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Ministerio de Restauración – Hno Alejandro

El descanso de la tierra
El capítulo 25 del libro de Levítico, el cual invitamos a leer en esta semana y a meditar,
nos habla de un descanso de la tierra en honor del Señor. Seis años trabajará el hombre
la tierra y el séptimo será de descanso.

La palabra de hoy nos dice que ante la preocupación que nos puede surgir al respecto
de no trabajar la tierra durante este séptimo año, está la promesa del Señor, que dice que
en el año anterior, asegurará una abundante cosecha que nos abastecerá por tres años, el
séptimo, el octavo y el noveno.

La primer reflexión que se nos viene a la cabeza, está relacionada con los ciclos de la
economía, cómo de alguna manera está en la voluntad de Dios, que existan ciclos de
gran producción y otros de menor producción, incluso un descanso de la tierra.

En un mundo capitalista, donde el crecimiento sostenido, constante, es sinónimo de


éxito y superación, en un mundo donde el esfuerzo permanente es el motor que nos
impulsa a ser prósperos, (entendida la prosperidad en el sentido capitalista de poder
consumir cada vez más) la palabra de hoy nos propone un llamado a la reflexión y nos
hace pensar de qué manera estamos nosotros en conocimiento de estos ciclos divinos.

La misma palabra menciona el tema del endeudamiento a interés. Cuántas veces las
personas que se encuentran un año con una cosecha sorprendente, cuyo destino es
satisfacer para los próximos tres años, terminan, no solo gastándose lo perteneciente a
ese periodo, sino que además se endeudan a largo plazo.

Pensemos en el caso de una persona que recibe ingresos elevados durante un año, algo
por encima de lo normal, de lo habitual, y en lugar de ahorrar para poder estar
abastecido durante los próximos tres años, se la gasta toda en ese año, se endeuda, y
resulta que al año siguiente, sin reservas y endeudado, se queda sin trabajo y se le
complica mucho la situación económica, y todo lo demás. ¿Tal vez alguien se sienta
identificado con esta situación? Cuantas veces por insensatez o por ignorancia,
terminamos gastando en cosas innecesarias, lo que un tiempo más adelante, nos termina
faltando para cosas necesarias. Acudimos entonces ante Dios para pedir que venga
nuestra cosecha, pero ignoramos muchas veces, que ese es un año donde la cosecha será
muy baja y terminamos responsabilizándolo, de que las cuentas no nos dan, cuando en
realidad, los responsables fuimos nosotros, por no ser previsores y ahorrativos.

Ahora bien, la palabra trasciende del aspecto personal, sabemos que el gran
mandamiento que tenemos de parte de Dios en lo que respecta al trato de los unos con
los otros es el Amor, el Amor que implica dar, el amor que implica que si tengo dos
buzos de lana, me saco uno y le doy el otro al que está pasando frío. Por qué decimos
que esta palabra trasciende el aspecto personal? Pues bien, porque nos recuerda a
nuestros hermanos y a nuestros familiares caídos en dificultades para con los cuales,
también tenemos responsabilidades, por un tema de amor a nuestro hermano o familiar,
pero también por un tema de amor a la voluntad del Señor.

¿Cuántas veces, en el último año, has escuchado en tu congregación o en los


predicadores de la televisión que tenemos una obligación de ayudar a nuestros hermanos

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y familiares? Compáralo con la cantidad de veces que escuchaste hablar de la


importancia del diezmo. Y la enseñanza aquí no habla de “orar” simplemente, de
“pedir” por el hermano o pariente, se trata de extender nuestra mano con generosidad y
sin pasar “facturas ni intereses” por los servicios prestados, simplemente por amor.

Pero la enseñanza de hoy también tiene un entorno social que va más allá de la familia
y tiene que ver con temas que nos afectan a todos como sociedad y que en algunos
círculos religiosos podrían dar lugar a una lapidación por “comunismo”, y hablo de la
propiedad de la tierra, y de la dignidad de los trabajadores.

En el día de hoy, los hombres estamos acostumbrados a la “propiedad privada de la


tierra” , a comprar y vender lo que le pertenece a Dios. Hay quienes se han apoderado –
dinero de por medio- de vastos territorios que acumulan como propios, y quienes no
tienen más que 5 baldosas prestadas que ocupan en alguna vereda, donde duermen por
las noches al aire libre, hasta que los despierte la luz del sol o hasta que venga un policía
con la orden de correrlo del lugar por estar molestando en la vía pública. La propiedad
privada de la tierra, es una de las grandes inmoralidades implantadas por los hombres,
porque no es moral la desigualdad que existe en torno a este tema.

El otro punto al cual nos queremos referir, es a la dignidad de los trabajadores. Si bien
hoy en día, en nuestra civilización occidental y cristiana, técnicamente no existe la
esclavitud, en los hechos existe una forma de neo-esclavitud. La esclavitud está abolida
en las leyes, pero continúa vigente en los hechos. El sistema esclavista de la actualidad
ata al obrero con cadenas de horarios, con cadenas económicas, con cadenas de
despersonalización de la capacidad productiva.

Pensemos en un empleado de un supermercado que ve su horario rotar todas las


semanas, una semana trabaja de 6 a 14, la otra de 14 a 22, un día descansa los lunes y
otro día descansa el miércoles…nunca puede tener un orden en su vida, y si no tiene
orden lo que tiene es desorden, y todo desorden, como vemos en Génesis, es sinónimo
de caos, no obstante esa es una situación que puede cambiar, si dejamos que la mano de
Dios actúe sobre nuestras vidas, y si nosotros, actuamos, considerando la voluntad de
Dios.

Con respecto a la situación de los trabajadores, muchas veces esclavizados, endeudados


con sus tarjetas de crédito, obligados a trabajar de más, para poder “vivir mejor” , se
convierten en esclavos. Escuché de hermanos que comienzan a ir los sábados a una
iglesia y al poco tiempo dejan de asistir porque les salió un trabajo como “guardia de
seguridad” , dejan la iglesia , dejan el sábado, y al poco tiempo vuelven a estar
desocupados.

Advierte Dios en esta enseñanza que no seamos cómplices con la tiranía con la cual se
trata a algunos hermanos, que no seamos cómplices de la tiranía con la cual se trata a los
trabajadores…de manera que si usted es un empleador, o simplemente una persona que
como todas, tiene trato con otras que se encuentran en un mayor o menor grado de
servidumbre, asegúrese de tener un trato amable y amoroso con todos.

Es cierto que muchas veces nos encontramos con personas que nos atienden de mal
humor, y nos enojamos y hasta terminamos discutiendo porque nosotros no tenemos la

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culpa, pero vaya a saber uno cuanto dolor hay en el alma, detrás de las cadenas
invisibles, con las que puede estar sufriendo esa persona.

Para resumir la enseñanza que pretendemos dejar hoy:

1- Cuando tengas una buena cosecha considera no gastar más de lo que necesites,
puede que termines necesitando lo gastado en los años siguientes

2- Cuando tu hermano o familiar esté en aprietos, considera hacer algo más que orar
por él, recuerda que tienes responsabilidades al respecto, ante él y ante Dios.

3- Y finalmente, cuando compres o vendas propiedades inmobiliarias, recuerda que


no son tuyas, y que algún día la tierra tendrá un régimen justo, donde la tierra vuelva a
las manos de Dios y se usufructúe equitativamente para todos, y por otro lado en este
mismo nivel de enseñanza, procura tratar a los demás, también a los trabajadores que te
atienden, como te gustaría que te trataran a ti.

Seguramente alguno dira, pero Levítico es del Antiguo Testamento, así que todo esto
no tiene nada que ver con la actualidad ... y bueno, está en su derecho de pensar lo que
quiera, y en su libre albedrío obrar en consecuencia.

Esperamos que esta enseñanza sea de bendición para tu vida, y que tu vida pueda ser de
bendición para los demás.

Paz y Descanso para todos!!!

Alejandro Andrada (Hno Alejandro)

http://hnoalejandro.blogspot.com

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