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Divorcios

El contraer enlace matrimonial es un acto jurídico y como tal, tiene que


ser cumplido con:
• Consentimiento
• Libertad
• Capacidad
A partir de este acto jurídico debidamente consumado, con las formas y
solemnidades que la ley civil establece, se genera un estado de familia
que impone entre los cónyuges una serie de derechos y deberes
regulados por la ley, y también tiene efectos frente a terceros.
Entre esposos, los derechos y deberes fundamentales son tres:
• La fidelidad
• La asistencia recíproca en sentido amplio.
• La cohabitación.
Además, este estado de familia tiene importantes efectos patrimoniales.
No obstante el principio ideal de que el matrimonio “es para toda la
vida”, la ley ha previsto la posibilidad por parte de cualquiera de los
cónyuges o por uno de ellos, de lograr la separación personal o el
divorcio vincular, cuando falla alguno de los pilares sobre los que se
asienta la unión conyugal.
La diferencia fundamental y básica entre ambos institutos, radica en que
en el caso de separación personal, los cónyuges pierden el status
matrimonial pero NO pueden volver a contraer nuevas nupcias.
En el supuesto de divorcio vincular, tal como lo expresa su
denominación, el vínculo se disuelve y cada uno de los ex cónyuges
puede volver a contraer matrimonio civil, no religioso.

Causas subjetivas de divorcio:

La separación personal o el divorcio vincular puede tener su fundamento


en la culpa de uno o de ambos cónyuges (culpa concurrente)
Estas son las denominadas causales subjetivas que se fundan en la
culpa o dolo de uno o ambos cónyuges.
En la legislación que se aplica actualmente – Código Civil reformado por
la ley 23.515, las causales de divorcio que puede imputar un cónyuge al
otro, en un trámite contradictorio son las siguientes:
• El adulterio
• La tentativa de uno de los cónyuges contra la vida del otro o de los
hijos, sean o no comunes.
• La instigación de uno de los cónyuges al otro a cometer delitos.
• Las injurias graves.
• El abandono voluntario y malicioso.
Cabe destacar que dentro del concepto de injurias graves, están
comprendidas las calumnias, injurias, malos tratos físicos y morales, las

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lesiones, la violación, la difamación, el desprecio constante hacia el otro,
frente a los hijos o a terceros, la tortura psíquica, el hecho de negarse la
mujer a acompañar al marido en los destinos de trabajo sin causa
justificada, el hecho de sustraerse sistemáticamente a cumplir con el
débito conyugal (mantener relaciones sexuales), amenazas reiteradas
de muerte, el desprecio sin causa justificada de cualquiera de los
cónyuges respecto de la familia directa del otro, la negativa injustificada
de concurrir a las principales reuniones familiares, la persecución
persistente motivada en cuestiones de celos infundados, el impedimento
de que los abuelos vean a sus nietos.
También, la seria incompatibilidad de caracteres y formas de encarar la
vida en común, en decidir las múltiples cuestiones que influyen en el
desenvolvimiento de la sociedad conyugal incluídas las económicas,
discrepancias profundas en la forma de encarar la educación de los
hijos, todo ello en la medida en que se traduzca en peleas y agresiones
físicas y verbales que hacen imposible la vida en común, o que importen
para uno de los cónyuges que le resulte intolerable justificadamente
permanecer unido junto al otro por el vínculo matrimonial.
Cuando se dan algunos de estos supuestos, se puede iniciar un divorcio
contradictorio, donde uno de los cónyuges demanda al otro imputándole
la culpabilidad y solicitando el divorcio. Una vez contestada demanda,
en la que el demandado puede reconvenir aduciendo que el otro
cónyuge que le reclama el divorcio también incurrió en alguna de las
causales subjetivas con culpa o dolo, el juicio se abre a prueba. Una vez
producida la misma, las partes producen su alegato y el juez dicta su
sentencia que puede tener 3 dictámenes:
• Decretar el divorcio por culpa del demandado
• Decretar el divorcio pero sentenciando que no existió culpa del
demandado
• Decretar el divorcio dictaminando que existió culpa concurrente de
ambos cónyuges.
En todos los casos se decreta el divorcio, pero son diferentes los efectos.

Causas objetivas de divorcio:

Existen a su vez, las denominadas causales objetivas que dan


fundamento al divorcio y separación personal. Se denominan así porque
no se fundamentan en el dolo ni en la culpa. Se prueba o se denuncia un
hecho objetivo. Son las siguientes.
Alteraciones mentales graves permanentes, alcoholismo o adicción a la
droga del otro cónyuge, si tales afecciones provocan trastornos de
conducta que impiden la vida en común o la del enfermo con sus hijos.
Cuando hay interrupción de la cohabitación (están separados de hecho)
por un plazo mayor a 2 años. Los esposos lo manifiestan en un escrito
que puede ser conjunto. Pero también la ley habilita a que cualquiera de
los esposos puede pedirlo individualmente, iniciando una presentación

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que en principio no es contradictoria, pero corre el riesgo de que al
contestar la demanda, el otro cónyuge alegue y pruebe no haber dado
causa a la separación (es decir conteste demanda y reconvenga).
Entonces el divorcio se puede llegar a decretar dejando a salvo los
derechos del cónyuge inocente (particularmente tema alimentos). Aquí
vemos que si bien uno de los cónyuges quiere poner fin al matrimonio
(porque quiere contraer nuevas nupcias, porque quiere tener arreglados
sus papeles, porque quiere disolver la sociedad conyugal, etc.) y lo hace
convencido de que no va a haber problemas porque la ley lo autoriza
alegando que viven separados por más de dos años), resulta que corre
el riesgo de que el otro cónyuge reconvenga, y entonces la causal
objetiva (computar el plazo de separación de hecho), se convierte en
causal subjetiva y hay que abrir a prueba, defenderse, etc. Es decir, se
corre un riesgo muy particular, que puede llegar a devenir en que se
devenguen alimentos a favor del cónyuge inocente o no, o bien se
decrete el divorcio por culpa concurrente de ambos.
Ambos cónyuges se presentan en forma conjunta y le manifiestan al
Juez que han transcurrido 3 (tres) años desde la celebración del
matrimonio, pero que “existen causas graves que hacen moralmente
imposible la vida en común y piden ya sea la separación personal, o
bien, el divorcio vincular. Es decir, están viviendo bajo el mismo techo,
han transcurrido 3 años desde que se casaron, y hay graves causas que
hacen moralmente imposible la vida en común, sin necesidad de
manifestarlas en el escrito.
Cuando hay acuerdo entre los esposos, la forma más práctica. El escrito
de inicio va con firma de ambos cónyuges, y contiene una serie de
acuerdos en cuanto al tema del hogar conyugal, tenencia de hijos en su
caso, alimentos — generalmente no para la esposa, salvo que no
trabajara y no pudiera conseguir trabajo (y en la medida en que lo exija)
–, pero sí para los hijos menores de 21 años, régimen de visitas, etc. Hay
muchas variantes. También, cuando los cónyuges todavía conviven bajo
el mismo techo, quieren ya separarse de hecho sin que ninguno corra el
riesgo de que el otro le impute abandono del hogar, y también a fin de
dejar reguladas todas las cuestiones que derivan de ese estado de
familia poniéndose de acuerdo, es sumamente conveniente redactar un
acuerdo o convenio entre los cónyuges, que a veces – no siempre-, se
firma si lo desean conjuntamente con la demanda de separación
personal o divorcio vincular por mutuo acuerdo. Ese acuerdo va a
regular la relación de los esposos ya sea mientras dure la separación
personal de hecho sin que ninguno quiera iniciar los papeles, o bien
mientras dura el corto trámite judicial, pero evita problemas.

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