María de los Ángeles Moreno

Rescatemos río Magdalena y la imagen

urbana

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27 de mayo de 2011

metropoli@eluniversal.com.mx

Siempre he pensado que la verdadera democracia implica, por

lo menos, dos cosas: la voluntad de escuchar al pueblo y
servirlo; y el logro de mejores condiciones de vida para todos.
Por eso, no entiendo que el gobierno de la ciudad pretenda
tomar decisiones y ejecutar obras, supuestamente para
beneficio de la ciudad, a espaldas, sin conocimiento o, peor
aún, en contra de la voluntad de la mayoría de la gente.

Eso, lejos de producir satisfacción engendra inconformidades y

desconfianza en las instituciones. La toma de decisiones sin
consulta, sin explicación, sin participación ciudadana y, en
ocasiones con violencia, sólo provoca enojo y rechazo cada vez
más amplio a diversas obras, construcciones, vialidades, pero
sobre todo a las actitudes de soberbia y cerrazón de las
autoridades.

No hay semana en la que no sepamos, escuchemos o leamos, a

veces casi con alarma, otras con un sentimiento de
impotencia, sobre un nuevo conflicto entre ciudadanos y
gobierno del D.F.

Algunos ejemplos: la idea de eliminar la alameda del norte y el

deportivo en Azcapotzalco, que ha provocado dos veces
manifestaciones vecinales y represión con granaderos; y la
construcción de la supervía poniente, a través de una
asociación pública-privada, que quizá no transparente nunca la
deuda y la inversión, además de la terrible destrucción
ecológica y urbana en Álvaro Obregón y Magdalena Contreras,
y que ha motivado una denuncia de la Comisión de Derechos
Humanos.

La paulatina, pero cada vez más notoria disminución de las

áreas verdes en los viveros de Coyoacán, para dar lugar a
construcciones horrendas de diversas dependencias oficiales;
el proyecto de rescate del Río Magdalena, una vez más no
informado ni consultado con los vecinos, sobre todo si se
plantea “mejoramiento” urbano-paisajístico del cauce del río y
la recuperación del último río vivo de la Ciudad.

Ese río brota de veneros en las montañas de Magdalena

Contreras. Después de 16 kilómetros de agua cristalina, en su
último tramo se convierte en receptor de los drenajes de
colonias aledañas y descarga en la Presa Anzaldo, en Periférico
Sur. El río continúa por debajo de las calles, entre ellas Paseo
del Río, Chimalistac, en forma de drenaje subterráneo y
resurge, a cielo abierto, en el cruce de Universidad y Francisco
Sosa.

Para sanear el caudal del río y conseguir un arroyo sin malos

olores, una planta de tratamiento de aguas residuales está
construida en Miguel Ángel de Quevedo y Avenida Universidad.

En la actualidad, el Río Magdalena, en la parte superficial

entre Francisco Sosa y Río Churubusco, es un drenaje a cielo
abierto que nadie disfruta. Sobre avenida Universidad la barda
perimetral de los Viveros de Coyoacán impide a los peatones
acercarse al cauce. En cambio, el acceso río para los
paseantes al interior de los Viveros está vedado por la maleza.
El río es usado —desde tiempo atrás — como depósito de
basura.

La calle Paseo del Río cuenta con un camellón de 1.3

kilómetros entre Eje 10 Copilco y Miguel Ángel de Quevedo,
que separa las colonias Chimalistac, Copilco El Bajo y
Oxtopulco. Es ahora una ruta peatonal, poco amable.

Los problemas son: 1) vandalismo, graffiti, basura, falta de

mantenimiento, y desechos humanos. 2) uso inadecuado del
espacio; privatización, fragmentación de áreas verdes, falta de
mantenimiento y basura; 3) infraestructura abandonada y en
mal estado; 4) cauce del río contaminado; 5) problemas de
accesibilidad, dificultades de vialidad por transporte público;
6) salud vegetal deficiente, suelo erosionado y prácticas de
manejo inadecuadas.

Parece que las autoridades del DF se propusieron, por fin,

rescatar el “último río vivo de la ciudad”. Sin embargo, otra
vez sin aviso y sin consulta previa con los habitantes de varias
zonas de Coyoacán y de la Magdalena Contreras.

La idea de modificar la imagen de los Viveros de Coyoacán, no

suena mal. Se habla de erigir un muro vegetal, en lugar de la
barda perimetral, y de que corra el río con agua limpia.

En cambio, no suena tan lógico intervenir sobre Paseo del Río

para facilitar el desplazamiento peatonal, y reducir a cuatro
las 12 vueltas en U; así como hacer una ciclopista. Los vecinos
de las colonias Chimalistac, Copilco el Bajo y Oxtopulco
desconocen el proyecto y sus alcances; no saben si se cuenta
con manifestación de impacto ambiental, estudio de impacto
urbano, factibilidad técnica y permisos del INAH.

Los vecinos de las calles de Allende y Arenal, y, en general de

la colonia Ex - Hacienda Guadalupe Chimalistac, están
preocupados por la construcción de la planta tratadora de
aguas negras.

Según los vecinos, en el “Plan Maestro de Manejo Integral,

Aprovechamiento Sustentable de la Cuenca del Río
Magdalena”, de 2008, señalaba que la infraestructura
existente tendría mantenimiento; no se mencionaba la
ciclopista, ni la planta de tratamiento; mucho menos recorrer
la barda de los viveros 50 metros o más para dejar que el río
corriera por fuera.

Por último, surge la pregunta de ¿por qué no evitar la

contaminación allá arriba, donde comienza a correr el río,
donde aún hay veneros de agua pura? ¿por qué permitir que las
invasiones continúen y que los drenajes se dejen correr hacia
el río? ¿por qué no poner la planta de tratamiento mucho más
arriba, donde no haya urbanización y se impida que baje el
líquido contaminado?. Debería limpiarse el río desde
Contreras; evitar que la gente descargue aguas negras desde
 los dinamos hasta la presa Anzaldo.

¡Ojalá! que en verdad sea un proyecto integral que mantenga

vivo, limpio y corriente al Río Magdalena en todo su recorrido.

¡Ojalá! que no sea una burla más a los ciudadanos y más

deseable aún que no se les vaya a ocurrir entubar el único río
que nos queda, que puede rescatarse y ser el eje rector del
paisaje urbano de una amplia zona de la Ciudadde México.

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