Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1
Anexo 2 Clase 1: COMUNICACIÓN
BIDIRECCIONAL Y ESCUCHA ACTIVA
Riesgos psicosociales I
Es conveniente, por tanto, que el docente incite a que los receptores se manifiesten reproduciendo
lo retenido de lo comprendido, por ejemplo del tema que se trabaja en clase, o de la explicación o
de las instrucciones dadas. Los mensajes emitidos por el alumnado podrán ser comparados
con la intención que tenía el docente al emitir su mensaje.
Esta fase, comparación entre el mensaje original y lo que el alumno retiene comprensivamente
está representada en el diagrama anterior mediante la doble flecha curva.
Además, la comunicación bidireccional resulta más eficaz que aquella en la que el oyente tiene
restringida la comunicación no verbal.
Oír es mucho más complejo que el mero proceso físico. La parte fisiológica de la audición, que
implica la recepción de vibraciones, su transmisión y transformación en una señal nerviosa
específica se da a través del oído, mientras que oír implica unos procesos intelectuales y
emocionales que integran múltiples datos para la búsqueda de significados y la interpretación
de mensajes.
A pesar de que durante las conversaciones frecuentemente apreciamos graves deficiencias en
la escucha, la importancia de escuchar en las relaciones interpersonales, en el proceso
comunicativo, en el aprendizaje y en la toma de decisiones ha sido reconocida desde la
antigüedad:
“El hablante siembra, el buen oyente cosecha” (Proverbio chino.)
Debiéramos atender a cada persona como si esta mostrase un cartel que dijera: ¡Quiero sentirme
importante! .
Podemos oír más de 450 palabras por minuto, 4 ó 5 veces más de las que podemos
pronunciar. El tiempo diferencial entre la velocidad del pensamiento y la del habla, permite
analizar, reflexionar, buscar significados...
Durante años en Mineápolis se ofrecieron diversos cursos para mejorar la forma de hablar, y
uno sólo para mejorar las habilidades para escuchar. Los primeros siempre estaban llenos,
el segundo no se impartió nunca por falta de alumnos. Muchos querían aprender a hablar
mejor, casi nadie aprender a oír.
Durante la comunicación es importante poseer un objetivo para escuchar, de modo que se facilite
la atención al mensaje recibido, pero es conveniente analizar la denotación del mensaje, sin
distorsionarlo con interpretaciones subjetivas asociadas a prejuicios acerca del tema.
Es importante situarse en un contexto que restrinja las interrupciones, para lo cual frecuentemente
es necesario predefinir el momento y el lugar en que se celebrará la conversación. En un contexto
específico para favorecer la comunicación resulta más fácil centrarse en el interlocutor y
retroalimentar sus mensajes ampliando algún aspecto, parafraseando... de modo que cada
interlocutor conozca qué está comprendiendo el otro.
Para comprender mejor el mensaje recibido no basta analizar su contenido, sino también las
connotaciones y los significados atribuidos por el emisor. Considere la carga afectiva que
proyecta el comunicante como recurso especialmente útil en este sentido, pero recurra también a
sintetizar la esencia del mensaje.
En algunas situaciones de comunicación cada interlocutor se muestra más interesado por transmitir
sus mensajes que por comprender los mensajes de los demás. Cada interlocutor es más activo en
la emisión que en la escucha. En tal circunstancia es frecuente que el mensaje de nuestros
interlocutores sea recibido sólo en parte y distorsionado por nuestro punto de vista sobre el tema
tratado.
Coloquialmente nos referimos a situaciones de “diálogo de sordos” cuando cada interlocutor emite
y emite sus mensajes sin integrar el mensaje de los demás interlocutores. En las ocasiones en las
que nuestro interlocutor perciba que no le prestamos atención con la intensidad que desea para su
mensaje es muy probable que, de forma más o menos consciente, eleve el volumen de su voz,
acelere la velocidad de emisión... y acompañe su mensaje verbal con signos no verbales que
reflejan tensión, incomodidad, rechazo, desprecio...
La eficacia comunicativa, desde el punto de vista del emisor, requiere que comuniquemos
nuestro mensaje adaptando la forma para facilitar que el mensaje sea mejor recibido e
integrado por los interlocutores, teniendo en cuenta sus características y las circunstancias
que condicionan la comunicación.
La eficacia comunicativa, desde el receptor, requiere que comprenda bien los criterios,
datos, puntos de vista, necesidades, emociones... del emisor.
El fin de la comunicación no es sólo que el otro comprenda qué queremos decir, tal perspectiva
egocéntrica desconsidera la posible riqueza de datos que a través de la retroalimentación
puede modificar incluso lo que queremos decir. La eficacia, desde el punto de vista de la
comunicación requiere que cada interlocutor comprenda lo que los demás interlocutores tratan
de decirle. Desde esa comprensión podremos realizar la toma de decisiones que estimemos
oportuna.
La respuesta es afirmativa, ya que se perciben fácilmente las muestras de escucha activa de las
personas. Pero ya que pensamos que las personas en toda circunstancia y propósito no actuamos
del mismo modo, una respuesta más adecuada puede ser que cualquier persona puede mostrar
habilidad para la escucha activa en unas ocasiones y no en otras.
Este concepto puede animarnos a considerar cuáles son las características de las personas
cuando escuchamos activamente, y a ensayar esas formas de actuar para utilizarlas más
frecuentemente en los procesos de comunicación.
La escucha activa implica una actitud que lleva a hablar sólo lo necesario, empleando frases
abiertas que invitan al interlocutor a ampliar sus explicaciones o a tomar nota escrita de las
principales ideas que nos transmiten... haciendo notar al interlocutor que es escuchado con
autenticidad.
Atención, es la actitud de interés acerca del mensaje que se recibe lo que ha de motivar
nuestras conductas de escucha activa mejorando la eficacia en la comunicación: imagine qué
efecto produce, por ejemplo, que una persona tome notas de lo que decimos con actitud
beligerante, para recriminarnos textualmente los fallos que podamos cometer.
Sólo desde esta actitud positiva hacia el mensaje que nos quieren transmitir recomendamos
el uso de diversos recursos comunicativos frecuentemente presentados en publicaciones
especializadas en comunicación.
A fin de facilitar la realización de ejercicios, conviene utilizar fichas con esquemas orientadores
acerca de cómo proceder en la mejora de la comunicación.
Como ejemplo le proponemos el cuadro siguiente, en el que se resaltan cuatro fases a considerar
en la escucha activa:
Por eso también la eficacia en comunicación está relacionada con la competencia personal en la
profesión y del éxito o fracaso en este campo se deducirá en buena medida la satisfacción o
insatisfacción personal en la profesión, factor relevante para el desarrollo humano del profesorado
y la prevención de síndromes como el burnout.
Presentaremos, por último, algunos referentes que faciliten la detección de los obstáculos que
suelen aparecer en los procesos de comunicación, a fin de que las personas que se formen en
estos contenidos puedan considerarlos para su evaluación y optimización.