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Olmedo y episodios de su época, poco conocidos

Guillermo Arosemena Arosemena

Mucho se ha escrito sobre Olmedo por su intervención en las Cortes de España y su


destacado rol en ese cónclave; años después, debido a su participación en el 9 de
Octubre; posteriormente por el papel desempeñado en la Revolución de 1845 y por sus
escritos literarios, sin embargo muy poco se ha analizado su función como presidente
del Gobierno Provisorio de Guayaquil, entre fines de 1820 y fines de Julio de 1822.
Este período no ha sido debidamente estudiado para conocer el Olmedo estadista,
estratega militar, diplomático, pero al mismo tiempo, implacable defensor de los
intereses de Guayaquil. Es tan cierta la afirmación que Rocío Rosero Jácome, en su
obra, Olmedo Político, Patriota o Desertor, apenas dedica 20 páginas de las 580, a
describir la labor de Olmedo en esos años. En los 18 meses, Olmedo apoyo, participó
en la planificación y organización de la logística de las tropas que pelearon en tres
batallas, la primera fue derrota, la segunda victoria y la tercera derrota. En la primera
Febres Cordero y Urdaneta fueron los comandantes y en las dos últimas, Sucre. En los
18 meses de presidencia, Olmedo tuvo que enfrentar más de dos insurrecciones,
siendo las más importantes una militar, cuando un grupo de soldados trató de sabotear
unos barcos y en la segunda separatista, cuando Portoviejo pretendió imponer a la
fuerza, la anexión a Colombia. Finalmente tuvo que enfrentar a Cochrane quien
pretendió llevarse de mala gana un barco como trofeo de guerra.

Llama la atención el poco interés de los historiadores, pues fue un período crucial para
el futuro de Guayaquil y Ecuador entero; tampoco es falta de documentación, ya que
existen documentos regados por todo el mundo. He logrado ubicar un centenar de
cartas entre Olmedo y San Martín, Olmedo y Sucre, Olmedo y Bolívar, y de otras
autoridades de la época. La mayoría de las correspondientes de 1821 y 1822 no han
sido publicadas. La biblioteca Lilly de la Universidad de Indiana en Estados Unidos
tiene un repositorio completo de la Gran Colombia.

Durante los 18 meses que Olmedo estuvo al frente de los destinos de Guayaquil, tuvo
que enfrentar serios problemas al tratar de defender una región que no cumplía las
condiciones para valerse por sí misma: tenía pequeña población, estaba rodeada de
dos ex virreinatos con mayor capacidad económica, experiencia política y cuyos líderes
querían apoderarse del puerto más importante del Pacífico sudamericano, además
tener al enemigo español a pocos kilómetros de distancia hacia el este y corsarios al
oeste atacando todo barco para robarse la carga y dinero de quienes navegaban. En
tiempos de guerra, la debilidad más importante de Guayaquil era no haber experiencia
militar entre los ciudadanos; estos no tenían destreza militar para enfrentar a los
enemigos. Olmedo tuvo que nombrar a militares extranjeros con el objeto de liberar las
demás provincias y defender a Guayaquil. No siempre acertó en los nombramientos.
Todos estos frentes tuvo que encararlos con limitados recursos económicos.
Adicionalmente enfrentó la intriga entre guayaquileños, los cuales habían asumido
diferentes posturas sobre qué hacer con Guayaquil y la proveniente del personal militar
de Colombia y Perú que se establecieron en la ciudad desde los primeros meses de
1821.

La presidencia del Gobierno Provisorio tuvo que enfrentar la adversidad desde el mes
siguiente de la Independencia de Guayaquil, con la derrota de Huachi donde Aymerich
aniquiló a la División Protectora de Quito, creada por Olmedo para liberar a las demás
provincias. A causa de la falta de experiencia en administrar una región, a Olmedo se le
abrieron varios frentes, pero él supo rectificar y tomar decisiones duras y oportunas
para consolidar su autoridad. Entre las medidas tomadas estuvo el destituir a Gregorio
Escobedo, militar peruano que actuaba como jefe militar, quien aprovechándose del
cargo había actuado dañando la imagen de Olmedo y las libertades por las que él
luchaba. En carta a San Martín fechada el 22 de Noviembre de 1820, Olmedo le
explicaba lo sucedido:

“Este pueblo, después de haber proclamado tan gloriosamente su


Independencia, no ha gozado de sus frutos tan sin zozobra como se esperaba,
y como prometían los hermosos principios de nuestra santa insurrección. Las
circunstancias del momento, hicieron crear un gobierno sin las debidas
formalidades. A mí se me encargó el gobierno político, y el militar al Capitán don
Gregorio Escobedo”.

“Me vi precisado, a los seis días, a hacer dimisión de un empleo que yo no podía
ejercer en beneficio de mi Patria; pues el oficial Escobedo no correspondió a la
confianza que se le hizo; y, reuniendo toda la autoridad, hacía extrañar los días
del antiguo despotismo. Previendo yo estos males, hice yo convocar, desde el
principio de mi gobierno, a todos los pueblos, para que, por medio de sus
diputados, eligiesen, en esta ciudad, el Gobierno que más les conviniese”.

“La principal acusación consistía en haber Escobedo conspirado contra este


país, preparando la fuerza armada para atacar la Representación de la
Provincia. Justificóse este atentado, y se confirmó con el movimiento hostil que
hicieron las fuerzas sutiles contra el edificio en que nos reuníamos;
descubriéronse otros planes, por sus más íntimos amigos, que pospusieron su
amistad al bien del país”.

“Otra acusación, no menos grave en mi concepto, era la de que, habiendo preso,


desde el primer día, a todos los europeos sin distinción; y encerrádolos en un
pontón estrecho, se echó sobre sus bienes, los cuales no entraron en los fondos
públicos. Más de ochenta europeos fueron remitidos al Chocó, y sus
propiedades ocupadas han desaparecido. De manera que el pueblo clamaba,
y clama aún, contra un exceso indigno de un caballero, de un Americano y de
un ministro de la libertad. Se decía a voces que no era el amor de la Patria ni de
la Independencia el que le había hecho tomar una parte activa en la
transformación de este país; y sí sólo la sed de atesorar, la ambición de mando,
y el ansia de salir del estado miserable a que le había reducido su conducta
anterior”.
Para fines de 1820, Olmedo había superado algunos escollos, pero tenía otros por
delante; el más importante era cómo manejarse en buenos términos con San Martín y
Bolívar, dos genios de la guerra que habían puesto la mirada en Guayaquil, a la cual
comenzaba a enviar representantes para firmar acuerdos, lo que hoy se llaman
alianzas estratégicas. Olmedo estaba consciente de que necesitaba de ellos y no
podía romper relaciones, por lo que supo manejarse con diplomacia sin perder la
dignidad y tratando de no mostrar inclinación por ninguno de los dos. El propio Olmedo
conocía las limitaciones de Guayaquil e incluso las había hecho públicas en carta al
General José Mires. Olmedo mostró habilidad para aprovechar el momento y obtener
de San Martín y Bolívar, lo que más convenía a los intereses de Guayaquil. Con el
primero no tuvo el mismo número de correspondencia que con el segundo y da la
impresión de que Olmedo se encontraba más a gusto con San Martín. Las cartas a
ellos son de diferentes tonos, unos diplomáticos y otros autoritarios. A Olmedo no le
tembló la mano cuando escribió en duros términos a los dos libertadores y sus
representantes. Bolívar y Sucre fueron más frontales que San Martín, por lo que desde
sus primeras comunicaciones pretendieron que Olmedo no tuviera mayor contacto con
San Martín.

31 de Enero de 1821

Al Coronel Toribio Luzuriaga, por haber sido nombrado comandante general de la


provincia de Guayaquil:

“El Excelentísimo señor General del Ejército Libertador repetidas veces, y


especialmente en su oficio de 17 del pasado, previene a este gobierno
literalmente que Vuestra Señoría preste sus servicios, y coadyuve a los planes
que se formen, bien sea en esta provincia o en la de Cuenca; añadiendo que lo
quiere así, y conviene gustoso en esta medida…”

5 de Marzo de 1821

Al Coronel Antonio Morales, representante de Bolívar, le advierte:

“…esta provincia no está agregada al Perú, y es tan ridículo persuadirse a que


la agregación está ya hecha por la sola razón de haber admitido comisionados
del general San Martín y los auxilios que le ha prestado…”

17 de Marzo de 1821

A Bolívar:

“La provincia de Guayaquil está dispuesta a sostener el voto de ser libre; y no lo


está menos a cooperar con todas sus fuerzas a la hermosa causa de América,
excitada por sus propios sentimientos y estimulada por el sublime ejemplo que
le han dado los pueblos de Colombia”
15 de Mayo de 1821

A Bolívar

“En nuestra anterior comunicación incluimos a Vuestra Excelencia parte de la


correspondencia oficial del Gobierno con el benemérito general Mires, y Vuestra
Excelencia quedaría impuesto de las causas que nos movieron a proponer,
sobre nuestra espontánea cooperación con las armas de la República, un
tratado, si merecen este nombre los convenios amistosos entre hermanos.
Aunque quedó sin efecto, no por eso se alteró un punto nuestra disposición,
pues no necesitamos de comprometimientos para cumplir el voto solemne que
hemos hecho de servir a la patria, que es una desde el cabo de Hornos hasta las
orillas del Misisipí”

“Es verdad que Méjico, Lima, el Realejo y Cádiz extraían cerca de cien mil
quintales de cacao; pero también lo es que las cosechas pudieron duplicarse,
y más, si las trabas, la enormidad de derechos, la mezquindad de los
principios económicos adoptados, y el espíritu colonial de que estaba poseído
el Gabinete español, no hubieran puesto obstáculos insuperables. Hemos
creído indispensable hacer a Vuestra Excelencia estas indicaciones, para que se
tengan presentes en cualesquiera de los tratados, que deben ser conformes a la
libertad de comercio con todos los pueblos amigos y neutrales, que hemos
proclamado en la Constitución provisoria de esta provincia”.

4 de Junio de 1821

A Sucre

“La compra de la corbeta Alejandro y bergantines Ana y Potrillo por el Gobierno


de Colombia parece que es condicional, y lo celebro para que no tenga efecto.
Es curiosa la representación que el amigo Illingrot hizo al Vicepresidente
sobre este negocio, manifestando las miras poco generosas de Henderson en
esta especulación. A esta hora ya habrá usted conferenciado con aquél y habrá
conocido la ninguna ventaja, y sí el grave perjuicio que nos acarrearía la compra.
El estado de esos buques es otro motivo de consideración, pues sólo en
repararlos se gastaría mucho”

29 de Abril de 1821

A San Martín

“Mientras que esperábamos con ansia los auxilios de V.E. apareció en esta ciudad el
Señor General Mires enviado del Gobierno de Colombia y hallando facilidad y
proporción de transportar a esta plaza tropas de aquella República entramos en un
convenio que se realizará a fines de Mayo…hemos participado a V.E. anteriormente
este plan y el número de tropas que ha de venir a este punto, y esperamos que habrá
hecho los últimos esfuerzos para que saliese la fragata de guerra que pedimos…”

13 de Junio de 1821

A Bolívar

“ No puedo ponderar a usted bien mi sentimiento, al ver que tantas fatigas y tantos
gastos para aprestar la expedición marítima que debía transportar las tropas no hayan
aprovechado a su comodidad y conducción; pues cuando ha tocado en las costas del
Chocó, ya habían salido en embarcaciones pequeñas y malas. De esto ha resultado lo
que necesariamente debía resultar: estropeo, fatigas, enfermedades…”

17 de Diciembre de 1821

Sucre

“Si Ortega detesta esta provincia, ¿para qué la busca? Si todos los guayaquileños son
unos pícaros, ¿por qué los quiere como conciudadanos? Si se jacta de que no
reconoce este Gobierno y de que, aunque se le mande, no ha de salir porque usted es
la única autoridad que sufre, ¿será justo que se le tolere para que difunda más semilla
de desunión, y vaya preparando una disolución que no tuvo efecto otra vez? Sí, amigo,
esto no tiene duda… Éste es, amigo, el punto de vista bajo el cual debe usted ver
este negocio, no los temores que en verdad nada valen. No sé cuáles sean los
españoles que acojamos y miremos con más consideración que a oficiales que han
combatido o quieren combatir por nuestra causa. ¿Quiere usted que, cuando en el
Perú y Colombia se están dando leyes benéficas y humanas, especialmente en la
última, sobre los españoles, nosotros adoptemos una conducta contraria, y sin
distinción arrojemos ancianos padres de grandes familias, cuando no nos han dado ni
sospechas de un mal comportamiento? No lo creo, pues usted nos ha dado siempre
pruebas de abrigar hermosos sentimientos. Por lo que hace a nosotros, le aseguro a
usted que se exagera más de lo justo, nuestra condescendencia en este punto, pues
por amor a la tranquilidad hemos separado hombres de bien, aun haciéndonos
insensibles al duelo y desolación de nuestras propias familias”.

En lo militar, a pesar de no tener ninguna experiencia, Olmedo fue planificador,


estratega y experto logístico, preocupado de los más mínimos detalles, como se
evidencia en numerosas cartas que el mantiene con Toribio Luzuriaga, general
peruano, quien reemplazo a Febres Cordero y Urdaneta, después de la derrota de
Huachi, al General José Mires de Colombia, Sucre, San Martín y otros.

29 de Abril de 1821

¨…propusimos a V.E. por si lo creyese conveniente el plan de hacer mover a


Piura una división que obrando por Loja amenace a Cuenca con el fin de llamar
la atención al enemigo por aquella parte y dividir su fuerza; mientras las tropas
de Colombia y de esta provincia marchaban directamente contra Quito. Parece
que la combinación no es desordenada y por el contrario necesaria; y cuando se
piensa que después de libertadas las provincias, pueden todas las fuerzas
reunidas marchar o engrosar el ejército del Perú, se presenta una perspectiva
hermosa y llena de esperanza”

A Sucre

16 de Julio de 1821

“Las canoas grandes van llenas de los Dragones: en llegando usted dispondrá lo
que sea mejor. A esta hora ya estarán allí las balsas que salieron ayer con la
caballería. Usted estará impuesto por los inteligentes que a las dos horas de salir
de Samborondón pueden las embarcaciones llegar a la Boca de Baba,
hacienda de Baquerizo; y que desde este punto a Babahoyo hay camino de
tierra muy corto como de dos o tres horas. Me parece, pues, que sería bueno,
que en las balsas vayan hasta Boca de Baba caballos y caballeros, que allí
salten, monten y marchen a su destino. De este modo le quedan a usted
expeditas las canoas para conducir la tropa. Estas canoas pueden entrar por el
estero de Lagartos desembarcar en la hacienda de ese nombre que dista un
cuarto de hora de Babahoyo por tierra y ahorrar cuatro o cinco por el río; así
como desembarcando los Dragones en la hacienda de Boca de Baba y
navegando por tierra, ahorrarán ocho o diez horas de camino y quizá un día,
según esté el río de crecido y correntoso. En fin, usted con estas noticias y las
más que allí adquiera, y sobre todo según las circunstancias, que siempre dan
la ley, resolverá lo que convenga mejor. Van los 20000 cartuchos de operación y
los 10000 de instrucción, y demás municiones que usted pide”.

15 de Agosto de 1821

“Si el enemigo ataca sólo por Sabaneta, es preciso recibirlo como está usted
resuelto. Si la división de Cuenca viene por Naranjal, no es posible su pronta
reunión con la de Guaranda. El mismo movimiento indica que no intentan
reunirse, pues de venir a Naranjal, o de ir a Yaguache, van a decir 8 días de
marcha por caminos fragosísimos. Situados en Naranjal, sólo por el río pueden
invadir la Ciudad; y esto es difícil, imposible. Mingrot está hecho cargo de dos
cañoneras situadas en la boca del río de Naranjal y que rondan la costa. A pesar
de la circunstanciada relación de este último espía no puedo resolverme a creer
que el enemigo dirija toda su fuerza por Naranjal, porque de ese modo no se
unen. Si se unen, es forzoso retirarse antes de su reunión, y la retirada debe
ser por tierra, dirección de Babahoyo. Don Sebastián Baquerizo y el señor
Campos conocen ese terreno a palmos, saben los saltos y los ríos y los lugares
en donde y por donde se debe situar y transitar... Quizá según las noticias que
se tengan se encuentre la oportunidad de batir la división de Cuenca si viene a
Yaguache”.
“Haga usted que se dé orden a don José Garaycoa para que haga retirar cuanta
embarcación haya en los ríos de Caracol, Juana de Oro y Pueblo Viejo. Hace
días que dimos nosotros esa orden general a todos los pueblos de esa comarca
para que retirasen todo, luego que supiesen que se acercaba el enemigo. Esta
orden va a renovarse. Los mismos señores Campo y Baquerizo indicarán a
usted los medios y modos de retirar los ganados de esos campos; pues la
operación es dificultosísima. Hace dos días que salió una balsa para Yaguache
a recoger y traer todos los arroces que allí hubiere. En Samborondón
hacíamos un acopio para que se fuese proveyendo Babahoyo; ahora mismo va
orden para que venga a la Ciudad”.

“No sé qué decir a usted, pero creo que, preparado todo para la retirada, no
debe emprenderse hasta que no haya noticia segura de que los enemigos están
en Yaguache. Pero la suprema ley es salvar la división, pues en ella se salva la
provincia y se prepara la libertad de todo el Departamento. Repito que si la
retirada es inevitable, debe hacerse por Baba, y de allí a Daule: en este tránsito
hay posiciones ventajosísimas, y sobre todo se impide que el enemigo se
apodere de toda la provincia en el momento y sin embarazo”.

“La mayor parte de municiones está en el río. Una lancha costea por la boca
del río de Yaguache. Veo que nos cercan grandes atenciones; pero es poco
gloriosa una victoria sin peligros”.

Olmedo fue la fuente de información de San Martín, de lo que sucedía en los diferentes
frentes de batalla en Ecuador y Colombia. La mayoría de sus cartas, tienen
comentarios sobre los movimientos del enemigo, los éxitos y fracasos de las batallas.

A San Martín

29 de Abril de 1821

“Por avisos circunstanciados que tenemos de varios puntos de la sierra,


sabemos que la fuerza del enemigo en toda la extensión de su mando es
de 3000 hombres, de los cuales 800 son veteranos, y el resto reclutas;
partes de estas han marchado a Pasto a reemplazar los soldados que ha
perdido Aymerich y vendrá a reunirse al cuartel general. Nuestra fuerza
como hemos anticipado a V.E. se compone de más de 1600 hombres de
toda arma de mar y tierra, regularmente disciplinados, especialmente el
primer batallón que consta de 600 plazas; tenemos de repuesto 1500
fusiles; la fuerza sutil está bien servida, y es la que más teme el enemigo.
De modo que podrán salir a campaña más de 800 hombres de la
guarnición de esta plaza, que unidos al número disponible de los que
vengan de la costa del Chocó formarán una División de cerca de 2000 al
mando del mismo señor General Mires para liberar las provincias de la
sierra¨

19 de Agosto de 1821

“El enemigo no pudiendo aún atacarnos en todo este mes de abril, parece
intenta hostilizar la provincia de Piura, sin duda con el deseo de aprovecharse
del Puerto de Paita para su correspondencia. V.E. verá si está en su poder
auxiliarla o atacar por Cuenca con mil o más hombres, mientras la otra
expedición ataque a Quito por Babahoyo”.

“Las tropas de Quito han ocupado a Babahoyo según se nos avisa en este
momento con más de mil hombres, la mayor parte de la caballería. Las tropas de
Cuenca han invadido la provincia de Yaguache con 800 hombres de infantería¨.

“Nuestra División que estaba acantonada en Babahoyo, se había retirado a


recibir primero la de Cuenca, e impedir su reunión con la de Quito. En esta tarde
pueden haberse encontrado o cuando no mañana. Los enemigos situados en
Babahoyo intentaron desramarse por la provincia desde ese punto, aunque el
camino es fragoso y cortado por ríos, puede sin embargo ir ocupando y
devastando el país, a pesar de que se han puesto destacamentos en los pasos
estrechos y precisos”

“Nuestra División compuesta de las tropas de Colombia y provinciales al mando


del General Sucre ha sufrido una disminución considerable por la enfermedad y
también por la deserción. Aquel terreno es insalubre, y en la estación en que se
ha abierto la campaña, lo es mucho más. El campo ha estado inundado por siete
meses; las aguas acaban de retirarse, y nos extraño que hayan enfermado cerca
de la cuarta parte de la división; por manera que no tenemos en campaña 1.200
hombres”

28 de Agosto de 1821

“El benemérito señor general Sucre abandonó la posición que ocupaba en Babahoyo
con intención de batir primero la columna de Cuenca, que era la esperanza y orgullo
de los enemigos; y fueron tales sus disposiciones, y tan bien concertados sus
movimientos, que logró encontrarla y derrotarla completamente en los campos de
Yaguachi. El adjunto boletín de operaciones impondrá a Vuestra Excelencia de este
glorioso triunfo, en que ha perdido el enemigo mil hombres de sus escogidas tropas,
resto la mayor parte de las que mandó Calzada… El general Sucre después de la
acción de Yaguachi, se dirigió por el río con toda su división a Babahoyo para cortar
la retirada a los enemigos”.

1 de Septiembre de 1821

A Francisco Paula Santander


“Tenemos la satisfacción de anunciar una victoria de las más completas que podrá
contar la historia de la revolución de América. Los enemigos invadieron la provincia
por los puntos de Babahoyo y Yaguache. El valiente general Sucre estaba situado en
el primero y nuestra división expuesta a ser tomada entre dos fuegos; era preciso
moverse a encontrar y batir una de las divisiones enemigas antes de su reunión; un
movimiento rápido y bien concertado ha producido el efecto que se deseaba. El
general Sucre llega a Yaguache, encuentra al enemigo y lo bate. Esta victoria ha
sido completa; la división de Cuenca se componía de mil hombres, las mejores tropas
del enemigo, y que eran toda su esperanza y su orgullo. Pero todo ha cedido a las
armas de la libertad: 600 prisioneros, 200 muertos y el resto heridos y dispersos”.

“Conseguida esta victoria, el General marchó por el río a Babahoyo para cortar la
retirada a la división de Quito que, ignorante de la derrota, se avanzaba a Yaguache
para reunirse con la de Cuenca. Pero como retrocedió luego que tuvo la fatal noticia, no
ha sido posible embarazarle su retirada a Sabaneta, con lo cual evitó el encuentro y
aun tuvo el arrojo de mantenerse algún tiempo firme en su posición. El valiente
general Sucre le provocó muchas veces con diversos movimientos para que
emprendiese el ataque, pero el 26 del pasado se puso en una retirada vergonzosa y
tan precipitada como de una derrota, dejando parte de sus bagajes, municiones y
armas y un crecido número de dispersos que se presentan cada momento a la
caballería que los persiguió”.

Conociendo Olmedo que necesitaba de los dirigentes militares para liberar las otras
provincias y proteger a la suya, no dudo en elogiarlos y tratarlos bien para ganarse su
aprecio.

Al Coronel Luzuriaga:

18 de Diciembre de 1820

“No hay persona que venga de ese pueblo que no hable de los milagros de
usted con el tono con que los predicadores hablan del milagro de los cinco
panes. Usted con las miajas de una división dispersa y derrotada está cubriendo
la provincia, y conteniendo el movimiento de los enemigos: y este importante
servicio merece... lo que merece. Hacemos los mayores esfuerzos por remitir
a usted siempre lo que pide y necesita…”

3 de enero de 1821

“La situación militar de esta provincia, después de la derrota de Huachi y la


pérdida importante de la de Cuenca, reclama imperiosamente un remedio
extraordinario como es el mal. El gobierno excitó con este motivo al señor
Comandante militar para que, reuniendo la junta de guerra, propusiese las
medidas que conviniesen a tan críticas circunstancias. Todos unánimemente
indicaron la necesidad de reorganizar, o más bien crear la fuerza armada, sin la
cual es vana la esperanza de salud, y no prudente la sola confianza en la
localidad del suelo y en la proximidad de la estación. Con la misma unanimidad,
Vuestra Señoría fue el jefe que se creyó capaz de esta empresa tan ardua como
necesaria. La Junta de gobierno no podía menos que aprobar una proposición
tan conforme a sus sentimientos, tan adecuada a nuestra situación, y tan
acomodada al concepto que ha formado del mérito de Vuestra Señoría. En esta
virtud, ha nombrado a Vuestra Señoría con la mayor satisfacción por
comandante general de esta provincia, y se promete de su pericia militar y celo
patriótico el feliz desempeño de esta comisión”

Sobre el General José Mires, Olmedo comenta a Bolívar

17 de Marzo de 1821

“…después de la negociación del señor Coronel Morales con el Presidente de Quito,


se ha acordado entre este Gobierno y el señor General Mires, de cuyas virtudes
cívicas y militares está muy penetrado el Gobierno y se aprovechará de ellas en la
ocasión”.

A Sucre

4 de Junio de 1821

“Ya estará usted contento rodeado de sus compañeros de armas. ¡Vaya!, que
usted y ellos han hecho una navegación como la de Ulises. Probablemente no
encontrará usted una Circe en esos pueblos”.

14 de agosto de 1821

“¡Qué sereno está usted! Éste es para mí el más seguro presagio de la victoria”.

19 de Agosto de 1821

“Mi imaginación acompaña a usted en todas partes, y se halla en todas las


acciones y en todos los movimientos. De modo que no dejaré de pretender
cualquier premio que se distribuya entre los soldados”.

15 de Septiembre

“Pensar que los pueblos puedan reconquistar su libertad sólo con triunfos y sin
hacer grandes sacrificios es un delirio, desmentido en cada página de la
historia”.

Olmedo conoció el fracaso pero jamás se dejó vencer por él; frente a la más dura
derrota, mostró espíritu optimista y elevó la moral de sus subalternos.
A Sucre

15 de Septiembre de 1821

“El Gobierno está dispuesto a hacer todos los esfuerzos y todos los sacrificios por
salvar la patria. En esta virtud no dude usted un momento de que se allanarán todos los
inconvenientes para reponernos, que estén en nuestro poder”.

17 de Septiembre de 1821

“La hermosa perspectiva que presentaba la provincia cuando dirigimos a V.E. las
últimas comunicaciones después de la victoria de Yaguachi, se ha mudado
repentinamente por una de las vicisitudes de la guerra. Acabamos de recibir
parte del General Sucre en que nos anuncia la total derrota de su división el día
12 del presente en las llanuras de Ambato, de donde el mismo escapó herido.

“Hemos perdido los primeros elementos de nuestra defensa…Todas nuestras


armas, todo cuanto teníamos para nuestra defensa se empleó en esta
expedición en la cual libramos nuestra salud y libertad; y todo ha sido sacrificado
A pesar de eso con las cortas reliquias defenderemos la plaza, que sólo
evacuaremos en el último apuro para trasladarnos a la isla d Puna y fijar allí el
centro de las operaciones. Siempre dominaremos la bahía y todo el río con
nuestras fuerzas sutiles”.

29 de Septiembre de 1821

“Aunque el enemigo que batió nuestra División en Ambato parece quedó


reducido a 800 hombres, intenta invadir esta provincia reforzado con 500 de
nuestros prisioneros que ha incorporado en sus filas. El se halla hoy en
Riobamba…Con las reliquias de nuestra fuerza, el esfuerzo que hacemos al
aumentarla, y las ventajas de nuestra localidad nos disponemos a hacer una
obstinada resistencia…”

17 de Marzo de 1821

A Francisco de Paula Santander

“Aunque la jornada de Huachi no nos fue favorable, el Gobierno ha recobrado


con ventaja esta desgracia, restableciendo los cuerpos de todas armas que
aseguran a la defensa de la provincia y que unidos a la División de la República
prometen un feliz resultado de la campaña próxima”.

14 de Abril de 1821

A Simón Bolívar
“Pero a pesar de esta situación no desmayamos; antes bien nos son dulces
todos los sacrificios, y hemos ofrecido prestar a las tropas de Colombia que
obren por esta parte contra Quito, las provisiones de boca que necesiten
mientras se sitúan en el país que deben libertar”.

En su propia defensa y en la de las demás provincias de Ecuador, los guayaquileños


hicieron enormes sacrificios económicos. Los agricultores, comerciantes, exportadores
y profesionales no dudaron en entregar dinero, cuantas veces fue solicitado por
Olmedo y posteriormente cuando formó parte de la Gran Colombia, continuó
haciéndolo. Los “préstamos forzosos” fueron obligatorios y rara vez los acreedores
cobraron. Fue práctica impuesta desde la Colonia.

27 de Febrero de 1821

Al General José Mires

“…el Gobierno se ha visto en la dura necesidad de ocurrir a un empréstito forzoso para


sostener la fuerza armada que en el día pasa de 1000 hombres reclutados en estos
últimos meses. A pesar de esta situación, si viniesen tropas del ejército se les
proporcionaría la subsistencia y los medios de trasporte. Tenemos mil fusiles de
repuesto…”

14 de Abril de 1821

A Bolívar

“Por nuestra parte nos apercibimos a la defensa, y aun nos preparamos a


cooperar con las tropas de la República que abran por aquí la campaña para
libertar las provincias de la Sierra subyugadas todavía, según el plan formado de
acuerdo con el señor general Mires, de que está impuesto Vuestra Excelencia.
Desde hoy empiezan a salir de este puerto los buques que deben trasportar las
tropas de las costas del Chocó. El convoy se compone de una fragata, dos
bergantines y dos goletas, con el repuesto de víveres suficientes para 1500
hombres… ya hemos recurrido a dos empréstitos forzosos de 80000 pesos, de
los cuales la expedición del Chocó, que no baja de 40000 de gasto, ha
consumido el último resto.”.

A Sucre

“Usted sabe nuestra situación; la estagnación del comercio nos inhabilita aun para los
gastos ordinarios; para los extraordinarios hacemos esfuerzos continuos acudiendo a
empréstitos y donativos” (4 de Junio de 1821).

6 de Julio de 1821
“El teniente de Albión Jorge Noyes ha estado enfermo y se cura en casa de una
parienta mía. Está mejor: pide algún sueldo; diga usted lo que se debe hacer, y si debe
seguir luego que esté restablecido”.

9 de Julio de 1821

“Por comisaría deben pagarse los gastos de espías y los extraordinarios con orden de
usted”.

“Desde antes de ayer salió el oficial Pellicer con dos mil pesos para Babahoyo y con
encargo de recibir otros dos mil de aquel Ayuntamiento”.

16 de Julio de 1821

“Van los 20000 cartuchos de operación y los 10000 de instrucción, y demás municiones
que usted pide”.

12 al 14 de Agosto de 1821

Con esta marea van 44 mulas que mandamos traer de Balao; de Yaguachi sé que
fueron 14. Hemos comprado la bayeta para fresadas. En primera ocasión irán con
algún dinero.

15 de Agosto de 1821

“El hospital se embarcó anoche para el Morro”.

16 de Agosto de 1821

Ayuntamiento de Guayaquil

“Los enemigos están sobre nuestras fronteras y el Gobierno está tomando todas las
providencias que exigen las circunstancias. El movimiento que ha hecho nuestra
división sobre Yaguache, abandonando Babahoyo, debe entrar en el plan militar que
se habrá propuesto el General en Jefe; pero esta situación exige en la Ciudad
disposiciones y medidas activas. Para este efecto, y hallándose exhausto el erario, es
indispensable que se abra un empréstito extraordinario de cincuenta mil pesos que
deben estar colectados dentro de cinco días, y cuya distribución deberá hacerla el
Ayuntamiento, a cuya disposición estarán todos los recursos del Gobierno y del brazo
militar para la realización de este indispensable servicio”.

29 de Septiembre de 1821

“La Goleta Estrella construida en este astillero para el servicio de esa escuadra sale
mañana de este puerto mandada por el Teniente Bell. Este oficial ha hecho servicios
importantes a este Gobierno en el apresamiento de las cañoneras sublevadas y
persecución de los traidores, y no puede dejar de recomendarlo a V.E. ya que no
puede por sí recompensar sus buenos servicios¨.

A San Martín

14 de Julio de 1821

“El teniente Bell espera que con la proximidad de su salida se adelantará el


enganchamiento que no correspondió a su principio: tiene ya a bordo de la Golondrina
las 400 tablas y los cien remos que nos pidió V.E. últimamente. Lleva también una de
las goletas aparejada de lo más necesario. Repito a V.E. que ha meses que estaban
construidas las dos esperando los aprestos que V.E. prometió mandar y que aquí no se
encontraban y que aquí no se encontraban. En esta ocasión conociendo la necesidad
de estos buques, hemos procurado alistar uno que saldrá con el señor Bell
conduciendo dos botes más, y cien quintales de cacao”

18 de Julio de 1821

Sucre

“El oficial ayudante del amigo Morales que sale dentro de horas, llevará mil pesos y
la quina. Repito que el botiquín que existe en Samborondón fue provisto
bastantemente y es preciso que se pidan los artículos que no tengan y sean precisos”.

29 de Septiembre de 1821

“La Goleta Estrella construida en este astillero para el servicio de esa escuadra sale
mañana de este puerto mandada por el Teniente Bell. Este oficial ha hecho servicios
importantes a este Gobierno en el apresamiento de las cañoneras sublevadas y
persecución de los traidores, y no puede dejar de recomendarlo a V.E. ya que no
puede por sí recompensar sus buenos servicios¨.

Olmedo aprovechó de diferentes medios para motivar a los soldados, resaltar sus
méritos y agradecerles por su trabajo pro de la libertad del resto de Ecuador, como se
aprecia en una comunicación enviada al capitán Antonio Farfán:

“El Patriótico Ayuntamiento de esta Ciudad desde los primeros días de nuestra feliz
transformación decretó diez medallas de oro para distinguir a los que más se hubiesen
señalado en promover y realizar la independencia de este Pueblo, dejando al arbitrio
del Gobierno conferir a los beneméritos esta pequeña pero honrosa muestra con que
Guayaquil desea premiar a sus Libertadores. Y siendo usted uno de los que más se
distinguieron en tan memorable acontecimiento, el Gobierno con la mayor satisfacción
concede a usted una de esas medallas en reconocimiento de tan importante servicio a
la Patria, y en memoria de la gratitud pública”.
A través de las numerosas cartas de Olmedo, se puede uno dar cuenta de que, a pesar
de no haber buscado el cargo, fue un hábil estadista y supo conducir a la Provincia de
Guayaquil por el camino correcto. Demostró ser amante de las libertades; los
desencuentros con Bolívar, Sucre y luego Flores fueron por defenderlas y criticar su
actitud autoritaria. Él conocía sus limitaciones y las hizo públicas en una carta a Sucre
fechada el 18 de Octubre de 1821: “Yo no he nacido para este puesto: el retiro, la
soledad y la comunicación con las musas eran convenientes a mi genio y
carácter; mandar, regir, moderar un pueblo y en revolución no es para mis fuerzas
intelectuales y físicas personaje de muchas facetas”. El Olmedo descrito por nuestros
historiadores, no es el Olmedo de sus cartas, al final tuvo que ceder, no por ser débil,
sino por práctico, se encontraba en desventaja frente a Bolívar.

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