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como a un igual."
Charles Baudelaire
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Prefacio
Sí, yo asesiné a Ramón Alger, pero podría haberle quitado la vida a cualquier
otro.
No sólo asesiné a Ramón Alger también hubo otros crímenes que cometí, pero
Emilio Castro Téllez que conoce mi obra y mi vida llegaron a relacionar todos ellos; él
En las páginas que siguen voy a dar un pormenor de lo sucedido antes, durante y
después del asesinato de Ramón Alger para que el lector siga los hechos
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incertidumbre ó sospecha de forma que los hechos serán narrados fiel y en consonancia
En un primer momento pensé titular a esta obra con la famosa frase de Plinio el
Viejo “In vino veritas” (en el vino (está) la verdad) pero al margen de parecerme
pretencioso e incluso pedante, encontré ya un libro con ese título , no se entienda aquí ,
esta obra se hizo merecedora de mis halagos y comentarios cuando alguien después de
la publicación de esta tercera novela hiciera referencia a la maestría del danés. Claro
que hubo incluso quien mencionó a Platón y su obra “El banquete” para intentar situar
el estilo y la trama de mi obra. Eso sí me pareció pretencioso. Yo lo único que hice fue
asesinar a Ramón Alger, colgarlo por los pies y después describir lo que veía.
novela vio la luz sin este prefacio. En realidad decidí que la desconfianza debía seguir
campando por Gor como si de una maldición bíblica se tratara por lo que no debía
Ahora, con la edición que tiene el amable lector en sus manos le devuelvo la
tranquilidad a Gor, si es que alguien queda vivo allí. Nadie puede condenarme por los
crímenes que se sucedieron en Gor desde que salí de allí hasta la publicación de esta
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He de confesar, también, que el acto en sí de acabar con la vida de Ramón Alger
simplemente por azar, me produjo una sensación que no sé exactamente como clasificar
sin caer en la desmedida pero yo diría, con todo el recato, que a uno le hace sentirse
caprichoso, nunca culpable y sin obligación alguna de dar explicaciones y sin tener
Según me contaron los que registraron la casa de Ramón Alger el mismo día del
hallazgo de su cadáver, parece ser que éste había pasado la noche anterior haciendo
detenidamente las posibilidades de hacerse con más tierras de las balconadas de Gor.
Sus tierras comprendían ya tres de las doce viñas de las que nacían tintas cada Abril.
de ese año. Ramón Alger no pisaba uva, sólo la cultivaba y luego la vendía, esto es casi
operación matemática de peso y valor, el precio que la gran piedra de oro que su padre
Por las pruebas encontradas se sabe que se sirvió en un vaso de vidrio sin
categoría alguna un tinto de su cosecha pisada por otros, también se encontró un cigarro
En él había acotado todas las balconadas con sus medidas exactas, el número de
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En algunas de las anotaciones ya se había tachado a su antiguo propietario y anotado el
un primer momento Ramón Alger me pareció más asustado que sorprendido. Como si
Le golpeé en la cabeza repetidas veces con mi bastón de monte hasta que perdió
el conocimiento. No sangró.
Le até una soga a los pies y lo arrastré hasta las primeras tierras de labor que
encontré, las de José Romeu. A la rama más gruesa del olivo lo alcé con esfuerzo y allí
lo dejé colgado. Intenté entonces imaginarme a cualquier otro goreño, hombre ó mujer,
colgado como un cerdo boca abajo como lo estaba ahora Ramón Alger...
Soy un catador de vinos casi perfecto, al menos eso dicen, los sentidos
necesarios para ello los tengo muy entrenados y son, casi, infalibles. Mi marca del ángel
es experta en la sensación del vidrio y por su oquedad han viajado miles de aromas y
sensaciones. Esta marca del ángel que tanto ha influido en mí y el hecho de sentirme
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Al final de este relato se incluye una apostilla explicativa de esta leyenda. El lector puede o quizás debe
ir a esa apostilla para continuar en este punto, después.
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me elevaron a los altares y ahí sigo afianzado. Ni el dolor ni la reclusión perpetua me
poco fuera de lo considerado normal pero la línea que separa la normalidad de la locura
fue trazada por un ser que se sintió, también, como un díos por encima de todos los
exquisita vendría ésta a ser un calco de lo que sigue pues, como dije, no tengo el más
mínimo pudor o remordimiento que anule mi capacidad de decir la verdad y así la uso.
blanco, recliné el asiento y tracé minuciosamente los actos que iba a cometer aquella
Dejaría pistas y claves, huellas y restos orgánicos; quería que todos supieran que
Tenía que ser un espectáculo de terror y sangre; dejaría las huellas de mis
zapatos italianos en el charco ensangrentado y el cadáver quedaría colgado por los pies
sobre una rama de olivo, como una lámina de los desastres de la guerra.
La sangre debía darme pie a describirla como si se tratara de un vino. Este punto
es realmente importante y el lector debe recordarlo. Tenía que oler la sangre, tenía que
saborear la sangre.
Me daba igual la víctima. Desde mi propio padre hasta Dimas Freixa, el dueño
de la taberna, pasando por Marcos Luengo, uno de mis maestros. Me daba igual, sólo
quería tener un escenario y describirlo con aromas y colores, incluso cataría su sabor
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para clasificarlo. La sangre, como los vinos, tiene sus cualidades propias, distintivas y
únicas.
Ahí, creo, había una buena novela, de hecho así lo demostraron las ventas de la
primera edición.
anudé una cuerda a los pies y a peso muerto lo levanté hasta la rama del olivo de la viña
de José Romeu.
Y es que no somos nadie, que lo mismo se muere un burro que un obispo pensé
mientras lo levantaba como a una bestia, como las que elevábamos para destripar desde
el cuello hasta los cuartos traseros en tiempos de matanza. El matarife manejaba los
Así, boca abajo, quedó colgado Ramón Alger. Al cabo de poco tiempo su cuello
Fue entonces cuando le corté el cuello profundamente hasta notar que la cuchilla
cuerpo.
corrió el curso del río deshaciéndose como se agua el vino en el cáliz de mi liturgia.
Tengo una especial atracción por los zapatos italianos, sobre todos los Born, casi
comparable con mi pasión por los vinos. Los zapatos italianos que uso tienen una suela
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muy especial, personalizada en el tacón con mis iniciales y sin ningún tipo de dibujo. Es
un lujo que me prometí después de muchos años de sentir los cantos rodados horadando
Volví al alto de La Sagra, hice un ato con la ropa y los zapatos y me puse ropa y
calzado nuevos. El ato lo sepulté unos metros más allá, cerca del paso junto al sauce
blanco. Volví al coche que había dejado oculto en la cueva abandonada del Llano del
Los siguientes pasos a seguir serían, por un lado, generar la desconfianza entre
todos los vecinos del pueblo –Gor es un pueblo aislado y con difícil comunicación con
el exterior- quería ver cómo reaccionaban, cómo se temían, cómo se odiaban y, con un
poco de suerte, cómo se mataban entre ellos. Excepto Marcos Luengo el resto de los
goreños no tienen una mente ágil y son fácilmente maleables. Ser superior a ellos no
uno. Ya sólo tendría que poner mis manos a trabajar, a fluir las palabras y describir lo
que veía. Sería una gran novela y es que si las ideas no te surgen por iniciativa propia
La muerte atrae más muerte y sobre todo deja al descubierto las miserias más
profundas de los seres humanos. La sospecha arraigada, al contrario que una mancha de
para luego, reducirse al entorno más cercano y, si lo hago bien, la sospecha llegará,
Ahora mi novela ha resultado ser un éxito, incluso mayor que el de las dos
primeras. Supongo que el morbo de ser una historia real y que el autor del libro es,
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también, el autor del propio crimen ha tenido algo que ver en el éxito de ventas. Seguiré
Sí, yo asesiné a Ramón Alger, pero podría haberle quitado la vida a cualquier
otro.
Brindemos, pero sólo con un buen vino y si puede ser con uno del cementerio de
los Alted de Gor a temperatura ambiente y en copa de vidrio pero cuidado, cuanto más
añejo sea el vino, más aire precisa para desprender su mejor aroma y equilibrar el poder
tánico y la fruta por lo que la boca del vaso ha de ser amplia. Si no pudiese ser un vino
de Gor añejo y se nos obligase a tomar un vino joven deben tener en cuenta que éstos
mejor primera impresión del vino a degustar. Las copas de Chardonnay y de Cabernet
Sauvignon deberían orientar el flujo del vino hacia el centro de la lengua para que haya
introducir cristal en la celda, por favor, sólo un vaso de agua. Dicen en la Armada de los
Estados Unidos que aquel que brinde con agua será sepultado en agua, ser sepultado en
el mar no me importaría en absoluto, aunque los jóvenes mexicanos van aún más allá
cuando afirman que al que no se acaba el líquido con el que brinda le aguardan siete
años sin orgasmos; cuídese el lector que para su cuidado se exponen aquí ambas
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Nota de Martín Fries e Hijos, Editores:
La primera edición de la obra que tiene usted en sus manos se publicó sin estas
páginas pues así se entregó por el autor y así se dio a la imprenta. Ahora, cinco
autor, se publica este prefacio que apareció no escrito sino grabado con la
propia voz del autor y que, por su contenido, hemos creído necesario dar a su
público conocimiento.
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I
pétrea con sudores y cargas de dinamita por los propios mineros que rastrilleaban el río.
autorización obispal para el culto, a mitad de camino, entre Gor y Albuñan. Éste es el
primer pueblo que uno se encuentra de bruces cuando saliendo de Gor se supera la
Albuñan es el centro del valle que anuncia el principio de las tierras de labor y el
Gor tiene un único acceso que atraviesa la garganta después de descender por
curvas que guardan un peligro incierto tras cada una de ellas. La carretera acaba en el
pueblo una vez atravesado el puente que se eleva sobre el fondo oscuro de la garganta
choca contra las paredes perdiéndose en un infinito reflejo recíproco que cae hacia el río
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El pueblo cuelga sobre los acantilados y alguna de las casas abren sus ventanas
hacia el vacío, hacía el estómago de la tierra. Sobre las laderas angostas los pequeños
bosques de sauces blancos dejan caer sus ramillas péndulas hacia el vacío y en algunas
balconadas crecen salvajes vides de cepas tintas de las que se cosecha un vino espeso y
bronco. Es un vino púrpura con un aroma carozo y algo resinoso, abocado, ácido con un
se hace aún más intenso pasado ese tiempo que el vino necesita para respirar.
Cuando ya sólo bajaban arrastradas por el río piedras impuras y no oro, más de
uno prefirió ser deglutido por los peñascos y las pizarras afiladas antes que dar la razón
a los habitantes de Albuñan que los tacharon de locos cuando los primeros decidieron
A veces es más fácil una huída brutal que una afrenta lenta y vergonzosa.
junto al santuario, a mitad de camino. Los primeros muertos de Gor fueron incinerados
Mi padre no entendía cómo alguien podía pretender ganarse la vida sólo con
trabajo digno. Sólo los delincuentes, los señoritos y los funcionarios se ganan la vida sin
nosotros mismos sino sobre las cosas. Me enfureció de tal manera que en un momento
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mano con el puño cerrado y los ojos encendidos. Intervino de nuevo mi madre y, como
Nunca se lo perdoné.
Los Alted y en general todos los goreños tenemos este genio que prende rápido y
genio de una botella de espumoso. Nunca hubo reyertas que provocaran heridos en Gor.
Yo sólo quería ser escritor de éxito y la verdad es que lo fui, al menos durante un
tiempo. Mis dos primeras novelas tuvieron buena acogida y me abrieron muchas puertas
y otros tantos límites por batir. La primera de ellas la dediqué a mi madre y la segunda a
uno de mis maestros, Emilio Castro Téllez. Me gustaba sentirme así, admirado, casi
Hace ahora ya cuatro años que no consigo escribir nada que valga la pena. No
encuentro, aunque busque, un tema que me atraiga y me fuerce a escribir a diario. Por
Es cierto que uno puede sentirse totalmente solo mientras está rodeado de
cientos de personas, lo sé porque lo viví. Uno puede estar solo en un centro comercial
en la que uno es el protagonista , pero al fin la soledad la crea uno mismo, le acompaña
hoy en día buscada por muchos. En el metro, por las calles, en las oficinas, todos nos
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En Gor no hay periódicos, no funcionan los teléfonos y la señal de televisión es
La Sagra es un gigante que mantiene sus dominios a salvo. Las grandes paredes
verticales de roca son como lienzos de una muralla a los pies de las cuales en pequeñas
parcelas se distribuyen los únicos cultivos del pueblo. Su macizo se extiende brusca y
Sagra, en días de brisa de poniente que alejan las brumas y las nubes, se podía ver el
cielo partido en dos por una delgada línea índiga. En el espejo cuarteado del mar se
Sólo unos pocos días al año uno podía ver el mar y sentir que el mundo no se
encierra en Gor.
Los años no han hecho que mi padre perdone el abandono, mas bien al contrario,
se le ha agriado con el poso y los años. Es un hombre amargado como un vino podrido.
Siempre lo recuerdo así, infeliz, desenamorado, triste con su propia vida, violento y
nunca interesado por nada. Era un hombre que no parecía haber sido niño o joven,
mecedora del hogar, fumando y balanceándose, sólo , con la casa a oscuras, con la sola
luz del fuego casi en ascuas. A la sombría de La Sagra la humedad del campo hace que
las temperaturas de la noche sean siempre frescas, a pesar de que en las cuevas y las
casas de Gor, construidas unas en las entrañas de la misma montaña y las otras con
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--Llegas como cuando te fuiste: anunciando algo trágico. Anoche apareció
Ramón Alger con el cuello rebanado brutalmente. Le encontraron desnudo, colgado por
--Claro, todos los de Gor lo hemos visto para nuestro horror. Allí sigue colgado,
--Sí, quiero verlo. Quiero ver el lugar donde han encontrado el cadáver.
--Pues tendrás que ir tú sólo , aquí nadie quiere ya salir de casa, nadie se fía ya
de nadie.
han querido ni siquiera abrirme la puerta. Hay una sensación de miedo y abandono en
todo Gor. Las calles están vacías y no hay ruidos de vida, sólo el aire que silva por la
chimenea de la garganta y las hojas que se abanican al son de la brisa. Hay un silencio
--Lo tuyo tiene delito. Te vas del pueblo al día siguiente de que tu madre se
matara tirándose por la ventana sin siquiera quedarte al entierro y apareces hoy después
de que algún animal matara a Ramón Alger como si fuera un cerdo. ¿Huyes o persigues
a la muerte?
--Ella me persigue.
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--A ti no puedo darte el mismo vino que al resto pero tienes que probar éste, es
la última cosecha de mis viñas. A los demás les doy de un vino que traigo de Albuñan y
que empaquetan en cartón y yo lo aboco en la barrica. Todos creen que es un buen vino.
país del África. Eso si cocina de maravilla y -dándome un codazo en el esternón con
Pocos en Gor eran capaces de decirle las verdades a Dimas Freixa en su propia
demostrada y evidente fuerza bruta podíamos ser así de sinceros con él.
asustada.
--Por ahí fuera hay alguien que cuelga por los pies a la gente y le rebana el
cuello como a un cerdo.... lleva cuidado Alted, ¿quien sabe?...a lo mejor soy yo.
cincuenta kilos de puro sudor, grande como un monte y la color tostada, desabrido y
violento
--¿tu?. Mira Alted, para colgar a un tío por los pies a peso muerto, hay que tener
un poco más de fuerza que tu. La tuya es justo la necesaria para coger un bolígrafo.
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--Bueno quizás pudimos hacerlo entre dos. O quizás mi fuerza te sorprendiera.
El cadáver sigue colgado de una rama en la viña de José Romeu junto a uno de
los regatos del río. Allí espera a que Julián Rúa lleve la noticia a Albuñan y la policía y
el señor juez den las instrucciones para levantar el cadáver. Julián Rúa tenía esa
inocencia propia de los que nacen como arrancados del vientre materno en su contra y a
que hacía pero, sin embargo, tenía una memoria prodigiosa por lo que, desde siempre,
nadie le importaba que a Julián Rúa le insultaran en Albuñan, él no sabía qué querían
decir y a menudo nos preguntaba por qué decían que todos los de Gor eran como él.
la policía y el juez.
envolviéndolo y anudándola sobre los pies. La parte baja del saco mortuorio está
arañada. Alguna alimaña ha estado intentando hacerse con el botín sin duda atraída por
color rojo cereza, brillante, con aromas varietales de fruta roja y especias. Un aroma
Nunca había visto una escena como aquella pero era como un empalamiento
brutal de Goya y sus desastres. Puedo imaginarme el horror de aquel que encontró el
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Mi padre seguía donde le dejé, sentado junto al fuego quemando tabaco y
bebiendo vino.
--La primera persona que vemos por aquí desde hace meses ajena al pueblo eres
tú y acabas de llegar, así que, por lógica, debe tratarse de alguno de ellos. ¿No crees,
genio?
--De entre estos que ahora dicen que tienen miedo está esa bestia que ha sido
--¿Qué crees que no lo han dicho ya?. La única diferencia es que yo sé que yo no
--Es cierto. Habría que mirar si en la rama del olivo hay signos de rozaduras,
significaría que alguien usó una cuerda como polea para elevarlo. Suponiendo siempre
--Tu cabeza sigue creando historietas que sólo ves tú. Será mejor que no
comentes estas cosas con las gentes del pueblo. Te volverán a tachar de loco, como
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--Ni me importó entonces, ni me importa ahora. Algún día todos os daréis cuenta
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II
De entre los visillos de la primera casa, calle abajo, hay alguien espiando quién
sube, quién baja y quién se encierra en casa. Observa cualquier movimiento extraño que
pueda delatar al asesino que todos buscan. Sin embargo el espía y su actitud nos parece
a los que andamos tranquilamente por el empedrado mucho más sospechosa que nuestro
pacífico paseo.
Suben la cuesta dos ancianas enlutadas con el cabello blanco tapado por un
pañuelo negro anudado al cuello. A mitad de subida se quedan quietas cogidas del
brazo. Me miran con miedo mientras se acercan cada vez más a la pared de la casa
temiendo que las roce, que las vea, ¿que las mate?. Nunca lo haría a la luz del día en una
Cuando llego a su altura las saludo con un “buenos días” al que no contestan.
Parece que la visita al santuario no les garantiza , en absoluto, la inmunidad ante el mal
y los malvados. Se aferran a los rosarios y se les contrae el corazón, pero no pasa nada.
Se presinan y continúan calle arriba una vez paso de largo sin crimen ni violencia.
refrescamos en verano al volver desde lo más profundo, se han sentado hoy los dos
hermanos Pascual. A pesar de compartir la misma carga genética como cualquier otro
par de gemelos, el carácter de los Pascual es tan diferente entre ambos como lo puede
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ser entre alguien que no comparte lazos sanguíneos. Tienen la misma edad que mi padre
pero su aspecto es mucho más jovial. Quizás sea la costumbre de andar por los
alrededores, de subir y bajar la garganta varias veces al día sólo por entretenerse y por
garganta y la montaña como ellos. Quizás ese ejercicio les hace parecer tan sanos, tan
jóvenes y fuertes. Desde lejos les oigo discutir. Andrés, le pregunta a Juan Pascual
dónde estuvo la noche del crimen. Antes de contestar me ven acercarme y los gemelos
callan.
--¿y?
--Y quién no- dijo Andrés Pascual mirando detalladamente mis zapatos- las
paredes de la montaña amplían los sonidos como un eco aumentado. Fue difícil no
percatarse de que alguien venía. Pero tu eso ya lo sabes. Has vivido aquí muchos años.
--Si, - afirmó Juan Pascual- por eso todos los de aquí tenemos este genio tan
extraño que nos hace gritar por nada. Los sonidos en la garganta se amplifican como en
un gramófono. Por eso nos volvemos locos la mayoría de nosotros. Aunque, - me mira
fijamente - algunos antes que otros. Supongo que ya sabrás lo de Ramón Alger
--Claro, es algo salvaje ¿tienen alguna idea de quién pudo ser? Y , sobre todo,
--Bueno, -se anticipo Andrés Pascual- hay opiniones para todos los gustos y cada
uno de nosotros tenemos un sospechoso. Todos tenían algo contra Ramón Alger. Era un
vicioso y un avaro. Nunca se relacionaba con nadie y su parcela era la mejor de todas.
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En cuanto al ruido yo , sinceramente, no oí nada pero estoy convencido de que alguien
de Gor tuvo que haber odio algo. Es imposible que alguien se desangre de esa manera
sin emitir un sólo grito. Supongo que el asesino le tapó la boca antes de matarlo.
--¿De quien será ahora esa tierra?. Ramón Alger no tenía familia.
--Imagino que del ayuntamiento de Albuñan que fue quien otorgó los títulos de
propiedad cuando se creó el pueblo. O algún hijo natural que aparezca de pronto, que
por cierto a mí no me extrañaría en absoluto. Era un cerdo que se acostaba con cualquier
fulana de Albuñan por lo que , en el caso de que apareciese alguno, sería complicado
--¡No!, nosotros no. Nos lo dijo Damián Fanjul. Su parcela linda con la de
--¿y?
mantener el equilibrio al mismo tiempo. ¿No les parece?. Además las huellas en el
--...Hay quien dice que no fue Damián Fanjul, sino tú, hermano - nos aclaró Juan
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--En Albuñan. Tenía asuntos que no te importan. Llevas unos bonitos zapatos,
--¿para?
--Como dices había huellas en la tierra junto al árbol donde colgaron a Ramón
Alger. Unas huellas muy curiosas de zapatos poco comunes por aquí. Son huellas lisas
--Hay otras formas de llegar a Gor. Yo ,por ejemplo, la tarde del crimen fui y
volví de Albuñan andando. Fueron sólo siete horas de camino y nadie se enteró.
--O eso crees tú. A mi ya me han dicho que te vieron llegar de noche, alterado y
la declaración de guerra entre la razón y los sentidos. El miedo a tener miedo. Miedo a
hasta alcanzar a todos. Una vez que todos somos sospechosos, la sospecha se interioriza
y nos obliga a dudar incluso de nuestros propios actos. ¿Puede alguien bajo los efectos
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III
En ocasiones los Alted nos vemos atacados por una indomable angustia
Mi padre fuma y bebe mientras se balancea junto al hogar envuelto en ese halo
de humo de tabaco y amargor de vino. Hoy su angustia es especialmente cruel, tal vez le
han venido recuerdos que no quiere o tal vez busca, sin éxito , la juventud que no tuvo y
que ahora , como haciendo inventario de su vida, necesita ,al menos, rellenar con cosas
que no ocurrieron y rebuscar entre sus recuerdos alguna sonrisa o, quién sabe, algún
--Las tierras son lo único que tiene valor aquí desde que el río dejó de escupir
oro. Sabes que el primero en comprar tierras en la garganta fue mi padre y lo hizo para
dejar de recoger las uvas a escondidas. La terraza de tierra que compró tiene las vides
Cavernet Sauvignon ya brotaban casi salvajes los racimos de uva tinta con ese color
intenso , taninos vigorosos y aromas a grosella , trufa ,café, pimiento verde y cassis.
Luego un día de agosto mientras se refrescaba en el regato llegó lo del oro. Pero
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¡Menudo vino!
falta ser un sommelier experimentado para saber que aquel vino era el mejor ya no de la
comarca sino del país. Lástima que el terreno fuera tan escaso y que los intentos por
trasplantar las vides a otros entornos dieran como fruto una uva menos generosa y su
Hubo quien intentó compararla con la que se produce en Burdeos pero aún así
las nuestras tenían sus diferencias y un cepaje aún más antiguo que las gabachas.
Podríamos haber sido ricos pero mi padre prefirió tener una cosecha escasa e
incomparable. Creo que el año más amable recogimos cerca de trescientos kilos de uva.
más bien pequeños por lo que la baya siempre suele ser pequeña de forma redondeada y
siempre cubierta por una pruina media. Durante el envero la uva cambia de color verde
al rojo cereza pálido para luego ir oscureciéndose. Es como un reloj vital. El color nos
Cuando la paso por madera de roble, como me enseñó mi padre, se puede sentir
un suave aroma a tabaco con notas de humo, incienso o cedro. Así está el cementerio de
casa, con un par de botellas de cada año, a cual mejor. Sólo de la primera cosecha nos
queda una botella. Así me lo dijo mi padre. Cuando muera quiero que abras una de las
botellas de la primera cosecha y ahora, por si acaso y sin saber muy bien porqué, te lo
digo a ti, cuando muera yo, abre una botella de la segunda pero nunca, ¿me oyes?,
--Creo que sí padre, creo que seré capaz de entender eso y prácticamente
cualquier cosa. Si aún duda de mí de esa forma debería haberme visto dando
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conferencias, con la gente escuchando lo que yo digo y leyendo mis historias como si
fueran ciertas.
--¡Ah, si!,olvidaba que eres una celebridad, me dijeron en Albuñan que habías
--¿Cuántas ediciones?
--Si , lo fue.
--Y , entonces, ¿qué hace en este lugar abandonado de todo un escritor de éxito?.
--Porque no te lo mereces.
--No sigas llamándome así, sabes que no lo soy. Tu madre ya estaba preñada
cuando me casé con ella. No sé quien lo habrá hecho pero sin duda ha tenido mucho
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más valor que yo. Nunca fui capaz de matar a Ramón Alger por abandonar así a tu
madre. Pero me he arrepentido tantas veces de no haberlo hecho. Una por cada uno de
tus cumpleaños.
--¿Mi padre?
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IV
Nadie sabía de qué vivía pero Marcos Luengo era el único del pueblo que no
espinazo roto en el regato del río, se acercaba entonces a la taberna y allí desayunaba
mientras hablaba con Dimas Freixa de todo lo divino y lo humano menos de trabajo.
Nunca nadie supo , y sigue sin saber, de qué vive Marcos Luengo.
Hay , claro está, quien se aventuró a decir que era hijo de un terrateniente de
poco tiempo, huérfano y heredero, lo cual le alegró más que apenarle pues con sus
padres no había tenido contacto desde antes de ingresar en el internado y no había pena.
Hubo gente que habló y especuló pero nadie supo a ciencia cierta porqué al niño nunca
le visitaron. Sólo cumplían religiosamente con la paga mensual. Una vez terminada su
carrera universitaria Marcos Luengo volvió al pueblo hecho todo un hombre, sin
compromiso conocido y holgando en mangas de camisa por las viñas del padre.
de las fiestas patronales de Albuñan, aparecieron muertos sus padres en su propia cama.
éste dijo que no había visto ni oído nada sospechoso durante la noche a pesar de que
había estado despierto hasta bien entrada la madrugada leyendo a Carlos Arturo Franco
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y su espléndida “Historia de la Química”. Se embulló tanto en la alquimia griega que las
horas se pasaron con sabor a vino del sesenta y viejas fórmulas mágicas.
marchó a Gor.
Siempre hubo alguien que dijo pero lo cierto es que nadie supo, ni sabe, de qué
mística y alquimista. Me rescató del rastrillo y el reuma que la búsqueda del oro en el
--Hacia tiempo que no te veía, Alted, querido amigo. Es grato poder charlar con
alguien más a parte de Dimas Freixa que, con sus limitaciones, no me da para grandes
disquisiciones.
--Yo también me alegro de volver a verte Marcos Luengo. Aunque sea en estas
circunstancias.
--¿qué circunstancias?
odios y años. Nadie le soportaba ya, nadie le va a llorar, sólo están asustados por si
ahora les toca a ellos. No están tristes por Ramón Alger, están asustados.
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--Mira , estamos genéticamente concebidos para creer ciegamente en fuerzas que
no podemos ver. Hay quienes les ponen un nombre y las atribuyen a un único hacedor
de algo que no alcanzamos a entender sin la magia y los milagros que, por cierto, son
perdidos en un mar profundo de dudas y temores para los que no teniendo explicación o
antídoto los humanos creamos catedrales y seres superiores. Y al fin lo que nos queda es
la gran duda de si sólo somos, tristemente, el producto de una casualidad vital. Y aquí ,
querido amigo, en esta fragilidad en la que nos vemos es cuando surge el miedo horrible
a la muerte, a ser el próximo, a leer en las esquelas las edades de los muertos para saber
que ya nos podría tocar a nosotros, que vamos ganando puestos en la fila para subir a la
--¿Yo?, en nada.
--Luego temes.
--Por supuesto. Veras. No sentir miedo es como no sentir dolor. Sabes que hay
determinado tipo de gente que no puede sentir dolor. Recuerdo que una de las grandes
atracciones de las calles de Bombay a principios de los 90 era un niño de no más de diez
años que era capaz de clavarse puñales en los brazos y caminar por carbones ardiendo
sin sentir ningún dolor. Los científicos, como te decía, buscaron la explicación y
las neuronas sensoriales alterando un canal de sodio que permite que una carga eléctrica
fluya en las neuronas enviando una señal al cerebro. Así el chaval, con el gen totalmente
alterado, sufría quemaduras graves sin sentir, de hecho perdió parte de su lengua por su
propio mordisco.
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No sentir miedo puede hacerte caer, sin duda, en el horror y acabar colgado por
los pies como un cerdo, desangrado en mitad de ningún sitio. Y ahora, dejémonos de
ahora?. Me gustaron mucho tus dos novelas aunque, si he de serte sincero, la primera
me pareció mucho más natural y estructurada que la segunda que fue, a mi entender,
vivir tres años sin hacer nada. Fue un gran éxito de ventas.
--Tú y yo sabemos que eso no quiere decir nada. Hay mucho borrego. Pero, ¿en
--¿Ahora?, pues...hace como cuatro años que no soy capaz de escribir nada. Al
menos nada que valga la pena. Por eso he vuelto a Gor. Confío en que esta angustiosa
soledad me traiga un relato, una idea, un olor, un sabor, algo que tire de mí como tira la
--Si, lo intento, es mi gran pasión. Aprovecho cuanto puedo para leer catas de
nuevos vinos y, sobre todo, saborear algún buen caldo. El vino es la sangre de la tierra.
--La tierra no tiene sangre, es un ente inanimado. Sólo los seres vivos tenemos
--Como el vino
probablemente no lo entiendan pero ten cuidado. Sobre todo con Dimas Freixa. Quizás
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--No entiendo.
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V
--Dicen que Ramón Alger fue el único que le plantó cara a Dimas Freixa cuando
éste apareció por el pueblo con esa mujer-niña. Les faltó poco para llegar a las manos,
ya sabes que Dimas Freixa es muy violento y se prende rápidamente. Ramón Alger
estuvo a punto de denunciarle por abusar de una menor. Cosa que todos sabíamos pero
--¿Estas cosas no se olvidan aunque hayan pasado años?. Dimas Freixa tenía
--Realmente le tenía que dar igual; por esa misma razón tendría que haber
--Bueno, quizás haya empezado por Ramón Alger para continuar por cualquiera
de nosotros.
--¡No jodas!
--Bueno si realmente el motivo para matar a Ramón Alger fue que supiera que
--Nunca viste más allá de tus narices hermano. Parece mentira que seamos tan
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--Es costumbre de la familia Pascual no decir más de cinco frases sin insultar al
--¿Cómo crees tú que será hacerlo con una mujer de ébano como esa?
--No es una mujer, es una niña. Debería estar jugando con muñecas y no
soportando el peso de ese cerdo encima, mientras le babea y su sudor le baña la boca.
No sé como será hacerlo con ella pero me puedo imaginar lo asqueroso que debe ser
hacerlo con él. A mí sí me gustaría cortarle el cuello a ese cerdo. Claro que con ese peso
cualquiera lo alza a peso muerto para colgarlo por los pies y cualquiera encuentra rama
--Pues claro, cualquiera puede, incluso tú, dime ,si quieres que siga
protegiéndote, porqué la ropa que llevabas la tarde del crimen estaba manchada de
--¿Sangre?. ¿Yo?
--Vamos deja de balbucear. Pareces tonto. Si no quieres contarme nada será peor
para ti porque entonces empezaré a pensar que pudiste haber sido tú y no sé cómo
--¿El Malvasía semidulce ?. Perfecto. Creo que todavía nos quedan unas cuatro
botellas de las seis que nos regaló Marcos Luengo cuando volvió de las islas.
--¿Sangre?, ¿Yo?
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--¿Morir?, ¿Yo?
36
VI
de la playa que pintó Gauguin. No es exactamente africana. Tiene una larga melena de
pelo liso, separado en dos con precisión y recogido en una coleta a la altura de la nuca.
Dibujaba soles, nubes y olas sobre la tierra humedecida del porche. Cuando me
--No soy tonto. Se que no eres de ningún país del África como dice ese bestia de
Dimas Freixa.
años. Desde entonces prefiero no hablar con nadie, sólo quiero vivir y no volver a la
bodega de ningún barco. ¿Sabe?, allí de donde vengo a los amigos los llamamos mi
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tierra o mi sangre. Yo ni tengo tierra ni tengo sangre y, por lo tanto, no puedo tener
--No quiero que hagas nada, tampoco te haré daño, ¿por qué iba a hacértelo?
muda, la ignorante.
--Una señora mayor con sangre en la cabeza que lleva de la mano a un hombre al
que conozco de vista con el cuello abierto por un lado. Creo que son esposos. También
--Tonterías.
--Supongo.
--Sí, por la mañana estuvo en la taberna. Me trajo algo de comer, como todos los
días. Sabía que mi dueño no me alimenta bien. Luego cuando se iba se encontró con él y
denunciarle. Sabía que no podía luchar con mi dueño, es muy fuerte, muy fuerte. Luego
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--Si lo hubiera hecho él, su alma no le estaría acompañando a usted. Las almas
arrebatadas violentamente se quedan junto a lo último que han visto, junto al que les
hizo daño.
--La muerte le rodea, señor. Ambos le están esperando, hasta entonces, irán con
usted a todos los sitios. Sentirá viento frío sobre la nuca y como si nunca estuviera solo.
--Tonterías. Tonterías
--La culpa de usted es como una cadena para ellos que les ata a su pie. Seguirán
--Si va a pegarme tiene que saber que ya no me dan miedo los golpes; todas las
partes de mi cuerpo los conocen. Y al dolor se le teme sólo por desconocido. Así que no
--No voy a pegarte. ¿Por qué habría de hacerlo?. Pero será mejor que no sigas
--Eso fue lo primero que aprendí, ya en el barco. Es mejor hacerse pasar por
muda que quedarse muda a golpes. Nadie aquí sabe que les entiendo. Tampoco usted
diga nada.
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VII
Todos ellos son viejos; los jóvenes nos fuimos marchando hartos de rastrillar en
busca de las piedras y acabar con el espinazo quebrado. Tenía que haber vida más allá
y después que yo. Cuando yo abandoné Gor sólo quedábamos cuatro. Íbamos a los
las fiestas de La Virgen de Las Flores. Veíamos y deseábamos a las mozas pero a los
goreños nos tienen como apartados, como infectados de un virus que nos ataca a la
Nadie quería el contagio. Nos conformábamos entonces con observar los revuelos de las
Germán Bleda era el único que se atrevía a comprar bebidas en el bar del
dedo y como brinda un matador su faena , miraba a todos los presentes saliendo del
local con semejante desplante torero y temerario. Hubo ocasiones de peligro pero
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Germán Bleda era, sin duda, mi mejor amigo.
Era un vino de intenso color rojo cereza, brillante y limpio. Nariz compleja con
un fondo de fruta roja madura y especias. Elegante paso de boca con una leve acidez de
entrada. Sabroso, redondo y con un tanino amable muy pulido hasta su complejo y
--No aguanto más esta maldita cortijada. ¿No te das cuenta Alted?. Aquí no hay
nada para nosotros. Por el río ya solo bajan las inmundicias de nosotros mismos, todo
son piedras y frío, y dolores de espalda y trabajo desde antes que el sol, y comidas en
fiambreras a la sombra de algún árbol para no perder tiempo y seguir con la espalda
doblada y los pies helados. No hay nada aquí para nosotros, ni siquiera mujeres solteras.
--Yo me voy esta noche. Iré andando hasta Albuñan y allí cogeré el primer
autobús que salga hacia cualquier sitio. Lo siento pero no te escribiré. No escribiré a
nadie y nunca volveré aunque me tenga que morir de hambre y cabezonería en cualquier
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--De ilusos y escritores fracasados están los albergues de transeúntes llenos.
--Algún día os daréis cuenta de que tengo razón. Escribiré y lo haré bien. Algún
día sabréis de mí por mi trabajo. Bastante tengo yo con la burla de mi familia para que
se rodó, incluso, una película con bastante éxito, se hicieron camisetas con el cartel de la
película y todo un merchandising absurdo. A raíz de su estreno las ediciones del libro
novela se tituló “El vacío” y surgió de la escena de la persecución por los tejados de la
subiéndose poco a poco a un escabel; al menos eso era lo que contaba en las entrevistas.
vacío. Después de una trama creo que bastante bien conseguida , todas las situaciones
al final acaba cayendo a ese vacío hambriento. Una vez destrozado en el suelo, una
Como todas las obras de éxito la mía también tuvo sus críticos que la tachaban
de burda imitación con sorpresa, el más ingenioso de ellos la comparó con una tragedia
clásica griega sin griegos y sin tragedia. También hubo buenas críticas, claro, e
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invitaciones a cenas de alcurnia y tertulias sesudas con lo mejor de la cultura de la
capital. Llegamos a ser habituales de la tertulia del Gijón, tradicional y añeja donde las
hubiere. A todos les llamó la atención mis conocimientos sobre enología y siempre me
pedían recomendaciones. Hubo quien me propuso escribir una novela sobre el vino. No
Era una vida amable. Aprendí mucho sobre literatura y sobre la misma vida. La
mayoría de mis contertulios eran bastante mayores que yo, alguno de ellos pedantes,
pero todos sin excepción, excéntricos y amantes de cualquier tipo de arte. Manuel
Vendrell , el camarero del café, nos bautizó como la tertulia de los bebedores de arte.
“¡Aquí están los bebedores!”, voceaba cuando entrábamos en tropel. ¿Cuál para hoy?
grados exactos. Si no está a esa temperatura prefiero beber agua del grifo”. El Malvasía
siempre estaba a dieciocho grados, ni más, ni menos. Otros días, sobre todo los de crudo
El Fondillón procede de las uvas Monastrell , de grano pequeño y muy dulce que
llegando a alcanzar los mostos un grado alcohólico no inferior a los dieciséis grados. Es
un vino rancio y enterizo, con un toque ligeramente dulce o suavemente abocado, muy
limpio de paladar y muy fragante de nariz, cuyo color va evolucionando desde el rojizo
al ámbar a medida que se añeja. Mi amigo y gran escritor Emilio Castro Téllez,
firmamos junto a otros muchos el primer manifiesto de escritores en memoria del genial
Emilio Castro Téllez era mucho más mayor que yo, con un pasado pleno y un
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así me lo dijo, era la palabra pero yo creo que era la palabra la que flirteaba con él y él
maestro.
--Al principio pensé que lo de tu primera novela y tu vida era una casualidad
vital de la que habías tomado la trama. Ahora me he dado cuenta, Alted, de que eres tú
el que provocas las situaciones para tener algo de qué escribir. Ese es un juego muy
peligroso al que no debes jugar. Si no tienes nada de qué escribir lo mejor que puedes
hacer es dejarlo, no escribas, márchate, vuelve a Gor y zarandea las aguas del río.
reúnen en su local para urdir crímenes perfectos. Cada uno de los escritores tenía
vicioso, etc. Sobre la mesa de la tertulia se exponía un caso concreto –que coincidía con
un caso real que afectara a alguno de ellos- y después de barajar opciones, métodos y
normas para la eliminación de rastros uno de los tertulianos por estricto orden alfabético
y la perfección del crimen pues ninguno de ellos acabó con la detención de nadie. Cada
tercero el camarero del café ató cabos y en un ejercicio de habilidad mental reunió
pequeños comentarios que alcanzó a oír mientras servía los cafés y los vinos con las
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Nunca se juzgó a nadie pero el camarero insistió en ser admitido en la tertulia a
que tenían en el sótano. El café apareció destrozado y con la caja reventada por lo que la
local.
La novela tuvo bastante éxito y en una pirueta con concesión literaria incluida, el
director y guionista de la primera película tomó ésta como segunda parte. El éxito
estaba garantizado.
No volví a hablar nunca más con Emilio Castro Téllez aunque seguí su obra
cómo los sabores, los olores y los colores son capaces de recrearte situaciones que uno
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VIII
costumbre absurda que aquí se sigue bajo amenaza de paliza brutal de forma que es
inútil preguntar a ninguna de ellas sobre el asesinato de Ramón Alger sin la presencia de
su marido. Sólo queda Cristrina Brú, la de la tahona, la única mujer soltera del pueblo.
Por la noche Cristina Brú cuece la masa hasta altas horas de la madrugada, duerme en
una pequeña habitación que tiene en la planta alta de la tahona y abre a primera hora
para que los hombres que bajan a la labor puedan llevarse el pan recién hecho. Luego, a
eso de las once vuelve a la cama. Es la única mujer que entra en la taberna de Dimas
Freixa sola. Y lo hace todas las tardes. Bebe como un hombre o más. Aprecia un buen
vino pero , de común, bebe el licor que destila Katiana, la mujer-niña de Dimas Freixa.
En las laderas de La Sagra y en los marjales del río Katiana, ayudada de un raño
azucarado y altamente alcohólico. Es un licor para hombres rudos y para Cristina Brú.
Ella entraba sola, se sentaba en la mesa del rincón junto al ventanal y en plena soledad
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sacaba un cuaderno de tapas negras y escribía nadie sabe qué. Podrían ser notas de
compra, albaranes de pedidos u octavas reales. Lo mismo daba, sólo era una mujer.
Cuando Katiana la veía entrar en la taberna todas las tardes, sentía una especie
de alivio interno. Era la única persona del local que no le miraría los pechos antes de
pedirle una bebida, es más, sin haber hablado nunca con ella -Katiana era muda por
temor- sabía que podía confiar en Cristina Brú en el caso de que alguno de aquellos
todos los presentes, menos Cristina Brú, se volvieron hacia mí. No esperaban a nadie.
Ramón Alger.
--En realidad ninguno de ellos tiene reaños ni fuerza como para rebanarle el
--¿Y tu?
--¿Se te adelantó?
--Ramón Alger era un mal bicho. No creo que encuentres a nadie en el pueblo
que no lo quisiera ver muerto o mejor aún en una agonía prolongada y cruel.
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--¿Y tú quién eres?
--Soy hijo de Alejo Alted. Me marché del pueblo hace unos años.
conocimiento, sólo un mínimo, te darías cuenta de que se merecía eso y aún más.
¿comprendes?
--Cerdos
--¿A que ahora también tu tienes ganas de ver a Ramón Alger agonizante?
--¿Un hijo?
--Si, ¿qué pasa?, ¿Eres incapaz de imaginarme desnuda haciendo el amor con
golpeé el vientre hasta abortar a las cinco semanas. Le dejé el feto en la puerta de su
casa metido en una cesta de pan con una nota en la que le aconsejaba que diera a probar
--¿Bebes?
--Vaya, veo que eres de los míos; buscamos en el alcohol la esencia de la eterna
tranquilidad.
--Hoy si.
48
IX
tiempos remotos el fondo de un lago glacial de ahí que las cualidades arcillosas de este
terreno permitieran a los goreños habitar el interior de la misma tierra. Muchas de las
característica de este terreno arcilloso es que una vez mojado con la lluvia , el agua es
incapaz de traspasarlo por lo cual las cuevas se mantienen calientes y secas. Son cálidas
comedor y más adentro con las paredes adornadas con gruesos arañazos de acerada
La taberna es una de las cuevas más grandes de todo Gor. La cocina y los
cueva y las mesas el resto de la estancia. Dimas Freixa heredó de su padre la cueva, el
Es sábado, los hombres no han bajado a lo profundo. Hoy han decidido reunirse
en la taberna. Hay que tomar decisiones y decidir qué se hace con el cadáver de Ramón
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Alger. No puede seguir pudriéndose colgado de un olivo boca abajo. El juez y la policía
de Albuñan no llegan. Todos dudan de que Julián Rúa haya llegado vivo a Albuñan.
Y con razón.
Cuando llego a la taberna parece que soy ya el último. Las mujeres , por
supuesto, se han quedado en casa temerosas y encerradas a llave, sólo Cristina Brú y la
Dimas Freixa alza la voz para avisar de que no se servirán más bebidas hasta que
--Como sabéis, en Gor no hay uno que mande y otros que obedezcan así que, si
os parece empezaré yo mismo exponiendo la situación y luego cada uno que hable
cuando quiera siempre en orden, por favor. Si os parece también haremos como si ésta
reunión fuera un consejo de vecinos más solo que todos sabemos que el tema a tratar no
tiene nada que ver con el reparto de parcelas en el regato, ni con el precio del vino a
vender a los de Albuñan. Hoy tenemos un muerto colgado por los pies.
y parece como si en cualquier momento Dimas Freixa fuera a bendecir la jarra del vino
--¿Seguro?
Alger por un precio de risa y éste se negó?. ¿No has entrado tú a la casa de Ramón
Alger, una vez muerto, para buscar las escrituras de los terrenos?.
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--¿Hiciste eso hermano?
--Sí, es cierto. Intenté comprarle las tierras a Ramón Alger cuando me confesó
que estaba mal enfermo y ya no podía trabajarlas debidamente, también me dijo que
para el poco tiempo que le quedaba no iba a pasárselo destripando tierras y malezas.
Pero no quiso nunca deshacerse de las tierras, era un cabezón. Por otro lado tengo que
aclarar que no entré en casa de Ramón Alger una vez muerto. Ni se me ocurriría, eso me
inculparía sin duda. Sin embargo y muy a mi pesar he de confesar que mi hermano
Andrés volvió a casa muy de madrugada, agitado y con la camisa manchada de sangre.
--¿Sangre, yo?. Estuve en Albuñan esa tarde, es cierto. No voy a contaros lo que
--No seas memo, Andrés Pascual, todos sabemos que vas a Albuñan a espiar el
--¿Y la sangre?, hermano. ¿Nos vas a decir a todos de quién era esa sangre?.
--Sabéis que conozco palmo a palmo la garganta y sus salidas. Fui el primero en
abrir un paso transitable a base de pico para aligerar la llegada a Albuñan. Este paso
carretera hacia la cumbre en una subida suave y escalonada. Una vez en el alto el paso
cruza junto al sauce blanco. Allí hice una pequeña zona de descanso, unos bancos con
troncos talados a la sombra del sauce y una piedra pizarra con el mapa del paso tallado a
entrada sur del pueblo. Todos habéis andado por él alguna vez pero yo lo conozco mejor
que nadie porque lo parí aquel otoño. Cuando venía de regreso, la noche era cerrada y
51
oscura. Me detuve a descansar junto al sauce blanco y al retomar el paso tropecé con
algo que no estaba allí a la ida. Parecía como si alguien hubiera excavado ó removido la
tierra del paso. Ese socavón no estaba allí cuando pasé a primera hora de la tarde.
--Caí violentamente y rodé paso abajo. Alguna rama me rasgó la ropa y sangré.
¿Veis?. Esta es la herida ¿la veis?. Yo no he matado a nadie. Tú, hermano, no deberías
Dimas Freixa, masculinamente serio, y alzando la voz quiere que alguien acuse
Nadie dice nada. Todos hemos dado por válida la prueba que presenta Andrés
Rompe el silencio la silla arrastrada por Cristina Brú. Puede que fuese la primera
vez que una mujer hablaba en alto en la taberna de Dimas Freixa desde que fue abierta.
--Yo personalmente acuso a Juan Pascual. Todos sabemos hasta donde llega su
codicia; ¿ o es que ya no recordáis cuando se murió Julián Gil?. Con el cuerpo sobre la
convenció con mentiras a la viuda destrozada para que renegara del viñedo en su favor.
Firmó mientras acunaba al pequeño Samuel Gil. Total por cuatro tahúllas. Todos
--Sí es cierto- confirmó José Romeu – lo recuerdo perfectamente por el asco que
me produjo. No hay nadie en Gor cuya codicia se beneficiara más con la muerte de
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Ramón Alger que la de Juan Pascual. Lo he pensado siempre. Sabía que Juan Pascual ,
algún día acabaría deshaciéndose de Ramón Alger de una u otra manera. No me fío de ti
--acusa a Juan Pascual mirándole directamente a los ojos y volviéndose mira también a
en el que Damián Fanjul perdió su pie derecho prácticamente aplastado por las rocas.
Ramón Alger se equivocó en la carga de dinamita, o al menos, todos quisieron ver que
aquello había sido involuntario, de hecho había ocurrido ya antes y nadie pensó en que
fuera intencionado pero he preferido dejar que Dimas Freixa, encendido en sudores ,
-¿Tenías que vengarte de él, verdad, Damián Fanjul?. ¿Cómo pudiste esperar
claro que has conseguido que todos sospechemos de todos pero yo sé que fuiste tu.
prometiste matar a Ramón Alger mientras a borbotones te quedabas cojo para siempre.
Yo, al menos, sé que has sido tú. Has sido muy astuto viejo Damián Fanjul.
-No debes hablar tan claro de alguien cuando tu mismo tienes , también ,
motivos suficientes como para cortarle el cuello a Ramón Alger y al resto de los que
Alger te lo ganó todo incluso a la mujer-niña. ¿Te acuerdas?; luego alegaste que Ramón
Alger había manipulado las cartas y te negaste a pagar lo apostado. Al cabo de unos
días Ramón Alger me dijo que iba a denunciarte en Albuñan por abuso de menores y
proxenetismo. Dos días después apareció colgado del olivo viejo de mis tierras. Yo,
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Marcos Luengo es capaz de analizar minuciosamente las situaciones y al cabo
-¿No os dais cuenta?. Está claro que la víctima fue elegida con toda la intención
en un plan trabajado a lo largo de mucho tiempo. El plan era conseguir que todos
absolutamente todos los goreños tuviéramos algo en contra de Ramón Alger. Es más, es
posible, incluso, que el asesino pensara en que nosotros mismo nos matáramos
mutuamente quien sabe si para conseguir las tierras o la explotación única del regato.
Yo, por ejemplo, ni trabajo ni me importan las tierras, ni juego a las cartas y el sexo lo
olvidé con la sífilis que sufrí en la universidad después de una borrachera absurda.. De
forma que mis motivos para querer asesinar a Ramón Alger habían de ser otros. Y el
Cuando tenía diez años mis padres, bueno, los que se decían mis padres, me dejaron en
el Centro Juan XXIII de Zaidín. Allí me dejaron hasta que cumplí los veinticuatro.
encontré con unos padres a los que no conocía de nada pero a los que odiaba
de vuelta coincidí con Ramón Alger. El ya había perdido el pie derecho y no podía
trabajar así que cada cierto tiempo tenía que ir a la capital a arreglar papeles me dijo,
Ramón Alger que esos papeles ,que no eran más que informes médicos , se los podría
firmar yo mismo, sin salir del pueblo, estaba colegiado y en posesión del título
pertinente. Me explicó que los dolores en la escalada de La Sagra eran terribles y aún
aumentaban más cuando tenía que ir contrarrestando la fuerza de la bajada. Un día –me
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dijo- muero en el intento. Cuando me ofrecí a aliviarle ese viaje se me abrazó y creo que
casi lloró. Luego le conté que el dolor más grande que yo sentía no era un dolor del
cuerpo sino del odio. Un odio fermentado durante catorce años. Debes hacer algo, me
dijo, yo si fuera tú, acabaría con ellos. Es más, un médico siempre sabe cómo hacer que
una muerte parezca accidental, ¿O no?. Un día de Octubre los que se llamaban mis
coincidencia pero infarto al fin. Pedí al juez que viniera otro médico de la capital para
colega corroboró que se había tratado de un infarto fulminante, que primero lo había
escrito me convertí en el tío más rico de toda la comarca. Una tarde de Noviembre me
visitó Ramón Alger, imaginé que quería mi firma pero no era así. Quería mi dinero o al
Vendí todas las tierras y la casa de Albuñan y decidí trasladarme a Gor. Sería mucho
más fácil urdir un plan para acabar con Ramón Alger viviendo entre vosotros. Tenía el
compuesto preparado y el día elegido, de hecho, ¿Te acuerdas Dimas Freixa?, había
comentado entre vosotros que había visitado a Ramón Alger como médico y lo había
-Pues bien, el día elegido fue el lunes pasado. Escondido frente a la casa de
Ramón Alger estuve esperando a que regresara pero no lo hizo. Luego vino la noticia de
que había aparecido colgado por los pies y degollado. Alguien se me había adelantado.
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Así que yo, Marcos Luengo confieso que intenté matar a Ramón Alger pero alguien me
Dimas Freixa rompiendo la regla de los consejos de vecinos y mientras abría una
botella de su vasto tinto se dirigió a todos como intentando sacar alguna conclusión.
-Está claro que así no encontraremos al asesino que mató a Ramón Alger. Lo
que a mí, personalmente, me resulta al menos curioso son dos cosas. Primero –bebe un
trago para aclararse la garganta y maltratarse el estómago- sólo hay dos personas aquí
que no parecen culpables, todos los demás tenemos o teníamos motivos suficientes para
rebanarle el cuello a Ramón Alger. Esas dos personas son , la negra y el Alted. –Todos
nos miran intentando averiguar qué quiere decir Dimas Freixa- y lo segundo es ¿Dónde
está Julián Rúa?. Hace dos días que salió de Gor para llevar la denuncia al juez de
Albuñan y no tenemos noticias de él. Es posible que también esté muerto, a estas
miedo, tengo que hablar para todos aunque he de pensar bien todo lo que voy a decirles,
Dimas Freixa; esta escena puede llenar, sin duda, todo un capítulo, hay tantas historias y
tantas intrigas que , posiblemente, me den para más de una novela. Todos tienen o
tenían motivos para degollar a Ramón Alger pero todos, también, parece que tienen
56
X
las faldas llevaba escondido un cuchillo grande. No se si sería capaz de usarlo en algún
momento pero el miedo , a veces, nos arma de un valor irracional y era posible que si
cuchillo.
--¿Qué motivos podría tener la mujer-niña para matar a Ramón Alger?. ¿No
estaría más justificado que lo hubiera hecho alguien con algún motivo concreto?. Me
vosotros pudo hacerlo. Cualquiera de vosotros podría seguir matando. Decid ahora la
verdad ¿Acaso confiáis en alguno de vosotros?. Yo, personalmente, creo que de entre
vosotros está el asesino de Ramón Alger y Julián Rúa. Ninguno de nosotros debería
poder juzgar este caso. Hay que intentar avisar a la policía de Albuñan.
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--Es la única solución que nos queda. Hay que avisar a alguien de fuera.
-De momento alguien podría fotografiar el escenario del crimen, las huellas, la
cuerda, el charco y el entorno; así podríamos descolgar al pobre Ramón Alger y dejarlo
en un nevero hasta que llegue la policía o el juez. Es inhumano tenerlo ahí colgado y,
Dimas Freixa que se había erigido ya en cabecilla del consejo propuso que los
dos que debían ir a Albuñan fueran Andrés Pascual, por su conocimiento del paso y
Marcos Luengo por su capacidad médica de descripción del cadáver y la gravedad del
asunto.
Tanto Andrés Pascual como Marcos Luengo sabían que si marchaban juntos
tendrían que escudriñar la maleza y , también, intentar averiguar que pensaba el otro.
Alger , quién sabe, probablemente ambos necesitaban confirmar que Ramón Alger
estaba definitivamente muerto, oler su carne corrupta y ver como le rodeaban las
moscas.
La tierra se había secado pero aún guardaba el color rojo cereza que se había
oscurecido como cuando madura la uva. Cargaron el cadáver sobre la espalda de Dimas
policía y al juez.
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Hacía ya como una hora que Andrés Pascual y Marcos Luengo habían
de la subida de la garganta.
abrupta subida. A partir de ese momento la inclinación del terreno no superaría el cinco
por ciento y con el trabajo de Andrés Pascual el paso se había convertido en una
--Andrés Pascual, permíteme que te haga una pregunta, eso sí, necesitaría que la
desgarro producido por una rama. Cualquier estudiante de medicina de primer año
--Sabía que te darías cuenta. ¿Recuerdas que os hablé de una mujer a la que
estaba viendo en Albuñan?. Nunca me dijo que tenía un hermano que odiaba a los
goreños y , es más, cuando nos sorprendió venía avisado por los amigos que me habían
visto entrar en la casa en plena noche; o sea que venía ya preparado para cualquier cosa.
hermana salió en mi defensa y le golpeó brutalmente con la lámpara. Así pude escapar
de una muerte segura. Como comprenderás no era como para contarlo en la taberna de
Gor.
59
--La han desterrado a la capital. La casarán con alguien lo antes posible y tendrá
--¿Realmente os queréis?
--Y porqué no os marcháis de estas tierras. Hay otro mundo ahí afuera. Podéis
ser felices en otro lugar. Yo no sería capaz de vivir sin tener a la persona que quiero y
--Tú puedes hacerlo Marcos Luengo , tienes dinero pero yo vivo de lo poco que
nos da el río y las viñas. No hay como para establecerse fuera de aquí, a mi edad.
--Me quieres decir, Andrés Pascual, que tienes el corazón joven para enamorarte
--La vida me ha tratado mal tantas veces que una más sólo ocupa un rincón del
--Me gustaría ser todo de vino y beberme yo mismo, dijo el poeta. Bebamos.
--¿qué poeta?
--No seas bruto hombre, eso al final dio igual. Dime Andrés Pascual ¿Cómo
definirías el olor de tu sangre?. Desde que te hirió ese hombre hasta que cesó la
hemorragia tuviste tiempo suficiente como para poder definir su olor ¿no?
igual de desagradables cuando recogíamos oro del río. En algunas ocasiones tuve que
coserme algún que otro corte en los pies y en las manos como éste , ¿ves?, este casi me
deja con nueve dedos. El olor de la sangre es algo complicado de explicar. Es de una
esbelta elegancia con una bellísima expresión aromática rica en notas de frutos negros,
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sotobosque , cueros y minerales. En fin , me imagino que así como huelen todas las
sangres.
--Si , sí querías, desconfías de mí a pesar del costado rajado por esa bestia.
--Nadie sabe con exactitud a qué hora asesinaron a Ramón Alger. Tal vez te lo
encontraste cuando regresabas de Albuñan. Tal vez sabía lo tuyo con esa. Recuerda que
Ramón Alger lo sabía todo de todos. Tal vez tuviste que matarle.
--O tal vez no. Tal vez fuiste tú y ahora con astucias pretendes hacerme creer
que fui yo o al menos de que existe esa posibilidad. Tal vez fuiste tu Marcos Luengo.
Tu has olido muchas más sangres que yo ¿verdad?. Tú podrías, seguro, quitarle la vida a
alguien sin sentir arcadas ó prejuicios. Dime ¿Cómo es la sangre de Ramón Alger?.
empezaba a secarse entre los terruños pero olía a fruta roja y especias. Un aroma suave,
pensando que necesitabas asesinar a Ramón Alger para seguir impune del otro
asesinato.
61
XI
Albuñan cuya identificación y firma constan al pie, se presenta el que dice llamarse
Marcos Luengo con evidente síntomas de lucha, leves heridas en ambas manos y algo
aturdido.
Pascual, ambos son vecinos de la partida de Gor de este ayuntamiento y que en legítima
defensa golpeó a su supuesto atacante hasta dejarlo sin sentido , tirado en tierra, a la
altura del Sauce Blanco en el paso que sube La Sagra desde la citada partida y que
donde lo dejó.
Pascual dice que fue, probablemente, envuelto en una especie de locura transitoria y que
sólo le gritaba “¡fuiste tu!, ¡fuiste tu!” mientras le golpeaba con algún bastón o arma no
punzante.
este cuerpo de guardia que hace tres días, o sea, el lunes próximo pasado, alguien del
que no se sabe ciertamente dato alguno asesinó vilmente al también vecino de Gor
62
Ramón Alger, al que el escribiente de este dice conocer de años. El cadáver fue
encontrado colgado por los pies con el cuello degollado y totalmente desangrado en
el también goreño Julián Rúa al que este oficial de guardia y el escribiente conocen
sobradamente y manifiestan no haber visto desde el mes pasado. Parece ser, según
indica el declarante, que pudo haberse perdido por el camino, cosa extraña pues el
mensajero conocía perfectamente el paso y lo hacía varias veces al mes para entregar y
recoger encargos. Este último punto lo ratifica el oficial de guardia firmante pues el
minusvalía psíquica pudiera haberse desviado del paso por cualquier motivo imaginable
perdiéndose entre la maleza y, ¡Dios no lo quiera! Caer por alguna de las balconadas
Temiéndose, por tanto, que las víctimas mortales de Gor puedan elevarse a tres,
punto éste que el declarante duda pues, según dice, cree muy probable que el número de
asesinatos sea mayor dado el clima de desconfianza, terror y aislamiento que reinaba en
propia justicia de forma que puede que se hayan matado, con o sin razones, entre ellos
mismos.
cuenta lo que la costumbre nos tiene enseñado a cerca de lo frecuente que viene siendo
63
entre los goreños la pérdida de razón y la comisión de actos irracionales el oficial de
guardia decide avisar a su inmediato superior pues la gravedad del caso así se valora. Se
capitán Samuel Cruz el cual ya había contactado de camino con los servicios de la
central de la capital pues temía que serían precisos más efectivos de los que se disponen
en Albuñan.
prepotencia que el siguiente en ser asesinado podría haber sido él, mostrando entonces a
los presentes las heridas de ambas manos y brazos a lo que el señor Capitán Samuel
Cruz le contestó (cito literalmente a petición del declarante y para futuras acciones
El señor Capitán deja órdenes precisas al grupo para que a la altura del Sauce
Blanco , punto en el cual se pierden las señales de radio, den un primer parte de
situación aunque éste sea el de sin novedad. Ordena también que se deje en el
mencionado punto el aparato de radio conectado y que de los seis números desplazados
, uno de ellos quede a menos de quince minutos de marcha del aparato, luego en fila de
64
a uno se acerquen a Gor sólo dos efectivos quedando los otros tres a distancias similares
veintidós horas y quince minutos por lo que se calcula por el Señor Capitán que a las
radio.
Se requiere por vía de urgencia la presencia del Sr. Juez de guardia para que
proceda al levantamiento del cadáver ó los cadáveres que pudieran hallarse en Gor.
65
Epílogo
Fui interrogado e imagino que también fui el principal sospechoso por ser, que
yo sepa, el único superviviente o al menos el único que no fui asesinado en Gor dejando
había, motivos que me impulsaran a cometer crimen alguno. Sólo el Capitán Samuel
Cruz dudó de mi declaración pero, al final, no tuvo más opción que admitirla como
veraz.
Las brigadas que inspeccionaron Gor durante varios días llegaron a la conclusión
de que lo ocurrido en Gor había sido fruto de una especie de terror colectivo que nubló
Para el Capitán Samuel Cruz sólo quedaba por aclarar el primero de los
Quizás el verdadero asesino sólo quería provocar este baño de sangre en Gor. Quizás
66
Seguí el curso de las investigaciones a través de la prensa de la capital. Guardé
crónicas y artículos para utilizarlos en mi novela, incluso guardé aquel que daba cuenta
de la extraña aparición , quince días después de los hechos, del pobre e inocente Julián
Rúa.
alimentándose de bayas y bebiendo de una de las fuentes que se despistan del río.
Preguntado por los motivos de tal desaparición el pobre Julián Rúa dijo que conforme
ascendía por el paso iba recapacitando sobre lo ocurrido y lo que pudiera estar por
pasar. Que entre esos pensamientos se le aparecieron visiones de los asesinatos de todos
los goreños de forma que le asaltó el pánico y decidió esconderse en la cueva y quedarse
allí solo para siempre. No pretendía volver a Gor nunca pero un agente le descubrió
cuando bebía en la fuente vieja. Quiso huir pero no pudo. Sólo alcanzó a decir: “Yo no
he matado a nadie”.
Según cuenta el redactor, el caso se daba por cerrado una vez aparecido el
sus razones para esconderse. Siendo el objeto de tal huída el de librarse del castigo
pertinente.
Sí, publiqué mi novela y está siendo un gran éxito pero yo desde que volví de
Gor no puedo conciliar el sueño y las horas se estiran inexplicablemente. Veo y siento
cosas que no quiero. Tengo las ideas huidas de nuevo y las conferencias, firmas y
recrimina esta actitud constantemente pero no puedo ni quiero estar con gente. Quiero
Acabo de recibir una nota de mi maestro Emilio Castro Téllez, dice: “Espero por
mi bien que nunca escribas sobre mi. Vende libros como este último y acabarás
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colgándote de una lámpara. Tranquilo, al cabo de un tiempo el olor alertará
Precisamente mi maestro me ha abierto los ojos a una nueva trama que sería,
seguro, un gran éxito de ventas. Si bien los delitos cometidos ya están publicados y sólo
bastaría con aseverar que se trata de hechos reales podría ya no dejar por escrito mi final
sino grabado, de forma que mientras vaya subiéndome a la silla y ajustándome el nudo a
de muerte cómo se me viene la falta de aire y cómo mis órganos dejan de funcionar
hasta que con el último resquicio de aire de mi garganta salga un brindemos y mi copa
--Brindemos.
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Apostillas
La marca del ángel
La marca del ángel es el leve surco vertical que recorre el espacio entre nuestra
pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja , una tercera parte del
rostro , va resultando que los órganos que nos sirve el olfato y el gusto son la tercera
parte del alma. Se ha comprobado repetidas veces que grandes sumilleres sometidos a
de que los sentidos que no le pueden faltar a un amante del vino son el olfato y el gusto.
nasofaríngea, la establece ese pequeño surco convexo que forma la hendidura bucal.
necesaria y útil para un buen amante del vino pues es en ella donde siempre se apoyará
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Olor y sabor.
Un buen sumiller pondría color sólo con el olor y el sabor de un buen vino.
Un ángel, cuenta la leyenda sufí, posa un dedo sobre los labios del bebé en el
instante anterior a su nacimiento. Esa breve caricia borra en el infante la memoria del
Un río cumplía la misma función que el ángel judío entre los griegos antiguos.
Antes de reencarnarse, las almas debían beber del Leteo, uno de los ríos del Hades, para
destruir el recuerdo de sus vidas pasadas. Sus dulces aguas provocaban un olvido
memoria de todo lo vivido sería dueño de toda ciencia , la del bien y la del mal.
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