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12 | Le Monde diplomatique | junio 2011

Asamblea Constituyente y nueva Constitución para una Segunda República de Chile

El gran salto democrático que hace falta


por Jaime Massardo*

Ninguna de las Cartas ria no se mueve linealmente. A pesar del


constitucionales que ha vacío republicano, nuestra cordillera dejó
en algo de ser el horizonte que le daba un
tenido Chile resultó de carácter insular a nuestra cotidianidad.
la participación de la La disposición a adoptar una forma y un
estilo de vida mejor crece y genera la sub-
ciudadanía. Menos la jetividad necesaria que permite avanzar en
actual, elaborada por la construir un país diferente.
dictadura e impuesta por Por ello, avanzar en convocar una
Asamblea Constituyente para elaborar
la fuerza de las armas a una Nueva Constitución y darle vida a una
través de un fraude que Segunda República no constituye ningu-
ni siquiera disimuló. Eso na utopía. Baste recordar que desde 1789
Francia se ha dado hasta hoy cinco repú-
puede cambiar ahora. Y blicas (entre las cuales ha habido imperios,
no es una utopía. dictaduras y la invasión nazi) mientras
Chile permanece en la de 1818…
Miramos hacia la calle. En Chile las
movilizaciones de trabajadores, estudian-

E
l Bicentenario de la Independen- tes y movimientos sociales de todo géne-
cia de España ofreció a Chile, hace ro van tomando fuerza, van resistiendo
menos de un año, una excelente al modelo neoliberal y van convergiendo
ocasión para haber podido contemplar hacia objetivos comunes; es en ellas donde
desde una atalaya privilegiada nuestra residen las fuerzas vivas que proyectan la
breve historia republicana y, desde allí, nueva sociedad; son ellas las que orienta-
intentar reflexionar colectivamente sobre rán el camino de su praxis colectiva; con
la ruta por la que se había venido deslizan- ellas seguiremos creyendo en los sueños
do nuestra vida en común. Salvo notables Ximena Zomosa, Miseria (marco, chocolate, anilina, paletas de dulce, tela bordada), 2003 y fortaleciendo la convicción de que que-
excepciones que tomaron forma en artícu- (Gentileza Galería Gabriela Mistral) remos cambiar la vida: ¡la República ha
los, foros u otras actividades no oficiales, muerto, viva la Segunda República! u
(1) la ocasión ha sido sin duda desaprove-
chada, lo que resulta tanto más lamentable titucionales han reglamentado hasta hoy a perenne. El alma del capital busca acumu- 1 Un buen ejemplo se encuentra en Vv. Aa., ¿Qué Bicentenario?
para una sociedad que, pronto hará cuatro Chile (4). La de 1833, que sanciona la con- lar y reprime sólo cuando siente peligro Santiago de Chile, Le Monde diplomatique, Editorial Aún Cree-
décadas, presenta un vacío republicano y tinuidad colonial administrada por “una frente la organización de los trabajadores. mos en los Sueños, septiembre 2010.
que requiere con urgencia mirarse y dialo- pequeña oligarquía terrateniente, cuyos La necesidad de un gobierno civil que con- 2 Cfr., Manuel Riesco, Se derrumba un mito, Santiago de Chile,
gar consigo misma. intereses se extendían entre el Limarí y el servara el modelo neoliberal implantado CENDA, 2007.
Este vacío republicano se manifiesta de Maipo” (5), el sector más conservador de por el golpe era una necesidad para las éli- 3 Ver www.asambleaconstituyentechile.cl
forma flagrante: la brutal concentración la sociedad chilena constituido después de tes y, sabemos, la Concertación la satisfizo www.asambleaconstituyente.cl y www.redeschile.tk y el libro
de la propiedad y del ingreso, la gigantesca Lircay bajo la dirección del comerciante con esmero: se vogliamo che tutto rimanga Nueva Constitución, Le Monde diplomatique, Editorial Aún
crisis de la educación nacional, la degrada- Diego Portales. Las modificaciones al texto como è, bisogna che tutto cambi… Creemos en los Sueños, noviembre 2009.
ción de la situación de los trabajadores, la constitucional aprobadas entre 1871 y 1893 Destruyamos entonces los mitos. No 4 Las Constituciones de octubre de 1822, firmada por Bernardo
entrega de los recursos naturales al capi- no cambian su carácter que en lo esencial ha existido nunca en Chile una Constitu- O’Higgins; de diciembre de 1823, escrita por Juan Egaña; la pre-
tal y la consiguiente amenaza al equilibrio permanece hasta 1925. La Constitución de ción discutida por sus propios habitantes sentada al Congreso entre julio y octubre de 1926, elaborada
ecológico, el maltrato a la población de ese año, que surge del ascenso de los secto- cuya génesis pueda por tanto considerarse por José Miguel Infante y nunca aprobada; y la de agosto de
escasos recursos, las discriminaciones de res medios y de los trabajadores organiza- democrática. Las tres Cartas Fundamenta- 1828, redactada por José Joaquín de la Mora.
todo tipo, la estafa gigantesca de los fondos dos, con la subsecuente crisis de domina- les así lo muestran. 5 Ricardo Donoso, Desarrollo político y social de Chile desde
de pensiones, la vulgaridad y la infantili- ción oligárquica, tampoco representa, en sí, la Constitución de 1833, segunda edición, Santiago de Chile,
zación de los medios de comunicación, la un gran salto democrático. La sociedad no Triste constatación. Imprenta Universitaria, 1942, p. 11.
banalidad de una política profesionalizada, discutió su texto y bajo la presión velada de 6 Cfr., Sergio Grez, «La ausencia de un poder constituyente demo-
el tratamiento del Estado hacia el pueblo las Fuerzas Armadas se limitó a aprobar lo Los tiempos sin embargo están cambian- crático en la historia de Chile», en Vv. Aa., Asamblea Consti-
mapuche y su alejamiento de América Lati- que le era presentado por la extrema habi- do. De aquellos años coloniales que posi- tuyente. Nueva Constitución, Santiago de Chile, Editorial Aún
na, son, entre muchas otras, las expresiones lidad de Arturo Alessandri, quien tuvo el bilitaron la Constitución de 1833, del clima Creemos en los Sueños, 2009, págs. 35-58.
que caracterizan el Chile de hoy. (2) cuidado de elegir comisiones ad hoc para “de tranvía y vino tinto” en la que se fraguó 7 Sergio Grez, «Bicentenario en Chile. La celebración de una
Todas ellas encuentran su condición su redacción. Se abre así un período que la de 1925, y de la dictadura que originó laboriosa Construcción Política», in Spondylus. Revista Cultu-
de posibilidad y la garantía misma de su solamente desde fines de los años 1950 la de 1980, los habitantes de nuestro país ral, n° 26, Portoviejo, Ecuador, noviembre de 2010, pp. 11-12.
existencia en la legalidad que les ofrece la hasta 1973 presentaría ribetes relativamen- han comenzado a mirar hacia el mundo
Constitución de 1980, aprobada como se te democráticos (6). y a incorporar una serie de aspectos de *Profesor de la Universidad de Valparaíso.
sabe durante la dictadura militar, sin regis- Con el golpe de Estado fue la Repúbli- la vida “global”, mostrando que la histo- Correo electrónico: jaime.massardo@uv.cl
tros electorales ni garantías a la oposición y ca la que feneció. “Habría que preguntarse
de suyo, anti-democrática y anti-republica- -escribe el historiador Sergio Grez Toso, Libro $2.950
na. Como respuesta, lentamente -los años refiriéndose al período de la Unidad Popu-
de plomo están en el recuerdo de todos- lar- si acaso esa no fue la última oportu-
se ha venido instalando en la sociedad la nidad en el siglo XX de haber echado los
convicción de que es necesario generar cimientos de una nación integrada en base
las condiciones que permitan convocar a un compromiso social progresista” (7).
una Asamblea Constituyente que desde La reflexión no es banal. Salvador Allende
la base social proponga, discuta y elabore -no lo olvidemos- fue un héroe del socia-
una Nueva Constitución (3). Saludando lismo y de la República. Ambos elementos
y apoyando sin restricción esta iniciativa se funden en una dimensión política insos-
estamos convencidos que ella debe todavía layable. Proyecto integrador, Estado nacio-
dar un paso más: para entregarle energía y nal, República, democracia y praxis popu-
confianza al país, superando el vacío repu- lar, construyéndose mutuamente, fueron
blicano y recreando su imaginario y sus barridos por la fuerza del capital globaliza-
símbolos, debe también proponerse darle do que, ante una sociedad de fuerte cultu-
vida a una Segunda República. ra democrática enraizada en los trabajado-
Si dejamos de lado los experimentos res durante generaciones, tenía que acudir
constitucionales del período en que las dis- a las armas, las que instalan finalmente la A la venta en librerías, locales FeriaMix y en la librería Le Monde Diplomatique,
tintas fracciones de la élite se disputaron el Constitución de 1980. San Antonio 434, local 14, Santiago.
En internet: www.editorialauncreemos.cl
poder entre 1818 y 1830, tres Cartas Cons- La dictadura sin embargo no podía ser

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