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APENDICITIS

INCIDENCIA

Un poco más del 60% de los casos son de sexo masculino. El promedio de edad
es de 19 años y casi la mitad de los pacientes con apendicitis aguda tienen
entre 10 y 20 años. La enfermedad es rara por debajo de los 3 años. Se estima
que de los pacientes con abdomen agudo, más del 50% corresponden a
apendicitis aguda.

ETIOPATOGENIA

Todo empieza por una obstruccion de la luz apendicular: hiperplasia de los


folículos linfoides, coprolitos, cuerpos extraños, parásitos, acodamientos por
bridas, TBC, tumores, etc., condicionando el medio propicio para la
proliferacion bacteriana que va a desencadenar el proceso inflamatorio
infeccioso (Bacteroides fragilis, E. coli).

La apendicitis es un proceso evolutivo, secuencial, de allí las diversas


manifestaciones clínicas y anatomopatológicas que suele encontrar el cirujano
y que dependerán fundamentalmente del momento o fase de la enfermedad en
que es abordado el paciente, de allí que se consideren los siguientes estadíos:

1. Apendicitis Congestiva o Catarral


Cuando ocurre la obstrucción del lumen apendicular se acumula la
secreción mucosa y agudamente distiende el lumen. El aumento de la
presión intraluminal produce una obstrucción venosa, acúmulo de
bacterias y reacción del tejido linfoide, que produce un exudado
plasmoleucocitario denso que va infiltrando las capas superficiales. Todo
esto macroscópicamente se traduce en edema y congestión de la serosa
y se llama apendicitis congestiva o catarral.

2. Apendicitis Flemonosa o Supurativa


La mucosa comienza a presentar pequeñas ulceraciones o es
completamente destruida siendo invadida por enterobacterias,
coleccionándose un exudado mucopurulanto en la luz y una infiltración
de leucocitos neutrófilos y eosinófilos en todas las túnicas incluyendo la
serosa, que se muestra intensamente congestiva, edematosa, de
coloración rojiza y con exudado fibrino-purulento en su superficie
(Lámina 5:1); si bien aún no hay perforación de la pared apendicular, se
produce difusion del contenido mucopurulento intraluminal hacia la
cavidad libre.

3. Apendicitis Gangrenosa o Necrótica


Cuando el proceso flemonoso es muy intenso, la congestión y rémora
local y la distensión del órgano producen anoxia de los tejidos, a ello se
agrega la mayor virulencia de las bacterias y a su vez el aumento de la
flora anaeróbica, que llevan a una necrobiosis total. La superficie del
apéndice presenta áreas de color púrpura, verde gris o rojo oscuro, con
microperforaciones, aumenta el líquido peritoneal, que puede ser
tenuamente purulento con un olor fecaloideo.

4. Apendicitis Perforada
Cuando las perforaciones pequeñas se hacen más grandes,
generalmente en el borde antimesentérico y adyacente a un fecalito, el
líquido peritoneal se hace francamente purulento y de olor fétido, en
este momento estamos ante la perforación del apéndice.

Toda esta secuencia debería provocar siempre peritonitis, si no fuera


porque el exudado fibrinoso inicial determina la adherencia protectora
del epiplon y asas intestinales adyacentes que producen un bloqueo del
proceso que, cuando es efectivo, da lugar al PLASTRON APENDICULAR, y
aun cuando el apéndice se perfore y el bloqueo es adecuado, dará lugar
al ABSCESO APENDICULAR, éste tendrá una localización lateral al ciego,
retrocecal, subcecal o pélvico y contiene una pus espesa a tensión y
fétida.

Cuando el bloqueo es insuficiente o no se produce, como en el niño que


presenta epiplon corto, la perforación del apéndice producirá una
peritonitis generalizada, que es la complicación más severa de la
apendicitis.

Evolución de la apendicitis aguda hasta la ruptura

SÍNTOMAS.

El principal síntoma de la apendicitis aguda es el dolor abdominal. De manera


características, al inicio el dolor se centra de modo difuso en el epigastrio bajo
o el área umbilical, es moderadamente intenso y constante, en ocasiones con
cólicos intermitentes superpuestos. Después de un periodo variable de una a
12 horas, pero por lo general en el transcurso de cuatro a seis horas, se
localiza el dolor en el cuadrante inferior derecho. Esta secuencia del dolor, si
bien usual, no es invariable. En algunos pacientes, el dolor de la apendicitis
comienza en el cuadrante inferior derecho y permanece allí.

La apendicitis se inicia con dolor periumbilical


que luego se localiza en FID.

Las diversas situaciones anatómicas del apéndice explican muchas de las


variaciones del punto principal de la fase somática del dolor. Por ejemplo, un
apéndice retrocecal origina sobre todo dolor en el flanco o la espalda, un
apéndice pélvico suscita en especial dolor supra púbico y un apéndice retroileal
puede ocasionar dolor testicular, tal vez por irritación de la arteria espermática
y el uréter. La mala rotación también induce patrones de dolor confusos. El
componente visceral se encuentra en la localización normal pero el
componente somático se reconoce en la parte del abdomen en que se detuvo
la rotación del ciego.

La apendicitis se acompaña casi siempre de anorexia. Es tan constante que


debe dudarse del diagnostico si el paciente no es anoréxico. Aunque en casi
75% de lo enfermos ocurren vómitos, no son notables ni prolongados y la
mayoría de los individuos solo vomita una o dos veces. El vómito se debe a
estimulación neural y presencia de íleo.

Casi todos los sujetos proporcionan un antecedente de constipación que


comienza antes del dolor abdominal y muchos pueden pensar que la
defecación alivia el dolor del abdomen. No obstante en algunos enfermos hay
diarrea, en particular en niños, de tal manera que el patrón de la función
intestinal tiene poco valor diferencial.

La secuencia de presentación de los síntomas tiene una gran importancia


diagnostica diferencial. En más del 95 % de los pacientes con apendicitis
aguda, el primer síntoma es la anorexia, seguido de dolor del abdomen que va
seguido, a su vez de vómitos. Cuando los vómitos preceden a la aparición del
dolor debe de dudarse del diagnostico de apendicitis.

SIGNOS.

Los hallazgos físicos dependen sobre todo de la posición anatómica del


apéndice inflamado y asimismo de que el órgano esté roto cuando se examina
por primera vez al individuo.

Los signos vitales cambian muy poco en una apendicitis sin complicaciones, la
temperatura rara vez aumenta más de 1 C y la frecuencia del pulso es normal
o apenas elevada. Los cambios de mayor magnitud indican más bien una
complicación o debe considerarse otro diagnostico. Por lo general, los
pacientes con apendicitis prefieren acostarse supinos, con los muslos, en
especial el derecho, hacia arriba por que cualquier movimiento acentúa el
dolor. Si se les pide que se muevan, lo hacen con lentitud y cautela.

Los signos físicos habituales en el cuadrante inferior derecho se presentan


cuando el apéndice inflamado se halla en la posición anterior. La
hipersensibilidad máxima suele encontrarse en el punto de McBurney o cerca
de él. A menudo hay hipersensibilidad de rebote directo. Además, existe
hipersensibilidad de rebote referida o indirecta. Esta hipersensibilidad referida
es más intensa en el cuadrante inferior derecho, lo que hace pensar en
irritación peritoneal localizada.
El signo de Rovsing que consiste en la aparición de dolor en FID al comprimir la
fosa ilíaca izquierda. Este signo indica por sí solo la presencia de un proceso
inflamatorio en la fosa ilíaca derecha, aunque no es específico de apendicitis.
La apendicitis aguda se acompaña con frecuencia de hiperestesias cutánea en
el área invervada por los nervios raquídeos T10, T11 y T12 del lado derecho. En
personas con apendicitis obvia, este signo es superfluo pero en algunos casos
iníciales pude ser el primer signo positivo. Se suscita hiperestesia mediante un
piquete de aguja o al levantar con suavidad la piel entre el dedo índice y el
pulgar.

El signo de Rovsing consiste en la aparición de


dolor en la FID cuando se comprime la FII.
La resistencia muscular a la palpación de la pared del abdomen es más o
menos paralela a la intensidad del proceso inflamatorio. Al inicio de la
enfermedad la resistencia, cuando existe, consistente sobre todo en defensa
voluntaria. A medida que progresa la irritación peritoneal, aumenta el espasmo
muscular y se torna involuntaria en buena medida, es decir, rigidez refleja
verdadera por la contracción de los músculos situados directamente abajo del
peritoneo parietal inflamado.

Las variaciones anatómicas de la posición del apéndice inflamado dan lugar a


hallazgos físicos inusuales. En un apéndice retrocecal, los hallazgos en el
abdomen anterior son menos notables y la hipersensibilidad pude ser más
intensa en los flancos. Cuando el apéndice inflamado pende hacia la pelvis, es
posible que no existan datos abdominales y se pase por alto el diagnostico, a
menos que se examine el recto. Conforme el dedo que explora ejerce presión
en el peritoneo del fondo de saco de Douglas, se reconoce dolor supra púbico y
asimismo en el recto. También puede haber signos de irritación muscular
localizada. El signo de psoas indica un foco irritativo cerca del musculo; de
igual forma, una señal del obturador positiva del dolor hipogástrico al estirar el
obturador interno señala irritación de la pelvis.

ROTURA APENDICULAR.

La rotura apendicular ocurre con mayor frecuencia en un punto distal respecto


de la obstrucción luminal a lo largo del borde antimesentérico del apéndice. Se
debe sospechar la rotura cuando la fiebre es mayor de 39 C y la cifra de
globlulos blancos superior a 18 000/mm3. Casi en todos los casos, la rotura se
limita y los sujetos muestran hipersensibilidad de rebote.

En 2 a 6% de los casos se detecta en el examen físico una masa poco definida.


Esto puede representar un plastrón, que consiste en asas enredadas de
intestino adheridas al apéndice inflamado que limita el proceso y aun cuando
el apéndice se perfore y el bloqueo es adecuado, dará lugar al ABSCESO
APENDICULAR, éste tendrá una localización lateral al ciego, retrocecal,
subcecal o pélvico y contiene una pus espesa a tensión y fétida. En pacientes
que presentan una masa, los síntomas son prolongados, cuando menos cinco a
siete días y en ciertos casos puede provocar una obstrucción intestinal.

Cuando el boqueo es insuficiente o no se produce, como en el niño que


presenta epiplon corto, la perforación del apéndice producirá una peritonitis
generalizada, que es la complicación más severa de la apendicitis.
IMÁGENES MACROSCOPICAS Y MICROSCOPICAS

Apéndice cecal de forma y tamaño conservado, con muy leve congestión


de los vasos de la serosa (Al microscopio se encontró apendicitis aguda simple).
Apéndice cecal tumefacto, con cianosis de la pared y tumefacción e
hiperemia del tejido adiposo del meso apendicular. La serosa del apéndice
y del meso cubierta en parte por exudado fibrinopurulento, de color amarillo
verdusco.
APENDICITIS AGUDA. Corte histológico a bajo aumento. Se observa
una erosión superficial con exudado de leucocitos polinucleares.
La zona de edema y exudado polinuclear se ensancha hacia la mitad
de la mucosa.

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