Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
http://www.satrapa1.com/articulos/antiguedad/asiria/asiria.htm
Al poco de subir al trono, Egipto fue por dos veces aplastada por los asirios. La segunda
vez, Assurbanipal en persona tomó el mando de la campaña que le llevo hasta Tebas,
que fue conquistada y saqueada. Sin embargo dos o tres años después, fueron los asi-
rios, esta vez definitivamente, expulsados del país. Asiria se encontraba al limite de sus
posibilidades, y encontrandose el rey amenazado en otros frentes, no podía distraer fuer-
zas para combatir contra un lejano faraón que no representaba en realidad ninguna ame-
naza para la integridad territorial del imperio. Más serios problemas se daban en la pro-
pia Mesopotamia
De nuevo hay un vacío en las crónicas, que nos trasladan hasta el año 616. Han pasado
10 años desde que Babilonia se ha independizado, y ahora ha pasado a la ofensiva; el
dominio asirio en la linea del Éufrates se derrumba ante el empuje babilonio; Nabopo-
lassar intenta llegar hasta la Baja Mesopotamia para interceptar las comunicaciones en-
tre asirios y egipcios, que están avanzando por Siria para ayudar a los asirios contra sus
enemigos. En una rápida sucesión de avances y ataques por todos los frentes, los asirios
pierden una tras otra todas sus posiciones avanzadas; además, los medos empujan desde
la cordillera de los Zagros, donde han destruido al estado tapón que les separaba de los
asirios; aliados con los babilonios, avanzan sobre Asiria.
El año siguiente, 612 a.C., los ejércitos babilonio y medo se unen en el Tigris para avan-
zar conjuntamente contra Asiria. El objetivo es la capital, Nìnive. La ciudad es rodeada,
y durante tres meses, se la somete a un duro asalto; para expugnar sus defensas se em-
plearon todo tipo de ingenios y tácticas, por ejemplo, se desvió el curso del río Khosr y
se atacó la ciudad por sus dos extremos para debilitar la capacidad de respuesta asiria.
La puerta de Halzi y la de Adad son asaltadas (los descubrimientos arqueológicos de-
muestran cómo las puertas, de una anchura inicial de 7 metros, fueron reducidas a 2 pa-
ra facilitar su defensa; también se han encontrado restos humanos con evidencias de
haber sido acuchillados en brazos y pecho). El asalto definitivo parece que vino por el
curso, ya seco, del río Khosr. La biblia nos habla de la entrada en la ciudad por ese
punto y del asalto al templo de Ishtar, de cómo las sacerdotisas de la diosa se lamen-
1
El pacto de alianza quedó sellado mediante el matrimonio de la hija de Ciaxares, Amytis, y el hijo de
Nabopolassar, Nabucodonosor.
taban del saqueo del templo y de la matanza sin número en la urbe. La ciudad fue
arrasada totalmente. El rey asirio murió en ella, y de su destrucción, como dirá la Biblia,
no hubo nadie que se lamentara.
Tras la muerte del rey Sin-Shar-Ishkun y la destrucción de la capital, pasó un año sin
que los asirios consiguiesen reorganizar sus fuerzas. Los babilonios aprovecharon ese
año para recorrer y devastar sus tierras.
El trono de la tambaleante Asiria fue ocupado por un nuevo personaje en el 610 a.C.,
Ashur-uballit II2. Entre tanto, los restos del ejército y de la nobleza se habían replegado
y reorganizado en una las antiguas capitales, Kalkhu, apoyados por un poderoso aliado,
Egipto, que incluso envió tropas para ayudarles. Los babilonios y los medos se sintieron
tan alarmados por estas nuevas que de nuevo unieron sus ejércitos y marcharon contra
la ciudad Asiria. No hubo batalla; el ejército egipcio-asirio, con Ashur-uballit II al fren-
te, renunció a enfrentarse a tan poderosos enemigos y se retiraron en dirección al Éufra-
tes, abandonando su patria y su última ciudad a los atacantes. La ciudad de Kalkhu fue
asaltada y destruida. A partir de este momento, los asirios, junto con su rey, combatirán
junto con los egipcios como apátridas.
Un par de años después desaparecen hasta de las crónicas; es el fin, Asiria, los asirios se
han evaporado y sus tierras han sido repartidas entre Babilonia y Media.
By Satrapa1
2
El príncipe Asirio adoptó el nombre del fundador del imperio Asirio. Una prueba más del dramático
momento que vivía la nación, que necesitaba de todo el impulso moral y espiritual posible para afrontar
con determinación los acontecimientos pasados y futuros.