Sunteți pe pagina 1din 3

EL SEÑORIO DE JESÚS

Para comprender el significado real del señorío de Cristo, debemos entender que significa la
palabra señor y la palabra siervo en el Nuevos testamento.

EL SIGNIFICADO DE SEÑOR EN EL NUEVO TESTAMENTO.

En Mateo 18:23-25 nos muestra el significado bíblico de la palabra señor y su contraste con la
palabra siervo. En este pasaje se nos dice de un señor que tenia un siervo que le debía mucho
dinero ,al no poder pagarle la deuda ,el señor ordeno que el siervo fuera vendido junto con toda la
familia y sus posesiones ( v. 25 ) ¿ como fue posible esto? ¿Acaso el siervo era propiedad del
señor?
Si, el señor era dueño de aquellos que eran sus siervos, Ellos eran literalmente sus esclavos, si
es que hemos de ser fieles al griego del Nuevos testamento.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA KURIOS (SEÑOR) EN EL NUEVO TESTAMENTO.
1-Dueño, Amo. Es aquel que posee derechos de propiedad sobre bienes, y aun sobre personas
que son, en este caso sus siervos.
2-Autoridad máxima .El señor es aquel que manda, da ordenes e instrucciones que deben ser
obedecidas, como por ejemplo un padre sobre sus hijos, o un oficial del ejercito sobre sus
subalternos, En cierto sentido, ellos son señores sobre ellos.
3-DIOS, El señor en algunos casos es aquel que esta considerado como divinidad. Tal es el caso
de Jesucristo (Dios para los cristianos) o El Cesar (Dios para los romanos)
Resumiendo se puede decir que cuando una persona era llamada señor implicaba la aceptación
de ella como su dueño ,amo, autoridad máxima y , en algunos casos ,si Dios .
SIGNIFICADO DE LA PALABRA DOULOS (SIERVO) EN EL NUEVO TESTAMENTO.
1-Esclavo, El siervo en realidad es un esclavo de otro hombre. El es propiedad del señor y por
ello pierde sus derechos y privilegios Pierde su libertad, su voluntad y hasta su identidad.
2-Siervo incondicional .El siervo esta dispuesto a servir a su señor sin ninguna condición. Realiza
su labor porque tiene que realizarla y, en ese sentido, no pone ninguna condición a su señor.
3-Persona dependiente y bajo autoridad .El siervo es una persona que depende tanto del, señor,
que no se atreve a tomar decisiones propias en los asuntos de la vida .Consulta más bien la
voluntad del señor para ver que es lo que debe hacer. En otras palabras, no toma disposiciones
propias sino que sigue las disposiciones de su señor.
Resumiendo, se puede decir que el ser un siervo, implicaba aceptar la autoridad, aceptar la
dependencia de ella y servirle en una forma incondicional sin reservar ningún derecho. Es en este
sentido que Jesús es el señor.

RAZONES POR LAS CUALES JESUS ES EL SEÑOR.

A - El padre le concedió ese derecho como resultado de su obediencia.


En Filipenses 2: 5-11 ,el apóstol Pablo describe como Jesús llego a ser señor de todo y de todos
El hijo existía desde siempre como Dios, El tenia poder y una posición privilegiada desde siempre
desde los días de la eternidad (v. 5 – 6).
En obediencia a la voluntad del padre (lo que requería que descendiera de categoría y muriera
para salvar al mundo). El se despojo a si mismo , no buscando su propia voluntad sino
únicamente la del padre (6-7)
Paso por una triple humillación .Siendo Dios se hizo hombre ( v. 7 ) Se hizo siervo ( v. 7 ) Murió
en una cruz ,humillándose a si mismo como un criminal ,hizo todo esto para salvar a los hombres
( v. 8 ) .
Como resultado de su obediencia absoluta .Dios lo exalto hasta lo sumo y le dio un nombre que
es sobre todo nombre .En esa exaltación se le dio el titulo de señor ( v. 9-11 )Por su obediencia
se le dio el titulo de señor..Esa es la razón principal de su señorío.

JESUCRISTO ES EL SEÑOR PORQUE PAGO EL PRECIO POR NUESTRAS VIDAS.

Como resultado de la caída, todos pasamos a ser esclavos del pecado y esclavos de Satanás; no
hay nada que podamos hacer para liberarnos de esa esclavitud .Solamente al obedecer a Cristo
de corazón somos liberados del pecado Rom 6 16-18
Cristo dio salvación perfecta .La única forma de liberarnos del otro amo (el pecado y Satanás) era
pagando el precio por nuestra por nuestra esclavitud .ese alto precio fue su preciosa sangre
derramada en la cruz del calvario como dice 1 Pedro 1: 18-19
Al pagar el precio, Jesus se convirtió en nuestro nuevo dueño, lo cual es precisamente lo
manifestado en 1 Cor 6: 19-20
De ahora en adelante El tiene derechos sobre nuestra s vidas, EL SEÑOR pago el precio para
poseernos y ahora tiene todos los derechos de propiedad.
UN LLAMADO A UNA RESPUESTA
Según Rom 10:9 nos dice que para ser salvos debemos reconocer y aceptar que Jesús es el
señor, esto significa que no hay salvación a menos que aceptemos que Jesús es el señor. Valga
la pena aclarar que no es que no tengamos libertad de ser nosotros mismos o de no tener libre
albedrio, es mas bien UN SEÑORIO EN LIBERTAD, soy libre pero bajo la autoridad de CRISTO

Jesucristo es el Señor

En la legua castellana el término “señor” puede referirse tanto a una fórmula de tratamiento e
incluso de cortesía y respeto a las demás personas, y así se habla, por ejemplo, del “señor
García” o “señor Pérez”, como puede referirse al propio Dios, y especialmente a Jesucristo.
Estamos tan acostumbrados a oír y utilizar la palabra “señor” que tal vez no nos hemos parado a
reflexionar y profundizar en el sentido del término “Señor” aplicado a Dios.
El título de Señor es propio de Dios, porque sólo él es el Señor en el sentido más pleno y
verdadero del término. Dentro de la Trinidad: el Padre es Señor, el Espíritu Santo es Señor, pero,
el Hijo es la persona dentro de la Trinidad de quien por excelencia se dice que es “Señor”.
Cuando la Biblia afirma que Jesucristo es Señor, está diciendo que es el amo, el dueño de todo
cuanto existe. Todo es suyo y además nadie se lo puede arrebatar. Él es quien ostenta todo el
dominio y ejerce su autoridad de modo absoluto. Nadie hay por encima de él. Todo lo que quiere
lo hace. Su palabra no encuentra oposición y su poder es sobre todo poder. Él es el “Rey de
reyes y Señor de señores” (Ap 19,16).
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, no es un señor más, equiparable a los demás
señores, o uno entre varios. Es el Señor, el único Señor.
La palabra de Dios, que es verdadera, ya que en ella no hay sombra ni posibilidad de error, nos
presenta desde el Antiguo Testamento a Jesucristo como el Señor.
El rey David anticipándose al nacimiento del Señor ya dijo acerca de Cristo: “Para ti el principado
el día de tu nacimiento, en esplendor sagrado desde el seno, desde la aurora de tu juventud” (Sal
110,3).
El profeta Isaías, profetizó 800 años antes de la venida del Salvador anunciando que este Mesías
sería también la persona extraordinaria sobre la cual recaería el señorío: “Porque una criatura nos
ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro...” (Is 9,5). También el
profeta Zacarías acerca de la extensión de su señorío profetizó: “su dominio irá de mar a mar y
desde el Río hasta los confines de la tierra” (Za 9,10). Y los ángeles de Dios el día del nacimiento
del Salvador y Señor proclamaron con gozo a los pastores: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un salvador que es el Cristo, Señor” (Lc 2,11), hablándonos ya de cómo el Mesías
esperado tenía también el título divino de “Señor”.
El mismo Jesucristo, la Verdad, en su paso por la tierra, no negó, sino que aprobó y reconoció
expresamente ser el Señor delante de sus discípulos. Además, éste era el modo usual por el que
sus seguidores se dirigían a él: “Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y decís bien porque lo
soy” (Jn 13,13). Otro ejemplo evidente lo tenemos en las palabras del mismo Señor recogidas por
el evangelista Mateo: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos…”
(Mt 7,21), dando por sentado que él es efectivamente el Señor.
Tanta importancia ha tenido desde el principio de la venida de Jesucristo a la tierra el título de
“Señor” que en el Nuevo Testamento no hay otro título tan aplicado a Jesucristo como el de
“Señor”. Sólo el Nuevo Testamento contiene más de trescientas veces el término “Señor” referido
a Jesucristo.
¡Jesucristo es el Señor! Verdad absoluta y permanente. Aunque a algunos no les guste, o aun les
repele, aunque otros lo nieguen, o aunque otros pretendan apagar esta verdad, como se desea
en numerosos ambientes de nuestro mundo contemporáneo occidental, sus esfuerzos son en
vano, pues él y solo él, es el Señor, y lo será siempre. Así, reconocer el señorío de Cristo es un
acto de justicia, que nada aporta o aumenta a su señorío, independiente y anterior a todo
reconocimiento de cualquier criatura.
Está bien dar al César lo que es del César, pero es necesario y vital para la vida del hombre vivir
bajo el señorío de Cristo, reconociendo con todo el ser que sólo él es el Señor.
Ahora bien, es conveniente aclarar que cuando afirmamos que Jesucristo es el Señor,
reconocemos que objetivamente es el Señor, aunque de hecho, subjetivamente, buena parte de
la humanidad todavía no le esté sometida, en virtud del mal uso de la libertad que el hombre
puede ejercer en la tierra sirviendo a otros señores en vez de al único Señor. Es más, la mayoría
de los hombres le niegan o rechazan como Señor. Pero también está escrito: llegará el día en que
toda rodilla se postrará y toda lengua confesará que Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre
(cf. Flp 2,10).

S-ar putea să vă placă și