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“De vez en cuando la vida… nos besa en la boca...” canta Joan Manuel Serrat y no puede
estar más en lo cierto.
De vez en cuando hay un momento de sosiego, de paz y, por sobre todo, de pura e infinita
alegría.
Para nosotros, es decir, para quienes asistimos a realizar la siguiente entrevista que
compartimos, la misma no es más que la síntesis de todo un proceso tan extenso como
hermoso.
Aquí mismo hemos denunciado, hemos elevado nuestra voz con firmeza ante lo que
consideramos injusto, impropio, inmoral o, simple y llanamente, deshonesto y desleal.
Aquí, en este espacio, hemos publicado entrevistas que para nosotros representan un
testimonio único y sincero. Desde Pedro Yánez hasta Max Berrú, pasando por los Inti
Daniel, Búho, Manuel, César, Jorge y Marcelo.
Aquí hemos compartido nuestra opinión y hemos sido eco de otras.
Y también es aquí donde queremos presentar con emoción y orgullo una entrevista que
nos hizo entender mejor aún nuestro rol como Revista digital “El único Inti”. Esta vez no
alzamos la voz ni develaremos sinsabores, esta vez no acusaremos ni entregaremos
antecedentes de un mal accionar... al contrario.
Esta vez hacemos una tregua, un alto para presentarles por primera vez en un medio a la
señora Mimi Larrañaga, madre de Jorge y Marcelo Coulon Larrañaga.
En esta entrevista viajamos, no sólo a paisajes si no a tiempos distintos.
Conocer a Mimi fue y es un privilegio. Su lucidez, su esfuerzo, su lucha y la opinión de sus
hijos, del pasado, del presente y de futuro no sólo del Inti, de la vida misma es lo que
resume la entrevista que a continuación les presentamos.
Antes, de nuevo agradecer de todo corazón a Marcelo y su familia por aquella hermosa
velada un lunes 7 de junio del 2010.
Hoy entendemos mejor la letra, la música y todo lo que significa, Tonada.
RDEUI: Hoy, lunes 7 de junio, tenemos el privilegio de estar sentados a la mesa en casa de
Marcelo Coulon junto a su madre, la señora Mimi Larrañaga, quien luego de varias veces en que
hemos tratado y que habíamos querido juntarnos con usted y conocerla (“culpa mía”, dice
Marcelo) final y felizmente estamos hoy con usted, así que lo primero es darle las gracias por
recibirnos, por compartir con nosotros y, nada, la molestia de tener que contestar las preguntas
que ahora le vamos a hacer.
La idea es conversar tranquilos y un poco repasar recuerdos y, básicamente, la visión que usted
tiene de sus hijos, del grupo Inti‐Illimani.
Lo primero que queremos conocer de usted es su visión desde la perspectiva de mujer, de joven,
de cómo era la juventud en los tiempos en que usted estudió, en definitiva, cómo fue su juventud:
ML: Yo estudié en las monjas, en Victoria, y la juventud era mucho más tranquila que ahora, muy
diferente a la juventud de ahora. No es una crítica que hago, pero era muy diferente. Era todo
muy rígido, partiendo desde mi casa. Mi abuela era francesa y era la dueña de casa, mi mamá
había enviudado y vivíamos con mi abuela en Victoria, cerca de Temuco. Mis recuerdos son de
un Victoria bien primitivo. Victoria, ustedes sabrán, se fundó para darle ocupación a los soldados
que quedaron de la guerra del ‘79 y las calles tienen todas nombres relativos a la guerra. Cuando
mi abuela llegó de Francia con una hermana mayor, esta última compró un terreno y se edificó el
primer edificio de material sólido que hubo en Victoria, y después a la abuela el gobierno le dio
terrenos. Era casi media manzana de propiedad. Victoria era lo más primitivo que hay, las calles
eran de durmientes. Uno pisaba una punta del durmiente y la otra se paraba y tiraba agua, barro
(risas). Las veredas estaban bien en alto, uno miraba el barro, como pasaban las carretas, era
todo tan puro. Bueno, en la casa eran muy rígidos con nosotros. Nos tenían derechitos. A las
nueve de la noche se apagaba la luz y a dormir, cosa muy diferente a cómo los crié yo a ellos (sus
hijos).
RDEUI: Mimi, ¿cómo se distraía la juventud de aquella época?
ML: En ese tiempo íbamos a bailes, al club social. Se hacía la fiesta de la primavera que era muy
famosa. Cuando comenzaba la primavera se hacía un corso de flores, se hacía una velada en el
teatro, se elegía reina y rey feo, era entretenido. Mucha música.
RDEUI: ¿Fue ahí donde comienza su contacto con la música?
ML: Nooo, en mi casa. Teníamos un gramófono, ahí escuchábamos ópera, cantantes. Mi abuela
tocaba guitarra, mi mamá tocaba piano, cosa que supe después de muchos años cuando
compraron un piano (risas). Mis hermanos cantaban, tocaban guitarra y bueno, todo eso se les
fue transmitiendo a los hijos, desde chiquititos. Así que yo me crié en un ambiente bien musical.
Además, mi mamá pintaba... había mucho arte en mi casa.
RDEUI: ¿Y usted ya en ese tiempo tocaba algún instrumento, cantaba?
ML: Yo tocaba piano. Estudié un año, pero tocaba bastante. Después, cuando nos cambiamos a
Santiago, le di el piano a Patricio, él tocaba con una mano, pero era el más músico yo creo (nota:
Patricio Coulon fue el hijo menor de Mimi y Papo Coulon. Él sufría de una lastimosa enfermedad
que finalmente terminó con sus días en este mundo). Tocaba la melodía y el acompañamiento
con la mano izquierda porque estaba imposibilitado. Bueno, así era como transcurría la vida en
Victoria. Cuando yo era chica, había luz de faroles. Recuerdo perfectamente la primera noche
que salí con mi mamá y habían puesto faroles de luz eléctrica.
RDEUI: Mimi, ¿fue en Victoria que usted conoció al papá de Marcelo y Jorge?
ML: La primera vez lo vi en Victoria, pero no lo conocí mayormente aquella vez. Una de sus
hermanas pasaba en mi casa para estudiar. Ellos era cuatro hermanos y la mayor los criaba,
porque la mamá y papá habían muerto y el Papo fue quien se hizo cargo de todas sus hermanas,
las educó y todo. El Papo trabajaba en el Norte y les enviaba el dinero para que estudiaran. A los
15 años nos hicimos bien amigas con Irma, su hermana, que estuvo un año en mi casa. Luego,
ella se casó en Santiago y me invitó. Ahí conocí mejor a Jorge. Me gustó su rectitud, su
inteligencia y su bondad, ya que se hacía cargo de las hermanas, no se preocupaba de él. Esa vez
estuve 3 meses de paseo en la casa de Irma y ahí comenzó el pololeo. Después él fue a Victoria,
le escribió a mi mamá y todo siguió bien, hasta que nos casamos cuando él ya trabajaba en lo
que fue la UTE, que en ese tiempo era la Escuela de Artes y Oficios (EAO). Él trabajó 56 años ahí,
era su adoración la EAO.
RDEUI: Disculpe la indiscreción Mimi, ¿después de cuanto tiempo nació su primer hijo?
ML: A los 9 meses (risas), pudo haber sido un poco antes también (más risas). No, no me
interpreten mal, pudo haber sido prematuro pero no lo fue. Nació Fernando, el mayor. Luego de
un tiempo nos fuimos a vivir al campo (Marcelo pregunta: “¿Y por qué si era profesor le dio por
irse al campo?”). Porque el hermano administraba un fundo en el Sur (Marcelo insiste: “¿Y que
sabía de campo?”). Papo nació en el campo, él fue campesino hasta que murió, él cultivaba eso.
Le gustaba y sufría cuando no estaba en el campo. Marcelo y Jorge nacieron en Temuco. Luego el
Papo volvió a trabajar a la universidad.
RDEUI: ¿Cuánto tiempo estuvieron viviendo en Temuco Mimi?
ML: Primero estuvimos en el campo, en los Lleuques, después nos fuimos a Temuco y el Papo
compró la confitería Central y siguió trabajando en la Escuela Técnica de Temuco como profe.
Luego de un tiempo decide volver a Santiago.
RDEUI: Y esa vuelta a Santiago, ¿qué significa para usted? ¿Fue fuerte o quería volver?
ML: Si, yo era dócil (risas) (“No como ahora”, apunta Marcelo).
RDEUI: Pero era muy distinto vivir en Temuco, en Victoria o en el campo que vivir en Santiago,
¿fue un cambio fuerte para ustedes?
ML: Volvimos el año ‘51, Fernando estudiaba piano en Temuco desde los 5 años y le dieron una
beca en Santiago, así que también nos convenía. Ahí nos vinimos definitivamente y el Papo
volvió a la Universidad Técnica. Marcelo y Jorge estudiaron en el colegio “Buen Pastor” en Macul
y nosotros vivíamos en Clemente Fabres. Tomaban 2 micros, no eran cómodos como ahora,
andaban en bus no más y podían arreglárselas solos (hablamos del año 57). Fernando estudiaba
en el Lastarria, a pesar que el obispo del Buen Pastor nos pedía por favor que pusiéramos a
Fernando en su colegio, porque era un alumno que engrandecía al colegio al que pertenecía.
RDEUI: Por lo que nos cuenta, entendemos que Fernando, el mayor de sus hijos, era el aplicado,
el niño intelectual.
ML: Sí, claro. Era serio, por ejemplo Fernando, se hacía cargo de todo cuando viajábamos. Él
sufría y a los nueve años tuvo un surmenage tremendo. Era bueno para leer, se iba al baño con
los libros. El “Tesoro de la Juventud” se lo leyó entero, los 20 tomos. Jorge era el juguetón, el
chistoso, muy sensible y llorón. Le decíamos “Joropo”, pero no quería que le dijéramos así: “opo
no, opito sí” decía Jorge (risas). Marcelo era un amor, era adorable, tierno (nota: Marcelo está
presente). Cada uno era bien independiente eso sí. Patricio era difícil, de chico era malilla, hacía
todas las maldades, era bien ocurrente. Se enfermó tan joven… luego se puso difícil, mañoso.
Patricio era de una nobleza, de una dignidad… cuando estuvo enfermo nunca se quejaba, se caía
y solo se paraba, nunca se quejó. Estaba escribiendo sus memorias que espero su hijo las
rescate… (Marcelo, respecto de su hermano Patricio acota: “Era un tipo muy increíble. El perdió
un lado, en una operación y siguió tocando piano con una mano. Era impresionante porque era
un desafío que el mismo se ponía…”)… Sufrió harto Patricio.
RDEUI: Mimi, ¿y cómo se llevaban entre ellos, considerando las diferencias de edad, de
personalidad?
ML: Se llevaban bien. Ellos grababan, filmaban y usaban los anteojos de Marcelo. Patricio había
inventado una máquina con unos tarros… (Marcelo precisa: “Con los tubos del papel higiénico,
poníamos el lente en un extremo y en el otro la foto, entonces se proyecta. Teníamos toda una
instalación, así que decíamos que se me quebraban los lentes y en realidad los quebrábamos
para esto. Para el terremoto del 60 se nos cayó todo).
RDEUI: Y usted Mimi... ¿sabía de todo esto?
ML: No, supe hace poco (risas), por eso es que cambiaba tanto los lentes Marcelo… Marcelo
hacía sus maldades, se salía del colegio… una vez me lo encontré en el centro y era porque no
veía; le sacaba la vuelta a los estudios… (Marcelo dice: “Linda, como me arregla…”).
RDEUI: Y para los estudios, ¿cómo eran?
ML: Bueno, Fernando era bueno… (risas)
RDEUI: Pero aparte de Fernando, que ya nos quedó claro…
ML: Eran más bien independientes… Por ejemplo, Marcelo se fue a dedo a Punta Arenas y a Lima
cantando con la guitarra cuando tenía 16 años. Fernando trabajaba en la ENAP en ese tiempo y
Marcelo fue a verlo (Marcelo cuenta: “El año anterior habíamos ido con un compañero de Jorge y
habíamos hecho todos los trámites para irnos a Ecuador, pero no nos dieron pasaporte y nos
fuimos a dedo, y llegamos hasta Lima pero a la “mala”, pasando la frontera con los
contrabandistas. Y al año siguiente, fui a ver a Fernando a Punta Arenas sólo con una mochilita
que me consiguió una prima del “Loro” que pololeaba con el Max, y resulta que partí con mi
guitarra, una cocinilla, la mochila y llegué a San Martín de los Andes, me quedé como 20
días…todo pasando (risas)… Mi hermano desesperado…”)
RDEUI: Mimi, cuando sus hijos ya están más grandes empiezan a pasar cosas en este país.
Comienzan algunos cambios. ¿Cómo ve esos cambios, lo que estaba pasando, como mamá?
ML: Yo estaba muy intranquila en esa época. Me daba mucho miedo, aunque yo no tenía “color”
político. Pero había muchas cosas que me gustaban. Yo hice cursos, participé harto. Pero cuando
ellos salían a reuniones, me daba mucho miedo porque había mucha violencia y yo no estaba de
acuerdo con la violencia.
RDEUI: Y en ese tiempo Mimi, aparte de sus labores de dueña de casa, de mamá, ¿tenía otras
actividades?
ML: Yo me inscribí en el DUOC cuando era “Obrero‐Campesino” e hice cursos de estampado de
género y como crecí con mi mamá que pintaba, de colores tenía idea… le saqué harto partido,
cuando estuve en Italia hasta hice clases (Marcelo acota: “Gracias a la UP, ¿lo dijo o no?, ¿lo dijo
o no? (risas)). A los cursos me invitó el rector de la UTE, don Enrique Kirberg. A mí nunca me
gustó el manoseo del “Compañero” y a mí me decían la “Señora Compañera” (risas) en las
reuniones a las que asistía para entender de qué se trataba.
RDEUI: ¿Qué cosas le gustaron cuando comenzaron los cambios más concretos?
ML: La participación de la mujer me encantaba, tengo fotografías de cuando hacía clases. El
entusiasmo de las mujeres, mujeres tan buenas, me invitaban a sus casas a tomar té, hacían
cosas dulces. Yo hacía empanadas para vender, tejía ponchos, trabajé harto. En París incluso hice
una exposición con Marcelo, en el aeropuerto. Marcelo chamullaba en francés y decía “Pura lana
de los Andes”. (Marcelo añade: “Sí, yo chamullaba pero usted era peor pues. “ Oui pué”, ¿se
acuerda?” (risas)). Yo me crié con mi mamá y mi abuelita que hablaban francés, pero nunca
aprendí. Cuando fui a Francia tuve que hablar no más, sacar lo poco que sabía.
RDEUI: Alguna vez le preguntamos a Jorge qué creía que tenía de los Coulon y qué de los
Larrañaga. Ahora le preguntamos a usted, sus hijos ¿qué tienen de Coulon y qué tienen de
Larrañaga?
ML: Tienen de los dos. La música de los Larrañaga, y del Papo… el amor por la EAO, lo científico.
Jorge estudió lo mismo que su papá.
RDEUI: Y el Papo, ¿qué visión tenía? ¿Tenía postura política?
ML: El Papo era Radical. Radical y Masón, pero no bombero.
RDEUI: Mimi, cuándo los cambios ya se desatan, la política se pone al “rojo”. ¿Cómo ve que sus
hijos comienzan a involucrarse, a tener opinión?
ML: Conversábamos. Yo le agradezco a la “Jota” (nota: las Juventudes Comunistas de Chile) que
ellos hayan estado ahí, sobre todo a la edad de ellos y con la libertad que les dí. Ahora pienso
que tal vez fue demasiada libertad, pero ya es un poco tarde (risas). La Jota los formó. Ellos
militaban de corazón, no había ningún “interés”. Igual me daba miedo cuando iban a desfiles y
cosas así. A mi casa venían Víctor Jara, Sergio Ortega, etc. Sergio Ortega compuso el
“Venceremos” en el piano de la casa. Este piano lo tiene ahora el hijo del doctor que operó a
Patricio. Yo estaba acostumbrada ya a recibir gente en la casa. De Argentina estuvo Cesar Isella,
por el año ‘72 debe haber sido, cuando ya estaba el Inti, el Quilapayún.
RDEUI: En la perspectiva del tiempo, ¿cómo valora ese hecho que nos relata, que hayan pasado
Víctor Jara, Sergio Ortega, César Isella por su casa?
ML: Tengo muy buenos recuerdos de ese tiempo, lo valoro mucho. Era como un despertar, había
ansias por saber de todo, toda la juventud. Las niñas estudiaban bailes folclóricos, era una época
muy bonita, muy creativa. Yo creo que no se va a volver a repetir. (Marcelo complementa: “Hay
otro personaje fundamental en la casa, el Willy, el Willy Oddó”) Es verdad, yo casí me morí
cuando murió Willy Oddó.
RDEUI: ¿Cómo era la relación que tenía con estos amigos y toda esta gente? ¿Era cercana o los
miraba desde lejos?
ML: Con Willy éramos bien unidos. Con los visitantes de afuera era distinto porque ellos (mira a
Marcelo) pusieron una ley: “Las mujeres afuera”. Las mujeres nos instalábamos en el comedor y
desde ahí escuchábamos. Cuando Sergio compuso “Venceremos” yo estaba al lado; también
cuando Víctor compuso “El alma llena de banderas”, que lo repetía hartas veces y yo pensaba
“¡Pero cómo no se le ocurre algo más!” (risas). “¿Qué más ponemos cabros? Ya poh, cabros del
Inti” preguntaba Víctor. (Marcelo: “Esa cosa maravillosa que tenía Víctor para trabajar, dándote
todas las posibilidades, pero él sabía lo que quería”).
RDEUI: Mimi, y volviendo al tema de los estudios, suponemos que las expectativas estaban en
que sus hijos estudiaran y tuvieran una carrera.
ML: Ahí el que falló más fue Marcelo. (Marcelo: “¡¡¡Mimi!!!” (risas))
RDEUI: Cuando ellos empiezan a evidenciar que su camino va por el lado de la música, cuando se
empiezan a juntar con Max, con Pedro Yánez, cuando empieza el Inti. ¿Qué pasa con usted?
ML: Yo me alegraba porque Jorge no dejó de estudiar. Iba con Max a la universidad. Marcelo se
fue y empezó a estudiar en el norte, en Antofagasta. Después… ¡¡¡después estuvo bien poco
acá!!! Recuerdo que una vez me fui a conseguir con un médico amigo de la casa, un certificado
como que estaba enfermo. En ese tiempo ya Marcelo había participado en el Inti.
RDEUI: Y volviendo a lo mismo, Mimi... Cuando sus hijos ya se toman la música como profesión…
ML: Yo vibraba con ellos, yo no me perdía actuación. Cuando empezaron con las giras, verano
parece, ya me di cuenta que era su camino. (Marcelo: “Pero Mimi, acuérdese de su frase
“maldita” ¿se la recuerdo?: “Todo bien, pero un cartón primero”. Y la del Papo: “Si tiene la plata,
hágalo”. Entonces nosotros íbamos donde Mimi y le decíamos que el Papo estaba de acuerdo,
faltaba sólo el auspicio (risas)).
RDEUI: Ya entrados los ‘70, imaginamos que los adultos, los mayores, ya vislumbraban que algo
podía pasar. ¿Qué les dice a sus hijos? ¿Cómo los trata de proteger?
ML: Es que yo no sabía hasta qué punto estaban involucrados. Sabía que pertenecían a la Jota, lo
cual me parecía bien. Sólo me di cuenta cuando se fueron a la gira por Alemania a la que estaban
invitados, y a la vuelta no pudieron entrar, cosa que fue peor que los expulsaran. Luego me tocó
ir a despedir a amigos, los que se iban obligadamente. El año ‘74 fui por primera vez a Europa a
verlos, 11 veces viajé a verlos.
Fue terrible eso de saber que no podían volver, y la vez que vinieron Marcelo y José (Seves),
fuimos con el Papo al aeropuerto a esperarlos, ahí el Papo ya estaba contento con ellos. También
fue Patricio, que fumaba al ladito (Marcelo: “De ese entonces es la anécdota con Roberto Bravo.
Roberto venía en el avión con nosotros”)... Claro, Roberto dijo “Perdimos la batalla, pero no la
guerra” y después nos entrevistaban. Me preguntaron y me acuerdo que dije algo no muy
conveniente que salió publicado incluso, fue algo como que mis hijos no tenían por qué pedir
permiso para vivir en su país, porque era su derecho. En ese tiempo yo estaba con Patricio en la
casa y Fernando vivía con mi mamá en Punta Arenas. Era una angustia tan grande, lo que dijo el
embajador (nota: en el momento de esta entrevista, Miguel Otero, embajador en Argentina en
ese entonces, minimizaba los efectos de la dictadura. Luego renunció a su cargo) al principio era
cierto. No había información. La Lucía Hiriart aparecía diciendo que los muertos eran “terroristas
que se mataban entre ellos”. Yo me vine a dar cuenta de todo en Europa.
RDEUI: Yéndonos a la música, en Europa sus hijos tenían mucho éxito.
ML: Era emocionante; las mamás llevaban a sus hijos, a los niños cantaban sus canciones. Eran
muy queridos. Recuerdo una vez que fue el Quila, en un estadio o carpa grande. A los pobres no
los dejaban cantar al principio, porque después venía el Inti. Después los aplaudieron harto
porque eran muy buenos, pero la sufrieron.
RDEUI: Volviendo atrás, a los inicios del Inti, cuando llegan los Horacios, ¿cómo ve esa etapa?
ML: En ese tiempo era perfecto, en Europa también. La relación era excelente. Con Horacio
Durán éramos muy amigos, era muy goloso. Llegaba preguntando: “¿Qué es ese rico olor?
¿Puedo probar?”, éramos bien amigos con Horacio. En Europa, en los conciertos yo me iba al
hotel con todos ellos y cuando tenía un ratito iba a conversar Horacio... me dolió harto…
El cambio yo lo noté aquí, cuando volvieron. Empecé a presentir algo, recuerdo que alguna vez le
dije a Marcelo “Parece que el Inti se está muriendo”. Era costumbre en los conciertos ir a verlos
al escenario y encontraba que a Horacio Salinas no le agradaba, lo sentía, fue triste… Yo no sabía
que había alguna dificultad, no tenía idea, sólo lo percibí.
RDEUI: Mimi, y mirándolo desde hoy, más allá de lo dolorosa que pudo ser la decisión que
tomaron los ex‐integrantes el 2004 (nota: Horacio Salinas y José Seves quienes renunciaron por
separado a Inti‐Illimani, el primero en el 2001 y el segundo en 1998, se unen a Horacio Durán que
formaba parte del grupo y forman un grupo paralelo usando también el nombre Inti‐Illimani pero
con el apellido “histórico”), ¿cómo ve hoy a Inti‐Illimani, comparado con el tiempo en que sus
hijos eran jóvenes?
ML: El Inti de ahora tiene muy buenos músicos, pero no es la misma mística del Inti que se
juntaba en el garage de mi casa, me parece, no sé, es una opinión personal… ¿qué dice usted?
(mirando a Marcelo). (Marcelo: “Yo creo que son épocas distintas. Nosotros cuando jóvenes
teníamos algo medio “franciscano”). Incluso hay otra mentalidad respecto de la música. Antes,
por razones obvias existía un espíritu de sacrificio en los jóvenes, son épocas distintas.
RDEUI: Y hoy Mimi, ¿le gusta la música que hace Inti‐Illimani comparada con la de aquel tiempo?
ML: Sí, claro, me gusta mucho. Hay algunas cosas que no comprendo bien, pero sé que Manuel
es un tremendo músico. Al público de ahora es lo que le gusta, yo lo veo cuando baila todo el
teatro. A mí, por ejemplo, a “Rondombe” no lo comprendo, sé que es buena música, pero yo no
lo comprendo. Por el contrario, “A la caza del Ñandú” me gusta mucho o “Caro Nino” que me
encanta. Inti‐Illimani tiene muy buenos músicos, además de amorosos.
RDEUI: Y desde su perspectiva, desde su gusto musical, Mimi... ¿cómo ve a Inti‐Illimani en el
futuro? ¿Se imagina por harto tiempo más al Inti, conociendo a sus hijos...?
ML: Yo creo que ellos, mientras puedan van a estar. Mientras el público los acepte… “El que nace
chicharra, muere cantando”.
RDEUI: Una pregunta muy obvia, Mimi, pero nos gustaría saber qué siente cuando la gente
manifiesta tanto cariño por sus hijos.
ML: Primero lo agradezco, me llena de satisfacción que la gente los quiera. Jorge tiene tantas
cualidades artísticas, escribe tan bien… Me siento orgullosa y agradecida. Incluso siento el cariño
hacia mí, aunque no lo merezco. Y esa vez que le entregué el recuerdo a Jorge, estaba tan
nerviosa pero fue bonito. A última hora me dijeron… no quedó muy parecida la cara (risas).
(Nota: durante el concierto de los 40 años en septiembre de 2007, Jorge recibió de manos de
Mimi un diorama, una figura de madera que lo muestra con su guitarra).
(Marcelo pregunta: “Usted sabe que el Fauno (nota: Fauno (Sergio Larrañaga) es hermano de
Mimi), para mí, para Jorge e incluso para Max es como el “gurú” máximo, ¿usted se lo imaginó
como parte del Inti?
ML: “¡Noooo!”
(Marcelo: “¿Por lo porfiado que es Fauno o por lo porfiados que somos nosotros?”)
ML: Por lo porfiados que son ambos (risas). No, porque siempre tiene que haber alguien que
dirija, que imponga su gusto, es necesario que sea así. Yo no sé como actúan ustedes (Marcelo y
Jorge) con el resto del grupo, si se imponen o no se imponen, yo creo que no se imponen
(risas)… Las canciones del Fauno son muy lindas, pero yo creo que ya habrían pasado de moda.
Bueno, eso al Fauno siempre le dolió. Él nunca entendió, pero se emocionó tanto cuando usted
le contó que había cantado una de sus canciones. Los hijos de Fauno cantan tan lindo.
RDEUI: Casi pasamos por alto un episodio importante: la vuelta del Inti del exilio. ¿Cómo fue ese
día Mimi?
ML: Ese día no se podía andar en el aeropuerto ni en los alrededores, hasta en la Alameda.
Supimos que podían volver cuando estaban en Estados Unidos me parece. Yo tenía a uno de los
hijos de Jorge en brazos, no lo podía poner abajo porque no había espacio, estaba lleno. Fue un
18 de septiembre, y pensamos que la gente iba a estar “enfiestada”, pero estaban todos ahí. Yo
había hecho 80 empanadas para recibirlos en la casa, pero llegaron como 200 personas.
Habíamos preparado dormitorios, hasta el garage para que durmieran… Max ese día no durmió
en la casa… no sé donde durmió Max (risas). Venían con hijos, familia, todos. Fue muy
emocionante. Ese día llamó Nemesio Antúnez, don Francisco Coloane que los quería mucho.
Cuando estuvo en Italia, me fue a ver a mi casa: “Aprendí tanto de ellos” me dijo, pero no sé que
habrá aprendido, al menos no a cantar (risas). Un tremendo personaje, era como tan ingenuo
don Francisco. Recuerdo que yo estaba con gripe en cama y llegó, se sentó a los pies y me
preguntó qué tomaba. “Tilo con limón” le dije, y él sacó una libreta y anotó (risas), era como un
niño aprendiendo de todo. Incluso me mostró un tirabuzón que había comprado en Italia.
RDEUI: Mirando su vida Mimi, lo bueno, lo malo, ¿hay algo de lo que pueda arrepentirse?
ML: La verdad es que probablemente no haber estudiado antes y más. Nunca pude estudiar
pintura, que era lo que quería. Pero igual pinto (nota: nos muestra algunos cuadros colgados en
la pared). ¿Qué más? Con Patricio me arrepiento de muchas cosas. A veces me molestaba
porque era cansador por su enfermedad. Le pasaban cosas tan raras además. Recuerdo una vez
que se acercó para hacerle cariño a un perro, el perro se fue y después volvió, pegó un brinco y
lo mordió (Marcelo: “Es que el perro se dio cuenta que era “momio”, por eso” (risas)).
RDEUI: Mimi, ¿cómo le gustaría que sus hijos la recordaran?
ML: Que tuvieran buenos recuerdos. Que me recuerden por mi buen genio. Yo no me enojo. Soy
enemiga de la violencia. Las discusiones nos las soporto, hasta en la televisión no las soporto. Así
quiero que me recuerden. Lo mismo mis 15 nietos y 5 bisnietos. Con mis nietos me llevo muy
bien. Nos tiramos tallas (bromas) pero amistosas (risas). Salgo con ellos incluso. Sebastián y
Pascal (hijos de Marcelo) me invitaron a comer a un restorán, la gente nos miraba… Tengo con
todos mis nietos una linda relación. Ahora al que tengo mimado es a Felipe, el hijo de Patricio… a
veces me equivoco y le digo Patricio…
Espero que cuando yo muera estén aquí (en referencia a sus hijos) (Marcelo: “No pienso, no
cuente conmigo para eso”).
Es bien raro, nunca lloré cuando murió mi mamá, ni cuando murió el Papo ni Patricio, sin
embargo, y como soy muy amante de la naturaleza, veo un paisaje o escucho música y me
corren las lágrimas, hasta con la canción nacional, y La Marsellesa. Los grandes dolores me los he
llevado para dentro.
Por eso por un lado es mejor que ellos no hayan estado, por ejemplo, para la muerte terrible de
Patricio, es cierto que estuve sola pero es mejor que haya sido así.
(Marcelo pregunta: “Mimi, ¿quién le gustaba más los “Intillimani” o los “Quilapayunes””?)
ML: Jajaja, los “Intillimani”, me gustaban y me gustan, como me gustan los “Illapu” también…
pero le hago una pequeña crítica: la voz alta muy reiterativa, un recurso muy parejo. Pero me
gustan, tienen mucha vida.
RDEUI: Además de los nombrados Mimi, ¿qué otra música escucha usted?
ML: A mí me gusta la Zamba (nota: la Argentina, no la Samba que es brasilera). Dentro de la
música folclórica es la que me gusta. Sus letras, melodías… es lo que me hace llorar. De acá de
Chile, yo escuchaba mucho de joven a los Cuatro Huasos. También me gusta mucho la música
clásica. De la música actual no es tanto lo que me gusta, no me llega, no me conmueve. Yo
aprecio la calidad musical de Los Tr3s, por ejemplo, pero no comprendo su estilo, pero los
apoyo. Hay que aceptar los cambios de la gente joven, las nuevas épocas hay que aceptarlas.
(En este punto de la entrevista, llega Sebastián, hijo de Marcelo y miembro de “AghonyA” banda
de Gothic Metal...)
RDEUI: ¿Y qué opina de la música que hace su nieto, Mimi?
ML: La he escuchado harto, no es mi música (risas), pero si la hace él me gusta. Me gusta pero no
le voy a decir que sigan… (más risas).
Patricio Manns me gusta mucho, como músico y también como poeta.
RDEUI: Y sobre lo último vivido, ¿cómo le fue con el terremoto Mimi?
ML: Por suerte a mí no me pasó nada. He vivido hartos terremotos, pero este fue el peor, el más
fuerte. Desde el terremoto del '60 que tomé por costumbre dejar un bolso con ropa a mano, en
una parte segura, y desde luego que esa noche era la única que no lo había dejado (risas). Ese
día era la despedida de Francesca (Gagnon), habíamos hecho un asado, como a las 3 llegamos a
mi casa con Francesca. ¡Pobre, lo que tuvo que vivir, estaba muy asustada ella! Quería salir a la
calle. Yo creo que nadie se imaginó lo dañino de este terremoto. Fue vergonzoso lo de los
saqueos, yo sufría viéndolos por la televisión. Era increíble como se contagiaba la gente, una
especie de entusiasmo y la facilidad para hacerlo. Era como aprovechar la oportunidad, no eran
cosas necesarias pero era como el desquite de la gente.
RDEUI: ¿Y respecto de los 4 años que vienen, Mimi
ML: Yo creo que vamos a estar igual que siempre no más. Las promesas ya ha costado para que
las cumplan, siempre hay un traspié. Yo creo que a este gobierno le “vino bien” el terremoto, los
justifica. Lo que me indigna es que encuentro que Piñera está actuando, picando tierra,
clavando, disfrazándose con esas casacas rojas, siempre representando un personaje, es un
actor. Así que habrá que armarse de paciencia parece pero creo que la UDI intentará deshacerse
de Piñera… (risas).
RDEUI: Para ir cerrando ya Mimi, por lo tarde, de nuevo queremos agradecer que nos haya
recibido y regalado algo de su vida y quisiéramos que nos entregara algún mensaje, a los
seguidores del Inti por ejemplo.
ML: Que sigan fieles y leales a Inti‐Illimani, porque aquí en Chile yo encuentro que es poco lo que
los reconocen, la gente en general no sabe lo que fueron ni lo que son. Creo que hay una especie
de silencio en los medios de comunicación, que puede ser por lo que hicieron los ex‐integrantes
tal vez. A los medios les provoca la moda. Yo soy bien crítica, les digo lo que me parece. El mejor
concierto al que voy es en el que el “pero” demora varios segundos, pero lo importante es la
gente. Me encanta cuando el teatro lleno baila, canta, disfruta. Así que sigan fieles y leales a Inti‐
Illimani.
Gracias Mimi, gracias Marcelo. (En el audio suena “Tonada” de “Pequeño Mundo”).