Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
CARLOS T. WAGNER
Líderes sociales
Los empresarios somos líderes sociales natos por nuestra audacia, sagacidad y perseverancia;
por eso, también debemos ser pioneros corresponsables en la urgente labor de rescate social. No
basta ser un buen empresario, generar abundante plusvalía, dominar a la competencia e innovar
productos y servicios. ¿De qué sirve todo esto si el mercado se hunde y desaparecen los clientes,
ante las amenazas de la violencia?
Tampoco basta izar la bandera nacional los días festivos, gozar de los sones populares o
condimentar los alimentos con salsa picante del país para ser patriota. ¿Acaso, no depende el
país entero del extranjero, la juventud repudia nuestra cultura y las empresas nacionales son
absorbidas por los consorcios transnacionales? Y menos aún, el ser empresario responsable social
consiste en dar generosos donativos, adornar el altar laboral de la Virgen o ir a misa los
domingos. ¿De qué sirven tales rituales si no se pagan salarios justos y se niegan las
prestaciones legales, si se atropella la dignidad humana y se abusa de los trabajadores?
El empresario nacional tiene hoy un reto múltiple: Debe ser eficiente y competitivo en su
mercado, debe ser justo y magnánimo con sus trabajadores y debe ser responsable ante la
sociedad en que vive, no sólo en lo ecológico. Debe ser el líder innovador y eficaz de los cambios
que la sociedad requiere; debe ser el promotor de las nuevas estructuras que regirán en el siglo
XXI. Y en lo personal, debe ser honesto y frugal, debe ser consciente y patriota ante lo
extranjero, debe ser ético y congruente en su empresa y en todos sus ambientes, todos los días
de su vida y ante todas las personas con las que se relacione.
Y nuestra visión crítica y aguda, nuestra capacidad de organizar y dinamizar a colaboradores y
nuestra habilidad de seleccionar y capacitar a gente honesta y entusiasta, deben rebasar a la
empresa. Tales talentos deben extenderse a los organismos cúpulas y a las organizaciones
asistenciales y sociales, educativas y políticas, tan vitales y tan abandonadas. No vaya a ser que
mañana hayamos logrado prosperidad y competitividad empresarial en un país devastado por
guerras civiles, hambrunas y dependencias extranjeras.
Sólo aplicando tiempo, esfuerzo y dinero más allá de nuestra empresa, y sólo siendo un auténtico
líder social, haremos un futuro y una Patria más dignos y humanos, más justos y fraternales,
para todos nosotros.
La transformación de la empresa
Antes afirmamos la necesidad de integrar ética y vida, sin excluir a la empresa. Aunque difícil,
tal integración y transformación profunda no sólo es posible, sino es indispensable para la propia
supervivencia empresarial. La competencia en el mercado libre crece tanto por lo estancado del
mercado nacional, como por la globalización. Para sobrevivir, tenemos que ser competitivos en
todos los aspectos, en el servicio y en lo financiero, en la actitud del personal y en la dinámica
organizacional.
La transformación empresarial se inicia por la definición y difusión de los valores corporativos,
que alguna manera reflejan las convicciones del empresario. Los valores son los criterios
filosóficos últimos que determinan las estrategias y acciones de la empresa. Suelen ser pocos y
significativos, destacando los siguientes:
a.) Honestidad - implica Honradez y Sinceridad, Veracidad y Congruencia.
b.) Lealtad - implica Reciprocidad y Justicia, Disponibilidad y Confianza mutua.
c.) Confiabilidad - implica Responsabilidad y Permanencia.
1
d.) Plena satisfacción del Cliente - implica Calidad y Precio, Cortesía y Servicio, Garantía y
Atención.
e.) Respeto a la Comunidad - implica Cultura y COMPETITIVIDAD
Permanencia.
A la vez que se difunden los valores, debe
LIDERAZGO NUEVO
TRATO INFORMAL
transmitirse también la Misión y la Visión ÉNFASIS en la ACCIÓN
DESBUROCRATIZACIÓN
empresarial, sabiendo que no se puede amar lo COMITÉS INTERDISCIPLINARIOS
Segundo: que el empresario se desmitifique, que entienda la igualdad esencial de todos los
humanos, que viva en plenitud la humildad del mensaje de Job: "Desnudo salí del vientre de mi
madre y desnudo volveré al seno de la tierra", que se perciba como administrador de bienes más
que como su dueño.
Tercero: que el empresario quiera compartir. Compartir esfuerzos y éxitos, compartir resultados
y bienestar, compartir desarrollo y creatividad, compartir riesgos y patrimonio.
3
Nuestro RETO HISTÓRICO Empresarial
En resumen, nuestros retos nacionales son superables, pero sólo si anteponemos el Bien Común
al egoísmo, sólo si nos modernizamos respetando nuestros valores ancestrales, sólo con una
ética de servicio y no del lucro, de armonía y no de confrontación, sólo con empresarios solidarios
y participativos.
Para ello, debe avanzar el cambio político con gobiernos más honestos y capaces, que
antepongan la patria al extranjero y el interés social al particular. Gobiernos subsidiarios
equilibrados por amplios contrapesos de una sociedad civil bien estructurada; gobiernos
democráticos que propicien la participación cívica, no la burocracia; gobiernos solidarios que
sirvan eficazmente en vez de servirse impunemente.
El cambio político debe generar una Economía Social de Mercado que genere bienestar y lo
comparta justamente, que fomente inversión más que especulación, ahorro más que consumo,
salarios justos tanto como empleos productivos. Una economía más eficiente y estable, y a la
vez, más justa y humana.
Ante el sub-desarrollo que padecemos, debemos cuestionar críticamente las causas que anularon
esfuerzos y esperanzas, patrimonios y promesas, para impulsar los cambios radicales requeridos
y revertir la tendencia histórica. Sólo con sacrificios compartidos de todos los sectores sociales
y con planes realmente ejecutados, sólo con un modelo de desarrollo diferente al actual,
podremos acceder al bienestar anhelado.
Tales retos no son sueños imposibles. Países como Japón y Alemania, así se reconstruyeron y
ahora encabezan el desarrollo social. Corea y Taiwan así prosperan tras su miseria milenaria y
Chile, así va superando sus desastres socialista y militar. Y nosotros, con mucho más recursos,
también podemos si queremos.
Nuestros retos son difíciles pero pueden superarse, rompiendo los tabúes obsoletos que nos
encadenan. Retos que otros vencieron con su visión, con su trabajo y con su vida. Retos que
nosotros superaremos si colaboramos con igual visión y pasión de trabajo. Retos que debemos
aceptar como ciudadanos conscientes, como empresarios responsables, como mexicanos con
esperanza, como creyentes auténticos. Retos de desarrollo integral y de justicia social, de caridad
fraterna y de paz creativa. Retos de una patria, más libre y más ordenada para todos, más
próspera y más desarrollada para todos, más digna y más justa para todos.