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Existe un uso extendido y concertado de las funciones de ingreso aplicadas a los mercados
de trabajo, con la finalidad de evaluar la incidencia de las teorías de capital humano y
señalización en las ganancias de un individuo de dichos mercado.
Desde varias décadas atrás autores como Psacharopoulus (1973) han intentado estimar que
tanto aporta la educación del individuo en relación con el ingreso obtenido por su salario,
planteando desde ese entonces la disyuntiva entre dos posibles hipótesis, la del capital
humano expuesta por autores como Becker (1964), que asevera que las personas invierten
sus recursos hoy en educación con el fin de obtener beneficios futuros. Esto también
significaría que a mayor calidad y cantidad de la educación mayor seria el beneficio del
inversor. La otra propuesta es la teoría de la señalización, propuesta por Spence (1973),
quien argumenta que el contrato de trabajo no tiene información completa debido a la
imposibilidad de medir la productividad del contratado, por esto el empleador utiliza la
educación como indicador o “señal” de la capacidad de trabajo que obtendrá la empresa con
este empleado. En este caso se corre el riego de tomar decisiones con mucha incertidumbre.
Castellar y Uribe (2003) comparan cual de los dos modelos, Capital Humano o
Señalización, explica mejor los enfoques teóricos. Donde se plantea además que la
educación genera externalidades positivas, por lo que no es sano dejarla al libre juego de la
oferta y la demanda porque se estaría subestimando su valor. Por esto también se invita a
promover el subsidio de la educación pública y fomentar la calidad de la educación. Como
complemento a este enfoque, en su artículo Jean Calude Eicher (1988) hace un recuento de
las etapas de la economía de la educación por más de 30 años, mostrando su paso por fases
de expansión, estabilización, desaparición y actualmente diversificación, mostrando la
penetración que tuvo en ella la sociología, y la ya enunciada importante relación entre
educación, productividad y crecimiento, por lo tanto su obligatoria inclusión en las políticas
de estado.
Es muy relevante la conclusión a la que llega el autor Pons Blasco (2000), en el sentido de
que no se ha llegado a un consenso económico sobre la superioridad de alguna de las
teorías sobre la otra. Debido a que se usan distintas metodologías, variables y datos. Pero se
debe apostar a seguir con políticas educativas debido al impacto que se espera en la
productividad.
Un grupo o nivel que siempre ha sido privilegiado por los altos retornos de la educación es
el de los profesionales Colombianos en Farné S. y Vergara C. (2008), pero cada vez se
requieren más años de estudio para mantener el mismo nivel de renta. Pero se confirma
similitud en esta tendencia en el estudio realizado por Tenjo, Ribero y Bernat (2005) en seis
países de América Latina en donde además se analizan las variables de sexo y calidad de
las instituciones que otorgan los diplomas. Se encontró que los salarios por hora han
disminuido, los hombres ganan en promedio más que las mujeres, y la educación es
significativa y tiene mayor peso en la ecuación de ingresos del sexo femenino.
Forero y Ramírez (2008), con información del observatorio laboral de la educación para el
2005, observo que factores como vivir en una ciudad principal, ser hombre y haber
obtenido el título en IES reconocidas aumenta la probabilidad de ingresos salariales
mayores. Lo que ratifica el capital humano como factor determinante de la renta. Y al igual
que en Prada (2006) donde se estudia la dinámica de los retornos de la educación en el país
entre 1985 y 2000 con datos de la ENH, se muestran las variaciones de los retornos por los
diferentes niveles de escolaridad, haciéndola crecer a medida que se pasa a niveles
educativos más altos.
Los retornos privados de la educación superior en España no son muy diferentes a los
observados en Colombia, esto se muestra claramente en el artículo de MANUEL SALAS
VELASCO (2004), donde la cantidad de educación universitaria recibida por los
graduados y los años de experiencia total en el mercado de trabajo son determinantes
importantes de sus salarios. Cabe resaltar que en este mismo estudio se demuestra que la
función minceriana estándar no arroja una medida exacta del valor económico de la
educación superior si esta es una variable endógena.
Un estudio especializado en individuos que invierten en educación superior, realizado por
Forero Ramírez y Ramírez Gómez (2008), para contrastar la Teoría del capital humano así
como en la Teoría de la señalización, basándose en la Herramienta de Seguimiento a
Graduados 2005, de nuevo sustenta que ser hombre y tener padres con mayores niveles
educativos se asocia a un mayor ingreso, así como vivir en una ciudad principal o estudiar
carreras sociales y administrativas. La edad y tener contrato son factores positivo y trabajar
el sector financiero, industrial, transporte, o ser empleado público, provee un ingreso
promedio mayor que el de los graduados del sector de servicios y empresa privada. Los
graduados de una entidad oficial tienen un ingreso menor que los de una privada y la
acreditación tiene un impacto positivo. A mayor educación de los padres aumenta la
probabilidad altos, y se encuentra que los más jóvenes tienen menor probabilidad de
devengar ingresos altos.
Chávez Castro y Arias Gómez (2002) evalúan la tasa de retorno de la educación desde un
punto de vista de competitividad, evaluando la educación y experiencia sobre la
productividad del factor trabajo. Y se muestra como la educación de cierto nivel aporta más
que la del nivel inferior, como los aportes en secundaria y universitaria de las mujeres son
mayores que los de los hombres y como al aumento global de los niveles de educación la
rentabilidad en el tiempo crece con menor tasa. Y Núñez J. y Sánchez F. (1998) muestran
aumentos en los salarios relativos de los trabajadores calificados, debido en lo fundamental
a un incremento en su demanda relativa. En parte porque las nuevas tecnologías son mejor
dominadas por mano de obra de este nivel.
De acuerdo con los resultados, los graduados de IES acreditadas tienden a obtener mayores
ingresos. Esto confirma que los diplomas de un mismo nivel educativo (e incluso de una
misma ´área del conocimiento) se remuneran de manera distinta, como consecuencia de la
heterogeneidad de las IES que emiten los títulos. Esto podría presentarse por diferentes
razones: primero, porque los empleadores favorecen las condiciones laborales de los
egresados de este tipo de instituciones para atraerlos, porque creen que su rendimiento es
mayor dado que recibieron una educación de mejor calidad; segundo, porque estos
profesionales tienen un mejor desempeño, por ejemplo, en los procesos de selección;
tercero, porque los egresados de instituciones acreditadas utilizan mecanismos distintos o
más eficientes para colocarse en el mercado laboral, como por ejemplo el uso de redes o
contactos con personas de la universidad de la que egresaron.
Y Maribel Castillo Caicedo (2007) busca indicios de sobreeducación en las nueve regiones
identificadas por la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) del 2003, y encuentra que en
Colombia se puede explicar este hecho desde ambas teorías tch y ts, muestra además que el
fenómeno puede ser transitorio o permanente, que ser hombre aumenta la probabilidad y la
variable región también permite explicar, a través de la teoría de competencia por puestos
de trabajo, que el fenómeno de la sobreeducación es permanente; dada la existencia de una
prima educativa salarial en las ciudades más grandes.