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INTRODUCCIÓN
Para solventar o dejar un lado la concepción tradicional, se tiene que tener un marco
teórico diferente a dicha corriente, de tal manera que la investigación que se presenta,
está inserta dentro de la corriente que se ha llamado evolucionismo multilineal, el que
considera que las sociedades existentes en el mundo, han pasado por diversos
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procesos de evolución y la forma de hacerlo va a realizarse de tal manera que siguen
un patrón que las lleva a diferentes niveles en su desarrollo, por caminos que no
tienen que ser necesariamente los mismos y esto se puede generalizar para los
estadios a través de los que transitan estas sociedades, por lo que considera que
éstos no tienen que seguir un orden jerárquico y no están obligados a pasarlos en ese
orden e incluso pueden prescindir de alguna o algunas de las etapas o estadios
durante su proceso de consolidación como sociedad.
En este trabajo no se pretende discutir cuáles son las etapas que se deben recorrer
de acuerdo a la corriente tradicional y se toma lo que se conoce hasta el momento
acerca de las referidas etapas por las que ha atravesado la humanidad y que gran
parte de la comunidad científica acepta como tales, las cuales consisten en un
desarrollo sostenido y jerarquizado que según Morgan son: salvajismo, barbarie y
civilización, así mismo es necesario aclarar que en lo que respecta a la teoría de la
sociedad oriental o modo asiático de producción, que mucho influyó e influye en la
teorías de Ángel Palerm y en otros investigadores de esta corriente teórica, se prefiere
dejarse de lado por ser demasiado localista y condicionante, solo se retoma lo esencial
en los planteamientos de Palerm.
Este planteamiento de que las explicaciones deben tener un sustento local, es una
cosa que vista a la ligera es algo sencillo de plantear, el problema se presenta al
buscar esos términos o conceptos propios de los mesoamericanos, ya que lo único
que tenemos de estas sociedades son sus restos materiales, aunque existe la
salvedad de que tenemos crónicas y códices para una etapa específica de
Mesoamérica. Con esta cuestión se puede y de hecho se plantea que dicho
multievoucionismo, es una teoría a la medida de la arqueología y que al no ser
tomadas en cuenta por los colegas, nos está diciendo que a esta teoría le falta un
auxiliar, para poderse aplicar a la solución de un problema arqueológico dado, es por
eso que la manera de proceder es, implementar ese auxiliar en la teoría de Palerm,
esto será la información que proporcionan las fuentes y códices acerca de un
problema dado, con la condición de que la información histórica debe de tener su
representación arqueológica, la cual no puede ser objetable en lo más mínimo, que no
haya una fisura que permita que el dato histórico domine al dato arqueológico.
Las investigaciones emprendidas para la titulación del que esto escribe en 1994,
fueron llevadas a cabo en el Estado de Tlaxcala en el sitio de Tizatlan, estas se
dividieron en tres etapas, la primera que fue el procesamiento de la información
referente al área de estudio, que se llevó a cabo desde el año de 1988 y en este
proceso hizo su aparición un texto publicado 1984, que resulto ser la obra completa de
Diego Muñoz Camargo, que era nada menos que la contestación a la relaciones
geográficas mandadas a realizarse por el Rey Felipe II, para tener una descripción de
sus dominios, siendo la de 1577 a la que le da contestación Diego Muñoz, y que lleva
por título "Descripción de la Ciudad y Provincia de Tlaxcala", y a partir de la página
132, se empieza a corresponder con el texto de "La Historia de Tlaxcala",
observándose que ambos escritos son prácticamente el mismo, salvo pequeñas
variantes que no alteran para nada el significado de la información que nos presentan
una y otra, ya que como es sabido "La Historia de Tlaxcala" (1978) es la que fue
editada por Alfredo Chavero, edición que se encuentra incompleta, porque le falta el
principio, por lo que la información de la fuente localizada en 1980 en Glasgow
Escocia y publicada en 1984 por la Universidad autónoma de México contiene un
datos muy precisos sobre la conformación de las casas y palacios de Xicoténcatl y
como el mismo autor refiere había estado varias veces.
Este dato permitió elaborar una hipótesis de trabajo que consistía sencillamente en
corroborar un plano que presenta el cronista tlaxcalteca de el sitio de Tizatlan, sitio
que hace su aparición desde 1927, al descubrirse unas estructuras rectangulares en
un edificio debajo del Tecpan de Xicoténcatl, las cuales en tres de sus cuatro lados
presentan dibujos tipo códice y que son investigados por Alfonso Caso y Eduardo
Noguera, los que los definen como altares de sacrificio humano, todo esto apoyado
por la interpretación de esos dibujos tipo códice. (Caso, 1927, Noguera, 1927).
La investigación dio como resultado que se revaloraran las versiones de estos dos
términos que se han manejado sobre su significado y función. de tal manera que
podemos considerar que son interdependientes, el uno no funciona sin el otro, ya que
en este caso a la figura del gobernante principal le asignamos una parte de la
población, que bien pudieran ser una clase social, los tlatoque plural del tecuhtli, con la
salvedad de que dicha clase sus fundamentos como tal son de índole social, dejando
en segundo plano las relaciones familiares. El segundo aspecto que se revalúa es el
lugar donde estos personajes o clase social se asentaban, al cual le llamaremos
tlatocayotl, dentro de este tipo de asentamientos, existía uno que era el principal y esto
lo sustentaba la existencia de un elemento que era un edificio con la función específica
de llevarse en ellos el otorgamiento de la nariguera, la cual es el símbolo distintivo de
la clase de los tlatoque.
La concatenación entre estos tres elementos son los que permiten inferir o deducir un
sistema de gobierno totalmente diferente al que se le ha atribuido a las sociedades
americanas, el cual está basado en cuestiones que nada tienen que ver los lazos de
parentesco. Hay que mencionar que este tercer elemento en las investigaciones
antecedentes, solo fue enunciado y es hasta esta época que se reactiva su
investigación y la discusión concreta se hará en el artículo que sigue a este.
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LAS BASES HISTÓRICAS DE LOS TLATOQUE (EL RANGO DE TECUHTLI)
LOS CRONISTAS
Las indagaciones que llevan a cabo los misioneros al legar a las tierras recién
conquistadas, son los que de alguna manera ponen las bases para que se definiera al
sistema de gobierno indígena como de índole monárquico, está de más decir que la
interpretación de la Mesoamérica está basada en las informaciones de estos
misioneros y para presentar algo que contradiga esta versión tradicional, es necesario
partir precisamente del evento histórico que da como resultado este tipo de
interpretación, de las diferentes actividades de las sociedades conquistadas, y el
conocimiento de éstas, se encuentra plasmado principalmente en las llamadas fuentes
o crónicas, que se van a elaborar en el momento mismo del contacto y que
corresponderían entre otras, a las conocidas cartas de relación de Hernán Cortes,
teniendo su momento más notable con la llegada de los misioneros, donde los que
escriben sobre las sociedades conquistadas y evangelizadas, lo hacen por encargo de
sus superiores, este actuar en la recopilación y escritura de sus obras por los
cronistas, obliga a que el indígena maneje la escritura europea y la utilice para escribir
documentos de todo tipo, la mayoría como apoyo a peticiones a la corona española, y
ya con esto podemos decir que se han creado las bases para interpretar a las
sociedades mesoamericanas a partir de una perspectiva occidental, es decir extra
continental.
Todos estos autores manejan una misma versión, con ligeras variantes, que de
ninguna manera afectan el cuerpo principal de la descripción del ritual, antes bien se
complementan para hacer más amplia y detallada la narración de este acto.
Lo que se hace curioso y hasta raro, es que el tema central sea uno y
permanezca inalterable a través de ese espacio de tiempo y que además haya
sido respetado por los cronistas sin alteraciones significativas, de tal manera que no
se pierde el contenido esencial y ha quedado tal como lo describe fray Toribio de
Benavente Motolinía aunque, independientemente de los problemas que presentan
sus obras, al dejarlo patentizado.
Ante esta situación se creyó conveniente hacer la cita textual de una parte del texto de
Motolinía respecto a dicha ceremonia, por ser el primer documento conocido que nos
relata este acto. La cita es tomada de la obra llamada “El Libro Perdido” (Motolinía,
1989), en la que Edmundo O’ Gorman y colaboradores, tratan de reconstruir el texto
de esta obra desaparecida de Motolinía, lo cual logran, al compaginar y completar
textos faltantes en Los Memoriales y La Historia de los Indios de la Nueva España; los
datos se tomaron del primer texto que sirve de base para esa reconstrucción y del
capítulo numerado en este Libro Perdido como el capítulo XIII, que lleva por nombre:
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De las ceremonias, penitencias y gastos que hacía el que, en las provincias de
Tlaxcallan, Huexocinco y Cholollan, cuando era promovido al ditado y señorío de
Tlecuytli, donde como lo anticipa este investigador el epígrafe y el texto proviene del
libro llamado Memoriales II,
Continúa este autor describiendo los diferentes actos penitenciales del aspirante para
después narrar el siguiente paso, que consistía en:
“Cuando se iba acabando el año, sus padres, si los tenía, o sus parientes y
mayordomo aparejaban las cosas necesarias, que no eran pocas. Ponían por
memoria los señores que habían de ser convidados, y los principales y menos
principales, amigos y parientes [y], según el número, dentro de casa en unas
salas, ponían todo lo que habían de dar a cada persona a su parte. Miraban la ropa
que tenía, y cacao, y gallinas y todo lo demás que habían de menester; y si lo que
tenían no allegaba a la copia, deteníase el penitente dos o tres meses, o medio
año, y cuando todo estaba puesto al punto, señalaban el día de la fiesta, el cual
día elegían que fuese de buen signo. Tenían por mal signo o mala casa el día que
tenía pares,... Elegido el día, iban a convidar a los señores, ansí comarcanos como
amigos y deudos; el mensajero que iba a convidar a un señor, siempre tenía cargo
de venir delante de él y de le aposentar y proveer de todo lo necesario. Si algún
señor de los convidados estaba malo e muy impedido, que no podía venir, enviaba
en su lugar una de las principales personas de su provincia, y con él venían muchos
principales, y asentaban su silla, y par de ella, al que venía en lugar del señor
ausente; y delante el asiento ponían todos sus presentes y su comida, y allá hacían
todas las ceremonias y acatamiento que harían al señor, si presente fuera. También
esto se aguardaba en otras fiestas”. (Motolonía. 1989 569-570).
La versión de Motolinia que se considera como la pionera y por ende la base para
definir al tecuhtli, de la cual dicha versión se apoya en datos que ya son producidos
bajo el dominio de la nueva sociedad y por lo tanto están ya contaminados
directamente y el mismo Motolinia menciona, que estas ceremonias no se hacían a
sus demonios ni en sus templos en el tiempo que él estuvo en esos lugares. Ante esto
la existencia de una crónica llamada la Historia Tolteca Chichimeca, de la región de
Cuauhtinchan en el Estado de Puebla, la cual aporta información de vital importancia
con respecto a la función del tecuhtli, donde la versión que se presenta precisa la
información de Motolinia y aporta nuevas direcciones para buscar la estructura esta
función de los tlatoque, la cual va en el sentido de entrelazar las causas de la salida de
Chicomoztoc, que obedece principalmente a su condición guerrera y para que se
pueda llevar a cabo esta alianza bélica entre los Tolteca Chichimeca y los Tepilhuan
Chichimeca, estos últimos deben de portar la nariguera, símbolo del tecuhtli. La
manera en que describe las circunstancias bajo las cuales se otorga la nariguera,
proporciona datos menos contaminados que otras fuentes no solamente sobre estos
tópicos, y con ello se puede inferir como estaban estructurados y funcionaban los dos
términos que se analizan.
A continuación el documento describe la ruta seguida por los dos toltecas hasta
Culhuacatepec Chicomoztoc, a donde se encontraban los tepilhuan chichimeca, que
estaban formados por los Quauhtinchantlaca, Moquiuixca, Tzauhteca Totomiuaque,
Acolchichimeca, , Zacateca, Texcalteca y los Mapantlaca.
El primer mensaje de los enviados tolteca a los tepilhuan, es que son buscados por: el
que es dos, el que es tres, a lo que los habitantes de las cuevas les replican por medio
del intérprete: acaso él es el Macoche, el Tepotze?, a esto contestan los tolteca, que
ellos han venido para que abandonen su habitación en las cuevas y serranías, por lo
que en respuesta a esta propuesta los moradores de las cuevas van a necesitar que a
los tolteca: “los nombre”, como contestación a tal cuestión los viajeros entonan un
canto, que los habitantes de las cuevas consideran un saludo, donde les solicitan
como acto seguido que se nombren, por lo que los tolteca dicen: he aquí mi nombre,
mi canto, al llevarse a cabo este canto, los chichimeca-tepilhuan entienden que son
buscados por sus aptitudes guerreras situación ante la cual refieren que no se
encuentran solos en las cuevas y agregan lo siguiente: ”acaso a mí solo me necesitan
y me buscan para la guerra y para el dardo y el Tehuehuelli, que son mi merecimiento
y mi mandato, cuando a mi izquierda y mi derecha están el Xicotli y el Pepeyolli ?”
(Kirchoff et al, 1976: 166-167). De esta respuesta ofrecida por los chichimecas de las
cuevas, se puede notar la forma en que se habla de una distribución interna entre los
integrantes de los tepilhuan y que no está referida directamente a su conformación
por siete grupos ya mencionados; se constituye por dos figuras simbólicas que se
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derivan de una que al parecer es determinante y que son los llamados tepilhuan, de
los que la fuente habla en líneas anteriores.
Estos dos aspectos derivados o subordinados a uno principal, son a los que se
denominan como el "Xicotli" y el "Pepeyolli". Destacan los autores al pie de la página
163, que el xicotli y el pepeyolli, son dos insectos voladores con aguijón, los que
nos trae a considerar, que en la división interna de poderes entre los componentes de
las cuevas, había dos rangos o dos ramas, que giraban en torno de uno central,
quedando constituido de la siguiente forma: la parte central la conformarían los
Tiyacauh o Tepiluan ( al que describen como un grado guerrero), y a uno de sus lados
estaría el rango de los Xicote y en el otro el de los Pepeyolli, en consecuencia es
factible plantear que en éstas dos subdivisiones están inmersos los siete subgrupos
que menciona la fuente y aunque por el momento no es posible asignarlos a
cualquiera de los dos, existe la posibilidad de que el grupo tlaxcalteca de Tecpatzin
perteneciera al del Xicotli.
Para continuar describiendo lo que habla esta obra del encuentro de los dos grupos
(Tolteca y Tepilhuan), para que ésta llegue a efectuarse deben responder los recién
llegados a la pregunta de a quiénes buscan, los tolteca responden que a todos los
Tepilhuan Chichimeca, entre los que se incluyen los xicotli y los pepeyolli, a los que
buscan para: Enflorar y saludar. Con esta contestación salen de la cueva los siete
grupos que la fuente nombra como: nuestro padre, nuestro conquistador, así, el
encuentro entre los tolteca y los tepilhuan se da en la entrada a las cuevas y los que
vienen de Cholula les refieren la razón de su viaje hasta Culhuacatepec, que es la
siguiente: “te necesita, te busca tu creador, tu hacedor. Necesita lo que te dio, lo que
te hizo merecer, la tiza, la pluma, el dardo, el Tehuehuelli, el Tlauazomalli, para que
auxilies, para que ayudes a tu creador, a tu hacedor”. (Kirchoff et al, 1976: 168).
“Cuatro días ayunaron, para ello nuestro padre, nuestro conquistador, se acostó en
las ramas del mezquite blanco, los Tepilhuan Chichimeca hicieron ayuno, pasaron
aflicción durante cuatro noches y cuatro días. Al ayunar y padecer, el águila y el
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jaguar les dieron de beber, les dieron de comer.... luego Icxicouatl y
Quetzaltehueyac le perforaron el septum a los Tepilhuan Chichimeca con el hueso
de águila y el hueso de jaguar”. (Kirchoff et al, 1976: 171).
En la lámina IX (F 20r Ms. 54-58 p. 35) (Figura 3), en que se ilustra este acto, se ven
acostados en el mezquite blanco los siguientes personajes: Teuhctlecozauhqui con el
signo de Quauhtli como el animal que le asiste en el ayuno; Aquiauatl con Ocellotl; a
Tzontecomatl le corresponde Quauhtli y al tlaxcalteca Tecpatzin le acompaña Ocellotl.
En la lámina VIII (F 21r Ms 46-50) (Figura 4) en su parte superior, se localiza a
Quauhtli y a Ocellotl como una sola unidad, el campo rectangular en que está
compuesta la lámina, queda dividida por las huellas de unas pisadas que descienden y
dividen en dos al referido campo; estas pisadas entran por un acceso que está en la
parte superior que queda parcialmente cubierta por el símbolo de Quauhtli y Ocelotl
unidos en un solo glifo, dejando establecido un lado derecho y un lado izquierdo donde
en ambos lados se presenta un acceso y se observa que las pisadas descendentes
salen por el acceso inferior.
El documento menciona los nombres de los tlatoque a los que les fue perforado el
séptum: Aquiauatl de los totomiuaque, Teuhctlecozauqui de los Quauhtinchantlaca,
Tecpatzin de los tlaxcalteca, Tzontecomatl de los Acolchichimeca y Moquiuix al que no
se le asigna un grupo y se le llama además Chichimeca Tecuhtli. Al terminar el ayuno
de cuatro días y cuatro noches, requeridos para que les fuera perforado el séptum, se
les dan las esteras, los asientos, por parte de los tolteca de Cholula y a lo primero que
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se dedican es a servir a su dios, diciendo que se hará de la siguiente manera: “Ea,
hagamos crecer, hagamos que (el dios) desee Tomemos por la base el quauhxicalli,
al tonacapiaztle! Tal vez estamos haciendo pasar hambre a nuestro creador, a
nuestro hacedor! Ea completemos la obra-“ (Kirchoff et al, 1976: 173-174). Como acto
seguido, dos personajes del grupo totomiuaque, pertenecientes al subgrupo Tlaxichca,
cantan para asaetear al malinalli y al nopal, para hacerlos sangrar y por esta acción
reciben los nombres de Macuexi y Micuexi, después de este acto, los Tepilhuan
emprenden el encuentro con la llanura y la tierra divina.
Se da por entendido que los siguientes autores son una muestra muy aceptable de la
manera en que se define al tecuhtli por la gran mayoría que se abocan a esta
problemática y por lo tanto las investigaciones más reciente, poco se salen del
esquema ya establecido.
Es por eso que empezaremos por la clase dominante y en específico por lo que este
autor llama "tetecuhtzin", es conveniente aclarar que dentro del marco teórico de este
investigador, al tomar a la sociedad mexica-tenochca como la base de su disertación,
hace evidente que sus argumentos están basados en datos concernientes en gran
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medida a esta sociedad, y que siendo el objetivo de su trabajo la refutación de la tesis
de Bandelier, así como el establecimiento de otra manera de explicar a los tenochca,
ataca este problema enmarcándolo en una tesis central que consiste en plantear el
carácter estatal de los mexica, en respuesta contrastadora al planteamiento de
Bandelier, quien los consideraba como un grupo tribal y por ende en un estadio de
desarrollo dentro de la barbarie.
Ante esta aseveración, Moreno tiene que establecer un grado más alto que el de
teuhctli, para superar la sociedad de cofradías, como él mismo dice, para no incurrir en
el mismo error que Bandelier. Así que, tomando los datos que se refieren de manera
directa a los mexica-tenochca, establece la existencia de un estrato superior al
tetecuhtzin, al que denomina como el tlacatecuhtli, hueytlatoani o Supremo Señor
(Moreno. 1971: 46), el cual gobernaba juntamente con el tlatocan o concejo formado
por nobles y principales; con estas otras dos instituciones superiores fundamenta la
existencia del Estado en el grupo mexica-tenochca.
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Para explicar el término de hueytlatoani o tlacatecuhtli, toma como base los datos
aportados por cronistas entre los que destacan, Diego Durán, Juan deTorquemada,
Francisco Javier Clavijero, Joseph de Acosta, Bernardino de Sahagún, Pomar y Zurita
así como otras fuentes, donde a partir de ellas establece la existencia del rango de
hueytlatoani. De esta forma el concepto de tlacatecuhtli o hueytlatoani representa para
él, una forma de centralización del poder que este grupo ya manifestaba desde los
inicios de su organización, con la clara tendencia a una mayor individualización que
traería en consecuencia diferenciación y desigualdad social, propios de un sistema
estatal controlador de grandes extensiones territoriales; entre las funciones que
cumplía estaba la de designar los señores que en su representación gobernarían los
nuevos territorios conquistados y además:
Esta etapa de la teoría arqueológica, se sienta las bases más que sólidas de cómo se
debe de ubicar al tecuhtli en las investigaciones que les precederán en el área
mesoamericana y que solamente seguirán lo planteado por este investigador y los
demás que estuvieron en esa contestación, de ser los tecuhtli o su plural los tlahtoque
una sociedad de índole militar, con este supuesto es que a continuación se hace una
reseña de cómo se interpretan el término de tecuhtli por investigadores que les
preceden.
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ALFREDO LÓPEZ AUSTIN 1989
Por su parte Alfredo López Austin maneja esos términos en un artículo publicado en
1989 en la obra llamada “Mesoamérica y el centro de México”, bajo el título de
“Organización Política en el Altiplano Central de México durante el Posclásico”. En el
pie de la página 210 define al teuhctli como un delegado o representante del gobierno
estatal y por encima de éste ubica al tlahtoani al decir: El término tecuhtli o teuctli tiene
el significado demasiado genérico de jefe, señor, gobernante. “En este trabajo me
refiero específicamente al delegado del gobierno estatal en cada calpulli...” (López
Austin. 1985: 210). Para caracterizar el lugar donde se asienta el gobernante lo refiere
de la siguiente manera:
“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder
político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del
tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus
designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al
parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de
tlatoque anteriores”. (López Austin. 1985: 216).
HIDELBERTO MARTÍNEZ
Al continuar revisando los escritos que hablen de una manera determinante del rango
de teuhctli, se consultó la publicación de Hidelberto Martínez (1984) "Tepeaca en el
Siglo XVI", quien al enfocar este problema centra el referido rango de teuhctli a una
esfera de interacción. El objetivo fundamental de su escrito es hacer un análisis de
Tepeaca y en él plantea que en el inicio del proceso colonial los tlatoque:
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“Desde muy temprana fecha los "señores naturales" fueron relativamente
marginados del gobierno local, hecho que se ha interpretado algunas veces
como una de las causas determinantes tanto de la pérdida del poder como del
empobrecimiento de los tlahtoque:" ( Martínez, 1984: 139-140).
En la página 91 el citado autor considera que el rango de los tlatoque está supeditado
al espacio territorial, es decir, al sitio donde se asientan estos personajes y es por tal
situación que en el interactuar de los participantes, es decir los tlatoque y el tlatocayotl,
el elemento que le sirve de base para su estudio es el geográfico, es decir, el
tlatocayotl; esto lo fundamenta de la siguiente manera:
“El ejercicio y control del poder local, sin embargo, no es obra de individuos aislados
sino de grupos bien afianzados: a lo largo del siglo XVI se nota una correspondencia
plena entre los tlahtocayo que poseen la mayor cantidad de tierras y terrazgueros y
aquellos cuyos miembros gobiernan la mayor parte del tiempo y retienen para sí el
derecho de acceso a los principales cargos. En este sentido el estudio de los
tlahtocayo cobra especial interés pero es inevitable referirse a individuos. La
identificación de los personajes que intervinieron ocupando los oficios de república y
su afiliación a uno u otro de los linajes conocidos es imprescindible para determinar
la posición de clase de los cargueros y el dominio ejercido por ciertos tlahtocayo."
(Martínez, 1984:140).
DRUZO MALDONADO
Con el planteamiento anterior de Luis Reyes, vamos a tener una definición novedosa,
que permite una visión más concreta de la forma de organización del gobierno de este
grupo y a partir de esto nos dice cómo entiende o traduce los rangos más importantes
en la estructura política aplicados a Cuauhtinchan y que son los siguientes: el
investigador precisa qué entiende por tlahtoani, al cual considera como equivalente del
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rey o del cacique; el rango de teuhctli corresponde a un título que traduce como señor
(Reyes. 1988: 5). Con esto plantea que en la organización mesoamericana, existía un
lugar donde se encontraba ubicado el rango que los integrantes de este grupo
aceptaban como el de mayor jerarquía y que este vendría a ser el del señor universal
o centlahtoani, formado por Cuauhtinchan como el centro rector al que reconocían
como tal los seis grupos restantes, y al parecer podemos considerar a este lugar como
un hueytlatocayotl o centlatocayotl. Con lo anteriormente citado, tenemos que en este
investigador su centro de estudio está basado no en el lugar geográfico, como el de
Hidelberto, sino en el personaje que ostentaba el título y es por eso que da mayor
importancia a la figura de los principales gobernantes, razón por la que su
planteamiento queda encuadrado en la figura del tlahtoani.
EL TLATOCAYOTL
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El siguiente término que se analiza es el del espacio geográfico donde se asienta el
tecuhtli al cual se denomina como un tlatocayotl y por lo tanto se toma solo las
versiones de algunos pocos investigadores a los cuales se les considera con cierta
representatividad en este tema y es de esperar poco avance en el tema desde su
publicación. Por lo que respecta a citar información de las fuentes con respecto al
tlatocayotl, se opto por no hacer uso de la información que estos documentos
contienen, por ser demasiado específica y necesita ser investigada en otro contexto
con la ayuda de los nahuatlato.
LA CUENCA DE MÉXICO
“Al frente del estado se encontraba el tlatoani, gobernante vitalicio con poder
político, judicial, militar y religioso superior al de cualquier otro funcionario del
tlatocayotl, y que era además representante de la divinidad y ejecutor de sus
designios. Era elegido según las costumbres particulares de cada tlatocayotl; pero al
parecer, lo más frecuente era que se escogiese entre los tlazopipiltin o hijos de
tlatoque anteriores”´. (López Austin. 1989: 216).
Esta apreciación, le da la pauta para que lleve a cabo la siguiente división de los
diferentes integrantes de ese gobierno, por eso después de caracterizar al calpulli
y a su gobernante el teuhctli, continúa describiendo lo que a su parecer estructura la
forma de gobernarse de los grupos mesoamericanos de la etapa posclásica al
proponer lo siguiente: “Difícil fue en el posclásico el equilibrio de coaliciones
hegemónicas, discutido por vía de armas entre las ciudades fuertes en turno.”
El tener esta definición del hueytlatocayotl, nos trae como consecuencia que esta
forma de gobernarse en la época mesoamericana, encierre en un marco más estrecho
a dicho concepto. La primera divergencia se presenta, cuando menciona que los
tlatocayotl de alguna manera son independientes y la coalición de varios de ellos para
dominar una zona más amplia, recibía el nombre de hueytlatocayotl. Este autor hace
patente la existencia de un centro rector al que denomina hueytlatocayotl integrado por
diferentes tlatocayotl.
EL VALLE DE CUAUHNAHUAC
Con esta primera consideración el autor en cuestión establece que el concepto nahua
de señorío es el tlatocayotl y considera que la máxima autoridad se encontraba
centrada en el tlahtoani al que describe como noble de nacimiento y hace la aclaración
en el pie de esta página que el término señorío es derivado del feudalismo español
-según apunta Johanna Broda- y se añadiría la definición del Maestro Piña Chan, que
lo considera como: “el lugar o el territorio que gobierna un señor, cacique o jefe, por lo
general una jurisdicción o provincia”. (Piña Chan. 1989: 52).
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Continúa Maldonado con su alocución diciéndonos que los tlatocayotl son los que en
la etapa colonial se conocieron como cabeceras y de acuerdo a la definición de
Charles Gibson citada por este autor, se resume como “la capital donde había un
gobernante indígena local que llevaba el título de tlatoani”. (Maldonado. 1990. 61)
Como se puede ver, él autor utiliza indistintamente el vocablo señorío" y el tlatocayotl,
para caracterizar el espacio geográfico donde se asentaba el teuhctli al que él
denomina como tlatoani, a cuyo plural lo llama tlatoque y agrega que el término
Ciudad-Estado originado también en Europa y más específicamente en la Grecia
clásica, pero prefiere seguir utilizando el término señorío.
EL VALLE POBLANO
Este autor para hablar de los tlatocayotl, parte de la forma de organizarse de los
mesoamericanos, por lo que comienza su argumentación con la existencia de los
llamados señoríos para que pueda, a través de esto explicar cómo se encontraba
organizado o cual era el papel jugado por Tepeaca -al menos en el siglo XVI -,
situación a partir de la que nos explica cómo considera él a dicho señorío:
Con lo anteriormente expuesto por este investigador, tenemos que él sigue utilizando
el término señorío para caracterizar a la unidad central, que aglutinaba a lo que él
llama grupos, asignándoles como gobernantes a los tlahtoani y hace notar que éstos
quedaban bajo la jurisdicción de uno de mayor rango. Con la anterior síntesis se
puede observar que los planteamientos del referido investigador giran en torno a
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considerar la existencia de un centro rector, con el fin de establecer que el
Cuauhtinchan antiguo, estaba constituido por siete sitios, donde según el autor, “había
tres principales y entre éstos, uno era el más principal” (Martínez. 1984: 25).
“En efecto, desde el punto de vista de la organización económica del tlahtocayo es,
dentro de las cabeceras y el señorío, una unidad independiente, autónoma. Cada
"casa señorial" controla una extensión de tierra en fracciones dispersas que
administran y poseen en forma corporada los miembros pilli de la casa, y un número
preciso de casas de maceualli terrazgueros obligados al pago de tributo en especie
y prestaciones personales por el derecho a usufructuar parcelas asignadas para su
subsistencia por el titular del tlatocayo ." (Martínez. 1984: 15).
Con esta argumentación el autor encuadra a Tepeaca, dentro del discurso elaborado
por Tlaxcala en una primera instancia, donde sostiene este grupo que su modo de
gobernarse es diferente a la de los grupos de la cuenca, al decir que eran cuatro los
tlatocayotl que la gobernaban en igualdad de circunstancias y es por esto que una de
43
las conclusiones de dicho autor está referida a que en Tepeaca identifica por los
menos tres grupos rectores que son: Tepeyacac Tlayhtic, Oztotipac y Acatzinco. Con
lo anterior el autor considera la existencia de por lo menos tres sitios rectores, para su
área de estudio, de acuerdo a la línea que según él sigue los diferentes grupos del
Valle de Puebla-Tlaxcala.
Con la anterior argumentación queremos dejar en claro la posición errónea que toma
este autor al momento de explicar a su sitio de estudio a través de un enfoque donde
la concepción europea es la determinante y es por eso que considera esta forma de
gobierno plurinominal o plural de la siguiente forma:
“El sistema de gobierno múltiple, en el que participaban tres, cuatro o más señores dentro
de un mismo señorío, es una vieja tradición bastante bien documentada en el área: se le
encuentra en Cholula, Tlaxcala, Uexotzinco, Tecamachalco, Tecalco, Quechollac y
Cuauhtinchan, con variantes importantes que corresponden a diferentes formas de
organización territorial, política y administrativa." (Martínez. 1984: 126).
Con esto no se quiere decir que se hayan desechado las proposiciones del citado
autor, más bien creemos que nos pueden servir de guía para seguir trabajando con el
aspecto superestructural que estamos tratando y que queda referido a las diferentes
formas de gobierno que se plantean para Mesoamérica.
Este autor a pesar de no hacer explícito el nombre denominativo del lugar donde se
asienta el centlahtoani, si nos presenta la idea desarrollada de la existencia de los
sitios rectores y con esta base se puede pensar en que el nombre viable de este lugar
rector puede ser el hueytlatocayotl o centlatocayotl.
EL TLATOCAYOTL Y EL HUEYTLATOCAYOTL
43
En cuanto al término de tlatocayotl, se hace notar que en su gran mayoría los
investigadores en cuestión asocian a los tlatocayotl con el gobernante y de acuerdo a
la calidad de este personaje va a ser el tipo de tlatocayotl. Como una consecuencia
lógica dentro del discurso de estos investigadores, y apoyados por la presencia de un
hueytlatoani les es conducente plantear la existencia de un hueytlatocayotl y a partir
de este razonamiento perfilan su posición cómo se constituía el hueytlatocayotl.
La propuesta de Luis Reyes acerca de que un sitio rector al que llama centlatocayotl
al cual le asigna siete tlatocayotl o como él los llama teccalli, es una opción más
apegada a la realidad indígena, ya que siguiendo su propuesta de considerar que el
término de hueytlatocayotl se aplica a un sitio en particular, del cual dependen o están
inscritos otros lugares con sus respectivos gobernantes y donde solo uno es el que
detentaría la supremacía sobre los demás, es una posición totalmente antagónica al
triple mandato como elemento definitorio de un hueytlatocayotl.
De los arqueólogos que abordan este problema, en los trabajos de Ángel García
Cook, en dos de sus escritos: "El desarrollo cultural del valle poblano: inferencias"
(1976), así como la "Integración y consolidación de los señoríos en Tlaxcala; siglos IX
al XVI" (1986), este último escrito en colaboración con la arqueóloga Leonor Merino
43
Carrión, abordan este problema y son quienes siguiendo los datos de Gibson y
apoyados por la información obtenida en ese proyecto, afirman que se pueden
considerar como señoríos los siguientes: Tepeyanco, Atlihuetzian, Hueyotlipan y
Tzompantzinco (García Cook, et al,:1986, 26), los que a partir de los elementos
arqueológicos hallados justifican su denominación de señoríos y agregan además que
se pueden considerar también como señoríos a: Xaltocan, Huilopan, Tlacocalpan,
Yauhquemecan, Xalpetlahuaya-Quimicho, Xipetzingo, Temetzontla y Chiauhtempan,
así como los sitios de Atlangatepec y Tecoac; otro más que puede ser considerado
señorío es el de Texcalac a los que se suman los cuatro señoríos reconocidos como
los más principales; el de Tepeticpac, Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlán y se hace la
aclaración de que” "no todos poseen la misma importancia socio económica;" (García
Cook, et al,:1986 p. 26). Se redondea el planteamiento de los autores anteriores con la
siguiente conclusión:
"No negamos de manera alguna la gran importancia que debieron de ejercer los
cuatro Señoríos mencionados más insistentemente por las fuentes: Tepeticpac,
Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuiztlan, y de los cuales se tiene cierta relación de sus
dinastías, pero si queremos aclarar que desde el punto de vista de los
asentamientos arqueológicos existen otros "centros" de igual o mayor importancia
que tales 4 "señoríos", entre los que destacan los enlistados anteriormente." (1976
pág.: 85).
Esta información arqueológica nos habla de 19 lugares y que el día de hoy podrán ser
de 24 a 28 los sitios que podríamos considerar como señoríos. Con esto se refuerza la
propuesta de Luis Reyes de ser un solo el llamado hueytlatocayotl, sobre el cual giran
una serie de sitios y sus tecuhtli y siguiendo la tónica histórica se encuentra
información muy relevante en estos documentos del valle poblano y son referidos
directamente a la existencia de un espacio geográfico, en este caso el sitio de Cholula,
que es llamado explícitamente nuestra casa, donde se reconoce ser el lugar que
ubican como el dominante o el de mayor importancia de una serie de tlatocayotl. Por lo
que a continuación se presenta una información específica de cómo estos documentos
describen ese tlatocayotl principal.
“Este (Teuhctlecozauqui) aún se contaba como de los tolteca; (el poder) lo tomaban
allá en nuestra casa Cholula. Nuestros antepasados, nuestros abuelos allá
tomaban el gobierno, el señorío. (Reyes. 1978: 80). Allá en Tepeyacac gobernaba
Chiyauhcohuatzin. Cuando murió Chiyauhcouatzin luego, bajo el gobierno mexicano,
tres personas tomaron posesión del poder: Coyolcuetzin se hizo Tlacateuhctli;
Tlecotzin se hizo tecpanecatl y a Cuauhtezih, otra vez a él le fue dado en nombre de
tlayllotlac, allá en Cholula le fue dado. (Reyes: 1978: 81). Así es como sabemos,
cuando por primera vez vino el chichimeca, el moquiuixca, cuando llegaron a
nuestra casa Cholula, ahí los establecieron como teuhctli y les dieron mujeres y de
ahí vinieron a establecerse en Cuauhtinchan, vinieron a fundar el pueblo. (Reyes.
1978: 97).
Del texto anterior se puede inferir que se resalta al sitio como el elemento categórico
en la relación que hay entre el personaje y el lugar, y nos dice que en Cholula se
otorgaba el poder o gobierno a diferentes personajes y de diferentes lugares y en esos
documentos no hay indicios que fuese más de uno el sitio rector.
Esto puede ser sustentado por información que proporcionan las “Relaciones
Originales de Chalco Amaquemecan”, de Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, paleografíada
por Silvia Rendón, de la cual solo se usan las tablas cronológicas de los señoríos que
se mencionan al inicio de esta fuente, ya que estas contienen el nombre de los
gobernantes de once tlatocayotl de esa área.
De los once sitios que maneja esta fuente, se seleccionan los que dan datos de la
estrecha relación entre estos dos conceptos, de los cuales seis de ellos proporcionan
datos concretos, así que empezaremos por el primer tlatocayotl retomado de esta
crónica de la región del actual Chalco.
Con esto tenemos que de los once tlatocayotl mencionados en esta fuente, no hay
elementos que apoyen la existencia de un sitio rector entre ellos, y que por ende en
este se ubica el tecuhtli de mayor rango, la fuente refiere escuetamente que el
tlatocayotl llamado Tlalmanalco Opochhuacan su gobernante Teohua Teuhctli fue
instalado en Tollan. Con esto damos por supuesto que estos once tlatocayotl eran
dependientes de uno que no fue mencionado con exactitud, o bien es factible suponer
la injerencia de más de un tlatocayotl rector en esta área.
Como era de esperarse a este edificio y sus elementos, le han surgido explicaciones
alternas, las cuales han sido compendiadas por José Hernández Rivero en su
segunda edición de 1997, denominado Ideología y Práctica Militar Mexica en el
Cuauhcalli de Malinalco, siendo tantas y tan disímbolas estas explicaciones, y por
salirse del enfoque de este escrito, solo se tomará en cuenta la propuesta de
Hernández Rivero, menciona que la teoría de García Payón es la más sólida de las
que se han propuesto para el sitio, pero entre los problemas que hay que aclarar y
sustentar la explicación de García Payón, está considerar al sitio como propone R.F
Towsend, que eran actos para legitimar el poder político, ya que este autor considera
43
que los Cuauhtli ubicados en las banquetas y el Ocellotl, son tronos reales. El otro
problema va a estar relacionado con la propuesta del mismo García Payón, de que
eran actos de graduación militar. Por lo que a continuación se expondrá de una
manera concisa el trabajo del arqueólogo José García Payón.
Para establecer su explicación o teoría, García Payón, se basa en los elementos más
relevantes y que son los que se encuentran al interior de la construcción principal del
sitio, la representación del Cuauhtli y el Ocelotl, y el elemento central será donde se
realice esta ceremonia de ungimiento de los Tlatoque, por medio de la perforación de
43
la nariz, para colocar la nariguera símbolo distintivo de los tecutli, La manera en que se
llevaba a cabo esta función en este edificio, el personaje se acostaba sobre el Cuauhtli
o águila central, quedando la cabeza de dicho individuo, sobre la cabeza del Cuauhtli y
así le era perforado el septum, con el hueso del Ocelotl y la uña del Cuauhtli,
Como se puede observar la mayoría de los datos que aporta este autor corresponden
a la información de las fuentes y son los más coincidentes la presencia física de estos
animales en ese edificio, desde estas fechas se tenían ya datos concretos de la
correspondencia entre la información histórica y la arqueología; y lo mejor del caso es
que se tiene la presencia física del tlatocayotl, pero esto muy poco ha influido en los
investigadores, ya que según se compendia en el escrito de Hernández Rivero, las
interpretaciones del sitio y sus elementos no rebasan el parámetro puesto por García
Payon y se encasillan en el ámbito militar.
Al considerar que estos altares son para recibir la jerarquía del tecuhtli, da la
posibilidad de replantear varios supuestos, siendo entre ellos la información que nos
presenta el códice Boturini en su lámina cuatro (Figura 6), donde la escena de los
personajes acostados en los cactus, es similar a la que nos presenta la H.T.Ch en el
folio 20, por lo que cambia radicalmente la versione sobre esta escena en el códice
Boturini. Otros de los aspectos que pueden ser interpretados con precisión, es el
referente a los elementos que rodean el altar central de Malinalco, la banqueta semi
circular y las representaciones de dos cuauhtli y un ocellotl en dicha banqueta, de los
que se pueden decir que son al igual que la figura central, altares de tlatoque,
cumplían la misma función que el altar central. (Figura 7).
TIZATLAN TLAXCALA
Existe otro sitio con similares aunque no idénticos altares de iniciación, los cuales al
ser excavados en 1927 en el poblado de Tizatlan Tlaxcala, por Eduardo Noguera y
43
Alfonso Caso, los consideran como altares de sacrificio humano, definición que fue
aceptada y nunca se discutió esta versión a pesar de que a Caso le quedaba la duda
de que fueran altares de sacrificio humano, permaneciendo congelada desde aquellos
años. En el año de 1990 en el seminario Alfonso Caso, en el museo de Antropología
es presentada una interpretación de los altares de Tizatlan Tlaxcala. Esta versión de
los investigadores Arturo Fernández Ruiz y Nazario Sánchez Mastranzo (Fernández et
al., 1990) contradice totalmente la función que le había asignado en un primer inicio
Eduardo Noguera y en menor medida Alfonso Caso. Estas estructuras se encontraron
debajo del Tecpan de Xicoténcatl (Figura 8), que se hallaba en funciones al arribo de
los europeos a estas tierras. Pero antes de analizar esta propuesta pasemos a reseñar
de una manera sucinta la excavación de este edificio y sus elementos.
El edificio de los altares en Tizatlan, lo más característico son estas dos estructuras
interiores, es que se encuentran decoradas con pinturas tipo códice, en tres de sus
cuatro caras. De estas pictografías sobresale la cara Sur, donde en la parte central,
hay una diosa desnuda con tres pechos dentro de un "recipiente" con agua, en el lado
izquierdo de la deidad está representada un Cuauhtli y en el lado derecho un Ocellotl;
(Figura 9),
"Hay un gran espacio rectangular de 5.45 metros de ancho por 11.20 metros de
largo, este cuadrángulo está perfectamente orientado a los puntos cardinales. Hay
dos lápidas o plataformas de 0.35 metros. de altura por 1.80 metros de largo y
1.17 metros. de ancho."."La lápida oriente, en la pared del mismo lado presenta
una hilera de 13 cuadretes y la mitad de un decimocuarto que no alcanzó a
completarse”. (Noguera, 1927, informe)
Identifica algunos de los glifos representados, tales como atl, miquiztli y refiere
además que en la cara sur de estos altares, hay una especie de reborde o canal, que
remata en la parte superior del monumento en un semicírculo bordeado en la parte
frontal, dividido por el canal hay representaciones de personajes, el de la derecha no
lo identifica por estar destruido y borroso el dibujo, la figura de la parte izquierda la
identifica como la diosa de la fertilidad o bien Xochiquetzal, reverenciada de manera
muy particular por los tlaxcaltecas.
En el altar del poniente hay una sola banda que ocupa toda la extensión vertical de las
paredes Oeste y Este, las figuras representadas son cráneos estilizados con penachos
acompañados por unas bandas transversales, en el centro se distingue un símbolo
43
parecido al ollin. La parte Sur también está dividida por un canal parecido al del otro
altar, en el lado derecho hay una representación de una deidad, que Noguera
considera que quizá sea Camaxtli; en el lado izquierdo identifica a Mictlantecuhtli con
vestiduras de guerrero. Al continuar describiendo este motivo menciona que:
Para reforzar su hipótesis dan varias explicaciones de los motivos y los relacionan a
algunos aspectos del ritual, por esta razón consideran que el altar que denominan
como A situado al oriente, era el lugar donde se investía al guerrero como Ocelotl; en
su interpretación intentan precisar la fecha o el momento de la ceremonia, la que
según su estudio se establece por los motivos representados principalmente por
Tlahuizcalpantecuhtli, símbolo de Venus como estrella vespertina y proponen que el
momento habría de ser cuando Venus y la Osa Mayor entraran en conjunción.
Esta explicación aclara dos de las dudas que le surgen a Alfonso Caso a finales de la
década de los treinta del siglo pasado, una de ellas es la función de la canaleta o
reborde en la pared sur de ambos altares, que Caso supone que es para depositar las
43
ofrendas o los instrumentos de auto sacrificio, por lo que de acuerdo a la versión de
ser altares de iniciación, la canaleta y en especial la parte semicircular sobre el altar,
es donde se acomodaba la cabeza del aspirante a Tecuhtli y parte de las espaldas
sobre la canaleta de la parte frontal del altar (Figura 14), la otra duda en Caso pero
afirmación en Eduardo Noguera, sobre la función de los altares como de sacrificio.
Otro punto que hay que mencionar de los alcances de esta investigación es la forma
en que van a dar datos que apoyan la tesis de García Payón, ya que solamente
cambian a los actores y la función queda intacta, quedando la misma línea planteada
por este investigador, de ser el lugar donde se perforaba el septum, por lo que deja de
ser una función de la clase militar, para insertarse dentro el evento político más
importante de esas sociedades, la toma del poder.
Esta investigación iconográfica de estos dos colegas que llegó a esta conclusión, no
ha sido valorada en lo más mínimo y ha pasado desapercibida para la comunidad
académica, debido en primera instancia a que pocos investigadores están metidos de
lleno en esta problemática y los que llegan a tocarla, lo hacen superficialmente sin
cuestionar la información que investigan y la aplican a sus trabajos, otra cosa que
ayuda a que esta investigación de la iconografía de los altares no sea conocida y por
ende cuestionada o aceptada, es que los autores de dicha propuesta, no
profundizaron más en su investigación, dejándola enunciada.
Para el caso del personaje se puede decir que el dicho tecuhtli es un miembro de una
clase social que detentaba el poder, la cual es la de los tlatoque plural del tecuhtli, la
que tenía como particularidad el uso de la nariguera como símbolo distintivo de dicha
clase, que sería lo que identificaba como tal en la sociedad, tanto al interior como al
exterior. La característica de la clase de los tlatoque consiste en una estratificación
bipartita y en la cúspide estará un tecuhtli, el que detentaría la mayor jerarquía de los
integrantes de esta clase, la estratificación bipartita consiste básicamente en que el
acceso a la cúspide se hace desde dos lados de la pirámide social y no de uno sólo,
como se acostumbra en Europa, siendo estos lados o ramas los que forman el cuauhtli
y el ocelotl, los lados derecho e izquierdo.
Con esto podemos decir a grandes rasgos que este tipo de jerarquización consiste en
la existencia de un solo tecuhtli supremo y a sus lados izquierdo y derecho una serie
de tlatoque y esta jerarquía dependerá de la cercanía al tecuhtli mayor y el número de
los tlatoque será de acuerdo a la importancia de ese tecuhtli de más alto grado. Es de
suponer que en estos dos lados había un lado más allegado y uno un poco más
alejado del poder central, el cual estaba determinado por el tipo de tecuhtli principal, la
que era determinada como lo menciona la H.T.Ch, por el animal que le da de comer y
beber, en la ceremonia previa a la perforación del septum para recibir la nariguera y a
partir de este acto, es la manera en que se conforma la clase de los tlatoque.
El plantear este tipo de organización gubernamental de los tlatoque, está apoyado por
la información que menciona Diego Muñoz Camargo en su escrito llamado “Relaciones
Geográficas de Tlaxcala” en las que hace una descripción del tecpan de Xicotencatl en
Tizatlan Tlaxcala, en el cual refiere que ha estado varias veces, donde tomaremos lo
esencial de su relato sobre la distribución de esta sala y la ubicación en ella de los
diferentes tlatoque que conformaban este altepetl.
43
“Aquí esta una sala de extraña grandeza, que tiene de ancho 59 pies y, de largo, 62,
y de alto 22 palmos, y el maderamiento della, por lo alto, tiene ante todas cosas una
viga de inmensa grandeza por medio de la gran sala, que la atraviesa de parte a
parte, que sirve de madre. Es una sala casi cuadrada. Descansa esta viga sobre dos
postes de madera que están en medio de esta pieza, los cuales postes se asientan
sobre unas basas de piedra”. (Muñoz, 1984: 60-61).
Continúa describiendo la conformación de las otras vigas que conforman el techo del
tecpan y hace notar el porqué estas tablazones tienen una apariencia de un barnizado
de negro, esto:
“Cáusalo esto que, en la propia sala, en la pared frontera, en medio de toda ella, en
derecho de la puerta de medio, está un fogón de piedra muy bien labrada, donde a
la contina se hace fuego que alumbra toda la noche en aquella gran pieza (porque
se tiene por grandeza). Y en esta lumbre se echan grandes perfumes de copal, que
llaman los castellanos “anime”. (Muñoz, 1984; 61).
Los anteriores datos son con el fin de seguir una secuencia y pasar a continuación al
dato más relevante acerca de conformación de la sala de gobierno, el lugar donde
sesionaban los tlatoque de este sitio, refiriéndolo de esta manera:
“En torno a esta sala, hay un poyo de cinco pies de ancho y de alto, de dos, donde
tienen cantidad de esteras puestas echas de enea que llaman los naturales Petlates,
y unas banquillas de madera, bajas, de una pieza, concavadas, en que se asientan,
otras hacen de enea y espaldares de lo mismo, arrimadas a las paredes, las cuales
llaman Icpalli o Icpales, todas puestas como referido tenemos, por gran orden,
desde el fogón, por la mano derecha, que da vuelta en torno por toda la sala, y lo
propio hace por la mano siniestra. Y la persona de más dignidad y más señor, se
asienta y tiene su asiento a la mano derecha del fogón, y, el que no era tan
preeminente, a la mano siniestra; y de esta forma van sucediendo en sus asientos,
según su valor, y dignidad y merecimiento. En este lugar trataban sus negocios, y
hacían sus ayuntamientos y consejos, o según su calidad. Y, ansí mismo, servía
esta gran pieza para sus convites y banquetes y fiestas, en medio de la cual hacían
sus bailes y danzas”. (Muñoz, 1984: 61-62).
Con esto podemos decir que el patrón de asentamiento de este tipo de sitios, consiste
en una área aislada del resto del asentamiento separada generalmente por una barda
y con entradas específicas, dentro de este recinto existe una división entre lo cívico y
lo religioso, en este último vamos a encontrar el siguiente elemento representado en
primer lugar la estructura arquitectónica del Teocalli principal del sitio, y que como
regla general va a ser la estructura más importante de este patrón, a tal grado que es
el de mayores dimensiones, su monumentalidad es evidente. El segundo conjunto
arquitectónico es el Tecpan, la sede del Teuhctli, que en cuanto a preeminencia como
construcción, es de suponerse que será el segundo en relevancia en el sitio. El tercer
edificio es lo que seguiremos llamando el lugar de los Cuauhtli-Ocellotl, los altares de
los tlatoque, se encontraría dentro del espacio reservado a las actividades de índole
civil, principalmente las relacionadas al gobierno y por ende era contiguo al tecpan,
El sitio que marcará como se debe de entender la ubicación espacial del edificio con
los altares de iniciación es Malinalco, donde en primer término tenemos una ubicación
dentro del patrón del sitio, a los altares de iniciación separados en un conjunto de
estructuras aisladas del resto del sitio, en lo que respecta al edificio, es una estructura
autónoma, y de acuerdo a las estructuras cercanas a él no se puede hablar de que
estuviese cerca al Teocalli Mayor del sitio, al que se presupone que está en el área no
43
explorada, se piensa de una manera aventurada que el Cuauhcalli de Malinalco es
vecino a edificaciones del orden civil entre ellas el Tecpan.
Por lo que respecta a la información de Tizatlan, aunque en este sitio es muy precisa
entre una división claramente establecida entre el área civil y la religiosa, que es
documentada en un plano de la obra de Muñoz Camargo (Figura 1), con la salvedad
de que en dicho croquis, el teocalli ha desaparecido bajo la capilla abierta, quedando
únicamente la parte que correspondía al área civil, con el tecpan y sus edificios
aledaños, es así que Muñoz Camargo refiere que:
“Y antes de entrar en este patio de Xicoténcatl, esta otro patio llano, grande y
espacioso, que sirve de cementerio y patio de la iglesia de nuestro señor San
Esteban, con unos pretiles y paredones muy fuertes de cal y canto, a manera de
muralla de más de un estado de alto, que cuadran el patio por gran nivel. Y, al fin
dél, a la parte del oriente, esta la iglesia de San Esteban, donde cada año se dice
misa de este santo, que es el segundo día de navidad. La cual iglesia, aunque
pequeña, es de maravilloso edificio”. (Muñoz, 1984: 63)
Pero debido a que los altares de tlatoque se encuentran debajo del tecpan de
Xicoténcatl y como se menciono en páginas anteriores no quedan vestigios de los
edificios adyacentes al tecpan y por ende no se sabe a ciencia cierta dónde estaba
ubicado este edificio de los altares de los tlatoque, al cual suponemos que siguió
estando presente en Tizatlan en la etapa de Xicoténcatl Pero independientemente de
esta situación los datos tienden apuntar hacia la ubicación de los altares de los
tlatoque en la parte civil del sitio.
CONCLUSIÓN
43
Estos dos términos tecuhtli y tlatocayotl, conocidos desde los inicios de los tiempos
coloniales y que han sido retomados por los investigadores dedicados al pasado
mesoamericano, son reformulados en el presente escrito, y se plantea que son parte
integrante del sistema político de estas sociedades pretéritas, de tal manera que los
tlatoque quedan ubicados como una clase social y en este caso la dominante. Por lo
que respecta al sitio, este tiene un comportamiento similar a los tlatoque, existe uno
que es el de mayor poder el cual va a ser identificado por la existencia del tercer
edificio, con los altares donde se otorgaba el grado de tecuhtli. Con esto se ve como
son interdependientes el tecuhtli y el tlatocayotl y por esta razón son más que
suficientes para plantear la existencia de un sistema de gobierno donde las bases de
su conformación y funcionamiento van a ser determinadas por aspectos sociales,
quedando en un plano secundario los lazos familiares.
Estos símbolos ideológicos son el cuauhtli y el ocellotl, los que dejan de ser símbolos
de la clase militar y son reubicados como elementos ideológicos que van a normar las
relaciones entre las diferentes sociedades, al menos en esta etapa de los últimos
quinientos años antes de la conquista y con algo de investigación puede ampliarse el
rango temporal. El considerarlos como símbolos se debe a la manera que la
información los ubica en la ceremonia o acto para acceder al jerarquía de tecuhtli, ya
que la información histórica mencionada en la H.T.Ch, dice claramente que estos dos
animales les dan de comer y beber a los aspirantes a tlatoque, pero el dato más
crucial y que da los indicios claros y precisos de su función como símbolos
ideológicos, está representada en la lámina VIII (Figura 15) en su parte superior se ve
a estos dos animales unidos de tal manera que son uno solo, están imbricados
43
totalmente, convirtiéndose en este acto como el cuauhtli-ocellotl, este dato va a ser
relevante ya que debajo de estos símbolos entrelazados, se encuentran los personajes
que van a ser investidos como tlatoque, los cuales en la lámina anterior (Figura 3),
estos mismos animales están divididos de tal manera que cada uno asiste a una parte
de los aspirantes.
Estos dos momentos ilustrados en esas láminas, donde en el primero tenemos a estos
dos animales, literalmente dándoles de comer y beber en la ceremonia previa a la
unción, donde se sobrentiende que esto significa una afiliación automática al animal
que lo asistió en ese ayuno previo. Con este acto se puede percibir que esto nos da la
posibilidad de que esta división sean los lados izquierdo y derecho. El segundo
momento es cuando se da el acto más relevante y que consiste en la perforación del
septum, en la escena se encuentran los personajes aspirantes divididos en dos
cuadros o escenas y los animales aparecen sobre estas escenas y su superposición
indican a todas luces que en ese preciso momento de recibir la nariguera, ambos
animales cubren a todos los aspirantes.
Estas escenas, en la primera hay una división muy explícita, donde un cierto número
de aspirantes es asistido por un animal, en la segunda no existe la división, es una
unión donde ambos animales asisten a todos los aspirantes, los que en dicha escena
parecen divididos en dos fragmentos, cada uno diferenciado por el personaje que les
perfora el septum, siendo estos Icxicouatl y Quetzaltehueyac. Esta función que
ejecutan estos dos animales, en este acto tan importante, es lo que sirve de apoyo
para plantear la posibilidad de que estos animales sean los símbolos ideológicos sobre
los que se desarrollo el sistema de gobierno, dejando de lado su función como
símbolos de la milicia.
Como es de suponerse este tercer elemento por si sólo requiere ser tratado en un
escrito diferente, ya que la conjunción de lo que serían ya a estas altura la existencia
de dos binomios interrelacionados y supeditados uno al otro, abren un amplio abanico
de posibilidades de poder llevar a cabo la sustentación de un territorio extenso donde
se practicaba el gobierno de los tlatoque, por lo que en este momento es necesario
aplicar este consideración a un plano más tangible y que de esta manera podamos
hablar en concreto y con datos precisos de la existencia de este tipo de gobierno.
Es por eso que apoyándose en estos dos binomios, se pretende ubicar un corredor
geopolítico que abarcaría desde Malinalco hasta el valle poblano tlaxcalteca, donde
dichos extremos fueron establecidos por tener sitios con vestigios arqueológicos que
nos ubican dos centros rectores irrefutables. Aunque no hay más de 150 kilómetros en
línea recta entre estos dos puntos, en su trazado se encuentra inmersa la cuenca de
México, por lo que independientemente de ser poco el territorio que abarca este
corredor geopolítico, la calidad y cantidad de sociedades asentadas en esta Cuenca
son más que suficientes, para poder plantear una generalización a ciertas partes de
Mesoamérica, donde se encuentren presentes indicios de la existencia de un gobierno
de los tlatoque.
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