HISTORIA ECONOMICA Y SOCIAL

El Mundo en Crisis: la Primera Guerra Mundial

Hacia 1914 nos encontramos con una Europa densamente poblada que había pasado de 200
millones de habitantes en 1800 a 430 millones de personas en 1900. Era un mundo cada vez
más integrado por el movimiento de personas, capitales, flujos migratorios, trasformaciones
de bienes, servicios e ideas. Al mismo tiempo cambiaba el escenario físico de las grandes
ciudades, nacía una nueva urbanización basada en la propiedad vertical por causa de los
ascensores y por los nuevos medios de transporte que exigían la transformación de calles
estrechas en grandes avenidas y parques. Nadie dudaba en que el capitalismo se había
transformado en un sistema mundial exitoso, donde las poblaciones se vieron favorecidas
por los avances en la salud, alimentación, el ferrocarril, los barcos a vapor, luego el
automóvil y fundamentalmente por el uso del teléfono, el telégrafo y luego la radio,
elementos indispensables para lo que se dio a llamar el inicio de la nueva sociedad de
comunicación de masas.
Pero políticamente comenzó a nacer un agresivo nacionalismo de derecha que vinculó el
surgimiento del imperialismo con la idea de la construcción de una gran nación.
Ya no era suficiente ser una potencia europea sino también un imperio colonial como
sinónimo de grandeza nacional. La idea de nación paso a ser una idea aglutinante
impulsada por estados cada vez más organizados y estructurados (administración
burocrática). Esta situación favorecía la implementación de fuertes “Estados–Nación” con
la idea de Nación asociada a una idea de patriotismo y de superioridad sobre las otras
naciones.
El mismo desarrollo capitalista que había conducido a la expansión imperialista finalmente
llevo a estas naciones al enfrentamiento bélico. Una serie de rivalidades presentaban a la
guerra como la única forma de resolver diversos conflictos de intereses principalmente
entre Inglaterra, Alemania y cada una de ellas con sus respectivos aliados. Esto fue
llevando a la conformación de bloques rígidos, Inglaterra, Francia y Rusia por un lado y
Alemania y el Imperio Austro Húngaro por el otro. Posteriormente durante la guerra,
Estados Unidos e Italia se sumarian al primer grupo y el imperio Otomano y Bulgaria a los
segundos. En 1908 el imperio Austro Húngaro había anexado a Bosnia y Herzegovina y el
28 de junio de 1914 el archiduque Francisco Fernando fue asesinado en Sarajevo por
nacionalistas serbios. Las diferentes alianzas, llevaron a defender una y otra posición y los
países se vieron atrapados en una dinámica de enfrentamiento de proporciones inéditas. El
conflicto bélico que se pensó iba a ser de corta duración demoró 4 años en terminar.
El fin del largo conflicto mostraba una Europa destruida, con campos calcinados, ciudades
devastadas y una población marcada por la muerte; la guerra se había cobrado más de 8
millones de vidas y millones de graves heridos. Las consignas nacionalistas que habían
dado empuje al conflicto se volvieron vacías y la izquierda trató de canalizar el gran
descontento que la guerra provocó. Es en este contexto que la peor pesadilla para la
burguesía capitalista se cumplió, poco antes de finalizar la guerra, cuando en Rusia, en
octubre de 1917, estallaba la primera revolución de izquierda que marcaría para siempre el
destino del llamado “Corto siglo XX”.

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La cuestión social, uno de los principales problemas que el capitalismo naciente no

consiguió resolver en su largo camino para la generación de prosperidad y riqueza, recibía
una derrota fenomenal cuestionando así los pilares de la acumulación de capital
desenfrenada.

La Revolución Soviética: antecedentes, causas y consecuencias.

La Revolución Rusa de octubre de 1917 tuvo lugar en una sociedad fuertemente polarizada
entre una aristocracia muy rica que basaba su poder en la propiedad de la tierra y un
campesinado que había estado sometido a la servidumbre hasta 1861.
En Rusia, la permanencia del sistema zarista (=emperador), se veía favorecida por la
ausencia de una burguesía fuerte comparable con el resto de Europa Occidental. La
revolución desde su inicio tuvo que enfrentar duras tareas, el fin de la guerra, las relaciones
hostiles con Alemania y las amenazas contrarrevolucionarias que luego se transformaron en
una caótica y brutal guerra civil. Finalmente, hacia 1924 la nueva U.R.S.S salió de estos
conflictos totalmente transformada y fortalecida. Como señala el historiador Felipe Pigna
“(…) El 25 de octubre de 1917 comenzó la Revolución Rusa. Basándose en las teorías de
Karl Marx, Vladimir Lenin encabezó en esta fecha la primera revolución comunista del
siglo XX, instauró la dictadura del proletariado, adoptó como régimen político la República
Federal Socialista y Soviética Rusa y expropió a los terratenientes de tierras y las repartió
entre los campesinos. Las empresas pasaron a ser propiedad del Estado, bajo el control de
los mismos trabajadores. La Revolución de Octubre -el acontecimiento político, económico
y social más importante del siglo XX- tuvo lugar el 7 de noviembre de 1917 de nuestro
calendario. Sucede que, al momento de la revuelta, Rusia aún se regía por el calendario
juliano, mientras que la mayoría de los países occidentales, inclusive la Argentina, se regían
por el calendario gregoriano.”

Inicio de la revolución Soviética

En enero de 1905, un grupo de obreros participaba en una protesta pacífica frente al Palacio
de Invierno de San Petersburgo, una de las sedes del gobierno. El objetivo era entregar un
escrito firmado al zar. La guardia del palacio, asustada con la multitud, abrió fuego
matando a más de mil personas. El episodio fue conocido como el Domingo Sangriento y
provocó una ola de protestas en todo el país.
Enfrentado a la presión revolucionaria, el zar promulgó una nueva constitución y permitió
la convocatoria de elecciones a la Duma (la palabra rusa que con la que se llama al
Parlamento).
En realidad, el gobierno lo hizo para ganar tiempo y organizó las reacciones contra las
agitaciones sociales y los soviets lo que llevó al fracaso a la revolución de 1905. Los
soviets eran organizaciones políticas, democráticas de organización directa que nacieron en
el seno de las capas populares y representaban los intereses de los trabajadores. Así, había
soviets de obreros, de campesinos y de soldados. Expresaban una forma de poder popular

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en oposición al gobierno provisional y en el futuro serian decisivos en los rumbos políticos

de la revolución.
Rusia durante la Primera Guerra Mundial
Durante la Primera Guerra Mundial, Rusia como un miembro de la Triple Entente (se creó
en 1907 y sus integrantes fueron Francia, Gran Bretaña y Rusia) luchó junto con Gran
Bretaña y Francia contra Alemania y Austria-Hungría. Con sucesivas derrotas, Rusia estaba
militarmente aniquilada y económicamente desorganizada.
En marzo de 1917 por lo tanto un año antes del final de la guerra, el movimiento
revolucionario fue deflagrado. Los movimientos huelguistas iniciados en Petrogrado se
extendieron por varios centros industriales. Los campesinos se rebelaron. La mayor parte de
los militares adhirieron a los revolucionarios forzando la abdicación del zar Nicolás II en
febrero de 1917.
Las dos etapas de la revolución Rusa, febrero y octubre de 1917
La revolución de febrero de 1917 (marzo de 1917, por el calendario occidental), derribó la
autocracia del zar Nicolás II de Rusia, el último zar a gobernar, y trató de establecer en su
lugar una república de cuño liberal. Esta situación se conoce como doble poder, con la
burguesía y la aristocracia organizadas en la Duma o parlamento, y los obreros, soldados y
campesinos organizados en los Soviets.
El principal objetivo del pueblo era la salida de la guerra y medidas para aplacar el hambre,
además de la distribución de tierras.
Los conflictos sociales se intensificaron. Se inició un proceso de apertura política. En abril,
uno de los principales líderes bolcheviques, Lenin, volvió del exilio. A partir de ese
momento, él consiguió influenciar más intensamente los rumbos a ser tomados por el
partido bolchevique.
Al darse cuenta de la intensificación de la situación de conflicto social, los bolcheviques,
dirigidos por Lenin y Trotsky, organizaron un congreso que defendía consignas como “paz,
tierra y pan” y “todo el poder para los soviets” con el fin de obtener apoyo popular.
En octubre de 1917, con la llegada del invierno, sectores de los bolcheviques vieron la
necesidad de tomar una medida más radical, la toma del poder. Los campesinos ya estaban
ocupando las tierras de la aristocracia y de la iglesia, los trabajadores intensificaban la
formación de soviets y de comités de fábrica. En este proceso de agudas luchas internas
tiene lugar la Revolución de Octubre (noviembre de 1917, por el calendario occidental),
cuando el ala mayoritaria del Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSDR), conocida
como los Bolcheviques, grupo liderado por Vladimir Lenin, derroca al gobierno provisional
e impone el gobierno socialista soviético.

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La Revolución de Octubre de 1917

La idea de la revolución fue la búsqueda de una situación de igualdad entre los hombres, ya
que, según el marxismo, sin propiedad capitalista no existirían explotadores ni explotados,
dominadores y dominados. La administración de la economía fue centralizada en
instituciones estatales que pasaron a esbozar la planificación de la producción, buscando
mantener el control obrero de las empresas subordinados a la orientación del partido
comunista. La guardia imperial fue sustituida por el Ejército Rojo, comandado por Trotsky.
El primer acto importante del nuevo gobierno fue retirar a Rusia de la 1ª guerra. Para ello,
en febrero de 1918, fue firmado con Alemania y con las Potencias Centrales, el Tratado de
Brest-Litovsk en el cual por tras de la anhela paz, la nueva U.R.S.S (Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas) cedió importantes franjas de su territorio al Imperio Alemán.
Igualmente, para evitar cualquier intento de restauración monárquica, el zar Nicolás II y su
familia fueron fusilados en julio de 1918.
Más allá de sus aéreas oscuras, silencios y una centralización de poder en manos de Stalin,
el sucesor de Lenin en el liderazgo del partido, después de una ardua disputa con Trotsky
que parte exiliado en 1929, la planificación económica soviética fue muy exitosa a partir de
la ejecución de los planes quinquenales (5 años) con rápidos resultados económicos. Entre
1928 y 1938, en vísperas de la segunda guerra mundial la URSS pasó a ocupar el 4º lugar
entre las naciones industrializadas en medio de la peor crisis económica del mundo
occidental como consecuencia de la caída de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929.
Nació así el mundo soviético que iba a determinar en gran medida la dinámica económica,
política y militar del siglo XX, hasta el final del régimen en diciembre de 1991. Según el
historiador Eric Hosbawm, acaba así, “El corto siglo XX,” para él un siglo que comenzó y
finalizo con el nacimiento y desaparición de la U.R.S.S
Económicamente, la originalidad soviética, consistió en demostrar a los economistas
liberales de la época que la economía podía ser planificada y orientada por el estado con
objetivos ligados al bienestar común y a la justa distribución del excedente económico entre
el conjunto de los trabajadores obreros y de servicios sin diferencias salariales superiores a
5. O sea la mayor remuneración laboral podía ser hasta 5 veces el salario menor practicado.
Estas premisas económicas son las que establecía Marx para el tránsito entre una sociedad
comunista y socialista, cuando todos los ingresos de los trabajadores pasarían a ser iguales.

Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

El fin de la guerra impulso una nueva configuración económica y política mundial. Además
de la primera revolución comunista de la historia, la primera guerra mundial implicó el
final de los grandes imperios (Otomano, Austro Húngaro, Alemán), duras sanciones
económicas para Alemania (Tratado de Versalles-1919) que con el tiempo demostró ser una
de las grandes causas del origen del nazismo y la posterior 2ª Guerra Mundial y la

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supremacía militar y económica de Estados Unidos en el mundo occidental como la gran

potencia ganadora del conflicto.

Estados Unidos: de la sociedad de consumo de masas a la crisis del 29

El “American way of life” es un concepto que surgió en la década de 1920, una idea que
sostiene que los norteamericanos poseen un modo distinto de vivir. Este concepto se
sustenta en parte en la especificidad norteamericana, una sociedad sin pasado feudal y de
una colonización con fronteras abiertas, con estímulos a la propiedad y con solidas
instituciones. En los Estados Unidos, a diferencia de la América Latina, que fue
conquistada por españoles y portugueses, los ingleses durante la colonización no
encontraron sociedades preexistentes ricas en oro y plata ni precisaron someter a los
pueblos originarios, ya que la organización económica de estos era de sobrevivencia.
En Estados Unidos se distribuyeron títulos de la propiedad de la tierra a los colonos que
producían de acuerdo con las metas que establecían sus comunidades, construyendo de esta
forma un gran país con millones de pequeños propietarios, transformando el suelo y la
industria al mismo tiempo que en nuestra América Latina se saqueaban los recursos y se
esclavizaba a la mano de obra de los pueblos originarios que habían formado grandes
imperios (Azteca, Maya e Inca). Este punto es esencial para comprender la genealogía del
desarrollo económico posterior de América Latina con el de los Estados Unidos.
Al finalizar la 1ª Guerra, la prosperidad norteamericana se expresaba en una sociedad en
tránsito de rural a urbana, marcada por el consumo y la diversión. La industria empezó a
producir una inagotable cantidad de artículos para el hogar tales como máquinas de lavar,
aspiradores domésticos, planchas, heladeras (lo que originó el surgimiento de los
supermercados ya que se podía guardar los productos), radios, cocinas a gas canalizado,
productos cuya compra era facilitada por la extensión del crédito en cuotas. Estas
facilidades bancarias eran de fácil acceso y se universalizaban comenzando a hacer parte de
la vida cotidiana de un creciente número de familias de clase media y trabajadores.
Al mismo tiempo la sociedad pasaba a valorizar la diversión y al cine. Simultáneamente se
expandía la publicidad en gran escala que venía a construir nuevas necesidades de
consumo. En 1920, para el aséptico Ford “T” que dominaba el escenario comercial
automovilístico, se contrapuso el nacimiento de la General Motors que incorporó una idea
del automóvil totalmente diferente, la cual rápidamente pasó a ser la principal montadora
del país. La empresa GM introdujo un concepto que transformó la visión del automóvil que
pasó de ser un medio de locomoción a una señal de ascenso social hasta promover la
práctica de cambiar anualmente de modelo que ya se fabricaban diferenciados por edad y
posición social. El paisaje urbano se pasó a caracterizar por la producción padrón en grande
escala articulada con el consumo en masa. Ese sistema americano de producción y consumo
se denominó de Fordismo.

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El “American way of life” se identificaba con una sociedad de clase media urbana y blanca
que vivía en abundancia en un mundo confortable y de consumo, del cual estaban excluidos
los negros y los hispanos.
Hollywood, con la expansión del cine mudo, tuvo un papel central en esta nueva
construcción cultural, presentando un país pluralista, destituido de conflictos y capaz de
proporcionar abundancia y confort para todos los que trabajaban en un clima de libertad y
progreso. La década del 20 selló el futuro americano, donde además de la producción de
bienes de consumo durables para el hogar, la producción armamentista ganaba lugar en
gran escala demandando extraordinarias cantidades de recursos así como el exceso de
producción rural “agrícola-ganadera” era vendido a una Europa con su agricultura
destruida, con hambre y pobre.
En fin, todos los sectores económicos crecían al compás del bienestar americano. Las
empresas para poder ampliarse empezaron a utilizar la bolsa de valores como una
oportunidad para obtener préstamos fáciles (la llamada capitalización bursátil). Por su vez
los bancos vieron en esta actividad bursátil una forma rápida de expandir sus lucros,
prestando dinero a los compradores de acciones. En los primeros años el sistema funcionó
acorde a las expectativas, pero la recuperación europea y las instancias de consumo ya
cubiertas iban generando pausadamente una parada en el incremento del consumo a pesar
de los créditos baratos. Sin embargo, las empresas y las personas veían en la bolsa una
forma de aumentar sus lucros y capital de forma rápida y económica. Este círculo virtuoso
del consumo, producción en masa y bienestar, dio origen a la llamada “Sociedad de
consumo de masas“ que nada más fue que la expresión material del “American way of
life”.
La euforia económica de post guerra expresada en los nuevos tiempos de consumo, la
diversión y la obtención de lucros fáciles con el surgimiento rápido de nuevos ricos se
cortaría abruptamente en la crisis de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929. La
sociedad de la “igualdad de oportunidades para todos” sucumbía a la especulación y
burbuja financiera que había creado. Nunca hasta los tiempos actuales de Covid -19, el
mundo capitalista atravesaría una crisis económica de igual magnitud a la de esa época.