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FACTORES DE RIESGO PSICOSOCIAL PARA EL HIJO DE LA MADRE ADOLESCENTE -EL

IMPACTO DEL NACIMIENTO EN EL ROL MATERNO-*

Autores: Guijarro S.; Naranjo J.; Padilla M.; Gutiérrez R


RESUMEN

Este estudio se realizó en el Hospital Gíneco-Obstétrico Isidro Ayora (HGOIA) de Quito - Ecuador en
febrero de 1997, para determinar los factores de riesgo psicosocial en el/la hijo/a de la madre
adolescente y el impacto del nacimiento en el rol materno.
Se investigaron condiciones de la madre, autonomía, proyecto de vida, percepción del rol materno,
experiencia del embarazo, peso del niño al nacer y durante el primer año de vida, y lactancia materna.
Se aplicó una encuesta a adolescentes con hijos de edades menores a un año, y los resultados se
compararon con estudios previos realizados durante la etapa del embarazo.
El estudio demuestra que el contexto sociofamiliar e individual varía una vez que el niño ha nacido. Su
presencia implica cambios en: relaciones de pareja, percepción del rol materno, autovaloración como
madre, dependencia y proyecto de vida, lo cual impacta directamente en el manejo del niño.
Otros hallazgos importantes tienen que ver con la percepción distorsionada del funcionamiento familiar
por l@s adolescentes, su capacidad de respuesta individual a la adversidad es pobre y el grado de
vulnerabilidad está aumentando.
Se pone en evidencia la necesidad de que l@s adolescentes sean antedid@s de manera diferenciada
e integral incluyendo los aspectos psicosociales, el funcionamiento familiar como de pareja y como
padres, la prevención primordial y reinserción escolar y laboral. Finalmente, una de las principales
recomendaciones es la modificación e inclusión en la política de Estado las reformas que enfrenten
esta problemática.

INTRODUCCION

Este estudio se realizó en el Hospital Gíneco-Obstétrico Isidro Ayora (HGOIA) de Quito, la maternidad
más importante y con mayor cobertura del Ministerio de Salud Pública del Ecuador; actualmente
atiende al más del 60% de la demanda en gíneco-obstetricia de la capital del país. En el HGOIA
ocurren alrededor de 15000 partos anuales, de los cuales para el 2000, un 21% correspondieron a
jóvenes menores de 19 años, considerando un alto riesgo psicosocial.

Desde 1988, viene funcionando en el HGOIA el Servicio de Atención Integral para Adolescentes
gestantes. Es a través de esta experiencia que se ha podido investigar la problemática específica de
las adolescentes y sus hij@s.
Las exigencias actuales para la crianza de los hij@s, especialmente en los espacios urbano y urbano
marginal han cambiado radicalmente, pues es indispensable reunir condiciones socioeconómica y de
madurez emocional y psicosocial para acompañar el crecimiento de l@s hij@s en un entorno social
cada vez más conflictivo y agresivo.

Las adolescentes y sus parejas generalmente no están preparados para realizar un maternaje y
paternaje adecuados, se ha comprobado que los hijos de madres adolescentes tienen mayor déficit
cognoscitivo y psicológico, fracaso escolar, riesgo de muerte hasta 13 veces mayor, bajo peso al nacer
y parto prematuro, capacidad mental probablemente inferior, alto riesgo de abuso físico, negligencia en
los cuidados de salud, desnutrición y retardo del desarrollo físico hasta 3 veces mayor) y emocional,
alta proporción de ilegitimidad, que limita sus derechos legales y de acceso a la salud, accidentes
traumáticos, síndrome de muerte súbita, infecciones agudas y posibilidad de envenenamiento o
intoxicación; la duración de la lactancia materna es en promedio menor que para los hijos de madres
adultas, y el cumplimiento del calendario de vacunas deficitario.

En general, el hijo de la madre adolescente es de alto riesgo y debe ser incluido en un esquema de
mayor cuidado y seguimiento ya que después del parto, los problemas psicosociales y económicos

*
Tomado de: Revista Ecuatoriana de Pediatría. Vol 1. # 2. Noviembre 2000. pp: 37-44

1
adquieren características dramáticas debido a que las adolescentes no tienen el apoyo necesario de
sus parejas, ni de sus padres o familias.
La asociación de múltiples situaciones de riesgo puede poner en peligro el cumplimiento de las
secuencias en las etapas de desarrollo, adquisición de habilidades y desempeño de papeles sociales.

Este trabajo intenta explorar la problemática del niño dentro de un complejo entorno formado por la
familia de la adolescente, la joven y su pareja, su hij@ y el medio en el que se desenvuelven una vez
que el niño ha nacido ya que tiene características específicas y problemáticas diferentes que es
necesario enfrentar y solucionar de una manera integral.

La presente investigación intenta aportar con información que permita innovar estrategias, identificar
propuestas de intervención integral, optimizar los recursos institucionales existentes y generar en el
futuro programas que cubran las necesidades específicas del hijo de la madre adolescente en el marco
de la atención primordial y primaria de salud.

METODOLOGIA

TIPO DE ESTUDIO Y MUESTRA


Esta es una investigación de tipo experimental, cualicuantitativa, prospectiva, de evolución de grupos
(cohortes). Partimos de la observación cualitativa, cotidiana de la problemática del hijo de la madre
adolescente. Nuestra primera percepción es que est@s niñ@ tiene mayor riesgo biopsicocial por las
condiciones de su entorno.

En segundo término, mediante la metodología de grupos focales, identificamos como determinante s


las siguientes variables: condiciones socioeconómicas de la madre, autonomía, proyecto de vida,
percepción del rol materno, experiencia del embarazo, peso del niño al nacer, y durante el primer año
de vida y lactancia materna.

La investigación pretende incorporar, desde un inicio la percepción del adolescente de su experiencia,


de tal manera que podamos identificar áreas a ser estudiadas con mayor detenimiento. Este enfoque
resulta de la constatación de que un problema de estudio se ve y expresa distinto desde diferentes
puntos de vista y cuando se privilegia únicamente las perspectiva del médico investigador, se corre el
riesgo de no incluir elementos centrales para quienes viven el problema.

En resumen, las técnicas utilizadas en este estudio han sido:


1. Grupos focales con adolescentes embarazadas y expertos en la temática, con el fin de definir una
primera versión de las variables y relaciones a investigarse.
2. Una encuesta diseñada, validada y aplicada de manera incidental a todas las madres adolescentes
que consultaron el SAIA del HGOIA entre enero y marzo de 1997 con hij@s nacidos entre cinco y
doce meses
3. Una recopilación de información de fuente primaria (historia clínica) de 40 niñ@s, hijos de las
adolescentes encuestadas, en donde se tomaron los datos antropométricos (peso, talla, perímetro
cefálico). Todos fueron recién nacidos a término menores s de 12 años de edad.
4. Una fase de análisis intensivo de la información obtenida.

OBJETIVO GENERAL
El objetivo general de este estudio es realizar un aproximación a las características psicosociales que
rodean el maternaje en madres adolescentes, que nos permita identificar algunos factores de riesgo
psicosocial para ella y su hij@ y variables a ser incluidas en un estudio de mayor cobertura en un futuro
mediato.
Para el procesamiento de datos y análisis de datos se utilizó el programa EPI-INFO 6.0.

RESULTADOS

 EDAD DE LA MADRE

2
 Las adolescentes entrevistadas se encuentran entre los 13 y 18 años, con un promedio de 16.6
años.
 Las edades de los padres fluctúan entre los 17 y 32 años, siendo un promedio de edad 21.7
años
 Los padres se distribuyen en: adolescentes 29%, adultos jóvenes 42% y adultos 29%.
 INICIO DE RELACIONES SEXUALES: La edad promedio de inicio de relaciones sexuales de estas
jóvenes fue de 15.5 años. El 48% se iniciaron desde los 15 años. La edad más temprana de inicio
de relaciones sexuales fue de 13 años.
 DESEO DE EMBARAZO: La mayoría de las adolescentes (55%) no desearon el embarazo.
 MIGRACION Y RESIDENCIA: El 77.5% de las pacientes son quiteñas y el 22% migrantes
provenientes de todo el país. El 99% viven en el área urbana, 41% en el área urbano marginal, y el
10% en el área rural.
 SITUACION DE PAREJA: El 80% de adolescentes tienen pareja (55% casadas y 25% unión libre),
12% están solas y 7.5% han sido abandonadas. El 38.5% de las jóvenes con pareja se unieron o se
casaron después del embarazo. El 95% de las adolescentes tuvieron un solo compañero sexual.
 PERCEPCION DEL FUNCIONAMIENTO FAMILIAR: El 60% de las madres adolescentes perciben
que su familia de origen (padres y hermanos) y la de formación (pareja) 84.8% son funcionales y
reciben el apoyo efectivo. Sin embargo, el 57.2% de las adolescentes han sido maltratadas (gráfico
1) tanto en la familia de origen (55.4%) como en la de formación (33.3%). El abuso sexual
intrafamiliar es de 9,5%. Además, hay un23.8% de depresión (percibida por ellas) e intentos de
suicidio (9.5%)

Gráfico # 1: Distribución porcentual según antecedentes de maltrato en la madre adolescente


TIPOS DE MALTRATO

57,2

60

50

40
23,8
30

20 9,5 9,5

10

0
Abuso Sexual Int. De Suicidio Depresión Maltrato Físico

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

El maltratador más importante es la pareja, seguido por el padre y la madre.

Gráfico # 2: Distribución porcentual según persona que la maltrata


¿QUIEN LA MALTRATA?

33,3
35
27,7
30

25

20 16,6

15 11,1

10 5,5 5,5

0
Padre Madre Hermanos Padrastro Patronos Pareja

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA
ESCOLARIDAD Y DESERCION
 Un 62% de las madres adolescentes tuvieron instrucción secundaria, el 30% primaria completa.
 El 45% de las adolescentes continua cursando estudios

3
 El 42.5% de las madres adolescentes desertaron de las escuela y el 30% del trabajo por causa del
embarazo. El 5% de los padres desertaron de la escuela por causa del embarazo de su pareja.

OCUPACION
 El 76.5% de las adolescentes se dedica exclusivamente a quehaceres domésticos, solamente el
4.6% continua estudiando y el 19% trabaja
 El 97% de los padres trabaja, ninguno estudia y el 3% esta desempleado.

NIVEL DE DEPENDENCIA Y AUTONOMIA


Se observa que un alto porcentaje (76.5%) depende y vive con su pareja. La dependencia de la familia
es menor. El 5.1% se sostiene sola (Gráfico 3)

Gráfico 3: Distribución porcentual de las madres adolescentes según dependencia económica


DEPENDENCIA ECONOMICA

76,5
80
70
60
50
40
30 16,2

20 5,1
2,2
10
0
Pareja + Padres Sustento Propio Suegros
Adolescentes

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

DATOS DEL EMBARAZO Y EL PARTO: Hay un inicio tardío del control prenatal (45% acudieron a su
control a partir del segundo semestre); 95.7% de las adolescentes embarazadas se hicieron controlar,
de ellas, el 77% tuvieron un número adecuado de controles (hasta 8 controles). Un alto porcentaje
(92.5%) de parto fue cefálico vaginales y el resto (7.5%) terminaron por cesárea.
LACTANCIA: 98% de las adolescentes está dando de lactar, en el servicio se recomienda amamantar
en forma exclusiva los primeros 4 a 6 meses y, seguir amamantando durante 2 años.
La mayoría tuvieron problemas al inicio de la lactancia, siendo los más importantes los relacionados
con la preparación inadecuada, agrietamiento de pezones, percepción de que la cantidad es
insuficiente y desconocimiento de las técnicas adecuadas para dar de lactar. (Cuadro 1)

Cuadro 1: Distribución de las encuestadas según problemas en la lactancia

Problemas de lactancia %
Preparación inadecuada 41.5
Cantidad insuficiente 14.0
Agrietamiento de pezones 41.5
Otros 3.0
TOTAL 100
Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

PESO DEL NIÑO: El peso fue -en su mayoría- adecuado para ambos sexos al nacer, al compararlos
con las curvas del National Center for Health Stadistics (NCHS) (gráfico 4 y 5), cae para los varones y
mujeres a partir del 5to a 6to mes, terminando con un promedio a los 12 meses de 8.30 kgs., para los
varones y mujeres. El promedio (P50) según las curvas es 10.15 Kg. y 9.53 Kg. respectivamente.

Gráfico 4: Tendencia del peso promedio /edad en hijos varones de madres adolescentes
durante el primer año

4
14

P95
12

10 P50

8,06 P5
8
8,30
7,47

6
5,80

4 3,96
3,08

0
RN 1 mes 3 mes 6 mes 9 mes 12 mes

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

Gráfico 5: Tendencia del peso promedio /edad en hijas mujeres de madres adolescentes
durante el primer año

12

P95

10

P50
8,30
8 P5
7,43

6,35

4,90
4
3,75
2,79

0
RN 1 mes 3 mes 6 mes 9 mes 12 mes

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

EXPECTATIVAS PARA EL FUTURO

La mayoría de las madres adolescentes (61%) quiere trabajar, un procentaje menor de 37% quiere
volver a estudiar y, solamente el 2% dice que se dedicará exclusivamente a los quehaceres
domésticos.

AUTOCALIFICACION COMO MADRES Y CALIFICACION DE SU PAREJA COMO PADRES

Les pedimos a las adolescentes que se pongan una calificación como madres (1 a 10). Un dato
porcentaje se califica con 8 o más. El 18% se califican menos de 5 y, el 21% se califican de 6 o 7.
Más de la mitad de adolescentes califican a su pareja como padres con 8 o más, el 31% les califican
con menos de 5, con un llamativo 7.7% con calificación 0.

Gráfico 6: Distribución porcentual de las madres adolescentes según autocalificación como


madres y de su pareja como padres

5
70 61,5
56,3
60
50
40
23 20,5
30
18
13
20 7,7
10
0
Cero Mala Regular Buena

Madre Padre

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA

RECOMENDACION DE LA EXPERIENCIA
El 92.7% de las adolescentes respondieron que no recomendaban su experiencia a otras adolescentes
en iguales condiciones.

Gráfico 7: Distribución porcentual según “si recomendaría” su experiencia a otras personas


RECOMENDARIA SU EXPERIENCIA

SI 7%

NO 93%

Fuente: Investigación Factores de riesgo psicosocial para el/la hijo/a de madres adolescentes
Elaboración: FIPA
DISCUSION

El promedio de edad de este grupo de madres es de 16.6 años y el inicio de la actividad sexual fue de
15.5 años. Esto nos indica que la gran mayoría de adolescentes se embarazó dentro del primer periodo
de su vida sexual activa. Casi la mitad (48%) de las jóvenes iniciaron actividad sexual antes de los 15
años. Las edades de inicio de coito están disminuyendo progresivamente, estos cambios en el
comportamiento sexual deben ser tomados en cuenta en los programas de prevención y educación de
la población joven.
Es importante anotar que el deseo de embarazo varía cuando los investigamos en diferentes
momentos, en estudios prenatales anteriores, el deseo de embarazo fue del 39%, mientras que el la
muestra estudiada encontramos el 45%.
Es indudable que la percepción del rol materno varía dependiendo del momento en que lo
investigamos: antes del embarazo está en un proceso de formación, la joven está abrumada con la
problemática que le ha generado el embarazo y tiene poco espacio para tomar conciencia de su futuro
rol como madre. El nacimiento y la crianza hacen que la joven pueda objetivizar abruptamente esta
realidad, tarea que puede ser aceptada, rechazada o negada dependiendo del apoyo y el contexto que
le rodea. Sin duda, la nueva percepción del tener a su hijo moviliza sensaciones diferentes y profundas
en relación con el maternaje, los intensos sentimientos de culpa previos al parto disminuyen o se
opacan frente al afecto materno. La duda inicial durante la gestación acerca de "tener o no' el hijo no se
correlaciona con la evolución del embarazo ya que son múltiples las variables que interactúan
dinámicamente modificando la posición inicial. A pesar del medio inestable en el que se encuentran, el
embarazo y la maternidad constituyen un incentivo para su vida, le dan sentido, sienten que tienen algo

6
propio para amar y recibir amor. La ambivalencia y los sentimientos encontrados son frecuentes en las
adolescentes durante los diferentes momentos de esta experiencia (preembarazo, embarazo, parto y
crianza del hijo).

Un grupo del 8% se embarazó antes de los 15 años, consideramos que las adolescentes menores
tienen mayor riesgo que las mayores. Este grupo es muy pequeño en nuestra muestra para analizar
sus diferencias. Justifica realizar un seguimiento específico futuro.

Un hallazgo importante con relación a la edad de la pareja c, que en la muestra el 29% son
adolescentes. Las consecuencias de la paternidad en la adolescencia han sido descritas ampliamente
y estos datos nos indican un incremento del problema también para los adolescentes. No conocemos el
comportamiento y las actitudes de ellos con relación a la paternidad, por lo que se debe realizar un
estudio posterior.

El contexto familiar cambia: la mayoría de las adolescentes tienen pareja (80%) lo que contrasta con un
estudio anterior" donde el 69% estuvo en iguales condiciones. La presencia del niño implica una
presión importante para la formalización de las relaciones de pareja, lo cual no necesariamente es
resultado de una decisión consciente de la pareja, sino más bien, producto de presión externa, lo que
no garantiza el funcionamiento familiar. Se considera que las uniones forzadas tienen alto riesgo de
disolución a corto plazo. El estado civil no es un criterio válido para evaluar el bienestar de las jóvenes
y sus hijos. Un 7,5% de las uniones o matrimonios se encontraban separados frente a un 4% en
estudios realizados durante el período prenatal".

El 95% de las adolescentes declaran haber tenido una sola pareja sexual, lo cual desmitifica el criterio
de que son sexualmente promiscuas. Este comportamiento sexual suele aparecer en adolescentes con
perfiles de riesgo diferentes. Muchas de las jóvenes iniciaron actividad sexual dentro de una relación
afectiva intensa, se enamoraron y no tuvieron capacidad de prever las consecuencias negativas. Varios
estudios señalan que las madres adolescentes tienen mayor riesgo de tener uniones inestables, mayor
número de hijos e intervalos intergenésicos cortos. El seguimiento a las madres adolescentes
primigestas por tanto debe ser muy prolijo para prevenir estos riesgos.

La familia de la adolescente y la de su pareja juegan un rol determinante constituyéndose en factores


protectores o factores de riesgo tanto durante el embarazo como después del parto, dependiendo de la
situación socioeconómica y su patrón cultural, los cuales determinan actitudes diferentes frente a esta
problemática. Influyen de una manera decisiva en las condiciones al nacimiento, en el desarrollo
adecuado de el/la niño/a según los apoyos, la calidad del maternaje y el medio ambiente en el que se
desenvuelven. A menor riesgo social (migración, marginación y trabajo) familiar (hogares
disfuncionales, uniparentales, antecedente de madres adolescentes), e individual (maduración
temprana, conductas de riesgo, mal rendimiento escolar, problemas de conducta). Mayor posibilidad de
crecimiento y desarrollo óptimos para el recién nacido.

Un alto porcentaje de las encuestadas considera que su familia de origen o de formación es funcional.

Esto contrasta con muchos estudios que afirman que el embarazo en la adolescencia se genera en una
familia disfuncional.
¿Qué es funcional para estas adolescentes?; ¿Cómo debemos intervenir para ayudar a lograr
funcionalidad familiar en las formas de organización de la familia?
Factores de riesgo del estilo de vida familiar como la tolerancia a los embarazos tempranos y a la
ilegitimidad dependen de la cultura, del nivel socioeconómico y de la exposición repetitiva de los
mismos en la familia. El grado de vulnerabilidad y la aceptación de la conducta es mayor, de ahí que el
concepto de funcionalidad también varía según la imagen de familia que se tenga introyectada.
Hay datos que nos llevan a afirmar que la percepción del funcionamiento familiar por las adolescentes
está distorsionada. Encontramos altos porcentajes de maltrato tanto en la familia de origen como en la
de formación, particularmente de abuso sexual que coincide con estudios internacionales en los que
reportan que hubo 8% de abuso sexual, 40% fueron golpeadas durante el embarazo, y el maltratante

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fue la pareja en el 80% de casos. Son adolescentes distímicas con niveles de autoestima baja, ideas
suicidas y depresión cuya capacidad de respuesta a la adversidad es pobre; su grado de exposición al
riesgo está aumentado, son pasivas y están resignadas a su situación.

Los maltratantes generalmente son varones cercanos (padre y/o pareja) aunque la madre también lo
hace. El maltrato recibido previamente en la familia de origen no permitió el desarrollo de "defensas" y
se vuelve un comportamiento socialmente aceptado por las jóvenes, inclusive creemos que ellas
buscan formar una familia con características similares. Es conocido el ciclo de repetición del maltrato.
Los maltratados se vuelven maltratantes en el futuro. Factor de alto riesgo para el hijo de la madre
adolescente.

Es probable que algunas jóvenes más resilientes busquen una alternativa para mejorar sus opciones
de vida. Tienen un buen nivel de escolaridad pero son en su mayoría dependientes, lo cual es un
obstáculo para el logro de su autonomía y promueve la repetición del problema en su nueva familia.

El nivel de escolaridad no varía en relación con los estudios prenatales, pero los porcentajes de
deserción sí. La deserción escolar prenatal fue de 31,6% por el embarazo, menor a la encontrada en
este estudio (42,5%) lo cual agrava la dependencia.
Los nuevos requerimientos en tiempo y cuidados del niño hacen que la joven abandone sus estudios o
trabajo por cuenta propia, por presión familiar o de la pareja.
La mayor dependencia de las muchachas está influenciada por varios factores. Aquellas jóvenes que
se reinsertan escolarmente optan por carreras técnicas de corta duración (belleza, corte y confección)
pero no tienen oportunidad de inserción laboral ya que el mercado está saturado en esas áreas. Las
opciones para emplearse son escasas, de baja calidad y mal remuneradas.

Más de las tres cuartas partes de las jóvenes se dedican exclusivamente a Quehaceres Domésticos en
su familia de origen o de formación, y perciben bajos niveles de apoyo. Generalmente tienen ayuda
económica y puede ser condicionada al sometimiento en las decisiones a su familia o pareja. La poca
capacidad y oportunidades limitadas para la toma de decisiones incluso en lo que concierne a su
maternaje son notorias. La dependencia entonces toma un matiz diferente, es además psicosocial.
La mayoría de adolescentes desean trabajar y un buen porcentaje continuar sus estudios, sin embargo,
en la práctica esto será muy difícil de conseguir.
El mayor porcentaje de unión o matrimonio postparto como se anotó previamente, cambia las
características de la subordinación familiar. Durante el embarazo dependen más de los padres (38%) y
luego del nacimiento del niño, de la pareja. Un mínimo porcentaje es independiente antes y después
del parto. Se reafirma nuestra impresión de que la mayoría de adolescentes gestantes tienen gran
dificultad de establecer un proyecto de vida claro con independencia y autonomía. Esto afecta no sólo a
la madre sino también al padre adolescente.
Las madres adolescentes son las que cuidan a su niño/a, pero esperan tener alguna ayuda de su
madre y de su pareja.

Todos estos antecedentes hacen que la joven tenga dudas de su eficiencia en el maternaje, la
autocalificación como “madre” es baja, mucho menor cuando califican el rol paterno de su pareja. Los
sentimientos de incompetencia se pueden explicar por la constante descalificación de su rol dentro del
ámbito familiar que sumados a la inmadurez psicosocial, los sentimientos de culpa por el embarazo no
deseado y la “deshonra” a su familia generan autoestima baja por la falta de éxitos y logros en etapas
previas y difíciles perspectivas futuras. Es evidente que pocas jóvenes recomendarían su experiencia a
otras coetáneas en iguales condiciones. Al ser cuestionadas al respecto, la respuesta inmediata fue
ojos que se llenaban de lágrimas y mientras que algunas contestaban un no inmediato, otras se
tomaban mucho tiempo hasta poder recuperarse y pronunciar el no conteniendo el llanto.
Sus expresiones fueron: “es muy difícil, es muy duro, es feo, es mejor seguir estudiando, no estamos
preparadas, hay que estudiar para salir adelante, mucho me pega y de gana, es un trauma, es
demasiada responsabilidad, no puedo criarlo sola (al niño), no tengo experiencia, para que no sufran,
no me va bien, no se qué hacer cuando se enferma o llora y no sé por qué (el niño), me maltrata mucho
(la pareja), no tengo paciencia, no hay comprensión, no se puede hacer nada, mucho se meten los

8
suegros, no hay comprensión, sin querer se le hace daño al niño, hay discriminación, no se disfruta de
la vida, no se puede estudiar ni trabajar, se frustran los anhelos, no tengo apoyo, no me enseño con él
(la pareja), no quiere reconocer a la niña, es duro criarlo sola, la soledad es muy dura, me quedé
traumada, que piensen bien”.

El manejo integral durante el control prenatal tiene impacto a corto plazo, se lo puede medir en la
calidad del embarazo, parto y en el estado del recién nacido. El porcentaje de asistencia al control
prenatal fue adecuado, el parto fue cefálico-vaginal en casi todas y el peso del recién nacido fue
satisfactorio, con un promedio de 3080 grs. para el varón y 2790 grs. para la mujer. A partir del 6° mes,
la curva ponderal del niño se aplana para terminar al primer año con un promedio de 8300 grs. (P5 de
la curva normal = 8430 para varones y 7840 para mujeres) para ambos sexos. Esta caída de peso,
coincide con la incorporación de nuevos alimentos a la dieta del/la niño/a y la aparición consecuente de
episodios diarreicos infecciosos, que aparentan ser más frecuentes en este grupo poblacional.
Las malas condiciones para ejercer el rol materno también se notan cuando contrastamos las
excelentes intenciones de dar de lactar con la poca preparación de los pezones y el desconocimiento
de los beneficios y duración de la lactancia. De la intención a la acción hay una gran distancia.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
1. El inicio de relaciones sexuales ocurre en nuestra población cada vez a menor edad y en mayor
número. Una característica particular de esta muestra es la comprobación de que no existe
promiscuidad sexual, nuestras adolescentes se embarazan con su primera pareja sexual, lo que
contrasta con estudios internacionales. Sin embargo, no conocemos si este comportamiento
cambie en el futuro. Estas variaciones en la conducta sexual tienen que ser tomadas en cuenta en
los programas de prevención y educación de la población joven, los cuales se deben iniciar en
etapas tempranas y en forma continua
2. Las actitudes y sensaciones en relación con el maternaje varían en las diferentes etapas antes,
durante y después del embarazo. Los factores de riesgo biopsicosocial, no son estáticos, sino que
se van modificando conforme las circunstancias macro y microambientales que rodean a la joven
varían, lo que genera una capacidad de respuesta individual adecuada o inadecuada. Por tanto,
para cumplir con los criterios de la atención integral, los servicios de salud tienen la
responsabilidad de identificar manejar y disminuir los riesgos con seguimiento en los diferentes
momentos según su aparición.

Gráfico # 8: Dinámica de los factores de riesgo prenatal y postnatal y su influencia en el


maternaje
FACTORES FACTORES
DE RIESGO DE RIESGO
POSTNATAL PRENATAL

Emb.
Emb. nono deseado
deseado Emb.
Emb. nono deseado
deseado
Familia
Familia disfuncional
disfuncional Familia
Familia disfuncional
disfuncional
Contacto
Contacto directo
directo yy dudas
dudas Menor
Menor percepción
percepción
en
en el
el rol
rol de
de madre
madre del
del rol
rol materno
materno
Mayores
Mayores necesidades yy
necesidades Menor
Menor necesidad
necesidad de
de
MATERNAJE apoyo
Menores
Menores opciones
opciones de
de vida.
vida. apoyo vital.
vital.
Afrontamiento
Afrontamiento de
de Situación de pareja
Situación de pareja
problema
problema dede pareja
pareja expectante
expectante
Disminución
Disminución de de apoyos
apoyos

BIENESTAR Y DESARROLLO
METERNO/FILIAL

3. El maternaje y paternaje inadecuados, inciden directamente en el desarrollo del niño. Creemos que
este problema se da con mayor frecuencia en las madres adolescentes. Es necesario realizar
estudios cualicuantitativos de seguimiento a largo plazo integrando todos los hallazgos de este
trabajo para lograr ampliar perfiles de riesgo y proponer criterios de intervención ron proyección a
una definición de políticas para enfrentar el problema y buscar alternativas de solución.
4. El embarazo en la adolescencia es de alto riesgo, y afecta a la joven, la familia, la pareja y
particularmente al hijo. El impacto es a corto, mediano y largo plazo. Lo podemos evidenciar en el

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deterioro del crecimiento y desarrollo físico de los/as hijos/as de estas jóvenes. La huella en el
futuro más distante dependerá de la posibilidad de transmisión de los estilos de vida
disfuncionales, por tanto, el fortalecimiento del vínculo madre/hijo, padre/hijo para cortar el círculo
vicioso de la repetición de conductas de riesgo en la siguiente generación, es una necesidad.
5. La familia es determinante en la capacidad de resiliencia de sus miembros. Los servicios para
atención integral de adolescentes tienen que involucrar a la familia. Se hace necesario desarrollar
instrumentos para evaluar y medir factores de riesgo familiar que faciliten la intervención oportuna.
6. La situación real a la que conduce un embarazo en la adolescencia es muy difícil, tienen ante sí un
panorama oscuro, es la “puerta de entrada al ciclo del fracaso y la pobreza”. El embarazo en la
adolescencia crea una problemática amplia y diversa, pero la capacidad de respuesta ante la
adversidad por parte de las jóvenes parece estar disminuida, es inadecuada; la resignación y la
pasividad es la respuesta común de muchas de ellas.
7. La mayoría de madres adolescentes planean retornar a la escuela o trabajo pero muy pocas lo
logran, por lo que es necesario buscar alternativas para el apoyo en el cuidado de sus hijos,
especialmente soporte del sistema laboral, educativo v familiar. La reinserción escolar no
solamente depende de ubicarlas en un programa regular sino que implica un conocimiento de la
problemática que enfrentan las adolescentes, sus aspectos familiares e individuales. Es importante
un estudio previo de sus necesidades de capacitación y un dimensionamiento de la probabilidad
de inserción en el mercado laboral, considerando compatibilizar los tiempos de trabajo, estudio,
relación de pareja y maternaje.
Se requiere dar mayor visibilidad a esta problemática propiciando encuentros de los diferentes
actores involucrados para lograr acciones consensuadas en favor de los y las adolescentes y sus
hijos/as, puntualizando el carácter multisectorial de estas intervenciones. La promoción de
reformas legales en los ámbitos educativos (facilitar el acceso y evitar la deserción) y laborales
(inclusión en los programas de protección y seguridad social) es quizá uno de los objetivos
primordiales a conseguir.
8. El impacto del maternaje inadecuado se lo puede percibir con indicadores indirectos al evaluar al/la
hijo/a de la madre adolescente. Podemos decir que la posibilidad de desarrollo de estos niños es
mucho menor, y que los riesgos se deben a la edad materna y sobre todo a la falta de apoyo que
vive la adolescente.
El seguimiento nutricional de los niños/as y las prácticas de la lactancia son algunas formas de
detectar los mismos.
9. La responsabilidad de la crianza del niño parece recaer casi exclusivamente sobre la joven. La
mayoría de ellas esperan que el padre del niño “les ayude” de alguna manera, esto refleja que
socialmente el embarazo y la crianza del hijo no es asumida espontáneamente por el padre y
aparece como una dádiva. Debemos trabajar a nivel general y particularmente en los servicios,
fomentando la paternidad responsable y el involucramiento del padre en la crianza del niño esté o
no formando pareja con la adolescente.
Es necesario que las mujeres tengan tanto educación prenatal como postparto para el cuidado y
manejo del recién nacido. Las abuelas especialmente maternas son una importante fuente de
información y de soporte por lo que también necesitan educación e inclusión en los servicios para
la destrucción de mitos y promoción del maternaje de sus hijas.
10. La necesidad de que los/las adolescentes sean atendidas de manera diferenciada e integral es
básica. Este estudio realizado en el Servicio para Atención Integral de adolescentes embarazadas
y sus hijos del HGOIA pone en evidencia temas vitales que deben ser incluidos en el trabajo diario,
pues implican una apertura hacia el/la adolescente vistos como individuos con derecho a un
desarrollo humano óptimo y no únicamente como madres o padres en problemas.

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*Agradecimiento: A la Fundación Internacional para la Adolescencia (FIPA) por el apoyo técnico y logístico, al Dr. John Rosenberg por su
apoyo en el Análisis Estadístico, al personal administrativo de FIPA: Srta. Jeanette Vega y Sr. Omar Lema por la digitación de la información y
labores de secretaría.

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