjas azucareras estatales, y en general
vidad de los europeos ha invertido el orden de la todas las granjas del Estado, produjeran sus pro-
naturaleza, la cual disminuirá a medida que mejor pios alimentos. Pero, más aún, lo que transfor-
instruidos los habitantes acerca de sus verdaderos mó profundamente la oferta de productos
intereses y desanimados por la baratura de los alimenticios fue el cambio de actitud hacia el
géneros coloniales, variarán sus cultivos y darán un campesinado que se vio acompañado de una
libre impulso a todos los ramos de la economía transformación de la comercialización, aspecto
rural16. que será abordado más adelante. En el marco
de esta recuperación y de sus debilidades, se ob-
Un siglo más tarde la situación era idéntica, y servaría que la producción de arroz, luego del
Arredondo escribió que la isla debía importar lo retroceso sufrido cuando las prioridades estaban
que podía producir. puestas en el azúcar, no ocupaba aún, a finales
Hemos visto que en un primer momento la de los ochenta, el lugar que merece: a pesar de
Revolución pretendía superar esta situación me- haberse duplicado entre 1959 y 1989, cuando al-
diante una diversificación de las producciones canzó las 532.000 toneladas, no logró satisfacer
de la isla. Pero el retorno al azúcar, así como el sino el 54% de las necesidades, y se debió impor-
tipo de planificación y comercialización adopta- tar el resto. Otro déficit significativo de la pro-
dos, revertían esta tendencia innovadora. Es así ducción alimenticia fue el relacionado con las
análısıs polítıco nº 47

como la productividad agrícola por unidad de grasas, esta vez por una razón cultural importan-
área, que progresaba a un ritmo de 3,7% al año te: la preferencia de los cubanos por la manteca
entre 1962 y 1965, se redujo a 0,4% entre 1966 y de cerdo que hizo que la satisfacción óptima de
1970, por falta de atención y de medios de pro- esta necesidad estuviera en función del desarro-
ducción. Las áreas dedicadas a la agricultura no llo del ganado porcino.
azucarera mermaron y en 1970, en plena batalla En todo caso, Cuba no logró salir de su de-
[10] por los diez millones de toneladas de azúcar, la pendencia alimenticia, fuera directa (arroz, fríjo-
producción de alimentos alcanzó apenas un 75% les, grasas), o indirecta (debido al hecho de que
de su nivel de 196217. importa la mayor parte de los alimentos para el
La continuación de la historia está hecha de ganado). Se trató, sin ninguna duda, de la falla
numerosas vacilaciones sobre el mejor rumbo a más grande del proyecto cubano, a partir del
seguir. Así, luego de la costosa campaña de los momento en que se decidió centrar la agricultu-
diez millones, el Plan buscó estimular la produc- ra en el azúcar. Es así como a finales de la década
ción de alimentos. Entre 1971 y 1976, la produc- de los ochenta se estimó que el 55% de las calo-
ción de legumbres y de tubérculos se multiplicó rías, 52% del conjunto de proteínas y 90% de las
por tres. Luego del sexto congreso de la ANAP, grasas eran importadas, situación que no difirió
en 1982, se señaló que los pequeños campesinos de aquélla de los años cincuenta, cuando las pro-
y las CPA producían el 70% del tabaco, 54% del porciones eran 47% de las calorías, 52% de las
café, 50% de las legumbres, 18% de la caña de proteínas y 90% de los lípidos20. Evidentemente,
azúcar, y que poseían el 21% del ganado. En lo que había cambiado, y conviene no olvidarlo,
1985, 82% de los fríjoles, 66% de las legumbres es la distribución de estos recursos: nadie sufría
frescas, 64% del cacao, 54% del café, 53% de las entonces de hambre en Cuba.
frutas, 34% de las viandas18, 31% de la miel y Esto no le restó gravedad a una orientación
16% de los cítricos fueron producidos por los que debilitó al país al hacerlo dependiente de
campesinos que detentaban además el 25% del una eterna monoexportación y lo privó de un
ganado bovino19. Una parte de este mejoramien- elemento esencial de su soberanía: la soberanía
to del abastecimiento se debió a que, a partir del alimentaria. Además, obligó al país a dedicar una

16 Véase Humboldt, Alexander von. Ensayo político sobre la Isla de Cuba. (1827). La Habana: Taller del Archivo
Nacional, 1960, p. 254.
17 Vergara, Francisco. “Vingt Années de Transformations Économiques”. En: Les Temps Modernes, diciembre 1980.
18 Término que designa los farináceos tropicales como la malanga, la yuca, el plátano, la batata, etc.
19 Véase Zeuche, Max. Ob. cit, p. 31, citando a Granma del 18 de marzo de 1985.
20 Véase Díaz Vasquez, Julio A. “Consumo y distribución normada de alimentos y otros bienes en Cuba”. En:
Burchardt, Hans Jürgen. Ob. cit, p. 48.
estudios
parte considerable de sus recursos de exporta- cios muy económicos21 mediante un sistema de
ción a importaciones que bien podrían evitarse. racionamiento, manejado localmente por las
Para ciertos productos, esta dependencia había Tiendas del Pueblo, de despacho obligatorio de
disminuido en porcentaje; es el caso del arroz, los productos alimenticios por parte de los pro-
cuyas importaciones aumentaron en volumen ductores y de control centralizado de las impor-
pero se redujeron en proporción al consumo. taciones. El acopio de los productos alimenticios
Por el contrario, para otros productos como la fue manejado por la Unión Nacional de Acopio,
carne, el maíz o los fríjoles, aumentaron los volú- UNA.
menes y las proporciones. Esta situación era in- Al lado del sistema de distribución mediante
aceptable al tratarse de productos que Cuba la Libreta, existía un mercado paralelo igual-
podía perfectamente producir. Se podría aplicar mente administrado por el Estado, donde se
a la situación previa a la crisis de los noventa lo encontraban los mismos productos que en las
que Arredondo criticaba en 1945 de la situación tiendas del pueblo, pero a unos precios bastan-
de su país: “Cuba no [tenía] una agricultura or- te más altos y únicamente disponibles en la
ganizada para el consumo interno”. medida en que hubiera disponibilidad de ex-
cedentes una vez satisfechas las necesidades de
La comercialización de los productos agrícolas la distribución racionada.
Desde el comienzo de la Revolución, la distri- Ese mercado, pobre en productos y en cali-
bución de los productos agrícolas presentaba dad, no tuvo éxito. Sin embargo, al tiempo que

análısıs polítıco nº 47
problemas. En efecto, el mejoramiento de las languideció, prosperaron en la sombra toda
condiciones de vida y de los salarios provocó un suerte de mercados clandestinos. Una parte de
aumento de la demanda de productos alimenti- estos mercados se alimentaban de los robos a los
cios y una disminución de la oferta. Esta última bienes públicos realizados por funcionarios
se debió a la transformación de las condiciones corruptos que tenían acceso a las bodegas de al-
de vida en el campo: los aparceros ya no debían macenamiento o bien simplemente por emplea-
entregar una parte de su cosecha al propietario y dos de la distribución que rebajaban las raciones [11]
aumentar en consecuencia su autoconsumo, de la Libreta y revendían por debajo de la mesa
mientras que los obreros de las plantaciones y de lo que habían podido escamotear. Pero gran par-
las fincas ganaderas tenían mejores ingresos y re- te de estas transacciones, y sin duda la más im-
tuvieron en la fuente una parte de la produc- portante, correspondió a productos alimenticios,
ción. Sólo faltaban los sabotajes y los primeros ya sea producidos a escala doméstica o sustraídos
efectos del embargo para que se produjera una de las requisiciones del monopolio estatal de dis-
crisis de subsistencias. tribución.
El gobierno revolucionario reaccionó rápida- Estos mercados clandestinos cobraron tanta
mente, primero mediante un control de precios, importancia que se legalizaron, aunque parcial-
luego mediante la nacionalización del comercio mente, con el objeto de controlarlos mejor. Una
mayorista. Hacia mediados de 1961, comenzaron ley del 5 de abril de 1980 permitió la creación de
a aparecer las “tiendas del pueblo”; finalmente, los “mercados libres campesinos”. Dicha ley pre-
en marzo de 1962, se puso progresivamente en vió que los productores, incluidos los delegados
marcha un sistema de racionamiento. Éste era de las CPA, pudieran vender allí sus excedentes,
considerado como una medida temporal dado una vez satisfechas las cuotas de productos desti-
que los dirigentes pensaban que las condiciones nados al acopio. Únicamente se excluyeron los
de la isla, unidas a los principios del socialismo, productos de exportación (tabaco, cacao, azúcar,
no tardarían en garantizar la abundancia. café), la carne bovina (para evitar el diezmo del
Para asegurar el acceso más equitativo posible ganado nacional) y los productos lácteos.
a los productos de base, se creó en marzo de No parece que la decisión de crear estos mer-
1962 la “Junta Nacional para la Distribución de cados haya sido tomada con mucho entusiasmo.
los Abastecimientos”. Se distribuyó entre la po- Más bien fue vista como un mal menor, producto
blación una “libreta de control de abastecimien- de la presión de las circunstancias y del deseo de
tos”, conocida como la Libreta. Ésta garantizaba poder controlar mejor las transacciones que has-
un abastecimiento mínimo de alimentos a pre- ta ese momento eran clandestinas. Se esperaba

21 La Libreta incluía igualmente productos industriales.


así que bajaran los precios de los productos ali- desarrollaron bajo un estricto control adminis-
menticios vendidos por fuera de la Libreta, y que trativo y popular. Sin embargo, no faltaron los
la legalización de estos intercambios estimulara intermediarios. En 1982, en el curso del congre-
una expansión de la producción y una mayor di- so de la ANAP, un delegado afirmó que su exis-
versidad de la oferta. Igualmente, se esperaba tencia era indispensable al no disponer los
que desapareciera un factor importante de acu- productores ni del tiempo ni de los medios de
mulación clandestina de capital. Estas ventas transporte para realizar las ventas.
clandestinas presentaban también el inconve- Debido a las numerosas disfuncionalidades
niente de que estaban libres de impuestos. No de los mercados libres, se decidió en mayo de
obstante, solía haber contravenciones a las dispo- 1986, al más alto nivel, poner fin a este experi-
siciones que regían el funcionamiento de los mento. Se adujeron muchos motivos para
mercados libres. Así, muchos fueron los produc- justificar esta decisión. Por una parte, los pre-
tores que no lograron satisfacer sus contribucio- cios no habrían bajado al punto deseado por las
nes al acopio porque se las arreglaron para autoridades. Por otra, empezaron a manifestar-
vender preferentemente en los mercados libres, se muchas desigualdades a causa de estos mer-
a pesar de que la reglamentación sólo permitía cados. El acceso equitativo a los productos
participar en éstos una vez estuvieran cumplidos quedó en entredicho. Se estaba formando en el
los despachos a la distribución estatal. Ciertos campo una capa de pequeños productores aco-
agricultores privados de caña (que representan modados, e incluso se mencionaron casos de re-
análısıs polítıco nº 47

un 18% de la producción en 198222) desatendie- aparición de la aparcería: ciertos agricultores


ron este cultivo para adaptarse a la demanda y a podían así aumentar su producción a pesar de
las mayores rentabilidades de los productos des- la falta de mano de obra y de capital. Finalmen-
tinados a los mercados libres. te, pese a todos los esfuerzos, no fue posible eli-
Los precios en el mercado negro alimenticio, minar a los intermediarios, particularmente
debido a los riesgos de la clandestinidad, habían especuladores que retenían ciertos productos,
[12] alcanzado altísimos niveles. No obstante, esta ca- ya que éstos eran abundantes en las Tiendas del
restía se debió más aún al desequilibrio entre la Pueblo y los mercados paralelos, para ponerlos
gran cantidad de compradores, dotados de una en venta a precios elevados en los mercados li-
liquidez importante no empleada (por la falta de bres apenas escaseaban.
productos de consumo a la venta, los particula-
res disponían de un ahorro significativo) y a la La educación y la investigación científica y técnica
cantidad limitada de los productos propuestos23. La formidable difusión de la educación en
El problema de los precios, por consiguiente, Cuba hizo de ésta un elemento esencial en el pa-
sólo logró atenuarse parcialmente con la legali- norama agrícola. La mano de obra rural gozó de
zación de los mercados agrícolas: la oferta no al- un nivel de instrucción excepcional. Hacia fines
canzó a satisfacer la demanda ya que, a pesar del de los años ochenta, el 60% de los trabajadores
estímulo dado a los productores y de un notable había completado al menos el primer ciclo de
aumento de la producción24, las limitaciones con enseñanza secundaria, y el 10% tenía una educa-
que tropezó la libre elección de los cultivos hizo ción técnica, profesional o universitaria. Veinti-
que la oferta en los Mercados Libres Campesinos dós mil graduados de la universidad trabajaban
no bastara para superar las penurias. en la agricultura, es decir, uno de cada 35 traba-
La ley prohibía la existencia de intermedia- jadores. No obstante, no era claro que este per-
rios. Las ventas debían ejecutarse directamente sonal, dotado de una formación esencialmente
del productor al consumidor. Estos mercados se técnica, estuviera en capacidad de realizar una

22 Cifra tomada de: Latin American Weekly Report. 28 de mayo de 1982.


23 Complementos de abastecimiento y productos que no se encontraban en las Tiendas del Pueblo, pero que son
indispensables en la tradición culinaria, como la cebolla.
24 En el primer trimestre de 1981, estos mercados representaban 6,5% del total de ventas alimenticias, con un
casi-monopolio del ajo y de una fuerte presencia de la carne de cerdo. Se encuentra fácilmente allí queso
blanco, maní, gombo, habichuelas, frutas y legumbres, taro, plátano. En 1983, las transacciones en estos
mercados representan entre 8% y 10% del valor de la producción agrícola (aparte de la caña de azúcar), de
los cuales 9% corresponden al plátano, 83% al ajo, 12% a cebollas y 15% a la malanga. Véase Díaz Vasquez,
Julio A. Ob. cit, p. 44, citando al Comité Estatal de Estadísticas de 1984.
estudios
gestión eficaz de las granjas donde estaba em- lo que redujo las importaciones (-65% en el mis-
pleado. Tampoco es claro que haya sabido parti- mo período).
cipar, cuando trabajaba con campesinos, en una Los efectos de este cambio se sintieron espe-
síntesis de sus conocimientos con los de los culti- cialmente en la agricultura, que sufrió una caí-
vadores; el exceso de confianza cientificista y la da de la producción del orden del 50%. Las
falta de un interés suficiente en los saberes tradi- deficiencias mencionadas anteriormente se hi-
cionales se habían constituido en un defecto de cieron sentir en toda su intensidad. Por ejem-
la extensión agrícola. Todas estas limitaciones plo, el hecho de que los insumos en su gran
atentaron contra una renta plena de las inversio- mayoría no fueran producidos en Cuba y que
nes realizadas en materia de formación. faltaran los recursos para importarlos tuvo
La creciente calificación del pueblo cubano hondas repercusiones en los resultados de la
se ha conjugado con la creación de numerosos actividad agrícola. El uso de fertilizantes y de
centros de investigación orientados hacia diver- pesticidas cayó en un 65% entre 1990 y 1994,
sos aspectos de las necesidades agrícolas, y ha lo que provocó una reducción de los rendi-
dado a la investigación nacional una capacidad mientos. Mientras que en 1989 el país importa-
excepcional de innovación. Cuba, con sólo el 2% ba US$158 millones en fertilizantes, y US$81
de la población latinoamericana, cuenta con el millones en pesticidas, en 1994 estos valores ca-
11% de los investigadores de la región25. Existen yeron respectivamente a US$43 y US$45 millo-
institutos de investigación en tabaco, genética, nes28. Al mismo tiempo, la disponibilidad de

análısıs polítıco nº 47
suelos y fertilizantes, alimentación animal, farma- carburantes para la agricultura disminuyó en
cia veterinaria, etc. Se trata de un activo de gran 50% lo que, en el marco de una producción al-
importancia para el futuro del país y de su agri- tamente mecanizada, afectó la capacidad de tra-
cultura. bajo del suelo, en detrimento de los
rendimientos pero también de las áreas labra-
L A C R I S I S D E LO S A Ñ O S N O V E N TA Y L A S das, así como de la capacidad para transportar
P E R S P E C T I VA S D E T R A N S F O R M A C I Ó N las materias primas y los productos. [13]
Desconcertada y mal alimentada, la pro-
La crisis de 1989-1993 ductividad de la mano de obra se vio afectada.
Cuba recibía una ayuda importante de la El sector que mostró la mejor capacidad de
URSS en términos de sobreprecios por el azúcar, resistencia fue, evidentemente, el sector cam-
de venta de hidrocarburos a precios favorables, pesino. Menos dotados desde siempre de má-
de créditos a intereses bajos, entre otras cosas. quinas y de insumos, seguidores de ciertas
Esta ayuda correspondía aproximadamente al tradiciones ahorrativas en medios aunque no
22% del ingreso cubano disponible en el perío- menos eficaces, los campesinos hicieron frente
do 1980-198726. El golpe dado a la economía cu- a la crisis con mayor facilidad.
bana por la desaparición de esta ayuda fue, por En estas condiciones, bajó el nivel de todas las
consiguiente, enorme. Entre 1989 y 1993, el PIB producciones. Así, el azúcar pasó de 8.121.000 to-
cayó en un 34%27. La capacidad de exportación neladas (198929) a 7.030.000 toneladas en 1992 y
resultó particularmente afectada: mientras que 3.300.000 toneladas en 1995, esto es, una caída del
el 7% de los intercambios se realizaba con la 59%. Luego remontó a 4.460.000 toneladas en
URSS, se tuvieron que redefinir las relaciones 1996. Según la FAO, el índice de la producción, so-
con dicho país y buscar nuevos socios, en el con- bre la base 100 para el promedio 1979-1981, subió
texto del embargo de Estados Unidos. En el a 103,4 en 1989 para llegar a 66,6 en 1994. Si se eli-
transcurso de este proceso, las exportaciones cu- ge para cada producto su peor año entre 1992 y
banas se desplomaron (-72% entre 1989 y 1994), 1995, se observaron las siguientes evoluciones: en-

25 Véase Rosset, Peter M. “A successful case study: making Cuba’s agriculture sustainable”. En: GATE. No. 4,
octubre-diciembre, 1999.
26 Véase Marshall, Jeffry H. “The Political Viability of Free Market Experimentation in Cuba: Evidence from Los
Mercados Agropecuarios”. En: World Development. No. 2, Vol. 26, 1998.
27 Anuario Estadístico de Cuba. La Habana: Oficina Nacional de Estadísticas,1996, p. 87
28 CEPAL. La economía cubana. Reformas estructurales y desempeño en los noventa. México: Fondo de Cultura
Económica, 1999, p. 280.
29 Para el azúcar, 1989 se entiende como zafra de 1988-1989, etc.
tre 1989 y 1994, la producción de cítricos pasó de su ración alimenticia; los otros, la mayoría, des-
1.015.800 toneladas a 505.000 toneladas (-50%); la cubrieron el hambre. En promedio –y los prome-
de arroz pasó de 532.000 toneladas a 177.000 tone- dios pierden sentido cuando renace la
ladas (-67% para 1993), y la de tabaco de 42.000 to- desigualdad–, los cubanos sólo disponían, en el
neladas a 12.600 (1993, -70%)30. peor momento de la crisis, de 150 kilos de cerea-
La fuerte reducción de las posibilidades de les por habitante por año (contra 290 en 1989),
acceso a los piensos conllevó una caída pro- el consumo de proteínas bajó en un 60%, el de
nunciada de la producción animal. Así, la pro- materias grasas en un 63% y las calorías disponi-
ducción de leche que alcanzaba las 920.000 bles cayeron de 2.869 a 1.86332.
toneladas en 1989 bajó a unos 450 millones de li-
tros en 1998. La de huevos cayó de 2.672.600.000 La recuperación
unidades (1989) a 1.414.900.000 (en 1995, - Luego de una crisis de esta magnitud, no es
47%). La carne bovina disminuyó de 275.000 to- de asombrarse que la recuperación fuera lenta.
neladas en 1990 a un mínimo de 125.000 Aun más teniendo en cuenta que ciertos prejui-
toneladas en 1994, y se situó en 140.000 tonela- cios ideológicos parecían profundamente arrai-
das en 1997. La carne de pollo, de 140.000 tone- gados, tales como las concepciones del progreso
ladas en 1990, bajó a un mínimo de 50.000 técnico, del mercado, del campesinado. En 1999,
toneladas en 1992 y se ubicó en 60.000 toneladas el PIB no había llegado aún sino al 80% de su ni-
en 1997. La carne de cerdo, de 125.000 tonela- vel de 1989. Observaremos brevemente algunos
análısıs polítıco nº 47

das en 1990, cayó a un mínimo de 60.000 tonela- aspectos esenciales de este proceso.
das en 1992 y luego se recuperó para llegar a
90.000 toneladas en 199731. Las reformas a la propiedad y a las relaciones entre el
La caída de la producción y de la capacidad Estado y los productores agrícolas
de importación condujo naturalmente a una Hemos visto qué dificultades encontraba el gi-
fuerte baja en la disponibilidad de productos ali- gantismo y la gestión centralizada de las granjas.
[14] menticios. Una de las consecuencias de esto fue Frente a la crisis nacida del hundimiento del blo-
la reducción de lo que la Libreta estaba en capa- que “socialista”, y para poner de nuevo la agricul-
cidad de ofrecer a los más necesitados, dada la tura en pie, el poder reconoció que el modelo
voluntad del Estado de hacer frente a una crisis de grandes granjas estatales había sido un fraca-
que es también, en lo que le concierne, una cri- so: los equipos se habían hecho obsoletos aun
sis presupuestal. Parecería que la Libreta tendía antes de ser rentables, los costos de explotación
poco a poco a satisfacer sólo una parte, cada vez eran muy altos, entre otras cosas. El buró políti-
más reducida, de las necesidades de consumo co del Partido Comunista Cubano, PCC, decidió
porque el Estado carecía de los medios para se- en septiembre de 1993 redimensionar las empre-
guir subvencionando en las mismas proporcio- sas agrícolas. Si es cierto que esta reforma se faci-
nes las necesidades de los más pobres. Como litó por el hecho de que no había terratenientes
resultado de esta tendencia, hoy día la libreta sa- que expropiar, no es menos cierto que el dogma
tisface alrededor de la mitad de las necesidades. de la granja del Estado como “forma superior de
En un primer momento, los cubanos se vie- producción” estaba sólidamente arraigado y que
ron abocados a completar su abastecimiento en existían obstáculos ideológicos y burocráticos
los mercados paralelos, mediante intercambios que había que superar. Las CPA, de las que se de-
informales entre vecinos, y en el mercado negro. cía que debían terminar por unirse al “modelo”
Esta pérdida de importancia de la Libreta en el que encarnaban granjas estatales, se convirtieron
consumo constituyó un claro retroceso en lo que a su vez en el modelo sobre el que se concibe la
concierne a la igualdad entre cubanos: quienes reforma, en vista de sus mejores resultados.
tenían acceso directo a productores dispuestos a Es importante destacar aquí que el proceso
venderles clandestinamente, quienes tenían aho- de reflexión crítica y la decisión de poner fin a
rros, quienes accedían a divisas, quienes tenían las granjas estatales no provino del pueblo cuba-
mejores ingresos, todos ellos podían completar no o de los trabajadores de dichas granjas. Fue

30 Véase Pérez Villanueva, Omar E. “La reestructuración de la economía cubana. El proceso en la agricultura”.
En: Burchardt, Hans Jürgen. Ob. cit, p. 100.
31 Las cifras citadas aquí son órdenes de magnitud, de acuerdo con los gráficos tomados de Pérez Villanueva. En:
Ìdem.
32 Véase Díaz Vasquez, Julio A. Ob. cit, pp. 46-47.
estudios
una decisión central tomada con el fin de tratar autonomía de gestión dentro de la cual se debía
de hacer frente a la crisis alimenticia al fracaso alcanzar el equilibrio financiero lo más rápido
del modelo de agricultura estatal y a uno de los posible. Se previó que el Estado redefiniera sus
principales causantes del déficit del presupuesto relaciones con el sector cooperativo, haciéndolas
nacional. menos directivas. Esta autonomía, sin embargo,
Es así como se crearon las Unidades Básicas se vio seriamente limitada por la obligación que
de Producción Cooperativa, UBPC, en septiem- tienen las UBPC de satisfacer los compromisos
bre de 1993. Las tierras siguieron perteneciendo que debían asumir con la planificación central.
al Estado, pero las UBPC podían arrendarlas de Hemos visto que estas unidades debían cultivar
forma gratuita y a perpetuidad. Eran propieta- ciertos productos y despachar al acopio cuotas
rias de sus productos pero, como antes en el caso de producción fijadas en sus contratos con el
de las granjas estatales, debían satisfacer una Plan. Así, las UBPC vivían una contradicción per-
cuota de producción negociada con el Estado. manente: se supone que podían establecer la es-
Los precios de los productos entregados en el tructura de su producción, pero bajo las
marco de estas cuotas eran relativamente bajos y restricciones de las “necesidades” determinadas
poco estimulantes para los productores, aun por el Estado. Esta contradicción se ampliaría
cuando el hecho de superar la cuota daba lugar con la reapertura de los mercados agropecua-
a una bonificación. rios, ya que los ingresos obtenidos con éstos po-
La creación de las UBPC se hizo a un ritmo dían ser 20, 40 y hasta 70 veces más altos que al

análısıs polítıco nº 47
veloz. Entre septiembre y diciembre de 1993, jus- venderle al Estado. El estímulo del mercado era
to antes de comenzar la zafra 1993-1994, se crea- tan fuerte que el acopio sólo podía funcionar a
ron 1.576 UBPC especializadas en caña de costa de controles administrativos, reglamenta-
azúcar, con 146.524 miembros, en el 87% de las rios y disciplinarios muy fuertes.
tierras que otrora pertenecían al Estado, con la En todo caso, el sistema de cuotas que preva-
esperanza de mejorar, desde esta cosecha, los re- lece en el momento en que el poder creó las
sultados del sector azucarero. En febrero de UBPC desalentó la producción y llevó a estas [15]
1995, se contaron igualmente 1.440 UBPC no cooperativas a asignar proporcionalmente me-
azucareras con 126.723 trabajadores. Las áreas nos recursos a dichos cultivos, lo que deterioró
cubiertas por esta nueva forma de producción los rendimientos35. Este fenómeno adquirió toda
fueron entonces las siguientes: 80% de la caña su amplitud cuando estas unidades de produc-
de azúcar, 33% de las viandas, 13% de las hortali- ción empezaron a vender sus productos en los
zas, 24% del café y 8% del tabaco; las UBPC dis- mercados libres, luego de la reapertura de éstos
ponen además del 46% de la capacidad de unos meses después de la creación de las UBPC.
producción de leche33. Por lo demás, esta autonomía de gestión, aun-
Uno de los principales objetivos con la crea- que bastante parcial, no fue siempre fácil de asu-
ción de las UBPC era cambiar el estilo de gestión mir tanto por parte del antiguo personal de
de las antiguas granjas estatales. El primer gran dirección que provenía de las viejas estructuras
cambio consistió en un tamaño mucho más mo- de las granjas estatales, como de los trabajadores
desto para las nuevas unidades de producción. El convertidos en cooperativistas por decreto. A los
promedio de 1.247 hectáreas en caña contrasta antiguos dirigentes les costaba abandonar su esti-
netamente con las 13.110 hectáreas de las anti- lo vertical y autoritario. Su formación técnica, a
guas granjas estatales azucareras. Igualmente, en menudo excelente, no los preparaba para ser
lo que concierne el ganado, se pasó de empresas buenos administradores. A los antiguos obreros
de 24.865 hectáreas a explotaciones de 1.539 agrícolas les costaba superar una actitud pasiva y
hectáreas34. Se trata, por consiguiente, de unida- tomar iniciativas en relación con la gestión y el
des de producción mucho más fáciles de cono- funcionamiento de la unidad de producción.
cer, de administrar y de controlar que las Más allá de su estatuto único, la realidad socioló-
anteriores. gica de las UBPC fue muy diversa: desde aquellas
Se supone que las UBPC debían gozar de una que siguieron siendo relativamente burocráticas

33 Véase Figuereo Albelo, Víctor M. Ob. cit, p. 160.


34 Ídem, pp. 158,159.
35 Parecería más eficaz y lógico dejar que el mercado se encargara de fijar los precios; sustituir este impuesto
tácito en especie (el acopio a precios administrados) por un impuesto sobre los resultados de explotación y
subsidiar directamente los productos distribuidos por la Libreta.
dirigidas por los ex administradores de las gran- hacia este mercado, se planeó dar bonificaciones
jas estatales, ahora “empleados” de las UBPC, en dólares a los productores cuyos cultivos susti-
hasta casos que fueron verdaderos colectivos de tuyeran importaciones38.
trabajadores que eligen democráticamente sus Otro aspecto de la política llevada a cabo fue
cuadros administrativos y técnicos. el intento de lanzar un movimiento de
El estilo de trabajo de los cooperados tam- repoblamiento de las regiones que el éxodo ru-
bién debía cambiar. No se trató ya de aportar tra- ral había dejado deshabitadas. Se esperaba un
bajo sin preocuparse por saber qué resultados se éxodo urbano de personas de origen rural. En
obtenían. Uno de los objetivos asignados a las efecto, muchas personas habían abandonado el
UBPC fue vincular el trabajador a la tierra de campo debido a la falta de garantías en relación
forma que se estimulara su interés por su traba- con el porvenir de la condición campesina y a
jo, y responsabilizarlo por la producción obteni- la mala calidad de los servicios públicos en re-
da. Antes, el obrero era polivalente; se le enviaba giones aisladas. La nueva política pretendía re-
a frentes de trabajo tan diversos que la labor de vertir todos estos factores. Así se forjó el Plan
un día podía perfectamente no tener relación al- Turquino, iniciado algunos años antes y espe-
guna con la de la víspera. El trabajador no veía cialmente orientado al retorno a zonas monta-
ni el resultado de sus esfuerzos ni las consecuen- ñosas. Este plan se propuso igualmente dar un
cias de sus errores. No tenía el placer, ni tampo- nuevo impulso a las producciones de café y ca-
co la responsabilidad, del resultado final de una cao, así como a los cultivos de víveres, y hacer de
análısıs polítıco nº 47

parcela o de una producción. Una vez converti- las montañas unas zonas cuyo poblamiento con-
do en cooperativista vinculado a la tierra, en una tribuiría a una resistencia armada en caso de una
explotación de un tamaño más humano, y miem- invasión al país.
bro de un equipo de trabajo más pequeño, fue Esta profusión de iniciativas dio libre curso a
igualmente responsable del conjunto de las fases una creatividad neo-campesina hecha posible
de trabajo de una parcela o de un producto de- desde que se arraigó la idea de “vincular el hom-
[16] terminado, y sería remunerado en función de bre al área”. Este vínculo se reforzó de forma ge-
sus resultados36. neral en el país mediante la política de repartir
Uno de los objetivos que se les asignó a las en usufructo gratuito parcelas de media hectárea
UBPC fue llegar a estar en equilibrio económico. (área que será reducida luego a un cuarto de
No será siempre fácil, dado el legado que reci- hectárea) para productos de autoconsumo, y con
bieron. A finales de 1994, sólo el 9% de las el desarrollo de la agricultura urbana (los
UBPC logran ser rentables. Sin embargo, la si- “organopónicos”).
tuación mejoró progresivamente, y los subsidios Entre otros aspectos de las políticas
otorgados por el Estado para asumir las pérdidas instauradas, se manifestó el objetivo de asociar
de las empresas agrícolas bajaron de un máximo capitales extranjeros a proyectos agrícolas en la
de 1.800 millones de pesos a 718 millones en producción de tabaco, cítricos, soya, fríjoles flo-
199737. res, entre otros.
La reapertura de los mercados agropecuarios
permitió que la situación mejorara rápidamente. La reapertura de los mercados agropecuarios
Esto llevó a que las UBPC se orientaran hacia la En un primer momento, las reformas sólo to-
producción de productos de alimentación co- caban la producción, sin lograr efectos inmedia-
rriente. Más tarde, serían autorizadas también a tos, mientras que los problemas eran cotidianos
vender en dólares al sector turístico. Además, y agudos. Se necesitó la crisis desencadenada por
para evitar que toda la producción se dirigiera los incidentes de agosto de 1994 en el Malecón

36 Nos parece (y volveremos luego sobre esto) que el proceso emprendido debería seguirse en dos direcciones,
según las características de las producciones y de los trabajadores: por una parte, hacia unas verdaderas
cooperativas; por otra, hacia explotaciones familiares, preferiblemente asociadas en cooperativas de servicios y
grupos de ayuda mutua.
37 Aún queda por saber si el problema no sería desplazado hacia el sistema bancario, bajo la forma de cartera
morosa. Véase Pérez Villanueva, Omar E. Ob. cit.
38 La importancia de los dólares, cuyo análisis está por fuera del marco de esta exposición, se debe a la
posibilidad de comprar medios de producción pagables en divisas, o de repartir primas en dólares a los
trabajadores que pueden así acceder a ciertos bienes de consumo que sólo pueden adquirirse en tiendas de
recuperación de divisas (“diplotiendas”), donde los productos se venden en dólares.
estudios
de La Habana para que se adoptaran nuevas op- Quizás era un sueño imaginar que esta ten-
ciones. El 17 de septiembre, frente a la crisis de dencia podía extenderse más allá de las zonas
subsistencias, se decidió abrir de nuevo los mer- montañosas o de las regiones despobladas. Pero
cados campesinos, esta vez con el nombre de creemos que sería bueno para Cuba que una par-
“Mercados Agropecuarios” (comúnmente llama- te significativa de las granjas –aún muy grandes–
dos agros). Desde el año siguiente, estos merca- fuera repartida en explotaciones familiares o en
dos representaban entre el 25 y el 30% de las agrupaciones cooperativas de dos o tres familias.
ventas de alimentos. Y se trataba en su mayoría Esto implica tener cuidado al elegir a las perso-
de productos ofrecidos por el sector campesino, nas que demuestren estar en capacidad y tener la
cuya producción aumentó en 79% entre 1992 y voluntad de trabajar juntas, o que prueben apti-
1998. Se observaba una señal de flexibilidad y de tudes para convertirse en pequeños agricultores
adaptación a las circunstancias en el hecho de independientes. Sería una transformación me-
que, esta vez, se autorizan los intermediarios. diante la cual Cuba reforzaría la ruptura con el
Los agros dinamizaron la producción alimen- lastre del pasado representado en explotaciones
ticia, al tiempo que proporcionaron un comple- agrícolas de talla inhumana. Se mejoraría así el
mento importante a lo que ofrece la Libreta. Así, abastecimiento, y se acercaría el día en que Cuba
la producción de legumbres frescas, de fríjol, de pudiera ser autosuficiente. Y daría una enorme
frutas y plátano, tuvo un especial auge. base popular al socialismo, al tiempo que haría
Como en el caso de los Mercados Libres Cam- totalmente imposible esa vuelta atrás con la que

análısıs polítıco nº 47
pesinos, ciertos productos no pudieron ser obje- sueñan Bacardí, sus hermanos y sus aliados del
to de transacciones, lo que mantiene entonces norte y de otras latitudes.
un mercado negro. Por lo demás, los precios de Esta población neo-rural sería también un ac-
los productos ofrecidos en los agros eran bastan- tivo si Cuba eligiera posicionarse en el mercado
te altos y, por tanto, prohibitivos para los más po- de los productos biológicos, en plena expansión.
bres, mientras que el papel de la Libreta se En efecto, la isla goza de la excepcional combi-
reducía. Más que nunca, se presentó el problema nación de una mano de obra rural calificada, [17]
de la desigualdad de acceso a las subsistencias. años de abstinencia involuntaria de insumos
agroquímicos en numerosas regiones, así como
Oportunidades promisorias para la agricultura cubana la difusión (y a menudo incluso la elaboración
Por ciertos aspectos, parecería que existía, en en Cuba40) de novedades técnicas en agricultura
vista de los mejores resultados de los pequeños biológica. En suma, existiría un conjunto de cir-
productores privados, una voluntad de “recam- cunstancias que le permitirían al país obtener
pesinizar” los campos. Se escuchaban palabras más fácilmente la certificación de conformidad
hasta ahora nunca oídas en Cuba, como aquéllas con las normas de la agricultura orgánica, y ha-
de un afamado especialista en problemas coope- cerse a una reputación en este mercado. Parece
rativos cuando afirmó que los “objetivos de la que, por el momento, estas posibilidades no son
parcelación individual representan una amplia- aprovechadas sino marginalmente, esencialmen-
ción y una extensión del modelo campesino, a te por necesidad, es decir, más por falta de
tono con el nivel de desarrollo real del país”39. insumos agroquímicos que por convicción.
Hay que tener en cuenta el hecho de que este En muchos otros terrenos existe la posibili-
tipo de evolución era necesariamente lento, dad de que Cuba explore caminos originales de
puesto que los campesinos no se improvisaban, y progreso agrícola. Sea en las regiones de sabana
la dureza del trabajo en el campo amenazaba o en zonas de reforestación, el desarrollo del ga-
con provocar abandonos entre los candidatos al nado caprino y ovino constituiría una importan-
éxodo urbano. Se debe subrayar que este te fuente complementaria de proteínas animales.
repoblamiento del campo, si tenía éxito aunque Es urgente un programa de oleaginosas que per-
fuera sólo parcial, contribuiría a resolver el pro- mitiera a la vez resolver una parte del déficit de
blema de escasez de mano de obra rural. lípidos y el de ciertos componentes de los ali-

39 Véase Figuereo Albelo, Víctor M. Ob. cit.


40 En su rica red de centros de investigación, Cuba, desde mucho antes de la crisis de los noventa, ha comenzado
a interesarse en el desarrollo de técnicas de control biológico: ha creado unidades de producción de
fertilizantes orgánicos así como de otras técnicas originales que hacen del país un exportador de técnicas
agrícolas en América Latina.
mentos para el ganado. Investigaciones tanto jado realmente de ser. Las cuotas de producción
gastronómicas como dietéticas podrían quizás para despachar al acopio son demasiado altas, o
contribuir a remplazar el pan blanco, poco nutri- los precios por dichos despachos muy bajos, lo
tivo, por preparaciones a base de maíz, yuca, plá- que limita el progreso de las UBPC y de los demás
tano o de otros alimentos producibles en Cuba. productores41, mientras que la agricultura, a pesar
de sus avances, está lejos aún de haber recupera-
LIMITACIONES, RETICENCIAS Y PELIGROS do su nivel anterior a la crisis. Se necesitaba sin
Ahora, si bien es cierto que se siente en Cuba duda más espacio para el mercado, sabiendo con-
una profusión de ideas nuevas, también a veces trolarlo, evitando la especulación o que unas caí-
surge la pregunta acerca de hasta dónde llegarán das excesivas en los precios desestimulen la
la innovación y la audacia. En el campo de la producción. Por lo demás, es indispensable man-
producción biológica, se siente en ocasiones que tener mecanismos incitadores para producciones
éstas son vistas no como una promesa de futuro consideradas estratégicas, de modo que el merca-
o un nuevo modelo de desarrollo rural, sino do no se convierta tampoco en el único determi-
como improvisaciones, “regresiones tecnológi- nante de la producción sin tener en cuenta el
cas”, como afirma Santiago Rodríguez, debidas a interés social.
circunstancias infortunadas de la historia Una asombrosa continuidad merece ser men-
Esto nos lleva de nuevo a la concepción mis- cionada aquí: el mercado interno siempre ha apa-
ma del progreso. La inercia de las estructuras recido como algo secundario en la estructuración
análısıs polítıco nº 47

mentales es muy fuerte en este campo. Las for- de la producción cubana, esencialmente determi-
maciones cientificistas adquiridas en los antiguos nada por el mercado mundial. En otras épocas, ni
países “socialistas” siguen pesando. Se asocian a los esclavos ni los obreros tenían la ocasión de ex-
la vergüenza del pasado y a una cierta falta de presar sus necesidades mediante su demanda.
confianza en el pueblo que impregna la mentali- Hoy, el Plan tiene más peso que la demanda,
dad de muchos miembros de las nuevas “elites”. aunque fuerte, de productos alimenticios cuya
[18] Esto surge de la desconfianza hacia los cam- expresión se ve parcialmente ahogada por las
pesinos que no creemos aún superada: la trabas impuestas al mercado42.
“recampesinización” es más una concesión a las De una forma más general, el ciudadano no
circunstancias que una convicción profunda so- participa suficientemente en la definición de los
bre la validez de una agricultura más humana, problemas ni en la elaboración de las soluciones.
más económica en medios y más preocupada de Nada es más característico en este sentido que la
la inocuidad de sus productos y de sus relaciones decisión de constitución de las UBPC. Adoptada
con el medio ambiente. El tamaño todavía exce- desde arriba en función de la urgencia que ha-
sivo de las nuevas explotaciones nacidas de las bía por aliviar los déficit públicos, no supo defi-
reformas de 1993 nos remite a cierta nostalgia nir la forma de producción más adecuada para
por una “forma superior de producción”. tomar el lugar de las granjas estatales, ni tampo-
La autonomía de gestión que, según se afirma, co supo o quiso dar un grado satisfactorio de
es un factor tan importante en la transformación autonomía de decisión y de gestión a los traba-
de las granjas estatales en UBPC, es todavía muy jadores. Así, las excesivas limitaciones a los me-
insuficiente: los controles administrativos son canismos del mercado que inducen penurias
asfixiantes, la iniciativa está maniatada, el Plan es alimenticias no se ven suficientemente compen-
demasiado directivo; en consecuencia, los trabaja- sadas por una expresión de las necesidades po-
dores no se han convertido aún en actores plenos pulares por medio de la elaboración
de una democracia popular, y los cuadros todavía democrática de un plan. Y si bien es cierto que
conservan rasgos de los burócratas que no han de- los excedentes eran otrora confiscados por una

41 Esto no quiere decir que se debería suprimir el acopio. Es muy importante para suministrar una parte de las
raciones de la Libreta y como expresión, a la vez simbólica y real, de la solidaridad entre los cubanos, en tanto
elemento constitutivo de una ética socialista.
42 Insistamos una última vez en el hecho de que no proponemos eliminar lo que tiene de indispensable la
planificación, en la medida en que, democráticamente elaborada, logre orientar una parte de la producción
en función de las necesidades sociales. No pensamos tampoco que la demanda, tal como se expresa en los
mercados, pueda remplazar esta forma de determinación de las necesidades, en la medida en que sólo expresa
la demanda solvente, aquella que está armada de poder de compra, y no toda la expresión de necesidades por
satisfacer.
estudios
minoría, su uso actual, aunque sea puesto al ser- de los campesinos, como en la ciudad, donde las
vicio del país, no ha estado siempre orientado de diferencias en la capacidad de consumo se acen-
la forma más adecuada. túan y se manifiestan especialmente en los
Se observará también que, a pesar de todas “agros”. Otro es la creciente presencia de una
las redefiniciones hechas desde 1993, el azúcar ideología y de una práctica muy empresariales,
y la orientación agroexportadora conservan su que sólo conciben la economía en términos de
preeminencia: en 1998, los cañaduzales ocupan rentabilidad y de adaptación de Cuba a las exi-
aún el 48,7% de las tierras cultivadas y, de ma- gencias del mercado mundial. El aumento del
nera general, los productos de exportación cu- poder de los tecnócratas de la exportación
bren alrededor del 54% de las tierras. Si bien es exitosa constituye un riesgo para las opciones del
evidente que el azúcar debe seguir acompañan- socialismo cubano, riesgo que coincide con el de
do durante mucho tiempo la historia cubana, las diferenciaciones sociales.
no se siente una voluntad para que esta conti- ¿Habrá “campañas de rectificación” frente a
nuidad se vea acompañada de un proceso si- estas derivas? Si tienen lugar, los dirigentes cuba-
multáneo de lenta ruptura con el peso nos habrán demostrado una gran aptitud para
dominante de una materia prima sobre la na- diagnosticar los errores y corregirlos. No obstan-
ción, situación bien típica de un Tercer Mundo te, estos diagnósticos y estas correcciones se ha-
aún dependiente. rían mucho más rápidas, mejores y más eficaces
Uno de los aspectos inquietantes de las actua- si una auténtica participación popular diera voz

análısıs polítıco nº 47
les evoluciones es el ahondamiento de las dife- a todos para seguir obrando por una sociedad
renciaciones sociales en el país. Se manifiestan más justa y más independiente que las que se
tanto en los pequeños productores, en particular suelen ver en el trópico.

[19]
La comunidad
simbólica del
manto de Iris
o la huella
de un sueño*

Yo me dije: este manto de Iris que me ha


servido de estandarte, ha recorrido en mis
manos sobre regiones infernales; ha surcado
los mares dulces; ha subido sobre los hom-
bros gigantescos de los Andes; la tierra se
ha allanado a los pies de Colombia, y el
análısıs polítıco nº 47

tiempo no ha podido detener la marcha de


la Libertad. Belona ha sido humillada por
los rastros de Iris, y ¿yo no podré trepar
sobre los cabellos canosos del gigante de la
tierra? –Sí podré!
[20] Simón Bolívar
Mi delirio sobre el Chimborazo,
Georges Lomné
Profesor de la Universidad de
Loja, 13/X/1822.
Marne-la-Vallée, Francia

Padre de la Patria Simón Bolívar,


cúbreme con tu manto de Iris y ayúdame.
Rezo personal de un
maestro venezolano, 19851.

I NT R O D UCC IÓ N
el “sueño bolivariano” que numerosos
latinoamericanos presentan hoy como prueba
ontológica de su fraternidad de civilización, difie-
re, por naturaleza, de la “asociación de los cinco
grandes estados de la América” que entreveía el
Libertador a principios de 1821: “La imaginación
no puede concebir sin pasmo la magnitud de un
coloso, que semejante al Júpiter de Homero, hará
temblar la tierra de una ojeada. ¿Quién resistirá a
* Conferencia de apertura de la
tercera promoción de la Maestría
en Estudios Políticos del I E P R I 1 Con respecto a la hermeneútica religiosa del delirio
(Universidad Nacional de Colom-
que practica la gente humilde en Venezuela, véase
bia, Bogotá): “Por una geopolítica Salas de Lecuna, Yolanda. Bolívar y la historia en la
del símbolo: las naciones del arco conciencia popular. Caracas: Universidad Simón
iris”. 10 de septiembre de 2001. Bolívar, 1987, pp. 110-112.
estudios
la América unida de corazón, sumisa a una ley y huella de un sueño que la de un paso”.
guiada por la antorcha de la libertad?”2. El 9 de septiembre del año 2000, Ecuador
Este proyecto de una “nación de repúblicas” abandonó el Sucre en beneficio del Dólar ame-
que pudiera hacer contrapeso a la Santa Alian- ricano. La resignación de algunos, que forma-
za a fin de lograr el “equilibrio del universo” re- ban largas colas delante de las agencias del
mitía a la efímera utopía de un “Hemisferio Banco Central, así como la rabia que expresa-
occidental” republicano, elaborada por enton- ban los demás al grito de “¡El sucre no se mue-
ces en los círculos de Filadelfia y no debe ser re, carajo!”, acentuaban el sentimiento de que
confundida con la aspiración a la “nación la en aquel día la gente presenciaba las exequias
más grande del mundo”, de índole más cultu- de la Nación. En la plaza de Santo Domingo, en
ral, a la que se refiere la famosa Carta de Jamai- Quito, una mano anónima depositó una corona
ca. Con todo, a esta última se atienen en rigor de flores blancas al pie de la estatua del maris-
los ensayistas y trovadores que celebran a cal epónimo de la moneda nacional. Otra des-
“Nuestra América” en menosprecio del plegó en su sable la bandera tricolor, el “manto
anglosajonismo, olvidándose por completo de de Iris” de la Colombia bolivariana en cuyo
que el Libertador, no obstante encontrar en nombre había liberado la ciudad, quitándola a
los americanos del norte el “carácter de los realistas el 24 de mayo de 1822. Aquel 9 de
heterogéneos para nosotros”3, ponía sus aspira- septiembre, a principios de la tarde, una mu-
ciones de integración continental bajo los aus- chedumbre abigarrada de artistas y gente hu-

análısıs polítıco nº 47
picios de Inglaterra y de su modelo de milde de los barrios del casco colonial procedió
civilización. Además, conviene recalcar que la a “lavar al país” en un acto de simbólica relevan-
luz que siguen proyectando las tentativas de cia: se pusieron a enjabonar la bandera tricolor
Liga Panamericana –asociada al Congreso de delante de una estatua de la Virgen del Cisne
Panamá– y de Federación de los Andes, no de- antes de llevarla en procesión hasta el cemente-
ben eclipsar la supervivencia de un ensueño rio de San Diego en donde sepultaron a una
primordial: la República de Colombia tal como efigie de cartón del signo monetario6. [21]
el Congreso de Angostura la proclamó consti- Esta parodia nos parece anunciadora de la
tuida, el 17 de diciembre de 18194. A esta trascendencia a la cual ha llegado hoy en día, en
“Grande Nación”, unitaria en su principio, el la zona noroandina, la simbólica política de raíz
Libertador consagró una prosopopeya: Mi deli- bolivariana. Basta con evocar inter alia la volun-
rio en el Chimborazo. Lo mismo que Ossian con tad del presidente venezolano de encarnar la
Napoléon, el “Tiempo” le dirige la palabra a figura del Libertador y de volver a definir la Na-
Bolívar, un Bolívar poseído del “Dios de Co- ción en términos de “República Bolivariana”7, o
lombia”, y le indica el símbolo de la regenera- el favor que han venido dando últimamente a
ción de esta parte del mundo: el manto de Iris5. esta herencia las Fuerzas Armadas Revoluciona-
Este ensayo busca demostrar que ese adorno ha rias de Colombia, FARC8. No es menos sorpren-
justificado ampliamente desde aquel entonces dente la afición que todos proclaman a la
el aserto de Georges Duby: “No es menos real la bandera tricolor de sus ejércitos, que un antece-

2 Comunicación de Bolívar para el Director Supremo de Chile (Cali, 8 de enero de 1822); el Protector del Perú
y el Director Supremo de Buenos Aires (Cali, 9 de enero de 1822). En: Escritos del Libertador. Tomo XXII.
Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1989, pp. 33-37.
3 Carta de Bolívar a Santander, Arequipa, 30 de mayo de 1825.
4 Hizo gala de confesar el Libertador en la sesión extraordinaria del Congreso de Venezuela reunido en
Angostura, el 14 de diciembre de 1819: “La reunión de la Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que
me he propuesto desde mis primeras armas”.
5 Sobre la simbólica del arco iris, véase L’Arc-en-ciel. Figures. No. 20. Dijon: Éditions Universitaires de Dijon, 2000,
p. 177.
6 El Comercio. Quito, 10 de septiembre de 2000.
7 Véase el Título I (Principios fundamentales), Artículo 1, de la Constitución aprobada por referendo el 15 de
diciembre de 1999.
8 Véase el discurso de creación del “Movimiento bolivariano por la Nueva Colombia” (29 de marzo del 2000) en
la página web de esta organización. En: http://www.contrast.org/mirrors/farc/Comunicados/mbnc/
lanzamiento.html
sor, Francisco de Miranda, imaginó ya en 1788, E L “ E S P E J O R OTO ” D E L A CO LO M B I A
inspirándose en el escudo de Cristóbal Colón, B O L I VA R I A N A ( 1 8 2 0 - 1 8 4 9 )
donde aparecían en franjas horizontales los colores
La invención heráldica de tres naciones
primarios del arco iris: el amarillo, el azul y el rojo9.
Colombia, Ecuador y Venezuela comparten hoy Murió la “Gran Colombia” en 1826 por su in-
tan ilustre bandera que los franceses no suelen capacidad de fomentar una “comunidad del ol-
conocer sino por los paquetes de café, y que has- vido”13 tal como la formulara Ernest Renan para
ta los guerrilleros en lucha contra esos mismos Francia, a finales del siglo XIX. Después de la
estados llevan en el brazo en forma de escarape- batalla de Ayacucho, que asienta la victoria
la. Al extremo opuesto, la Confederación de las definitiva de la causa independentista, los inte-
Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie – reses regionales se sobrepusieron a la ambición
que contribuyó en enero de 2000 al derroca- de un Estado centralizado que pudiera agregar
miento del presidente Jamil Mahuad–, no vacila el Virreinato de la Nueva Granada a la Capita-
en desdeñar esta bandera en beneficio de in- nía General de Venezuela. Sin embargo, por
quietantes banderas de color negro a las que singular paradoja, no correspondió dispersión
presentan como los estandartes del Inca simbólica alguna a la disgregación territorial de
Atahualpa y de su fiel general Rumiñahui. La 1830-1831. Las tres nuevas repúblicas –”Ecua-
figura misma de Bolívar aparece considerada dor en Colombia”, el “Estado de Venezuela” y la
como ajena al proyecto político indígena10. “Colombia-Estado de la Nueva Granada”– per-
análısıs polítıco nº 47

Este conjunto de lógicas contradictorias de manecieron fielmente adictas a las armas y a la


apropiación y de rechazo constituye, a nuestro bandera de la Colombia bolivariana. Si tras un
parecer, el síntoma de la crisis identitaria más incidente naval con Francia, la Nueva Granada
aguda que ha conocido esta región de América y Venezuela decidieron dotarse de una heráldi-
desde que se emancipó de la monarquía españo- ca propia en 1834 y 1836, hubo que esperar a
la. Si como Lucien Sfez lo expresó muy justa- 1845 para que la derrota del general Flores, in-
[22] mente, “la simbólica no pasa nunca de ser un terpretada como la del “partido del extranjero”,
remedio, hasta se podría decir un placebo, a la permitiera la promulgación de un decreto se-
crisis de la representación política”11, ¿que será gún el cual “se restablece la nacionalidad ecua-
de estas naciones si la misma “administración del toriana”14, abriendo campo a la creación del
símbolo” se desvirtúa o se anula? No se podrá escudo que le conviniera.
adelantar ningún elemento de respuesta a esta Desde entonces, en los tres países, los símbo-
pregunta sin tomar en cuenta un proceso históri- los de la libertad de los modernos superaron a
co de larga duración. Pese a Hegel, en la región los de la libertad de los antiguos. Así, en el pro-
que consideramos, “el espíritu de racionalidad y yecto neogranadino de 1834, el genio de la paz
de libertad”12 pronto se erigió en principio de sustituye al de la libertad, y el casco adornado
gobierno. En consecuencia, se planteó la cues- de plumas tricolores da paso a una corona de
tión de la simbólica nacional-republicana más espigas de trigo. Sin embargo, el presidente
temprano que en numerosos países de Europa, Santander procuró oponerse a que desaparecie-
presentando un cariz agudo que remitía a la ne- ran el “gorro rojo enastado en una lanza como
cesidad de justificar la multiplicidad de las iden- símbolos de la libertad” en lugar del “caballo de
tidades en unos países carentes del argumento plata” inicialmente deseado por el Senado con el
cultural que lo permitiera. fin de simbolizar “la independencia de la Repú-

9 Véase Piñeros Corpas. Joaquín. Historia de la bandera colombiana. Bogotá: Imprenta de las Fuerzas Militares,
1967, pp. 87-88.
10 En palabras de Nina Pacari, dirigente indígena de Pachakutik y vicepresidente del Congreso ecuatoriano,
durante el Simposio “El sueño de Bolívar”, Biarritz, 28 de septiembre de 2000.
11 Sfez, Lucien. La Symbolique Politique. París: P.U.F., 1988, p. 6.
12 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. La Raison dans l’Histoire. Introduction à la Philosophie de l’Histoire. París: 10/18,
réed. 1978, p. 237.
13 Renan, Ernest. Qu’est-ce qu’une Nation? [1882]. París: Presses Pocket, 1992, p. 42.
14 Barrera, J. Ricardo. “Pabellones y escudos de la República del Ecuador”. En: Museo Histórico, No. 20. Quito,
1954, p. 143.
estudios
blica”15. Un mes antes, ¿no habían querido los gorro frigio. En Ecuador, la resistencia prolonga-
venezolanos colocar un caballo blanco en su es- da del águila al cóndor se explica más bien por
cudo para significar el carácter “indómito” de su la fuerza del registro norteamericano y del mo-
nación? Los mismos habían renunciado también delo napoleónico.
al arco y a la flecha indígenas previstos en el
cuartel izquierdo del escudo, optando por “la es-
pada y la lanza que hacen tan temibles a nuestros L A I N D I V I D UA C I Ó N D E LO S O R Í G E N E S
guerreros y pueden denotar el triunfo de pue- Muy temprano, el relato de la Nación vino en
blos cultos y civilizados”, y habían abandonado la apoyo del registro abstracto y frío de los escudos.
idea de un sol radiante por la de un manojo de En la época de Bolívar, dos espejos reflejaban la
espigas de trigo16. De esta manera, las metáforas imagen de la identidad. El primero daba la ilu-
de la India y del astro solar, tan amadas por Bo- sión de unos criollos independentistas resucitan-
lívar, se veían arrinconadas por el ideal de pro- do a los Incas de Marmontel18. La inclinación del
greso y abundancia. Los ecuatorianos, bajo la Libertador hacia estos últimos y las tragedias
influencia de Vicente Rocafuerte, lo manifesta- indigenistas de José Fernández Madrid o de Luis
rían a su manera colocando un barco de vapor Vargas Tejada lo atestiguan19. Empero, si el Can-
en su escudo. to a Junín de Joaquín de Olmedo llevó esta ma-
Otro registro simbólico intentó dar cuenta de nía al paroxismo, el Libertador nunca se
los emblemas geográficos de la Nación. Fue así ilusionó por el artificio romántico de estas

análısıs polítıco nº 47
como los neogranadinos incluyeron al Istmo de transposiciones de Atala: su “fuente de virtud”
Panamá en su escudo con la esperanza de que remitía más bien a la antigüedad clásica20. En
fuera algún día el “emporio del comercio de am- este segundo espejo, los rasgos heroicos de la
bos mundos”. Por su parte, los ecuatorianos es- gesta independentista cobraban todo su brillo.
cogieron en 1845 al volcán del Chimborazo De esta última, la Historia de la revolución de la Re-
vinculado con el Delirio poético de Bolívar, mien- pública de Colombia de José Manuel Restrepo que
tras que los venezolanos consideraron que el ca- se publicó en París en 1827, sentó las normas. La [23]
ballo era suficientemente evocador del Llano, obra, por mucho que obedeciera a la ambición
donde ubicaban el origen mítico de su Indepen- de una reconstitución positiva de los aconteci-
dencia. Por fin, conviene recalcar la resistencia mientos, quedó tributaria de las convenciones
del águila frente al cóndor, aun estando este últi- narrativas de la epopeya patriótica. Además, la
mo vinculado a la esencia del americanismo complicidad que había mantenido este antiguo
andino. En 1821, el propio Correo del Orinoco no ministro del Libertador con los actores de su li-
se quiso pronunciar sobre la identidad de la bro confirió a este relato fundador el carácter de
figura animal -”Una águila o condor armado de una “prisión historiográfica”21.
una espada y de una granada”– que ornaba el Zapadas por sus gastos militares y su inca-
centro de la estampa de la primogénita Gaceta pacidad para recaudar la renta pública, las re-
del “Gobierno libre e independiente de públicas nacidas del desmembramiento de la
Cundinamarca”17. En este caso, la confusión de Colombia bolivariana se afanaron más por inven-
las referencias se debía obviamente a la tariar sus recursos que por defender las adquisi-
pregnancia de una heráldica heredada de la Pa- ciones del nuevo pacto social republicano. Por
tria Boba, que aliaba el águila de Castilla con el otra parte, ya que el trazado de las fronteras en-

15 Véase Ortega Ricaurte, Enrique. Heráldica Nacional. Bogotá: Imprenta del Banco de la República, 1954, p. 94.
16 Véase Vargas, Francisco Alejandro. El Escudo de Armas de la República. Caracas: Ediciones Centauro, 1981.
17 Roderick, Andrés. Correo del Orinoco. No. 41. Angostura: Impresor del Supremo Gobierno, sábado 23 de
octubre de 1819, p. 2. Sobre la simbólica del águila para los Antiguos como para los Modernos, véase Chazot,
M. De la Gloire de L’aigle. París: Aux archives du Droit français, 1809, p. 380.
18 Les Incas ou La Destruction de L’empire du Pérou par M. Marmontel. Volumen 2. París: Lacombe, 1777, pp. 204 y 251
19 Véase Madrid, José Fernández. Guatimoc o Guatimocín. Tragedia en 5 actos. París: Imprenta de J. Pinard, 1827, p.
100; Tejada, Luis Vargas. Sugamuxi, 1826, y Doraminta, 1828.
20 Bolívar, Simón. “Discurso de Angostura”, 15 de febrero de 1819.
21 Colmenares, Germán. “La historia de la Revolución por José Manuel Restrepo: una prisión historiográfica”.
En: La Independencia. Ensayos de historia social. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1986, pp. 7-23.
tre los nuevos estados dependía de la estricta en el caso de la heráldica, es preciso señalar que
aplicación del principio del Uti Possidetis Juris, a partir de los años treinta del siglo XIX, el regis-
era de suma importancia disponer de un conoci- tro de la paz y de las leyes sustituyó al de la epope-
miento perfecto de los límites administrativos de ya magna. El civilismo se iba nutriendo de la
la época colonial. Las misiones corográficas en leyenda negra del cesarismo bolivariano. En esta
las cuales se empeñaron Venezuela y la Nueva región del mundo, el mensaje expresado en
Granada, entre 1834 y 1850, conciliaron estos 1814 por Benjamín Constant en De L’esprit de
dos objetivos. Fue en esta ocasión cuando el ve- Conquête et de L’usurpation había sido asimilado
nezolano Rafael María Baralt recibió las felicita- mejor que en otras26.
ciones de Berthelot por haber sabido describir
una “identidad nacional”22. En la Nueva Grana- El nacimiento de un folclor republicano
da, una tarea similar incumbió a los historiado- Podemos dudar –a falta de un dispositivo que
res Joaquín de Acosta y José Antonio de Plaza haga posible administrarlas– de la eficacia de es-
mientras que en Ecuador la publicación póstuma tas “figuras de curación”, según la acertada fór-
de la Historia del Reino de Quito del Padre Juan mula de Lucien Sfez, constitutivas de los
Manuel de Velasco desempeñó igual papel. En- emblemas y mitos nacionales. En tiempos de la
tonces, en 1850, la herencia colonial estaba in- “Gran Colombia”, el teatro y las fiestas llegaron a
tegrada en el proceso de invención nacional ser el medio idóneo para cumplir tal objeto. Per-
de los tres estados. Poco importaba todavía mitían la escenificación de imágenes vivas ade-
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que lo fuera, a menudo, bajo el estandarte del cuadas para inclinar las almas al patriotismo más
anticlericalismo y con el afán de historiar la puro. Por eso se exhibía continuamente el
Independencia. sacrificio de Antonio Ricaurte prendiendo fuego
Sin embargo, desde el punto de vista de su a las pólvoras de San Mateo, con el fin de sepul-
impacto, estas obras no podían competir con los tar al enemigo monárquico, o el de la joven
himnos23 que el pueblo –por iletrado que fuese– Policarpa Salavarrieta fusilada en plaza pública
[24] entonaba en las plazas. Una serie de imágenes por haber confesado su ardor patriótico. Duran-
fundamentales se difundieron por este medio. te las fiestas cívicas, unas pantomimas desempe-
En primer lugar, la metáfora de la irrupción del ñaban un papel similar: en Barichara eran
día con el fin de significar que la Independencia ninfas, las cuales figuraban a las jóvenes repúbli-
era una “palingenesia del mundo”24, una aurora cas americanas, que “arrojaron del teatro” a una
que borraba tres siglos de Colonia española. La “vieja decrépita que simbolizaba a la España”27.
Regeneración política encontró así su pueblo de En contrapunto, el culto a Bolívar se iba desarro-
referencia en los “hijos del sol”. En segundo lu- llando. Para los pueblos, su figura no sólo encar-
gar, el leitmotiv de la unidad que preservar: uni- naba la Regeneración política sino también “el
dad de la causa americana en los años 1810-1820 lazo que los ligue a Colombia”, según la fórmula
y, luego, de la Nación en los años 1830. Por fin, de Sucre.
la imagen del “Padre de la Patria”25, el único que Al “Caudillo de la Nación colombiana” suce-
podía asegurarla: Bolívar al principio, y luego dieron los caudillos de las patrias chicas. Todos,
Flores en Ecuador o Páez en Venezuela. Como con excepción de Santander, se aficionaron al

22 Baralt, Rafael María. Obras completas. Tomo I. Maracaibo: Editorial de la Universidad de Zulia, 1960, p. 514.
23 Véase Espinosa Polit, Aurelio. Reseña histórica del himno nacional ecuatoriano. Quito: Talleres Gráficos Nacionales,
1943, p. 95; Vargas, Francisco Alejandro. Los símbolos sagrados de la nación venezolana. Caracas: Ediciones
Centauro, 1981, pp. 135-143.
24 Véase Marienstras, Élise. Nous, le Peuple. París: Gallimard, 1988, capítulo XVIII, con el fin de establecer el
paralelo que conviene con los Estados Unidos.
25 Véase Tovar Zambrano, Bernardo. “Porque los muertos mandan. El imaginario patriótico de la historia
colombiana”. En: Pensar el pasado. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia y Archivo General de la Nación,
1997, pp. 125-169.
26 Véase nuestro artículo: “A L’école de L’esprit du Siècle: Vicente Rocafuerte (1820-1847)”. En: Lempérière,
Annick; Lomné, Georges; Martinez, Frédéric y Rolland, Denis, (directores). L’ Amérique Latine et les Modèles
Européens. París: Éditions l’Harmattan, junio 1998, pp. 197-240.
27 Fondo historia civil. Tomo VI. Bogotá: Archivo General de la Nación, Sección República, pp. 854-857.
estudios
“lujo asiático” que tanto se le había reprochado de han brotado millares de atletas (...)”31. A lo
a los triunfos bolivarianos. El aparato barroco largo de los años, el panteón de la Patria –asi-
de la gloria permaneció intacto por muchos milada a América– se había enriquecido con
años debajo de los ideales republicanos, dando numerosos héroes civiles y militares. A partir
cuerpo a las “amalgamas”28 que Maurice de 1830, estos héroes fueron objeto de una na-
Agulhon ha podido estudiar en la Francia turalización forzada que provocó determinadas
posrevolucionaria. Ilustran esta circunstancia contiendas con respecto al retorno de sus ceni-
Juan José Flores en Ecuador, Antonio Páez en zas a patrias inéditas. Ecuador y Perú pelearon
Venezuela y Tomás Cipriano de Mosquera en la por las cenizas del mariscal La Mar mucho an-
Nueva Granada. Empero, más allá del culto a tes de que Colombia se resignara a devolver las
sus césares, las jóvenes repúblicas se afanaron de Carlos Montúfar a Ecuador, o que este país
en celebrar su propia epifanía al inventar la pusiera obstáculo a la devolución de las del
fiesta nacional. La desaparición del Libertador mariscal Sucre a Venezuela. Descuella enton-
y la del calendario cívico que le iba asociado, ces por su atmósfera consensual el regreso de
abrieron camino a otras fechas fundadoras: las las cenizas de Simón Bolívar a Caracas, en
proclamaciones de las juntas de gobierno de 1842. Además de brindar la oportunidad de
los años 1809-1810 y las declaraciones de inde- imitar el “último vuelo del águila” orquestado
pendencia absoluta con respecto a la monar- por Louis-Philippe dos años antes, hace falta
quía. De esta manera, ya en 1834 Venezuela admitir que se procuró saciar un murmullo

análısıs polítıco nº 47
había señalado como sus “grandes días nacio- memorial que se manifestaba de múltiples ma-
nales” los 19 de abril y 5 de julio. En Ecuador, neras en favor del Libertador.
como en la Nueva Granada, la autoridad del
calendario religioso y la competencia de las ce-
lebraciones provinciales frenaron este proceso EL NACIONAL-REPUBLICANISMO
durante mucho tiempo. En Ecuador, no apare- C O M PA R T I D O ( 1 8 5 0 - 1 9 2 0 )
ció la fiesta del 10 de agosto antes de 1837. En [25]
la Nueva Granada, hizo falta esperar hasta La transposición simbólica de “la guerre des deux France”
1842 para que, terminada la “guerra de los Su- Hubiera sido algo paradójico que las jóvenes
premos”, se les ocurriera a los vencedores dar repúblicas nacidas del desmembramiento de la
una dimensión nacional a la “fiesta provincial” Colombia bolivariana perpetuaran voluntaria-
del 20 de julio. Los azares del calendario qui- mente los mitos y símbolos que nutrían a esa
sieron que su primera celebración, en 1849, “Grande Nación”. Durante el decenio de los
¡diera ocasión de celebrar conjuntamente en años 1830, tanto en Venezuela como en la Nueva
Bogotá la República de la Nueva Granada y la Granada, se repudió primero al Libertador. Lue-
de Lamartine!29 go, la damnatio memoriae se aferró al símbolo más
Pero según advierte Ernest Renan en el directamente vinculado a su gloria y a sus triun-
caso de Francia: “Si de recuerdos nacionales se fos militares: el “Iris de Colombia”. En 1834, la
trata, más valen los lutos que los triunfos pues- Nueva Granada abandonó el “Pabellón colom-
to que imponen deberes, y demandan un es- biano” en favor de otro que, aunque había con-
fuerzo en común”30. Un clérigo quiteño servado los colores primarios del arco iris, “no
atestigua esta verdad en 1822: “Mas no importa se ha ilustrado por ningún triunfo”32. Ecuador a
que se obstinen (los españoles), pues a la Pa- su vez, lo abandonó en 1845 en beneficio de la
tria le ha sucedido lo propio que al cristianis- bandera bicolor –blanca y azul– de los patriotas
mo en su cuna, que la sangre fecunda de cada guayaquileños que acababan de derrocar al ge-
uno de sus mártires ha sido el germen de don- neral Flores en nombre del civilismo y del pro-

28 Agulhon, Maurice. “Politiques, images, symboles dans la France post-révolutionnaire”. En: Histoire vagabonde.
París: Gallimard, 1988, p. 299.
29 Biblioteca Nacional de Colombia, Bogotá, BNCB, Fondo Pineda. No. 371 (4). 20 de julio. Fiestas nacionales.
30 Renan. Ob. cit., p. 55.
31 Bravo, José. “Oración gratuloria”, Catedral de Quito, 27 de mayo de 1822. En: Museo Histórico, No. 24. Quito,
1956, p. 133.
32 Restrepo, José Manuel. Diario político y militar (1819-1858). Tomo II. Bogotá: Imprenta Nacional, 1954, p. 340.
greso33. A mediados del siglo, el desarrollo de los en el Segundo Imperio francés. De máxima
conflictos ideológicos contribuyó a la mayor con- significación fue en esta óptica el restableci-
fusión, según lo refleja en un folleto satírico que miento en 1860 de la “antigua bandera colom-
corría en Bogotá. Éste describía un “almacén de biana” –o sea “la antigua bandera ecuatoriana”–
los estandartes”34 ubicado en la “carrera del siglo debido a que “a la bandera tricolor están asocia-
19, calle 51 [1851]”. Un “jovencito” atendía al dos grandes recuerdos de triunfos espléndidos,
cliente de la siguiente manera: “¿Lo quiere usted virtudes heróicas i hazañas casi fabulosas”36. A
à la dernière?”. Y en un abrir y cerrar de ojos, se le los pocos años, en 1865, indignado por la expe-
estaba poniendo a la vista el estandarte del socialis- dición española en las costas de Chile y Perú, el
mo, “flamante” pero “cortado exclusivamente para secretario del Senado ecuatoriano, el conserva-
la Francia”; el de la democracia, “bastante usado, i dor Juan León Mera, decidió redactar un verda-
aun así es de moda”; el de la religión, de la libertad, dero himno nacional considerando que la letra
de la igualdad y de los principios, éstos tres últimos del anterior –no suponía que fuera de Joaquín
“tan usados que estoi seguro no le acomodarán”. de Olmedo, sino del músico Juan José Allende–
Al final, el vendedor “como vacilando” enseñaba “era ruin”37. La nueva versión, al celebrar el
otro “más viejo; pero mui a la moda”: ¡el “tricolor “hermoso iris”, tenía un evidente corte heroico.
colombiano”! Esta anécdota, además de concretar Hacia 1878, Colombia también emprendió una
la dispersión simbólica, nos advierte con mayor “Regeneración” cuya fuente sacaba agua de los
claridad la importancia que iba a tener la referen- dos manantiales del catolicismo y del bolivaria-
análısıs polítıco nº 47

cia a Francia hasta la primera guerra mundial. nismo. Al igual que Gabriel García Moreno, el
En 1848, habían dejado de ser huérfanas presidente Rafael Núñez dotaría a su país de
nuestras tres repúblicas, ya que la Francia ideal una Constitución centralista. En julio de 1887,
coincidía de nuevo con la Francia real. La el país recobró su apelación bolivariana de “Re-
figura mariana proporciona un ejemplo vivo del pública de Colombia” en menoscabo de la de
vasto proceso de apropiaciones y rechazos sim- “Estados Unidos de Colombia”. Aquel mismo
[26] bólicos que empezó entonces. Irrumpe en un año, Núñez dio a su patria un himno nacional y
tipo monetario ecuatoriano en 1858 y da lugar restableció en su forma originaria la bandera
a adaptaciones gráficas en Venezuela como en tricolor del arco iris, abandonando las nueve es-
Colombia, pero termina fracasando la adopción trellas que la habían adornado durante el perío-
por razones que no podemos sino sugerir: la do federal. ¡A finales del siglo, pues, los tres
figura de Bolívar, que ocupaba el espacio simbó- países enarbolaban de nuevo el “manto de Iris”
lico de la Libertad, y la figura mariana, que ha- bolivariano! La convergencia de sus himnos ha-
bía sido asociada desde el principio a las cia una glorificación exclusiva del heroísmo
victorias de la Independencia, no dejaron lugar guerrero de la Guerra de Independencia sus-
para una alegoría abstracta de índole laica. De tentó el sentimiento de haber vuelto a una co-
esta manera, a partir de 1859, es a la “hija ma- munión en torno a la figura del Libertador.
yor de la Iglesia” y ya no a la “hija mayor de los Sobran argumentos ya para afirmar que al
Derechos del Hombre” a quien llama un país aflojar el proceso de individuación simbólica en
como Ecuador. Al fracasar sus primeras tentati- la segunda mitad del siglo, los tres países se pu-
vas de colocar al país bajo el protectorado de sieron al compás de la “guerra de las dos
Napoleón III35, Gabriel García Moreno decidió Francias” hasta trasponerla tal cual. El hecho
emprender la consolidación de la república queda bastante ilustrado por las dilaciones del
bajo la égida de una autocracia católica que se Ecuador en cuanto a su participación en la Ex-
inspirara a la par en la Colombia bolivariana y posición Universal de 1889. Fundándose en la

33 “El tricolor nacional ecuatoriano. Historia-significación-origen”. En: Museo Histórico. No. 39-40. Quito, 1961,
pp. 37-58.
34 Pinzón, Cerveleón. Sueño de un granadino. Bogotá: Imprenta de “El día”, 1851, p. 63.
35 Véase Spence Robertson, William. “El sueño de García Moreno sobre un protectorado en el Ecuador”. En:
Boletín de la Academia Nacional de Historia. No. 65. Quito, enero-junio de 1945, pp. 67-80.
36 Decreto de Gabriel García Moreno del 26 de septiembre de 1860. Véase Fondo Jijón y Caamaño. Archivo
Histórico del Banco Central del Ecuador, referencia 46/216, folio 276.
37 León Mera, Juan. “Réplica a Don Manuel Llorente Vásquez”. Ambato: Imprenta de Salvador R. Porras, 1888.
Citado por Espinosa Polit. En: Espinosa. Ob. cit., p. 27.
estudios
opinión del arzobispo de Quito y de unos cuan- Jean Alexandre Falguière esculpió al poeta senta-
tos autores franceses38, el Senado se negó a ratifi- do en actitud de ponerse en pie, con una pluma
car la participación del país a un “banquete de en la mano derecha y el Acta de la Independen-
Lucifer” en el cual triunfarían a la par el hierro y cia de Guayaquil en la otra. El ademán
el jacobinismo. El presidente Antonio Flores byroniano y los ornamentos del pedestal indican
Jijón defendió los principios de 1789 por estar claramente que se quiso celebrar el civilismo y la
exentos de ateísmo, y apeló al clero ecuatoriano americanidad. El mismo año, el Cabildo quiteño
valiéndose de las instrucciones del Papa León empezó a fijar su consideración en la estatua que
XIII, ¡y de la opinión del obispo de Angers, Mon- convendría erigir para el centenario de su “primer
señor Freppel!39 Organizó luego una suscripción grito de la Independencia”, en agosto de 1909. El
popular gracias al apoyo de los negociantes de “Comité central ‘10 de agosto’” escogió por fin una
Guayaquil. A estos ecuatorianos, de por sí más figura femenina de la libertad con antorcha en la
franceses que los propios naturales, ¡la Tercera mano para señalar que aquel grito designaba a la
República francesa ofreció in extremis un simula- ciudad como “luz de América”44. Quizás se expli-
cro de templo inca al pie de la Torre Eiffel!40 De que por este mismo afán la inauguración anticipa-
igual manera, la fraternidad que en dicha oca- da del monumento, obra de los italianos Adriático
sión sellaron las “repúblicas hermanas” contra el Frioli y Lorenzo Durini, ¡en 1906!
“boulangisme”, contribuyó ciertamente a enarde-
cer el furor estudiantil que derribó en Caracas, Las “promesas del Centenario” o ¿cómo fijar

análısıs polítıco nº 47
el 26 octubre de 1889, las dos estatuas que había la estética de la Nación?
erigido a su propia imagen Guzmán Blanco, el Nos ha enseñado Frédéric Martinez cómo la
“Ilustre americano”41. El 28 de octubre, por poco celebración del centenario de la Independencia
le acontece algo parecido a la estatua del Liber- pudo constituir para Colombia, después de me-
tador, ¡por el mero hecho de mencionarse en la dio siglo de participaciones malogradas en las
placa que la había erigido Guzmán Blanco! Al exposiciones universales, “la primera empresa
amparo de las bayonetas, se modificó la inscrip- oficial de difusión masiva de una identidad vi- [27]
ción con el fin de indicar que fue la Nación la sual de la Nación”. Esta tentativa apuntaba a
que la erigió en 187442. En otros sitios, la “esta- una síntesis ecléctica de “nacionalismo, catoli-
tuomanía” de aquel fin del siglo copiaba las nor- cismo, modernismo industrial, hispanismo y
mas de la Tercera República francesa para exaltación de la Independencia”45, que reflejaba
afianzar un sentimiento identitario exento de au- el ideario de la nación planteado por los gobier-
tocracia. Así, pues, en 1892, Guayaquil dedicó nos de la hegemonía conservadora. Así podía
una estatua muy hermosa al prócer menos gue- Miguel Triana saludar este programa con atina-
rrero de su emancipación: Joaquín de Olmedo43. do entusiasmo: “Promesas del centenario: ¡Ale-

38 A finales de los años setenta, periódicos como La civilización católica, La libertad cristiana o El amigo de las familias
ya citaban frecuentemente a los siguientes autores: el abate Gaume, Monseñor de Segur, el R.P. Henry Ramière
y Auguste Onclair.
39 Diario oficial, Quito, 19 de febrero de 1889 y 1o. de abril de 1889. En un folleto remitido a los ecuatorianos de
París, el clérigo pedía la celebración del centenario por el partido monárquico del cual era un famoso
representante.
40 Véanse al respecto los numerosos artículos de El Telegrama, de Quito, en los meses de julio y agosto de 1889,
pp. 138, 141, 169-170.
41 Véase Esteva Grillet, Roldán. Guzmán Blanco y el arte venezolano. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1986,
p. 191.
42 Shael Martínez, Gabriela. Historia de la estatua del Libertador en la Plaza Bolívar. Madrid-Caracas: Villena, 1974,
pp. 69-70.
43 Véase Noboa Icaza, Luis. “El monumento a José Joaquín de Olmedo en Guayaquil”. En: Revista del Archivo
Histórico del Guayas. No. 15. Guayaquil, junio de 1979, pp.7-31.
44 Véase Garcés, Jorge A. “El monumento a los próceres de la Independencia”. En: Revista del Archivo Nacional de
Historia. No. 17. Quito, 10 de agosto de 1968, pp. XVI-XVIII.
45 Martinez, Frédéric. “¿Cómo representar a Colombia? De las exposiciones universales a la Exposición del
Centenario, 1851-1910”. En: Sánchez Gómez, Gonzalo y Wills Obregón, María Emma (compiladores). Museo,
memoria y nación. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2000, pp. 330-331.
luya!”46. Bien marcado aparece entonces el con- estas definiciones espiritualistas de la nación sigue
traste con el espíritu que animaba la Exposición siendo, a mi parecer, el acontecimiento represen-
Nacional de Quito, el año anterior. El presiden- tado en 1914 por el estreno en Caracas de la zar-
te Eloy Alfaro había puesto el centenario del 10 zuela criolla, Alma llanera. De esta pieza en un
de agosto al servicio del ferrocarril y de la in- solo cuadro, la posteridad no conservó sino un
dustria bajo el estandarte de un republicanismo aire de joropo del cual se puede considerar que
radical hostil a los “últimos restos del tradicio- constituye hoy en día el “himno popular de Vene-
nalismo, tan opuesto a la ventura nacional”47. zuela”51. Así se vio reducida el alma del país a una
Más allá de esta coincidencia de los contrarios, de sus componentes, la civilización de los llaneros,
se constata que la generación del centenario con exclusión de los Andes y el Caribe.
quiso plasmar la configuración de una Nación En su afán de regenerar el tiempo, y de figu-
inmutable, como se hubiera hecho con un pai- rar definitivamente dentro del concierto de las
saje en una placa fotográfica. naciones civilizadas, esta generación abrigó tam-
A cada nación correspondía una personalidad bién la ilusión de una historia positiva capaz de
geográfica que era menester revelar. Si la coro- alzarse al rango de “instrumento de cultura so-
grafía minuciosa de las regiones estaba de actuali- cial (...) indispensable en una sociedad democrática
dad, al compás de la empresa de Vidal de la que trabaja por su progreso y por el mejoramien-
Blache en Francia, regía más bien la búsqueda de to de las multitudes”52. Para conseguirlo, se crea-
elementos naturales que tradujesen el alma nacio- ron la academias nacionales de historia en los
análısıs polítıco nº 47

nal. Los ecuatorianos celebraron muy temprano tres países: hacia 1888 en Venezuela, 1902 en Co-
el “sagrado pendón de los volcanes” que asocia- lombia y 1909 en el Ecuador. Empezó la indus-
ron a la victoria del Pichincha48, echando los ci- triosa labor de establecimiento de los corpus
mientos de un “andinismo” jamás desmentido documentales de la historia patria. Luego, varios
después. Son elocuentes al respecto los paisajes manuales escolares salieron a luz, algunos de los
que dejó pintados el ambateño Luis A. Martínez: cuales servirían de vulgata durante buena parte
[28] hacían sentir a José Gabriel Navarro un “cruel, del siglo: el de Henao y Arrubla53, en Colombia,
omnipotente y espantoso determinismo obrando puede ser comparado con el Petit Lavisse francés
sobre la pobre humanidad”49. En cuanto a los co- (1882-1912). En 1910, Miguel Triana retrataba el
lombianos, hicieron del Salto del Tequendama su imaginario nacional de sus paisanos: “¿Quién de
talismán telúrico: si la generación de la Indepen- nuestros compatriotas ha dejado en su infancia
dencia decía maravillas del perpetuo arco iris que de formar en la mente una leyenda fantástica y
surgía de sus aguas en concordancia con el “man- brillante con las glorias de Bolívar, la abnegación
to de Iris” que les servía de bandera nacional, la de La Pola [Policarpa Salavarrieta], el sacrificio
generación del centenario prefirió disertar sobre de Ricaurte, la inmolación del Sabio [Caldas] y
la fuerza hidroeléctrica de donde surgiría la pros- la bravura del llanero?”54. Poco más o menos,
peridad del país50. Pero el ejemplo más claro de esta enumeración correspondía al listado de los

46 Triana, Miguel. Revista de Colombia, No. 7-8. Bogotá, 15 de agosto de 1910, pp. 193-196.
47 Alfaro, Eloy. “Mensaje al Congreso” del 25 de septiembre de 1909. Citado por Andrade, Roberto. Vida y muerte
de Eloy Alfaro (Nueva York, 1916), reed. Bogotá: El Conejo, 1985, p. 416. Véase también: Vásquez Hahn, María
Antonieta. El Palacio de la Exposición. Quito: CCE, 1989, pp. 9-66.
48 “Una faja de cielo, sangre y oro: el sagrado pendón de los volcanes”. En: Román, Aurelio. “La victoria de
Pichincha” (poema). Revista de la Sociedad jurídico-literaria. Quito, mayo de 1903, p. 302.
49 Véase “El paisaje nacional y Luis A. Martínez”. En: La Ilustración ecuatoriana. No. 16, Quito, diciembre 1 de 1909,
pp. 273-275.
50 Triana, Miguel. “Influencia de las cascadas”. En: Triana. Ob. cit., No. 1, abril 30 de 1910, pp. 6-12.
51 Es obra del aragüeño Rafael Bolívar Coronado (1884-1924) y del compositor guaireño Pedro Elías
Gutiérrez (1870-1954). Véase Misle, Carlos Eduardo. Alma llanera, himno popular de Venezuela. Caracas:
Caremis, 1984, p. 32.
52 Vergara y Velasco, Francisco J. Tratado de metodología y crítica histórica y elementos de cronología colombiana. Bogotá:
Imprenta eléctrica, 1907, p. 125.
53 Henao, Jesús María y Arrubla, Gerardo. Historia de Colombia para la enseñanza secundaria. Bogotá, 1911. La
última edición es de 1984.
54 Triana, Miguel. En: Triana. Ob. cit., No. 9, 15 de septiembre de 1910, p. 257.
estudios
bustos que se acababan de disponer por todo Bo- De igual manera, en Ecuador, los “restauradores”
gotá. Las fiestas del centenario, que habían con- que acababan de derrocar al general Ignacio de
vertido la ciudad en un “bosque de banderas”, Veintemilla asociaron el ideario centralista, como
dieron lugar el 24 julio a una apoteosis poco co- la figura del Libertador, a su proyecto “progresis-
mún: once señoritas descendientes de las ninfas ta” de “liberalismo católico”59.
que habían presenciado la entrada triunfal de En Venezuela, Guzmán Blanco confundió la
Bolívar en septiembre de 1819, pusieron en la es- apoteosis de Bolívar con la de su quinquenio
tatua de bronce del Libertador, a manera de co- (1879-1884)60. De manera que no había a finales
rona, los laureles de oro con que la ciudad del del siglo XIX quien pusiese en duda el cumpli-
Cuzco le había obsequiado después de la victoria miento de la profecía hecha en 1825 por el cura de
de Ayacucho55. Pucará, el doctor José Domingo Choquehuanca:
“Habéis fundado tres repúblicas que, en el inmen-
Las metamorfosis del “héroe del siglo” so desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra
Gracias a incesantes cabalgatas y a un verbo estatua adonde ninguna ha llegado. Con los siglos
que arrebataba a muchos, el Libertador había ali- crecerá vuestra gloria como crece la sombra cuan-
mentado la ilusión de un “efecto de sujeto” del do el sol declina”61.
cual ningún monarca español había disfrutado ja- En la estatua de bronce que se le había erigi-
más en América. Muerto ya el “Grande Hombre”, do en 1846, en la Plaza Mayor de Bogotá, Mi-
las estatuas de bronce de Bogotá y Caracas no po- guel Antonio Caro veía un icono apropiado

análısıs polítıco nº 47
dían suscitar sino el “efecto de presencia”56 de un para incitar a los colombianos a llorar y cantar
semidiós tutelar. Según lo escribió Germán Carre- al Libertador “con pasmo religioso, en himno
ra Damas, el “culto de un pueblo” por su héroe se mudo”62. La espada inclinada y la “mirada en el
había sustituido poco a poco por “un culto para el suelo clavada” daban a la imagen la melancolía
pueblo”57. Ya estaba realizada la mutación en de los sueños quebrados. Esta romántica figura
1883, para el centenario de su natalicio. Cada país de “mártir” de la Patria, fue ajada en 1911 por
había instrumentalizado el evento en beneficio de un joven sociólogo venezolano que, en lo irre- [29]
una consolidación nacional. En Colombia, donde verente, presentaba afinidades con su coetáneo
los adalides de una anhelada “Regeneración” em- francés Augustin Cochin63. Según el criterio de
pezaban a achacar al federalismo y a la impiedad, Laureano Vallenilla Lanz, la naturaleza de la
las pesadillas de una constante anarquía, el cen- guerra de Independencia se asemejaba a la de
tralismo y el providencialismo del “padre y reden- una “guerra civil”64, y Bolívar había declarado la
tor de la Patria” fueron celebrados ampliamente58. “guerra a muerte” de manera muy pragmática

55 Triana, Miguel. En: Ídem., No. 7-8, 15 de agosto de 1910, pp. 215-216.
56 Véase Marin, Louis. Le Portrait du Roi. París: Éditions de Minuit, 1981, p. 300.
57 Carrera Damas, Germán. El culto a Bolívar. Tercera edición. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1987,
p. 290.
58 Véase Homenaje de Colombia al Libertador Simón Bolívar en su primer centenario, 1783-1883. Bogotá: Imprenta de
Medardo Rivas, 1884, edición facsimilar; y Bogotá: Plaza & Janés, 1983, pp. 447 y CXXVII.
59 En 1883, se constituye el Partido Católico Republicano fundado en el ideario definido por Juan León Mera: se
trataba de superar al ideario garciano al integrar al conservadurismo una serie de valores democráticos y
libertarios. Quienes encarnaban en 1883 este afán de “tercer partido” eran Antonio Flores Jijón, José María
Plácido Caamaño y Luis Cordero Crespo. Los tres llegaron sucesivamente a la magistratura suprema entre
1883 y 1895. Véase Hurtado, Osvaldo. El poder político en el Ecuador. Novena edición. Quito: Planeta y Letraviva,
1993, pp. 122-132.
60 Véase Castellanos, Rafael Ramón. Caracas en el centenario del Libertador. Dos tomos. Caracas: Congreso de la
República, 1983, “Guzmán Blanco y el centenario del Libertador, 1883”. En: Catálogo de la Exposición del Concejo
Municipal del Distrito Federal, 1983. Caracas: Editorial Arte, 1983, p. 40.
61 En esta fecha, las tres repúblicas eran: Colombia, Perú y la República Bolívar o sea Bolivia. Véase Homenaje de
Colombia al Libertador. Ob. cit., p. 216.
62 Caro, Miguel Antonio. “A la estatua del Libertador”. 1883. En: Homenaje de Colombia al Libertador. Ídem.,
Sección de poesía, p. IV.
63 Véase Les Sociétés de Pensée et la Démocratie Moderne (libro póstumo). París: Plon, 1921, p. 300.
64 Vallenilla Lanz, Laureano. Cesarismo democrático. 1919. Caracas: Tipografía Garrido, tercera edición, 1952, p. 235.
para rescatar una causa que parecía naufragada. padre de la Patria”. Una suscripción nacional y
Al expresar su negativa a las “constituciones de un concurso internacional lo habían hecho posi-
papel” copiadas del extranjero, y deseoso de en- ble. Su realización incumbió finalmente a Fran-
carnar la “constitución orgánica” de su patria, el cia, y Velasco Ibarra pidió a los ecuatorianos que
Libertador se había impuesto luego como “gen- no vieran en este monumento el retrato del Li-
darme necesario” para contrarrestar la anarquía bertador sino su “símbolo”: el símbolo del “hori-
fomentada por el desarrollo de un nuevo tipo de zonte de la justicia de los hombres y de la
vínculo social, el “feudalismo caudillesco”. Sin democracia de los pueblos”66.
embargo, ya en 1826, su propia gloria le había
impedido ser “el hombre representativo en nin- D E L A S “ CO M U N I D A D E S I M A G I N A D A S ” A
guna de las nacionalidades” que iban a nacer del L A S N A C I O N E S A F E C T I VA S ( 1 9 2 0 A
desmembramiento de la “Gran Colombia”. A NUESTROS DÍAS)
Páez le dirían en 1830: “¡General! Usted es la Pa-
tria”. La búsqueda de las profundidades
Formulado así, el modelo del “cesarismo de- Es innegable que a principios del siglo XX se
mocrático” tuvo sorprendente resonancia en la quiso institucionalizar la figura del Libertador en
Italia de 1930. El medievista Gioacchino Volpe, beneficio de una pedagogía de las masas. De no
en el discurso que pronunció en presencia del ser así, resultaría incomprensible el movimiento
Duce con ocasión del centenario de la muerte de de fundación de las sociedades bolivarianas. La
análısıs polítıco nº 47

Bolívar, no vaciló en establecer un paralelo histó- que se fundó en Ecuador en 1926, fue desde un
rico entre la Península italiana y la América his- principio una de las más activas, quizás porque la
pánica. El Risorgimento, siguiendo los pasos de la imagen del Libertador era en ese país menos po-
Revolución de Independencia, había intentado lémica: Bolívar había amado a Quito y sus habi-
acabar con la fragmentación territorial y social. tantes siempre le habían correspondido67. En
Al reino de los “demagogos ambiciosos y de los 1935, el historiador colombiano Eduardo Posada
[30] jefes militares infieles”, Bolívar había sustituido expresaba de la siguiente manera la necesidad
luego una “organización militar en serio”. El Li- de multiplicar los “lugares de memoria”
bertador, “criatura de su tierra”, había dado a bolivarianos:
Colombia “ya no los principios supremos, sino Ante la efigie de Bolívar no sólo callan nues-
más bien leyes e instituciones y prácticas de go- tras pasiones políticas y todos nos unimos en su
bierno”. La analogía con Mussolini era obvia: presencia, sino que ella es símbolo de amistad
explicaba que “quizás en ningún país se le re- entre todos los pueblos americanos. (...) Por eso
cuerda y honra con tan grande y tan íntimo su imagen ha de estar siempre presente a nues-
consenso como en Italia”65. La Venezuela de tros ojos. Ella debe presidir, en mármol o en
Juan Vicente Gómez se acomodó de sobremane- bronce, nuestros destinos en medio de las plazas
ra de esta exaltación del “pan-latinismo” bajo la públicas. Impresa en el lienzo debe estar velando
égida de Bolívar y del Duce. En Ecuador, al con- nuestras asambleas, nuestras academias, nuestros
trario, valorizando una imagen más auténtica del cuarteles, nuestras aulas, y aun el santuario de
Libertador, el presidente Velasco Ibarra estable- nuestros hogares. Desde los altos palacios hasta
ció, en noviembre de 1934, los primeros jalones las más humildes cabañas68.
de un plan de “civilismo populista”. Al año si- No todos eran amigos de tal heroización en
guiente, el 24 de julio, tuvo el honor de inaugu- aquel entonces. Un joven ensayista como Germán
rar en Quito el “monumento al Libertador y Arciniegas se negaba a que una hazaña heroica

65 Volpe, Gioacchino, “Simón Bolívar (1830-1930). Discurso en ocasión del Centenario de su nacimiento
pronunciado en la Real Academia de Italia el 17 de diciembre de 1930. Roma, 1931”. Citado en: Filippi,
Alberto. El Libertador en la historia italiana: Ilustración, “Risorgimento”, Fascismo. Caracas: BANH, 1987, pp. 151-
155.
66 “Discurso del señor Presidente del Ecuador”, 24 de julio de 1935, El Comercio, Quito. Citado en: Revista de la
Sociedad bolivariana. No. 7, Bogotá, septiembre de 1935, p. 597.
67 Ayala Mora, Enrique. El bolivarianismo en el Ecuador. Quito: Corporación editora nacional, 1991, p. 100.
68 Posada, Eduardo. “La obra de Bolívar”. En: Revista de la Sociedad bolivariana. No. 6, Bogotá, agosto de 1935, p.
585.
estudios
permitiera a un grupo de países ahorrarse el tra- identidad hispanoamericana. Al procurar desen-
bajo de las largas maduraciones del camino ha- trañarla, el venezolano Rufino Blanco Bombona
cia la democracia. Cuando se deja cautivar por (1874-1944) quiso devolver su dignidad a los crio-
esta ilusión, “a Bolívar se le rompe entre las ma- llos, señalándoles a la vez la comunidad de cultura
nos, como si fuera un globo de vidrio, el peque- que mantenían con España73. De paso, denunció
ño mundo que fue la Gran Colombia”69. Era la “barbarocracia”74 de Juan Vicente Gómez, que
preciso devolver el héroe a su pueblo y despojar- le había sustraído dos de sus más valientes manus-
le del discurso conservador que acentuaba su pe- critos: Historia de Bolívar y de la revolución de América
simismo con respecto al destino de América para y una Vida de Bolívar75. De igual manera, su com-
justificar el inmovilismo social de la misma. Si- patriota Mariano Picón-Salas (1901-1965) se plan-
guiendo las huellas de los ensayistas de princi- teó el problema de las bases culturales de un
pios del siglo –por ejemplo, el venezolano “verdadero pensamiento nacional que ayudara a
Manuel Díaz Rodríguez (1871-1927) o el colom- la edificación democrática”76 antes que abrir el
biano Baldomero Sanín Cano (1861-1957)70–, la campo a una reflexión que abarcara a la América
sensibilidad de Arciniegas coincidía con el en su conjunto77. De modo que, en la primera mi-
espiritualismo de Unamuno que despreciaba “la tad del siglo XX, se pudo apreciar la siguiente dis-
espuma que reverbera al sol”, esa “superficie que cordancia: la búsqueda de las profundidades
se hiela y cristaliza en los libros y registros”, para había exhumado a la par el legado indígena y el
ensalzar las profundidades del mar, la “vida orgullo de la estirpe hispánica patente desde en-

análısıs polítıco nº 47
intra-histórica”71. Así se puede traer a cuenta el tonces en la afición por la “fiesta de la Raza” del
proyecto trazado por Arciniegas en 1940 de re- 12 de octubre. Bien parece encarnar esta parado-
dactar una “historia natural” del Nuevo Mundo, ja la figura del “indio Sancho”78 que adornó el pa-
una “historia vulgar”, en el sentido de la voz la- bellón colombiano durante la feria
tina, que por fin tome en cuenta a la multitud iberoamericana de Sevilla, en 1929.
sin nombre: la peonada andaluza de la Conquis-
ta, los Comuneros de 1780, los indígenas y las Las memorias en contra de la historia
[31]
mujeres72. De hecho, las figuras de la nacionalidad que
El ensayo le estaba robando a la historia oficial circulaban en los años cuarenta remitían a este-
la capacidad de expresar un mensaje. Cabe añadir reotipos literarios: la bravura venezolana de las
que frente a las pretensiones del mundo anglo- Lanzas coloradas (1931) de Arturo Uslar Pietri, el
sajón, se veía sustituida la reflexión sobre las iden- fatalismo ecuatoriano tal como se expresa en el
tidades nacionales por una búsqueda de la Huasipungo (1934) de Jorge Icaza, y el quijotismo

69 Arciniegas, Germán. América, tierra firme. Santiago: Ediciones Ercilla, 1937, p. 273.
70 El espiritualismo de Manuel Díaz Rodríguez, por su carácter melancólico y prohispánico, se aparta por
naturaleza del de Arciniegas. Por el contrario, el planteamiento liberal de Sanín Cano, orientado hacia una
renovación cultural que valora lo genuino, ha constituido un verdadero magisterio para él.
71 Unamuno, Miguel de. En torno al casticismo. Buenos Aires-México: Colección Austral, Espasa Calpe, tercera
edición, 1952, p. 27.
72 Arciniegas, Germán. “Defensa de la historia vulgar”. En: Sur. No. 75. Buenos Aires, diciembre de 1940.
73 Véase entre una fecunda producción: La evolución política y social de Hispanoamérica. Madrid: Editorial Bernardo
Rodríguez, 1911, p. 156; Motivos y letras de España. Madrid: Editorial Renacimiento, 1930, p. 345.
74 Véanse Blanco Bombona, Rufino. Judas capitalino. Chartres: Edmond Garnier, 1912, p. 292; Blanco Bombona,
Rufino. La máscara heroica (Escenas de una barbarocracia, novela). Madrid: Mundo latino, 1923, p. 286.
75 Véase Blanco Bombona, Rufino. Camino de imperfección, Diario de mi vida, 1906-1913. Madrid: Editorial América,
1933, pp. 185 y 372.
76 Delprat, François. “Lo nacional en la Revista Nacional de Cultura. Caracas, 1938-1939”. En: América. No. 4/5.
París: Publicaciones de la Sorbonne Nouvelle, 1990, p. 244.
77 Véase De la Conquista a la Independencia; tres siglos de historia cultural hispanoamericana. México: FCE, 1944, p. 255.
78 Esta cabeza de piedra fue encargada a Ramón Barba (escultor español radicado en Bogotá desde 1925) por el
artista colombiano Rómulo Rozo que estaba a cargo del pabellón y lo quería ornamentar con motivos
precolombinos. El rostro de Sancho salió con “marcados rasgos indígenas”. Véase Medina, Álvaro. “La revista
Universidad y el arte moderno colombiano”. En: América. No. 4/5, Ídem., p. 221.
colombiano del Caballero de El Dorado (1938) de emanciparse de una capital andina lejana. En se-
Germán Arciniegas. Luego, tentativas más rigu- gundo lugar, hace falta considerar la exhuma-
rosas intentaron dibujar los contornos de la per- ción de las memorias étnicas. A título de
sonalidad nacional. Permítaseme citar la obra de ejemplo, el sentimiento indigenista que existe
José Gabriel Navarro para Ecuador, la de Pedro en Ecuador ha dado lugar a un auténtico es-
Grases para Venezuela o la de Jaime Jaramillo fuerzo de simbolización. En Sangolquí, el 12 de
Uribe para Colombia. Empero, el éxito en 1989 octubre de 1994, se inauguró un monumento
de la novela de Gabriel García Márquez, El gene- dedicado a la “Resistencia”, bajo forma de una
ral en su laberinto, demuestra el grado de superior estatua del general inca Rumiñahui. Oswaldo
legitimidad para narrar la historia a que se han Guayasamín adornó su obra de un “sol móvil”
hecho acreedores los literatos frente a los mis- suspendido entre dos columnas en figura de
mos profesionales de la disciplina. Se debe esta lanzas con el fin de representar el alma preco-
situación a un doble fenómeno: el desprecio cre- lombina y el heroísmo del combate contra los
ciente a la historia oficial que siguen elaborando conquistadores82. Luego, en marzo de 1995, se
las academias nacionales de Historia y la desme- inauguró en Quito una estatua del Emperador
surada impaciencia de los jóvenes historiadores Atahualpa con el índice de la mano izquierda
formados en el extranjero por aplicar a su con- dirigido hacia el suelo para significar que “esta
texto una “revolución historiográfica” radical. La tierra es nuestra”, en palabras de su creador,
violencia de los argumentos de la disputa que Alexei Shmacov83.
análısıs polítıco nº 47

tuvo lugar en Colombia a principios de los años Si estas dos obras expresan un mensaje de
ochenta, recalca la dificultad de aislar el discur- reinvidicación, el significado del “año jubilar del
so histórico de toda contienda política79. Baste nacimiento de Atahualpa, gestor de la nacionali-
con evocar también los debates que suscitó la dad ecuatoriana” permanece ambiguo: ¡Fue oca-
tentativa de historicización de la “teología sión en 1997 de un Te Deum en la catedral de Quito
bolivariana”80 emprendida en Venezuela por en honor al “primer bautizado entre nuestros abo-
[32] Luis Castro Leyva. La Nueva historia del Ecuador, rígenes”, y de la ejecución por la Banda Sinfónica
concluida en 1996, no desencadenó similar vio- Municipal de la obra del maestro Luis Humberto
lencia aunque la ambición fue también la de aca- Salgado: “El ocaso de un imperio”84! ¿Deberá consi-
bar con “reyes y batallas” en beneficio de un derarse, tal vez, como más legítimo el renacer del
discurso que diese cuenta de la “vida del pueblo”81. ritual del solsticio de verano, el Inti Raymi, organi-
En los tres países, es innegable que dos tipos zado por los movimientos indígenas? En octubre
de memorias –que han estado represadas por pe- de 1994, el representante de la Conaie, Luis Macas,
ríodos muy largos– son hoy objeto de una crista- entregó al Congreso un proyecto de reforma cons-
lización simbólica. En primer lugar, el apego a titucional que definía a Ecuador como “un país
las patrias chicas que, si bien no desapareció plurinacional, pluricultural y plurilingüe, que reco-
nunca, se traduce ahora en una abundancia des- noce, protege, respete y desarrolle su diversidad
mesurada de banderas y folclores locales, mu- cultural” en vez de “un Estado soberano, indepen-
chos de los cuales de invención muy reciente. Tal diente, democrático y unitario”, como aparece en
movimiento remite a menudo a miras el artículo primero de la Constitución85. En rigor,
geopolíticas: Guayaquil se pronunció hace poco grande debió de ser el anhelo de seguir el ejemplo
por una autonomía política de la cual se ha visto colombiano, que aparece en el artículo 7 de la nue-
frustrada desde 1822; Maracaibo, por razones de va Constitución Nacional de 1991, en donde “el Es-
similar índole, dio sufragios a Francisco Arias tado reconoce y protege la diversidad étnica y
Cárdenas durante las elecciones presidenciales cultural de la Nación”. Para esta última, el abando-
venezolanas; Medellín y Barranquilla sueñan con no de la Constitución de 1886 significó, entre

79 Véase Colmenares, Germán. “La batalla de los manuales en Colombia”. En: Lecturas dominicales, El Tiempo.
Bogotá, 9 de abril de 1989.
80 Castro Leyva, Luis. De la patria boba a la teología bolivariana. Caracas: Monte Ávila, 1987, p. 244.
81 Landázuri, Carlos. El Comercio. Quito, 5 de febrero de 1996.
82 Hoy. Quito, 28 de mayo de 1994; El Comercio. Quito, 19 de junio de 1994.
83 El Comercio. Quito, 16 de marzo de 1995.
84 Salvador Lara, Jorge. “500 años del natalicio de Atahualpa”, El Comercio. Quito, 21 de marzo de 1997.
85 El Comercio. Quito, 22 de octubre de 1994.
estudios
otras cosas, la renuncia a una lógica de integración, tarias: la estatua del conquistador Belalcázar per-
bajo la égida del catolicismo, en beneficio de la dió su espada, las placas de varias estatuas fueron
aceptación tácita del multiculturalismo86. No tuvie- robadas, y los pedestales de los libertadores Bolívar
ron otra fuente de inspiración los debates de la y Sucre resultaron maculados de pintura. Además,
Asamblea Constituyente ecuatoriana, a mediados nadie parecía advertir que la estatua de Colón lle-
de 1998. vaba varios años sin cabeza mientras que se iba res-
taurando la mínima parcela del casco antiguo de la
Hacia una conciencia patrimonial de la Nación ciudad. ¿Será que iban emparentados los progresos
En consecuencia, los años noventa permane- de la conciencia patrimonial con una
cieron sinónimos en Colombia del florecer de desacralización creciente del imaginario nacio-
múltiples reivindicaciones identitarias. Por parte nal-republicano? Ésta, sin embargo, se hace into-
de los “afro-colombianos” de ambas costas, cuya lerable si la alienta el extranjero: así es que la
“invisibilidad” ya no es de rigor, y por parte de los exhibición en la Hayward Gallery de Londres de
indios a través del proceso de las Entidades Terri- un cuadro del chileno Juan Domingo Dávila,
toriales Indígenas, ETI. Fabio López de la Roche bajo el patrocinio del Ministerio de Educación
apuntó lo peligroso de esta patrimonialización de de Santiago, provocó unánime escándalo en
la Nación, si no supone un diálogo intercomu- 1994. No sólo se enseñaba al Libertador con atri-
nitario y una definición positiva del lugar que butos femeninos sino que muy obviamente hacía
cada uno ha de ocupar en el seno de la patria: un gesto obsceno con la mano izquierda. Si las

análısıs polítıco nº 47
“¡Que la tradición no se nos vuelva una camisa tres embajadas de los países del arco iris protes-
de fuerza!”87 En Quito, el asunto se plantea con taron colectivamente, la de Venezuela destacó
gravedad desde la quiebra a mediados de los no- por su virulencia al denunciar en un comunica-
venta del proyecto de “Casa de la Cultura Ecuato- do de prensa “una campaña orquestada de des-
riana”. Este organismo, fundado en 1944, tres prestigio en contra del más sagrado valor de
años después de la penosa derrota frente al Perú, nuestra nacionalidad”90.
obedecía a la consigna de Benjamín Carrión de Llegamos aquí al problema esencial de la [33]
“volver a tener patria”88. La “ecuatorianidad”, en intangibilidad de los símbolos nacionales. En
cuanto ideología oficial de la nación mestiza, se ve 1963, la inauguración en Pereira de la estatua del
zapada cada día más. Es de añadir, siguiendo uno “Bolívar desnudo” de Rodrigo Arenas Betancur
de los artículos de Enrique Ayala Mora publicado había sido fuente de polémica en los tres países.
en el diario El Comercio en 1997, que en Ecuador El Espectador, y luego El Tiempo, publicaron a la sa-
ha tenido lugar una “privatización de la cultura”89. zón una declaración del artista en la cual confesa-
El fenómeno ha de vincularse con la toma de ba que no “podía concebir un Bolívar
conciencia progresiva del interés económico que uniformado, reluciente, encartuchado con unifor-
representa el rescate del patrimonio. mes napoleónicos para colocarlo en alguna plaza
Paradójicamente, el terremoto de marzo de de algún pueblo de este continente, tan ayuno de
1987 sirvió al respecto de ímpetu salvador. Diez libertad y tan sobrado de dictadores, de
años después, los quiteños pudieron medir el ca- militarotes, de espadones de opereta. Mi Bolívar,
mino recorrido: no se contaban los edificios re- es, pues, una protesta contra las dictaduras”91. De
habilitados ni las fundaciones de museos. igual modo, en 1988, Guayasamín colocó el mural
Empero, fuera de toda lógica, esa fecha marcó el “Ecuador: frustración y esperanza”, que pintó
momento preciso en que numerosos monumen- para la sala de sesiones del Congreso en Quito,
tos públicos empezaron a padecer injurias volun- bajo el lema de “Todo menos la dictadura”.

86 Wills Obregón, María Emma. “De la nación católica a la nación multicultural: rupturas y desafios”. En: Museo,
memoria y nación, Ob. cit., pp. 385-415.
87 López de la Roche, Fabio. “Multiculturalismo, viejas y nuevas memorias y constucciones de nacionalidades”.
En: Ídem., p. 381.
88 Carrión, Benjamín. “Décima sexta” y “Décima septima” (El Día, 1943). En: Cartas al Ecuador. Quito: B.C.E. y
C.E.N., 1988, pp. 154-168. Retomaba así el grito de la España del 98, lanzado por el aragonés Joaquín Costa.
89 El Comercio. Quito, 11, 24 y 31 de enero de 1997.
90 El Comercio. Quito, 13 de agosto de 1994.
91 El Tiempo. 29 de agosto de 1963. Citado en Tisnés, Roberto María. “El Bolívar de Arenas Betancur”. En: Revista
bolivariana, No. 72, Bogotá, mayo-agosto de 1963, pp. 96-98.
Al mensaje de Dolores Cacuango escrito en letras a la Patria ese concepto represivo del amor obliga-
grandes, se sumían los de Eugenio Espejo “Un día torio que tenemos que sentir por los símbolos pa-
resucitará la Patria” y de Simón Bolívar: “Crear trios”, un lector ironizaba:
del nuevo mundo una sola nación”. Y no vaciló
para nada en hacer figurar claramente la inscrip- Los problemas del país no se resuelven guindando
ción “CIA” en un casco de corte nazi, mientras un cuadrito bonito de Bolívar detrás de nuestro
que el panteón nacional se encontraba expurga- escritorio y una banderita en la puerta de nuestras
do en función de una interpretación indigenista y casas. En los países desarrollados la
radical del destino ecuatoriano92. Fue inmenso el ‘caricaturización’ de sus héroes forma parte del
malestar consecuente, no sólo por la injuria a los humor de todos los días94.
Estados Unidos sino, más bien, por el hecho de
que al discriminar la tradición conservadora se Para quien necesite convencerse de que en este
negaba la vocación pluralista del Congreso. campo se adelantó Colombia, basta con mirar las
Al contrario, los venezolanos por ser muy cui- Nuevas lecciones de histeria de Colombia de Daniel
dadosos del carácter sagrado de sus emblemas na- Samper Pizano95 o, más sencillamente, la caricatura
cionales, parecen más recelosos en cuanto a del escudo nacional que dibujó Mico para Cambio
posibles defraudaciones públicas. En 1997, una 16 en septiembre de 199796. El cóndor, símbolo de
comisión parlamentaria encargada de la reforma la legitimidad, se encuentra sustituido por un sapo,
de la Ley del Sufragio prohibió estrictamente el símbolo de cobardía y de astucia, mientras que la
análısıs polítıco nº 47

uso de la efigie del Libertador y de los símbolos divisa “Libertad y Orden” se encuentra remplazada
patrios con fines electorales93. Tal medida apunta- por la de “Libertad y miti-miti”... Un mendigo
ba más al Movimiento V República de Hugo remplaza al símbolo nacional de la granada, y pide
Chávez que al partido Acción Democrática que una limosna delante de una cornucopia que no es-
utilizaba los colores nacionales en sus carteles. El parce monedas de oro ni frutas tropicales... Sustitu-
mismo año, un debate público tuvo lugar también yen al gorro frigio los tocados de un guerrillero y
[34] en Venezuela a propósito del arreglo musical del de un mafioso, así como el pasamontañas de un
himno nacional que cantaba Ilan Chester. A raíz paramilitar. Por fin, se ve adornado el canal de Pa-
de la petición que dirigió la Sociedad bolivariana namá con la pancarta: “Fuera”. Por lo contrario, no
al presidente Rafael Caldera para que prohibiera son objeto de burla alguna los cuatro estandartes
su difusión, el periódico El Nacional se hizo el in- del Iris de Colombia que sostienen el escudo.
térprete de numerosos mensajes recibidos por
Internet a favor de esta adaptación. La mayor par- C O N C LU S I O N E S
te insistía en que el himno era de todos, que los Esta última consideración nos permite concre-
jóvenes encontraban este arreglo más alegre que tar la paradoja vigente hoy en día en Colombia,
la versión marcial inculcada en la escuela y que, Ecuador y Venezuela. Si es bien cierto que a mu-
en consecuencia, ya no apagaban el televisor chos de sus nacionales les ha dado por hacer irri-
cuando lo oían tocar. Mientras que un periodista sión del dispositivo narrativo e icónico de la
lamentaba “qué daño le ha hecho a los símbolos y historia oficial97, se puede comprobar de igual

92 El mural aparece dividido en tres partes básicas. Según el propio Guayasamín: “La parte simbólica tiene en el
centro el cóndor, y las manos que tratan de llegar angustiosamente a la luz. Éste es el sol de la región de
Quito”. Luego “está representada la parte positiva de la historia”: Vicente Rocafuerte, José Peralta, Juan
Montalvo y Eloy Alfaro. En cuanto a quienes figuran en “la parte negativa” de la historia: Juan José Flores,
García Moreno y Velasco Ibarra cuyos rostros están entremezclados y pintados de color negro. Véase la
entrevista en el Hoy. Quito, 5 de agosto de 1988.
93 El Nacional. Caracas, 9 de junio de 1997.
94 Ídem., 15 de marzo de 1997.
95 Samper Pizano, Daniel. Nuevas lecciones de histeria de Colombia. Dos tomos. Bogotá: El Áncora editores, 1993 y
1994.
96 “El mono de Mico”. Cambio 16, No. 224, Bogotá, 29 de septiembre de 1997, p. 9.
97 En una obra que tuvo mucha acogida (Señas particulares. Quito: Sexta editores, Eskeletra, 2000, p. 347), Jorge
Enrique Adoum ha intentado dibujar los contornos de esta autoirrisión. El postfacio de esta sexta edición del
libro confiesa cierto remordimiento de haber contribuido a ello. Al haber hecho irrisión de los símbolos de la
nación ecuatoriana con un cinismo de bon ton, sólo queda espacio entonces para un Credo: “Creo en un país...”.
estudios
modo que esta misma gente no se atreve casi nun- tar de resolver, cuanto antes, la difícil ecuación
ca a burlarse de la bandera tricolor del arco iris de una nación que sea a la vez pluricultural y
que los tres países han heredado en común. Equi- unitaria. Por este motivo, en noviembre de 1999,
vale a decir que, al parecer, todo funciona como si el Museo Nacional de Colombia decidió presen-
desearan ahogar los signos de una tradición in- tarse en adelante como un “Museo-sociedad” en
ventada en beneficio de una relación afectiva con vez de un “Museo-galería” que exhiba los símbo-
una desvanecida “Grande Nación”. ¿Acaso, pues, los de una república asociada con los valores de
tengamos que interpretar esta actitud como la ex- una “nación blanca y masculina”100. En Ecuador,
presión de una nostalgia de la Patria bolivariana el conflicto armado de 1995 contra el Perú pro-
en menosprecio del modelo del Estado-Nación porcionó la ocasión de confortar la cohesión na-
que le sucedió? Entre otros, el presidente Hugo cional en torno a la figura de Sucre gracias a la
Chávez y las FARC han sabido sacar ventaja de coincidencia del bicentenario de su natalicio.
este “murmullo memorial” que valoriza la estética Además, la victoria de Tiwintsa sobre los perua-
de la libertad de los antiguos. A todos ellos cabe nos parecía actualizar la del Mariscal en Tarquí,
decirles que son aún más numerosos los que as- en febrero de 1829. A estas alturas, mejor se en-
piran ahora a una especie de Devotio moderna con tiende cómo la decisión del gobierno de Jamil
respecto a Simón Bolívar. Las estatuas de barro y Mahuad de abandonar el símbolo monetario
madera del prócer máximo que los artistas vene- asociado a Sucre se volvió contra él y contribuyó
zolanos confeccionan, ¿no indican la vía de una a su propio derrocamiento el 21 de enero de

análısıs polítıco nº 47
piedad íntima y sonriente?98. 2000. Sin embargo, tenemos que formarnos el
En Colombia y en Ecuador, la acogida cre- concepto vivo de que los indios que se apode-
ciente reservada a una pluralidad de memorias raron del palacio presidencial erigieron al
bien parece indicar el paso de una “conciencia lado del “Iris de Colombia”, que llevaban los
nacional de tipo unitario a una conciencia de sí jóvenes oficiales rebeldes del ejército, el
de tipo patrimonial” como Pierre Nora señaló huipala, “la verdadera bandera del arco iris”,
para Francia hace algunos años99. En Colombia, cuyas siete franjas horizontales se proponen re- [35]
las urgencias de la guerra empujaron al gobierno presentar la comunidad de los pueblos indíge-
a fundar una “Misión de los museos nacionales nas. ¿Habrá cambiado de naturaleza el brillo
para los ciudadanos del futuro” con el fin de tra- de Quito, la “luz de América”?

98 Véase Venezuela. De L’art Populaire à L’art Contemporain. Boulogne-Billancourt: Édiciones Sepia, 1995.
99 Nora, Pierre. “L’ère de la Commémoration”. En: Les Lieux de Mémoire. Tomo III. París: Gallimard, volumen 3,
1993, p. 992.
100 Cuervo de Jaramillo, Elvira. “Acta de clausura del Simposio Internacional: Museo, memoria y nación”. En:
Museo, memoria y nación. Ob. cit., pp. 481-82.
Clientelismo y
ciudadanía: los límites
de las reformas
democráticas en el
departamento de
Sucre

la realidad política en américa latina


genera preguntas importantes acerca de los
prerrequisitos para una ciudadanía democrática.
Los movimientos populares a menudo fracasan
en el intento por sacar ventaja de las aperturas
institucionales y encuentran obstáculos al trans-
formar su poder de movilización en poder políti-
análısıs polítıco nº 47

co institucional. Un análisis de la participación


política en el departamento de Sucre muestra
que el clientelismo, que está tan ampliamente
extendido en las democracias latinoamericanas,
detiene el poder de los grupos populares orga-
[36] nizados bajo nuevas reglas políticas, y frustra la
Cristina Escobar*
promesa de un cambio institucional. Primero,
Profesora del Departamento
de Sociología de Temple
una precaria situación económica fuerza a im-
University, EE.UU. portantes sectores de la población a valorar los
beneficios inmediatos de cambiar sus votos,
sobre los beneficios abstractos y a largo plazo de la
representación política. Segundo, la larga historia
de estas prácticas políticas ha creado instituciones
informales basadas en redes de intercambio des-
igual y ha prevenido el desarrollo de instituciones
locales de participación que podrían servir como
base para la ciudadanía democrática. Tercero, los
políticos y sus maquinarias han mostrado una
mayor habilidad para adaptarse a los cambios en las
reglas políticas y en las instituciones de lo que los
* Agradezco a Matthew Shugart, Gershon proponentes de reformas políticas institucionales
Shafir, Jeff Weintraub, Robert Gay, y a los generalmente anticipaban.
revisores anónimos de esta revista por sus Colombia es un lugar interesante para exami-
valiosos comentarios a las versiones previas de nar el clientelismo y la ciudadanía democrática
este artículo. Sin embargo, las interpretaciones y porque, en contraste con las nuevas democracias,
conclusiones de este trabajo son de mi
las cuales en muchos casos afrontan crisis econó-
responsabilidad. Agradezco adicionalmente a la
Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la
micas o deben sobreponerse a los legados de re-
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y al gímenes autoritarios previos, ha disfrutado de
Center for Iberian and Latin American Studies una estabilidad económica y un gobierno civil
de la Universidad de California en San Diego por varias décadas. A pesar de su historia demo-
por su apoyo económico. Una versión anterior de crática institucional, altos índices de abstención,
este artículo fue publicada en Latin American un clientelismo arraigado y una constante violen-
Perspectives. Vol. 29, No. 5, 2002. Traducido cia, demuestran que hay otros límites para la de-
por Beatriz Maldonado Carreño.
mocracia.
democracia
Colombia ha pasado por un proceso de refor- los setenta, después de que Sucre fue convertido
ma democrática que comenzó con la reforma mu- en departamento, para remplazar al clientelismo
nicipal de 19861, y continuó con la promulgación más tradicional basado en la tenencia de la tierra
de la nueva Constitución en 19912. Las reformas que había caracterizado a la zona desde el siglo
municipales comprometieron una descentraliza- XIX. La Asociación Nacional de Usuarios Cam-
ción política, financiera y administrativa, incluyen- pesinos, ANUC, llevó a cabo una primera inva-
do la elección popular de alcaldes, dándole así sión de tierras a principios de la década del
una mayor autonomía a los municipios y facili- setenta y una segunda a mediados de los ochen-
tando la participación local. La nueva Constitu- ta, y con bloqueos, marchas y ocupaciones forza-
ción introdujo reformas políticas significativas, ron al gobierno a instalar y fortalecer programas
tanto electorales como no electorales de distribución de la tierra.
(referendo, consulta popular, voto programático, Las reformas democráticas introducidas cuan-
contribuciones estatales al financiamiento de do las movilizaciones campesinas alcanzaron su
campañas, distribución oficial de tarjetones, tope, alentaron a los líderes de estos movimien-
etc.), ayudando a facilitar la competencia electo- tos para lanzarse a los concejos municipales,
ral y la participación ciudadana. asambleas departamentales, e incluso a la Cáma-
El escalamiento de la violencia, particular- ra de Representantes. Sin embargo, los resulta-
mente en las áreas rurales, le dificulta a un estu- dos fueron muy inferiores a las expectativas de
dio de la democracia colombiana desentrañar los líderes; la mayoría de los votantes rurales

análısıs polítıco nº 47
los efectos de la violencia de otros factores. Así apoyó a las maquinarias políticas tradicionales.
como en gran parte de las áreas rurales colom- Por ningún motivo, está predeterminado el que
bianas, el departamento de Sucre se ha visto un movimiento social se convierta en una fuerza
afectado por los enfrentamientos guerrilleros y electoral. Este resultado no es siempre la inten-
actividades paramilitares, y la violencia es parte ción de los participantes del movimiento. Cuan-
de su universo político hoy en día. Sin embargo, do los movimientos sociales quieren convertirse
la política institucional de Sucre durante princi- en fuerzas políticas, afrontan retos significativos [37]
pios de los años noventa no estaba guiada por la como resultado, entre otras cosas, de las caracte-
dinámica de la confrontación violenta. El proce- rísticas del sistema político y su tratamiento a las
so de paz que acompañó las reformas políticas minorías políticas, el tipo de elites políticas que
trajo arreglos de paz entre los dos grupos guerri- enfrentan, la falta de experiencia de los líderes
lleros más importantes de la región y el gobier- de los movimientos sociales (que deben apren-
no. Fue sólo en los años subsecuentes, con la der las reglas del sistema político, las estrategias
aparición de nuevos grupos insurgentes y el de- de campaña, la formación de alianzas, etc.). Ade-
sarrollo de una fuerza paramilitar unificada en el más de estos retos, que en general deben afron-
departamento, que se produjo un escalamiento tar los movimientos sociales cuando intentan
en las confrontaciones violentas. Sucre, enton- constituir una fuerza electoral, los movimientos
ces, constituye un valioso caso de estudio porque sociales de Sucre, como en Colombia y
es posible analizar los efectos del cambio Latinoamérica en general, deben lidiar con los
institucional en la participación de grupos orga- límites particulares que impone el clientelismo a
nizados en las áreas rurales, dentro de una diná- las nuevas fuerzas políticas. Mi intención en este
mica regional que por un período de tiempo artículo es explicar por qué y cómo el
(1990-1994) no estaba gobernada por la violen- clientelismo ayuda a frustrar el proyecto de con-
cia política. vertir las movilizaciones campesinas relativamen-
Otra ventaja de Sucre para tal estudio es que te exitosas en una fuerza electoral significativa,
ha tenido tanto las arraigadas maquinarias políti- una vez que las reformas políticas crearon una
cas liberales y conservadoras, como una de las oportunidad de participación de nuevas fuerzas
más largas y fuertes disputas territoriales del políticas. Enfrentaré esta pregunta teóricamente,
país. Las maquinarias políticas emergieron a analizando cómo las relaciones clientelistas im-
finales de la década de los sesenta y principios de
1 Véase Gaitán, Pilar y Moreno, Carlos. Poder local. Bogotá: Tercer Mundo Editores - Universidad Nacional de
Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, 1992.
2 Véase Dugas, John. “Structural Theory and Democratization in Colombia: the Role of Social Classes, Civil
Society, and the State in the 1991 Constitutional Reform”. Ponencia presentada en el XIX Congreso de la Latin
American Studies Association, Washington, DC, 1995.
ponen límites en el ejercicio de los derechos po- partidos y el sistema electoral, pueden variar
líticos que supone la ciudadanía y por qué los sustancialmente, y algunas están mejor equipa-
cambios institucionales no siempre son das que otras para contribuir a las prácticas de-
suficientes para sobrepasar tales límites. mocráticas. Los impedimentos al ejercicio de los
derechos políticos también pueden estar directa-
CIUDADANÍA Y CLIENTELISMO mente relacionados con el cumplimiento de los
La ciudadanía democrática, entendida como derechos civiles y sociales. La protección por par-
“una práctica de auto gobierno” o de “autodeter- te del sistema de justicia de los derechos ciuda-
minación colectiva”, requiere la existencia de danos individuales y la garantía de elecciones
una comunidad política cuyos ciudadanos dis- justas, por ejemplo, son necesarios para que los
fruten y estén en capacidad de ejercer derechos ciudadanos estén en capacidad de elegir libre-
civiles, políticos y sociales3. Para que los ciuda- mente a sus representantes. La educación básica
danos estén en capacidad de ejercer estos dere- y la situación económica también son indispensa-
chos, necesitan: 1) un régimen representativo bles para el libre ejercicio de los derechos políti-
que incluya un sistema de partidos y un electora- cos5. Como el Estado está concebido como el
do que esté efectivamente en capacidad de ejer- guardián de los derechos de los ciudadanos6, el
cer un poder político; 2) un Estado, basado en Estado también influye en la posibilidad de la
el Estado de derecho, que proteja los derechos promulgación de tales derechos. En muchos paí-
individuales (incluso de los dueños del poder), ses del Tercer Mundo, como Colombia, donde el
análısıs polítıco nº 47

regule las relaciones en el sector privado y ga- Estado ha sido tradicionalmente débil, el desa-
rantice la integridad territorial4; y 3) una cultu- rrollo de los derechos de los ciudadanos puede
ra política de participación democrática verse amenazado por la ausencia del Estado de
basada en asociaciones locales de participación. derecho. Los retos internos al Estado (por ejem-
Mientras que es fácil ver que un régimen autori- plo, de las fuertes fuerzas económicas, políticas o
tario no cumple muchos de estos requerimien- militares) son obstáculos al ejercicio de su poder
[38] tos, la conexión entre el clientelismo y los a favor de sus ciudadanos.
límites de la participación democrática es mu- Finalmente, los elementos involucrados en la
cho menos obvia. práctica de la ciudadanía también deben ser
Los obstáculos enfrentados por la ciudadanía examinados. Trabajos recientes coinciden en
en el ejercicio de sus derechos políticos (comu- destacar el papel crítico de la cultura política
nidades campesinas en este caso) bien pueden en el desarrollo de la ciudadanía)7. La ciudada-
ser institucionales, ya que éstas, incluyendo los nía democrática requiere una participación ac-

3 Weintraub, Jeff. “Democracy and the Market: a Marriage of Inconvenience”. En: Nugent, Margaret Latus
(editora). From Leninism to Freedom: The Challenges of Democratization. Boulder: Westview Press, 1992, pp. 47-66.
Esta definición sigue la tradición del republicanismo cívico, que tuvo sus orígenes en la polis griega, y
contrasta con la versión liberal, con raíces en una tradición que viene del Imperio romano y que se refiere a la
ciudadanía como un estatus proporcionado por el Estado de derecho. Pocock, J. G. A. “The Idea of
Citizenship Since Classical Times”. En: Queen’s Quarterly. No. 99, primavera, 1992, pp. 33-55.
4 El argumento concerniente a la integridad territorial se deriva de: O’Donnell, Guillermo. “On the State,
Democratization and Some Conceptual Problems: A Latin American View With Glances at Some
Postcommunist Countries”. En: World Development. No. 21, pp. 1355-1369, 1993, Przeworski, Adam. Sustainable
Democracy. Cambridge: Cambridge University Press, 1995, p. 11.
5 Como establece Przeworski, “mientras la democracia ofrece a todos el derecho de estar libres de la violencia
arbitraria, así como de formarse e intercambiar opiniones, el ejercicio de la ciudadanía es factible sólo para
aquellos individuos que disfrutan de un poco de seguridad material, educación y acceso a la información”.
Przeworski, Adam. Ob. cit., p. 35.
6 Barbalet, J. M. Citizenship. Minneapolis: University of Minnesota Press, 1988, pp. 109-110.
7 Véanse Somers, Margaret. “Citizenship and the Place of the Public Sphere: Law, Community, and Political
Culture in the Transition to Democracy”. En: American Sociological Review. Vol. 58, octubre de 1993, pp. 587-
620; Putnam, Robert. Making Democracy Work: Civic Traditions in Modern Italy. Princeton: Princeton University
Press, 1993; y Weintraub, Jeff. Ob. cit. Por cultura política me refiero aquí al vocable que los sociólogos
políticos han redefinido recientemente, en términos de Tocqueville, como una esfera entre el Estado y el
mercado –él le llama sociedad política–, que incluye “asociaciones de participación local, redes de toma de
decisiones, y normas culturales de la vida pública” (Somers, Margaret. “Narrating and Naturalizing Civil
democracia
tiva en los asuntos públicos y, como enfatiza irracional) de los recursos del Estado que la po-
fuertemente Alexis de Tocqueville, una rica vida blación despojada no ha sido capaz de obtener
asociativa. Esto último contribuye a la efectiva a través de la participación electoral.
colaboración social, y es una precondición ne- El clientelismo es una pobre estrategia de
cesaria para un auto gobierno efectivo. Las aso- participación política porque el sistema y las
ciaciones son parte de lo que Tocqueville llamó prácticas que lo sostienen son perjudiciales
la “esfera de acción colectiva, conflicto y coope- para la ciudadanía democrática en general.
ración colectiva”, que media entre el Estado y la Como señalan Foweraker y Landman11, la mani-
sociedad civil8 –La cultura política de la ciuda- pulación ilegal de recursos públicos en favor de
danía supone un ethos (una manera de ser) dis- los intereses privados de las elites políticas, y la
tintivo, las “tradiciones de la ciudadanía” en negación de un acceso equitativo a tales recur-
palabras de Tocqueville–, de acuerdo con lo sos para la gente, erosionan el Estado de dere-
cual los ciudadanos participan activamente en cho y limitan la demanda universal de los
el ejercicio colectivo del poder político y asu- derechos políticos y civiles.
men responsabilidad por sus actos. Este ethos La desigualdad social y económica, cuyas ca-
contrasta fuertemente con el del “espíritu del racterísticas varían dependiendo de estructuras
sujeto”, el cual está caracterizado por una pasi- de clase particulares, es entonces una condición
vidad política y falta de responsabilidad, combi- necesaria para el desarrollo del clientelismo.
nadas en algunos casos con levantamientos Éste se encuentra basado en el intercambio de

análısıs polítıco nº 47
periódicos en contra de los abusos o debilida- votos por favores, funciona bajo la premisa de
des de la autoridad establecida9. la falta de recursos del cliente y la “apropia-
¿Cómo se puede abordar el clientelismo des- ción” de tales recursos por parte de los patro-
de la perspectiva de la ciudadanía? El argumen- nes, quienes los distribuyen a cambio de
to que quiero establecer aquí es que la favores.
ciudadanía y el clientelismo son fundamental- La estructura económica y la desigualdad so-
mente incompatibles. Mientras que prevalezca cial y económica derivada de la misma, son la [39]
el clientelismo, los derechos políticos formales raíz de las prácticas clientelistas; sin embargo,
son inhibidos, en la medida en que el voto también hay elementos culturales e ideológicos
clientelista no es un medio de expresión políti- involucrados. El clientelismo ha sido general-
ca sino parte de una transacción. “El mente considerado como un obstáculo para el
clientelismo es el intercambio de derechos polí- desarrollo de organizaciones autónomas y la par-
ticos por beneficios sociales”10. El clientelismo ticipación política. Ha sido descrito como un im-
sirve como sustituto de los derechos sociales al pedimento para alianzas más horizontales o
asegurar la distribución (aunque selectiva e basadas en las clases12, la asociación de grupos

Society and Citizenship Theory: the Place of Political Culture and the Public Sphere”. En: Sociological Theory.
Vol. 13, noviembre de 1995, pp. 230-231). En otras palabras, prácticas cuyas raíces se encuentran en las
instituciones locales. Esta nueva definición no alude, en absoluto, al más intangible sistema simbólico con el
que el término ha estado asociado. Por el contrario, el esfuerzo por la redefinición ha tratado de rescatar el
término “cultura política” del concepto parsoniano desarrollado por Almond y Verba en The Civic Culture,
dentro del marco de la teoría de modernización de las décadas de 1950 y 1960. En este significado
parsoniano, tan ampliamente criticado, el término se refiere a “símbolos cognoscitivos, afectivos y evaluativos”
que median entre la micro y la macropolítica. Véase Somers, Margaret. “What’s Political or Cultural About
Political Culture and the Public Sphere? Toward an Historical Sociology of Concept Formation”. Sociological
Theory, Vol. 13, julio de 1995, pp. 119-120.
8 Weintraub, Jeff. Ob. cit., p. 57.
9 Ídem., p. 60.
10 Fox, Jonathan (editor). The Challenge of Rural Democratization: Perspectives from Latin America and the Philippines.
Londres: Frank Cass, 1990, p. 153.
11 Foweraker, Joe y Landman, Todd. Citizenship Rights and Social Movements: A Comparative and Statistical Analysis.
Oxford: Oxford University Press, 1997, p. 16.
12 Scott, James. Comparative Political Corruption. Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1972, pp. 104-105. Erie, Steven P.
Rainbow’s End: Irish-Americans and the Dilemmas of Urban Machine Politics, 1840-1985. Berkeley: University of
California Press, 1988, pp. 249-252.
autónomos13, y el desarrollo de ciudadanos acti- dicas e instrumentales y el cliente está en una
vos en lugar de “sujetos dominados”14. Debido a mejor posición de negociación, la noción de
la ausencia de una participación política basada subordinación ideológica deja de ser aplicable.
en asociaciones autónomas, la cultura política La competencia entre intermediarios y su de-
del clientelismo es fundamentalmente diferente pendencia de los recursos del Estado, hacen
de la cultura política de la ciudadanía. Sin em- que el “cacique” se vea como una figura más
bargo, sería inapropiado concluir, sin un mayor frágil y con un estatus de seguridad menor fren-
análisis, que el clientelismo siempre supone el te al cliente, que el patrón tradicional17. Necesi-
“ethos del sujeto”. El clientelismo puede generar tamos abandonar la dicotomía tradicional que
una apatía política y una irresponsabilidad con nos fuerza a ver a la gente bien como ciudada-
respecto a asuntos públicos (ya que la gente se ve nos o bien como “sujetos” (subjects). El punto
excluida de la participación política), pero no que quiero subrayar aquí es que los “no ciuda-
necesariamente implica sometimiento. danos” –aquellos que no pueden ejercer sus de-
Estudios recientes han sugerido que algunas rechos ciudadanos por las relaciones
formas de clientelismo colectivo, particularmen- clientelistas en las que están involucrados– no
te asociadas con el moderno clientelismo de in- son necesariamente “sujetos”.
termediarios, pueden ser interpretadas como
estrategias de supervivencia o formas de resis- DECEPCIONES ELECTOR ALES
tencia15. De acuerdo con esta perspectiva menos Las reformas institucionales y administrativas,
análısıs polítıco nº 47

común, las comunidades o grupos involucrados junto con los acuerdos de paz que reincorpora-
en formas de clientelismo de resistencia están tra- ron los grupos guerrilleros locales a la vida civil
tando de obtener tanto como sea posible de la en Colombia, parecían una oportunidad sin pre-
situación en una forma altamente calculada. cedentes para las fuerzas políticas no tradiciona-
En mi trabajo anterior sobre la participación les para participar por primera vez en las
política campesina en Sucre16, mostré que un elecciones y alcanzar victorias políticas importan-
[40] clientelismo generalizado no impide el desa- tes. Al contrario de las expectativas de estos re-
rrollo de un fuerte movimiento campesino y cién llegados a la política, los ejercicios de
que este fenómeno existía a pesar de (no en au- participación electoral resultaron ser decepcio-
sencia de) una “conciencia de clase”. Entonces, nantes para las organizaciones campesinas, los
sería inapropiado incluir estos casos en la mis- movimientos civiles, y los ex militantes guerrille-
ma categoría del “sometido” como otras prácti- ros de Sucre.
cas de clientelismo. La palabra “sujeto” evoca la Los años que transcurrieron entre las refor-
situación del clientelismo tradicional, en el cual mas políticas y administrativas de 1986 y la Asam-
las transacciones (abarcadoras, durables y más blea Nacional Constituyente de 1990 no fueron
legítimas) estaban acompañadas de un elemen- un tiempo de grandes cambios en la política lo-
to ideológico de subordinación, aunque la sub- cal en Sucre. Había una suerte de inercia que
ordinación no era siempre total, y formas mantenía la política operando de la forma como
comunes de resistencia estaban presentes. En el lo venía haciendo en los años anteriores; la ma-
clientelismo moderno o de intermediarios, don- yoría de la población no estaba familiarizada con
de las transacciones son más específicas, perió- las nuevas leyes, algunas leyes no eran cumpli-

13 Graziano, Luigi. “Patron-Client Relationships in Southern Italy”. En: Schmidt, Steffen W; Scott, James; Landé,
Carl y Guasti, Laura (editors). Friends, Followers and Factions. Berkeley: University of California Press, 1977, pp.
361-372.
14 Caciagli, Mario y Belloni, Frank P. “The ‘New’ Clientelism in Southern Italy: The Christian Democratic Party in
Catania”. En: Eisenstadt, S. N. y Lemarchand, René (editores). Political Clientelism, Patronage, and Development.
Beverly Hills: Sage, 1981, pp. 52-54.
15 Gay, Robert. Popular Organization and Democracy in Rio de Janeiro: A Tale of Two Favelas. Philadelphia: Temple
University Press, 1994, Gay, Robert. “Entre clientelismo y universalismo: reflexiones sobre la política popular
en el Brasil urbano”. En: Auyero, Javier (editores). ¿Favores por Votos? Estudios sobre clientelismo político
contemporáneo. Buenos Aires: Losada, 1997.
16 Escobar, Cristina. “Clientelism and Social Protest: Peasant Politics in Northern Colombia”. En: Roniger, Luis, et
al. (editors). Democracy, Clientelism, and Civil Society. Boulder: Lynne Rienner, 1994.
17 Caciagli, Mario y Belloni, Frank P. Ob. cit., p. 39.
democracia
das, y aún más importante, los jefes políticos con- CUADRO 1
tinuaban manipulando recursos. N Ú M E R O D E A L C A L D E S E L E G I D O S P O R PA R T I D O S
TRADICIONALES Y NO TRADICIONALES EN SUCRE.
Las elecciones de la Asamblea Nacional 1988-2000
Constituyente en 1990 fueron el evento electo-
ral que marcó la entrada de nuevas fuerzas polí- Año Partidos Partidos no
Partido tradicionales tradicionales
ticas a la arena electoral (comunidades
% % Total
indígenas, cristianos, sindicatos, etc.). Este pro-
1988 19 (79,2) 5 (20,8) 24
ceso fue seguido por los acuerdos de paz entre
1990 23 (95,8) 1 ( 4,2) 24
el gobierno y los grupos guerrilleros, no sólo en
1992 17(70,8) 7 (29,2) 24
Sucre, sino en el país en general. El gobierno
1994 23 (95,8) 1 ( 4,2) 24
firmó un acuerdo de paz con el Movimiento 19
1997 19 (79,0) 5 (21,0) 24
de Abril (M-19), el Ejército Popular de Libera-
2000 20 (87,0) 3 (13,0) 23
ción (EPL), el Quintín Lame, el Partido Revolu-
cionario de los Trabajadores (PRT), y la Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil.
Estadísticas electorales, 1988-2000.
Corriente de Renovación Socialista (CRS) –gru-
po había sido parte de la Unión Camilista– Ejér-
cito de Liberación Nacional (UC-ELN). Estas CUADRO 2
dos últimas organizaciones guerrilleras, el PRT NÚMERO DE MIEMBROS DE LOS CONCEJOS MUNICI-
PA L E S E L E G I D O S P O R L O S PA R T I D O S T R A D I C I O N A -
y el CRS, operaban en Sucre y estaban estrecha-

análısıs polítıco nº 47
LES Y NO TRADICIONALES EN SUCRE. 1988-2000.
mente conectadas con las comunidades campe-
sinas locales. Año Partidos Partidos no
Partido tradicionales tradicionales
El entusiasmo generado por las elecciones de
% % Total
la Asamblea Nacional Constituyente (era la pri-
1988 254 (94,8) 14 ( 5,2) 268
mera vez que los partidos no tradicionales ha-
1992 229 (84,2) 43 (15,8) 272
bían podido obtener un 61,2% de la votación en
1994 230 (84,0) 42+2* (16,0) 274 [41]
Sucre)18 junto con las reformas políticas resultan-
2000 247 (85,0) 44 (15,0) 291
tes de la Constitución de 1991, dieron un nuevo
ímpetu a la participación de grupos que tradicio- Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales,
1988-2000.
nalmente no habían tenido la posibilidad o el Nota: No hay datos publicados para 1990 y 1998.
deseo de tener representación a través de cana- *
Como resultado de la jurisdicción especial de paz, dos concejales adi-
les políticos institucionales. Además de las orga- cionales fueron elegidos en Colosó y Corozal.

nizaciones campesinas, las minorías étnicas y


religiosas entraron por primera vez a la compe-
tencia electoral en Sucre. Los movimientos civiles La elección de 1992 fue la mejor oportunidad
municipales fueron protagonistas importantes de que tuvieron los campesinos organizados para
estas elecciones19. A pesar de que los resultados participar en política. Adicionalmente a los gru-
electorales de estos movimientos en las elecciones pos que participaban tradicionalmente en las
locales de 1992 fueron modestos, representaron elecciones (Democracia Popular DP y Junta
el mayor reto para la dominación de las maqui- Reorganizadora JR), la Asamblea Nacional Consti-
narias políticas. En Sucre, los partidos no tradi- tuyente y las reformas políticas estimularon la par-
cionales registraron 25% de las listas que ticipación de otros grupos de la ANUC que hasta
competían por los concejos municipales; eligie- entonces se habían mantenido abstencionistas. En
ron un 15,5% de los miembros de los concejos y ninguno de esos casos, sin embargo, el apoyo
7 de los 24 alcaldes (29,2% ). electoral estuvo cerca a lo que los líderes y candi-

18 De especial importancia fueron los 28.379 votos (30,73% de la votación) obtenidos por la lista única de la AD M-
19 que agrupó al EPL, el PRT y otros grupos guerrilleros desmilitarizados. Todas las listas bajo el nombre del
Partido Liberal, obtuvieron en conjunto un total de 18.506 votos (20%), mientras que las listas conservadoras
recibieron 17.337 votos (18.77%). Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales, 1990.
19 Véase Escobar, Cristina. “Clientelism, Movilization, and Citizenship: Peasant Politics in Sucre, Colombia”.
Disertación doctoral. Universidad de California, San Diego, 1998.
datos esperaban20. Los logros de los ex militantes de y la mayoría de los miembros de concejos
del grupo guerrillero PRT fueron mejores que los municipales de los partidos no tradicionales
resultados obtenidos por otras organizaciones elegidos en 1994. Tal y como fue el caso en los
campesinas, pero fueron igualmente bajos21. años siguientes, este grupo ganó su posición y
Al igual que en el resto de país, las eleccio- sobrevivió políticamente haciendo una alianza
nes de 1994 marcaron en Sucre la recupera- con uno de los principales jefes políticos de las
ción de las maquinarias políticas tradicionales maquinarias partidistas tradicionales y evitando
y el decaimiento de muchas de las nuevas fuer- posiciones radicales que pudieran poner en peli-
zas políticas no tradicionales22. En Sucre, los gro a sus miembros en un ambiente de violencia
éxitos de las elecciones de 1992 y el concomi- creciente23.
tante optimismo no encontraron paralelo en Entre las fuerzas políticas derrotadas en las
las elecciones de 1994. Las organizaciones elecciones de 1994 estuvo la CRS (la facción gue-
campesinas y los movimientos civiles locales rrillera del ELN), que había firmado un acuerdo
perdieron terreno. El único sobreviviente de de paz con el gobierno y ejercía una fuerte in-
los grupos políticos fuera de los partidos tradi- fluencia sobre uno de los sectores abstencionistas
cionales fue un grupo cívico formado por más radicales de las organizaciones campesinas.
miembros de organizaciones no gubernamen- Al igual que para los demás grupos de ex guerri-
tales, profesionales, líderes sindicales y civiles, lleros y los grupos campesinos, los resultados elec-
en su mayoría de Sincelejo, quienes se conver- torales de la CRS fueron muy inferiores a lo que
análısıs polítıco nº 47

tirían en la única tercera fuerza con alguna los líderes de éstos habían proyectado24.
significación en Sucre en los años siguientes. Ni los movimientos civiles municipales, ni las
Este grupo fue responsable por el único alcal- organizaciones campesinas y ex guerrilleras pu-

20 Por ejemplo, el Bloque Político de Masas (BPM) ha apoyado las disputas territoriales y las movilizaciones en
[42] varios municipios de Sucre y en algunas otras localidades de la Costa Atlántica y Antioquia. Su candidato al Senado
recibió 2.853 votos (1.792 de ellos en Sucre, 1,2% de la votación total para el Senado en el departamento) y su
candidato a la Cámara de Representantes recibió 2.000 votos (1,4% de la votación total para la Cámara de
Representantes en el departamento). El BDP participó de nuevo en las elecciones locales de 1992, presentando
candidatos para las listas a los concejos municipales de siete municipios y eligiendo cuatro concejales. El BDP
también postuló un candidato para la Asamblea Departamental, quien recibió 3.288 votos (1,7%). Registraduría
Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales. 1992. Entrevistas con militantes del BDP, Sincelejo, septiembre de
1991 y agosto de 1992.
21 El PRT ganó las elecciones de alcalde en un municipio, respaldó uno de los más exitosos candidatos al Concejo
Municipal de la ADM-19 en otro municipio, y estuvo cerca de elegir a otro en un tercer municipio. Registraduría
Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales. 1992. Entrevista con un militante del PRT, Ovejas, marzo de 1992.
22 Pizarro, Eduardo. “La atomización partidista en Colombia: el fenómeno de las micro-empresas electorales”.
Working Paper. No. 292. The Helen Kellogg Institute for International Studies, University of Notre Dame. 2002, y
“Las terceras fuerzas en Colombia hoy: entre la fragmentación y la impotencia”. En: Peñaranda, Ricardo y
Guerrero, Javier (editores). De las armas a la política. Bogotá: Tercer Mundo Editores - Universidad Nacional de
Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, 1999.
23 Por terceras fuerzas me refiero aquí a los movimientos políticos que no usan el nombre de los partidos
tradicionales, no participan de sus convenciones y mantienen total independencia de estos partidos (Pizarro,
Eduardo. Ob. cit., 1999, p. 305). El grupo cívico fue responsable de la elección del único alcalde y de 18 de los
42 concejales (42,8%) elegidos por partidos no tradicionales. El grupo también fue capaz de elegir dos
diputados departamentales y un representante a la Cámara y de negociar importantes posiciones burocráticas en
la administración regional. Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales, 1995. Entrevistas con
miembros del movimiento cívico, Sincelejo, diciembre de 1995.
24 En las elecciones locales de octubre de 1994, la CRS eligió concejales en cinco municipios, dos de ellos por una
jurisdicción especial de paz (establecida como parte del acuerdo alcanzado en las negociaciones de paz). Estos
resultados electorales fueron una gran decepción para los militantes de la CRS, quienes esperaban elegir otros
siete candidatos para los concejos municipales en la jurisdicción especial de paz. También esperaban que uno de
sus líderes fuera elegido como diputado departamental, inscribiéndolo como segundo renglón en una lista del
movimiento cívico. Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales, 1992 y 1994. Entrevista con
militantes de la CRS, Sincelejo, diciembre de 1995.
democracia
dieron recuperarse después de 1994. El pequeño e institucionales parecían haber contribuido
crecimiento de las fuerzas políticas no tradicio- a la persistencia de las relaciones
nales en las elecciones locales de 1997 y 2000 (en clientelistas y a detener los avances en la re-
1997, las fuerzas políticas no tradicionales eligie- presentación política de las comunidades
ron alcaldes en cinco municipios y, en 2000, eli- campesinas y de otros sectores de la pobla-
gieron el 19% de los miembros de los concejos ción no representados.
municipales y tres alcaldes) no fue el resultado
de las organizaciones civiles locales o campesi- VIOLENCIA Y REFORMAS POLÍTICAS
nas. Este incremento puede explicarse, en una En la Colombia contemporánea, la violencia
pequeña parte, por los grupos indígenas y cristia- ha sido señalada como la principal causa del de-
nos que se han convertido en fuerzas políticas terioro de las instituciones democráticas. Al igual
nacionales25. La mayor parte del aumento de los que una creciente proporción del territorio co-
votos a favor de partidos no tradicionales, sin lombiano, Sucre se ha visto afectado por este fe-
embargo, fue resultado del grupo cívico de nómeno. Entonces, el análisis de los procesos
Sincelejo, ahora bajo el nombre de Movimiento políticos desde 1986 necesita tener en cuenta los
Convergencia Popular Cívica (MCPC), el cual, eventos políticos que desarrollaron canales
formando alianzas con líderes políticos locales y institucionales externos y su influencia en las po-
regionales de los partidos tradicionales, alcanzó líticas regionales. Mi argumento, sin embargo, es
el Senado en 1998 y la Cámara de Representan- que incluso aunque la violencia ha estado pre-

análısıs polítıco nº 47
tes en 200226. sente y gradualmente ha pasado a dominar la po-
Las elecciones de 1992 y 1994 fueron im- lítica regional desde mediados de la década de
portantes como un ejercicio de participación los noventa, no puede explicar totalmente en el
política autónoma de las organizaciones cam- caso de Sucre las dificultades encontradas por las
pesinas, pero los resultados estuvieron lejos nuevas fuerzas políticas para la obtención de una
de constituir una fuerza política representati- representación política institucional en los años
va en Sucre. Las organizaciones campesinas siguientes a las reformas políticas. [43]
fueron más efectivas en movilizar a la pobla- Los grupos guerrilleros, particularmente el
ción y establecer presión directa sobre las au- EPL (el brazo armado de Partido Comunista
toridades regionales, que en encontrar una Marxista-Leninista de orientación Maoísta), ha-
representación electoral que influenciara de- bían mantenido relaciones indirectas con la
cisiones políticas. Al igual que a nivel nacio- ANUC desde principios de los setenta, pero la
nal, en 1994 algunos de los movimientos actividad guerrillera en Sucre había sido dispersa
nuevos se vieron afectados por usar la estrate- y restringida a las áreas más distantes y menos
gia de presentar diversas listas simultáneas pobladas de las tierras bajas del sur. A principios
con la expectativa de ganar curules “por resi- de los ochenta, la reorganización de la izquierda
duo”, así como por una falta de recursos que siguió a las negociaciones de paz entre el go-
cuando las campañas políticas se volvieron bierno de Belisario Betancur (1982-1986) y los
crecientemente costosas, y por su propia falta grupos armados, condujeron a la formación del
de experiencia y por conflictos internos. En PRT y el Movimiento de Izquierda Revoluciona-
conjunto con todos estos factores, el ria Patria Libre, MIR, –el cual se unió al ELN en
clientelismo desempeñó un papel importante 1987 para formar la UC-ELN–, muchos de cuyos
en la derrota de muchas de las nuevas fuerzas miembros se convirtieron luego en la CRS. A
políticas durante la oportunidad política finales de los ochenta, ambos grupos eran activos
abierta por las reformas institucionales, los en Sucre.
acuerdos de paz y la Asamblea Nacional Cons- En los años que precedieron a la Asamblea
tituyente. Factores socioeconómicos, políticos Nacional Constituyente, el número de grupos

25 Los grupos indígenas eligieron seis de los 291 miembros de los concejos municipales en las elecciones de 2000
y los grupos cristianos eligieron cuatro concejales, un alcalde y un diputado a la Asamblea Departamental.
Registraduría Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales, 2000.
26 En las elecciones de 1997, el MCPC eligió cuatro de los cinco alcaldes de partidos no tradicionales, así como
tres diputados a la Asamblea Departamental. En 2000, el MCPC eligió dos de los tres alcaldes, 27 de los 44
concejales y dos de los tres diputados departamentales de las fuerzas políticas no tradicionales. Registraduría
Nacional del Estado Civil. Estadísticas electorales, 1997-1998, 2000.
guerrilleros en Sucre creció con el aumento en 50 de la CRS en Sucre), estos grupos obtuvieron
la presencia del ELN en la región27. Los grupos derechos políticos específicos como parte de las
guerrilleros presionaron a los terratenientes apo- negociaciones de paz29. Al PRT se le permitió te-
yando las invasiones de tierras campesinas y a tra- ner un representante en la Asamblea Nacional
vés de secuestros y extorsiones; los terratenientes Constituyente, aunque sin derecho a voto30; la
comenzaron entonces a contratar grupos arma- CRS negoció dos curules en la Cámara de Repre-
dos de carácter privado, no sólo para defenderse sentantes y la creación de una Jurisdicción Espe-
de las invasiones y los secuestros –como habían cial de Paz en 195 municipios31.
hecho en el pasado–, sino para atacar a los cam- Las negociaciones con el PRT fueron relativa-
pesinos y sus líderes28. mente fáciles porque durante sus ocho años de
Dentro del ambiente político creado por la actividad en la región había funcionado más
Asamblea Nacional Constituyente y las elecciones como un grupo de propaganda armada que
de 1992, dos de los grupos guerrilleros activos en como un real grupo de combate y no se había
Sucre, el PRT (enero de 1991) y la CRS (abril de involucrado a menudo en confrontaciones direc-
1994) firmaron acuerdos de paz con el gobierno y tas con los militares32. Las negociaciones con la
cerraron un capítulo en el desarrollo de conflic- CRS fueron más largas y difíciles33. Los terrate-
tos campesinos y la violencia en Sucre. Dentro del nientes se opusieron fuertemente a que Sucre
nuevo contexto de las reformas políticas, ambos fuera escenario de las negociaciones entre el go-
grupos estaban interesados en crear fuerzas políti- bierno y la CRS, y exigieron la liberación de te-
análısıs polítıco nº 47

cas que pudieran garantizar la representación de rratenientes secuestrados como prerrequisito


sectores populares en el sistema político. Además para su apoyo a las negociaciones34. Además de
del perdón político, la protección y los programas su oposición pública a que “sus” pueblos alberga-
económicos que ayudaban a reintegrar a sus mili- ran las negociaciones con la guerrilla, los terrate-
tantes a la sociedad (alrededor de 100 del PRT y nientes habían recurrido a los grupos
[44]
27 En 1988, cuatro de los cinco conflictos armados que ocurrían en el área involucraban al EPL y estaban
concentrados en las tierras bajas del sur, donde las actividades guerrilleras eran ya comunes. En 1989, sin
embargo, cinco de los ocho conflictos armados registrados durante el año involucraban al ELN. Además de
los municipios del sur, las actividades del ELN alcanzaron municipios más centrales (Morroa, Sampués, San
Onofre y Tolú). Esta tendencia continuó el siguiente año. El ELN estaba involucrado en diez de los catorce
conflictos armados en 1990, la mitad de los cuales ocurrieron en el municipio de San Onofre y la región
montañosa de Chalán, Colosó y Ovejas, municipios que, junto con las tierras bajas del sur, se convirtieron en
centro de la actividad guerrillera en los siguientes años. Justicia y Paz. 1989-1990.
28 De 1988 a 1995, por lo menos doce líderes campesinos de la ANUC fueron asesinados en lo que los miembros
de la organización consideraron una campaña específica para eliminar a sus miembros en el departamento.
Justicia y Paz. 1988-1995.
29 Para más información acerca de las negociaciones del PRT, véase El Heraldo. Junio 21, 1990; julio 12, 1990;
noviembre 21, 1990; El Tiempo. Julio 12, 1990; julio 25, 1990; agosto 6, 1990; septiembre 1990; octubre 19,
1990; octubre 22, 1990; octubre 31, 1990; diciembre 27, 1990. Para más información acerca del acuerdo final
con la CRS, véase El Colombiano. Marzo 12, 1994; marzo 17, 1994; marzo 28, 1994; El Espectador. Marzo 13, 1994;
marzo 18, 1994; El Tiempo. Marzo 21, 1994; El Nuevo Siglo. Agosto 12, 1994; Vanguardia Liberal. Agosto 18, 1994;
García, Mauricio. “Política de negociación con la guerrilla”. En: Controversia. No. 167, p. 60.
30 Ramírez Tobón, William. “Las nuevas ceremonias de la paz”. En: Análisis Político. No. 14, septiembre -
diciembre 1991, pp. 8-33. García, Mauricio. Ob. cit., p. 47.
31 A través de esta jurisdicción, los candidatos de la CRS tuvieron acceso a puestos en los concejos municipales,
además de los regulares, reuniendo el 65% de los votos obtenidos por el último concejal elegido “por
residuo”.
32 Ramírez Tobón, William. Ob. cit., p. 14. Entrevista, oficina de reinserción, Sincelejo, diciembre de 1995.
33 De acuerdo con los líderes de la CRS, durante los 30 meses de negociaciones, este grupo perdió 18 militantes
en el país. El Tiempo. Marzo 21, 1993; abril 4, 1993; octubre 6, 1993; El Colombiano. Diciembre 16, 1993;
diciembre 17, 1993.
34 En un consejo de seguridad organizado en Sucre en agosto de 1992 para discutir la crítica situación en el
departamento, los terratenientes se quejaron de que de enero a agosto de 1992, sólo en los municipios de
Ovejas, Los Palmitos, Chalán y Colosó, 40 de ellos habían sido secuestrados y tres habían sido asesinados. El
Espectador. Marzo 8, 1992; agosto 27, 1992; El Heraldo. Julio 3, 1993.
democracia
paramilitares para confrontar las actividades in- LO S L Í M I T E S E C O N Ó M I C O S D E LO S
surgentes. Sin embargo, no fue sino posterior a D E R E C H O S P O L Í T I CO S
las elecciones de 1994, y particularmente des- Después de haber hecho énfasis sobre el pa-
pués de mediados de 1995, que la confrontación pel de la pobreza en la limitación indirecta del
violenta alcanzó un punto en el que afectó la po- ejercicio de los derechos políticos al hacer que la
lítica electoral. población sea propensa a las relaciones clientelistas
A mediados de los noventa, se produjo un o, más precisamente, a vender sus votos, ¿cuál fue
aumento en la violencia en Sucre cuando otros el impacto de la movilización campesina de los
grupos guerrilleros, especialmente las Fuerzas años setenta y ochenta, y cómo afectó el compor-
Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC) tamiento político de la población campesina?
entraron en el área35, y las autodefensas o gru- La monopolización de la tierra y la expansión
pos paramilitares se organizaron a lo largo del de las haciendas ganaderas en los siglos XIX y
departamento para combatir la guerrilla, apo- XX definieron la estructura de poder que preva-
yados por los terratenientes y los comerciantes. leció en la región de Sucre por décadas, y sirvió
Los nuevos grupos guerrilleros no tenían raí- como materia básica para las relaciones
ces en la población campesina local, y no esta- clientelistas entre los campesinos y los patrones.
ban involucrados en las luchas campesinas Desde finales de los años sesenta, el desarrollo
como lo habían estado los grupos guerrilleros de alguna agricultura capitalista en la región, la
anteriores; éstos eran ramas de grupos guerri- presión de las leyes del gobierno de una reforma

análısıs polítıco nº 47
lleros que se habían desarrollado en otras re- agraria, y principalmente las movilizaciones cam-
giones. pesinas, transformaron el campo. Sin embargo,
Mientras la guerrilla continuó secuestrando, en la región no se desarrollaron ni una próspera
extorsionando y ocasionalmente atacando pue- economía agrícola, ni una economía capitalista
blos y haciendas, las autodefensas procedieron exitosa. A pesar del surgimiento de algunos en-
a confrontar las acciones guerrilleras y a elimi- claves de agricultura capitalista, la ganadería no
nar sistemáticamente a ex miembros de la gue- intensiva en mano de obra y de bajo riesgo conti- [45]
rrilla y a militantes de izquierda36. Esta situación nuó prevaleciendo en la región. Los campesinos,
no sólo perjudicó los modestos logros electorales cuyas labores de arar la tierra, sembrar pastos, y
del PRS y la CRS, sino que convirtió la participa- ayudar a construir las haciendas, no se necesita-
ción electoral de los grupos no tradicionales en ron más y fueron expulsados de la tierra porque
una labor de alto riesgo37. En estas circunstan- su presencia constituía un riesgo de intervención
cias, las nuevas incursiones en política en el estatal y reforma agraria. Algunos fueron contra-
contexto de las reformas institucionales se vie- tados por temporadas en las plantaciones de al-
ron drásticamente restringidas y limitadas. La godón que surgieron en la región, mientras que
violencia, sin embargo, no puede explicar por sí otros se vieron forzados a unirse al movimiento
misma por qué, en los años inmediatamente si- por la tierra o a migrar a los centros urbanos re-
guientes a las reformas, particularmente en las gionales, donde no había industrias que estuvie-
elecciones de 1992 y 1994, las nuevas fuerzas ran en condiciones de emplearlos. Como
políticas de Sucre no fueron capaces de ganar resultado de la lucha por la tierra, la relación de
un apoyo electoral de la población que decían dependencia entre los campesinos y los patrones
representar. Es necesario entonces tener en que había sostenido las relaciones clientelistas
cuenta otros factores. tradicionales se derrumbó. En su lugar, nuevas

35 Doce de los 18 conflictos armados que ocurrieron en la región durante 1995 involucraron a las FARC. Justicia y
Paz. 1995.
36 De marzo de 1994 a diciembre de 1995, diez ex guerrilleros del PRT y la CRS fueron asesinados, muchos otros
dejaron la región después de recibir amenazas de muerte. Justicia y Paz. 1994-1995. Entrevistas, oficina de
reinserción, Sincelejo, diciembre de 1995.
37 En abril de 1996, uno de los dos diputados a la Asamblea Departamental perteneciente al Movimiento Cívico
Nueva Colombia, el ex alcalde de Corozal y un líder de su movimiento cívico, Luis Miguel Vergara, fueron
asesinados, así como los concejales de Tolú y Chalán, ex militantes del PRT y el EPL. El Tiempo. Junio 29, 1995;
El Tiempo. Marzo 14, 1996; marzo 17, 1996; abril 11, 1996; junio 2, 1996; junio 11, 1996. Justicia y Paz. Julio de
1995.
formas de clientelismo surgieron en la década de tad de la tierra perdida por las más grandes ha-
los setenta38. ciendas40. Esta tierra redistribuida, junto con algo
El sistema político tradicional que existía an- más de 10.000 hectáreas –cuya posesión había
tes de 1960 descansaba directamente en el po- sido cedida legalmente a los campesinos que esta-
der y los recursos de los hacendados, quienes ban asentados allí–, explicaban las 6.200 nuevas
controlaban los votos de la mayor parte de la unidades de 50 hectáreas o menos (113.895 hectá-
población rural por medio de relaciones pa- reas) registradas en el censo de 199041. Algo dife-
trón-cliente. El nuevo sistema de clientelismo rente ocurrió con las otras 100.000 hectáreas
de intermediarios que surgió en los setenta –y perdidas por las grandes haciendas. Parte de esta
que evolucionó en un sistema de competencia tierra (40.000 hectáreas) fue subdividida en pe-
de maquinarias políticas– no dependía directa- queños predios de 100 a 500 hectáreas, y el resto
mente de los hacendados aunque continuaba (60.000 hectáreas) fue subdividida en propieda-
apoyando su poder en los municipios. Surgió des de 50 a 100 hectáreas. Así pues, junto con la
una nueva clase de políticos que incluía no sólo distribución de tierras, la subdivisión de predios
profesionales descendientes de los ricos hacen- también representó un papel importante en la
dados y mercaderes, sino nuevos políticos. Ellos transformación del campo. (Véase cuadro 3)
se especializaban en manipular los recursos del Aunque no fue una victoria total, este cambio
Estado, que intercambiaban por los votos de fue ciertamente una mejora en términos del acce-
campesinos y los de grandes números de habi- so de los campesinos a la tierra, ya que se estima
análısıs polítıco nº 47

tantes de las recién formadas barriadas popula- que 2.000 familias se vieron beneficiadas con la
res de las áreas urbanas. Esta nueva clase de distribución de tierras. Sin embargo, esto no
políticos, interesados en mantener o mejorar significaba el fin del problema –aún quedaban en
sus maquinarias y su posición política, tenía una la región miles de campesinos sin tierras, y la tie-
agenda diferente a la de los hacendados, quie- rra sola era insuficiente para construir una econo-
nes estaban interesados en mantener bajos los mía sólida–. En 1987 se estimaba que en el distrito
[46] impuestos locales y defenderse de las organiza- de Desarrollo Rural Integrado, DRI (que incluye
ciones campesinas y la guerrilla. A pesar de sus la región central de Sucre, donde se concentra la
agendas diversas, los políticos y terratenientes presión por la tierra), 168.160 hectáreas fueron
coexistían lado a lado y desarrollaron una alian- necesarias para proveer de tierras a 3.422 familias
za implícita39. campesinas sin tierras y para agrandar las propie-
En términos de tenencia de tierras, no hay dades de las 8.743 que no tenían suficiente42. En-
duda de que Sucre atravesó una importante trans- tre 1987 y 1995, el Incora adquirió un total de
formación. Una comparación de las estadísticas 50.150 hectáreas (a través del Programa Nacional
de 1970-1971 y 1990 (tabla 3) muestra que el lati- de Rehabilitación, PNR, y la Ley 30). Aunque la
fundio de 500 hectáreas o más, que constituía el presión por las tierras se vio aliviada, se requerían
41,6% de la tierra productiva total en 1970, fue re- por los menos 100.000 hectáreas adicionales para
ducido sustancialmente (214.500 hectáreas) y solucionar el problema de tierras en Sucre.
constituía sólo un 15,9% de la tierra productiva Junto con el creciente número de desposeí-
en 1990. No debe asumirse, sin embargo, que dos que llegaban a los centros urbanos, los
toda la tierra perdida por estas inmensas propie- campesinos sin tierras o con propiedades muy
dades estaba ahora en manos de los campesinos. pequeñas que no tenían recursos (tierra, irri-
El total de la tierra redistribuida por el Instituto gación, crédito o asistencia técnica), seguían
Colombiano de Reforma Agraria, Incora, entre siendo participantes potenciales en las transac-
1968 y 1995 fue de 102.530 hectáreas, casi la mi- ciones clientelistas con la nueva clase de inter-

38 Véase Escobar, Cristina. Ob. cit. 1998.


39 Ídem.
40 Instituto Colombiano para la Reforma Agraria, Incora. Informe comparativo de ingreso y egreso de tierras: regional
Sucre. Enero 1962 - Agosto 1995. Bogotá. 1995.
41 La diferencia de más de 10.000 hectáreas, bien puede corresponder a terrenos públicos distribuidos también
por el Incora.
42 Centro de Investigaciones Económicas, CIE, Universidad de Antioquia. Necesidad y disponibilidad de tierras en el
distrito de Sincelejo en 1987. Medellín, 1987.
democracia
CUADRO 3
C O M PA R A C I Ó N D E L N Ú M E R O D E U N I D A D E S R U R A L E S P O R TA M A Ñ O E N S U C R E . 1 9 7 0 - 1 9 7 1 Y 1 9 9 0

Unidades Área (has.)


Tamaño de la 1970 - 1971 1990 1970 -1971 1990
unidad (has.)
Nº % Nº % Nº % Nº %
Total 21.398 100,0 31.486 100,0 844.865 100,0 860.432 100,0
Menor de 5 12.575 58,8 15.226 48,3 18.755 2,2 18.384 2,2
5 - 10 1.975 9,2 4.103 13,1 13.542 1,6 29.993 3,5
11 - 50 3.889 18,2 8.074 25,7 88.065 10,4 185.506 21,5
51 - 100 1.141 5,3 2.172 6,9 78.562 9,3 155.602 18,1
101 - 500 1.515 7,1 1.741 5,5 294.262 34,9 333.654 38,8
501 o más 0.303 1,4 .170 0,5 351.679 41,6 137.293 15,9

Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE. Censo nacional agropecuario: Atlántico, Bolívar, Sucre 1970-1971. Bogotá, 1971.
Ministerio de Agricultura. Primera Encuesta Nacional Agropecuaria, Bogotá, 1990.
Nota: La comparación debe tomarse sólo como un indicativo de los cambios en la distribución de la tenencia de tierras, debido a que los datos
del censo de 1970-1971 y de la encuesta de 1990 no son estrictamente comparables. Uso estas fuentes por ser las únicas disponibles.

mediarios políticos, quienes les ofrecían becas continúen controlando los recursos que los cam-
escolares, asistencia médica, caminos, acceso al pesinos necesitan.

análısıs polítıco nº 47
agua y electricidad, materiales de construcción, La elección popular de alcaldes fue el compo-
etc., a cambio de sus votos. Un buen indicador nente político de un paquete integrado de refor-
de la situación de la población campesina es mas fiscales y administrativas en 1986. La Ley 11
quizás la proporción de la población por debajo de 1986 y el Decreto 1333 establecieron el Esta-
del nivel de pobreza. El censo de 1993 estable- tuto Básico de Administración Municipal, y orde-
ció que el 65,2% de las unidades domésticas en naron la participación de la comunidad en los
Sucre estaban por debajo de los niveles de po- asuntos locales. Esta ley, sin embargo, dejó intac- [47]
breza; en las áreas rurales la proporción era aún tos a los concejos municipales, cuyos miembros
mayor43. habían controlado la administración local ayu-
A pesar de las victorias parciales de las dando a las maquinarias clientelistas y que no es-
movilizaciones campesinas en sus dos décadas de taban interesados en fomentar la participación
lucha por la tierra, y pese a la “apertura” genera- comunitaria44. No fue sorprendente que el nú-
da por las reformas políticas de los noventa, la mero de miembros de los concejos elegidos por
desigualdad sostenida por la estructura económi- partidos no tradicionales para el momento de las
ca y el mantenimiento de la pobreza en las áreas primeras elecciones de alcaldes en Sucre (1988)
rurales de Sucre continuaron apoyando el fuera bastante bajo, sólo 14 de un total de 268
clientelismo, y limitando el ejercicio de los dere- (5,2%).
chos políticos por la población campesina. Fiscalmente, la Ley 12 de 1986 dio el poder a
los municipios definiendo las transferencias de
LA POLÍTICA DEL DINERO Y LA los recaudos del impuesto al valor agregado, IVA,
SUPERVIVENCIA DE LAS MAQUINARIAS del gobierno central a los municipios. Estas re-
POLÍTICAS formas fiscales fueron una parte importante del
La estructura económica de Sucre crea la des- paquete de cambios institucionales y contribuye-
igualdad que sienta las bases de las transacciones ron significativamente a llenar los arcas vacías de
clientelistas. Sin embargo, esta situación socio- muchos municipios. Sin embargo, también fue-
económica es una condición necesaria pero no ron usadas por los políticos locales para sus pro-
siempre suficiente. Para que el clientelismo pre- pios propósitos políticos. El análisis financiero
valezca, también es preciso que los jefes políticos de dos municipios de Sucre, San Benito Abad45 y

43 Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE. Censo nacional de población y IV de vivienda.


Bogotá, 1993.
44 Moreno Ospina, Carlos. “La dimensión fiscal y administrativa de la descentralización”. En: Gaitán, Pilar y
Moreno, Carlos. Ob. cit., pp.199-202.
45 Centro de Estudios y Promoción Popular, Ceprop. Plan de desarrollo simplificado del municipio de San Benito Abad
(1992-1996). Sincelejo: Unidad de Estudios Locales, 1991.
Sincé46, muestra el aumento desproporcionado Estado a través de prácticas corruptas como so-
de la distribución del presupuesto local asignado bornos y contratos inflados. Los políticos no du-
a la burocracia en el año de las primeras eleccio- daban en invertir esos recursos para garantizar
nes de alcalde. Irónicamente, el aumento en la su supervivencia política, pero los cada vez mayo-
burocracia fue posible precisamente gracias a las res costos de las campañas políticas y la
transferencias de dineros del gobierno central a comercialización de votos no eran fácilmente cu-
las localidades. biertos por estos recursos. No es sorprendente,
Para sobrevivir a las dos primeras elecciones por tanto, encontrar la presencia de dineros de
de alcaldes, las maquinarias políticas usaron sus la droga en las elecciones de Sucre durante los
métodos habituales de apropiación de recursos noventa, y que uno de los líderes políticos de la
estatales y manipularon las leyes de reforma región estuviera involucrado en el escándalo po-
municipal para su propio beneficio. Sin embar- lítico que ensombreció las elecciones presiden-
go, surgió un nuevo estilo de política, basado ciales de 1994.
en una compra generalizada de votos. Este esti- Adicionalmente al incremento de los recursos
lo aumentó considerablemente el costo de las privados, la segunda estrategia usada por los po-
campañas políticas y produjo nuevos retos para líticos para cubrir los cada vez mayores costos de
las maquinarias políticas. Adicionalmente, el las campañas políticas era la apropiación directa
costo de las campañas políticas había aumenta- de auxilios, no para ser distribuidos “en especie”,
do, primero, como resultado del incremento en como había sucedido hasta entonces, sino como
análısıs polítıco nº 47

los precios de la publicidad, el transporte, y el fuentes de dinero. El principal método de apro-


financiamiento de extensos equipos de campa- piación era crear agencias de desarrollo ficticias
ña que afectaron a Colombia así como a otros sin ánimo de lucro, para las cuales estaban desti-
países47; segundo, como consecuencia de la cre- nados tales recursos. Este mecanismo no era
ciente fragmentación partidista, que forzó a los nuevo. Los políticos habían sido capaces de que-
candidatos a financiar sus campañas; y tercero, darse con una parte de los auxilios para sus pro-
[48] por la necesidad de convencer a la gente desen- pias necesidades políticas, asignándolos a
cantada de la política y escéptica de que partici- organizaciones públicas o privadas que éstos con-
para aún en las competencias políticas más trolaban (academias, clubes rotarios, etc.)49.
tradicionales48. Sin embargo, a finales de los ochenta, cuando
La necesidad creciente de dinero ha forzado la necesidad de dinero aumentó, este mecanis-
a los políticos a inclinarse por otras estrategias. mo se generalizó en Sucre, así como en el res-
Primero, vieron la forma de aumentar los recur- to del país.
sos de las campañas a través de fuentes privadas. A raíz de la comercialización de votos, el dine-
Además de las tradicionales donaciones de los ro se convirtió en algunos casos en un recurso
ganaderos, quienes estaban interesados en electoralmente más rentable que la distribución
mantener el poder local en sus localidades, y las de servicios estatales. Los políticos crearon cientos
contribuciones obligatorias de los empleados es- de fundaciones ficticias y corporaciones en todo
tatales a sus jefes políticos, las nuevas condicio- el país hacia las cuales derivaban la mayoría de los
nes presionaron a los políticos a considerar auxilios. En Sucre, la creación de fundaciones y
“invertir” sus fortunas personales, las cuales en corporaciones comenzó en 1986 y aumentó du-
muchos casos habían aumentado a expensas del rante 1987 y 1988. Como los auxilios nacionales y

46 Fundación para la Investigación y el Desarrollo de Sucre, Fides. Plan de desarrollo municipal de Sincé 1992-1996.
Sincelejo, 1991.
47 Leal, Francisco y Dávila, Andrés. Clientelismo. Bogotá: Tercer Mundo Editores - Universidad Nacional de
Colombia, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, 1991, pp. 71-72.
48 López, Andrés. “Narcotráfico y elecciones: delincuencia y corrupción en la reciente vida política colombiana”.
En: Bejarano, Ana María y Dávila, Andrés (editores). Elecciones y democracia en Colombia 1997-1998. Bogotá:
Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes - Fundación Social, 1998, pp. 39-40.
49 Aunque un mandato constitucional asignó los auxilios parlamentarios exclusivamente para proyectos de
desarrollo regional, la Ley 25 de 1977 era suficientemente vaga en la descripción de los posibles usos de los
auxilios, como para permitir casi cualquier uso que los congresistas pudieran imaginar. Para más información,
véase Gaceta Constitucional. Mayo 20, 1991.
democracia
departamentales estaban previstos para ser usa- tiplicación de listas (las cuales elegían sólo al
dos, en principio, para trabajos de desarrollo, to- candidato que encabezaba la lista), los partidos
das estas instituciones se llamaron entidades de políticos crecientemente fraccionados eran aún
desarrollo regional. Consecuentemente, hubo incapaces de lograr una representación
una repentina explosión de agencias privadas de programática. Desde su creación con la reforma
desarrollo en Sucre durante estos años50. Estas constitucional en 1968, los auxilios parlamenta-
fundaciones fueron creadas no sólo por las prin- rios habían sido parte fundamental de las nego-
cipales maquinarias políticas del departamento, ciaciones entre el ejecutivo –que se había
sino por gamonales de rango medio para mante- convertido en “la fuente de casi de toda la legis-
ner sus grupos políticos y garantizar su reelec- lación sustantiva”–, y el legislativo55, que había
ción o la del candidato de su red en la Asamblea abandonado sus principales responsabilidades a
Departamental. Estas fundaciones y corporacio- cambio de recursos del Estado para aceitar las
nes se convirtieron en los receptores de una cre- maquinarias clientelistas. El Congreso continuó
ciente cantidad de recursos del Estado. siendo, en su mayoría, el lugar donde los políti-
Entre los varios cambios propuestos por la cos, motivados sólo por sus intereses clientelistas
Asamblea Nacional Constituyente de 1991 para particulares, negociaban con el ejecutivo para
devolver responsabilidad y credibilidad al Con- garantizar su supervivencia política y la de sus re-
greso (incluyendo la disolución del Congreso des políticas. El ejecutivo, aunque perdió algu-
electo en ese momento) estaba la eliminación de nas de sus prerrogativas en la reforma

análısıs polítıco nº 47
los auxilios parlamentarios, lo que provocó un constitucional de 1991, continúa sin tener el
drástico cambio en el sistema de apropiación de apoyo de los partidos para sus proyectos y tiene
los recursos del Estado por parte de los políti- que usar el viejo mecanismo de negociación de
cos51. Bajo esta normatividad, en 1994, un sena- los recursos del Estado a cambio del apoyo del
dor recién elegido –uno de los dos más exitosos Congreso56.
líderes políticos de Sucre desde las reformas– fue Los auxilios, entonces, no murieron fácil-
acusado de utilizar auxilios parlamentarios para mente. Los congresistas desarrollaron otros me- [49]
su propio beneficio político y tuvo que enfrentar canismos de apropiación de recursos estatales
una investigación judicial52. (“auxilios disfrazados”) en los años siguientes.
A pesar de los esfuerzos reformistas y los car- El papel desempeñado por estos auxilios y otras
gos judiciales contra los dos jefes políticos más formas de distribución estatal de recursos en la
importantes de Sucre, la base institucional del política nacional parecía estar fuertemente co-
sistema clientelista no cambió53. En ausencia de nectada con la forma en la que operaba el siste-
control sobre las etiquetas partidistas, e influidos ma político colombiano, y no podía ser
por el sistema de “residuos”54, que alentó la mul- simplemente eliminado por decreto. Debido a

50 La creación oficial de doce fundaciones y corporaciones para el desarrollo, fue registrada en el diario oficial
regional. Gaceta Departamental de Sucre. Enero 31, 1986; abril-junio, 1987; julio-agosto, 1987; septiembre, 1987;
noviembre, 1987; abril-junio, 1988.
51 Véase Ungar, Elisabeth. “El Congreso en la nueva realidad”. En: Leal, Francisco (editor). En busca de la
estabilidad perdida. Bogotá: Tercer Mundo Editores - Universidad Nacional de Colombia, Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones Internacionales. 1995, pp. 102-103.
52 El Tiempo. Agosto 7, 1994; El Espectador. Febrero 19, 1996.
53 Uno de estos líderes regresó subsecuentemente a la política volviéndose aún más poderoso. El otro líder
abandonó la política, pero su familia continúa manejando el poder político en Sucre, como lo han hecho por
generaciones.
54 En el sistema electoral colombiano, las curules se asignan a las listas cuyos votos alcancen un “cociente” (total
de votos dividido por el número de puestos). El resto de puestos se distribuyen “por residuo”, es decir, a las
listas con los mayores votos restantes después de que los puestos han sido distribuidos por cociente.
55 Archer, Ronald y Shugart, Matthew S. “The unrealized potential of presidential dominance in Colombia”. En:
Mainwaring, Scott y Shugart, Matthew S. (editores). Presidentialism and Democracy in Latin America. Cambridge:
Cambridge University Press, 1997, p. 118.
56 Ídem.
la eliminación de los auxilios parlamentarios, Mi énfasis en la supervivencia de las maquina-
los mecanismos que fundamentaban el inter- rias políticas no significa, sin embargo, que la
cambio de bienes por apoyo político habían adaptación haya sido fácil para ellas. En algunos
cambiado, pero el principio de negociación de casos ha resultado muy costosa. Uno de los cam-
apoyo se mantenía. Con la nueva Constitu- bios más significativos que ha afectado el meca-
ción57, el ejecutivo continúa estando a cargo de nismo de las transacciones clientelistas fue el
elaborar el presupuesto nacional presentándolo nuevo sistema de tarjetones electorales estableci-
al Congreso para su discusión y aprobación, pero do en 1991. Antes de las reformas, existía el siste-
es ahora parte de un plan de desarrollo nacional ma de papeleta que consistía en un pedazo de
coordinado con entidades de desarrollo regio- papel con el nombre de un candidato y su lista.
nal. Para recibir apoyo del gobierno para proyec- Era impreso y distribuido por los mismos candi-
tos específicos, un municipio debe remitir la datos. Sin embargo, pesar de ser secreto, los vo-
iniciativa y contribuir con un porcentaje de los tos eran fácilmente controlados por las
costos de ésta. maquinarias políticas. Los tenientes generalmen-
A pesar de estos cambios, los recursos todavía te retenían las cédulas de los votantes y se las en-
están sujetos a negociaciones entre el ejecutivo y tregaban junto con las papeletas de votación,
congresistas individuales, que resultan en la adju- justo cuando los conducían a la urna. Con el
dicación de fondos de co-financiación para pro- nuevo sistema, el votante escoge su candidato se-
yectos municipales y regionales en áreas donde cretamente en un tarjetón proporcionado por
análısıs polítıco nº 47

los congresistas tienen sus electores. El proceso es los funcionarios de la Registraduría, en el cual
ciertamente más complejo que en el antiguo siste- aparecen los nombres y fotos de todos los candi-
ma de auxilios y requiere una gran cantidad de datos. El analfabetismo y la ignorancia del nuevo
maniobras por parte de los congresistas. Ahora sistema han sido sin duda problemas importan-
tienen que coordinar con los alcaldes municipa- tes, pero el tarjetón ha funcionado en contra de
les, quienes son los encargados de desarrollar y las maquinarias políticas, las cuales perdieron
[50] elegir los proyectos municipales. Los congresistas parte de su control sobre los votantes.
también tienen que garantizar el apoyo fiel de los Los tarjetones han aumentado las pérdidas
mandatarios locales, para asegurarse de que éstos económicas de los intermediarios encargados de
acrediten públicamente a los congresistas como comprar votos en el día de las elecciones. En
responsables por interceder en favor de las comu- innumerables ocasiones los votantes, particular-
nidades. Una de las más interesantes consecuen- mente los más jóvenes, han “robado” a los inter-
cias de este nuevo sistema de apropiación de mediarios aceptando dinero y votando por otros
recursos del Estado, para efectos electorales, ha candidatos. El tarjetón también ha hecho difícil
sido precisamente el nuevo estatus adquirido por controlar los votos previamente negociados o la
los alcaldes municipales. Anteriormente, bajo el cuota de votos requeridos por los jefes políticos
mandato de la Constitución de 1886 y antes de la de los empleados públicos. Parte del éxito de los
elección popular de alcaldes, los mandatarios lo- partidos no tradicionales en 1992 puede ser atri-
cales eran simples servidores de los jefes regiona- buido a las ventajas de este nuevo sistema de vo-
les que los elegían. Ahora, los alcaldes no sólo tación. Sin embargo, las maquinarias políticas
han ganado independencia en virtud de ser elegi- lidiaron con el nuevo reto incluyendo, como par-
dos localmente sino que también adquirieron el te de los gastos de las campañas políticas, el cos-
poder de negociar con los jefes regionales. Éstos to extra de los votos comprados pero no
tienen que proceder con cuidado, porque depen- depositados. Una de las consecuencias no inten-
den de los alcaldes para reclamar el crédito por cionadas del nuevo sistema de votación, enton-
las obras públicas que han negociado a través de ces, ha sido el mayor costo de las campañas
los fondos de co-financiación. políticas. El tarjetón ha afectado el clientelismo
En resumen, el alto costo de las campañas polí- aumentando los costos de la compra de votos y
ticas y las restricciones impuestas por las reformas haciendo el trabajo de los intermediarios más
políticas han forzado cambios importantes en las arriesgado, pero el cambio en el mecanismo de
maquinarias políticas, favoreciendo a aquellos ca- voto no ha logrado eliminar las prácticas
paces de una mejor adaptación al nuevo contexto. clientelistas.

57 Constitución Política de Colombia de 1991. Artículos 346-355.


democracia
NI “SUJETOS” NI CIUDADANOS guiándolos, y que no somos como los otros (políti-
El reto afrontado por las nuevas fuerzas políti- cos) que sólo vienen a sentarse con ellos y a cono-
cas de ganar los votos de los campesinos después cerlos cuando están en campaña58.
de las reformas es significativo. Líderes campesi-
nos, ex guerrilleros y activistas que se han visto Uno de los casos más reveladores para el análi-
beneficiados por las reformas y participaron en sis de la complejidad de las prácticas clientelistas
las elecciones, resaltaron la gran dificultad para es la experiencia de los dos grupos guerilleros,
erradicar del campo sucreño la bien arraigada PRT y CRS, que firmaron acuerdos de paz con el
práctica del clientelismo. Además de la vulnerabi- gobierno y que participaron en las elecciones con
lidad socioeconómica y los factores institucionales sus propios movimientos políticos. Un miembro
que permitieron la reconfiguración de las maqui- del PRT elegido concejal en uno de los munici-
narias políticas, factores internos a los nuevos mo- pios de Sucre en 1992, describe la experiencia
vimientos políticos también contribuyeron a la ese año:
continuidad de las prácticas clientelistas. Me
refiero en particular a la cultura política o prácti- El voto en las veredas está amarrado por los
cas de participación mediadas por instituciones clientelistas. Allá afuera, los votos se compran más
locales. libremente. Al principio, durante las campañas (la
Miremos primero cuál fue la respuesta que gente) dice, “sí, seguro, vamos a votar por usted,
dieron los campesinos a la invitación para apoyar etc., etc.,” pero dos o tres días antes de las eleccio-

análısıs polítıco nº 47
electoralmente las nuevas fuerzas políticas. Uno nes los políticos tradicionales compran sus votos.
de los líderes de un grupo político campesino Entonces, los clientelistas terminan ganando (...)
que participó en las elecciones de 1992 describió Nuestra organización es activa en cuatro de los
su experiencia así: nueve corregimientos de este municipio, pero la
gente no votó por nosotros; incluso la gente que
Encontramos que en muchos municipios la gente nos había apoyado como guerrilleros. Aquí hay
continuaba con el vicio de vender su voto, gente algo muy interesante: en Don Gabriel, el caserío
[51]
que está involucrada en la lucha campesina, pero en el que llevamos a cabo las negociaciones de paz,
que, cuando llega a la política, toma su propio cami- tuvimos ¡6 votos! Estábamos esperando por lo me-
no. La mayoría del electorado de los partidos tradi- nos 50. Los liberales compraron una cantidad de
cionales es comprado, no necesariamente con votos (...) Quién sabe, también pudo ser que estas
dinero, sino con prescripciones médicas, tejas, etc. elecciones fueron en marzo, el mes al que la gente
En San Onofre, donde esperábamos tener un buen le teme más. Este es un pueblo tabacalero, y la
resultado, perdimos una gran cantidad de votos. gente deja de trabajar en diciembre o enero. En
Una situación similar sucedió en Los Palmitos. Ellos febrero y marzo, todo el mundo está hundido,
les daban 2.000, 3.000, hasta 5.000 pesos, entonces desempleado, y los campesinos apenas están empe-
la gente vendía su voto ese día. Este es un problema zando a plantar. Los campesinos terminan de cose-
real, porque la gente nos ve participando en políti- char en noviembre y diciembre. Y peor aún, este
ca, y algunos nos apoyan, pero otros no, porque no año, hubo una sequía fuerte y la gente perdió sus
tenemos los recursos para darles, entonces ellos se cultivos. El maíz, el ñame, la mandioca se perdió.
van con los políticos que les ofrecen dinero. La Entonces, de pronto eso tuvo algo que ver con que
gente más o menos se prostituye. La gente conscien- la gente sintiera que tenía que vender su voto59.
te, esos que tienen claro su punto de vista político,
no dan ese paso. Es más un problema con las masas, Es cierto que las difíciles circunstancias econó-
la mayoría de las personas, que simplemente no micas y la manipulación de recursos por parte de
entienden, o sí entienden pero simplemente no los “caciques” políticos pueden limitar el avance
pueden dejar pasar la plata. Hemos incluso tenido de nuevos grupos políticos para ganar el voto de
que asegurar gente y demostrarles que no nos va- la población rural. Los miembros del PRT afronta-
mos a ir encima de ellos si no nos dan su voto. Tene- ron la misma situación en los barrios pobres de
mos que decirles que seguimos con ellos, Sincelejo60. Sin embargo, el hecho de que la mis-

58 Entrevista, Sincelejo, agosto de 1992.


59 Entrevista, marzo, 1992.
60 Entrevista, militantes del PRT, Tolú, marzo, 1992.
ma respuesta fuera encontrada en otras localida- campesinos, “venda su voto”. Nada más. Ahora les
des, incluyendo las más acomodadas, demuestra decimos, “venda su voto”, pero luego, gastamos
que la venta de votos no es sólo una consecuencia unos días enseñándole a la gente a quién venderle
de la pobreza y la desigualdad económica sino, el voto. El voto no debe ser vendido a los políticos
adicionalmente, una práctica profundamente es- de nuestra coalición porque en la coalición, del
tablecida en la vida política de la región. candidato a alcalde que apoyamos, también hay
La experiencia de la CRS fue poco diferente compradores de votos. Entonces tenemos que
de aquella del PRT. Como mencioné antes, los enseñarles a vender su voto a la oposición, para
votos obtenidos por la CRS en las elecciones de tener tanto la plata como los votos de la oposición.
1994 fueron menores a los que el grupo espera- Pero es un trabajo duro. Algunas veces, nos queda-
ba. Ellos atribuyeron su derrota a la pérdida del mos levantados hasta tarde visitando a la gente que
apoyo en el campo. “Traidores” fue la palabra ha vendido sus votos.
usada por uno de los principales líderes campesi-
nos para referirse a la gente que no votó por Vender el voto al momento de la elección se
ellos. El caso de la CRS es particularmente rele- ha convertido en una práctica generalizada en
vante porque uno de los puntos del acuerdo de las áreas rurales de Sucre, al punto de que, como
paz, los planes de desarrollo regional, incluía la dicen los pobladores de la región, “la gente cree
provisión por parte del Estado de recursos para que vender su voto es un derecho que ellos tie-
varias comunidades donde el grupo guerrillero nen”. Existen, por tanto, no sólo aspectos econó-
análısıs polítıco nº 47

tenía apoyo local. Sin embargo, los esfuerzos de micos e institucionales del clientelismo, sino
la guerrilla para ayudar a la población rural “ase- también elementos de cultura política.
gurándoles el flujo de recursos a las comunida- A pesar de sus experiencias de movilización,
des a través de su insistencia en hacer los los campesinos de Sucre no construyeron la base
proyectos de desarrollo parte de la agenda de las para desarrollar la práctica de la participación.
negociaciones de paz con el gobierno”, no fue- Por un lado, el radicalismo de la izquierda, que
[52] ron suficientes para ganar los votos de la gente61. condenaba cualquier participación en la política
Nuevos movimientos políticos que trataban electoral, y la consolidación progresiva de las ma-
de atraer los votos del campo han encontrado a quinarias políticas, excluyeron a las comunida-
menudo que los campesinos eran reacios a aban- des campesinas de participar en asuntos públicos
donar las transacciones clientelistas. Se han he- locales. Los campesinos desarrollaron una des-
cho diferentes acercamientos para solucionar el vinculación permanente de la política, lo que era
problema. Uno de éstos, usado por los líderes visto como trabajo de alguien más, y se acostum-
campesinos en las elecciones de 1992, fue tratar braron a negociar sus votos. Por otra parte, la es-
de sacar provecho del nuevo tarjetón enseñándo- tructura rígida y centralista de las organizaciones
le a los campesinos a engañar a los intermedia- campesinas, que fue inicialmente impuesta por
rios de las redes tradicionales aceptando dinero el Estado, centraba su atención en la prepara-
de éstos, pero marcando un candidato diferente ción de líderes que servían como lazos entre la
cuando estuvieran en el puesto de votación. estructura centralizada de organización y las co-
Pero, como dijo un líder campesino, ésta no era munidades campesinas. Dentro de este modelo
una tarea fácil: de organización desde arriba, la creación de ba-
ses de solidaridad y participación entre las comu-
Para cualquiera que necesite vender el voto, bue- nidades campesinas no estaba en la agenda. La
no, está bien, véndalo, pero hágalo bien. Nosotros estructura organizacional requería llevar a cabo y
gastamos tiempo educando a una persona de esta sostener las invasiones de tierras, necesitaba for-
manera. Gastábamos dos o tres días con esa perso- mas de colaboración y solidaridad que pudieran
na, y una vez que estaba entrenada, tomaba el servir fácilmente como base para una comuni-
dinero y votaba por nosotros. Esa es la única mane- dad políticamente comprometida y participativa.
ra de pelear con la venta de votos, enseñándole a Pero ni el Estado, ni el liderazgo radical de la
la gente. Pero es difícil (...) Ahora estamos empe- ANUC –con algunas excepciones–, alentaron ni
zando a educar una mayor cantidad de gente. An- promovieron la consolidación de asociaciones
tes, lo que hacíamos era simplemente decirles a los auto-gobernadas y autónomas. Hubo una gran

61 Entrevistas, militantes de la CRS y BDP, Sincelejo, diciembre, 1995.


democracia
falla en las empresas comunitarias impuestas por parece adecuado para describir la situación en
el gobierno en muchas de las tierras invadidas, las áreas rurales, porque las organizaciones cam-
que terminaron en la ruina económica, la divi- pesinas autónomas y competitivas se habían desa-
sión y la desintegración de las asociaciones cam- rrollado y los lazos con los terratenientes estaban
pesinas. Las comunidades que se resistieron a la rotos. En este segundo escenario, la desvincula-
subordinación del gobierno tuvieron que enfren- ción política y el inmediato utilitarismo (en vez
tar el utilitario –y en muchos casos, autoritario– de la “sujeción”) parecían caracterizar la política
acercamiento de los líderes radicales de la en las comunidades campesinas. La irresponsabi-
ANUC, que estaban más interesados en promo- lidad y pasividad que impiden a la gente
ver una insurrección generalizada, que en fo- involucrarse en un esfuerzo por ganar poder lo-
mentar comunidades sólidas y autónomas. La cal eran más el producto de la exclusión que de
crisis y la subsiguiente división de la ANUC creó la subordinación.
no sólo desconfianza y apatía, sino también se- El reto para el clientelismo, y la cultura políti-
rias divisiones dentro de las comunidades, las ca asociada a él, no recae en crear una “conciencia
cuales se agruparon en facciones, siguiendo a sus de clase” o combatir la subordinación ideológica a
líderes campesinos62. los patrones. Aunque algunos trazos de esta subor-
Entonces, a pesar de la magnitud y logros de dinación pueden existir aún, tanto los movimien-
estas movilizaciones, las organizaciones campesi- tos campesinos como la transformación de las
nas en Sucre no fueron capaces de construir los relaciones patrón-cliente en clientelismo de inter-

análısıs polítıco nº 47
fundamentos para una participación política co- mediarios han hecho el trabajo de eliminar estos
munitaria que pudiera sacar provecho de las re- lazos. En lugar de clientes subyugados, los campesi-
formas políticas. Algunas experiencias adversas nos en Sucre son, en su mayoría, “advenedizos polí-
pueden haber reforzado los sentimientos de ticos” en un sistema que los excluye como
desconfianza, inseguridad y falta de esperanza, participantes responsables y activos.
que hicieron más difícil la construcción de una Aunque el desarrollo de la participación polí-
cultura de solidaridad y participación política e tica comunitaria implica mucho más que un [53]
impidieron el logro de un proyecto democrático. cambio institucional y requiere una sólida
En ausencia de una tradición de participación po- asociativa, una práctica continua, etc., no consi-
lítica, la cultura política del clientelismo ha flore- dero que sea una tarea imposible. Sin embargo,
cido, reforzando el sostenimiento de estas bien puede requerir un largo y continuo esfuer-
prácticas incluso ante innovaciones institucionales zo en las organizaciones locales de base, que so-
y los esfuerzos hercúleos de las nuevas fuerzas po- brepasa por mucho los límites de tiempo de los
líticas para cambiarlas. Por el contrario, esta cultu- nuevos movimientos políticos interesados en re-
ra política trabaja mano a mano con las sultados electorales inmediatos. Como afirma
estrategias de las maquinarias políticas para man- Putnam, “una ciudadanía con espíritu público”
tener el poder. Sería injusto negar que hay expe- se desarrolla de una larga tradición y no se espe-
riencias válidas de organización local, pero éstas ra que emerja sólo como resultado de unas refor-
aún representan excepciones al panorama gene- mas institucionales. La operación local diaria de
ral que caracteriza actualmente al campo en las organizaciones de base puede ser un factor
Sucre. crítico que ayude a romper el círculo vicioso de
La experiencia de los campesinos en Sucre la dominación de la maquinaria y la cultura polí-
puede también ayudarnos a distinguir fenóme- tica clientelista, porque provee la estructura de
nos que de otra manera pueden ser confundidos organización local y el espacio para una comuni-
con la cultura política de la ciudadanía. El “espí- dad de participación activa y responsable, nece-
ritu del sujeto” de Tocqueville describe mejor la saria para construir una ciudadanía democrática.
situación del campo en Sucre antes de la década Obviamente, estos esfuerzos serán fútiles si
del setenta, cuando las relaciones clientelistas es- no son parte de proyectos económicos que pue-
taban caracterizadas por vínculos de dependen- dan reducir el elemento de pobreza y depen-
cia vertical y subordinación a los terratenientes, y dencia económica que subyace a las
existían pocas asociaciones contestatarias. Sin transacciones clientelistas. Además de la
embargo, después de los setenta, este término no redistribución territorial que se requiere, las or-

62 Véase Escobar, Cristina. Ob. cit. 1998.


ganizaciones de base pueden servir como escue- maquinarias han sido capaces de sobrevivir y
las de participación democrática y como fuentes adaptarse a la nueva situación, aunque esta adap-
de independencia económica, pasos necesarios tación ha sido costosa en algunos casos y la ope-
para enfrentar el clientelismo y construir una ración interna de las maquinarias ha cambiado.
ciudadanía democrática. La nueva Constitución eliminó los auxilios parla-
mentarios, limitando temporalmente el acceso
C O N C LU S I O N E S de los políticos a sus fuentes tradicionales de
El análisis de la política en Sucre revela la di- financiación de las campañas. No obstante,
versidad y complejidad de los límites de la ciuda- como la base institucional del sistema clientelista
danía democrática. En Colombia, las reformas (las negociaciones entre los congresistas y el Eje-
políticas mejoraron los mecanismos legales e cutivo) quedó prácticamente inalterada, se en-
institucionales para la participación política local contraron nuevos mecanismos para distribuir
y facilitaron la incorporación de nuevos movi- discretamente fondos entre los congresistas.
mientos políticos en la política electoral. Sin em- Además de la base económica e institucional
bargo, los requerimientos para una mejoría del clientelismo, el análisis de la política en
sustancial en la capacidad de los campesinos Sucre –en particular, las dificultades enfrentadas
para ejercer sus derechos políticos va más allá de por los nuevos grupos para ganar los votos de la
reformas institucionales y legislativas. población rural– demuestra que la cultura políti-
La persistencia de la desigualdad socioeco- ca del clientelismo desempeña un papel funda-
análısıs polítıco nº 47

nómica ha facilitado el desarrollo de relaciones mental en el mantenimiento de esta práctica.


clientelistas entre la población rural de Sucre. Como ésta se encuentra enraizada en largas tra-
Como sus derechos sociales están limitados, los diciones de dependencia económica y exclusión
campesinos se ven forzados a ceder sus derechos política, sólo las organizaciones comunitarias
políticos para asegurar un alivio temporal de su que proveen tanto soporte económico como lu-
lucha diaria contra la pobreza. Las transacciones gar para la participación democrática pueden
[54] ahora se hacen entre campesinos e intermedia- servir como base para el desarrollo de una cultu-
rios políticos por recursos estatales, y ya no entre ra de ciudadanía democrática.
terratenientes y campesinos por su derecho a Finalmente, un elemento importante en esta
arar la tierra. Dos décadas de lucha por la tierra discusión es la combinación del clientelismo, el
han ayudado a romper las tradicionales relacio- cual domina los canales políticos institucionales,
nes clientelistas basadas en la tenencia de la tie- y el aumento en la violencia que se ha tomado
rra y a redistribuir más de 100.000 hectáreas de al campo por fuera de estos canales. Estudios
tierra entre la población campesina. Sin embar- tradicionales han subrayado las ventajas del
go, el acceso a este bien no ha sido suficiente clientelismo como una alternativa para los con-
para permitirles a los campesinos construir una flictos violentos y de clase. Pero el caso de Sucre
economía sólida y escapar de la pobreza en la parece sugerir que el clientelismo no ha
que muchos de ellos han estado inmersos. Esta precluido la posibilidad de la violencia; por el
situación económica, junto con el precario ac- contrario, ha contribuido a ella. Como el
ceso a la educación, la salud y otros servicios es- clientelismo descansa sobre la exclusión de la
tatales –que son controlados por los jefes mayoría de la población del ejercicio de poder,
políticos– ha ayudado a que el clientelismo deteriora el valor de las leyes, base de un Esta-
prospere y continuarán manteniéndolo. do democrático. Las reformas institucionales,
Las reformas políticas han influido sobre al- los programas sociales y las organizaciones de
gunos de los mecanismos usados por los políticos base pueden hacer poco para recuperar los
para controlar recursos y han cambiado los me- derechos políticos de la población rural si el
canismos electorales que habían contribuido Estado de derecho y el Estado mismo se ven
previamente a su control de los votantes (en es- erosionados por la guerra entre guerrillas y
pecial, el sistema de tarjetón). Sin embargo, las ejércitos paramilitares.
democracia
Exclusividad,
Autoridad
y Estado

I NT R O D UCC IÓ N
la exclusión reside en el corazón
del modelo westfaliano. A pesar del movimiento
hacia un mundo más participativo, interdepen-
diente, y posterritorial, el sistema internacional
moderno, compuesto por estados soberanos, está
fundado sobre una norma fundamentalmente

análısıs polítıco nº 47
excluyente: los estados soberanos son mutuamente
exclusivos en cuanto a sus espacios físicos y su autori-
dad política. La institucionalización de la autoridad
política en jurisdicciones territoriales sirve como
principio organizador del sistema internacional, sos-
Ann Mason* teniendo su descentralización y demarcando lo do- [55]
Directora del Departamento méstico de lo internacional. Además, el principio de
de Ciencia Política de la la exclusividad es el ingrediente esencial de la sobe-
Universidad de los Andes ranía estatal. Los más de 190 estados soberanos, ac-
tualmente existen en virtud del reconocimiento
mutuo de su derecho de existir y de representar a su
población, y de que no hay una autoridad superior a
la del Estado dentro de su dominio territorial. De
hecho, se puede equiparar la soberanía westfaliana
con estas esferas separadas de autoridad.
¿Qué pasa con el Estado, entonces, cuando se
experimenta algún cambio en la normatividad de
este arreglo institucional? Aunque los intentos
históricos de pasar por encima del principio de
la exclusividad y la soberanía –como el sueño
napoleónico de la hegemonía francesa en Euro-
pa, o la esfera japonesa de la prosperidad en
Asia– fracasaron, hoy existen procesos globales
menos flagrantes que están afectando el grado
en el cual los estados pueden mantener su auto-
* Agradezco a William Bain, Lothar Brock, nomía, su control, y hasta su autoridad exclusiva.
Christopher Clapham, Hanes-Henrik Holm,
A excepción de algunos teóricos realistas orto-
Gary Hoskin, Francisco Leal, Carlo Nasi, Luis
Javier Orjuela, Angelika Rettberg, Georg Este artículo fue financiado parcialmente por la Facultad de
Sorensen, Hans-Joachim Spanger, Michael Stohl, Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes. Los primeros
y Rachel Stohl por sus comentarios y críticas resultados del documento fueron presentados en “The Failed
realizadas a los borradores anteriores. De igual States Conference” realizada en Florencia, Italia, en abril de 2001, y
manera, agradezco a Catalina Arreaza, Franz en “The International Studies Association Annual Conference”,
Hensel y Joshua Mitrotti por su asistencia en la realizada en Nueva Orleans, EE.UU, en marzo de 2002. Traducido
elaboración del artículo. por Carolina Maldonado Carreño.
doxos1, son pocos los que discuten que el orden historia moderna, el Estado ha sido objeto de
mundial está experimentando un proceso consi- asaltos similares en su territorio, competencia,
derable de cambio, con profundas implicaciones instituciones y soberanía, y hasta el momento
para el Estado soberano2. Un grupo de observado- ninguna otra unidad política ha emergido para
res de la política internacional coinciden en que remplazarlo. Mientras que la idea del “Estado
las nuevas fuerzas globales han redundado en como víctima de la globalización” es muy popu-
constreñimientos significativos sobre las capacida- lar, Jan Scholte señala que, en efecto, las organi-
des de los estados. Es decir, la reconfiguración ac- zaciones estatales han sido agentes activos de
tual del Estado se entiende en términos de la globalización a través de la historia5. Otros auto-
restricción de la capacidad y autonomía para res sugieren que en realidad la globalización
cumplir con las funciones estatales, lo cual impli- puede hacer que el Estado y sus instituciones
ca cierta erosión de la soberanía3. El liberalismo sean más robustas. El “Estado competitivo”, pro-
económico, la legislación global y las nuevas tec- ducido por los procesos de transnacionalización
nologías pueden sustraer poder a las instituciones social y gobernabilidad global, puede significar
del Estado, así como restringir la capacidad una mayor regulación, y por tanto el fortaleci-
reguladora y administrativa de éste4. Los nuevos miento del Estado-nación6.
marcos de seguridad global internacionalizan los Si bien el impacto de la globalización sobre el
problemas internos sobre este asunto y pasan Estado es materia de debate, se ha prestado
parte de la responsabilidad de la provisión de la poca atención a cómo los procesos relacionados
análısıs polítıco nº 47

misma a los actores globales, cuyo alcance es con el nuevo orden global han chocado tam-
cada vez mayor. Las estructuras económicas, cul- bién con aspectos menos tangibles y más esqui-
turales y sociales de carácter global penetran con vos de la “estadidad”7, como son la autoridad y
facilidad las fronteras nacionales y socavan la ha- la legitimidad. La creciente “fragmentación”, el
bilidad del Estado para controlar sus espacios te- creciente poder del mercado, y la creación de
rritoriales y políticos. Por otro lado, se sostiene nuevos intereses supraterritoriales no sólo tie-
[56] que esta organización, a pesar de nunca haber nen implicaciones en cuanto a la capacidad del
honrado el ideal westfaliano, se ha probado a sí Estado para gobernar, sino también en cuanto a
misma como altamente resistente. A través de la su autoridad8. Las nuevas reglas e instituciones

1 Waltz, Kenneth. “The Emerging Structure of International Politics”. En: International Security. No. 18, Vol. 2.
1993, pp. 44-79. Mearsheimer, John. “The False Promise of International Institutions”. En: International Security.
No. 19, Vol. 3, 1994, pp. 5-49; Krasner, Stephen. “Compromising Westphalia”. En: International Security. No. 20,
Vol. 3, 1995, pp. 115-151; Krasner, Stephen. Sovereignty: Organized Hypocrisy. Princeton: Princeton University
Press, 1999.
2 Clark, Ian. Globalization and International Relations Theory. Oxford: Oxford University Press, 1999; Scholte, Jan
Aart. Globalization: A Critical Introduction. New York: St. Martin’s Press, 2000; Rosenau, James y Czempiel, Ernst-
Otto (editores). Governance without Government: Order and Change in World Politics. Cambridge: Cambridge
University Press, 1992; Held, David. Democracy and the Global Order: From the Modern State to Cosmopolitan
Governance. Stanford: Stanford University Press, 1995.
3 La posición radical acerca de la idea de que la globalización ha eclipsado al Estado está muy bien expuesta por
Susan Strange. Véase Strange, Susan. The Retreat of the State: The Diffusion of Power in the World Economy.
Cambridge: Cambridge University Press, 1996; y Ohmae, Kenichi. The End of the Nation State: The Rise of Regional
Economies. New York: Free Press, 1995.
4 Cusimano, Maryann. “Beyond Sovereignty: The Rise of Transsovereign Problems”. En: Cusimano, Maryann
(editora). Beyond Sovereignty: Issues for a Global Agenda. New York: St. Martin’s, 2000.
5 Véase Scholte, Jan Aart. Ob. cit. Para un resumen de las dos posiciones en el debate sobre el papel del Estado
como un agente de globalización o como un actor pasivo que se adapta a las estructuras globalizantes, véase
Clark, Ian. Ob. cit.
6 Mann, Michael. “Has Globalization Ended the Rise and Rise of Nation-state?”. En: Review of International
Political Economy. No. 4, 1997, pp. 472-496.
7 “Estadidad” es adoptado del término en ingles “statehood”, que se refiere a la condición de ser de un Estado
soberano legal. “Estadidad” parece ser la palabra que más se acerca a esta idea en español.
8 El desacertado término de Rosenau se refiere a la dinámica simultánea de integración y fragmentación que
caracteriza los procesos globales actuales. Véase Rosenau, James. Along the Domestic-Foreign Frontier. Cambridge:
Cambridge University Press, 1997, pp. 38-39.
democracia
relacionadas con el gobierno global han incidido sociopolíticas y por conflictos internos de carác-
en las estructuras domésticas de autoridad al ero- ter violento, la degradada autoridad del gobier-
sionar la norma de exclusividad que tradicional- no central puede exacerbar las crisis de
mente había demarcado las zonas soberanas seguridad, y a la vez reducir las opciones políti-
entre estados y las estructuras globales. La cas y erosionar la legitimidad del Estado.
globalización ha generado esferas de autoridad El punto de partida analítico de este artículo
que transcienden el Estado, compitiendo poten- es la relación entre el cambio en el principio de
cialmente con la autoridad sobre la que descan- exclusividad del nuevo orden global y el compo-
san las reglas domésticas. Las cambiantes nente de autoridad de la soberanía del Estado.
condiciones económicas y tecnológicas globales Específicamente, indaga cómo las estructuras
también pueden afectar las fuentes tradicionales globales de autoridad cambiantes, que
de autoridad, al introducir nuevos criterios de involucran jurisdicciones traslapadas, la prolife-
desempeño relacionados con la legitimidad9. No ración de nuevos actores globales y los cambios
obstante, los estudios de los efectos de la en los criterios de autoridad han afectado la legi-
globalización sobre la soberanía rara vez toman timidad del Estado y la totalidad de la fortaleza
en cuenta el problema de la autoridad10. Si la au- estatal. Adicionalmente, explora la convergencia
toridad exclusiva es, en efecto, el elemento esen- de estos asuntos en el caso de Colombia, donde
cial del orden doméstico11, la exploración de esa el empeoramiento del ya desolado ambiente de
dimensión de la estadidad es crítica para un en- seguridad parece ir de la mano con el deterioro

análısıs polítıco nº 47
tendimiento más completo de cómo la reestruc- de la fortaleza del Estado y de sus habilidades
turación política global reconfigura los estados y para la solución de problemas13. El objetivo con-
desafía la soberanía. siste en analizar el impacto de las nuevas caracte-
Esta tarea es particularmente crucial en los es- rísticas del orden mundial y la gobernabilidad,
tados débiles y en vías de fracaso de la periferia relacionadas con autoridades alternativas, sobre
global, los cuales son más vulnerables a las pre- la autoridad doméstica. Es decir, ¿hasta qué pun-
siones externas. Con capacidades y estrategias li- to las nuevas esferas de autoridad global han [57]
mitadas para responder a los cambiantes redireccionado la legitimidad fuera del Estado
procesos globales, las restricciones que la colombiano, y cuáles han sido las consecuencias
globalización pone sobre la soberanía, la auto- para su fortaleza estatal? El ensayo empieza con
nomía y el desempeño pueden ser particular- una discusión del concepto de autoridad como
mente desestabilizantes. Los imperativos de la uno de los componentes de la estadidad sobera-
competitividad económica global, el extendido na y su consideración en la fortaleza o debilidad
papel de las organizaciones multilaterales, los del Estado. Luego, el artículo identifica cómo la
cambiantes parámetros de seguridad y las nuevas globalización y las nuevas formas de gobierno
normas de derechos humanos se inmiscuyen global pueden servir para erosionar el principio
cada vez más, no sólo en la autonomía y capaci- de la exclusividad en el que descansa la autori-
dad de los estados débiles, sino también en las dad doméstica. Después de un breve resumen so-
que a menudo son ya precarias estructuras de au- bre la debilidad del Estado colombiano, se
toridad12. En los estados desafiados por las crisis plantea una discusión de cómo las estructuras de

9 Rosenau, James. Turbulence in World Politics: A Theory of Change and Continuity. Princeton: Princeton University
Press, 1990; Rosenau, James. Along the Domestic-Foreign Frontier. Cambridge: Cambridge University Press, 1997.
10 Esta crítica la hace Thomson, Janice. “State Sovereignty in International Relations: Bridging the Gap Between
Theory and Empirical Research”. En: International Studies Quarterly. No. 39, 1995, pp. 213-233. Litfin
argumenta que, con frecuencia, cuerpos ambientales transnacionales y globales ejercen la autoridad dentro
de jurisdicciones domésticas. Véase Litfin, Karen. “Environment, Wealth, and Authority: Global Climate
Change and Emerging Modes of Legitimation”. En: International Studies Review, Special Issue, Continuity and
Change in the Westphalian Order. 2000, pp. 119-148.
11 Hurd, Ian. “Legitimacy and Authority in International Politics”. En: International Organization, No. 53, Vol. 2,
1999, pp. 379-408.
12 Adams, F., et al. (editores). Globalization and the Dilemmas of the State in the South. Basingstoke: Macmillan, 1999.
13 Mason, Ann. “La crisis de seguridad en Colombia: causas y consecuencias internacionales de un Estado en vía
de fracaso”. En: Colombia Internacional, No. 49/50, 2000, pp. 82-102.
autoridad en Colombia han sido alteradas por la colapsado20, son todos constructos que pueden
internacionalización de su crisis interna y los ser pensados como posiciones a lo largo de un
procesos globales relacionados con la seguridad continuo de “estatalidad”, con los ejemplos de
y los derechos humanos. El artículo concluye mayor fortaleza y debilidad en el sistema interna-
con una evaluación de este análisis preliminar y cional situados en cada uno de los extremos. Sin
sugiere líneas de investigación relacionadas con embargo, es problemático señalar con precisión
estos temas. la localización de un Estado en este continuo,
dada la falta de categorías precisas y variables
F U E R Z A Y AU TO R I D A D D E L E S TA D O analíticas relacionadas con los grados de debili-
Hay un amplio conjunto de conceptos, térmi- dad o fracaso21.
nos y rótulos que intentan dar cuenta del fenó- La mayor parte del trabajo académico sobre
meno empírico de los estados del Tercer Mundo, los estados débiles ha tenido que ver con la
los cuales no presentan las cualidades común- identificación de los determinantes de su fraca-
mente asociadas con los estados avanzados, so. Dos tendencias han dominado esta literatura,
industrializados y occidentales –esto es, fuertes–. las cuales reflejan el dramático aumento de las
Mucha de la insatisfacción con la categoría del Es- crisis políticas desde la finalización de la Guerra
tado fracasado o débil se debe precisamente a que Fría. La primera, identifica un proceso incom-
ha sido definida por “lo que no es, y no por lo pleto de construcción del Estado como parte del
que es”14. A pesar de diferencias importantes en legado colonial como una causa determinante
análısıs polítıco nº 47

los presupuestos, atributos y definiciones subya- del predicamento de seguridad del Tercer Mun-
centes, estas múltiples aproximaciones intentan do, ejemplificado en el colapso total del gobier-
conceptualizar varios grados de “estatalidad”15 en- no de Somalia y Liberia. La supervivencia de
contrados en el Sur global, relacionados con su muchos nuevos estados independientes, con
poder, funciones y desempeño. El Estado débil16, poco que mostrar en cuanto a estadidad empíri-
el cuasi-Estado17, el Estado fracasado18, el Estado ca, fue ampliamente atribuida al apoyo de la co-
[58] frágil, el Estado en vía del fracaso19, y el Estado munidad internacional para la estatalidad

14 Clapham, Christopher. “Failed States and Non-States in the Modern International Order”. Documento
presentado en “The Failed States Conference”, Florencia, Italia, abril de 2000.
15 Éste es el término que más se aproxima al significado de “stateness” en inglés, que implica la calidad de los
componentes del Estado. Diferente a “statehood” o “estatidad”, no es una condición jurídica y estática, sino
una característica variable.
16 Buzan, Barry. People, States and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post-Cold War Era. Boulder,
CO: Lynne Rienner, 1991; Holsti, K. J. “International Theory and War in the Third World”. En: Job, Brian
(editor). The Insecurity Dilemma: National Security of Third World States. Boulder, CO: Lynne Rienner, 1992;
Migdal, Joel. Strong Societies and Weak States: State-Society Relations and State Capabilities in the Third World.
Princeton: Princeton University Press, 1988; Thomas, Caroline. “Southern Instability, Security and Western
Concepts: On an Unhappy Marriage and the Need for a Divorce”. En: Thomas, Caroline y Saravanamuttu,
Paikiasothy (editores). The State and Instability in the South. New York: St. Martin’s Press, 1989.
17 Jackson, Robert. “Quasi-States, Dual Regimes and Neoclassical Theory: International Jurisprudence and the
Third World”. En: International Organization, No. 41, Vol. 4, 1987; Jackson, Robert. Quasi-States: Sovereignty,
International Relations and the Third World. Cambridge: Cambridge University Press, 1990.
18 Mazrui, Ali. “Blood of experience: the failed state and political collapse in Africa”. En: World Policy Journal. No.
9, Vol. 1, 1995, pp. 28-34; Herbst, Jeffrey. “Responding to State Failure in Africa”. En: International Security. No.
21, Vol. 3, 1997, pp. 120-144; Herbst, Jeffrey. States and Power in Africa. Princeton: Princeton University Press,
2000; Helman, Gerald y Ratner, Steven. “Saving Failed States”. En: Foreign Policy. No. 89, 1993, pp. 3-20.
19 Brock, Lothar. “Enforcement and Intervention vis a vis Failing States: Pro and Contra”. Documento
presentado en “The Failed States Conference”, Florencia Italia, abril de 2000.
20 Zartman, William (editor). Collapsed States: The Disintegration and Restoration of Legitimate Authority. Boulder,
CO: Lynne Rienner, 1995.
21 Spanger proporciona una síntesis y una crítica útil de varios de los conceptos relacionados con la debilidad,
fragilidad, fracaso y colapso del Estado, y un análisis de los enfoques de procesos versus umbrales del fracaso y
colapso del Estado. Véase Spanger, Hans Joachim. “Failed State or Failed Concept? Objections and
Suggestions”. Documento presentado en “The Failed States Conference”, Florencia, Italia, abril 7-10, 2000.
democracia
jurídica en África22. El colapso de las estructuras der coercitivo26. Esta visión del Estado es alta-
de la Guerra Fría reveló la fragilidad interna e mente persuasiva. Tilly27 atribuye la consolida-
inseguridad de muchos de esos “cuasi-estados”, a ción del Estado europeo a su capacidad para
los que se les permitió por primera vez hundirse establecer un poder centralizado, un control y
o nadar por sí mismos. Otro tema relevante ha un esquema de tributación de forma tal que le
sido la dimensión etnonacional de los estados permita comprometerse exitosamente en la gue-
débiles y el conflicto interno. La fragmentación rra. En su análisis del fracaso del Estado en la pe-
de Yugoslavia es ilustrativa de la debilidad inhe- riferia, Ayoob sugiere que las capacidades
rente de los estados multinacionales incapaces coercitivas fundamentales del gobierno central
de reconciliar o suprimir las reclamaciones polí- son tan cruciales para la construcción y consoli-
ticas, económicas y culturales de sus grupos mi- dación del Estado en el Tercer Mundo contem-
noritarios23. El fin de la presencia y del apoyo de poráneo como lo fueron en la temprana Europa
las superpotencias resultó en la transformación (1995, 1996). Esto es, la estadidad jurídica re-
de muchos estados débiles en estados en vía de quiere estadidad empírica. Los estados así
fracaso o enteramente fracasados, a medida que definidos “fracasan” cuando ya no son capaces
hacían ebullición los antagonismos étnicos y na- de llevar a cabo esas funciones instrumentales
cionalistas. Esta dinámica es particularmente evi- básicas28 relacionadas con el orden interno y la
dente en Asia Central, el Cáucaso y los Balcanes, tributación.
o en lo que Ayoob denomina el nuevo Tercer Sin embargo, esta interpretación presenta va-

análısıs polítıco nº 47
Mundo24. rias debilidades. Combinar los componentes
No es sorprendente que los intentos por de- conceptualmente distintos de Estado y gobierno
terminar la relativa fortaleza/debilidad de los es- central crea una separación algo artificial entre
tados empiecen con una definición del Estado. A Estado y sociedad, y puede sobrerrepresentar la
pesar de una plétora de conceptos competitivos, fortaleza del actor estatal desde la perspectiva in-
los académicos de la ciencia política y las relacio- ternacional. Esta visión de facto de la estadidad
nes internacionales han hecho énfasis general- soberana se ve aún más limitada al marginalizar [59]
mente en los atributos empíricos de la estadidad el tema de la autoridad estatal, o, por el contra-
derivados de la definición de Weber: una entidad rio, al equipararlo a poder y control.
soberana con el monopolio del uso legítimo de la ¿Qué es autoridad? La clásica definición de
fuerza sobre el territorio, la población, y las activi- Weber29 de autoridad como “poder ejercido legí-
dades dentro de una jurisdicción definida25. Las timamente” se refiere a la creencia de que un
capacidades instrumentales del Estado relaciona- poder, actor o institución debe ser obedecido.
das con sus funciones tributarias, redistributivas y Como modalidad de control social, la legitimi-
reguladoras dominan esta concepción de la dad funciona motivando la obediencia en el sen-
estadidad, en la que la fortaleza del Estado está tido de que el control o poder ejercido es
en su mayor parte medida en términos de su po- considerado justo. Aquellos dirigidos por un po-

22 Jackson, Robert. Ob.cit, 1987 y 1990.


23 Zartman, William. Ob.cit, 1995; Gurr, Ted Robert. “Minorities, Nationalists, and Ethnopolitical Conflict”. En:
Crocker, Chester y Osler Hampson, Fen (editores). Managing Global Chaos: Sources of and Responses to
International Conflict. Washington, DC: U.S. Institute of Peace Press, 1996; y Brown, Michael. “Introduction”.
En: Brown, Michael (editor). The International Dimensions of Internal Conflict. Cambridge: Cambridge University
Press, 1996.
24 Ayoob, Mohammed. “State Making, State Breaking, and State Failure”. En: Crocker, Chester y Osler Hampson,
Fen Managing (editores). Global Chaos: Sources of and Responses to International Conflict. Washington, DC: U.S.
Institute of Peace Press, 1996.
25 Weber, Max. Economy and Society. Edición G. Roth and C. Wittich. Berkeley: University of California Press, 1978.
Para una crítica de la definición empírica de estatalidad, véase Jackson, Robert. Ob.cit, 1987 y 1990.
26 Migdal, Joel. Strong Societies and Weak States: State-Society Relations and State Capabilities in the Third World.
Princeton: Princeton University Press, 1988; Huntington, Samuel. Political Order in Changing Societies. New
Haven, CT: Yale University Press, 1968.
27 Tilly, Charles. Coercion, Capital and European States AD 990-1992. Oxford: Blackwell, 1990.
28 Zartman, William. Ob. cit.
29 Weber, Max. The Theory of Social and Economic Organization. New York: Oxford University Press, 1947.
der lo obedecen desde un sentido interiorizado respectivamente. La etnicidad y la identidad nacio-
de obligación moral, no por un “simple miedo a nal validaron los procesos de autodeterminación
la retribución o por un cálculo de auto-interés”30. nacional y construcción del Estado durante el siglo
La autoridad se refiere a la relación entre man- XX para remplazar la ilegitimidad imperialista, y
dato y obediencia, que es reconocida como justa hoy en día continúan siendo una fuente de autori-
y legítima tanto por el agente que controla como dad política.
por quien obedece31; esto es, ambos aceptan el La autoridad política fundamentada en el
derecho a gobernar de quien tiene el poder. En consentimiento es una característica central de
un contexto político, la autoridad “representa la modernidad35. El consentimiento de los gober-
una fusión de poder con un propósito social legí- nados a las reglas del orden social es, en efecto,
timo” donde los miembros del gobierno se sien- de lo que se trata la democracia. En los sistemas
ten obligados a obedecer las reglas por una democráticos, las reglas, las instituciones y el po-
creencia en su validez y superioridad normati- der son legitimados por “mecanismos de consenti-
va32. Entonces, el Estado y sus instituciones po- miento”36 que permiten la expresión de la
seen autoridad cuando el cuerpo político voluntad de la gente a través de elecciones y re-
reconoce su derecho a gobernar y se somete vo- presentación. Mientras que los analistas occiden-
luntariamente a su poder. Cuando no hay autori- tales son dados a reivindicar que la democracia es
dad, los ciudadanos no consideran justas las la forma más pura de autoridad porque la gente
reglas del Estado y las instituciones, y el mecanis- confiere legitimidad al Estado a través del consen-
análısıs polítıco nº 47

mo operativo de obediencia se convierte en el timiento explícito, los procedimientos democráti-


miedo al poder coercitivo del Estado o a sus es- cos no son los únicos métodos de consentimiento
tructuras de incentivos. En efecto, Arendt argu- a la autoridad política37. A muchos sistemas políti-
menta que “la autoridad excluye el uso de cos no democráticos también se les reconoce au-
medios externos de coerción”, y que “donde la toridad en virtud del consentimiento implícito a
fuerza es usada, la autoridad en sí misma ha fra- los principios ordenadores del gobierno38. El con-
[60] casado”33. sentimiento puede ser también concedido por el
La base sobre la cual un Estado puede reclamar monopolio de la clase trabajadora, la revolución o
un derecho legítimo a gobernar ha variado amplia- los arreglos de poder compartido. Pero indepen-
mente a lo largo de la historia. Por tradición, las dientemente de los principios subyacentes, la re-
fuentes divinas legitimaron los órdenes sociales y clamación de autoridad de un gobierno es
los gobiernos, siendo las doctrinas religiosas y los lí- considerada legítima en la medida en que los go-
deres las manifestaciones terrenales de la autoridad bernados hayan otorgado su consentimiento.
de Dios. Mientras esta reivindicación religiosa de la Un elemento clave en los sistemas políticos
autoridad fue remplazada durante la Ilustración modernos fundamentados en estos principios
europea por el moralismo secular y la modernidad, consensuales es el uso de criterios de desempeño
la autoridad política de muchos estados islámicos para determinar el consentimiento. Las eleccio-
aún se deriva fundamentalmente de ideas religio- nes democráticas son un método para evaluar el
sas34. Las fuentes tradicionales de autoridad tam- desempeño de los gobiernos, aun cuando las
bién pueden incluir principios hereditarios y la mismas prácticas electorales legitiman los subya-
santificación del pasado, donde el poder se legiti- centes principios constitucionales de la democra-
ma sobre la base del linaje y la tradición cultural, cia. Más ampliamente, las fuentes actuales de

30 Hurd, Ian. Ob. cit. p. 387.


31 Caporaso. Ob. cit.; Arendt, Hannah. “What is Authority?” En: Between Past and Future: Eight Exercises in Political
Thought. New York: The Viking Press, 1968.
32 Ruggie, John Gerard. “International Regimes, Transactions, and Change: Embedded Liberalism in the Postwar
Economic Order”. En: International Organization, 1982, p. 198.
33 Arendt, Hannah. Ob. cit., p. 93.
34 Beetham, David. The Legitimation of Power. Humanities Press International, 1991.
35 Ídem., Arendt, Hannah. Ob. cit.; Litfin, Karen. Ob. cit.
36 Holsti, K.J. Ob. cit. p. 86.
37 Caporaso., Ob. cit.
38 Beetham, David. Ob. cit., pp. 90-99.
democracia
autoridad política incluyen cada vez más los crite- nados a la autoridad del Estado, aun si los ciu-
rios de desempeño como un componente crucial dadanos son leales a ellos también. Para el Esta-
del reconocimiento de la autoridad39. Las estructu- do soberano bajo el orden westfaliano, la
ras domésticas de autoridad modernas contienen reivindicación de funciones de autoridad exclu-
un elemento de efectividad en la solución de pro- sivas para proteger su espacio político de los ac-
blemas, donde la autoridad del Estado, no sólo del tores externos, consolida su posición como la
gobierno, está directamente relacionada con su ca- única entidad de control legítima, y mantiene su
pacidad para satisfacer necesidades y alcanzar metas. estabilidad interna. Esto facilita el desempeño de
La obediencia de la ciudadanía a las reglas del Estado sus funciones instrumentales relacionadas con el
y a sus directrices depende de la habilidad del sistema orden y la tributación. La autoridad del Estado
para proporcionar beneficios relacionados cada vez también establece un contexto dentro del cual la
más con el orden interno y la producción de bienes- sociedad civil y las instituciones públicas
tar. Litfin sugiere que los criterios de desempeño de interactúan y refuerzan la dimensión normativa
acuerdo con los cuales es cada vez más frecuentemen- del Estado, contribuyendo a la efectividad y con-
te juzgado el Estado contemporáneo, están relaciona- tinuidad del sistema político43. Como un elemen-
dos con un proceso más amplio de modernización to esencial de la soberanía y la estadidad, la
caracterizado por una creencia en la autoridad de la autoridad es central para la determinación de la
ciencia occidental. La autoridad científica y la autori- fortaleza y debilidad relativas del Estado44.
dad política moderna comparten la pretensión de un Los académicos, preocupados por la relevancia

análısıs polítıco nº 47
conocimiento superior, evidenciado por experimen- de las definiciones tradicionales del Estado, y por
tos replicables y por los logros de la modernidad y la las preguntas de la estadidad y seguridad en el Sur
industrialización40. global, han intentado ampliar la perspectiva del
Junto con los entrelazados –pero conceptual- Estado basada en el poder. El modelo de fortale-
mente distintos– conceptos de autonomía, con- za/debilidad del Estado de Barry Buzan hace una
trol y territorialidad, la autoridad –sin tener en importante contribución al respecto al incluir
cuenta su fuente– figura como uno de los pila- atributos de la estadidad tanto instrumentales [61]
res de la soberanía41. La autoridad externa de como no materiales. El hecho de desagregar al Es-
un Estado se deriva del reconocimiento de tado en sus partes constitutivas de instituciones
otros estados de su derecho de existir y repre- centrales, base física, e ideas o principios
sentar a la población que está dentro de su juris- organizativos, crea una imagen conceptualmente
dicción territorial. Internamente, la autoridad de más exacta de su complejidad, y permite una de-
un Estado descansa en la creencia ciudadana de terminación analíticamente más precisa de la
que sus instituciones deben ser acatadas y de que estatalidad. Buzan incorpora la autoridad en su
el poder que ejerce es legítimo. En la intersec- definición de Estado al determinarlo como un
ción de esos dos dominios de autoridad está la principio organizativo alrededor del cual se adhie-
suposición compartida por los actores estatales re la sociedad, y que funciona como el elemento
de que la estructura de autoridad soberana del que mantiene unidas las esferas pública y privada
Estado es terminante y exclusiva42. Los actores del Estado-nación. El consenso con respecto a los
externos son esencialmente excluidos de la es- principios subyacentes y el propósito del Estado es
fera de autoridad doméstica aunque las influen- esencial para su legitimidad, y sirve como “meca-
cias externas penetran al Estado con frecuencia. nismo para persuadir a los ciudadanos de subordi-
Los actores subestatales están también subordi- narse a sí mismos a la autoridad estatal”45. Holsti46

39 Rosenau, James. Along the Domestic-Foreign Frontier. Cambridge: Cambridge University Press, 1997.
40 Ídem., pp. 129-130.
41 Caporaso. Ob. cit. Litfin, Karen. Ob. cit.
42 Caporaso. Ob. cit. Krasner, Stephen. Sovereignty: Organized Hypocrisy. Princeton: Princeton University Press,
1999; Wallensteen, Peter. “Beyond State Failure: On Internal and External Ways of Ending State Failure”.
Documento presentado en “The Failed States Conference”, Florencia Italia, abril de 2000.
43 Beetham, David. Ob. cit.
44 Holsti, J. K. Ob. cit., pp. 82-86.
45 Buzan, Barry. People, States and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post-Cold War Era. Boulder,
CO: Lynne Rienner, 1991.
46 Holsti, J. K. Ob. cit.
expande la “idea” del Estado de Buzan introdu- te caracterizados por un principio organizativo va-
ciendo los conceptos complementarios de legiti- gamente sostenido o ampliamente cuestionado.
midad horizontal y vertical con el objetivo de Los estados cuyas poblaciones no aceptan la legiti-
identificar más precisamente la naturaleza de la midad de su poder, o que obedecen principal-
autoridad del Estado. La legitimidad vertical se mente como consecuencia del miedo a las
aproxima más cercanamente a la autoridad políti- represalias o al castigo, tienen un déficit de auto-
ca, y se refiere a aquellos principios sobre los cua- ridad que no siempre puede ser compensado por
les se fundamenta “el derecho a gobernar” del el poder central o la represión. Los estados
Estado47 y la creencia de la ciudadanía en la legi- definidos clásicamente como “fuertes”, que go-
timidad de esos principios. La lealtad a las ideas biernan a través del miedo y la coerción, son de
y a las instituciones del mismo, y la aceptación hecho regímenes con gobiernos centrales podero-
del poder coercitivo de éste, están directamente sos pero con una autoridad estatal débil49.
correlacionadas con la autoridad del Estado,
donde “los mandatos son acatados no simple- LA TR ANSFORMACIÓN DE LAS ESFER AS
mente por miedo o auto-interés, sino porque en D E AU TO R I D A D
cierto sentido se cree que tienen autoridad mo- Entre los múltiples desarrollos relacionados
ral”48. La legitimidad horizontal tiene que ver con con la transformación del orden mundial, el dete-
la fortaleza de la sociedad civil que se expresa a rioro en el principio de la exclusividad de la auto-
través del nivel de cohesión, aceptación y toleran- ridad soberana ha sido particularmente relevante
análısıs polítıco nº 47

cia entre los diferentes grupos y comunidades para las modificaciones de la legitimidad estatal.
dentro del gobierno. Ambas dimensiones de legi- Nuevos actores y procesos cuyas jurisdicciones no
timidad están conectadas muy cercanamente, ya corresponden a las fronteras territoriales, legisla-
que el compromiso de la autoridad vertical puede ciones y normas mundiales que sobrepasan las le-
erosionar la fortaleza social. La disminución de la yes domesticas, y la tendencia continua hacia los
legitimidad horizontal, a su vez, puede conducir a criterios de desempeño como base de la autori-
[62] sociedades fragmentadas, dentro de las cuales la dad, han alterado las estructuras de autoridad do-
lealtad al Estado está erosionada y la violencia mésticas. Estas esferas cambiantes de autoridad
remplaza el compromiso y la negociación. han tenido implicaciones importantes para el Es-
Los estados fuertes tienden a exhibir una iden- tado-nación, y más que todo para estados débiles.
tidad coherente y un consenso con respecto a la La prevalecencia de la esfera de autoridad del
legitimidad del Estado y de sus instituciones públi- Estado es un sello del orden internacional
cas. En los estados en los que existe un amplio westfaliano. Para muchos, el principio de la ex-
acuerdo sobre el derecho del Estado para gober- clusividad de la autoridad estatal es lo que consti-
nar, y en los que el cuerpo político dirige hacia tuye el moderno sistema descentralizado de
éste fuertes sentimientos de legitimidad, aumenta estados. Entonces para Krasner, quien esencial-
su fortaleza. La extracción de recursos sin oposi- mente equipara la soberanía westfaliana con au-
ción, la alta tasa de obediencia y el bajo costo de toridad, la exclusión de los actores externos de
ésta, la facilidad de movilización de la población y las estructuras de autoridad domésticas es la ca-
la pequeña oposición a los principios fundamen- racterística central del arreglo institucional inter-
tales del Estado, contribuyen a un desempeño nacional50. La autoridad del Estado se ubica en
fuerte, y ayudan a mantener la cohesión interna el cruce de los dominios nacional e internacio-
aun cuando el desempeño sea pobre. Los estados nal: define el modelo mundial westfaliano y de-
débiles, por el contrario, están más probablemen- signa a las autoridades políticas domésticas como

47 Ídem.
48 Barker, 1991, citado en: Ídem.
49 Holsti, J. K. Ob. cit.; Beetham, David. Ob. cit.
50 Krasner distingue cuatro tipos diferentes de soberanía: la soberanía westfaliana se refiere a la exclusión de los
actores externos de las configuraciones domésticas de autoridad; la soberanía legal internacional, al mutuo
reconocimiento entre estados; la soberanía interdependiente, a la capacidad del Estado para controlar los
movimientos translimítrofes, y la soberanía doméstica, a la “organización de la autoridad pública dentro de un
Estado y al nivel de control efectivo ejercido por aquellos que sostienen el poder”. Véase Krasner, Stephen. Ob.
cit., 1995, pp. 9-25.
democracia
la última fuente de poder y control dentro de un estatales del dominio doméstico, y cuando esos
territorio específico. actores son reconocidos por el cuerpo político
El principio de autoridad, tal y como opera como legítimos y poseedores de autoridad.
internamente, legitima la modalidad de control Este llamado a la exclusividad, tal vez sea más
social doméstico, y funciona para reforzar las di- fuerte en la teoría que en la práctica53. El Estado so-
visiones entre las jurisdicciones que poseen auto- berano no necesariamente elimina las restricciones
ridad. De esta forma, hay una relación cercana externas; en efecto, las influencias internacionales lo
entre las estructuras de autoridad domésticas y la penetran con frecuencia. Este es particularmente el
autoridad externa. En el reconocimiento ciuda- caso de los estados periféricos. Así mismo, la depen-
dano del derecho del Estado para gobernar está dencia parcial de la soberanía en el reconocimiento
implícita la falta de autoridad de otros poderes y por parte de otras entidades estatales, hace que la
entidades. Mientras múltiples estructuras de au- idea de una autoridad soberana verdaderamente ex-
toridad pueden ser encontradas en la mayoría de clusiva sea de alguna forma problemática. En la me-
sistemas domésticos, la autoridad política del Es- dida en que se pueda hablar de exclusión de actores
tado es de carácter monopólico, ya que debe va- no estatales, nos estamos refiriendo al “llamado por
lidar y hacer cumplir las reglas de control social la autonomía interna y la independencia externa,
relacionadas con el uso de la fuerza, la resolu- reconocida como legítima por otros estados que
ción de conflictos, la administración de justicia igualmente están constituidos como soberanos”54.
y la tributación51. Los actores no estatales, las En otras palabras, los estados comparten la norma

análısıs polítıco nº 47
instituciones y los poderes, tanto domésticos de esferas exclusivas de autoridad.
como extranjeros, pueden ejercer influencia Uno de los sucesos más notables del orden
dentro de la sociedad, pero el poder de esos mundial de la Posguerra Fría es el aumento re-
agentes no está legitimado. Krasner52 acierta pentino de las actividades y la esfera de influen-
cuando argumenta que las violaciones a la sobe- cia de los actores no estatales. Los gobiernos son
ranía westfaliana o la pérdida de una autoridad ahora considerados como uno entre muchos ac-
interdependiente no están siempre relaciona- tores en la “multicéntrica” escena mundial55, [63]
das con una autoridad doméstica reducida. Las compartiendo el centro de atención con las
transgresiones a la regla de no intervención, no OIG, ONG de promoción y servicio, corporacio-
necesariamente erosionan la legitimidad del or- nes transnacionales, representantes de la socie-
den doméstico, aun cuando pueden restringir y dad civil global o el “tercer sector”, así como
limitar esta regla. Más bien es la incapacidad grupos legítimos y criminales subnacionales y
del Estado para mantener exclusividad dentro transnacionales. Todos esos actores comparten
de la jurisdicción doméstica lo que puede resul- una creciente influencia e implicación dentro
tar no sólo en el debilitamiento de su soberanía del dominio doméstico y a lo largo de la “fronte-
externa, sino también en una erosión de su so- ra doméstico-extranjera”56. Las actividades de
beranía interna o autoridad. La autoridad esta- muchas de estas organizaciones carecen efectiva-
tal interna es socavada cuando el Estado no mente de fronteras, reflejando la
puede excluir a otros estados o los agentes no transnacionalización de asuntos globales como el

51 Beetham anota que el principio de soberanía popular puede coexistir con otros principios legitimadores,
como la herencia o la teocracia. Más informalmente, los gobiernos locales, las comunidades religiosas y las
organizaciones civiles son ejemplos de cuerpos legítimos que representan locus de autoridad alternativos. Véase
Beetham, David. Ob. cit., 1991, p. 129.
52 Krasner, Stephen. Ob. cit., 1995.
53 El ideal westfaliano de poner fin a la organización medieval de autoridades que competían y se superponían
dentro de un territorio determinado ha sido ampliamente cuestionado. Véase Krasner, Stephen. “Westphalia
and All That”. En: Goldstein, Judith y Keohane, Robert (editores). Ideas and Foreign Policy: Beliefs and Institutions
and Political Change. Ithaca, NY: Cornell University Press, 1993, pp. 235-264; Osiander, Andreas. “Sovereignty,
International Relations and the Westphalian Myth”. En: International Organization, No. 2, Vol. 52, 2001, pp. 264-
266.
54 McNeely, Connie. “The Determination of Statehood”. En: Lechner, Frank y Boli, John (editores). The
Globalization Reader. Malden, MA: Blackwell, 2000, p. 200.
55 Rosenau, James. Ob. cit., 1997.
56 Ídem.
terrorismo el tráfico de drogas, los asuntos de sa- amplia variedad de actores políticos subestatales y
lud pública, y la polución. transnacionales, como los grupos guerrilleros o
La expansión de las instituciones los movimientos de liberación nacional, así como
transmundiales, regímenes multilaterales y leyes organizaciones terroristas y criminales.
globales también reflejan un cambio general del Esos actores no estatales afectan significati-
Estado hacia mecanismos de gobierno global en vamente la política global y las estructuras do-
varias áreas temáticas. La fusión de las economías mésticas, y refuerzan el “paradigma pluralista”
nacionales individuales dentro de una estructura del orden global con una perspectiva particular
económica global ha impulsado el creciente papel de su función y de la del Estado59. Por un lado,
regulador de las instituciones económicas las prácticas actuales de esos actores no estatales
multilaterales, tales como el Fondo Monetario In- culminan en su creciente aceptación como acto-
ternacional, FMI, y la Organización Mundial del res globales, y en algunos casos, en la legitima-
Comercio, OMC. Al mismo tiempo, las normas ción de su participación en lo que fueron
globales cambiantes relacionadas con la seguridad previamente considerados asuntos domésticos.
humana y la responsabilidad por la provisión de Al mismo tiempo, las actividades extendidas de
seguridad en el período de la Posguerra Fría han las organizaciones transnacionales necesaria-
resultado en un nuevo papel para la comunidad mente ponen en cuestión la primacía del Estado
internacional en el mantenimiento de la paz, la tanto en las relaciones internacionales como
resolución de conflictos y las intervenciones hu- dentro de la esfera doméstica. Rosenau ilustra
análısıs polítıco nº 47

manitarias dentro de las jurisdicciones estatales. esa dinámica con el siguiente ejemplo:
El sistema de las Naciones Unidas, las organizacio-
nes internacionales, las estructuras regionales, las Cada vez que una elección nacional es supervisada
coaliciones transnacionales de apoyo y las ONG por los observadores imparciales traídos de fuera
locales e internacionales constituyen una enorme del país, por ejemplo, la norma que sostiene tal
red global de actores de derechos humanos cuyo intervención en los asuntos domésticos es reforzada,
[64] propósito es supraterritorial, y cuya jurisdicción es haciendo difícil posteriormente para los regímenes
global57. Los tribunales criminales para Yugoslavia soberanos en otras partes evitar tales intrusiones, y
y Ruanda, y el establecimiento de una corte penal facilitando a los opositores que temen la represión
internacional permanente con jurisdicción exten- apelar con éxito a la supervisión externa60.
siva y poderes de ejecución, reflejan el nuevo al-
cance creciente de las instituciones legales Sea que uno prefiera el énfasis constructivista
globales. Las ONG y el “tercer sector”, por su par- en la socialización del Estado y la formación de
te, están ayudando a transformar los ámbitos pú- identidad por los significados inscritos en prácti-
blicos y privados dentro de las naciones: ellos cas e interacciones particulares61, o la inclusión
establecen agendas, movilizan electorados e influ- del liberalismo de la transmisión transnacional
yen sobre los gobiernos nacionales. Las activida- de ideas en su teoría de formación de preferen-
des de esta política global de derechos humanos cias domésticas62, las prácticas de esos agentes no
facilitan la fusión de las sociedades domésticas estatales están creando un nuevo marco normati-
con la sociedad civil global58, contribuyen a la legi- vo del orden mundial. Este sistema global se ca-
timación de las estructuras globales de gobierno y racteriza por la erosión en el centrismo estatal, la
desafían el principio de exclusividad de la autori- participación penetrante de los actores globales
dad del Estado dentro del dominio doméstico. en todas las facetas de la vida internacional63 y la
Los nuevos actores globales también incluyen una creciente aceptación por parte de los estados y

57 Risse, Thomas; Ropp, Stephen y Sikkink, Kathryn (editores). The Power of Human Rights: International Norms
and Domestic Change. Cambridge: Cambridge University Press, 1999.
58 Véase Scholte, Jan Aart. Ob. cit., 2000, p. 278.
59 Clark, Ian. Globalization and International Relations Theory. Oxford: Oxford University Press, 1999.
60 Rosenau, James. Ob. cit., 1997, p. 229.
61 Wendt, Alexander. Social Theory of International Politics. Cambridge: Cambridge University Press, 1999.
62 Moravscik, Andrew. “Taking Preferences Seriously: A Liberal Theory of International Politics”. En:
International Organization, No. 51, Vol. 4, 1997, pp. 513-553.
63 Rosenau, James. Ob. cit., 1997.
democracia
las sociedades de que esos actores son interlo- estar afectando la autoridad del Estado hasta el
cutores legítimos dentro de los contextos do- punto de que una creencia en su derecho a es-
mésticos. tar involucrado representa una “seria amenaza
Las ramificaciones de esta explosión o cambio a las reglas del poder”, comprome-
organizacional a la autoridad del Estado son tiendo la autoridad soberana66.
significativas. La formación de nuevas normas Entonces, lo que ha sido descrito como un
relacionadas con la legitimidad de las organiza- “cambio en el poder”67 fuera del Estado –arriba,
ciones transnacionales puede ser vista frente a abajo y a los lados– hacia actores supraestatales,
los electorados domésticos como una subestatales y no estatales como parte del emer-
trasgresión al principio de exclusividad sobera- gente orden mundial también implica una
na. Esto va mucho más allá de un deterioro en reubicación de la autoridad68. Aunque yo sería
el poder del Estado para excluir actores exter- reacia a tratar la autoridad como un dispositivo
nos y procesos de dominio interno. Las corpo- de suma cero en el que la creciente autoridad
raciones multinacionales, el Banco Mundial y el de ciertas ONG, por ejemplo, necesariamente
flujo de migraciones translimítrofes desafían la supone la correspondiente reducción de la au-
habilidad del Estado para regular y controlar, toridad del Estado, sugiero, sin embargo, que
pero ellas mismas no comprometen en, o por sí en muchos contextos los ciudadanos han dirigi-
mismas su esfera de autoridad. A lo que me es- do sus sentimientos de lealtad hacia los nuevos
toy refiriendo es a cambios normativos relacio- actores globales. En este sentido, el Estado com-

análısıs polítıco nº 47
nados con el reconocimiento de que entidades pite con esferas de autoridad alternativas den-
diferentes al Estado tienen el derecho de actuar tro del dominio doméstico. Las normas del
con autoridad dentro de la jurisdicción domés- orden interno ya no comprometen exclusiva-
tica. Los nuevos principios relacionados con la mente al Estado, sino que incluyen instituciones
provisión de seguridad y protección de los dere- globales, ONG y actores subestatales como enti-
chos humanos por parte de la comunidad inter- dades legítimas y poseedoras de autoridad. Tan-
nacional, que legitiman intervenciones to la nueva legitimidad de los actores no [65]
políticas y militares, claramente significan una estatales con las sociedades, como los nuevos
erosión en las reglas que admiten la autoridad principios de ordenamiento doméstico y global
exclusiva del Estado. Del mismo modo, actual- que no excluyen los actores externos de la esfe-
mente las ONG “asumen autoridad en asuntos ra doméstica, sugieren una erosión de la autori-
que, tradicionalmente, han estado exclusiva- dad del Estado69.
mente dentro de la esfera de administración y La revelación de este cambio en los
responsabilidad del Estado”64. Las autoridades parámetros de autoridad ocurre en múltiples ni-
externas multilaterales también se inmiscuyen veles. El papel extendido y la legitimidad de mu-
cada vez más en los órdenes legales internos65. chas instituciones públicas y privadas continúa
Esta creciente legitimidad de los actores exter- como parte de la reestructuración global a nivel
nos dentro de los dominios domésticos parece político, económico, social y territorial en la Pos-

64 Clark, Ann Marie. “Non-Governmental Organizations and Their Influence on International Society”. En:
Journal of International Affairs. No. 48, 1995, p. 508.
65 Caporaso. Ob. cit.
66 Beetham, David. Ob. cit., p. 168.
67 Matthews, Jessica. “Power Shift”. En: Foreign Affairs. No. 76, Vol. 1, 1997, pp. 50-66.
68 Rosenau, James. Turbulence in World Politics: A Theory of Change and Continuity. Princeton: Princeton University
Press, 1990. Rosenau, James. Along the Domestic-Foreign Frontier. Cambridge: Cambridge University Press, 1997.
Rosenau, James. “The Dynamism of a Turbulent World”. En: Klare, Michael, y Chandrani, Yogesh (editores).
World Security: Challenges for a New Century. New York: St. Martin’s Press, 1998.
69 Es importante tener en cuenta que la legitimidad y la soberanía reducidas no sólo son resultados de la
transnacionalización de la autoridad y del debilitamiento del principio de exclusividad. Nuevas fuentes de
autoridad externa pueden, intencional o no intencionalmente, en ciertas circunstancias, desembocar en el
fortalecimiento del Estado. La presión internacional que se ejerció sobre el régimen sudafricano a comienzos
de la década de los noventa reforzó tanto la capacidad estatal como su legitimidad. En otros casos, las ONG y
las organizaciones internacionales se constituyen en simples instrumentos de los actores locales para llevar a
cabo su objetivo de influir al Estado.
guerra Fría. Esta tendencia a nivel macro ha sido so de reestructuración global que le ha permiti-
complementada en el nivel local por la sustitu- do un papel más activo a muchos de esos actores,
ción de los criterios de desempeño para las fuen- a la vez que ha usurpado el control y la autono-
tes tradicionales de autoridad70. La legitimidad mía del Estado. Esta dinámica ha exacerbado la
del poder ejercido por el Estado está cada vez deteriorada efectividad del Estado en la confron-
más desvinculada de la tradición y la inercia, y tación de desafíos, al tiempo que los nuevos acto-
asociada con la habilidad de éste para resolver res se perciben como más capaces de dirigir las
problemas, proporcionar bienestar y establecer agudas crisis internas.
el orden. Los ciudadanos evalúan las institucio- Esta tendencia hacia los criterios de desem-
nes del Estado de acuerdo con su efectividad, y peño de la legitimidad del Estado no sólo sugie-
acatan las reglas como una señal de aprobación re una erosión en la obediencia incondicional
del desempeño del gobierno central. Se ha argu- asociada con otras fuentes de autoridad, sino
mentado que los criterios de desempeño de legi- que también puede ser tomada como evidencia
timidad relacionados con el consentimiento de de la falta de legitimidad de las instituciones y
los gobernados y la prosperidad económica han reglas domésticas. El cuestionamiento de la pér-
sido una característica prominente del Estado de dida de autoridad, o una sistemática “crisis de
la posguerra71. Rosenau atribuye este cambio en autoridad” como parte y parcela de la moderni-
las estructuras modernas de autoridad a los efec- dad refleja este desarrollo73. Esto es, vincular la
tos restrictivos de la globalización, las destrezas legitimidad a la competencia del gobierno y a la
análısıs polítıco nº 47

analíticas generalizadas de los ciudadanos y los efectividad de los órdenes domésticos políticos
recientes avances tecnológicos, entre otras razo- y sociales indica que la obediencia puede estar
nes72. Esto es particularmente evidente en el caso motivada más por el auto-interés y no sólo por
de la globalización económica, donde para mu- una creencia en la legitimidad del poder o en la
chos estados el cambio de una economía nacio- institución. Si la obediencia y el respeto por la
nal a mercados globales ha traído pérdidas ley son contingentes a los beneficios que el Es-
[66] económicas y ha difundido desarticulaciones so- tado es capaz de proveer, se requieren los in-
ciales, al mismo tiempo que se ha reducido la ca- centivos positivos para generar obediencia. De
pacidad y autonomía del Estado para responder acuerdo con Hurd, esto implica que el locus del
a tales crisis. Pero cualquiera que sea la fuente, poder es prima facie ilegítimo74. No hay un “de-
el que los electorados rutinariamente vinculen recho a gobernar” reconocido; sólo la opción
la obediencia con el desempeño es indicativo de obedecer como lo determina la estructura
del debilitamiento de las estructuras de auto- de pagos. Las sociedades domésticas organiza-
ridad domésticas y precipita la transferencia das de acuerdo con el principio de desempeño,
de la lealtad a entidades que se cree son más pueden parecer como más débiles y menos esta-
instrumentales en el logro de esas metas. Entre bles que aquellas en las que el poder central es
ellas figuran tanto actores externos como inter- considerado legítimo. “Un sistema social que
nos. Paralelo al surgimiento de la legitimidad de descansa primordialmente en el auto-interés
instituciones globales, se da una tendencia a re- será necesariamente débil y tenuemente mante-
conocer a actores subnacionales, como son la nido unido”, donde los miembros están eva-
Iglesia, movimientos sociales y líderes de la co- luando constantemente los costos y beneficios
munidad, como alternativas al Estado en la solu- de la obediencia y la defección de acuerdo con
ción de problemas locales. Esta reubicación de los beneficios proporcionados75. Beetham va
la autoridad en los actores no estatales, supraes- más allá al equiparar el cálculo auto-interesado
tatales y subestatales implica un complejo proce- de la obediencia a las reglas y las instituciones

70 Rosenau, James. Ob. cit., 1997; Litfin, Karen. Ob. cit., 2000; Kittrie, Nicholas. The War Against Authority: From the
Crisis of Legitimacy to a New Social Contract. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press, 1995; Holsti, K.J. The
State, War, and the State of War. Cambridge: Cambridge University Press, 1996.
71 Litfin, Karen. Ob. cit., p. 121.
72 Rosenau, James. Ob. cit., 1995, pp. 61-77.
73 Arendt, Hannah. Ob. cit.
74 Hurd, Ian. Ob. cit., pp. 400-401.
75 Ídem, p. 387.
democracia
domésticas con los “atributos del criminal”, definir que aquellos que requieren una concep-
donde no hay noción del interés social común y tualización de grados de debilidad, fragilidad o
del poder legítimo76. fracaso. Es evidente que Colombia tiende hacia
Para los estados débiles, esta dinámica es de el lado débil del constructo fortaleza/debilidad,
particular interés. La creciente legitimidad de los aunque está aún lejos del extremo del fracaso es-
actores alternativos, como autoridades compe- tatal, donde pueden ser ubicados estados como
tentes dentro de la jurisdicción doméstica, pue- Líbano, Somalia y Sierra Leona, cuyas funciones
de exacerbar las ya precarias relaciones de de gobierno central efectivamente se suspendie-
poder. Y en los estados con agudas crisis políticas ron. Sin embargo, cómo clasificar la naturaleza
internas, la inhabilidad para generar confianza de la debilidad del Estado colombiano es mate-
en la autoridad del Estado puede ser desastrosa. rial de debate. Algunos proponen una visión
El colapso total de la autoridad doméstica, en desagregada del Estado colombiano, que de ma-
donde la fuerza coercitiva es insuficiente para nera precisa refleje las diferencias en la fortaleza
mantener el poder, proporciona una evidencia relativa de los varios componentes del Estado.
dramática de la importancia de la legitimidad Por ejemplo, mientras la consolidación territo-
para la fortaleza del Estado, la obediencia de la rial de Colombia es, en el mejor caso, parcial, la
ciudadanía, y el orden interno77. realización exitosa y regular de elecciones, bajo
la sombra de un conflicto interno, puede sugerir
L A D E B I L I D A D D E L E S TA D O C O LO M B I A N O más fortaleza institucional de la que se asume re-

análısıs polítıco nº 47
Una dinámica en la que el Estado ha experi- gularmente80.
mentado una crisis de gobernabilidad que va Otro problema de definición se relaciona con
desde un serio deterioro hasta un franco colap- la dirección hacia donde se está moviendo Colom-
so, ha sido identificada como el común denomi- bia, teniendo como punto de referencia la obser-
nador de las complejas crisis políticas internas de vación de que la debilidad del Estado colombiano
nuestra época78. En efecto, la debilidad del Esta- no es nueva. Paul Oquist escribó acerca del “co-
do y los desafíos a su soberanía dentro del Sur lapso parcial” del Estado hace 25 años, reflejando [67]
global han estado decisivamente vinculadas a la más persistencia que cambio en la capacidad esta-
mayoría de los conflictos internos violentos de tal81. Otros autores sostienen que la fragilidad del
la segunda mitad del siglo XX, y especialmente Estado colombiano se atribuye a un proceso in-
desde el eclipse de los asuntos de seguridad completo y altamente desigual de construcción
geopolítica de la Guerra Fría79. Colombia no es nacional. Estos autores sugieren que, a pesar de
una excepción. los problemas actuales, Colombia no necesaria-
Los problemas de definición asociados con la mente se está debilitando82. Por el contrario, es
plétora de aproximaciones al concepto del Esta- posible que el Estado colombiano esté experimen-
do fracasado son muy evidentes al momento de tando una tendencia de largo plazo hacia el forta-
intentar localizar una organización estatal en el lecimiento y la consolidación. Sin embargo,
continuo de fortaleza/debilidad estatal. Los ca- probablemente la perspectiva que tiene mayor
sos de franco colapso pueden ser más fáciles de aceptación es aquella que sostiene que existe una

76 Beetham, David. Ob. cit., p. 27.


77 Ídem., p. 28
78 Holsti. J. K. Ob. cit., 1996; Cliffe, Lionel y Luckham, Robin. “Complex Political Emergencies and the State:
Failure and the Fate of the State”. En: Third World Quarterly. No. 20, Vol. 1, 1999, pp. 27-50; Job, Brian, Ob. cit.,
1992; Zartman, William. Ob. cit., 1995.
79 Holsti, J. K. Ob. cit., 1992, 1996.
80 Holsti, K. J. “International Theory and War in the Third World”. En: Job, Brian. The Insecurity Dilemma: National
Security of Third World States. Boulder, CO: Lynne Rienner, 1992.
81 Oquist, Paul. Violencia, conflicto y política en Colombia. Bogotá: Instituto de Estudios Colombianos, 1978, pp. 322-
323.
82 González, Fernán y Bolívar, Ingrid. “Violencia y construccion del Estado en Colombia. Aproximación a una
lectura geopolítica de la violencia colombiana”. En: Procesos regionales de violencia y configuracion del Estado, 1998-
2000, Informe final de investigacion. Bogota: Cinep, 2002, pp. 12-13; Orjuela, Luis Javier. “The Colombian Society
in the 1990´s. Between Fragmentation, Legitimacy and Efficiency”. Disertación entregada a la International
University como requisito parcial para obtener el título de Ph. D. en Ciencia Política. Miami, Florida,
noviembre de 2002.
clara tendencia hacia la debilidad estatal. Las instituciones gubernamentales colombia-
Bejarano y Pizarro ponen de manifiesto que “... nas son notoriamente ineficientes, ineficaces y
desde la década de los años ochenta el Estado co- corruptas. Con un sistema político que funciona
lombiano ha sufrido un proceso progresivo de de- pobremente, que no es creíble ni responsable, y
terioro y erosión” que ha conllevado a su colapso que tiene un desempeño mediocre en la solu-
parcial83. El duradero conflicto civil, los altos índi- ción de problemas, la crisis de gobernabilidad en
ces de violencia, los retos a las instituciones demo- Colombia se ha vuelto legendaria86. Mientras las
cráticas y los desafíos armados al poder del restricciones contra la democracia liberal no in-
Estado, han llevado a la organización estatal co- dican en sí mismas la debilidad estatal, en el caso
lombiana más cerca del extremo del fracaso esta- de Colombia el modelo de la democracia “sitia-
tal de lo que estaba hace veinte años. da” opera de tal forma que al Estado le falta la
A pesar de estas salvedades académicas, existe capacidad fundamental de garantizar las provi-
un consenso acerca de la debilidad del Estado siones constitucionales y el imperio de la ley87.
colombiano contemporáneo. En el resto de esta De hecho, Colombia presenta una paradoja en-
sección se plantea una pequeña reseña de las de- tre “una tendencia hacia la democratización, la
bilidades que presentan los diferentes compo- cual incluye la eliminación de restricciones (polí-
nentes del Estado colombiano. La definición de ticas) antes existentes y la ampliación de los es-
estadidad que empleo en este análisis usa una pacios de participación y competencia”, y la poca
combinación del esquema de fortaleza del Esta- capacidad del Estado para garantizar los dere-
análısıs polítıco nº 47

do de Buzan84 y Holsti85 discutido antes, que in- chos y libertades básicas88. Los análisis de Freedom
cluye: instituciones, territorio, la idea de Estado y House sobre libertades políticas y civiles en Co-
autoridad. Así, un Estado fuerte sería uno en el lombia revelan un declive constante en cuanto al
que: 1) las instituciones gubernamentales rela- desempeño en el área de libertades civiles, parti-
cionadas con la provisión de seguridad, derecho, cularmente durante las últimas tres décadas89.
justicia y servicios básicos sean funcionales y efec- La violencia por parte de paramilitares e in-
[68] tivas; 2) el control sobre el territorio y los grupos surgencia ha influido sobre la democracia y los
de población esté altamente consolidado; 3) procesos electorales, particularmente en las juris-
haya un consenso amplio con respecto a la iden- dicciones locales y regionales. Por otro lado, la
tidad básica, y al significado y propósito de la Na- sociedad civil ha perdido interés por participar
ción, y 4) el poder gubernamental sea suficiente en elecciones locales debido a la presencia de ac-
para repeler los desafíos a su autoridad, y donde tores armados que “controlan” ciertas áreas y
la fuerza ejercida en nombre del Estado sea con- fuerzas políticas90. Adicionalmente, el derecho
siderada legítima. de los ciudadanos a votar libremente se ha pues-

83 Bejarano, Ana María y Pizarro, Eduardo. “From ‘Restricted’ to ‘Besieged’: The Changing Nature of the Limits
to Democracy in Colombia”. Documento presentado en “The Conference on Democracy and Human Rights in
Colombia”. University of Notre Dame, 2001, p. 14. Para ver un argumento relacionado con la idea de que el
Estado colombiano se fortaleció hasta el período del Frente Nacional, y luego éste se debilitó, véase Bejarano,
Ana María y Segura, Renata. “El fortalecimiento selectivo del Estado durante el Frente Nacional”. En:
Controversia, No. 169, 1996, pp. 9-35.
84 Buzan, Barry. Ob. cit.
85 Holsti, J. K. Ob. cit.
86 Hoskin, Gary y Murillo, Gabriel. “Colombia’s Perpetual Quest for Peace”. En: Journal of Democracy. No. 21, Vol.
2, 2001, pp. 32-45.
87 Bejarano y Pizarro adoptaron el adjetivo “asediada” para referirse a las restricciones externas que afectan a la
democracia colombiana. Véase Bejarano, Ana María y Pizarro, Eduardo. Ob. cit., 2001.
88 Ídem., p. 8.
89 En una escala de 1 a 7, siendo 1 la mejor calificación, Freedom House ubica a las libertades civiles en Colombia
en un rango de 2 en 1972; esta calificación cayó a 4 en 1990, y permanece actualmente en ese punto. Véase
http://freedomhouse.org
90 En las elecciones del año 2002, las amenazas de las FARC en contra de gran parte de los alcaldes del país
condujeron a la renuncia de 15 de ellos. Adicionalmente, ocho fueron asesinados en los seis primeros meses
del año 2002, y hubo repetidos actos de violencia en contra de los miembros de las familias de los mandatarios
locales. Véase http://www.municipios.org.co
democracia
to en peligro debido a amenazas de violencia. En a sus campañas para comprar su colaboración en
algunos departamentos con gran influencia guerri- asuntos tales como la prohibición de la extradi-
llera, la abstención electoral ha sido mucho mayor ción95. El Estado colombiano también presenta
que el promedio nacional91. Tal y como concluyen serias deficiencias al proveer justicia sistemática y
Bejarano y Pizarro, “la violencia deforma las di- equitativamente.96 La corrupción y la intimida-
mensiones democráticas de la participación y la ción condujeron al virtual colapso del sistema de
competencia, antes y después de las elecciones”92. justicia en los noventa97.
Al nivel nacional, la democracia está obstacu- Pero probablemente el mayor fracaso del Es-
lizada por el clientelismo, la corrupción y la esca- tado se refleja en su inhabilidad para cumplir
sa responsabilidad pública. El arraigado sistema con su función más elemental: proveer orden in-
del clientelismo subvierte los principios demo- terno y seguridad para la población civil. El con-
cráticos de igualdad de acceso a lo público y de junto de cifras sobre la violencia en Colombia es
protección, convirtiendo a los ciudadanos en simplemente alarmante. El conflicto interno es
clientes, y desgastando así las instituciones públi- directamente responsable de cerca de 3.500
cas93. Con mecanismos extremadamente pobres muertes anuales, de las cuales dos tercios son de
de rendición de cuentas y de legitimidad vertical, civiles. En 1999 hubo 22.300 muertes violentas
la corrupción se presenta de forma extensa en en Colombia, representadas en una tasa de ho-
casi todas las ramas del gobierno94. Los altos ni- micidio de 53,66 por cien mil habitantes98. Los
veles de corrupción política de la industria de la ciudadanos en zonas rurales son víctimas de

análısıs polítıco nº 47
droga sólo han exacerbado los patrones históri- usurpadores de tierra, reclutamiento forzoso y
cos de una política oligárquica y los principios desplazamiento99. Por último, los secuestros son
clientelistas de los partidos políticos. Se estima otro elemento del panorama desolador de la se-
que durante los años noventa, el 60% del Con- guridad del país100.
greso colombiano recibió contribuciones ilícitas Buena parte de esta violencia es ejercida en
[69]
91 En las elecciones para Congreso de 2002 el índice de abstención fue de 65% en Putumayo y 73% en Caquetá.
García, Miguel. “Elecciones y democracia”. Documento presentado en el seminario “La crisis política
colombiana: más que un conflicto armado y un proceso de paz”. Universidad de los Andes, abril 10-12, 2002,
Bogotá, Colombia. La hipótesis de García es que existiría una relación entre el abstencionismo y el tipo de
actor armado que opera en las áreas de conflicto. Mientras que las áreas dominadas por las FARC presentan
un bajo número de votantes, en la zonas dominadas por los paramilitares los índices de abstención tienden a
superiores al promedio nacional.
92 Bejarano, Ana María y Pizarro, Eduardo. Ob. cit., 2001, p. 8.
93 Para tres visiones complementarias del clientelismo, al nivel nacional, regional y local, véase respectivamente
Leal, Francisco. Estado y política en Colombia. Bogotá: Siglo XX Editores, 1984; Leal, Francisco y Dávila, Andrés.
Clientelismo: el sistema político y su expresión regional. Bogotá: Tercer Mundo Editores/IEPRI, 1990; y Gutiérrez,
Francisco. La ciudad representada: política y conflicto en Bogotá. Bogotá: IEPRI/Tercer Mundo Editores, 1998.
94 De acuerdo con el índice de percepciones de corrupción presentadas por Transparencia Internacional,
Colombia en 2001 fue calificada con 3,8 en una escala que va de cero (altamente corrupta) a 10 (muy limpia),
ubicándola en el puesto 50 entre 91 países. Véase http://www.transparency.org
95 Bagley, Bruce. “Narcotráfico, violencia política y política exterior de Estados Unidos hacia Colombia en los
noventa”. En: Colombia Internacional. No. 49/50, 2000, pp. 5-38.
96 Pardo, Rafael. “Colombia’s Two-Front War”. En: Foreign Affairs. No. 79, Vol. 4, 2000, p. 76.
97 Ídem.
98 Véase Camacho, Álvaro. “La política colombiana: los recorridos de una reforma”. En: Análisis Político. No. 41,
2000, pp. 99-117.
99 La cifra actual de población desplazada es de 2.700.000 personas según la Consultoría para los Derechos
Humanos y el Desplazamiento (Codhes). Citado en: Campos, Rodrigo. “El desplazamiento interno en
Colombia también es una catástrofe cultural”. En: El Tiempo. Septiembre 4 de 2002.
100 Colombia tiene la deshonrosa distinción de poseer la tasa más alta de secuestros en el mundo con 23.041
casos reportados en el año 2001. Véanse “Total Secuestros en Colombia 1997-2002”.
En: http://www.paislibre.org.co/el_secuestro_colombia.asp#. y Semple, Kirk. “Colombia’s Kidnapping
Industry”. En: The New York Times Magazine. Junio 3 de 2001, pp. 46-50.
las regiones de menor control estatal sobre el te- política y la resolución violenta del conflicto han
rritorio nacional. Las fuerzas guerrilleras, los remplazado efectivamente al Estado de derecho.
paramilitares y los productores de droga compi- Por actos tanto de omisión –la inhabilidad para
ten violentamente por el control de regiones es- proteger a sus ciudadanos de la depredación de
tratégicas. Se calcula que los 18.000 miembros de criminales, la guerrilla y los paramilitares–, como
las FARC controlan cerca de 200 municipios101. de comisión –la violación de los derechos huma-
Otros analistas establecen que entre 1998 y el año nos protagonizada por las fuerzas armadas–, el
2000, la guerrilla tuvo una presencia “activa” en gobierno colombiano ha perdido efectivamente
650 municipios102. Por otra parte, los paramilitares el monopolio sobre el uso legítimo de la fuer-
pasaron de menos de 2.000 hombres en armas a za106. De hecho, amplias zonas rurales se aseme-
principios de los noventa a más de 8.000, lo cual jan al estado de naturaleza hobbesiano.
implicaría un aumento en la presencia territorial Dentro de la sociedad hay poco consenso en
de esta organización. torno a una idea unificadora de Nación. Diferen-
La violencia, la criminalidad y la corrupción cias significativas en cuanto a territorio, clase y
relacionada con el narcotráfico, son parte funda- grupos étnicos han sido una constante en la his-
mental de la historia de inseguridad en Colom- toria colombiana y en las dificultades para cons-
bia durante las últimas dos décadas. El tráfico de truir un proyecto nacional unificante107. La
drogas ha generado niveles altos de violencia y sociedad colombiana no sólo carece de una he-
criminalidad tanto en las áreas urbanas como en rencia etnocultural compartida, sino de lazos e
análısıs polítıco nº 47

las rurales, ha financiado en parte a las organiza- identidades regionales afianzadas, y la división
ciones guerrilleras y paramilitares, y ha amenaza- entre lo urbano y lo rural puede poner en peli-
do con inhabilitar las institucionales estatales y la gro la noción de una única comunidad nacional.
economía legal103. Por tanto, la ausencia de un denominador co-
Dentro de este vacío de ley, orden y presencia mún compartido es una pieza importante en el
física del Estado, los grupos para-institucionales rompecabezas de la debilidad del Estado colom-
[70] compiten directa y violentamente con el Estado biano. Una sociedad civil fuerte, con un sentido
por la autoridad política104. Las estrategias de la de identidad nacional, inspira responsabilidad
guerrilla, los paramilitares y las mafias de narco- pública hacia el Estado, promueve la conciencia
traficantes, que buscan en esencia remplazar al cívica y genera prácticas que legitiman las institu-
Estado y controlar el territorio, mercados y estruc- ciones estatales. Éstos son componentes impor-
turas políticas, se asemejan cada vez más a “la po- tantes del fortalecimiento del Estado. En
lítica caudillista”105, en donde la violencia Colombia, sin embargo, las profundas fracturas

101 Rangel, Alfredo. “Parasites and Predators: Guerrillas and the Insurrection Economy of Colombia”. En Journal of
International Affairs. Vol. 53, No. 2, 2000, p. 580.
102 Echandia, Camilo. “Territorio y conflicto armado”. Ponencia presentada en el foro “La crisis política
colombiana: más que un conflicto armado y un proceso de paz”. Bogotá: Universidad de los Andes, abril 10, 11
y 12 de 2002.
103 La relación causal entre la posibilidad de obtener rentas de las drogas ilegales y la continuidad del conflicto
armado está bien establecida en el trabajo Nazih Richani. Véase Richani, Nazih. “The Political Economy of
Violence: The War System in Colombia”. En: Journal of Interamerican Studies and World Affairs. Vol. 39, No. 2,
1997. Para una discusión más amplia de la economía política de las guerras Véase Berdal, Mats y Malone, David
M. (editores). Greed and Grievance: Economic Agendas in Civil Wars. Boulder, CO: Lynne Rienner, 2000; y,
especialmente, Collier, Paul. “Doing Well out of War: An Economic Perspective”. En: Berdal y Malone. Ob. cit.
104 Orjuela, Luis Javier. “El Estado colombiano en los noventa: entre la legitimidad y la eficiencia”. En: Revista de
Estudios Sociales, No. 1, 1998, pp. 56-60.
105 Reno, William. Warlord Politics and African States. Boulder, CO: Lynne Rienner, 1999.
106 Posada-Carbó, Eduardo. “Reflections on the Colombian State: In Search of a Modern Role”. En: Posada-Carbó
Eduardo (editor). Colombia: the Politics of Reforming the State. Nueva York: St. Martin’s Press, 1998.
107 Bushnell, David. The Making of Modern Colombia: A Nation in Spite of Itself. Berkeley, CA: University of California
Press, 1993; Palacios, Marco. Entre la legitimidad y la violencia: Colombia, 1975-1994. Bogotá: Grupo Editorial
Norma, 1995; y González, Fernán. “Colombia: una nación fragmentada”. En: Cuadernos Bakeaz. No. 36, Bilbao:
Centro de Documentación y Estudios para la Paz, 1999.
democracia
dentro de la sociedad civil presentan un desafío desafiadas violentamente. El papel de las esferas
continuo a la gobernabilidad y a la autoridad es- de autoridad cambiantes y el encogimiento de la
tatal. De esta forma, probablemente el mayor legitimidad del Estado en relación con el debili-
“fracaso” del Estado colombiano reside en su ca- tamiento progresivo del caso colombiano es el
pacidad histórica de consolidar un proyecto na- tema hacia el cual me dirijo a continuación.
cional democrático que permita unificar a la
sociedad civil y consolidar los vínculos entre el E S T R U C T U R A S D E AU TO R I D A D E N
Estado y la sociedad108. C O LO M B I A
Sectores de la sociedad civil, de manera activa Las explicaciones para esta reducida capaci-
–y en muchos casos violenta– controvierten las dad del Estado colombiano abundan. La persis-
pretensiones de legitimidad de otros grupos so- tencia de instituciones discriminatorias y
ciales y los principios organizativos fundamenta- excluyentes, reformas constitucionales pobre-
les del Estado. La incapacidad estatal para mente implementadas, una insurgencia armada
adoptar las reformas necesarias que le permitan bien establecida, el crecimiento de la fuerza
gobernar por consenso, generar creencia en la paramilitar y la próspera industria ilegal de dro-
autoridad moral de su poder y cumplir con su gas hacen parte del grueso de la historia. De la
contrato social, ha sido un factor principal en el misma forma, factores internacionales han teni-
crecimiento de los desafíos armados al Estado. El do una influencia significativa en el Estado co-
rompimiento de la ley y el orden generado por lombiano, tal y como lo ilustra la guerra

análısıs polítıco nº 47
las actividades criminales y guerrilleras ha exa- estadounidense contra las drogas y el terrorismo,
cerbado la pérdida de legitimidad del Estado, al y el paquete de ajuste económico del FMI, el
tiempo que ha deteriorado su capacidad para re- cual supone que el gobierno central adopte cam-
cuperar el control. La confianza, reciprocidad y bios muy polémicos en las políticas fiscales inter-
responsabilidad que constituyen la legitimidad nas. El punto que nos atañe acá, sin embargo, es
vertical han sido erosionadas por la corrupción, ver cómo la reconfiguración de las estructuras
el pronunciamiento de las disparidades econó- globales de autoridad también han incidido en [71]
micas, el clientelismo y un sistema político que el cambio de las relaciones de autoridad domés-
funciona para muy pocos109. Las tres dimensio- tica en Colombia. El deterioro del principio de
nes del poder de Beetham sugieren un déficit de exclusividad y el salto hacia unos criterios de ac-
legitimidad grave en Colombia: las reglas y nor- tuación como fundamentos de la autoridad han
mas del poder son continuamente violadas, no legitimado a actores alternativos dentro de la ju-
hay un conjunto de creencias fundamentales risdicción colombiana. Los actores externos ha-
compartidas que justifiquen el ejercicio del po- bitualmente se inmiscuyen en las estructuras
der político, y porciones significativas de la socie- soberanas de autoridad colombianas, y los acto-
dad se rehúsan a conceder su consentimiento o res no estatales –tanto a nivel doméstico como
desafían la autoridad del Estado110. global–, son considerados cada vez más como en-
Colombia no está en peligro de colapso in- tidades que compiten o sustituyen al Estado.
minente, pero todo apunta a que el Estado sí Creo que para lograr una comprensión más com-
ha fracasado parcialmente: las funciones exigi- pleta de la debilidad estatal en Colombia es ne-
das a los estados son desempeñadas pobre y cesario tener en cuenta dichas transformaciones
esporádicamente, el control del gobierno cen- en las relaciones de autoridad.
tral es inexistente en muchas jurisdicciones, la Con el propósito de destacar cambios en las
cohesión social es pobre, y las reglas funda- estructuras de autoridad de Colombia, exploro
mentales del orden social y la autoridad son el desplazamiento de autoridad a actores no esta-

108 Para una discusión sobre la ciudadanía y el vínculo entre el Estado y la sociedad en Colombia, véase Mason,
Ann. “Citizenship Scarcity and Weak States: The Colombian Experience”. Documento presentado en “The
Fifth Failed States Conference” en la Universidad de Santa Barbara, California, septiembre de 2002.
En http://www.ippu.purdue.edu/failed_states/index.cfm
109 Los resultados de una encuesta realizada en 1997 sobre la confianza pública dicen mucho: el 89% de los
colombianos no confía en los partidos políticos; el 70% en el Congreso; el 71% en la administración pública;
el 58% en el sistema de justicia; el 51% en el policía, y el 39% en las fuerzas militares. Hoskin y Murrillo. Ob.
cit.
110 Véase Beetham, David. Ob. cit., 1991.
tales, y el grado en el que ellos podrían ser consi- cuestionarse, en la medida en que la sociedad ci-
derados agentes “con autoridad” dentro de la so- vil colombiana considera a estos actores globales
ciedad colombiana. Aunque hay muchas maneras como fuentes legítimas de autoridad con respec-
de aproximarse al asunto de la autoridad, propon- to a los asuntos locales111.
go que la presencia de los actores no estatales –cu- Un gran cuerpo de evidencia anecdótica su-
yas directrices y poder son vistos como legítimos giere que la autoridad del Estado colombiano
por la sociedad civil, y donde ese reconocimiento está siendo afectada a medida que los ciudada-
de la autoridad de los agentes alternativos implica nos piden ayuda a las ONG, organizaciones inter-
el no reconocimiento de la autoridad del Estado–, nacionales, e incluso otros estados percibidos
supone una situación de cambio fundamental en como legítimos y con mayor capacidad de res-
los parámetros de las estructuras de autoridad co- puesta que su propio gobierno. Ahora, las pobla-
lombianas. Considero el posible desplazamiento ciones desplazadas y víctimas de la violencia
de la autoridad en tres direcciones: hacia abajo a política habitualmente evitan al gobierno colom-
actores subnacionales, hacia los lados a represen- biano e intentan hacer sus peticiones directa-
tantes de la sociedad transnacional, y hacia arriba mente al Alto Comisionado para los Derechos
a organizaciones multinacionales y otros estados. Humanos de la ONU, a la Cruz Roja Internacio-
Ésta es una línea argumental muy exploratoria, y nal, a la Corte Interamericana para los Derechos
de ninguna manera pretende obviar explicaciones Humanos, o a ONG locales y transnacionales. En
exclusivamente domésticas. Sin embargo, espero un episodio ampliamente publicitado, 1.370 re-
análısıs polítıco nº 47

que el siguiente análisis muestre cómo podemos fugiados llegaron a Bogotá en diciembre de 1999
empezar a explorar el tema de las relaciones de huyendo de la violencia paramilitar y guerrillera,
autoridad cambiantes como un componente esen- y en lugar de buscar la ayuda del gobierno,
cial de la debilidad del Estado. acamparon frente a la oficina local de la Cruz
Roja Internacional. De hecho, la decisión de la
La autoridad redirigida hacia arriba y hacia afuera Corte Constitucional de noviembre de 2000, en
[72] Las condiciones de crisis relacionadas con el la cual se ordenó al gobierno colombiano a ofre-
conflicto interno colombiano han conducido a un cerles ayuda, surgió probablemente en respuesta
dramático aumento en la presencia y el alcance a una presión de alto nivel ejercida a través de la
de actores externos, organizaciones internaciona- CRI. Pero este acto también simboliza cómo los
les y entidades del “tercer sector” en Colombia. ciudadanos pueden construir relaciones de auto-
Médicos sin Fronteras, la Cruz Roja Internacional, ridad con nuevos agentes no estatales en virtud
CRI, Amnistía Internacional, la Alta Comisión de su capacidad para solucionar problemas.
para los Refugiados de las Naciones Unidas, y la Uno de estos actores es, sin duda, la CRI. Jun-
Organización Internacional para la Migración se to a otras ONG transnacionales, la CRI opera en
han unido a la larga lista de organizaciones eco- las zonas de conflicto y trabaja con comunidades
nómicas, ambientales y de desarrollo, ya existen- civiles de alto riesgo. La CRI se encuentra con
tes en Colombia. Estos nuevos representantes de frecuencia en la línea de fuego del conflicto, y
la comunidad internacional están generalmente provee ayuda a las víctimas de la violencia, la po-
comprometidos en asuntos relacionados con la blación desplazada, los reinsertados y las comu-
construcción del proceso de paz, ayuda y protec- nidades bajo amenaza de violencia. Este
ción humanitaria, y la defensa de los derechos hu- organismo desempeña además un papel impor-
manos. La reestructuración de la política global es tante como mediador entre las partes en conflic-
sugerida por el hecho de que el gobierno colom- to, en relación con acciones humanitarias,
biano pueda considerar que algunos de estos ac- intercambio de prisioneros y liberación de civiles
tores poseen autoridad. Pero estoy de nuevo retenidos. Lo que es particularmente relevante
interesada en cómo la autoridad política dentro es que la CRI es llamada frecuentemente a parti-
de Colombia ha sido sustraída desde el Estado ha- cipar en dichas acciones, tanto por grupos de ci-
cia otras entidades. El monopolio de la autoridad viles como por el Estado, lo cual sugiere que
doméstica del Estado colombiano debe dicho organismo internacional es aceptado

111 Los resultados de una encuesta de 1999 mostraron que mientras solamente el 24% de los colombianos confía
en el Estado, el 39% percibe a las ONG como actores legítimos y el 62% confía en la empresa privada. Véase
Lemoine, Carlos. Nosotros los colombianos del milenio. Bogotá: Tercer Mundo Editores/Cambio, 2000, pp. 30-35.
democracia
como interlocutor en problemas de competencia pusieron en marcha una campaña internacional
nacional. Otro de los actores más importantes e de información acerca del caso para aumentar la
influyentes es la oficina del Alto Comisionado conciencia sobre éste. A pesar de que el caso per-
para los Derechos Humanos de la ONU, manece aún sin resolver, es bastante diciente ver
Acdhnu. La incansable denuncia del represen- cómo grupos locales buscan la solución a sus
tante local del Alto Comisionado de abusos a los problemas en las autoridades globales.
derechos humanos cometidos por las fuerzas ar- La participación de representantes de la co-
madas, los paramilitares y la guerrilla, le han me- munidad internacional en el proceso de paz en-
recido a la oficina una reputación de justicia e tre el gobierno y las FARC es otro giro hacia la
imparcialidad de la que no goza el gobierno. La ampliación de esferas de autoridad en Colom-
amplia base de respeto y apoyo a la ONU dentro bia. Mientras está bien establecida la no acepta-
de la sociedad colombiana resulta en numerosas ción de las FARC de la autoridad del gobierno
llamadas de miembros de la sociedad civil solici- colombiano, su cambio en la política respecto a
tando la presencia del representante del Acdhnu la participación de actores externos en las nego-
en las disputas o crisis internas. Durante un epi- ciaciones es significativo porque sugiere un cier-
sodio en el sur de Bolívar en el año 2001, en el to reconocimiento de la ONU, la Unión
cual 6.000 campesinos se oponían a la decisión Europea, y los Países Amigos, como
del gobierno de establecer una zona desmilitari- interlocutores legítimos dentro de Colombia.
zada para el ELN, el movimiento cívico local in- La intención es continuar la

análısıs polítıco nº 47
sistía en la presencia del representante del internacionalización de las negociaciones de
Acdhnu en los diálogos para terminar la disputa paz con la participación de organismos
con el Estado. Este mismo grupo cívico también multilaterales. Amplios sectores de la sociedad
demandaba una comisión permanente de obser- colombiana están también aclamando un papel
vadores internacionales, como una de sus condi- decisivo de la comunidad internacional para
ciones para considerar la aceptación de la zona que ésta haga lo que su propio gobierno parece
de despeje para la guerrilla del ELN. Este inci- incapaz de hacer: terminar el conflicto interno. [73]
dente es sólo uno entre muchos que muestran el Una encuesta de finales de 1999 reveló que la
papel creciente de la ONU en las jurisdicciones mayoría de los colombianos estaban a favor de
nacionales, y cómo esta organización puede fun- una intervención militar de Estados Unidos en
cionar como una entidad independiente dentro su país112. Esta disposición de involucrar a la co-
de las estructuras domésticas de autoridad. munidad internacional en las negociaciones do-
Aunque el conflicto interno y la situación de mésticas puede, en gran parte, estar
los derechos humanos son los factores funcionalmente motivada por el deseo de po-
instrumentales que más han incidido para que ner las cosas en movimiento y por una pérdida
Colombia abra espacios para la entrada de nue- de confianza en la habilidad del gobierno cen-
vos actores globales, los ciudadanos también han tral para alcanzar la paz. No obstante, esto tam-
recurrido a la comunidad internacional para re- bién demuestra cómo los ciudadanos
solver diferentes problemas locales. Esto fue lo colombianos consideran que la participación de
que sucedió cuando los embera-katío lograron actores externos en sus problemas internos es
presentar exitosamente ante la comunidad in- legítima.
ternacional un caso de violación a los derechos
a su comunidad, ante el cual no habían logrado La autoridad redirigida hacia abajo
obtener una rectificación por parte del Estado Uno de los desarrollos más sugestivos de esta
colombiano. Según los embera-katío, la cons- dinámica en Colombia es la postulación de acto-
trucción del embalse de Urrá dentro de su terri- res subestatales, como los paramilitares y la gue-
torio se constituía en una violación a los rrilla, no sólo como competidores militares sino
derechos indígenas, así como una violación a también como representantes sociales y políticos
las leyes colombianas. Ante la ausencia de una legítimos. Pero la creciente competencia que es-
respuesta por parte del gobierno colombiano, tos grupos representan para el Estado colombia-
los indígenas lograron movilizar una red de no no se puede explicar por ninguna causa
ONG para trabajar en favor de su causa, así mis- internacional. La difusión de la autoridad local
mo lograron la ayuda del gobierno canadiense, y es, sin embargo, una forma diciente de las trans-

112 Véase Bagley. Ob. cit., 2000, p.16.


formaciones complejas en las relaciones de auto- co independiente, autónomo y con autoridad115.
ridad en todos los niveles. Si bien la insurgencia Es claro que cualquier evaluación de la su-
armada de izquierda en Colombia, debido a sus puesta legitimidad de los paramilitares en Co-
actividades criminales y depredadoras ha despil- lombia debe considerar la motivación de la
farrado una legitimidad de la que previamente obediencia a sus políticas y órdenes. Un ímpetu
gozaba, aún mantiene una cierta credibilidad central al apoyo que los terratenientes rurales y
dentro de algunos sectores sociales. En ciertas los residentes le ofrecen a los grupos para-
áreas remotas en las que se acreditan al propor- militares es claramente el auto-interés. La ayuda
cionar oportunidades económicas y al cumplir financiera y logística es recompensada con la
las funciones básicas del Estado, son vistos como protección. En el caso de la población del sur de
la única autoridad local113. Sin embargo, con un Bolívar, la cual se oponía a una zona de desmili-
nivel de apoyo social de tan sólo el 3% de la po- tarización en 2001, se consideraba que su alianza
blación, difícilmente se puede hablar de las estratégica con los paramilitares servía a sus inte-
FARC como una organización legítima114. reses políticos locales. La extrema asimetría del
Es la organización paramilitar la que –a pesar poder entre los paramilitares, por un lado, y sus
de su brutalidad– aparentemente está ganando financiadores locales, propietarios de tierras y
adherentes, lo que se podría convertir en una colectividades campesinas, por el otro, sugiere
fuente de legitimidad para su autoridad. El apo- que la obediencia es también, en parte, forzada.
yo y la financiación a los paramilitares, que estu- Los actores sociales apoyan a los paramilitares
análısıs polítıco nº 47

vieron originalmente basados en la elite agraria, por el miedo a las represalias. En efecto, una ex-
se han extendido a una amplia porción de la so- plicación del uso del terror y la violencia por par-
ciedad civil que percibe a la guerrilla como la te de las brigadas de las autodefensas es
principal amenaza a la estabilidad doméstica. La convencer a la gente de obedecerlos. ¿Cómo
incapacidad del Estado para proteger a los ciuda- podemos saber, entonces, si el apoyo a los
danos y sus propiedades de la depredación de la paramilitares colombianos es motivado por
[74] guerrilla ha justificado la formación de unidades puro auto-interés, es forzado por miedo, o es
de auto-defensa, y explica la creciente credibili- explicado mejor por la percepción colectiva de
dad que esta organización tiene en la clase media. que el poder ejercido por ellos es cada vez más
“Si el Estado no puede detener los secuestros, ex- justo, correcto y legítimo? ¿Esto importa?
torsiones y asesinatos de la guerrilla, la gente Con respecto a la primera pregunta, la salida
pragmática mirará a las AUC (Autodefensas Uni- fácil es que probablemente existe una confusa
das de Colombia) como sus salvadoras”, resume mezcla de motivos. La obediencia a las reglas fre-
un seguidor de los paramilitares. El hecho de que cuentemente empieza con el miedo al castigo o
los paramilitares, al igual que la guerrilla, se un cálculo de auto-interés, pero posteriormente
financien cobrando impuestos sobre la produc- se transforma en “bases independientes de legiti-
ción de drogas y sean responsables de la mayoría midad”116. En efecto, las estructuras de autoridad
de las atrocidades cometidas contra los civiles, es del Estado moderno son un buen ejemplo de
visto como un mal desafortunado pero necesario. cómo pueden desarrollarse los métodos de con-
Los paramilitares no sólo son percibidos como trol social. La organización paramilitar colombia-
potencialmente más competentes que el Estado, na, sin duda manifiesta las tres dimensiones. La
sino que están convirtiéndose en un actor políti- evidencia de que la obediencia, cualquiera sea su

113 En su estudio sobre la violencia en Antioquia, Roldán observa que existen “mecanismos autóctonos de control
social y de organización política” relacionados con la guerrilla. Roldán, Mary. “Genesis and evolution of the
violence in Antioquia, Colombia”. Tesis doctoral en Historia, Universidad de Harvard, 1992. En la zona de
distensión la organización guerrillera era la autoridad soberana de facto que efectivamente cumplía con todos
los requisitos de estadidad, salvo el reconocimiento internacional.
114 “A Survey of Colombia”. En: The Economist. Abril 21, 2001, p. 12.
115 Mauricio Romero expone los inmensos proyectos sociopolíticos y de infraestructura emprendidos por los
grupos paramilitares en ciertos municipios del país, estableciendo de esta forma proto estados. Romero,
Mauricio. “Violent Entrepreneurs and Changing Coercion in Colombia, 1982-2000”. Tesis doctoral. New
School for Social Research. 2002.
116 Hurd, Ian. “Legitimacy and Authority in International Politics”. En: International Organization. No. 53, Vol. 2,
1999, pp. 379-408.
democracia
origen, está en parte motivada por una creencia domésticas de autoridad. La autoridad interna del
de que el poder representa un propósito social le- Estado es socavada cuando éste no puede excluir
gítimo, es necesaria para que se considere que un a los actores no estatales del dominio doméstico
actor posee autoridad. Aunque no tenemos evi- de autoridad, y cuando se reconoce que esos acto-
dencia fuerte de esto en el caso de los grupos res son legítimos y poseen autoridad.
paramilitares colombianos, puede considerarse He explorado esos asuntos en el caso de Co-
que la creciente aceptación de éstos sugiere una lombia, intentando mostrar cómo cambios en las
“interiorización” social de la validez de la organi- relaciones de la autoridad del Estado debería ser
zación. “Un número significativo de colombianos una consideración en la tendencia al debilita-
le están apostando a los paramilitares”, dijo re- miento de la organización estatal colombiana.
cientemente un editorial del diario El Tiempo117. He sugerido que la autoridad del Estado colom-
La respuesta a la segunda pregunta es un re- biano ahora compite con nuevos actores
sonante sí, esto importa mucho. Si el orden transnacionales que rutinariamente funcionan
paramilitar está basado principalmente en la dentro de la jurisdicción doméstica, a medida
coerción, podemos esperar que eventualmente que la ciudadanía ha redirigido sus sentimientos
colapse bajo el peso y costo de su propia violen- de legitimidad desde el Estado hacia estos agen-
cia, amenazas y sanciones. Si la protección y el tes competidores. Igual que la mayoría de los es-
auto-interés es la principal fuente de lealtad, tados contemporáneos, el Estado colombiano no
entonces el orden social paramilitar es proba- es capaz de excluir otros actores de su orden in-

análısıs polítıco nº 47
blemente muy frágil y propenso a destruirse rá- terno, ni de derrotar competidores domésticos.
pidamente una vez cambie la estructura de Los nuevos procesos internacionales, que validan
pagos118. Sin embargo, si existe algún indicio de los papeles globales de muchos actores no estata-
legitimidad en la institución y sus reglas, la obe- les en la jurisdicción de Colombia, claramente
diencia y la lealtad a los paramilitares probable- abrogan el principio de exclusividad en el cual
mente aumentarán, y ellos podrán perseguir se basa la autoridad doméstica. No obstante, es
una estrategia en la que reduzcan su confianza más difícil mostrar que la sociedad colombiana [75]
en la violencia y la coerción. De hecho, ya lo reconoce otros actores no estatales internos y ex-
podemos observar en la ofensiva de relaciones ternos como legítimos.
públicas de Castaño con el público colombiano Con respecto a la autoridad de los actores no
durante el último año. Pero lo más importante estatales, varios temas fueron sugeridos. Primero,
es que, en la medida en que los estándares y va- mi afirmación de que las organizaciones interna-
lores de los paramilitares sean interiorizados cionales, ONG y los paramilitares son vistos como
por algunos segmentos de la sociedad civil, y posibles fuentes legítimas de autoridad en Colom-
sean reconocidos como actores políticos legíti- bia es plausible, pero no probada. Mientras éste
mos y fuentes de autoridad, serán legítimas las puede ser un buen punto de partida para una
reclamaciones del Estado por una autoridad ex- nueva investigación, la autoridad de esos actores
clusiva. necesita ser medida para que mi argumento sea
convincente. La dificultad de esta tarea nos lleva
CO N C LU S I Ó N de nuevo a las motivaciones subyacentes a la obe-
Este artículo ha buscado establecer un vínculo diencia. La obediencia en y por sí misma no es
entre la reestructuración política global y el dete- evidencia de la justicia de las reglas, pues no sabe-
rioro de la exclusividad de la autoridad domésti- mos por qué un ciudadano respeta las institucio-
ca. Las nuevas reglas e instituciones globales nes o la regulación. Así mismo, una apelación
desafían la soberanía del Estado generando nue- hecha a una institución no estatal puede ser más
vas esferas de autoridad que pueden debilitar el indicativa de la creencia en su capacidad para res-
derecho de exclusividad de los estados para go- ponder, que en su autoridad. Esto conduce a un
bernar, por la proliferación de actores globales segundo punto, el de la fuente de la autoridad de
dentro de los contextos domésticos cuyas prácti- un actor. La vigencia de criterios de desempeño
cas actuales conducen a nuevas reglas y conoci- para la evaluación de un Estado o cualquier otro
miento que pueden alterar las estructuras actor sugiere fuertemente que esos actores no tie-

117 Tamayo, Juan. “Bloody paramilitary’s support group”. En: Miami Herald. Marzo 29, 2001.
118 Ídem., p. 387.
nen autoridad. Entonces, cuando un refugiado torno de temas específicos no compiten con el Es-
colombiano hace una petición a la CRI es porque tado por autoridad.
la organización es considerada como más instru- A pesar de esas precauciones, es difícil persis-
mental en la satisfacción de las necesidades de la tir en la ilusión de que la legitimidad de las insti-
persona, mas no por su propósito social legítimo. tuciones colombianas ha permanecido
Mostrar la autoridad de los actores no estatales re- inalterada. En un círculo vicioso, la crisis de au-
quiere casos más difíciles dentro de Colombia, toridad en Colombia hace menos efectivo su po-
donde la obediencia no puede ser fácilmente ex- der de coerción, erosionando el orden interno, y
plicada por beneficio personal o miedo a la repre- resultando en una difusión de la autoridad cen-
salia. El riesgo de un razonamiento circular está tral. Este problema de desempeño puede hacer
también muy presente en este tipo de análisis, al cuerpo político más susceptible de transferir
donde la legitimidad del Estado es medida por su lealtad hacia otros actores. Al mismo tiempo,
oposición a la de los actores globales. Puede ser fuerzas y normas del nuevo orden global hacen
muy fácil concluir que sólo porque la sociedad ci- cada vez más difícil excluir actores no estatales
vil reconoce la autoridad de otros actores, la auto- de las estructuras de autoridad internas en Co-
ridad del Estado está necesariamente reducida. lombia. En la medida en que Colombia manten-
Ésta puede ser una conclusión lógica si dos acto- ga su terrible nivel de desempeño y otros actores
res estuvieran en competencia directa en un asun- sean capaces de proporcionar a la sociedad civil
to particular. Pero la reconfiguración del Estado lo que el Estado no puede, es probable que vea-
análısıs polítıco nº 47

que ha ocurrido a lo largo de los procesos de mos el continuo deterioro de la autoridad cen-
globalización puede significar que ciertas funcio- tral que amenaza con empujar a Colombia cada
nes del Estado han sido desviadas a las institucio- vez más cerca del punto más lejano en el conti-
nes globales, caso en el cual actores articulados en nuo de fortaleza/debilidad del Estado.

[76]
coyuntura
La mediación de la
O N U : expectativas,
probabilidades y
riesgos*

desde hace ya varios años, el presidente


de la República, Álvaro Uribe, ha mostrado su
compromiso con la vinculación de la Organiza-
ción de las Naciones Unidas, ONU, a la solución
del conflicto armado. Como gobernador de
Antioquia (1995-1997), expresó su deseo de que
“cascos azules” fueran desplegados en la región

análısıs polítıco nº 47
del Urabá, epicentro del conflicto en el departa-
mento. Así mismo, en numerosas ocasiones, hizo
referencias a éstos durante la campaña electoral.
En su primer discurso como Presidente electo,
manifestó:

Laura Gil Savastano Mañana a primera hora empezaremos a trabajar [77]


Profesora de la Facultad de para apelar a una mediación internacional, con
Finanzas, Gobierno y objetivo preciso, con mandato determinado, para
Relaciones Internancionales
buscar el diálogo con los grupos al margen de la
de la Universidad Externado
ley sobre una base: que se abandone el terrorismo
de Colombia
y se facilite un cese de hostilidades1.

Esta afirmación rápidamente se hizo realidad:


el día de su posesión, el presidente anunció que
había solicitado al Secretario General de la ONU
“los buenos oficios de la institución para buscar
el diálogo útil a partir de un alivio para la socie-
dad que debe ser el cese de hostilidades”2. La res-
puesta no se hizo esperar: un día después, el
Secretario General, Kofi Annan, oficializó la ges-
tión de buenos oficios iniciada bajo la adminis-
tración Pastrana.
Los buenos oficios se enmarcan en el Capítu-
lo 6 de la Carta de las Naciones Unidas denomi-
nado “arreglo pacífico de controversias” en cuyo
Artículo 33 se establece que

las partes en una controversia cuya continuación


sea susceptible de poner en peligro el manteni-
* Ponencia presentada en el Taller
miento de la paz y seguridad internacionales trata-
sobre mediación de la ONU
organizado por la Fundación
rán de buscarle solución, ante todo, mediante la
Social y Fescol, con el apoyo de la
Embajada de Alemania. Bogotá, 1 El Tiempo. 26 de mayo de 2002.
agosto de 2002 2 El Tiempo. 7 de agosto de 2002.
negociación, la investigación, la mediación, la las negociaciones de conflictos internos tienen
conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el un 39% más de posibilidades de ser exitosas si
recurso a organismos o acuerdos regionales u otros cuentan con un mediador6.
medios pacíficos de su elección. A lo largo de más de cincuenta años, la ONU
ha actuado como facilitadora y mediadora en nu-
Indiscutiblemente, el Presidente espera que merosos conflictos internacionales y, cada día
los buenos oficios de la ONU resulten en una más, en conflictos de carácter interno. En espe-
mediación3. cial, sus exitosas intervenciones en El Salvador y
El fallido proceso de paz del Presidente Guatemala hacen que la elección de la ONU
Pastrana dejó un apreciable legado: la participa- como mediadora sea una elección lógica. Un
ción internacional se entiende hoy como un he- asesor o enviado especial, paciente y persistente,
cho irreversible. La crisis de enero de 2002 familiarizado con las aristas complejas del conflic-
subrayó, además, los beneficios de contar con to colombiano, y respaldado por un grupo de paí-
una tercería internacional con funciones más ses amigos del Secretario General puede
amplias que las de simple acompañamiento; es contribuir a convertir momentos políticos en
decir, con la presencia de un mediador4. La me- oportunidades de negociación. Además, la organi-
diación puede contribuir a suministrar informa- zación tiene una amplia experiencia en el desplie-
ción a las partes, a transmitir mensajes, a gue de personal de verificación, un elemento que
enfatizar intereses comunes, a proporcionar al- el presidente Uribe ha presentado como de fun-
análısıs polítıco nº 47

ternativas, a controlar el ritmo y la agenda de las damental importancia en el marco de un acuerdo


reuniones y, a través de una estrategia de “zana- –por puntual que éste sea.
horia y garrote”, a ofrecer incentivos –económi- Sin embargo, una mayor implicación de esta
cos, por ejemplo– y a castigar la intransigencia5. organización no se constituye, por sí sola, en
Numerosas investigaciones han probado que una fórmula salvadora. “Para mediar, se necesi-
el éxito de la negociación de un conflicto inter- tan dos”, sostienen reiteradamente los analistas.
[78] no varía directamente con la presencia o ausen- Las condiciones exigidas por el gobierno –el
cia de un mediador. Un estudio de Barbara F. cese al fuego–, y por las FARC-EP –el despeje de
Walter, recientemente publicado, muestra que dos departamentos–, indican que el inicio de

3 La organización diferencia así los buenos oficios de la mediación: “Cuando los estados partes en una
controversia no pueden resolverla directamente entre ellos, un tercero puede ofrecer sus buenos oficios como
método para evitar que se agrave la controversia y como método para facilitar los esfuerzos encaminados a un
arreglo pacífico de la misma. Esta oferta de buenos oficios, sea por iniciativa del tercero o a petición de una o
más de una de las partes en controversia, queda sujeta a la aceptación por todas las partes en la controversia.
El tercero que ejerce sus buenos oficios normalmente trata de alentar a las partes en la controversia a reanudar
las negociaciones, ofreciéndoles así un cauce de comunicación (…) Pero hay casos en que el tercero que
ejerce los buenos oficios está autorizado a hacer algo más que actuar simplemente de intermediario y se le
permite tomar parte activa en el arreglo de la controversia, haciendo propuestas para su solución y celebrando
reuniones con las partes para examinar esas propuestas. En tales ocasiones, puede considerarse que el tercero
no sólo aporta sus buenos oficios sino que también actúa como mediador”. Véase Manual sobre el arreglo pacífico
de controversias. Nueva York: Oficina de Asuntos Jurídicos de la ONU, 1992.
4 La crisis final del proceso de paz se inició el 9 de enero de 2002 después de que las FARC-EP protestaran por
los vuelos militares sobre la zona de distensión, y el Presidente Pastrana exigiera el reconocimiento explícito
por parte del grupo insurgente de la existencia de garantías de seguridad en el área. Una primera declaración
de 14 puntos, redactada con la asistencia del asesor especial y los países amigos, durante el período de 48
horas otorgado por el Presidente, no satisfizo al gobierno. Al cabo de un plazo adicional de 48 horas, el
gobierno y las FARC-EP suscribieron un documento que mantenía viva la mesa de diálogo. No obstante, las
FARC-EP emprendieron una violenta arremetida contra la infraestructura energética del país. El 20 de febrero,
después del secuestro del Senador Jorge Gechem Turbay, el Presidente Pastrana declaró cerrada la
negociación.
5 Basado en el resumen proporcionado por Barbara Walter de la tipología sobre mediación desarrollada por
Saadia Touval y William Zartman. Véase Walter, Barbara F. Committing to peace. The successful settlement of civil wars.
Princeton: Princeton University Press, 2002.
6 Ídem.
coyuntura
diálogos es poco probable a corto plazo. gar en 1997 con la instalación de la Oficina del
Más allá de estos obstáculos, la mediación de Alto Comisionado de Derechos Humanos. Varias
la ONU acarrea consecuencias que ameritan ser representaciones de la ONU venían ejecutando
analizadas con detenimiento. En primer lugar, la importantes proyectos económicos, sociales, hu-
organización es una maquinaria con un engrana- manitarios y de asistencia técnica pero fue sobre
je complejo: la puesta en marcha de una parte la Oficina que comenzaron a recaer las deman-
tiene repercusiones en las demás. Por tanto, el das de los sectores que abogaban por una
hecho de acudir al Secretario General hace ne- internacionalización de la búsqueda de la paz.
cesaria una modificación de los vínculos del Esta- La Oficina, hoy el punto focal del sistema de Na-
do colombiano con la organización en su ciones Unidas en Colombia, rápidamente se con-
conjunto y, en particular, exige cambios en la re- virtió en su entidad más visible.
lación de Colombia con el ámbito de derechos El mandato de la Oficina, resultado de una
humanos de la organización. negociación entre la ONU y el gobierno colom-
En segundo lugar, y más importante aún, es biano, introdujo un elemento innovador al auto-
necesario recordar que un mayor compromiso rizarla a “recibir quejas sobre las violaciones a los
político de la ONU podría desencadenar dinámi- derechos humanos y otros abusos, incluidas las
cas por fuera del control del Estado, tales como infracciones a las normas humanitarias aplica-
la inclusión de Colombia en la agenda del Con- bles en los conflictos armados”7; es decir, fue au-
sejo de Seguridad y, a largo plazo, la amenaza de torizada para observar la conducta de todas las

análısıs polítıco nº 47
medidas coercitivas. partes en conflicto. Cuando la Oficina comenzó
En otras palabras, la ONU no es una organiza- a operar, a excepción de Colombia y Ruanda, las
ción proveedora de servicios con un catálogo de delegaciones del Alto Comisionado de Derechos
intervenciones al gusto del consumidor. Ni si- Humanos en el terreno, incluyendo las demás
quiera Estados Unidos ha logrado su completa desplegadas en áreas de conflicto, no estaban
instrumentalización. facultadas para monitorear infracciones al Dere-
cho Internacional Humanitario. [79]
LA MEDIACIÓN Y L AS RELACIONES ENTRE El caso colombiano fue excepcional en la me-
E L E S TA D O CO LO M B I A N O Y L A O N U dida en que constituyó el único despliegue per-
El sistema de las Naciones Unidas está repre- manente de observación de derechos humanos
sentado en Colombia por numerosos programas en el marco de una situación que no contaba
y oficinas como el Programa de Naciones Unidas con la implicación política de la organización.
para el Desarrollo, la Oficina del Alto Comisio- Por eso, funcionarios del Departamento de
nado para los Derechos Humanos, la Oficina del Asuntos Políticos de la Secretaría General temie-
Alto Comisionado para los Refugiados, el Progra- ron que la instalación de la Oficina generara un
ma Mundial de Alimentos y la Unicef, entre efecto indirecto que arrastrara al ámbito político
otros. Producto del incremento de las labores hacia un prematuro papel de facilitación y me-
humanitarias, también desarrolla actividades diación, más aún cuando la incorporación del
aquí una pequeña delegación de la Oficina de Derecho Internacional Humanitario a su manda-
Coordinación de Asuntos Humanitarios. Ope- to tenía como objetivo convertirla en un “obser-
ran, además, agencias especializadas como la vador del conflicto armado interno”8.
Organización Mundial de la Salud y la Organiza- No está claro todavía si la administración
ción Internacional del Trabajo. Samper aceptó el establecimiento de la Oficina
Los buenos oficios de la ONU no arrancaron solamente para evitar la relatoría especial, un
súbitamente durante la administración Uribe. Es instrumento de seguimiento a la situación de de-
más, la participación política de la ONU en el rechos humanos por parte de la Comisión de De-
marco de una negociación constituye el resulta- rechos Humanos que hubiese puesto a Colombia
do de un lento y gradual proceso de penetración a la par de países como Afganistán, Sudán, Irak y
del sistema en Colombia, cuyo comienzo tuvo lu- Somalia, todos ellos considerados “parias” a nivel

7 Acuerdo relativo al establecimiento en Colombia de una Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos. Véase Cuaderno de Derechos Humanos. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1997.
8 Así se referían a la Oficina voceros del gobierno Samper. Véase “La ONU estudia certificación en derechos
humanos”. En: El Espectador. 26 de mayo de 2002.
internacional . Es posible que el gobierno haya En particular, su colaboración fue esencial para
vislumbrado a la Oficina como punta de lanza de la organización del viaje de varios de los negocia-
la ONU en Colombia; lo que sí es indudable es dores de las FARC-EP a Europa. En julio del año
que algunos funcionarios señalaban, en privado, 2000, durante una entrevista otorgada al
este potencial. Distinguidos activistas de dere- International Herald Tribune, Egeland insistía en
chos humanos también albergaban esta esperan- que todavía no existía un papel formal para la
za. El antiguo director de la Comisión Andina de ONU en la mesa de diálogo11.
Juristas, Diego García-Sayán, escribió: De hecho, el asesor desarrolló actividades de
acompañamiento. La facilitación de la ONU no
Las limitaciones de la tal “oficinita” pueden abrir se institucionalizó hasta la crisis de enero de
las puertas a otras formas de acción de la comuni- 2002, durante la cual ni James Lemoyne, suce-
dad internacional que, en concertación con los sor de Egeland, ni los países amigos, escamotea-
actores internacionales, aborde lo que está, en ron esfuerzos para salvar las negociaciones. El 7
realidad, en la base de los problemas de Colombia: de febrero, las partes firmaron el “Acuerdo so-
la violencia9. bre acompañamiento nacional e internacional”
que contemplaba el acompañamiento perma-
El impacto del trabajo de la Oficina sobre la nente y los buenos oficios de la Comisión
percepción de la ONU por parte del gobierno, Facilitadora, del asesor del Secretario General
los grupos alzados en armas y la sociedad colom- y de la Iglesia. A todos ellos se les solicitó asis-
análısıs polítıco nº 47

biana está todavía por estudiarse. No obstante, tir y participar activamente en las reuniones,
todo apunta a que la presencia del ámbito de de- ofrecer recomendaciones, ayudar a superar
rechos humanos de la ONU preparó el terreno obstáculos y explorar mecanismos de apoyo de
para una futura intervención en el ámbito políti- la comunidad internacional12. Un año antes,
co. El hecho es que, desde la instalación de la luego de una reunión en la zona de distensión
Oficina, la Secretaría General continúa respon- que congregó a embajadores y representantes
[80] diendo a demandas progresivas de inserción po- de una treintena de países, se había creado el
lítica de la ONU10. En diciembre de 1999, con el grupo de los diez países amigos.
proceso de paz iniciado, el Secretario General Todavía lejos de un papel formal de media-
nombró, a pedido del Presidente Pastrana, al pri- ción, el ámbito político de la ONU iba paulatina-
mer asesor especial para la asistencia internacio- mente ganando espacios –por pequeños que
nal a Colombia. Ante la opinión pública fueran– en el proceso de paz. Sin duda, estos
colombiana, la misión del noruego Jan Egeland avances se enmarcaban en la política de “diplo-
fue presentada como una labor encaminada a la macia por la paz” del Presidente Pastrana, cuyo
obtención de recursos para el componente social propósito consistía en obtener el apoyo de la co-
del Plan Colombia. munidad internacional al proceso de paz.
Estrategia gubernamental o no, la designa- Mientras tanto, la confrontación de la admi-
ción de este funcionario, aun con funciones limi- nistración Pastrana con el ámbito de derechos
tadas, plasmó la presencia de la ONU en el humanos de la ONU iba in crescendo. El gobierno
proceso de paz. Seis meses después, poco se sa- respondió a los informes anuales de la Oficina,
bía de las gestiones internacionales de Egeland así como a las declaraciones de los relatores te-
en cuanto a recursos, pero sí era evidente que el máticos de la Comisión de Derechos Humanos
funcionario se movía con soltura entre las partes. con creciente displicencia y agresividad. A me-

9 García-Sayán, Diego. Vidas paralelas. Región andina, desafíos y propuestas. Lima: Comisión Andina de Juristas,
1998, p. 161.
10 Las demandas de una mayor participación política de la ONU también surgieron en el seno de su propio
personal en el terreno. Cabe traer a colación aquí el incidente ocurrido en julio de 1998, cuando el
coordinador residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo entregó al Presidente electo un
documento, calificado como “carta de navegación para la paz”, que contenía recomendaciones para la
búsqueda de la solución negociada. Este hecho, reportado por los medios de comunicación como la entrada
de la ONU en el proceso de paz, forzó a la Secretaría General a negar su participación. El desmentido creó
malestar en sectores gubernamentales y llevó a la organización a ofrecer, de manera vacilante, sus buenos
oficios.
11 International Herald Tribune. 11 de julio de 2000.
12 Acuerdo sobre acompañamiento nacional e internacional a la mesa. Ancol, 7 de febrero de 2002.
coyuntura
diados del año 2002, la relación entre el gobier- La dislocación geográfica de los asuntos políticos
no y la Oficina alcanzó su punto más álgido y de los derechos humanos, no es más que la ma-
cuando Anders Kompass, antiguo director de la nifestación de la resistencia de los estados a inte-
Oficina (1998-2002), denunció la presencia de grar los derechos humanos a los campos de la paz
paramilitares en Bojayá, y en un informe poste- y la seguridad. A pesar de los esfuerzos emprendi-
rior atribuyó responsabilidad a las FARC-EP y a dos por el actual Secretario General13, la organiza-
los grupos paramilitares en la matanza. Así mis- ción no ha logrado integrar sistemáticamente los
mo, Kompass puso de presente la responsabili- derechos humanos a todos sus campos de acción.
dad del Estado por omisión en dicho incidente. En el contexto de la mediación está claro que, en
Ante estas declaraciones, voceros gubernamenta- ocasiones, la defensa de los derechos humanos
les cuestionaron la imparcialidad y objetividad puede ser considerada un obstáculo al avance de
del personal de la Oficina. De esta manera, el go- las negociaciones en el terreno político14. Con
bierno Pastrana forjó una imagen de la Oficina todo, la estrategia de privilegiar el trato con la
como enemiga del Estado y, por ende, compla- “ONU-Nueva York” en comparación con la
ciente con los enemigos del mismo. “ONU-Ginebra” es contraproducente a largo pla-
En conclusión, los precedentes de la penetra- zo. Al fin y al cabo, para la sociedad colombiana,
ción de la ONU en el proceso de paz, así como que no tiene por qué estar enterada de la enre-
los aciertos y desaciertos en la relación de la ad- dada estructura de la ONU, todos los pronuncia-
ministración Pastrana con el sistema de las Na- mientos gubernamentales están dirigidos al

análısıs polítıco nº 47
ciones Unidas dejan valiosas lecciones para el mismo engranaje institucional.
gobierno de Uribe Vélez. En primer lugar, cues- Así mismo, los enfrentamientos públicos con
tionar la imparcialidad del ámbito de derechos oficiales de derechos humanos de las Naciones
humanos de la ONU pone en juego la legitimi- Unidas pueden contribuir a disminuir la efectivi-
dad de la organización como mediadora. Por dad de la mediación. Éstos desacreditan a un im-
eso, una estrategia de gobierno dirigida a garan- portante aliado del asesor especial. A diferencia
tizar la mediación de la ONU debe valorizar a la de las mediaciones en otros países, el mediador [81]
organización ante la sociedad colombiana, a la cuenta aquí con una importante presencia que
organización en su conjunto y no sólo a su ámbi- lo precedió. En palabras de un funcionario de
to político. las Naciones Unidas, “de manera informal, la
Es posible que la misma organización fortalez- Oficina se convirtió en el punto de referencia
ca la percepción de una separación notoria entre obligado para entender la evolución política del
los ámbitos de derechos humanos y asuntos polí- conflicto no sólo para el sistema sino también
ticos. A pesar de tener el rango de Secretario Ge- para los demás actores internacionales”.
neral adjunto, el Alto Comisionado para los No se trata aquí de defender la veracidad de
Derechos Humanos despacha desde Ginebra, cada uno de los pronunciamientos ni la conve-
donde se concentraron desde el nacimiento de niencia de cada una de las actuaciones de la
la ONU las actividades relacionadas con este Oficina. Es normal que existan discrepancias; es
tema. El aparato de derechos humanos, alejado también entendible que la administración en el
de Nueva York –la sede política–, fue histórica- poder desee presentar su punto de vista ante el
mente marginado del resto de la organización. público colombiano. Sin embargo, es recomen-

13 Véase al respecto el documento de Kofi Annan. Renovación de las Unidas: un programa de reforma. Documento
presentado ante la Asamblea General. A/51/950, 14 de julio de 1997.
14 Los ejemplos abundan. En 1994, después del asesinato del Presidente hutu Cyprien Ntamyra, el representante
especial para Burundi consideró necesario posponer la investigación del atentado y limitar sus críticas a las
fuerzas armadas, en su mayoría tutsi, para no desestabilizar aún más la situación. En Guatemala, la misión de
verificación (Minugua) fue acusada de no hacer pública la participación de insurgentes en notorios secuestros
y la posterior desaparición forzada de unos de ellos después de su detención. En Haití, la misión civil conjunta
de la Organización de los Estados Americanos y las Naciones Unidas, encargada de la observación de los
derechos humanos, advirtió al representante especial que el brusco aumento en la violaciones de derechos
humanos señalaba la intención de la junta militar de violar el acuerdo mediado por la ONU –Acuerdo de
Governor´s Island de 1993–, que contemplaba el retorno al orden constitucional. El funcionario de la ONU
decidió ignorar la información para evitar la confrontación con el gobierno de facto que, poco después,
incumplió los compromisos adquiridos.
dable zanjar las diferencias en el marco del mu- personal que, unido a su experiencia, aliente a las
tuo respeto y, en la medida de lo posible, en la partes a iniciar negociaciones serias. Hay muchas
confidencialidad. Es ésta una recomendación ge- personas dispuestas a prestar tales servicios y se-
neral: así como existieron desacuerdos con la guiré recurriendo a ellas cuando sea necesario.
Oficina, también los habrá con el mediador. Con frecuencia, es el propio Secretario General
Por último, es necesario recordar que si el encargado de realizar esa tarea. El apoyo firme
hubiere un acuerdo de verificación en materia y evidente del Consejo, de la Asamblea General y
de derechos humanos y derecho internacional de los estados miembros pertinentes refuerza la
humanitario, es seguramente sobre la Oficina eficacia del mediador pero, a veces, los buenos
que se descargará esta responsabilidad. Por eso, oficios son más eficaces con independencia de los
el menoscabar su credibilidad pone en juego su órganos deliberantes. Sin embargo, las consultas
legitimidad como futuro cuerpo verificador. estrechas y continuas entre el Secretario General
y el Consejo de Seguridad son esenciales para que
E V E N T UA L E S C O N S E C U E N C I A S D E L A haya plena conciencia del mejor modo de aplicar
MEDIACIÓN DE LA ONU EN EL CONFLICTO la influencia del Consejo y para elaborar una
C O LO M B I A N O estrategia común para el arreglo pacífico de las
El uso de enviados especiales constituye hoy controversias que se traten16.
una práctica común de la Secretaría General. A
diferencia de los representantes especiales, la Así dio cuenta de la necesidad de sustraer al-
análısıs polítıco nº 47

designación de enviados y asesores tiene un sus- gunas situaciones del conocimiento del Consejo
tento normativo ambiguo. Mientras los repre- de Seguridad, aun cuando recomienda la consul-
sentantes especiales reciben un mandato formal ta permanente. No obstante, debido a una tradi-
del Consejo de Seguridad, los enviados y los aseso- cional relación de tensión entre el Consejo de
res son nombrados por el Secretario General. Seguridad y la Secretaría General, cuanto más
Además del Artículo 33 ya mencionado, la autori- avanza una negociación, más probable resulta
[82] dad del Secretario General para utilizar enviados que el Consejo de Seguridad se ocupe del asun-
emana de una interpretación amplia del Artículo to, así sea para adoptar una resolución de apoyo
99 que establece “(E)l Secretario General podrá al enviado especial.
llamar la atención del Consejo de Seguridad hacia Ciertamente, la perspectiva de contar con los
cualquier asunto que en su opinión pueda poner buenos oficios de la ONU, sin que ello conduje-
en peligro el mantenimiento de la paz y seguridad ra necesariamente al Consejo de Seguridad, hizo
internacionales”15. Sucesivos secretarios generales aumentar la demanda por los enviados y asesores
han entendido que este artículo les otorga la fa- especiales. Sin embargo, tanto la Asamblea Ge-
cultad de explorar situaciones antes de someterlas neral como el Consejo de Seguridad han intenta-
al Consejo de Seguridad. do restringir la ya limitada autonomía del
Boutros Boutros-Ghali hizo un uso intensivo Secretario General. Por esta razón, así como por
de enviados especiales. En su Agenda para la limitaciones presupuestarias, en 1996 la Asam-
Paz, escribió: blea General solicitó a la Secretaría General
mantener el nombramiento de enviados especia-
La mediación y la negociación pueden ser realiza- les al mínimo17.
das por una persona designada por el Consejo de Actualmente, desarrollan actividades 61 en-
Seguridad, por la Asamblea General o por el Se- viados, asesores y representantes especiales, con
cretario General. Es largo el historial de la utiliza- responsabilidades geográficas o temáticas. Sólo
ción por las Naciones Unidas, para facilitar los 18 ostentan el título de enviado o asesor espe-
procesos de paz, de los servicios de estadistas cial; seis entre ellos tienen a su cargo una situa-
distinguidos. Éstos pueden aportar un prestigio ción de conflicto: el asesor especial en Chipre, el

15 No obstante, cabe anotar que el Artículo 99 ha sido invocado de manera oficial en contadas ocasiones.
16 Boutros-Ghali, Boutros. Un programa de paz. Diplomacia preventiva, establecimiento de la paz y mantenimiento de la
paz. Informe del Secretario General de acuerdo con la decisión adoptada por la reunión en la Cumbre del
Consejo de Seguridad llevada a cabo el 31 de enero de 1992. A/47/277-S/24111, 17 de junio de 1992.
17 A/RES/50/219, 17 de abril de 1996.
coyuntura
enviado especial para Birmania, el enviado per- Capítulo 7 “a fin de establecer cuanto antes un
sonal para Sahara Occidental, el asesor especial ambiente seguro para las operaciones de socorro
para la asistencia internacional en Colombia, el humanitario”22. Otras crisis humanitarias como
enviado especial para los asuntos humanitarios las de Bosnia-Herzegovina y Ruanda también
en Sudán y el enviado especial para facilitar el fueron calificadas como “amenazas a la paz y se-
acuerdo de poder compartido durante la transi- guridad internacionales”. Por eso, no pasaron
ción en el República Democrática del Congo. desapercibidas en las esferas diplomáticas las de-
Vale la pena subrayar que todas estas situaciones, claraciones de Anders Kompass cuando advertía,
a excepción de Colombia, han sido objeto de re- en noviembre del año 2000, que la situación hu-
soluciones del Consejo de Seguridad o de la manitaria en el departamento del Putumayo po-
Asamblea General18. dría constituir una amenaza a la paz y seguridad
Un Estado miembro de las Naciones Unidas, internacionales.
la Asamblea General y el Secretario General pue- El conflicto colombiano y su creciente impacto
den dar a conocer al Consejo de Seguridad una en los países vecinos bien ameritaría un pronun-
situación susceptible de poner en peligro el ciamiento del Consejo de Seguridad. No obstante,
mantenimiento de la paz y seguridad internacio- es poco probable que esto ocurra en contra de la
nales19. Una determinación de que existe, en voluntad del Estado debido a que, en materia de
efecto, una amenaza a la paz y seguridad interna- conflictos internos, las intervenciones del Consejo
cionales abre las puertas a la adopción de las me- están dirigidas particularmente a estados conside-

análısıs polítıco nº 47
didas coercitivas del Capítulo 7, sanciones, bien rados “parias” o “colapsados”.
sea diplomáticas o económicas, o el uso de la Colombia difícilmente podría ser catalogada
fuerza. hoy como un Estado “paria”. En primer lugar, las
Elementos característicos del conflicto colom- buenas relaciones de Colombia con Estados Uni-
biano como las incursiones de los grupos insur- dos garantizan hasta cierto punto –como bien lo
gentes en países vecinos y las violaciones masivas muestra el caso de Sudáfrica– la colaboración de
y sistemáticas a los derechos humanos, y al Dere- Washington dentro del Consejo de Seguridad. [83]
cho Internacional Humanitario ya han sido con- Además, la Casa Blanca no estaría interesada
siderados por el Consejo de Seguridad como ahora en que su política hacia Colombia sea
“amenazas a la paz y seguridad internacionales”. cuestionada en un órgano multilateral. A pesar
En especial, los derechos humanos han estado de haber sido afectados por el conflicto, los paí-
cada vez más vinculados a la paz y seguridad in- ses vecinos tampoco muestran interés en llevar el
ternacionales. En 1966, se sentó el precedente caso al Consejo de Seguridad. Finalmente, está
que legitimó la actuación del Consejo de Seguri- claro que el gobierno colombiano cuenta con le-
dad en un conflicto de carácter fundamental- gitimidad en el sistema internacional.
mente interno: después que la minoría blanca se Con referencia al concepto de “estados colap-
tomara el poder en Rhodesia del Sur –hoy sados” o “en vías de colapso”, puede afirmarse que
Zimbabwe–, este órgano impuso un embargo de el Estado colombiano, aun con grandes defici-
obligatorio cumplimiento para los estados miem- encias, dista mucho de pertenecer a esta categoría.
bros de la ONU20. En 1977, el Consejo de Seguri- Si bien comienza a ganar terreno el diagnóstico de
dad impuso nuevamente sanciones económicas, Colombia como “Estado fracasado”, el Consejo
esta vez contra Sudáfrica, a causa del apartheid21. tendría dificultades para actuar en contra de un
A partir de los años noventa, el Consejo de país cuya democracia, al menos en términos for-
Seguridad comenzó a autorizar el uso de la fuer- males, es la más longeva y resistente de América
za por razones humanitarias. En 1992, a pedido Latina. En el ámbito económico, incluso con la
de Somalia, el Consejo de Seguridad invocó el recesión de los últimos años, Colombia ocupa el

18 Varias delegaciones han resistido los intentos de Estados Unidos para poner a Birmania en la agenda del
Consejo de Seguridad. Sostienen que esta situación, a diferencia de la colombiana, no es susceptible de
amenazar la paz y seguridad internacionales.
19 Véanse Artículos 11(3), 35 y 99 de la Carta de las Naciones Unidas y Norma 3 de las Normas provisionales de
procedimiento del Consejo de Seguridad.
20 Resolución 232 del Consejo de Seguridad, 16 de diciembre de 1966.
21 Resolución 418 del Consejo de Seguridad, 4 de noviembre de 1977.
22 Resolución 794 del Consejo de Seguridad, 3 de diciembre de 1992.
cuarto lugar en el subcontinente. La capacidad de plo, la protección de poblaciones vulnerables, la
recaudo impositivo, uno de los índices de distribución de ayuda humanitaria y, excepcio-
funcionalidad de un Estado, aumenta cada año. nalmente, la defensa de algunas instalaciones ci-
La esperanza de vida, la tasa de mortalidad infan- viles. En lenguaje “onusiano”, las “boinas azules”
til, el acceso a servicios públicos y el cubrimiento del Capítulo 6 y 1/2 comenzaron a convertirse en
del sistema educativo, lejos de ser óptimos, son su- “cascos azules” del Capítulo 7.
periores a los de estados cuya viabilidad nunca ha En efecto, una vez en la agenda, bajo el Capí-
sido cuestionada. tulo 6 y 1/2 , es frecuente el deslizamiento de una
En consecuencia, con o sin mediación, es situación hacia el Capítulo 7, es decir, hacia las
poco probable que Colombia fuera introducida, medidas coercitivas. A partir de 1995, a excep-
sin su aquiescencia, en la agenda del Consejo de ción de Kosovo, todas las situaciones para las
Seguridad. A corto y mediano plazo, de no darse cuales el Consejo de Seguridad autorizó el uso
cambios fundamentales, el conflicto colombiano de la fuerza fueron objeto del previo despliegue
sólo sería del conocimiento del Consejo a pedi- de fuerzas de mantenimiento de la paz, bien sea
do del mismo Estado. Esto no es tan descabella- de la ONU o de organismos regionales24. Ade-
do como parece. Todo apunta a que los buenos más, la mayoría de las situaciones consideradas
oficios de la ONU constituyen el primer paso de bajo Capítulo 6 y 1/2 evolucionaron hacia un
la administración Uribe para implicar a la orga- Capítulo 7.
nización más profundamente en Colombia. Por Por eso, dadas las connotaciones internacio-
análısıs polítıco nº 47

eso, si se llegara a un acuerdo parcial mediado nales del conflicto colombiano, un apresura-
por la ONU, éste seguramente comprendería un miento del gobierno –por bien intencionado
elemento de verificación para ser efectuado por que sea– para solicitar “boinas azules” en el mar-
la misma organización. De esta manera, fuerzas co de un acuerdo forzado y sin respaldo evidente
de mantenimiento de la paz podrían ser requeri- podría exponer a Colombia a las medidas coerci-
das al Consejo de Seguridad23. tivas del Capítulo 7. A primera vista, el Presiden-
[84] Las fuerzas de mantenimiento de la paz, cono- te Uribe podría conseguir así que batallones de
cidas como “boinas azules”, surgen de la praxis del las Naciones Unidas combatieran conjuntamente
Consejo de Seguridad y, por no estar contempla- con las tropas nacionales y, de esta manera, cum-
das en la Carta, son comúnmente llamadas fuer- plir una de sus promesas de campaña. Al fin y al
zas del Capítulo 6 y 1/2 (a caballo entre el Capítulo cabo, en Sierra Leona y la República Central
6 “arreglo pacífico de controversias” y el Capítulo Africana, las fuerzas internacionales fueron auto-
7 “acción en caso de amenaza a la paz, quebranta- rizadas a colaborar con la fuerza pública para la
miento de la paz o actos de agresión”). Utilizadas defensa de instalaciones civiles.
inicialmente como fuerzas de interposición, son El caso de Sierra Leona constituye una refe-
contingentes de carácter neutro, desplegados con rencia importante. Después de su despliegue
el consentimiento de las partes en conflicto y sin como fuerzas de mantenimiento de la paz, las
la autorización para usar la fuerza. En los últimos tropas internacionales fueron autorizadas, entre
diez años, las “boinas azules” han sido empleadas otras cosas, a usar la fuerza para proveer seguri-
con funciones de observación en el marco de dad en lugares estratégicos y oficinas guberna-
conflictos internos internacionalizados después mentales, facilitar el libre movimiento de
de la firma de acuerdos de paz frágiles, los cuales personas, bienes y asistencia humanitaria, asistir
se encuentran desprovistos del compromiso de a las autoridades judiciales y proteger a la pobla-
las partes. ción civil expuesta a riesgo inminente de violen-
Una vez sobre el terreno, la necesidad del uso cia física25. En la práctica, combatieron al lado de
de la fuerza se ha hecho evidente. Por eso, el la fuerza pública sierra leonesa.
Consejo de Seguridad, en numerosas ocasiones, Algo así proponía el Presidente Uribe como
autorizó un uso de la fuerza restringido a la ob- candidato. En un documento de campaña entre-
tención de objetivos específicos como, por ejem- gado a la prensa internacional se afirma:

23 La verificación civil podría ser autorizada por la Asamblea General.


24 La intervención en Afganistán es excepcional en la medida en que no hay autorización expresa para el uso
de la fuerza, sino un reconocimiento general del derecho de Estados Unidos a la legítima defensa
consagrada en el Artículo 51 de la Carta.
25 Resolución 1289 del Consejo de Seguridad, 7 de febrero de 2000.
coyuntura
Para proteger a la población civil atrapada en me- es visiblemente contraria a la doctrina y práctica
dio del conflicto y de la violación de sus derechos del Consejo de Seguridad, la presencia de “cas-
por parte de las fuerzas ilegales con capacidad cos azules” en Colombia es posible en las cir-
militar, es urgente convocar a las Naciones Unidas cunstancias previamente explicadas, es decir,
para que se solidarice con estas poblaciones y cola- siempre y cuando fueran desplegados inicial-
bore con el gobierno para protegerlas. Pensando mente como “boinas azules”.
en esto, se propone que las Naciones Unidas, así De tal modo, las ventajas y los riesgos de un
como endosa y trabaja con batallones nacionales creciente compromiso político de la ONU de-
para las operaciones de paz en diferentes partes ben ser debatidos, sopesados y analizados en
del mundo, apoye a las fuerzas armadas colombia- profundidad. Sin duda, es necesario que en el
nas en su misión específica de proteger poblados futuro se transite el sistema Naciones Unidas,
atacados por los violentos26. pero es conveniente hacerlo en el momento
adecuado y con una estrategia definida. Una
Así mismo, en el punto 31 del manifiesto de- vez en la agenda del Consejo de Seguridad, no
mocrático, el Presidente Uribe expresa: se puede dar marcha atrás.
En conclusión, el pasado proceso de paz evi-
Necesitamos nuevas formas de cooperación inter- denció la necesidad de contar con una media-
nacional contra la violencia; que Naciones Unidas ción internacional. La solicitud de buenos
envíe una misión humanitaria a uno de nuestros oficios a la ONU debe ser bienvenida; la evolu-

análısıs polítıco nº 47
municipios en donde la ciudadanía sufre de repre- ción hacia una mediación y una eventual
salias guerrilleras por la resistencia civil a nuevos verificación, también. Este documento señala
intentos de toma. Que esa misión humanitaria los riesgos en el camino hacia una mayor im-
para proteger a la comunidad tenga el apoyo de plicación de las Naciones Unidas, pero las ex-
soldados colombianos avalados por Naciones Uni- periencias de otros países han mostrado que
das para disuadir a los agresores. sus beneficios pueden ser superiores a las des-
ventajas. [85]
Independientemente de que las propuestas, Sin embargo, para que esto suceda es importan-
como los “cascos azules a la colombiana” o tro- te que el gobierno establezca una estrategia que
pas de Naciones Unidas que puedan cooperar debe partir de la comprensión de Naciones Unidas
con soldados colombianos, sean viables o no, es en toda su complejidad, que establezca una rela-
evidente que la administración Uribe ambiciona ción de cooperación fluida con la organización en-
comprometer a las Naciones Unidas con la pro- tera –y no solamente con el Departamento de
tección efectiva de civiles. Asuntos Políticos– y que, sobre todo, involucre a la
En cierta medida, la insistente búsqueda de ONU sólo como parte de la solución, evitando con-
fórmulas que puedan trascender las limitantes vertirla en parte del problema, ya que esto pondría
de la ONU es comprensible. En la Agenda para en juego su capacidad de mediar en el futuro. Bien
la Paz, Boutros Boutros-Ghali ya había expresado vale anotar que a esto último nos llevarían las fór-
su disgusto con el hecho de que el uso de la fuer- mulas poco viables y contrarias a los principios de
za autorizado a los “cascos azules” fuera limitado la ONU que se ventilaron como propuestas de
y no les permitiera “acabar con la guerra”, inclu- campaña, a través de las cuales, mediante el apoyo
so en aquellos casos donde los agresores y las víc- –bien sea por civiles o militares– a batallones co-
timas eran claramente identificables. Si bien la lombianos, se tendería a convertir a la organiza-
propuesta de los “cascos azules a la colombiana” ción en otro actor de la guerra.

26 Retos de la política exterior colombiana. Versión 22 de mayo.


Elections as Instruments of Democracy.
Majoritarian and Proportional Visions.
Bingham Powell, Jr.
New Heaven: Yale University Press. 2000. 298 p.

Miguel García Sánchez de las elecciones como instrumen- Esto, destaca el autor, dificulta mas
Investigador del Instituto de Estudios Políticos y tos de democracia se da a través de no imposibilita un análisis compa-
Relaciones Internacionales de la Universidad una diferenciación de éstas a partir rado.
Nacional de Colombia y profesor del
de su sistema electoral. Cada uno Desde la perspectiva de la visión
Departamento de Ciencia Política de la
Universidad de los Andes.
de ellos –el mayoritario o el pro- mayoritaria, la “responsividad” su-
porcional–, persigue unos objetivos pondría control ciudadano (rendi-
el más reciente trabajo distintos que tendrían la capacidad ción de cuentas) y configuración
de Bingham Powell –profesor del de afectar de manera también dife- de una mayoría identificable (con-
Departamento de Ciencia Política rencial las posibilidades de injeren- figuración de mayorías e identifi-
de la Universidad de Rochester–, cia de los ciudadanos en el proceso cabilidad de las opciones a
de diseño de políticas públicas. Así, conformar un gobierno futuro);
análısıs polítıco nº 46

es una exploración sobre la capaci-


dad de las elecciones para dar inje- Powell señala que desde la perspecti- en el caso de un sistema propor-
rencia a los ciudadanos en el va mayoritaria se busca una concen- cional, la “responsividad” se leería
proceso de diseño de políticas pú- tración del poder como mecanismo desde la posibilidad de influencia,
blicas en el contexto de democra- para garantizar el control político; es decir, como la articulación de
cias representativas; es decir, es un por su parte, la visión proporcional una representación justa o propor-
[86] análisis del papel que desempeñan pone el énfasis en un poder disperso cional y la concesión de un poder
las elecciones como instrumentos que aumente las posibilidades de in- de influencia a los representantes
de democracia. Powell examina, jerencia en el diseño de políticas de relativo a su poder electoral.
desde una perspectiva teórica y em- las diversas posiciones políticas. La evaluación empírica de la
pírica, el funcionamiento de las La evaluación de las dos visio- “responsividad” muestra que en
dos grandes visiones de democra- nes de democracia se articula en términos de sus propios supuestos
cia; esto es los sistemas electorales torno a dos principios, los cuales cada sistema electoral tiene un des-
mayoritarios y los de representación deberían cumplirse para afirmar empeño adecuado. Esto significa
proporcional, en su desempeño que las elecciones operan como que los sistemas mayoritarios gene-
como instrumentos de democracia. instrumentos de democracia: que ran mejores condiciones para el
El estudio cubre un período de 25 las elecciones conduzcan a la se- ejercicio del control político –hay
años y 20 naciones, en los que anali- lección de unos representantes mayor claridad sobre la responsabi-
za 155 elecciones. Los casos trabaja- que correspondan a las preferen- lidad partidista del gobierno, y en
dos corresponden a países cias ciudadanas expresadas el momento electoral el ciudadano
desarrollados (Europa occidental, electoralmente –esta conexión puede identificar claramente sus
Estados Unidos, Canadá, Japón, entre votos y conformación del go- posibles opciones de gobierno–, y
Nueva Zelanda y Australia), que bierno la llama Powell “responsi- para la configuración de un man-
además son en su mayoría sistemas vidad” (responsiveness)–, y que dato, debido a que se constituyen
parlamentarios. Esto supone un exista una congruencia en la re- fácilmente mayorías no bloquea-
sesgo de la investigación, el cual presentación, es decir, que las pre- das. Por su parte, los sistemas pro-
justifica el autor señalando que los ferencias políticas del partido de porcionales reflejan mejor la
casos seleccionados son las demo- gobierno sean consistentes con las composición del cuerpo colegiado
cracias vigentes en el período de del ciudadano medio. a los votantes y además generan
estudio seleccionado. No obstante, Adicionalmente, la evaluación que mayores condiciones para una “re-
el lector se pregunta entonces por propone Powell supone tener en presentación efectiva”. Esto signifi-
qué no aparecen democracias del cuenta que cada visión de demo- ca que además de los ganadores de
Tercer Mundo como India, Vene- cracia descifra de maneras distintas las elecciones, los sectores minori-
zuela o Colombia. –de acuerdo con sus prioridades y tarios representados dentro del
Como se señaló anteriormente, objetivos–, la “responsividad” y la parlamento también tienen la ca-
la ruta de entrada a la evaluación congruencia de representación. pacidad de promover intereses, de-
reseñas
bido a que en tanto el poder se dis- de la posición ideológica –en la de los sistemas proporcionales pue-
persa, es más factible que las fuer- escala izquierda-derecha– del ciu- de verse afectada por estrategias
zas políticas no mayoritarias tengan dadano medio frente a la del go- electorales –v. gr. esquemas de frag-
influencia política. Esto no sucede bierno. Este análisis supone que si mentación partidista y estrategias
en los sistemas mayoritarios donde las elecciones están desempeñán- electorales dispersas– y diseños
la representación efectiva queda en dose bien como instrumentos de institucionales –umbrales muy altos
manos del partido con la mayoría democracia, deben generar gobier- o circunscripciones electorales pe-
de los votos. nos coincidentes con las preferen- queñas– que conduzcan a
Hasta este punto el trabajo de cias de los ciudadanos. distorsiones en la proporcionalidad.
Powell parece demostrar lo obvio: En el caso de los sistemas mayo- La exploración de Powell desta-
que cada sistema lo hace mejor en ritarios, Powell encuentra que el ca las virtudes de los sistemas pro-
sus propios términos. Sin embargo, principio de la congruencia de la porcionales en tanto mejores
el análisis logra destacar que los sis- representación no funciona bien, instrumentos de democracia. No
temas mayoritarios, desde el punto es decir, es común que los gobier- obstante, la línea de trabajo que
de vista de la “responsividad”, son nos mayoritarios se distancien de la abre el autor supone la
más proclives a incurrir en fallas de postura ideológica del ciudadano contrastación de sus hipótesis en
funcionamiento. Éstas serían de medio. Una de las posibles causas otros contextos, específicamente
dos tipos. Por un lado, la tendencia que Powell identifica para la ocu- en países del Tercer Mundo donde
de los sistemas mayoritarios a confi- rrencia de este problema tiene que las elecciones tienen lugar en con-
gurar mayorías gubernamentales – ver con el hecho de que la con- diciones menos “asépticas” que en

análısıs polítıco nº 46
un partido que se lo lleva todo– a gruencia de la representación en los casos estudiados por el autor. El
partir de mayorías electorales rela- los sistemas mayoritarios depende trabajo de Powell se constituye sin
tivamente pequeñas, siendo un de condiciones muy específicas, duda en un insumo para el actual
caso extremo el de Nueva Zelanda, que con pequeñas desviaciones (¿permanente?) debate nacional
país donde en 1993 se conformó conducen fácilmente a la genera- en torno a una reforma política, y
un gobierno de partido con apenas ción de consecuencias indeseadas. resulta particularmente relevante
[87]
el 35% del respaldo electoral. Una Por ejemplo, una de esas “fallas de para la discusión de reforma políti-
segunda falla de los sistemas mayo- coordinación” tiene que ver con el ca en Bogotá, en donde actualmen-
ritarios, tal vez la más grave, tiene supuesto de que los sistemas mayo- te se discute una propuesta de
que ver con distorsiones en la rela- ritarios –por la presencia de distri- convertir la elección del Concejo
ción voto-curules, que se manifiesta tos uninominales– estimulan Distrital al sistema mayoritario. Los
en el triunfo del “partido equivoca- bipartidismos puros; no obstante, proponentes encuentran muy
do”, es decir, la obtención del con- empíricamente esto no sucede. En- atractivo este sistema mayoritario,
trol del gobierno o de la mayoría tonces, en situaciones en que no se en tanto capaz de generar un es-
legislativa por parte de aquel parti- dan votaciones mayoritarias por un quema de responsabilidades claras
do no favorecido con la mayoría de único partido –debido a la presen- y de control político. No obstante,
las preferencias electorales. cia de terceros– el ganador relativo siguiendo los hallazgos de Powell,
Tras el análisis de la se lo lleva todo, lo cual hace que fá- la propuesta podría conducir a
“responsividad”, Powell aborda el cilmente el gobierno no represente generar mayores distorsiones en la
segundo principio que debería las preferencias mayoritarias. relación voto-conformación del
cumplir un sistema electoral en tan- Del lado de los sistemas propor- Concejo, así como un cerramiento
to instrumento de democracia: la cionales, Powell muestra que la con- del sistema político.
congruencia de la representación gruencia parece funcionar mejor. Elections as Instruments of
–la consistencia entre preferencias La mayor influencia que conceden Democracy se constituye entonces en
ciudadanas y gubernamentales–. Al estos sistemas a la oposición, la cual lectura obligada para los “ingenie-
abordar este tema, el autor señala no queda excluida del poder, con- ros institucionales”, quienes suelen
que los resultados electorales no tribuye a generar mayor congruen- olvidar uno de los planteamientos
son los mejores indicadores de las cia entre las posiciones ciudadanas y que articulan el análisis de Powell:
preferencias ciudadanas, ya que és- las de los gobernantes. Adicional- “Ningún diseño electoral puede
tas se ven modeladas por las alter- mente, el papel que los sistemas cumplir las condiciones para satis-
nativas que ofrece el sistema proporcionales le otorgan a las ne- facer completamente las funciones
político en el momento electoral. gociaciones pos-electorales resulta que idealmente deberían desempe-
Debido a esto, Powell propone ana- generalmente en una mayor con- ñar las elecciones”.
lizar la congruencia de la represen- gruencia. No obstante, la mayor
tación a través de una comparación congruencia de la representación

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