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POSESION: La palabra posesión deriva de los vocablos latinos possessio-possessionis,

que Significa tener materialmente una cosa corporal con el ánimo de apropiársela o
conservarla para sí. Constituye poder de hecho al que se otorga una protección jurídica
que hace presumir la titularidad de los derechos sobre la cosa, frente a todo el mundo,
excepto frente al verdadero dueño, siempre que no haya transcurrido el tiempo de ley
para que el poseedor la adquiera por prescripción. Para COROMINAS2 poseer deriva del
latín possidere que a su vez proviene de sedere que significa estar sentada o asentada
una persona en algo, colocándose en una posición de privilegio, de preferencia y
exclusividad de hecho, frente a todos los demás que no tienen poder de facto alguno
sobre la cosa poseída. Filológicamente, el vocablo permite deducir de la raíz y del prefijo
que lo conforman, potens-sedere (poder-estar sentado), dos aspectos: • El primero, el
poder o potestad del poseedor sobre la cosa; y, • El segundo, la relación directa, sedere,
que liga la cosa al poseedor.

Siempre ha existido la discusión de si la posesión es un hecho o un derecho real; en


nuestro Código Civil la posesión es un hecho, aunque por sus consecuencias jurídicas
puede ser un derecho (tesis SAVIGNY), pero por el hecho de protegerse la posesión de
hechos reales como los interdictos posesorios, ha originado en el derecho moderno la
concepción de considerarla como un derecho real de contenido provisional o interno. Los
derechos reales propiamente tales constituyen poderes jurídicos definitivos y la posesión
en cambio es un poder de hecho provisional, en el sentido que puede desaparecer ante la
acción que se deriva de la sociedad, de uno de los derechos reales desmembrados de
ella o de un simple derecho personal. Además con la aparición del concepto de derecho
fundamental en la Constitución de 1991, la corte Constitucional ha sentado posiciones
diferentes ante la inclusión de la posesión dentro de dichos derechos. Uno de los
derechos reales más complejos e interesantes es sin duda la posesión. A esta institución
se refirió Ihering en los siguientes términos: «No hay materia del derecho que sea tan
atractiva como la posesión, dada sobre todo la índole de su espíritu, ya que ninguna otra
deja al teórico tan gran amplitud

DIVERSAS ACEPCIONES DEL VOCABLO POSESIÓN: Aún prescindiendo de la


discusión de si la posesión es poder de hecho o de derecho, no hay duda de que el
fenómeno posesorio es poder sobre bienes o cosas. Esto, para distinguir la posesión
material de otra serie de fenómenos que el lenguaje corriente, y aún el jurídico, califican
de posesión, aunque ellos no sean poder sobre cosas, como ocurre con la posesión
inscrita, con la posesión legal de la herencia, con la posesión efectiva de la herencia, con
la posesión definitiva de la herencia, con la posesión notoria de un estado civil, etc. El
Diccionario de la Lengua Española5 entre otras acepciones, señala: “Posesión: 1. Acto de
poseer o tener una cosa corporal con ánimo de conservarla para sí o para otro. 2. Acto de
poseer cosas incorpóreas, aunque en rigor no se posean. 3. Apoderamiento del espíritu
del hombre por otro espíritu. 4. Cosa poseída, especialmente fincas rústicas. 5. Territorio
situado fuera de las fronteras de una Nación, pero que le pertenece. 6. Situación de poder
de hecho sobre las cosas o los derechos, a la que se otorga una protección jurídica
provisional que no prejuzga la titularidad de los mismos.

La que se tiene sobre una cosa o un derecho con ánimo de dueño o de titular legítimo y
que permite adquirir la propiedad o titularidad por su ejercicio prolongado en el tiempo
mediante usucapión. La de carácter ficticio o presunto, atribuida por ministerio de la ley, y
que no se fundamenta en la aprehensión material de las cosas o en el ejercicio de los
derechos poseídos. La que corresponde al heredero sobre los bienes hereditarios desde
la muerte. La primera acepción que el Diccionario de Derecho Usual de GUILLERMO
CABANELLAS señala a la palabra posesión, entendida en el sentido estricto de posesión
material, es la de “poder de hecho y de derecho sobre una cosa material constituido por
un elemento intencional o animus (la creencia y el propósito de tener la cosa como propia)
y un elemento físico o corpus (la tenencia o disposición efectiva de un bien material)”, la
cual concuerda con la concepción clásica de la posesión material, en la que se distinguen
sus dos elementos estructurales, esenciales: Uno material, corpus, y otro subjetivo,
ánimus.

ERNESTO PEÑA QUIÑONES7 señala que ‘Todos los sentidos jurídicos de la palabra
posesión indican la idea del poder, del ejercicio de un poder; así se habla, por ejemplo, las
posesiones, por las conquistas bélicas, dan lugar a la significación del acto de poseer que
se deriva de possee, palabra latina que significa poder. De donde se concluye que en el
lenguaje común y corriente cuando estamos en posesión de un objeto, significa que lo tenemos o
estamos sobre el.
NATURALEZA JURÍDICA DE LA POSESIÓN La posesión como hecho o como derecho en Roma.
La posesión para los glosadores y postglosadores. La posesión y la jurisprudencia nacional. El
criterio de asignarle a la posesión la calidad de hecho protegido por el derecho ha sido motivo de
amplias discusiones desde los tiempos de los juristas romanos. PAULO, por ejemplo, siempre
sostuvo la calidad de hecho de la posesión, afirmando que “Possessio est real facti, non iuris”.
PAPINIANO, por el contrario, consideró que “possessio non tantum corporis sed iuris est”. En su
gran mayoría, los glosadores y postglosadores del Corpus luris Civilis romano, consideraron a la
posesión como un hecho, aunque destacados comentaristas jurídicos, entre ellos BÁRTOLO DE
SASSOFERRATO (1314- 1357), ACURCIO (1182-1260) y BASSIANO sostuvieron la opinión
contraria. La jurisprudencia nacional fue tradicionalmente dubitativa sobre el problema de calificar
la posesión como un hecho o un derecho, aunque fueron mayoritarias las decisiones en las cuales
la Corte Suprema de Justicia, actuando como tribunal de casación, la consideró como un hecho.
En sentencia de casación de mayo de 1936, la Corte acogió en los apartes iníciales de su decisión,
la tesis que entiende la posesión como un derecho, calificándolo además, según el concepto de
ARTURO VALENCIA ZEA, como Editorial Heliasta, Tomo III, pág. 330, 1974. 7 Derecho de Bienes,
Jurídicas Wilches, 1995, pág. 316. G.J Tomo XLVIII, mayo 36, 17. Derecho auxiliar y provisional,
aunque al final del fallo, se advierten contradicciones, pues termina calificando la posesión como
un hecho. El tallo expresa: “La posesión y el dominio son instituciones jurídicas distintas, de
imposible confusión, no obstante lo cual aquélla es susceptible de presentarse como el reflejo de
ésta. En tal sentido, la posesión es un derecho auxiliar para el dueño de la cosa o es un derecho
provisional para el que no es dueño de ella, pero puede estar en vía de serlo. En la primera
hipótesis, la posesión manifiesta la realidad del dominio, mediante el ejercicio de ella se revela la
propiedad como existiendo materialmente y no en forma abstracta y aparente. En la segunda
hipótesis la posesión es un derecho provisional para el no propietario, derecho que se origina en la
presunción de dominio que la acompaña. Se explica esa presunción porque el dominio no es un
simple título desnudo sino que comprende también el derecho a los emolumentos o a los atributos
de la propiedad. Y es provisional por cuanto cede siempre ante el derecho de dominio. Para
usucapir (adquirir por prescripción) no puede alegarse la posesión como reflejo del dominio, sino
que es necesario que se inicie y se continúe por todo el tiempo legal, como un hecho. Esto es, se
requiere siempre para adquirir el dominio por prescripción de un bien raíz, el ejercicio del señorío
de hecho sobre la cosa durante el lapso de tiempo legal...”.

5. LA POSESIÓN COMO HECHO MARCEL PLANIOL en su “Tratado Práctico del Derecho Civil
Francés”, optó por la tesis de PAULO, afirmando que en el fenómeno posesorio la relación entre el
poseedor y la cosa poseída no constituye un vínculo de derecho, sino un hecho jurídico humano
protegido por el derecho, distinto del derecho real de dominio, aunque en la generalidad de las
veces se evidencia como la manifestación objetiva o externa de aquél. Para PLANIOL, la posesión
es un hecho jurídico humano lícito, que por serlo, merece la protección del Derecho, en
salvaguarda de un status-quo que no se ha configurado contra legem, es decir, contrariando el
orden jurídico. La posesión como hecho, merece protección del orden jurídico en un doble sentido:
• Como hecho que se manifiesta como exteriorización del dominio, precisa mente por serlo; y, •
Como un simple hecho jurídico, independiente del dominio, que se protege por acciones propias,
completamente independientes de aquéllas que protegen el derecho.

LA POSESIÓN COMO DERECHO: Afirmar que la posesión es un derecho, porque la realización


de las conductas que la constituyen genera consecuencias jurídicas, es improcedente, puesto que
no toda fuente de consecuencias jurídicas tiene por sí misma la calidad de derecho. En efecto, no
sería lógico afirmar que la realización de las fuentes obligacionales o la realización de los modos
de adquirir, son auténticos derechos por el solo hecho de que su operancia produzca
consecuencias de derecho. La accesión del suelo, por ejemplo, es un hecho jurídico natural que
produce consecuencias de derecho, pero no por ello puede decirse que sea un derecho.
SAVIGNY considera que la posesión, en esencia, es un hecho, porque se manifiesta en
mutaciones materiales de la realidad (corpus); sin embargo, le reconoce también su calidad de
derecho porque genera consecuencias jurídicas. Si la posesión es un hecho, con consecuencias
en el mundo del derecho, lo primero que se advierte es que el juzgado privilegió la posesión
inscrita sobre la material, cuando

Sentencia 107 de 22 de agosto de 2006, Valencia Zea, Arturo Derecho Civil-Derechos Reales.
Editorial Temis. Bogotá. 2001. Pág. 327. Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil

Suficientemente se encuentra decantado que esta última es la única que existe en el sistema
jurídico patrio, porque dado el carácter económico de dicha posesión y la función social de la
propiedad, quien adquiere un inmueble no lo hace para tener simplemente un título o un derecho
abstracto sobre el mismo, sino para satisfacer necesidades o utilizarlo y extraer de él lo que
requiera, en fin. Por esto, la Corte tiene explicado que la posesión inscrita a que aluden los
artículos 785, 789 y 790 del Código Civil, entre otros, no tiene razón de ser, porque si por definición
la posesión es la tenencia de una cosa determinada (artículo 762, ibídem), sin calificarla, el
ordenamiento positivo “solo podía referirse a la material, que es la de la historia, la primera
experiencia patrimonial humana, el primer ensayo de libertad sobre las cosas y el perpetuo señorío
del hombre sobre ellas, en todos los tiempos y lugares (…), porque el alcance histórico, humano,
social e ideológico de la palabra le da a ésta su contenido esencial de hecho o fenómeno objetivo o
corpóreo.

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