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EL GOBIERNO EN MESOAMÉRICA: COMPONENTES PARA SU REDEFINICIÓN

INTRODUCCIÓN

El Presente escrito se abocará a un aspecto de las antiguas civilizaciones de América,


siendo este el sistema político, se usa este término para enmarcar la manera en que
se organizaban para relacionarse ya sea al interior de cada sociedad, así como entre
las diferentes sociedades que la componían. Este aspecto que pertenecería a la
ideología o la superestructura de dichas sociedades, es representado o llevado a cabo
en la realidad cotidiana en la forma de un gobernante principal y este ha sido
considerado como un monarca, rey y en el mejor de los casos como el tlatoani, donde
los requisitos básicos para acceder a este cargo eran de índole genealógica. La
existencia en Mesoamérica de un gobierno monárquico, ha sido considerada desde los
primeros lustros de la colonia, como la forma de gobierno de los antiguos indígenas,
por el momento no se vislumbra un cambio de rumbo, ni siquiera una posibilidad de
pensar y mucho menos plantear algo diferente a esta definición del sistema de
gobierno. Se puede decir con un alto grado de seguridad que la mayoría de los
investigadores que toman o tocan el sistema de gobierno de alguna manera lo van a
enmarcar dentro de la sucesión hereditaria, las genealogías.

De manera particular se considera que el tiempo que ha dominado esta corriente de


pensamiento es algo alarmante, pronto serán quinientos años que se empezó a fundar
dicha corriente y sería de preguntarse qué es lo que ha impedido que no se de ese
juego de la ciencia donde una explicación dada se falsea o es falseada y da paso a
una nueva explicación a ese problema dado y así sucesivamente. Si bien en un siglo
no ha habido un grupo de profesionales que lograsen cambiar esta explicación o
cualquier otra de las sociedades mesoamericanas, esto no se debe obviamente a la
falta de material humano, donde en este lapso de tiempo han pasado una importante
cantidad de personajes reconocidos internacionalmente y que conjuntados todos ellos,
los convierte en los sustentadores o creadores de la explicación de Mesoamérica. Si
no se ha presentado una alternativa a ningún aspecto de esta concepción de las
sociedades mesoamericanas, aún con esta pléyade de investigadores que se han
avocado a esta materia, se plantea que esto solo puede ser achacado a la manera en
que enfrentan a esta problemática, es decir el marco teórico.

Para solventar o dejar un lado la concepción tradicional, se tiene que tener un marco
teórico diferente a dicha corriente, de tal manera que la investigación que se presenta,
está inserta dentro de la corriente que se ha llamado evolucionismo multilineal, el que
considera que las sociedades existentes en el mundo, han pasado por diversos
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procesos de evolución y la forma de hacerlo va a realizarse de tal manera que siguen
un patrón que las lleva a diferentes niveles en su desarrollo, por caminos que no
tienen que ser necesariamente los mismos y esto se puede generalizar para los
estadios a través de los que transitan estas sociedades, por lo que considera que
éstos no tienen que seguir un orden jerárquico y no están obligados a pasarlos en ese
orden e incluso pueden prescindir de alguna o algunas de las etapas o estadios
durante su proceso de consolidación como sociedad.

En este trabajo no se pretende discutir cuáles son las etapas que se deben recorrer
de acuerdo a la corriente tradicional y se toma lo que se conoce hasta el momento
acerca de las referidas etapas por las que ha atravesado la humanidad y que gran
parte de la comunidad científica acepta como tales, las cuales consisten en un
desarrollo sostenido y jerarquizado que según Morgan son: salvajismo, barbarie y
civilización, así mismo es necesario aclarar que en lo que respecta a la teoría de la
sociedad oriental o modo asiático de producción, que mucho influyó e influye en la
teorías de Ángel Palerm y en otros investigadores de esta corriente teórica, se prefiere
dejarse de lado por ser demasiado localista y condicionante, solo se retoma lo esencial
en los planteamientos de Palerm.

El llevar a cabo nuestra inclusión en esta corriente, obedece principalmente a que,


parafraseando al maestro Ángel Palerm, quien en el prólogo a su trabajo de 1972
Agricultura y Sociedad en Mesoamérica, donde él se considera dentro de la corriente
académica que sostiene un origen de las sociedades de América independiente de las
de Europa o Asia, en contraposición a la que sostiene el origen extracontinental de los
grupos mesoamericanos, motiva a que por nuestra parte, también consideremos que
Mesoamérica sólo puede ser explicada por ella misma, es decir con términos o
conceptos extraídos de estos pueblos, que eran los que definían los aspectos sociales
mesoamericanos antes de la llegada de los conquistadores.

Entendemos lo anterior como el volver a utilizar términos que se originan o eran


utilizados en la etapa mesoamericana para designar diversos aspectos sociales, que
les servían para normar las relaciones -que de manera tentativa llamaremos de poder-
establecidas por los diferentes sociedades mesoamericanas y de la relación de esos
aspectos da como resultado la existencia de un tipo de sociedad con una
especificidad, que la hace diferente a la europea en la gran mayoría de tales aspectos,
al momento del llamado contacto de ambas sociedades. El incluir nuestro
planteamiento en esta corriente, obedece a que a juicio propio consideramos que el
multievolucionismo, nos permite elaborar teorías explicativas, que de alguna manera
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cuestionan aspectos que han sido considerados torales en la arqueología
mesoamericana.

Este planteamiento de que las explicaciones deben tener un sustento local, es una
cosa que vista a la ligera es algo sencillo de plantear, el problema se presenta al
buscar esos términos o conceptos propios de los mesoamericanos, ya que lo único
que tenemos de estas sociedades son sus restos materiales, aunque existe la
salvedad de que tenemos crónicas y códices para una etapa específica de
Mesoamérica. Con esta cuestión se puede y de hecho se plantea que dicho
multievoucionismo, es una teoría a la medida de la arqueología y que al no ser
tomadas en cuenta por los colegas, nos está diciendo que a esta teoría le falta un
auxiliar, para poderse aplicar a la solución de un problema arqueológico dado, es por
eso que la manera de proceder es, implementar ese auxiliar en la teoría de Palerm,
esto será la información que proporcionan las fuentes y códices acerca de un
problema dado, con la condición de que la información histórica debe de tener su
representación arqueológica, la cual no puede ser objetable en lo más mínimo, que no
haya una fisura que permita que el dato histórico domine al dato arqueológico.

En el presente caso tenemos cumplida con alto grado de seguridad la correspondencia


entre la información arqueológica y la histórica, donde la presencia de elementos
arqueológicos corrobora dicha información, precisando donde haya lugar y aportando
información donde la historia no la contempla, es por eso que se amplía y corrige al
dato histórico.

La información histórica referente a la ceremonia de perforación del septum, para


otorgar la categoría de tecuhtli, tiene su contraparte arqueológica en dos sitios en
Mesoamérica y que consiste en la presencia de los altares donde se acomodaban los
personajes que recibían dicha preeminencia, siendo estos Malinalco en el Estado de
México y Tizatlan en el Estado de Tlaxcala, la característica de ambos sitios consiste
en que Malinalco fue el primero en que se detectaron este tipo único de estructuras
llamadas altares de los tlatoque, aunque García Payón los ubica como tales pero
exclusivos de la casta militar, y define al edifico como el cuauhcalli.

En el caso de Tizatlan es el más relevante, ya que no solamente se rebaten los


postulados de los maestros Caso y Noguera, precisando además la información dada
por García Payón y lo más importante dan pie o ponen las bases para iniciar una
contrastación a fondo de la teoría tradicional en lo concerniente al sistema de
gobierno. Esta redefinición fue presentada en 1990 por los colegas Arturo Fernández y
Nazario Sánchez.
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ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

Las investigaciones emprendidas para la titulación del que esto escribe en 1994,
fueron llevadas a cabo en el Estado de Tlaxcala en el sitio de Tizatlan, estas se
dividieron en tres etapas, la primera que fue el procesamiento de la información
referente al área de estudio, que se llevó a cabo desde el año de 1988 y en este
proceso hizo su aparición un texto publicado 1984, que resulto ser la obra completa de
Diego Muñoz Camargo, que era nada menos que la contestación a la relaciones
geográficas mandadas a realizarse por el Rey Felipe II, para tener una descripción de
sus dominios, siendo la de 1577 a la que le da contestación Diego Muñoz, y que lleva
por título "Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala", y a partir de la página
132, se empieza a corresponder con el texto de "La Historia de Tlaxcala",
observándose que ambos escritos son prácticamente el mismo, salvo pequeñas
variantes que no alteran para nada el significado de la información que nos presentan
una y otra, ya que como es sabido "La Historia de Tlaxcala" (1978) es la que fue
editada por Alfredo Chavero, edición que se encuentra incompleta, porque le falta el
principio, por lo que la información de la fuente localizada en 1980 en Glasgow
Escocia y publicada en 1984 por la Universidad autónoma de México contiene un
datos muy precisos sobre la conformación de las casas y palacios de Xicoténcatl y
como el mismo autor refiere había estado varias veces.

Este dato permitió elaborar una hipótesis de trabajo que consistía sencillamente en
corroborar un plano que presenta el cronista tlaxcalteca de el sitio de Tizatlan, sitio
que hace su aparición desde 1927, al descubrirse unas estructuras rectangulares en
un edificio debajo del Tecpan de Xicoténcatl, las cuales en tres de sus cuatro lados
presentan dibujos tipo códice y que son investigados por Alfonso Caso y Eduardo
Noguera, los que los definen como altares de sacrificio humano, todo esto apoyado
por la interpretación de esos dibujos tipo códice. (Caso, 1927, Noguera, 1927).

Al llevarse a cabo la segunda etapa de mi investigación, que es la excavación del sitio,


la cual da inicios a finales de 1989, precisamente en la fiesta del Santo Patrono San
Esteban, desde los primeros sondeos se observó que eran nulas las posibilidades de
corroborar la distribución de los diferentes edificios que presenta dicho plano (Figura
1), ya que solamente quedó en pie el muro oeste del Tecpan de Xicotencatl, pero esta
falta de la última etapa fue compensada por la ubicación de la plataforma con las
escaleras de acceso, que sustentó a los altares y la cual fue cubierta por la etapa del
tecpan de Xicoténcatl, así mismo un fragmento del muro que rodeaba este espacio
que sería el área principal del sitio (Figura 2).
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Paralelamente a la excavación los investigadores Arturo Fernández y Nazario Sánchez
indagan la iconografía de los altares, llegando a cuestionar la tesis de los dos
maestros y proponiendo una función muy diferente a la de ser altares de sacrificio y
concretamente los ubican como altares de iniciación a una jerarquía muy particular
dentro del sistema de gobierno, siendo este el del tecuhtli o su plural tlatoque

El tercer paso que consistió en el procesamiento de los datos excavados y su


concatenación con la información sobre el mismo a la luz de éstos y los resultados
obtenidos se presentaron como tesis de titulación de licenciatura en 1994. En este
nuevo siglo se hace necesario reactivarla y someterla al escrutinio de los interesados
en el tema y a la vez presentar una interpretación paralela a ciertos aspectos de la
sociedad mesoamericana dentro de una corriente teórica diferente. La información
obtenida en estas excavaciones se pudo precisar que el sitio presentaba dos etapas
de ocupación, donde el establecimiento de la última época obedeció a un cambio
substancial que demuestra un aumento en la importancia de ese sitio y por
consecuencia de Tlaxcala, lo que los re posicionan en el ámbito mesoamericano.

La investigación dio como resultado que se revaloraran las versiones de estos dos
términos que se han manejado sobre su significado y función. de tal manera que
podemos considerar que son interdependientes, el uno no funciona sin el otro, ya que
en este caso a la figura del gobernante principal le asignamos una parte de la
población, que bien pudieran ser una clase social, los tlatoque plural del tecuhtli, con la
salvedad de que dicha clase sus fundamentos como tal son de índole social, dejando
en segundo plano las relaciones familiares. El segundo aspecto que se revalúa es el
lugar donde estos personajes o clase social se asentaban, al cual le llamaremos
tlatocayotl, dentro de este tipo de asentamientos, existía uno que era el principal y esto
lo sustentaba la existencia de un elemento que era un edificio con la función específica
de llevarse en ellos el otorgamiento de la nariguera, la cual es el símbolo distintivo de
la clase de los tlatoque.

El tercer elemento es quizá, donde se puede observar la separación entre la teoría en


la que se inscribe el presente escrito y la corriente tradicional, ya que en este punto se
retoman las figuras del cuauhtli y el ocellotl, estos dos animales que la corriente
tradicional adscribe como jerarquías de la milicia, como algo que es exclusivo de este
segmento de la sociedad, el motor de su desarrollo, los guerreros cuauhtli y ocellotl.
En este escrito estos dos animales van a ser considerados como símbolos ideológicos,
ya que la información histórica confrontada por el registro arqueológico, nos da indicios
precisos de que la función de estos dos animales esta directamente interrelacionada,
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con la ceremonia para recibir el cargo de tecuhtli, ya que su presencia es determinante
en este acto, donde su presencia física se deja sentir en los elementos que se
perforaba la nariz; la uña del cuauhtli y el hueso del ocellotl, y lo más significativo se
encuentran en los altares mismos, ya que en el caso de Malinalco los altares son
zoomorfos tres con la figura del cuauhtli y uno con la representación del ocellotl, en el
caso de Tizatlan solo se encuentran estos dos animales en un solo altar, pero están
presentes. En cuanto a la información histórica el documento conocido como la
Historia Tolteca Chichimeca editado por Kirchhoff en 1976, menciona explícitamente la
manera en que estos dos animales intervienen en la ceremonia de los tlatoque, tanto
en el ayuno previo, donde les dan de comer y beber a los aspirantes, así como al
momento de serles perforado el septum.

La concatenación entre estos tres elementos son los que permiten inferir o deducir un
sistema de gobierno totalmente diferente al que se le ha atribuido a las sociedades
americanas, el cual está basado en cuestiones que nada tienen que ver los lazos de
parentesco. Hay que mencionar que este tercer elemento en las investigaciones
antecedentes, solo fue enunciado y es hasta esta época que se reactiva su
investigación y la discusión concreta se hará en el artículo que sigue a este.

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LAS BASES HISTÓRICAS DE LOS TLATOQUE (EL RANGO DE TECUHTLI)

LOS CRONISTAS

Las indagaciones que llevan a cabo los misioneros al legar a las tierras recién
conquistadas, son los que de alguna manera ponen las bases para que se definiera al
sistema de gobierno indígena como de índole monárquico, está de más decir que la
interpretación de la Mesoamérica está basada en las informaciones de estos
misioneros y para presentar algo que contradiga esta versión tradicional, es necesario
partir precisamente del evento histórico que da como resultado este tipo de
interpretación, de las diferentes actividades de las sociedades conquistadas, y el
conocimiento de éstas, se encuentra plasmado principalmente en las llamadas fuentes
o crónicas, que se van a elaborar en el momento mismo del contacto y que
corresponderían entre otras, a las conocidas cartas de relación de Hernán Cortes,
teniendo su momento más notable con la llegada de los misioneros, donde los que
escriben sobre las sociedades conquistadas y evangelizadas, lo hacen por encargo de
sus superiores, este actuar en la recopilación y escritura de sus obras por los
cronistas, obliga a que el indígena maneje la escritura europea y la utilice para escribir
documentos de todo tipo, la mayoría como apoyo a peticiones a la corona española, y
ya con esto podemos decir que se han creado las bases para interpretar a las
sociedades mesoamericanas a partir de una perspectiva occidental, es decir extra
continental.

Para el presente escrito se tomara prioritariamente un aspecto de la información de


estos documentos sobre cierto personajes o jerarquía, este rango es el de los tecuhtli
o su plural tlatoque, se ha optado por aislar a este término de la información histórica,
debido a lo especifico de la información sobre la clase de los tlatoque, denomina como
monarca, rey, emperador o en el mejor de los casos como el tlatoani. Al hacerse esto
es para tener ubicado con precisión la manera en que fue descrito el término de los
tlatoque y entender cómo se ha manejado por los investigadores este personaje que
era en sí mismo la encarnación humana del poder, pero el manejo de los datos para
justificar o encontrar una similitud con Europa, ocasiona que este término de tecuhtli
quede debajo de un personaje que se le ha denominado como el tlatoani, se
presupone que los datos aportados por estas fuentes, fueron sacados de contexto y
supeditados a la interpretación que se hace del personaje principal.
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Para empezar a tratar de dilucidar la problemática referente a la función de los
tlatoque, es conveniente hablar de la versión que contienen las diferentes fuentes,
que relatan la forma en que se llevaba a efecto el acto de iniciación a esta jerarquía;
se puede decir que un buen número de éstas se ocupan de describir este aspecto,
entre ellas podemos mencionar a: Toribio de Bevavente Motolinia, Antonio López de
Gomara, Bartolomé de las Casas, Alonso de Zorita, Diego Muñoz Camargo, Gerónimo
de Mendieta, Diego Durán, Juan de Torquemada y Mariano Echeverría y Veytia.

Todos estos autores manejan una misma versión, con ligeras variantes, que de
ninguna manera afectan el cuerpo principal de la descripción del ritual, antes bien se
complementan para hacer más amplia y detallada la narración de este acto.

La procedencia de la información consignada por la gran mayoría de los cronistas


antes mencionados hace alusión a tres lugares ubicados en el área poblano-
tlaxcalteca, siendo éstos los de Cholula, Huexotzinco y Tlaxcala. El hecho es que
todos ellos coinciden en que dicha ceremonia se efectuaba en el templo del Dios
Camaxtli, lo que hace que Tlaxcala junto con Huexotzinco sean los lugares posibles de
la procedencia de dicha información, por hacerlos las crónicas participes de la misma
deidad como la tutelar de ambos grupos. Siendo los más destacados los de Toribio de
Motolinía en sus "Memoriales", la que junto con "La Historia de los Indios de la Nueva
España", son asignados a una fecha de elaboración en la década de los cuarenta del
siglo XVI, información que vuelve a ser retomada hasta trabajos muy posteriores, ya
entrado el siglo XVIII, con los escritos de Mariano Echeverría y Veytia.

Lo que se hace curioso y hasta raro, es que el tema central sea uno y
permanezca inalterable a través de ese espacio de tiempo y que además haya
sido respetado por los cronistas sin alteraciones significativas, de tal manera que no
se pierde el contenido esencial y ha quedado tal como lo describe fray Toribio de
Benavente Motolinía aunque, independientemente de los problemas que presentan
sus obras, al dejarlo patentizado.

Ante esta situación se creyó conveniente hacer la cita textual de una parte del texto de
Motolinía respecto a dicha ceremonia, por ser el primer documento conocido que nos
relata este acto. La cita es tomada de la obra llamada “El Libro Perdido” (Motolinía,
1989), en la que Edmundo O’ Gorman y colaboradores, tratan de reconstruir el texto
de esta obra desaparecida de Motolinía, lo cual logran, al compaginar y completar
textos faltantes en Los Memoriales y La Historia de los Indios de la Nueva España; los
datos se tomaron del primer texto que sirve de base para esa reconstrucción y del
capítulo numerado en este Libro Perdido como el capítulo XIII, que lleva por nombre:
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De las ceremonias, penitencias y gastos que hacía el que, en las provincias de
Tlaxcallan, Huexocinco y Cholollan, cuando era promovido al ditado y señorío de
Tlecuytli, donde como lo anticipa este investigador el epígrafe y el texto proviene del
libro llamado Memoriales II,

“Cuando en las provincias de Tlaxcallan, Huexotzinco y Cholollan querían promover


algún hijo de señor a la dignidad y título de tecuitli, que era la mayor que entre ellos
había, primero sus padres, por espacio de dos o tres años o más, allegaban mucha
ropa y muchas joyas. Allegado el tiempo que el mancebo había de recibir la dignidad
de tecuytli, elegían el día de buen signo, y llamaban a todos los señores y
principales parientes y amigos [y] acompañaban al mancebo hasta la casa del
demonio principal, que llamaban Camaxtle y entrados en el patio subían al mancebo
a lo alto del templo, y hecho acatamiento a los ídolos y puesto de rodillas, venía el
ministro mayor del templo, y con [una] uña de águila y un hueso de tigre delgado
como punzón, horadábanle encima de las ventanas de la nariz, y en cada parte le
hacían pequeño agujero, y allá le ponían una piedrecitas de azabache negro, porque
en esta tierra hay azabache de otras colores”. (Motolonía. 1989: 567)

“Acabada toda su penitencia después ponía unas piedras de turquesa o de


esmeralda, o unos granos de oro tan grandes como una cabeza de alfileres gordos,
que no eran mayores los agujeros, y en aquello reconocían todos que era tecuytli.
Horadarle con uña de águila y con hueso de tigre significaba que en las guerras los
que tal dignidad y señorío recibían que eran como armados caballeros, habían de
ser en la guerra muy ligeros para seguir y alcanzar a los enemigos, como águilas y
fuertes y animosos para pelear como tigres y leones; y ansí llamaban a los hombres
de guerra cicauhtle ucelote [cuauhtle ucelote], que quiere decir " águila, león, tigre"
en vocativo." (Motolonía 1989: 567).

“Luego vitupereaban e increpaban al que se ensayaba para ser nuevo caballero, e


no solo le injureaban de palabra, mas repelándole y empujándole para le probar de
paciencia, y para que como entonces que era novicio sufría con paciencia, no
hiciese menos después de señor, y también le tiraban por las mantas y se las
quitaban, hasta dejarlo con solo el maxtlatl, que es una toca larga con que cubren
sus vergüenzas,... y ansí el nuevo caballero desnudo se iba a una de las salas y
aposento de los que servían al demonio, llamado tlam{a]cazcacalco, para comenzar
allá su penitencia, la cual duraba a lo menos un año; algunos hacían dos años
penitencia, y así humillado se asentaba en la tierra hasta la noche, que le ponían
una estera e un asiento bajo con otro en las espaldas para se arrimar, e traíanle
otras mantas simples con que se cubriese. Toda la otra gente se asentaba a comer
de regocijo, y en comiendo se iban, quedándose el señor nuevo a hacer penitencia,
y luego a la noche le daban un brasero e incensario con su incienso, con otra
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especie de incienso, para con todo incensar al demonio; dábanle también tinta con
que todo se paraba de negro, poníanle delante púas de metl para se sacrificar y
ofrecer sangre. quedaban con él dos o tres hombres diestros en la guerra, que
llamaban yaotequi[h]ua, que también le ayudaban a hacer penitencia." (Motolonía :
1989, 567-568).

Continúa este autor describiendo los diferentes actos penitenciales del aspirante para
después narrar el siguiente paso, que consistía en:

“Cuando se iba acabando el año, sus padres, si los tenía, o sus parientes y
mayordomo aparejaban las cosas necesarias, que no eran pocas. Ponían por
memoria los señores que habían de ser convidados, y los principales y menos
principales, amigos y parientes [y], según el número, dentro de casa en unas
salas, ponían todo lo que habían de dar a cada persona a su parte. Miraban la ropa
que tenía, y cacao, y gallinas y todo lo demás que habían de menester; y si lo que
tenían no allegaba a la copia, deteníase el penitente dos o tres meses, o medio
año, y cuando todo estaba puesto al punto, señalaban el día de la fiesta, el cual
día elegían que fuese de buen signo. Tenían por mal signo o mala casa el día que
tenía pares,... Elegido el día, iban a convidar a los señores, ansí comarcanos como
amigos y deudos; el mensajero que iba a convidar a un señor, siempre tenía cargo
de venir delante de él y de le aposentar y proveer de todo lo necesario. Si algún
señor de los convidados estaba malo e muy impedido, que no podía venir, enviaba
en su lugar una de las principales personas de su provincia, y con él venían muchos
principales, y asentaban su silla, y par de ella, al que venía en lugar del señor
ausente; y delante el asiento ponían todos sus presentes y su comida, y allá hacían
todas las ceremonias y acatamiento que harían al señor, si presente fuera. También
esto se aguardaba en otras fiestas”. (Motolonía. 1989 569-570).

Prosigue describiendo Motolinía esta ceremonia en todo lo referente a cómo se lleva a


efecto la entrega de algunos de los presentes a los invitados tanto locales como
foráneos y describe una parte de estos regalos que, por lo general eran destinados
como obsequio para el uso exclusivo de los personajes de acuerdo a su categoría y
grado. Ocupa un gran espacio para describir la comida que se hacía con motivo de
esta ceremonia, a la cual le asigna gran magnificencia, por lo pródigo de los alimentos
que se daban, donde habla de los de origen animal, dándole cierta importancia a la
víbora, explicando el sistema para cazarlas; así mismo hace una descripción de los
alimentos vegetales que en gran abundancia se preparaban para esa ocasión.

Al terminar el relato de la gran comida que se hacía, el autor menciona un dato de


suma importancia: él presenció una de estas ceremonias, pero -como él mismo
advierte- fue llevada a cabo dentro de los cánones de la religión cristiana, ya que no
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hacían las ceremonias al demonio ni en sus templos (Motolonia. 1989: 571). Para
terminar esta descripción menciona la preeminencia de estos tlatoque en el grupo
social, ya que siempre iban a ocupar los lugares y las atenciones más determinantes,
entre las que hace resaltar el uso de un icpalli o asiento. Reseñada a grandes rasgos
la concepción histórica que refiere cómo era la ceremonia en la que se otorgaba el
rango a los tlatoque, pero hemos detectado que no se mencionan para nada las
estructuras arquitectónicas donde se llevaba a efecto la perforación del septum y
solamente se dice que se realizaba en el teocalli principal del sitio.

Esto se fundamenta en el hecho de que el mencionado autor hace explícito que


presenció varias ceremonias de investidura de teuhctli y, como ya se señaló todo
parece indicar que fue en esta provincia en donde recibió tal información, ya que fue
guardián del convento en dos ocasiones. Es relevante que el autor asigne como el
área donde se llevaba a cabo dicha ceremonia las provincias de Cholula, Huexotzinco
y Tlaxcala, área en la que coinciden la mayoría de las fuentes y esto lo remarca
diciendo que el teocalli donde se efectuaba era el del Dios Camaxtli, deidad principal
de estos grupos.

El aceptar como cierta la propuesta de Motolinia de ser el tecuhtli el personaje de más


alta jerarquía en la región poblano tlaxcalteca se pensaría que en automático esta
descripción es única y exclusivamente para esta área, y de una manera más concreta
inaplicable a la cuenca y menos a Tenochtitlán, es quizá este el mayor pecado, lo que
no permitió que se le considera extensiva a gran parte de Mesoamérica, ya que como
se ha argumentado el sólo hecho de ser de los primeros misioneros en llegar a
México, encontró agonizante pero aún actuante a estas sociedades, vio en vivo y a
todo color cosas que muchos otros cronistas solo escucharon por referencias orales o
escritas, esto le da credibilidad a su dicho de que el tecuhtli es la: mayor jerarquía que
en ellos había, nos refiere que este era el nombre del personaje y en este caso clase
social que detentaba el poder en Mesoamérica eran los tlatoque. Esta generalización
que no pudo hacerse es por la manera que se llevó a cabo la creación de la historia
nacional, donde se dio una importancia vital a la sociedad mexica y la convirtió en el
eje sobre la cual se engloba a la mayoría de las sociedades antiguas, es por esta
razón que los documentos que no eran de los mexica, no formaron parte del corpus
histórico de manera determinante y solo aparecen como referencias a lo que se está
planteando en las bases de esa historia nacional.

Ante esta situación se recurre a la información que presenta la Historia Tolteca


Chichimeca, sobre las ceremonias para el otorgamiento del rango de tecuhtli en la
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región poblano tlaxcalteca. El recurrir a esta fuente obedece principalmente al tipo de
información que presenta y que como se puede notar, la manera en que enfoca ciertos
aspectos de la historiografía mesoamericana, esto da la posibilidad de tomar los datos
de la H.T.Ch como los que contienen información que se apega más a la versión
original, claro que no se da por descontado todas y cada una de las posibles
adecuaciones que se encuentran en esta manera de relatar los hechos o sucesos
sociales acecidos en esas épocas.

La versión de Motolinia que se considera como la pionera y por ende la base para
definir al tecuhtli, de la cual dicha versión se apoya en datos que ya son producidos
bajo el dominio de la nueva sociedad y por lo tanto están ya contaminados
directamente y el mismo Motolinia menciona, que estas ceremonias no se hacían a
sus demonios ni en sus templos en el tiempo que él estuvo en esos lugares. Ante esto
la existencia de una crónica llamada la Historia Tolteca Chichimeca, de la región de
Cuauhtinchan en el Estado de Puebla, la cual aporta información de vital importancia
con respecto a la función del tecuhtli, donde la versión que se presenta precisa la
información de Motolinia y aporta nuevas direcciones para buscar la estructura esta
función de los tlatoque, la cual va en el sentido de entrelazar las causas de la salida de
Chicomoztoc, que obedece principalmente a su condición guerrera y para que se
pueda llevar a cabo esta alianza bélica entre los Tolteca Chichimeca y los Tepilhuan
Chichimeca, estos últimos deben de portar la nariguera, símbolo del tecuhtli. La
manera en que describe las circunstancias bajo las cuales se otorga la nariguera,
proporciona datos menos contaminados que otras fuentes no solamente sobre estos
tópicos, y con ello se puede inferir como estaban estructurados y funcionaban los dos
términos que se analizan.

LA HISTORIA TOLTECA CHICHIMECA

De este documento entraremos directamente al pasaje donde se habla del tema de la


perforación del septum y esta se va a encuadrar después de que los Tolteca
Chichimeca vencen a los Olmeca Xicalanca. Esta victoria trae como consecuencia que
los xochimilca y los ayapanca emprendan una guerra de reconquista de la región
poblana, por encontrarse estos últimos emparentados con los Olmeca; ante tal
situación Tezcatlipoca el Dios de los Tolteca les ordena:

“Icxicouatl y a ti Quetzaltehueyac, vayan allá a Colhuacatepec Allá están otros


chichimecas grandes Tiyacauh, varones, conquistadores; ellos destruirán a sus
enemigos los xochimilca y ayapanca; no lloren, vayan a traer a los chichimecas!
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ruéguenles mucho- ea! pongan atención, eso es todo lo que les ordeno”. (Kirchoff
et al, 1976: 158 -159).

A continuación el documento describe la ruta seguida por los dos toltecas hasta
Culhuacatepec Chicomoztoc, a donde se encontraban los tepilhuan chichimeca, que
estaban formados por los Quauhtinchantlaca, Moquiuixca, Tzauhteca Totomiuaque,
Acolchichimeca, , Zacateca, Texcalteca y los Mapantlaca.

Es importante destacar la manera en que estos tolteca recibiendo diferentes nombres


a causa de las diversas acciones simbólicas o ideológicas que realizan a su llegada al
Colhuacatepec, siendo para Icxicouatl el de Mapachi (tentador) y el de Tzoncolli
(cabello torcido), Quetzaltehueyac recibe los nombres de Tlacanauhqui (el que
adelgaza) y el de Uitec (golpeador), recibiendo además el de Xicotopille (el del bastón
de abejorros) (Kirchoff et al, 1976: 162-163). Al llegar a donde se encuentran los
Tepilhuan, los dos tolteca no conocen la lengua de los habitantes del Colhuacatepec y
éstos no hablan la lengua nahua, por lo que se tiene que recurrir a la ayuda de un
traductor para que se pueda establecer la comunicación entre ambos, el nombre del
traductor que interviene en este evento es el de Couatzin; ya contando con este
personaje se inicia un dialogo, donde los visitantes permanecen en la parte exterior y
adentro se encuentran los tepilhuan.

El primer mensaje de los enviados tolteca a los tepilhuan, es que son buscados por: el
que es dos, el que es tres, a lo que los habitantes de las cuevas les replican por medio
del intérprete: acaso él es el Macoche, el Tepotze?, a esto contestan los tolteca, que
ellos han venido para que abandonen su habitación en las cuevas y serranías, por lo
que en respuesta a esta propuesta los moradores de las cuevas van a necesitar que a
los tolteca: “los nombre”, como contestación a tal cuestión los viajeros entonan un
canto, que los habitantes de las cuevas consideran un saludo, donde les solicitan
como acto seguido que se nombren, por lo que los tolteca dicen: he aquí mi nombre,
mi canto, al llevarse a cabo este canto, los chichimeca-tepilhuan entienden que son
buscados por sus aptitudes guerreras situación ante la cual refieren que no se
encuentran solos en las cuevas y agregan lo siguiente: ”acaso a mí solo me necesitan
y me buscan para la guerra y para el dardo y el Tehuehuelli, que son mi merecimiento
y mi mandato, cuando a mi izquierda y mi derecha están el Xicotli y el Pepeyolli ?”
(Kirchoff et al, 1976: 166-167). De esta respuesta ofrecida por los chichimecas de las
cuevas, se puede notar la forma en que se habla de una distribución interna entre los
integrantes de los tepilhuan y que no está referida directamente a su conformación
por siete grupos ya mencionados; se constituye por dos figuras simbólicas que se
43
derivan de una que al parecer es determinante y que son los llamados tepilhuan, de
los que la fuente habla en líneas anteriores.

Estos dos aspectos derivados o subordinados a uno principal, son a los que se
denominan como el "Xicotli" y el "Pepeyolli". Destacan los autores al pie de la página
163, que el xicotli y el pepeyolli, son dos insectos voladores con aguijón, los que
nos trae a considerar, que en la división interna de poderes entre los componentes de
las cuevas, había dos rangos o dos ramas, que giraban en torno de uno central,
quedando constituido de la siguiente forma: la parte central la conformarían los
Tiyacauh o Tepiluan ( al que describen como un grado guerrero), y a uno de sus lados
estaría el rango de los Xicote y en el otro el de los Pepeyolli, en consecuencia es
factible plantear que en éstas dos subdivisiones están inmersos los siete subgrupos
que menciona la fuente y aunque por el momento no es posible asignarlos a
cualquiera de los dos, existe la posibilidad de que el grupo tlaxcalteca de Tecpatzin
perteneciera al del Xicotli.

Para continuar describiendo lo que habla esta obra del encuentro de los dos grupos
(Tolteca y Tepilhuan), para que ésta llegue a efectuarse deben responder los recién
llegados a la pregunta de a quiénes buscan, los tolteca responden que a todos los
Tepilhuan Chichimeca, entre los que se incluyen los xicotli y los pepeyolli, a los que
buscan para: Enflorar y saludar. Con esta contestación salen de la cueva los siete
grupos que la fuente nombra como: nuestro padre, nuestro conquistador, así, el
encuentro entre los tolteca y los tepilhuan se da en la entrada a las cuevas y los que
vienen de Cholula les refieren la razón de su viaje hasta Culhuacatepec, que es la
siguiente: “te necesita, te busca tu creador, tu hacedor. Necesita lo que te dio, lo que
te hizo merecer, la tiza, la pluma, el dardo, el Tehuehuelli, el Tlauazomalli, para que
auxilies, para que ayudes a tu creador, a tu hacedor”. (Kirchoff et al, 1976: 168).

Como consecuencia de ese encuentro los habitantes de Chicomoztoc, adquieren el


uso de la lengua nahua, lo cual consiguen al llevar a efecto el acto de comer maíz;
este suceso es celebrado con un canto, donde el maíz lo da a comer Icxicohuatl y en
él además se otorga el nombre a los personajes: Aquiauatl, Teuhctlecozauhqui,
Tecpatzin, Tzontecomatl y Moquiuix. Este acto de comer el maíz hace aptos a los
tepilhuan para que lleven a cabo el ayuno de los tlatoque y su rasgo más determinante
consistió en que:

“Cuatro días ayunaron, para ello nuestro padre, nuestro conquistador, se acostó en
las ramas del mezquite blanco, los Tepilhuan Chichimeca hicieron ayuno, pasaron
aflicción durante cuatro noches y cuatro días. Al ayunar y padecer, el águila y el
43
jaguar les dieron de beber, les dieron de comer.... luego Icxicouatl y
Quetzaltehueyac le perforaron el septum a los Tepilhuan Chichimeca con el hueso
de águila y el hueso de jaguar”. (Kirchoff et al, 1976: 171).

En la lámina IX (F 20r Ms. 54-58 p. 35) (Figura 3), en que se ilustra este acto, se ven
acostados en el mezquite blanco los siguientes personajes: Teuhctlecozauhqui con el
signo de Quauhtli como el animal que le asiste en el ayuno; Aquiauatl con Ocellotl; a
Tzontecomatl le corresponde Quauhtli y al tlaxcalteca Tecpatzin le acompaña Ocellotl.
En la lámina VIII (F 21r Ms 46-50) (Figura 4) en su parte superior, se localiza a
Quauhtli y a Ocellotl como una sola unidad, el campo rectangular en que está
compuesta la lámina, queda dividida por las huellas de unas pisadas que descienden y
dividen en dos al referido campo; estas pisadas entran por un acceso que está en la
parte superior que queda parcialmente cubierta por el símbolo de Quauhtli y Ocelotl
unidos en un solo glifo, dejando establecido un lado derecho y un lado izquierdo donde
en ambos lados se presenta un acceso y se observa que las pisadas descendentes
salen por el acceso inferior.

En la parte superior de la lámina se encuentran cuatro personajes, siendo el principal


Quetzaltehueyac el que aparece pintado de negro, éste se encuentra cara a cara con
los tres Tepilhuan a los que les da de comer una mazorca de maíz que saca de su
chitaco; éstos personajes se distribuyen de izquierda a derecha en el siguiente orden:
Moquiuix, Teuhctlecozauqui y Aquiauatl; en la parte inferior se encuentra en el mismo
orden Couatzin, Tzontecomatl y Tecpatzin y a éstos les va a perforar el séptum
Icxicouatl, que junto con Quetzaltehueyac, comparten el papel principal y van a ir
pintados de negro, como investidores de teuhctli. Se puede observar que los
personajes de la lámina anterior (F 20r), en su parte superior son Teuhctlecozauhqui y
Aquiauatl, quienes aparecen en esta otra lámina (F 21r), en el mismo lugar, así como
Tzontecomatl y Tecpatzin en ambas láminas aparecen al lado inferior; así mismo es
probable que los Tepilhuan sean mostrados siguiendo un orden jerárquico y que
Aquiauatl y Tecpatzin por estar más cercanos a los dos tolteca, se consideren con una
cierta preponderancia al momento en que se otorgan los rangos.

El documento menciona los nombres de los tlatoque a los que les fue perforado el
séptum: Aquiauatl de los totomiuaque, Teuhctlecozauqui de los Quauhtinchantlaca,
Tecpatzin de los tlaxcalteca, Tzontecomatl de los Acolchichimeca y Moquiuix al que no
se le asigna un grupo y se le llama además Chichimeca Tecuhtli. Al terminar el ayuno
de cuatro días y cuatro noches, requeridos para que les fuera perforado el séptum, se
les dan las esteras, los asientos, por parte de los tolteca de Cholula y a lo primero que
43
se dedican es a servir a su dios, diciendo que se hará de la siguiente manera: “Ea,
hagamos crecer, hagamos que (el dios) desee Tomemos por la base el quauhxicalli,
al tonacapiaztle! Tal vez estamos haciendo pasar hambre a nuestro creador, a
nuestro hacedor! Ea completemos la obra-“ (Kirchoff et al, 1976: 173-174). Como acto
seguido, dos personajes del grupo totomiuaque, pertenecientes al subgrupo Tlaxichca,
cantan para asaetear al malinalli y al nopal, para hacerlos sangrar y por esta acción
reciben los nombres de Macuexi y Micuexi, después de este acto, los Tepilhuan
emprenden el encuentro con la llanura y la tierra divina.

Lo anteriormente descrito es de una de las fuentes que presenta una información


concisa y con pictografías de la problemática de este escrito y nos muestra en primera
instancia información entendible de la importancia de la clase de los tlatoque, ya que
para que se establezca esta alianza es necesario que los tepilhuan sean tlatoque, que
porten la nariguera y para que se les perfore el septum necesitan conocer la lengua
nahua, cosa a la que acceden comiendo el maíz de unas mazorcas.

Esta manera de describir como se otorgaba el uso de la nariguera es obvio un


discurso metafórico, o en el mejor de los casos simbólico, del cual se deben de extraer
los datos que puedan ser sacados de este contexto idealizado, y tratar de ubicarlos en
un contexto más apegado al hecho acaecido. Con esto tenemos que la información
histórica se nutre entre sí para presentarnos su versión de lo que consiste la clase de
los tlatoque, esto ha ocasionado que al tenerse mezclado los datos reales con
discursos fabulosos o legendarios, la mayoría de las veces al momento de aplicar la
interpretación de esta información el discurso idealizado domina al hecho social
histórico, lo que ha ocasionado que las interpretaciones hechas sobre estas bases
historicistas son incompletas y la mayor parte de las veces son erróneas.
43
LAS INVESTIGACIONES CONTEMPORÁNEAS

MANUEL MORENO 1971

Se da por entendido que los siguientes autores son una muestra muy aceptable de la
manera en que se define al tecuhtli por la gran mayoría que se abocan a esta
problemática y por lo tanto las investigaciones más reciente, poco se salen del
esquema ya establecido.

Con la lectura de la información de Motolinia y la H.T.Ch a este cargo, como el de la


más alta jerarquía, ha sido ignorado por la gran mayoría de investigadores dedicados
al pasado mexicano, es así que presentamos a continuación la manera en que definen
al tecuhtli los investigadores consultados que son pocos, pero en sí la tendencia es la
misma hoy igual que hace casi setenta años, una división social basada en los linajes.

Dentro de los investigadores contemporáneos, citaremos a los más relevantes que


se han ocupado de este término, lo que hace necesario que se empiece por lo que
Manuel Moreno, escribió en su trabajo “La Organización Política y Social de los
Azteca” de 1971 en el que da por finalizada la discusión de la tesis de Adolph
Bandelier. Esta refutación llevada de forma magistral por Manuel Moreno ha sido la
causa que desde nuestro particular punto de vista, consideremos a este autor como la
piedra de toque, de donde parte la actual teoría antropológica y por ende arqueológica,
que va a condicionar de manera muy particular el modo en que se interprete a las
sociedades que habitaban Mesoamérica.

Inicia su trabajo, con el análisis de la organización social de esta sociedad, destacando


la estratificación que imperaba a consecuencia de la actividad bélica en primera
instancia y de la actividad comercial en segundo término, a los cuales considera los
motivos principales para enmarcar a esta sociedad en un sistema jerárquico con
marcadas preferencias especialmente entre los miembros de la clase dirigente,
además de un señalado grupo de desposeídos o explotados, dejando en claro que en
términos generales se presentaban estas dos clases, aunque también señala que al
interior de ellas existían subdivisiones (que por el momento no se mencionarán para
no desviar la discusión) y hace además hincapié en la importancia del dominio y la
propiedad territorial.

Es por eso que empezaremos por la clase dominante y en específico por lo que este
autor llama "tetecuhtzin", es conveniente aclarar que dentro del marco teórico de este
investigador, al tomar a la sociedad mexica-tenochca como la base de su disertación,
hace evidente que sus argumentos están basados en datos concernientes en gran
43
medida a esta sociedad, y que siendo el objetivo de su trabajo la refutación de la tesis
de Bandelier, así como el establecimiento de otra manera de explicar a los tenochca,
ataca este problema enmarcándolo en una tesis central que consiste en plantear el
carácter estatal de los mexica, en respuesta contrastadora al planteamiento de
Bandelier, quien los consideraba como un grupo tribal y por ende en un estadio de
desarrollo dentro de la barbarie.

Con el planteamiento de Moreno en cuanto a que éste es una sociedad de carácter


estatal, se señala como ya se dijo, la existencia de una estratificación, donde al
término que venimos analizando -el de teuhctli-, lo considera como una orden de tipo
militar que puede ser llamada teules, tecles, tetecuhtzin etc., cuya existencia es, según
sus propias palabras de un interés capital, ya que considera que la existencia de este
estrato es la muestra palpable de una: “de las fases primitivas del proceso evolutivo
porque hubo de atravesar el Estado mexica antes de alcanzar su constitución
definitiva”. (Moreno, 1971: 43). Plantea además, siguiendo lo que los sociólogos
reconocen como un antecedente inmediato del Estado, la existencia de cofradías, que
es un equivalente de las sociedades secretas, fenómeno que se presenta en este
grupo y agrega que dentro de este rubro puede ser considerado el rango de
tetecuhtzin (teuhctli).

La existencia de tal estrato conforme a la versión de este insigne maestro, trae


consigo: “una gran desigualdad dentro de la sociedad azteca, constituyendo al mismo
tiempo un poderoso motivo de diferenciación económica, jurídica, política y social”.
(Moreno: 1971: 44). Basado en esta consideración, el autor hace un examen somero
de otra institución social, de aspecto predominantemente ritual y que se relaciona
directamente con las sociedades secretas, siendo ésta la costumbre del potlach. Estas
dos instituciones reflejan el avance de este grupo y deben de ser tomadas como
pruebas o testimonios de la esencia estatal de los mexica-tenochca y evitar
considerarlas como sociedades de potlach o de cofradías.

Ante esta aseveración, Moreno tiene que establecer un grado más alto que el de
teuhctli, para superar la sociedad de cofradías, como él mismo dice, para no incurrir en
el mismo error que Bandelier. Así que, tomando los datos que se refieren de manera
directa a los mexica-tenochca, establece la existencia de un estrato superior al
tetecuhtzin, al que denomina como el tlacatecuhtli, hueytlatoani o Supremo Señor
(Moreno. 1971: 46), el cual gobernaba juntamente con el tlatocan o concejo formado
por nobles y principales; con estas otras dos instituciones superiores fundamenta la
existencia del Estado en el grupo mexica-tenochca.
43
Para explicar el término de hueytlatoani o tlacatecuhtli, toma como base los datos
aportados por cronistas entre los que destacan, Diego Durán, Juan deTorquemada,
Francisco Javier Clavijero, Joseph de Acosta, Bernardino de Sahagún, Pomar y Zurita
así como otras fuentes, donde a partir de ellas establece la existencia del rango de
hueytlatoani. De esta forma el concepto de tlacatecuhtli o hueytlatoani representa para
él, una forma de centralización del poder que este grupo ya manifestaba desde los
inicios de su organización, con la clara tendencia a una mayor individualización que
traería en consecuencia diferenciación y desigualdad social, propios de un sistema
estatal controlador de grandes extensiones territoriales; entre las funciones que
cumplía estaba la de designar los señores que en su representación gobernarían los
nuevos territorios conquistados y además:

“Concentraba en sí no sólo el súmmum de la representación política, sino también la


máxima autoridad religiosa, administrativa, judicial y militar “... era la más alta
autoridad dentro del sistema de organización política de los mexicas, y que sus
funciones eran más elevadas y más complicadas que las que corresponden al jefe
militar de una tribu... “(Moreno, 1971: 50).

Estas aseveraciones, como ya se ha dicho en reiteradas ocasiones son elaboradas


por el autor para refutar las tesis de Bandelier, por lo que al hacer su planteamiento
del por qué considera a los azteca o tenochca en particular como una organización de
índole estatal, tiene que destacar las instituciones o los personajes que justifiquen y
den vida a ese Estado y en consecuencia considera la existencia de una serie de
cargos, al proponer una estratificación en cuya cúspide estaría situado el tlacatecuhtli
o hueytlatoani, el cual gobernaba apoyado en primera instancia por el tlatocan,
organismo constituido por una oligarquía y así mismo por la figura del cihuacoatl, al
que considera como inferior o subordinado al tlacatecuhtli, es decir como un rango
anterior al hueytlahtoani; este cihuacóatl era en un principio, según el autor, una
autoridad religiosa y es hasta el reinado de Moctezuma I, que recibe los cargos
políticos, administrativos y judiciales, los cuales le son asignados por las hazañas del
mítico Tlacaelel.

Esta etapa de la teoría arqueológica, se sienta las bases más que sólidas de cómo se
debe de ubicar al tecuhtli en las investigaciones que les precederán en el área
mesoamericana y que solamente seguirán lo planteado por este investigador y los
demás que estuvieron en esa contestación, de ser los tecuhtli o su plural los tlahtoque
una sociedad de índole militar, con este supuesto es que a continuación se hace una
reseña de cómo se interpretan el término de tecuhtli por investigadores que les
preceden.
43
ALFREDO LÓPEZ AUSTIN 1989

Por su parte Alfredo López Austin maneja esos términos en un artículo publicado en
1989 en la obra llamada “Mesoamérica y el centro de México”, bajo el título de
“Organización Política en el Altiplano Central de México durante el Posclásico”. En el
pie de la página 210 define al teuhctli como un delegado o representante del gobierno
estatal y por encima de éste ubica al tlahtoani al decir: El término tecuhtli o teuctli tiene
el significado demasiado genérico de jefe, señor, gobernante. “En este trabajo me
refiero específicamente al delegado del gobierno estatal en cada calpulli...” (López
Austin. 1985: 210). Para caracterizar el lugar donde se asienta el gobernante lo refiere
de la siguiente manera:

“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder
político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del
tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus
designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al
parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de
tlatoque anteriores”. (López Austin. 1985: 216).

En cuanto al otro concepto (teuhctli), este autor le concede la categoría de un


gobernante estatal adscrito al calpulli, con funciones: “administrativas, hacendarias,
militares y judiciales” (López Austin. 1985: 230). Con esta definición se puede ver que
el teuhctli es considerado por este autor, en una perspectiva localista y que a grandes
rasgos define con la cita que a continuación se hace:

“Cada centro de población regido por un tlatoani era un tlatocayotl, en principio


Estado independiente en el que existían dos formas de organización: el gobierno de
tipo gentilicio dentro de cada uno de los calpulli, en una sociedad igualitaria en la
que los dirigentes eran los ancianos y los jefes designados por elección de los
miembros del grupo; y el gobierno de tipo estatal, fundado en un grupo gobernante,
beneficiario del excedente de producción de los dominados”,... (López Austin.
1985: 215-216).

HIDELBERTO MARTÍNEZ

Al continuar revisando los escritos que hablen de una manera determinante del rango
de teuhctli, se consultó la publicación de Hidelberto Martínez (1984) "Tepeaca en el
Siglo XVI", quien al enfocar este problema centra el referido rango de teuhctli a una
esfera de interacción. El objetivo fundamental de su escrito es hacer un análisis de
Tepeaca y en él plantea que en el inicio del proceso colonial los tlatoque:
43
“Desde muy temprana fecha los "señores naturales" fueron relativamente
marginados del gobierno local, hecho que se ha interpretado algunas veces
como una de las causas determinantes tanto de la pérdida del poder como del
empobrecimiento de los tlahtoque:" ( Martínez, 1984: 139-140).

En la página 91 el citado autor considera que el rango de los tlatoque está supeditado
al espacio territorial, es decir, al sitio donde se asientan estos personajes y es por tal
situación que en el interactuar de los participantes, es decir los tlatoque y el tlatocayotl,
el elemento que le sirve de base para su estudio es el geográfico, es decir, el
tlatocayotl; esto lo fundamenta de la siguiente manera:

“El ejercicio y control del poder local, sin embargo, no es obra de individuos aislados
sino de grupos bien afianzados: a lo largo del siglo XVI se nota una correspondencia
plena entre los tlahtocayo que poseen la mayor cantidad de tierras y terrazgueros y
aquellos cuyos miembros gobiernan la mayor parte del tiempo y retienen para sí el
derecho de acceso a los principales cargos. En este sentido el estudio de los
tlahtocayo cobra especial interés pero es inevitable referirse a individuos. La
identificación de los personajes que intervinieron ocupando los oficios de república y
su afiliación a uno u otro de los linajes conocidos es imprescindible para determinar
la posición de clase de los cargueros y el dominio ejercido por ciertos tlahtocayo."
(Martínez, 1984:140).

En consecuencia suponemos que el autor, utiliza el plural de teuhctli (tlatoque), para


encuadrar a los componentes de la jerarquía más alta de este grupo, y al concepto
teuhctli lo sustituye con el de tlahtoani, posición un cuanto extrema para esta área ya
que dicha división deja fuera a los teuhctli del esquema político mesoamericano; dicho
lo anterior en una interpretación globalizante de los conceptos vertidos por Hidelberto
Martínez. Es por eso que en su referencia al estrato gobernante designa al gobernante
del tlatocayotl, como un tlahtoani y la unión de varios de éstos da como resultado un
hueytlatocayotl, estableciendo una relación de ambos términos a lo largo de su obra, la
información siempre une directamente al tlahtoani con el tlatocayotl es por eso que
dice:

“Hay evidencias de que cada señorío consistía en un conjunto de grupos de tamaño


variable y jerarquizados, cada cual con su propio tlahtoani (gobernante), pero
subordinados de distintos modos a uno de los señores que, siendo el de mayor
rango, regía sobre los demás." (Martínez. 1984: 25). El rasgo más relevante de las
casas señoriales es quizá su organización social interna. Según Carrasco (1976b:
21-22): El teccali [tlahtocayo en el caso de Tepeaca] se define primordialmente
como una entidad que depende de un señor o teuctli y comprende ante todo las
43
tierras de la casa con sus dependientes y el título de su señor, que es uno de los
dirigentes en la organización política del señorío. Se trata por lo tanto de un grupo
que funciona como una corporación en el sistema económico y político. Los
miembros del teccalli, o al menos el sector dominante, se consideran descendientes
del fundador de la casa y por lo tanto forman un linaje en el sentido antropológico del
término." (Martínez. 1984: 91).

Esta substitución de un término por otro no afecta la estructura de su estudio, ya que


al menos consideramos sigue la línea marcada en un primer momento por Luis Reyes
y su conceptualización de la organización de Cuauhtinchan; es por esto que al retomar
los planteamientos de Reyes encuentra idóneo el título de tlahtoani como un substituto
adecuado para llevar a cabo la caracterización de Tepeaca en el siglo XVI, haciendo
de esta manera, que encajen en su esquema las diferentes piezas que lo componen
entre las que se encuentran el tlahtocayo y el tlahtoani (teuhctli) que según vimos en el
parágrafo anterior, es indistinto el uso de tlahtoani como término substituto de teuhctli,
por lo que al hacer la estimación de cómo se gobernaba el área poblano-tlaxcalteca
menciona lo siguiente:

“Los señoríos de Tlaxcala y Uexotzinco, al parecer estaban divididos en unidades


político-territoriales que en la documentación colonial se denominan cabeceras,
cada una con su tlahtoani titular y disfrutando de un fuerte grado de aparente
independencia, aun cuando sus relaciones con el exterior se muestren, las más de
las veces, unificadas. Los señoríos de Tecalco, Tecamachalco, Quecholac y
Cuauhtinchan, en cambio, están organizados más bien en entidades político-
administrativas, conocidas en la zona como tlahtocayotl o teccalli, y cada una de
ellas con su representante titular. Esta situación hacía posible la existencia de
rangos paralelos a la vez que jerarquizados; es decir, todos los titulares de los
tlahtocayo recibían el título de tlahtoani, pero su posición social y política variaba,
bien por razones de conquistas internas, por su sometimiento voluntario, o por la
acumulación de tierras y terrazgueros, efectuada normalmente mediante despojo."
(Martínez. 1984: 126).

DRUZO MALDONADO

Para seguir el análisis de algunos de los investigadores que abordan esta


problemática, se continua con el trabajo de Druzo Maldonado llamado “Cuauhnáhuac y
Huaxtepec” (1990), donde el manejo de los términos que hace este autor nos sirve de
ejemplo para ver cómo se retoman los conceptos vertidos con anterioridad y que en el
presente caso son aplicados sociedades asentadas en el Estado de Morelos.
43
Aunque es relativamente poco lo que habla del estrato dominante, (Maldonado: Op.
cit., 1990, pp. 53-57), lo divide en tres categorías principales que son la del tlahtoani, el
teuhctli y los pipiltin, de este último sostiene era el término genérico con el que se
denominaba a los integrantes del grupo en el poder y a sus descendientes. Este autor
se basa en las conceptualizaciones que hace Pedro Carrasco de estos términos, de
ahí que considere que el tlahtoani era la máxima autoridad de un señorío, con
funciones civiles, militares, religiosas, judiciales y legislativas, por lo que al seguir a
este investigador, nos dice que debajo o como subordinado al tlahtoani se encontraba
el teuhctli o tecuhtli al que considera como jefe de una casa señorial o tecalli. El autor
en cuestión menciona que el tercer estrato -el de los pipiltin-, estaba constituido por los
descendientes de los tlahtoani y de los teuhctli, cosa afirmada por Carrasco y con esta
base dice que el tlahtoani -y su plural tlatoque-, era generalmente noble de
nacimiento, el cual gobernaba vitaliciamente, agregando que a éste le sucedían sus
parientes y continúa diciendo que este mismo sistema se aplicaba al tecpan y al tecalli,
es decir el teuhctli funcionaba con los mismos lineamientos. Como se puede ver,
Druzo Maldonado hace una generalización de las conclusiones de Pedro Carrasco
sacadas del grupo mexica-tenochca, aplicándolas a los grupos de su área de estudio.

LUIS REYES GARCÍA

La posición de Hidelberto Martínez, en lo referente al rango de teuhctli, como se


mencionó en párrafos anteriores, se sustenta a nuestro parecer en las proposiciones
de Luis Reyes García y como una generalización de ésta; por tal razón procederemos
a ver su planteamiento respecto a cómo considera la organización del estrato
dominante para su área de estudio, particularmente en el capítulo IV de Cuauhtinchan
del Siglo XII al XVI (1988), donde explica por qué considera a este sitio, como el lugar
donde se asienta lo que él llama centlahtoani o señor universal de una serie de
sociedades, considerando a Cuauhtinchan como independiente de Cholula, donde los
cuauhtinchantlaca detentan el dominio por más de dos siglos; éste es un señorío
configurado por siete sociedades que identifica como tecalli, estando los siguientes:
cuauhtinchantlaca, moquiuixca, chimalpaneca, calmecauaca y tres más que identifica
como chichimecas asociados al lugar en el que habitan (Reyes: 1988, pág: 75).

Con el planteamiento anterior de Luis Reyes, vamos a tener una definición novedosa,
que permite una visión más concreta de la forma de organización del gobierno de este
grupo y a partir de esto nos dice cómo entiende o traduce los rangos más importantes
en la estructura política aplicados a Cuauhtinchan y que son los siguientes: el
investigador precisa qué entiende por tlahtoani, al cual considera como equivalente del
43
rey o del cacique; el rango de teuhctli corresponde a un título que traduce como señor
(Reyes. 1988: 5). Con esto plantea que en la organización mesoamericana, existía un
lugar donde se encontraba ubicado el rango que los integrantes de este grupo
aceptaban como el de mayor jerarquía y que este vendría a ser el del señor universal
o centlahtoani, formado por Cuauhtinchan como el centro rector al que reconocían
como tal los seis grupos restantes, y al parecer podemos considerar a este lugar como
un hueytlatocayotl o centlatocayotl. Con lo anteriormente citado, tenemos que en este
investigador su centro de estudio está basado no en el lugar geográfico, como el de
Hidelberto, sino en el personaje que ostentaba el título y es por eso que da mayor
importancia a la figura de los principales gobernantes, razón por la que su
planteamiento queda encuadrado en la figura del tlahtoani.

EL TLATOCAYOTL
43
El siguiente término que se analiza es el del espacio geográfico donde se asienta el
tecuhtli al cual se denomina como un tlatocayotl y por lo tanto se toma solo las
versiones de algunos pocos investigadores a los cuales se les considera con cierta
representatividad en este tema y es de esperar poco avance en el tema desde su
publicación. Por lo que respecta a citar información de las fuentes con respecto al
tlatocayotl, se opto por no hacer uso de la información que estos documentos
contienen, por ser demasiado específica y necesita ser investigada en otro contexto
con la ayuda de los nahuatlato.

LA CUENCA DE MÉXICO

Se procederá a hacer una mención somera de la forma en que diversos autores se


refieren al concepto tlatocayotl o a su derivado el hueytlatocayotl, por lo que se
empezará por la manera en que aborda este problema Alfredo López Austin en su
trabajo intitulado “Organización política en el Altiplano Central de México durante el
Posclásico” (en Mesoamérica y el centro de México, 1989):

“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder
político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del
tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus
designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al
parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de
tlatoque anteriores”´. (López Austin. 1989: 216).

Esta apreciación, le da la pauta para que lleve a cabo la siguiente división de los
diferentes integrantes de ese gobierno, por eso después de caracterizar al calpulli
y a su gobernante el teuhctli, continúa describiendo lo que a su parecer estructura la
forma de gobernarse de los grupos mesoamericanos de la etapa posclásica al
proponer lo siguiente: “Difícil fue en el posclásico el equilibrio de coaliciones
hegemónicas, discutido por vía de armas entre las ciudades fuertes en turno.”

El sistema de alianzas había dividido a los Estados en dos categorías:

“Los tlatocayotl comunes, en teoría independientes, y los hueitlatocáyotl que,


integrando coaliciones de tres o cuatro miembros, dominaban zonas más o menos
extensas. (López Austin. 1989: 221). La lucha por la hegemonía y el derecho de
conquista, aparentemente estaban basados en un antiguo orden en el que Estados
poderosos eran las fuentes originarias del poder, recibido directamente de la deidad
suprema. Cada uno de los nuevos hueitlatocáyotl hacía valer títulos supuestamente
legítimos de descendencia en calidad de sucesor de uno de los antiguos grandes
Estados ya desaparecidos. Pretendían que su posición se reconociera
43
universalmente, y que el poder de todos los tlatoque emanara del de cualquiera de
los hueitlatoque coligados, ya por descendencia directa, ya por confirmación del
mando. En esta forma serían los protectores y benefactores de todos los hombres y,
en correspondencia a esta magnanimidad, todos los tlatocayotl deberían dar prueba
de reconocimiento en forma de alianza y tributo. El reconocimiento era en ocasiones
voluntario, y por lo regular forzado. Esto creó el derecho de conquista, que sometía
a los pueblos en forma heterogénea:... La regla común, sin embargo, era la
subsistencia de tlatocayotl autónomos que reconocían el poder religioso de los
hueitlatocayotl”. (López Austin. 1989: 221-222).

Independientemente de que estemos de acuerdo o no con tal planteamiento, el citado


autor propone la manera como él concibe debían encontrarse organizadas las
relaciones de poder entre los grupos de Mesoamérica y plantea que el hueytlatocayotl
representa la unión de tres o más tlatocayotl; como ejemplo maneja la famosa triple
alianza de México-Texcoco-Tlacopan y a partir de este patrón se caracteriza a los
demás hueytlatocayotl, al menos en el postclásico.

El tener esta definición del hueytlatocayotl, nos trae como consecuencia que esta
forma de gobernarse en la época mesoamericana, encierre en un marco más estrecho
a dicho concepto. La primera divergencia se presenta, cuando menciona que los
tlatocayotl de alguna manera son independientes y la coalición de varios de ellos para
dominar una zona más amplia, recibía el nombre de hueytlatocayotl. Este autor hace
patente la existencia de un centro rector al que denomina hueytlatocayotl integrado por
diferentes tlatocayotl.

EL VALLE DE CUAUHNAHUAC

El siguiente autor analizado es Druzo Maldonado Jiménez, con su trabajo intitulado


Cuauhnáhuac y Huaxtepec de 1990, en el que de manera breve trata el tema central
de este apartado: el del tlatocayotl al cual considera como señorío, basado en la
definición que ofrece Pedro Carrasco en 1977 y dice: “que comprendía una zona
central rodeada de pueblos de carácter rural”. (Maldonado. 1990:54)

Con esta primera consideración el autor en cuestión establece que el concepto nahua
de señorío es el tlatocayotl y considera que la máxima autoridad se encontraba
centrada en el tlahtoani al que describe como noble de nacimiento y hace la aclaración
en el pie de esta página que el término señorío es derivado del feudalismo español
-según apunta Johanna Broda- y se añadiría la definición del Maestro Piña Chan, que
lo considera como: “el lugar o el territorio que gobierna un señor, cacique o jefe, por lo
general una jurisdicción o provincia”. (Piña Chan. 1989: 52).
43
Continúa Maldonado con su alocución diciéndonos que los tlatocayotl son los que en
la etapa colonial se conocieron como cabeceras y de acuerdo a la definición de
Charles Gibson citada por este autor, se resume como “la capital donde había un
gobernante indígena local que llevaba el título de tlatoani”. (Maldonado. 1990. 61)
Como se puede ver, él autor utiliza indistintamente el vocablo señorío" y el tlatocayotl,
para caracterizar el espacio geográfico donde se asentaba el teuhctli al que él
denomina como tlatoani, a cuyo plural lo llama tlatoque y agrega que el término
Ciudad-Estado originado también en Europa y más específicamente en la Grecia
clásica, pero prefiere seguir utilizando el término señorío.

EL VALLE POBLANO

A continuación se procederá a exponer como enfoca esta problemática el investigador


Hidelberto Martínez, quien en su obra intitulada “Tepeaca en el siglo XVI” (1984),
define lo que es el tlatocayotl. Dado el carácter del trabajo de este investigador la
forma de enfrentar este problema se encamina a ubicar principalmente el tlatocayotl,
para de esta manera explicar a Tepeyacac a partir del análisis de diferentes tópicos y
es por esta razón que consideramos un poco limitada sus conceptualizaciones del
tlatocayotl en específico.

Este autor para hablar de los tlatocayotl, parte de la forma de organizarse de los
mesoamericanos, por lo que comienza su argumentación con la existencia de los
llamados señoríos para que pueda, a través de esto explicar cómo se encontraba
organizado o cual era el papel jugado por Tepeaca -al menos en el siglo XVI -,
situación a partir de la que nos explica cómo considera él a dicho señorío:

“Hay evidencias de que cada señorío consistía en un conjunto de grupos de tamaño


variable y jerarquizados, cada cual con su propio tlahtoani (gobernante), pero
subordinados de distintos modos a uno de los señores que, siendo el de mayor
rango, regía sobre los demás. Los conflictos en el interior de cada señorío eran
frecuentes y en consecuencia las relaciones de subordinación se movían de acuerdo
con el poderío que uno u otro de los "señores" lograba consolidar -mediante alianzas
con núcleos del área o de fuera de ella - imponiéndose al resto. Un ejemplo de ello
es el origen y desarrollo del señorío de Tepeaca”. (Martínez. 1984: 25).

Con lo anteriormente expuesto por este investigador, tenemos que él sigue utilizando
el término señorío para caracterizar a la unidad central, que aglutinaba a lo que él
llama grupos, asignándoles como gobernantes a los tlahtoani y hace notar que éstos
quedaban bajo la jurisdicción de uno de mayor rango. Con la anterior síntesis se
puede observar que los planteamientos del referido investigador giran en torno a
43
considerar la existencia de un centro rector, con el fin de establecer que el
Cuauhtinchan antiguo, estaba constituido por siete sitios, donde según el autor, “había
tres principales y entre éstos, uno era el más principal” (Martínez. 1984: 25).

Para seguir con su fundamentación, explica que el tlatocayotl se puede considerar:


"como un elemento definidor de la totalidad del complejo social de este grupo -y nos
imaginamos que puede ser generalizante- conteniendo elementos diversos entre los
que se engloban desde las relaciones de la tenencia de la tierra, la ubicación de las
clases como tales, hasta el hecho de ser él; núcleo de la estructura social, política y
económica” (Martínez. 1984: 14-15). Pero para comprender que es lo que dicho autor
considera como tlatocayotl se toma lo que dice al respecto:

“En efecto, desde el punto de vista de la organización económica del tlahtocayo es,
dentro de las cabeceras y el señorío, una unidad independiente, autónoma. Cada
"casa señorial" controla una extensión de tierra en fracciones dispersas que
administran y poseen en forma corporada los miembros pilli de la casa, y un número
preciso de casas de maceualli terrazgueros obligados al pago de tributo en especie
y prestaciones personales por el derecho a usufructuar parcelas asignadas para su
subsistencia por el titular del tlatocayo ." (Martínez. 1984: 15).

“Las cabeceras, pues, estaban subdivididas en unidades sociales de tamaño e


importancia variables, que recibían en náhuatl la denominación común de tlatocayo
(casas señoriales) traducido frecuentemente en los documentos coloniales como
parcialidad, parte, señorío, y ocasionalmente casa, barrio y lugar, combinados a
veces con cualquiera de los primeros términos." (Martínez. 1984: 55). "El rasgo más
relevante de las casas señoriales es quizá s su organización social interna”. Según
Carrasco (1976b: 21-22):

“El tecalli [tlatocayo en el caso de Tepeaca] se define primordialmente como una


entidad que depende de un señor o teuctli y comprende ante todo las tierras de las
casa con sus dependientes y el título de su señor, que es uno de los dirigentes en la
organización política del señorío. Se trata por lo tanto de un grupo que funciona
como una corporación en el sistema económico y político. Los miembros del tecalli,
o al menos el sector dominante, se consideran descendientes del fundador de la
casa y por lo tanto forman un linaje en el sentido antropológico del término”.
(Martínez. 1984: 91).

Con esta argumentación el autor encuadra a Tepeaca, dentro del discurso elaborado
por Tlaxcala en una primera instancia, donde sostiene este grupo que su modo de
gobernarse es diferente a la de los grupos de la cuenca, al decir que eran cuatro los
tlatocayotl que la gobernaban en igualdad de circunstancias y es por esto que una de
43
las conclusiones de dicho autor está referida a que en Tepeaca identifica por los
menos tres grupos rectores que son: Tepeyacac Tlayhtic, Oztotipac y Acatzinco. Con
lo anterior el autor considera la existencia de por lo menos tres sitios rectores, para su
área de estudio, de acuerdo a la línea que según él sigue los diferentes grupos del
Valle de Puebla-Tlaxcala.

El citado autor reproduce casi de manera sistemática una problemática, la que se


resume de la siguiente manera: la creación de índole colonial de los llamados cuatro
señoríos, ya que como apunta Charles Gibson, este término o concepto es de origen
colonial y es a partir de esta base que se establece que en la Tlaxcala prehispánica
existió otra forma de gobernarse diferente a la que nos quieren hacer pasar como
verdadera las fuentes, esto es, los cuatro señoríos.

Con la anterior argumentación queremos dejar en claro la posición errónea que toma
este autor al momento de explicar a su sitio de estudio a través de un enfoque donde
la concepción europea es la determinante y es por eso que considera esta forma de
gobierno plurinominal o plural de la siguiente forma:

“El sistema de gobierno múltiple, en el que participaban tres, cuatro o más señores dentro
de un mismo señorío, es una vieja tradición bastante bien documentada en el área: se le
encuentra en Cholula, Tlaxcala, Uexotzinco, Tecamachalco, Tecalco, Quechollac y
Cuauhtinchan, con variantes importantes que corresponden a diferentes formas de
organización territorial, política y administrativa." (Martínez. 1984: 126).

Con esto no se quiere decir que se hayan desechado las proposiciones del citado
autor, más bien creemos que nos pueden servir de guía para seguir trabajando con el
aspecto superestructural que estamos tratando y que queda referido a las diferentes
formas de gobierno que se plantean para Mesoamérica.

De Hidelberto Martínez podemos plantear que es de la misma opinión en la


generalidad de su escrito con los fundamentos que maneja Luis Reyes García,
por lo cual se procederá a resumir lo que éste autor nos refiere en lo tocante al
hueytlatocayotl y a su resultante o complemento el tlatocayotl, del que no ofrece un
enfoque significativo y tampoco hace patente la existencia de un término que está‚ por
encima del tlatocayotl, es decir, lo que se ha identificado como un hueytlatocayotl o un
centlatocayotl, este último término marcado por Luis Reyes.

Reyes no da el nombre para el espacio geográfico donde se asentaba el centlahtoani y


sólo lo menciona con el nombre que se le conoce y que para el caso que trata
corresponde a Cuauhtinchan asignando a este lugar como el subgrupo que tiene el
43
señor supremo o universal, de siete teccalli, poder que ostentan durante 224 años
(Reyes: 1988: 82). Con lo que va a plantear una independencia aparente de este
grupo en relación a la influencia de Cholula, la que intervino solamente al inicio ya que:
Por el material de Cuauhtinchan parece que Cholula una sola vez adjudicó tierras y
maceualli a los teuhctli chichimeca y nunca más intervino para confiscar o redistribuir
tales tierras y maceualli.

“En los casos de Tlaxcala y Uexotzinco se ve con mayor claridad la


independencia con la que funcionaba cada señorío e incluso se llega al caso
extremo de que el señorío de Uexotzinco haga la guerra a Cholula que lo había
formado; y por otra parte en ningún caso se sugiere siquiera que Uexotzinco o
Tlaxcala tributaban a Cholula." (Reyes. 1988: 82).

Este autor a pesar de no hacer explícito el nombre denominativo del lugar donde se
asienta el centlahtoani, si nos presenta la idea desarrollada de la existencia de los
sitios rectores y con esta base se puede pensar en que el nombre viable de este lugar
rector puede ser el hueytlatocayotl o centlatocayotl.

En cuanto a la posición de Hidelberto Martínez y López Austin referente a dichos


centros rectores, podemos decir que el primero define al tlatocayotl como una parte de
lo que él llama señorío o cabecera, gobernado por un teuhctli y que estos tlatocayotl
estaban supeditados a uno de ellos al que reconocerían como el dominante, sin que
asigne un nombre al lugar donde se asienta el grupo dominante ya que los resultados
de su investigación lo llevan a la conclusión de que en su área de estudio se dio un
gobierno múltiple configurado por una asociación de tres o más tlatocayotl, que según
él corresponde a una forma de gobernarse que se tiene detectada en Cholula,
Tlaxcala y Uexotzinco entre otras. El segundo autor establece que en el tlatocayotl,
que en teoría era independiente se encontraba rigiéndolo un tlahtoani y que la unión
de tres o cuatro miembros iban a conformar los hueytlatocayotl. En la interpretación de
Luis Reyes, ya que si bien no le da un nombre genérico al lugar donde se asentaba el
centlathtoani, es bastante claro al hacer la referencia de que existía un sitio rector y no
más, cosa que se contrapone a la posición de Hidelberto y López Austin, que
consideran la existencia de varios sitios rectores -tres o cuatro-, dentro del área de
influencia de este hueytlatocayotl. La forma en que se concibe la existencia de un
lugar predominante en los autores referidos, donde Luis Reyes hace notar la
existencia de pueblos compuestos con un lugar que se constituye en el eje rector de
una serie de subdivisiones.
43
La información de estos investigadores sobre este término, solo podemos observar
que de alguna manera hay una directriz a relacionar al personaje con el lugar, se
imbrican de tal manera que al mencionar a uno, el otro está implícito, ya que según
una versión la unión de tres o cuatro tlatocayotl daría por resultado un hueytatocayotl,
o la que enuncia L. Reyes de una serie de siete teccalli donde sólo uno de ellos era
reconocido como el de mayor jerarquía en esa asociación. Esta es la misma solución
que se presenta para cuando discuten el término de tecuhtli y como ya se menciono
anteriormente la más segura es la de Luis Reyes y que en algo nos da un hilo
conductor para ampliar las perspectivas de la investigación y poder hablar de cuáles
son los elementos que pueden ser usados para definir al tlatocayotl rector o
hueytlatocayot, pero es necesario hacer notar que no se presentan elementos que
sean definitorios y a la vez comprobables, que puedan decirnos o indicarnos como
definimos que es un hueytlatocayotl o un hueytecuhtli,

EL TLATOCAYOTL Y EL HUEYTLATOCAYOTL
43
En cuanto al término de tlatocayotl, se hace notar que en su gran mayoría los
investigadores en cuestión asocian a los tlatocayotl con el gobernante y de acuerdo a
la calidad de este personaje va a ser el tipo de tlatocayotl. Como una consecuencia
lógica dentro del discurso de estos investigadores, y apoyados por la presencia de un
hueytlatoani les es conducente plantear la existencia de un hueytlatocayotl y a partir
de este razonamiento perfilan su posición cómo se constituía el hueytlatocayotl.

Esta información y la que se le parezca es de por si sólida y ha sido plenamente


aceptada la existencia de sitios con sus respectivos gobernantes, los cuales
reconocían según la corriente mayoritaria a tres sitios como los de mayor jerarquía o la
otra posición que considera a uno solo como el dominante de una serie de sitios
menores. Estas mantienen como cosa cierta la existencia del hueytlatoani y el
hueytlatocayotl, solamente que estas dos corrientes nos presenta esta disyuntiva, en
cuanto al número tlatocayotl para definir al hueytatocayotl.

La propuesta de Luis Reyes acerca de que un sitio rector al que llama centlatocayotl
al cual le asigna siete tlatocayotl o como él los llama teccalli, es una opción más
apegada a la realidad indígena, ya que siguiendo su propuesta de considerar que el
término de hueytlatocayotl se aplica a un sitio en particular, del cual dependen o están
inscritos otros lugares con sus respectivos gobernantes y donde solo uno es el que
detentaría la supremacía sobre los demás, es una posición totalmente antagónica al
triple mandato como elemento definitorio de un hueytlatocayotl.

La información que proporciona este autor es de la región de Puebla y en su tesis de


maestría propone que los resultados por él obtenidos pueden ser utilizados para el
análisis de otras regiones y que éstas: “generalizaciones serán el resultado de
estudios semejantes en otros señoríos de Mesoamérica." (Reyes. 1988: 3). Se hace la
aclaración, aunque si bien se está de acuerdo con esta propuesta de la existencia de
un solo tlatocayotl rector, en cuanto al número de los componentes que lo reconocen
como el de mayor importancia no congeniamos con este número, ya que hasta el
momento no hay indicios ciertos del número que lo integran, por lo que no se encasilla
este número en siete, con respecto al número de integrantes no hay un consenso
entre los investigadores, con esto domina la tendencia de ser un número variable, tal
como sucede para el caso de Tlaxcala.

De los arqueólogos que abordan este problema, en los trabajos de Ángel García
Cook, en dos de sus escritos: "El desarrollo cultural del valle poblano: inferencias"
(1976), así como la "Integración y consolidación de los señoríos en Tlaxcala; siglos IX
al XVI" (1986), este último escrito en colaboración con la arqueóloga Leonor Merino
43
Carrión, abordan este problema y son quienes siguiendo los datos de Gibson y
apoyados por la información obtenida en ese proyecto, afirman que se pueden
considerar como señoríos los siguientes: Tepeyanco, Atlihuetzian, Hueyotlipan y
Tzompantzinco (García Cook, et al,:1986, 26), los que a partir de los elementos
arqueológicos hallados justifican su denominación de señoríos y agregan además que
se pueden considerar también como señoríos a: Xaltocan, Huilopan, Tlacocalpan,
Yauhquemecan, Xalpetlahuaya-Quimicho, Xipetzingo, Temetzontla y Chiauhtempan,
así como los sitios de Atlangatepec y Tecoac; otro más que puede ser considerado
señorío es el de Texcalac a los que se suman los cuatro señoríos reconocidos como
los más principales; el de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlán y se hace la
aclaración de que” "no todos poseen la misma importancia socio económica;" (García
Cook, et al,:1986 p. 26). Se redondea el planteamiento de los autores anteriores con la
siguiente conclusión:

"No negamos de manera alguna la gran importancia que debieron de ejercer los
cuatro Señoríos mencionados más insistentemente por las fuentes: Tepeticpac,
Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlan, y de los cuales se tiene cierta relación de sus
dinastías, pero si queremos aclarar que desde el punto de vista de los
asentamientos arqueológicos existen otros "centros" de igual o mayor importancia
que tales 4 "señoríos", entre los que destacan los enlistados anteriormente." (1976
pág.: 85).

Esta información arqueológica nos habla de 19 lugares y que el día de hoy podrán ser
de 24 a 28 los sitios que podríamos considerar como señoríos. Con esto se refuerza la
propuesta de Luis Reyes de ser un solo el llamado hueytlatocayotl, sobre el cual giran
una serie de sitios y sus tecuhtli y siguiendo la tónica histórica se encuentra
información muy relevante en estos documentos del valle poblano y son referidos
directamente a la existencia de un espacio geográfico, en este caso el sitio de Cholula,
que es llamado explícitamente nuestra casa, donde se reconoce ser el lugar que
ubican como el dominante o el de mayor importancia de una serie de tlatocayotl. Por lo
que a continuación se presenta una información específica de cómo estos documentos
describen ese tlatocayotl principal.

El planteamiento de un solo sitio rector, encuentra su fundamento histórico en la


información que nos presentan de manera precisa y sin lugar a dudas los
“Documentos Sobre Tierras y Señoríos en Cuauhtinchan” y, específicamente el
denominado Manuscrito de 1553, donde se menciona que el sitio rector del área
donde se encontraba Cuauhtinchan, era Cholula, esto se hace explícito cuando llaman
a este sitio “yn tochan yn Cholulan” (nuestra casa Cholula, Reyes. 1978: 80), siendo
43
a este sitio a donde se dirigían los integrantes de varios tlatocayotl para que les fueran
otorgados los diferentes rangos y esta fuente refiere que:

“Este (Teuhctlecozauqui) aún se contaba como de los tolteca; (el poder) lo tomaban
allá en nuestra casa Cholula. Nuestros antepasados, nuestros abuelos allá
tomaban el gobierno, el señorío. (Reyes. 1978: 80). Allá en Tepeyacac gobernaba
Chiyauhcohuatzin. Cuando murió Chiyauhcouatzin luego, bajo el gobierno mexicano,
tres personas tomaron posesión del poder: Coyolcuetzin se hizo Tlacateuhctli;
Tlecotzin se hizo tecpanecatl y a Cuauhtezih, otra vez a él le fue dado en nombre de
tlayllotlac, allá en Cholula le fue dado. (Reyes: 1978: 81). Así es como sabemos,
cuando por primera vez vino el chichimeca, el moquiuixca, cuando llegaron a
nuestra casa Cholula, ahí los establecieron como teuhctli y les dieron mujeres y de
ahí vinieron a establecerse en Cuauhtinchan, vinieron a fundar el pueblo. (Reyes.
1978: 97).

Del texto anterior se puede inferir que se resalta al sitio como el elemento categórico
en la relación que hay entre el personaje y el lugar, y nos dice que en Cholula se
otorgaba el poder o gobierno a diferentes personajes y de diferentes lugares y en esos
documentos no hay indicios que fuese más de uno el sitio rector.

Al buscarse datos concretos de cómo es que en ese lugar se otorgaba, el poder, el


gobierno, se menciona que en ese lugar o sea Cholula además se establecían como
tecuhctli, y este dato aunado a otro van darnos un punto de partida para afianzar la
propuesta de Luis Reyes de un solo tlatocayotl rector, desde la perspectiva del
personaje que recibía el poder o el gobierno en estos sitios rectores, ya que la
conjunción del personaje y el sitio arqueológico puede ser inferida con un alto grado de
factibilidad de la información histórica.

Esta es la cita donde se presenta la posibilidad de tomar el término de tecuhtli, como la


base para aportar datos concretos a la discusión de la conformación de los
hueytlatocayotl: “Cuando esto les aconteció entonces el teuhctli Coxana inicio el
gobierno; allá fue a Cholula a tomar posesión del gobierno, allá le fue perforado el
septum". (Reyes: 1978: 81). La información que nos da este documento, aunque es
una cita corta, es concreta al designar directamente a Cholula como el lugar donde se
perforaba el septum para recibir la nariguera símbolo distintivo del tecuhtli.

LOS CONCEPTOS: TLATOCAYOTL Y TECUHTLI Y SU SUPERPOSICIÓN


43
La información que hemos citado en la páginas antecedentes, conducen a situar la
existencia de un ente supremo a estos dos términos que son el hueytlatcayotl y el
hueyteuhctli, esto ocasiona que la misma investigación nos muestre una relación
demasiado estrecha entre el personaje al mando y el espacio geográfico donde ejerce
el gobierno, esto deja entrever que esto es un binomio, donde el sitio y el personaje
son indisolubles, uno existe por el otro y viceversa y para el presente caso el lugar
condiciona el nombre del gobernante, por lo que es dado por sentado que al hablarse
de uno de los términos el otro está implícito, se toque o no.

Esto puede ser sustentado por información que proporcionan las “Relaciones
Originales de Chalco Amaquemecan”, de Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, paleografíada
por Silvia Rendón, de la cual solo se usan las tablas cronológicas de los señoríos que
se mencionan al inicio de esta fuente, ya que estas contienen el nombre de los
gobernantes de once tlatocayotl de esa área.

De los once sitios que maneja esta fuente, se seleccionan los que dan datos de la
estrecha relación entre estos dos conceptos, de los cuales seis de ellos proporcionan
datos concretos, así que empezaremos por el primer tlatocayotl retomado de esta
crónica de la región del actual Chalco.

La fuente lo llama Tzacualtitlan Tenango Atlauhtlan, de este tenemos que el término


que designa al gobernante es el de Atlauhtécatl Teuhctli, haciendo la observación de
que esta designación, va a acompañada de algo parecido a un nombre, como es el
caso de Itzcuauhtzin, Illancueitl, Ozomatzin y Mactzi, todos ellos con el denominativo
de Atlauhtecatl Teuhctli, ante esto se hace la observación que dos personajes
ostentan como nombre el de Tlotli Teuhctli y Huecon Teuhctli, seguido del Atlauhtecatl
Teuhctli. Tiene problemas en la estructura del gobierno ya que hay complicaciones
antes de la época de 1465 a 1486 y posteriormente lo gobierna un personaje, que el
escrito lo menciona como un administrador, la fuente menciona que este tlatocayotl
pierde el señorío en esta época de Ahuizotl.

El segundo tlatocayotl que mencionaremos con un funcionario que es más o menos


generalizado es el lugar llamado Itztlacozahuacan Amaquemecan, en el cual describen
a los gobernantes desde su salida de Chicomoztoc, la que ubican después de la mitad
del siglo XII, donde mencionan a Hécatl Teuhctli como el dirigente, posteriormente
mencionan a Huehueteuhctli Chichimeca Teuhctli, el que gobernó antes de llegar a
Amaquemecan, posteriormente a este personaje, la gran mayoría por no decir todos,
llevan el denominativo de Chichimeca Teuhctli hasta finales del siglo XVI.
43
El siguiente tlatocayotl es Tlalmanalco Opochhuacan, donde el primer gobernante es
uno llamado Cahuetzcatzin o Yacahuetzca Teohua Teuhctli, del que refieren que fue
instalado en Tollan, lo sitúan entre los siglos XIII y XIV, desde esas fechas los
personajes que detentan el mando llevan un nombre y el denominativo del Teohua
Teuhctli, es hasta el año de 1464 que se quedan sin señor durante cinco años,
después una Junta de Gobierno compuesta por nobles gobierna hasta 1486, fecha en
la cual toma el poder un personaje que pertenecía a esta junta, Yaotentli Teohua
Teuhctli, pero este va a gobernar junto con dos jefes uno de ellos el Tlacateuhctli
Teuhcxolotl y el Tetzacuauhcuilli Xochpoyo, el cual es designado después como
Teohua Teuhctli, también con los mismos dos adjuntos y así mismo tiene ese sistema
de adjuntos o coejecutores el siguiente gobernante, Necuametl Teohua Teuhctli. De
los gobernantes coloniales siguen conservando el Teohua Teuhctli hasta 1534 y un
poco más.

El cuarto lugar analizado someramente es Chalco Itzcahuacan, donde el gobernante


va a recibir el denominativo de Tlatquic Teuhctli, en sitio se sigue un patrón similar al
anterior en cuanto a la composición del gobierno, ya que es a partir del año de 1465
que dicho tlatocayotl es dirigido por una Junta y es hasta 1486 que vuelve a gobernar
un Tlatquic Teuhctli el que llevaba por nombre según la fuente el de Itzcahuatl. En
cuanto a los gobernantes coloniales se refieren solo al primero que conserva el
denominativo y después Chalco pasó a ser alcaldía.

El sitio llamado Panohuayan Amaquemecan, el denominativo usado era el de


Tlamaocatl Teuhctli, el que detentaran todos los gobernantes hasta los coloniales. Al
igual que los anteriores hay una ausencia de un Tlamaocatl Teuhctli en el período
comprendido de 1465 a 1488.

El siguiente tlatocayotl es el de Acxotlan Calnahuac Cochtocan o Cihuteopan Chalco,


en este caso lo más notorio es que el denominativo del sitio Tecuachcuauhtli no lleva
el Teuhctli, y lo más curioso los personajes si detentan ese teuhctli, ya que según esta
fuente hay dos personajes con esta situación, Teconehua Teuhctli Tecuachcuauhtli y
Toteocitecuhtli Tecuachcuauhtli. Con este dato tenemos que existen otras formas de
denominar al tecuhtli que manda en un tlatocayotl, por lo que lo conducente es
mencionar esta excepción citada por esta fuente y con esto podemos esperar un
comportamiento similar en otras áreas fuera de la cuenca. Por lo que respecta al resto
de los tlatocayotl no mencionados, los datos son disímbolos y su información es más
específica y exceden los límites de este escrito y solo retomamos de manera
superficial el análisis de la fuente, para normar el modo de cómo designar o definir
43
estos dos elementos que se están investigando, y con esto poder reubicar la función
de estos componentes en esas sociedades.

Con esto tenemos que de los once tlatocayotl mencionados en esta fuente, no hay
elementos que apoyen la existencia de un sitio rector entre ellos, y que por ende en
este se ubica el tecuhtli de mayor rango, la fuente refiere escuetamente que el
tlatocayotl llamado Tlalmanalco Opochhuacan su gobernante Teohua Teuhctli fue
instalado en Tollan. Con esto damos por supuesto que estos once tlatocayotl eran
dependientes de uno que no fue mencionado con exactitud, o bien es factible suponer
la injerencia de más de un tlatocayotl rector en esta área.

Para el caso del hueytecuhtli y el hueytlatocayotl, la información que se menciona


muestra una tendencia a que se pueda considerar que el término que detentaba el
personaje que gobernaba, y tomando como determinante la que proporciona
Chimalpain, no era un nombre propio, algo que fuese inherente al personaje, el
nombre que recibía el gobernante del sitio era una especie de puesto o función dentro
de la estructura social, en este caso en la parte que corresponde a su forma de
gobernarse. Este denominativo de esta función pública en esta fuente se puede notar
que está inscrita de manera implícita asociada a un sitio, con esto obtenemos que la
designación del gobernante correspondía al tlatocayotl que gobernaba y con esto
suponemos que el titulo y sitio eran uno solo, y esto permite plantear que cada
tlatocayotl va a tener un tipo específico de tecuhtli, y así mismo este tecuhtli le dara el
nivel del tlatocayotl o su jerarquía en el sistema político mesoamericano. Esta
correlación tan estrecha entre estos dos términos que son incluyentes e indivisibles,
presupone que para identificar o decir cuales es el tecuhtli de más alto rango, se debe
de reconocer el tlatocayotl donde está asentado, y esta operación puede hacerse de
manera inversa.

Es conocida la dificultad de poder decir con certeza que lo excavado corresponde a la


información que mencionan las fuentes sobre el aspecto investigado, es por esta
situación que cuando se encuentra la correspondencia entre el dato histórico y el
arqueológico, se debe de explotar al máximo esta coincidencia, pero siempre
sosteniendo la predominancia del dato arqueológico en la investigación. Es por eso
que en el presente escrito tenemos una información histórica que nos menciona a
grandes rasgos a la existencia de un binomio constituido por los tlatoque y el
tlatocayotl y de estos términos derivan dos que son el hueytlatoque y el
hueytaltocayotl, la información arqueológica con respecto a estos dos conceptos, es
muy imprecisa ya que aunque si bien hay registro de narigueras, poco aportan a la
43
discusión, y por lo que respecta al tlatocayotl sucede lo mismo no se dan datos
precisos y muchas de las veces aun teniendo un dato relevante no se toma en cuenta
por los colegas.

En el presente caso se tiene la información arqueológica segura de las estructuras


donde se llevaban a cabo la ceremonia de perforación del septum, la que se realizaba
en altares que se encuentran dentro de un edificio autónomo a las demás
construcciones, entre ellas el tecpan y el teocalli, pero con una relevancia que lo
mantiene a la par de las anteriores y muy por encima de las demás edificaciones. Este
último dato permite ser usado como el determinante para poder hablar de que tal o
cual sitio es un hueytlatocayotl con su respectivo hueytlatoque, ya que la conformación
del patrón de asentamientos del sitio va a tener presente un elemento que ningún otro
sitio tendrá,

A la luz de la información que se ha recabado en la investigación arqueológica, se


encuentra pocos datos que sean seguros de corresponder al tema tratado y sólo se
conocen dos sitios en Mesoamérica que presentan pruebas irrecusables de tener
elementos que están relacionados directamente con la investidura de los tlatoque y
ambos están ubicados en áreas geopolíticas bien reconocidas y diferenciadas, el valle
poblano tlaxcalteca y Malinalco en el Estado de México, sitios en los que encontramos
elementos arqueológicos que tienen información sobre los tlatoque y el tlatocayotl.

LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS:

MALINALCO ESTADO DE MÉXICO


43
La información de la H.T.Ch con respecto al lugar a donde se llevaban a cabo estas
ceremonias, se entiende que son hechas al salir de las cuevas, por lo que la
información acerca del lugar y mucho menos el sitio donde se hacen estos actos, no
se hace explicita y deja una la ubicación imprecisa y a la libre interpretación del
investigador, si a esto se agrega que la información de Motolinia es menos precisa ya
que menciona que este acto se hacía en el templo del ídolo Camaxtli y para ampliar
más las dudas menciona que las ceremonias que el presencio, se hacían ya dentro de
la religión católica y por ende bajo los cánones de la sociedad europea que apenas
empezaba a solidificarse y aquí es cuando entra la arqueología no solo a precisar esos
datos sino muchos más que se relacionan a los conceptos investigados.

En las investigaciones de García Payon en Malinalco en el Estado de México, excava


un sitio donde encuentra un edificio con estructuras zoomorfas a manera de altares, a
los cuales interpreta como una construcción de la orden militar de los cuauhtli-ocellotl,
donde se les perforaba el septum a los aspirantes y las que son la representación
arqueológica del lugar a donde se llevaba a cabo esta acto, independientemente
fuesen a gobernantes o militares.

En los anales de la arqueología, la existencia de elementos que se relacionaran al


estrato que se ha denominado como los Tlahtoque plural del Tecuhtli, se encuentran
en primer término los reportados por García Payón en las temporadas que arrancan en
1936, que son de hecho las investigaciones pioneras y casi exclusivas sobre este tipo
de sitios, al grado que este investigador acuña un término que ha dominado este
campo, por lo llamativo para definir ciertas estructuras existentes en el sitio y que él las
relaciona directamente a la ceremonia donde se perforaba el septum. El término
Cuauhcalli al que traduce como casa de las Águilas, asociándolo a lo militar en
específico a las órdenes de los Cuauhtli y de los Ocellotl a los que denomina
caballeros del sol.

Como era de esperarse a este edificio y sus elementos, le han surgido explicaciones
alternas, las cuales han sido compendiadas por José Hernández Rivero en su
segunda edición de 1997, denominado Ideología y Práctica Militar Mexica en el
Cuauhcalli de Malinalco, siendo tantas y tan disímbolas estas explicaciones, y por
salirse del enfoque de este escrito, solo se tomará en cuenta la propuesta de
Hernández Rivero, menciona que la teoría de García Payón es la más sólida de las
que se han propuesto para el sitio, pero entre los problemas que hay que aclarar y
sustentar la explicación de García Payón, está considerar al sitio como propone R.F
Towsend, que eran actos para legitimar el poder político, ya que este autor considera
43
que los Cuauhtli ubicados en las banquetas y el Ocellotl, son tronos reales. El otro
problema va a estar relacionado con la propuesta del mismo García Payón, de que
eran actos de graduación militar. Por lo que a continuación se expondrá de una
manera concisa el trabajo del arqueólogo José García Payón.

Las investigaciones emprendidas por García Payón en Malinalco, donde las


estructuras existentes habían sido ubicadas en contextos diferentes; este ha sido
interpretado como un adoratorio a Xiuhtecuhtli por el Obispo Plancarte y el profesor
Enrique Juan Palacios, opina que posiblemente se trate de una fuente dedicada a
Tláloc y el relieve de la fachada probablemente representaba al dios de la lluvia.

A esta última explicación Payón hace la observación que la puerta es la


representación de unas fauces de una serpiente, con lo que lo relaciona con la
información de las fuentes, donde refieren que en el recinto mayor de México
Tenochtitlán el templo dedicado a Quetzalcoatl tenía en la puerta la figura de la boca
de una serpiente. En cuanto a las otras posibles explicaciones una que la ubica como
la representación de un Tláloc, otra como una Coatlicue y otra que se acercaba más y
que era considerar a esta fachada como una simbólica representación de Ehecatl
Quetzalcoatl, a la cual también desecha y considera que el relieve representa al
monstruo de la tierra y el cual está representado en el Códice Borgia P. 14, el que
Seler confunde con una cueva.(García, 1947: 16)

En cuanto a la función del santuario llega a considerar que éste pertenecía


exclusivamente a la organización militar de los caballeros del Sol, es decir los Cuauhtli
y los Ocellotl (Cuacuauhtin), conocidos por los caballeros tigre y águila. Argumenta
esta hipótesis en el marcado simbolismo de estos animales y la importancia que se les
daba en la mitología y en los ritos, para los mexicanos el águila era el símbolo del Sol
y el felino era el que se comía al Sol en los eclipses, también era asociado a la luna.

La definición dada por García Payón a la función de las principales estructuras de


Malinalco (Figura, 5), a las cuales considera que: en esta mansión se conferían los
grados a los candidatos a estos altos puestos, bajo la presencia del Cuauhtliocelotl
que lo era el mismo Tlacatecuhtli o "Emperador"; ceremonia que consistía en
perforarle la nariz para colocarle el hueso o la uña de águila. (García, 1947: 19).

Para establecer su explicación o teoría, García Payón, se basa en los elementos más
relevantes y que son los que se encuentran al interior de la construcción principal del
sitio, la representación del Cuauhtli y el Ocelotl, y el elemento central será donde se
realice esta ceremonia de ungimiento de los Tlatoque, por medio de la perforación de
43
la nariz, para colocar la nariguera símbolo distintivo de los tecutli, La manera en que se
llevaba a cabo esta función en este edificio, el personaje se acostaba sobre el Cuauhtli
o águila central, quedando la cabeza de dicho individuo, sobre la cabeza del Cuauhtli y
así le era perforado el septum, con el hueso del Ocelotl y la uña del Cuauhtli,

Como se puede observar la mayoría de los datos que aporta este autor corresponden
a la información de las fuentes y son los más coincidentes la presencia física de estos
animales en ese edificio, desde estas fechas se tenían ya datos concretos de la
correspondencia entre la información histórica y la arqueología; y lo mejor del caso es
que se tiene la presencia física del tlatocayotl, pero esto muy poco ha influido en los
investigadores, ya que según se compendia en el escrito de Hernández Rivero, las
interpretaciones del sitio y sus elementos no rebasan el parámetro puesto por García
Payon y se encasillan en el ámbito militar.

Al considerar que estos altares son para recibir la jerarquía del tecuhtli, da la
posibilidad de replantear varios supuestos, siendo entre ellos la información que nos
presenta el códice Boturini en su lámina cuatro (Figura 6), donde la escena de los
personajes acostados en los cactus, es similar a la que nos presenta la H.T.Ch en el
folio 20, por lo que cambia radicalmente la versione sobre esta escena en el códice
Boturini. Otros de los aspectos que pueden ser interpretados con precisión, es el
referente a los elementos que rodean el altar central de Malinalco, la banqueta semi
circular y las representaciones de dos cuauhtli y un ocellotl en dicha banqueta, de los
que se pueden decir que son al igual que la figura central, altares de tlatoque,
cumplían la misma función que el altar central. (Figura 7).

Al hacerse patente la existencia de un sitio el cual va a tener representados en el


registro arqueológico elementos concretos del sistema de gobierno, representados en
las figuras del tlatocayot y el tecuhtli, aunque sean considerados por la mayoría de los
investigadores dentro del rubro militar. Se hace la observación de que eran los únicos
reportados en Mesoamérica y esto de alguna manera encasilló la investigación de este
tipo de sitios.

TIZATLAN TLAXCALA

Existe otro sitio con similares aunque no idénticos altares de iniciación, los cuales al
ser excavados en 1927 en el poblado de Tizatlan Tlaxcala, por Eduardo Noguera y
43
Alfonso Caso, los consideran como altares de sacrificio humano, definición que fue
aceptada y nunca se discutió esta versión a pesar de que a Caso le quedaba la duda
de que fueran altares de sacrificio humano, permaneciendo congelada desde aquellos
años. En el año de 1990 en el seminario Alfonso Caso, en el museo de Antropología
es presentada una interpretación de los altares de Tizatlan Tlaxcala. Esta versión de
los investigadores Arturo Fernández Ruiz y Nazario Sánchez Mastranzo (Fernández et
al., 1990) contradice totalmente la función que le había asignado en un primer inicio
Eduardo Noguera y en menor medida Alfonso Caso. Estas estructuras se encontraron
debajo del Tecpan de Xicoténcatl (Figura 8), que se hallaba en funciones al arribo de
los europeos a estas tierras. Pero antes de analizar esta propuesta pasemos a reseñar
de una manera sucinta la excavación de este edificio y sus elementos.

El edificio de los altares en Tizatlan, lo más característico son estas dos estructuras
interiores, es que se encuentran decoradas con pinturas tipo códice, en tres de sus
cuatro caras. De estas pictografías sobresale la cara Sur, donde en la parte central,
hay una diosa desnuda con tres pechos dentro de un "recipiente" con agua, en el lado
izquierdo de la deidad está representada un Cuauhtli y en el lado derecho un Ocellotl;
(Figura 9),

Eduardo Noguera en su informe de su investigación de campo en Tizatlan, hace una


descripción de los decorados en las caras de los dos altares mencionando que:

"Hay un gran espacio rectangular de 5.45 metros de ancho por 11.20 metros de
largo, este cuadrángulo está perfectamente orientado a los puntos cardinales. Hay
dos lápidas o plataformas de 0.35 metros. de altura por 1.80 metros de largo y
1.17 metros. de ancho."."La lápida oriente, en la pared del mismo lado presenta
una hilera de 13 cuadretes y la mitad de un decimocuarto que no alcanzó a
completarse”. (Noguera, 1927, informe)

Identifica algunos de los glifos representados, tales como atl, miquiztli y refiere
además que en la cara sur de estos altares, hay una especie de reborde o canal, que
remata en la parte superior del monumento en un semicírculo bordeado en la parte
frontal, dividido por el canal hay representaciones de personajes, el de la derecha no
lo identifica por estar destruido y borroso el dibujo, la figura de la parte izquierda la
identifica como la diosa de la fertilidad o bien Xochiquetzal, reverenciada de manera
muy particular por los tlaxcaltecas.

En el altar del poniente hay una sola banda que ocupa toda la extensión vertical de las
paredes Oeste y Este, las figuras representadas son cráneos estilizados con penachos
acompañados por unas bandas transversales, en el centro se distingue un símbolo
43
parecido al ollin. La parte Sur también está dividida por un canal parecido al del otro
altar, en el lado derecho hay una representación de una deidad, que Noguera
considera que quizá sea Camaxtli; en el lado izquierdo identifica a Mictlantecuhtli con
vestiduras de guerrero. Al continuar describiendo este motivo menciona que:

"Teniendo en cuenta el número de representaciones de la muerte acompañadas


de la deidad principal Camaxtle...en tanto que en la siguiente las representaciones
del agua pueden representar sangre, nos permitimos sugerir ser verdaderos
altares de sacrificio para la inmolación de las víctimas al dios principal Camaxtli.
En este caso el significado de los canales queda más explicado, puesto que
representarían una especie de cuauhxicalli o recipiente para la sangre" (Noguera,
1927, informe)

En lo referente a su hipótesis, consistente en asignar a los altares polícromos de


Tizatlan la función de llevarse a cabo en ellos el sacrificio común y corriente, en este
trabajo la va a fundamentar sobre bases sólidas, apoyándose en la interpretación de
varios glifos que componen los costados poniente y oriente de ambos altares.

Aparte de Eduardo Noguera, Alfonso Caso interviene en estas primeras


investigaciones, y así como a Noguera le parecen altares de sacrificio pero después
de analizar todos estos símbolos y de asociarlos de alguna manera a la idea del
sacrificio humano, propone cual sería la posible función de los altares: “Por esta razón
creo poder considerar que los dos monumentos que he llamado altares A y B, son en
realidad altares de sacrificio; pero es difícil decidir el modo como sacrificaban en éstos
altares” (Caso, 1927: 30-31)

Le queda la duda y es por esta razón apunta que si se hubiera sacrificado de la


manera normal, la sangre derramada habría destruido las pinturas; le preocupa la
función de la taza y la canaleta en la parte frontal, por lo que plantea tentativamente
esta hipótesis: “si pensamos que en la taza sólo se ponían objetos ensangrentados,
como las ramas de axoyatl y que eran los altares para practicar en ellos. De todos
modos el punto para mí es muy dudoso y no he encontrado ninguna hipótesis que
me satisfaga plenamente” (Caso, 1927: 31).

En el año de 1990 se inicia el proyecto Cuatro Señoríos, auspiciado por el gobierno


estatal, se excavan los sitios de Ocotelulco y Tizatlan, donde en este último los
investigadores Arturo Fernández Ruiz y Nazario Sánchez Mastranzo, (Fernández et
al., 1990) retoman las investigaciones iniciadas en 1927 por Alfonso Caso y Eduardo
Noguera, sobre la función de los altares, así como un estudio iconográfico. Los
investigadores anteriormente citados, hacen el análisis de los motivos representados
43
en los altares, recurren al estudio de las fuentes y a la analogía con los códices,
logrando identificar la función de los altares, redefiniéndolos como altares de iniciación
o por decirlo en otras palabras, los relacionan con el lugar donde se llevaba a efecto la
perforación del séptum para obtener el rango de Teuhctli, en el territorio tlaxcalteca.

Para reforzar su hipótesis dan varias explicaciones de los motivos y los relacionan a
algunos aspectos del ritual, por esta razón consideran que el altar que denominan
como A situado al oriente, era el lugar donde se investía al guerrero como Ocelotl; en
su interpretación intentan precisar la fecha o el momento de la ceremonia, la que
según su estudio se establece por los motivos representados principalmente por
Tlahuizcalpantecuhtli, símbolo de Venus como estrella vespertina y proponen que el
momento habría de ser cuando Venus y la Osa Mayor entraran en conjunción.

Para el altar B situado al poniente, plantean que en él se investía al Teuhctli con el


rango de Cuauhtli, y aclaran que éste era el más alto rango al que podía
aspirar el Teuhctli; la fecha de realización de esa ceremonia la va a dar el glifo
del alacrán, planteando que puede estar regida por el calendario astronómico o bien
por el ciclo de Venus, lo que fundamentan en el análisis de los elementos que
conforman al alacrán.

Independientemente de la interpretación de los motivos que decoran a los altares,


relacionados con eventos astronómicos, lo destacado es la manera que logran hacer
corresponder las imágenes de los códices Nutall (Figura 10), el Colombino (Figura 11),
así como el Becker I (Figura 12) a los que podemos sumar el Bodley (Figura 13), y
darles una función institucional, como el lugar específico donde los gobernantes
antiguos se les colocaban el símbolo del mando, el poder, el gobierno: la nariguera.
Con este planteamiento de ser exclusivo de la clase de los tlatoque el portar la
nariguera, se deja fuera a los guerreros de usar los altares, para esto se propone una
solución demasiado aventurada, pero que se compagina excelentemente con el acto
de la perforación, siendo estos los elementos conocidos como los bezotes y las
orejeras. Esto da la posibilidad de inferir que estos dos elementos aunados al primero,
tenemos una jerarquización muy bien marcada, consistiendo en que la nariguera será
el de mayor jerarquía siguiéndole el bezote y hasta el último nivel la orejera. Con esto
tendríamos la posible utilización de dichos altares, para perforar el bezo y la oreja, algo
que repito es aventurado, pero hay cierto enlace que lo hace factible.

Esta explicación aclara dos de las dudas que le surgen a Alfonso Caso a finales de la
década de los treinta del siglo pasado, una de ellas es la función de la canaleta o
reborde en la pared sur de ambos altares, que Caso supone que es para depositar las
43
ofrendas o los instrumentos de auto sacrificio, por lo que de acuerdo a la versión de
ser altares de iniciación, la canaleta y en especial la parte semicircular sobre el altar,
es donde se acomodaba la cabeza del aspirante a Tecuhtli y parte de las espaldas
sobre la canaleta de la parte frontal del altar (Figura 14), la otra duda en Caso pero
afirmación en Eduardo Noguera, sobre la función de los altares como de sacrificio.
Otro punto que hay que mencionar de los alcances de esta investigación es la forma
en que van a dar datos que apoyan la tesis de García Payón, ya que solamente
cambian a los actores y la función queda intacta, quedando la misma línea planteada
por este investigador, de ser el lugar donde se perforaba el septum, por lo que deja de
ser una función de la clase militar, para insertarse dentro el evento político más
importante de esas sociedades, la toma del poder.

Esta investigación iconográfica de estos dos colegas que llegó a esta conclusión, no
ha sido valorada en lo más mínimo y ha pasado desapercibida para la comunidad
académica, debido en primera instancia a que pocos investigadores están metidos de
lleno en esta problemática y los que llegan a tocarla, lo hacen superficialmente sin
cuestionar la información que investigan y la aplican a sus trabajos, otra cosa que
ayuda a que esta investigación de la iconografía de los altares no sea conocida y por
ende cuestionada o aceptada, es que los autores de dicha propuesta, no
profundizaron más en su investigación, dejándola enunciada.

Independientemente de no haberse seguido la investigación, la aportación de estos


dos investigadores a la problemática en referencia, son de primer nivel, ya que
reformulan los planteamientos de tres de los más grandes investigadores del pasado
mexicano y dejan abierto el camino para reinterpretar diferentes tópicos y a otros
precisarlos, como en el presente caso. Con esto ya se puede visualizar un tlatocayotl y
un tecuhtli con una sustentación apoyada más en el dato arqueológico y con esto se
puede manejar el dato histórico y hacerle los arreglos necesarios a la luz de esta
información arqueológica.

EL BINOMIO DE LA CLASE DE LOS TLATOQUE Y EL TLATOCAYOTL RECTOR


LA CLASE DE LOS TLATOQUE CONSIDERACIONES FINALES
43
La información arqueológica sobre los dos aspectos que se han estado tratando, a
pesar de ser de solo dos sitios en toda Mesoamérica, es más que suficiente para
plantear características inherentes a estos dos términos, a los cuales ubicamos como
un binomio indisoluble.

Para el caso del personaje se puede decir que el dicho tecuhtli es un miembro de una
clase social que detentaba el poder, la cual es la de los tlatoque plural del tecuhtli, la
que tenía como particularidad el uso de la nariguera como símbolo distintivo de dicha
clase, que sería lo que identificaba como tal en la sociedad, tanto al interior como al
exterior. La característica de la clase de los tlatoque consiste en una estratificación
bipartita y en la cúspide estará un tecuhtli, el que detentaría la mayor jerarquía de los
integrantes de esta clase, la estratificación bipartita consiste básicamente en que el
acceso a la cúspide se hace desde dos lados de la pirámide social y no de uno sólo,
como se acostumbra en Europa, siendo estos lados o ramas los que forman el cuauhtli
y el ocelotl, los lados derecho e izquierdo.

Con esto se deja de lado la existencia de un personaje llamado monarca, rey,


emperador o en el mejor de los casos como el tlatoani, para las regiones donde
existan los elementos discutidos en este escrito y por el momento solo trabajamos dos,
el sitio o lugar donde se asienta el tecuhtli, el tlatocayotl, y el gobernante mismo, cuyo
rasgo distintivo era portar la nariguera..

Con esto podemos decir a grandes rasgos que este tipo de jerarquización consiste en
la existencia de un solo tecuhtli supremo y a sus lados izquierdo y derecho una serie
de tlatoque y esta jerarquía dependerá de la cercanía al tecuhtli mayor y el número de
los tlatoque será de acuerdo a la importancia de ese tecuhtli de más alto grado. Es de
suponer que en estos dos lados había un lado más allegado y uno un poco más
alejado del poder central, el cual estaba determinado por el tipo de tecuhtli principal, la
que era determinada como lo menciona la H.T.Ch, por el animal que le da de comer y
beber, en la ceremonia previa a la perforación del septum para recibir la nariguera y a
partir de este acto, es la manera en que se conforma la clase de los tlatoque.

El plantear este tipo de organización gubernamental de los tlatoque, está apoyado por
la información que menciona Diego Muñoz Camargo en su escrito llamado “Relaciones
Geográficas de Tlaxcala” en las que hace una descripción del tecpan de Xicotencatl en
Tizatlan Tlaxcala, en el cual refiere que ha estado varias veces, donde tomaremos lo
esencial de su relato sobre la distribución de esta sala y la ubicación en ella de los
diferentes tlatoque que conformaban este altepetl.
43
“Aquí esta una sala de extraña grandeza, que tiene de ancho 59 pies y, de largo, 62,
y de alto 22 palmos, y el maderamiento della, por lo alto, tiene ante todas cosas una
viga de inmensa grandeza por medio de la gran sala, que la atraviesa de parte a
parte, que sirve de madre. Es una sala casi cuadrada. Descansa esta viga sobre dos
postes de madera que están en medio de esta pieza, los cuales postes se asientan
sobre unas basas de piedra”. (Muñoz, 1984: 60-61).

Continúa describiendo la conformación de las otras vigas que conforman el techo del
tecpan y hace notar el porqué estas tablazones tienen una apariencia de un barnizado
de negro, esto:

“Cáusalo esto que, en la propia sala, en la pared frontera, en medio de toda ella, en
derecho de la puerta de medio, está un fogón de piedra muy bien labrada, donde a
la contina se hace fuego que alumbra toda la noche en aquella gran pieza (porque
se tiene por grandeza). Y en esta lumbre se echan grandes perfumes de copal, que
llaman los castellanos “anime”. (Muñoz, 1984; 61).

Los anteriores datos son con el fin de seguir una secuencia y pasar a continuación al
dato más relevante acerca de conformación de la sala de gobierno, el lugar donde
sesionaban los tlatoque de este sitio, refiriéndolo de esta manera:

“En torno a esta sala, hay un poyo de cinco pies de ancho y de alto, de dos, donde
tienen cantidad de esteras puestas echas de enea que llaman los naturales Petlates,
y unas banquillas de madera, bajas, de una pieza, concavadas, en que se asientan,
otras hacen de enea y espaldares de lo mismo, arrimadas a las paredes, las cuales
llaman Icpalli o Icpales, todas puestas como referido tenemos, por gran orden,
desde el fogón, por la mano derecha, que da vuelta en torno por toda la sala, y lo
propio hace por la mano siniestra. Y la persona de más dignidad y más señor, se
asienta y tiene su asiento a la mano derecha del fogón, y, el que no era tan
preeminente, a la mano siniestra; y de esta forma van sucediendo en sus asientos,
según su valor, y dignidad y merecimiento. En este lugar trataban sus negocios, y
hacían sus ayuntamientos y consejos, o según su calidad. Y, ansí mismo, servía
esta gran pieza para sus convites y banquetes y fiestas, en medio de la cual hacían
sus bailes y danzas”. (Muñoz, 1984: 61-62).

Esta información de cómo era la sala de gobierno, no menciona al tecuhtli principal y


solo menciona que el predominante era el lado derecho y de menor importancia el
izquierdo. Pero aun ante esta falta de tal referencia, nos permite dar por válida la
propuesta de un gobernante central y con dos ramificaciones.
43
Esta falta del dato histórico que sustente al tecuhtli principal en esta fuente, va a ser
expuesta en la H.T.Ch cuando alude la conformación de los habitantes de
Chicomoztoc Colhuacatepec los llamados tepilhuan chichimeca, los que al ser
requeridos por los tolteca chichimeca de Cholula para la guerra contra los xochimilca y
los ayapanca, originada por la victoria de los tolteca sobre los olmeca Xicalanca, en
esta ocasión se menciona explícitamente que dichos tepilhuan o Tiyacauh, están
conformados por un lado izquierdo y un derecho a los cuales denomina como los
xicotli y los pepeyolli, como se hace notar en páginas anteriores. Con esto se precisa
la información de Diego Muñoz en cuanto a la existencia de un personaje central que
va aglutinar en torno de sí a esas dos partes.

Con esto se fundamenta aún más la descripción de Diego Muñoz referente a la


distribución de la sala de gobierno y que de alguna manera es la representación de la
distribución geográfica-política de los diferentes tlatocayotl que conforman este
altepetl, cada uno con su respectivo tecuhtli, claro que la distribución en esa sala era
de acuerdo al rango, y para su ubicación en el espacio geográfico por el momento sólo
puede ser precisada identificando al tipo de tecuhtli, ya que como se mencionó
anteriormente el sitio y la denominación del tecuhtli son interrelacionados, como lo
menciona Francisco de San Antón Muñón Chimalphain Cuauhtlehuanitzin, en las
Relaciones originales de Chalco Amaquemecan (1965), donde este autor ubica una
serie de sitios, que en su mayoría tienen asignado un personaje el rango de teuhctli
como distintivo del gobernante del tlatocayotl, siendo los siguientes: Tzacualtitlan
Tenango Atlauhtlan con el título de Atlauhtecatl Teuhctli, Itztlacozahuacan
Amaquemecan con el rango de Chichimeca Teuhctli, Tlalmanalco Opochhuacan lo
gobernaba Teohua Teuhctli, Chalco Itzcahuacan allí residía el Tlítquic Teuhctli, en el
lugar llamado Panohuayan Amaquemecan se encontraba el Tlamáocatl Teuhctli y
como se menciono en su oportunidad, esta denominación la recibía cualquier
personaje que le daban a gobernar a ese sitio.

EL TLATOCAYOTL RECTOR O HUEYTLATOCAYOTL: CONSIDERACIONES


FINALES
43
En cuanto al segundo término de tlatocayotl, en este se refuerza la versión tradicional
y se aportan datos que permiten hablar con otra visión de que es un tlatocayotl y la
viabilidad del uso del término hueytlatocayotl, para designar al sitio con más
importancia en el ámbito mesoamericano. Por lo que respecta al tlatocayotl rector, en
este caso los datos son más amplios, esto debido a que se tienen las evidencias
arqueológicas irrecusables, de la existencia de este tipo de lugares preeminentes, ya
que solamente ciertos sitios van a ser los destinados a ser una especie de capital o en
otros términos un hueytlatocayotl, los cuales pueden ser ubicados por ser los únicos
que van a contener un edificio dedicado expresamente a otorgar el cargo de
gobernante, dicha edificación debe de contener en su interior los altares de los
tlatoque, donde se llevaba a cabo la perforación del septum, para recibir la nariguera
símbolo distintivo de la clase de los tlatoque, y a ese lugar acudían los demás
tlatocayotl y sus respectivos tlatoque siendo este elemento el que definiría a esta
construcción. Con esto ya se puede mencionar que a diferencia de los tlatocayotl
comunes, que contienen en su sitio como edificios principales al tecpan y al teocalli, la
existencia de este tercer edificio es lo que va a determinar la posición del tlatocayotl
como el rector.

Con esto podemos decir que el patrón de asentamiento de este tipo de sitios, consiste
en una área aislada del resto del asentamiento separada generalmente por una barda
y con entradas específicas, dentro de este recinto existe una división entre lo cívico y
lo religioso, en este último vamos a encontrar el siguiente elemento representado en
primer lugar la estructura arquitectónica del Teocalli principal del sitio, y que como
regla general va a ser la estructura más importante de este patrón, a tal grado que es
el de mayores dimensiones, su monumentalidad es evidente. El segundo conjunto
arquitectónico es el Tecpan, la sede del Teuhctli, que en cuanto a preeminencia como
construcción, es de suponerse que será el segundo en relevancia en el sitio. El tercer
edificio es lo que seguiremos llamando el lugar de los Cuauhtli-Ocellotl, los altares de
los tlatoque, se encontraría dentro del espacio reservado a las actividades de índole
civil, principalmente las relacionadas al gobierno y por ende era contiguo al tecpan,

El sitio que marcará como se debe de entender la ubicación espacial del edificio con
los altares de iniciación es Malinalco, donde en primer término tenemos una ubicación
dentro del patrón del sitio, a los altares de iniciación separados en un conjunto de
estructuras aisladas del resto del sitio, en lo que respecta al edificio, es una estructura
autónoma, y de acuerdo a las estructuras cercanas a él no se puede hablar de que
estuviese cerca al Teocalli Mayor del sitio, al que se presupone que está en el área no
43
explorada, se piensa de una manera aventurada que el Cuauhcalli de Malinalco es
vecino a edificaciones del orden civil entre ellas el Tecpan.

Por lo que respecta a la información de Tizatlan, aunque en este sitio es muy precisa
entre una división claramente establecida entre el área civil y la religiosa, que es
documentada en un plano de la obra de Muñoz Camargo (Figura 1), con la salvedad
de que en dicho croquis, el teocalli ha desaparecido bajo la capilla abierta, quedando
únicamente la parte que correspondía al área civil, con el tecpan y sus edificios
aledaños, es así que Muñoz Camargo refiere que:

“Y antes de entrar en este patio de Xicoténcatl, esta otro patio llano, grande y
espacioso, que sirve de cementerio y patio de la iglesia de nuestro señor San
Esteban, con unos pretiles y paredones muy fuertes de cal y canto, a manera de
muralla de más de un estado de alto, que cuadran el patio por gran nivel. Y, al fin
dél, a la parte del oriente, esta la iglesia de San Esteban, donde cada año se dice
misa de este santo, que es el segundo día de navidad. La cual iglesia, aunque
pequeña, es de maravilloso edificio”. (Muñoz, 1984: 63)

Pero debido a que los altares de tlatoque se encuentran debajo del tecpan de
Xicoténcatl y como se menciono en páginas anteriores no quedan vestigios de los
edificios adyacentes al tecpan y por ende no se sabe a ciencia cierta dónde estaba
ubicado este edificio de los altares de los tlatoque, al cual suponemos que siguió
estando presente en Tizatlan en la etapa de Xicoténcatl Pero independientemente de
esta situación los datos tienden apuntar hacia la ubicación de los altares de los
tlatoque en la parte civil del sitio.

CONCLUSIÓN
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Estos dos términos tecuhtli y tlatocayotl, conocidos desde los inicios de los tiempos
coloniales y que han sido retomados por los investigadores dedicados al pasado
mesoamericano, son reformulados en el presente escrito, y se plantea que son parte
integrante del sistema político de estas sociedades pretéritas, de tal manera que los
tlatoque quedan ubicados como una clase social y en este caso la dominante. Por lo
que respecta al sitio, este tiene un comportamiento similar a los tlatoque, existe uno
que es el de mayor poder el cual va a ser identificado por la existencia del tercer
edificio, con los altares donde se otorgaba el grado de tecuhtli. Con esto se ve como
son interdependientes el tecuhtli y el tlatocayotl y por esta razón son más que
suficientes para plantear la existencia de un sistema de gobierno donde las bases de
su conformación y funcionamiento van a ser determinadas por aspectos sociales,
quedando en un plano secundario los lazos familiares.

Se plantea además que la conformación de un sistema de gobierno sustentado en el


tecuhtli y el tlatocayotl, puede ser extensiva a cualquier parte de Mesoamérica, que
tenga al menos uno de esos integrantes de este binomio, y el caso más recurrente lo
da el tecuhtli, porque es más fácil de identificar por la nariguera, ya que la presencia
de este elemento en cualquier área de Mesoamérica, da indicios claros de la presencia
del binomio. Es conocida la presencia de narigueras en muchas áreas distantes y
disímbolas, del espacio que abarca este escrito y si a esto aunamos en etapas de
tiempo diferentes, esto vendría en apoyo al planteamiento de que esta era el modo de
gobernarse de las antiguas sociedades de Mesoamérica, pero ante esta situación al
binomio tlatocayotl y tecuhtli, necesita algo más que no solo los cohesione, sino que
permita que este tipo de gobierno sea general para esta parte de América y esto solo
puede ser posible con la existencia de símbolos ideológicos que sean reconocidos por
todos los participantes, los que van a legalizar y legitima el acceso al poder.

Estos símbolos ideológicos son el cuauhtli y el ocellotl, los que dejan de ser símbolos
de la clase militar y son reubicados como elementos ideológicos que van a normar las
relaciones entre las diferentes sociedades, al menos en esta etapa de los últimos
quinientos años antes de la conquista y con algo de investigación puede ampliarse el
rango temporal. El considerarlos como símbolos se debe a la manera que la
información los ubica en la ceremonia o acto para acceder al jerarquía de tecuhtli, ya
que la información histórica mencionada en la H.T.Ch, dice claramente que estos dos
animales les dan de comer y beber a los aspirantes a tlatoque, pero el dato más
crucial y que da los indicios claros y precisos de su función como símbolos
ideológicos, está representada en la lámina VIII (Figura 15) en su parte superior se ve
a estos dos animales unidos de tal manera que son uno solo, están imbricados
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totalmente, convirtiéndose en este acto como el cuauhtli-ocellotl, este dato va a ser
relevante ya que debajo de estos símbolos entrelazados, se encuentran los personajes
que van a ser investidos como tlatoque, los cuales en la lámina anterior (Figura 3),
estos mismos animales están divididos de tal manera que cada uno asiste a una parte
de los aspirantes.

Estos dos momentos ilustrados en esas láminas, donde en el primero tenemos a estos
dos animales, literalmente dándoles de comer y beber en la ceremonia previa a la
unción, donde se sobrentiende que esto significa una afiliación automática al animal
que lo asistió en ese ayuno previo. Con este acto se puede percibir que esto nos da la
posibilidad de que esta división sean los lados izquierdo y derecho. El segundo
momento es cuando se da el acto más relevante y que consiste en la perforación del
septum, en la escena se encuentran los personajes aspirantes divididos en dos
cuadros o escenas y los animales aparecen sobre estas escenas y su superposición
indican a todas luces que en ese preciso momento de recibir la nariguera, ambos
animales cubren a todos los aspirantes.

Estas escenas, en la primera hay una división muy explícita, donde un cierto número
de aspirantes es asistido por un animal, en la segunda no existe la división, es una
unión donde ambos animales asisten a todos los aspirantes, los que en dicha escena
parecen divididos en dos fragmentos, cada uno diferenciado por el personaje que les
perfora el septum, siendo estos Icxicouatl y Quetzaltehueyac. Esta función que
ejecutan estos dos animales, en este acto tan importante, es lo que sirve de apoyo
para plantear la posibilidad de que estos animales sean los símbolos ideológicos sobre
los que se desarrollo el sistema de gobierno, dejando de lado su función como
símbolos de la milicia.

Con esto tenemos que al binomio tecuhtli-tlatocayotl, se encuentra además un tercer


elemento que es en sí un binomio, el cuauhtli-ocellotl el cual permite sustentar la
viabilidad de poder hablar de un sistema de gobierno totalmente civil, ya que el acceso
estaría normado por estos animales convertidos en símbolos, los datos permiten
presuponer que los requisitos necesarios para acceder al poder se adquirían por
medio de la guerra básicamente.

Con esto se da por descontado la existencia de monarquías en las áreas de


Mesoamérica donde se encuentren presentes al menos uno de estos elementos
definitorios, este sería la clase social representada por los tlatoque y su símbolo
distintivo la nariguera, ya que como se ha mencionado son indisolubles el personaje y
el sitio, es por esto que al encontrarse por lo menos la nariguera, podemos presuponer
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la existencia de este tipo de gobierno y empezaremos a mencionarlas como
sociedades estatales con un fundamento político.

Como es de suponerse este tercer elemento por si sólo requiere ser tratado en un
escrito diferente, ya que la conjunción de lo que serían ya a estas altura la existencia
de dos binomios interrelacionados y supeditados uno al otro, abren un amplio abanico
de posibilidades de poder llevar a cabo la sustentación de un territorio extenso donde
se practicaba el gobierno de los tlatoque, por lo que en este momento es necesario
aplicar este consideración a un plano más tangible y que de esta manera podamos
hablar en concreto y con datos precisos de la existencia de este tipo de gobierno.

Es por eso que apoyándose en estos dos binomios, se pretende ubicar un corredor
geopolítico que abarcaría desde Malinalco hasta el valle poblano tlaxcalteca, donde
dichos extremos fueron establecidos por tener sitios con vestigios arqueológicos que
nos ubican dos centros rectores irrefutables. Aunque no hay más de 150 kilómetros en
línea recta entre estos dos puntos, en su trazado se encuentra inmersa la cuenca de
México, por lo que independientemente de ser poco el territorio que abarca este
corredor geopolítico, la calidad y cantidad de sociedades asentadas en esta Cuenca
son más que suficientes, para poder plantear una generalización a ciertas partes de
Mesoamérica, donde se encuentren presentes indicios de la existencia de un gobierno
de los tlatoque.

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