Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
recurrir a la esencia
del liderazgo
Ensayo sobre el liderazgo y la estrategia – Part Time MBA
En este artículo, Cummings apela a la esencia de los líderes que realizan el ejercicio del poder
en cualquier empresa tomando como referencia a Pericles de Atenas, y describiendo los
orígenes de la filosofía política occidental aplicados al concepto de estrategia; un concepto en
pleno desarrollo, y utilizado en contextos diversos. Aunque su popularización ha sido
relativamente reciente –a penas hace poco más de medio siglo –el uso de este término se
restringía al campo militar y al mundo de las relaciones diplomáticas, y de ahí ha pasado al
terreno empresarial, político y de los negocios.
Cummings nos acompaña en un paseo por la historia del término estrategia, cuyo origen se
encuentra en el antiguo título ateniense strategos, una figura que surgió en la Grecia clásica
(siglo V a.C.) como consecuencia de la creciente dimensión y complejidad de las ciudades-
estado helenas. Éstas requerían de una persona –o grupo de ellas –capaz de conducir al ejército
en la batalla y negociar con las otras polis. Esta persona era la encargada de diseñar la
estrategia que debía conducir a la victoria o a evitar la guerra. Aunque en un principio el vocablo
strategos se refería tan solo al nombramiento (del general en jefe del ejercito), este tomó su
máximo esplendor en la figura de Pericles (450 aC), cuando vino a explicitar habilidades
administrativas (administración, liderazgo, oratoria, poder) debido a la enorme influencia que era
capaz de ejercer no sólo en su entorno, sino frente a sus adversarios. Por eso Thucydides, su
historiador contemporáneo, lo calificó como “primer ciudadano de Atenas”. No sólo venció en las
guerras, sino que promocionó las artes y las letras dando a Atenas un esplendor que no se
repitió a lo largo de su historia; como el que gestiona una gran empresa con rigor, realizando
grandes obras públicas y mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos.
No obstante, el artículo hace pensar que, aunque probablemente Pericles fuera el primer gran
líder de la civilización occidental, y aunque como pretende el autor vale la pena reflexionar sobre
sus cualidades de líder, obviar las aportaciones de otros personajes clave en la historia sería
renunciar no sólo a rasgos de personalidad que han ayudado a desarrollar el concepto moderno
de estrategia hasta adaptarlo a la empresa; sino renunciar a perspectivas contrapuestas, en
contextos variados de coyuntura económica, concierto político o desarrollo social, que
enriquecen su sentido.
Ninguno de estos personajes pueden obviarse en la moraleja que expone Cummings: que
inevitablemente los conceptos estratégicos antes aplicados a la diplomacia y a la guerra tenían
que acabar incorporándose al entorno empresarial. Por un lado porque los rasgos que comparte
un militar/diplomático y un empresario son los mismos. Y por otro, porque ambos deben dar
respuesta a tres cuestiones básicas: Qué se pretende conseguir; cómo serán los medios o
acciones que permitirán alcanzar la meta, y en qué momento llevar a cabo las acciones (o
cambiarlas si es necesario). En definitiva, como se realiza la toma de decisiones y en que afecta
ésta a la misión, sobre todo cuando se comprometen recursos (económicos, de tiempo o
esfuerzo), y determinan la orientación a largo plazo de la empresa. Esta estrategia, o lo que es lo
mismo, la visión, es la que permite un éxito.
En esto, quizá incluso más que Pericles, Von Clausewitz fue el primer visionario. En su tratado
“de la guerra” ya formuló que las metas del poder se supeditan más a objetivos políticos que
fines militares. Esta idea tiene el mismo espíritu que preside la planificación estratégica
empresarial que hoy conocemos: es decir, cualquier empresa, para alcanzar una visión a largo
plazo exitosa (META), necesita trazar un mapa táctico, resultado de un proceso de planificación
estratégica donde definir la dirección, el trabajo, los pasos detallados para alcanzar el éxito,
donde el liderazgo puede ser ejercido por diferentes actores sociales. Es realizar un análisis
racional de las oportunidades y amenazas que presenta el entorno, los puntos fuertes y débiles
de la organización frente a ese entorno, y adoptar una visión y un camino que conjugue ambos
elementos. Es decir: identificar un espacio de acción, igual que en la guerra se trazaba una
táctica. Se trata de identificar los cambios en el entorno de forma inmediata, anticiparse a
cualquier amenaza, y decidir el rumbo y el sentido sin alejarse de la meta última.
Como en las metas personales, la visión es la que guía cualquier actividad empresarial a buen
puerto, manteniendo siempre claro cuál es la meta y la dirección para alcanzarla, aunque sea
alterando los caminos para llegar a ella (una aplicación moderna del maquiavélico “fin justifica
los medios”). Confiar en el sentido de orientación del líder es esencial para alcanzar esa meta.
Como ocurre con los Reyes Magos y la estrella de Oriente, la visión es la que encamina los
pasos de cualquier empresa. Cualquier estratega debe saber comunicar esta visión de manera
precisa. Por eso mismo la guerra empresarial no deja de ser un plan, una pauta, una
estratagema. Y dentro de ella, no solo tiene que haber un directivo, un emprendedor, o un
gerente, sino estrategas: capaces de comunicar la visión, no sólo dirigir equipos, sino motivarlos,
poseer la visión y la capacidad de liderazgo pese a que el entorno sea desfavorable.
Cualquiera de los anteriores, no importa. Tomemos como dice Cummings lo mejor de todos
estos hombres: su capacidad de comunicar su visión, de alcanzar la meta, de manejar las
voluntades del resto de miembros de su entorno (y ahora debería ser la empresa), y de manejar
las fuerzas adversas (competidores). Y aunque en este artículo, refiriéndose Cummings sólo a
un gran líder como Pericles, o lo que vendría a ser ahora, la Alta Gerencia que gestiona
organizaciones desde la cúpula, no es descabellado decir que los estrategas se encuentran –y
son por supuesto necesarios– en cualquier nivel de la organización; sea grande o pequeña. No
solo los grandes directivos, sino empleados de cualquier nivel que saben utilizar sus cualidades
para gestionar su equipo –o recursos– de la manera apropiada.
En este sentido, una de las cosas que distinguía a Moltke (quizá a Pericles también) era que él
nunca daba órdenes específicas, sino directivas, guías para impulsar la toma de decisiones a
sus generales. Moltke quería que estos mostraran iniciativa personal, sin imponer. De ahí la
importancia que un directivo impulse la iniciativa personal de sus empleados a todos los niveles.
Porque cualquier empresa necesita de las iniciativas y el carácter de sus empleados.
En esta toma de decisiones, como dice el autor sobre Pericles, es necesario ser reflexivo, pero
también osado. Esto estimula la verticalidad en la toma de decisiones. Solo los empleados que
hayan sido profundamente entrenados en los valores y estrategias de su organización, podrán
entender la estrategia en base a las directrices, y llegar al éxito. Por eso es tan importante
conocer la visión corporativa, para entender las intenciones estratégicas implícitas en cualquier
directriz. Incluso para alterar la decisión se necesita una estrategia. Como ocurriera en el año
2000 en Apple, con la vuelta de Steve Jobs de la mano de Carlos Slim para alterar toda su
estrategia de marketing, cambiar todos los productos de la empresa y de impulsar el lanzamiento
al mercado del primer iPod. Este cambio, que lograría hacer de Apple una de las empresas de
mayor crecimiento empresarial de los últimos años, responde a una idea que ya tenía el prusiano
Helmut en su momento: que la estrategia es "la evolución de la idea guía original, conforme a
circunstancias que cambian constantemente." En los negocios, la idea guía es posicionarse en el
mercado donde opera, definiendo ventajas competitivas. En casos ideales incluso se consigue
un monopolio en base a ventajas como: sistema de servicio (Coca-Cola, por ejemplo, en el caso
de atención al cliente es un caso único) diseño único (Apple), o llegar primeros al mercado
(Microsoft en el software, y Cardhu en espirituosos Premium en España).
En definitiva, lo que pretende Cummings y recuperar los valores occidentales de un gran líder
como fue Pericles. Quizá lo que mejor logró “el primer ciudadano de Atenas” y en esto tiene
razón el autor que pocos pueden compararse (quizá Alejandro Magno) fue no solo su capacidad
de ganar y convencer en la guerra, sino conseguir el esplendor en todos los terrenos de las artes
y las ciencias manejando los hilos de una estrategia admirada por enemigos y parroquianos.
Como pretende Cummings, es necesario reflexionar en todas estas cualidades, estudiarlas,
copiarlas, y admirarlas. Lograr detectar una ventaja sobre el resto sea quizá una cuestión de
racionalismo y lógica. Comunicarla, convencer de ella, y sobre todo, lograr aplicarla mejor que
cualquier competidor, tenga una parte de innato y visionario, una parte de carácter propio que no
se enseña. Es aprehendido. Por eso muchos directivos serán gerentes, pero no todos
estrategas.
Bibliografía
http://www.gotasdeconocimiento.com/pdf/6_implementacion/estratega_o_gerente.pdf
http://www.artehistoria.jcyl.es/
http://es.wikipedia.org/wiki/Pericles