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La Biblia Católica y la Biblia "Protestante" son iguales, ¿o no?


"La Biblia católica y nuestra Biblia son iguales; usted puede ver estos versículos que le
estoy recomendando en su propia Biblia, y verá que dicen lo mismo". ¿Le suenan
familiares estas palabras? Es lo que muchos ganadores de almas, y aun escritores de
tratados dicen a los católicos al tratar de evangelizarlos. Pero, ¿son en verdad igual la
Biblia de los católicos y la Biblia de los "protestantes"? La respuesta no es tan sencilla.
Si sólo tomamos en cuenta la buena fe e intención de esos ganadores de almas que
dicen que ambas Biblias son iguales, pues al decir eso, están pensando en que la Biblia
de los católicos también contiene el plan de salvación, entonces se puede decir que sí;
que sí son iguales ambas Biblias. Pero al hacer un examen más técnico de las dos
versiones de la Biblia, encontramos que no son iguales; no solamente con respecto a
los libros apócrifos, que fueron añadidos a la Biblia que ahora usan los católicos, sino
con respecto a la adulteración deliberada de pasajes clave de la Escritura. Haremos
este análisis en dos partes: La diferencia entre la biblia católica y la Biblia cristiana
(protestante) en cuanto a los libros que componen el canon, y la diferencia en cuanto a
versículos deliberadamente mal traducidos en la biblia católica para apoyar su
doctrina.

EL CANON DE LA BIBLIA

La mayoría de los cristianos sinceros creen que la única diferencia entre la biblia
católica y la Biblia "protestante" [usemos mejor la palabra cristiana, que es más
correcta] consiste en los libros apócrifos, y que en lo demás están de acuerdo; de ahí
que las más de las veces la controversia se centra en refutar la afirmación católica de
que tales libros deben estar en el canon bíblico; o más específicamente, en el canon
del Antiguo Testamento. Haremos también nosotros aquí una exposición sobre este
asunto para beneficio de aquellos que desconocen los hechos.

¿Qué son los libros apócrifos?

Se les llama "libros apócrifos" a aquellos libros añadidos a la Septuaginta (LXX),


versión griega de las Escrituras hebreas, y más tarde agregados al canon del Antiguo
Testamento a la biblia católica oficialmente en el Concilio de Trento (1546), bajo
anatema para aquellos que se rehusaran aceptarlos como inspirados a la par del resto
de los libros de la Biblia. Los cristianos han preferido usar hasta la fecha el
término Ô  (Ô  significa "de origen dudoso, falso, falsificado, espurio"),
porque su autenticidad es muy dudosa, pues ni los primeros cristianos los aceptaron
como parte de las Escrituras, y aún los judíos palestinos tardaron en aceptarlos; y eso,
no al nivel de las demás Escrituras, como los mismos escritores católicos afirman:

"Los rabinos palestinos no aceptan estos libros [los apócrifos] como inspirados, una
razón quizá sea la fecha tan tardía en que fueron escritos o puestos en circulación de
algunos de ellos." (por Carolyn Osiek y Donald Senior. Ñ Ô
 Ô  Ô

Ô
   The Liturgical Press; Collegeville, Minnesota 56321, página 2)

Los católicos, no obstante, prefieren llamarlos "deutero-canónicos", o sea, reconocidos


como canónicos en una fecha posterior; y a la vez, redefinen la palabra "apócrifos"
diciendo a los católicos que los protestantes los llaman así porque los consideran
"buenos y útiles para instrucción, pero no tienen la misma autoridad como los otros
libros de la Biblia" (Georgius Craven. ÷
Ô . Catholic Enquiry Centre, Imp.,
página 190). Pero la verdad es, que ningún cristiano en sus cinco sentidos, que
conozca la Palabra de Dios y la crea, aceptará los libros apócrifos como "buenos y
útiles para instrucción".

Los libros apócrifos (que consisten en Tobías, Judit, Sirac o Eclesiástico, Sabiduría,
Baruc, 1 y 2 de Macabeos, y algunas adiciones a los libros de Daniel y Ester) fueron
incorporados a las Escrituras hebreas en la Septuaginta (LXX), o sea, las Escrituras
que fueron traducidas al griego para beneficio de los judíos en Alejandría, que habían
olvidado su idioma nacional, por órdenes de Ptolomeo Filadelfo (280-245 a. C.). Estos
libros se colaron en la Biblia católica cuando Jerónimo, por orden de la Iglesia Católica,
los incluyó contra su voluntad en su traducción al latín de la Biblia conocida como la
Vulgata a fines del siglo IV.

Desde el Concilio de Trento hasta recientemente, la Iglesia Católica ha mantenido una


actitud de condena hacia aquellos que no querían reconocer su autoridad para definir
el canon. Han enseñado a sus seguidores que los "protestantes" han sido los que le
han quitado libros a la Biblia, y que por lo tanto, la Biblia protestante no está
completa. Sin embargo, esa actitud ha estado cambiando, y algunos apologistas
católicos, en un afán ecuménico, han tratado de explicar con eufemismo la inclusión de
los libros apócrifos en su biblia, sin condenar a los protestantes como los que le han
quitado a la Biblia; pero no hay que olvidar que no se ha levantado el anatema del
Concilio de Trento, ni que la Iglesia Católica, al buscar el acercamiento con los
protestantes, está dispuesta a ceder ni un ápice en lo que ha declarado normativo en
su Tradición a través de los siglos en que ha existido.

›azones por las que no se deben incluir en el canon bíblico los libros
apócrifos.

· Los judíos palestinos rechazaron los libros apócrifos, y es a ellos a


quiénes se les confió la Palabra de Dios ± específicamente, el
Antiguo Testamento ± (Romanos 3:2). De modo que no es la
Iglesia Católicorromana la autoridad final para decidir qué libros
han de incluirse en el canon bíblico y qué libros no. El mismo San
Agustín, padre de la Iglesia Católica, se refiere a este asunto
diciendo que "estos libros [los Macabeos] son considerados
como canónicos por la Iglesia, aunque no por los judíos,
debido al relato de los maravillosos sufrimientos de algunos
mártires" y en el mismo pasaje los distingue de "las Sagradas
Escrituras" (-  - XVII, 36. Citado por B.F. Westcott. ÷


 Ô ÔÔ Ô ÷Ô.±versión española± Clie: Barcelona,
España; 1987, pág. 177). El gran historiador judío Josefo, se
refiere a los apócrifos, en su famoso discurso contra Apión:
"Desde Artajerjes hasta nuestros días se han escrito varios libros,
pero varios libros, pero no los consideramos dignos de confianza
idéntica a los libros que les precedieron porque se interrumpió la
sucesión de los profetas. Esa es la prueba del respeto que
tenemos a nuestras Escrituras" (cap. 1, part. 8. Citado por José
Flores. ¿Qué es la Biblia?. Editorial Alturas: Barcelona, España;
1968, página 84).

 ÷l Señor Jesucristo y los apóstoles nunca citaron a los libros apócrifos,


ni se refirieron a ellos con la misma actitud que la resto de las
Escrituras hebreas. Los apologistas católicos arguyen , sin
embargo, que aunque la Iglesia Católica emitió su veredicto final
en cuanto a los libros que se deberían incluir en el canon bíblico
hasta el Concilio de Trento (1546), en realidad la Iglesia (católica,
por supuesto) ya había dado su aprobación a estos libros en
cuestión desde los comienzos del cristianismo. No obstante, la
realidad y los hechos demuestran otra cosa. Cierto es que los
escritores del Nuevo Testamento citaron a la LXX, pero el hecho
en sí no se puede interpretar como un endose incondicional de los
apócrifos por los autores sagrados, ni mucho menos que los
consideraran inspirados a la par que el resto de los libros del
Antiguo Testamento. Pablo, por ejemplo, era un hombre tan culto
y versado aun en la literatura griega, que hasta citó a los mismos
autores griegos clásicos (Hechos 17:28; 1 Corintios 15:35; Tito
1:12); pero no por eso se deben considerar dichas obras como
inspiradas divinamente.

Otro hecho además, que no puede ser pasado por alto es que aún en la
actualidad, no se sabe a ciencia cierta cuando fueron incorporados los libros
apócrifos a la LXX, y el hecho mismo de que Cristo no se refiera a dichos libros,
ni a favor ni en contra, es indicativo de que no habían sido aun incorporados.
Más bien, la evidencia es que la incorporación de los apócrifos al canon bíblico
por la incipiente Iglesia Católica se hizo después que los judíos habían ya fijado
su canon hebreo, nuestro Antiguo Testamento.


† Los libros apócrifos contienen historias descabelladas El erudito P.H.
Scott comenta: "Por otra parte, en los libros apócrifos nos
encontramos en una atmósfera diferente. En el libro de Sabiduría
se describen las plagas de Egipto con tal riqueza de detalle y
belleza que raya en lo fantástico; en 2 Macabeos, las apariciones
de los jinetes cubiertos con armaduras de oro, ayudando a los
judíos a ganar tremendas victorias, se introducen según las
costumbres de las leyendas romanas de Cástor y Polux; en Tobías,
el método de restaurar la vista a Tobías usando las agallas de un
pez bendecido por el ángel Rafael; en Bel y el Dragón (añadido a
Daniel), el profeta Habacuc es llevado por los pelos a Babilonia,
volando con un ángel, para alimentar a Daniel en el foso de los
leones, y así numerosas inconsistencias y claras falsedades"
(‘ página 85)

Los libros apócrifos mismos afirman no ser inspirados. En el segundo


libro de Macabeos 15:37-38 leemos: R. . .yo también terminaré
aquí mismo mi relato. Si ha quedado bello y logrado en su
composición, eso es lo que yo pretendía; si imperfecto y mediocre,
he hecho cuanto me era posibleR (Biblia de Jerusalén). Es
importante notar que esta cita directa de uno de los apócrifos se
puede aplicar a todos los demás, ya que todos esos libros siempre
se han manejado como un todo, un conjunto.

 Los libros apócrifos contienen profecía falsa y contradicciones En


Baruc 6:2 "È
Ô  Ô  Ô Ô
Ô Ô Ô   Ô!
  Ô   ÔÔ  
Ô
     
ÔÔ  Ô 
Ô R. Una vez más Scott dice: "Al comparar los
dos libros de los Macabeos, vemos que no están de acuerdo en
muchos lugares y que incluso el autor confiesa sus graves
defectos" (José Flores,   Ô Ô" pág. 85).


ü Los libros apócrifos contienen un mensaje de salvación falso En Tobías
12:8,9 se lee: "
Ô  Ô Ô

Ô
#  $  Ô 
Ô 

$Ô % Ô %Ô 

% Ô  &$  Ô 
Ô % ÔÔ 
Ô 
Ô Ô  Ô   Ô    Ô   
 
'

ÔÔ  ÔR

Los libros apócrifos contradicen la doctrina católica

Uno pensaría que la principal razón por la que la Iglesia Romana ha insistido en la
inclusión de los apócrifos en el canon del Antiguo Testamento, es porque éstos le
proporcionan una base para sus doctrinas características. Esa es la primera impresión
que tenemos al leer el pasaje citado en el punto seis de la sección anterior, por medio
del cual, los católicos intentan justificar las doctrinas de las indulgencias, la oración por
los muertos y la existencia del purgatorio. No solamente se necesita un grado alto de
ingenuidad para deducir de dicho pasaje en cuestión tales doctrinas, sino que en un
estudio más concienzudo de otras porciones de los apócrifos, se puede apreciar que no
sólo no ofrecen estos libros fundamento alguno para sustentar sus doctrinas, sino que
hasta las condenan.

Por ejemplo, en Sabiduría 13:10 se lee: "Pero malaventurados son y fundan en cosas
muertas sus esperanzas, aquellos que llamaron dioses a las obras de mano de los
hombres, al oro y a la plata labrados con arte o a las figuras de los animales o a una
pieza inútil obra de mano antigua. . . .Como cuando un artífice hábil corta del bosque
un árbol derecho y diestramente le quita toda la corteza y valiéndose de su arte fabrica
mañosamente un mueble a propósito para el servicio de la vida, y los restos los recoge
para cocer la comida. . . .y con la pericia de su arte va dándole hasta hacer de él la
imagen de un hombre, o darle la semejanza de un animal, pintándole de bermellón y
poniéndole la encarnadura. . .porque sabe que no puede valerse a sí misma puesto
que es una mera imagen. . . .Y, sin embargo, ofreciéndole votos le consulta sobre su
hacienda, sobre sus hijos y sobre sus matrimonios. . ." Esta evidencia debería ser
suficiente para que cualquiera, y no solamente los católicos, desecharan los espurios
libros de hemos venido hablando.

Si no es para apoyar su doctrina, ¿entonces por qué la insistencia católica de mantener


los apócrifos en su canon? Quizá el lector tendrá una mejor respuesta, pero la única
que se me ocurre es que lo hacen como un esfuerzo de que los "protestantes"
reconozcan que la Iglesia Católica es la depositaria de la autoridad divina en la tierra,
ya que el Concilio de Trento solo pronunció maldición en contra de quiénes no los
aceptaran (los apócrifos), en respuesta al furor reformista que se pronunciaban por el
canon "corto" aceptado por los judíos, en vez del promovido por la Iglesia Católica en
la Vulgata.

CONCLUSION

Es evidente, en base a lo que aquí se ha demostrado, que los libros apócrifos no


pueden considerarse "buenos y útiles para instrucción" como quieren hacer creer los
apologistas católicos a los indoctos e ingenuos. Más bienaventurada hubiera sido la
humanidad entera si la Iglesia Católica hubiera atendido a las palabras de San
Jerónimo (católico), quien, como ya se indicó arriba, tradujo, en contra de su voluntad,
la versión latina de las Escrituras llamada "Vulgata", cuando dijo:

[los libros apócrifos] son como el loco vagar de un hombre cuyos


sentidos lo han abandonado" y aconseja que se eduque a una jovencita
llamada Paula para "evitar todos los libros apócrifos, y si alguna vez
desea leerlos, no por la verdad de sus doctrinas sino por respecto a sus
maravillosos relatos, que se dé cuenta de que no fueron escritos
realmente por aquellos a quiénes se atribuyen, que hay en ellos muchos
elementos defectuosos, y que se requiere mucha pericia para buscar el
oro entre el fango" (José Flores,    pág. 39).

Constantemente hizo distinción Jerónimo de los  Ô (en el sentido de


libros aceptados por la Iglesia), y los  Ô

 (libros canónicos) o ÔÔ
Ô (verdad hebraica); y ya que él fue el traductor y editor, vale la pena tomar en
cuenta su opinión.

El canon del Nuevo Testamento no ha estado en discusión entre los católicos y los
cristianos; pero como ya se señaló arriba, muchos ignoran que la Iglesia Católica ha
adulterado deliberadamente algunas porciones de la Escritura para su propia
conveniencia y/o perdición. Pero eso será tema de la segunda parte de este artículo.
No se pierda nuestro siguiente número de APOLOGIA; por este mismo canal, y a la
misma hora. Por cierto, ¿ya pagó usted su suscripción? Si no lo ha hecho, ¿no le da
vergüenza?


En nuestra edición pasada comenzamos un artículo en el que demostramos que la
versión católica de la Biblia y la que los cristianos han utilizado desde el comienzo de la
era cristiana no son iguales. En esa primera parte de este artículo demostramos con
muchas pruebas incontrovertibles que los libros apócrifos (los libros no inspirados que
fueron añadidos a la biblia católica) no pueden ni deben estar en el canon de las
Sagradas Escrituras; en otras palabras, la versión cristiana de la Biblia, llamada
"protestante" por los católicos, es la correcta.

Otra diferencia menos obvia, pero no por ello menos perniciosa, es la adulteración de
infinidad de porciones de la Biblia para que se acomoden al dogma católico. Son
alteraciones sutiles a pasajes claves de la Palabra de Dios que no son tan fáciles de
notar para los que no están familiarizados con las Escrituras; es más, muchos
cristianos ingenuos creen, como ya se dijo en la primera parte de este artículo, que la
única diferencia entre las dos versiones de la Biblia en cuestión es solamente los libros
"hipócritas" [perdón, apócrifos], y por lo tanto, recomiendan indiscriminadamente la
lectura de la [per] versión católica de la Santa Palabra de Dios.

Nos proponemos enseguida demostrar con hechos nuestra aseveración. Para seguir
mejor la explicación que sigue, se recomienda que vea en la tabla comparativa de las
páginas 4 y 5 cada uno de los pasajes que se estarán tratando a continuación.
Obviamente sería imposible tratar aquí todos los pasajes adulterados en las diferentes
versiones de la biblia católica, de modo que solamente se tratan aquí algunos de los
más sobresalientes. Se mencionará el pasaje en cuestión, y se demostrará el por qué
está adulterado.

Ê ÊLISIS D÷ LOS PÊSÊJ÷S

÷odo 20:23

Quizá se debería mencionar, aunado al análisis de este pasaje, el correspondiente a los


mandamientos 2 y 3 del Decálogo (Los Diez Mandamientos) que tiene que ver con las
imágenes y su adoración, o "veneración", para usar la terminología católica. En Exodo
20:4-5 de la versión católica de Don Félix Torres Amat [lástima de apellido] dice:

No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de las cosas que hay
arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de
la tierra. No las adorarás ni rendirás culto. Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte,
el celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación, de aquellos, que me aborrecen.

La explicación a estos mandamientos en la misma biblia al pie de la página dice que:

En el v. 3 se prohibe el culto de los falsos dioses, y en éste [el v.4] sus


imágenes. Pero las imágenes de los Santos, cuyo culto ni es idolátrico ni
supersticioso. . . . No se prohibe toda clase de imágenes. Puesto que Dios
mandó labrar los querubines del Arca del Testamento (XXV, 18), y también
mandó a Moisés hacer una serpiente de bronce (Núm. XXI, 8), mirando a la
cual se curaban de las mordeduras de las serpientes venenosas. . . La
traducción protestante del hebreo histahavah "no te inclinarás a ellas", es
inexacta, y quizá está hecha con malicia para engañar a los sencillos,
haciéndolos creer que es idolatría, la reverencia hecha a las imágenes de los
Santos. La inclinación propiamente dicha, la expresaban los hebreos con la
palabra quadad, que los Setenta traducen por la voz griega kipto. La voz
hebrea de este versículo [v. 5] es histahavah, que significa propiamente
postrarse en tierra hasta tocar el suelo con la frente, acto de veneración que los
hebreos hacían o a Dios o a los grandes personajes. . . Se usa también esta
vozhistahavah, para significar la adoración del verdadero Dios, sin inclinación
ni postración del cuerpo, III Reyes I, 47 [1 Reyes 1:47 en la Biblia Reina-
Valera]; y también en el sentido de ofrecer sacrificios a Dios que es el principal
culto de la Divinidad. (ÔÔ Ô Ô. Versión Castellana del Ilmo. Sr. Félix
Torres Amat. Editorial "Revista Católica"; El Paso Texas, EE.UU., 1946; página
76)

Queda más que claro cuál es la posición de la Iglesia Católica respecto a las imágenes
y la inclinación a ellas. Creo que no vale ni la pena contestar a las acusaciones de Dn
Félix Torres Amat contra los protestantes que se oponen a la "veneración" de imágenes
que se practica en dicha iglesia. No vale la pena decir que los querubines del Arca del
Pacto (o del Testamento, como la llaman Dn. Félix) tenían un propósito ornamental, y
que la serpiente que Moisés hizo en el desierto tenía una función curativa, razón por la
cual el símbolo de la medicina es la serpiente enredada en una cruz; pero ni en el caso
de los querubines, ni en el de la serpiente se ordenó que se inclinaran a ellas, o ni
siquiera que se les "venerara"; así como en la actualidad no se ve a los médicos
"venerando" el escudo que representa su profesión. Tampoco es necesario señalar la
aclaración que, afortunadamente para nosotros y desafortunadamente para los
católicos, hizo Dn. Félix de la palabra hebrea Ô ÔÔ hacia el final de su explicación
citada arriba de que ese término se usaba exclusivamente en referencia al verdadero
Dios. De manera que si una persona se inclina ( Ô ÔÔ ) delante de cualquier
imagen, ya sea hasta el suelo o no, como quiera que lo haga, es un acto reservado
para la verdadera Divinidad, y por lo tanto, es pecado.

Tampoco es necesario señalar que en Exodo 20:4 se prohíbe hacerse imágenes de


Santos, y no de falsos dioses, pues el versículo reza: "No harás para ti imagen de
escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra." (Y (Ô). Y la persona
más ignorante de teología sabe que no puede haber falsos dioses en el cielo, sino que
los "Santos", si lo fueron en verdad de acuerdo a los principios bíblicos, son los que
están arriba en el cielo, y por lo tanto, es pecado el sólo hecho de hacerlas.

No era necesario aclarar todo lo anterior, pero ya está aclarado. Lo que sí no queremos
dejar de aclarar es que el pasaje que nos ocupa, v.gr.: Exodo 20:23 está pervertido en
la versión católica de la Biblia. Haga el favor otra vez de comparar este versículo en la
tabla comparativa de las páginas 4-5. No es lo mismo decir: "No
hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro" (Reina-Valera), que decir: "No
hagan ídolos de oro o plata para adorarlos como a mí." (- ÔÔ ), o: No os
haréis dioses de plata ni de oro". (Y (Ô) ¿Cuál versión es la correcta? Un
análisis del pasaje en el original revela que: (1) No hay palabra alguna de donde se
puede traducir la palabra "adorar" como dice la versión Dios habla hoy; (2) La
palabra  , que en realidad es una palabra compuesta de  e , significan "conmigo"
o "junto conmigo", pero nunca "como a mí". (Y Ô  )    *
YÔ
. Laird Harris, Gleason Archer, Waltke; Moody Press: Chicago; página 83).
(3) ¿No se le hace a usted sospechosa la ausencia de las palabras "conmigo" o "como
a mí" (como usted quiera) en la versión de Dn. Félix Torres Amat? ¿Quiénes, entonces,
son los que han pervertido la Biblia?

Salmo 115:4-8 (Salmo 113:12-16)

Este pasaje era demasiado largo como para brincárselo, o manipularlo en su


traducción, así que Dn. Félix Torres Amat, con la autoridad conferida en él por la
"infalible" Iglesia Católica mejor lo escondió en otra parte, y por eso es que la única
diferencia es la referencia, o sea, el pasaje en donde se encuentra en ambas biblias.
En la ›
Ô+,ÔÔ aparece en Salmo 115:4-8, pero en la Y (Ô en Salmo
113:12-16; así, cuando algún católico vaya buscando el pasaje de Salmo 115:4-8,
sugerido por un protestante, se va a encontrar con que los versículos dicen otra cosa,
y creerá entonces que la Biblia protestante es la que está equivocada, y que le
añadieron pasajes anti-católicos. Esto es fácilmente demostrable simplemente citando
otras versiones de la Biblia. La también católica - ÑÔÔ Ñ, siguiendo la
numeración de la Vulgata latina (versión en latín de la Biblia), tiene una doble
numeración a partir del Salmo 10, ya que el Salmo 9 es dividido en dos en la Vulgata .
De modo que de ahí en adelante cada Salmo tiene doble número hasta llegar al Salmo
147 donde juntan el 146 con el 147 para terminar con la misma cuenta de 150
Salmos, como en la Biblia "protestante". Sin embargo, el pasaje en cuestión, que en
otras versiones de la biblia católica aparece con el número 114 y entre paréntesis
(115), en la Y (Ô aparece en el Salmo 113, y además, con otra numeración de
versículos; y para terminar con la misma cuenta de 150 como las otras biblias, tuvo
que dividir nuestro Salmo 116 (115 en las versiones católicas) en dos, porque si no, le
hubiera faltado un Salmo, y eso hubiera sido demasiado sospechoso. Esa versión de la
Biblia me recuerda a algunos de los pantalones que yo me ponía en mi infancia, que
tenían tantos parches y remiendos, que al final ya no se podían usar para nada.

oateo 1:25

Observe otra vez la tabla comparativa en relación a este pasaje. Note que la palabra
clave es ÑÊSTÊ. Si bien es cierto que "sin haberla [José a María] conocido (tenido
relaciones sexuales)" ella dio a luz un hijo; no es lo mismo que si dijera: "Pero no la
conoció ÑÊSTÊ que dio a luz. . . .". ¿Cual es pues la traducción más correcta?
Vayamos a los originales una vez más; pero ahora vamos a reproducir el versículo en
cuestión de una Biblia interlineal, en donde aparece el griego y la traducción literal en
español debajo de cada palabra:

kai ouk eginwsken authn ews ou eteken uion kai ekalesen to onoma autou
Ihsoun.

"y no conocía a ella hasta que ella dio a luz un hijo y llamó el nombre de él
Jesús."

(a YÔ
 ‘

Ô -+÷ Ô! Francisco Lacueva; Editorial Clie:
Barcelona España; página 4)

Dos graves problemas gramaticales con la traducción católica de este versículo es el


tiempo del verbo "conocer" y la ausencia silenciosa e inexplicable de la palabra
"hasta". En cuanto al verbo 
)
, cualquier estudiante de primer año de griego
sabe que esta es una forma del verbo 
) (conocer) en tiempo imperfecto, voz
activa, tercera persona singular, que se traduce como "conoció" o "conocía", pero no
"conocer-la" como infinitivo, que es lo que se hizo en la biblia católica. El griego es
demasiado preciso como para que el infinitivo ginoskein (
)
) se confunda con
eginosken (
)
). Aun en el remoto caso de que se pudiera "explicar" por qué se
tradujo el verbo de esa manera, la omisión de la palabra ews (), "hasta", es por
demás sospechosa.

El hecho que los eruditos de la Iglesia Católica en los idiomas bíblicos pudieran
cometer tan craso error, solo se puede explicar diciendo que tenían un fuerte motivo
para traducir así ese versículo. Ese motivo no es secreto, pues es del conocimiento
público que la Iglesia Romana inventó la mentira de que la virgen María permaneció
siempre virgen, a pesar de que la misma iglesia presenta a la Santa Familia como una
familia modelo, lo cual implica que los esposos José y María debieron cumplir con su
deber conyugal de acuerdo a lo que manda la Palabra de Dios en 1 Corintios 7:3-5.
Pero como la Iglesia Católica considera la relación sexual pecaminosa (lo cual es una
contradicción con el hecho de que el matrimonio es uno de los sacramentos, y los
sacramentos son requisitos para las salvación), es inconcebible, para dicha iglesia,
aceptar que María vivió una vida matrimonial normal con su esposo.
oarcos 3:31-35

Como se puede observar en la tabla comparativa de la página 4-5, en la versión


católica de este pasaje se insertan las palabras "primos o parientes" después de que se
mencionan a los hermanos de Jesús. La razón de esta inserción en esta particular
versión de la biblia católica, o la explicación al pie de la página en este sentido en otras
versiones, pero con el mismo fin; tiene como propósito, una vez más, reivindicar a la
Iglesia Romana de su enseñanza de que la virgen María siempre permaneció virgen.
No obstante, las Escrituras (aun las mismas católicas) establecen el hecho de que
Jesús tuvo hermanos, o mejor dicho, medios hermanos. La Biblia misma hasta da los
nombres de algunos de ellos en Mateo 13:55-56, donde dice:

"¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus
hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con
nosotros?". (›
Ô+,ÔÔ)

En la cruz Cristo miró a su madre y a su hermano (medio-hermano) Juan; Juan 19:26-


27:

"Habiendo mirado, pues, Jesús a su madre y al discípulo que él amaba [Juan],


el cual estaba allí, dice a su madre: Mujer, !Ô, ahí tienes a tu hijo. Después
dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel punto encargóse de ella
el discípulo,  Ô  
 
 ÔÔ." (Y (Ô)

Estaría bueno hacerle esta pregunta a Pepito: "A ver Pepito, si a su madre que estaba
allí Cristo le dice: µmujer ahí tienes a tu hijo¶, y al al hijo le dice: µhijo, ahí tienes a tu
madre¶, ¿qué parentesco tendrían Cristo y ese discípulo hijo de Su madre?" Si Pepito
fuera católico y dijera: "primos, maestra"; y si la maestra fuera católica le pondría
diez; pero si la maestra fuera una persona sincera que no cierra sus ojos a la verdad,
reprobaría a Pepito.

Volviendo al pasaje, ¿que acaso Cristo no sabría el significado de las palabras como
para después concluir que los que estaban allí no eran sus verdaderos parientes, o sea,
madre y hermanos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre? ¿Por qué no
respondió: "los que hacen la voluntad de mi Padre son mi madre y mis µprimos¶? El
mismo contexto demanda que la relación que él tenía con María de madre-hijo, es la
misma relación que él tenía (desde el punto de vista humano) con las demás personas
que acompañaban a su madre, o sea, hermano-hermanos. Además, si Cristo (o el
escritor del evangelio) quiso decir "primos o parientes cercanos", ¿por qué no usó la
palabra para primos en griego que es Ô
  en vez deÔ ?

Por el contrario, la Biblia atestigua contundentemente que Cristo tuvo medios


hermanos. Una profecía en el Salmo 69:8 dice: "Extraño he sido para mis hermanos, y
desconocido para los hijos de mi madre", cuyo cumplimiento está en Juan 7:5 donde
dice que: ". . .ni aun sus hermanos creían en él." Compare los versículos 4, 8, 21 y 25
del mismo Salmo con Juan 15:25; 2:17; Romanos 15:3; Mateo 27:34; y Hechos 1:20,
en donde se cumplen otros elementos del mismo Salmo profético. Jacobo (Santiago)
su discípulo y hermano, llegó a ser la cabeza de la Iglesia en Jerusalén (Hch 15:13,19)
y escribió el libro de la Biblia que lleva su nombre. El otro discípulo, Judas, también
hermano, también fue escritor bíblico; y el discípulo amado, Juan, que escribió el
evangelio que lleva su nombre, tres epístolas universales y el Apocalipsis, fue también
su medio hermano.
Lucas 1:48

Al leer en la versión "protestante" que María se consideraba como alguien de condición


baja en el Magníficat, coincide perfectamente con otras palabras dichas por ella dentro
de la misma oración: "Dios mi Salvador"; las cuales reflejan que ella, como pecadora,
al igual que cualquier otro ser humano, tenía la necesidad de un Salvador. Al referirnos
a ella como pecadora no lo hacemos en forma despectiva ni considerándola como una
mujer corrupta y perversa, sino simplemente como miembro de la raza humana, y
como tal, entra en la clasificación de pecadores, pues la Biblia dice: "por
cuantos TODOS pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios", y "no hay justo ni
aun uno", y que " . . .como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por pecado
la muerte, así la muerte pasó a TODOS los hombres, por cuanto TODOS pecaron"
(Romanos 3:23,12). Ella, como todo ser humano, heredó la naturaleza pecaminosa de
Adán de sus padres, y eso la constituye en pecadora. Nunca los cristianos hemos
puesto en tela de duda que ella debió ser una mujer piadosa (temerosa de Dios) y
virtuosa, de otra manera no habría sido escogida para ser la portadora del Salvador;
pero decir que fue concebida inmaculadamente y que permaneció siempre virgen es ir
en contra de lo que claramente enseña la Biblia.

La Iglesia Católica instituyó el dogma de la Inmaculada Concepción de María hasta


apenas el 8 de diciembre del año de 1854, por el Papa Pío IX en la bula ‘
Ô
-:

"Nosotros declaramos, pronunciamos y definimos que la Más Bendita Virgen


María, en el instante mismo de su concepción fue preservada inmaculada de
toda mancha del pecado original, por la singular gracia y privilegio del Dios
omnipotente, en virtud de los méritos de Cristo Jesús, el Salvador de la
humanidad, y que esta doctrina fue revelada por Dios, y por lo tanto debe ser
creída firme y constantemente por todos los fieles."

Pero a través de la historia, es fácil probar que el consenso de los cristianos, e incluso
la misma Iglesia Romana, no sostenían que María había sido concebida sin pecado.
San Agustín, quien murió el año de 430 de nuestra era, claramente expresó que la
carne de María era carne de pecado, y que "María, proviniendo de Adán, murió por
causa del pecado; y la carne de nuestro Señor, derivada de María, murió para quitar el
pecado." (citado en ›Ô
Ô . Loraine Boettner: The Presbyterian And
Reformed publishing Co.; Phillipsburg, New Jersey, EE.UU. página 160). Tomás Aquino
creyó que la virgen fue concebida en pecado, pero que antes de nacer fue
milagrosamente limpiada del mismo. Veamos el sentir de éste, y otros intelectuales
católicos de la época:

Tan firmemente se oponía Santo Tomás (Aquino) a la doctrina, que llegó a ser
casi una cuestión de honor entre la Orden de los Dominicos para oponerse a tal
concepto como insostenible teológicamente. Los Franciscanos, no obstante,
siguiendo a Duns Scotus, estaban más inclinados a adoptar la idea, y los
Jesuitas, más tarde, lo hicieron uno de los asuntos más importantes para ellos
hacer lo mismo. Si el Papa IX estaba en lo correcto, o aun más, era infalible,
parece lamentable que los teólogos más sobresalientes de la Cristiandad
hubieran sido dejados durante dieciocho siglos con tal marca de falta de guía
sobre el asunto que no solamente los hizo errar, sino que erraron en proporción
a su estatura como líderes de la vida intelectual de la Iglesia, los luminares en
el firmamento de Su [de la iglesia] mente". (Boettner, página 160).
¿Qué Biblia realmente está bien traducida, y qué Biblia está manipulada?

Juan 3:5

Las palabras en cursiva en la versión católica de Y (Ô, y puesta en negritas en


la tabla comparativa, no aparecen en el original. Es más, el mismo Torres Amat
confiesa en que todas las palabras en letra cursiva a través de toda su biblia, son
añadidas por él, como nos lo aclaran los editores en la introducción de dicha biblia:

"Hemos adoptado la tantas veces publicada y recomendada por la autoridad


eclesiástica, que el P. José Miguel Petisco, S.J., tradujo de la µVulgata latina¶
teniendo a la vista los textos originales, y que se conoce por la Biblia del Ilmo.
Sr. D. Félix Torres Amat, Obispo de Astorga, España, por haber sido éste quien
la dispuso y publicó. Como él, ponemos el texto bíblico en tipo ordinario,
reteniendo las palabras que él intercaló, para mejor inteligencia o explicación
del texto y disminuir el número de notas; pero nótese que todas esas palabras
van en letra cursiva, para no alterar en lo más mínimo el texto sagrado."

Tal adición al texto bíblico fue hecha para sostener la enseñanza romanista de que por
medio del bautismo de agua somos limpiados del pecado original. La refutación de tal
herejía se da más adelante, en el tratamiento del pasaje de Tito 3:4-5. Lo que por lo
pronto podemos adelantar para su análisis es la siguiente pregunta: ¿Con qué
autoridad el Sr. Félix Torres Amat, o cualquier otra persona, añade palabras al texto
bíblico? Ya contestaremos a esto al tratar con Apocalipsis 22:18-19.

Ñechos 14:22

La palabra griega presbuterous (  ) se traduce "anciano" en el Nuevo


Testamento, o "presbíteros", como la misma biblia Y (Ô lo hace en 1 Pedro 5:1
en donde el apóstol Pedro se considera a sí mismo presbítero (anciano) junto con
todos los demás; pero nunca se traduce como sacerdotes, ya que para la palabra
"sacerdote" existe otra palabra griega, la cual es iereis ( ). Vale la pena aquí citar
el comentario del finado Dn. Luis Rodríguez respecto a estos versículos:

La palabra indebidamente puesta en tipo ordinario es SACERDOTES, pues


parece que es necesario repetir que nuestro Señor Jesucristo no organizó su
iglesia con sacerdotes, y no porque no los hubiera, pues los había, sino que El
no quiso llamarlos para que predicaran su Evangelio, por lo tanto, no es posible
creer que San Pablo hiciera lo que el Señor Jesús no quiso hacer." (÷Ô 
( . Luis Rodríguez: México, D.F., julio de 1958; página 12)

El Nuevo Testamento en ningún pasaje enseña que a los líderes de la iglesia se les
llamaría jamás sacerdotes. Se les llamó apóstoles (Ô  ), pastores ( 
Ô ),
obispos (   ), ancianos (  ), pero nunca sacerdotes.

La Biblia enseña que todos los creyentes ya no necesitan de sacerdotes intermediarios


para acercarse a Dios (Hebreos 4:16), sino que todos son sacerdotes reales, como el
mismo apóstol Pedro lo afirma en su primera epístola: "Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis
las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable." (1 Pedro 2:9)
Más bien, fueron los sacerdotes (es más, los principales -sumos- sacerdotes) los que
planearon y llevaron a cabo el complot para la ejecución de Jesús nuestro Salvador,
como claramente lo dice el evangelio de Juan (Juan 11:49-50; 18:12-14; 19:21).

¿Cuál sería entonces la intención de insertar aquí (Hechos 14:22) la palabra


"sacerdotes"? Exactamente, usted acertó.

›omanos 6:2-4

Si usted observa por favor la diferencia en este pasaje en las dos versiones de la Biblia
presentada en la tabla, notará que la católica dice que somos unidos CO Cristo por
medio del bautismo, mientras que la versión cristiana dice simplemente que somos
bautizados ÷ Cristo. Podríamos citar nuevamente aquí el texto griego para demostrar
que allí no aparecen las palabras "unidos", ni "por medio del"; sino simplemente
"bautizados ÷ " Cristo; pero eso lo vamos a dejar al lector que no se satisfaga con
nuestra explicación, pues en la actualidad las Escrituras en los idiomas originales están
al alcance de todos más que nunca.

Más bien, un análisis del contexto aquí será suficiente. Si seguimos leyendo el
versículo encontramos en la misma versión católica que por medio del bautismo
"somos enterrados junto con Cristo, para ser resucitados y vivir una vida nueva, así
como Cristo fue resucitado de la muerte. . ." Observe como dice que por medio del
bautismo somos enterrados "junto con" y no "unidos a", que va en perfecta armonía
con el principio del versículo, como está bien traducido en la versión cristiana, pero
mal en la católica.

La enseñanza del Nuevo Testamento es más bien que somos unidos a Cristo al creer
en él, no al bautizarse (Romanos 8:1-17). Esta unión es un acto en pleno ejercicio de
la voluntad del individuo al tener perfecto uso de razón, y no el salpicado que se le
fuerza a la cabeza de los infantes, sin que estén absolutamente conscientes de ello, y
que la Iglesia Romana llama "bautismo".

›omanos 6:3

No es esta una repetición desapercibida del pasaje anterior, sino que deliberadamente
señalamos en forma más particular este versículo para hacer observar al pueblo
cristiano como una misma versión de la Biblia: Dios Habla Hoy, ofrece una traducción
diferente del mismo versículo dependiendo de los lectores a quienes se les está
dirigiendo tal o cual versión. Note como en la versión católica, que incluye los libros
apócrifos, dice que somos "unidos a Cristo CO el bautismo", mientras que en la
versión protestante (que no incluye los libros apócrifos), dice que somos "unidos a
Cristo ÷ el bautismo".

¿Que le parece? ¡Una Biblia hecha a su medida! Como si Dios fuera un sastre, y la
Biblia fuera una prenda de vestir. Esta descarada actitud deja bien sentada cuál es en
realidad la finalidad de las Sociedades Bíblicas Unidas, que distribuyen en Latino-
América las biblias de la Sociedad Bíblica Americana. Ya en sus propias publicaciones
dejan de manifiesto su tendencia ecuménica al hablar tan favorablemente del Papa y
los católicos; y al producir dos versiones de la misma Biblia "tijereadas" al gusto del
cliente, una vez más confirman su falta de temor de Dios y de respeto a su Palabra.
¡Dios tenga misericordia de sus almas! Si usted ama al Señor y Su Palabra, ¡NO
COOPERE CON DICHA SOCIEDAD comprando su material!
Ë latas 3:26-28

Lo mismo que se señaló en el comentario de Romanos 6:2-4 podemos decir aquí; ya


que ocurre la misma adición y manipulación de palabras, con el mismo propósito.
Repetimos: NO SOMOS UNIDOS A CRISTO POR MEDIO DEL BAUTISMO, somos
bautizados EN Cristo, pero unidos a Él al creer en Él.

Tito 3:5

Aquí encontramos una manipulación similar a la de Romanos 6:3 hecha por las
Sociedades Bíblicas Unidas, con el mismo propósito de apoyar la herética idea de que
por el agua del bautismo somos renacidos a una nueva vida. Note una vez más las dos
versiones de la misma biblia. Hemos incluido la supuesta biblia "protestante" en la
columna de la izquierda en nuestra tabla comparativa, porque para todos fines
prácticos, está igualmente corrompida. El espacio no nos permite mostrar aquí cómo
otras versiones de la biblia católica en este pasaje (Tito 3:5) enfatiza el hecho de que
el Espíritu Santo nos hace renacer por medio del bautismo. Baste decir aquí que en el
original no aparece la palabra "bautismo", sino "lavamiento", que no es lo mismo. La
Biblia nos dice que somos renacidos a una nueva vida al creer en Cristo (Juan 3:3-16);
que el Espíritu Santo realiza la obra de regeneración (Tito 3:4-5) al ser lavados
nuestros pecados en la sangre de Cristo (1 Juan 1:7; 1 Pedro 1:19-20). Si acaso hay
otra cosa que nos "lava" del pecado, aparte de la sangre de Cristo, y que se mencione
en la Biblia, no es el agua del bautismo, sino la Palabra de Dios, la Biblia misma (2
Timoteo 3:16-17; 1 Pedro 1:22-23).

Ñebreos 3:1 y Ñebreos 10:12

La Iglesia Católica, como cualquier persona que conozca de religiones orientales


paganas lo podrá constatar, es una mezcla híbrida de cristianismo verdadero, judaísmo
(abolido por Cristo), y paganismo. Del cristianismo conserva algunas de las doctrinas
cardinales que han caracterizado al cristianismo a través de estos casi veinte siglos de
existencia. Del judaísmo adoptó y adaptó algunos de los ritos prescritos en la ley
ceremonial mosaica como el rocío con agua bendita (semejante al rociamiento con
hisopo y sangre que hacían los antiguos sacerdotes judíos), parte de la indumentaria
de los sacerdotes, burdas imitaciones de ceremonias judaicas como la cuaresma que
parece asemejarse a la pascua judía, etc., etc., etc. Del paganismo han adoptado la
idea del dios-hostia, el nombre de "pontífice" designado a los sacerdotes, también
parte de la indumentaria como las mitras, escapularios, adornos, la imagen de una
diosa sosteniendo a su esposo-dios infante que en la Iglesia de Roma ha sido
sustituido por la virgen maría y el niño Jesús, etc., etc.

Como ya lo señalamos en el tratamiento de Hechos 14:22, la palabra "sacerdote" viene


de la griega , y la palabra "sumo sacerdote" viene de Ô . ¿De dónde
entonces tomó la biblia católica el término "pontífice", y qué significa? Veamos lo que
dice el diccionario Larousse:

pontífice m. Papa, jefe supremo de la Iglesia católica romana.

No mucha ayuda, pero espere un momento, si a Cristo la biblia católica lo llama


"pontífice", y el diccionario nos dice que un pontífice es el jefe de la Iglesia Católica,
entonces se puede concluir que Cristo fue un Papa, o bien, que el actual Papa es "el"
Cristo de la actualidad. Por supuesto, ninguna de las dos conclusiones anteriores
incomodarían a la mencionada iglesia. Es evidente entonces la intención por la que en
Hebreos la biblia católica haya utilizado el término "pontífice" en vez del correcto
"sumo sacerdote".Pero veamos que nos dice otro diccionario; en esta ocasión
consultaremos el Diccionario de la Lengua Española Aristos:

PO TIFIC÷ m. Sumo sacerdote que presidía los ritos y ceremonias


religiosas en la antigua Roma.

¡Ah, de modo que por eso se llama (por eso y otras cosas) Iglesia Romana! ¿No le
parece, amigo lector, una irreverencia a Cristo que una institución le llame a Cristo
"pontífice", o sea, sumo sacerdote de una antigua religión romana, y una falta de
respeto a su Palabra que la misma institución adultere este versículo para que diga lo
que no dice en el original? Por otro lado, nosotros no vamos a objetar que la Iglesia
Católica persista en llamarse "romana" y en llamar a su máximo jefe "pontífice"
identificándose así aun más con el paganismo de las religiones romanas que existieron
antes que el cristianismo; pero sí vamos a enfatizar, a pregonar y a predicar con todas
nuestras fuerzas, que el verdadero cristianismo tiene una cabeza, un sumo sacerdote
que es Jesucristo, Dios mismo y no un hombre, y que el origen de nuestra religión no
está en Roma sino en Jerusalén, pues fue allí donde estuvieron congregados los
cristianos en el advenimiento del Espíritu Santo (Hechos 1-2).

En cuanto a la palabra "hostia" que indebidamente sustituyó la Iglesia Romana por


"sacrificio", además de la evidente intención de dicho cambio, escuchemos una vez
más la explicación de Dn. Luis Rodríguez en relación a este cambio:

El Clero Romano, además de poner notas a los versículos y de intercalar


palabras de su motu porprio, comenzó ya a cambiar radicalmente algunos
textos bíblicos, con el fin de hacer creer a sus ovejas que Cristo o sus apóstoles
dijeron tales o cuales cosas, pues en la Biblia de Torres Amat, sexta edición de
1944, en el ejemplar que tengo, dice en Hebreos 10:12, "después de ofrecida
una SOLA HOSTIA por los pecados", palabras puestas en tipo ordinario, y es
necesario repetir que la palabra hostia es completamente desconocida en las
Sagradas Escrituras, como prueba transcribo el mismo texto de la Vulgata
Latina: "mas habiendo ofrecido un SOLO SACRIFICIO por los pecados . . ."
(edición de 1851), y no es lo mismo decir una sola hostia a un solo sacrificio.
Además, el autor sagrado se refiere al solo sacrificio que Cristo ofreció de sí
mismo en la cruz para el perdón de nuestros pecados. (Luis Rodríguez, págs.
11-12)

¿Puede la mente honesta, acaso, cerrar sus ojos a tan contundente evidencia de
adulteración a la Santa Palabra de Dios?

Êpocalipsis 22:18-19

En realidad este pasaje no contiene un cambio doctrinalmente significativo en las dos


versiones de la Biblia que estamos estudiando, excepto quizá las palabras en letra
cursiva puestas en la versión católica en el versículo 19, que solamente enfatizan más
la sentencia dada en dicho pasaje. La razón, pues de incluir este texto es que usted,
amable lector, pondere estas palabras; que usted pese en balanza la importancia suma
que tiene el quitarle o ponerle algo a la Palabra Inspirada de Dios.
Los editores de esta publicación no sostenemos que exista una versión perfecta; es
más, creemos que existen otras versiones, además de la Reina-Valera que son buenas
traducciones, y que quizá contengan errores de traducción; o quizá, por qué no
decirlo, la misma Reina Valera tenga errores de traducción, que por la naturaleza
misma del cambio dinámico de toda lengua, contenga términos obsoletos, o que hayan
en nuestro tiempo, cambiado totalmente su sentido. Pero una cosa es incurrir en un
error de traducción o de imprenta accidentalmente en pasajes que no cambian la
sustancia de una doctrina fundamental, y otra muy diferente es la mutilación, la
adición, la adulteración descarada y mal intencionada de pasajes claves de la Escritura
para que se acomode ésta a nuestras creencias, o a las creencias de nuestra religión.

Es el sentir de este escritor, salvo que usted tenga una mejor explicación para tan
despiadada carnicería en contra de la Palabra de Dios, que la Iglesia Católica, a la luz
de estos versículos de Apocalipsis, ha firmado ya su sentencia de condenación.

CO CLUSIO
Amado lector, no es, ni ha sido, ni será nuestra intención atacar tal o cual iglesia, ni
mucho menos sus seguidores. Dios los ama, y todo cristiano sincero que ame a su
Señor y a su Palabra, los amará también. Esto que parece un ataque es más bien una
defensa. Hemos sido nosotros los "protestantes" los atacados a diestra y siniestra por
la Iglesia Romana y los medios de comunicación a su servicio, de sostener doctrinas
heréticas, y adulterar la Biblia. La misma versión católica de Torres Amat, en su
introducción dice acerca de nosotros:

El Protestantismo, en teoría, deja la interpretación de la Biblia a la 


 Ô


 Ô; y ya hemos indicado cómo el astuto Satanás se aprovecha de sus
conocimientos bíblicos para insinuar sus interpretaciones torcidas, y
engañarnos. . . . Así como éstos [los judíos], entendiendo mal el Antiguo
Testamento, se formaron un falso concepto del Mesías, y lo crucificaron, así
esas sectas, errando en la interpretación del Nuevo Testamento, se han
formado un falso concepto de la Iglesia . . ., y no sólo han crucificado, sino que
aun descuartizado ese cuerpo con las divisiones y subdivisiones que han
introducido en el Cristianismo. . . ¡Dios ilumine a nuestro hermanos, culpable o
inculpablemente descarriados, para que comprendan la verdad, y los traiga al
seno de su santa y única Iglesia, la Iglesia Católica, a la que Jesucristo confió el
depósito de la verdadera fe y constituyó Maestra infalible de sus divinas
enseñanzas, 
Ô  Ô   Ô  Ô ! (1 Tim III, 15) (Torres Amat, págs.
vii-viii, xi).

Este es el ataque contra el cual hemos propuesto la anterior defensa. Usted, amado
lector, juzgue si la Iglesia de Roma es lo que dice ser: "Santa e infalible Maestra de las
divinas enseñanzas" a la luz de las evidencias que le hemos presentado. ¿Por qué
mejor no poner su fe en el Señor Jesucristo, quien se dio a sí mismo por sus pecados
para que sea salvo, en vez de confiar en las enseñanzas de una iglesia que desde sus
inicios ha estado desviada de la verdad? Sea salvo hoy. Vaya a la página doce. Lea el
sencillo plan de Salvación de Dios. Haga la oración y escríbanos para regocijarnos con
usted de la verdad que ha encontrado, la cual es Jesucristo.




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