Sunteți pe pagina 1din 1

c  

    
  
Según las nuevas tendencias de diseño que se imponen en el mercado, el impacto ambiental
de los productos que se reproducen masivamente de manera voraz es uno de los cuatro
impactos que más se valora y que más se tiene en cuenta hoy en día junto con el impacto
social. Sin embargo a la hora de la verdad la realidad es otra: casi todo lo que se proyecta en el
mercado de productos, amenaza potencialmente nuestra supervivenciay nuestra equidad. No
solo por los insumos con los que están compuestos, ni la cantidad exorbitante de unidades que
se producen, sino también por la parafernalia publicitaria que lo acompaña, a saber:
empaques, anuncios, manuales de uso, y otros subproductos, que a la final se convierten en
una sola cosa: basura.

Diariamente, solo en Colombia, se producen aproximadamente 23 mil toneladas diarias de


basura. Cali por su parte, produce 1.500 toneladas diarias, o sea que en promedio un
ciudadano produce 1 kg. de basura al día. La mayor parte de esta basura (68%) está compuesta
por residuos sólidos provenientes de empaques normalmente fabricados a partir de materias
primas no renovables, o que aun siendo renovables se están explotando a un ritmo superior al
de su regeneración y difícilmente son reciclables una vez se han utilizado.

El combustible necesario para deshacerse de esta cantidad de basura, o por lo menos ocultarla
en lugares apartados con el fin de no afear nuestras hermosas ciudades, genera también
consecuencias económicas, ecológicas y sociales de alto impacto negativo para nuestra
especie y todas las otras que dependen de la nuestra. Es de conocimiento de todos que hasta
el momento la utilización de combustibles a partir de recursos naturales no renovables es
prácticamente obligatoria.

De acuerdo con la visita realizada a Expoconstrucción y Expodiseño de 2011, la gran mayoría


de los diseños y productos llamativos, lujosos, innovadores y de alto impacto tecnológico y
económico, estaban elaborados con insumos nada amigables con el medio ambiente como son
los derivados del petróleo; como la resina acrílica y epóxica, diferentes clases de polímeros,
pinturas en general, etc. Se usan también maderas, resultantes de bosques de pino cultivados
en algunos pulmones del mundo como Chile, Ecuador, Brasil y Canadá, cuya demanda es
superior a su capacidad natural de reabastecerse, realidad caótica que contrasta con su sello
verde ambientalista. Y ni que decir de la extracción de metales y minerales como el acero, el
hierro y el carbón entre otros, que amenazan diariamente no solo la estabilidad del suelo de
nuestro planeta, sino que también fomenta abiertamente y de forma legal, la explotación
social y laboral de países enteros a manos de unas pocas multinacionales.

Que queda por hacer? Como revertir este proceso destructivo silencioso y aparentemente
inocuo? Como contribuir como diseñador industrial al restablecimiento del orden y el
equilibrio naturales?

Ya que el diseño es de nuestra incumbencia y no las leyes ni la política, es preciso y urgente


que desde nuestro punto privilegiado (el origen del producto) actuemos de inmediato para
cambiar desde el principio del proceso de diseño, los sistemas productivos, el mensaje que
emite el producto y hasta los nuevos hábitos de consumo.

S-ar putea să vă placă și