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Nuestra Facultad ha culminado su etapa de formación y consolidación. Ahora hay que trabajar en
su crecimiento, en su proyección al futuro, y en responder a las demandas de nuestra realidad. Las
siguientes ideas y preocupaciones son las de muchos de los que laboramos con diferente
dedicación y categoría, pero con los mismos intereses:
Nuestra Facultad, nuestros alumnos, y la formación que ofrecemos. Y todo esto enmarcado en los
planes operativos de la Universidad y de la Unidad de Comunicaciones.
Con la colaboración, las propuestas y el apoyo de un grupo de profesores postularé al Decanato de
nuestra Facultad.
Comparto con ustedes nuestras ideas generales y las líneas que pensamos se deben poner en
agenda y en las que tenemos que empezar a trabajar en los años siguientes:
Facultad
-Repensar nuestras carreras y Plan de estudios
-Iniciar un proceso de autoevaluación interna y evaluación externa
-Redefinir el perfil de nuestros egresados, y de nuestros postulantes
-Atender las nuevas necesidades que se han creado en las cinco especialidades
Organización académico-administrativa
-Redistribución de las labores de los coordinadores, creando grupos de trabajo en cada
coordinación
-Nombramiento de un coordinador de cursos obligatorios comunes
-Períodos más cortos de rotación en las coordinaciones y en otros encargos como el
Coloquio o el Curso de Titulación
Como es obvio, hay mucho por hacer, y habrá que discutir, priorizar, y afinar las acciones para dar
respuesta a las múltiples inquietudes que existen sobre nuestra Facultad. No todo podrá
resolverse en el corto plazo, pero se pueden colocar las bases que permitan redireccionar nuestra
Facultad hacia una existencia duradera. Pero estas acciones sólo podrán llevarse a cabo con la
participación amplia de nuestros alumnos, profesores y personal administrativo. Por ello, de ser
elegido Decano espero contar con su colaboración, sus aportes, y su disposición a hacerse cargo
de las diferentes responsabilidades que esto nos demandará.
Deberemos formar distintos grupos de trabajo para que se ocupen de los temas y problemáticas, y
a través de diálogos efectivos y productivos, construyamos el camino de la Facultad moderna que
deseamos. Paso a detallar estas ideas resumidas en las líneas anteriores.
La Pontificia Universidad Católica del Perú es una institución que marca pauta en el país, cuya
presencia es notoria y con fuerte preocupación por lo que ocurre en la sociedad. No podemos
estar ajenos a esto, y por ello hay que potenciar aún más las acciones que se han realizado, que
han creado relación con otras instituciones del país, y que ha permitido presencia y
reconocimiento en diferentes provincias del Perú. Estas acciones tienen que multiplicarse, ser más
funcionales, y lograr mayor impacto en todo el país. Nuestros alumnos, a través de los cursos o
actividades extra-curriculares, tienen participación voluntaria en diversas zonas del Perú. Sin
embargo, muchas veces el conocimiento de estas acciones quedan restringidas al grupo que la ha
realizado. Hay ahí una oportunidad de crear un órgano que coordine estas acciones, y ayude a
darle mayor funcionalidad y potenciarlas.
Esta misma presencia debe darse a niveles internacionales, donde nuestros alumnos, egresados y
profesores deben encontrar con mayor frecuencia espacios de participación, que además
permitan ampliar los vínculos tanto institucionales como personales con colegas e instituciones
extranjeras. En esta misma línea, hay que aprovechar las oportunidades que provee la Dirección
Académica de Relaciones Institucionales, para contar con profesores invitados, intercambios y
convenios, caminando así firmemente hacia la internacionalización.
Somos una Facultad que produce constantemente, que realiza, crea, hace cosas tanto en
actividades curriculares como extra-curriculares, y sin embargo eso no es apreciado en la medida
necesaria. Nuestros alumnos y sus trabajos requieren tener una mayor visibilidad dentro y fuera
de la universidad. Esto se ha intentado, aunque sin los resultados esperados. Hay que hacerlo de
manera sistemática y constante, y no con iniciativas dispersas y eventuales. Por ello se debe
implementar un sistema de selección y promoción de los trabajos que permita una visibilización de
lo que hacen nuestros alumnos en la Facultad, en diferentes materias, actividades, áreas y
soportes.
Gran parte del trabajo de la Facultad –tanto académico como administrativo- recae en los
coordinadores de especialidad. Ya se han dado pasos para que ciertas labores sean asumidas por
otros profesores, y así liberar a los coordinadores de la enorme carga que se les ha ido
acumulando innecesariamente. Debemos continuar distribuyendo más el trabajo y
responsabilidades entre diferentes profesores de planta, generando espacios de colaboración,
discusión y toma de decisiones más amplios y descentralizados, formando grupos de trabajo en las
coordinaciones que racionalicen el trabajo, pero sobre todo que creen espacios propositivos y de
decisión. Es urgente nombrar un coordinador de cursos obligatorios comunes, que posibilite
trabajar una mayor articulación entre las materias comunes y las de especialidad, para cumplir
eficientemente su función formadora en nuestros estudiantes, con una línea integradora e
integrada. Debe ser una política institucionalizada el que los coordinadores cumplan períodos más
cortos, y haya una mayor rotación en el cargo, sin tener que pasar casi 10 años para que deje el
puesto, o que ningún otro profesor quiera o pueda asumir la coordinación. Esta rotación tiene que
darse también en otros encargos de la Facultad, como son la organización del Coloquio, o el Curso
de Titulación.
Nuestros egresados
Debemos desarrollar una mayor relación con nuestros egresados, quienes pueden darnos clara
visión de lo que ha sido la formación en nuestras aulas, sus fortalezas y falencias, y una mirada de
hacia dónde se mueve el campo laboral.
Hay que integrarlos como una voz que nos ayude a mejorar y redireccionar nuestra Facultad.
El trabajo de todos estos años ha dado como uno de sus frutos la buena formación de alumnos, y
por eso debemos poner nuestra mirada en ellos como futuros profesores que van a ir renovando
nuestra planta docente, y que permitirán refrescar la mirada de la formación que ofrecemos.
En la actualidad, poco más de una décima parte de nuestros profesores son egresados nuestros, y
más de la mitad de los jefes de práctica que hoy laboran en nuestra Facultad, son egresados de
nuestras distintas especialidades. Existe un considerable número de ex-alumnos que podrían ir
asumiendo algunas materias que dictamos. Pero aún a pesar que algunos están realizando
estudios de posgrado, la realidad es que muchos carecen del título profesional, imprescindible
para ser profesores.
Debemos revisar los requisitos y formas de titulación que estamos manejando hasta hoy. A pesar
que el Reglamento de la Facultad prevé cuatro formas de titulación, solamente dos están
funcionando. Durante años comisiones y ofrecimientos de propuestas para reglamentar las otras
dos maneras de titulación han fracasado. Debemos trabajar con seriedad para ofrecer
esas alternativas de titulación. Pero a la vez, debemos analizar cómo se está dando la línea de los
cursos de seminario, que no finalizan en trabajos de tesis. ¿Qué paradigmas, criterios y estándares
estamos manejando? ¿Qué metodologías, qué requerimientos y metas?
Hay que trabajar una mejor forma en que la investigación sea un eje en los diferentes cursos de las
distintas carreras, para que no quede como un elemento aislado de los cursos de métodos y
seminarios, que terminan siendo vistos por los alumnos como algo ajeno en su formación. La
reformulación de los diferentes cursos permitirá dar mayor énfasis a la investigación desde
nuestras aulas, para que nuestros estudiantes finalicen con productos concretos, que permitan a
aquellos que tienen el interés y las capacidades para la investigación el continuar esta labor desde
una base sólida.
En esta misma línea, tenemos que pensar en las necesidades e intereses de diplomados y
maestrías que permitan continuar con el desarrollo de estudios de posgrado mucho más
articulados con la formación que planteamos y las líneas estratégicas, trabajando desde la
Facultad la articulación de los estudios de nuestros alumnos, para que nuestro Plan de Estudios y
los de posgrado abran a nuestros estudiantes reales posibilidades de ir tomando cursos de
posgrado, mientras están en los últimos semestres del pregrado. Propuestas para el posgrado
deben también realizarse pensando en satisfacer las necesidades e intereses de nuestros
egresados, nuestros profesores, y otros profesionales.
Gestión Administrativa
Los años que vienen deben ser de continuación en la mejora de los procesos y trámites en cuanto
a la atención de nuestros alumnos y profesores. Hay un arduo trabajo para lograr ordenar,
simplificar y automatizar varios procesos, pero es obvio que aún falta mucho por recorrer. Las
demandas, reclamos, quejas, son numerosas y diversas, y no es fácil resolverlas todas de manera
justa y equitativa; pero hay que mejorar los sistemas de respuesta a ellas y continuar en la labor
de desarrollar formas que aumenten la efectividad para hacerlo. En esto, es importante el apoyo
de los profesores, para que entiendan y colaboren en el funcionamiento de los sistemas y
procesos establecidos. Tenemos que revisar las funciones, objetivos y estructura de las diferentes
oficinas que posee la Facultad, que aparecen algunas veces como entes independientes y cuyo
funcionamiento no necesariamente es conocido por todos, o tienen acciones que no se articulan
completamente con el trabajo de la Facultad.
De igual manera se hace necesario mejorar los sistemas de comunicación interna y externa, que
permita que las decisiones, procesos, información necesaria, etc. lleguen de manera eficiente a los
miembros de nuestra comunidad que precisan estar al tanto de lo que sucede y de las diversas
situaciones que se dan en nuestra Facultad.
James A. Dettleff