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LA ETNOEDUCACION AFROCOLOMBIANA

Guía para docentes líderes y comunidades educativas


Juan de Dios Mosquera Mosquera
© Derechos Reservados de Autor

DOCTOR DIEGO LUIS CORDOBA, GRANDEZA Y HERENCIA

EL LIDER NEGRO

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a ti?

Primero, de concejero en el cabildo liberal más tarde de diputado y en el Congreso hoy estas.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a tí.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis, el pueblo te quiere a tí.

Con todo y que eres bien negro ya los blancos te respetan porque dices la verdad, y se quitan el sombrero
cuando te miran pasar.

Sabemos en esta tierra cómo vales de verdad.

Eres ya nuestra bandera. Después de tí, nadie más.

Tú eres negrito y la sangre de los que estamos abajo, de los que tenemos hambre y no tenemos trabajo, de los
que en la huelga sufren la bayoneta calada, de los que en las elecciones son los que luchan más, para que
después los olviden y ni trabajo ni más.

El pueblo te quiere a ti; Diego Luis.

el pueblo te quiere a ti?

JORGE ARTEL

Tomado del libro "Tambores en la noche"

DOCTOR DIEGO LUIS CORDOBA

GRANDEZA Y HERENCIA

Por Juan de Dios Mosquera Mosquera

Nació en Neguá, Comunidad Negra del Chocó, el 21 de junio de 1907, y murió en Ciudad
de México, el 1° de mayo de 1964. Aprendió las primeras letras en su poblado, terminando
la primaria en Quibdó, donde estudió hasta el 40 de bachillerato en el Colegio Carrasquilla,
y se graduó de bachiller en el Colegio San José, de los Hermanos Cristianos, en Medellín.

En la Universidad de Antioquia inició sus estudios de Derecho; los concluyó en la


Universidad Nacional de Bogotá, recibiendo el título de Doctor en Derecho y Ciencias
Políticas el 30 de noviembre de 1932, y especializándose en Ciencias Económicas. Tuvo el
honor de ser el primer abogado chocoano.

Era estudiante universitario cuando abrazó las ideas socialistas, se vinculó al Partido Liberal, al no existir un
Partido Socialista, donde, en poco tiempo comenzó a destacarse como líder, orador y defensor de los derechos
de los sectores populares y marginados, en especial, de las Comunidades Negras, las clases obreras yios
campesinos. En 1930, organizó la Juventud Liberal Universitaria, y en 1931, fue elegido diputado suplente del
doctor Carlos Lleras Restrepo en la Asamblea de Cundinamarca.

Muy pronto su inteligencia y gran capacidad de liderazgo lo hicieron famoso en toda la nación como uno de los
políticos socialistas más reconocidos y apreciados por el pueblo colombiano. Entre 1933 y 1947 fue
representante a la Cámara, primero por Antioquia, que se robaba los votos chocoanos, y luego por el Choco.
Fue Senador por el Chocó desde la fundación del departamento hasta su muerte.

El doctor Diego Luis Córdoba durante toda su vida actuó con grandeza y honradez y concebía la política como
el servicio y entrega en beneficio de la Comunidad. Actuando como representante político del Chocó se
convirtió en el más digno vocero y representante de las Comunidades Negras Afrocolombianas, y colocó la
identidad negra, su raza africana, como emblema y fuerza en todas sus luchas. Nunca dejó de ser persona
negra en ninguna parte y por más alcurnia que tuviese su interlocutor, jamás permitió un chiste o una ofensa
contra lo que él llamó "su raza negra".

Una de sus grandes preocupaciones fue la conquista del respeto, la independencia y la igualdad política de la
persona negra dentro del Chocó y en el país. No aceptaba que el Chocó fuese considerado territorio
intendencial y tratado con desprecio por el Gobierno y la comunidad blanca. Concibió un proyecto de vida con
dignidad para el Pueblo Negro, proclamó sus derechos humanos contra el racismo haciendo temblar con su voz
y su verdad al Capitolio Nacional. Para lograr estos nobles propósitos luchó por conquistar una reforma de la
Constitución Nacional que pudiera crear el Departamento del Chocó y lograr la independencia polftica frente al
colonialismo antioqueño. Uno de los discursos más importantes pronunciados en el Congreso de la República
fue "ELOGIO A LA RAZA NEGRA" pronunciado durante varias horas por nuestro gran héroe.

Durante su ejercicio público fue Presidente de la Juventud Liberal Universitaria, Juez, Concejal, Embajador
Plenipotenciario, Representante a la Cámara, Senador, Miembro del Gran Consejo Electoral, profesor titular de
Derecho Romano, Presidente de la Conciliatura de la Universidad Libre, Profesor de Derecho Laboral en el
Instituto Superior del Trabajo y miembro de la Dirección Nacional del Partido Liberal. Nunca se limitó a una sola
rama del saber y estudiaba diariamente: su gran personalidad y brillantez intelectual fue resultado de sus
estudios como abogado, economista, político, filósofo y lingüista. Además del español, su lengua natal, a
prendió el griego, latín, francés, inglés, alemán y, cuando fue sorprendido por la muerte, estudiaba el ruso.

La grandeza del doctor Diego Luis Córdoba podemos apreciarla al determinar tres de sus mayores
realizaciones en su lucha por un proyecto de vida para nuestro Pueblo Afrocolombiano. Veamos:

1. La creación del Departamento del Chocó y su independencia política de Antioquia. Él quiso hacer del Chocó
la Patria Libre del Pueblo Negro dentro del territorio nacional.

2. El reconocimiento real del derecho a la educación para la persona y las Comunidades Negras. La educación
es la base de la lucha del Pueblo Negro para la eliminación del racismo y la conquista de nuestros derechos. Su
frase magistral debe estar siempre viva en la conciencia de cada persona negra, de cada colombiano: "Por la
ignorancia se desciende a la servidumbre; por la educación se asciende a la libertad".

3. Logró el respeto y enaltecimiento a la presencia, protagonismo, inteligencia y valores de la persona negra y


las Comunidades Afrocolombianas. El doctor Diego Luis supo demostrarle al país que la persona negra en sus
comunidades tiene grandes potencialidades pero que el racismo y la discriminación las limitan e impiden
desarrollarse. Si a los pueblos afrocolombianos se les permiten las condiciones necesarias para desarrollarse
con libertad y dignidad, pueden aportar muchísimo, lo inimaginable, en la construcción de su propio proyecto de
vida y de toda la nación, en todas las esferas y niveles de la sociedad colombiana.

Hoy, al mirar la grave situación social de las Comunidades Negras tenemos suficientes realidades para pensar
que las élites blancas se asustaron ante la grandeza del doctor Diego Luis y la "raza negra" que estaba
representando. Desde entonces nos han estado. Limitandos las condiciones para que podamos educamos en
todos los campos, y poder ocupar los espacios representativos que nos corresponden dentro de la vida
económica, social, política y cultural de la sociedad nacional. Es un temor a que se ennegrezca la nación con el
aporte de las inteligencias de centenares de hijos de Diego Luis Córdoba.

Así habla el doctor Carlos Lleras Restrepo del doctor Diego Luis Córdoba:

"Hay que conocer a Diego Luis Córdoba en su vida íntima para apreciar la grandeza de su corazón, la
capacidad del deber y la responsabilidad, su actitud inquebrantable y su inteligencia multifácetica que ha
recorrido todos los campos del saber humano: la literatura, la historia, la filosofia, la sociología y la geografía; su
hondo sentimiento del arte y la belleza; su sensibilidad, su amor al pueblo de los humillados, su hidalguía y su
simpatía por el dolor y las desgracias ajenas".

En esta etapa dificil que vivimos los colombianos, pero en especial las Comunidades, nuestras juventudes
deben retomar el pensamiento y la herencia que nos dejó el doctor Diego Luis Córdoba. Debemos organizarnos
y mantener la solidaridad con nuestras Comunidades, capacitamos y colocarnos al servicio de su proyecto de
vida, de su proyecto político autónomo, con conciencia e identidad de personas negras, de pueblo.

Del doctor Diego Luis debemos retomar la seguridad y la firmeza con que defendía los derechos, la identidad y
la dignidad de la persona negra:

"Me rechazan muchos la emoción con que defiendo a los Negros y mi empecinamiento por enaltecerlos. Llaman
a este afán mío "lucha de razas, cordobismo y racial socialismo", yio condenan en nombre del socialismo que
profeso. Pero olvidan que mi lucha nunca ha consistido en decretar la guerra del Negro contra el Blanco, sino
en reclamar para el Negro iguales oportunidades en la economía, en la educación, en la instrucción, en el
aprecio social, en la administración...

Por eso me revuelvo cuando sé de Negros que se oponen a mis ideales y se tornan luego en verdugos de mi
propia raza y de los trabajadores. Me parece que ellos reniegan de sí mismos, se avergüenzan de sus madres y
añoran subconscientemente los tiempos en que nuestros antepasados pagaron el derecho de pernada, y
nuestros abuelos, el sometimiento abyecto del amo sátiro, ignorante e inclemente.

Defiendo los intereses de las clases laboriosas y propendo por el engrandecimiento de mi Pueblo. He allí el
sentido de la emoción racial".

La lucha contra el racismo y la discriminación que afrontan los pueblos afrocolombianos nos exige reconstruir el
camino que nosotros hemos protagonizado. Debemos resaltar nuestra presencia dentro de esta nación
organizándonos, asumiendo el Cimarronismo como nuestra conciencia, movilizándonos a conquistar, unidos, la
vida con dignidad que se nos está negando. El amor por nuestras Comunidades, por nuestros territorios, no lo
podemos expresar simplemente con palabras; es necesario que lo demostremos a través del compromiso
militante con sus luchas y aspiraciones:

"Sí, amo al Chocó hasta lo indecible, con un amor más acendrado que el amor del hijo por el padre; lo amo con
el amor de la madre por su hijo". (doctor Diego Luis Córdoba).

Por un futuro digno para el pueblo , revivamos al doctor Diego Luis en cada uno de nuestros hijos. Él vive en
nuestras luchas contra el racismo, él seguirá viviendo ennuestro pensamiento el Cimarronismo.

¡Honor y gloria al doctor Diego Luis Córdoba!

Nota: La fuente bibliográfica fundamental fue el libro Perfiles de Diego Luis Córdoba. César E. Rivas Lara. Edit.
Lealon, 1986
LA ETNOEDUCACION AFROCOLOMBIANA
Guía para docentes líderes y comunidades educativas
Juan de Dios Mosquera Mosquera
© Derechos Reservados de Autor

NELSON ROLIHLAHLA MANDELA


NELSON ROLIHLAHLA MANDELA
El lider mundial más importante del siglo XX
PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo, pequeño poblado del distrito Umtata,


capital del Transkei, Suráfrica. Es miembro del clan Madiba. Su padre Gadla Henry
Mphakanyiswa era miembro de la Casa Real del reino Thembu, que forma parte de
la nación xhosa. Su nombre Rolihlahla quiere decir arrancar la rama de un árbol", y
popularmente significa "revoltoso"; una predeterminación de lo que ha sido su vida
dedicada a la lucha contra el racismo y por la dignidad del pueblo surafricano.

"Los Xhosa son un pueblo orgulloso, patrilineal, con un lenguaje expresivo y


eufórico y una gran fe en la importancia de las leyes, la educación y la cortesía. La
sociedad xhosa era un orden social equilibrado y armonioso, en el que cada
individuo conocía su lugar. Cada xhosa pertenece a un clan que se remonta a
través de sus ascendientes hasta un antecesor específico. Yo soy miembro del clan Madiba, que lleva el
nombre de un jefe thembu que gobernó en el Transkei en el siglo XVIII".

Poco después del nacimiento de Mandela, su padre fue despojado de su jefatura, tierras y fortuna por el
gobierno blanco, al negarse a aceptar imposiciones contrarias a las leyes tradicionales del reino Thembu. Ante
esta situación, su madre se trasladó de Mvezo a Qunu, buscando la protección de sus familiares. En esta nueva
población transcurre la infancia de Mandela, en medio del trabajo en el campo, la escuela con educación
británica, y la educación xhosa, transmitida por los ancianos en agradables reuniones nocturnas que Mandela
esperaba ansioso cada día.

Con la muerte de su padre, cuando Mandela cumplió los nueve años, su madre, Nosekeny Fanny, decidió
llevarlo al palacio real Thembu para colocarlo bajo la custodia del Rey Jongintaba Dalindyebo. Había sido la
última voluntad de su padre. "Mqhekezweni", el Gran Lugar, se convirtió en su nuevo hogar donde su vida
transcurría agradablemente cumpliendo las tareas en la casa real y asistiendo a la escuela de la iglesia
metodista, donde aprendía inglés, xhosa, historia y geografía.

Fue en la casa real donde Mandela aprendió la verdadera historia, la filosofía y los procedimientos de la
democracia africana. Había días en que al Gran Lugar concurrían de toda Thumbulandia los jefes de los clanes
y los mandatarios tribales convocados por el Rey Jongintaba.

"Los huéspedes se reunían en el patio delantero de la casa del regente, y éste abría la sesión agradeciendo a
todos su asistencia y explicando el porqué de la convocatoria. A partir de ese momento no volvía a decir palabra
hasta que la reunión tocaba a su fin. Todo el que deseaba intervenir podía hacerlo. Era la democracia en su
forma más pura. Existía una estrutura jerárquica entre quienes tomaban la palabra, pero se escuchaba a todo el
mundo, jefes, súbditos, guerreros y sacerdotes, comerciantes y granjeros, terratenientes y trabajadores. La
gente hablaba sin interrupción y las reuniones duraban muchas horas. La base de aquel autogobierno era que
todos los hombres eran libres de exponer sus opiniones e iguales en su valía como ciudadanos. Mucho me
temo que las mujeres eran consideradas ciudadanos de segunda clase". (Nelson Mandela)

Los momentos más emocionantes que vivió Mandela en la casa real fueron escuchando los relatos de los
ancianos sobre las historias de los pueblos africanos, de sus guerras, sus héroes, de las luchas contra los
blancos cuando llegaron apoderándose de los territorios.

"En Mqhekezweni despertó mi interés por la historia africana. Hasta entonces, sólo había tenido noticias de los
héroes xhosas, pero allí escuché historias de otros héroes africanos como Sekhukhune, rey de los Bapedi; del
rey basotho Moshoesehoe; de Dingane, rey del pueblo zulú; y de otros como Bambatha, Hintsa y Makana,
Monteshiway Kgama. Oí hablar de estos hombres a los jefes y líderes que venían al Gran Lugar para resolver
disputas y celebrar juicios." (Nelson Mandela)

Mandela aprendió de los relatos de los ancianos que la historia contada en los libros en la escuela era
totalmente extraña y ajena a los pueblos africanos. Era una historia que ignoraba la auténtica historia de los
reinos y las civilizaciones de sus antepasados.

"El jefe Jovi aseguraba que el pueblo africano vivía en relativa paz hasta la llegada de los abelungu, los
hombres blancos, que vinieron de más allá del mar con armas que escupían fuego. Hace tiempo, contaba, los
Thembus, los Mpondos, los Xhosas y los Zulúes eran todos hijos de un mismo padre y vivían como hermanos.
El hombre blanco había destruido el abantu, la hermandad entre las diversas tribus. El hombre blanco estaba
hambriento de tierra y era codicioso, y el hombre africano compartió con él la tierra como compartía el aire y el
agua. La tierra no era algo que debiera poseer el hombre, pero el blanco se apoderaba de la tierra como quien
se apodera del caballo de otro." (Nelson Mandela).

El rey Jongitaba había determinado que Mandela sería el consejero del sucesor del trono llamado Sabata, y por
ello, debía recibir una excelente educación. Lo envía a Clarkebury, el mejor centro educativo para africanos de
Thembulandia, que formaba profesores y era una escuela secundaria. El director era británico y sólo tenía dos
profesores africanos. Mandela era un joven estudioso y en dos años obtuvo su certificado, cuando normalmente
se lograba en tres.

En 1937, a sus 19 años, Mandela fue enviado conjuntamente con Justice, hijo del Rey, a continuar los estudios
secundarios en Healdtown, donde estaba la mayor escuela africana fundada por la iglesia metodista, llamada
Fort Beaufort. El propósito de la educación era formar "ingleses negros". "Nos enseñaban -y nosotros lo
creíamos- que las mejores ideas eran inglesas, que el mejor gobierno era el gobierno inglés y que no había
hombres mejores que los hombres ingleses."

En la nueva escuela Mandela comenzó a pensar como africano, superando su estrecha visión xhosa. Eran más
de 3.000 estudiantes, hombres y mujeres, sothos, zulúes, basothos, mpondos. En medio de la rigidez de la
educación inglesa, un buen día recibieron la visita del poeta xhosa Krune Mohayi, un historiador de la tradición
oral. Su charla infundió en él un profundo sentimiento de orgullo y sentido de su africanidad.

"El poeta miró hacia la hoja de su lanza y después hacia el cable y, absorto en sus pensamientos, se puso a
recorrer el escenario arriba y abajo. La lanza representa toda gloria y la verdad de la historia africana; es un
símbolo del africano como guerrero y como artista. Este cable metálico es un ejemplo de la industria occidental,
competente pero fría, inteligente pero sin alma. No podemos permitir que estos extranjeros a quienes no les
preocupa nuestra cultura se apoderen de nuestra nación. Predigo que algún día las fuerzas de la sociedad
africana lograrán una histórica victoria sobre el intruso. Hace demasiado tiempo que hemos sucumbido ante los
falsos dioses del hombre blanco. Pero algún día emergeremos de entre las sombras y desecharemos esas
ideas venidas de fuera". (Nelson Mandela)

En 1930, Mandela terminó sus estudios secundarios y se matriculó en la Universidad de Fort Hare, único centro
académico para africanos en toda Suráfrica. Aquí conoce a Oliver Tambó. En su primer año de estudios
promovió una huelga contra la mala comida y es suspendido, condicionado a que presentase excusas, pero no
lo hace. Regresa a la casa real Thembu y se encuentra con que el rey ha dispuesto matrimonio, según la
tradición, para él y su primo Justice. Los dos deciden huir a Johannesburgo.

En Johannesburgo tiene que enfrentarse a una nueva vida llena de dificultades. Encuentra trabajo en una
oficina de abogados y, estudiando por correspondencia, se gradúa como bachiller en artes. En su trabajo
conoce a Walter Sisulu y a Graur Randebe, ambos eran miembros del Congreso Nacional Africano -CNA y poco
a poco, comenzó a interesarse por los planteamientos de esta organización.

"Graur... aseguraba que para los africanos el motor del cambio era el CNA. Su política era el mejor camino para
luchar por el poder en Suráfrica. Hacía hincapié en la larga historia de defensa del cambio por parte del CNA,
señalando que era la organización nacional africana más antigua del país, fundada en 1912. Su constitución
denunciaba el racismo, sus presidentes habían pertenecido a diferentes grupos tribales y predicaba como
objetivo que los africanos fueran ciudadanos de pleno derecho en Suráfrica." (Nelson Mandela)

En agosto de 1943 participó en una marcha de apoyo al boicot de autobuses en el suburbio de Alexandra, en
contra del alza de las tarifas. En este mismo año se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de
Witwatersrand; fue el único estudiante africano de la Facultad. Al comienzo se sintió como mosca en leche, pero
asumió como un reto su permanencia en representación de su pueblo. Entre los estudiantes descubrió y se
relacionó con un núcleo de blancos, indios y judíos, simpatizantes con la causa del CNA y los pueblos africanos.

En 1943, Suráfrica era una sociedad racista donde los blancos, descendientes de ingleses y holandeses
(afrikaners), eran dueños del poder, imponían la segregación racial y chupaban la sangre y el trabajo de los
africanos. Los africanos fueron despojados de sus tierras y quedaron reducidos al 13 por ciento del territorio.
Estaban prohibidas las relaciones sexuales y los matrimonios entre razas diferentes.

Los letreros "Blancos solamente", "Negros solamente" estaban en todas partes. A los africanos les estaba
prohibido hacer huelgas, y usar los parques, las bibliotecas, los teatros y los cines. Los africanos no podían
votar y la educación que recibían era de muy baja calidad. Los pueblos africanos estaban esclavizados en su
propia tierra.

En la casa de Walter Sisulu se realizaban permanentes reuniones de los activistas del CNA. En una de estas
reuniones Mandela conoció al doctor Anton Lembede, cuyo pensamiento influyó decisivamente en su proceso
de toma de conciencia y politización.

"Lembede sostenía que Africa era el continente del hombre negro, y que era tarea de los africanos reafirmarse y
reivindicar lo que era suyo por derecho. Detestaba la idea del complejo de inferioridad de los africanos y
arremetía contra lo que llamaba la adoración. e idolatría hacia Occidente y sus ideas. El complejo de
inferioridad, afirmaba, era el mayor obstáculo para la liberación... "El color de mi piel es hermoso" decía, "como
el suelo negro de la Madre Africa". Creía que los Negros tenían que mejorar la imagen que tenían de sí mismo
para ser capaces de emprender acciones de masas con éxito." (Nelson Mandela). Mandela comenzó a
desarrollar sus aptitudes de liderazgo cuando en 1943 creó la Liga de la Juventud junto a Oliver Tambo,
Lembede, Mda, Sisulu y Nkomo. Se propusieron imprimirle un nuevo espíritu de lucha al CNA y adoptan el
nacionalismo africano como su grito de batalla. Mandela es nombrado Presidente. La liga de la juventud
integraría a todos los pueblos, lucharía por el derrocamiento de la supremacía blanca, y por el establecimiento
de una forma de gobierno democrático. Mandela se casa con Evelyn Mase con quien tiene dos hijos.

En 1944, Mandela fue elegido miembro del Comité Ejecutivo del CNA del Transvaal. Allí comenzó a proyectar
las estrategias para unir las organizaciones africanas y poder movilizar a los pueblos en contra del gobierno.

En 1948, el National Party (Partido Nacional) llega al poder. Es una organización política integrada por blancos
"africaneers" cuyo principio fundamental era la imposición extrema de la supremacía blanca sobre los pueblos
africanos. Es elegido presidente el doctor Daniel Malan, quien oficializó el sistema del apartheid como forma de
vida entre los surafricanos: implantó, definitivamente, a través de un sistema de leyes, la segregación racial éon
el lema "El hombre blanco debe ser siempre el amo".

Para hacer frente al apartheid del nuevo gobierno, la Liga de la Juventud intensificó sus acciones y propuso al
CNA un programa de acción para combatir las medidas racistas con boicots, huelgas, desobediencia civil y la
no cooperación; además, proponía la realización de un paro nacional.

El CNA convocó la unidad de acción con el Congreso Nacional Indio y el Partido Comunista para lanzar una
campaña de protestas llamada Campaña de Desafío. Mandela fue nombrado Jefe Voluntario. Rechazaban las
leyes racistas del apartheid. La respuesta del gobierno de Malan no se hizo esperar: violencia policial, arrestos
masivos, juicio a los dirigentes, intimidación a las comunidades, amenazas de prohibición a las organizaciones.
Del proceso de movilización echado a andar, resurgió el CNA como una verdadera organización con base
popular.

En 1951 el CNA oficializó en su congreso la Liga de la Juventud y reafirmó la Presidencia de Mandela, quien
distribuía su tiempo entre la promoción de la lucha, sus estudios de derecho y el trabajo para sostener su
familia, que le reclamaba mayor atención. Junto con Oliver Tambo éstableció una oficina de abogados que en
poco tiempo obtuvo numerosos clientes. En 1953 es vetado para ejercer la abogacía, le exigen renunciar a su
militancia con el CNA y le prohíben las reuniones políticas. Logró defenderse ante los tribunales con el apoyo de
abogados blancos amigos.

En medio del acoso policial, Mandela seguía organizando diversas campañas contra el apartheid, entre ellas,
las manifestaciones contra los desalojos de las comunidades de los barrios negros de Sophiatown, y las
protestas contra la Ley de Educación Bantú, que colocaba bajo control del gobierno todas las instituciones
educativas para los africanos.

A finales de 1954 el CNA realizó su conferencia anual en la ciudad de El Cabo, y una de las principales
iniciativas aprobadas fue la realización de un Congreso de los Pueblos, que fuese representativo de todos los
surafricanos sin distingos de raza o color. El jefe Luthuli, presidente del CNA, Nelson Mandela y Walter Sisulu,
quedan responsabilizados de promover a todas las organizaciones posibles. Del congreso debía salir una
Constitución por la Libertad, que recogiera los ideales democráticos y de igualdad del pueblo surafricano. Un
panfleto decía:

"CONVOCAMOS A TODOS LOS PUEBLOS DE SURAFRICA, BLANCOS Y NEGROS... HABLEMOS JUNTOS


DE LA LIBERTAD...! QUE SE ESCUCHEN TODAS LAS VOCES, QUE QUEDEN REGISTRADAS LAS
PROPUESTAS QUE NOS HARAN A TODOS LIBRES. REUNAMOS TODAS NUESTRAS REIVINDICACIONES
EN UNA GRAN CONSTITUCION POR LA LIBERTAD."

El Congreso de los Pueblos se realizó en Kliptown, los días 25 y 26 de junio de 1955, con más de tres mil
delegados. Desafiaron la intimidación policial, cuando ya se habían cumplido los objetivos, entre ellos, la
aprobación de la Constitución por la Libertad; en plena clausura arremetió una fuerza policial para disolverlo. La
Constitución por la Libertad "reflejaba las esperanzas y sueños del pueblo y fue el embrión de la siguiente etapa
de la lucha por la liberación y el futuro de la nación"(Mandela).

La introducción dice así: "Nosotros, el pueblo de Suráfrica, declaramos, para que nuestro país y el mundo lo
sepan:

- Que Suráfrica pertenece a todos aquellos que en ella viven, blancos y negros, y que ningún gobierno puede,
en justicia, demandar autoridad a menos que ésta esté basada en la voluntad popular.

- Que a nuestro pueblo se le ha robado su derecho a la tierra, a la libertad y la paz mediante una forma de
gobierno basada en la injusticia y la desigualdad.

- Que nuestro país jamás será próspero ni libre hasta que todos sus habitantes vivan en hermandad, disfrutando
de iguales derechos y oportunidades.

- Que únicamente un Estado democrático, basado en la voluntad del pueblo, puede garantizar a todos los
ciudadanos sus derechos, sin distinción de color, raza, sexo o creencias.

Por consiguiente, nosotros, el pueblo de Suráfrica, blancos y negros, unidos como iguales, como
conciudadanos y hermanos, adoptamos esta CONSTITUCION POR LA LIBERTAD y nos comprometemos a
luchar juntos, sin ahorrar esfuerzo ni sacrificio alguno, hasta que los cambios aquí expuestos se hagan
realidad".

Seguidamente, las reivindicaciones de la Constitución por la Libertad se sintetizan en los siguientes títulos:

- "EL GOBIERNO SERA DEL PUEBLO!

- TODOS LOS GRUPOS DE LA NACION DISFRUTARAN DE LOS MISMOS DERECHOS!


- EL PUEBLO PARTICIPARA DE LA RIQUEZA DE LA NACION!

- LA TIERRA SERA REPARTIDA ENTRE AQUELLOS QUE LA TRABAJAN!

La respuesta del gobierno al Congreso del Pueblo fue la proscripción de los líderes del CNA, prohibiéndoles
movilizarse fuera de los distritos asignados y encarcelando a otros, acusados de violación a la Ley de Supresión
del comunismo.

En su hogar Mandela también estaba viviendo su propio drama. Su esposa Evelyn Mase se dedicó a
actividades religiosas y no participaba en la lucha por la causa africana. En 1956, cuando se terminaba el
matrimonio de Mandela, recibió la tercera orden de proscripción por 66 meses sin poder salir del distrito. El 5 de
diciembre fue detenido, acusado de alta traición, de conspirar para derrocar el gobierno. Otros 156 líderes del
CNA en todo el país fueron detenidos.

El juicio por traición duró cuatro años. El gobierno los acusó de querer imponer un régimen comunista,
mostrando como pruebas: la Campaña de Desafío, las movilizaciones contra los desalojos de Sophia-town y la
convocatoria del Congreso de los Pueblos. Los acusados y sus abogados lograron demostrar que los cargos
eran infundados; a los cuatro días fueron puestos en libertad condicional. Por estos mismos días, el 14 de junio
de 1958, Mandela se casa con la Trabajadora Social Winnie Nomzano Mdikizela con quien tendría tres hijas.

En marzo de 1960, el CNA convoca una jornada nacional de protesta contra la Ley de Pases; por toda la nación
millones de africanos destruyen públicamente los pases y se realizan grandes movilizaciones. Las agresiones
policiales fueron sangrientas. El 21 de marzo, en la población de Sharpeville, cerca de Johannesburgo, la
policía disparó contra la multitud, asesinando a 69 personas e hiriendo a más de 400. Esta fecha fue
proclamada por la Organización de Naciones Unidas como Día Internacional para la Eliminación de la
Discriminación Racial.

La condena al gobierno surafricano fue unánime en el mundo. El régimen racista desata una violenta represión
coñtra todas las organizaciones. Fueron detenidos más de 2.000 líderes y activistas del CNA y del CPA, nueva
organización que acababan de fundar exmilitantes del CNA, llamada el Congreso Pan Africano. El CNA y el
CPA junto a otras organizaciones fueron prohibidos e ilegalizados. Nelson Mandela fue encarcelado el 30 de
marzo y condenado a cinco meses de prisión. Ante la arremetida fascista quedan cerrados los espacios para la
lucha no violenta y por las formas de acción democráticas. Las organizaciones y los líderes pasaron a la
clandestinidad y comenzaron a reflexionar sobre la decisión de adoptar la lucha armada como única alternativa
para hacer realidad la Constitución por la Libertad.

Al recobrar su libertad, Nelson Mandela pasó a la clandestinidad y comenzó a recorrer las regiones del país
socializando y promoviendo las nuevas estrategias de lucha. La liga de la Juventud con Mandela a la cabeza
creó. la UMKHONTO WE SIZWE (La Lanza de la Nación), que abreviadamente se conoció como MK. El CNA
adopta la lucha armada. En una carta a los surafricanos, Mandela dice:

"He optado por este camino, que es más difícil e implica más riesgos y sufrimientos que quedarme sentado en
una celda... Combatiré el gobierno codo a codo con vosotros, pulgada a pulgada y paso a paso, hasta alcanzar
la victoria. ¿Qué pensais hacer? ¿Nos acompañaréis en nuestro camino o cooperareís con el gobierno en sus
esfuerzos por sofocar las legítimas exigencias y aspiraciones de vuestro propio pueblo? ¿Vais a permanecer
silenciosos y neutrales en una cuestión de vida o muerte para mi pueblo, para nuestro pueblo? Yo, por mi parte,
he tomado una decisión: no abandonaré Suráfnica ni me rendiré. Sólo a través de las dificultades, el sacrificio y
la militancia puede alcanzarse la libertad. La lucha es mi vida. Seguiré luchando por la libertad hasta el fin de
mis días."

La Umkhonto se organizó como una fuerza multirracial. Los primeros golpes se asestaron el 16 de diciembre de
1961, con el estallido de bombas en edificios símbolos del apartheid y en torres de electricidad. Tomaron por
sorpresa al régimen racista. Los racistas no esperaban el cambio de formas de lucha de los africanos.

Al comenzar 1962, Mandela es designado para representar al CNA en la conferencia del Movimiento
Panafricano de Liberación para el Africa Oriental, Central y Meridional. Debía encontrarse con Oliver Tambo,
embajador del CNA quien había difundido la causa en muchos países y establecido oficinas en Egipto, Ghana,
Tanganika e Inglaterra.
Mandela y Oliver supieron aprovechar bien las oportunidades que les brindaba la conferencia para difundir la
causa yconvócar la solidaridad hacia el CNA. Conocieron a Kenneth Kaunda, líder de Zambia. Terminada la
conferencia viajaron a Lagos, Nigeria, a la Conferencia de Estados Independientes; después, iniciaron una gira
por el continente que los llevaría por doce países africanos. En todos los países recibieron ayuda política,
económica y militar.

El contacto con los líderes africanos independentistas, afirmó en Mandela la convicción y la esperanza de que
algún día no lejano, el CNA conquistaría el poder para los africanos. Conocieron a Julius Nyerere de Tanzania,
al Emperador Haile Selassie de Etiopía, a Sékou Touré de Ghana, Nasser de Egipto y Leopold Senghor de
Senegal. En Rabat, Marruecos, pudieron compartir con muchos luchadores de los movimientos de liberación de
Mozambique, Angola, Argelia y Cabo Verde. De Africa volaron a Londres para establecer contactos con
periodistas y líderes políticos influyentes. Mandela se quedó varios meses en Addis Abeba, Etiopía, para recibir
adiestramiento militar.

En agosto de 1962, Mandela regresa a Suráfrica y después de presentar los informes sobre los resultados de
sus gestiones internacionales al CNA, cuando viajaba hacia Johannesburgo, es detenido por la policía; sus 17
meses de clandestinidad habían terminado. Lo encerraron en la prisión de El Fuerte, en Johannesburgo y fue
llamado a juicio, acusado de alta traición y organización de guerrillas para asesinar a los blancos y establecer
un gobierno comunista.

Mandela asumió su propia defensa para convertir el juicio en una tribuna de denuncia y concientización nacional
e internacional. Asistió al tribunal con el kaross, vestido africano tradicional shoxa, sabiendo que irritaría a las
autoridades blancas y representaría la cultura estimulando el nacionalismo africano.

"Señoría, detesto intensamente la discriminación racial y todas sus manifestaciones... Por poderoso que sea el
miedo que siento ante las aterradoras condiciones a las que puedo enfrentarme en la cárcel, mayor es mi odio
por las aterradoras condiciones a las que está sometido mi pueblo fuera de ella en todo el país... Cuando
cumpla mi pena me veré empelido por el odio a la discriminación racial contra mi pueblo a emprender de nuevo,
en la medida de mis posibilidades, la lucha por la eliminación de estas injusticias hasta que, por fin, queden
abolidas de una vez por todas..."

Mandela recibió la condena más severa que se había aplicado en Suráfrica por un delito político: tres años por
incitación a la huelga y dos años por salir del país sin pasaporte. Lo encarcelaron, primero en la prisión de
Pretoria, luego en la isla Robben.

Pasaban los nueve meses cuando fue trasladado nuevamente a Pretoria junto a otros líderes de la Lanza de la
Nación -MK-, que serían sometidos al proceso conocido como el Juicio de Rivonia, acusados, otra vez, de
violación de la ley contra el sabotaje y de la ley de supresión del comunismo. En esta ocasión la policía racista
había encontrado serias pruebas, al allanar la sede central de la MK, que demostraban la conspiración de los
acusados organizando una rebelión armada contra el estado racista.

Nelson Mandela, a la cabeza de sus compañeros, organizó la defensa. Todos utilizaron el juicio para dirigirse al
país y al mundo, reafirmando sus ideales en las intervenciones y actitudes ante el tribunal.

"He dedicado toda mi vida a la lucha del pueblo africano. He combatido la dominación blanca. He acariciado el
ideal de una sociedad democrática y libre, en la que las personas convivan juntas en armonía y con igualdad de
oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que aspiro alcanzar. Pero, si es necesario, es un ideal por el
que estoy dispuesto a morir".

Al finalizar el Juicio de Rivonia, el Juez dictaminó cadena perpetua. En el exterior del recinto la multitud agitaba
carteles y pancartas: "ESTAMOS CON NUESTROS LIDERES", y no cesaban de gritar "MANDELA"
"LIBERTAD, FUERZA" y de entonar el bello himno "Nkosi Sikelel’ IAFRIKA". Lo regresaron a la isla Robben,
donde había estado 2 años atrás. Mandela fue el preso 466 admitido en 1964. Tenía 46 años. Permaneció 18
años de su vida en la isla, que sumados a otros anteriores, fueron 27 años encarcelado por sus ideales
políticos. Acompañado siempre de sus inseparables compañeros del CNA, nunca se doblegó ante los chantajes
y propuestas de libertad hechos por los racistas ni permitió que les ultrajaran la dignidad personal.

Durante la estancia en la isla prisión de Robben el mundo cambió vertiginosamente. Pasaron muchos
acontecimientos dentro de la propia prisión, en Suráfrica, en el continente africano y en el resto del mundo. El
CNA lanzó una intensa campaña " ¡LIBERTAD PARA MANDELA! ". En todos los países su nombre se repitió
incesantemente, y su imagen se convirtió en un símbolo gigante de la lucha contra el racismo y por la justicia a
favor de todos los pueblos oprimidos.

Dentro de la isla, los prisioneros se las arreglaron para vivir dignamente. Crearon la "Universidad de la isla
Robben", para estudiar unos con los otros, aprovechando los conocimientos e inteligencia de los valiosos
profesores e intelectuales políticos allí reunidos. Los prisioneros, cohesionados por sus convicciones y firmes
con el CNA, siempre supieron permanecer unidos fortaleciéndose mutuamente, manteniendo la esperanza de
que la lucha del pueblo africano y la solidaridad mundial les devolvería a la libertad.

Afuera, en Suráfrica, la lucha continuaba, creciente e incontenible, a pesar de la represión racista y la política de
división y manipulación de las divisiones tribales, a través de los "bantustanes" o "patrias africanas". La MK
mantenía sus operativos guerrilleros, y el CNA, desde la clandestinidad y junto a las demás organizaciones,
mantenía la actividad organizativa y la movilización popular.

El 16 de junio de 1976, en el suburbio de Soweto, donde Mandela había vivido y trabajado activamente durante
su vida en Johannesburgo, millares de jóvenes estudiantes realizaban una manifestación de protesta contra la
imposición del "afrikaans" (lengua de los racistas africaneers de descendencia holandesa) en las escuelas, en
vez del inglés y las lenguas africanas. La policía arremetió contra la multitud, asesinando 20 niños e hiriendo
cientos más. El levantamiento de los jóvenes se extendió por toda Suráfrica y revivió las movilizaciones de
masas en contra del apartheid.

"Los acontecimientos de aquel día reverberaron en todas las ciudades y suburbios de Suráfrica. El alzamiento
actuó como detonador de insurreciones y actos de protesta a lo largo y ancho del país. Los funerales masivos
por las víctimas de la violencia del Estado se convirtieron en escenario de concentraciones a nivel nacional; de
repente, los jóvenes de Suráfrica se sintieron enardecidos por el espíritu de la protesta y la rebelión. Los
escolares boicotearon las clases en todo el país y el CNA apoyó activamente su protesta. La ley de Educación
Bantú había regresado para acosar a sus creadores, ya que aquellos jóvenes iracundos y audaces eran su
progenie." (Nelson Mandela).

La isla Robben se sacudió. Llegaron centenares de jóvenes "valerosos, hostiles y agresivos. Se negaban a
aceptar órdenes y gritaban "Amandla" cada vez que tenían ocasión. "Era la generación criada por el sistema
educativo del apartheid y que ahora se convertía en su verdugo. Muchos jóvenes de la rebelión de Soweto
informaron a Mandela y sus compañeros de los nuevos acontecimientos y del surgimiento del Movimiento
Conciencia Negra, que trabajaba con la juventud y las comunidades, concientizando y formando líderes,
llenando los espacios que dejaron por las prohibiciones, el CNA, el CPA y el Partido Comunista.

"El Movimiento Conciencia Negra (fundado por Steve Biko) se trataba no tanto de un movimiento como de una
filosofta surgida de la idea de que los Negros debían liberarse, ante todo, del sentimiento psicológico de
inferioridad que les habían imbuido durante siglos de dominación blanca. Sólo entonces podría el pueblo
levantarse con confianza y sacudirse la opresión." (Nelson Mandela)

En todo el mundo continuó desarrollándose el gigantesco movimiento aptiapartheid, simbolizado en "LIBERTAD


PARA MANDELA". Mantener el sistema racista, la prisión de los líderes políticos y la proscripción de las
organizaciones, se convirtió para el gobierno en una grave pesadilla nacional e internacional. Suráfrica era el
pan de cada día en las. Naciones Unidas, los foros internacionales, y conclusión obligada, en rechazo al
apartheid, de todas las reuniones sindicales, religiosas, culturales y de derechos humanos.

Suráfrica fue aislada y marginalizada por el sistema de Naciones Unidas. Fueron aprobadas convenciones
contra el crimen del apartheid y se acordaron sanciones económicas, culturales, científicas y deportivas.
Centenares de países rompieron relaciones diplomáticas con el gobierno, y las mercancías exportadas fueron
boicoteadas por los sindicatos. En la frontera surafricana los países vecinos crearon la "Línea del Frente" contra
el apartheid, dando refugio y apoyo a los guerrilleros del MK y a los líderes exiliados del CNA, el CPA.

La situación fue insostenible para la sociedad blanca que se beneficiaba del apartheid. Mantener la guerra del
Estado contra las sociedades africanas producía una profunda crisis económica, política y moral. Fue tomando
fuerza la corriente blanca en pro de la eliminación del apartheid y el establecimiento de una nueva Suráfrica
democrática y multiracial. Proponía una salida política negociada, que evitara la destrucción generalizada de la
nación. La clave del proceso de negociación era Mandela; era necesario liberarlo de la isla Robben.

A finales de 1979, Mandela es honrado con el Premio por los Derechos Humanos de la India Jawaharlal Nehru,
y en todos los países la solidaridad de gobiernos, instituciones y universidades la expresaban otorgándole
decenas de distinciones honoríficas. La campaña "Libertad para Mandela" se convirtió en un poderoso
movimiento ideológico y político dentro y fuera de Suráfrica.

En marzo de 1982, Mandela, y sus compañeros Walter Sisulu, Raymond Mhalaba y Andrew Mlangeni fueron
trasladados ala prisión de alta seguridad de Pollsmoor, en Ciudad del Cabo. Durante la siguiente década, el
gobierno racista trató de convencer a Mandela de abandonar la lucha armada y en cambio le darían la libertad.
La respuesta de Mandela fue siempre contundente.

¿Qué clase de libertad se me ofrece cuando la organización de mi pueblo sigue estando prohibida? ¿Qué clase
de libertad se me ofrece cuando puedo ser detenido por no llevar un pase? ¿Qué clase de libertad se me ofrece
para vivir mi vida en familia mientras mi querida esposa permanece exiliada en Brandfort? ¿Qué clase de
libertad se me ofrece si debo pedir permiso para vivir en una zona urbana? ¿Qué clase de libertad se me ofrece
si incluso mi ciudadanía como surafricano no ha de ser respetada?... No puedo, ni pienso hacer promesas en
un momento en el que vosotros, el pueblo y yo, no somos libres." (Carta de Nelson Mandela)

En 1987 comenzaron las discusiones entre Mandela y Kobie Coetsee, Ministro de Justicia, creando las
condiciones para entablar una negociación entre el CNA y el Gobierno. Acordaron la creación en el Gobierno de
un Comité de Altos Funcionarios. La primera reunión la realizaron secretamente en mayo de 1988.

En diciembre de 1988, después de varios meses en el hospital recibiendo un tratamiento contra la tuberculosis,
Mandela fue trasladado a la cárcel de Paarl, llamada Víctor Verster, a 50 Kilómetros de El Cabo. Vivía en una
casa pequeña con piscina y jardín. "La casa creaba cierta ilusión de libertad... Aunque todo era muy agradable,
no olvidaba ni por un momento que era un prisionero en una jaula dorada". En este sitio continuó las reuniones
con el comité de funcionarios del gobierno, y recibió las visitas de muchos amigos y personalidades.

El CNA y el Congreso de los Sindicatos Surafricanos lanzaron una Campaña de Desafío, para presionar a las
instituciones que apoyaban el apartheid. La MK intensificó sus acciones de sabotaje. Muchas empresas se
retiraban de Suráfrica, y las presiones internacionales se intensificaron, el Congreso de EE.UU. aprobó serias
sanciones contra Suráfrica.

En enero de 1989, el presidente P.W. Botha, renunció a la dirección de su Partido Nacional y el cargo fue
asumido por Frederick W. De Klerk. El 5 de julio, Mandela se entrevistó en la casa presidencial con el
Presidente Botha. Fue una reunión informal de conocimiento mutuo, y a cuyo final Mandela solicitó al
Presidente la liberación de todos los presos políticos. Un mes después renunció a la presidencia P.W. Botha y
le sucedió al día siguiente F. W. De Klerk, quien en su posesión reafirmó el compromiso con el cambio y las
reformas al apartheid.

Las negociaciones continuaron. El 10 de octubre de 1989, el presidente De Klerk asistió ala liberación de Walter
Sisulu y siete de los dirigentes del CNA. Otros líderes fueron liberados de la cárcel de Johannesburgo.

El presidente De Klerk y Mandela se conocieron y escucharon atentamente el 13 de diciembre de 1989. Un mes


después, el presidente anunció ante el Congreso: La legalización del CNA, el CPA, el Partido Comunista y otras
31 organizaciones; la liberación de los presos políticos encarcelados por actividades no violentas; la abolición
de la pena de muerte y el levantamiento de otras restricciones. "Ha llegado la hora de las negociaciones", dijo.
El 9 de febrero de 1990 se realizó una nueva reunión y De Klerk le comunica a Mandela su libertad el día
siguiente. El 11 de febrero Mandela abandona la cárcel cuando tenía 72 años y pudo gritar " ¡ AL FIN LIBRES
¡ ¡ AL FIN LIBRES! " recordando el sueño del gran lider Martin Luther King.

Ya en libertad, Mandela se toma tiempo para agradecer y reconocer a sus viejos camaradas del CNA, a sus
amigos, al país y al mundo. El deseaba sentir a las gentes que tanto habían gritado ¡ LIBERTAD PARA
MANDELA! y las gentes querían tocarlo, sentirlo vivo y triunfante.

En julio de 1991, el CNA realizó su primera Conferencia Anual dentro de Suráfrica en 30 años, Mandela fue
elegido Presidente. En medio de la felicidad Mandela seguía viviendo su propio drama familiar: el 13 de abril de
1992, anuncia su separación de Winnie. Mandela el mito siempre vivió con ella, Mandela el hombre ya era un
ilustre desconocido.

El CNA y el gobierno de F. W. De Klerk, entre 1991 y 1995, recorrieron un largo y complejo camino de
negociaciones y concertaciones. Surgieron enemigos poderosos, tanto dentro de la comunidad africana como
en la comunidad blanca, que provocaron momentos difíciles de tensiones, asesinatos y desconfianzas. El
propósito era firme, y con la buena voluntad superaron las partes las dificultades. En 1993, Mandela y De Klerk
fueron premiados con el Premio Nobel de la Paz. Así sellaba los acuerdos la comunidad mundial.

Después de concertar el plan de acción para la institucionalización de los cambios democráticos en la


convención por una Suráfrica Democrática, se fijó la fecha de elecciones para el 27 de abril de 1995. El CNA
obtuvo el 62 por ciento de los votos. Se iniciaba una nueva etapa en la historia de Suráfrica. El 10 de mayo, en
medio de los mismos cánticos que lo defendieron durante 27 años en prisión, Nelson Mandela se posesionó
como Presidente de la República de Suráfrica, Frederik W. De Klerk como Vicepresidente: Negros y Blancos,
¡por fin unidos!.

"De la experiencia de un desastre humano que ha durado demasiado ha de nacer una sociedad de la que toda
la humanidad se sienta orgullosa...

Hemos logrado por fin nuestra emancipación política. Nos comprometemos a liberar a nuestro pueblo de las
cadenas de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento, el género y cualquier otra discriminación...

Que reine la libertad. ¡Que Dios bendiga a Africa!" (Nelson Mandela)

LA ETNOEDUCACION AFROCOLOMBIANA
Guía para docentes líderes y comunidades educativas
Juan de Dios Mosquera Mosquera
© Derechos Reservados de Autor

POR UN PAIS AL ALCANCE DE LOS NIÑOS

Gabriel García Márquez


Los primeros españoles que vinieron al Nuevo Mundo vivían aturdidos por el canto de los pájaros, se
mareaban con la pureza de los olores y agotaron en pocos años una especie exquisita de perros mudos que
los indígenas criaban para comer. Muchos de ellos, y otros que llegarían después, eran criminales rasos en
libertad condicional, que no tenían más razones para quedarse. Menos razones tendrían muy pronto los
nativos para querer que se quedaran.

Cristóbal Colón, respaldado por una carta de los reyes de España para el emperador de China, había
descubierto aquel paraíso por un error geográfico que cambió el rumbo de la historia. La víspera de su
llegada, antes de oír el vuelo de las primeras aves en la oscuridad del océano, había percibido en el viento
una fragancia de flores de la tierra que le pareció la cosa más dulce del mundo. En su diario de abordo
describió que los nativos los recibieron en la playa como sus madres los parieron, que eran hermosos y de
buena índole, y tan cándidos de natura, que cambiaban cuanto tenían por collares y sonajas de latón.

Pero su corazón perdió los estribos cuando descubrió que sus narigueras eran de oro, al igual que las
pulseras, los collares, los aretes y las tobilleras: que tenían campanas de oro para jugar, y que algunos
ocultaban sus vergüenzas con una cápsula de oro. Fue aquel esplendor ornamental, y no sus valores
humanos, lo que condenó a los nativos a ser protagonistas del nuevo Génesis que empezaba aquel día.
Muchos de ellos murieron sin saber donde estaban. Cinco siglos después, los descendientes de ambos no
acabamos de saber quiénes somos.

Era un mundo más descubierto de lo que se creyó entonces. Los Incas, con diez millones de habitantes,
tenían un estado legendario bien constituido, con ciudades monumentales en las cumbres andinas para tocar
al dios solar. Tenían sistemas magistrales de cuenta y razón, y archivos de memorias de uso popular, que
sorprendieron a los matemáticos de Europa, y un círculo laborioso de las artes públicas, cuya obra magna fue
el jardín del palacio imperial, con árboles y animales de oro y plata en tamaño natural. Los Aztecas y los
Mayas habían plasmado su conciencia histórica en pirámides sagradas entre volcanes ecezantes, y tenían
emperadores clarividentes y artesanos sabios que desconocían el uso industrial de la rueda, pero la utilizaban
en los juguetes de los niños.

En la esquina de los dos grandes océanos ,se extendían cuarenta mil leguas cuadradas que Colón entrevió
apenas en su cuarto viaje, y que hoy lleva su nombre: Colombia.

La habitaban desde hacía unos doce mil años varias comunidades dispersas de lenguas diferentes y culturas
distintas, y con sus identidades propias bien definidas.

No tenían una Nación de estado, ni unidad política entre ellas, pero habían descubierto el prodigio político de
vivir como iguales en las diferencias.

Tenían sistemas antiguos de ciencias y educación, y una rica cosmología vinculada a sus obras de orfebres
geniales y alfareros inspirados. Su madurez creativa se había propuesto incorporar el arte a la vida cotidiana -
que tal vez sea el destino superior de las artes - y lo consiguieron con aciertos memorables, tanto en los
utensilios domésticos como en el modo de ser. El oro y las piedras preciosas no tenían para ellos un valor de
cambio sino un poder cosmológico y artístico, pero los españoles los vieron con los ojos de Occidente: oro y
piedras preciosas de sobra para dejar sin oficio a los alquimistas y empedrar los caminos del cielo con
doblones de a cuatro. Esa fue la razón y la fuerza de la Conquista y la Colonia, y el origen real de lo que
somos.

Tuvo que transcurrir un siglo para que los españoles conformaran el estado colonial, con un solo nombre, una
sola lengua y un solo dios. Sus límites y su división política de doce provincias eran semejantes a los de hoy.
Esto dio por primera vez la noción de un país centralista y burocratizado, y creó la ilusión para una sociedad
que era un modelo oscurantista de discriminación racial y violencia larvada, bajo el manto del Santo Oficio.
Los tres o cuatro millones de indios que encontraron los españoles estaban reducidos a un millón por la
crueldad de los conquistadores y las enfermedades desconocidas que trajeron consigo. Pero el mestizaje era
ya una fuerza demográfica incontenible, y los esclavos africanos, traídos por la fuerza para los trabajos
bárbaros de minas y haciendas, habían aportado una tercera dignidad al caldo criollo, con nuevos rituales de
imaginación y nostalgia, y otros dioses remotos, pero las leyes de Indias habían impuesto patrones
milimétricos de segregación según el grado de sangre blanca dentro de cada raza: mestizos de distinciones
varias, negros, esclavos, negros libertos, mulatos de distintas escalas. Llegaron a distinguirse hasta dieciocho
grados de mestizos, y los mismos blancos españoles segregaron a sus propios hijos como blancos criollos.

Los mestizos estaban descalificados para ciertos cargos de mando y gobierno y otros oficios públicos, o para
ingresar en colegios y seminarios. Los Negros carecían de todo, inclusive de un alma; no tenían derecho a
entrar en el cielo ni en el infierno, y su sangre se consideraba impura hasta que fuera decantada por cuatro
generaciones de blancos.

Semejantes leyes no pudieron aplicarse con demasiado rigor por la dificultad de distinguir las intrincadas
fronteras de las razas, y por la misma dinámica social del mestizaje, pero de todos modos aumentaron las
tensiones y la violencia raciales. Hasta hace pocos años no se aceptaban todavía en los colegios de Colombia
a los hijos de uniones libres. Los Negros, iguales en la ley, padecen todavía de muchas discriminaciones,
además de las propias de la pobreza.

La generación de la Independencia perdió la primera oportunidad de liquidar esa herencia abominable.


Aquella pléyade de jóvenes románticos inspirados en las luces de la revolución francesa, instauró una
república moderna de buenas intenciones, pero no logró eliminar los residuos de la Colonia. Ellos mismos no
estuvieron a salvo de sus hados maléficos. Simón Bolívar, a los 35 años, había dado la orden de ejecutar
ochocientos prisioneros españoles, inclusive a los enfermos de un hospital. Francisco de Paula Santander, a
los 28, hizo fusilar a los prisioneros de la batalla de Boyacá, inclusive a su comandante. Algunos de los
buenos propósitos de la república propiciaron de soslayo nuevas tensiones sociales de pobres y ricos, obreros
y artesanos y otros grupos marginales. La ferocidad de las guerras civiles del siglo XIX no fue ajena a esas
desigualdades, como no lo fueron las numerosas conmociones políticas y civiles que han dejado un rastro de
sangre a lo largo de nuestra historia.

Dos dones naturales nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir los vacíos de nuestra condición
cultural y social, y a buscar a tientas nuestra identidad. Uno es el don de la creatividad, expresión superior de
la inteligencia humana. El otro es una arrasadora determinación de ascenso personal. Ambos, ayudados por
una astucia casi sobrenatural, y tan útil para el bien como para el mal, fueron un recurso providencial de los
indígenas contra los españoles desde el día mismo del desembarco. Para quitárselos de encima, mandaron a
Colón de isla en isla, siempre a la isla siguiente, en busca de un rey vestido de oro que no había existido
nunca. A los conquistadores convencidos por las novelas de caballería los engatusaron con descripciones de
ciudades fantásticas construidas en oro puro. A todos los deslumbraron con la fábula de El Dorado mítico que
una vez al año se sumergía en su laguna sagrada con el cuerpo empolvado de oro. Tres obras maestras de
una epopeya nacional, utilizadas por los indígenas como un instrumento para sobrevivir. Tal vez de esos
talentos precolombinos nos viene también una plasticidad extraordinaria para asimilarnos con rapidez a
cualquier medio y aprender sin dolor los oficios más disímiles: fakires en la India, camelleros en el Sahara o
maestros de inglés en Nueva York.

Del lado hispánico, en cambio, tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con espíritu de aventura que no
elude los riesgos. Todo lo contrario: los buscamos. De unos cinco millones de colombianos que viven en el
exterior, la inmensa mayoría se fue a buscar fortuna sin más recursos que la temeridad, y hoy están en todas
partes, por las buenas o por las malas razones, haciendo lo mejor o lo peor, pero nunca inadvertidos. La
cualidad con que se les distingue en e] folklore del mundo entero es que ningún colombiano se deja morir de
hambre. Sin embargo, la virtud que más se les nota es que nunca fueron tan colombianos como al sentirse
lejos de Colombia.

Así es. Han asimilado las costumbres y las lenguas de otros como las propias, pero nunca han podido
sacudirse del corazón las cenizas de la nostal~ia. y no pierden ocasión cte expresarlo con toda clase de actos
patrióticos para exaltar lo que añoran de la tierra distante. Inclusive sus defectos. En las ciudades menos
pensadas cte cualquier país puede encontrarse a la vuelta de un a esquina la reproducción en vivo de una
calle cualquiera de Colombia: las casas de colores intensos, la fonda con el nombre de la ciudad amada. el
salón de cine en español. la escuela 20 de Julio junto a la cantina 7 De Agosto con sus chorros de músicas
enloquecidas, la plaza de árboles polvorientos todavía con las guirnaldas de papel del último viernes
fragoroso.

La paradoja es que estos conquistadores nostálgicos, como sus antepasados. Nacieron en un país de puertas
cerradas. Los libertadores trataron de abrirlas a los nuevos vientos de Inglaterra y Francia, a las doctrinas
jurídicas y éticas de Bentham, a la educación de Lancas{er, al aprendizaje cte las lenguas, a la popularización
de las ciencias y las artes, para horrar los vicios de una España más papista que el papa y todavía escaldada
por el acoso financiero de los judíos y por ochocientos años de ocupación islámica. Los radicales del siglo
XIX. y más tarde la Generación del Centenario, volvieron a proponérselo con políticas de inmigraciones
masivas para enriquecer la cultura del mestizaje. Pero unas y otras se frustraron por un temor casi teológico
de los demonios exteriores. Aún hoy está lejos de imaginar cuánto dependernos del vacío mundo que
ignoramos.

Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras
las causas se eternizan. Nos han escrito y oficializado una versión complaciente de la historia. hecha más
para esconder que para clarificar, en la cual se perpetúan vicios originales. se ganan batallas que nunca se
dieron y se sacralizan glorias que nunca merecimos. Pues nos complacemos en el ensueño de que la historia
no se parezca a la Colombia en que vivimos. sino que Colombia termine por parecerse a su historia escrita.

Por lo mismo, nuestra educacion conformista y represiva parece concebida para que los niños se adapten por
la fuerza a un país que no fue pensado para ellos. en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo
transformen y engrandezcan. Semejante despropósito restringe la creatividad y la intuición congénitas. y
contraría la imaginación. la clarividencia precoz y la sabiduría del corazón, hasta que los niños olviden lo que
sin duda saben de nacimiento: que la realidad no termina donde dicen los textos, que su concepción del
mundo es más acorde con la naturaleza que la de los adultos, y que la vida sería más larga y feliz si cada
quien pudiera trabajar en lo que le gusta, y sólo en eso.

Esta encrucijada de destinos ha forjado una patria densa e indescifrable donde lo inverosímil es la única
medida de la realidad. Nuestra insignia es la desmesura. En todo: en lo bueno y en lo malo, en el amor ¡en el
odio, en el júbilo de un triunfo y en la amargura de una derrota. Destruimos a los ídolos con la misma pasión
con que los creamos. Somos intuitivos, autodidactas espontáneos y rápidos y trabajadores encarnizados, pero
nos enloquece la sola idea del dinero fácil. Tenemos en el mismo corazón la misma cantidad de rencor político
y de olvido histórico. Un éxito resonante o una derrota deportiva pueden costarnos tantos muertos como un
desastre aéreo. Por la misma causa somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la
reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos un amor casi irracional
por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir. Al autor de los crímenes más terribles lo
pierde una debilidad sentimental. De otro modo: al colombiano sin corazón lo pierde el corazón.

Pues somos dos países a la vez: uno de papel y otro en la realidad. Aunque somos precursores de las
ciencias en América, seguimos viendo a los científicos en su estado medieval de brujos herméticos, cuando
ya quedan muy pocas cosas en la vida diaria que no sean un milagro de la ciencia. En cada uno de nosotros
cohabitan, de la manera más arbitraria, la justicia y la impunidad; somos fanáticos del legalismo, pero
llevamos bien despierto en el alma un leguleyo de mano maestra para burlar las leyes sin violarlas, o para
violarlas sin castigo. Amamos a los perros, tapizamos de rosas el mundo, morimos de amor por la patria, pero
ignoramos la desaparición de seis especies animales cada hora del día y de la noche por la devastación
criminal de los bosques tropicales, y nosotros mismos hemos destruido sin remedio uno de los grandes ríos
del planeta. Nos indigna la mala imagen del país en el exterior, pero no nos atrevemos a admitir que la
realidad es peor. Somos capaces de los actos más nobles y de los más abyectos, de poemas sublimes y
asesinatos dementes, de funerales jubilosos y parrandas mortales. No porque unos seamos buenos y otros
malos, sino porque todos participamos de ambos extremos. Llegado el caso - y Dios nos libre - todos somos
capaces de todo.

Tal vez un reflexión más profunda nos permitiría establecer hasta qué punto este modo de ser nos viene de
que seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la Colonia. Tal
vez una más serena nos permitiría descubrir que nuestra violencia histórica es la dinámica sobrante de
nuestra guerra eterna contra la adversidad; tal vez estemos pervertidos por un sistema que nos incita a vivir
como ricos mientras el cuarenta por ciento de la población malvive en la miseria, y nos ha fomentado una
noción instantánea y resbaladiza de la felicidad; queremos siempre un poco más de lo que ya tenemos, más y
más de lo que parecía imposible, mucho más de lo que cabe dentro de la ley, y lo conseguimos como sea:
aún contra la ley. Conscientes de que ningún gobierno será capaz de complacer esta ansiedad, hemos
terminado por ser incrédulos, abstencionistas e ingobernables, y de un individualismo solitarió por el que cada
uno de nosotros piensa que sólo depende de sí mismo. Razones de sobra para seguir preguntándonos
quiénes somos, y cuál es la cara con que queremos ser reconocidos en el tercer milenio.

La Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo no ha pretendido una respuesta, pero ha querido diseñar una
carta de navegación que tal vez ayude a encontrarla. Creemos que las condiciones están dadas como nunca
para el cambio social, y que la educación será su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la
tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes
somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra creatividad
inagotable y conciba una ética - y tal vez una estética - para nuestro afán desaforado y legítimo de superación
personal. Que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran
poeta de nuestro tiempo que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que
canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación
y la violencia, y nos abra al fin la seguñda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del
coronel Aureliano Buendía. Por el,país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños.

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